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Definición de Deseo

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Definición de Deseo 
En términos simples, el deseo es aquello que uno busca o que no quiere, ya sea de 
forma consciente o inconsciente, cuya capacidad se expresa en la psiquis y a través 
de acciones voluntarias o involuntarias. 
A lo largo de la historia, el ser humano se ha preguntado por el deseo, sobre cómo 
se origina y se expresa. Incluso se han construido sistemas filosóficos, como la 
dialéctica del amo y el esclavo de Hegel, y psicológicos, como el psicoanálisis, en 
torno a dicho concepto. A continuación veremos cómo lo conceptualizan de manera 
general algunos sistemas psicológicos. 
 
La perspectiva psicoanalítica 
La teoría del deseo en el psicoanálisis se enmarca en la teoría del determinismo del 
inconsciente. El aparato psíquico experimenta placer al reducir una tensión o 
disminuir una excitación, lo que se conoce como equilibrio psíquico homeostático. 
Por ejemplo, el acto de comer cuando se tiene hambre produce placer al satisfacer 
una necesidad. A diferencia del placer, el deseo plantea al psiquismo un conflicto y 
una exigencia de trabajo, y su realización puede incluso representar una fuente de 
dolor. 
Según la teoría psicoanalítica, el deseo expresa la realización de una fantasía 
inconsciente que se manifiesta de manera desfigurada a través de las formaciones 
del inconsciente, como los actos fallidos, lapsus, sueños y algunas formas 
sintomáticas. La causa del deseo es la falta constitutiva que inaugura al sujeto en 
cuanto tal, es decir, la incompletud constitutiva del ser humano que lo impulsa a 
buscar un objeto al cual pueda ligarse. Sin embargo, no hay objeto exterior que tenga 
la capacidad de suplir esa falta, por ello para Freud el deseo se convierte en el motor 
de la actividad del psiquismo. 
La perspectiva cognitiva 
La teoría de la reducción de la disonancia cognitiva es otra teoría en función de la 
cual se podría pensar el deseo, a través de la cual se podría interpretar que el deseo 
se origina a partir de la necesidad de reducir la disonancia cognitiva, es decir, la 
incomodidad o conflicto interno que surge cuando una persona tiene dos 
pensamientos o creencias contradictorias. Según esta teoría, cuando una persona 
experimenta disonancia cognitiva, se siente motivada a reducirla buscando 
información que apoye su creencia o cambiando su creencia para que esté en línea 
con la información disponible. Por ejemplo, si una persona cree que fumar es dañino 
para la salud, pero sigue fumando, es posible que experimente disonancia cognitiva 
y desee cambiar su creencia o su comportamiento para reducir la incomodidad que 
siente. 
La perspectiva conductista 
El conductismo toma como objeto de estudio de la psicología a la conducta, es decir, 
a todas aquellas manifestaciones observables, dejando de lado el estudio de los 
fenómenos intrapsíquicos. Sin embargo, si pensamos el deseo en función de los 
postulados básicos de esta corriente, podríamos pensar que refiere a la tendencia de 
un organismo a actuar para obtener una recompensa o evitar un castigo. El 
comportamiento deseado se aprende a través del refuerzo y la repetición. 
La perspectiva humanista 
El enfoque humanista ve al deseo como una expresión natural del ser humano y su 
necesidad de autorrealización y crecimiento personal. Según esta perspectiva, el 
deseo se refiere a la motivación intrínseca para alcanzar el máximo potencial y 
satisfacción personal. Carl Rogers, uno de los principales exponentes de la corriente 
humanista, desarrolló la teoría del self, según la cual el deseo es una expresión del 
proceso de actualización del self, que se refiere al proceso mediante el cual una 
persona busca desarrollar y alcanzar su potencial máximo. 
Según el autor, el deseo se origina en las necesidades básicas de la persona, tales 
como: amor, pertenencia, seguridad, reconocimiento y autorrealización, y se expresa 
a través de la búsqueda de experiencias que permitan satisfacer esas necesidades. El 
deseo de autorrealización se ve como una motivación innata que impulsa al 
individuo a buscar el crecimiento personal y la realización de su potencial, a través 
de la exploración y la experimentación de nuevas experiencias. 
Además, desde esta perspectiva se considera que el deseo es un aspecto 
fundamental en la vida humana, ya que es lo que impulsa al individuo a buscar el 
significado y propósito en su vida. La búsqueda de sentido y propósito se convierte 
en una parte integral del deseo humano y se relaciona estrechamente con la 
necesidad de encontrar un lugar significativo en el mundo y en la sociedad. 
¿Influye el deseo en la toma de decisiones? 
En un estudio reciente, se encontró que el deseo de gratificación inmediata puede 
influir en la toma de decisiones y llevar a las personas a tomar decisiones impulsivas 
que van en contra de sus objetivos a largo plazo. En este estudio, los participantes 
que tenían un mayor deseo de gratificación inmediata tenían más probabilidades de 
elegir una recompensa menor en lugar de esperar para obtener una recompensa 
mayor en el futuro. Estos hallazgos sugieren que el deseo puede tener un impacto 
significativo en la capacidad de una persona para tomar decisiones racionales y 
considerar las consecuencias a largo plazo.

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