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1 LA PEDAGOGÍA SOCIAL COMO PROCESO DE ACCIÓN EN LA FORMACIÓN DE LÍDERES PARA LA CONVIVENCIA ESCOLAR "Nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo; los hombres se educan entre sí, mediados por el mundo". Paulo Freire. Lina María Álvarez Zuluaga Sandra Milena Galicia Jaramillo Resumen: El estudio analiza y describe la pedagogía social como proceso de acción escolar en los procesos de agenciar la formación de líderes para la convivencia y la resolución de conflictos, en los núcleos educativos 1 y 3 de Dosquebradas. Se expone como a través de la pedagogía crítica, social o emancipadora se puede hacer conciencia en las comunidades escolares en su reflexión problemática, dialógica y cognitiva del saber pedagógico para la acción social y participativa de la comunidad educativa. Palabras clave: Pedagogía social. Convivencia escolar. Formación de líderes. Representantes estudiantiles. Abstract The study analyzes and describes the social pedagogy as a process of school action in the process of agency leadership training for coexistence and conflict resolution in the educational units 1 and 3 Dosquebradas. Is shown as through critical pedagogy, social or emancipatory 2 consciousness can be done in school communities in the reflection problem, and cognitive dialogic pedagogical knowledge for social action and participatory educational community. Key words Social pedagogy. School life.Formation of leaders. Student representatives. A manera de introducción La naturaleza del estudio tiene como fundamento presentar la pedagogía social como un proceso de acción en la formación de líderes para la convivencia escolar y resolución de conflictos, puesto que se evidencia en los núcleos educativos propuestos, problemas relacionados con la intolerancia, agresión física y verbal, desacato de normas y la falta de proposiciones de mecanismos adecuados para tratar dichas tensiones, debido a la falta de iniciativas personales y proyectos institucionales dirigidos a formar estudiantes conscientes de sus problemáticas, que respondan acertadamente ante dichos conflictos, a partir del conocimiento, comprensión y práctica de las normas que posibilitan la formación ética y ciudadana de los estudiantes. En este sentido, el objeto problemático tiene como propósito analizar desde la pedagogía social la convivencia escolar en los núcleos educativos 1 y 3 del sector de Dosquebradas para la formación de estudiantes líderes que generen alternativas en la solución de conflictos. Para el estudio se recurrió a la investigación descriptiva con un enfoque crítico social que permitió profundizar en los procesos de formación para la convivencia de los estudiantes a través de la pedagogía crítica, posibilitando la revisión documental y la realización de entrevistas a profundidad a estudiantes, docentes y directivos docentes. 3 Sobre las tensiones teóricas y conceptuales. El estudio sobre “La pedagogía social como proceso de acción en la formación de líderes para la convivencia escolar y resolución de conflictos”, posibilita el examen complejo del contexto socio–cultural y educativo, con relación a la problemática que en la actualidad vive la sociedad, la familia, las comunidades y las mismas instituciones educativas. En este orden de ideas, según Lipovetsky (2000), precisa que en la sociedad actual, hoy por hoy, prima lo individual sobre lo colectivo, donde los intereses particulares se sobreponen a los de los otros, ejerciendo dominio sin lugar en la concertación, la negociación y la participación en la que se busca un bienestar colectivo que convoca a todos. Esta lucha por posicionar intereses propios origina inconformidad e inaceptación que se traduce en intolerancia, enfrentamiento, conflicto y violencia, donde los comportamientos individuales y colectivos, pasan a ser “en su mayoría tolerantes y tranquilos a la guerra de hostigamiento político e ideológico” (Lipovetsky, 2000: 314). Siendo ésta, una manifestación de violencia silenciosa que no es castigada como lo es la violencia física. De allí que estas expresiones, estén permeando a las nuevas generaciones especialmente desde la familia, quien presenta una crisis ligada a lo psicológico, lo social, lo moral y lo educativo y donde los padres encarnan un “fanatismo por lo juvenil en los modelos contemporáneos de comportamiento” (Savater, 2007: 60), puesto que los padres de hoy asumen el rol de la amistad, desde un concepto mal entendido, perdiendo la autoridad sobre los hijos y anteponiendo sus intereses individuales sobre los familiares provocando intolerancia, violencia y desintegración familiar dada por los problemas de relación y convivencia entre conyugues e hijos, como también debido a la incorporación y profesionalización de la mujer al mercado de trabajo, 4 estimulando su autosuficiencia al igualarse en muchos planos con los varones y empleando la mayor parte de su tiempo en obligaciones externas al hogar, entregando la responsabilidad de los hijos a terceros como familiares, a la escuela y al Estado; pues “cuanto menos padres quieren ser padres, más paternalista se exige que sea el Estado” (Savater, 2007: 63) En este sentido, el Estado en su noble tarea ha venido desarrollando programas de acción y ayuda económica a las familias, pero más que política pública son propuestas asistencialistas pasajeras y efímeras que luego son asumidas por las familias. De esta manera, la problemática social y familiar va más allá de una “eterna juventud de los padres”, es la entrega de las obligaciones de la familia al Estado, a través del sistema educativo, puesto que la escuela replica los conflictos que se viven en lo social y lo familiar. Por tal razón, la responsabilidad de educar, formar, alimentar, proteger y enseñar se ha convertido en una tarea mucho más compleja que debe hacer la escuela. La cual no sólo debe responder con sus procesos pedagógicos, sino con la preparación del sujeto para la vida, para su actuar en sociedad consciente de los fenómenos sociales, económicos y éticos, que está llamada a revisar y modificar. Claramente lo señala Savater planteando que “cuando la familia socializa, la escuela puede ocuparse de enseñar. Ahora que la familia no cubre plenamente su papel socializador, la escuela no sólo no puede efectuar su tarea específica con la tarea del pasado, sino que comienza a ser objeto de nuevas demandas para las cuales no está preparada” (Savater, 2007: 59) La pedagogía como proceso de acción social. Ante los retos y desafíos que presenta actualmente la educación, la escuela propone desde la pedagogía acciones encaminadas a formar estudiantes con un pensamiento crítico, rigor lógico y aguda observación, con el propósito de 5 alcanzar un aprendizaje autónomo que les permita tomar decisiones y autoevaluarse permanente durante sus procesos de formación escolar, ya que problemas como la violencia que aqueja actualmente a la escuela es expresión de la imitación de lo social y lo familiar, “por la vía de la imitación de los mismos modelos del pasado, las generaciones continúan manteniendo sus semejanzas y forman una única sociedad. La preeminencia de la tradición es una constante social un imperativo categórico del nexo de sociedad, y ello sean cuales sean los cambios y las crisis de la moda” Lipovetsky (2000: 303) entendiendo la moda como todo aquello que debe ser imitado y que es adherido sin cuestionar. Dicha educación, configurada como una pedagogía social en el campo escolar, pretende posibilitar, formar y desarrollar en las personas competencias ciudadanas que les permitan convivir de forma correcta en y con la sociedad que les permita contribuir para su desarrollo y cambio desde las decisiones y la participación activa en la vida política, cultural y social de la escuela como principio universal de convivenciadonde la ética y la moral se reflexionan en el respeto a la diferencia y la inclusión de todo pensamiento. Ahora bien, si la educación trabaja a partir de la concientización, tal y como lo postula Freire no desde lo político o cotidiano, sino a partir de la transformación de las estructuras mentales, es decir, una conciencia de la sociedad y sobre sí mismo. Esta concientización la contrapone a la alienación producto de la masificación de la sociedad, derivándose de allí la tarea principal del educador: formar una conciencia crítica mediante una pedagogía liberadora. Es decir, que busque la reflexión y el cambio de las relaciones del individuo con la naturaleza y con la sociedad; ya que el objetivo esencial de la educación que proclama es liberar a la persona, no uniformarla ni someterla como se había hecho tradicionalmente por el sistema de instrucción oficial. El educador tiene como prioridad ayudar al alumno a lograr un punto de vista cada vez más crítico 6 de su realidad, con la alta responsabilidad que este acto requiere, al mismo tiempo, reconociendo el aprendizaje de ambos en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En este mismo sentido, Freire (1971) plantea que “El sistema educativo debe ayudar a que el sujeto contribuya al cambio social al proveer al educando de los instrumentos contra el desarraigo, pues la educación en la decisión, la responsabilidad social y política sustituye la anterior pasividad por nuevas pautas de participación”. 1 De esta manera, la pedagogía social debe ser vista como un proceso de acción en la medida que busca que el sujeto sea consciente de su realidad y la de los otros, se sensibilice, se exprese liberándose de sus conflictos para apropiarse de su realidad y comprendiendo la de los demás, por esto la pedagogía social propone a los sectores educativos, que como bien se sabe trascienden del campo escolar al social, que “se encamine al individuo dentro de su grupo y enseñarle las reglas del trato mutuo, que van desde la práctica de la justicia y superación del egocentrismo natural, hasta actitudes de cooperación, solidaridad, benevolencia y ayuda. En un plano social, se trata de formar en los grupos pautas comportamentales de convivencia, como son la mentalidad democrática, la tolerancia, la participación y la responsabilidad en el bien común” (Quintana. 2000: 71), por ende tales prácticas más allá de ser enseñanzas son una vivencia que permea los escenarios sociales como familia, comunidad y escuela. La pedagogía social en la formación de líderes. Pareciera que todo está dicho, sin embargo articular la pedagogía social puntualmente con el aspecto de la convivencia es más urgente y necesario de lo que parece, puesto que no sólo es una pedagogía que apunte a los procesos 1 Freire, P. (1971). Conciencia crítica y liberación. Pedagogía del oprimido. Bogotá, Colombia: Ed. América latina. 7 correctos de socialización sino que a su vez, convoca al ser humano a desarrollarse como ser político, crítico de su sociedad y hábil para la aplicación de cambios a situaciones de inconformismo individual o social, para una transformación individual que se verá reflejada en y para su sociedad, ya que cuando desde la escuela se le da a la persona la posibilidad de liberarse de una sociedad que ha sido opresora y formarse viviendo con relación a la ideología que se tenga manifestando las inconformidades sin necesidad de asumir posturas violentas se puede hablar de democracia. La novedad de trabajar a partir de la pedagogía social en la comunidad escolar, se enfoca no sólo a proveer de conocimientos y reflexiones críticas, sino que a partir de éstas se transforme el concepto de estudiante a líder, todos y todas en capacidad de responder a un medio social y a culturas desde planteamientos no exclusivamente normativos, locales, por lo contrario de un pensamiento moral retomar la sana y pacífica convivencia desde el empoderamiento de situaciones y con la capacidad de decidir para actuar en su medio sin la necesidad de mediadores que dificulten la toma de decisiones. En este sentido es interesante, ver la educación no justamente desde su práctica competitiva en la sociedad, sino realmente la vivencia del educando como actor contributivo para la formación de la sociedad, que responda al tipo de persona que se desea formar. Además, permitiendo identificar las acciones que dificultan la sana convivencia así como los mecanismos utilizados para trabajarla, con el fin de plantear algunas propuestas metodológicas que apoyen el aspecto de la convivencia en el trabajo de las comunidades escolares. Por otra parte, la pedagogía social, en sus funciones responde a una práctica fundamentada y justificada desde la normatividad, los valores y los derechos humanos para la adquisición de un 8 pensamiento crítico y autónomo, necesario para prevenir acciones injustas que ocasionen sometimiento a situaciones o condiciones indignas que se padecen actualmente en las aulas de clase, donde la socialización posibilita cambios de paradigma que transforme las utopías en verdaderas prácticas de concertación y diálogo. En este sentido, como lo expresa Freire (1971) en la “Pedagogía del oprimido”: “El individuo que reflexiona se va formando a sí mismo en su interior y crea su conciencia de lucha por transformar la realidad y liberarse de la opresión que lo ha insertado la pedagogía que tradicionalmente hemos considerado, de la misma manera, cuando se adquiere una forma nueva de pensar, su concepción del status social que guarda contribuye a modificarlo, pero no es necesariamente una concepción materialista sino cognitiva, cuya trascendencia se manifiesta en la liberación de la opresión que se encuentra en el interior de la conciencia del individuo justificando su presencia” Se pretende que a través del aprendizaje autónomo y significativo el estudiante aprenda a luchar por sus intereses, se supere y critique de manera constructiva, que se libere y emancipe cultural y socialmente, para que como líder fundamente en la experiencia teórica y práctica escolar la construcción permanente de sentido. Sin embargo, para la liberación se hace necesario reconocer que las necesidades básicas deben ser suplidas desde una oportunidad democrática más que como política social, como reflexión crítica y liberadora, ya que mientras las necesidades sigan estando enmarcadas sólo en lo económico, su solución asistencialista hará más grande la brecha entre libertad y opresión, sin la posibilidad de construir nuevos sentidos a partir de las nuevas realidades escolares y ciudadanas. El sistema educativo, entonces, debe ayudar a que los estudiantes líderes contribuyan al cambio social y a solución de conflictos. 9 En este mismo orden de ideas, Freire plantea como “el proceso educativo no es neutral, sino que implica una acción cultural para la liberación o para la dominación. Si es para esta última, estamos ante la educación bancaria, proceso educativo rígido, autoritario y anti-didáctico”, debido a que la educación bancaria cerrada al diálogo, a la creatividad y a la conciencia, normaliza a las personas, prolongando la situación de opresión, mientras que la educación liberadora problematiza y descubre la verdadera realidad. Entendido el término de oprimido en nuestra actual sociedad, como el resultado de unas políticas asistencialistas bajo el lema de bienestar social que responde a una política de Estado intencionalmente pensada y alejada de una realidad en la que se plantea como derecho el desarrollo integral del ser humano en todas sus dimensiones, atendiendo a que trae consigo implicaciones cada vez mayores a nivel social, puesto que al no formar un pensamiento reflexivo para actuar sobre la resolución de conflictos, se generaimposibilidad e inconformidad en la convivencia social. Por tanto, se hace necesario educar en la pluralidad, la diversidad y la diferencia para una construcción de convivencia. La pedagogía social en el escenario escolar, deja de enfocarse en el papel de proveer de conocimientos academicistas y científicos a los educandos, forma entonces, desde el desarrollo de competencias sociales y reflexiones críticas que posibiliten la transformación del concepto de estudiante a líder, todos y todas en capacidad de responder a un medio social o a varias culturas desde planteamientos no exclusivamente normativos locales, por lo contrario de pensamiento moral retomando la sana y pacífica convivencia desde el empoderamiento de situaciones y de la capacidad de decidir para actuar en su medio sin la necesidad de un mediador. Petrus advierte sobre este punto, que en medio de la polisemia de significaciones que se le dan a la pedagogía social, ésta entendida desde la formación de política ciudadana se concibe como “Formación social y política del individuo, educación política del ciudadano” (1997: 27) cabe afirmar desde 10 la anterior premisa, que si la pedagogía social busca tanto integrar a la persona a la sociedad, también pretende incentivar en ella una visión de realidad que leída desde los planteamiento políticos y las normatividades legales es sustento crítico para que al momento de incorporar a este ser humano a dicha sociedad sea capaz de direccionar los cambios necesarios y de liderar las propuestas y proyectos que se esperan de una sociedad inquieta, que se resiste pero en medio de una conciencia social, lucha desde el pensamiento político e ideológico y la reflexión, no desde instancias que atenten contra la sana convivencia. En este sentido es interesante, ver la educación política no desde su práctica competitiva en la sociedad, aunque sea un discurso antiguo sigue siendo vigente como se puede observar en las campañas de elección de personero en las instituciones educativas, en las cuales sigue siendo postulado el líder por simpatías, excelencia y propuestas al interior de un plan de gobierno estudiantil que pasa de ser competente a insulso y competitivo, al respecto los directivos docentes de las instituciones educativas fruto de esta investigación concuerdan que “la elección de los personeros esta mediada inevitablemente por el rendimiento académico y disciplinario”, entreviéndose como la posibilidad “democrática” pasa de ser un derecho de toda la población estudiantil a un mínimo establecido por su privilegiado contexto socializador. Por el contrario, dar al educando la capacidad de ser un actor contributivo para su formación potencial como líder para devolverle a la sociedad un posible generador de propuestas, dado que la formación de líderes no solo evoca la facilidad con la cual una persona emite discursos y posiciones críticas personales o sociales con gran agilidad y dominio, con precisión se refiere a la persona que además de ser elocuente oralmente mantiene “una actividad más comprometida con el cambio de la realidad social injusta y con una mayor incidencia sobre las causas que generan esas desigualdades” por ende la formación de líderes se puede contrastar con la labor del trabajo 11 social dado que “se concibe como algo programado y realizado desde la perspectiva educativa y no meramente asistencialista”(Petrus. 1997: 29) Se reconoce en ambas su espíritu de servicio y entrega, pero distante de las posiciones serviles y asistenciales pues no pretende ser el líder quien suple las necesidades y soluciona las problemáticas de la sociedad, más apunta a la movilización y generación de propuestas para contrarrestar las sensaciones de insatisfacción propias de una sociedad de bienestar. En el mismo orden de ideas, se presenta urgente el conocimiento y aplicación de las legislaciones educativas, puesto que el líder estudiantil debe cumplir con lo ordenado en los artículos 93 y 94, título V del capítulo 1, en el cual se precisan las obligaciones de los representantes y los personeros estudiantiles de la siguiente manera (Men, Ley 115): “Representante de los estudiantes. En los Consejos Directivos de los establecimientos de educación básica y media del Estado habrá un representante de los estudiantes de los tres (3) últimos grados, escogido por ellos mismos. El personero de los estudiantes tendrá las siguientes funciones: Promover el cumplimiento de los derechos y deberes de los estudiantes como miembros de la comunidad educativa, y Presentar ante el Rector del establecimiento las solicitudes que considere necesarias para proteger los derechos de los estudiantes y facilitar el cumplimiento de sus deberes. Parágrafo.- Las decisiones respecto a las solicitudes del personero de los estudiantes serán resueltas en última instancia por el Consejo Directivo o el organismo que haga las veces de suprema autoridad del establecimiento” Se pone en evidencia que los líderes de las instituciones intervenidas plantean programas de gobierno estudiantil, que primero no deben realizar, puesto que no los pueden ejecutar por tener ya establecidas sus deberes, y segundo no hay ninguna fiscalización del cumplimiento de dichas obligaciones. Por ello cabe reflexionar la situación de la formación de líderes en la escuela, dado que se está guiando una concepción errónea sobre quienes pueden ser representantes escolares, además de las propuestas que les encargan a ejecutar previo y durante el periodo de su gobierno. 12 Por lo anterior, la pedagogía social apunta a una formación de líderes capacitados para generar nuevas propuestas, no solo en la detección y atención de necesidades y conflictos, sino en acciones preventivas que transformen el campo de acción e intervención de la pedagogía social desde los derechos sociales, es decir, que la pedagogía social proponga acciones encaminadas en anular actitudes o conductas violentas, pesimistas e inconformes desde la promoción de formas de anticipar los conflictos y conocer cómo actuar antes de que se generen y no posterior a tales; dado que el anticipar una supuesta situación da bases a la persona para comprender su actuar y no caer en acciones que debiliten la comunidad. Dichas acciones promovidas en escenarios en los cuales se viva la creación, discusión y difusión de la educación social traspasando los espacios escolares y evidenciándose en la modificación de las dinámicas de convivencia de las sociedades. La formación de líderes y la convivencia. El reto de la formación de líderes en pedagogía social se evidencia puntualmente en su articulación con el aspecto de la convivencia, que es además urgente y necesario; puesto que no solo se forma líderes para la representación de los estudiantes, por el contrario un líder debe ser quién con un proceso correcto de socialización convoque a otros seres humanos a desarrollarse como seres sociables desde un principio de convivencia, como seres políticos, críticos de su sociedad y hábiles para la aplicación de cambios a situaciones de inconformismo individual o social. La finalidad desde la pedagogía social es pensar un ciudadano que además de transformarse en lo individual se refleje en y para su sociedad. Por ende un líder no es una persona con habilidades individuales sino colectivas, pues desde su fácil socialización genera códigos de convivencia moralmente respetables y colectivamente seguidos. A este respecto el Ministerio de Educación Nacional (Ley 115, 1994) postula que 13 “Necesitamos generar una cultura de convivencia con unos profesionales con plena capacidad de transformar la realidad crítica y desempeñarse como ciudadanos comprometidos con la democracia, la paz, la identidad y el bienestar de todos, aspectos que pueden y deben ser desarrollados mediante proyectos transversales en los planesde estudio de la educación superior. Las competencias ciudadanas, necesitan proyectarse en la educación superior, profundizando los tres ejes que definió el Ministerio de Educación Nacional: Convivencia y paz; participación y responsabilidad democrática y pluralidad, identidad y valoración de las diferencias”. La convivencia social y la resolución de conflictos. Colombia se encuentra afectada por carencias de diversas índoles, las cuales impiden una convivencia pacífica que posibilite el desarrollo humano. Las relaciones de convivencia humana cada vez se hacen más diversas, complejas, hostiles, indiferentes y violentas. Este fenómeno no afecta solo lo social y familiar sino que repercute en los ambientes educativos, los cuales no se encuentran preparados para enfrentarla, pues tanto estudiantes como docentes no han sido formados como ciudadanos que actúen bajo el principio de tolerancia y con la capacidad de resolver conflictos de forma adecuada y tranquila. Por tal razón, se debe pensar la convivencia como un aspecto imprescindible el cual merece urgente atención y promoción de relaciones armónicas, afectivas y constructivas. En el cual la pluralidad, la diversidad, la tolerancia, la diferencia, la igualdad y el reconocimiento interactúen entre sí. De esta manera, la educación debe formar sujetos conscientes de sí mismos para poder conocer a los demás y las realidades que los rodean, fortalecer la afectividad, las relaciones personales y ecuánimes, la comunicación asertiva, el respeto por la decisión, la autonomía y la libertad del otro, pues sólo así se favorece la reducción de la violencia y los conflictos que se viven. 14 La convivencia es una práctica social que debe ser internalizada en la escuela, en la familia y desarrollada en todos los ámbitos sociales como parte de la competencia para interactuar con los demás en el marco de unos derechos civiles y una dimensión pública de la ciudadanía, lo que significa el respeto por unas reglas o unos mínimos éticos. Como lo señala Cortina (1998) Así pues, el término de convivencia constituye gran importancia para las comunidades e instituciones educativas que desempeñan un papel trascendental en su acción pedagógica, pues sería incompleta e imperfecta si solo se limitara a impartir conocimiento. Pues una verdadera formación se origina desde el reconocimiento personal y la aceptación hacia los otros. Tal y como lo señala Pérez Serrano (2005) cuando dice que “La persona humana es una sociedad abierta que necesita ponerse en contacto con el mundo que le rodea, con el otro y con los otros; pues convivir implica entrar en relación con los otros, hace referencia a la alteridad. Por lo mismo, la convivencia constituye el fundamento de la vida moral” Dicha convivencia MEN (2005) “tiene que ver, en última instancia, con la capacidad de las personas para establecer relaciones sociales y humanas de calidad, fundamentadas en la tolerancia y en el respeto por los demás. En su defecto se genera violencia, síntoma de deterioro de esas relaciones. Esa calidad de las relaciones individuales y sociales se define no solamente desde referentes, éticos, culturales y normativos, sino también desde competencias, habilidades y capacidades de los individuos para interactuar constructivamente. La formación de sujetos habilitados para convivir armónicamente, además de ser un proceso de apropiación cognitiva de los valores de respeto a los derechos de los demás, de tolerancia, honestidad y solidaridad, es fundamentalmente un proceso de desarrollo de competencias que generen prácticas proclives a la convivencia”. La convivencia puede lograrse entonces a partir de un conocimiento y apropiación para la construcción de valores personales y sociales, enmarcadas en el respeto y la diferencia a los 15 otros. La Manifestación de sentimientos, ideas y emociones solo podrán ser bien manejadas cuando se forme competentemente a la persona desde el principio de realidad, alteridad, libertad, derecho, autorregulación, conciencia y respeto. Sin embargo, el término de convivencia tiene también sus planteamientos hacia el ámbito escolar, por su parte el Código de infancia y adolescencia propone en sus artículos “Formar a los niños, las niñas y los adolescentes y a las familias en la cultura del respeto a la dignidad, el reconocimiento de los derechos de los demás, la convivencia democrática y los valores humanos y en la solución pacifica de los conflictos. Promover la convivencia pacífica en el orden familiar y social. Obligaciones éticas fundamentales de los establecimientos educativos”. Además, la constitución de 1991 y la ley general de Educación (ley 115 de 1994), reconoce a la persona con sus auténticos valores y dueño de sus derechos. El estado en su naturaleza le ofrece al hombre realizaciones y le asegura una apropiada calidad de vida; en este sentido “La educación, como proceso de formación permanente, personal, cultural y social, fundamentada en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes” (ley 115 de 1994, Art.1) determina los derechos fundamentales para que toda persona participe como ser autónomo en su propio desarrollo humano, tanto social, educativo, psicológico y económico. Definitivamente, se hace necesario que los establecimientos educativos definan los lineamientos de convivencia y de relación de las comunidades educativas (artículos 73 y 87 de la ley 115 de 1994). De esta manera, el núcleo 1 del municipio de Dosquebradas consciente de la intolerancia, la violencia y la misma crisis educativa, propone para la comunidad en su manual de 16 convivencia el PACTO DE CONVIVENCIA, fundamentado en principios, razón de ser del buen comportamiento de las personas en sociedad. En este mismo sentido el núcleo educativo 3 también a intervenir, propone como principio fundamental para la convivencia, basado en un principio filosófico de los principios teleológicos que son las convicciones arraigadas personales como lo es la moral, los comportamientos, pensamientos, en si son los valores racionales libremente asumidos. También, los valores auto- télicos responden a las capacidades que tiene el ser humano para dar resolución a sus conflictos. De igual manera, se plantea un código de actitudes que responde a la aplicación de los principios filosóficos de la institución. Sin embargo tales actitudes son aprendidas en los grupos sociales a los cuales pertenecen y remiten consciente en inconsciente/a un principio, un valor o una norma, que se deben responder al perfil prospectivo de ser que se desea formar. A manera de conclusión Podría plantearse que si bien, la escuela está cumpliendo con su labor de promover acciones que favorezcan la convivencia y liderazgo escolar a través de mecanismos de participación democrática, aún es mucho el camino que falta por recorrer en búsqueda de procesos más efectivos y activos. En cuanto a la pedagogía social como proceso de acción social se puede decir que las instituciones intervenidas proponen una variedad de actividades y proyectos educativos institucionales y extraescolares que guardan relación con la pedagogía social; sin embargo ésta desde sus planteamientos teóricos y filosóficos no es tan conocida por sus docentes, más bien es una iniciativa individual y a veces colectiva que busca que los estudiantes construyan escenarios de convivencia a partir de las relaciones con los otros, el cumplimiento de normas, 17 aprovechamiento del tiempo para su formación personal como lo son campeonatos deportivos y lúdicos, como también proyectos educativos institucionales (obligatorios), que buscan crear conciencia de sí mismo desde la sexualidad, de su entorno en la relación con los otros y el medio natural, así como las competencias ciudadanas a partir de la democraciay la convivencia. Por otro lado, para que la pedagogía social tenga más resonancia deberá entonces tomarse como un modelo pedagógico que rija los procesos educativos, que sea institucionalizado con el fin de que este vaya más allá de un discurso teórico, sino que se contemple como un proceso educativo consecutivo que tenga finalidades especificas a formar en los estudiantes. Así como lo precisa uno de los rectores de las instituciones intervenidas cuando dice que todas las instituciones deberían contemplar un modelo pedagógico aplicado por todos los docentes, que los direccione. Si bien la libertad de cátedra es un derecho, este es mal entendido puesto que los docentes no deben aplicar modelos y estrategias pedagógicas que cumplan con sus intereses personales, por el contrario debe responder a la realidad del contexto de los estudiantes, dado que el contexto social es el que determina la adecuación del modelo pedagógico a implementar en las instituciones. Por otro lado, en los núcleos educativos trabajados si aplica la pedagogía social en cuanto a la formación de líderes en la medida que los preparan como sujetos políticos, democráticos y conscientes de las decisiones que los afectan en su contexto escolar, sin embargo la participación de los llamados “líderes” debe responder a un mínimo de especificidades como lo son el buen rendimiento y desempeño académico y comportamental, por lo cual se reduce la participación democrática que los incluye a todos. Surge la duda, si en la ley general de educación se precisa sobre la elección de representantes estudiantiles reglada simplemente por ser conceso estudiantil, ¿porque no se lleva a cabo tal mandato? y ¿por qué no se potencia las habilidades de los 18 estudiantes que no son tan reconocidos, para que también ellos puedan alcanzar niveles de acción positiva que los convierta en líderes?, la invitación se plantea a potenciar capacidades de liderazgo en todos y todas las estudiantes, pues no solo basta con estar bien preparados en lo académico, deben estar formados desde habilidades diferenciadas las cuales correspondan a la realidad actual en la que se desenvolverán. Dicha formación de líderes se vive desde la construcción de un pensamiento tanto democrático al cual ya se ha hecho referencia, como desde la apropiación de la convivencia como forma adecuada para socializar en cada uno de los contextos en los cuales se integre el estudiante, pues al responder la convivencia a unos máximos acuerdos sociales, las instituciones deben permitir en sus planeaciones, actividades frecuentes que sean ricas en vivencia de la realidad y de las interacciones que se gestan en ella, dado que es más efectivo formar en la acción que en la escucha pacífica y des contextuada. Los proyectos educativos a los cuales se hizo referencia anteriormente son un ejemplo definitivo al respecto, se evidencia en la planeación de actividades tanto curriculares como de los proyectos el enfoque aún tradicional que se refleja en el trabajo solo expositivo de carteleras y las actividades que dan cuenta de adquisición de unos determinados conceptos, usualmente presentados en juegos de palabras (sopas de letras, crucigramas, acrósticos, entre otros) pero sin mayor profundidad ni participación en el desarrollo de tales; las autorías del presente artículo, afirman que cuando se restringe la participación de los estudiantes de manera que su voz no es escuchada ni tenida en cuenta como parte fundamental de las actividades pedagógicas, él termina por desconocer tales procesos y por ende no interiorice los temas concernientes a la convivencia, dada la falta de compromiso no intencional del estudiante, por el contrario infundida inconscientemente. Bajo la anterior premisa se expone que no es competencia únicamente por 19 parte del docente la generación de dinámica escolar, sino que se debe involucrar al estudiante en la realización de tales escenarios que le serán propicios en la formación de compromiso social e individual. Lo anterior se sustenta en la entrevista realizada a coordinadores y estudiantes de los núcleos educativos 1 y 3, esta arrojo las siguientes tablas, con relación a las representaciones que se tienen de la pedagogía social y a la formación de líderes las cuales se desarrollan al interior de la institución, los mencionados se vuelven puntos de acción específicos para proponer posibles vías alternas que encaminen la labor educativa y directiva. Gráfico 1. De las representaciones y acciones pedagógicas. No se pretende desde la anterior tabla entrar en discusión sobre visiones adecuadas o inadecuadas, la tabla es pertinente bajo lo sustentado anteriormente, puesto que se evidencia desconocimiento de la pedagogía social en los ITEMS COORDINADOR 1 COORDINADOR 2 Conocimiento del modelo institucional Desconoce por incorporación reciente Sí, es humanista. Con una fuerte visión tecnológica. Características representantes estudiantiles. Liderazgo positivo, sentido de pertenencia, gestión, rendimiento académico y credibilidad. Líder positivo, sobresaliente académicamente y comportamental. Seguimiento a planes de personeros. No, pues deben cumplir las funciones básicas de ley. Se acompaña solo en la candidatura pero no se hace seguimiento. Principios de convivencia en la Inst. Ed. Derechos humanos: equidad, justicia, libertad, autonomía, derechos y deberes. Principios teleológicos (ética social) y valores autotélicos (autogestión y empoderamiento), mediante proyecto académico. Proyectos articulados para La convivencia Los proyectos plantean trabajar la convivencia. Celebración de fechas conmemorativas y valor correspondiente. Pedagogía social Enseñar para saber hacer desde la competencia y la relación con los otros y el entorno Forma de educar a las personas y su entorno. Resolución de conflictos. Seguimiento mediado y conducto regular. Seguimiento, mediado, reflexionando la norma y proposición de estrategias. 20 contextos escolares, la propuesta apunta al conocimiento de la pedagógica social por ser la adecuada para contrarrestar las problemáticas sociales y escolares, además de reconocer tras las concepciones expuestas en la tabla un hecho que es vital para la formación de líderes, como lo es la capacidad de resolución de un conflicto, los coordinadores en el gráfico 1, hacen referencia y bajo coherencia de ideas en los conceptos que en el conflicto deben guiarse: “seguimiento, mediación, reflexión de norma, proposición de estrategias” y “conducto regular”, estos pasos son básicos en la educación de los y las estudiantes, dado que es importante que ellos y ellas sean capaces de, por sí solos, desde la conciencia que genera la incorporación de actitudes en pro de la convivencia, cuenten con herramientas para comunicarse con los otros, regular sus conductas de violencia y reflexionar los inconvenientes, resultante de ello una negociación concertada y una propuesta de resolución al conflicto expuesta por los que intervienen en este. La estrategia se encuentra aplicada en ambas instituciones y se considera que es una forma viable para empoderar a la población de sus inconformismos y de su propia responsabilidad ante los conflictos y la resolución de tales, es cambiar el paradigma de asistencia que se refleja hasta la instancia de atenderlos, puesto que el papel del adulto mediador no es el de resolver el conflicto de otros. Fue pertinente conocer, después de todo lo comentado por los directivos docentes en la investigación, qué grado de conocimiento y de interiorización de los componentes normativos tienen los estudiantes y, a su vez, la relación que presentan con las acciones que tienen en los diferentes momentos escolares, resultado de las propuestas educativas destinadas a estas poblaciones, por ende, se aplicaun cuestionario de 12 preguntas, el cual se presenta a los personeros y representantes estudiantiles, donde se posiciona su respuesta de 1 a 10 según consideren que se encuentra su conocimiento y aplicación de la convivencia en la escuela, se resume en el gráfico 2. 21 Grafico 2. Conocimiento y aplicación de la convivencia estudiantil ÍTEM (Porcentaje individual por respuesta de 1 a 100%) Conocimientos de normativas y convivencia Acción escolar según dicho conocimiento Participación y democracia Resolución de conflictos Calificación estudiantil sobre sus procesos políticos, sociales y democráticos 87% 50% 45% 62% Las respuestas obtenidas por los estudiantes dan cuenta que de 1 a 100% de conocimiento sobre las normatividades, ellos y ellas se ubican en un media del 85% de esta, lo que traduce que dicen tener un buen conocimiento de las normas y convivencia pero que tan importante es el anterior porcentaje ya que luego indican que aunque teniendo dichos saberes no han podido hacer vivencia de tales, pues los porcentajes de acción, participación, democracia y resolución de conflictos se ven preocupantemente mermados, la escuela encara un enorme reto en el mismo orden de ideas que señala Adela Cortina (2001) pues en la sociedad plural que vivimos exige que nos preguntemos cuáles han de ser las funciones reales de la escuela y cómo ha de contemplarse el trabajo sobre los valores y las actitudes, con la finalidad de hacer posible una convivencia más justa y democrática. En este sentido, es importante plantearse un modelo de escuela donde sea posible la convivencia entre alumnos y alumnas de diferentes opciones y estilos de vida, tanto de carácter político como religioso y cultural, y donde cada uno, respetando un mínimo común, construya su forma de pensar y de actuar y reconozca en el diálogo el instrumento para poder alcanzar posibles acuerdos o niveles progresivos de consenso. 22 Bibliografía Cárdenas, M., López, A., & Marulanda, F. (2011). Huellas: El periódico de los estudiantes. Institución Educativa Pablo Sexto. Dosquebradas: Risaralda. Código de la infancia y adolescencia. (2007). Título I, II Recuperado en Septiembre de 2011 de la world wide web: http://www.cinde.org.co/PDF/codigo-infancia-comentado.pdf. Constitución política de Colombia. (1991). Preámbulo título I, II. Recuperado en Septiembre de 2011 de la world wide web: http://web.presidencia.gov.co/constitucion/index.pdf. Cortina, A. (1998). Hasta un pueblo de demonios. Ética pública y sociedad. Madrid: España, Taurus. S.A Freire, P. (1971). Conciencia crítica y liberación. Pedagogía del oprimido. Bogotá, Colombia: Ed. América latina. Ley general de educación colombiana. (1994). Decreto 1860. Recuperado de la world wide web: http://www.col.opsoms.org/juventudes/Situacion/LEGISLACION/EDUCACION/ED186094.HT M Lipovetsky, G. (1990). El imperio de lo efímero. Barcelona: España. Editorial Anagrama, S.A Max-Neef, M. (2009). El mundo en rumbo de colisión. Clase magistral presentada en la Universidad internacional de Andalucía. Conferencia, Diciembre, España. Recuperado en Agoto de 2011 en: http://www.youtube.com/watch?v=kiOS5LmDgFE http://www.cinde.org.co/PDF/codigo-infancia-comentado.pdf http://web.presidencia.gov.co/constitucion/index.pdf http://www.col.opsoms.org/juventudes/Situacion/LEGISLACION/EDUCACION/ED186094.HTM http://www.col.opsoms.org/juventudes/Situacion/LEGISLACION/EDUCACION/ED186094.HTM http://www.youtube.com/watch?v=kiOS5LmDgFE 23 Ministerio de educación nacional Colombiano. (2005).Política educativa para la formación escolar en la convivencia. Recuperado en Septiembre de 2011 de la world wide web: http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-90103_archivo_pdf.pdf. Pérez Serrano, G. (2005). Derechos humanos y educación social. Revista de educación, (336) 19-40. Pérez Serrano, G. (2005). Presentación. Revista de educación, 336,7-18. Petrus, A. (1997). Pedagogía social. Barcelona, España: Ariel, S.A. Savater, F. (1991). El valor de educar. Bogotá: Colombia, Editorial. Ariel. S.A http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-90103_archivo_pdf.pdf LA PEDAGOGÍA SOCIAL COMO PROCESO DE ACCIÓN EN LA FORMACIÓN DE LÍDERES PARA LA CONVIVENCIA ESCOLAR Abstract Key words A manera de introducción Bibliografía Cárdenas, M., López, A., & Marulanda, F. (2011). Huellas: El periódico de los estudiantes. Institución Educativa Pablo Sexto. Dosquebradas: Risaralda. Código de la infancia y adolescencia. (2007). Título I, II Recuperado en Septiembre de 2011 de la world wide web: http://www.cinde.org.co/PDF/codigo-infancia-comentado.pdf. Constitución política de Colombia. (1991). Preámbulo título I, II. Recuperado en Septiembre de 2011 de la world wide web: http://web.presidencia.gov.co/constitucion/index.pdf. Cortina, A. (1998). Hasta un pueblo de demonios. Ética pública y sociedad. Madrid: España, Taurus. S.A Freire, P. (1971). Conciencia crítica y liberación. Pedagogía del oprimido. Bogotá, Colombia: Ed. América latina. Ley general de educación colombiana. (1994). 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