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Guia-Cambo-climatico-y-el-retorno-a-la-cosecha-de-lluvia-vid-act

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EL RETORNO A LA TRADICIÓN MAYA
DE COSECHA DE LLUVIA PARA RIEGO HORTÍCOLA
ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Guía para la elaboración de almacenes de agua
Escuela de Agroecología U Yits Ka’an
W.K. Kellogg Foundation
EL RETORNO A LA TRADICIÓN MAYA
DE COSECHA DE LLUVIA PARA RIEGO HORTÍCOLA 
ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Guía para la elaboración de almacenes de agua
EscuEla dE agroEcología u Yits Ka’an
AtilAno CebAllos loezA
DireCtor
W.K. KEllogg Foundation
AlejAnDrA GArDuño MArtínez
DireCtorA Del ProGrAMA PArA lAtinoAMériCA
cEntro dE invEstigacionEs rEgionalEs dr. HidEYo nogucHi
univErsidad autónoma dE Yucatán
MAtilDe jiMénez Coello
DireCtorA
unidad dE ciEncias socialEs-cir
univErsidad autónoma dE Yucatán
MóniCA Chávez GuzMán
eDitorA y CoorDinADorA De lA obrA 
corrEcción dE Estilo
iselA roDríGuez Alonzo
disEño gráFico Y Editorial
MAriAnA estrellA Gutiérrez nethe
D.r.© esCuelA De AGroeColoGíA u yits KA’An
KilóMetro 2 CArreterA MAní-DzAn, MAní, yuCAtán, MéxiCo.
D.r.© W.K. KelloGG FounDAtion
Av. insurGentes sur nuM. 1431, Piso 14
ColoniA MixCoAC, DeleGACión benito juárez, CóDiGo PostAl 03810, CiuDAD De MéxiCo, MéxiCo.
isbn 978-607-8424-54-2
*este libro hA siDo ArbitrADo.
Portada
Fotografía de Carlos Alcérreca.
Página 2.
Figura 1. Horticultora de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an.
Fotografía de Karla Puch.
Escuela de Agroecología U Yits Ka’an
Fundación W.K. Kellogg 
MÓNICA CHÁVEZ GUZMÁN 
Editora y coordinadora
Yucatán, México, 2019.
EL RETORNO A LA TRADICIÓN MAYA
DE COSECHA DE LLUVIA PARA RIEGO HORTÍCOLA 
ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
Guía para la elaboración de almacenes de agua
66
Dedicado a los Pbros. Atilano Ceballos y Raúl Lugo y a don Bernardo Xiu, directivos de 
la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an (Rocío que cae del Cielo), por su trabajo de más 
de 20 años en apoyo a las comunidades de campesinas y campesinos mayas, con la valo-
ración e impulso de sus saberes ancestrales y actuales, en la búsqueda de una sociedad 
más justa para el bienestar de los pueblos originarios, y en equilibrio con la naturaleza.
...porque el rocío
origina felicidad…
…tumen h’eeb
ziamcen utzilil…
Los cantares de Dzitbalché1
< Página opuesta
 Figura 2. Hortalizas orgánicas.
 Fotografía de Lucero Ek.
> Figura 3. Glifo maya del agua, laguna o lluvia. 
 Pitts, 2008, p. 71.
< Página opuesta
 Figura 4. Almacén de ferrocemento en el solar de una horticultora de la Escuela de Agroecología U Yits 
Ka’an en Maní.
 Fotografía de Riger Mejía.
Índice
12 Prólogo 
15 Agradecimientos 
16 Introducción 
18 I La ancestral cosecha de agua-lluvia de los abuelos y abuelas mayas y su utilidad 
para amortiguar los efectos del cambio climático
 Mónica Chávez, Unidad de Ciencias Sociales, Centro de Investigaciones Regionales 
Dr. Hideyo Noguchi, Universidad Autónoma de Yucatán.
32 II �Reflexiones�de�horticultoras�y�horticultores�mayas�del�sur�de�Yucatán�sobre�los�
problemas para contar con agua en la cantidad y calidad necesarias para regar 
sus cultivos
 Horticultores y Horticultoras de la Escuela de Agroecología de Maní, Mayapán 
y Mama; Mónica Chávez, Unidad de Ciencias Sociales-CIR; Ma. Teresa Munguía, 
Jéssica Ramos, Ricardo Rejón, Comunicación Social, Facultad de Ciencias Antropo-
lógicas, Universidad Autónoma de Yucatán.
56 III Guía para la construcción de un almacén de ferrocemento de gran capacidad 
y�recomendaciones�para�hacer�más�eficiente�la�cosecha�de�agua-lluvia
 Moisés Dzul, Atilano Ceballos, Emilio Torres, Nicolás Castillo, Juan Carlos Poot, Es-
cuela de Agroecología U Yits Ka’an; Julia Pacheco, Mariel Ojeda y Manuel Canto, 
Facultad de Ingeniería; Adrián Contreras, Melissa Ramírez y Víctor Estrella, Facultad 
de Arquitectura; Mónica Chávez, Ana Duarte, Miguel Güémez, Unidad de Ciencias 
Sociales-CIR; Riger Mejía, Jessica Ramos, Ricardo Rejón, Comunicación Social, Fa-
cultad de Ciencias Antropológicas, Universidad Autónoma de Yucatán.
84 IV Una reflexión para finalizar: 
 Tradiciones innovadas: relaciones interculturales en el campo tecnológico
 Esteban Krotz, Unidad de Ciencias Sociales , Centro de Investigaciones Regionales 
Dr. Hideyo Noguchi, Universidad Autónoma de Yucatán.
91 Notas
95 Fuentes citadas y bibliografía complementaria
Horticultoras y horticultores de Maní, Mayapán y Mama 
colaboradores
Maní
Ma. Avelina Ku, Rosa Chan, Margarita Tzaab, Ma. Leticia Castillo, Fátima Castillo, Aracelly 
Bacab, Concepción Díaz, Ma. Cruz Torres, Artemia Canul, Fátima Esquivel, Rosaura 
Peraza, Minelia Interian, Adulfa Yah, José de la Cruz, Emilio Torres, Nicolás Castillo.
Mayapán
Ma. Leticia Chan, Erlinda Canché, Nelly Dzib, Olimpia Pacheco, Lleny Chan, Paula 
Pacheco, Ma. Ermelinda May, Ma. Silvia May, Guadalupe de Jesús Chan, Clara Pacheco, 
Carmen del Rosario Uc, Olimpia Pacheco, Enrique Euan.
Mama
Ma. Ester Euan, Sonia Pérez, Mariana Gutiérrez, Noemí Euan, Merly Chan, Amada Pérez, 
Landy Chavarría, Martha Carrillo, Ma. Imelda Hau, Santa Martha Isabel, Arminda May 
Avilés, Bernardo Xiu, Rudy Pérez.
< Página opuesta
 Figura 5. Don Bernardo Xiu.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
<
Figura 6. Cosecha de agua-lluvia. 
 Ilustración de Tony Peraza.
1212
Prólogo
Pbro. Atilano Ceballos Loeza
Director de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an
¡Cosecha de agua, cosecha de vida!
Ya estamos en el corazón del bosque, 
a orillas de la poza en la roca, 
a esperar 
que surja la bella 
estrella que humea sobre 
el bosque…
Cantares de Dzitbalché, Cantar 7: Kay Nicté 2
“Nosotros, pueblos mayas, hijos e hijas del maíz, nos reconocemos también hijos e hijas 
de la Sagrada Agua […].” De ese modo nos expresamos un contingente de poco más de 
400 personas reunidas junto al río Sibac Há, en Chiapas, cuando llevamos ofrenda al río e 
hicimos un firme compromiso de ser cuidadores de este vital líquido. 
No es ningún secreto el místico vínculo entre el pueblo maya y la sagrada agua. Desde 
tiempos pretéritos hay un legado escrito, constructivo y literario que aún nos sorprende y 
emociona. Aunque cada vez se realizan con menor frecuencia, varios ritos agrícolas mayas 
requieren del uso de agua virgen o del rocío de la mañana para ofrendar y suplicar lluvia 
abundante para las milpas y sembradíos. Este tiempo que se fue y continúa yéndose, es el 
que nos urge recuperar y cultivar. 
Los contundentes datos que nos ofrecen varios investigadores sobre las condiciones de 
nuestro suelo, los altos índices de contaminación que tiene el agua en la península de Yu-
catán y su privatización para ser entregada a grandes empresas, son alarmantes. Hay una 
gran miopía en los sucesivos gobiernos que no han hecho más que medir el crecimiento 
con criterios meramente monetarios y no en función del crecimiento de los montes del cre-
cimiento de los montes, del cuidado de sus manglares, de la calidad del aire y la restaura-
ción ecológica de sus suelos. Todos estos factores, entrelazados, nos ofrecerían, con mayor 
certeza, un líquido más limpio y puro, para nosotros, pero sobre todo para las generaciones 
venideras. Frente a estas circunstancias nace el proyecto Cosecha de Agua en Aljibes, que 
es una de las muchas propuestas que se realizan en este territorio maya para crear concien-
cia de lo urgente y necesario que resulta volver a nuestros orígenes. 
Una de las acciones prioritarias, al principio de este proyecto, fue la visita a sitios mayas 
prehispánicos con el fin de mirar y conocer las alternativas que las abuelas y abuelos de 
ayer utilizaron para recoger, conducir y almacenar agua-lluvia. En casi todas las ciudades 
prehispánicas de la península encontramos evidencia de almacenamiento de agua-lluvia, y 
13
en otras ciudades enclavadas cerca de la sierrita o Puuc aún pueden verse vestigios de una 
ingeniería hídrica sorprendente. 
La vinculacióninterinstitucional, la recuperación de saberes, el empoderamiento de co-
nocimientos, el aprovechamiento de los espacios, el diálogo intercultural, la dosificación 
y uso racional del agua, el fortalecimiento de la soberanía alimentaria, son algunos de los 
elementos que entretejen este Proyecto piloto para la recuperación de la tradición maya 
de colecta de agua-lluvia en los solares como alternativa para el riego de hortalizas de los 
productores de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an de Mayapán, Mama y Maní. 
Hilvanar la cosecha de agua con la producción de horticultura en los traspatios de las fami-
lias fue uno de los objetivos del proyecto. Se trata de una concatenación de recursos con 
la idea de fortalecer la soberanía alimentaria entre las familias mayas que fueron seleccio-
nadas: aprovechar los traspatios, que las familias dispongan de una parte de alimento para 
comer o vender, no depender del agua entubada de la población, entre otros beneficios. 
En general, este proyecto piloto nos ha servido para aprender y compartir alternativas fren-
te a la crisis climática en la que nos encontramos; si bien es cierto que no es la solución total 
al problema, sí mitiga esta crisis y favorece directamente a las familias, además de ser un 
proyecto que podría ser replicado en otros lugares. 
Cuando Totó y Joel jugaban con “inundar” el departamento donde vivían en el quinto piso 
del número 47 del Paseo de la Castellana en Madrid –según nos dice Gabriel García Már-
quez en su breve cuento La luz es como el agua–, el ingenio y tenacidad les llevó a navegar 
y bucear en su bote en repetidas ocasiones, mientras la imaginación crecía y se desborda-
ba. Algo parecido hemos querido hacer con este sencillo proyecto, buscando que algunas 
familias del sur del estado de Yucatán lo implementasen con imaginación y fantasía en 
algunos casos. Y sí, desde luego, quisiéramos que más y más familias pudieran sumarse a 
esta experiencia de cosechar agua, para vivir con dignidad y llenos de esperanza. 
Finalmente, agradecemos a la Universidad Autónoma de Yucatán, así como a la Fundación 
W.K. Kellogg las facilidades y la solidaridad que nos brindaron para esta travesía. 
<
Figura 7. Escuela de Agroecología U Yits ka’an. 
 Fotografía de Riger Mejía.
U Yits Ka’an 
Marzo 2019 
Maní, Yucatán
1414
15
Agradecimientos
Agradecemos a la Fundación W.K. Kellogg su estímulo y patrocinio, en particular a Alejan-
dra Garduño Martínez, así como el apoyo de las Unidades de Ciencias Sociales del Centro 
de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi y de Proyectos Sociales de Universidad 
Autónoma de Yucatán (UADY) para la publicación de este texto y el desarrollo de las activi-
dades que lo sustentaron. Además a las horticultoras y horticultores de la Escuela de Agro-
ecología U Yits Ka’an de Maní, Mayapán, Mama y Valladolid, en particular por su arduo 
trabajo a los promotores Emilio Torres, Nicolás Castillo y Minelia Xiu, y a los estudiantes y 
maestros de la Facultad de Ciencias Antropológicas, de la Facultad de Ingeniería y de la 
Facultad de Arquitectura de la UADY, por las intensas labores en equipo realizadas en este 
proyecto intercultural e interdisciplinario.
Igualmente agradecemos las facilidades brindadas por la directora de la Facultad de Cien-
cias Antropológicas de la UADY, Rocío Cortés, a Cinthya Cruz, directora de la Fototeca 
Pedro Guerra, por permitirnos publicar las fotografías del acervo y a Tony Peraza por la 
elaboración de las caricaturas que ilustran y alegran el texto.
A José Huchim, director de la Zona Arqueológica de Uxmal, por la guía y facilidades brinda-
das para que las horticultoras y horticultores mayas de la Escuela de Agroecología partici-
pantes en el proyecto y sus familias conocieran los aljibes mayas prehispánicos de la zona. Al 
igual que a Carlos Poot, Olimpia Pacheco, Arminda May, Rudy Pérez, Nevi Castillo, Cristian 
y Natalia Poot, Hermelinda May, Armando González, Fernando Leyva Solís, Fernando Leyva 
Peralta, Melissa Ramírez, Víctor Estrella, Carlos y Damián Alcérreca, por su colaboración en 
la planeación, construcción e instalación de los almacenes piloto. 
También a Rogelio Pérez Monsreal, Marianne Gabrielle y Malena Granados por su apoyo y 
asesoría, además de las atenciones y estímulos para facilitar el trabajo, en ocasiones fuera 
de los horarios de labores, por parte de Margarita Zarco, Arleny Dorantes y Erika Uicab.
Agradecemos la dedicada labor de las alumnas y los alumnos becarios del proyecto, Riger 
Mejía, Jessica Ramos, Ricardo Rejón, María Pech, Gustavo Marmolejo; de Servicio Social, 
Alejandra Brito, Mario Sosa, Sandy Pérez, Ana Navarro; y a los voluntarios de la Universidad 
Autónoma de Yucatán Lucero Ek, Karla Puch, Lucero Pech, Estefanía Castro, Kevin Rivero, 
y Manuel Canto. 
< Página opuesta
 Figura 8. Horticultoras de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an con sistema de riego por goteo para 
hortalizas orgánicas. 
 Fotografía de Karla Puch.
1616
Introducción
El contenido de esta publicación es el resultado de casi tres años de intensas actividades 
de diálogo y trabajo interdisciplinario e intercultural entre horticultoras y horticultores ma-
yas, así como directivos de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an, con más de veinte años 
de labores en la península de Yucatán, particularmente en el estado del mismo nombre. 
Además de la labor con maestros y alumnos de historia, arquitectura, ingeniería, antropo-
logía y comunicación social de la Universidad Autónoma de Yucatán, coordinados por la 
Unidad de Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones Regionales Dr. Hideyo Noguchi 
de esta universidad, de mayo de 2016 a febrero de 2019. 
El equipo de trabajo tuvo como plataforma el Proyecto piloto para la recuperación de la 
tradición maya de colecta de agua de lluvia en los solares como alternativa para el riego de 
hortalizas, realizado con tres grupos de trabajo de la Escuela en las comunidades de Maya-
pán, Mama y Maní y el apoyo de la Unidad de Proyectos Sociales de la UADY y el financia-
miento de la Fundación W.K. Kellogg, con el objetivo de facilitar y estimular la agricultura 
orgánica en la región como alternativa generadora de alimentos sanos para consumo y 
venta, libres de agroquímicos que contaminen los vegetales, la tierra y el agua subterránea, 
debido a la gran toxicidad para la vida que provocan varios de ellos.3 
Es por esa razón que esta publicación busca rehabilitar, valorar y promover la ancestral cos-
tumbre maya de cosecha de agua-lluvia, frente a la necesidad de adaptación campesina al 
severo cambio climático que vivimos en la actualidad, con la ampliación en la intensidad de 
las sequías y la incertidumbre en la caída de las lluvias en la península de Yucatán. Saberes 
mayas y experiencias que fueron complementados con los conocimientos aportados por 
los especialistas de distintas disciplinas de la UADY, y que en conjunto pretenden contribuir 
a aminorar el problema del riego agrícola en los solares yucatecos. 
El contenido del libro se divide en cuatro apartados. El primero, “La ancestral cosecha de 
agua lluvia de los abuelos y abuelas mayas y su utilidad para amortiguar los efectos del 
cambio climático”, describe los antecedentes de esta actividad enfocada en el aprovecha-
miento del agua de las precipitaciones. En particular, en zonas donde el manto acuífero se 
encuentra a muchos metros de profundidad, y/o el recurso subterráneo no es potable, con 
datos de periódicas sequías de gran severidad y alto impacto en sus habitantes. Además 
se evoca la colecta de agua-lluvia en comunidades rurales y en ciudades como Mérida y 
Campeche, practicada habitualmente hasta hace algunas décadas. La sección es acom-
pañada con datos actuales importantes de tomar en cuenta sobre el incremento de las 
temperaturas, la exacerbación de las sequías, así como la incertidumbre en la llegada de la 
temporada de lluvias a tiempo y en la cantidad adecuada, y aborda algunas de las causas 
y las consecuencias que traenconsigo; en particular en ciertas zonas de la península de 
Yucatán y en el contexto de la problemática compartida por varios lugares de México y del 
mundo en general.
En el segundo apartado, “Algunas reflexiones de horticultoras y horticultores mayas del sur 
de Yucatán sobre los problemas que tienen para contar con agua en la calidad y cantidad 
necesarias para regar sus cultivos”, se exponen los resultados de los talleres de Diagnós-
tico Participativo llevados a cabo con los tres grupos de la Escuela de Agroecología de 
17
Maní, Mayapán y Mama y sus promotores, con el apoyo de los alumnos de la Licenciatura 
en Comunicación Social que fungieron como facilitadores. Los talleres fueron estimulados 
previamente con la visita de los participantes y sus familiares a los aljibes construidos por 
los mayas prehispánicos de Uxmal para almacenar el agua-lluvia de temporada, como una 
medida de adaptación inteligente a las características sequías y a lo inaccesible del profun-
do manto freático de la región. El resumen incluye los puntos de vista de las horticultoras 
y los horticultores en torno a la problemática actual del incremento de las temperaturas, 
lo impredecible de las lluvias, y también un análisis de las consecuencias de la pérdida de 
costumbres y saberes mayas de gran utilidad para amortiguar estas dificultades, además 
de abordar otros problemas sociales, políticos y económicos que contribuyen a complicar 
el problema de acceso al agua para el riego de los cultivos en los solares. 
El tercero, “Guía para la construcción de un almacén de agua de ferrocemento”, nos mues-
tra la técnica para fabricar un almacén de gran capacidad para la cosecha de lluvias de 
temporada, con imágenes de los pasos seguidos en la elaboración de un tanque piloto 
establecido en un solar de Maní, que conjunta los saberes y la experiencia de Moisés Dzul, 
promotor de la Escuela de Agroecología en Valladolid en la construcción de almacenes de 
10,000 litros, con la de los maestros y alumnos arquitectos e ingenieros de la UADY para 
fabricar uno de 15,000 litros. Práctica a la que se sumaron las sugerencias y recomendacio-
nes de horticultoras y horticultores de la escuela, y en general de todos los participantes 
del proyecto. 
Para complementar la guía de elaboración de almacenes de ferrocemento se brindan bre-
vemente algunas “Recomendaciones para hacer más eficiente el aprovechamiento del 
agua-lluvia cosechada”, con base en la experiencia de la Escuela de Agroecología U Yits 
Ka’an en el riego por goteo de los cultivos; así como algunas estrategias para disminuir la 
evaporación del agua por el intenso calor de la región. 
A manera de conclusión, el cuarto apartado “Tradiciones innovadas: relaciones intercultu-
rales en el campo tecnológico”, expone algunas reflexiones de Esteban Krotz sobre la cre-
ciente visibilidad y reivindicación de las culturas indígenas en Latinoamérica por la riqueza 
de conocimientos y prácticas que aportan hasta la actualidad y que, en conjunto con las 
tecnologías disponibles y el diálogo horizontal, decolonial y respetuoso entre personas con 
diferentes perspectivas, ofrecen invaluables alternativas para el “Buen vivir” al que se debe 
tener acceso como derecho. Enfatiza además la importancia de estos patrimonios como le-
gados potenciales que pueden contribuir a enfrentar los grandes retos ambientales, como 
el Cambio Climático Mundial, y que en nuestro país ofrecen la posibilidad de encontrar los 
caminos adecuados para construir un nuevo proyecto, más nuestro, más justo y factible de 
tener éxito. 
Para finalizar se presenta un listado de la bibliografía citada, además de la sugerida com-
plementaria, para quien desee adentrarse más en los temas abordados.
1818
19
La ancestral cosecha de agua-lluvia de 
los abuelos y abuelas mayas y su utilidad 
para amortiguar los efectos del cambio 
climático
MóniCA Chávez GuzMán, Unidad de Ciencias Sociales-CIR,
Universidad Autónoma de Yucatán
<
 Figura 10. Chaac, deidad de la lluvia. Zona arqueo-
lógica de Chichén Itzá.
 Fotografía de Fulvio Eccardi.
Muchos de los habitantes de la península de 
Yucatán de diferentes épocas y desde tiem-
pos muy antiguos han tenido que enfrentar 
grandes retos para obtener la Sagrada Agua 
necesaria para beber, asear sus personas y 
sus hogares, regar los cultivos, criar anima-
les y construir sus casas y templos, entre 
otras necesidades. Por eso encontramos en 
la región numerosas esculturas de la deidad 
maya de la lluvia, llamada Chaac en los vesti-
gios arqueológicos, códices y relieves mayas 
prehispánicos; invocada hasta hoy en la im-
portante ceremonia de solicitud de las preci-
pitaciones, denominada Ch’a’cháak.
En esta península de clima muy cálido son 
normales las temporadas de sequías, princi-
palmente en los meses de enero hasta abril, 
con una segunda ausencia de lluvias en la 
canícula, en julio y agosto, ya que las preci-
pitaciones más importantes caen a la tierra 
de junio a noviembre, aproximadamente.4 
Sin embargo, existen documentos que nos 
hablan de grandes sequías que afectaron 
de manera severa, con hambre por falta de 
alimentos y epidemias, a muchas genera-
ciones de mayas, entre otros habitantes de 
< Página opuesta
 Figura 9. Chultún de Salvador Alvarado, Yucatán 
para almacenar agua-lluvia.
 Fotografía de Fulvio Eccardi.
20
Capítulo I
20
la región a lo largo de la historia, como las 
de los años de 1535, 1561, 1564, 1575-1576, 
1648-1654, 1661, 1692, 1726-17275 y también 
las de 1822-1823 y1834-1835 6.
Al intenso calor y las sequías anuales hay que 
agregar que en la península de Yucatán casi 
no hay ríos superficiales, pues el suelo calcá-
reo y poroso filtra las precipitaciones hacia las 
venas del agua subterránea, y aunque nume-
rosos cenotes son comunes, principalmente 
en su región norte y oriental, en otros lugares 
no los hay y el agua se encuentra a 40 o 60 
metros de profundidad o más aún, como en la 
zona Puuc de Yucatán. Mientras que en zonas 
de Campeche, como Xpujil, incluso el líquido 
no es adecuado para la vida.7 Así, la alternati-
va fue el abastecimiento de agua a través de 
las acumulaciones de temporal en hondona-
das de terrenos deficientes en drenaje por los 
suelos de arcilla fina y compacta de sus fondos 
poco permeables, llamados áak’alche’oob 
o áak’alche’s, propicios para la formación de 
lagunas. Durante el periodo de lluvias las 
aguadas de Calakmul y Uxmal, por ejemplo, 
permitieron que sus habitantes regaran sus 
cultivos y también emplearan el agua que se 
acumulaba en las piedras o sartenejas, entre 
otras opciones que sirvieron para aprovechar 
de manera óptima las precipitaciones que 
caen en la época de lluvias.8
Muchos antepasados mayas de lugares de 
la península de Yucatán donde no es fácil 
el acceso al líquido vital, construyeron gran-
des cisternas en los fondos de las lagunas 
de temporal cuando estas se secaban, para 
poder ampliar la capacidad de cosecha de 
agua durante las lluvias. Los almacenes bajo 
tierra evitaban además la evaporación del 
agua colectada y así lograban continuar 
con sus actividades durante las secas. Las 
construcciones eran realizadas con el traba-
jo comunitario organizado; en la zona Puuc 
donde les llamaron buk’te’oob o buk’te’s, 
sirvieron para dotar de agua a pequeñas 
poblaciones del sur de la región hasta hace 
algunos años, como las de Oxkutzcab y Te-
kax.9
<
 Figura 11. Cenote Huayas, Yucatán. En casi toda la 
península de Yucatán no existen ríos superficiales. 
El agua circula por las venas subterráneas que 
vemos cuando se desploman los techos que las 
cubren, en los llamados cenotes.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
< Figura 12. Chultún en zona arqueológica de Ek Ba-
lam. Los chultunes son almacenes bajo tierra con 
superficies de captación de agua de lluvia.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
21
Capítulo I
También podemos encontrar almacenes 
de agua bajo el piso de las plataformas 
de algunas edificaciones mayas prehispá-
nicas, como lasde Uxmal, Labná y Sayil, 
entre otras partes de la península, don-
de las superficies de las plataformas aún 
sirven como áreas de captación de lluvia 
con ayuda de pequeñas inclinaciones hacia 
las bocas de los depósitos. Son conocidos 
como chultunes y tienen diversos tamaños y 
formas, generalmente a manera de tinajas, 
con una capacidad media de 30,000 litros 
aproximadamente,10 y a los cuales pueden 
llegar canales que dirigen el agua de las 
precipitaciones de los alrededores.11 
Doña Francisca Moo, de la Escuela de Agro-
ecología con sede en Valladolid, recuerda 
que las familias mayas continuaron con esta 
antigua costumbre hasta hace algunos años. 
Con cañutos atados a la palma de guano di-
<
 Figura 14. Aguada en un rancho de Yucatán. Los 
áak’alche’oob son hondonadas que en tiempos de 
lluvia almacenan agua.
 Fototeca Pedro Guerra, UADY.
<
 Figura 13. Corte transversal de un almacén subte-
rráneo de agua o chultún integrado a una platafor-
ma habitacional prehispánica.
 Ilustración adaptada de: Sánchez y Huchím, 1987, 
p.37.
rigían la lluvia que caía de los techos de las 
casas hacia vasijas de barro u otros recipien-
tes, algunas veces enterrados para mante-
ner fresca el agua; y para evitar la entrada 
de basuritas amarraban al final de los con-
ductos una tela a manera de filtro.12 
También en la ciudad de Mérida y Campe-
che hasta hace algunas décadas gran parte 
la población colectaba para uso cotidiano 
el agua de las precipitaciones que caían en 
los techos de mampostería, y la conducían 
a través de tuberías que llegaban a grandes 
tanques de cemento. Era común la compra 
de agua-lluvia a los vendedores que la lle-
vaban en barriles de madera transportados 
en carretas tiradas por caballos. Se decía 
que el agua-lluvia, libre de las sales de las 
venas por las que circula el agua subterrá-
nea, era la mejor para el lavado del cabello 
de las damas.13 
Chultún Roca madre
Área de 
captación 
del chultún
22
Capítulo I
22
< Figura 17. En Mérida y Campe-
che era común la captación de 
agua de las precipitaciones en 
grandes tanques de almacena-
miento y aún hay familias que 
las aprovechan para su uso en 
el hogar.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
< Figura 15. Las piletas de agua 
con canales para riego también 
fueron alternativas para regar 
los cultivos y dar de beber a los 
animales en el siglo XIX.15
 Fototeca Pedro Guerra, UADY.
< Figura 16. Cosecha de lluvia 
con ayuda de cañutos atados a 
la palma de guano del techo de 
las casas, que dirigían el agua 
hacia almacenes de barro, a 
veces enterrados para mante-
nerla fresca. 
 Ilustración de Lucero Ek.
> Página siguiente
 Figura 18. Las vasijas de barro 
en las que se cosechaban las 
precipitaciones podían enterrar-
se bajo el piso y así se mantenía 
fresca el agua.
 Fototeca Pedro Guerra, UADY.
23
Capítulo I
24
Capítulo I
24
La importancia del aprovechamiento del agua-lluvia ante la 
severidad de las sequías y lo impredecible de las precipitaciones 
de los últimos años
Debido al cambio climático ha aumentado la incidencia y los efectos de los fenómenos 
extremos. Las inundaciones y las olas de calor que solo sucedían una vez en una 
generación son cada vez más frecuentes.
Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, 2018.15
De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en diversas partes del 
mundo se están experimentando modificaciones en el clima de gran importancia, en par-
ticular en las últimas décadas del siglo XX y en lo que va del siglo XXI. La temperatura 
promedio de nuestro planeta de los años 2006 a 2015 tuvo un incremento de 0.86 °C más 
de los que vivieron los habitantes de la era preindustrial de los años 1850 a 1900, periodo 
que los especialistas del tema toman como parámetro de comparación, por ser las emisio-
nes de las industrias factores importantes de detonación del aumento. Con el paso de los 
años, la temperatura promedio de 2009 a 2018 tuvo un incremento aproximado de 0.93 °C, 
y en los últimos cinco años, de 2014 a 2018, ya hemos alcanzado 1.04 °C más. Este ascenso 
podría parecernos poco importante a nivel regional, pero hay que tomar en cuenta que 
cada fracción de grado de calentamiento tiene repercusiones en los ciclos naturales del 
mundo, que ocasionan el aumento del nivel del mar, la extinción de animales y plantas que 
no pueden adaptarse a los cambios, y afectan la salud de los seres humanos, el acceso a 
los alimentos y al agua dulce, y también la productividad económica, entre otros ámbitos.16
Los habitantes de varias partes del mundo están experimentando variaciones notables, 
con fuertes ondas de calor, intensas sequías y una disminución notable de las lluvias de 
verano, mientras que en el otro extremo se observan incrementos en ciclones tropicales, 
inundaciones, lluvias, frío, caída de nieve e incendios forestales.17 
México no escapa a los cambios climáticos mundiales, y así llegamos al año 2018 en el 
que varias regiones del país presentaron sequías fuera de lo normal, como vemos en color 
amarillo en el mapa de la figura 20. En la península de Yucatán, observamos una gran parte 
del estado del mismo nombre, además del noreste y sureste de Quintana Roo y parte de 
Campeche18 con afectaciones notables en los patrones de las lluvias y la ampliación de los 
periodos de sequía desde hace ya varios años.19
Hay previsiones que indican que el clima podría experimentar cambios notables en el es-
tado de Yucatán, de acuerdo con estudios tomados a partir el año 2010 con miras al 2039, 
en los que algunos escenarios pronostican un aumento importante de la temperatura me-
dia anual, y no se descarta la posibilidad de una reducción de las precipitaciones. En este 
panorama se menciona que el incremento en las temperaturas podría ser ligeramente más 
evidente en el noroeste y oeste del estado, y se dice que el número de los días calurosos 
extremos podría aumentar de 7 a 12 días, sumados a los 36.5 días que tenemos de prome-
dio al año.20
25
Capítulo I
<
 Figura 19. Incremento de la temperatura a partir de la era industrial. En todo el mundo se están experimen-
tando severos cambios en las temperaturas. En esta gráfica podemos observar su aumento a partir de las 
primeras emisiones de gases producidos por las industrias desde hace casi 140 años y en particular en las 
últimas décadas. 
 Tomado de la Organización Meteorológica Mundial, 2016, p. 17.21 
<
 Figura 20. Intensidad de las sequías en la República Mexicana. De acuerdo al Programa Nacional Contra la Sequía, 
la península de Yucatán forma parte de las regiones de la República Mexicana que padecen de sequías de gran 
severidad, como observamos en el color amarillo que abarca principalmente el estado Yucatán por sus afectaciones 
en el 2018. 
 Comisión Nacional del Agua, 2018.22
-0.2
-0.4
0.0
0.2
0.4
0.6
0.8
1.0
1.2
18
80
18
90
19
00
19
10
19
20
19
30
19
40
19
50
19
60
19
70
19
80
19
90
20
00
20
10
Anomalías de la temperatura desde el final de la era preindustrial
An
om
al
ía
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e 
la
 te
m
pe
ra
tu
ra
 a
 e
sc
al
a 
gl
ob
al
 (º
C)
Años
26
Capítulo I
26
Es importante tomar en cuenta que el in-
cremento en el calor y la incertidumbre de 
las lluvias en el mundo es consecuencia de 
varios factores. Entre ellos, las crecientes 
emisiones de dióxido de carbono produ-
cido por los incendios y la combustión de 
carbón, petróleo y gas de los camiones de 
transporte, de carga, de los automóviles y 
las industrias, entre otros, pues algunos ga-
ses del aire, como el CO2, actúan con un 
efecto similar al de un invernadero y retie-
nen el calor del sol en la atmósfera de la 
Tierra.23 
La tala excesiva de árboles afecta la limpie-
za del aire, favorece los incendios, las altas 
temperaturas y limita la formación de nubes 
generadoras de lluvia.
También el corte indiscriminado de 
árboles sin la adecuada reforestación 
ha contribuido a incrementar el calor de 
manera relevante, puesla vegetación 
absorbe el bióxido de carbono del aire y 
ayuda a regular el clima. Así, cuando los 
<
 Figura 21. Selva baja en temporada de secas. La 
sequía favorece los incendios.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
< Figura 22. La falta de agua para 
humedecer los cultivos por la 
intensidad de las sequías y la 
modificación en la caída de las 
lluvias, así como la preocupa-
ción por el peligro de pérdida 
de los alimentos sembrados 
que éstas ocasionan, son temas 
recurrentes en los medios de 
comunicación regionales.
 Portada del periódico la i del 
miércoles 21 de marzo del 2018.
27
Capítulo I
árboles se talan, se anulan sus funciones 
de limpieza del aire y oxigenación, y las 
altas temperaturas favorecen los incendios 
que devastan mayores superficies de 
vegetación (Figura 23).
En la península de Yucatán el cambio climáti-
co ha traído grandes dificultades y retos a los 
productores agrícolas. Como señalan Soares 
y Sandoval-Ayala, la disminución del agua 
amplía los problemas, en particular en los 
sectores sociales más desfavorecidos, y se 
vulnera la seguridad alimentaria y la econo-
mía campesina.24 Varios encabezados de los 
periódicos regionales exponen la preocupa-
ción de los campesinos para continuar con 
sus labores de siembra ante el incremento 
de la evaporación del agua con las altas tem-
peraturas y la severidad de las sequías, que 
ponen en riesgo sus cultivos.
En particular, la tradicional siembra de la 
milpa se ha visto muy afectada por la escasa 
certidumbre en la caída de las lluvias para la 
hidratación a tiempo de los cultivos, lo cual 
impide la adecuada programación de las la-
bores de siembra, así como el éxito en las 
cosechas.
Sin embargo, los problemas campesinos 
de acceso al agua necesaria para hidratar 
los cultivos y a los animales en los solares 
de las comunidades rurales, no solamen-
te tienen su origen en el cambio climáti-
co mundial, también influyen factores so-
ciales, políticos y económicos locales, los 
cuales fueron analizados en 2016 en los ta-
lleres de Diagnóstico Participativo por tres 
grupos de horticultoras y horticultores de 
Maní, Mayapán y Mama, de la Escuela de 
Agroecología U Yits Ka’an, y cuyos resul-
tados veremos en el siguiente apartado.
<
 Figura 24. Además de la frescura que emana de 
los árboles, éstos también absorben el agua, la 
almacenan en sus cuerpos, la transpiran como 
vapor a través de sus hojas y ayudan a la formación 
de nubes generadoras de lluvia. Por eso cuando 
se cortan árboles en exceso y no se reforesta, se 
contribuye al incremento de las temperaturas y a 
la disminución de las lluvias en nuestras comuni-
dades.
 Ilustración de Lucero Ek.
<
 Figura 23. Las emisiones de bióxido de carbono 
de los automóviles, de las industrias y de los incen-
dios contribuyen al incremento de las temperatu-
ras en nuestras comunidades e impiden que el ca-
lor del sol se disperse hacia el espacio, causando 
el efecto de un invernadero. Mientras que las áreas 
con árboles absorben el CO2, favorecen la difusión 
de la energía solar y emiten oxígeno al ambiente.
 Ilustración de Lucero Ek.
28
Capítulo I
28
<
Figura 25. Chac se niega a dar las lluvias.
 Ilustración de Tony Peraza.
< Figura 26. Cultivos de la familia Xiu.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
“Dice mi abuelo que hace más años te-
nían elotes para comer, atole nuevo y 
ahora pues ya no, esperamos en mayo 
y casi no cae la lluvia. El año pasado fue 
más terrible porque no se lograron las 
cosechas, las lluvias siempre cayeron en 
tiempo fuera, caen atrasadas. Llueve, 
pero ya se perdió la cosecha, ese es el 
problema con las lluvias atrasadas”.Nicolás Castillo.
Escuela de Agroecología U Yits Ka’an
“Cada vez e
s más fuerte
 y larga la te
m-
porada de 
secas, por l
o que es m
ás pro-
bable que l
a cosecha d
e agua-lluvi
a sea 
muy escasa
 o tal vez no
 haya”.
Bernardo X
iu. 
Escuela de 
Agroecolog
ía U Yits Ka
’an, 2016.
29
Capítulo I
> Figura 27. Eras de cultivo orgánico.
 Fotografía de Karla Puch.
< Figura 28. Hobones de abeja melipona. 
 Fotografía de Karla Puch.
“En Yucatán, las lluvias mayormente empiezan desde junio, 
julio, agosto, septiembre, esa es la época de lluvias. Pero 
las lluvias que cayeron más fuerte fueron casi en septiembre 
y ahora son más escasas. Las lluvias anteriores eran esta-
bles, empezaban desde mayo, junio, julio, agosto. En mayo 
empiezan las primeras lluvias, pero con esas no empieza la 
‘temporada oficial’”.
 
 Bernardo Xiu. 
 
 
 
 
Escuela de Agroecología U Yits Ka’an 
“La fal
ta de l
luvia a
fecta ig
ualmen
te a la 
pro-
ducció
n agro
pecuar
ia, com
o la de
 miel, p
or-
que la
s abeja
s no en
cuentr
an las 
floracio
nes 
necesa
rias pa
ra cole
ctar el 
polen”
.
Minelia
 Xiu.
Escuel
a de A
rgoeco
logía U
 Yits Ka
’an.
30
Capítulo I
30
<
 Figura 29. Entre las alternativas de adaptación que se necesitan para superar la vulnerabilidad y mitigar las 
dificultades ante el fenómeno de cambio climático, se encuentra la cosecha de agua-lluvia.
 Fotografía de Lucero Ek
31
Capítulo I
VULNERABILIDAD Y ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO
Por cambio climático se entiende la modificación del clima atribuido di-
recta o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de 
la atmósfera del mundo, la cual se suma a la variabilidad natural del cli-
ma. El cambio climático puede generar vulnerabilidad en las plantas, los 
animales, los sistemas y recursos naturales y los servicios y las funciones 
que éstos proporcionan. Además de vulnerar a las personas y sus medios 
de subsistencia, sus infraestructuras, sus bienes económicos, sociales o 
culturales, y así ser impactados o afectados negativamente si no se pro-
ducen mecanismos de respuesta y adaptación a las alteraciones que se 
presentan. Es decir, si no se generan procesos de ajuste a los efectos del 
clima que se están viviendo o se pronostica que se vivirán. En los siste-
mas humanos la adaptación puede mitigar o evitar los daños al aprove-
char las oportunidades, de tal manera que se pueda tener la capacidad 
de afrontar un suceso, tendencia o perturbación peligrosos al responder 
y reorganizarse para mantener la función esencial de los sistemas socia-
les, económicos y ambientales, con su identidad y su estructura, y al asi-
milar el aprendizaje y la transformación logrados. Es decir, al tener la ca-
pacidad de resiliencia necesaria para reponerse y superar la adversidad.
Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático (IPCC), 2014, p. 5
Adaptación del glosario de términos fundamentales 
< Figura 30. La construcción de tanques de ferroce-
mento para el almacenamiento de agua-lluvia es 
una buena alternativa para amortiguar la escasez 
de las precipitaciones ocasionada por el fenóme-
no del cambio climático.
 Fotografía de Jessica Ramos.
32
Capítulo I
32
33
“Yo produzco y vendo mis cosechas, pero necesito agua para que crezcan. La cosecha 
que produce mi huerto me ayuda a tener qué comer sanamente, y el no tener huerto se 
refleja�en�mi�economía”. 
Horticultor de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an
En el año 2016 se llevaron a cabo talleres de Diagnóstico Participativo de la problemática 
del agua para el riego de hortalizas orgánicas, en los cuales participaron 40 horticultoras y 
14 horticultores de la Escuela de Agroecología de Maní, Mayapán y Mama, como parte del 
Proyecto piloto para la recuperación de la tradición maya de colecta de agua de lluvia para 
el riego de hortalizas orgánicas.26 Ellas y ellos expresaron las dificultades que tenían para 
humedecer sus cultivos ante el incremento de las temperaturas, la severidad de las sequías, 
la incertidumbre en la caída de las lluvias y la capacidad limitada de la red de agua entuba-
da en las comunidades, junto con la pérdida de la ancestral costumbre de colecta de lluvia 
y la creciente contaminacióndel agua subterránea. Los resultados de los talleres coinci-
dieron en varios puntos de la problemática del agua con los obtenidos en el Foro regional 
de oídos abiertos a la problemática del solar maya: Ko’one’ex tzikbal yóo’lal u t’aankabil 
k-otoch, organizado por el Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya del Estado de 
Yucatán (INDEMAYA) y el Centro Regional Universitario Península de Yucatán (CRUPY) de 
la Universidad Autónoma Chapingo, en el que participaron representantes de varias zonas 
de Yucatán.27 A pesar de que este foro fue realizado con diez años de anterioridad, la coin-
cidencia de resultados evidencia la falta de atención a estas dificultades por parte de las 
instancias gubernamentales correspondientes y también del sector social, a pesar de que 
Reflexiones de horticultoras y 
horticultores mayas del sur de Yucatán 
sobre los problemas para contar con agua 
en la cantidad y calidad necesarias para 
regar sus cultivos
< Figura 31. Cultivo de hortalizas orgánicas. 
 Fotografía de Lucero Ek. 
hortiCultores y hortiCultorAs, Escuela de Agroecología de Maní, Mayapán y Mama26;
MóniCA Chávez, Unidad de Ciencias Sociales-CIR; 
MA. teresA MunGuíA, jessiCA rAMos y riCArDo rejón, Comunicación Social, Facultad de Ciencias Antropológicas; 
Universidad Autónoma de Yucatán
3434
Capítulo II
limitan en gran medida las actividades básicas y el potencial de producción agropecuaria 
en los solares de las comunidades yucatecas, entre otras cosas. 
En los talleres de 2016, los grupos de Maní, Mayapán y Mama expresaron sus percepciones 
en torno a las rutas por las que transita el agua empleada de manera cotidiana para el uso y 
consumo humano y agropecuario. Como podemos observar en las ilustraciones realizadas 
por género en los talleres de Diagnóstico Participativo que se presentan en el cuadro de la 
figura 33, las mujeres dibujaron el ciclo del agua y su integración en los procesos de uso, 
abastecimiento y acciones realizadas por ellas en el solar, mientras que los hombres anali-
zaron principalmente su relación con el agua en las unidades productivas de sus parcelas y 
en la provisión de servicios externos. Así, los resultados obtenidos con perspectiva de gé-
nero, aun cuando la participación fue mayoritariamente femenina, les permitió reflexionar 
de una manera complementaria e integral los temas de acceso, abastecimiento, empleo y 
cuidado del agua para analizar los principales problemas y sus soluciones.
En las tres comunidades se diseñaron árboles en los que se representaron los problemas 
en su tronco, las causas que los originaron en sus raíces y los efectos en sus ramas o copas, 
pues este tipo de dinámicas son importantes medios para analizar y comprender de mane-
ra gráfica y en grupo las dificultades que se presentan, a fin de darles solución de la mejor 
manera posible y con la participación colectiva.
> Figura 32. Talleres de Diagnóstico Participativo. 
 Fotografía de Ana Navarro.
35
Capítulo II
MUJERES HOMBRES
Visión productiva y de servicios Visión productiva y de servicios
M
AY
A
PÁ
N
Visión integral de la ruta del agua Visión productiva y de servicios
M
A
M
A
Visión integral de la ruta del agua Visión productiva 
M
A
N
Í
Figura 33. Ciclo del agua y su integración en los procesos de abastecimiento, 
uso, empleo y cuidado en ilustraciones elaboradas por género en los talleres 
de Diagnóstico Participativo en Maní, Mayapán y Mama, Yucatán.
3636
Capítulo II
< Figura 34. Árbol de problemas de acceso al agua para el riego de hortalizas en Maní, Mayapán y 
Mama. 
 Ilustración elaborada por los promotores de las comunidades. 
37
Capítulo II
Los resultados de los talleres los veremos sintetizados en el siguiente cuadro:
Figura 35. Principales problemas para contar con agua de calidad para 
horticultoras y horticultores de tres comunidades del sur de Yucatán.
MANÍ MAMA MAYAPÁN
Pérdida de conciencia Mala infraestructura Agua clorada 
Mala distribución Falta de acuerdos comunita-rios Escasez de agua 
Contaminación del agua del 
subsuelo
Personas con bombas de 
agua acaparan el agua. Sequía
Agua clorada Problemas políticos No se recolecta el agua- lluvia
Llueve atrasado Algunas personas no tienen pozos
No se componen las fugas de 
agua
Falta de información Falta de agua Las empresas porcícolas conta-minan los pozos
Robo y deterioro de maqui-
naria Mala distribución Agua de pozo sucia
 Agua clorada
 Fugas en las tuberías 
3838
Capítulo II
La intensidad de las sequías y la insuficiencia en infraestructura 
de la Junta de Agua Potable
<
 Figura 36. Árbol de problemas causados por la sequía.
 Ilustración elaborada por horticultores y horticultoras de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an.
39
Capítulo II
En los análisis grupales sobre la problemática del agua en las comunidades de Maní, Maya-
pán y Mama se recordó que hasta hace algunos años sus habitantes colectaban agua-lluvia 
en recipientes para beber, lavar y regar los cultivos, cocinar, criar a los animales de patio y a 
las abejas, entre otros usos. Sin embargo, la llegada del agua entubada a las comunidades 
hizo que se olvidaran de esta costumbre, sin tomar en cuenta las limitaciones del sistema 
de abastecimiento de la red de agua potable que, junto con el incremento del calor, la in-
tensidad de las sequías y la disminución de las lluvias, han dado como resultado frecuentes 
faltantes de agua para cubrir las necesidades diarias.
A continuación veremos algunos de los comentarios emitidos por las horticultoras y horticul-
tores en los talleres de Diagnóstico Participativo:
< Figura 37. Cuando no hay suficiente agua en los al-
macenes de la Junta de Agua Potable y Alcantari-
llado de Yucatán (JAPAY) los Ayuntamientos llevan 
pipas con agua para verter en recipientes, pero a 
veces se atrasan y eso es un gran problema.
 Ilustración de Mónica Chávez basada en una foto-
grafía del Diario de Yucatán.28
Falta de opciones eficientes ante la ausencia de agua en la Junta 
de Agua Potable durante las sequías
En los meses de sequía de abril y mayo es cuando hay más escasez de agua, principalmen-
te cuando se descompone la maquinaria de la Junta de Agua Potable o se va la luz, de tal 
manera que numerosas personas carecen de agua, o se atrasa el abastecimiento.
< Figura 38. La JAPAY perforó pozos y reparten el 
agua a la población por medio de tuberías, pero 
en ocasiones se altera el abastecimiento cuando 
no hay luz, se descompone la maquinaria y tam-
bién hay personas que dañan la infraestructura 
hidráulica.
 Ilustración Mónica Chávez basada en una fotogra-
fía de MMG, tomada del Blog del Arux, publicada 
por Bernardo Caamal.29
4040
Capítulo II
Distribución desigual del agua en las comunidades
La entrada del agua de la Junta de Agua potable a los terrenos no tiene la presión nece-
saria para llegar a los hogares de la periferia, ni a la mayoría de los traspatios, entonces se 
vuelve muy complicado regar los sembradíos y darles agua a los animales. 
<
Figura 39. Árbol de problemas que impiden una adecuada distribución del agua.
 Ilustración elaborada por horticultores y horticultoras de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an. 
41
Capítulo II
< Figura 40. A los hogares cer-
canos a las bombas de agua 
potable les llega bien el líquido, 
pero los que están lejos casi 
no les llega porque el sistema 
no tiene suficiente presión. Los 
que viven retirados del centro 
sufren más y algunos no tienen 
toma de agua y deben invertir 
tiempo, esfuerzo y dinero para 
conseguir el agua y transportar-
la hasta sus casas.
 Ilustración de Mónica Chávez 
basada en una fotografía de 
MMG. Imagen tomada del Blog 
del Arux, publicado por Bernar-
do Caamal.
Incluso hay familias que no les llega el agua por la falta de infraestructura hidráulica y tie-
nen que acarrearla grandes distancias, o pagar para que se la lleven; mientras que las res-
tricciones en la cantidad y los horarios de distribución del líquido a lo largo del día afectaa muchos hogares, pues hay que estar disponibles cuando se libera para almacenarla en 
cubetas y tambos.
Otro problema es que hay personas que tienen pozos, cisternas y bombas eléctricas para 
atraer el agua a sus terrenos y la acaparan. Al contar con ella en abundancia, algunos no la 
valoran y otros hasta dejan abiertas sus llaves y la desperdician, mientras que sus vecinos 
y las familias que viven más lejos de los suministros de agua no tienen o no cuentan con la 
suficiente para regar las plantas y darles de beber a los animales en sus solares. 
< Figura 41. La presión del agua 
de la tubería no es suficiente 
para llegar a los solares donde 
se encuentran nuestros cultivos 
y animales.
 Fotografía de Lucero Ek.
4242
Capítulo II
< Figura 42. Una persona se en-
carga de arrancar la máquina 
de la JAPAY en horarios y can-
tidades restringidos para los 
usuarios.
 Fotografía de Karla Puch.
< Figura 43. Algunas personas tie-
nen bombas que jalan el agua 
a sus casas y limitan el líquido a 
sus vecinos.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
43
Capítulo II
El exceso de cloro en el agua potable que afecta los sembradíos
<
Figura 44. Árbol de problemas del agua clorada.
 Ilustración elaborada por horticultores y horticultoras de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an. 
4444
Capítulo II
El riego de los cultivos de los solares se hace en general con la que proporciona la JAPAY, 
pues pocas personas cuentan con pozos. Principalmente lo hacen las mujeres, pero siem-
pre es un problema porque el agua que se utiliza está clorada para prevenir la generación 
de mosquitos y para matar los microbios y bacterias causantes de varias enfermedades. 
Les pedimos a las autoridades que disminuyan el cloro, pero nos dicen que son órdenes 
superiores y deben obedecerlas. Para regar nuestras hortalizas con el agua de la llave de la 
JAPAY tenemos que dejar que repose en almacenes durante 20 horas, aproximadamente.
< Figura 45. El cloro que se le 
aplica al agua potable para 
matar a los microbios daña los 
cultivos, los amarilla.
 Fotografía de Lucero Ek.
< Figura 46. Para utilizar el agua 
potable en el riego de hortali-
zas se debe dejar descansar 20 
horas, aproximadamente, para 
que se evapore el cloro y eso 
implica un paso más de trabajo.
 Fotografía de Karla Puch. 
45
Capítulo II
El desperdicio del agua y la falta de conciencia de las personas 
que no la valoran
< Figura 47. Las fugas en las tomas de agua de las 
casas pueden permanecer mucho tiempo sin ser 
reparadas por sus dueños y las de la calle también 
pueden tardar en ser arregladas por los encarga-
dos de la red de agua potable.
 Fotografía de Carlos Alcérreca.
La facilidad con la que se obtiene el agua con sólo abrir la llave y la falta de información 
y conciencia de su valor han hecho que muchas personas la desperdicien. Otras más son 
indiferentes, riegan de manera descuidada, no corrigen a los niños cuando la tiran o dejan 
abierta la llave, y no se preocupan por reparar las instalaciones que tienen alguna fuga. En 
ocasiones es por falta de recursos económicos, pero la mayoría de las veces es por indife-
rencia, y algunas personas dañan la infraestructura hidráulica porque no existen reglamen-
tos y sanciones para quienes afectan las instalaciones o derraman el agua.
También hay malestar en las comunidades por la negligencia de los trabajadores asignados 
para reparar las fugas. “Se les avisa, van y componen la tubería, pero a veces no lo hacen 
bien. Tienes que estar atrás de ellos. Les dices: ¿Puedes venir a ver?, ¿puedes repararla? 
Sí, sí, al rato, mañana. Y a veces pasan hasta meses y no vienen. Se encharca” (Horticultor 
de Maní).
Hay que reconocer que la falta de pagos por el servicio del agua a las casas limita el mante-
nimiento y la reparación de las fugas por parte de la Junta de Agua Potable, pues muchas 
personas no pagan su recibo o realizan pagos mínimos. 
Tampoco faltan los vecinos que a pesar de que no están utilizando el agua dejan abiertas 
las llaves, pues no están informados del problema que tienen otras familias para acceder 
al agua y no saben cómo cuidarla, o simplemente no les importa lo que ocurra con los de-
más habitantes de la comunidad. Antes se medían porque tenías que cargarla para llevarla 
desde el pozo hasta tu casa, en cambio ahora sólo abres la llave y tienes agua en donde 
quieres.
4646
Capítulo II
< Figura 49. Antes se cuidaba el agua porque había que acarrearla a las casas, pero ahora a muchas personas 
no les importa que se desperdicie.
 Figura de Tony Peraza.
<
 Figura 48. El Ayuntamiento repara algunas fugas, pero no siempre con buenos resultados y no invierten más 
porque nosotros no damos cuota de mantenimiento. Estamos mal acostumbrados. 
 Anuncio de la JAPAY publicado el 21 de diciembre del 2016 en El Sureste Informa.30
47
Capítulo II
La contaminación de las venas de agua bajo la tierra 
Antes de que llegara el agua potable a las casas, se utilizaban los pozos. En cada barrio 
había uno y de ahí se sacaba el agua. Cuando llegó el agua entubada las personas los sella-
ron o los contaminaron al llenarlos con basura, al igual que los cenotes, y algunos hasta los 
usaron y los siguen usando como sumideros. También los desechos que vierten las granjas 
porcícolas contaminan las aguas subterráneas, afectan nuestros cultivos al regar con ellas, 
y ya no podemos beber de cualquier pozo o cenote. 
< < Figura 50 a) Las aguas de las 
granjas de los cerdos sin el 
tratamiento adecuado; b) las 
aguas negras que dirigimos 
a los pozos o cenotes; y c) la 
basura que tiramos en ellos 
llega a las venas de agua 
con sus microbios y químicos 
dañinos, y esa es el agua que 
bebemos y empleamos para 
regar nuestros cultivos.
 Ilustraciones de Tony Peraza.
< Figura 51. Los pesticidas y her-
bicidas también contaminan el 
agua y los cultivos y perjudican 
nuestra salud. Algunos de ellos 
son la causa de graves enferme-
dades.
 Ilustración de Tony Peraza.
Los químicos que se utilizan para combatir a las plagas y las malezas de los cultivos se van 
a las venas de agua y también las contaminan, y es muy peligroso para nuestra salud.
a b
c
4848
Capítulo II
El corte de árboles y el incremento del calor
La tumba de árboles afuera de nuestras comunidades se ha acelerado y eso ayuda a que 
aumente el calor cada año, pues se pierden los árboles que nos dan frescura.
<
 Figura 52. Se están cortando muchos árboles y por eso aumenta el calor en nuestras comunidades.
 Ilustración de Tony Peraza.
La falta de atención de las quejas y sugerencias por parte de las 
autoridades para la distribución adecuada del agua
El comité municipal toma decisiones respecto al servicio de agua en los hogares, pero no 
siempre lo hacen de acuerdo con las necesidades y sugerencias de los habitantes de la 
comunidad. Se supone que cada área del comité debe cuidar las actividades que le co-
rresponden en el proceso de distribución del agua para que llegue el líquido a todos sus 
habitantes, para mantener las instalaciones en buen estado y componer las fugas, pero no 
siempre lo hacen de manera adecuada, ni en el momento oportuno.
< Figura 53. Las autoridades con 
frecuencia desatienden las 
sugerencias y reclamaciones 
para un mejor servicio del agua, 
sobre todo si eres mujer, las 
personas del Ayuntamiento ni 
te toman en cuenta. 
 Fotografía de Lucero Ek.
49
Capítulo II
La ausencia de acuerdos comunitarios
El desánimo, la indiferencia, la falta de compromisos, la actitud negativa, los pleitos entre 
vecinos y el desconocimiento de los problemas y sus posibles soluciones, han impedido 
darle seguimiento y hacer cumplir las propuestas hechas por nosotros y las instituciones 
gubernamentales para mejorar el servicio del agua en todas las casas.
<
 Figura 54. Árbol de problemas por la falta de acuerdos entre los habitantes de las poblaciones porque tie-
nen diferentes maneras de pensar, pertenecen a diferentes partidos o religionesy eso ocasiona que no se 
unan esfuerzos para el bien común.
 Ilustración elaborada por horticultores y horticultoras de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an.
5050
Capítulo II
La falta de Acuerdos comunitarios, es decir de arreglos para unir esfuerzos y solucionar 
nuestros problemas, como el del agua, ha sido una gran limitante. Pensamos que deben re-
solverlos las administraciones municipales, del estado y del gobierno federal, porque ellos 
son los encargados. Se nos olvida que el trabajo comunitario o mul meyah, fue una de las 
grandes fortalezas de nuestros abuelos y abuelas mayas para obtener beneficios comunes, 
y sin embargo ha perdido vigor con el tiempo para darle paso al pensamiento individualis-
ta. El gobierno también ha hecho esfuerzos para terminar con los problemas del agua, pero 
debido a que la comunidad no participa de manera conjunta los proyectos no tienen éxito. 
<
 Figura 55. El trabajo comunitario o mul meyah practicado por los abuelos y abuelas mayas es una valiosa 
estrategia para solucionar nuestros problemas con la ayuda de familiares y vecinos. Sin embargo ha per-
dido fuerza para dar paso al individualismo. También falta unir nuestros esfuerzos con las autoridades del 
gobierno.
 Fotografía de Mónica Chávez.
51
Capítulo II
El olvido de las tradiciones y los conocimientos de nuestros 
antepasados de cosechar agua para las sequías
Se han dejado a un lado muchos de los conocimientos de nuestros abuelos y abuelas de 
gran utilidad, como la cosecha de lluvia de temporada que puede ser empleada en las 
épocas de escasez. La facilidad con la que se accede al agua con sólo abrir una llave y la pe-
reza también han hecho que disminuya la tradición de colecta de lluvia en nuestras casas, 
a pesar de la adversidad de las sequías y la deficiencia de los sistemas de agua entubada.
Debemos tomar en cuenta que por la falta de agua en las secas tenemos pérdida de cul-
tivos y baja producción, lo que genera pobreza, desnutrición y una baja calidad de vida. 
Muchas personas han salido de nuestras comunidades para trabajar en cosas diferentes 
al cultivo de hortalizas y hasta migrado a lugares lejanos -a pesar de que es una buena 
alternativa para alimentar a nuestras familias y para obtener ganancias económicas con su 
venta- por la falta de agua en sus solares y el olvido de las alternativas que nos ofrece la 
cosecha de agua-lluvia.
<
 Figura 56. Se ha abandonado la útil cosecha de agua-lluvia para tener el agua que nos falta en las secas. 
Mucha gente ha migrado a otros lugares para trabajar en otras cosas porque no pueden sembrar las horta-
lizas en sus solares por la falta del agua necesaria. 
 Fotografía de Lucero Ek.
5252
Capítulo II
¿Qué podemos hacer para resolver los problemas del agua en 
nuestras comunidades?
Al analizar en grupo las causas de nuestros problemas para contar con agua suficiente y de 
calidad, y las formas de solucionarlos llegamos a la conclusión de que la organización y la 
unión de esfuerzos es lo que nos permitirá tener mayores éxitos en éste y otros retos que 
enfrentamos. Por eso es tan importante que logremos los Acuerdos Comunitarios necesa-
rios, trabajemos de manera solidaria y nos ayudemos unos a otros.
La comunidad es muy variada en formas de pensar, partidos políticos y religiones, pero 
debemos ser tolerantes y unir a familiares y vecinos para tomar decisiones que nos conven-
gan a todos. Es importante organizarnos, tener una mejor comunicación, lograr acuerdos y 
llevar nuestras quejas y propuestas a las autoridades municipales. 
En grupo es más fácil pedir mejoras en las condiciones del servicio del agua y dar segui-
miento a las acciones de los servidores públicos. Si participamos en lo que esté a nuestro 
alcance, empezando por hacer un esfuerzo por pagar una cuota adecuada y a tiempo, es 
posible exigirles más a las autoridades para que mejoren su trabajo y atiendan de manera 
respetuosa tanto a los hombres como a las mujeres que nos representan. Por ejemplo, 
podemos solicitar capacitación para que los encargados del sistema del agua entubada 
manejen bien las bombas, apliquen al agua sólo el cloro necesario para evitar enferme-
dades y atiendan las fugas que nosotros no podemos arreglar, lo más pronto posible y de 
manera adecuada. Además de extender la red de agua a todas las familias que viven en 
la periferia de las comunidades y con la presión adecuada, entre otras cosas que mejoren 
nuestra calidad de vida.
< Figura 57. Talleres de Diagnósti-
co participativo.
 Fotografía de Alejandra Brito.
53
Capítulo II
<
 Figura 58. Cuadro sintético sobre la pérdida de conciencia. Necesitamos tomar conciencia del nuevo valor 
del agua y enseñarlo a nuestros hijos con las alternativas que tenemos para aprovecharla y cuidarla de la 
mejor manera posible, al organizarnos en grupos y trabajar con las autoridades.
 Ilustración elaborada por horticultores y horticultoras de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an.
< Figura 59. Es importante regresar al trabajo 
comunitario solidario que beneficie a los gru-
pos organizados para tener una mejor calidad 
de agua y de vida en general, con represen-
tantes mujeres y hombres que sean atendidos 
por las autoridades de manera respetuosa e 
igualitaria.
 Fotografía de Ricardo Rejón.
5454
Capítulo II
< Figura 60. Las autoridades les 
deben enseñar a manejar y 
reparar las instalaciones a los 
responsables de la red hidráu-
lica, pues se requiere de mano 
de obra especializada.
 Fotografía de Lucero Ek.
<
 Figura 61. Es importante reconocer que la respon-
sabilidad para solucionar los problemas del agua 
es de todos y no sólo de las autoridades. No de-
bemos esperar que vengan a reparar las fugas que 
podemos solucionar nosotros, y comprometernos 
a realizar el pago periódico de acuerdo con el 
estudio de las posibilidades de las comunidades, 
así como cuidarla para pagar menos.
 Ilustración de Mónica Chávez basada en una foto-
grafía de Reporteros hoy.31
<
 Figura 62. Cada familia puede participar para 
conservar el agua, concientizar a los niños sobre 
su importancia y usarla sólo para lo necesario. Un 
Consejo de Vigilancia Comunitaria, como se hace 
en las parcelas, puede ser de gran utilidad para 
evitar su derroche.
 Fotografía de Riger Mejía.
55
Capítulo II
Sería un gran avance crear un Consejo de Vigilancia en la comunidad, como el que trabaja 
en las parcelas, para rectificar que se cuide el agua, que no se dejen mangueras abiertas 
o que haya fugas, con multas a quienes tiren el líquido, de acuerdo con un reglamento. Si 
nos ponemos de acuerdo y formamos un grupo en nuestro sector o nuestro barrio seremos 
un ejemplo. Así poco a poco los vecinos se van a dar cuenta de que estamos mejorando 
nuestra provisión de agua, y si ven que un grupo lo está haciendo con buenos resultados 
se pueden animar más personas a hacerlo. 
También sería bueno dejar de dirigir las aguas negras de nuestras casas, de nuestros ani-
males o las de los negocios a los cenotes y pozos, y evitar los químicos agrícolas porque 
son nocivos para la salud de los seres humanos; por eso es mejor utilizar los abonos, in-
secticidas y repelentes orgánicos, como excelentes opciones para obtener alimentos más 
sanos, nutritivos y con mejores sabores. En la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an ense-
ñan a las familias a sembrar sus propios vegetales sin dañar nuestra salud, muestran cómo 
elaborar insecticidas y fertilizantes naturales como alternativas para no usar agroquímicos, 
y obtener alimentos más sanos, nutritivos y con mejores sabores.
Regresar a la cosecha de agua-lluvia en la temporada de precipitaciones es una manera 
de disminuir los efectos de las sequías para no suspender la siembra de nuestros cultivos, 
y también para evitar el cloro del agua de las tuberías que los daña. Podemos hacerlo en 
tambores y cubetas, o mejor aún, construir grandes almacenes que puedan brindarnos el 
agua necesaria en los peores meses de carencia de agua. 
Enel siguiente apartado veremos los materiales, los pasos a seguir y las recomendaciones 
para elaborar un tanque de ferrocemento de gran capacidad.
<
 Figura 63. Planta de tabaco. Existen alternativas 
para emplear insecticidas naturales que no dañan 
nuestra salud, ni la de los animales, como el taba-
co, entre otras opciones para evitar el empleo de 
agroquímicos, algunos causantes de graves enfer-
medades. La Escuela de Agroecología U Yits Ka’an 
enseña cómo hacerlo.
 Fotografía de la CONABIO.
<
 Figura 64. La construcción de almacenes de fe-
rrocemento es una buena opción para almacenar 
grandes cantidades de agua durante la temporada 
de lluvias y regar nuestros cultivos durante las se-
quías.
 Fotografía de Ricardo Rejón. 
5656
Capítulo II
<
Ilustración de Tony Peraza
57
Guía para la construcción de un almacén 
de ferrocemento de gran capacidad y 
recomendaciones para hacer más eficiente 
la cosecha de agua-lluvia
 Moisés Dzul, AtilAno CebAllos, eMilio torres, niColás CAstillo, JuAn CArlos Poot,
Escuela de Agroecología U Yits Ka’an;
JuliA PACheCo, MAriel oJeDA y MAnuel CAnto, Facultad de Ingeniería;
ADrián ContrerAs, MelissA rAMírez y VíCtor estrellA, Facultad de Arquitectura;
MóniCA CháVez, AnA DuArte, Miguel güéMez, Unidad de Ciencias Sociales-CIR;
riger MeJíA, JessiCA rAMos, riCArDo reJón, Comunicación Social, Facultad de Ciencias Antropológicas,
Universidad Autónoma de Yucatán32
Hoy en día existen alterna-
tivas que nos permiten se-
guir, de manera más fácil, 
la antigua tradición maya 
de colecta de agua-lluvia 
al utilizar los avances de la 
tecnología para regar nues-
tras hortalizas. Un almacén 
de ferrocemento (Figura 66) 
nos permite hacerlo al cose-
char las precipitaciones que 
caen en los techos de las 
casas u otras superficies de 
captación durante la tem-
porada de lluvias, y dirigirla 
al interior del tanque a tra-
vés de tuberías, para así al-
macenarla y contar con ella 
en las sequías, que en luga-
res como Yucatán son cada 
vez más severas, y donde la 
caída de las precipitaciones 
se torna más impredecible.
< Página opuesta
 Figura 65. Un descanso después de la jornada de trabajo.
 Fotografía de Lucero Ek.
<
Figura 66. Taller de elaboración de aljibes con horticultores.
 Fotografía de Mónica Chávez.
Capítulo III
5858
¿Qué es un almacén de 
ferrocemento?
Un almacén de ferrocemento es una cons-
trucción resistente y duradera de concreto, 
es decir, de cemento, arena y grava, de es-
pesor delgado y reforzado con malla, ade-
más de alambrón en los tanques de gran 
capacidad (Figuras 67 y 68).
Tomamos como base un huerto de 4 x 10 m, 
es decir, 40 m2, con 5 eras, de la Escuela 
de Agroecología U Yits Ka’an en Maní, que 
puede ser regado con 24,000 litros durante 
los 120 días más severos de las sequías yu-
catecas, que van de febrero a mayo, apro-
ximadamente, si controlamos el gasto de 
agua y usamos 200 litros diarios, como los 
que contiene el almacén negro que vemos 
en la parte superior derecha de la figura 69.
Para el caso de los solares mayas, si consi-
deramos un huerto de 25 m2 (5 x 5 m), la 
cantidad de 15,000 litros será suficiente 
para un riego de 125 litros/día durante los 
120 días más severos de las sequías yucate-
cas. Debido a que los techos pueden ser de 
huano, bloques o lámina, las superficies de 
los techos para la captación del agua de llu-
via serán de 20 m2 (4 x 5 m) para el huano en 
buen estado (sin fugas) y de 14 m2 (4 x 3.5 m) 
para bloques o lámina; esto debido a que 
los materiales tienen diferentes coeficientes 
de escorrentía, es decir, las porciones de la 
precipitación que se convierten en caudal 
para el almacén son diferentes (Figuras 70 
a-c).33
<
Figura 67. Almacén de ferrocemento.
 Fotografía de Riger Mejía.
< Figura 68. Plática con la comunidad acerca del 
almacén de agua de ferrocemento.
 Fotografía de Riger Mejía.
Capítulo III
59
<
Figura 69. Parcela de 40 m2 con 5 eras de la Escuela de Agroecología U Yits Ka’an en Maní.
 Fotografía de Riger Mejía.
<
 < Figuras 70 a-c. Techos de captación de agua-llu-
via de huano, cemento y block, y de madera y 
láminas de zinc.
 Fotografías de Riger Mejía.
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c
b
Capítulo III
6060
A continuación veremos cómo construir un almacén con una capacidad de almacenamien-
to de agua de 15,000 litros, aproximadamente.
¿Cómo construir un almacén de ferrocemento de 15,000 litros de 
capacidad?
<
Figura 71. Esquema del almacén. 
 Ilustración de Riger Mejía.
< Figura 72. Moisés Dzul, promo-
tor de la Escuela de Agroeco-
logía.
 Fotografía de Ricardo Rejón.
Hay que tomar en cuenta que la construcción de un tanque de ferrocemento se facilita con 
el trabajo colectivo. Podemos organizarnos entre familiares, amigos y vecinos, y designar 
cuál será el orden de las personas beneficiadas con el trabajo comunitario o mulmeyaj, 
como lo hacían nuestros abuelos y abuelas mayas. Es importante incluir dentro del equipo 
un maestro albañil, pues su experiencia en el manejo de los materiales y las herramientas 
puede orientar las labores de fabricación del almacén (Figuras 72 y 73 a-c).
Capítulo III
61
Elección del lugar de construcción del almacén
Es importante elegir con cuidado un espacio plano y firme para la construcción del alma-
cén en nuestro terreno. Debe ser un área de 5 m², aproximadamente, pues el diámetro del 
tanque es de aproximadamente 3.0 m, y es necesario tomar en cuenta el espacio para el 
tránsito de las personas y también para el mantenimiento del propio depósito. Por eso, es 
preferible ubicarlo en una esquina o en otro lugar donde no estorbe nuestras actividades, y 
considerar si la instalación de un almacén en ese lugar podría afectar los planes de amplia-
ción o modificación de las construcciones a futuro (Figura 74).
< < Figuras 73 a-c. Trabajo organizado comunitario 
o mulmeyaj.
 Fotografías de Jessica Ramos.
< Figura 74. Decisión cuidadosa 
del lugar que ocupará el tanque 
de agua-lluvia.
 Fotografía de Riger Mejía.
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c
b
Capítulo III
6262
Pasos para la construcción del almacén de ferrocemento
Para construir nuestro tanque de 2.10 m de altura, con diámetro de 3.0 m y capacidad apro-
ximada de 15,000 litros se deben seguir los siguientes pasos:
<
Figura 75. Nivelación del sitio de construcción.
 Fotografía de Ricardo Rejón.
Construir una base de cemento sobre la cual se eleve el tanque. El soporte 
deberá ser un poco más amplio que el almacén, pues hay que tomar en cuenta que 
la llave deberá quedar más arriba que los cultivos para que fluya el líquido. Puede 
medir 3.10 m de diámetro y tener una altura de alrededor de 10 cm, aproximada-
mente (Figura 76). 
<
Figura 76. Base de cemento para el tanque.
 Fotografía de Ricardo Rejón.
1
Nivelar el sitio de construcción. Es posible que el área que hayamos asignado para 
nuestro tanque de ferrocemento albergue piedras, plantas, o no tenga un nivel uni-
forme. Si es así, será necesario despejar y limpiar el piso, además de allanarlo y co-
rroborar el equilibrio con un nivelador para que el tanque no se fracture (Figura 75).
2
Capítulo III
63
Armar un cilindro de 3.0 m de diámetro con la malla electrosoldada y la tela 
de gallinero. Para mayor facilidad se pueden colocar las capas metálicas en el piso 
y reafirmar su enlace con alambre recocido, procurando que los hexágonos de las 
dos telas gallineras formen cruces al colocarse una frente a la otra, y enlazarlas con 
un amarrador (Figura 77). A esta tricapa se le debe unir otra más para conformar 
9.60 m de largo (9.40 m y 20 cm de pestaña o empalme), y cortar los 20 cm que 
sobran de la parte inferior de la malla (Figuras 78 a-d).
< Figura 77. Detalle 
para el armado 
del cilindro con la 
malla electrosol-
dada en medio de 
las dos telas de 
gallinero.
 Ilustración de Ma-
riana Estrella.
<
 Figuras 78 a-d. Proceso de unión de mallas.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
3
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d
Capítulo III
6464
Elaborar la estructura metálica del fondo y dela parte superior del almacén. 
Se debe armar con la malla y las telas un rectángulo que cubra la base del cilindro 
(Figura 79). El mismo procedimiento deberá seguirse para fabricar la estructura me-
tálica que soportará el techo del tanque, y que utilizaremos posteriormente en el 
paso 12. 
<
Figura 79. Estructura para el fondo del almacén.
 Fotografía de Ricardo Rejón.
Instalar el cilindro que tejimos y unimos con las mallas y las telas de gallinero 
en la base (Figuras 80 a y b).
<
 Figuras 80 a y b. Instalación del contorno metálico del tanque.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
4
5
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Capítulo III
65
Aplicar el firme de 10 cm de espesor en la base del tanque. Se debe preparar 
esta capa con la mezcla de un bulto de cemento por cuatro de arena y 4 de gravilla 
o granzón para extenderla y pulirla en la base (Figuras 81 a-d). 
<
Figuras 81 a-d. Aplicación del firme y cerrado del cilindro.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
Cerrado del cilindro, instalación del cople y recorte de las orillas sobrantes de 
la base. Unimos las mallas y telas de gallinero del cilindro con alambre recocido, 
recortamos los excedentes de la malla, y hacemos un orificio a nivel del firme para 
introducir el tubo por donde saldrá el agua del tanque que será fijado por la mez-
cla de cemento que se aplicará más tarde (Figuras 82 a y b). 
<
Figuras 82 a y b. Cerrado del cilindro, recorte de los sobrantes de las telas e instalación del cople.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
6
7
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Capítulo III
6666
Instalar el molde de triplay. Colocar las láminas de madera dentro del cilin-
dro y perforar en varios sitios para sujetarlas con alambre. Para ello, una persona 
se meterá con escaleras y otra hará los amarres en el exterior (Figuras 83 a-d).
8
9
<
Figuras 83 a-d. Armado del molde de triplay.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
Aplicar la mezcla de cemento y arena. Es recomendable hacer el procedimiento 
muy temprano para que el secado del cemento sea parejo y así evitar las cuartea-
duras. Se debe iniciar por el exterior del cilindro al aplicar una mezcla de un bulto 
de cemento por 4 botes de arena, para obtener un grosor de 3 cm, con repellado 
o acabado fino de 1 cm más (el total del grosor de las paredes con la aplicación 
del cemento del interior y del exterior deberá ser de 6 cm) (Figuras 84 a y b). Es 
importante mantener húmedo el cemento por una noche.
<
Figuras 84 a y b. Aplicación de la mezcla en el exterior del cilindro.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
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ba
Capítulo III
67
Reforzar el tanque con alambrón para que la presión del agua no rompa las 
paredes. Cortamos las cintas a la medida del tanque de manera transversal con 
algunos centímetros más que permitan enlazar sus puntas y fijarlas al cilindro fir-
memente para que no se caigan. Agregamos otras transversales que serán unidas 
a las primeras con alambrón (Figuras 85 a y b).
10
<
Figuras 85 a y b. Reforzamiento del almacén con alambrón.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
b
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Capítulo III
6868
Aplicar otra capa de mezcla en el exterior, aplanar las paredes y cortar las 
puntas de la malla y las telas de gallinero que sobrepasen los 2.10 m de altura 
(Figuras 86 a y b).
11
<
Figuras 86 a y b. Aplicación de otra capa de mezcla, aplanado y corte de puntas.
 Fotografías de Ricardo Rejón.
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Capítulo III
69
Elaborar la estructura metálica del techo. Cortar y colocar dos varillas horizon-
tales y dos verticales. Las amarramos y fijamos con alambre recocido con un anillo 
de alambrón en el centro (Figura 87). Colocamos encima la tricapa metálica que 
elaboramos anteriormente y la cortamos a la medida del cilindro (ver paso 4).
<
 Figura 87. Armado del esqueleto metálico del techo.
 Ilustración de Riger Mejía.
12
13
Retirar el triplay. Quitamos el molde de madera de las paredes del cilindro con 
unas pinzas (Figura 88).
<
Figura 88. Retiro del triplay y acabado del interior del almacén.
 Fotografías de Jessica Ramos.
Capítulo III
7070
Aplicar la mezcla de cemento en el interior del cilindro, aplanar y repellar fino. 
Aplicamos la mezcla de cemento y arena en las paredes, aproximadamente con 
profundidad de un centímetro, y repellamos con otro centímetro de fino (recorde-
mos que las paredes deberán tener 6 cm de grosor con la aplicación del material 
por dentro y por fuera del tanque: ver paso 4). La arena deberá cernirse con una 
criba especial para labores de construcción o con una malla plástica de mosquitero 
(Figuras 89 a y b).
14
< Figuras 89 a y b. Cernido de la arena para la elaboración de la mezcla fina, y aplicación en el inte-
rior del tanque.
 Fotografías de Jessica Ramos.
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Capítulo III
71
Preparativos para aplicar el cemento del techo. Colocar debajo del esqueleto me-
tálico del techo el triplay, e instalar en el centro una columna de madera o polín, que 
detenga el techo en construcción de manera provisional (cimbra) (Figura 9 a). Realiza-
mos los cortes necesarios en la tricapa de mallas de metal para colocar 1) el perfil de 
la tapa de la cisterna; 2) en el centro el PVC que introducirá al tanque el agua-lluvia 
captada en el techo; y 3) el respiradero con una pequeña manguera y malla metáli-
ca en la base para que no pasen al almacén basuras o mosquitos (Figuras 90 a y b).
15
<
 Figuras 90. a) Triplay con la tricapa metálica a recortar. b) Vista de los recortes que se tienen que hacer para 
colocar: el PVC de acceso del agua colectada al almacén; la tapa de acceso al interior; y el respirade ro con 
la malla en la base que evite la entrada de moscos y basuras.
 Fotografía de Ricardo Rejón.
 Ilustración de Riger Mejía.
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Capítulo III
7272
Colado del techo. Amarrar en la periferia del cilindro un anillo de triplay que evite 
la caída de la mezcla. Aplicar la mezcla con la misma proporción de arena y cemen-
to preparada para las paredes del almacén para obtener el mismo grosor. Después 
del fraguado, aplicar el recubrimiento con una capa más fina con arena cernida 
(repellado). Tallar de nuevo por dentro, y también cerca del techo para evitar el 
verdín y facilitar su lavado (Figuras 91 a-c). Los últimos retoques del piso del tanque 
se pueden hacer con la ayuda de un columpio amarrado a las varillas del techo.
16
<
 Figuras 91 a-c. Aplicación del colado del techo para después repellar fino. Colocación del PVC de 
entrada del agua y del respiradero con la malla en la base del orificio.
 Fotografías de Mónica Chávez.
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* Es importante tomar en cuenta que al tercer día hay que humedecer toda la su-
perficie del tanque para evitar su fractura, y al día siguiente del fraguado se debe 
llenar con un poco de agua (40 cm de altura aproximadamente), pues nunca 
debe dejarse completamente vacío por mucho tiempo.
Capítulo III
73
Elaborar la tapa de la cisterna. Medir el perfil de la entrada del almacén y hacer un 
molde con maderas en donde se vaciará la mezcla de cemento y se le incorporará 
una agarradera. Una vez fraguado, colocarla en su lugar. También se puede incorpo-
rar una tapa de metal elaborada por un herrero (Figuras 92 a-c).
17
<
Figuras 92 a-c. Elaboración de la tapa y colocación en su lugar.
 Fotografías de Mónica Chávez.
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Capítulo III
7474
Últimos detalles para finalizar el almacén. Quitar la columna provisional (cimbra) 
que se encuentra dentro del tanque a partir de los ocho días de construcción y 
colocar la llave de salida del agua en el cople (Figura 93).
18
19
Conectar con la tubería del techo de captación de lluvia. Pegar la “T” de PVC 
al tubo saliente del tanque. Se coloca la tapa del lado que no se va a utilizar y se 
conecta con la tubería que vendrá del techo donde colectaremos el agua-lluvia, 
con las medidas adecuadas para cada caso (Figura 94).
<
 Figura 94. Unión del tanque con la tubería de un techo de captación de lluvia de lámina de zinc y 
madera.
 Fotografía de Ricardo Rejón.
<
Figura 93. Quitar la cimbra del interior del tanque y colocar la llave.

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