Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
de contención medial y lateral son unas expansiones triangulares de las vainas de los músculos rectos medial y lateral, que se unen a los huesos lagrimal y cigomático, respectivamente. Estos ligamentos limitan la abducción y la aducción. Al mezclarse los ligamentos de contención con la fascia de los músculos recto y oblicuo inferiores se forma una banda de suspensión, semejante a una hamaca: el ligamento suspensorio del bulbo ocular. Un ligamento de contención inferior similar procedente de la vaina fascial del recto inferior retrae el párpado inferior al dirigir la mirada hacia abajo (v. fig. 8-45 A). En conjunto, los ligamentos de contención actúan con los músculos oblicuos y la grasa retrobulbar para resistir frente a la tracción posterior sobre el bulbo ocular producida por los músculos rectos. En procesos patológicos o situaciones de caquexia que reducen la grasa retrobulbar, el bulbo ocular se retrae en la órbita (enoftalmos). Inervación de la órbita Los grandes nervios ópticos son nervios puramente sensoriales que transmiten los impulsos generados por los estímulos ópticos (v. figs. 8-45 A y 8-50 A). Convencionalmente se consideran como nervios craneales (NC II), aunque se desarrollan como dos extensiones anteriores del prosencéfalo; en realidad, son tractos de fibras del sistema nervioso central (SNC) formados a partir de neuronas de segundo orden. Los nervios ópticos se inician en la lámina cribosa de la esclera, donde las fibras nerviosas amielínicas perforan la esclera, y luego se mielinizan posteriormente al disco óptico. Salen de las órbitas a través de los conductos ópticos. A su paso por la órbita, el nervio óptico está rodeado por extensiones de las meninges craneales y el espacio subaracnoideo, este último ocupado por una delgada capa de LCE (v. fig. 8-45 A, recuadro). Las extensiones intraorbitarias de la duramadre craneal y la aracnoides constituyen la vaina del nervio óptico, que se continúa anteriormente con la vaina fascial del bulbo ocular y la esclera. Una capa de piamadre cubre la superficie del nervio óptico dentro de la vaina. Además del nervio óptico (NC II), los nervios de la órbita incluyen los que penetran a través de la fisura orbitaria superior e inervan los músculos oculares: los nervios oculomotor (NC III), troclear (NC IV) y abducens (NC VI) (figs. 8-55 y 8- 57). Los nervios troclear y abducens pasan directamente al músculo inervado por cada uno. El nervio oculomotor se fracciona en una división superior y otra inferior. El ramo superior inerva los músculos recto superior y elevador del párpado superior. El ramo inferior inerva los músculos rectos medial e inferior y el oblicuo inferior, y lleva fibras parasimpáticas presinápticas al ganglio ciliar (fig. 8-58). Los movimientos binoculares estimulados por los nervios oculomotor, troclear y abducens, a partir de la posición primaria en las órbitas derecha e izquierda, se exponen en la figura 8-59. 1628 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 8 CABEZA Ojo, órbita, región orbitaria y bulbo ocular Inervación de la órbita booksmedicos.org Push Button0:
Compartir