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Gabriela Lozada Pinzon

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HECHOS DE AGUJEROS NEGROS: 
REPRESENTACIÓN Y TRATAMIENTO DE LA MUERTE 
EN LA LITERATURA INFANTIL 
 
 
 
 
 
GABRIELA LOZADA PINZÓN 
 
 
 
 
 
 
TRABAJO DE GRADO 
Presentado como requisito para optar por el 
Título de Profesional en Estudios Literarios 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
Facultad de Ciencias Sociales 
Carrera de Estudios Literarios 
Bogotá D.C, mayo de 2020 
 
	 2	
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES 
CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS 
 
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD 
Joaquín Emilio Sánchez García, S.J. 
 
DECANO ACADÉMICO 
Germán Rodrigo Mejía Pavony 
 
DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE LITERATURA 
Óscar Torres Duque 
 
DIRECTOR DE LA CARRERA DE ESTUDIOS LITERARIOS 
Liliana Ramírez Gómez 
 
DIRECTOR DEL TRABAJO DE GRADO 
Luz Stella Angarita Palencia 
 
	 3	
 
Artículo 23 de la resolución No. 13 de julio de 1946: 
“La universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por sus alumnos en sus 
trabajos de tesis, sólo velará porque no se publique nada contrario al dogma y a la moral 
católica, y porque las tesis no contengan ataques o polémicas puramente personales, antes 
bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia”. 
 
	 4	
Agradecimientos: 
A Luz Stella por no perder la cabeza. 
A mi familia por preguntar. 
A todas las personas que me aguantaron la perorata. 
A quien trasnochó conmigo. 
A mi mamá y mi papá, por ser quien soy y por los agujeros negros. 
Y también a R. L. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Y a LimaLimónLimonaria, mi perro, que ni entiende pero me ama. 
 
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TABLA DE CONTENIDO 
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 
1. LOS AGUJEROS NEGROS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 
 1.1. Los agujeros negros de Yolanda Reyes 
1.2. Donde nacen los agujeros negros 
1.3. Otros tipos de agujeros 
2. LA MUERTE EN LA LITERATURA INFANTIL . . . . . . . . . . . . . . . 26 
2.1. La muerte… ¿Definirla? 
2.2. Comunicar la muerte 
2.3. En la literatura para niños 
3. EL LIBRO ÁLBUM Y EL LIBRO ILUSTRADO . . . . . . . . . . . . . . . . 36 
 3.1. El libro álbum 
 3.2. El libro ilustrado 
4. MEDIADORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46 
 4.1. El pato y la muerte 
 4.2. Cuando los peces se fueron volando 
 4.3. El corazón y la botella 
 4.4. El libro triste 
4.5. Camino a casa 
4.6. Finalmente… 
5. A MODO DE CONCLUSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 
6. REFERENCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76 
7. LISTADO DE FIGURAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79 
8. ANEXOS (textos del corpus) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81 
	 6	
 
	 7	
EN UNA CAJITA DE FÓSFOROS 
Maria Elena Walsh 
 
En una cajita de fósforos 
se pueden guardar muchas cosas. 
 
Un rayo de sol, por ejemplo. 
(Pero hay que encerrarlo muy rápido, 
si no, se lo come la sombra). 
Un poco de copo de nieve, 
quizá una moneda de luna, 
botones del traje del viento, 
y mucho, muchísimo más. 
 
Les voy a contar un secreto: 
En una cajita de fósforos 
yo tengo guardada una lágrima, 
y nadie, por suerte la ve. 
Es claro que ya no me sirve. 
Es cierto que está muy gastada. 
 
Lo sé, pero qué voy a hacer, 
tirarla me da mucha lástima. 
Tal vez las personas mayores 
no entiendan jamás de tesoros. 
«Basura», dirán, «cachivaches, 
no sé por qué juntan todo esto». 
No importa, que ustedes y yo 
igual seguiremos guardando 
palitos, pelusas, botones, 
tachuelas, virutas de lápiz, 
carozos, tapitas, papeles, 
piolín, carreteles, trapitos, 
hilachas, cascotes y bichos. 
 
En una cajita de fósforos 
se pueden guardar muchas cosas. 
Las cosas no tienen mamá. 
 
	 8	
INTRODUCCIÓN 
¿Recuerdas qué fue lo primero que perdiste? Yo perdí mi hogar. ¿Recuerdas el 
primer libro que leíste? El primer libro que tuve era más grande, y más pesado que yo; es 
una compilación de cuentos de hadas y tiene una dedicatoria del 98. Sé que es mi primer 
libro porque está trajinado e intervenido por mí (crayones y hojas rotas). Tuve libros de 
Taro Gomi y Satoshi Kitamura en los que podía meter los dedos para poder jugar. Sin 
embargo, sé que lo primero que intenté leer, seguramente, fue Winnie Pooh o algo de 
Disney porque era lo que más me gustaba ver en televisión y eso era lo que pedía que me 
compraran. Tuve de todos los libros de princesas, todos los libros más comerciales: Barbie 
bailarina, Escoge tu princesa, Aventuras en pañales, y un montón más, pero tampoco me 
gustaba leerlos. Luego vinieron los libros para colorear porque no me gustaba leer, solo 
quería libros con dibujos. Mis padres intentaron con libros pop-up, pero los rompía muy 
fácil. Recuerdo que también tuve audiolibros y libros que al oprimir un botón salían 
sonidos con relación a la historia, pero cuando se acababan las pilas ya no tenía ninguna 
gracia. Creo que intentaron con todo. Y sí, hubo un día en que las cosas cambiaron de 
repente. Pequeña Nenet, de Patricia Geis, llegó cuando tenía alrededor de 6 años. Este libro 
es uno de los diez textos que hace parte de la colección “Niños y niñas del mundo”. 
Inmediatamente después de leer la historia de la pequeña nenet quise tener todos los títulos 
de la colección. Me aprendí de memoria la historia y nunca lo quise dejar ir, había 
encontrado consuelo en las palabras que leí. A partir de ahí comencé a leer en casa con mis 
padres, en el colegio, en los buses, mientras iba caminando… 
Leía libros de Goofy y Campanita (el hada de Peter Pan) que encontraba en la 
sección de revistas en los supermercados, libros marcados por el mercado editorial para 
	 9	
vender rápido, que por tener los dibujos que más me gustaban en ese momento me 
llamaban la atención. Por otra parte, también leía todo lo que me pusieran en el colegio: el 
plan lector para quinto grado era Rimas y leyendas de Bécquer, el Mio Cid y varios libros 
de la colección Torre de papel, de Norma. Además, leía lo que mis papás creían era bueno 
que leyera. 
Este camino de libros, lo hice para exponer la diversidad que tiene la literatura 
infantil y sus intermediarios. Según Rosa Tabernero (2005), hay una serie de agentes dentro 
de la cadena de emisión y recepción de la literatura infantil; en primer lugar, tenemos al 
autor constructor del discurso. Luego está el editor como pre-receptor cuya función es 
evaluar y transmitir el texto a los demás agentes: padres, instituciones educativas, críticos y 
adultos en general, son los intermediarios, el primer receptor de la obra. Y por fin, tenemos 
al público infantil como último receptor. Es una larga fila de adultos para que un libro 
llegue a las manos de un niño. También es un largo camino para que las palabras lleguen. 
Creamos agujeros negros, llenamos el mundo de silencio. Durante varios años de mi 
infancia tuve dificultades para abordar temas complejos con los adultos. Yo hacía preguntas 
como ¿Quién es Dios? ¿Para qué es la vida? ¿Por qué llueve hacia abajo? ¿Puedo respirar 
debajo del agua? ¿Por qué los niños son malos? ¿Por qué se separaron? ¿Dónde está mi 
abuelo? A muchas de estas preguntas lo único que recibía era silencio, también me decían 
que no era asunto mío o que no entendería cuando fuera mayor. 
Las preguntas que nunca se fueron están relacionadas con la muerte. Ha sido una 
angustia constante que con los años y muchos libros entendí que era miedo, es algo que me 
obsesiona y al mismo tiempo me aterra, es una extrañeza que ha estado siempre presente. 
Es un silencio que me corre por el cuerpo desde que soy niña, porque lo primero que me 
enseñaron fue a callar la tristeza. Sin embargo, lo que me obsesiona de la muerte no es el 
	 10	
miedo oel terror que produce, mucho menos me interesa morir, en realidad lo que me 
abruma es su inmensidad, también es como entendemos el concepto y lo que lo rodea. 
También, en otro momento, me obsesione con las estrellas y con el universo. Mirar el cielo 
y dimensionar su inmensidad era un pasatiempo que practicaba a diario. 
Cuando me encontré con el podcast donde Yolanda Reyes habla de sus agujeros 
negros y luego supe que un agujero negro era resultado de la muerte de una estrella… 
Pensé en este trabajo como una combinación de ambas fascinaciones. 
Por eso consideré necesario explicar en el primer capítulo qué es un agujero negro, 
cómo se forma y qué tipos hay. No solo hablo de los agujeros negros que están en el 
espacio, sino también de los que se forman y de los que, eventualmente, ayudamos a formar 
en nuestra realidad a medida que crecemos. 
Enfocados en los agujeros que tienen como razón de ser la muerte, el segundo 
capítulo explora diferentes aspectos de ella, su definición, la manera de comunicarla y lo 
que ha pasado con ella en la literatura infantil. 
El tercer capítulo es una exposición sobre el libro álbum y el libro ilustrado 
empleando parte del texto Las siete relaciones dialógicas entre el texto y la imagen de José 
Rosero. Esta explicación la considero necesaria para entender las dinámicas de los libros 
escogidos para el corpus literario. 
Finalmente, el cuarto capítulo reúne los diferentes textos que he considerado son los 
mediadores para aligerar y darle luz a nuestros agujeros negros. Cada libro tiene una razón 
de ser y características únicas que confirman que la diversidad a la hora de abordar el tema 
de la muerte es esencial. Ilustración y texto se unen para comunicar la ausencia, el dolor, la 
pérdida y la nostalgia. 
	 11	
Soy un agujero negro, nunca me explicaron nada. Fui víctima del silencio que se 
escondía en un “Yo no debería ser quien te hable de eso”, que en realidad escondía un “No 
sé cómo hablarlo”. La muerte existe, tal y como existen las estrellas, y el silencio funciona 
como la gravedad hasta el punto de crear un agujero negro. Siendo así, todos podemos 
llegar a ser agujeros negros de lo que la gente no dice por no saber cómo abordar 
“adecuadamente” ciertos temas complicados 
La literatura infantil no es solo para niños, porque ella es un medio para construir la 
realidad. Lastimosamente, debemos admitir que esas palabras no son suficientes para 
nombrar con precisión las emociones y lo que sucede cuando nos enfrentamos a un agujero 
negro, como el que muchos años después enfrenté en mi vida. Ojalá pudiéramos 
prepararnos del todo para esa experiencia. Pero así es la vida… 
	 12	
 
Figura 1. 
Nebulosa de la tarántula 
 
	 13	
1. LOS AGUJEROS NEGROS 
 
Quisiera poder empezar este capítulo explicando el inicio del universo, pero eso va más 
allá de mi conocimiento. Sin embargo, puedo explicar cómo nacen los agujeros negros 
según lo que han podido probar los astrofísicos. Principalmente hay dos formas en las que 
un agujero puede surgir: a partir de la muerte de una estrella inmensa o por una nebulosa 
excesivamente densa. 
Al igual que los seres humanos, las estrellas nacen y mueren, tienen un ciclo de 
vida, solo que ellas no son tan efímeras como nosotros. Nacen de una nebulosa (una nube 
de gas y polvo) que se va encogiendo poco a poco, gracias a su propia gravedad, hasta 
fragmentarse en pequeños pedazos que se calientan y, finalmente, se fusionan: he ahí una 
estrella. Estas suelen nacer en camadas, surgen cientos de estrellas pequeñitas, algunas 
grandes y unas pocas enormes, y por enormes me refiero a millones de veces más grandes 
que nuestro Sol. Toda estrella se mantiene constantemente fusionando hidrógeno en helio; 
sin embargo, las que son muy grandes pueden llegar a fusionar elementos más pesados, 
cuanta más masa, más energía para liberar y hacer fusión nuclear; es por eso que la masa de 
una estrella determina qué va a pasar cuando ya no pueda fusionar más y la gravedad 
empiece a ejercer presión (DeNooyer, 2018). 
Cuando una estrella comienza a fusionar hierro es cuando empieza a morir, este 
elemento tiene tantos protones que ya no hay energía suficiente para continuar la fusión y 
mucho menos para luchar contra la gravedad. Todo comienza a colapsar, la gravedad 
empuja las capas superficiales de la estrella hasta el núcleo, haciendo que estas reboten 
hacia afuera en una explosión masiva. Pero la gravedad sigue presionando el núcleo 
	 14	
haciéndolo cada vez más pequeño, hasta hacerlo infinitamente pequeño… Tenemos un 
agujero negro. 
La otra forma en la que nace un agujero negro es incluso más extraordinaria. Se 
necesita una nebulosa tan extremadamente densa que se salta el paso de ser estrella, se 
convierte en un vortex y finalmente en un agujero negro, así como el que está en el centro 
de nuestra galaxia, Sagitario A*: este agujero negro tiene cuatro millones de veces la masa 
de nuestro sol (DeNooyer, 2018), y al parecer no es el único agujero negro que está en el 
centro de una galaxia. Los astrónomos y astrofísicos todavía no logran confirmar si en el 
núcleo de todas las galaxias conocidas hay un agujero negro, se cree que es lo más 
probable, pero aún está por comprobarse. Si llegara a ser así, quiere decir que los agujeros 
negros son mucho más importantes de lo que pensamos. ¿Mantienen la estabilidad y el 
movimiento de la galaxia? ¿Es gracias a la creación de un agujero negro que las galaxias se 
van formando con el tiempo? Parece ser todo un ecosistema, es todo un tejido de espacio y 
tiempo donde, si haces cualquier cosa, si llegas a templarlo un poco, brilla. 
Esta es la primera foto, en la historia de la humanidad, que se ha podido obtener de 
un agujero negro. Este agujero negro supermasivo se encuentra en el centro de la galaxia 
Messier 87, posee una masa de 6.5 billones la masa del sol y está a 55 millones de años luz 
Figura 2. 
Agujero negro M83. 
 
	 15	
de la Tierra (Press Release, 2019). En realidad, lo que podemos ver no es el agujero, sino lo 
que sucede a su alrededor: la luz que se dobla por la enorme fuerza gravitacional. Todos los 
agujeros tienen tiene una singularidad que se llama “horizonte de sucesos1” y es lo que 
separa al agujero del resto del universo, es el límite a partir del cual nada puede salir, ni la 
luz logra escapar… No, este agujero negro no es como Galactus2 el devorador de planetas 
que consume todo a su paso; hay agujeros activos e inactivos, pero todo depende del 
entorno en el que estén. 
Normalmente se piensa en los agujeros negros como una ruptura o un espacio vacío 
en el universo, aunque realmente es lo contrario: un agujero es un punto del espacio que 
concentra masa muy densa bajo cantidades enormes de gravedad. Se cree que están vacíos 
porque no hay forma de saber con exactitud qué hay dentro de ellos. No hay que 
compararlo con los huecos portables marca ACME, estos solo eran en 2D; sin embargo un 
agujero negro ocupa todas las dimensiones en el espacio.. 
 
1.1. Los agujeros negros de Yolanda Reyes 
La editorial Alfaguara con el apoyo de UNICEF en el año 2000 encargó a autores 
de varios países de habla hispana la creación de un cuento a partir de un derecho de los 
niños. Yolanda Reyes fue una de las escritoras escogidas para esta tarea y le fue asignado el 
derecho a recibir protección y auxilio3. De esta tarea surge su cuento Los agujeros negros: 
 
1En inglés: event horizon. Gracias a esa singularidad es que el telescopio que tomó la foto 
de Gargantúa, toma su nombre: Event Horizon Telescope 
2Supervillano de Marvel que absorbe la energía de los planetas para mantener un equilibrio 
en el universo y calmar su hambre. Se le puede ver en Los cuatro fantásticos y el Silver 
Surfer. 
3Este derecho está contemplado en el artículo 44, capítulo II, de la Constitución Política de 
Colombia de 1991.16	
 Por las noches, Juan tiene miedo. Intenta reconstruir los agujeros negros que 
no lo dejan dormir desde que vio a sus padres por última vez. Su abuela no quiere 
hablar para protegerlo, pero él necesita saber la verdad. Por eso se lanzará a una 
búsqueda que lo llevará hasta el corazón del bosque y de su propia historia (Reyes, 
2000). 
 
Los padres de Juan defendían el páramo de Sumapaz. Una noche desaparecieron y nunca 
volvieron. Es una historia bastante común en Colombia ver cómo desaparecen a líderes y 
activistas sociales, que lo único que hacen es defender sus derechos y su territorio. Juan es 
aún un niño que no sabe qué pasó con sus padres y su abuela tiene miedo de contarle. No 
obstante, Juan recuerda haber vivido cerca al páramo y su deseo de cumpleaños es ir hasta 
San Juan del Sumapaz. La abuela no se puede negar, promete pensarlo. Pasa el tiempo, y 
Juan cree que su abuela se olvidó de la promesa, pero no, el día ha llegado y Juan por fin va 
a volver al lugar que fue su primer hogar. 
Años más tarde, luego de la firma del Proceso de Paz, Yolanda Reyes participó en 
el proyecto cultural “La paz se toma la palabra” del Banco de la República, en la tercera 
entrega del podcast La paz se cuenta. El tema principal del podcast es el cuento, la 
reflexión sobre cómo hablar con los niños de las cosas tristes, sobre cómo la literatura y las 
palabras nos ayudan a nombrar la realidad. Después de 17 años, este cuento sigue siendo 
importante. 
 Los agujeros negros no solo están en el espacio, “sé que hay agujeros negros en la 
noche. Yo los he visto. (...) En nuestra casa siempre está encendida la luz del corredor, pero 
los agujeros negros siguen ahí” (Reyes, 2000, p. 19). Siguen ahí y cada día que pasa sin 
saber, sin tener palabras, hace que los agujeros se hagan cada vez más grandes, más 
	 17	
oscuros, se alimentan de “cosas no dichas, de cosas no explicadas” (Banco de la República 
[BANREP], 2017, min 8:55). 
 
1.2. Donde nacen los agujeros negros 
Un preámbulo: la noción de infancia ha ido cambiando a lo largo del tiempo, 
dependiendo del contexto cultural de la época. Por ejemplo, de acuerdo con José Puerto 
Santos (citado por Jaramillo, 2007), durante el siglo XVI a los niños se les veía como una 
persona inacabada, como si fuera un adulto pequeño. Luego, en el siglo XVII, se ve en los 
niños inocencia y bondad, haciendo que se les considerará como ángeles. Incluso, en el 
siglo XVIII, los niños son pensados como incompletos, ya tienen la categoría de infante, 
pero son más una especie de ser primitivo que no aportaba nada al progreso común hasta 
que llegara a la adolescencia. Durante el siglo XIX, gracias a los avances médicos la 
conciencia sobre la salud y la higiene aumenta de forma generalizada, nuevas conductas de 
cuidado personal y protección se vieron proyectadas en los niños. Finalmente, en el siglo 
XX, se pensó en los niños como un sujeto social de derecho, por ejemplo: 
(…) a partir de la Convención Internacional de los Derechos del niño, aprobada por 
la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, se lo 
define [al niño] como un sujeto de derecho, reconociendo en la infancia el estatus de 
persona y de ciudadano. Pensar en los niños como ciudadanos es reconocer 
igualmente los derechos y obligaciones de todos los actores sociales. (Jaramillo, 
2007, p. 112) 
 
Finalmente, en Colombia, de acuerdo con la Ley 1098 de Infancia y Adolescencia 
(2006), los niños son tomados como sujetos de derecho desde su nacimiento sin importar 
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género, raza, etnia o estrato social; y se les define como seres activos, únicos, con 
necesidades biológicas, psíquicas, sociales y culturales. Por esto, el Ministerio de 
Educación (citado por Jaramillo, 2007) determinó que “educar a un niño significa abrirle el 
mundo y ponerlo a su alcance”. 
Es por los constantes cambios que ha tenido la noción de infancia que hoy se puede 
decir que los niños hacen parte del mundo4: se les protege y se les reconoce. Sin embargo, 
cabe notar que se pasó de pensar que los niños eran adultos en miniatura a considerarlos 
seres vulnerables y débiles a los que se les da un trato diferente todo en pro de la 
protección. Según Fonnegra (citado por Gómez & González, 2013). Lo anterior es una de 
las razones por las cuales hoy en día protegemos a los niños de gérmenes, situaciones 
peligrosas y hasta de las palabras. Evitamos a toda costa que los niños se enteren de temas o 
situaciones, como por ejemplo los detalles que rodean la muerte. Es común dejar a los 
niños al margen de este tema con el objetivo de no causarles dolor. 
El asunto ahora es ¿no se protege demasiado a los niños al querer apartarlos de 
temas que hacen parte de la vida como la muerte, el sexo, la violencia, entre otros? ¿Se les 
aparta con la intención de preservar su inocencia y alegría el mayor tiempo posible? ¿Es 
esto realmente necesario? Una actitud sobreprotectora, es sabido, no es la mejor para poner 
el mundo al alcance de un niño. El mundo humano es un lugar maravilloso pero roto, la 
realidad es muchas veces insoportable e imposible de creer, y aún más difícil de nombrar. 
En el afán de proteger a los niños, los adultos ocultan la realidad creyendo que no serán 
capaces de comprenderla. Lo cierto es que los niños nunca dejan de escuchar, tienen “una 
 
4 No es que antes no hicieran parte del mundo, porque en realidad eso es imposible, sino 
que no se les reconocía como una población especial altamente vulnerable 
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aguda capacidad de observación, pero no solo para el mundo físico, sino también por el 
psicológico” (Aberastury, 1978, p. 163). 
 Entonces, ¿es verdad que los niños no son capaces de entender? Según las etapas de 
desarrollo cognitivo planteadas por Piaget (1975), los niños, durante la fase preconceptual, 
entre los 2 y 4 años, van formando nociones y preconceptos5 gracias a las experiencias que 
van viviendo en el día a día. En este tiempo, la memoria y la imaginación se van 
desarrollando; además hay una madurez en el uso del lenguaje a través de las 
representaciones; también, es aquí cuando la función simbólica empieza a evidenciarse a 
través de los dibujos que los niños hacen. Respecto a esta etapa de desarrollo cognitivo, 
Sommer-Himmel y Maksim (2009) aseguran que la principal característica es que los niños 
suelen asociar la vida con el movimiento: el río está vivo, la naturaleza está viva, incluso un 
carro podría estar vivo porque lo pueden observar en movimiento. En ese orden de ideas, la 
muerte es asociada con la inmovilidad. 
En la siguiente fase, el periodo de pensamiento intuitivo (4 - 8 años)6, según Piaget 
(1975), conceptos sobre temas básicos e importantes se consolidan, las nociones que 
existían en la anterior etapa se expanden; no obstante, los niños están aún predispuestos al 
constante cambio y reordenamiento mental. Es en esta fase de desarrollo cognitivo cuando 
la muerte comienza a ser relacionada con la enfermedad y la vejez; además, el carácter 
definitivo e irremediable de la muerte es captado por los niños poco a poco. Finalmente, en 
este periodo las representaciones toman forma: la muerte es ahora algo o alguien (Sommer-
Himmel y Maksim, 2009). 
 
5 Valga la redundancia. 
6 Los rangos de edad propuestos por Piaget se plantean sólo como referencia, en realidad 
no hay un límite fijo. 
	 20	
Durante las siguientes etapas (de 8 a 12 años y mayores) el desarrollo cognitivo se 
amplía hacia la lógica: se activa el pensamiento racional, se consolida la formación de ideas 
abstractas, y la muerte es pensada desde una perspectiva más realista: se comprenden las 
causas (Piaget, 1975). 
Es evidente que los niños pasan gradualmente por un proceso de adquisición de 
conceptos, también se puede observar que la capacidad de entendimiento está presentedesde temprana edad. Argumentar que los niños no entienden deja de ser válido. 
Entonces, ¿de dónde surge la impotencia de los adultos cuando un niño se acerca 
preguntando por la muerte? ¿Por qué ocultar la realidad? El investigador y crítico de 
literatura infantil, Fanuel Hanán Díaz (2015) aclara que puede haber “un recelo adulto que 
todavía no ha solventado su propio enfrentamiento con esta experiencia” (p.83). No solo los 
niños pueden ver los agujeros negros, “todos estamos construidos entre una capa de 
silencios y de palabras que es distinta y que hay y que nos funda a todos” (BANREP, 2017. 
min. 15:44). Tal vez los adultos nos hemos acostumbrado al silencio de los agujeros… 
 
1.3. Otros tipos de agujeros negros. 
La muerte no es el único tema que tiene un agujero negro. La guerra, el sexo, el 
género, la comunidad LGBTIQ, las enfermedades y muchos otros temas tienen su propio 
agujero, tienen palabras no dichas, cosas no explicadas. 
La literatura es una de tantas herramientas que los niños tienen a su alcance para 
abordar problemáticas; es común que en las librerías y bibliotecas exista un anaquel para 
libros con temas que un adulto podría enredarse explicándole a un niño. No obstante, los 
libros que se encuentran en estos estantes, ¿son para niños o para adultos? Hay de ambos. 
	 21	
Por un lado, tenemos libros enormes escritos por psicólogos, educadores y 
especialistas en infancia cuyo asunto principal es el tratamiento de las formas para 
comunicar y manejar los temas difíciles mencionados anteriormente. Estos libros abordan, 
generalmente, las etapas de curiosidad que tiene un niño y las preguntas que pueden venir 
con dicha época. Por ejemplo, preguntas como por qué hay niños que tienen dos casas, ¿por 
qué Martín tiene dos mamás?, ¿cómo tienen cachorritos los perros? Pero estos libros están 
dirigidos y enfocados a los adultos que creen no tener las capacidades para hablar con los 
niños. 
Por otro lado, existe la literatura dirigida a los niños que tocan estos temas. Sin 
embargo, el mercado editorial se ve dividido en dos: autores y sectores editoriales que 
siguen insistiendo en que la literatura sobre estos temas debe tener una moraleja para 
enseñarlos a ser mejores adultos, cuando aún no son adultos; y la nueva literatura que cada 
Figura 3. 
Cubierta de A Day in the Life of Marlon Bundo 
 
	 22	
día desentraña más y más la realidad para poder acercar el mundo a las manos de los niños, 
un caso singular para observar es A Day in the Life of Marlon Bundo. 
El libro aparece en un contexto bastante inusual para un libro infantil. Como lo 
indica su portada, el libro es presentado en el programa de la cadena HBO Last Week 
Tonight with John Oliver. Este programa hace parte de las nuevas formas de opinión 
política en EE.UU. que surgieron en la última década: comediantes que, siguiendo el estilo 
de Jon Stewart en The Daily Show, usan las noticias para hacer comedia mientras emiten su 
opinión. 
El programa, lanzado en abril del 2014, es presentado por John Oliver, un 
comediante inglés que trabajó años antes como corresponsal para Jon Stewart. El show 
tiene siempre un tema que ocupa el bloque principal en los treinta minutos de emisión. La 
estrategia de Oliver es combinar la sátira con su gran habilidad para los chistes prácticos. 
Tras la llegada de Trump a la presidencia, Oliver ha sido uno de los más grande 
críticos de la gestión del presidente de los Estados Unidos y de su equipo de gobierno. El 
Figura 4 
Cubierta de Marlon Bundo’s a Day in the 
Life of the Vice President 
 
	 23	
18 de marzo de 2018 la sección principal del programa estuvo enfocada en el 
vicepresidente Mike Pence y de su notable homofobia. Al dar inicio con el tema, Oliver 
promete que al final dirá algo sobresaliente sobre Pence. Tras catorce minutos de chistes y 
argumentos, el presentador cumple su promesa: al presentador le agrada el conejo de Pence, 
su nombre es Marlon Bundo (Stanton, 2018). 
A Finales de 2017, la familia Pence anunció que se haría un libro sobre Marlon 
Bundo. El libro se llama Marlon Bundo’s A Day in The Life of the Vice-President, este fue 
lanzado el lunes 19 de marzo del 2018. La historia de este libro es bastante sencilla: Marlon 
acompaña al vicepresidente de USA en un día normal de trabajo, van a la Casa Blanca, 
asisten a reuniones y, al terminar el día, se reúnen con toda la familia para leer la biblia y 
rezar. 
Como un chiste práctico y una 
crítica a lo que representa Mike Pence, 
Oliver hace el lanzamiento del libro A 
Day in The Life of Marlon Bundo, 
donde el conejo es homosexual y se 
enamora de otro conejo; deciden 
casarse, pero encuentran un obstáculo: 
hay un bicho apestoso7 que se los 
quiere impedir. Curiosamente, este 
bicho (figura 5) tiene rasgos físicos 
 
7 Originalmente: “the stinky bug” 
Figura 5. 
El bicho apestoso. 
 
	 24	
ligeramente similares a Pence. No obstante, no hay de qué preocuparse, Marlon logra 
casarse y vivir feliz con su esposo. 
 Es un libro bellísimo que surge de un contexto político bastante problemático con 
un tema bastante discutido: sí, el matrimonio de parejas del mismo sexo también es un 
agujero negro. 
 
	 25	
 
Figura 6 
Estrellas Alpha Centauri A y B 
 
 
	 26	
2. LA MUERTE EN LA LITERATURA INFANTIL 
 
 Nuestra galaxia está repleta de pequeños agujeros negros, que son cadáveres 
estelares de generaciones de estrellas que han venido y se han ido. 
Rushmore DeNooyer, 2018 
 
2.1. La muerte… ¿Definirla? 
Antes de iniciar, cabe recordar que definir la muerte, y todos sus aspectos sociales, 
antropológicos, culturales y demás, no es la intención de este trabajo. Otra aclaración, los 
autores con los que aquí trabajo, y sus textos, están permeados por las características de la 
sociedad occidental y han sido escritos, en mayor medida, desde ella, desde las diferentes 
lógicas que la caracterizan. Por esta razón, la muerte y todo lo que de ella acontece será 
analizado y descrito principalmente desde la perspectiva de la sociedad occidental, además 
porque yo misma he crecido en una sociedad latinoamericana occidental. 
Después de hechas estas aclaraciones, iniciemos con lo que dice el diccionario 
cuando buscamos qué es la muerte. Primero observemos qué es la muerte física y biológica. 
Según la Real Academia de la Lengua Española: 
1) Cesación o término de la vida. 2) Acción de dar muerte a alguien. 3) Destrucción, 
aniquilamiento, ruina. 4) Figura del esqueleto humano, a menudo provisto de una 
guadaña, como símbolo de la muerte (2020). 
 
De acuerdo con el diccionario de la Universidad de Oxford: 
	 27	
1) The action or fact of dying or being killed; the end of the life of a person or 
organism. 2) The permanent ending of vital processes in a cell or tissue. 3) The 
destruction or permanent end of something8 (2020). 
 
Es el fin. Ahí se acaba la vida. 
Sin embargo, el aparente fin de la vida, o del universo, no acaba ahí. La muerte 
estrictamente física no es tan definitiva como se creía. La primera ley de la termodinámica, 
afirma que la energía no se destruye, sino que se transforma. La segunda ley dice que no es 
exclusiva para máquinas térmicas, sino que se ocupa en general de todos los procesos 
naturales que suceden de manera espontánea, es decir que se ocupa de la evolución natural 
de los sistemas termodinámicos, de la dirección en que avanzan. Es a través de la ley de la 
termodinámica que Louis-Vincent Thomas (1983), en su libro Antropología de la muerte, 
explica lo que sería la realidad física de la muerte, así “la vida permanece en el seno de la 
potencialización, mientras que la muerte camina hacia la actualización” (p. 20). En otras 
palabras, la vida como el mundo de posibilidades creadoras en las que se manifiesta la 
energía, y la muerte como el siguiente paso de transformación de la energía para ser todahomogénea. 
Pues bien, al igual que la conceptualización de la infancia, la muerte ha ido 
cambiando constantemente a lo largo del tiempo de acuerdo con sus acepciones culturales y 
contextuales, como la religión entre otras. Por ejemplo, en la antigüedad la muerte era 
considerada una prolongación de la existencia: los faraones egipcios hacían construir en 
 
8 1) La acción o el hecho de morir o ser asesinado; el fin de la vida de una persona u 
organismo. 2) Fin permanente de un proceso vital de una célula o tejido. 3) La destrucción 
o el fin permanente de algo. (Traducción propia) 
	 28	
vida sus propias tumbas y, ya muertos, el ritual de embalsamado era cuidadoso pues se 
debía preparar el cuerpo para el mundo de los muertos. 
En algunas religiones monoteístas la muerte es solo el acto de poner fin a la vida, 
“polvo eres y en polvo de convertirás”, dice la tradición cristiana. De ahí que la muerte es 
también la separación del cuerpo y del alma; no obstante, después de esta separación el 
alma será juzgada para ser castigada o ir al paraíso prometido como forma de reconvertir la 
vida. 
En contraste con lo anterior, actualmente, la sociedad occidental evita la muerte, 
como Gómez y González (2013) explican: 
La medicina y la ciencia actualmente están orientadas a la prolongación de la vida, 
la exaltación de la juventud y la negación de la muerte, aspectos vitales como la 
enfermedad, el deterioro y la vejez, están asociados a la noción de fracaso y 
decadencia (p. 43). 
Sentimos que la muerte no hace parte del orden de las cosas. No obstante, en los 
periódicos, noticieros, redes sociales, videojuegos, espectáculos, etc. siempre hay alguien 
que muere, es corriente. Hay más muertos que vivos y todos morimos, eso lo sabemos, 
entonces ¿por qué el miedo a la muerte? Todo ser vivo es un muerto en potencia, esta es 
una de las muchas variaciones que tiene la muerte, aun así, parte de la sociedad occidental 
vive en constante negación frente al fin de la vida: 
La muerte ocupa una situación ambigua en el pensamiento occidental: se le concede 
demasiado, puesto que, como suele decirse, ella “nadifica” al ser; pero no se le 
otorga bastante, ya que se la ve como un acontecimiento reducido a un punto (…) 
para el hombre moderno los muertos jamás están en su sitio, siguen obsesionando el 
	 29	
inconsciente de sus sobrevivientes que tratan de olvidarlos, y el rechazo del diálogo 
hace a los difuntos más crueles, y sobre todo más presentes. (Thomas, 1983, p.8) 
 
Surge el aspecto contradictorio de la muerte: la ignoramos, pero tenemos miedo de 
ella (sería raro que no), es irreversible y absoluto, igual que conceptos como “siempre” y 
“nunca”, ¿en realidad los comprendemos en su totalidad? Somos muy efímeros y bastante 
pequeños en este universo. 
 
2.2. Comunicar la muerte. 
Una de las pruebas de la negación en la que vive el hombre occidental con la muerte 
son las maneras en la que se le anuncia en los diferentes medios de comunicación. Fabre-
Luce lo explica así: “en líneas generales el público cuando se le habla de la muerte, espera 
dos cosas: 1) escapar del tedio mediante una impresión fuerte; 2) que se le vuelva a instalar 
enseguida en su sillón tranquilizador mediante un consuelo final.” (citado por Thomas 
1983, p. 8). No queremos verla, y si la vemos es mejor que no nos afecte. 
La causa de nuestro deseo de ignorar la muerte puede deberse a que no haya una 
educación inicial clara sobre lo que es, no hay una pedagogía generalizada sobre la vivencia 
de la muerte en nuestra cultura individual de Occidente. Es decir, no se enseña durante la 
primaria sobre la muerte como sí se enseñan, por ejemplo, las partes de la célula animal. 
Las clases de filosofía podrían ser el espacio para esa conversación sobre la muerte; sin 
embargo, en muchos currículos escolares esta clase se toma solo en secundaria. Recuerdo 
haber tenido clases en el colegio sobre la cosmogonía Maya e Inca, sé que me explicaron la 
visión de estas culturas; también, en clases de español y literatura me enseñaron a 
identificar en los poemas la figura de la muerte. Aun así, nadie me explico lo que se siente 
	 30	
durante el duelo o cómo era despedir a un ser querido. Esos detalles no se enseñan en el 
colegio esperando que la red familiar o de apoyo lo haga, pero muchas de estas personas 
tampoco saben cómo transmitirlo. 
A lo largo de su libro, Antropología de la muerte, Thomas (1983) compara a la 
sociedad africana arcaica con la civilización occidental. La sociedad negro-africana acepta 
la relación estrecha que tiene la vida con la muerte, y es por esto, que desde la primera 
infancia se educa sobre la importancia de los duelos, ritos y formas que la muerte puede 
tomar; para ilustrar, los muertos nunca son abandonados ni olvidados y hay una constante 
recordación de los antepasados. Por el contrario, las diferentes sociedades occidentales no 
tiene una pedagogía oficial generalizada que ofrezca un tratamiento para el antes y después 
de la pérdida; ignoramos la muerte aún con esos enormes monumentos y cementerios que 
construimos, no aceptamos fácilmente la relación que tienen la vida con la muerte. Incluso 
el duelo, teniendo en cuenta que hay distintas formas de vivirlo, llega a ser considerado, 
equívocamente, como una patología; así lo explica la escritora Rosa Montero después de la 
muerte de su esposo, Pablo Lizcano, tras una larga enfermedad: 
A mí me sucedió que tomé el duelo como una enfermedad de la que había que 
curarse cuanto antes (…) Un error bastante común porque en nuestra sociedad la 
muerte es vista como una anomalía y el duelo, como una patología (…) Como si se 
tratara de una de una hepatitis (pero no te recuperas nunca, ese es el error: no se 
recupera, uno se reinventa)” (2013, pp. 28-30). 
 
Sin embargo, referirnos a la sociedad occidental de forma generalizada, en cuanto a 
la falta de pedagogías del duelo, es invisibilizar tradiciones y ritos. Podemos hablar de una 
educación de la muerte en algunas culturas latinoamericanas, por ejemplo, el Día de los 
	 31	
Muertos en México: las personas celebran el regreso de sus familiares y conocidos difuntos. 
Es un ritual en el que la muerte no significa ausencia, por el contrario, quiere captar la 
presencia de los que ya no están. Además, es un rito que ha ido pasando de generación en 
generación y se ha adaptado a cada una de las familias; en él se resalta la importancia de 
recordar para ser recordado. Ciertamente, podríamos decir que hay una pedagogía de la 
muerte por varios factores: en primer lugar, toda persona que quiera participar del rito lo 
puede hacer, en los últimos años se ha vuelto cada vez más popular alrededor del mundo y 
esta celebración no es exclusiva a una sola religión gracias a su sincretismo. Segundo, 
acepta la muerte en relación con la vida, ofrendar a los muertos en vida para ayudarlos a 
llegar a la muerte. Por último, no hay nadie de la comunidad que se quede por fuera del 
ritual, los niños están incluidos y no se les enajena sobre la muerte. Se trata de honrar y 
revivir en la memoria de los vivos a quienes han muerto, sentirlos cerca con el recuerdo 
colectivo. 
En esa misma línea, la comunicación también se ve reflejada en los recuerdos. La 
capacidad y el deseo que tenemos de comunicar las memorias que poseemos de quienes se 
han ido refleja, además, nuestra relación con la muerte. 
Según los negros africanos… la etapa final de la muerte se produce cuando el 
esqueleto ha desaparecido por completo, o cuando la familia del difunto se extingue, 
o cuando por haber perdido el recuerdo del muerto ya no se hace sacrificio para él 
(este entonces no tiene los recursos requeridos para mantener su vida en el más 
allá). (Thomas, 1983, pp. 53-54) 
 
El recuerdo también es parte de la vida en la tradición africana, y no solo el 
recuerdo individual, tambiéngrupal; hay un soporte social de la memoria del difunto. 
	 32	
¿Occidente lo hace? Durante la celebración de Día de Muertos se hace. En contraste con 
otros contextos culturales donde los primeros años luego de la muerte se promete no olvidar 
a la persona fallecida, no obstante, con el tiempo cada vez menos se piensa en la persona 
que se fue; el afán y la forma de vida no dejan un espacio para los que se han ido. Hay que 
seguir con la vida. Son pocos, en comparación con todas las personas que han muerto, los 
que son recordados por largos periodos, suelen ser personajes o muertos célebres. 
 Como un ejemplo de socialización de la muerte fuera de occidente, encontramos en 
el hinduismo el sraddha, una ceremonia para honrar a los antepasados que se hace al menos 
una vez al año y es diferente al período de duelo acostumbrado. En la práctica, el karta (la 
persona que dirige la ceremonia) invita a los brahmaanas (sacerdotes) al rito para invocar a 
los espíritus de sus ancestros y alimentarlos, esto con el fin de fortalecer el cuerpo etéreo de 
los fallecidos. El primer sraddha, luego de la muerte de un familiar, se realiza para que el 
difunto deje de ser un fantasma errante y pueda conseguir un lugar entre los “padres 
divinos” o pitris. Esta ceremonia pretende que los vivos recuerden a sus ancestros, que 
cuiden de ellos. 
 
2.3. En la literatura para niños 
Como dijo Fanuel Díaz (2015): “La muerte ha sido en la literatura infantil la gran 
ausente, la eludida, la disfrazada. Es difícil encontrar textos que aborden con naturalidad 
esa problemática” (p. 83). ¿Por qué evitarla? ¿Por qué no dejar que los niños lean sobre este 
tema de forma directa? Porque hasta hace unas décadas los libros para niños que trataban la 
muerte con realismo y sin decoraciones estaban en la misma categoría que la pornografía, 
explica Masha Rudaman (citado en Rauch y Zaidman, p. 232). 
	 33	
Es irónico, puesto que, antes de que se consolidara la noción de infancia, los niños 
consumían directa o indirectamente las mismas obras literarias que los adultos. “Solo con el 
nacimiento y desarrollo de la literatura infantil se va consolidando el propósito de proteger 
la infancia, ahora ya considerada un público concreto, de contenidos poco apropiados o 
dañinos, en relación con temores o prevenciones supersticiosas.” (Vara, 2016, p. 2). Hay 
una actitud sobreprotectora hacia los niños que proviene del miedo de los adultos. 
Afortunadamente este fenómeno ha ido mermando poco a poco. 
Sin embargo, aunque el panorama ha cambiado, hoy en día la muerte tiene muchos 
rostros: “el niño de hoy ve la muerte en sus facetas más distorsionadas a través de la 
televisión, acompañada de fuertes dosis de violencia y en el mayor de los casos sin una 
justificación lógica” (Díaz, 2015, p. 84). La muerte está presente de forma gráfica 
diariamente en periódicos y noticieros, en películas y videojuegos; entonces, ¿por qué no 
tener una pedagogía de la muerte y de la vida? ¿Por qué censurarla o esconderla si 
actualmente los niños pueden ver muerte en todas partes? 
La muerte hace presencia en la literatura infantil desde el principio; Fanuel Díaz 
(2015) expone varios de los tipos de relatos en los que aparece. En los cuentos de hadas, 
por ejemplo, la muerte acecha a la princesa a lo largo de todo el texto. La madrasta siempre 
tiene la intención de matar a Blancanieves e incluso le pide al cazador pruebas de ello: 
quiere ver su hígado y sus riñones. De igual manera, el desdichado destino de Cenicienta es 
definido por la muerte de su madre la cual lamenta a lo largo del texto. No obstante, el tema 
principal de estos relatos no es la muerte o el duelo. 
“Leer sobre la muerte es vivirla por anticipado” (Díaz, 2015, p. 83), es recrear y 
obtener experiencia sobre ella. Si la lectura es un acto personal e íntimo, para tratar el tema 
en los libros infantiles y juveniles se deberían “crear puentes invisibles entre adentro y 
	 34	
afuera, entre lo local y lo global, entre lo sensible y lo inteligible, entre la forma y el 
intelecto, entre el mundo subjetivo y el mundo objetivo, entre la sensibilidad y la razón” 
(Ospina, 2016, p. 28). Comparar y conciliar conceptos, crear una noción propia de la 
muerte y el duelo es la respuesta de porqué debería haber textos que aborden el tema de 
forma real. Adicionalmente, para los procesos de duelo permitir que los niños lean ayuda a 
manejar el dolor y la pérdida. 
Las características que poseen textos cuyo tema principal es la muerte son bastantes 
específicas. Al principio, se suavizaba el tema, las figuras y símbolos bastante decorados 
eran la norma. Sin embargo, el tiempo fue avanzando y ya no fue necesario esforzarse por 
minimizar la muerte: la claridad y sencillez se abrieron paso, así lo ha venido haciendo la 
literatura infantil contemporánea (Díaz, 2015), se habla de la muerte como un fenómeno 
natural, como una parte más de la existencia. Además, se presentan las etapas de principio a 
fin: la muerte no es estática, no es de un solo acontecimiento, siempre hay un antes 
(entender que todos morimos), un durante (duelo y aceptación) y un después (recuerdo y 
memoria) en el relato. La narración en primera persona facilita la identificación del lector 
con el personaje principal cuando este expone sus reacciones y sus sentimientos por la 
pérdida. 
Afortunadamente, la literatura infantil ha permitido nuevos espacios para este tema 
complicado de hablar. El campo literario se ha ido ampliando y libros como Llora corazón 
pero no te rompas (Glemm Ringted), ¿Cómo es posible? La historia de Elvis (Peter 
Schsow) y Cuando la muerte vino a nuestra casa (Jürg Schubiger) se han abierto paso 
demostrando la importancia de tocar temas difíciles en las narrativas para niños. 
 
	 35	
 
Figura 7 
Tycho supernova remanente 
	 36	
3. EL LIBRO ÁLBUM Y EL LIBRO ILUSTRADO 
 
Aún para los más brillantes astrofísicos es inexplicable entender la complejidad, la 
estructura y el origen de los enormes agujeros negros 
Rushmore DeNooyer, 2018 
 
Definir a la literatura infantil, en cuanto a género, presenta dificultades dada su 
riqueza y complejidad. Perry Nodelman9, en su libro The Hidden Adult: Defining 
Children’s Literature, primero analiza la trama, los temas y la estructura de seis obras para 
identificar características compartidas: Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carroll), 
The Purple Jar (Maria Edgeworth), Dr. Doolittle (Hugh Lofting), Henry Huggings 
(Beverly Clearly), Un día de nieve (Ezra Jack Keats), y Plain City (Virginia Hamilton); 
todas escritas por personas de diferentes edades en diferentes épocas y lugares del mundo. 
Nodelman señala en cada uno de estos relatos rasgos que le permitirán a un lector adulto 
entender el texto como una historia para niños, dejando ver las formas en las que el 
conocimiento adulto permanecen escondidos en textos aparentemente simples e inocentes. 
Posteriormente, Nodelman involucra diferentes puntos de vista sobre la literatura 
infantil de otros autores, críticos literarios, teóricos culturales y educadores, estableciendo 
un diálogo, explorando puntos y temas en común, para desarrollar una definición 
compuesta de la literatura infantil. 
Finalmente, el autor acepta haber llegado a una definición “pragmática”: “children’s 
literature is the literature published as such”10 (Nodelman, 2008, p. 146). Es una definición 
 
9 Crítico de literatura infantil 
10 La literatura infantil es la que es publicada como tal. (Traducción propia) 
	 37	
que se queda corta al inicio, sin embargo, los argumentos planteados alrededor de esta 
afirmación la sustentan: “(…)children’s literature centrally represents adult views of 
childhood, not those of children themselves. A text genuinely expressive of childhood or 
childlike thinking as experienced by a child would lack a fundamental defining qualityof 
children’s literature”11 (Nodelman, 2008, p. 149). ¿Es la literatura infantil un género 
mediado y creado por adultos según su noción contemporánea de niñez? Sí, son los padres, 
educadores, editores, bibliotecarios y muchas más personas adultas quienes crean contenido 
literario infantil y así mismo se encargan de clasificarlo. 
La clasificación interna de la literatura infantil es igual de compleja que su 
definición gracias a la variedad de temas, formatos, tipo de texto, objetivo del texto, edad 
de los lectores, etc., son estas variables tan diversas las que caracterizan la literatura para 
niños en la actualidad. En este trabajo de grado el corpus literario está compuesto por dos 
tipos de texto: el libro álbum y el libro ilustrado. Por consiguiente, ahondaré en ambos 
conceptos a continuación. 
 
3.1. El libro álbum 
Para comenzar, expondré el concepto de libro álbum que varios teóricos han 
elaborado, para luego pasar al concepto de este bajo el formato físico, esto es importante 
porque el libro álbum tiene unos rasgos particulares que lo diferencian de otros. 
[en el libro álbum] las palabras no se sostienen por sí solas (…) Son las imágenes 
las que proporcionan la información que omiten las palabras. De hecho, el libro-
 
11 La literatura infantil suele ser la representación de los adultos sobre la niñez, no la de 
los mismos niños. Un texto que exprese genuinamente la niñez o represente el 
pensamiento infantil dentro de la experiencia de un niño carecería de cualidades que lo 
definan como literatura infantil. (Traducción propia) 
	 38	
álbum no solo depende de las ilustraciones para ampliar aquello que dicen las 
palabras, sino que también requiere de ellas para esclarecer el texto e, incluso, a 
veces para tomar su lugar. En un libro-álbum tanto las palabras como las imágenes 
son leídas. (Shulevitz, 2005, p. 10) 
 
Todo se trata de una relación que el autor (o los autores, cuando hay autor e 
ilustrador) va creando entre el texto y la imagen para que entre estos se complementen. José 
Rosero, escritor colombiano, llama a esta relación “simbiosis”, donde cada uno de los 
lenguajes permite una manipulación de los equilibrios en la narración: “cada uno se trata 
con su potencia particular para convertir el libro en un objeto de total apreciación que 
afecta tanto el pensamiento visual como el lógico discursivo, y le da al lector la última ficha 
para completar la obra” (Rosero, 2010, p. 13). 
Adicionalmente, “un libro-álbum, a diferencia de uno ilustrado, es concebido como 
una unidad, una totalidad que integra todas sus partes designadas en una secuencia de 
interrelaciones” (Tabernero, 2006, p. 76). Es por esto que, en el capítulo “La arquitectura 
del libro álbum”, en el libro El libro álbum. Experiencias de creación y mundos posibles de 
la lectura en voz alta, la profesora Galia Ospina (2016) anota que cada uno de los 
elementos que contiene un libro-álbum tiene un sentido y una función, o en sus palabras: 
“nada resulta gratuito” (p. 67). 
El título del capítulo del libro de Ospina se debe a la comparación del libro-álbum 
con una casa: existe un espacio físico para ser recorrido de muchas maneras. Estamos 
hablando del formato y cómo este también influye en la narración. Iniciando tenemos la 
cubierta, la cual la profesora Ospina (2016) designa como la puerta de entrada. 
	 39	
En este ejemplo, podemos observar relación entre la imagen y el texto. La 
ilustración refleja el tema principal de la narración, que finalmente es cómo la 
responsabilidad del hogar recae sobre la madre y como se ve (Figura 8) ella es quien lleva a 
sus espaldas a los demás miembros de la familia. Y en la contracubierta (Figura 9) vemos la 
pezuña de un cerdo vestido de traje sosteniendo una nota. ¿Quién viste de traje en la 
cubierta? El padre. Desde la entrada, desde “la puerta” el libro álbum ya nos está 
comunicando en dos lenguajes. 
 
Figura 8. 
 Cubierta El libro de los cerdos 
Figura 9. 
Contracubierta El libro de los cerdos. 
	 40	
Continuando con la metáfora propuesta por Ospina, luego están las guardas, que es 
el corredor donde está la mesita en la que dejamos las llaves, el recibidor: varios cerdos 
anuncian la entrada a El libro apestoso de Babette Cole, todos caminando hacia la derecha, 
el sentido en que en occidente pasamos las páginas (Figura 9). Este texto es una 
recopilación de los olores más apestosos que hay en el mundo, los olores más horribles que 
un niño podría experimentar: “Hieden cerdos y ratones como hieden los hurones” (Cole, 
1991, pp. 16-17) . Pero esos olores también los pueden producir los niños: “Hizo mal quien 
haya echado la bomba fétida en clase; por eso hubo que quedarse en el salón castigados. Lo 
bueno es que nadie vio ¡que esa maldad la hice yo!” (Cole, 1991, pp. 32-34). Ahora, las 
guardas también están a la salida de la casa: satisfechos los cerdos, salen del libro en la 
misma dirección: hacia la derecha. Esto con el propósito de que haya un cierre al recorrido 
Figura 10. 
Guardas iniciales, El libro apestoso 
	 41	
que fue el libro (Figura 10). Y así podemos ir avanzando por cada cuarto de la casa según la 
metáfora de Ospina. 
 
3.2. El libro ilustrado 
Ahora bien, un libro ilustrado no tiene esa relación íntima entre imagen y texto, en 
este formato la imagen solo cumple con la función de acompañar el texto, pero uno es 
completamente independiente del otro. Según Rosero, la relación entre texto e ilustración 
en el libro ilustrado se encuentra en las categorías de vasallaje y clarificación, a las cuales 
estaré volviendo constantemente en este trabajo. El vasallaje puede identificarse “cuando la 
ilustración es hecha a partir de textos previamente escritos, es decir, cuando el relato fue 
realizado sin un presupuesto visual y puede sostenerse sin la imagen” (Rosero, 2010, p. 7). 
Figura 11. 
Guardas finales, El libro apestoso 
 
	 42	
En el caso de la edición del 2014 de Matilda que Alfaguara distribuía en Colombia12, las 
ilustraciones de Quentin Blake se han convertido en un clásico, y si hablamos de Roald 
Dahl generalmente se nos vienen a la cabeza estas imágenes. En este caso el texto puede 
sostenerse sin la imagen, ya que desde un principio no fue pensado para ser una unidad 
texto-imagen. La imagen representa lo que sucede en la narración sin intentar ahondar en 
una explicación por medio de ella; por ejemplo, en esta imagen Matilda y la señorita Honey 
comparten té y pan mientras charlan: 
–Al fin fui libre –dijo la señorita Honey –. No puedo explicarte lo maravilloso que 
resultó. –Pero ¿realmente se las ha arreglado para vivir aquí con una libra a la 
semana durante dos años? [Pregunta Matilda] (Dahl, 2014, p. 216). 
 
12 Hago esta anotación porque la composición de imagen-texto pueden variar 
dependiendo del editor y de la edición de Matilda. Por ejemplo, hay ediciones en inglés 
que se concentran más en las ilustraciones; en cambio la edición de Editora Richmond 
para Alfaguara, es edición de bolsillo, tapa blanda y con ilustraciones a blanco y negro. 
Figura 12 
 Matilda y la Señorita Honey. 
	 43	
En efecto, la ilustración no tiene una profundidad o un significado en relación con el 
texto, solo está para hacer visual la forma en la que se desarrolla la conversación. 
 El otro aspecto del que habla Rosero es la clarificación: es la relación en la que la 
ilustración debería recrear y resignificar situaciones o hilos argumentativos que se 
encuentran en la narración (Rosero, 2010, p. 9) como en este fragmento (Figura 8 y 9) de 
Bien vestidos13 de Ivar Da Coll. En este caso la interacción de los animales con el humano y 
los detalles alrededor de los cuartos y de los vestidos van creando una lectura diferente, tal 
vez más cómica, que si solo estuviera el texto. Es decir, “la narración se enriquece con la 
poética visualdel ilustrador, por su capacidad de componer un hipertexto con las imágenes 
 
13 “Tengo un perro y dos gatas. Los tres usan mis corbatas. Siempre traen su pijama 
cuando duermen en mi cama. Otras veces les encanta llevar gorro y bufanda. Como perro 
es quien cocina, tiene guantes y boina. Cuando guisa los pucheros usa botas y un 
sombrero. Mientras tanto las gatas mi ropero desbaratan. Mezclan formas y colores, 
rayas, puntos y hasta flores. Medias rojas, color malva, y otras verdes con guirnaldas. Un 
chaleco con botones, zapatillas sin cordones. Los tres juegan divertidos escogiendo sus 
vestidos” (Da Coll, 1999) 
Figura 13 
Perro con boina y sombrero, Bien Vestidos 
 
Figura 14 
Gatos con ropa, Bien Vestidos. 
	 44	
haciendo también señalamientos que la narración no trae en sí que retroalimentan todo lo 
que el texto contiene” (Rosero, 2010, p. 9). 
A lo largo de este trabajo estaré volviendo constantemente a estas categorías de la 
relación imagen-texto que José Rosero ha expuesto. 
 
	 45	
 
Figura 15 
Agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia NGC 5548 
	 46	
4. MEDIADORES 
Tenemos la pulsión de volver otra vez a ese instante donde estaba lo que aún no se 
había roto, a ese instante anterior por si pudiera evitarse la ruptura 
Yolanda Reyes, 2015 
 
Dice Rosa Montero (2003) que todos los escritores escriben siempre contra la 
muerte, escriben para cauterizar con las palabras los impensables e insoportables silencios 
de la niñez, en otras palabras, escriben también para atenuar el peso de los agujeros negros. 
En mi caso, yo leía y buscaba cuanto libro tuviera como tema principal la muerte y el 
duelo, sin saber muy bien por qué; buscaba eso que no se me había explicado porque no lo 
había vivido, pero que no dejaba de merodear por mi casa. Mucho tiempo después, entendí 
que una de las muchas funciones que tiene la literatura es, como dice Yolanda Reyes 
(2015), reordenar el mundo con palabras. 
La literatura ha sido siempre un medio para explicar la realidad, necesidad innata en 
el ser humano. Entonces, ¿no es la literatura uno de los mejores caminos para responder a la 
realidad planteada? ¿Es posible nombrar el dolor y la ausencia? ¿Cómo se representa lo 
aparentemente indecible? Finalmente, ¿cómo logra la literatura entablar una discusión tanto 
con los niños como con los adultos sobre el tema de la muerte en relación con la ausencia, 
la pérdida y la muerte? 
Fue así, de pregunta en pregunta, como llegué a estos cinco libros: El corazón y la 
botella, de Oliver Jeffers; El pato y la muerte, de Wolf Erlbruch; Cuando los peces se 
fueron volando, de Sara Bertrand, ilustrado por Javier Olea; Camino a casa, de Jairo 
Buitrago, ilustrado por Rafael Yockteng; y El libro triste, de Michael Rosen, ilustrado por 
Quentin Blake. En cada uno de estos textos la muerte se presenta de forma distinta, a veces 
	 47	
hay paz cuando se menciona a quien se ha ido y en otras ocasiones la ausencia aparece 
causando dolor y más silencio. Por más que la muerte nunca sea un tema amable, como 
dice la Revista Babar14 (2005), estos libros tienen un rasgo en común: no son libros para 
niños, sino también para niños. 
A continuación, en este capítulo, analizaré libro por libro la aproximación de la 
muerte y la pérdida, la representación de la ausencia y el diálogo en torno al duelo. Para 
esto voy a tener en cuenta varios aspectos fundamentales al momento de abordar el texto: 
1) construcción de los personajes, 2) uso de metáforas y símbolos, 3) soluciones y 
desenlaces planteados. 
Sumado a esto, ya que los libros que componen el corpus son libro álbum y libro 
ilustrado, indagaré en la tensión poética entre texto e imagen de acuerdo con lo que 
presenté en el anterior capítulo de este documento. Aquí debo hacer una precisión con 
respecto a un término específico que usaré en el análisis, que he mencionado antes. 
Aunque, tanto el libro álbum como el libro ilustrado sean en sí mismos una unidad, hay 
dentro de ellos diferentes tipos de lenguaje: lenguaje escrito y lenguaje ilustrado, y ambos 
forman un lenguaje único, que llamaremos, el texto entero. 
El orden en el que presento los libros tiene una intención. Cada uno de ellos está 
narrado desde un momento distinto de la muerte. En primer lugar, El pato y la muerte se 
sitúa antes de la pérdida, se enfoca en la vida y reconoce la incertidumbre de la muerte, 
pero no trata el duelo. El segundo libro, Cuando los peces se fueron volando, narra el inicio 
de la tragedia, la muerte y el dolor, pero tampoco nos da una solución. Ya hemos pasado 
por el antes y por el durante, ahora viene el después. 
 
14 Revista de literatura infantil y juvenil. 
	 48	
Continuamos con El corazón y la botella, donde la muerte es el detonador, pero no 
la protagonista; de hecho, es el manejo de las emociones, que vienen después de la pérdida, 
lo que mayor relevancia tiene en este libro. Posteriormente, los pensamientos y las 
ocurrencias que llenan el día a día durante el duelo son descritos en El libro triste, de 
Michael Rosen. Y para terminar, observaremos cómo la vida continua en Camino a casa. 
 
4.1. El pato y la muerte 
Figura 16 
Cubierta El pato y la muerte. 
	 49	
Este texto, escrito por Wolf Erlbruch, narra la historia de un pato que un día nota 
que alguien lo sigue, es la Muerte. Pasan algunos días juntos y el pato llega a conocerla 
hasta considerarla una amiga cercana, “si no se tenía en cuenta quién era, hasta resultaba 
simpática” (Erlbruch, 2007, p. 12). Sigue pasando el tiempo, ambos visitan el estanque y 
trepan árboles, un día el pato comienza a reflexionar sobre qué pasaría si muriera: “El 
estanque quedará… desierto. Sin mí” (Erlbruch, 2007, p. 22). También le cuenta a la 
Muerte los comentarios que se cuentan entre los patos, por ejemplo: hay un infierno en el 
que asan patos que no fueron buenos cuando estaban vivos (Erlbruch, 2007). Sin embargo, 
a pesar de sus inquietudes, la Muerte no le da una respuesta al pato. 
 Finalmente, el verano acaba, el pato enferma y muere, dejando sola a la Muerte, 
pero así es la vida. Es también la vida quien se encarga de que los patos se enfermen y 
tengan horribles accidentes (Erlbruch, 2007), 
explica la muerte en este relato. Aunque no esté 
en el título, en este libro la vida también aparece 
por doquier, está en la naturaleza que surgen 
todo el tiempo acompañando al pato, hasta que 
es tiempo de morir. 
El pato es como cualquier otro al que le 
gusta ir al estanque; no obstante, su curiosidad 
le permite al lector, gracias a sus 
preocupaciones, reflexionar sobre los 
significados de la muerte. Cuando este tiene 
dudas sobre el cielo, la Muerte le responde que Figura 17 
La Muerte. 
	 50	
él de todos modos ya tiene alas y ha estado ahí (Erlbruch, 2007). 
 Así es la Muerte, realmente, un personaje muy sincero. El autor ha usado la 
tradicional representación cadavérica de la muerte, a pesar de que puede llegar a ser 
aterradora para niños y adultos. No obstante, la Muerte tiene puesto camisón, guantes, 
zapatos y, en vez de una guadaña, tiene un tulipán que carga a todos lados (Figura 2). Su 
aspecto es bastante amable, lo que puede permitirle al lector acercase con la tranquilidad de 
que nada malo o escabroso va a suceder. Tan amable es su forma de actuar que el pato le 
ofrece ayuda cuando ella tiene frío y ella acepta. Nos acercamos a una figura indefensa, al 
contrario de lo que se cree; además, también es capaz de sentir y empatizar con las 
Figura 18 
El pato y la Muerte tomados de la mano 
	 51	
emociones de otros: “–Tengo frío –dijo una noche–.[El pato] ¿Te importaría calentarme un 
poco?” (Erlbruch, 2007, p. 26) (Ver figura 3). 
Aunque en el texto escrito no hay una respuesta, la ilustración contesta la pregunta. 
Es este juego de preguntas y respuestas, que se darecurrentemente en todo el libro, al que 
se refiere José Rosero (2019): “(…) así pues el texto escrito complementa aquello que la 
imagen no presenta o la imagen brinda información que el texto no revela” (p. 11). 
Sin importar las cortas explicaciones que ofrece el libro, su lenguaje es 
comprensible y asimilable. De tantas preguntas que surgen por la muerte, este libro 
concluye en la incertidumbre. Estamos apenas en la primera etapa de la muerte, el antes, 
cuando buscamos una explicación a eso que desconocemos, esto es solo una parte de un 
agujero negro. 
Figura 19 
La Muerte contemplado al pato 
	 52	
Contrariamente, este libro abre paso a la meditación: la muerte se presenta como 
una amiga que se encarga de cuidar del pato cuando el momento de partir ha llegado. 
También hay que notar que, la muerte del pato es muy tranquila, sucede de repente, sin 
ninguna queja de dolor. 
 
	 53	
4.2. Cuando los peces se fueron volando 
Este relato, escrito por Sara Bertrand e ilustrado por Francisco Javier Olea, es un 
poema en prosa en el que un niño (nunca mencionan su nombre) narra una serie de pérdidas 
que hacen que la ausencia aparezca. La narración del texto escrito inicia con el final: “Un 
hombre tiene una cabeza y la pierde. Eso dijo mi mamá: tu papá perdió la cabeza. Y se 
Figura 20 
Cubierta Cuando los peces se fueron volando. 
	 54	
fue.” (Bertrand, 2015, p. 4), como narrando un recuerdo. Luego nos devolvemos: primero 
se perdió un zapato, luego Rosita, la perra salchicha, por ir detrás de la pelota, y un día 
perdieron a Andrés. Y entonces el papá pierde la cabeza y su fuego se apaga… En realidad, 
la narración del texto entero inicia desde las guardas (Figura 21): esta imagen recuerda a la 
pared de una casa donde están las fotos, de buenos momentos, con toda la familia. 
En este libro la muerte hace presencia por su ausencia. A pesar de que no se 
pronuncia nunca la palabra muerte, nos aproximamos a ella desde la tragedia por la pérdida 
y el abandono. El lugar común, en este relato, es el destino de las personas que mueren. 
Según la mamá, Andrés y Rosita atravesaron las nubes “Diez, veinte o un millón trescientas 
mil. Más allá de la cresta de los cerros. Sobre esa suavidad imaginada en la blancura.” 
(Bertrand, 2015, p. 13), Javier Olea ha dibujado las nubes como espirales punteados, que 
Figura 21 
Guardas iniciales, Cuando los peces se fueron volando 
	 55	
también pueden leerse como corrientes de aire. Puede ser que estén hablando de llegar al 
cielo del que hablan las religiones abrahámicas. Esta teoría se refuerza con la imagen que 
cierra el libro (Figura 22). Andrés, el hermano perdido, aparece una última vez, con una 
especie de alas y en vez de ojos nubes, ¿se ha convertido en un ángel o en un pájaro? 
Ahora bien, el duelo en este relato lo viven tres personas, cada una de forma 
diferente. Primero el niño que hace un reclamo (figura 23), “diez, veinte o un millón, no sé, 
no me esperó. Se fue solo y se perdió” (Bertrand, 2015, p. 16). Después la mamá 
desconsolada (figura 24), “una mujer tiene un espejo y se rompe. Como mi mamá que lloró 
y lloró esa noche” (Bertrand, 2015, p. 16). Y el papá que, al perder a su hijo, también se 
pierde (figura 25), “Un hombre tiene un fuego y se apaga. Como mi papá cuando mi 
Figura 22 
Guardas finales, Cuando los peces se fueron volando. 
	 56	
hermano dejó su silla” (Bertrand, 2015, p. 19). Este libro está en medio del agujero negro, 
en todo el centro del dolor, del silencio, de la ausencia y la tragedia. Aunque el niño no 
exprese sus emociones podemos sentir el deseo y la añoranza en sus palabras, “Y un niño 
quería ser pez. Como mi hermano cuando lo metían en la tina. Hace tanto.” (Bertrand, 
2015, p. 20), y en las ilustraciones (Figura 26). En cambio, sí vemos el dolor de los adultos, 
ese dolor que muchas veces en el día a día, en la realidad, esconden porque “estar triste está 
mal”. 
Figura 23 
Pp. 14-15,Cuando los peces se fueron volando 
	 57	
 
Figura 24 
P. 17, Cuando los peces se fueron 
volando. 
Figura 25 
P. 18, Cuando los peces se fueron 
volando. 
	 58	
 
Por último, en este caso, las ilustraciones mantienen una relación con el texto, según 
dice Rosero (2010), de clarificación y vasallaje: las ilustraciones sin el texto pierden sentido 
narrativo; y el texto despojado de las imágenes no tiene la misma fuerza comunicativa. 
 
Figura 26 
Pp. 20-21,Cuando los peces se fueron volando. 
	 59	
4.3. El corazón y la botella 
 
Tras perder a alguien muy importante, una niña decide guardar su corazón en una 
botella y así protegerlo para no sentir tristeza otra vez. Sin embargo, al guardar su corazón, 
también dejó de sentir asombro, felicidad y curiosidad por el mundo que la rodeaba. Con el 
Figura 27 
Cubierta El corazón y la botella. 
	 60	
paso del tiempo la botella se hizo cada vez más pesada y estorbosa. Hasta el día en que, 
siendo adulta, no supo responder la pregunta de una pequeña niña. Entendió que necesitaba 
su corazón. Intentó de mil formas para sacarlo de la botella, “Pero no sabía cómo hacerlo; 
ya no se acordaba. Nada funcionaba. La botella no podía romperse; solo rebotó y rodó… 
Justo hacia el mar” (Jeffers, 2010, pp. 25-28). Y en el mar estaba la niña. Solo hacía falta 
unas manos pequeñas y una niña aún llena de curiosidad para devolver el corazón a su 
lugar. 
 La relación simbiótica sea hace evidente en este texto, aunque suceda aquí un poco 
al revés, si sustrajéramos la imagen no sabríamos quién murió. Solo gracias a la ilustración, 
podemos deducir que alguien falta. Por el contrario, si quitáramos el texto, la imagen 
todavía mantendría una línea narrativa; un poco simple, ya que pierde significado en 
algunos momentos, sin embargo, se sostiene. 
Figura 28 
Portada, El corazón y la botella 
	 61	
 
Figura 29 
P. 5, El corazón y la botella. 
Figura 30 
P. 7, El corazón y la botella. 
	 62	
La figura paterna marca el inicio de la historia. Hay un padre15, que impulsa a la 
niña a descubrir el mundo que tiene a su alrededor, también le ayuda a entenderlo y darle 
un orden lógico. Con la perdida de esta figura paterna, el mundo de la pequeña pierde su 
orden vuelve a empezar. Es así como nos acercamos a la ausencia y al dolor en este libro, 
igual que en el anterior. Con la diferencia de que en este podemos evidenciar como el 
proceso emocional de duelo se convierte lentamente en un agujero negro. Habla Alicia 
Vara16(2016), sobre esta escena (figura 31) en específico: 
en la ilustración se potencia la incertidumbre del personaje, manifestada en su 
pequeño tamaño en oposición a las importantes dimensiones del sillón. La selección 
de una habitación a oscuras, únicamente iluminada en la zona del asiento con la luz 
de la luna, facilita la expresión de la negatividad de la pérdida. No existe ninguna 
fuente de iluminación en la estancia y el personaje, trazado de manera esquemática 
y sencilla, contempla desde su pequeñez la gran ausencia (pie de página 12) 
 
15 O un abuelo, la narración nunca aclara el parentesco. 
16 Miembro de la Facultad de Ciencias del Lenguaje, área de lingüística general, de la 
Universidad de Córdoba, España. 
Figura 31 
Pp 16-17, El corazón y la botella. 
	 63	
Y así es como Oliver Jeffers le dice a los lectores que alguien ha muerto, con un sillón 
vacío. Ese mismo sillón que unas páginas atrás era el lugar para el conocimiento y la 
curiosidad, se ha convertido en la ausencia misma. Hace falta algo en ese espacio, y sabes 
lo que falta, pero también sabes que no va a volver. Los objetos y lugares cotidianos que 
habitaban las personas que se fueron, se resignifican, suelen llenarse de figuras invisibles. 
 En seguida viene el duelo. En este proceso el autor ha decido que el corazón es el 
principal órgano sensitivo y donde se alojan las emociones, es por esto que la niña decide 
ponerloa salvo. Decide sacar su corazón y ponerlo en una botella. En realidad, si el estilo 
de ilustración de Oliver Jeffers no fuera caricaturesco en infantil, esta imagen (figura 32 y 
33) podría ser considerada espeluznante. Es decir, literalmente la niña sacó su corazón y lo 
guardó en una botella para asegurarse de que iba a estar bien. Afortunadamente, el corazón 
vuelve a su lugar y el sillón ya no vuelve a estar vacío. 
Figura 32 
P. 18, radiografía 
Figura 33 
P. 18, el corazón en la botella. 
	 64	
 Esta es una historia que se desenlaza en una moreleja: permítete sentir, esconder y 
evitar tus emociones solo hace que el día a día se convierta en una carga, así como la 
botella pesaba. 
 
4.4. El libro triste 
Figura 34 
Cubierta El libro triste 
	 65	
Este soy yo cuando estoy triste. Quizá pueda parecer que estoy contento en esta 
foto. En realidad estoy triste pero finjo que estoy contento. Lo hago porque creo que 
no le gusto a los demás cuando tengo aspecto triste. A veces la tristeza es muy 
grande. Está por todas partes. Me envuelve. Y no puedo hacer nada para evitarlo. Lo 
que más triste me pone es cuando pienso en mi hijo Eddie. Murió. Yo lo quería 
muchísimo, y sin embargo murió (Rosen, 2004, pp. 5-7). 
 
Así inicia este texto escrito por Michael Rosen, quien, a lo largo del libro, explora 
las emociones y pensamientos que acompañan su tristeza luego de la muerte de su hijo. 
Figura 35 
P. 5, El libro triste. 
Figura 36 
P.7 , El libro triste. 
	 66	
Este libro está narrado desde el duelo diario. No sabemos cómo o por qué murió 
Eddie, pero podemos observar las situaciones a las que se enfrenta diariamente el escritor 
luego de haber perdido a su hijo. 
El juego entre las ilustraciones y el texto escrito comienza con un retrato de Rosen 
en el que parece estar feliz (figura 35), pero apenas pasas la página, todo se vuelve gris (figura 
36). Las imágenes aclaran y soportan el texto como llevándolo de la mano. 
Los recuerdos sobre Eddie surgen en las ilustraciones, pero el texto solo es capaz de 
preguntarse cómo pudo pasar, por qué Eddie se fue, “¿Cómo pudo morirse así sin más? 
¿Cómo pudo hacerme eso? Y él no dice nada. Porque él ya no está aquí” (figura 37) (Rosen, 
2004, pp. 8-9). A veces así es el duelo, es preguntar una y otra vez por qué a nosotros, por 
qué tenía que pasar así, es un agujero lleno de preguntas, pero que no te da ninguna respuesta. 
Figura 37 
Pp.8-9 , El libro triste.. 
	 67	
 El escritor experimenta todo tipos de tristeza e, igual que el niño de Cuando los 
peces se fueron volando, añora el pasado, porque ya nada es como antes, esto lo pone más 
triste. A pesar de todo, el autor demuestra buscar soluciones para la tristeza; por ejemplo, 
hacer algo de lo que pueda sentirse orgulloso (Rosen, 2004). También escribe sobre la 
tristeza: “¿Quién se siente triste? Cualquiera puede estar triste. La tristeza viene y te 
encuentra” (Rosen, 2004, p. 19). 
Y entonces viene el poema que describe a la tristeza, y le da palabras al agujero 
negro: 
La tristeza es un lugar 
profundo y oscuro, 
como el espacio que hay 
debajo de la cama. 
La tristeza es un lugar 
alto y luminoso, 
como el cielo 
que hay sobre mi cabeza (Rosen, 2004, 
p. 21). 
Está la necesidad de los escritores de escribir 
sobre la tristeza, de la muerte, de la vida. Y así 
ir curando los silencios de la infancia. 
 De nuevo la incertidumbre es la 
conclusión del texto… 
 
Figura 38 
Pp. 36-37, El libro triste. 
	 68	
4.5. Camino a casa 
 
De los días del duelo, hemos pasado a los días del recuerdo. Este libro, ganador del 
IX Concurso de Álbum Ilustrado A la Orilla del Viento, es narrado por una niña que le pide 
a un león que la acompañe durante su día. Salen juntos de la escuela y caminan por la 
ciudad, hacia la guardería donde recogen al hermano de la niña, mientras, van asustando a 
todos los transeúntes que se cruzan por el camino. Luego se dirigen a casa, la niña invita al 
Figura 39 
Cubierta Camino a casa. 
	 69	
león a comer y esperar con ella a que regrese su madre del trabajo. Al final del día, la niña 
se despide del león, “Puedes irte de nuevo, si quieres, pero vuelve cuando te lo pida” 
(Buitrago, 2008, p. 23-24). Y se acuesta a dormir con su hermano y su mamá. 
En la narración de este libro se puede observar con claridad el equilibrio de 
lenguajes y la relación simbiótica (Rosero 2010): sin las ilustraciones no sabríamos que el 
personaje a quien la niña le habla es un león, que en realidad representa la figura paterna 
que ha perdido. No está la palabra muerte en ninguna parte del texto, pero nos acercamos a 
los agujeros negros por la nostalgia. La razón de la ausencia del padre no se menciona, sin 
embargo, el escenario en el que la niña se sitúa podría ser cualquier ciudad latinoamericana, 
incluso podría ser Bogotá. Entonces, es posible pensar, que debido a conflictos sociales, el 
papá está ausente, ya que en realidad tampoco se nos deja saber si realmente está muerto. 
Figura 40 
Pp. 4-5, Camino a casa 
	 70	
Ahora bien, la vida continua: mamá tiene que ir a la fábrica, la niña debe ir a la 
escuela y el bebé a la guardería. Y es en la cotidianidad donde la ausencia, 
contradictoriamente, hace más presencia. Es empezar a vivir de nuevo sabiendo que alguien 
falta y recordar cómo era el día a día con esa persona. Es así como la niña recuerda a su 
papá, como un león, pero eso el texto lo deja saber hasta el final de la narración mediante la 
ilustración. 
 
Figura 41 
Fotografía, Camino a casa 
	 71	
4.6. Finalmente… 
Los agujeros negros no van a desaparecer, el silencio y las cosas no dichas, no 
explicadas nunca se van del todo. Solo queda hacer más ligeros nuestros agujeros, 
reconocerlos y buscar darles palabras. Cada uno de estos libros aborda el tema de la muerte 
desde un punto distinto, algunos ni siquiera lo hacen de forma directa. Como muestra, de 
los cinco libros, solo dos mencionan la palabra muerte o alguna de sus variaciones (El pato 
y la muerte y El libro triste), los demás anuncian la muerte a través de las ilustraciones o 
con palabras como abandono, perdido, o vacío, esto demuestra la forma sutil en la que el 
autor del texto desea abordar el tema. 
En ese mismo sentido, el final de estos textos es siempre abierto, con la intención de 
que el lector, ya sea niño o adulto, pueda desarrollar su propia interpretación de los 
conceptos tratados en el relato, logre reorganizar su realidad y pueda dar sentido a los 
silencios de sus agujeros negros. 
	 72	
 
Figura 42 
Sagitario A*, en medio de la Vía Láctea 
	 73	
5. A MODO DE CONCLUSIÓN 
(...)no 
las palabras 
no hacen el amor 
hacen la ausencia(...) 
Pizarnik, 2014. 
 
Cuando crecemos y nos volvemos adultos creemos entender estos temas, los 
asumimos como parte de nuestra realidad. Hasta que nos vemos en la posición contraria: 
cuando debemos hablar sobre la muerte con un niño. En ese momento todo se complica, el 
agujero negro dentro de nosotros nos recuerda que sigue ahí, se reencuentra con la muerte y 
el silencio y vuelve a hacerse grande. Aparece un nuevo agujero negro en el niño que 
tenemos enfrente y la realidad vuelve a quedarse sin palabras para darle sentido a la muerte. 
En mi familia hubo un caso así: un tío político desapareció y mis primos se 
quedaron sin su papá. Aunque hablar de una desaparición es mucho más complicado que 
hablar de la muerte, los agujeros negros volvieron a aparecer. Nadie sabía cómo hablar con 
ellos, todo el mundo huía del tema para evitar el dolor y la tristeza que conlleva una 
desaparición. Mis primos, aún pequeños, fueron condenados al silencio. Los agujeros 
negros volvían a aparecer dentro de mi familia y yo solo veía cómo iban tomando fuerza. 
Cuando tuve la oportunidad de hablar con ellos a solas, me reprendieron. Al parecer en mi 
familia estaba restringido hablar sobre el tema y solo pocas personas podían

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