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EL MUNDO ACTUAL En el transcurso de la historia humana se han estado formando nuestros distintivos más significativos, como son las emociones y sentimientos que traducen en la práctica nuestras acciones; haciendo que podamos distinguir el daño o el beneficio que ellas tienen para nosotros. Así que no tratemos de minimizar, ni mucho menos justificar en la inmediatez de la coyuntura social, política, económica y cultural de la actualidad, los hechos que nos conmueven a todos; pero sí de reflexionar y poder examinar las posibles causas de estos acontecimientos que vienen ocurriendo en nuestras sociedades Comencemos por preguntarnos por qué generalmente cuando ocurre un hecho significativo, nunca vamos a las causas que están más allá de las situaciones coyunturales actuales, y creo tener algunas respuestas para esto; parece ser que siempre tratamos de enmascarar las verdades que se esconden en cada uno de nosotros como individuos y sociedad, para no asumir las responsabilidades que nos caben como seres racionales que somos. Y todo puede comenzar cuando los individuos en sus sociedades promueven libertades casi sin límites, sin tener en cuenta los grados de comprensión, educación y conciencia que se debería tener, para poder gozar de tan máximo beneficio; porque aún en los animales que no tienen conciencia, las libertades están controladas por su instinto de jerarquía y conservación de la especie. Sin embargo entre los seres humanos hacemos uso de la libertad no solo para el beneficio, sino también para el perjuicio; cuando creemos que tenemos patente de corso para hacer lo que nos venga en gana, sin sufrir las consecuencias que todos los hechos tienen. No debemos olvidar que mi libertad se anula, donde empieza la libertad de mi semejante, todo lo demás es abuso. En la actualidad los individuos en las sociedades vienen enfrentando las consecuencias que traen las libertades sin compromiso y responsabilidad; como cuando vemos con horror la desmedida tasa de natalidad en las poblaciones menos favorecidas en todos sus aspectos, en el libertinaje y manipulación de los medios de expresión, en esa insaciable búsqueda de protagonismo con hechos tan lamentables y degradantes, en esa situación de mendicidad en la que los individuos se amparan para seguir viviendo, en fin; en esa constante desvalorización como humanos capaces de distinguir el bien del mal, donde solo los grados de conciencia puede marcar las diferencias Hijos de artificio Partió de la nada y sin objeto, de lo pasivo y lo estático, de la total ausencia de necesidad, sin tiempo, espacio o vida, de lo absolutamente impersonal y aburridor, o sea de lo inexistente. En el concepto creacionista se establece que un buen dios eterno y poderoso, crea la existencia de seres y de cosas incluyendo a los humanos, sus rebeldes y atrevidos hijos. En el concepto evolucionista la densidad que alcanzó la materia desencadena un Big Bang, dando origen al universo en todo su contenido evolutivo, y como de tal padre tal hijo, hacemos todo conforme al diseño original. En esta forma como seres producto de creación o evolución que no se detendrá en nosotros, estamos dado origen a la nueva especie que nos presidirá; así que ya comenzamos a introducir en nuestros cuerpos elementos diferentes a nuestra constitución orgánica para mantener en funcionamiento nuestros cuerpos y prolongar nuestra existencia, como también creando la tecnología que nos permita producir nuestros propios y particulares hijos, los seres que llamamos artificiales, frutos de nuestra inteligencia natural. Todo lo que nuestro cerebro no puede procesar y almacenar como memoria biológica, lo estamos acumulando en ellos, en dispositivos selectivos y eficientes, dotados con la multiplicidad de nuestro propio conocimiento: Autómata pragmático por excelencia, trabajador infatigable y eficiente, superinteligente para no preguntarse ni preocuparse por nada; y donde los valores, la ética o moralidad, las emociones y pasiones no puedan establecer su reino, que es lo único que nos distingue como humanos. El conocimiento devela la existencia del ser o del objeto, no porque éste no exista sin ese conocimiento, es que se encuentra oculto a la mirada curiosa e inquisitiva del intelecto, que lo descubre para el mundo real-existencial, donde todo debe tener una utilidad; porque las existencias inútiles en el mundo hecho de realidades, no es ni ideal, ni inteligente. En esta forma los seres humanos comenzamos por necesidad a buscarle uso al elemento bruto perfeccionándolo: toda la naturaleza o elemento en sus diferentes representaciones ha venido siendo utilizada, sacándole el mayor beneficio para nuestra subsistencia; es la utilidad del fuego, de la piedra, de los metales, de los fenómenos naturales, etc., cuyas estructuras modificamos aplicando nuestra propia y particular tecnología El ser se pregunta por si y por las cosas porque intuye que existen, pero necesita hacerlas comparecer para conocer con conciencia lo que es él, y lo que son las cosas. El ser no comprende porque es inexperto en la conciencia de una realidad que lo perturba, y ha llevado a lo profundo de su inconsciente el conocimiento de las cosas para no enloquecer, porque su deseo es conocer racionalmente. Es algo así como redescribir las cosas y sus objetivos con otra mirada más analítica y consecuente con sus circunstancias. Los padres del artificio que somos, hacemos magia en forma natural; de nuestra mente ha nacido toda ciencia, todo invento y toda tecnología; nuestro poder imaginativo es portentoso y solo tiene los límites que nuestra capacidad neuronal o intelectiva le pueda dar; es la voluntad y constancia propia del instinto vital de la naturaleza de los seres y las cosas, quien puede marcarle las pautas y contingencias evolutivas a nuestro mundo ideal. La diversidad de mutaciones que la evolución introdujo en la materia, permitió nuestra aparición como especie pensante, y ahora somos nosotros quienes daremos orden y sentido a nuestra existencia en el mundo, creando nuestra propia evolución y destino El paternalismo que nos hemos impuesto ha entrado en crisis: o nos decidimos a responder de nuestras acciones a nosotros mismos o abortaremos el proyecto especie humana; tal vez las máquinas por no tener sexo, pasiones ni sentimientos se salven de la condenación eterna de los dioses Las drogas Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha buscado cualquier cosa que le sirva de catalizador contra el sufrimiento de su cuerpo y de su mente, y fue descubriendo entre ensayo y error en el mundo natural y luego artificial, el espíritu que encierran las drogas; A partir de allí surge el empleo de hierbas, sustancias minerales y hasta componentes animales que contrarresten o den alivio al sufrimiento físico y psicológico, o potencialicen partes de nuestro cuerpo y nuestra mente El mundo vegetal, animal y mineral nos brindan no solamente curas para los males del cuerpo, sino también un mundo amplio, prodigioso e impredecible para la mente; las sustancias que nos alivian pero que también nos entorpecen y matan. Inicialmente los que curaban el cuerpo y exploraban la mente fueron considerados seres especiales y constituyeron su sabiduría en un don que les proporcionaba poder y mando sobre los demás. Así nace el mundo del Curandero o Chaman que se plasmó en un individuo esencial para la comunidad; igualmente nacen las artes mágicas y todo lo que tenga que ver con la utilización, investigación, estudio y comercialización del dolor y la angustia ajena. Reflexionando sobre lo que viene ocurriendo en las sociedades con el incremento del consumo de drogas psicoactivas, me he preguntado sobre las razones que pueden existir para que estos fenómenos se presenten; porque nada ocurre porque sí: todo obedece a condiciones y circunstancias que se van orientando y producen avances o retrocesos en la cadena evolutiva de la vida Cuando el ser humanodescubre el beneficio y el perjuicio que provoca el empleo de sustancias vegetales, animales y minerales, se da comienzo al mundo de las drogas, tan profundo, descarnado y arbitrario como es la vida misma. Su uso no solo ha servido para contrarrestar nuestros sufrimientos físicos y psicológicos, sino también para desconectarnos del mundo real que nos abruma, creando unas dependencias tan fuertes, que difícilmente se pueden desarraigar de la vida del individuo que las utiliza, porque llegan a formar parte muy importante de su estado vital y está dispuesto a utilizar cualquier medio violento para lograrlo. Todo parece indicar que los individuos son llevados al consumo de las drogas psicoactivas, no solamente por curiosidad, sino también por situaciones o circunstancias que tienen que ver con hogares disfuncionales, con la soledad, el desarraigo, con la desvalorización de su autoestima y el acuciante deseo de pertenecer a un grupo, donde se compartan necesidades y estilos de vida que susciten controversia y anarquía; y que no es otra cosa que un profundo desprecio por la vida y lo que ella representa como valor humano, único e irrepetible. Sólo los seres humanos dotados de razón pueden controvertir, regular o anular sus comportamientos y apetencias instauradas en su naturaleza, y son los individuos quienes adoptan costumbres y conductas nocivas para la salud pública en cualquiera de sus expresiones; así mismo son los gobiernos y la sociedad misma quienes activan alertas tempranas en discriminación o prejuicio que ponen en conflicto a toda una sociedad. De esta manera la sociedad es un catalizador donde confluye todo lo que sus individuos adoptan, y ella está en la obligación de hacer los correctivos que considere necesarios para el bienestar general; pues si no lo hace o es complaciente con la degeneración de la especie, ésta terminará por destruirse, abriendo las puertas para la instauración de una nueva especie que sea inmune a los señuelos del placer, la fantasía y el abandono o escape de las responsabilidades que le caben a cualquier individuo dentro de una sociedad humana. Sin embargo no debemos perder de vista que nuestro propio organismo segrega sustancias no todas benéficas para el funcionamiento de nuestro cuerpo y mente; todo depende del mecanismo de nuestros órganos para eliminar las sustancias dañinas y asimilar las sustancias benéficas que mantengan en buenas condiciones el funcionamiento de todos y cada uno de nuestros componentes orgánicos. El problema se denuncia cuando introducimos en nuestro organismo sustancias que alteran o fantasean la realidad escueta de nuestras vidas, o ponen en peligro el normal funcionamiento de nuestro organismo y de la sociedad misma. Se piensa que el ser humano no debe alterar el funcionamiento natural que trae al nacer, sin embargo el mundo farmacéutico instaurado dentro de nuestras sociedades produce fármacos para la diversidades de males que nos aquejan, siendo considerados sus productos concebidos por la ciencia, como prototipos para mantener la salud física y mental de los humanos, como también atender las necesidades de salud de animales y plantas. Si vemos a las drogas desde punto de vista perjudicial, muchos de nuestros alimentos y bebidas pueden serlo, y mucho más cuando introducimos en nuestro organismo sustancias consideradas por la ciencia médica, como altamente perjudiciales para la salud humana; porque alteran modos de funcionamiento natural de comportamiento y crean hábitos difíciles de erradican en quienes los consumen; y es cuando los padres, educadores, instituciones, gobiernos, legislaciones y seres de ciencia están en la obligación ética y moral de establecer y dar a conocer los perjuicios que las drogas tienen. Algunos seres humanos en su búsqueda de elementos que potencialicen o den diversidad a sus estados mentales placenteros, o simplemente disociadores de la realidad los ha utilizado siempre; sin embargo en nuestras actuales sociedades el incremento de individuos que consumen sustancias naturales o productos realizados en laboratorios va en aumento. Pareciera que ya nadie quisiera vivir en la plena realidad de la vida que le resulta abrumante; en general los seres humanos en algún momento de sus vidas requieren de medicamentos para contrarrestar sus dolencias o deficiencias, o simplemente para darle variedad a sus estados mentales. Como vemos todo tiene un principio bueno y generoso y es la sociedad en cabeza de algunos de sus individuos quienes corrompen los fines benéficos que tienen las cosas, constituyéndose en generadores de toda clase de contravenciones que ponen en riesgo a toda una sociedad. Porque el espíritu de las drogas contiene las dos caras: buena y mala en la que se inauguran la totalidad de las acciones y objetos del universo. Nadie pone en duda el alivio o cura que proporcionan los medicamentos; sin embargo nadie puede así mismo negar que también maten o destruyen la vida de quienes en forma equivocada los consumen; ya sea porque han sido erróneamente administrados o porque aún a sabiendas de su perjuicio son consumidos indiscriminadamente como un estilo de vida.
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