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Olivares Rodríguez El ejercicio de la psicología aplicada

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La premisa mayor de la psicología aplicada es el uso de las teo-
rías y principios psicológicos para resolver problemas de relevancia social 
e individual. Cada campo de actuación da lugar a un perfil diferenciado 
en el ejercicio de la profesión. El conjunto de tales perfiles integra áreas 
de actividad tan antiguas como la del psicólogo clínico, la del psicólogo 
de la educación y la del psicólogo del trabajo y las organizaciones, junto 
a otras más nuevas como las del psicólogo del tráfico y la seguridad 
vial, el psicólogo jurídico, el psicólogo del deporte, el psicólogo del 
envejecimiento, otras de reciente desarrollo como la del psicólogo de la 
intervención en catástrofes y situaciones de emergencia, u otras de vieja 
raigambre pero de recentísimo reconocimiento oficial como la del psicó-
logo general sanitario.
 En la actualidad el desarrollo del ejercicio de la psicolo-
gía está adquiriendo tal relevancia que ya es posible hallar especializacio-
nes dentro de las grandes áreas de trabajo que le son propias, así como de 
otras en las que el comportamiento humano desempeña un papel crucial. 
Tal es el caso de los psicólogos que trabajan en el contexto de equipos 
multiprofesionales en el ámbito de la reproducción humana o en el de la 
neurología, lo que ha dado lugar a la psicología de la reproducción y la 
neuropsicología clínica. En otros casos, la intensidad del quehacer psi-
cológico reclama el reconocimiento de nuevos perfiles, como es el caso 
del psicólogo de familia, una cuestión cotidiana para los psicólogos que 
trabajan en el ámbito infanto-juvenil.
 El fin de esta obra es poner en manos de los 
lectores un trabajo en el que se proporciona una visión general de las fun-
ciones que desempeñan los psicólogos y los campos en los que se aplican, 
los requisitos que requiere su formación y el proceso de actuación profe-
sional. Se trata de una aproximación a la profesión del psicólogo útil tanto 
para quienes están formándose como para los que, llevando ya tiempo 
en ella, deseen administrarse una dosis de recuerdo y actualización para 
tener una visión de conjunto de la misma. Así mismo, este trabajo puede 
resultar de utilidad a quienes desde otras disciplinas deseen tener infor-
mación sobre la labor de estos profesionales; tal puede ser el caso de los 
profesionales del resto de ciencias de la salud (especialidades biomédicas 
—medicina de familia, psiquiatría, oncología, pediatría, rehabilitación/
fisioterapia, enfermería, biología, etc.—), profesionales de las ciencias de 
la educación (pedagogos, maestros de Enseñanza Primaria, profesores de 
Enseñanza Secundaria Obligatoria, psicopedagogos, etc.), cargos ejecu-
tivos de servicios públicos y privados relativos a la seguridad vial, de las 
fuerzas armadas y cuerpos de seguridad públicos y privados, del poder 
judicial, del ámbito deportivo o del estamento económico (recuérdese que 
el psicólogo Daniel Kahneman fue Premio Nobel de Economía en el año 
2002). Todas estas y muchas más conforman las áreas de intervención de 
los profesionales de la psicología.
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El ejercicio de la
psicología
aplicada
PSICOLOGÍA PIRÁMIDE P
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José Olivares Rodríguez
Diego Macià Antón
Pablo J. Olivares-Olivares
Ana Isabel Rosa Alcázar
PIRÁMIDE
www.edicionespiramide.es
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0203225
9 7 8 8 4 3 6 8 2 6 7 6 0
ISBN 978-84-368-2676-0
José oLivares rodríguez es doctor en Psicología, catedrático 
de universidad, psicólogo clínico, profesor especialista en peda-
gogía terapéutica, director de la Unidad de Terapia de Conducta 
del Servicio de Psicología Aplicada de la Universidad de Murcia 
e investigador principal del grupo de investigación E-069-02 
Psicología Clínica y de la Salud. Cuenta con amplia y variada 
experiencia en el ámbito de la psicología aplicada, en cuyo 
campo posee numerosas publicaciones.
diego macià antón es doctor en Psicología, profesor titular 
de universidad en la Universidad Miguel Hernández de Elche, 
psicólogo clínico, criminólogo, profesor invitado del máster 
universitario en Psicología Clínica y de la Salud de la Universi-
dad de Murcia, miembro del equipo de investigación E-069-02 
Psicología Clínica y de la Salud y de la Unidad de Terapia de 
Conducta del Servicio de Psicología Aplicada de esta última 
universidad. Editor, autor y coautor de un elevado número de 
publicaciones en el ámbito aplicado.
pabLo J. oLivares-oLivares es doctor en Psicología y licencia-
do en Biología. Es miembro del equipo de investigación E-069-
02 Psicología Clínica y de la Salud y de la Unidad de Terapia de 
Conducta del Servicio de Psicología Aplicada de la Universidad 
de Murcia en calidad de investigador. Es profesor invitado del 
máster universitario en Psicología Clínica y de la Salud de la 
Universidad de Murcia, y editor y coautor de varios libros, capí-
tulos y artículos de investigación sobre materias psicológicas.
ana isabeL rosa aLcázar es doctora en Psicología, profesora 
titular de universidad, coordinadora del máster universitario en 
Psicología Clínica y de la Salud, miembro del equipo de investi-
gación E-069-02 Psicología Clínica y de la Salud y subdirectora 
de la Unidad de Terapia de Conducta del Servicio de Psicología 
Aplicada de la Universidad de Murcia. Cuenta con amplia expe-
riencia como investigadora y psicóloga clínica, siendo además 
editora, autora y coautora de un amplio elenco de publicaciones 
en el campo de la psicología aplicada.
La profesión de psicólogo
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El ejercicio de la
psicología
aplicada
La profesión de psicólogo
EDICIONES PIRÁMIDE
El ejercicio de la
psicología
aplicada
La profesión de psicólogo
JOSÉ OLIVARES RODRÍGUEZ
CATEDRÁTICO DE UNIVERSIDAD.
UNIVERSIDAD DE MURCIA
DIEGO MACIÀ ANTÓN
PROFESOR TITULAR DE UNIVERSIDAD.
UNIVERSIDAD MIGUEL HERNÁNDEZ DE ELCHE
PABLO J. OLIVARES-OLIVARES
PROFESOR INVITADO.
UNIVERSIDAD DE MURCIA
ANA ISABEL ROSA ALCÁZAR
PROFESORA TITULAR.
UNIVERSIDAD DE MURCIA
COLECCIÓN «PSICOLOGÍA»
 
Director:
Francisco J. Labrador
Catedrático de Modificación de Conducta
de la Universidad Complutense de Madrid
Edición en versión digital
 
© José Olivares Rodríguez, Diego Macià Antón, Pablo J. Olivares-Olivares y Ana Isabel Rosa Alcázar, 2012
© Primera edición electrónica publicada por Ediciones Pirámide (Grupo Anaya, S. A.), 2012
Para cualquier información pueden dirigirse a piramide_legal@anaya.es
Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid
Teléfono: 91 393 89 89
www.edicionespiramide.es
ISBN: 978-84-368-2676-0
 
Está prohibida la reproducción total o parcial 
de este libro electrónico, su transmisión, su 
descarga, su descompilación, su tratamiento 
informático, su almacenamiento o introduc-
ción en cualquier sistema de repositorio y 
recuperación, en cualquier forma o por cual-
quier medio, ya sea electrónico, mecánico, 
conocido o por inventar, sin el permiso expre-
so escrito de los titulares del copyright.
A don Enrique Pozón Lobato,
profesor de Ciencias Naturales
en la Universidad Laboral de Córdoba.
A don Ángel Rodríguez González, 
profesor de Psicología Social. 
A don Enrique Fernández Bonillo,
maestro y profesor de Enseñanza 
Secundaria Obligatoria
A todos nuestros alumnos
JOSÉ OLIVARES RODRÍGUEZ
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Índice
Prefacio ............................................................................................................................ 13
Prólogo ............................................................................................................................. 15
1. Consideraciones preliminares. La psicología aplicada ............................ 19
1.1. Funciones y perfi les profesionales del psicólogo .......................................19
1.1.1. Funciones ..................................................................................... 20
1.1.2. Perfi les profesionales .................................................................... 23
1.2. Habilidades y destrezas implicadas en la intervención psicológica ........... 44
1.3. El método científi co como salvaguarda de los derechos de las personas y
 del buen quehacer profesional .................................................................. 54
1.4. El código deontológico del psicólogo y el buen quehacer profesional ...... 59
2. Concepto de problemas y trastorno psicológico ...................................... 61
2.1. Antecedentes históricos ............................................................................ 61
2.2. Inicios de su delimitación actual: hacia un modelo psicológico ................ 69
2.2.1. Construcción de la alternativa psicológica en el contexto cien-
 tífi co ............................................................................................. 72
2.2.2. Características del modelo conductual-cognitivo: modelo psico-
 lógico ............................................................................................ 79
2.2.3. Enfoques que conforman el modelo conductual-cognitivo ........... 87
2.3. Evolución de las aportaciones al desarrollo de la Psicología desde España . 101
2.3.1. Precursores o antecedentes históricos .......................................... 101
2.3.2. Fase de restauración/implantación de la psicología científi ca ...... 107
2.3.3. Fase de consolidación y expansión ............................................... 109
2.4. La importancia de la teoría ...................................................................... 111
2.5. Problema y trastorno: delimitación actual ................................................ 114
3. El proceso de constatación de la existencia de un problema/trastorno
 psicológico ...................................................................................................... 119 
3.1. Algunas consideraciones preliminares ...................................................... 119
3.2. El concepto de intervención psicológica ................................................... 126
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3.3. Evaluación psicológica: síntesis de sus fases y pasos ................................ 128
3.4. La comunicación de resultados: el informe psicológico ............................ 132
3.5. El contrato terapéutico y la implicación del cliente/paciente .................... 136
4. El tratamiento psicológico ............................................................................ 139
4.1. Definición de tratamiento psicológico ...................................................... 139
4.1.1. Algunas consideraciones preliminares .......................................... 139
4.1.2. La psicoterapia y la definición de tratamiento psicológico ........... 141
4.2. Proceso de construcción, valoración y depuración/afinamiento de un tra-
 tamiento psicológico ................................................................................. 144
4.2.1. Fase de creación/construcción del programa de entrenamiento/
 tratamiento ................................................................................... 146
4.2.2. Fase de valoración de los resultados ............................................. 147
4.2.3. Fase de depuración del programa de entrenamiento/tratamiento ... 151
4.3. Eficacia, eficiencia y efectividad de los tratamientos psicológicos ............. 152
4.4. Diferencias entre el ejercicio de la profesión «a demanda» y en el ámbito
 de la investigación .................................................................................... 155
4.5. Estrategias/modos para/de aplicar el tratamiento ..................................... 158
4.6. Estrategias para aplicar el tratamiento con niños y adolescentes .............. 164
4.6.1. El papel del desarrollo en la oportunidad/necesidad de trata-
 miento .......................................................................................... 166
4.6.2. El ambiente, la especificidad de las respuestas y el comportamien-
 to manifiesto................................................................................. 168
4.6.3. Los paraprofesionales................................................................... 170
4.6.4. Habilidades y destrezas del psicólogo infanto-juvenil................... 171
4.6.5. Selección de estrategias para la intervención ................................ 172
4.7. Estrategias para terminar el tratamiento y prevenir recaídas ................... 172
4.7.1. Estrategias para terminar el tratamiento ...................................... 172
4.7.2. Estrategias para prevenir recaídas ................................................ 174
Glosario .................................................................................................................. 177
Bibliografía............................................................................................................. 193
Índice de autores................................................................................................... 207
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10 / Índice
© Ediciones Pirámide
Figuras
1.1. Diagrama de las principales funciones del psicólogo................................ 21
1.2. Funciones desempeñadas por el psicólogo clínico .................................... 28
1.3. Representación de la distribución del trabajo del psicólogo clínico en el
 ámbito anglófono ..................................................................................... 29
1.4. Distribución de los psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes y
 comunidad autónoma............................................................................... 30
1.5. Diagrama de las habilidades y destrezas en la intervención psicológica ... 55
2.1. Origen y tipos de enfermedades en el marco de la medicina psicoso-
 mática....................................................................................................... 63
2.2. Representación esquemática del modelo cognitivo-conductual. ............... 77
2.3. Mapa conceptual del modelo cognitivo-conductual ................................. 80
2.4. Interaccionismo recíproco ........................................................................ 93
2.5. Concepto de trastorno mental desde la perspectiva cognitivo-semántica .... 98
2.6. Esquema de la concepción cognitivista..................................................... 100
2.7. Secuencia del proceso de detección y diagnóstico del trastorno psico-
 lógico........................................................................................................ 116
3.1. Detección de desviaciones signifi cativas ................................................... 125
3.2. Detección de alteraciones de orden cuantitativo....................................... 125
3.3. Fases y pasos del proceso de la intervención psicológica.......................... 131
4.1. Diagrama de la construcción, valoración y depuración de un tratamiento
 psicológico................................................................................................ 145
4.2. Implicaciones de la autonomía para solicitar ayuda................................. 165
4.3. La familia a la luz del aprendizaje social. ................................................. 165
Tablas
1.1. Decálogo de las reglas para facilitar el éxito profesional .......................... 46
1.2. Habilidades implícitas en el ejercicio de la profesión................................ 47
2.1. Elementos signifi cativos de las psicoterapias contextualizadas en las tra-
 diciones históricas .................................................................................... 62
2.2. Características del concepto tradicional de enfermedad........................... 64
2.3. Características de la terapia psicodinámica hoy ....................................... 67Índice de figuras, tablas y cuadros
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 2.4. Gestación, inicio, desarrollo, consolidación y expansión de la terapia/
 modifi cación de conducta ...................................................................... 76
 2.5. Funciones de los modelos teóricos ........................................................ 78
 2.6. Características del modelo conductual-cognitivo ................................... 79
 2.7. Dimensiones de la intervención psicológica ........................................... 86
 3.1. Algunos criterios propuestos para identifi car problemas/trastornos psi-
 cológicos ................................................................................................ 127
 3.2. Breve descripción de las recomendaciones a seguir para elaborar un 
 informe psicológico ................................................................................ 133
 4.1. Criterios para la valoración de los tratamientos psicológicos ................ 150
 4.2. Algunos ejemplos de tratamientos psicológicos que requieren pocas se-
 siones ..................................................................................................... 154
 4.3. Distribución de los psicólogos españoles por especialidad y orientación
 teórica .................................................................................................... 156
 4.4. Etapas o fases en el proceso de cambio de Prochaska y DiClemente ..... 159
 4.5. Algunas variables que pueden difi cultar la evaluación ........................... 169
Cuadros
 1.1. Algunas de las especialidades del campo científi co número 61............... 25
 1.2. Funciones y porcentaje de psicólogos clínicos que las realizan .............. 29
 1.3. Actividades de los psicólogos clínicos .................................................... 29
 1.4. Tasa de profesionales de la salud mental por cada 100.000 habitantes 
 en España y Europa............................................................................... 31
 1.5. Cuantifi cación de los ámbitos de intervención de los psicólogos jurí-
 dicos........................................................................................................... 35
 1.6. Cuantifi cación de tareas y problemas en los que actúan los psicólogos
 de la educación ...................................................................................... 37
 1.7. Distribución de los psicólogos especialistas en intervención social por
 áreas/temáticas laborales ........................................................................ 38
 1.8. La psicología del trabajo y las organizaciones por áreas/temáticas labo-
 rales ....................................................................................................... 40
 1.9. Actividad de los psicólogos expertos en la psicología del tráfi co y la se-
 guridad vial............................................................................................ 41
1.10. Distribución de los psicólogos del deporte y la actividad física por te-
 máticas laborales.................................................................................... 43
1.11. Distribución por especialidades o perfi les profesionales ........................ 44
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12 / Índice de figuras, tablas y cuadros
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Prefacio
Tengo que reconocer que sentí una gran satis-
facción cuando el doctor José Olivares se puso en 
contacto conmigo a fi n de realizar el prefacio del 
presente libro. El hecho de que desde la universi-
dad se realicen intentos satisfactorios de vincular 
lo académico con lo profesional es siempre una 
buena noticia, sobre todo si, como en este caso, 
el trabajo que se presenta con formato de libro 
viene a describir cómo está la psicología españo-
la, en sus distintas áreas y especialmente en el 
ámbito de clínica.
Desde el Consejo General de Colegios Ofi -
ciales de Psicólogos siempre ha existido un ge-
nuino interés en defi nir las funciones, tareas y 
actividades vinculadas al desarrollo aplicado de 
la psicología en los distintos ámbitos de inter-
vención profesional. Este verdadero interés ya se 
plasmó en un momento, en 1998, en la edición 
de un primer libro por parte del entonces Cole-
gio Ofi cial de Psicólogos, que llevaba por nom-
bre Perfi les profesionales del psicólogo, en el que 
se revisaban los distintos perfi les profesionales 
que en su momento constituían el ámbito apli-
cado de la psicología en España. Este interés del 
Consejo se ha manifestado también en el ámbito 
de los colegios autonómicos y, cómo no, de las 
universidades. En este sentido hay que reconocer 
el interés que a lo largo del tiempo y de modo 
continuado ha mantenido el Colegio de Psicólo-
gos de la Región de Murcia, y sobre todo la Uni-
versidad de Murcia. Creo que en este sentido es 
esta universidad entre todas las universidades 
españolas la que ha demostrado un interés más 
genuino en que sus alumnos vinculen la acade-
mia a la profesión y salgan, así, con una forma-
ción holística, global, teórica y práctica de lo que 
signifi ca ser psicólogo.
El interés del Consejo se mostró así mismo en 
los estudios posteriormente realizados en 1995 y 
publicados en la revista del consejo, Papeles del 
psicólogo. Pero, ¿por qué son tan importantes los 
perfi les profesionales? La respuesta es compleja, 
pero de un modo sucinto se puede contestar di-
ciendo que su importancia radica en que en ellos 
confl uyen varios elementos de vital importancia 
para el desarrollo armónico de la profesión. Así 
pues, ayudan a combatir el intrusismo profesio-
nal, ayudan a que los psicólogos no seamos una 
especie de todoterreno, permiten mejorar la cali-
dad de la intervención profesional, delimitan el 
tipo de servicio que se ofrece a los pacientes-clien-
tes según el área de especialización, y orientan el 
tipo de formación específi ca que es más adecuada 
para desarrollar las funciones, procedimientos y 
técnicas de intervención dependiendo del área en 
que desarrollamos nuestra actividad.
Pienso que la aparición y lectura del presente 
libro, en estos momentos, representa un hecho 
esencial en la vida de los alumnos y profesionales 
en activo, dados los imperativos legales, los cam-
bios de la normativa y los reglamentos vigentes, 
que en los próximos meses van a afectar a la pro-
fesión. Me refi ero a la aparición del futuro título 
de Psicólogo Generalista Sanitario, que apareció 
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a fi nales del pasado año como solución, al menos 
parcial, de las múltiples consecuencias de índole 
negativo que se han desprendido de diversas nor-
mativas gubernamentales que en los últimos años 
han afectado a la profesión. Me refi ero a la Ley 
44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de 
las Profesiones Sanitarias (LOPS), y al Real De-
creto de la Especialidad en Psicología Clínica, que 
se publicó en 1998, y que han hecho que en los 
últimos años el Consejo General de Colegios Ofi -
ciales de Psicólogos haya mantenido una serie de 
«negociaciones» con el Ministerio de Sanidad, y 
también con el de Educación, a fi n de que tanto 
los profesionales como los estudiantes de psicolo-
gía como futuros psicólogos, puedan seguir ejer-
ciendo sus funciones en el ámbito de la salud tras 
la aplicación de la LOPS en el año 2003.
Se puede decir que la estructura del presente 
libro actualiza, renueva, orienta e informa sobre 
lo que hacemos los psicólogos aportando impor-
tante datos justifi cativos sobre las funciones y per-
fi les profesionales de éstos; pero además profun-
diza en los conceptos y modelos de desarrollo de 
la psicología española, haciendo énfasis  sobre todo 
en el ámbito de la psicología clínica. Así, tras ha-
cer una breve revisión histórica a lo largo de sus 
capítulos iniciales, analiza y profundiza en los ele-
mentos más importantes dela dialéctica terapéu-
tica, empezando por conceptualizar el término 
«problema» (cap. 2), mientras que en el siguiente 
capítulo enfatiza las funciones básicas del psicó-
logo: la evaluación y comunicación de los resul-
tados, el informe psicológico y el contrato terapéu-
tico, siendo de interés la señalización que hace a 
lo largo del libro de la importancia del marco de 
referencia científi co de lo psicológico y de la vincu-
lación entre el psicólogo y el paciente o cliente, así 
como la importancia de la implicación de este úl-
timo en el tratamiento (cap. 3). El encuadre del 
tratamiento psicológico resaltando las variables 
de efi cacia, efi ciencia y efectividad de los mismos, 
así como la prevención de recaídas (cap. 4), sin 
olvidar una referencia en el primer capítulo a la 
importancia del código deontológico y el buen 
quehacer profesional (cap. 1), hacen que este libro 
sea de obligada lectura para todas aquellas per-
sonas interesadas en el amplio ámbito que abar-
can las intervenciones psicológicas.
Sin duda alguna, es mi opinión, el presente 
texto es de importancia capital para saber, qué 
hacemos los psicólogos, de dónde venimos y a 
dónde nos dirigimos.
FRANCISCO JOSÉ SANTOLAYA OCHANDO
Presidente del Consejo General
de Colegios Ofi ciales de España.
14 / Prefacio
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Prólogo
La cita de Santiago Ramón y Cajal puede 
orientarse tanto al quehacer científi co, su referen-
cia en aquel tiempo, como al de la propia forma-
ción (contexto en el que la hizo), porque proba-
blemente la obra más grande y de mayor difi cultad 
que puede realizar cualquier ser humano es la de 
su propia formación como tal. Ésta es la síntesis 
que mejor da cuenta de dicha obra, siempre sus-
ceptible de mejora. Giner de los Ríos (1905) lo 
expresaba como sigue:
«Dos momentos parece que desde luego se 
distinguen en la educación, como se distinguen en 
la vida, por lo que respecta a sus fi nes y al ejerci-
cio de nuestra actividad en ellos. En el primero se 
forma el hombre, como hombre, en la integridad 
de sus varias fuerzas (...) Esta obra no tiene lími-
te defi nido alguno, no se reduce a un período de-
terminado de la vida, sino que comienza con ésta 
y dura tanto como ella dura (...) El hombre está 
siempre recibiendo nuevas impresiones, que exci-
tan en él nuevas representaciones, sentimientos, 
reacciones de todas clases, y que a la vez educan 
su energía y aumentan sin cesar, así el contenido 
actual de su conciencia como la forma en que este 
contenido se entreteje con sus antecedentes (...) 
Pero sobre esta evolución, se desenvuelve y va con 
ella en mutua solidaridad (...) una orientación de-
terminada, una vocación principal hacia un lado 
y fi n particular de la vida (...) El ejercicio habitual 
de este fi n en sus productos objetivos forma su 
profesión. Tampoco nuestra educación para ésta 
acaba, en rigor, en un momento dado (...) semper 
discentes, nunquam pervenientes. La vida entera es 
un continuo aprendizaje» (pp. 17-18).
Este es el contexto en el que quiere situarse el 
presente libro: el del aprendizaje y la formación 
continua en el desarrollo profesional.
Tanto en la construcción del conocimiento 
científi co como en la de uno mismo, la paciencia 
y la perseverancia son dos elementos cruciales. 
Éstas deberían ser las características principales 
del universitario que, habiendo probado ya ser 
inteligente, se enfrenta con la inconmensurable 
tarea de intentar construirse como científi co y 
como ser humano.
En relación con la actitud que debería man-
tener quien se forma, o actualiza sus conocimien-
tos, Ramón y Cajal también señalaba que: «Aun 
en las ciencias más perfectas nunca deja de encon-
trarse alguna doctrina exclusivamente mantenida 
por el principio de autoridad. Demostrar la false-
dad de esta concepción y, a ser posible, refutarla 
con nuevas investigaciones, constituirá siempre un 
excelente modo de inaugurar la propia obra cien-
«En resumen, toda obra grande es el fruto de la paciencia y de la 
perseverancia.»
RAMÓN y CAJAL, 1920, p. 62.
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tífi ca» (p. 20). Esta afi rmación, relativa a la cons-
trucción del conocimiento científi co, también pue-
de tener una excelente lectura en la construcción 
personal; ambas son consustanciales al ser huma-
no que quiere dedicarse a una profesión cuyo re-
ferente son los demás y contribuir al desarrollo de 
una disciplina como la Psicología. Revisarse a sí 
mismo, poner a prueba nuestras atribuciones, so-
meter a contraste nuestras creencias, enfrentarse 
al conocimiento establecido con actitud crítica, 
etcétera, es y será un modo excelente de progresar 
en la propia construcción, con carácter general, y 
en el ámbito profesional con carácter particular.
Veintinueve años después de que Santiago Ra-
món y Cajal publicase su libro «Reglas y consejos 
sobre la investigación científi ca. Los tónicos de 
la voluntad», del que hemos extraído la cita que 
encabeza esta introducción, se celebraba en 1949 
en  Boulder, la capital del Estado de Colorado 
(EE.UU.), una conferencia para tratar la forma-
ción del psicólogo. De tal conferencia surgió lo 
que luego vino a conocerse como «El Modelo de 
Boulder», que considera al psicólogo como al-
guien capaz de contribuir al desarrollo de los tra-
tamientos/entrenamientos psicológicos a través de 
las pautas del método científi co, permitiendo la 
réplica de cualquier intervención psicológica, su 
validación experimental y la validación empírica 
de la teoría, así como de los tratamientos y de la 
propia intervención. Dicho modelo asume que 
esta forma de proceder es la mejor para proteger 
al cliente/paciente de intervenciones perjudiciales, 
para emplear la experiencia como guía de la toma 
de decisiones y orientar las actuaciones, así como 
el modo más adecuado para validar un tratamien-
to psicológico.
La conferencia celebrada en Boulder se halla 
entre los acontecimientos que han dado origen a 
los distintos intentos de dotar al quehacer psico-
lógico cotidiano de soporte empírico y experi-
mental; es decir, de garantías para los clientes/
pacientes y de credibilidad científi ca para la Psi-
cología. Dos de estos intentos han fructifi cado, 
produciendo marcos de referencia para la valida-
ción de los tratamientos psicológicos (la psicolo-
gía basada en la evidencia empírica): el metaaná-
lisis y los criterios consensuados por la Task 
Force; el primero de carácter descriptivo (revisión 
cuantitativa de la efi cacia de los tratamientos) y 
los segundos de orden experimental tanto en lo 
referido al tratamiento en grupo como al indivi-
dual. En ambos casos el objetivo es el mismo: 
aportar indicadores cuantitativos y razonable-
mente fi ables que permitan a los profesionales de 
la psicología guiarse en la (s)elección de los tra-
tamientos que ya han probado al menos su efi ca-
cia en situaciones controladas, así como respecto 
de las variables que han resultado más relevantes 
para la consecución de tal logro.
Gracias al esfuerzo realizado por quienes nos 
han precedido (véase la excelente síntesis de Yela, 
1994), hoy la psicología fi gura como materia bá-
sica de las ciencias de la salud y de las ciencias 
sociales y jurídicas, dentro de las ramas de cono-
cimiento del árbol de la ciencia: artes y humani-
dades; ciencias; ciencias de la salud; ciencias  so-
ciales y jurídicas, e ingeniería y arquitectura.
En el contexto internacional, dos de los pre-
cursores de la psicología aplicada fueron el psicó-
logo alemán Hugo Münsterberg (Danzig, 1863; 
Cambridge, 1916) y el estadounidense. Lightner 
Witmer. El primero discípulo de W. Wundt y el 
segundo discípulo de Cattell, pero también doc-
torado en Psicología con W. Wundt en la Univer-
sidad de Leipzig. Münsterberg se trasladó a 
EE.UU., donde inició en 1892 su trabajo como 
docente e investigador en la Universidad deHar-
vard, dedicando una parte de su actividad al de-
sarrollo de la psicología aplicada. Entre sus apor-
taciones destacan las relativas a la psicología 
Jurídica y el problema de la fi abilidad de los tes-
timonios, así como en el campo de la psicología 
Industrial, donde elaboró una prueba de capaci-
dad profesional. Lightner Witmer también orien-
tó su trabajo hacia el campo aplicado y montó en 
1896 la primera clínica psicológica para el trata-
miento de problemas de niños y adolescentes en 
la Universidad de Pensilvania. Este hecho es con-
siderado el naci miento formal de la psicología 
Clínica, porque el trabajo de Witmer constituye 
el pri mer intento serio y sistemático de compren-
der, evaluar y tratar los trastornos de conduc ta de 
16 / Prólogo
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los niños y adolescentes, lo que llevó a Garfi eld 
(1974) a señalar que «si al guien merece el título 
de fundador de la psicología clínica, ciertamente 
este hombre es Witmer» (p. 3). Witmer también 
impartió docencia de esta materia en dicha uni-
versidad, fundando en 1907 la revista The Psycho-
logical Clinic, primera en su género.
En España, el inicio de la psicología aplicada 
se sitúa en 1914, año en el que se creó en Barce-
lona la Secretaría de Aprendizaje, que se conver-
tiría en 1919 en el Instituto de Orientación Pro-
fesional. En 1924 se crea en Madrid el Instituto 
de Orientación Profesional y de Selección de Per-
sonal. Otras dos fechas relevantes son los años 
1921 y 1930, en los que se celebraron en Barcelo-
na el segundo y el sexto Congreso Internacional 
de Psicología Aplicada.
La actuación del psicólogo aplicado, en cual-
quiera de los ámbitos que le son propios (véase el 
epígrafe 1.1 de este libro), se fundamenta tanto en 
su componente de formación y quehacer cotidia-
no como en el relativo al desarrollo de una nor-
mativa legal y reglamentaria que recoge sus dere-
chos y obligaciones; la unión de ambos confi gura 
su perfi l profesional. Este perfi l se caracteriza por 
la investigación, el conocimiento y el dominio de 
la aplicación de los procesos de evaluación, pre-
vención y tratamiento de los problemas y trastor-
nos del comportamiento humano, en los ámbitos 
individual, grupal, organizacional y comunitario.
Tal conocimiento y dominio de las destrezas 
son el resultado de un proceso de aprendizaje que 
se inicia en las facultades de Psicología, donde, 
por ejemplo, el futuro psicólogo clínico puede ad-
quirir las denominadas «habilidades terapéuti-
cas» e iniciarse en las «habilidades del terapeuta». 
Durante este proceso de aprendizaje, que conti-
núa a lo largo de toda la vida profesional, el psi-
cólogo irá integrando en sus repertorios básicos 
de conducta los resultados de su aprendizaje, fru-
to tanto de su experiencia como de la asistencia 
a cursos de actualización, lecturas, participación 
en congresos y reuniones científi cas, etc.
El fi n de toda esta actividad no es otro que 
promover e incrementar el bienestar de las perso-
nas, ayudándoles mediante el aprendizaje a mejo-
rar la adecuación de sus respuestas en los contex-
tos en los que actúan cotidianamente o en los que 
se hallan circunstancialmente (clínico, educativo, 
laboral, jurídico, deportivo, sanitario, militar, cir-
culación vial, etc). A su vez, este fi n se concreta 
en un objetivo general: promover el cambio y/o 
ayudar a cambiar, para que las personas puedan 
desarrollar, hasta donde les sea posible, sus po-
tencialidades y funcionar de un modo autónomo 
y competente, es decir, capitalizando las oportu-
nidades que se le presentan en su medio social y 
ajustándose de modo efi ciente a éste.
El medio que utiliza el psicólogo para la con-
secución del fi n que persigue es la intervención 
psicológica, la cual se presenta como un proceso 
a lo largo del cual el profesional evalúa, entrena/
trata y cuantifi ca tanto los efectos del entrena-
miento/tratamiento como su estabilidad o persis-
tencia temporal, la validez social de tales efectos, 
su generalización a través de situaciones distintas 
a aquella en la que se realizó el tratamiento/en-
trenamiento, etc.
El fi n del presente libro es poner en manos de 
nuestros lectores un trabajo en el que hemos pre-
tendido proporcionar una visión general de las 
funciones que desempeñamos, los requisitos que 
requiere nuestra formación y el proceso que segui-
mos en nuestra actuación profesional. Se trata de 
una aproximación a nuestra profesión que preten-
de ser útil tanto a quienes están formándose para 
ejercerla como a los que, llevando ya tiempo en 
ella, deseen o crean necesario «administrarse una 
dosis» de recuerdo y/o actualización. Asimismo, 
este trabajo puede resultar útil a quienes desde 
otras disciplinas deseen tener información de pri-
mera mano sobre lo que hacemos o deberíamos 
hacer los psicólogos y cómo actuamos o debería-
mos actuar para lograrlo; tal puede ser el caso de 
los profesionales del resto de ciencias de la salud 
(especialidades biomédicas, medicina de familia, 
psiquiatría, oncología, pediatría, rehabilitación/
fi sioterapia, enfermería, biología, etc.), profesio-
nales de las ciencias de la educación (pedagogos, 
maestros de Enseñanza Primaria, profesores de 
Enseñanza Secundaria Obligatoria, psicopedago-
gos, etc.), cargos ejecutivos de servicios públicos 
Prólogo / 17
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y privados relativos a la seguridad vial, de las fuer-
zas armadas y cuerpos de seguridad públicos y 
privados, del poder judicial, del ámbito deportivo, 
del estamento económico (recuérdese que el psi-
cólogo Daniel Kahneman fue Premio Nobel de 
Economía del año 2002, véase León y Botella, 
2002, y Quintanilla, 2003), etc. En síntesis, con 
carácter general esta aproximación puede resultar 
de interés para todo aquel que esté interesado en 
el comportamiento humano, porque éste es nues-
tro objeto de estudio, y en particular o de manera 
especial a quienes se interesen por el comporta-
miento humano alterado, trastornado o desadap-
tado, porque es ahí donde más énfasis hace el pre-
sente libro.
En este contexto hemos abordado las funcio-
nes y los perfi les profesionales del psicólogo, el 
papel del método científi co como salvaguarda de 
los intereses de nuestros clientes/pacientes, pasan-
do por las cuestiones éticas, el código deontoló-
gico y las habilidades y destrezas implicadas en el 
quehacer profesional. Asimismo, en el ámbito de 
la actuación nos hemos adentrado en su proceso 
tanto respecto de la construcción histórica como 
en el presente de nuestra disciplina. En este último 
sentido hemos tratado el concepto de problema/
trastorno psicológico, el proceso de la constata-
ción de su existencia y los requisitos que ello lleva 
implícito, tanto respecto a las estrategias de eva-
luación como en lo relativo a la comunicación de 
sus resultados y la ordenación, a través de un con-
trato, de la relación entre quien presta el servi-
cio (psicólogo) y quien lo recibe (cliente/paciente). 
Por último, realizamos una aproximación al 
 tratamiento psicológico desde su delimitación 
 conceptual (¿qué es y qué no es tratamiento psi-
cológico?), pasando por la descripción de su cons-
trucción y depuración (incluida la valoración de 
su efi cacia, efectividad y efi ciencia), las diferencias 
con las que se encontrará el futuro profesional de 
la psicología cuando trabaje en un contexto con-
trolado como es el experimental, o cuando lo 
haga a demanda (en el ámbito asistencial). Aca-
bamos centrándonos en cómo se debe de terminar 
el proceso de aplicación de un tratamiento, los 
efectos secundarios de los tratamientos psicológi-
cos y qué es conveniente hacer para reducir/im-
pedir la aparición de «recaídas».
Por último, además de esperar que esta lectu-
ra resulte provechosa, parafraseando nuestra cita 
de don Santiago Ramón y Cajal queremos desear 
tanto a nuestros futuroscolegas como a los que 
ya lo son toda la paciencia y perseverancia que 
precisen para lograr la obra más grande que pue-
de realizar un psicólogo: el ejercicio honesto y 
riguroso de su profesión.
JOSÉ OLIVARES
DIEGO MACIÀ ANTÓN
PABLO J. OLIVARES-OLIVARES
ANA I. ROSA ALCÁZAR
Referencias que se citan
Garfi eld, S. L. (1974). Clinical Psychology: The Study 
of Personality and Behavior. Aldine (traducción al 
español: El Manual Moderno, 1979).
Giner de los Ríos, F. (1905). Pedagogía universitaria. 
Barcelona: Imprenta Moderna de Guinart y Pujo-
lar.
León, O. F. y Botella, J. (2002). Daniel Kahneman. Un 
psicólogo Premio Nobel 2002. Psicothema, 15(3), 
341-344.
Quintanilla, I. (2003). Un premio Nobel para nuevas 
perspectivas en la investigación económica y psi-
cológica. Papeles del Psicólogo, 84, 83-92.
Ramón y Cajal, S. (1920). Reglas y consejos sobre la 
investigación científi ca (los tónicos de la voluntad, 
5.ª ed.). Madrid: Imprenta y librería de Nicolás 
Moya.
Yela, M. (1994). La enseñanza de la psicología en Es-
paña. Breve apunte histórico y situación actual. 
Papeles del Psicólogo, 60 (www.papelesdelpsicolo-
go.es/vernumero.asp?id=644).
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1.1. FUNCIONES Y PERFILES 
PROFESIONALES DEL PSICÓLOGO
A fi nales del siglo XIX y principios del XX, de 
forma casi simultánea a la constitución de la Psi-
cología como disciplina científi ca, se producen los 
primeros intentos de aplicar los hallazgos psico-
lógicos que se iban alcanzando en los laboratorios 
de investigación a los distintos ámbitos de la rea-
lidad social: Lightner Witmer pone en marcha la 
primera clínica psicológica en 1896; autores como 
J. McKeen Cattell o Alfred Binet desarrollan las 
primeras pruebas de evaluación psicológica; en 
1903 Thorndike publica Educational Psychology, 
una primera aplicación de la psicología a la edu-
cación, y ese mismo año Walter Dill Scott publi-
ca The Theory of Advertising, aplicando la psico-
logía a la publicidad. Si defi nimos la psicología 
como la ciencia dedicada al estudio de la conduc-
ta —o el comportamiento humano— a través de 
las distintas manifestaciones en que éste pueda 
tener lugar: cognitivas, emocionales, motoras y 
psicofi siológicas—, es también psicología —apli-
cada— la utilización práctica y positiva de este 
conocimiento en los distintos ámbitos o contextos 
en que las personas pueden desenvolverse.
El término «psicología aplicada» implica dos 
elementos de interés (Goldstein y Krasner, 1987), 
pero siempre integrados: por un lado, la existen-
cia de una ciencia básica de psicología que con-
lleva la investigación rigurosa de laboratorio, a 
partir de la cual se desarrollan los modelos teóri-
cos y los principios de la conducta humana; por 
otro, estos principios básicos son aplicados pos-
teriormente a situaciones de la vida real fuera del 
laboratorio, para conseguir los cambios deseados 
en el comportamiento humano; la psicología 
como ciencia, profesión y como medio de promo-
ver el bienestar humano.
Tradicionalmente se ha venido considerando 
que la psicología centraba su aplicación en tres 
grandes ámbitos: el escolar, el industrial —orga-
nizacional— y el clínico. En la actualidad, esta 
clasifi cación queda ampliamente desbordada; así, 
desde la perspectiva en la que se desarrolla el que-
hacer profesional podríamos agrupar la aplica-
ción de las funciones del psicólogo en torno a las 
siguientes áreas o ámbitos laborales (COP, 1998): 
psicología clínica y de la salud, psicología jurídi-
ca, psicología de la educación, de las drogodepen-
dencias, de la intervención social, del trabajo y las 
organizaciones, del tráfi co y la seguridad vial, y 
psicología de la actividad física y del deporte. No 
obstante, esta relación no agota todas las posibi-
lidades ni muestra todas las actividades que rea-
lizan los psicólogos. De hecho, cada vez aparecen 
con más frecuencia delimitaciones de nuevos per-
fi les de actividad.
En este contexto, en la actualidad los profe-
sionales de la psicología realizamos nuestro queha-
cer en un gran número de ámbitos, y el número 
de psicólogos que vivimos de esta profesión es 
cada vez mayor (véase Infocoop, 2009d). Ello es 
debido a que nuestra profesión ha experimentado 
en los últimos años un gran crecimiento en lo que 
respecta a las áreas o problemas sobre los que 
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1Consideraciones preliminares. La psicología aplicada
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actuamos: se ha incrementado de forma muy no-
table nuestra presencia en las instituciones y en 
los medios de comunicación social, mejorando 
nuestra imagen social (Buela-Casal, Bretón-López, 
Agude lo, Bermúdez, Sierra, Teva y Roales-Nieto, 
2005, o Gutiérrez y Quintanilla, 1993).
Con el fi n de aportar claridad, desde una pers-
pectiva estrictamente didáctica vamos a diferen-
ciar las que entendemos como funciones del psi-
cólogo, es decir, las actividades de carácter ge neral 
que podrían aplicarse a cualquier problema den-
tro de lo que son sus ámbitos de aplicación/ac-
tuación o perfi les profesionales. Entendemos que 
ésta puede ser una buena manera de comenzar 
nuestra andadura en el conocimiento de la pro-
fesión.
1.1.1. Funciones
Podemos considerar que cada ámbito de apli-
cación de los conocimientos psicológicos delimita 
una especialidad profesional de la psicología; sin 
embargo, no queremos apartarnos de la conside-
ración realizada por Matarrazzo (1989) en el con-
texto de la formación del psicólogo, cuando afi r-
ma que no existen en la psicología distintas 
especialidades, sino la aplicación del cuerpo co-
mún de conocimientos de la psicología a distintas 
áreas de aplicación, que dan lugar a los perfi les 
profesionales.
El trabajo del psicólogo aplicado consiste en 
la aplicación de su conocimiento a los problemas 
de las personas y de los grupos humanos, con el 
fi n de promover soluciones satisfactorias tanto 
para unos como para los otros. Tal actividad es 
resultado de la aplicación de los procesos impli-
cados en la investigación de los principios del 
comportamiento humano para comprender, ex-
plicar, evaluar, prevenir y tratar los trastornos del 
comportamiento y los problemas de adaptación.
En general, podemos decir que son activida-
des generales o funciones propias del psicólogo la 
investigación, la evaluación, la prevención, el tra-
tamiento, la enseñanza/entrenamiento, el consejo, 
la asesoría y las peritaciones, pudiendo también 
administrar instituciones o servicios (véase fi gu-
ra 1.1).
La investigación. Su objeto es desarrollar for-
mulaciones teóricas en las que se sustenten las 
intervenciones, el desarrollo de los tratamientos, 
métodos de evaluación y estrategias para la me-
dida de los resulta dos.
En 1920, Ramón y Cajal, analizando las ra-
zones del retraso de España respecto de Europa, 
indicaba que «otro de los vicios de pensamiento 
que importa combatir a todo trance es la falsa 
distinción entre ciencia teórica y ciencia práctica» 
(p. 30), subrayando que quienes realizan tal dis-
tinción cometen un gran cúmulo de inepcias 
cuando «ven, por un espejismo extraño, el pro-
greso en los efectos y no en las causas», dejando 
de advertir «esos hilos conductores que enlazan 
la fábrica con el laboratorio, como el arroyo a su 
manantial» (p. 31).
En este sentido, conviene recordar que los es-
fuerzos realizados por sistematizar la formación 
de los psicólogos tienen un referente importan-
te en la conferencia celebrada en 1949 en Boul-
der (Colorado, EE.UU.). El denominado Modelo 
Boulder, que surgió de allí, considera al psicó logo 
como alguien capaz de contribuir al desarrollo de 
los métodos y las técnicas de su profesión a través 
de la investigación. El modelo, basado en nuestra 
propia herencia científi ca, aconsejaba que los psi-
cólogos se preparasen como profesiona les y como 
científi cos.
La orientación científi co-profesionalque sur-
ge en Boulder pretende reducir, hasta donde re-
sulte posible, la separación entre las actividades 
del profesional y las del investi gador, porque se 
entiende que: a) la experiencia laboral plantea fre-
cuentemente problemas para cuya solución («re-
plicable») es necesaria la formulación de hipótesis 
que han de ser confi rmadas, y b) la investigación, 
además de permitir al profesional contribuir al 
desarrollo de nuestra ciencia, es también la base 
sobre la que debe desarrollarse una práctica labo-
ral saludable (véanse, por ejemplo, buena parte de 
sus posibilidades para el N = 1 en Barlow y Her-
sen, 1988). De hecho, cada vez que el psicólogo 
se enfrenta a un problema interviene formulando 
20 / El ejercicio de la psicología aplicada
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una hipótesis sobre éste y, coherentemente con 
ella, diseña o elige y aplica un modo de resolver-
lo (intervención para el cambio), de forma que los 
resultados obtenidos validen o refuten la hipótesis 
que previamente se planteó. Asimismo, el modo 
o método empleado ha de permitir que cualquier 
otro profesional o investigador pueda replicar su 
intervención y llegar a conclusiones similares. Las 
hipótesis requieren establecer, en cada caso, una 
relación entre el problema o trastorno y las varia-
bles implicadas en su mantenimiento, así como 
respecto del modo de resolverlo (actuación sobre 
las segundas para resolver el primero).
La evaluación. Esta función supone estudiar 
científi camente la(s) respuesta(s) de una persona 
o un grupo, en sus interacciones con el ambiente 
físico y social, con el fi n de descubrir, clasifi car, 
predecir y, en su caso, explicar dicha(s) respuesta(s). 
Desde este punto de vista, la labor del psicó logo 
puede dedicarse tanto al análisis del medio social 
como a la evaluación de las respuestas de la per-
sona o del grupo, o a ambas cosas.
Desde el punto de vista histórico, esta activi-
dad es propia del quehacer psicológico desde el 
mismo momento en el que se inicia la psicología 
científi ca. Ejemplos en este sentido son el de Hugo 
Münsterberg o Binet. El primero elaboró en 1891 
una batería, compuesta por 14 pruebas, con la 
pretensión de llegar a evaluar la capacidad mental 
de los niños a través de funciones complejas como 
la lectura, clasifi cación de objetos o la realización 
de operaciones matemáticas (Münsterberg, 1911 
Investigación
Evaluación 
Describir, clasificar, predecir 
y, en su caso, explicar la 
respuesta humana.
Intervención preventiva
Intervención primaria. 
Prevención de 
problemas/trastornos 
psicológicos o biológicos en 
los que participa el 
comportamiento humano.
Intervención para el 
cambio
Intervención secundaria 
(temprana) y terciaria 
(tardía o de 
rehabilitación).
Consejo/Asesoría/ 
Peritaciones
Aconsejar a instituciones u 
organizaciones en la solución 
de problemas. Peritar o emitir 
informes de acuerdo a los 
resultados de la evaluación. 
Administración y gestión
Dirigir el funcionamiento 
de instituciones o 
servicios como centros de 
salud, hospitales, 
recursos humanos, etc.
Enseñanza/entrenamiento
Instruir y entrenar a futuros 
profesionales y a para- 
profesionales.
Funciones
del psicólogo
Figura 1.1.—Diagrama de las principales funciones del psicólogo.
Consideraciones preliminares. La psicología aplicada / 21
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y 1915); el segundo, Alfred Binet, interesado por 
las posibilidades de reeducación y rehabili tación 
de los discapacitados intelectuales, confeccionó 
una batería de pruebas para la evaluación de las 
funciones mentales complejas tanto en niños con 
discapacidad como sin ella. Aún más, el trabajo 
del primer psicólogo clínico reconocido como tal, 
Lightner Witmer (1867-1956), estaba precedido 
generalmente por algún tipo de evaluación ten-
dente a precisar la naturaleza del problema.
Con el devenir del tiempo, la actividad eva-
luadora ha terminado siendo una necesidad y un 
requisito previo a la aplicación de cualquier for-
ma de intervención para resolver cualquier tipo 
de problema, así como una vía para contrastar su 
efi cacia (Fernández-Ballesteros, 1994).
La intervención para el cambio. Consiste en la 
aplicación de una o más técnicas psicológicas a fi n 
de provocar un cambio benefi cioso para la perso-
na o el grupo. Puede realizarse con carácter pre-
ventivo o terapéutico, de forma individual o gru-
pal, para propiciar los cambios necesarios en el 
manejo de un instrumento, de instituciones o as-
pectos particulares del ambiente o de una situa-
ción social concreta. De hecho, el profesional lo 
que hace es aplicar sus conocimientos a las distin-
tos problemas para los que se solicita su interven-
ción; variará el modo de proyectar la intervención 
en función del problema de que se trate, pero no 
el arsenal de técnicas y estrategias de las que dis-
pone para confeccionar sus intervenciones; la in-
tensifi cación en la aplicación de sus conocimientos 
a un ámbito concreto dará lugar a su especializa-
ción en la evaluación y tratamiento de las circuns-
tancias y el tipo de problemas que se presenten o 
puedan presentarse, lo que determinará social y 
laboralmente un perfi l, su perfi l profesional.
La intervención preventiva. Esta actividad su-
pone la elaboración de programas de interven ción 
que puedan infl uir bien en los aspectos del am-
biente que se suponen o son causa de problemas 
de adaptación, bien en las personas, proporcionán-
doles información, habilidades y destrezas (com-
petencias) para prevenir los potenciales desajustes 
del medio o, en última instancia, saber cómo ha 
de resolverlos si llegaran a presentarse.
Hasta la década de los setenta del siglo pasa-
do, el psicólogo centraba su actividad en la eva-
luación y el tratamiento en contextos clínicos, 
educativos o laborales. Sin embargo, los hallazgos 
psicológicos han permitido establecer relaciones 
funcionales entre ciertos comportamientos y cier-
tos eventos ambientales que posibilitan intervenir 
de forma preventiva sobre el comportamiento 
 futuro. Así, cuan do se dispone de estrategias e ins-
trumentos, y además se puede elegir, parece una 
obviedad considerar que la prevención de enfer-
medades, de problemas o trastornos de conducta, 
del deterioro medio ambiental, etc., es más desea-
ble que el tratamiento de dichos trastornos perso-
nales o sociales.
La enseñanza/entrenamiento. Esta función es 
consustancial con el inicio mismo de las aplica-
ciones de la psicología. Así, en 1897 la clínica que 
Witmer había fundado organizó, por primera vez, 
un curso de verano sobre psicología infantil. En 
estos cursos se formaba a los estudiantes en lo que 
Witmer llamó «método clínico», que era muy si-
milar a lo que actualmente se realiza en el marco 
de la terapia de conducta.
En la actualidad esta función se realiza en tres 
frentes distintos: la forma ción de futuros profe-
sionales, la actualización de los conocimientos de 
los profesionales y el entrenamiento de parapro-
fesionales. En el trabajo con niños y adolescentes, 
el papel de los paraprofesionales ha llegado a al-
canzar tanta relevancia que ya en 1983 Kazdin lo 
incluía entre los tres grandes problemas a los que 
se tendría que enfrentar la psicología.
Hemos incluido la doble entrada «enseñanza/
entrenamiento» porque queremos que el lector 
recuerde que la tarea educativa del psicólogo di-
fi ere de la que puedan realizar otros expertos en 
el hecho de que la transmisión de información es 
sólo un componente de la enseñanza, no «el com-
ponente»; en el ámbito psicológico, la transmi-
sión de información es una condición necesaria, 
pero insufi ciente si no va acompañada del entre-
namiento en habilidades y destrezas necesario 
para poder actuar de acuerdo con los requeri-
mientos de la información suministrada (véase el 
capítulo 4).
22 / El ejercicio de la psicología aplicada© Ediciones Pirámide
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La administración. La administración de ins-
tituciones o servicios es una función que desem-
peñan cada vez más a menudo los profesionales 
de la psicología. Esta tarea supone la direc ción de 
una institución o servicio. En la actualidad pode-
mos encontrar un psicólogo al frente de un centro 
de salud de la red sanitaria pública o privada, de 
un departamento de recursos humanos, de un de-
partamento de servicios sociales, de un centro 
para personas mayores, etc. La formación del psi-
cólogo le confi ere una alta capacitación para ejer-
cer efi cazmente el liderazgo en distintos contextos 
y grupos humanos.
Consejo, asesoría y peritaciones. Esta función 
consiste en proporcionar ayuda o consejo a per-
sonas, orga nizaciones, instituciones y departa-
mentos administrativos en la solución de distintos 
tipos de proble mas. Por ejemplo, la actuación 
como psicólogo forense en el sistema judicial en 
problemas relacionados con el comportamiento 
antisocial, custodia de hijos, peritajes psicológi-
cos, etc., o en colectivos de deportistas como los 
clubes de fútbol, de atletismo, natación, etc., para 
orientar tanto a los propios deportistas como a 
sus entrenadores respecto a sus respuestas ade-
cuadas e inadecuadas para la mejora del rendi-
miento o de su motivación, etc.
En el ámbito del tratamiento individual, la 
tarea de aconsejar (counseling) es la que ejerce un 
psicólogo cuando la persona le solicita asesoría 
respecto a cómo puede hacer frente a un proble-
ma de orden personal o relacional (no a un tras-
torno). Estas funciones se realizan tanto indi-
vidualmente como con parejas en cuestiones 
que  afectan a la convivencia, como la relación 
sexual, el reparto de las tareas del hogar, la admi-
nistración de los recursos, etc., o respecto de su 
quehacer con los hijos en la aplicación del régi-
men de premios y castigos, la formulación de 
acuerdos por escrito y redacción de contratos, etc. 
(véase por ejemplo Mearns y Thorne, 2009).
Tomando como referencia este marco general 
de las funciones y sus variados ámbitos de apli-
cación, se ha realizado una notable cantidad de 
trabajos para tratar de delimitar los perfi les pro-
fesionales del psicólogo. En este esfuerzo hay que 
destacar muy especialmente el trabajo realizado 
por y desde el Colegio Ofi cial de Psicólogos de 
España, ahora federado y agrupado bajo la de-
nominación de Consejo General de Colegios de 
Psicólogos y los trabajos realizados en los proyec-
tos «Europsy-T» y «Europsych-EDP» bajo la su-
pervisión de la European Federation of Psycho-
logists Association (EFPA) y de la Unión Europea. 
De estos trabajos ha surgido la clasifi cación de los 
perfi les profesionales, a cuya presentación dedi-
camos las páginas que siguen.
1.1.2. Perfiles profesionales
Como hemos comentado, desde la perspectiva 
del quehacer profesional podríamos agrupar la 
aplicación de las funciones del psicólogo en torno 
a las siguientes áreas o ámbitos laborales: psico-
logía clínica y de la salud, jurídica, de la educa-
ción, de la intervención social, del trabajo y las 
organizaciones, del tráfi co y la seguridad vial, del 
envejecimiento, del deporte y de la intervención 
en catástrofes y situaciones de emergencia. No 
obstante, esta relación no agota todas las posibi-
lidades ni muestra todas las actividades que rea-
lizan los psicólogos. De hecho, cada vez aparecen 
con más frecuencia delimitaciones de nuevos per-
fi les de actividad; es lo que ha ocurrido, por ejem-
plo, con la neuropsicología clínica, respecto de la 
que Echeburúa y Quemada (2008) refl exionaban 
sobre sus funciones y el contenido formativo 
como subespecialidad clínica, detallando particu-
laridades relativas al contexto de la evaluación, 
del tratamiento, del apoyo familiar y de la gestión 
o la psicología de la reproducción (Moreno-Ros-
set, 2008), por citar sólo dos casos.
Esta misma realidad era ya reconocida por 
Santolaya (1995) cuando, en la editorial/presenta-
ción de la sección monográfi ca «Perfi les del psicó-
logo» de Papeles del Psicólogo, publicado por la 
Junta de Gobierno Estatal del Colegio Ofi cial de 
Psicólogos (www.papelesdelpsicologo.es), indicaba 
que «nuestra profesión ha experimentado un rápi-
do desarrollo y que las actividades del psicólogo 
se han expandido y desarrollado no sólo en áreas 
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tradicionales como la psicología clínica, donde 
nuestras funciones, ya sea como evaluadores o psi-
coterapeutas, están consolidadas, sino en cualquier 
otra área en la cual interaccione un ser humano».
Además de servir para combatir el intrusismo 
profesional y cumplir con el imperativo legal, la 
delimitación de los perfi les profesionales del psi-
cólogo permite que se oriente tanto a los psicólo-
gos en el ejercicio de la profesión como a nuestros 
estudiantes sobre cuáles son sus funciones, proce-
dimientos y técnicas de intervención según el área 
en la que se desarrolle nuestra actividad (Santo-
laya, 1995), dado que nuestros ámbitos de actua-
ción precisan de una adecuada formación que 
debe orientarse y guiarse por la delimitación de 
los perfi les respectivos (puede consultarse a este 
respecto la documentación del COP disponible en 
www.cop.es/perfi les/). Vamos a repasar brevemen-
te el estado de los principales perfi les profesiona-
les en la actualidad.
Psicología clínica y de la salud
Como ya hemos adelantado, desde una pers-
pectiva histórica el inicio de la psicología clínica 
se sitúa en 1896, año en el que Lightner Witmer 
fundó en la Universidad de Pensilvania la prime-
ra clínica psicológica. La fecha constituye u n hito 
porque es la primera vez, al menos que tengamos 
conocimiento, en la que el psicólogo deja de ser 
sólo un científi co que investiga para pasar a ser 
un científi co que practica una profesión, es decir, 
con un perfi l profesional. Hay que recordar que 
Lightner Witmer había hecho su tesis doctoral en 
Alemania con Wundt.
La psicología clínica, si bien surgió por el in-
terés en el estudio de la conducta anormal, en su 
desarrollo no sólo ha planteado su propia alter-
nativa con conceptualizaciones y procedimientos 
terapéuticos propios en esta área, sino que su 
campo de aplicaciones se ha extendido a los as-
pectos conductuales de los trastornos orgánicos 
(Macià y Méndez, 1999). Rachman (1980) indica 
que a partir de la década de los sesenta se va pro-
duciendo, lentamente, un triple reconocimiento 
de gran importancia para la psicología: a) se re-
conoce que los factores psicológicos infl uyen en 
todas las ramas de la medicina y que, por tanto, 
la psicología invade todas las partes de ésta; b) se 
admite que el psicólogo clínico no tiene que redu-
cir su actividad necesariamente a los problemas 
psicopatológicos, y c) se acepta que la psicología 
puede suministrar concepciones propias sobre la 
salud y sus problemas.
A la hora de delimitar la psicología clínica y la 
psicología de la salud existen distintos posiciona-
mientos con implicaciones en el ámbito de la acti-
vidad profesional. Como hemos dicho, la psicolo-
gía de la salud es inicialmente la psicología (clínica) 
aplicada a problemas de salud física, y en este sen-
tido sería una única disciplina que amplía su cam-
po de actuación. Pero muchos autores han consi-
derado desde el surgimiento de la psicología de la 
salud que los objetivos son claramente distintos 
(aunque comparten aspectos en común) y que son 
por tanto dos campos claramente separados de 
especialización, dos áreas independientes dentro 
de la psicología. La psicología clínica se preocupa-
ría de la evaluación y tratamiento de los trastornos 
de la salud mental, y la psicología de la salud de 
los aspectos relacionados con la salud/enfermedad 
física. Otros autores destacan además el importan-
te desarrollo de lapsicología de la salud en los 
últimos años (Buela-Casal y Castro, 2008), para 
defender que en la actualidad son dos áreas inde-
pendientes dentro de la psicología, dos campos 
separados de especialización. Sin embargo, ese 
mismo argumento es utilizado para considerar que 
de una psicología clínica de la salud podemos, en 
plano de igualdad, utilizar la denominación psico-
logía clínica y de la salud, considerándola un área 
común producto de la suma de las dos.
El Colegio Ofi cial de Psicólogos (1998) esta-
blece un perfi l profesional, el de psicólogo clínico 
y de la salud, al considerarla una sola área de in-
tervención profesional. El COP considera que la 
psicología clínica y de la salud integra dos campos 
de especialización. La delimita como la disciplina 
o el campo de especialización de la psicología que 
aplica los principios, las técnicas y los conoci-
mientos científi cos desarrollados por ésta para 
evaluar, diagnosticar, explicar, tratar, modifi car y 
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prevenir las anomalías o los trastornos mentales 
o cualquier otro comportamiento relevante para 
los procesos de la salud y enfermedad, en los dis-
tintos y variados contextos en que éstos puedan 
tener lugar.
Desde un punto de vista institucional, pode-
mos señalar que tanto la Organización de las Na-
ciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la 
Cultura (UNESCO) como la Organización Inter-
nacional del Trabajo sitúan la psicología clínica y 
de la salud en el marco de la formación científi ca 
básica y de la actuación profesional. La nomen-
clatura internacional de la UNESCO para los 
campos de la ciencia y la tecnología (Comisión 
Interministerial de Ciencia y Tecnología, 1990) 
sitúa a la psicología en el campo científi co 61, 
subdividiéndolo en especialidades (algunas de las 
cuales se recogen en el cuadro 1.1).
CUADRO 1.1
Algunas de las especialidades del campo científico 
número 61
Categoría Subdivisiones/Especialidades
Patología (6101)
01 Trastornos del com-
portamiento
02 Comportamiento 
desviado
03 Deficiencia mental
04 Psicopatología
Psicología del niño y del 
adolescente (6102)
—
Asesoramiento y orienta-
ción (subdivisiones clíni-
cas) (6103)
01 Terapia de conducta
04 Terapia de grupo
06 Psicoanálisis
07 Psicoterapia
Evaluación y diagnóstico 
en psicología (6105)
—
En la Clasifi cación Internacional Uniforme de 
Ocupaciones se indica que «Los psicólogos inves-
tigan y estudian los procesos mentales y del com-
portamiento de los seres humanos, individual-
mente o como miembros de grupos o sociedades, 
y asesoran sobre estos conocimientos o los apli-
can a fi n de promover la adaptación y desarrollo 
tanto individual como social, educativo o profe-
sional de las personas» (Organización Internacio-
nal del Trabajo, 1991, p. 88), señalando que, entre 
otras, son actividades del psicólogo «Estudiar los 
factores psicológicos en el diagnóstico, tratamien-
to y prevención de enfermedades mentales y tras-
tornos emocionales o de la personalidad».
Así pues, la psicología clínica y de la salud es 
la disciplina o el campo de especialización de la 
psicología que aplica los principios, las técnicas y 
los conocimientos científi cos desarrollados por 
ésta y las ciencias afi nes para evaluar, explicar, 
tratar, modifi car y prevenir las alteraciones, los 
problemas o los trastornos psicológicos que son 
relevantes para los procesos de la salud y enfer-
medad, en los contextos en los que éstos pueden 
presentarse.
En el ámbito de este binomio, «clínica y sa-
lud», el componente clínico se centra más en los 
problemas/alteraciones/trastornos que pueden te-
ner o tienen signifi cado relativo al padecimiento 
y la interferencia en el desarrollo de la actividad 
cotidiana, mientras que el componente «salud» se 
refi ere a los problemas/alteraciones asociados(as) 
a enfermedades o problemas relativos a la salud 
física, así como a la adquisición, desarrollo y man-
tenimiento de habilidades y destrezas que fortalez-
can (prevengan) a la persona frente a la ocurren-
cia de éstos (sedentarismo, consumo de sustancias 
tóxicas, excesos y defectos en la alimentación, etc.) 
e incrementen o mantengan su estado de bienes-
tar, es decir, que le permitan adquirir, desarrollar 
y mantener pautas de conducta propias de un fun-
cionamiento saludable en todas las áreas y etapas 
de la vida. En consecuencia, la psicología clínica 
y de la salud no se aplica o toma en consideración 
únicamente los fenómenos o procesos anormales 
o psicopatológicos, sino que también estudia y se 
aplica a los procesos y estados de salud y bienes-
tar, tanto de los individuos como de los grupos 
humanos, para instaurarlos, mantenerlos o, en su 
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caso, reinstaurarlos, así como a la prevención, la 
promoción y la educación para la salud.
El tratamiento psicológico bien aplicado es 
benefi cioso, tanto por medio de la solución del 
problema/trastorno como a través de la ayuda a 
la persona, para que ésta consiga una vida más 
satisfactoria, pese a las difi cultades e interferen-
cias que conlleve su estado.
Actualmente, junto a las consultas/gabinetes 
privados, el marco principal de trabajo de los psi-
cólogos clínicos que han realizado el PIR (forma-
ción como psicólogos internos residentes en el 
Sistema Nacional de Salud de España) son los 
hospitales y las unidades de salud mental en los 
centros públicos de salud.
Por lo que respecta a la presencia del psicólo-
go en nuestro ámbito hospitalario, hay que indi-
car que ésta es cada vez más frecuente y genera-
lizada, aunque todavía escasa si se compara con 
el promedio europeo (véase en este mismo apar-
tado el cuadro 1.4 relativo a la tasa por cada 
100.000 habitantes en España y Europa). Este he-
cho refl eja que los responsables de las administra-
ciones públicas, los gestores de salud y los pro-
fesionales sanitarios no pueden ya dejar de 
reconocer la relevancia de los efectos de los tra-
tamientos psicológicos —psicología clínica—, así 
como la importancia de los aspectos psicológicos 
en los procesos de salud y enfermedad —psicolo-
gía de la salud— (véase, por ejemplo, Joseph, 
Gierlach, Housley y Beutler, 2005). De hecho, la 
psicología como profesión sanitaria también 
cuenta con una excelente imagen en España (véa-
se Buela-Casal, Teva, Sierra, Bretón-López, Agu-
delo, Bermúdez y Gil Roales-Nieto, 2005 y Sierra 
et al., 2005), y ello pese a los problemas creados 
con la Ley 44/2003 de Ordenación de las Profe-
siones Sanitarias (LOPS), resueltos con la crea-
ción de la profesión denominada psicólogo gene-
ralista sanitario, que se une a la de los psicólogos 
especialistas en psicología clínica. Estas son las 
razones por la que la intervención psicológica em-
pieza a ocupar un lugar relevante en la estructura 
y en la organización de la asistencia en centros de 
salud y hospitales públicos y privados (véase Re-
mor, Arranz y Ulla, 2007), además de contar ya 
con un bagaje lo sufi cientemente extenso y rico 
como para que empiecen a publicarse guías espe-
cífi cas de psicología de la salud sobre la interven-
ción en el ámbito hospitalario. Este último es el 
caso del excelente trabajo coordinado por Mon-
salve, Soriano, Carbajo y Santolaya (2009) en el 
que los autores incluyen propuestas prácticas de 
intervención que ya han sido aplicadas con éxito 
en diferentes hospitales públicos españoles, desde 
un enfoque multidisciplinar y sobre cuestiones 
tan variadas como el rol del psicólogo en el ám-
bito hospitalario, el estrés y la salud en enfermos 
hospitalizados,  el  dolor crónico, la intervención 
psicológica en el paciente oncológico crónico, la 
rehabilitación cardía ca, la intervención multidis-
ciplinar en pacientes diagnosticados de enferme-
dad infl amatoriaintestinal, la intervención psico-
lógica en el paciente amputado, en pacientes con 
infección por VIH/SIDA, en la Unidad de Cuida-
dos Intensivos o en la atención domiciliaria.
El ámbito de aplicación de la psicología clíni-
ca  y de la salud abarca un rango tan amplio de 
 problemas/trastornos psicológicos como las po-
sibilidades que tienen éstos de presentarse cum-
pliendo los requisitos exigidos para poder ser con-
siderados como tales (véanse los conceptos de 
trastorno y de problema psicológico), a lo que hay 
que añadir todo el campo de trabajo relativo a la 
prevención o instauración, desarrollo y manteni-
miento de pautas de conducta saludables. Entre 
estos problemas podemos recordar algunos como 
los de la respuesta sexual, del estado de ánimo, de 
ansiedad, psicóticos, de la personalidad, adaptati-
vos, del control de los impulsos, de alimentación 
(obesidad, anorexia o bulimia), del sueño, de la 
adicción (alcoholismo, ludopatía o toxicomanías), 
de la pareja, propios del envejecimiento (problemas 
asociados al deterioro neuronal, como las demen-
cias y otros trastornos cognitivos), de inicio y desa-
rrollo en la infancia y la adolescencia (mutismo 
selectivo, trastorno obsesivo-compulsivo infantil, 
trastorno de ansiedad social o fobia social...), etc.; 
también participa en el cotratamiento de problemas 
de salud como el cáncer, la diabetes, el asma o de 
otras afecciones de orden inicialmente físico, tanto 
para mejorar la calidad de vida como para acom-
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pañar en el proceso de la enfermedad, facilitando 
la adherencia y el cumplimiento de los tratamientos 
biomédicos, reestructurando las creencias, distor-
siones y errores cognitivos, entrenando en el mane-
jo de la ansiedad y el estrés, etc., y todo ello tanto 
con los pacientes como con sus familiares.
En este sentido, por ejemplo, el NICE (Natio-
nal Institute for Health and Clinical Excellence) 
—organización independiente que, entre otras ac-
tividades, asesora al sistema de salud público del 
Reino Unido sobre las estrategias de prevención y 
promoción de la salud pública, los avances en pro-
cedimientos de intervención (diagnóstico, trata-
miento, seguimiento), así como respecto de los 
tratamientos más adecuados, basándose en las evi-
dencias clínicas—, recomienda el empleo del tra-
tamiento psicológico para personas con un amplio 
rango de problemas de salud física, que van desde 
la diabetes hasta la esclerosis múltiple, pasando 
por las enfermedades cardíacas o las derivadas de 
las complicaciones médicas crónicas producidas 
por derrame cerebral, ya que entre otros benefi cios 
el tratamiento psicológico previene la ocurrencia 
de depresión, ya que en estos pacientes hay un alto 
riesgo de que aparezca. El tratamiento psicológico 
puede mejorar notablemente la disposición del pa-
ciente para seguir las prescripciones biomédicas, 
así como mantener o incrementar su implicación 
tanto en la práctica de los ejercicios de rehabilita-
ción como respecto de su autocuidado (promo-
ción de la salud). El NICE concluye que el trata-
miento psicológico también se muestra muy efi caz 
para mejorar la calidad de vida e incrementar la 
autonomía e independencia del paciente, y con 
ello también reduce la sobrecarga para la familia.
En consecuencia, como habíamos adelantado, 
el psicólogo clínico y de la salud aplica el conoci-
miento teórico, las habilidades y destrezas, las es-
trategias, las técnicas y los instrumentos propor-
cionados por la psicología (y ciencias afi nes) a los 
problemas y los trastornos psicológicos, así como 
a cualquier(a) otro(a) comportamiento/respues-
ta relevante para la salud y la enfermedad, con el 
fi n de evaluar, explicar, tratar, modifi car o preve-
nir éstos en los distintos contextos en que puedan 
presentarse.
Habida cuenta del ámbito tan extenso de la 
psicología clínica y de la salud, cada vez es más 
frecuente hallar en su seno nuevas aplicaciones 
que, a su vez, orientan nuevos perfi les profesiona-
les, en áreas donde hasta ese momento la única 
intervención era la biomédica. Tal fue el caso en 
su día, por ejemplo, del psicólogo que comenzó a 
formar parte de los equipos multiprofesionales 
que trataban las toxicomanías (psicólogo especia-
lizado en drogodependencias —véase, por  ejemplo, 
Graña, 1994 y Carcas, 1995—) o lo que es hoy la 
psicología de la reproducción (área de trabajo en 
el ámbito de la psicología de la salud).
La psicología de la reproducción tiene por ob-
jeto tanto la prevención como el tratamiento de 
los problemas psicológicos relacionados con el 
ciclo reproductivo. Es un campo que abarca des-
de la pubertad hasta la vejez, desde la adrenar-
quia a la menopausia. En este tramo evolutivo 
son muchos los momentos en los que pueden apa-
recer problemas psicológicos asociados a varia-
bles relacionadas con el ciclo reproductivo (así, 
por ejemplo, el síndrome premenstrual, la depre-
sión posparto, la menopausia o la infertilidad y 
la esterilidad). En relación con la penúltima, es 
decir, con la infertilidad, en España se estima una 
tasa del 17 por 100 en población en edad fértil, 
habiendo aumentado en dos puntos desde el año 
1999 (Moreno-Rosset, 2008), dato que por sí solo 
pone de manifi esto la relevancia de este ámbito 
aplicado; pero si además se tiene en cuenta el es-
trés que este acontecimiento vital supone para la 
pareja, sus repercusiones en el ámbito emocional, 
así como respecto de las implicaciones que ello 
conlleva a la hora de la toma de decisiones, es 
fácil explicar/comprender la necesidad de la ac-
tuación del psicólogo.
La profesora Carmen Moreno-Rosset (Mo-
reno-Rosset, 2008) ha realizado una excelente 
aproximación al estado del campo y la actividad 
profesional del psicólogo en esta parcela de la psi-
cología de la salud.
A lo largo del tiempo se han publicado distin-
tos trabajos en lo que se ha intentado dar una 
visión cuantitativa de la distribución de la activi-
dad del psicólogo clínico y de la salud. Así, en 
Consideraciones preliminares. La psicología aplicada / 27
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1985 Ferrezuelo publicó un trabajo sobre una 
muestra de psicólogos madrileños en el que éstos 
informaban sobre las que ellos entendían que 
eran entonces las funciones principales del psicó-
logo clínico. Las más señaladas fueron el trata-
miento de los problemas psicológicos (terapias y 
psicoterapias) y el diagnóstico clínico; en segundo 
lugar aparecían las funciones relativas al trata-
miento de problemas psicosomáticos, evaluación, 
tratamiento o rehabilitación de minusvalías psí-
quicas, tratamiento de problemas sexuales, psico-
logía comunitaria, psicoprofi laxis y reeducación 
de problemas de aprendizaje con porcentajes que 
oscilaron entre un 20 y un 30 por 100; en ter cer 
lugar se situaron las funciones relativas a orien-
tación y consejo, psicología experimental, estimu-
lación precoz, psicomotricidad e investigación, 
con porcentajes que oscilaron entre un 10 y un 20 
por 100; en último lugar aparecía la terapia ocu-
pacional, que sólo fue considerada función del 
psicólogo clínico por un 6,4 por 100 de los psicó-
logos consultados (véase fi gura 1.2).
Dos años más tarde, Goldstein y Krasner 
(1987) daban a conocer su estimación en términos 
porcentuales de la actividad de l psicólogo clínico 
en el contexto anglófono (véase fi gura 1.3). Según 
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