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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/242513255 Valoración de la edad ósea. Su importancia en Medicina del Deporte Article · January 1998 CITATIONS 4 READS 4,064 3 authors, including: Fernando Santonja University of Murcia 132 PUBLICATIONS 1,791 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Fernando Santonja on 17 April 2016. 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Su importancia en Medicina del Deporte S. García de la Rubia*, F. Santonja Medina**, A. Pastor Clemente*** Bone age evaluation and sports medicine Resumen El médico del deporte maneja tanto los criterios del entrenamiento como los de la salud del depor- tista en crecimiento, por lo que necesita saber cuál es su estado madurativo a fin de valorar en qué medida el ejercicio físico está influyendo en la maduración del niño y, por otro lado, cuál es la in- fluencia que ese estado madurativo va a tener so- bre su rendimiento físico con el objetivo de no in- terferir los procesos fisiológicos que se están pro- duciendo, con el fin de optimizar el proceso de en- trenamiento. Asimismo, precisamos conocer el po- tencial de crecimiento que tiene un deportista afecto de una desalineación ortopédica, para reorientar su entrenamiento, así como calcular la implicación que las terapias pueden ocasionar sobre su futuro deportivo. En el momento actual el método más preciso para valorar el desarrollo real durante el crecimiento es la determinación de la edad ósea. Selección, 1998; 7 (3): 160-168 Summary The medical sport that manages trainning crite- ria as well as the health of the still growing sport- man needs to know the maturity of his patient in order to be able to evalúate how physical exercises are affecting him. And on the other hand, the in- fluence that this maturity stand is going to have on physical performance with the aim lo not interfere on going physiological proceses optimizing the trainning process. That is the reason why he needs to know and do- mínate a method able to help him to evalúate the real development stand of the sportsman. The most accurate method in the present moment its the de- te rmination ofthe bone age. Key words: Sports. Bone age. Maturity orthopae- dics. Palabras clave: Deporte. Edad ósea. Maduración. Problemas ortopédicos. Médico Pediatra del Ambulatorio de la Seguridad Social de la Alberca (Murcia). Doctor en Medicina y Cirugía. Profesor Titular de la Universidad de Murcia. Traumatólogo del Hospital Comarcal del Noroeste de Murcia y Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. Director del Servicio de Medicina del Deporte del Excmo. Ayuntamiento de Cartagena y Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte. Introducción La práctica de una actividad deportiva intensa des- de edades tempranas es un requisito necesario para destacar en el deporte. Los principios del proceso de entrenamiento determinan que el deportista debe reali- zar una serie de cargas (unidades de entrenamiento), que con el paso del tiempo conducen a una mejora en su rendimiento deportivo. 56 Valoración de la edad ósea. Su importancia en Medicina del Deporte 7 (3): 160-168,1998 Selección Para lograr destacar en determinados deportes se precisan unas condiciones fisiológicas y antropométri- cas determinadas. Los deportes de resistencia precisan elevadas prestaciones del sistema aeróbico. La altura es un factor determinante para poder destacar en de- portes como el baloncesto, balonvolea o natación, pe- ro una talla normal puede ser excluyente en otros de- portes como las carreras de caballos. Los niños con un desarrollo precoz pueden rendir más que el resto de sus compañeros, en deportes en los que el peso, talla y fuerza son un factor determi- nante (1, 2) ya que la maduración avanzada facilitará en ambos sexos el éxito deportivo. Por contra, la falta de maduración que se aprecia en las gimnastas que conduce a escaso peso y talla, les hace obtener mejo- res resultados (3), siendo las más retrasadas en su es- tado madurativo las que obtienen los mejores resulta- dos (4). Estos extremos son los que pueden hacer que padres y entrenadores alberguen esperanzas infunda- das sobre el futuro deportivo de algunos niños, o por el contrario, que se infravalore y descarte de los pro- gramas deportivos a los niños con un proceso madura- tivo retardado al comparar sus resultados con los que tienen un mayor desarrollo, aunque su misma edad cronológica. El ejercicio de forma regular incrementa la densi- dad ósea en jóvenes, preparando por tanto al esqueleto para resistir los rigores de la actividad física a lo largo de la vida (5, 6). Necesitamos saber cuál es el estado de maduración del niño a fin de poder adecuar las car- gas de entrenamiento hasta intensidades no lesivas (7). Los trabajos que estudian la influencia de la activi- dad física sobre la maduración ósea del niño reflejan una gran disparidad en cuanto a sus resultados, desta- cando un acercamiento importante si los agrupamos según el sexo y la actividad deportiva practicada. El entrenamiento rutinario de baja intensidad esti- mula el crecimiento en longitud del hueso, pero si los entrenamientos son de alta intensidad puede incluso inhibirlo (8, 9). Varios estudios reflejan adelantos de maduración ósea en varones deportistas en relación a su edad cro- nológica (2, 10, 11, 12, 13, 14), en tanto que en chicas son frecuentes los retrasos de la maduración ósea en relación a la edad cronológica (2, 4, 15, 16, 17); así el retraso de la menarquia en niñas que realizan una acti- vidad deportiva intensa es un hallazgo frecuente (16, 18, 19, 20, 21), aunque con puntualizaciones impor- tantes acerca de la posible relación de la aparición de la menarquia con el porcentaje de la grasa corporal de la niñas (22) y con el tiempo de entrenamiento de altaintensidad antes de la menarquia (23). Las gimnastas presentan un retraso evidente en su maduración y desarrollo (2, 4, 15, 17, 23, 24); Theintz y col (25) afirman que el entrenamiento de gimnasia deportiva de alta intensidad y elevado volumen inicia- do antes de la pubertad y mantenido durante ésta, pue- de alterar el crecimiento y no conseguir la talla adulta definitiva predicha. Las gimnastas adolescentes son de talla corta y presentan retraso de la pubertad (17, 26, 27). Por contra, trabajos realizados en nadadores refle- jan que con mayor frecuencia presentan estados ma- durativos avanzados en relación a su edad cronológica (2,4,10,12,14,15). Esta introducción lleva a plantearnos, la necesi- dad de vigilar con mayor diligencia al individuo en crecimiento, así Como a entender y conocer los pro- cesos fisiológicos que en él se están produciendo, para no interferirlos con la práctica de actividades deportivas. Maduración ósea La maduración ósea se produce en tres fases: 1. Maduración prenatal, con osificación de las diá- fisis, cuboides, centros epifisarios del fémur y tibia en la rodilla y cabeza del húmero. 2. Maduración postnatal o de la primera infancia, en la que se produce la osificación de los pequeños huesos del carpo y del tarso, de la bóveda del cráneo y particularmente de las epífisis de los huesos lar- gos. 3. Maduración de la adolescencia, en la que se osi- fican los cartílagos de crecimiento. El estado madurativo del esqueleto es un valor de referencia bastante preciso para medir la edad biológi- ca del individuo (23), siendo la medición del centro epifisario o edad ósea el aspecto de la maduración biológica más fácilmente mensurable en la biometría del ser humano, considerándose como el único indica- dor global con el que cuenta la especie humana (29). Hay además una correlación positiva entre la madura- ción sexual y la maduración ósea. La edad ósea será la principal herramienta con la que contemos para evaluar el crecimiento y desarrollo del niño deportista (30). El nivel de rendimiento de numerosos deportes está estrechamente ligado a la edad del esqueleto, más que a la edad cronológica (31, 32). Malina y col (2) consideran la edad de 9 a 16 años como la más adecuada para valorar la maduración del niño deportista. Está claro que la realización de una edad ósea im- plica una radiación, unos medios técnicos mínimos, 57 Selección 7 (3):160-168, 1998 S. García de la Rubia y cols. así como un proceso de estudio de la radiografía, pero sus ventajas son tan evidentes que su uso es aconseja- do por la mayoría de los autores cuando necesitemos saber con una cierta exactitud, cual es el estado madu- rativo del deportista (33, 34, 35). Lapieza (36) plantea la necesidad de acometer estu- dios longitudinales en amplios grupos de niños para evaluarlos desde el inicio de su actividad deportiva y así poder elaborar métodos de detección precoz de las alteraciones que se produzcan. Indicadores de maduración ósea En el estudio de la maduración ósea se ha obser- vado que el esqueleto de las mujeres osifica antes que el de los hombres, que la osificación es simétri- ca y que hay variaciones individuales de la osifica- ción que son de origen y carácter hereditario. Para realizar esta valoración del desarrollo es preciso sa- ber qué cambios en la evolución del individuo serán útiles medir. Todd, en 1937 (37), describe el término de "deter- minadores de la madurez", al referirse a los cambios que ocurren en la placa de crecimiento del cartílago durante la fusión de la epífisis y la diáfisis. Greulich y Pyle (38) los denominan "indicadores de madurez", definiéndolos como: aquellos caracteres de determinados huesos que son reconocidos en las ra- diografías y que por producirse de una manera regular y en un orden definido marcan su avance hacia la ma- durez. Acheson (39) introduce la definición de "indicado- res universales" condicionando que cada indicador que se describe en un hueso debería constituir una eta- pa imprescindible en el desarrollo de cualquier indivi- duo en crecimiento. El conocimiento de estos indica- dores y su evolución serán muy importantes para estu- diar anomalías del desarrollo y del crecimiento. Se analizará la aparición de los núcleos de osificación, las modificaciones de su forma y dimensiones, y las soldaduras diáfiso-epifisarias. Sempe (40) describe tres etapas en la evolución de la osteogénesis: auxogénesis (creación), morfogénesis y sinostogénesis. Estableciendo 22 estados distintos en la evolución de cada núcleo de osificación. Lo en- gorroso que en un principio parecería el método, lo salva automatizándolo mediante un microordenador "Chronos". La maduración esquelética puede ser valorada por comparación de radiografías de determinadas partes del esqueleto de un niño, con las estandarizadas en una población comparable de niños en varios estados de su progreso hacia la maduración. Existe un consen- so universal, sobre todo a partir del segundo año de vida, en utilizar la radiografía de la mano para la eva- luación rutinaria de la edad ósea (41, 42). Métodos de valoración de la edad ósea Existen investigaciones que intentan conseguir nue- vos métodos que faciliten la lectura radiológica y nos aproximen con la mayor exactitud a la valoración de la edad ósea, como el método métrico de Ebri (43) o los computerizados por Argemí (44). Los métodos analíticos basados en la valoración de al menos las ra- diografías de la mitad del esqueleto, han sido descar- tados por la dependencia que tienen de la experiencia del observador y por el exceso de radiación que se ad- ministra. Los métodos cualitativos basados en el atlas de Greulich y Pyle (G-P) (38) y los métodos de puntua- ción basados en el atlas de Tanner-Whitehouse (45) son los que se siguen utilizando en la actualidad para la valoración de la edad ósea. A) Métodos cualitativos Greulich y Pyle en 1959 (38) recogen en un atlas la recopilación de estándares de radiografías para la ma- no y la muñeca, disponiendo de análisis estadísticos para valorar el grado de variación con respecto a la normalidad. La desviación estándar de la edad ósea se aproxima a un año por encima o por debajo de la me- dia, a excepción de los primeros años de la vida en que es menor. Esto implica que durante la mayor parte de la infancia una variación en la edad ósea de hasta dos años puede considerarse como normal. ¿ Cómo proceder a la valoración de una radiogra- fía por el método de Greulich y Pyle? Se inicia el es- tudio comparando la radiografía del deportista a valo- rar con los estándares del atlas del mismo sexo que se- an los más próximos cronológicamente. A continua- ción se compara la radiografía con los estándares ad- yacentes, el anterior y posterior más cercano al de la edad cronológica. Se selecciona la que tenga más pa- recido. A continuación se estudia la radiografía más detalladamente, comparando individualmente los hue- sos y epífisis que son visibles. Es importante el seguir un orden en esta valoración. Un buen método es co- menzar por los extremos distales del radio y cubito, continuando por los huesos del carpo, seguido por los metacarpianos y terminando por las falanges. Las críticas que se le han realizado a este método son las siguientes. 1. El método tiene un alto grado de subjetividad, que nos lleva a errores frecuentes. Para minimizar este 58 Valoración de la edad ósea. Su importancia en Medicina del Deporte 7 (3): 160-168,1998 Selección problema las observaciones seriadas de un mismo pa- ciente han de ser realizadas por el mismo observador. 2. Supone un patrón de desarrollo fijo, para todos los centros secundarios de la región estudiada, mien- tras que en la práctica ocurren variaciones considera bles en los diferentes individuos. Ignora la existencia de variaciones genéticamente determinadas. 3. El estudio fue realizado en unas muestras de ni- ños norteamericanosblancos, normales, de clase so- cial media-alta. Existen diferencias cuando estos es tándares se comparan con los obtenidos con niños de otros países menos desarrollados, o con una escala so- cial baja (46). 4. Se critica este método por calcular la maduración esquelética en términos de tiempo en lugar de en sus propias unidades, debido a que, a menudo, suele haber una disociación entre el crecimiento y la edad esque- lética. 5. Por último, el intervalo de tiempo entre las radio grafías patrón es excesivo. B) Métodos de puntuación Acheson en 1957 (39) introdujo el concepto de "in- dicadores" (hallazgos de los centros individuales mos- trados en radiografías seriadas y que ocurren en un or- den regular, definitivo e irreversible, marcando el pro- ceso de osificación de ese centro hasta la maduración total), formando así las bases de los métodos de pun- tuación. Los métodos numéricos ofrecen la ventaja respecto a los morfológicos de una mayor exactitud, con lo que reducen gran parte de la subjetividad del observador cuando utiliza el atlas. Los atlas utilizan como unidad de medida la edad cronológica, lo que presupone que la maduración ósea tiene un ritmo propio que se acele- ra en determinadas edades, como en la pubertad, no siendo igual durante todos los años de la maduración (47). El principal de los métodos numéricos es el de Tan- ner y Whitehouse, que en 1962 publican como método el TW1 (47), en el que cada hueso de la mano y mu- ñeca se clasificaban en uno de los 8 a 9 estados a los que se asignaba una puntuación. Este método fue criticado por Andersen (43) ya que en los últimos estadios del carpo hay grandes saltos de puntuación, por lo que un estadio de diferencia puede suponer una dificultad manifiesta para reconocerlo, de- bido a la superposición de los núcleos y a la no estricta universalidad de algunos de los índices descritos. El método TW2 presentado en 1972 (34) es una versión revisada, en el que se otorgó una puntuación para cada centro de osificación del carpo, epífisis dis- tales del cubito y radio y de los dedos (falanges y me- tacarpianos) lº, 3º y 5º, suponiendo un total de 20 huesos. Se eliminan los centros de osificación del 2° y 4º dedos, el pisiforme y los sesamoideos. Se puede abreviar el método mediante estudio de la variante CR (sólo los huesos del carpo a excepción del pisiforme) o RUS (radio, cubito y huesos cortos), en la que estu- diamos a todos los huesos enumerados a excepción del carpo). Se ha demostrado que la puntuación RUS es más eficaz para la predicción de la talla adulta que la pun- tuación de los huesos del carpo o la del TW2 de 20 huesos. Posiblemente las diferencias entre las puntua- ciones RUS y las de los huesos del carpo puedan re- flejar diferencias hormonales (49). Todos los huesos se valoran según una escala que va desde la A a la I. Si no está presente el hueso se va- lora como A. Las puntuaciones o estadios se asignan por comparación del hueso en estudio con las ilustra- ciones, diagramas o descripciones que se encuentran en el método. Se calcula la puntuación para cada hue- so, basándose en su presencia, forma y tamaño. La su- ma total se expresa como edad ósea. Estudios sobre la fiabilidad del sistema de puntua- ción, en que se valoraría la objetividad de la lectura por un mismo observador y por dos distintos, fueron realizados por Beunen y Cameron en 1980 (35) y Wenzel y Melsen en 1982 (50) demostrando que un mismo observador otorgaría la misma puntuación en el 90% de los casos y dos observadores distintos coin- cidirían en el 75 a 85% de los casos. Sánchez Villares (51) dice que comparando el mé- todo de TW con el de Greulich y Pyle, el error tras re- petir la lectura el mismo observador (error intraobser- vador) es menor en el método TW mientras que el error interobservador (analizar un número de radio- grafías por varios observadores) es superior en este método. Las diferencias entre la parte derecha e izquierda de la anatomía son mínimas a menos que exista alguna patología local (52). Indicaciones de valoración de la edad ósea en Medicina del Deporte Generalmente la valoración de la maduración ósea en Medicina del Deporte se ha realizado con los atlas de Tanner (RUS), aunque también es con- veniente realizar el estudio con el atlas de Greulich y Pyle ya que ambos expresan edades óseas diferen- tes (46, 53, 54). Las situaciones en las que a nosotros nos puede in- teresar su realización son: 59 Selección 7 (3):160-168, 1998 S. García de la Rubia y cols. 1. Conocer el estado actual de maduración del niño deportista a fin de adecuar las cargas de entrenamiento con arreglo a su grado de maduración, de tal forma que no quememos etapas, o por el contrario quedarnos cortos en las mismas. 2. Detección del talento deportivo. Valorar las mar cas o logros deportivos del niño en el justo valor que su maduración determine. 3. Predicción de talla definitiva con lo que podre mos aconsejar sobre los deportes más adecuados a sus características antropométricas. 4. Personalización de las pautas de tratamiento en aquellos jóvenes deportistas con problemas ortopédi- cos como cifosis de Scheuermann, escoliosis, disme- tría de miembros inferiores, osteonecrosis de creci- miento, o cortedad de la musculatura isquiosural para que la terapia obtenga el máximo resultado pero con la menor interacción con los entrenamientos. Población de referencia Debido a las características particulares de cada po- blación, que se ve influenciada por factores medioam- bientales (étnicos, sociales y económicos), se nos plantea el problema de utilizar estándares de madura- ción ósea lo más próximos al medio en que habita- mos, por lo que será importante acomodar las tablas que utilicemos a estándares similares a las característi- cas de nuestra población. Diversos estudios se han efectuado en España, así Sarria y cois (53) en el estu- dio en Aragón, Rodríguez y cois (55) en niños de Na- varra, Hernández y cois (56) en niños del País Vasco y nuestro grupo para niños de Murcia (57). En nuestra población de Murcia las diferencias en la valoración de la edad ósea son manifiestas. Así, comparando la edad cronológica con la edad ósea ob- tenida por el método de Greulich y Pyle, ésta siempre está más avanzada en los niños, no siendo superior a los doce meses entre los 6 y 13 años de edad. En las niñas ocurre algo similar, aunque la cuantía del ade- lanto es algo menor entre los 11 y 13 años, existiendo incluso una inversión entre los 7 y 8 años. La edad RUS siempre está adelantada respecto a la cronológica tanto en niños como en niñas (57). Ejemplos de aplicación a la Medicina del Deporte Aplicando al medio deportivo lo referido anterior- mente vamos a presentar tres ejemplos ilustrativos: El primero, se refiere a una niña con una edad de 10,6 años que practica la gimnasia rítmica; a la que se le realiza un reconocimiento médico-deportivo y estudio de la edad ósea por el método de Grulich y Pyle y el de Tanner (RUS), junto a una predicción de su talla definitiva (Tabla I), repitiéndose un año después. Podemos apreciar que en 12 meses ha sufrido una notable aceleración en su proceso de maduración, al avanzar su edad ósea en 2,3 años con el método de G- P y 2,6 años con el TW2-RUS, por lo que ha dismi- nuido su predicción de talla definitiva en 4,4 cm. Esto E. Cron: (Edad cronológica); E.Gr-Py: (Edad según atlas Greulich y Pyle); E. Rus: (Edad según método RUS); Pr. Talla TWMark II: (Pre- dicción de la talla según el método TW Mark II); H. Sem: (Horas a la semana); A. Ent.: (Años de entrenamiento). Fig. 1. Radiografía de la mano izquierda de la niña con edad cronológica de 10,6 años y con edad ósea por G-P de 11,3 años (Tabla I). 60 Valoración de la edad ósea. Su importancia en Medicina del Deporte 7 (3): 160-168,1998 Selección F¿g. 2. Radiografía de la mano izquierda de la misma niña del ejemplo pero con edad cronológicade 11,6 años. Ahora la edad ósea es de 13,6 años (Tabla I). indica que esta niña no sigue el típico patrón de enlen- tecimiento del crecimiento propio de las gimnastas rít- micas que recuperarán años más tarde, sino que va adelantada respecto a sus compañeras por lo que cada año será más baja que el resto de las componentes del equipo. El estudio de la edad ósea ha permitido dar una adecuada información deportiva en esta gimnasta, ya que su mayor maduración supone un inconveniente para esta disciplina. El segundo ejemplo hace referencia a dos niñas na- dadoras en la categoría de infantil de primer año, am- bas campeonas regionales en sus respectivas pruebas, del mismo club y que siguen un entrenamiento similar (Tabla II). Se aprecia que ambas presentan una edad cronoló- gica similar. La edad ósea presenta una diferencia de 3,2 años según el método de Greulich y Pyle y de 3,7 años según el método TW2-RUS, por lo que estaría- mos ante una posible sobrevaloración de D.O.G ya que está muy cerca de su máxima talla definitiva, y F. Rec: (fecha reconocimiento); E. Cron: (Edad cronológica); E.Gr-Py: (Edad según atlas Greulich y Pyle); E. Rus: (Edad según método RUS); Pr. Talla TWMark II: (Predicción de la talla según el método TW Mark II); H. Sem: (Horas a la semana); A. Ent.: (Años de entrenamiento). Fig. 3. Radiografía de la mano izquierda de D.O.G. con edad ósea de 12,7 años (Tabla II). por el contrario, la nadadora con un verdadero talento deportivo es M.H.L, a pesar de tener una marca algo inferior, ya que presenta un notable retraso es su desa- rrollo y las previsiones apuntan a que le falta casi 20 cm por crecer, por lo que es esperable que sus marcas mejoren notablemente con el desarrollo. El tercer ejemplo es un ciclista de 14,8 años, con muy buena proyección deportiva al que se le detecta tras el Reconocimiento Médico-Deportivo una esco- 61 Selección 7 (3): 160-168,1998 S. García de la Rubia y cols. Fig. 4. Radiografía de la mano izquierda de M.H.L con edad ósea de 9,5 años (Tabla II). liosis lumbar. En el estudio radiográfico se evidencia un inicio de estructuración y una curva de 23° Cobb. El problema que nos plantea este caso es si se reduce su entrenamiento, sobre todo con bicicleta, y se aplica un corsé entre otras medidas, o si esperamos para apli- car el corsé. El estudio de la edad ósea nos orienta porque al existir un notable adelantamiento (16,9 años), ya no existe prácticamente probabilidad de pro- gresión, por lo que no precisa el corsé. Si, por el con- trario, hubiese estado claramente retrasado (Ej: 12,7 años) su posibildad de agravación sería notable por lo que sí precisaría un más exhaustivo seguimiento y tra- tamiento ortésico y reducción de su entrenamiento. Estos interrogantes ahora planteados son solamente una muestra para reseñar la importancia del segui- miento madurativo de los niños deportistas, del que en una gran parte, el médico del deporte es responsable. Bibliografía (l)BALE, P.: The funtional performance of children in rela- tion to growth, maturation and exercise. Sports Medicine 1992; 13(3): 151-9. (2) MALINA, R. M.; MELESKI, B. W.; SHOUP, R. F.: Carac terísticas antropométricas, composición corporal y madu rez de los deportistas seleccionados. Clin. Pediatr. Norte- am. (ed. Española) 1982; 6:1283-302. 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