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1 La segunda Transición de España necesita energía nuclear La segunda transición de España necesita energía nuclear Alfredo García Supervisor y divulgador nuclear @OperadorNuclear Este artículo forma parte del número 107 de la publicación periódica Nota d'Economia: 'La transició cap a un nou model energètic més net i just' 1. El reto de la transición energética El ser humano se enfrenta a la titánica tarea de conseguir un sistema energético que cubra las necesidades esenciales de todos sus habitantes, que sea sostenible y respetuoso con el medio ambiente y la salud de las personas, y que al mismo tiempo sea rentable para sus inversores y económicamente asequible para tener un alcance universal. La humanidad ha vivido otras transiciones energéticas, como cuando descubrió el fuego, domesticó animales para utilizar su fuerza o aprendió a usar energía del viento para moler el trigo, la presente transición es claramente diferente. En el pasado los cambios se debieron a ciclos de innovación tecnológica que ocurrieron sin que nos preocupáramos por sus efectos en el planeta. De hecho, no teníamos consciencia de que éramos capaces de alterar el medio ambiente y mucho menos de cambiar el clima. Sin embargo, hemos abierto los ojos y ya no podemos negar la realidad. Ahora cada vez tenemos más claro que debemos implementar una nueva gama de fuentes de energía y mecanismos compatibles con nuestros objetivos medioambientales, y lo necesitamos hacer en muy pocas décadas. El artículo 2 del Acuerdo de París, firmado en 2016 y que entró en vigor en 2020, establece que las políticas energéticas deben formularse de conformidad con el objetivo de mantener el calentamiento medio global a menos de 2°C por encima de los niveles preindustriales, preferiblemente no más de 1,5°C. No olvidemos que ya hemos superado 1ºC de calentamiento, así que estamos cerca de incumplir los ambiciosos objetivos fijados. https://economia.gencat.cat/ca/ambits-actuacio/economia-catalana/estudis-publicacions/nota-economia/numero-107 https://economia.gencat.cat/ca/ambits-actuacio/economia-catalana/estudis-publicacions/nota-economia/numero-107 2 La segunda Transición de España necesita energía nuclear Al mismo tiempo, el artículo 2 del Acuerdo de París dice que debemos aumentar nuestra capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático, promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, todo ello facilitando los flujos financieros para hacerlo posible. Debemos tener claro que ya no vamos a evitar el calentamiento global, sino que tenemos que tratar de adaptarnos a él y tratar de limitarlo al máximo, por eso se habla de estrategias de mitigación, no de solución. La transición energética debe producirse en todos los niveles y etapas de la energía, desde los productores hasta los usuarios finales, y además en todo el mundo. También debe abarcar desde mejoras en la eficiencia energética hasta cambios fundamentales en la forma de producir y transportar la energía, la electrificación de todos los sectores posibles, la utilización del hidrógeno como vector energético y el aumento de la capacidad de almacenamiento en forma de baterías y centrales hidroeléctricas de bombeo. En efecto, la energía global se basará cada vez más en la electricidad, así que la clave para descarbonizar el transporte, la industria y la calefacción es utilizar cada vez más fuentes y sistemas energéticos bajos en emisiones de CO2. No obstante, para lograr una senda consistente con los objetivos climáticos, la expansión de la generación eléctrica baja en emisiones necesita ser tres veces más rápida que en la actualidad. Debemos pasar del 36 % actual mundial al 85 % en 2040. La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en su informe La energía nuclear en un sistema de energía limpia de 2019, dice que las energías renovables deberán liderar este proceso de transición energética, pero que también será esencial un aumento del 80 % en la producción de energía nuclear en 2040, si realmente pretendemos conseguir los objetivos climáticos. Dicho de otra forma, los 60 reactores nucleares actualmente en construcción no serán suficientes y se deberán implementar los 96 previstos y los 330 propuestos en todo el mundo. Y no solo eso, también será esencial mantener en funcionamiento los reactores actuales el mayor tiempo posible, siempre que su seguridad siga cumpliendo con todos los estándares internacionales. 2. Los 40 años de vida de un reactor nuclear La mayoría de los reactores actuales se diseñaron para funcionar durante al menos 40 años. Aunque muchas personas así lo piensan, esta cifra no es una fecha de caducidad. Los 40 años son un periodo mínimo de funcionamiento que se ideó para asegurar que la inversión inicial fuera recuperada, además de garantizar la seguridad y la rentabilidad de la instalación. Una central nuclear bien mantenida y operada, con una adecuada renovación de equipos y una buena supervisión será capaz de funcionar muchos más años. Es lo que 3 La segunda Transición de España necesita energía nuclear técnicamente se denomina operación a largo plazo (LTO, por sus siglas en inglés). Como referencia, casi todos los reactores nucleares de Estados Unidos tienen licencia para operar 60 años y algunos la han obtenido para 80 años. La edad media mundial de los reactores nucleares ronda los 35 años. La Unión Europea y los Estados Unidos poseen las mayores flotas activas, pero también las más antiguas, en torno a 35 años en la UE y a los 40 años en los EEUU. Esto significa que, con las centrales nucleares prácticamente amortizadas, y teniendo en cuenta que el coste del combustible representa apenas un 10 % de los gastos de producción de una central, según la AIE y la NEA (la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE), los costes de generación de energía extendiendo la vida útil de una central son los más bajos de todas las tecnologías (incluyendo las nuevas renovables, cada vez más baratas) y sin contar con el coste del necesario respaldo de las renovables variables, es decir, otras fuentes o sistemas de almacenamiento que garanticen el suministro cuando estas energías no producen. 3. Retos de la energía nuclear en un sistema energético limpio La década de 2020 está siendo testigo del renacimiento de la energía nuclear a nivel mundial. La mayor parte de los países avanzados del mundo con grandes redes eléctricas (como por ejemplo Estados Unidos, Canadá, China, India, Rusia, Francia, Reino Unido, Suecia, Finlandia, Corea del Sur o Japón), apuestan con claridad por esta tecnología para acompañar a las energías variables (solar y eólica) en su transición energética. Sin embargo, el camino de ese resurgimiento está repleto de retos, que analiza en sus informes la AIE, perteneciente a la OCDE. (Octubre 2022) Núm. MW netos Núm. MW brutos Núm. MW brutos Núm. MW brutos Argentina 3 1.641 1 29 1 1.150 2 1.350 167 Armenia 1 448 0 0 0 0 1 1.060 50 Bangladesh 0 0 2 2.400 0 0 2 2.400 0 Bielorussia 1 1.110 1 1.194 0 0 2 2.400 179 Belgica 6 4.936 0 0 0 0 0 0 790 Brasil 2 1.884 1 1.405 0 0 4 4.000 340 Bulgaria 2 2.006 0 0 1 1.000 2 2.000 322 Canadá 19 14 0 0 0 0 2 1.500 1.492 (continúa en la página siguiente) Cuadro 1. Reactores nucleares en el mundo y requerimientos de uranio Reactores operativos Reactores propuestos Requerimi- entos de uranio (Tn) Reactores en construcción Reactores planeados 4 La segunda Transición de España necesita energía nuclear (continuación) Núm. MW netos Núm. MW brutos Núm. MW brutos Núm. MW brutos China 54 52 22 25 42 46 152 178 9.563 República Checa 6 3.934 0 0 1 1.200 3 3.600 706 Egipto 0 0 1 1.200 3 3.600 0 0 0 Finlandia 5 4.394 0 0 1 1.170 0 0 421 Francia 56 61 1 1.650 0 0 6 9.900 8.233 Alemania 34.055 0 0 0 0 0 0 521 Hungría 4 1.916 0 0 2 2.400 0 0 320 Índia 22 6.795 8 6.700 12 8.400 28 32 977 Irán 1 915 1 1.057 1 1.057 5 2.760 153 Japón 33 32 2 2.756 1 1.385 8 12 1.396 Jordania 0 0 0 0 0 0 1 100 0 Kazajistán 0 0 0 0 0 0 2 600 0 Corea del Sur 25 24 3 4.200 0 0 6 8.400 4.270 Lituania 0 0 0 0 0 0 2 2.700 0 Méjico 2 1.552 0 0 0 0 3 3.000 226 Países Bajos 1 482 0 0 0 0 2 2.000 69 Pakistán 6 3.256 0 0 1 1.170 0 0 787 Polonia 0 0 0 0 0 0 6 6.000 0 Rumanía 2 1.300 0 0 2 1.440 1 720 185 Rusia 37 28 3 2.810 25 24 21 20 5.925 Arabia Saudita 0 0 0 0 0 0 16 17 0 Eslovaquia 4 1.868 2 942 0 0 1 1.200 359 Eslovenia 1 688 0 0 0 0 1 1.000 127 Sudáfrica 2 1.854 0 0 0 0 8 9.600 277 España* 7 7.123 0 0 0 0 0 0 1.221 Suecia 6 6.885 0 0 0 0 0 0 914 Suiza 4 2.973 0 0 0 0 0 0 412 Tailandia 0 0 0 0 0 0 2 2.000 0 Turquía 0 0 4 4.800 0 0 8 9.500 0 Ucrania 15 13 2 1.900 0 0 7 8.750 1.876 Emiratos Árabes Unidos 3 4.035 1 1.400 0 0 0 0 907 Reino Unido 9 5.883 2 3.440 2 3.340 10 17 1.259 Estados Unidos 92 95 2 2.500 3 2.550 18 8.000 18 Uzbekistán 0 0 0 0 2 2.400 2 2.400 0 Reactores propuestos Requerimi- entos de uranio (Tn) Fuente: World Nuclear Association . * De los 7 reactores españoles, 3 se encuentran en Cataluña: Ascó I, Ascó II y Vandellòs II, que generan aproximadamente unos 3.150 MW. Reactores operativos Reactores en construcción Reactores planeados 5 La segunda Transición de España necesita energía nuclear La energía nuclear realiza en la actualidad una contribución significativa a la generación eléctrica, proporcionando algo más de 10 % del suministro global, el 18 % en economías más avanzadas y el 27 % en la Unión Europea. De hecho, la energía nuclear provee el 50 % del suministro eléctrico bajo en emisiones de la UE. Sin embargo, la participación en el suministro eléctrico mundial se había reducido durante los últimos años debido, entre otros motivos, al parón de la construcción de reactores y centrales tras el accidente de Fukushima, al envejecimiento de las flotas nucleares, y a la retirada de reactores construidos durante los años setenta y ochenta del pasado siglo. La consecuencia de todas estas causas no es más que la ralentización de la transición hacia un sistema energético bajo en emisiones. La AIE tiene la esperanza de que sea el conjunto de las energías renovables el que lidere la transición energética. Del mismo modo, también considera que la energía nuclear puede y debe jugar un papel esencial en este proceso. Además, las centrales nucleares contribuyen a la seguridad eléctrica de varias formas, en especial asegurando el suministro, porque a medida que aumenta la proporción de energías renovables variables (como la solar fotovoltaica y la eólica), aumentarán también las necesidades de limitar el impacto que las fluctuaciones estacionales puedan tener sobre el abastecimiento que proporcionen estas energías. Lo que suceda en los planes de construcción de nuevos reactores nucleares afectará de modo significativo a las opciones que tendremos de conseguir los objetivos de las transiciones energéticas en muchos países. El mayor obstáculo económico para construir nuevos reactores nucleares es, sin duda, la movilización de inversiones. A los promotores les preocupa la competitividad con otras tecnologías de generación eléctrica y el enorme desembolse de capital necesario de forma inicial. Está en manos de los poderes públicos establecer los mecanismos precisos para que se valore de manera adecuada la función de la energía nuclear y se garantice la recuperación de las inversiones y la seguridad jurídica. En definitiva, que no se cambien las reglas de juego a medio camino, como ocurrió con la moratoria nuclear española en los años 80, cuando se paralizó la construcción de cinco reactores nucleares por razones esencialmente electorales. Otro obstáculo significativo para facilitar la construcción de nuevos reactores nucleares son las reticencias sobre la seguridad que muchas personas tienen sobre esta energía, debido a múltiples factores. Sin duda los accidentes nucleares han tenido un gran peso en la imagen negativa de la energía nuclear. Sin embargo, son un argumento que ha sido utilizado habitualmente por intereses políticos y económicos apelando a sentimientos y no a evidencias científicas. Lo que nos dice la ciencia es que la energía nuclear es una de las formas más seguras de 6 La segunda Transición de España necesita energía nuclear producir electricidad, incluyendo los accidentes nucleares, con cifras equivalentes a las energías renovables y muy por debajo de los combustibles fósiles, como muestra el informe de Our World in Data titulado ¿Cuáles son las fuentes de energía más seguras y limpias? Sin ir más lejos, dos de los tres accidentes nucleares, Three Mile Island (1979) y Fukushima (2011) se saldaron sin ninguna víctima mortal por los efectos de la radiactividad y sin producirse un aumento en la incidencia del cáncer, según UNSCEAR, el Comité Científico de las Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas. Sin duda es necesaria una amplia labor de divulgación sobre la energía nuclear para que la opinión publica valore su seguridad como lo hace con la aviación, una actividad con enormes similitudes. Sin embargo, según la AIE, en su informe La energía nuclear en un sistema de energía limpia de 2019, un colapso en la inversión en las economías avanzadas en los reactores nucleares existentes y en la construcción de nuevas unidades tendría importantes implicaciones en la reducción de emisiones, en los costes para los consumidores y en la seguridad energética. Además, aunque la inversión en energías renovables seguirá siendo esencial para la transición energética, la AIE advierte que el gas natural y el carbón desempeñarían un papel importante en la sustitución de la energía nuclear. Unas serias advertencias del organismo de la OCDE en 2019 que fueron una auténtica premonición de lo que está pasando en 2022 con los efectos de la Guerra de Ucrania y la crisis energética, muy especialmente en Alemania. Un acertado mensaje que ha calado en la opinión pública durante las últimas décadas es que cada vez necesitamos más energías renovables, y que estas deben ser las que lideren la transición energética. Sin embargo, estos mensajes, que con frecuencia son lanzados por políticos, ecologistas y cada vez más empresas, olvidan las dificultades técnicas que supone gestionar una red con mayor proporción de energías variables, que dependen de los ciclos diarios, de los frecuentes cambios en la nubosidad y la cantidad de viento disponible en cada momento. Siguiendo con este concepto, una opción para compensar esa variabilidad de posible suministro es aumentar la interconexión eléctrica con países vecinos. Sin embargo, su eficacia disminuye cuando todos los sistemas de una región tienen una proporción muy elevada de energía eólica y solar fotovoltaica. Otra opción es emplear sistemas de almacenamiento, ya sean baterías, centrales hidroeléctricas de bombeo o hidrógeno, que podrían inyectar a la red eléctrica la energía precisa cuando el viento y el sol estén ausentes y no la puedan producir. Estas tecnologías sin duda ayudarán en el futuro a solucionar ese escenario. Por lo pronto, ese papel de momento lo 7 La segunda Transición de España necesita energía nuclear puede representar a la perfección la energía nuclear, que va a seguir siendo esencial si no queremos quemar más gas natural, aumentar las emisiones y encarecer todavía más la transición energética, no solo por el elevado precio del gas, sino por utilizar tecnologías de almacenamiento a gran escala que no están lo suficientemente maduras. 4. La energía nuclear se considera verde La taxonomía verde de la Unión Europea se diseñó para identificar y clasificar lasinversiones que ayudaran a reducir las emisiones de dióxido de carbono de una forma sostenible, es decir, respetuosa con el medio ambiente y con la salud de las personas, o siendo más realistas, minimizando su impacto. El Grupo Técnico de Expertos sobre financiación sostenible de la Comisión Europea (TEG, por sus siglas en inglés) no incluyó, pero tampoco excluyó a la energía nuclear de la taxonomía verde. También dijo que no existía ninguna duda de que la energía nuclear era una tecnología positiva para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y recomendó que fuera evaluada por expertos con conocimientos profundos en la materia. La Comisión Europea solicitó a su servicio de asesoramiento científico y tecnológico, el Joint Research Center (JRC), que evaluara si la energía nuclear cumplía con los objetivos de la taxonomía verde europea. Es importante señalar que los criterios de análisis que utilizaron en el JRC fueron establecidos por el TEG y estaban diseñados específicamente para incluir a todas las energías renovables. En marzo de 2021, el JRC publicó un informe titulado Evaluación técnica de la energía nuclear con respecto a los criterios de "no causar daños significativos" del Reglamento (UE) 2020/852 ("Reglamento de taxonomía"). El documento de 387 páginas concluye que «los análisis de los impactos de la energía nuclear no revelaron ninguna evidencia científica de que la energía nuclear produzca más daño a la salud de los seres humanos o al medio ambiente que las otras energías ya incluidas en la taxonomía para mitigar el cambio climático». El estudio se basa en 14 categorías de impactos producidos por la energía nuclear comparada con los combustibles fósiles y las energías renovables, utilizando para ello los datos de varios estudios revisados por pares. Los impactos comparados son el cambio climático, la destrucción de la capa de ozono, la acidificación del agua, la eutrofización (exceso de nutrientes), el smog fotoquímico (niebla oscura habitual en las ciudades), la toxicidad acuática y terrestre, el agotamiento de recursos, el uso del terreno, el uso del agua, las partículas inorgánicas, y la radiación ionizante que afecte a las personas y los ecosistemas. La comparación de los impactos de las diversas tecnologías de generación 8 La segunda Transición de España necesita energía nuclear de electricidad muestra que los de la energía nuclear son comparables a los de la energía hidroeléctrica y las renovables variables. Además, los análisis demuestran que las medidas adecuadas para prevenir los impactos radiológicos debidos a la extracción de uranio, la operación de las centrales nucleares y el tratamiento de los residuos radiactivos, pueden implementarse utilizando la tecnología existente a costes razonables, minimizando el riesgo de accidentes y sus consecuencias. El informe del JRC también indica que existe un amplio consenso científico y técnico sobre que el almacenamiento de los residuos radiactivos de alta actividad y larga vida en formaciones geológicas es un medio apropiado y seguro para aislarlos de la biosfera durante escalas de tiempo muy largas. Es decir, que las medidas para garantizar que los residuos radiactivos no dañen al público y al medio ambiente son una combinación de soluciones técnicas y un marco administrativo, legal y regulatorio adecuado. Además, la tecnología para el almacenamiento geológico ya está disponible, como lo demuestra Finlandia, con su Almacén Geológico Profundo en fase final de construcción. El informe del JRC también dice que el impacto radiológico de todas las actividades del ciclo de vida de la energía nuclear, incluida la gestión de los residuos radiactivos, está regulado por ley, que establece los límites por debajo de los cuales no se causan daños significativos a los seres humanos. En octubre de 2021, la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas publicó un informe titulado Evaluación del ciclo de vida de las opciones de generación de electricidad. Se trata de lo que se suele llamar un metaestudio, una comparación del resultado de varios estudios revisados por pares (por personas con los mismos conocimientos que los autores), con un claro objetivo: garantizar que las políticas energéticas estén bien informadas evaluando todo el ciclo de vida de las diferentes energías. Su conclusión coincidió con la del JRC, indicando que el impacto de la energía nuclear en el medio ambiente y en la salud de las personas es tan bajo, o más en algunos aspectos, que el de las energías renovables. En febrero de 2022, la Comisión Europea presentó públicamente el Acto Delegado Complementario a la taxonomía climática, una propuesta de anexo en la que proponía a los estados miembros que la energía nuclear pueda optar, como el resto de energías verdes, a la financiación comunitaria. Según la Comisión Europea, «la energía nuclear puede hacer una contribución sustancial al objetivo de mitigación del cambio climático y, mientras tanto, no causa un daño significativo a los otros cuatro objetivos ambientales del Reglamento sobre taxonomía». La iniciativa, además de estar respaldada por la ciencia como ya hemos visto, contaba con el apoyo de Bulgaria, Croacia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia, Francia, 9 La segunda Transición de España necesita energía nuclear Holanda, Hungría, Polonia, Rumanía y Suecia. Por su parte, Alemania, Austria, Dinamarca, Luxemburgo y España mostraron su oposición. Sin embargo, la propuesta incluía un polizón inesperado: el gas natural. Esta inclusión, a diferencia de la energía nuclear, carecía de respaldo científico y se produjo gracias a la presión política de Alemania, apoyada por Polonia, Bulgaria y República Checa. El acto delegado incluía a la energía nuclear y al gas natural en un mismo paquete, por tanto, no se podía votar a favor de una tecnología y en contra de la otra. El 14 de junio de 2022, las comisiones de Medio Ambiente y de Economía del Parlamento Europeo aprobaron conjuntamente presentar una objeción a la propuesta de la Comisión Europea de incluir a la energía nuclear y al gas en la taxonomía verde. Tras unas semanas con una gran incertidumbre, durante las que el resultado estaba totalmente abierto, el Parlamento Europeo votó la objeción el 6 de julio, con 278 votos a favor, 328 en contra y 33 abstenciones. Dicho de otra forma, 328 eurodiputados se mostraron a favor de incluir estas dos tecnologías en la clasificación de la financiación sostenible comunitaria, es decir, aceptar el acto delegado complementario propuesto por la Comisión Europea. El último escollo era el Consejo Europeo, que no formuló objeciones a la propuesta, así que el acto delegado debería entrar en vigor a partir del 1 de enero de 2023. Esta importante decisión no obliga a ningún país a autorizar la construcción de nuevos reactores nucleares, puesto que sigue siendo una decisión soberana de cada estado miembro, ni supone partidas de presupuestos comunitarios, que pudieran restarse a otras energías. Sin embargo, el apoyo claro a esta tecnología por parte de la Unión Europea se espera que tenga una notable influencia en las decisiones de los inversores, que ahora sabrán que si invierten hoy, no cambiará la legislación en las próximas décadas. 5. La transición energética de España De acuerdo con la solicitud de la Unión Europea, el Gobierno de España envió a la Comisión Europea su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), que persigue una reducción de un 23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990, un 74 % de energías renovables en la generación eléctrica, lo que representaría un 42 % de renovables en el uso final de la energía (contando electricidad, transporte, industria, agricultura y consumo doméstico) y un 39,5 % de mejora dela eficiencia energética. Todo ello para intentar alcanzar un sistema eléctrico 100 % renovable en 2050 y la neutralidad en carbono para esa fecha. 10 La segunda Transición de España necesita energía nuclear Una lectura pausada del PNIEC muestra que el objetivo en 2030 es generar un 142 % más de energía eléctrica respecto a 2015 con energía eólica (terrestre y marina), un 749 % más con solar fotovoltaica, un 317 % más con solar termoeléctrica y mantener la hidráulica. Todo ello reduciendo la nuclear un 56 % y aumentando la producción de ciclos combinados con gas natural en un 16 %. Independientemente de esos grandes aumentos en la producción renovable, tan necesarios como poco creíbles, sorprende que un plan que pretende reducir las emisiones al mismo tiempo cierre cuatro reactores nucleares (una energía tan baja en emisiones como las renovables) y prevea un aumento en la producción eléctrica con gas natural. De hecho, el plan mantiene la misma potencia de ciclos combinados durante todo el periodo, 26 GW, equivalentes a 26 reactores nucleares, y un aumento de la producción eléctrica con gas natural. Es indudable que el PNIEC incluye un acuerdo alcanzado por el Gobierno y las empresas propietarias de los 7 reactores nucleares españoles para un cierre ordenado y escalonado, que está previsto que comience en 2027 con Almaraz I y termine en 2035 con Trillo. Hasta 2030 está previsto que cierren cuatro reactores. Endesa es propietaria del 47 % de los reactores, Iberdrola dispone de un 42 %, Naturgy tiene un 8 % y el resto se lo reparten la portuguesa EDP y Nuclenor. Sin embargo, este acuerdo de cierre tiene varias particularidades. Por un lado, Iberdrola se ha mostrado claramente a favor de cerrar sus centrales nucleares, mientras que Endesa ha manifestado en múltiples ocasiones, incluso después de firmar el acuerdo, que apuesta por la operación a largo plazo, es decir, más allá de los 40 años previstos inicialmente y por supuesto superando las fechas del plan de cierre. Además, este acuerdo se debe revisar en 2023, pudiendo aplazar los cierres si no se cumplen los objetivos de almacenamiento eléctrico adicional, calculado en 6 GW, entre centrales hidroeléctricas de bombeo y baterías. En 2021, Enginyers Industrials de Catalunya (EIC) analizó el cierre de las centrales nucleares españolas previsto en el PNIEC en 2030. Con las previsiones del PNIEC 2021-2030, el cierre de cuatro grupos nucleares que prevé el Escenario Objetivo para el horizonte 2030, se provocaría, según los cálculos de EIC, un déficit de potencia garantizada para cubrir la demanda de potencia en los momentos de máximo consumo de cerca de 4,3 GW. Incluso contando con las interconexiones con Portugal y Francia, debido a que los ciclos de funcionamiento de las energías renovables variables, eólica y solar, son muy similares en los tres países, de forma que cuando en España tengamos falta de producción, también la tendrán nuestros vecinos. Y al revés, cuando nos sobre producción renovable, también les sobrará a ellos. 11 La segunda Transición de España necesita energía nuclear También según EIC, el análisis histórico de la explotación de las centrales nucleares de España, así como refuerzo de la seguridad de los últimos años por aplicación de las pruebas de resistencia tras Fukushima, evidencian que es injustificable no prorrogar su vida útil por encima de los 40 años de diseño. Además, las posibles alternativas para cubrir la producción y la potencia garantizada de los cuatro grupos de centrales nucleares propuestos por el PNIEC 2021-2030 antes del horizonte 2030, comportarían unas inversiones entre 6,8 a 7,9 veces más elevadas respecto a las que se pueden necesitar para proceder a su adaptación para extender su vida útil a finales del próximo periodo teórico de licencia de operación, alargamiento que como decíamos ya se está produciendo en prácticamente todos los reactores de similares características tecnológicas en los EEUU. Las consecuencias de la parada de los cuatro reactores serían un encarecimiento del precio horario de la energía superior a unos 2 €/MWh y un aumento en las emisiones de GEI superiores a unas 12 Mt de CO2/año. Al contrario de lo que plantea el PNIEC, siempre según los EIC, el mantenimiento en explotación del 100 % del parque nuclear del sistema eléctrico peninsular sería clave para facilitar la transición energética hasta 2045. Sin embargo, para poder dar garantía de potencia efectiva disponible al sistema eléctrico peninsular en 2030, si se procede al propuesto cierre de 4 grupos nucleares, será necesario disponer de 4,2 GW de bombeo puro adicional y 2 GW de baterías en servicio antes de 2030, teniendo en cuenta que la tecnología de baterías a tan gran escala no está disponible en la actualidad y por tanto se desconoce cuándo se dispondrá de ella y a qué coste. Y no solo es una cuestión técnica, también es económica. Siempre según EIC, el ahorro en las inversiones podría alcanzar los 33.000 millones de euros en 2035 si se mantiene todo el equipo nuclear actual. Este ahorro podría dedicarse a otras inversiones como la eficiencia energética, incrementar el almacenamiento, la reconstrucción industrial y realizar cambios en el modelo productivo. En definitiva, la continuidad de la explotación de los 7 reactores nucleares españoles proporcionaría una mayor garantía de disponibilidad de potencia firme, una mayor reducción de las emisiones de GEI, una importante reducción de excedentes de generación muy difíciles de colocar, una reducción del precio horario de la generación de energía y un ahorro en las inversiones previstas en el PNIEC. 6. Advertencias también desde fuera de España La AIE publica periódicamente un informe dedicado a analizar las políticas energéticas de cada país miembro. En 2021 le tocó el turno a 12 La segunda Transición de España necesita energía nuclear España y las conclusiones son agridulces. Por un lado, la AIE aplaude los objetivos de España de reducción de emisiones y su apuesta decidida por las energías renovables, sin embargo plantea que esta transformación tendrá notables desafíos, como el hecho de que «la generación renovable fluctuante requerirá nuevas formas de respaldo y flexibilidad», advierte Fatih Birol, Director General de la AIE, ya desde el prefacio. Las conclusiones del informe de la AIE respecto a la energía nuclear en España no dejan lugar a dudas, ya que afirman que el cierre previsto de las instalaciones nucleares durante la próxima década podría aumentar la demanda de gas natural del país, indicando que el Gobierno deberá evaluar minuciosamente las implicaciones en costes para el consumidor de la eliminación acelerada de la energía nuclear. El tirón de orejas va más allá, apuntando que el Gobierno debería supervisar la situación financiera de las centrales nucleares para evitar que su abandono súbito por pérdidas económicas pueda deteriorar la seguridad del suministro eléctrico. Este apunte es importante, puesto que las centrales nucleares tienen una desproporcionada carga fiscal, con algunos impuestos duplicados que, en mi opinión, tienen un claro afán recaudatorio. En definitiva, la AIE anima al Gobierno de España a que siga con su apuesta por las renovables al mismo tiempo le recomienda que aproveche la experiencia de su industria nuclear a nivel global y desarrolle proyectos que permitan la preservación y la transferencia efectiva de conocimientos técnicos entre sus trabajadores altamente cualificados. Y no solo eso, la AIE propone reconsiderar la utilidad de la energía nuclear también para aplicaciones no eléctricas, como la generación de calor industrial y la producción de hidrógeno, todo ello con el objetivo de ayudar a conseguir la neutralidad de carbono en 2050 y culminar con éxito la segunda Transición deEspaña. 7. Bibliografía EIC. PNIEC 2021-2030. Anàlisi d’infraestructures del sector elèctric [en línea]. 2021. <https://www.eic.cat/sites/default/files/17022021_Informe_PNIEC_ 2021-2030_Analisi_infraestructures_electriques_EIC.pdf> IEA. Nuclear Power in a Clean Energy System [en línea]. 2019. <https://www.iea.org/reports/nuclear-power-in-a-clean-energy- system> 13 La segunda Transición de España necesita energía nuclear IEA. Spain 2021: Energy Policy Review [en línea]. 2021. <https://www.iea.org/reports/spain-2021> JRC. 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Report to the General Assembly with Scientific Annexes. Volu- me II. Scientific Annexes C, D and E [en línea]. 2011. <https://www.unscear.org/docs/publications/2008/UNSCEAR_2008 _Annex-C-CORR.pdf> UNSCEAR. Sources, effects and risks of ionizing radiation. UNSCEAR 2020/2021 Report. Volume II. Scientific Annex B: Levels and effects of radiation exposure due to the accident at the Fukushima Daiichi Nu- clear Power Station: implications of information published since the UNSCEAR 2013 Report [en línea]. 2021. <https://www.unscear.org/unscear/uploads/documents/unscear- reports/UNSCEAR_2020_21_ Report_Vol.II.pdf>. WORLD NUCLEAR ASSOCIATION. World Nuclear Power Reactors & Uranium Requirements [en línia]. 2022. <https://world- nuclear.org/information-library/facts-and-figures/world-nuclear-power- reactors-and-uranium-requireme.aspx> Palabras clave clima, transición, energía, renovables, nuclear. La segunda Transición de España necesita energía nuclear 1. El reto de la transición energética 2. Los 40 años de vida de un reactor nuclear 3. Retos de la energía nuclear en un sistema energético limpio 4. La energía nuclear se considera verde 5. La transición energética de España 6. Advertencias también desde fuera de España 7. Bibliografía Palabras clave
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