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1 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
La segunda transición de 
España necesita energía 
nuclear 
Alfredo García 
Supervisor y divulgador nuclear 
@OperadorNuclear 
Este artículo forma parte del número 107 de la publicación periódica Nota 
d'Economia: 'La transició cap a un nou model energètic més net i just' 
1. 
El reto de la transición energética 
El ser humano se enfrenta a la titánica tarea de conseguir un sistema 
energético que cubra las necesidades esenciales de todos sus 
habitantes, que sea sostenible y respetuoso con el medio ambiente y la 
salud de las personas, y que al mismo tiempo sea rentable para sus 
inversores y económicamente asequible para tener un alcance 
universal. La humanidad ha vivido otras transiciones energéticas, 
como cuando descubrió el fuego, domesticó animales para utilizar su 
fuerza o aprendió a usar energía del viento para moler el trigo, la 
presente transición es claramente diferente. En el pasado los cambios 
se debieron a ciclos de innovación tecnológica que ocurrieron sin que 
nos preocupáramos por sus efectos en el planeta. De hecho, no 
teníamos consciencia de que éramos capaces de alterar el medio 
ambiente y mucho menos de cambiar el clima. 
Sin embargo, hemos abierto los ojos y ya no podemos negar la 
realidad. Ahora cada vez tenemos más claro que debemos implementar 
una nueva gama de fuentes de energía y mecanismos compatibles con 
nuestros objetivos medioambientales, y lo necesitamos hacer en muy 
pocas décadas. El artículo 2 del Acuerdo de París, firmado en 2016 y 
que entró en vigor en 2020, establece que las políticas energéticas 
deben formularse de conformidad con el objetivo de mantener el 
calentamiento medio global a menos de 2°C por encima de los niveles 
preindustriales, preferiblemente no más de 1,5°C. No olvidemos que ya 
hemos superado 1ºC de calentamiento, así que estamos cerca de 
incumplir los ambiciosos objetivos fijados. 
https://economia.gencat.cat/ca/ambits-actuacio/economia-catalana/estudis-publicacions/nota-economia/numero-107
https://economia.gencat.cat/ca/ambits-actuacio/economia-catalana/estudis-publicacions/nota-economia/numero-107
2 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
Al mismo tiempo, el artículo 2 del Acuerdo de París dice que debemos 
aumentar nuestra capacidad de adaptación a los efectos adversos del 
cambio climático, promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas 
emisiones de gases de efecto invernadero, todo ello facilitando los flujos 
financieros para hacerlo posible. Debemos tener claro que ya no vamos a 
evitar el calentamiento global, sino que tenemos que tratar de adaptarnos 
a él y tratar de limitarlo al máximo, por eso se habla de estrategias de 
mitigación, no de solución. La transición energética debe producirse en 
todos los niveles y etapas de la energía, desde los productores hasta los 
usuarios finales, y además en todo el mundo. También debe abarcar desde 
mejoras en la eficiencia energética hasta cambios fundamentales en la 
forma de producir y transportar la energía, la electrificación de todos los 
sectores posibles, la utilización del hidrógeno como vector energético y el 
aumento de la capacidad de almacenamiento en forma de baterías y 
centrales hidroeléctricas de bombeo. 
En efecto, la energía global se basará cada vez más en la electricidad, así 
que la clave para descarbonizar el transporte, la industria y la calefacción 
es utilizar cada vez más fuentes y sistemas energéticos bajos en emisiones 
de CO2. No obstante, para lograr una senda consistente con los objetivos 
climáticos, la expansión de la generación eléctrica baja en emisiones 
necesita ser tres veces más rápida que en la actualidad. Debemos pasar 
del 36 % actual mundial al 85 % en 2040. La Agencia Internacional de la 
Energía (AIE), en su informe La energía nuclear en un sistema de 
energía limpia de 2019, dice que las energías renovables deberán liderar 
este proceso de transición energética, pero que también será esencial un 
aumento del 80 % en la producción de energía nuclear en 2040, si 
realmente pretendemos conseguir los objetivos climáticos. Dicho de otra 
forma, los 60 reactores nucleares actualmente en construcción no serán 
suficientes y se deberán implementar los 96 previstos y los 330 
propuestos en todo el mundo. Y no solo eso, también será esencial 
mantener en funcionamiento los reactores actuales el mayor tiempo 
posible, siempre que su seguridad siga cumpliendo con todos los 
estándares internacionales. 
2. 
Los 40 años de vida de un reactor nuclear 
La mayoría de los reactores actuales se diseñaron para funcionar 
durante al menos 40 años. Aunque muchas personas así lo piensan, 
esta cifra no es una fecha de caducidad. Los 40 años son un periodo 
mínimo de funcionamiento que se ideó para asegurar que la inversión 
inicial fuera recuperada, además de garantizar la seguridad y la 
rentabilidad de la instalación. Una central nuclear bien mantenida y 
operada, con una adecuada renovación de equipos y una buena 
supervisión será capaz de funcionar muchos más años. Es lo que 
3 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
técnicamente se denomina operación a largo plazo (LTO, por sus siglas 
en inglés). Como referencia, casi todos los reactores nucleares de 
Estados Unidos tienen licencia para operar 60 años y algunos la han 
obtenido para 80 años. 
La edad media mundial de los reactores nucleares ronda los 35 años. 
La Unión Europea y los Estados Unidos poseen las mayores flotas 
activas, pero también las más antiguas, en torno a 35 años en la UE y a 
los 40 años en los EEUU. Esto significa que, con las centrales nucleares 
prácticamente amortizadas, y teniendo en cuenta que el coste del 
combustible representa apenas un 10 % de los gastos de producción de 
una central, según la AIE y la NEA (la Agencia de Energía Nuclear de la 
OCDE), los costes de generación de energía extendiendo la vida útil de 
una central son los más bajos de todas las tecnologías (incluyendo las 
nuevas renovables, cada vez más baratas) y sin contar con el coste del 
necesario respaldo de las renovables variables, es decir, otras fuentes o 
sistemas de almacenamiento que garanticen el suministro cuando 
estas energías no producen. 
3. 
Retos de la energía nuclear en un sistema energético limpio 
La década de 2020 está siendo testigo del renacimiento de la energía nuclear a 
nivel mundial. La mayor parte de los países avanzados del mundo con grandes 
redes eléctricas (como por ejemplo Estados Unidos, Canadá, China, India, 
Rusia, Francia, Reino Unido, Suecia, Finlandia, Corea del Sur o Japón), 
apuestan con claridad por esta tecnología para acompañar a las energías 
variables (solar y eólica) en su transición energética. Sin embargo, el camino de 
ese resurgimiento está repleto de retos, que analiza en sus informes la AIE, 
perteneciente a la OCDE. 
(Octubre 2022)
Núm.
MW 
netos Núm.
MW 
brutos Núm.
MW 
brutos Núm.
MW 
brutos
Argentina 3 1.641 1 29 1 1.150 2 1.350 167
Armenia 1 448 0 0 0 0 1 1.060 50
Bangladesh 0 0 2 2.400 0 0 2 2.400 0
Bielorussia 1 1.110 1 1.194 0 0 2 2.400 179
Belgica 6 4.936 0 0 0 0 0 0 790
Brasil 2 1.884 1 1.405 0 0 4 4.000 340
Bulgaria 2 2.006 0 0 1 1.000 2 2.000 322
Canadá 19 14 0 0 0 0 2 1.500 1.492
(continúa en la página siguiente)
Cuadro 1. Reactores nucleares en el mundo y requerimientos de uranio
Reactores 
operativos
Reactores 
propuestos Requerimi-
entos de 
uranio (Tn)
Reactores en 
construcción
Reactores 
planeados
4 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
 
(continuación)
Núm.
MW 
netos Núm.
MW 
brutos Núm.
MW 
brutos Núm.
MW 
brutos
China 54 52 22 25 42 46 152 178 9.563
República Checa 6 3.934 0 0 1 1.200 3 3.600 706
Egipto 0 0 1 1.200 3 3.600 0 0 0
Finlandia 5 4.394 0 0 1 1.170 0 0 421
Francia 56 61 1 1.650 0 0 6 9.900 8.233
Alemania 34.055 0 0 0 0 0 0 521
Hungría 4 1.916 0 0 2 2.400 0 0 320
Índia 22 6.795 8 6.700 12 8.400 28 32 977
Irán 1 915 1 1.057 1 1.057 5 2.760 153
Japón 33 32 2 2.756 1 1.385 8 12 1.396
Jordania 0 0 0 0 0 0 1 100 0
Kazajistán 0 0 0 0 0 0 2 600 0
Corea del Sur 25 24 3 4.200 0 0 6 8.400 4.270
Lituania 0 0 0 0 0 0 2 2.700 0
Méjico 2 1.552 0 0 0 0 3 3.000 226
Países Bajos 1 482 0 0 0 0 2 2.000 69
Pakistán 6 3.256 0 0 1 1.170 0 0 787
Polonia 0 0 0 0 0 0 6 6.000 0
Rumanía 2 1.300 0 0 2 1.440 1 720 185
Rusia 37 28 3 2.810 25 24 21 20 5.925
Arabia Saudita 0 0 0 0 0 0 16 17 0
Eslovaquia 4 1.868 2 942 0 0 1 1.200 359
Eslovenia 1 688 0 0 0 0 1 1.000 127
Sudáfrica 2 1.854 0 0 0 0 8 9.600 277
España* 7 7.123 0 0 0 0 0 0 1.221
Suecia 6 6.885 0 0 0 0 0 0 914
Suiza 4 2.973 0 0 0 0 0 0 412
Tailandia 0 0 0 0 0 0 2 2.000 0
Turquía 0 0 4 4.800 0 0 8 9.500 0
Ucrania 15 13 2 1.900 0 0 7 8.750 1.876
Emiratos Árabes 
Unidos
3 4.035 1 1.400 0 0 0 0 907
Reino Unido 9 5.883 2 3.440 2 3.340 10 17 1.259
Estados Unidos 92 95 2 2.500 3 2.550 18 8.000 18
Uzbekistán 0 0 0 0 2 2.400 2 2.400 0
Reactores 
propuestos Requerimi-
entos de 
uranio (Tn)
Fuente: World Nuclear Association . 
* De los 7 reactores españoles, 3 se encuentran en Cataluña: Ascó I, Ascó II y Vandellòs II, que generan aproximadamente unos 
3.150 MW.
Reactores 
operativos
Reactores en 
construcción
Reactores 
planeados
5 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
La energía nuclear realiza en la actualidad una contribución 
significativa a la generación eléctrica, proporcionando algo más de 
10 % del suministro global, el 18 % en economías más avanzadas y el 
27 % en la Unión Europea. De hecho, la energía nuclear provee el 50 % 
del suministro eléctrico bajo en emisiones de la UE. Sin embargo, la 
participación en el suministro eléctrico mundial se había reducido 
durante los últimos años debido, entre otros motivos, al parón de la 
construcción de reactores y centrales tras el accidente de Fukushima, 
al envejecimiento de las flotas nucleares, y a la retirada de reactores 
construidos durante los años setenta y ochenta del pasado siglo. La 
consecuencia de todas estas causas no es más que la ralentización de la 
transición hacia un sistema energético bajo en emisiones. 
La AIE tiene la esperanza de que sea el conjunto de las energías 
renovables el que lidere la transición energética. Del mismo modo, 
también considera que la energía nuclear puede y debe jugar un papel 
esencial en este proceso. Además, las centrales nucleares contribuyen a 
la seguridad eléctrica de varias formas, en especial asegurando el 
suministro, porque a medida que aumenta la proporción de energías 
renovables variables (como la solar fotovoltaica y la eólica), 
aumentarán también las necesidades de limitar el impacto que las 
fluctuaciones estacionales puedan tener sobre el abastecimiento que 
proporcionen estas energías. 
Lo que suceda en los planes de construcción de nuevos reactores 
nucleares afectará de modo significativo a las opciones que tendremos 
de conseguir los objetivos de las transiciones energéticas en muchos 
países. El mayor obstáculo económico para construir nuevos reactores 
nucleares es, sin duda, la movilización de inversiones. A los 
promotores les preocupa la competitividad con otras tecnologías de 
generación eléctrica y el enorme desembolse de capital necesario de 
forma inicial. Está en manos de los poderes públicos establecer los 
mecanismos precisos para que se valore de manera adecuada la 
función de la energía nuclear y se garantice la recuperación de las 
inversiones y la seguridad jurídica. En definitiva, que no se cambien las 
reglas de juego a medio camino, como ocurrió con la moratoria nuclear 
española en los años 80, cuando se paralizó la construcción de cinco 
reactores nucleares por razones esencialmente electorales. 
Otro obstáculo significativo para facilitar la construcción de nuevos 
reactores nucleares son las reticencias sobre la seguridad que muchas 
personas tienen sobre esta energía, debido a múltiples factores. Sin 
duda los accidentes nucleares han tenido un gran peso en la imagen 
negativa de la energía nuclear. Sin embargo, son un argumento que ha 
sido utilizado habitualmente por intereses políticos y económicos 
apelando a sentimientos y no a evidencias científicas. Lo que nos dice 
la ciencia es que la energía nuclear es una de las formas más seguras de 
6 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
producir electricidad, incluyendo los accidentes nucleares, con cifras 
equivalentes a las energías renovables y muy por debajo de los 
combustibles fósiles, como muestra el informe de Our World in Data 
titulado ¿Cuáles son las fuentes de energía más seguras y limpias? Sin 
ir más lejos, dos de los tres accidentes nucleares, Three Mile Island 
(1979) y Fukushima (2011) se saldaron sin ninguna víctima mortal por 
los efectos de la radiactividad y sin producirse un aumento en la 
incidencia del cáncer, según UNSCEAR, el Comité Científico de las 
Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones 
Atómicas. Sin duda es necesaria una amplia labor de divulgación sobre 
la energía nuclear para que la opinión publica valore su seguridad 
como lo hace con la aviación, una actividad con enormes similitudes. 
Sin embargo, según la AIE, en su informe La energía nuclear en un 
sistema de energía limpia de 2019, un colapso en la inversión en las 
economías avanzadas en los reactores nucleares existentes y en la 
construcción de nuevas unidades tendría importantes implicaciones en 
la reducción de emisiones, en los costes para los consumidores y en la 
seguridad energética. Además, aunque la inversión en energías 
renovables seguirá siendo esencial para la transición energética, la AIE 
advierte que el gas natural y el carbón desempeñarían un papel 
importante en la sustitución de la energía nuclear. Unas serias 
advertencias del organismo de la OCDE en 2019 que fueron una 
auténtica premonición de lo que está pasando en 2022 con los efectos 
de la Guerra de Ucrania y la crisis energética, muy especialmente en 
Alemania. 
Un acertado mensaje que ha calado en la opinión pública durante las 
últimas décadas es que cada vez necesitamos más energías renovables, 
y que estas deben ser las que lideren la transición energética. Sin 
embargo, estos mensajes, que con frecuencia son lanzados por 
políticos, ecologistas y cada vez más empresas, olvidan las dificultades 
técnicas que supone gestionar una red con mayor proporción de 
energías variables, que dependen de los ciclos diarios, de los frecuentes 
cambios en la nubosidad y la cantidad de viento disponible en cada 
momento. 
Siguiendo con este concepto, una opción para compensar esa 
variabilidad de posible suministro es aumentar la interconexión 
eléctrica con países vecinos. Sin embargo, su eficacia disminuye 
cuando todos los sistemas de una región tienen una proporción muy 
elevada de energía eólica y solar fotovoltaica. Otra opción es emplear 
sistemas de almacenamiento, ya sean baterías, centrales 
hidroeléctricas de bombeo o hidrógeno, que podrían inyectar a la red 
eléctrica la energía precisa cuando el viento y el sol estén ausentes y no 
la puedan producir. Estas tecnologías sin duda ayudarán en el futuro a 
solucionar ese escenario. Por lo pronto, ese papel de momento lo 
7 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
puede representar a la perfección la energía nuclear, que va a seguir 
siendo esencial si no queremos quemar más gas natural, aumentar las 
emisiones y encarecer todavía más la transición energética, no solo por 
el elevado precio del gas, sino por utilizar tecnologías de 
almacenamiento a gran escala que no están lo suficientemente 
maduras. 
4. 
La energía nuclear se considera verde 
La taxonomía verde de la Unión Europea se diseñó para identificar y 
clasificar lasinversiones que ayudaran a reducir las emisiones de 
dióxido de carbono de una forma sostenible, es decir, respetuosa con el 
medio ambiente y con la salud de las personas, o siendo más realistas, 
minimizando su impacto. El Grupo Técnico de Expertos sobre 
financiación sostenible de la Comisión Europea (TEG, por sus siglas en 
inglés) no incluyó, pero tampoco excluyó a la energía nuclear de la 
taxonomía verde. También dijo que no existía ninguna duda de que la 
energía nuclear era una tecnología positiva para reducir las emisiones 
de gases de efecto invernadero y recomendó que fuera evaluada por 
expertos con conocimientos profundos en la materia. La Comisión 
Europea solicitó a su servicio de asesoramiento científico y tecnológico, 
el Joint Research Center (JRC), que evaluara si la energía nuclear 
cumplía con los objetivos de la taxonomía verde europea. Es 
importante señalar que los criterios de análisis que utilizaron en el JRC 
fueron establecidos por el TEG y estaban diseñados específicamente 
para incluir a todas las energías renovables. 
En marzo de 2021, el JRC publicó un informe titulado Evaluación 
técnica de la energía nuclear con respecto a los criterios de "no causar 
daños significativos" del Reglamento (UE) 2020/852 ("Reglamento de 
taxonomía"). El documento de 387 páginas concluye que «los análisis 
de los impactos de la energía nuclear no revelaron ninguna evidencia 
científica de que la energía nuclear produzca más daño a la salud de los 
seres humanos o al medio ambiente que las otras energías ya incluidas 
en la taxonomía para mitigar el cambio climático». El estudio se basa 
en 14 categorías de impactos producidos por la energía nuclear 
comparada con los combustibles fósiles y las energías renovables, 
utilizando para ello los datos de varios estudios revisados por pares. 
Los impactos comparados son el cambio climático, la destrucción de la 
capa de ozono, la acidificación del agua, la eutrofización (exceso de 
nutrientes), el smog fotoquímico (niebla oscura habitual en las 
ciudades), la toxicidad acuática y terrestre, el agotamiento de recursos, 
el uso del terreno, el uso del agua, las partículas inorgánicas, y la 
radiación ionizante que afecte a las personas y los ecosistemas. La 
comparación de los impactos de las diversas tecnologías de generación 
8 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
de electricidad muestra que los de la energía nuclear son comparables 
a los de la energía hidroeléctrica y las renovables variables. 
Además, los análisis demuestran que las medidas adecuadas para 
prevenir los impactos radiológicos debidos a la extracción de uranio, la 
operación de las centrales nucleares y el tratamiento de los residuos 
radiactivos, pueden implementarse utilizando la tecnología existente a 
costes razonables, minimizando el riesgo de accidentes y sus 
consecuencias. El informe del JRC también indica que existe un amplio 
consenso científico y técnico sobre que el almacenamiento de los 
residuos radiactivos de alta actividad y larga vida en formaciones 
geológicas es un medio apropiado y seguro para aislarlos de la biosfera 
durante escalas de tiempo muy largas. Es decir, que las medidas para 
garantizar que los residuos radiactivos no dañen al público y al medio 
ambiente son una combinación de soluciones técnicas y un marco 
administrativo, legal y regulatorio adecuado. Además, la tecnología 
para el almacenamiento geológico ya está disponible, como lo 
demuestra Finlandia, con su Almacén Geológico Profundo en fase final 
de construcción. El informe del JRC también dice que el impacto 
radiológico de todas las actividades del ciclo de vida de la energía 
nuclear, incluida la gestión de los residuos radiactivos, está regulado 
por ley, que establece los límites por debajo de los cuales no se causan 
daños significativos a los seres humanos. 
En octubre de 2021, la Comisión Económica para Europa de las 
Naciones Unidas publicó un informe titulado Evaluación del ciclo de 
vida de las opciones de generación de electricidad. Se trata de lo que 
se suele llamar un metaestudio, una comparación del resultado de 
varios estudios revisados por pares (por personas con los mismos 
conocimientos que los autores), con un claro objetivo: garantizar que 
las políticas energéticas estén bien informadas evaluando todo el ciclo 
de vida de las diferentes energías. Su conclusión coincidió con la del 
JRC, indicando que el impacto de la energía nuclear en el medio 
ambiente y en la salud de las personas es tan bajo, o más en algunos 
aspectos, que el de las energías renovables. 
En febrero de 2022, la Comisión Europea presentó públicamente el 
Acto Delegado Complementario a la taxonomía climática, una 
propuesta de anexo en la que proponía a los estados miembros que la 
energía nuclear pueda optar, como el resto de energías verdes, a la 
financiación comunitaria. Según la Comisión Europea, «la energía 
nuclear puede hacer una contribución sustancial al objetivo de 
mitigación del cambio climático y, mientras tanto, no causa un daño 
significativo a los otros cuatro objetivos ambientales del Reglamento 
sobre taxonomía». La iniciativa, además de estar respaldada por la 
ciencia como ya hemos visto, contaba con el apoyo de Bulgaria, 
Croacia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia, Francia, 
9 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
Holanda, Hungría, Polonia, Rumanía y Suecia. Por su parte, Alemania, 
Austria, Dinamarca, Luxemburgo y España mostraron su oposición. 
Sin embargo, la propuesta incluía un polizón inesperado: el gas 
natural. Esta inclusión, a diferencia de la energía nuclear, carecía de 
respaldo científico y se produjo gracias a la presión política de 
Alemania, apoyada por Polonia, Bulgaria y República Checa. El acto 
delegado incluía a la energía nuclear y al gas natural en un mismo 
paquete, por tanto, no se podía votar a favor de una tecnología y en 
contra de la otra. 
El 14 de junio de 2022, las comisiones de Medio Ambiente y de 
Economía del Parlamento Europeo aprobaron conjuntamente 
presentar una objeción a la propuesta de la Comisión Europea de 
incluir a la energía nuclear y al gas en la taxonomía verde. Tras unas 
semanas con una gran incertidumbre, durante las que el resultado 
estaba totalmente abierto, el Parlamento Europeo votó la objeción el 6 
de julio, con 278 votos a favor, 328 en contra y 33 abstenciones. Dicho 
de otra forma, 328 eurodiputados se mostraron a favor de incluir estas 
dos tecnologías en la clasificación de la financiación sostenible 
comunitaria, es decir, aceptar el acto delegado complementario 
propuesto por la Comisión Europea. 
El último escollo era el Consejo Europeo, que no formuló objeciones a 
la propuesta, así que el acto delegado debería entrar en vigor a partir 
del 1 de enero de 2023. Esta importante decisión no obliga a ningún 
país a autorizar la construcción de nuevos reactores nucleares, puesto 
que sigue siendo una decisión soberana de cada estado miembro, ni 
supone partidas de presupuestos comunitarios, que pudieran restarse a 
otras energías. Sin embargo, el apoyo claro a esta tecnología por parte 
de la Unión Europea se espera que tenga una notable influencia en las 
decisiones de los inversores, que ahora sabrán que si invierten hoy, no 
cambiará la legislación en las próximas décadas. 
5. 
La transición energética de España 
De acuerdo con la solicitud de la Unión Europea, el Gobierno de 
España envió a la Comisión Europea su Plan Nacional Integrado de 
Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), que persigue una reducción de 
un 23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 
1990, un 74 % de energías renovables en la generación eléctrica, lo que 
representaría un 42 % de renovables en el uso final de la energía 
(contando electricidad, transporte, industria, agricultura y consumo 
doméstico) y un 39,5 % de mejora dela eficiencia energética. Todo ello 
para intentar alcanzar un sistema eléctrico 100 % renovable en 2050 y 
la neutralidad en carbono para esa fecha. 
10 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
Una lectura pausada del PNIEC muestra que el objetivo en 2030 es 
generar un 142 % más de energía eléctrica respecto a 2015 con energía 
eólica (terrestre y marina), un 749 % más con solar fotovoltaica, un 
317 % más con solar termoeléctrica y mantener la hidráulica. Todo ello 
reduciendo la nuclear un 56 % y aumentando la producción de ciclos 
combinados con gas natural en un 16 %. Independientemente de esos 
grandes aumentos en la producción renovable, tan necesarios como 
poco creíbles, sorprende que un plan que pretende reducir las 
emisiones al mismo tiempo cierre cuatro reactores nucleares (una 
energía tan baja en emisiones como las renovables) y prevea un 
aumento en la producción eléctrica con gas natural. De hecho, el plan 
mantiene la misma potencia de ciclos combinados durante todo el 
periodo, 26 GW, equivalentes a 26 reactores nucleares, y un aumento 
de la producción eléctrica con gas natural. 
Es indudable que el PNIEC incluye un acuerdo alcanzado por el 
Gobierno y las empresas propietarias de los 7 reactores nucleares 
españoles para un cierre ordenado y escalonado, que está previsto que 
comience en 2027 con Almaraz I y termine en 2035 con Trillo. Hasta 
2030 está previsto que cierren cuatro reactores. Endesa es propietaria 
del 47 % de los reactores, Iberdrola dispone de un 42 %, Naturgy tiene 
un 8 % y el resto se lo reparten la portuguesa EDP y Nuclenor. Sin 
embargo, este acuerdo de cierre tiene varias particularidades. Por un 
lado, Iberdrola se ha mostrado claramente a favor de cerrar sus 
centrales nucleares, mientras que Endesa ha manifestado en múltiples 
ocasiones, incluso después de firmar el acuerdo, que apuesta por la 
operación a largo plazo, es decir, más allá de los 40 años previstos 
inicialmente y por supuesto superando las fechas del plan de cierre. 
Además, este acuerdo se debe revisar en 2023, pudiendo aplazar los 
cierres si no se cumplen los objetivos de almacenamiento eléctrico 
adicional, calculado en 6 GW, entre centrales hidroeléctricas de 
bombeo y baterías. 
En 2021, Enginyers Industrials de Catalunya (EIC) analizó el cierre de 
las centrales nucleares españolas previsto en el PNIEC en 2030. Con 
las previsiones del PNIEC 2021-2030, el cierre de cuatro grupos 
nucleares que prevé el Escenario Objetivo para el horizonte 2030, se 
provocaría, según los cálculos de EIC, un déficit de potencia 
garantizada para cubrir la demanda de potencia en los momentos de 
máximo consumo de cerca de 4,3 GW. Incluso contando con las 
interconexiones con Portugal y Francia, debido a que los ciclos de 
funcionamiento de las energías renovables variables, eólica y solar, son 
muy similares en los tres países, de forma que cuando en España 
tengamos falta de producción, también la tendrán nuestros vecinos. Y 
al revés, cuando nos sobre producción renovable, también les sobrará a 
ellos. 
11 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
También según EIC, el análisis histórico de la explotación de las 
centrales nucleares de España, así como refuerzo de la seguridad de los 
últimos años por aplicación de las pruebas de resistencia tras 
Fukushima, evidencian que es injustificable no prorrogar su vida útil 
por encima de los 40 años de diseño. Además, las posibles alternativas 
para cubrir la producción y la potencia garantizada de los cuatro 
grupos de centrales nucleares propuestos por el PNIEC 2021-2030 
antes del horizonte 2030, comportarían unas inversiones entre 6,8 a 
7,9 veces más elevadas respecto a las que se pueden necesitar para 
proceder a su adaptación para extender su vida útil a finales del 
próximo periodo teórico de licencia de operación, alargamiento que 
como decíamos ya se está produciendo en prácticamente todos los 
reactores de similares características tecnológicas en los EEUU. 
Las consecuencias de la parada de los cuatro reactores serían un 
encarecimiento del precio horario de la energía superior a unos 2 
€/MWh y un aumento en las emisiones de GEI superiores a unas 12 Mt 
de CO2/año. Al contrario de lo que plantea el PNIEC, siempre según 
los EIC, el mantenimiento en explotación del 100 % del parque nuclear 
del sistema eléctrico peninsular sería clave para facilitar la transición 
energética hasta 2045. Sin embargo, para poder dar garantía de 
potencia efectiva disponible al sistema eléctrico peninsular en 2030, si 
se procede al propuesto cierre de 4 grupos nucleares, será necesario 
disponer de 4,2 GW de bombeo puro adicional y 2 GW de baterías en 
servicio antes de 2030, teniendo en cuenta que la tecnología de 
baterías a tan gran escala no está disponible en la actualidad y por 
tanto se desconoce cuándo se dispondrá de ella y a qué coste. 
Y no solo es una cuestión técnica, también es económica. Siempre 
según EIC, el ahorro en las inversiones podría alcanzar los 33.000 
millones de euros en 2035 si se mantiene todo el equipo nuclear actual. 
Este ahorro podría dedicarse a otras inversiones como la eficiencia 
energética, incrementar el almacenamiento, la reconstrucción 
industrial y realizar cambios en el modelo productivo. En definitiva, la 
continuidad de la explotación de los 7 reactores nucleares españoles 
proporcionaría una mayor garantía de disponibilidad de potencia 
firme, una mayor reducción de las emisiones de GEI, una importante 
reducción de excedentes de generación muy difíciles de colocar, una 
reducción del precio horario de la generación de energía y un ahorro en 
las inversiones previstas en el PNIEC. 
6. 
Advertencias también desde fuera de España 
La AIE publica periódicamente un informe dedicado a analizar las 
políticas energéticas de cada país miembro. En 2021 le tocó el turno a 
12 La segunda Transición de España necesita energía nuclear 
 
España y las conclusiones son agridulces. Por un lado, la AIE aplaude 
los objetivos de España de reducción de emisiones y su apuesta 
decidida por las energías renovables, sin embargo plantea que esta 
transformación tendrá notables desafíos, como el hecho de que «la 
generación renovable fluctuante requerirá nuevas formas de respaldo y 
flexibilidad», advierte Fatih Birol, Director General de la AIE, ya desde 
el prefacio. 
Las conclusiones del informe de la AIE respecto a la energía nuclear en 
España no dejan lugar a dudas, ya que afirman que el cierre previsto de 
las instalaciones nucleares durante la próxima década podría aumentar 
la demanda de gas natural del país, indicando que el Gobierno deberá 
evaluar minuciosamente las implicaciones en costes para el 
consumidor de la eliminación acelerada de la energía nuclear. El tirón 
de orejas va más allá, apuntando que el Gobierno debería supervisar la 
situación financiera de las centrales nucleares para evitar que su 
abandono súbito por pérdidas económicas pueda deteriorar la 
seguridad del suministro eléctrico. Este apunte es importante, puesto 
que las centrales nucleares tienen una desproporcionada carga fiscal, 
con algunos impuestos duplicados que, en mi opinión, tienen un claro 
afán recaudatorio. 
En definitiva, la AIE anima al Gobierno de España a que siga con su 
apuesta por las renovables al mismo tiempo le recomienda que 
aproveche la experiencia de su industria nuclear a nivel global y 
desarrolle proyectos que permitan la preservación y la transferencia 
efectiva de conocimientos técnicos entre sus trabajadores altamente 
cualificados. Y no solo eso, la AIE propone reconsiderar la utilidad de 
la energía nuclear también para aplicaciones no eléctricas, como la 
generación de calor industrial y la producción de hidrógeno, todo ello 
con el objetivo de ayudar a conseguir la neutralidad de carbono en 
2050 y culminar con éxito la segunda Transición deEspaña. 
7. 
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nuclear.org/information-library/facts-and-figures/world-nuclear-power-
reactors-and-uranium-requireme.aspx> 
Palabras clave 
clima, transición, energía, renovables, nuclear. 
	La segunda Transición de España necesita energía nuclear
	1.
	El reto de la transición energética
	2.
	Los 40 años de vida de un reactor nuclear
	3.
	Retos de la energía nuclear en un sistema energético limpio
	4.
	La energía nuclear se considera verde
	5.
	La transición energética de España
	6.
	Advertencias también desde fuera de España
	7.
	Bibliografía
	Palabras clave

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