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J. Brun Ros Como adquirir Prestigio E influencia Curso práctico en 12 lecciones Ediciones Paulinas EDICIONES PAU- « EN LATINOAMER.V, (Lengua España ARGENTINA BUV,NOS AIRE@S- Calla<) 325; COPDOBÁ' @2, Abril, 290; CORRIENTES: junír@, 956; LA TA: Calle 48 No 677. MENDIDZA- primitivo di, la Reta, 947; RESIS-TENCIA: ReP. Orienta' de' Buenos -Aires, 837 ROSARIO Uruguay, 178; BOLIVIA . Camacho, 319 LA PAZ' Avda «EDICIONES PAU. 1 EN LATINOAMER*, (Lengua Espaiíola),.,L ARGENTINA BUPNOS AIRES: Callao 325; CORDOBA- 2. Abril, 290; CORRIENTES-. Junír@, 956; LA PLA,, TA- Calle 48 No. 677. MENDOZA: Primitivo,dé, la Reta, 947; RESISTENCIA- Rep. Orienta¡ de¡ Uruguay, 178; ROSARIO-. Buenos 'Aires, 837@' BOLIVIA LA PAZ: Avda. Camacho, 319 COLOMBIA BARRANQUILLA: Cra.@41 No. 394J3; BOGOTA-.' Calle 17' No. 6-11; CUCUTA.- Calle 11 No.@ 4-10- MANIZALES: Cra. 23, No. 25-35; MEDE-. LLlk: Calle 59 (Cuba) No. 46-28; Santuario de LAS LAJAS (Nariño). CHILE SANTIAGO: Ave. Bernardo O'I-Iiggins, 1&26, Ca- silla Postal 3746; VALPARAISO. Pedro Montt, 1772, Casilla Postal 1892. ESTADOS UNIDOS MIAMI. 37 (Florida). Daughters of, St. Paul, 2700 Biscayne Blvd. MEXICO CIUDAD JUAREZ- Cerrada de¡ Teatro, 507; GUA- DALAJARA: Calle Independencia, 394; LEON, Pasaje Catedral, 145, MEXICO CITY. Paseo de la Reforma 8;.,MEXICO D. F..- Av. Francisca 1 Madero, 61-A; PUEBLA-. 2.Sur No. 306'. PERU LIMA: Pescadería 133,w apartado 982. VENEZUELA CARACAS. Plaza Candelaria, apartado 9034. MARACAIBO.- Calle 80 No. 3 Y -74. Entre Bella- vista y San Martín. - 2 Título original SEDUISEZ ET CAPTIVFZ Traducción de J. Guillermo Ramírez Visto e. F-. P. L. A., Mayo de 1965 PROPIEDAD RESERVADA impreso en la Pía Sociedad de San P.@. Usaquén, La Cita - BOGOTA (Colombia) BREVIARIO DE LA VIDA FELIZ Charles Almeras Mueb,o se.ha venido escribiendo desde la anti- güedld a erca del tema abordado en estas pági- 'e nas. @ Fsta obra procura llegar a la sensibilidad espiritual de las personas y suscita . la idea y el deseo de obrár'de manera distinta a cómo stt ha venido obrando y a arnarse más que antes, no solo a si sino también a los demás. .Un 1 ibro interesante que enseña aquello que convierte la vida en un espectáculo apasionante y los iñedios,@para tomar parte en él. 3 4 5 6 Prólogo La finalidad de este curso es enseñar a asegurarse la superioridad sobre la mayor parte de las personas mediante una seducción consciente, utilizando para con ellos todos los medios de influencia. Enseña a dirigir a los hombres y mujeres teniendo en cuenta el factor afectivo que corresponde a los intereses y sentimientos fundamentales de cada tipo de temperamento y de carácter. Se trata ante todo de adaptarse a las diferentes mentalidades y a las reacciones particulares de las personas para poder influir en ellas sin que se incomoden; porque ellas se oponen tanto cuanto más visible es el deseo de influencia. Para gobernar las voluntades es preciso descubrir las palancas de mando particulares de cada individuo y saber maniobrar estas de tal manera que se pueda ejercer la mayor influencia posible sobre las personas con quienes se está en relación. 7 Saber influenciar y gobernar a las personas, permite asegurarse su buena voluntad obtener la adhesión y el concurso ajeno, conquistarse las, personas cuyas aspiraciones concuerdan con las nuestras. Comprendiendo la naturaleza intima de cada ser humano y adaptándose a sus exigencias es como se pueden atraer las simpatías, formar amistades y crearse relaciones útiles. Se puede igualmente escoger con seguridad los colaboradores más aptos y aprovechar las personas: sacar el mejor partido de sus aptitudes, comprometer hombres y mujeres los más aptos en las tareas que se quieren confiar. La influencia síquica indirecta equivale a la seducción, que es moral y mental. Ella implica la cultura de la cortesía y de la sociabilidad, de la gracia en el porte y del dominio de sí --que consiste en dominar las presiones, sentimientos, pasiones, pensamientos-- a fin de desarrollar una personalidad atractiva e influyente. El sicomagnetismo es la influencia directa, inmediata, que una persona puede ejercer sobre otra por una especie de fascinación o encanto. Algunas personas poseen sin saberlo, 8 ésta facultad en alto grado; pero todos pueden adquirirla más o menos fácilmente. La parte física del encanto es indefinible e independiente de la belleza corporal; su parte síquica consiste en una irradiación cuya fuente lleva consigo optimismo, buen humor, altruismo, comprensión, generosidad de alma, humanismo, caridad y bondad para todo. La influencia síquica ejerce su poder con dulzura; mientras el sicomagnetismo tiende más que todo a ejercerlo con fuerza, especialmente por la fascinación de la mirada, de la cual no puede desprenderse la persona in fluenciada. En este estado de hipnosis ligera --o estado de encantamiento--, la voluntad de la persona se encuentra momentáneamente paralizada. Como consecuencia de la credulidad del subconsciente, privado de su guía, la persona está pronta a todos los fenómenos de sugestión que se desea provocar sin que ella lo sepa. El psicomagnetismo dominador se desarrolla por autosugestión y por ejercicios sicofísicos que tienen por fin impresionar y adiestrar a uno dirigiéndose a los sentidos antes de dirigirse al alma. Por medio del cultivo de las fuerzas que son la base del sicomagnetísmo, se pueden desarrollar en uno mismo facultades miste- 9 riosas: sugestión a distancia, lectura de pen- samiento, premonición, curación de turbaciones nerviosas, poder de inspirar y de conservar la amistad y el amor. . Las fuerzas acumuladas en el subconsciente pueden transformarse según nuestra voluntad si conocemos bien el mecanismo de estas transformaciones; pero no hay que dejar la iniciativa al subconsciente, porque estas fuerzas pueden volverse contra nosotros y dominarnos si no tenemos cuidado de dirigirlas por nosotros mismos. JB 10 Introducción Cada ser humano posee una manera propia de obrar sobre los demás y una manera propia de reaccionar a las influencias extrañas. La mayor parte de las personas no se someten fácilmente a la voluntad ajena cuando ella se expresa directamente para con ellos; discuten esta voluntad y expresan el deseo personal de hacer lo que les agrada. Los que aceptan fácilmente el dominio ajeno son poco numerosos. Por esto el arte de mandar y de hacerse obedecer, no consiste de manera especial en el ejercicio de una voluntad dominante. Sin descuidar los efectos directos del magnetismo personal, es más sencillo y más seguro influenciar y gobernar a los individuos por un camino apartado, empleando la palanca principal que los hace obrar y reaccionar en función de la dominante de su temperamento y de su carácter. La personalidad individual lleva consigo un encadenamiento de órganos sicofísicos que dependen unos de otros y que se transmiten 11 unos a otros el movimiento desencadenado por la palanca de mando; esta palanca acciona los rodajes del automatismo sicológico, que rige la mayor parte de los actos humanos. Nuestros pensamientos y actos resultan las más de las veces, de una sucesión de fenómenos sícológicos automáticos que encuentran su punto de partida -su impulsión- en una causa frecuentemente lejana o ínsignificante en apariencia pero cuya naturaleza constante nos caracteriza. Nosotros poseemos todos nuestro "conmutador síquico". Cuando es accionadoeste conmutador, voluntariamente o no, reaccionamos según nuestra naturaleza particular, de una manera que puede aparecer diversa pero que es en el fondo siempre la misma. El arte de Influir es el de encontrar las palancas de mando individuales del mecanismo sico-moral de un ser humano y saber manipular estas palancas. El arte de influír y de gobernar a los individuos es aplicable a cualquier sujeto sin distinción de sexo, edad o educación, Es accesible a quienquiera que posea el sentido de observación y espíritu de análisis. El arte de gobernar a los individuos somete las voluntades dominantes lo mismo que los caracteres maleables, llevándolos a obe- 12 decer, no solo a una dirección exterior visible, sino a un mecanismo interior inconsciente, accionado de manera discreta. Este arte exige primero el conocimiento del mecanismo sico-moral de aquellos a quienes se quiere influenciar o hacer reaccionar en un sentido determinado, y al mismo tiempo el conocimiento del órgano de mando de este mecanismo; el análisis sico-orgánico de los caracteres permite obtener este doble conocimiento. El análisis sícobiofísico individual proporciona un estudio detallado del temperamento fisiológico, del carácter, de las facultades intelectuales, del poder de voluntad, de las tendencias efectivas y pasionales, de los apetitos y de las necesidades materiales instintivas. La síntesis establecida después del análisis, define la personalidad compleja del sujeto -las influencias que predominan en su mecanismo sico-moral- y el tipo de temperamento a que él pertenece. Esta síntesis enseña la manera como el individuo tiende a obrar y a reaccionar en presencia de tal o cual situación o respecto a elementos exteriores con los cuales se encuentra en contacto. 13 Las mismas leyes que rigen el mecanismo, de nuestra influencia sobre los demás, presiden igualmente el mecanismo de las influencias que nosotros sufrimos. Se trata siempre de la acción -activa o pasiva- del conmutador individual al cual obedece automáticamente él mecanismo sico-moral. El dominio en el arte de influenciar y de gobernar a las personas atenúa las incompatibilidades del humor y previene los antagonismos, al dejarse cada cual "tomar por su lado débil" y al encontrarse feliz de ser tratado según su sensibilidad particular, como desea ser conducido, dirigido o mandado. Todo el arte de influír y de gobernar a los individuos consiste no solo en conocerse a sí mismo, sino también en conocer a los demás para no herir ni chocar a nadie, y conjugar los esfuerzos a pesar de las oposiciones inevitables de temperamento y carácter. El éxito en las relaciones familiares, sociales, en el comercio y en los negocios, exíge una doble condición: a) evitar que los demás nos perjudiquen b) hacerlos obrar de manera que nos sean útiles. Este doble fin puede ser alcanzado por un empleo juicioso de los diversos medios de influencia. La energía vibratoria de nuestro organismo irradia más allá de nuestras baterías nerviosas; ella crea una especie de "campo magnético" personal que obra en nuestro 14 alrededor y que se fortifica o debilita por acción recíproca. Las personas que desarrollan este magnetismo o que lo poseen por naturaleza, saben hacerse gratas a los demás: aplicando las leyes del sicomagnetismo, voluntariamente o por instinto, ejercen una influencia notoria sobre todos aquellos que los tratan. El sicomagnetismo individual puede cultivarse estudiando por qué medios se puede lograr el efecto, formar y conservar amisdes, influír en los demás por la mirada, la palabra y el gesto. Este magnetismo, instintivo o adquirido, gana las inteligencias y da el poder de dominio. Esta es un arma tanto más eficaz cuanto que. obra sin conocimiento de aquellos que sufren sus efectos. El arte de poner en práctica el sicomagnetismo permite adquirir rápidamente prestigio, seguridad, autoridad; la voluntad se fortalece al mismo tiempo que todas las facultades se acrecientan - memoria, atención, continuidad en las ideas, dominio de sí mismo. El cultivo del sicomagnetismo da a cada uno el poder de concentrar su energía, despertar su entusiasmo, extender su círculo de influencia multiplicando los puntos de contacto con las personas y las cosas. 15 Desarrollando este poder y aplicándolo como conviene, no hay resultado que no se pueda legítimamente obtener: el espíritu se hace ágil, matizado, atractivo; la fe en sí mismo se acrecienta; la persona irradia una atmósfera de confianza que atrae las voluntades y abre los corazones; se es más buscado, más apreciado, más amado. El éxito en los negocios depende mucho de la capacidad de sacar partido de los sentimientos, los intereses, el talento de otros, y del halago del lado humano de las masas: en todo método de acción eficaz aplicable a los negocios, se encuentra siempre como primera condición el arte de manejar a los hombres, es decir, de influenciarlos y dirigirlos. La base del manejo de los hombres viene del -conocimiento de los demás y de sí mismo. Para dirigir al los demás y hacerlos obrar de buen grado según nuestros intereses, es importante no someterlos directamente a la presión de nuestra voluntad, cosa que les sería molesta. Es necesario llegarse a descubrir en cada caso la palanca que gobierna a la persona, que la hace reaccionar en el sentido de su inclinación natural, y presionar discretamente dicha palanca. Para tener éxito en la administración de una empresa, es preciso saber gobernar a los demás dirigiéndose a sus facultades 16 dominantes, inspirar confianza, ganar y conservar clientes, comprometer hombres, dirigir mujeres, disipar las prevenciones, reducir la hostilidad, evitar el introducir en la empresa personas que no serían capaces de entenderse entre sí. Tratando a cada persona según su carácter, se evita la oposición sistemática, los conflictos estériles, porque sabe uno mediar, persuadir, convencer - hacer aceptar las ideas sin dar la impresión de imponerlas. El arte de gobernar a los individuos con habilidad, después de haber medido su talento y reconocido sus lados accesibles, hace apto para dirigir, conducir y gobernar a otros, a ejercer sobre ellos una influencia y autoridad. La ciencia de la dirección de los hombres consiste esencialmente en discernir los puntos fuertes y los débiles de cada individuo -sus cualidades y sus defectos- lo mismo que las palancas emocionales que lo estimulan. Comprendida así, la acción directiva es segura en sus resultados porque es correcta y discreta en sus procedimientos: no hiere la sensibilidad de las personas; las trata como desean ser tratadas. Las personas dedicadas a empleos inferiores adolecen de falta de iniciativa y no desean tomar responsabidades. 17 2- Cómo adquirir... 17 Buscan un jefe; conducirlas inspirándoles la confianza y el entusiasmo que les hacen falta, es un servicio que se les ha de prestar. El arte de mandar y dirigir permite ascender en grado habituándose a tomar responsabilidades cada vez mayores, a desarrollar la autoridad indispensable para un jefe de empresa, para un profesor, un médico, etc. El médico debe saber tratar a cada enfermo según su carácter, para asegurarse su confianza, su buena voluntad y su docilidad, reconfortarlo e inspirarle la fe en la eficacia del tratamiento. El arte de comprender y manejar a los diversos caracteres, hace más apto que cualquier otro para mediar,persuadir y convencer; aumenta la perspicacia; extiende los medios de acción; acrecienta su influencia; aumenta su poder para dirigir a las masas. En el plano familiar, el conocedor de hombres ejerce una influencia discreta que evita la falta de entendimiento; se adapta al temperamento de cada uno de los miembros de su familia, de tal manera que asegura para sí la buena voluntad de todos, valorizando las cualidades individuales latentes, corrigiendo los defectos, mejorando los caracteres, haciendo a cada uno más útil y feliz. 18 18 Lección 1 Los diversos medios de influencia En la vida práctica y en el comercio, la táctica consiste en dirigir a los otros por medio de influencia o de dominio, de tal manera que ellos no nos perjudiquen y sí nos sean útiles. El hombre se forma, no por las ideas, por el cerebro, sino por los movimientos afectivos del alma y del corazón. Para modelar las personas y gobernarlas, tanto en su bien como en el nuestro, es necesario saber discernir los motivos de sus emociones, conocer las diversas maneras de estimularlas y de recurrir a su concurso. Las cualidades que se han de adquirir con esta finalidad son: el dominio de sí, la confianza en sí, el sentimiento de superioridad, la facilidad de palabra, la persuasión en el tono. 19 19 La influencia por la sugestión verbal Nuestra personalidad encierra una reserva de energía que podemos poner en juego por el deseo ardiente y consciente centrado en un fin. Podemos acumular en nosotros esta fuerza e irradiarla luego de manera consciente, para imponer a los demás nuestras directivas aprovechando las posibilidades de la sugestión. Combinando la sugestión verbal con el co- nocimiento de los caracteres y de sus reac- ciones instintivas, se puede adquirir sobre los demás un ascendiente tal, que es fácil llevarlos a modificar su punto de vista y hacerlos obrar en el sentido en que se juzgue útil. El poder de sugestión y el poder de la voluntad de una persona -su poder mental- están íntimamente ligados. Si las personas débiles de carácter son in- clinadas a pedirle consejo, y si en una con- versación domina fácilmente a su interlocutor, usted posee poder de sugestión. Usted puede desarrollar este poder al mismo tiempo que su energía mental, cultivando voluntariamente y de manera activa su ser subconsciente. El subconsciente de los demás, de la misma manera que el nuestro, graba automática- 20 mente una cantidad de impresiones y de ideas que salen a la superficie de la conciencia y vienen a inlluír en los actos que de ella dependen. Cuando estamos impresionados --cuando nos turbamos-- nuestro ser consciente se esfuerza sin lograrlo, en gobernar nuestra palabra: hay una lucha entre el subconsciente que sufre las impresiones y el consciente que resiste y se resigna a sufrirlas a su pesar. El subconsciente del hombre menos dispuesto a admitir nuestro punto de vista, nunca es completamente insensible a las afirmaciones e imágenes que le presentamos para hacerlo obrar según nuestros intereses. El subconsciente de toda persona graba lo que puede servir a nuestros planes si se le expresa con habilidad y de manera natural con calma y cortesía, para.no dejar ver aquello que se intenta, para no despertar el antagonismo. El subconsciente se impresiona especialmente cuando la sugestión despierta uno de estos sentimientos. a) interés material; b) afectividad; c) sensualismo; d) orgullo; e) vanidad; f) tendencias instintivas particulares. Los individuos sugestionables tienen voluntad débil e inestable; se alegran de en- 21 contrar en los demás un motivo de decisión que ellos no alcanzan a encontrar por sí mismos. Los nerviosos, los enfermos, en general las mujeres, los niños menores de quince años, las personas mayores de sesenta años, son muy sugestionables. Los individuos agrupados son más influen- ciables que tomados aisladamente, Las personas cuya mirada no se fija francamente, sino que permanece turbada e indecisa, son fácilmente sugestionables. La sugestión es un poderoso factor de manejo de los individuos, pues influye en el subconsciente, centro de los automatismos de la imaginación, de la sensibilidad, de las tendencias instintivas, y de la memoria. El subconsciente graba las ideas y las im- presiones sin discutirlas. Fuertemente impre- sionado por una imagen, acapara la actividad síquica, lo cual impide al sujeto distinguir lo real de lo imaginario, lo posible de lo improbable, lo admisible de lo dudoso. Las personas que se dejan llevar a la ruina por la persuasión, han perdido de vista su interés positivo porque se han dejado impresionar en la dirección de una de sus ambiciones dominantes. 22 Se puede hacer perder toda objetividad al juicio de una persona sugestionándola, hacia uno de los fines que predominan en ella, accidental o permanentemente; en esta persona la sugestión verbal se transforma automáticamente en autosugestión. Cualquiera puede llevarnos de este modo a obrar en contra de nuestra voluntad refleja, seduciendo nuestro subconsciente por medio de sugestiones propias para estimular nuestros impulsos instintivos o nuestros deseos secretos. Persuasión La convicción obra sobre la inteligencia; la persuasión, sobre la voluntad. El arte de persuadir recurre a una sugestión lenta que se refuerza generalmente poco a poco con ocasión de lecturas, conversaciones, etc. Los factores principales de este arte son las dos clases de sugestión propiamente dicha: a) la autosugestión; b) la heterosugestión. Autosugestión Mientras la heterosugestíón viene de fuera y consiste en una sugestión propuesta ver- balmente a una persona por otra, la autosugestión, la tiene la misma persona, 23 aunque la mayoría de las veces necesita ser provocada por aquel que practica discretamente el arte de la persuasión. Es necesario vigilar la escogencia de las palabras y de las ideas que se quieren hacer fructificar: no despertar imágenes desfavorables, sino evocar aquellas que representan el estado de alma que se desea crear. Heterosugestión a) Por sugestión directa: se orienta la conducta de las personas modificando sus pensamientos y la inclinación de sus aspiraciones en la dirección deseada. Este procedimiento debe emplearse con delicadeza, para evitar la resistencia, la rebelíón o el aumento de la depresión mental del sujeto. b) Por sugestión insinuante: se determina en la persona un deseo que la conduce a la práctica inconsciente de la autosugestión en el sentido querido por el dirigente. Esta especie de sugestión tiene sobre ciertos espíritus una influencia que no puede ejercer la sugestión directa, cuyo defecto es expresarse demasiado abiertamente y despertar los sentimientos de desconfianza y resistencia, 24 que siempre han de temerse en las personas de voluntad frágil. El poder, de influír por medio de la sugestión verbal está íntimamente ligado a la idea de confianza; en cuanto desaparece la confianza, se ha de temer la desaparición de la influencia. Cuando se hace una sugestión, conviene ilustrarla por medio de una imagen llamativa -Visualizarla-, o incorporar el pensamiento en una parábola, sí tal pensamiento forma difícilmente imagen en el pensamiento del oyente. Para la enseñanza, un "cuestionario” ha de subrayar el valor de cada dato que se ha de obtener, dar relieve a los conocimientos y aptitudes del alumno, comprobar su consciencia, estimular su pensamiento. LA INFLUENCIA POR LA RESONANCIA MENTAL Los pensamientos son cosas vivientes, compuestas de fuerza y materia. Son energía en movimiento. Se propagan por vibraciones y emanaciones. Pueden ser dirigidos por medio de nuestra actividad voluntaria unida a nuestra capacidad emocional, que la sostiene e inspira. 25 Nuestros pensamientos nos afectan y afectan a los demás: los elementos adquiridos de nuestrocarácter son el resultado de la persistencia de nuestros pensamientos, cuyo curso podemos modificar voluntariamente. El yo activo obra por fuerza -por impulsos- cuando la voluntad ordena- exige un fuerte gasto de energía nerviosa; por esto no se puede abusar de este modo de expresión de nuestra inteligencia. El yo pasivo obra con elasticidad -por impregnación del subconsciente-; recoge en reposo impresiones y sensaciones sin fatiga sensible. Cada individuo emite y recibe constantemente vibraciones mentales, de suerte que estamos sometidos a la acción de un campo de fuerza-pensamiento producido por los desplazamientos de esta fuerza. En cualquier parte en donde hay una fuerza en desplazamiento rápido, hay un campo resultante en el cual se producen efectos contrarios. En este campo de fuerza-pensamiento, comprobamos efectos de atracción y de re- pulsión: los pensamientos de una misma na- turaleza se atraen, los pensamientos de na- 26 turaleza opuesta se repelen; nosotros ejerce- mos así una acción sobre los demás, y los de- más - la ejercen sobre nosotros, incesantemente, voluntaria o involuntariamente. Todo pensamiento, silencioso o proferido, tiene un valor real y obra para bien o para mal sobre nosotros mismos y en nuestro alrededor. Los efectos de las ondas emitidas por nuestro cerebro y de los efluvios emitidos por nuestro cuerpo, se extiende sobre las personas a quienes la semejanza de pensamientos, la armonía de gustos o la simpatía natural disponen a sufrir su influencia. Resonancia y disonancia Cada individuo es un emisor-receptor de radiaciones humanas; nuestra vida mental es un estado constante de irradiación y de absorción de ondas electromagnéticas. Las resonancias y dísonancias síquicas pro- ducen fenómenos de atracción o de repulsión que intervienen fuera de toda participación de la voluntad. Cada uno de nosotros tiene una atmósfera -una irradiación propia- que afecta a toda persona y que resulta de lo que somos realmente, no de lo que pretendemos ser. 27 Toda persona, por el simple hecho de exístír, irradia la simpatía, la confianza, la esperanza; o bien el cinismo, la desconfianza, el malestar. Hay hombres y mujeres cuya presencia inspira alegría, valor, optimismo, y cerca de quienes se siente uno calmado, descansado, fortalecido. Hay otros que movilizan al punto todas nuestras reservas de desconfianza y de rebelión: su presencia nos irrita sin saber por qué; ella perturba nuestro "compás" moral. Hay seres cuya presencia deprime y debilita; mientras que otros ofrecen una sensación constante de fuerza y de estímulo. Unos irradian insinceridad: se interesan por nuestro bienestar cuando tienen necesidad de nosotros; tienen una sonrisa de circunstancia que viene súbitamente cuando sirve a sus intenciones, su voz afecta una cordialidad simuladá para expresar su deseo, pero una vez que tienen lo que quieren, abandonan la máscara. Nadie puede escapar a este constante debi- litamiento o fortalecimiento de su vitalidad por obra de los demás; pero cada cual puede escoger y cultivar las cualidades de carácter que desea irradiar. Para ejercer esta irradiación, se necesita tacto y una observación aguda, porque las 28 diferentes categorías de personas son atraídas por la manifestación de cualidades que otros no aprecian de la misma Manera. El débil se deja conducir por el fuerte. Aspira a la seguridad mental; el cuidado de querer o de escoger, lo inquieta hasta el punto de que busca evitarlo adoptando el pensamiento de otro. El enérgico está inconscientemente reconocido a la persona de menor voluntad que le da la ocasión de triunfar para ella. La bondad activa es un instrumento permanente de seducción. No lleva consigo ni sensiblería pueril, ni ciega indulgencia, sino una- simpatía que se expande en actos o que se revela por el dominio de las impulsividades mezquinas. El que sabe volver seductor su carácter retiene la atención y suscita la confianza. Mantener nobles ideas, da noble aspecto, La voz interior transforma la fisonomía; la mirada y la voz se fortalecen; se obtiene autorídad; se sabe hacerse seguir, hacerse amar. 29 INFLUENCIA POR EL PODER DE LA MIRADA No puede imaginarse cuanto puede expresar la mirada, instrumento más matizado y más eficaz aún que la palabra, los matices infinitos de pensamientos y sentimientos que se pueden leer en la mirada de la persona que los experimenta y sabe proyectarlos fuera de sí misma. La mirada es a la vez transmisor y receptor de vibraciones magnéticas humanas; refleja la vitalidad del individuo y da su medida: Richelícu y Napoleón tenían una mirada de un poder extraordinario, que hacía ceder a quienes recibían su choque. Todos han sentido más o menos la impresión de intimidación, de confusión, de incomodidad, debida a la energía que despiden ciertas personas y que se manifiesta por la fijeza especial de su mirada. Esta mirada corresponde a la irradiación de una voluntad fuerte, expresada por ojos cuyos nervios y músculos han sido amaestrados de manera que pudieran llegar a ser instrumentos al servicio de esta voluntad. La mirada comunica a los demás seres las -vibraciones del pensamiento. Por el magne- tismo de su mirada es por lo que el dominador frena e intimida al animal montés. La concentración del poder de la mirada en el querer se observa en la fascinación, ob- tenida por una mirada fija, bajo la cual el sujeto se siente sometido al control de una voluntad dominadora y hace por su cuenta 30 todo lo que es preciso para plegarse a sus intentos. Pocas personas escapan a la influencia in- consciente de la mirada- imperiosa, subyugante; tierna, conmueve; triste, atrae nuestra compasión. Mas la influencia no es real y duradera sino cuando la mirada proyecta un pensamiento, un deseo o una orden. La influencia consciente exige que el pen- samiento mantenga y fije la mirada con la expresión de las Fuerzas activas del magne- tismo vital. El ser humano que recibe la influencia no debe ser lastimado: una mirada demasiado dura hace reaccionar vivamente y rompe la fascinación; una mirada demasiado atrevida, intimida y hace bajar los párpados para líbrarse de ella. Para poseer la mirada calmada y segura que influye, y no la mirada descarada que disgusta, es bueno ejercitar los ojos en no vacilar y los párpados en no bajarse ante la mirada de las demás personas. A esto,se llega deteniéndose por un minu to, primero, luego por algo más de tiempo en fijar la mirada sobre un objeto sin quitársela y sin parpadear. 31 Al principio se mirará a la persona sin in- sistencia, entre los ojos, en la base de la nariz, y se fijará poco a poco la mirada sin ninguna ostentación. Si el sujeto no está prevenido, dejará que su mirada tome contacto con los ojos del magnetizador; y a partir de este momento, este último vendrá a ser el regulador de las impresiones que quiera imponer. Se trata de un fenómeno de hipnosis leve, que tiene su fuente en el sistema nervioso del sujeto, cuya personalidad es disociada mo- mentáneamente. LA MIRADA MAGNETICA La mirada magnética es grave, firme, penetrante y dulce. Expresa un sentimiento de comprensión profunda y un interés benévolo para con la persona a quien se trata de influenciar. Esta mirada, atenta y fija sin ser descarada, se detiene entre los ojos de la persona a quien se habla, de manera decidida pero cortés, dominante pero sin afectación. 32 Esta cualidad de la mirada exige un adíes- tramiento para tener la mirada fija y los ojos abiertos sin mover los párpados; el parpadeo debe eliminarse, porque anula el efecto de la fascinación. El portador de influencia debe saber medir las fuerzas del interlocutor antes de intentar dominarlo; si no, corre peligro de caer en su propia trampa al caer bajo una mirada más magnética que la suya y de la cual no puede entoncesevadirse. Empleo de la mirada magnética a - Mirar a la persona entre los ojos, de manera franca y determinada, hablándole con mesura. b - Cuando la persona responde, cesar al punto de mirarla en la cara; apartar la mirada hacia un lado, con aire de escuchar con atención, de tener por importante lo que ella dice. c - Respondiendo a la persona, recobrar con calma y seguridad la mirada central dirigida entre los ojos del interlocutor. d - Desde que se cesa de hablar para escuchar, romper el contacto para concentrarse más libremente a ordenar los términos de la respuesta, y para no sufrir a su vez el influjo. 33 La influencia de la mirada y de la voz combinadas El magnetismo de la mirada produce un estado de fascinación que abre a la sugestión verbal las puertas del subconsciente. La sugestión adquiere todo su poder por la conversación orientada, que se combina con el empleo discreto de la mirada magnética. Se emplea la mirada "a central y la modulacíón agradable de la voz para encantar, es decir, para producir un estado de fascínación en el cual las sugestiones son admitidas como verdaderas, y les sigue un impulso hacia su realización. Después de haber educado la mirada y la voz, se puede provocar el estado de "sugestión" por oscilación lenta de la mirada central: la persona influenciada entonces está pronta a admitir sin discusión el punto de vista que le es sugerido. Sin embargo, para que las sugestiones ex- presadas sean eficaces, es necesario juntar a la sugestión que se impone a los demás el dinamismo de la propia autosugestión. Se pone en obra este dinamismo dedicándose a crear en sí la certeza de ejercer un poder absoluto mediante la fascinación y la sugestión conscientes. 34 La voz contiene en sí misma un poderoso elemento de sugestión cuando vibra de una manera apasionada, grave y discreta, que despierta la emoción del oyente. En los cambios de ideas o en las discusiones de interés, se ejerce un ascendiente cierto si se piensa apasionadamente ----en una especie de autohípnosis- que se es superior y que el triunfo de su tesis está asegurado. El poder de la vibración y de irradiación del orador es entonces máximo- sus afirmaciones calmadas pero bien sentidas, su mirada simpática, situada entre los ojos del interlocutor, su confianza en su poder de persuasión, son seguras garantías de influencia. LA IRRADIACION VOLUNTARIA DEL SICOMAGNETISMO El sicomagnetismo obra inductivamente, de modo pasivo, bajo la acción de la fuerza- deseo, que cada uno puede concentrar en sí 35 por la moderación, la reserva, el dominio de los impulsos y de los actos inoportunos. Este método -lento pero eficaz- conviene para influenciar las naturalezas más bien inertes; con los caracteres rudos es necesario las más de las veces emplear, sin dejar notarlo, el método activo de irradiación voluntaria del sicomagnetismo. A - Acumulación del magnetismo vital Se trata de apropiarse la fuerza de los deseos vehementes, buenos o malos, que surgen en nosotros; poner en tensión esta energía pasional; transformarla luego en una irradiación benéfica dirigida por nuestra voluntad consciente. 1. Escribir suscintamente el objeto del deseo, en letras mayúsculas, sobre una hoja blanca. 2. Distensionar los músculos y expulsar todo pensamiento turbador. 3. Fijar el texto escrito, concentrado el pensamiento adornado de imágenes, en el sentido. 4. Realizar el estado pasivo, muscular, emocional y mental. 36 5. Hacer rápidamente algunas respiraciones profundas. Descansar un minuto. Empezar por tres veces la serie de respiraciones concentrando cada vez el pensamiento sobre el deseo que se ha de satisfacer. 6. En reposo y en pie, contraer cada músculo del cuerpo tan rígidamente como sea posible, queriendo firmemente el cumplimiento del deseo. B - Irradiación dirigida del magnetismo vital Se trata de traducir la voluntad consciente impuesta a la fuerza-deseo, por las señales exteriores del imperio sobre sí mismo y de la confianza en sí actitud, mirada, palabra, gestos. 1. Actitud simple, calmada, firme y mesurada, muy importante en una entrevista, sobre todo la primera. 2. Mirada magnética consciente, colocada fríamente, pero sin dureza, entre los ojos, hablando a la persona. 3. Voz cortésmente afirmativa, bien timbrada, profunda, cálida, capaz de emocionar, clara, segura y sin prisa. 4. Gestos dominantes con tacto. 37 Nota. Ciertos gestos en forma de rozamiento sobre algunas partes del cuerpo o sus cercanías, facilitan la persuasión provocando un leve entorpecimiento del sistema nervioso. Estos rozamientos, o contactos muy discretos en la espalda, el brazo, el codo o la muñeca, son empleados frecuentemente como medios de influencia por hombres de negocios, educadores, representantes, etc. C - Práctica de la sugestión verbal Se trata de atraer vibraciones simpáticas reteniendo primero la fuerza-deseo, para luego proyectarla discretamente en forma de preguntas o de proposiciones directas. Es esencial escuchar al interlocutor con paciencia, dejarlo creer que es profundo, in- teresante, superior, sin embargo, no se le ha de lisonjear, porque eso podría despertar en él desconfianza. La persona influenciada no debe sospecharlo, las sugestiones han de sorprenderla en reposo, en un estado vago en que su voluntad consciente está adormilado. 38 En una conversación general, plantear el tema y borrarse: dejar a los demás el cuidado de desarrollarlo y la satisfacción de mostrarse brillantes; entonces es fácil conquistarlos por medio de una aprobación finamente expresada. Fijándose en la persona que ha de ser in- fluenciada ---en los momentos en que otros toman la palabra-, emitir mentalmente en su dirección sugestiones positivas de simpatía para con Ud.: "Yo le soy simpático. Ud me estima, Ud. tiene confianza en mí". Cada vez que la mirada de tal persona se dirige a la de Ud., emplee la mirada central con una expresión agradable y persuasiva, repitiendo mentalmente una afirmación enérgica de simpatía del interlocutor para con Ud. Hablando, no eleve la voz; hable como de ordinario, pero pronuncie las palabras clara- mente y con autoridad, No se deje llevar jamás a pensar en otra cosa distinta de lo que dice; si no, su acento no 39 será persuasivo; vigilese para no perder de vista un solo instante el fin de su discurso. Lección II Los procedimientos que han de emplearse para ejercer la influencia Interesar desde el principio, ya es influenciar; atraer la atención y mantenerla son los elementos primordiales del éxito de una empresa o de una entrevista. Para suscitar el interés es preciso darse cuenta del estado de espíritu de la persona a quien se dirige, y del género de influencia que se intenta ejercer sobre ella. Es bueno informarse sobre las preocupaciones habituales de la persona a quien se quiere influenciar, y acerca de las obligaciones que le resultan de sus compromisos sociales. Puede así obrar de acuerdo con el pensamiento dominante de tal persona, 40 preocupándose de escoger las circunstancias favorables al éxito de la conducción y de los medios de hacer nacer la ocasión propicia. Para tener exito en una conducción -hacerse apreciar y obtener satisfacción-, es necesario crear en el interlocutor un movimiento de curiosidad, aplicándose a halagar sus tendencias, o por lo menos, a no herirlas. La curiosidad establece una comunicación mental al satisfacer en la persona que ha de ser influenciada, el deseo de aprender, de recibir informaciones útiles. A - Preparación autosugestiva de una conducción 1. Tomar claramente consciencia de lo que se desea obtener, sin exagerarse la dificultad del tentativo. 2. Preparar la conducción con toda tranquilidad de espíritu, con la idea de que nunca se obtiene de alguien, sea quien fuere, aquello que él no tiene interés en conceder, en elsentido amplio de la palabra. 3. Determinar el género de ventaja o sa- tisfacción que la persona que ha de ser in- fluenciada piensa obtener, si acepta la exígencía presentada o la proposición hecha. 41 4. Deducir de estos motivos la manera como se deberá abordar a la persona: a) fun- damentación de los motivos de la exigencia, o carácter juicioso de la proposición; b) oportunidad de tiempo y lugar para la empresa; e) insistencia firme y discreta que se tendrá a lo largo de la conversación. 5. Escribir a mano, en mayúsculas, una o dos afirmaciones categóricas en que se exprese lo que se desea obtener. 6. Colocarse ante el escrito de manera que pueda verlo sin fatiga; concentrar el pensamiento-imagen en las afirmaciones que contiene y repetirlas mentalmente con energía; luego, en alta voz, recalcándolas con gestos sobrios y claros. 7. Imaginarse que se halla ante la persona a quien ha de influenciar y que le dirige sugestiones complementarias definidas; pronunciar estas sugestiones con una voz clara; con seguridad en el porte y autoridad en el tono, a medida que las palabras y las frases le vienen espontáneamente al espíritu. Nota. En general, desenvuelva su poder de persuasión pronunciando frases que den la imagen exacta de las ideas o de los senti- mientos que quiere imponer. Emplee palabras sencillas, para hacer nacer impresiones familiares cuya dosificación 42 provocará reacciones emocionales favorables a la influencia. A través de las repeticiones a solas, no deje de concentrar su pensamiento fuertemente -apasionadamente- en las sugestiones expresadas. Toma de contacto: Nunca se desconcierte, sea cual fuere la actitud de la persona ante quien se presenta. -No piense sino en adivinar a través de su expresión fisionómica o de sus frases, la preo- cupación que domina habitualmente al inter- locutor; una vez que lo haya logrado, tendrá la idea de la respuesta oportuna que debe dar; o de la proposición que ha de presentar con concisión y seguridad. Al tomar contacto, debe ser breve y preciso; no precipitarse; permanecer calmado, sea cual fuere la primera impresión de su interlocutor- una apariencia poco atractiva oculta, con frecuencia, una benevolencia profunda que aparece cuando se han dado muestras de comprensión, deferencia y buena voluntad. 43 B - Acción sicomagnética a distancia 1. Colocar un asíento en el centro de una pieza en ronde reina la semioscuridad. 2. Mantenerse en pie delante de esta silla donde se representará, sentada, la persona que se desea influenciar, imaginándola de manera clara y alucinante, como si se la viera en sueños. 3. Argumentar en alta voz dirigiéndose a la persona imaginaria con el máximo ardor, convicción y resolución posibles, hasta que se hayan empleado todos los recursos sugestivos del pensamiento. Para esto, ponerse en un estado sincero de arrebato y determinación -de exaltación- que favorezca la irradiación síquica. Hacer el papel al natural como un actor, sin preocuparse del resultado que se trata de obtener. Detenerse en el fondo, después del ejer- cicio, que exige un alto gasto de energía ner- viosa. Otro procedimiento de inllencia a distancia De noche antes de dormirse, imaginarse que se levanta y que recorre el camino que separa de la persona a quien se desea influenciar. Llegue a tener la impresión de llegar ante el 44 lecho de tal persona, quien duerme pro- fundamente. Imagine que extiende la mano sobre la frente de la persona y que la sugestiona dulcemente con insistencia, como se practica respecto a sujetos en estado de hipnosis. Piense que el sujeto que debe ser influenciado, siente la necesidad de estar de acuerdo con Ud., que se modifican sus clísposicíones, etc.; y duérmase tranquilamente. Renueve la sesión en cada período de in- somnio. Esta acción a distancia tenderá a hacer predominar, en el espíritu de la persona, los pensamientos o las disposiciones sugeridas. C - Acción de la mirada magnética No es preciso servirse de la mirada fija central fascinante, sino cuando se desea producir una impresión. Es preciso nunca exagerar la fijeza y la intensidad de esta mirada; darle siempre una expresión natural, digna y agradable para con el sujeto. 1. Acercándose a la persona, si la fija por algún tiempo, mírela entro los dos ojos, en la raíz de la nariz o en sus cercanías. No mire a otra parte, especialmente cuando habla acer- 45 ca de un punto importante que Ud. desea que sea aceptado por la persona. Al mismo tiempo tenga la voluntad firme de que la persona haga lo que Ud. desea, y esté fuertemente determinado a ínfluenciarla. 2. -No cleje a la persona mirar a otra parte en el momento crítico de su exposición: ella tendría la posibilidad de pensar conscientemente en lo que Ud. le dice, y sería movida a rechazar su influencia. 3. Si la persona evita su mirada y quiere luego fijársela a Ud., es porque ha recobrado la posesión de sí misma. Fíjela pronto nuevamente, y'exponga su punto brevemente antes de que ella haya tenido tiempo de quitar sus ojos de los de Ud. 4. Cuando la persona le hable, mírela fre- cuentemente de lado o a tierra y reflexione en lo que ella le dice. No mire el rostro de la persona que le habla, si Ud. quiere protegerse contra su influencia. Mirar hacia otra parte, es el medio más seguro de protección- sus cualidades naturales serán incapaces de sustraerlo al influjo de una persona.que esté al corriente del sicomagnetismo, si Ud. persiste en mirarla directamente mientras ella le habla. 46 D Acción del apretón de manos magnético El apretón de manos magnético obra por repulsión o atracción poniendo en relación las papilas nerviosas de las dos personas por el sentido táctil del interior de las manos. Entre hombre y mujer, a veces hace estremecer el corazón, vibrar los sentidos, nacer una simpatía que se vuelve amor y pasión. La corriente magnética pasa por la cadena de las manos apretadas, que establecen el contacto. 1. Tome la mano de la persona tan entera y plenamente como le sea posible, nunca los solos dedos. 2. Tome vivamente la mano a fin de que la persona no pueda encoger los dedos e i mpedirle coger bien toda la mano, palma contra palma. 3. Retenga la mano por un instante, con una presión cálida y franca. 4. Imprima a la mano un movimiento de lo alto hacia abajo una sola vez, y sostenga la mano, cogida a esa altura durante algunos segundos. 5. Retire la mano haciendo resbalar los dedos a lo largo de la palma, lentamente, con el pulgar por sobre los dedos de la persona rozando si es posible el extremo de los mis- mos. 47 Nota. Al mismo tiempo que Ud. da la mano magnética, incline el cuerpo ligeramente hacia adelante y mire a la persona en la base de la nariz, sin mover los párpaclos, queriendo firmemente lo que Ud. desea de ella, o la impresión que Ud. desea darle. 48 48 Lección III El ascendiente por medio de la palabra La palabra es el mejor vehículo de persuasión; las palabras tienen un poder propio. La mayoría de las personas razonan más con palabras que con ideas: los hábiles escogen palabras cuyo poder conocen; las ideas -buenas o malas- pasan disimuladas en ellas. Toda impresión física provoca una vibración mental que determina en nosotros una emoción y que prepara si hay lugar a ello, los actos correspondientes. He aquí el porqué el timbre de la voz influye en las personas, para bien o para mal, tanto como las palabras que se pronuncian, o más que ellas. La influencia de la voz La impresión que se siente al oír la voz, 49 5 - Cómo adquirir prestigio 49 es frecuentemente tan profunda, que se presta a las palabras una atención distraída para abandonarse al encanto de los sonidos. La razón es, que las percepciones de los sentidos, aunque parecen meramente mate- riales, llegan a ser casi instantáneamente un vehículo de influencia síquica. Laaudición de la voz dispone, según la impresión recibida, a la admiración, la indulgencia, la compasión, la dulzura y a veces a la irritación. Algunas personas tienen una voz cautivadora que atrae instantáneamente las simpatías; mientras que otras poseen una voz ronca, falsa o chillona, que produce una especie de repulsión física, antipatía no razonada. La voz sin timbre -la voz blanca- impresiona poco; porque el timbre debe ser adaptado a las circunstancias. De allí la necesidad de cultivar la voz, para hacerla nítida, clara, ágil, matizada y simpática. Al aprender el arte de hablar y argúmentar en público, es necesario insistir en el arte de los matices -arte a la vez físico y síquico- que evita la monotonía, despierta la atención y hace surgir en el oyente los sentimientos que se desea provocar (*). (*) Cfr. T. Brun-Ros: Cómo hablar bien en público. Ediciones Paulinas, Bogotá. 50 50 La sinceridad de la expresión Creer en su idea, en su obra, es una garantía de éxito; el poder del orador se duplica con la energía que nace de la fuerza de sus convicciones. No obstante, el arte de gobernar a las personas mediante la palabra, exige un gran tacto. Es necesario ser sincero, pero no hacer brillar demasiado bruscamente la verdad por temor de las reacciones que puede provocar una luz demasiado viva. Hay franquezas que pueden ser hirientes, la verdad debe ser regulada, dosificada, dis- tribuída con conocimiento de causa. Si se quiere penetrar en las almas, se necesítan trabajos de acercamiento para no lastimar prejuicios, herir la vanidad o decepcionar las esperanzas del oyente; es necesario delicadeza y paciencia. Cuando se trata de destruír ilusiones peligrosas, se debe pensar que ellas constituyen para muchos un suelo en el cual se complacen. Es bueno usar con ellos una franqueza que puede evitar las decepciones del despertar o cuando menos, prepararlos para las compli- caciones y desilusiones inevitables. No se debe destruír demasiado brusca- 5 1 51 mente el espejismo, sino descorrer el velo de la verdad poco a poco, para dejar que el espíritu -acostumbrado al ensueño- se impregne de las nociones de lo real. La conquista del público Ante un auditorio pequeño, es relativamente fácil darse cuenta del carácter de las personas a quienes se dirige. No es lo mismo ante un público numero en el cual se encuentran mentalidades diversas y a veces completamente opuestas. Para influír en las personas, la regla es escoger el tema de conversación, conferencia o discurso, en relación con la mentalidad de las personas a quienes se quiere llegar. En la práctica es preciso: a) Discernir el estado general de ánimo de los oyentes. b) Calcular el nivel medio de cultura. e) Captar el sentimiento dominante en el auditorio. El fin del orador es hacer adeptos dominando el público mediante una penetración progresiva que fuerce la convicción. El sentimiento preexistente en todo o en parte del auditorio proviene de un estado del 52 52 espíritu que puede ser simpático, indiferente u hostil, y que se traduce, según el caso, en una actitud de benevolencia, de desatención o de combatividad. Este último estado de espíritu se refiere a opiniones o creencias que pueden dar lugar a una discusión, a una controversia; se le neutraliza despertando la curiosidad al principio, sin lastimar convicción alguna. Las cualidades de observación y la práctica del arte de los matices -que el orador ha debido adquirir-, le sirven para distinguir casi inmediatamente la acogida más o menos favorable que el público da a sus sus gestiones. Las personas se irritan cuando los prejuicios se contrarían y las convicciones se lastiman sin miramientos. Es preciso tomar nuevamente la idea bajo otro aspecto o presentarla de una manera menos tajante; no tocar demasiado los ídolos, si no hacer sentir que no son intangibles y que sería posible modificarlos para mejorarlos sin destruirlos. La táctica es tocar la verdad antes de enunciarla; es lo que se llama "tantear al público". Si la idea bosquejada o la sugestión expresada es acogida favorablemente, por un gru- 53 53 po de oyentes, se puede Proseguir resuelta- mente en el mismo sentido. Si se halla resistencia, no insistir por el momento; dejar, para tomar nuevamente más tarde la idea; dar muestras de valentía, pero también de prudencia y de estrategia. En principio, el orador debe desde el comienzo, ensayar los argumentos que ha decidido manifestar con miras a imponer sus ideas a aquellos que no las comparten. Un procedimiento eficaz consiste en exponer ideas o doctrinas apoyándose en autoridades extranjeras cuyo valor no puede ser discutido; esto permite descubrir el espíritu de los oyentes, o por lo menos de la generalidad de ellos. Si hay opositores, no abandonar la idea, sino discutirla, haciendo algunas concesiones aparentes. Una discusión lleva consigo casi siempre un punto fácil de abandonar. Esta concesión provisional, dispone bien al público, que en- tonces se torna más fácil de conquistar. Para vencer las resistencias, es muestra de habilidad el rendir pleitesía a la comprensión, a la inteligencia real o supuesta del oyente -. el público escucha con simpatía a aquellos que le atestiguan estima, que reconocen su poder de juzgar imparcialmente las cosas. 54 54 El dominio sobre el público El fin del orador no es solamente iluminar, ni siquiera convencer, sino hacer obrar por un entusiasmo contagioso. El público resiste al dinamismo del orador por interés, por amor propio, o porque se amenaza la existencia misma de sus hábitos. Para vencer estos obstáculos, es preciso poner en juego las pasiones; porque la voluntad se determina por móviles sentimentales más que por motivos de razonamiento. Es preciso al mismo tiempo agradar, interesar manteniendo el lenguaje que el oyente desea escuchar, saber adivinar y satisfacer sus aspiraciones secretas. Los resortes pasionales que hacen obrar no son los mismos, o al menos, no tienen la misma fuerza en todos. Los grupos, como los individuos, deben ser estudiados a la manera de una máquina cuyas palancas se quiere gobernar. Cada cual se toma por su propio asidero: los unos por el sentimiento, los otros por el interés o por el temor; tocar una cuerda que no vibra, es perder el tiempo; lastimar opiniones ó prejuicios tenaces, es una torpeza. En general, una idea nueva no penetra sino 55 55 a la larga en la inteligencia; se necesita tiempo para que la penetre y domine. Para dominar al público, no atropellar nada; utilizar los efectos de la perseverancia y de la concentración; hacer converger hacia un punto de vista -idea o acto- toda la energía de la. voluntad, todas las luces del espíritu. Sí el orador es suficientemente hábil para fijar sobre este punto la atención del audítorio, el objeto de su querer toma relieve- el público fascinado no ve más que a él; la voluntad perseverante -el esfuerzo repetído del orador- crea la obsesión, agota la fuerza de resistencia de los oyentes y se atrae su adhesión. A veces es necesario para dominar al público, proceder por afirmaciones claras e imperiosas; porque toda proposición que se quiere demostrar, parece -por lo mismo- poder ser puesta en tela de juicio. Los agitadores proceden así. para explotar los bajos instintos, reducen las doctrinas a su más simple expresión y las traducen en letnas, de manera que abultan las cosas; afir- man todo categóricamente y sin pruebas. Para ejercer un verdadero ascendiente, el orador público habla con naturalidad, anitna. ción, emoción comunicativo, antes de mos- 56 56 trar el vigor que domina y la vehemencia que arrastra. -Hace interesantes las ideas comunes por el cuidado, de ser él mismo, de colorearlas con su temperamento personal. El se asegura primero de ser bien com- prendidci, que su lenguaje cala, que no está por sobre el niveldel oyente medio; vigila el estado de sensibilidad del público, pronto a cambiar de detica si el auditorio cambia de ánimo. Después de un comienzo calmado y de una toma de contacto simpática, el orador se ani- ma poco a poco hasta llegar a despertar más y más la,emoción del público; llegado a la cima del discurso, corona la obra con pen- san-úentos serenos que descansan al oyente; y él descansa con aquel. Las cualidades de tono y estilo La palabra precisa que reproduce bien el pensamiento, no siempre basta para satisfa- cer a los oyentes y sostener su atención. La palabra debe dar a la evocación de la imagen o a la traducción fiel del pensamien- to, una elegancia de forma destinada a crear el encantamiento. 57 57 El orador que sabe volver sensibles sus ideas, posee el don de mover; las imágenes que emplea no tienen necesidad de ser ori. ginales, sino que debe limitarse a vestirlas con palabras expresivas que se alejan de la vulgaridad. Es de rigor la mayor simplicidad; mas esta no excluye nunca a la elegancia. Adaptación: Además de la elegancia de forma que puede realizarse aun tratando de las cosas más humildes, las palabras deben conformarse a la situación, al medio en el cual se pronuncian. A veces es el cuidado de la simplicidad lo que dispone favorablemente al público; otras veces, para producir el efecto deseado, es preciso imponer la imagen exagerándola un poco-. es preciso forzar ligeramente la nota para no ser tachado de pobreza de imagina- ción. Urbanidad: Arte de emplear expresiones que tienen por objet¿)- a - El cuidado de la corrección y la cor- tesía. b - El deseo de despertar simpat e - La voluntad permanente de concilia- ción. La urbanidad de palabra permite contrade- 58 58 cír a uno sin herirlo, es clecir, destruír con ayuda de argumentos fuertemente pensados y correctamente expresados, las aserciones del interlocutor, considerado momentánea- mente como un adversario. La urbanidad de tono consiste en un hábil empleo del eufemismo, manera de expresar- se que suaviza las aristas --coloca aceite en los engranajes- dulcificando la brutalidad de la palabra dejando penetrar la idea de oposición o de censura. - De un incapaz se dice que "parece carecer de las cualidades esenciales"; de un menti- roso, que "frecuentemente se deja engañar por su imaginación"; de una persona fea, que "a su rostro le falta encanto", etc. A un adversario que profiere una contra- verdad, no se le dice que lo que él afirma es mentira; contentarse con hacerle observar: "Creo que Ud. está en el error" o "Creo que sus recuerdos son inexactos". En una discusión, la urbanidad interviene sobre todo cuando se refuta la tesis adversa haciendo la crítica de los argumentos presen- tados. Casi siempre la victoria corresponde a 59 aquel que practica la urbanidad con sangre fría. El cuidado de la urbanidad -hace- resaltar primero los lados buenos de la tesis o de la 59 proposición que se ha de discutiw o comba- tir. Se puede decir por ejemplo: "Ud. en principio tiene razón; yo no qui- siera sino adherirme a su opinióii; pero es preciso tener en cuenta que. - ." (siguen las frases de refutación o las objeciones). 0 bien: "El asunto tal cual Ud. lo plan- tea presenta serias ventajas; sinembargo es preciso pensar que. . ." etc. Claridad: Que se ha de tener no solo en las palabras, sino en las pensa- mientos que las dictan- aquel cuyo espíritu está flotante, está mal preparado para triun- far en las discusiones el privado o en pú- blico. Se trata de definir con claridad y -elegan- cia la naturaleza de los deseos cuyo cumpli- miento se quiere arrancar. La claridad consiste principalmente, en la escogencia de frases cortas para no fatigar al interlocutor. Muchos no pueden fijar su atención en largos desarrollos de una idea a lo largo de los cuales se alejan del tema con la imagina- ción. 60 El orador o conferencista que se da cuen- ta de que no es seguido, se detiene o inte- rroga, para atraer de nuevo la atención; re- 60 pite el pensamiento bajo diversas formas, para así hacerlo accesible. Ha de buscar asimismo la concisión, cua- lidad del estilo escrito que hace claro y vi- goroso el lenguaje. Concisión. Si con pocas palabras se puede reproducir exactamente una imagen, o presentar fielmente el pensamien- to, procurar hacerlo así, porque esto exige menos capacidad de atención en el oyente. El orador conciso sabe medirse, para no fatigar al público y también para no sobre- pasarse; porque "el que prueba demasiado, no prueba nada". La consición se pone en práctica supri- miendo las @palabras cuya enunciación puede distraer la atención del oyente. La concisión no descuida los detalles; no vuelve árido el discurso; menciona todo aque- llo que es útil exponer para la buena inteli- gencia del tema o de la discusión. Mezcla de claridad y precisión y elegancia verbal, la concisión permite hacerse escuchar sin exigir una tensión,mental excesiva. 61 La concisión es una prueba de urbanidad y de cultura: se debe no hacer perder tiem- po a los demás; la puerta se cierra a los charlatanes e impertinentes. 61 Lección ly El arte de la conversación para hacerse simpático, es preciso evita,: en las charlas toda fatiga 0 desarmonía, sa- ber hacer agradable la conversación mediante la palabra fácil y la abundancia de imágenes. La conversación cautivadora El agrado de la conversación supone la existencia de una 0 varias de las condiciones siguientes. 1. Semejanza de puntos de vista, que hace que cada uno encuentre placer al oír aPr0- bar o confirmar sus propias ideas, al mismo tiempo que la ocasión de precisarlas Y enri- quecerlas. 62 2. Atracción de contrarios, divergencias en la formación, en la originalidad y en las cua- lidades personales de los interlocutores. 62 3. Competencia especial o experiencia de uno de los asistentes. El gran escollo de la conversación, es el fastidio frecuentemente producido por el egoísmo inconsciente de los interlocutores. Numerosas personas no se interesan sino en un solo orden de ideas; su horizonte está limitado por un círculo reducido, del cual no pueden salir. Muchos más aun son los que excluyen de una charla todo tema que no tenga el don de apasionarles; sus discursos quedan cir- cunseritos en estrechos límites, y no dudas clel guste que los demás deben experimentar al escucharlos exponer el tema de sus preo. cupaciones. Entre los aburridores se distinguen-. Los charlatanes, que hablan a diestra y siniestra para escapar a su vacío interior. Es- tos no soportan la soledad; buscan a alguien que hablando los distraiga; prefieren hablar de cualquier cosa antes que reflexionar. Los expansívos, ansiosos de comunicar de- talladamente al primero que se presente lo que los anima o preocupa, con el fin de des- cargar así su tensión emocional. 63 Los curiosos, sicólogos pocos avisados que hacen preguntas indiscretas a las personas 63 acerca de lo que son, lo que hacen, lo que piensan, etc. Los vanidosos, deseosos de aparecer, Y cu- yos discursos, supuesto que sean escuchados, alcanzan lugar meritorio. Los orgullosos, que buscan llamar la aten- ción acerca de las superioridades o las ven- tajas que se atribuyen para ser admirados, envidiados, apreciados. Los fanáticos, que nunca pierden la oca- sión de exponer perentoriamente sus ideas y de exigir que se les admita al punto. Para que una charla sea atractiva, es nece- sario ante todo desprenderse del egoísmo. que enajena al conferencista el'ánimo de sus oyentes. El punto de vista del interlocutor La persona que habla bien, sabe en gene- ral escuchar bien: la conversación más bri- llanté fatiga pronto si el conferencista trata Demasiado frecuente de dominarla. Es necesario no perder de vista la tenden- cia que inclina a cada uno a preocuparse casi exclusivamente de lo que le interesa; las 64 personas o son"especializadas", o desean ante todo entretenerse y distraerse. 64 La personalidad del conferencista debe li- garse estrechamente, al menos en apariencia, con la de los asistentes, si quiere atraer su simpatía. Para despertar la confianza y captar la atención se requiere ante todo buscar el rei- sorte que la provoca; luego, asegurarse de lo que se quiere decir simplemente para no proseguir un tema hasta que resulte pesado. Las reglas de la conversación Para ser conversador agradable, se nece- sita: 1. Saber interesar y entretener a gusto, para hacerse escuchar sin fatiga, 2. Saber por qué habla -tener una direc- tíva para conservarla a lo largo de la char- la-, a fin de producir impresión de esta- bilidad mental y de no sostener una conver- sación inútil. 3. Hablar acerca de temas técnicos sola- mente a aquellos que están en capacidad de comprenderlos; hablar a todos de aquello que puede tocar sus intereses morales o ma- teriales. 4. Tener en cuenta el medio y las personas presentes, para poder apreciar la tendencia 65 65 6 - Cómo adquirir prestigio a la cual cada persona obeclece inconsciente- mente, y no lastimarla. 5. Cultivar la variedad, la concisión, la aso- ciación de ideas, la disgresión oportuna; es- merarse en hacer que cada frase contenga una idea. 6. No insistir torpemente en un aspecto de un tema con exclusión de los demás igual- mente interesantes; no abusar de las disgre- siones; saber limitarse dando explicaciones claras y directas. 7. Para adornar una exposición o explica- ción larga, intercalar en la conversación al- guna anécdota breve, o el bosquejo de una apreciación. S. Ser cortés sobre todo; esto abre el, ac- ceso al subconsciente de cada oyente y en- torpece su vigilancia consciente. La observancia de estas reglas permite ser un conversador agradable y buscado. Es necesario añadir a esto la facilidad de palabra, el cuidado de hablar lenta, y distin- tamente, suprimir completamente la voz de- masiado aguda y la elocución demasiado rá- pida. 66 El conversador que emplea timbre de voz grave, y una elocución mesurada, obtiene el máximum de atención. Si piensa justamen- 66 te y conoce bien su tema, ejerce una autori- dad segura. .El mantenimiento del interés Consiste en evitar todo tema estrictamente personal, no acaparar la conversación jamás, y después de una distracción, en conducir a los asistentes nuevamente al tema del cual se han apartado. No hablar largamente de su propia salud, de sus preocupaciones o dificultades. es me- jor dejar hablar a los demás, de temas de interés general, y enriquecer su espíritu. Evitar el querer ser siempre brillante; de. ,jar a los otros el placer de brillar también, o cambiar ideas en calma. No se puede permanecer largo tiempo en las alturas; algunos silencios del conferen- cista muchas veces dan agrado a su conver- sac! 6n. Saber volver al tema del cual la asistencia se ha apartado momentáneamente, es el me- jor medio de manifestar un interés real por el tema. 67 Se reconoce en esto aquel que tiene ver- daderamente el sentido de la conversación; es un acto de cortesía para con el conferen. 67 císta a quien se ha interrumpido, el volver la cuestión al punto en donde él la había dejado. Escuchar al conferencista, no solo con los oídos,,' sino con toda la actitud de la perso- na; entonces él dará el máximum de interés a su exposición. Si los ojos del oyente se apartan, si las manos se agitan, el conferencista ve inmedia- tamente que su discurso no agrada, y no hace el mismo es para interesar. El empleo de la anécdota La anécdota tiene por finalidad reposar y distraer; pero es un recurso que se ha de emplear, con precaución. 1. La historia no debe durar mucho, a lo sumo algunos minutos. 2. El narrador ha de saber exactamente a dónde va -tener la anécdota bien en el es- píritu-, para no tener que suspenderla sin terminar, con la consiguiente confusión. 68 3. Procurar no reírse demasiado de su pro- pia narración: dar el impulso de alegría a los asistentes, es habilidad, con la condición de no exagerar. 68 4. Al empezar la historia, nunca indicar la manera como termina; de lo contrario, ya no ofrecerá mayor interés. 5. No contar dos veces la misma anécdota a las mismas personas; ya no vuelve a excitar la curiosidad, y el narrador se hace fastidioso. 6. No exaltar por anticipado el interés de la historia y no proseguirla si uno de los asistentes afirma conocerla. 7. No equivocarse en la apreciación del medio y del momento; el tema de la anécdo- ta puede estar fuera de lugar para una asis- tencia determinada, y al propio tiempo agra- dar a otro género de oyentes; es necesario igualmente introducir la historia cuando lo permite el desarrollo de la charla, y no en cualquier momento. Importancia de la cortesía La cortesía es un factor primordial para el trato de las personas, porque influye en el 69 teclado afectivo y al mismo tiempo en el intelectual del individuo. Ella permite apartar de la conversación la impaciencia, el egoísmo y lo ridículo reempla- zándolos por la tolerancia, la cortesía, el res- 69 peto de sí y de los demás, que constituyen el agrado de la vida en sociedad. La voluntad de cortesía verbal acostumbra al conversador a practicar en público la mis- cortesía, en todas las circunstancias y sin ninguna dificultad. 1 Ser cortés en el trato y en las palabras, es causa evidente de armonía, con la que se ob- tiene, aun en la intimidad, inmensos bene- ficios. No es difícil decir: "Gracias, no tiDMO"7 en vez de "No, no quiero". Para pedir un pequeño servicio, aun di- rigiéndos e a un niño, las palabras: "Hazme el favor", pueden producir a nuestra petici6 n buenos resultados. El ofrecimiento hecho a una persona im- portante, conviene que vaya precedido de "Permítame que le ofrezca. . . ", "Quiere Ud. complacerme aceptando. . . ". 70 Es siempre interesante hacer uso de fór- mulas como: "Querría Ud.?...", "Le gus- taría... ? "Tiene la bondad. . . Reglas de cortesza 1. Escuchar atentamente lo que se dice. Una persona se hace simpática escuchando 70 a los demás con interés, ayudándoles a des- arrollar sus ideas, a hacer conocer su punto de vista por medio de las preguntas que les plantea, lo cual les proporciona un vivo pla- cer. 2. No interrumpir al que habla. Es necesario que cada uno pueda escuchar y hablar a su debido tiempo, sin que la con- vers,ición degenere en diálogos o monólogos. Interrumpir a un conferencista en medio de la frase para exponer ideas personales, es despistarlo, atentar contra su derecho de libre expresión, "arrojar una piedra en su jardín". 3. No cambiar bruscamente el tema de la conversación. Aprovechar una pausa para introducir otro tema completamente diferente a aquel que se estaba tratando, es muestra de descorte- sía 71 para con los conferencistas que acaban de ofrecer a la asistencia materia para reflexio- nar. 4. No contradecir sin miramientos. Evitar las contradicciones categóricas, des- truyen la simpatía y hacen imposible toda conversación. 71 Puede decirse a alguien que no se está enteramente de acuerdo con él, y esforzarse en encontrar puntos de contacto; de esta ma- nera la charla se enriquece con la contribu- ción que cada cual presta. La conversación más agradable y útil no es una serie de asaltos de elocuencia, sino cambios corteses de ideas y opiniones. 5. No imponer el propio punto de vista. Esmerarse en no afirmar cosa alguna con 0 tono firme; lanzar las ideas, en la conversa- ción, para que cada cual pueda desarrollarlas a su gusto, sin imponer a los demás la opi- ni6n personal. Si se trata de hechos indiscutibles, sugerir las conclusiones que de ellos se sacan, más bien que afirmarlas de manera tajante. 72 Hacer preceder las conclusiones de "reser- vas" respecto al juicio definitivo y precaucio- nes oratoriastales como: "No les parece?", o "No podría ser?. . . Esta manera de apreciar sin decidir nada es una de las formas más refinadas de la cortesía. 72 6. Evite las conversaciones desmoraliz,« doras. Los oyentes deben sacar provecho de la charla; esta debe hacer el papel de tónico sico-moral; el pesimismo no hace florecer la simpatía. 1 Es bueno abstenerse completamente de: críticas superfluas, la denigración, la nurmu- ración, los comentarios agrios o cínicos, lo mismo que del placer fácil de reír ridiculi- zando al prójimo. El charlador agradable sabe no insistir en el lado ridículo de las personas ni en el as- pecto desagradable de la vida 73 Para completar, lo dicho en esta lección, se pue- den consultar útilmente: Charles Rivet, Breviario de la vida feliz, J. Brun-Ros, Cómo triunfar en la vida, Pu- blicados por Ediciones Paulinas, Bogotá. 73 7 - Cómo adquirir prestigio Lección V El arte de hacer adoptar las propias icleas Para hacer aceptar las propias ideas, es ne- cesario saber persuadir más que convencer, ya que la persuasión no encaja con maneras demasiado decisivas. Antes de emprender una discusión o de tratar un asunto, -emprender una transac- ci<Sn-, se debe saber exactamente hacia elón- de se quiere ir, y especialmente a dónde se quiere llegar. Claridad de la proposición Después de haber fijado el límite de las propias aspiraciones y el de las concesiones 74 que se intentan hacer, -si el éxito depende de allí-, se determinan los meclios para lle- gar al fin, ejercitándose en expresar.clara- 74 mente, en frases muy breves, lo que se va a decir. En un asunto complejo, es más práctico escribir estas frases en el orden en que se intenta servirse de ellas, en forma de pará- grafos numerados. Estando bien definidos los motivos y to@ mada la resolución, comenzar la charla sin entrar en contradicción abierta con los de- más participantes. La intransigencia es especialmente peligro- sa al principio de la discusión o de la tran- sacción: la mayoría de las personas se dis. gustan cuando se les contradice formalmen- te; en desquite, aceptan las sugestiones que parecen modificar solo sus planes, pero no las que parecen combatirlos. Habilidad en las concesiones Las concesiones atraen simpatía; mientras que la contradicción flagrante engendra amar- gura. Saber ceeler terreno para reiniciar el ata- que y vencer, es táctica conocida por todos los conquistadores. 75 Las personas hábiles no lo ignoran-. em- piezan por dar razón en apariencia a sus con- 75 tradictores; les dejan formular críticas u ob- jeciones sin interrumpirlos. Este silencio da valor al interlocutor; lo incita a la sincericlad; lo empuja a descubrir su táctica, a dejar al descubierto sus baterías. Diciendo. "Ud. tiene razón", se neutrali- za la reacción del interlocutor a quien se va a someter una opinión contraria empezando por un "pero" que destruye la aprobación inicial. Para contradecir al interlocutor sin lasti- marlo, sin irritarlo con una controversia de- masiado visible, se dirá, por ejemplo: -Ud. @ tiene razón al pensar que... pero en el caso presente es necesario tener en cuenta que... En una conversación de negocios se pue- den seiíalar los lados ventajosos de la pro- posición; luego- plantear, una objeción, be. nigna primero; luego, más seria, a medida que se la desarrolla. Esta objeción será la base de una proposi- ción contraria que formulada directamente y colocada después del elogio inicial, no pre- sentará los caracteres de una oposición abso- luta, 76 76 La táctica persuasiva Las personas aceptan gustosas una idea si tienen la impresión de que es su propia idea. Para que la persuasión se implante en al- guien, hay que hacerle creer que él traía los gérmenes de ella y que la provocó solamente la influencia de su propio razonamiento. No impacientarse por hacer aceptar su pro- pio punto de vista. Basta ponerlo bien en eví- dencia. Exponer este punto de vista con modera- ci6n y precisión. Añadir que es posible ha- berse equivocado. Esta precaución compro- mete al interlocutor a aceptar lo que se aca- ba de decirle y a sostenerlo si es preciso, ya que parce dudar de tal cosa. Evitar el tono perentorio y arrogante. Dis- currir de tal manera que el interlocutor Ue. gue a sostener la idea de Ud.; entonces él la adoptará. 1 Deje al interlocutor discutir a su gusto lo que se le propone, porque frecuentemente se siente obligado por amor propio a sostener una objeción. Sostener sucesivamente dos tesis opuestas, sugiriendo con tacto que la de Ud. es la más 77 77 lógica; o hacer creer al interlocutor que la tesis proviene de él y no de Ud. Puede decirse por ejemplo: "Tal día, Ud. me dio una idea que me ha incitado a refle- xionaryy. Pregunte, interpele, No afirme. La interro- partir la idea estableciendo un contacto: nada se impone; se pide una respuesta; se da así al interlocutor 0 al pú- blico, ocasión de convencerse por sí mismo. Para interrogar diga: "Ha pensado Ud. en tal cosa?". "No cree que esto podría dar tal resultado?". ]Para objetar, diga- "Su proposición es ex- celente; pero he visto en su indecisión que Ud. entreveía la posibilidad de... Quiere e la examinemos con la mente con que Ud. que parecía considerarla?". Para animar a los oyentes, decirles: "Que hacemos en este caso?", "Permaneceremos iliertes?", "Seremos siempre incapaces? Para intervenir con éxito en los trabajos de comisiones, deje a cada uno decir algo y anote las observaciones presentadas. Cuando todos han presentado sus argu- mentos y la discusión se apaga, resuma el de- bate dicindo: "Me parece, señores, que lo dicho puede resumiese así. . 78 78 Presente luego sus proposiciones en forma de conclusiones; serán adoptadas fácilmente. En una discusión de poco interés en cuan- to al fondo, deje triunfar al interlocutor. Acepte su tesis si no tiene consecuencias para Ud. él quedará satisfecho y Ud. no habrá perdido nada. Cuando uno quiere hacer que los demás se adhieran a su opinión y hacerlos obrar según sus puntos de vista, es necesario tener gran confianza en'sf y poseer a fondo el tema que ha de tratarse. La prudencia manda no tratar nada itnpoétante si no se está a tono. Medios de convicción El arte de convencer exige preparación se- ria y conocimiento de las diferentes formas de la convicción. No hay que concebir 1,a convicción bajo una forma única, si se quiere tener éxito en el arte de convencer. Los medios de convicción más comunes son: a - La prueba innegable; b - la revelación progresiva; e - la penetración lenta. 79 La prueba innegable y brutal Presenta el Ín- conveniente cle encéguecer y desequilibrar 79 momentáncatnente a aquel a quien se Prc- senta; muchos se sienten felices de ment'rse a sí mismos; temen el choque de un pensa- miento expresado demasiado claramente. U revelación progresiva presenta los ar- gumentos de manera que sea posible discutir su alcance según las circunstancias que los rodean y las que los motivan. Llega a la con- -vicción razonada, la que mejor se implanta y que más difícilmente se destruye. La convicción razonada crece con la con- firmación de las pruebas; se afirma con la certeza de verdad que encierra y la voluntad de mantenerla. La penetración lenta, por la impregnación mental conlleva una convicción sólida y sin- cera, porque proviene de un trabajo mmucio- so del pensamiento: consideración de la idea, examen de las posibilidades, comparación, de- ducción. Conocimiento de los hechos, Para producir la convicción es necesario conocer a fondo el tema, compenetrarse de todos los detalles y circunstancias que pue. 80' dan influir en las modalidades de la causa que se ha de ganar o del proyecto que se trata de sacar adelante. 80 Importa ante todo, ver los hechos tales cuales son: el entusiasta sin medida está con- denado a repetidas desilusiones;
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