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GRANHAM La economía política de la comunicación: El caso de la televisión El modelo clásico de televisión como instrumento de producción y consumo masivos, se baso durante treinta años en el equilibrio entre Estado, usuarios, anunciantes y emisoras. Está siendo reemplazado por un sistema fragmentado en el que el servicio público, si sobrevive, será marginal. El periodo clásico de la television coincide con el prolongado boom fordista que terminó con las dos grandes crisis del petróleo de los años 70. Puesto que el sistema de la televisión creado después de 1945 no era tan solo un modelo clásico fordista, sino también el lugar clave tanto de la acumulación como de la regulación fordista. Creaba el mercado para los equipos receptores de la televisión, que fue uno de los principales motores de crecimiento fordista y porque proporcionaba la herramienta clave del marketing para los bienes de consumo de masas, sobre los que se basaba en buena medida el fordismo. También representaba un punto clave para la regulación ya que solucionaba una de las potenciales contradicciones del fordismo. Se potenció con el fordismo la privatización móvil (Raymond Williams) (crecimiento de coches, consumo domestico en oposición al consumo público, que tendieron a minar las formas tradicionales de la organización y movilización social y política). El acceso directo al entorno doméstico por la vía de la televisión, poderosa herramienta para la formación de la opinión publica ayudó a solucionar este problema y a mantener un consenso político y social. La economía política de este sistema de televisión descansaba sobre un equilibrio construido entre tres procesos. En primer lugar el desarrollo de las infraestructuras de la radiodifusión y la recepción, que suponían una alianza entre el Estado y el Consumidor. En segundo lugar la movilización de las fuentes de financiación de programas que suponían una alianza entre el Estado y el sector de los anunciantes. En tercer lugar, como requería un acceso al reducido espectro que el Estado controlaba, la industria de la tv tuvo que movilizar y mantener su legitimidad política. Las razones de un sistema de equilibrios La distinción crucial se dio entre los EEUU, que eligieron regular un sistema donde la financiación provenía en su casi totalidad de la publicidad y donde la propiedad se hizo privada y la Europa Occidental que eligió un sistema de monopolios públicos financiados por un canon. El Reino Unido introdujo a principios de los 50 un sistema comercial privado competitivo, pero altamente regulado. Japón creó un conjunto de emisoras privadas comerciales muy competitivas al estilo estadounidense, junto con una importante corporación de servicio público en la linea europea. La naturaleza del equilibrio de este sistema era fácil de determinar. En primer lugar el Estado garantizaba la existencia de una infraestructura a través de la planificación de un desarrollo tecnológico paulatino y a largo plazo, aseguraba un mercado estable y en desarrollo para su industria de electrónica de consumo. En segundo lugar, el estado garantizaba una financiación segura a largo plazo para la producción de programas. En tercer lugar, proporcionaba un medio para la movilización política de masas y para la formación de la opinión pública de la que dependían los políticos del fordismo. En este sistema los radiodifusores poseían un empleo asegurado, relativa libertad en las tareas de dirección y en general protección contra la competitividad nacional y extranjera, a cambio de proporcionar acceso a sus audiencias a la clase política dominante y en los casos de algunas naciones a la propaganda del Estado. (Acá se ve el equilibrio). En el tercer mundo la televisión se encontraba poco desarrollada por la ausencia de fondos de inversión por el escaso atractivo de este mercado para el sector publicitario. Un período de transición y re-estructuración El sistema de televisión fordista ha entrado en nuestros días en un periodo de re-estructuración –un proceso a veces calificado como desregulación. Aunque la rapidez de esta transición puede ser exagerada. ¿Qué fue lo que condujo a la quiebra del sistema fordista? Las primeras fisuras del sistema surgieron en las estructuras de transmisión y recepción y en la industria del hardware. Los agentes económicos de mayor peso económico o político penetraron en la economía de la transmisión y en el terreno de la política de la misma. Estos nuevos agentes, formados en el terreno de la defensa (fabricantes de satélites) y de las telecomunicaciones (fibra óptica, microondas y conexiones de banda ancha) introdujeron medios para la emisión de programas de televisión en los hogares, que evitaban el sistema de radiodifusión terrestre establecido y, mientras no abolieran la escasez del espectro, disminuían el poder que el Estado pudiera tener sobre el mercado de la radiodifusión a través de la gestión de un espectro limitado. Los sistemas de banda ancha eran capaces de transmitir todos los tipos de servicios de telecomunicación y transmisión a los hogares por un simple cable. En la práctica todo aquel argumento había resultado ser insostenible, pero lo que se buscaba era obtener el apoyo del Estado en la política de un rápido incremento de los canales de emisión disponibles de televisión y, así, unir la búsqueda de crecientes financiaciones y de fuentes de programación, justificándolo con la afirmación de que de esta manera el consumidor tendría más de donde elegir. El modelo post-fordista de acumulación Al mismo tiempo en los años '80 la industria japonesa de electrónica de consumo estableció rápidamente y con éxito el VCR. El VCR, aunque inicialmente era un parásito del sistema existente de televisión, por su uso como grabador de programas emitidos, representaba sin embargo un medio de distribución alternativo que cobraba importancia. Especialmente para las películas de entretenimiento. Como resultado, el poder negociador de la industria del cine, en general, y de la de Hollywood, en particular, se fortaleció de forma desmedida en comparación a la televisión. El equilibrio del poder se ha decantado a favor de la industria del cine, ya que el alquiler de películas de video se ha convertido en la mayor fuente de ingresos de esta industria. Al mismo tiempo, el desarrollo de lo que se ha dado en llamar régimen de acumulación post- fordista o flexiblemente especializado en economía, caracterizado por la competencia mundial de los mercados de consumo, cada vez mas saturados hizo que la función del marketing fuera aun más importante, produciendo mayores gastos en publicidad. La expansión de la radiodifusión financiada por la publicidad tanto nacional como transnacional se hizo inevitable. Otro resultado fue la búsqueda que realizaron los productores de programas de medios para conseguir ingresos directos de los consumidores a través de formas de suscripción. De aquí partió el desarrollo de la televisión por abono. Estos avances económicos y tecnológicos llegaron en el momento en que los radiodifusores del servicio público habían perdido su legitimidad política. Una nueva intelectualidad, creada por y basada en las industrias culturales y de los medios, exigía expansión y libertad a un Estado protector que para ellos estaba simbolizado en el servicio de radiodifusión público. Así estaban dispuestos a ponerse del lado de políticos neoliberales y de los nuevos empresarios de los medios para exigir la ruptura de los monopolios verticales del Estado a favor de la producción independiente, del respaldo comercial tanto en cantidad como en formas, incluyendo los patrocinios, el trueque, la introducción de productos, etc., y un enorme multicanal. Hacia una nueva economía política de la TV Los sistemas nacionales de radiodifusión encontraron cada vez más difícil sostener los nivelesexistentes de producción nacional y tuvieron que buscar otras fuentes de financiación comercial (que atentaban contra sus fundamentos políticos y culturales). En el presente y el futuro se ven nuevos y más fuertes vínculos entre la publicidad, la producción de programas y el marketing. La era fordista de la radiodifusión terminará y será sustituida por un mercado de la cultura y la información más sedimentado y globalizado, en el que los limites entre los antes diferentes sectores se harán mas inciertos y donde la tecnología de las redes de emisión no determinará ya ni la forma del Terminal receptor ni la forma de los contenidos culturales e informativos. El poder del Estado para regular la televisión irá declinando. (NO SE DE QUE AÑO ES ESTE TEXTO PERO PARECE VIEJITO).
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