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Constelaciones_Familiares_Fundamentación_sistémica_de_Bert_Hellinger

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“Constelaciones Familiares”
Fundamentación sistémica de
Bert Hellinger
Carmen Cecilia Vargas sierra
 
Mónica Giraldo Paérez
 
 
Área: Educación
Primera edición: Bogotá, Colombia, abril de 2012
ISBN. 978-958-991-211-9
AGRADECIMIENTOS
 A Dios por mi existencia en el universo.
 
A mis padres por el amor, la vida que me dieron y la fuerza que me dan para
vivirla. A mis hermanos por su amor, ejemplo y presencia.
A mi esposo por su apoyo, acompañamiento y permanencia.
A mis hijos por el impulso y motor de vida. A tu papá y a ustedes: gracias por
existir y estar en mi vida. Hija gracias por tu estímulo y apoyo. Hijo, gracias por
tu tiempo.
A mis maestros y maestras: Gerardo, Guillermo, Luz Ángela, Luis, Carmen,
Marianela, Angélica y el grupo del CUDEC; por mostrarme el camino y a Bert
Hellinger cuyas enseñanzas me permitieron estar en este lugar e inspiraron esta
obra.
A mis compañeras de recorrido por su fuerza, profesionalismo y solidez.
A Mónica por estar y volver a estar.
Carmen Cecilia Vargas Sierra
A ti mamá por decir sí, y por tu amor y apoyo incondicionales.
A ti papá por la semilla, el amor, y estar siempre ahí.
A mamá Elvira por el amor de abuela y madre. Esto comenzó en complicidad tuya
hace 30 años.
A papá Emilio por el ejemplo amoroso.
A mamá Amanda por la posibilidad de ver, y a papá Roberto por la sabiduría y el
soporte.
A Juan por despertar a la mujer y la madre, y por nuestros 3 hijos.
A mis hijos Manuela, Alberto y Andrés Felipe: ustedes son mi vida.
A Diego, Lina María, María Claudia, Mabel, Adriana, Claudia, y el grupo de los
lunes por la eterna conexión y apoyo.
A Carmen Cecilia por confiar y persistir.
A mis maestros: Daniel, Gerardo, Ignacio, Francisco, Joy, Dananda, Luis,
Marshall, Carmen, Marianela, todos los del CUDEC y especialmente Bert
Hellinger.
A mis consultantes por la oportunidad y lo aprendido.
A Sergio por ser tú y lo que las palabras no pueden expresar.
Mónica Giraldo Paérez
A nuestro grupo de estudio de consteladoras de los lunes, por su confianza, aliento y
amistad.
A César A. Ortiz Cortés, nuestro editor, por su paciencia y por creer en nosotras.
Carmen Cecilia y Mónica
PROPÓSITO
 
Este libro fue diseñado con el propósito de dar a conocer al lector las teorías que
sobre el Orden y el Amor nos plantea Berth Hellinger, con el fin de facilitar su
aplicación a quienes deseen hacer una revisión de ellos en sus vidas para lograr más
armonía y fluidez.
Para una mejor comprensión de las dinámicas sistémicas dentro del contexto familiar y
de cualquier otro contexto, a más de Hellinger su columna vertebral; también nos
apoyamos en otros autores que amplían y soportan dicha comprensión.
Está dirigido a las personas que deseen conocer y/o profundizar sobre los
planteamientos de la sistémica familiar, su dinámica y ordenamiento. A quienes deseen
introducirse en los principios fundamentales de los Movimientos Sistémicos y las
Constelaciones Familiares y a quienes deseen realizar un trabajo comprometido con su
desarrollo y crecimiento interior.
“CONSTELACIONES FAMILIARES. Fundamentación Sistémica de Bert Hellinger”
surge de la necesidad de contar con un material escrito en un lenguaje sencillo y
secuencial, sobre los contenidos de los talleres del mismo nombre que realizamos en
siete módulos de un día al mes. Dicho taller es un trabajo teórico-práctico en el que la
teoría se basa en la comprensión de los Órdenes del Amor, los órdenes de la ayuda, el
tomar la vida, y cuyo fundamento práctico son los Movimientos Sistémicos; base a las
Constelaciones Familiares.
Simultáneamente, nuestro lector tiene la oportunidad de poner en práctica lo que dicta
la teoría y ahondar en las vivencias ampliando la mirada, el reconocimiento y la
comprensión de los fenómenos para interiorizarlos en su Ser, a la manera como lo
enseña Luis Díaz en su formación de Liberación de Memoria Celular: “pasándolo por
el cuerpo”.
CONTENIDO
PROPÓSITO
CAPÍTULO 1 
INTRODUCCIÓN A LA SISTÉMICA
¿Cómo se comportan los sistemas?
Propiedades del sistema
El Sistema Familiar
Los límites dentro del sistema familiar
La fenomenología
La Mirada y el Movimiento Sistémico
¿Cómo funciona?
Las Constelaciones Familiares
CAPÍTULOS 2
ÓRDENES DEL AMOR
El Amor
Primer Orden: Pertenencia
Los vínculos
Vinculación
Inclusión
Exclusión
Lealtades invisibles
Amor Ciego
Segundo Orden: Jerarquía
Ocupar el lugar
Órdenes de la ayuda
Condiciones de la ayuda
Tercer Orden: Equilibrio entre el Tomar y el Dar.
Compensación positiva
Compensación neutra
Compensación negativa:
Desórdenes y alteraciones en el equilibrio entre el tomar y el dar
CAPÍTULO 3 
CONCIENCIA
CAPÍTULO 4
ETAPAS DE DESARROLLO
Tomar la vida
Etapas de desarrollo personal
La vida
Vínculo con la madre
Ver la madre
Reconocer a la madre
Permiso para ir al padre
Reconociendo los géneros
Ver al padre
Reconocer al padre y los antepasados
CAPÍTULO 5
ENFERMEDAD Y MUERTE
Enfermedad
Dolores de cabeza
Dolores de espalda
Enfermedades de la piel
Cáncer
Neurosis
Las psicosis
Trastornos del habla
Anorexia
Bulimia
Esclerosis múltiple
Adicciones
Muerte
BIBLIOGRAFÍA
 
PRESENTACION
 
Se puede decir que el invaluable valor de las enseñanzas que Hellinger nos ha
entregado, y su ilimitada aplicabilidad, son una filosofía de vida que contribuye al
orden personal, familiar, social y mundial desde su base fundamental, “Los Órdenes
del Amor”, que son órdenes de paz, que están al servicio de la paz en las familias y
los grupos, ampliando el mismo concepto expresado por Hellinger sobre el Orden de
Jerarquía.
Cuando el lector se deje impregnar de los contenidos del libro, ellos le facilitarán
desarrollar la habilidad para afinar la percepción, conocer las fuerzas que dirigen su
Sistema Familiar y si lo desea, puede realizar los pequeños movimientos internos que
sugeridos a manera de ejercicios, que le permitan identificar y ocupar el lugar que le
corresponde dentro de su sistema, armonizando la vida a medida que gana fuerza y
crece en amor.
En el Primer Capítulo presentamos las bases científicas que conducen a la
comprensión de lo que sucede al interior de los sistemas. Los hallazgos científicos a
través del tiempo ayudan a que el lector se compenetre con los mecanismos de acción,
regulación, ajuste, caos y orden de que se vale el universo para mantener el equilibrio
a nivel macro y micro en los sistemas sociales, familiares u organizacionales.
En el Segundo Capítulo el lector entra al corazón de los Órdenes del Amor
identificados por Hellinger como: Orden de Pertenencia, Orden de Jerarquía y Orden
del Equilibrio entre el tomar y el dar. En él se compagina al detalle con cada uno de
ellos, lo que le permitirá saber en qué consisten, cuándo están ordenados y cuándo no,
y cómo se logra un nuevo orden.
En el Tercer Capítulo, interactuando con los Órdenes del Amor está la conciencia,
que es aquella voz que nos acompaña siempre para decirnos: está bien, está mal, eres
culpable o eres inocente. En el transcurso de la vida la buena y la mala conciencia, la
culpa y la inocencia se convierten en impulsadores de la conducta o en frenadores de
ella. La conciencia está presente en todos los órdenes y es una excelente aliada para la
toma de decisiones y el crecimiento personal.
El Cuarto Capítulo comprende las Etapas de Desarrollo desde el punto de vista
sistémico. Pone de manifiesto lo que significa aquello de que la vida viene de papá y
mamá, y qué es saberla tomar para hacer algo bueno con ella. Comprenderlo se
convierte en toda una ciencia que exige claridad de su significado, reconocimiento del
origen, agradecimiento por lo acaecido, coherencia en el actuar y saber decir SÍ o NO
ante los hechos.
Por último encontramos la salud, la enfermedad y la muerte desde lo sistémico. La
enfermedad, sea física, mental o emocional, proviene de los desórdenes que de
generación en generación se trasmiten y se perpetuán en las familias, sin que nadie se
ocupe de mirarlos, verlos y quererlos ordenar en sí mismos. Cuando un integrante de la
familia ordenasu sistema personal contribuye al orden en el sistema familiar y en el de
las generaciones venideras.
Estos son los temas que nos ocupa el contenido de este libro: “Constelaciones
familiares”. Bert Hellinger CREADOR DE LAS CONSTELACIONES
FAMILIARES.
Acogiendo los principios sistémicos, damos a conocer la biografía de la persona que
desarrolla, promulga, aplica y difunde tanto los Órdenes del Amor como las
Constelaciones Familiares y Organizacionales.
Berth Hellinger nació en Alemania en 1926. Desde los 5 años de edad manifestó su
deseo de ser sacerdote, y a los 10 años ingresa al internado de los misioneros de
Mariannehill en Lohr, donde permanece hasta los 15 años.
A los 17 años se enlistó en el ejército. Vuelve de la guerra a los 20 años e ingresa a la
orden religiosa con la que más tarde iría de misión a Sudáfrica y donde hace realidad
su sacerdocio. Allí asiste a la universidad por espacio de 3 años para prepararse como
docente universitario, actividad que desempeñó siempre en ascenso, y regresa a
Alemania como Rector del Seminario de sacerdotes de Mariannehill, donde estuvo
interno en su adolescencia.
Como experto en dinámica de grupos y con autorización de la orden, por sus propios
medios estudia Psicoanálisis y Psicoterapia.
En una demostración con una experta en Gestáltica, se da cuenta que dejaría el
sacerdocio y contraería matrimonio. Fue sacerdote por 25 años hasta que a los 45
abandona la orden. Al poco tiempo conoce a su esposa y decide casarse.
Continúa su formación psicoanalítica en Viena. Posteriormente se radica en Alemania
cerca de la frontera con Austria frente a Saltzburgo, donde se suma al grupo de trabajo
sobre Psicología del Inconsciente. A finales de los 60 y comienzos de los 70 deja este
grupo, viaja a Estados Unidos y se presenta en Janove para capacitarse en Terapia
Primaria.
Conoce el Análisis Transaccional a través del Análisis de Guión. Hace hipnoterapia
según Milton Ericsson y la PNL. De Ericsson le impresionó el respeto por el paciente
y el acompañamiento en sus movimientos. Al respecto se refiere en los siguientes
términos: “Para Ericsson los pequeños movimientos son lo más importante, está atento
a las más mínimas señas corporales, extrae de ellas el problema real del paciente para
llevarlo sin rodeos hasta lo que se corresponde con él en lo más profundo”.
Asistió a seminarios de Less Kadis y Ruth Mc Clendon. Al cabo de un año sus grupos
de trabajo se transforman en Terapia Familiar y a partir de allí desarrolla las
Constelaciones Familiares.
Capítulo 1
INTRODUCCIÓN A LA SISTÉMICA
 
Damos por sentado el mundo en el que estamos y creemos que lo que percibimos es el
mundo. Tocamos nuestro cuerpo o una pared y experimentamos la solidez de lo físico
de manera contundente. Son nuestros sentidos los que nos permiten esta experiencia:
palpamos, vemos, olemos, pero ¿cómo estar seguros de que lo que percibimos es lo
real? Para contestar a esta pregunta el ser humano se adentró en la ciencia para
descubrir los ladrillos de los que está hecho el mundo, y se encontró con los átomos y
sus partículas subatómicas.
Pero no nos detuvimos allí; quisimos saber de qué están hechas estas partículas, y en el
siglo pasado la física cuántica se encontró con una respuesta sorprendente: las
partículas no están hechas de materia: son energía. Lo que creíamos que eran partículas
son realmente ondas de energía, vibraciones. No hay partículas vibrando, solo están
las ondas que interactúan unas con otras y que nosotros percibimos como partículas.
Más increíble aún es el hecho de que estas ondas de las que está hecho todo y que
conocemos como partículas subatómicas tienen una distancia entre ellas de unos 32 km
a escala, lo que significa que si ampliáramos una partícula de las que se encuentran en
el núcleo de los átomos al tamaño de un balón de baloncesto, el primer electrón que
gira a su alrededor estaría a 32 km. La pregunta que sigue es: ¿Qué hay en medio? Los
científicos nos responden: espacio vacío.
Sintamos esto por un momento. Todo lo que conocemos está hecho de átomos, los
átomos están formados por partículas, las partículas son energía, la distancia entre
ellas es equivalente (a escala) a unos 32 km y en medio de ellas lo único que hay es
espacio vacío, es decir que la mayor parte de lo que consideramos materia sólida es
realmente espacio vacío, y al estudiar este espacio vacío los mismos científicos
encontraron que el vacío es realmente energía, una energía muchísimo más poderosa
que la que está contenida en la materia.
Entonces lo real es que la materia no es un edificio hecho de ladrillos llamados
átomos, sino que es una madeja de ondas de energía que interactúan con otras ondas de
energía en medio del espacio vacío que es energía pura.
De estas interacciones entre las ondas se van formando las diferentes clases de átomos,
los que a su vez interactúan con otras clases de ondas dando lugar a las moléculas de
las que todo está hecho.
Aquí podemos ver la diferencia entre aquello de lo que está hecho el mundo, y la forma
que adquiere. Ya los científicos nos han mostrado que el mundo está hecho de energía,
y lo que percibimos con nuestros sentidos es la forma que esta energía adquiere. La
sustancia no cambia, es la misma, sin embargo su forma está en constante cambio, las
ondas interactúan unas con otras organizándose en diversos patrones que les dan
formas diferentes, y estos patrones interactúan con otros patrones creando a su vez
nuevas formas.
Nuestro cuerpo es un aparato diseñado para percibir estas ondas y nuestro cerebro es
el órgano que las procesa e interpreta dándonos la imagen que tenemos del mundo y su
solidez.
Es como una pantalla de computador que usa la información que le llega para formar
una imagen acorde con ella. Si cambiamos la información que llega a la pantalla la
imagen también cambiará; cuando la información que nuestro cuerpo percibe cambia,
la imagen que nuestro cerebro proyecta de él también lo hace.
Otra forma en la que puede cambiar la imagen que vemos en la pantalla del
computador es que voluntariamente lo programemos para que traduzca la información
que le llega de forma diferente, entonces, a pesar de que a la pantalla llega la misma
información que antes, ahora veremos algo diferente. Pues bien, sucede lo mismo con
nuestro cerebro.
El mundo allá afuera no necesita ser diferente, pues con solo cambiar la programación
que tiene nuestro cerebro éste traducirá la información que recibe de otra manera y
entonces cambiará el mundo a nuestro alrededor.
Ejercicio
Este ejercicio permite hacernos una idea de cómo funciona
nuestro cerebro.
Haz una pequeña lista de aquellas cosas que en este momento de
tu vida te molestan, inquietan o entristecen.
Una vez terminada léela en detalle. Cierra tus ojos e imagina
estas situaciones y la contundencia de ellas en tu vida actual.
Imagina que te vas a dormir... que al despertar en la mañana
tienes amnesia y no recuerdas absolutamente nada: ni tu
nombre, ni quién eres, ni tu vida o la gente que te rodea.
Imagina que todo recuerdo de tu vida tal cual es ha
desaparecido completamente.
Ahora pregúntate: ¿Puedes sentirte de la misma forma que antes
respecto a los aspectos de tu vida si pierdes la memoria?
Siéntelo por un momento…. Mira cada tema de tu lista
imaginando que no tienes recuerdo alguno sobre él o las
personas involucradas, y revisa qué sucede y cómo te sientes.
Al cambiar la programación de tu cerebro la forma en que ves el mundo también
cambia.
En la situación del ejercicio sería imposible que pudieras llegar a ver el mundo de la
misma forma que antes, salvo que recuperaras tu memoria, y aun así la experiencia
vivida haría que algo de la imagen que tienes de él sea diferente a partir de ahora.
La información es la que permite que todo esto suceda. Cuando vemos la solidez del
mundo físico o la contundencia de los hechos de nuestra vida lo que estamos viendo es
la imagen que nuestro cerebro crea al traducir la información que nuestro cuerpo
percibe con los sentidos.
Una delas imágenes más contundentes que crea nuestro cerebro es la de la
individualidad. Vemos las cosas separadas unas de otras y creemos que realmente
interactúan entre ellas solo en la medida en que se acercan entre sí o crean estímulos
que les permita actuar a distancia. Por ejemplo, un aparato de radio que está en la sala
de tu casa solo tendrá relación contigo cuando al encenderlo emita las ondas que
percibirás con tus oídos, así te encuentres en una habitación diferente.
Desde esta perspectiva de separación, lo que en este momento suceda al otro lado del
mundo no te afectará, a menos que al encender el radio escuches una noticia y tu
reacción a ella sea la evidencia de que de alguna manera dicha situación entró en
contacto contigo y te afectó.
La capacidad del radio de emitir estas ondas y la de tu sentido de la audición de
percibirlas y procesarlas es lo que permite este intercambio, sin embargo la capacidad
del radio no tendría sentido alguno si no hubiera un receptor, el oyente, y la de tu
cuerpo tampoco tendría ningún sentido si no hubiera algo que le estimulara.
Es la relación entre ambas la que le da sentido a la existencia de cada una de ellas.
Nuestro cerebro proyecta una imagen en la que vemos un emisor, el radio con su
noticia, separado de un receptor, la persona que la escucha, cada uno con sus
propiedades intrínsecas. Si lo vemos de esta manera fraccionada nos perdemos la
imagen ampliada o la totalidad en la que la relación entre ellos es muchísimo más que
la suma de estas propiedades, y en este caso podríamos llamar a esta suma “la
comunicación” y al analizarlo nos damos cuenta que una lista de las propiedades de
cada parte no sería suficiente para explicar su efecto.
Ahora veamos lo que es un sistema: es una suma de partes cuyas propiedades solo
tienen sentido con base en la relación entre ellas y cuya totalidad es mucho mayor que
la suma de sus partes.
En un sistema no hay un emisor y un receptor como tal, pues todas las partes se
encuentran interconectadas al mismo tiempo y se relacionan entre ellas
simultáneamente, sin embargo esto nosotros no lo percibimos fácilmente debido a que
nuestro cerebro no está programado para darnos una imagen sistémica del mundo sino
para darnos una imagen individualista de él, razón por la que se dice que los sistemas
no pueden ser comprendidos por medio del análisis.
Lo anterior es válido tanto para los objetos materiales como para las situaciones que
experimentamos a lo largo de nuestra vida. Nuestro cerebro nos da una imagen
fragmentada de los hechos, las causas y los efectos, y nos perdemos la perspectiva
mayor en la que los hechos pasados, presentes y futuros se encuentran conectados unos
a otros simultáneamente y en la que cada uno de nosotros está en permanente relación
con ellos y con todas las personas que a su vez tuvieron relación con dichas
situaciones.
Nuestra vida, entonces, podría verse bajo una mirada mucho más amplia que la que
nuestro cerebro ha permitido hasta ahora. Podríamos ver que somos parte de muchos
sistemas, que permanentemente interactuamos con aquellos que también pertenecen a
ellos y que el verdadero sentido de nuestra vida no está dado por las características
especiales que cada uno de nosotros posee, sino por la relación que existe entre estas
características y las de todos los demás miembros.
El sistema a su vez posee propiedades que no existen en sus elementos, ya que son el
efecto de la suma de las relaciones entre ellas. Cada una de las partes del sistema
existe por medio de las otras, y la expresión de cada una se da por medio del sistema
como un todo.
Podemos verlo en el cuerpo humano: el corazón es un órgano fundamental para su
perfecto funcionamiento, sin embargo no tendría mucho sentido sin su relación con las
venas y las arterias, ya que gracias a ellas la sangre que bombea puede circular por
todo nuestro cuerpo. Sin el hígado limpiando la sangre el mismo corazón no podría
funcionar adecuadamente. Si observamos nuestro cuerpo como un todo, nos damos
cuenta que es mucho más que la suma de sus partes. La circulación del cuerpo humano
es algo más que los órganos que componen el sistema circulatorio.
A lo largo de este libro verás cómo tu cerebro comienza a desarrollar una mirada
sistémica, donde las relaciones entre las partes se hacen cada vez más evidentes.
Podrás reconocer cómo constantemente te estás relacionando, no con individuos u
objetos separados de ti, sino con todas las redes de relaciones a las que ellos están
interconectados. Comenzarás a ver todo en el contexto de algo superior que le dará más
sentido y claridad.
También verás cómo tu propósito en la vida y el lugar que ocupas en ella van
adquiriendo cada vez más sentido al comprender los entornos sistémicos en que te
desenvuelves, comenzando por el familiar.
Podríamos decir que el mundo va a cambiar ante tus ojos, no porque antes fuera de una
manera y hoy sea de otra, aunque esto sea cierto, sino porque poco a poco irás
cambiando la forma en que tu cerebro procesa la información y se hará evidente lo que
antes permanecía oculto.
¿Cómo se comportan los sistemas?
 
Los sistemas constantemente están retroalimentándose, auto organizándose y auto
regulándose.
La red que forman los elementos del sistema no está organizada en forma lineal, los
elementos que la conforman no están en una línea uno al lado del otro.
Ninguna propiedad de ninguna de las partes de la red es fundamental, todas se derivan
de las propiedades de las demás partes y la suma de todas sus interrelaciones
determina la estructura de toda la red.
Estas redes están organizadas de forma más parecida a la de las telas que tejen las
arañas, donde un punto puede estar unido a muchos otros al mismo tiempo.
Entonces la información fluye por los sistemas de forma circular y en ella la
retroalimentación consiste en que todos los elementos del sistema están conectados de
manera que lo que sucede en alguno de ellos genera que la información circule por toda
la red hasta que retorna al elemento en el que se inició el estímulo.
De tal manera que los seres humanos compartimos la información concerniente a
nuestro patrón como tales, y a la vez compartimos la que tiene que ver con el hecho de
ser mamíferos con muchísimas especies sobre el planeta, y con todos los seres que
llamamos vivos compartimos la información relevante a la respiración celular.
También compartimos información sobre los procesos de oxidación con los seres no
vivos o inertes, es decir con aquellos procesos en que los átomos pierden o ganan
electrones. Así, vemos cómo nos organizamos con base en patrones de información
diversos que compartimos con todos los demás miembros de los sistemas a los que
pertenecemos.
A medida que los sistemas se retroalimentan y la información recorre toda la red de
relaciones nos autoregulamos y el sistema va creando nuevas estructuras y modelos de
comportamiento. La configuración de relaciones características de un determinado
sistema es su patrón.
El patrón de un sistema va desde la forma en que se organizan las redes de relaciones
hasta el comportamiento que ellas adquieren. Un sistema puede conservar la misma
forma (los elementos que lo constituyen) y cambiar su patrón de organización
constantemente. Pertenecemos a estas redes de relaciones en diferentes niveles.
En una mujer sólo está la información relevante para el patrón de su cuerpo y sus
posibilidades. En su cuerpo no está la información para el patrón de una rama de roble,
pero sí la necesaria para llevar a cabo el proceso de gestación de un hijo así en el
momento no esté embarazada. Aunque parte de la información que está en ella no se
manifieste, sí está contenida en sus átomos y será transmitida a su descendencia con la
posibilidad de que se manifieste en ellos.
Gracias a la retroalimentación y auto organización, el sistema puede auto regularse,
buscando siempre acercarse a un equilibrio que le permita mantenerse en el tiempo.
Los seres humanos funcionamos de esta misma forma; nos organizamos en sistemasque
cumplen con las características anteriormente descritas.
El sistema básico es la familia, de allí venimos todos; luego comenzamos a conformar
otros sistemas como los del colegio, los amigos, el lugar de trabajo, etc. Cada familia
se organiza con base en un patrón diferente y también tiene patrones de comportamiento
particulares a ella.
Cuando sucede algo a uno de sus miembros, esta información fluye de manera circular
por todos los demás hasta que la red completa la haya recibido, y con base en ella
creará nuevos patrones buscando su permanencia en el tiempo.
A esta búsqueda la hemos llamado supervivencia, y es tan antigua como nuestra
historia sobre el planeta.
Es así como la ciencia, al investigar y analizar nuestros ancestros evolutivos con la
ayuda del ADN, compara los restos de Neandertales o Cromañones que vivieron hace
más de 27.000 años.
Encontraron que tanto en los unos como en los otros las similitudes en la información
alcanzan niveles superiores al 95%, y que la información contenida en el ADN es
constantemente influenciada y modificada por la experiencia, el entorno y el medio
ambiente.
Entonces, ¿Cómo vivían los hombres de las cavernas? Se organizaban en clanes que
buscando sobrevivir usaban cuevas como vivienda, y practicaban la caza y la
recolección como sustento. Se dividían las labores entre los hombres y las mujeres, y
usaban el conocimiento transmitido de sus ancestros y la superstición.
La única forma de sobrevivir era en grupo, así que si alguien quería permanecer en él
debía cumplir con las normas que dictaban la superstición y los líderes. El mayor
castigo era el destierro; verse enviado a la hostilidad del mundo sin un lugar dónde
dormir, sin con quién cazar para comer, sin abrigo del frío y expuesto a los animales
salvajes era lo mismo que verse enfrentado a la muerte, por lo que estos hombres
desarrollaron una fuerte lealtad con las costumbres y las formas de hacer las cosas del
clan, y éstas quedaban como improntas en la herencia que se transmitía a las
generaciones posteriores.
La pertenencia al clan era cuestión de vida o muerte. Esta fuerte necesidad de
pertenecer perdura hasta nuestros días en nuestra memoria inconsciente. En nuestro
instinto de supervivencia está la impronta de nuestros ancestros hace más de 7.000
generaciones, y desde entonces y hasta hoy todo lo que amenaza la pertenencia amenaza
la vida.
En ellos existía también el reconocimiento y el respeto a las jerarquías. Los ancianos
eran los poseedores de la experiencia que permitía la supervivencia, eran ellos los que
tenían más fresco el recuerdo de los antiguos que ya habían partido y por eso podían
transmitirlo a los jóvenes para así garantizar la continuidad del clan.
Los jóvenes observaban a los grandes aprendiendo de ellos y reconociendo su
conocimiento y sus enseñanzas. De esta manera podía fluir la sabiduría que, una vez
más, permitiría la supervivencia del grupo que era lo más importante, lo único
importante. Los niños se hacían hombres observando y aprendiendo de los grandes, de
los que llegaron primero y que por ello saben más.
Las niñas se quedaban con sus madres aprendiendo de ellas a ser mujeres, a cuidar de
los pequeños y mantener la unidad del grupo, ya que ellas por su experiencia podían
enseñarles. El proceso de enseñanza-aprendizaje era fundamental para la
supervivencia: si todos tenían los conocimientos y las habilidades necesarias el clan
tendría más posibilidades de seguir existiendo. Quien no aprende no sobrevive y
amenaza la supervivencia de los demás.
En estos clanes ancestrales ya se evidenciaba la manera en que funcionan los sistemas
familiares actuales. Tu eres parte de un sistema familiar con una configuración de
relaciones características, es decir con un patrón propio.
Tu sistema familiar se retroalimenta permanentemente de manera circular por medio de
la red que lo conforma, y donde todos los miembros están unidos entre sí en forma
simultánea más allá de la distancia y el tiempo. No importa hace cuánto tiempo no veas
a uno de ellos, si lo conociste o no, incluso si no sabes de su existencia; estás
conectado a todos y el sistema se retroalimenta con base en la información de todos.
A medida que tu sistema familiar se retroalimenta, así mismo se van creando nuevas
estructuras y modelos de comportamiento que pueden ser más o menos armónicos que
los de antes. El estado ideal de equilibrio y armonía es el que Bert Hellinger describe
en Los Órdenes del Amor y que veremos en detalle en este libro.
Cuando el patrón de nuestro sistema familiar va en contravía de estos órdenes, se
generan desequilibrios que experimentamos como dificultades a nivel personal,
familiar, y en los demás sistemas a los que pertenecemos.
Otros sistemas como el colegio o la empresa también tienen sus propios patrones de
organización que pueden ir en armonía o no con estos órdenes.
En la medida en que una persona experimenta cambios en su vida, toma decisiones o
vive experiencias, esta información es compartida con todos los de su entorno, el
sistema se retroalimenta a sí mismo y hace los ajustes necesarios en su organización
para buscar el equilibrio, es decir para auto regularse. Asi es como muchas de las
situaciones que experimentamos a lo largo de la vida son el producto de nuestro
sistema familiar buscando equilibrar lo que está en desbalance, incluso si éste fue
ocasionado por otra persona, incluyendo los parientes que vivieron en nuestro
antepasado.
Los que vivieron hace mucho tiempo también influyen en el sistema a través de lo que
se conoce como un campo mórfico (Rupert Sheldrake), que es como la memoria del
sistema en el que se almacenan todos los datos concernientes a la manera cómo se
relaciona cada parte con las demás; ésta es una memoria dinámica, pues está en
constante cambio, enriqueciéndose y adecuándose con la vivencia del momento, con la
información de experiencias anteriores y con la del sistema con el que esté
interactuando.
Tú accedes permanentemente a esta información de manera inconsciente, porque ella
está siempre disponible en tu campo mórfico, contenido en el entorno de cada uno de
los sistemas con los que interactúas, su modo de expresión es por medio de todos los
pensamientos y actos que tienes a lo largo de tu vida y la forma de enriquecerse y
alimentarse es con todas las decisiones que tomas, con tus pensamientos y tus acciones.
Los campos mórficos tienen la capacidad de influenciar la forma en que están
organizados los sistemas, pues al alimentarse de la información que sus miembros han
aportado en el pasado los nuevos miembros tienden a organizarse de la misma forma, o
por lo menos de manera similar.
Lo anterior lo puedes comprobar al observar tu sistema familiar o el de alguien que
conozcas, en el que los hijos o nietos repiten las historias de sus padres o abuelos; se
casan de la misma manera, con el mismo tipo de parejas, trabajan y progresan o
fracasan de forma similar, o contraen las mismas enfermedades.
Ejercicio
En una libreta que destines para tus ejercicios y
descubrimientos, escribe aquellas situaciones en tu familia
donde es evidente para ti la repetición de un patrón. Las fechas
y edades te pueden ayudar.
Observa a qué edad se casaron tus padres, o a qué edad se
separaron, si así ha sido. Qué edad tenían ellos cuando tuvieron
a su primer hijo y a qué edad tuviste tu primer hijo, o lo
tuvieron tus hermanos o hermanas.
Ten en cuenta las profesiones que se repiten en la familia, o
eventos trágicos como accidentes, enfermedades o muertes.
La repetición de nombres también aplica: ¿te llamas como
alguno de tus padres o abuelos?
Mira qué tantos eventos se repiten, qué tantos se relacionan o se
parecen y tenlos presentes para ti
Al hacer esta lista puedes notar que lo que parecen casualidades son realmente
situaciones o eventos interconectados entre sí que se relacionan unos con otros, esto es
lo que se llama un patrón.
No es necesario saber por qué sucede de esta manera o juzgar si debió ser así o de
forma diferente; simplementebasta verlos como fenómenos interconectados e
influenciados por algo más grande que ellos mismos.
Al no estar programado nuestro cerebro para ver la realidad de manera sistémica, o sea
en todo su conjunto, con todos sus elementos integrados, él interpretará estas
situaciones como el resultado de acciones individuales o como eventos fortuitos sin
conexión alguna entre ellos, ni con nosotros y nuestra familia.
Al aprender de qué manera funcionan los sistemas humanos, cuál es el patrón de
organización que les permite estar cerca del equilibrio y mantenerse en el tiempo,
podremos empezar a reconocer el patrón de organización específico de nuestro sistema
familiar, y en él, el origen de muchas situaciones que anteriormente escapaban a nuestra
percepción.
A partir de este reconocimiento comenzaremos a hacer pequeños ajustes en nosotros
mismos que harán que nueva información entre al proceso de retroalimentación y se
creen nuevas estructuras y comportamientos que le permitan auto regularse y acercarse
al equilibrio armónico, es decir, ordenarse.
No importa qué miembro de la familia, o del sistema, o del clan haga el reconocimiento
y los ajustes, en virtud de la interconexión y las propiedades de los sistemas, todos sus
miembros se verán beneficiados de la nueva configuración y la experimentarán de
acuerdo con la imagen que su cerebro les proporcione, bien sea hechos individuales o
hechos propios de un contexto sistémico.
Los sistemas actúan como una red de redes en la que todos sus miembros están
vinculados entre sí inevitablemente, aun sin que lo sepamos o lo comprendamos.
“Está comprobado que cuando uno de esos miembros muestra algún tipo de síntoma
o malestar, le está enviando al sistema un mensaje de que hay algo que no funciona
para el bienestar colectivo y personal”.
Las redes que conforman los sistemas son circulares y se retroalimentan, lo que
explica por qué desde un solo punto de ella se afecta toda la red, por qué una sola
causa produce muchos efectos y por qué un efecto tiene origen en muchas causas.
Esta red sistémica es la que se encarga de enseñarnos a mirar, a ubicarnos y a
relacionarnos adecuadamente con los sistemas humanos que nos rodean y a los que
pertenecemos, sean ellos escolares, familiares, sociales, organizacionales, etc., y es
también la que permite apreciar el funcionamiento de cada uno de los sistemas y
descubrir cómo sus miembros se relacionan entre sí.
“La idea es darle un giro a la manera como nos comunicamos y nos relacionamos
con las personas que hacen parte de cada uno de los sistemas con los que
interactuamos, lo que exige que a cada persona se la vea dentro de un contexto” y no
como un ente aislado.
Podemos concluir entonces, que el enfoque sistémico conduce al reconocimiento y
respeto de la persona dentro de la totalidad de subsistemas o espacios que conforman
su sistema.
Propiedades del sistema
Adaptación de notas directas tomadas en el Diplomado de Pedagogía Sistémica.
CUDEC México, Corporación Neopsicología Marianela Vallejo, 2009, Bogotá,
Colombia.
 
• Unicidad: cada sistema es único, característica primordial de los sistemas. Cada uno
de ellos, aunque esté íntimamente unido entre sí a otro sistema o a algo más grande es
único, y posee características propias que lo identifican, lo cohesionan y lo consolidan.
• Componente: es un elemento constitutivo de algo y de un todo. Si lo aplicamos por
ejemplo al ser humano, encontramos que está compuesto por células, tejidos, órganos,
sistemas, etc. Si lo tomamos como ser individual, podemos comprobar que es parte de
un sistema familiar de donde se origina un mundo de interacciones.
• Pertenencia: toda unidad sistémica pertenece a algo, es parte de algo: como maestro,
pertenece a un cuerpo docente; como alumno, por ejemplo, pertenece a un cuerpo
estudiantil de una institución; como hijo pertenece a un sistema familiar y como padre,
de igual manera, pertenece a un sistema familiar.
• Totalidad: el sistema es un todo donde no se excluye ninguna de sus partes porque
cada parte contiene la totalidad, cualidad que no se puede manifestar por sí sola sino
por medio de la interacción con las demás partes del mismo sistema o de otros
sistemas.
• Coherencia: en cada sistema existe una conexión o relación lógica entre las partes.
Esta es la coherencia que le da la unidad que tiene.
• Complejidad: un sistema, aunque único, está constituido por diversos elementos que
se entrelazan entre sí. El tejido, la trama, su composición y conexión conforman una red
de relaciones que se conecta multidimensionalmente. Cada dimensión de ser se abre a
una red de relaciones con diferentes vínculos y diferentes grados de complejidad.
• Apertura y límites: la apertura da posibilidad de intercambio, flexibilidad y
comprensión. El intercambio abre múltiples posibilidades de relación. Los límites se
originan en cada sistema y desde allí se ve hasta dónde se llega y qué tanto se admite.
De hecho, toda acción tiene límites. Todo lo que se sale de la organización afecta el
sistema. Cada uno puede hacer lo que quiera, incluso traspasar límites, pero no puede
evadir las consecuencias.
• Historicidad: Todas las historias tienen un origen y un comienzo, se desarrollan y
tienen un fin. El propio discurrir de la vida lo tiene implícito, así vemos cómo se
introducen los cambios que conllevan a otra forma (patrón) de ser. En los sistemas
familiares es evidente cómo cada evento, hecho o suceso influye históricamente en la
medida en que padre y madre están unidos por siempre en cada hijo, y la historia
traspasa lo generacional.
• Orden: Podemos decir que cualquier orden es perfecto en sí mismo, dado que permite
una configuración de relaciones que da lugar a una organización cuya manifestación es
un patrón o forma. El trabajo de Bert Hellinger sobre los Órdenes del Amor, nos ha
aportado una pauta de orden que como configuración de relaciones genera una
organización cuya forma o patrón es armónica.
El Sistema Familiar
La familia es un sistema organizado de manera estable, compuesto por elementos
humanos que conforman una unidad funcional regida por normas y por una historia
propia e irrepetible en constante evolución.
Las familias se fortalecen y crecen gracias a la relación de sus miembros entre sí y a la
interrelación con otros sistemas diferentes a ella como el académico, laboral, social,
etc. que le proveen información y retroalimentación.
Según Luis Cibanal: “La familia como sistema, opera a través de pautas que al
repetirse establecen la manera, el cuándo, el cómo y con quién relacionarse, con el fin
de preservar su integridad tanto tiempo cuanto más le sea posible”.
Preservar la integridad y la unidad familiar requiere que el sistema ejerza cierto control
sobre los que a él pertenecen, permitiéndoles que se movilicen dentro de un rango o
radio de acción que no amenace la estructura existente, sus creencias, normas, leyes,
maneras de ser cuyo conjunto es lo que le da identidad a cada familia y la diferencia de
las demás.
Es fácil observar cómo el Sistema Familiar se comporta de la misma manera que
cualquier otro sistema auto regulándose y auto equilibrándose, y cómo las pautas de
comportamiento y las normas de conducta al interior de cada familia se constituyen en
la herramienta de primer orden que consolida, tonifica y fortalece la estructura que
sostiene el andamiaje en el que se desarrolla la vida familiar.
Si comparamos esta estructura familiar con las nuevas estructuras arquitectónicas que
soportan las modernas edificaciones, podemos decir que ambas guardan en su interior
cierto nivel de flexibilidad y tolerancia a los vaivenes del entorno, lo que les permite
ajustarse y adecuarse (autorregularse) a nuevas circunstancias sin que se derrumben.
Sin embargo, cuando en las familias alguno de sus integrantes sobrepasa los niveles de
tolerancia interiormente establecidos, el sistema familiar se resiente y pone de
manifiesto la necesidad de desarrollar estrategias para restituir el orden, conservar la
armonía y fortalecer de nuevola estructura.
A esta búsqueda del equilibrio dentro del sistema familiar es que alude Hellinger en
toda su teoría sobre “Los Órdenes del Amor”, y es a la que Luis Cibanal se refiere
cuando dice: que “toda desviación del umbral de tolerancia del sistema, genera
mecanismos homeostáticos que restablecen el nivel habitual, por medio de
requerimientos de lealtad familiar y maniobras de culpabilidad, así la familia se
transforma, adapta y reestructura para seguir funcionando y respondiendo a nuevas
circunstancias sin perder la continuidad”.
El mecanismo lealtad-culpabilidad, del que nos ocuparemos en detalle más adelante, se
encuentra presente en todos los sistemas humanos y actúa como factor equilibrante y
catalizante de situaciones que puedan amenazar o afectar la estabilidad del sistema.
Es precisamente el sistema familiar el objeto principal en el que se basa este estudio,
constituyéndose en la columna vertebral donde confluyen todos los conceptos y todas
las teorías.
Iremos a lo largo del libro encontrando conexiones y entrelazándolas en procura del
orden sistémico. Continuamos entonces profundizando en las características de los
sistemas familiares y retomamos el cómo funcionan las normas y las pautas al interior
de ellos.
Las pautas, normas o mandatos del sistema familiar no necesariamente tienen que ser
verbalizadas, no hay que poner de manifiesto expresamente cuáles son, pues ellas se
encuentran implícitas en el campo de información del sistema, los integrantes de la
familia ya las tienen interiorizadas y saben qué es lo que se puede hacer y qué no.
Muchas de ellas ya vienen escritas en el ADN de cada quien y otras se incorporan con
la convivencia y el accionar del día a día familiar.
El sistema familiar desempeña sus funciones a través de subsistemas o subdivisiones
que definen la manera como se reorganiza la familia. En cada subsistema de los que
forma parte, el individuo desempeña un rol diferente y a diferente nivel.
Los subsistemas familiares más conocidos son:
• El “subsistema conyugal” (matrimonio), que se instituye cuando dos adultos de
sexo diferente se unen con la intención expresa de constituir una familia
compartiendo intereses, metas y objetivos. Cada uno deberá ceder parte de su
individualidad para la construcción de este proyecto
de vida sobre bases sólidas cimentadas en el sentido de pertenencia y el equilibrio de
la relación.
• El “subsistema parental” (padres), que se constituye al nacer el primer hijo.
Requiere que padres e hijos acepten que el uso diferenciado de autoridad es un
ingrediente necesario para la formación social de los niños, quienes necesitan
aprender cómo autorregularse y relacionarse en situaciones de poder desigual como
la que se da entre padres e hijos, o entre jefes y subalternos.
• El “subsistema fraterno o filial” (hermanos), que es la plataforma en la que los
niños experimentan relaciones con sus iguales y en la que aprenden a negociar,
cooperar y competir.
• También existe el suprasistema, que engloba los sistemas con los que la familia
mantiene contacto. Incluye la familia de origen, el colegio, el trabajo, los amigos, las
asociaciones de todo tipo, los antepasados, etc. Es el todo que contiene. Las
informaciones que allí se originan, enriquecen el sistema familiar y contribuyen a su
crecimiento.
Los límites dentro del sistema familiar
Los límites son acuerdos que se establecen de manera implícita o explícita y que
condicionan los comportamientos. En toda organización existen “límites”, y dentro de
un sistema constituyen las reglas que definen quiénes y de qué manera participan.
Su función consiste en proteger y preservar todo aquello que amenace la diferenciación
de roles dentro del sistema y las características particulares de ellos, así cada uno
conoce cuál es su lugar, el papel que desempeña y la manera como lo hace.
Con los siguientes ejemplos Luis Cibanal nos ilustra cómo operan los límites y el rol de
cada quien:
“Cuando la madre le dice a su hijo mayor: «No eres ni el padre, ni la madre de tu
hermano; si él hace algo indebido me informas y yo lo reprenderé, pero no le vuelvas a
gritar», el límite del subsistema parental queda definido de forma clara: es la madre la
que va a ejercer la función ejecutiva: «yo lo reprenderé».
“Si el subsistema parental incluye un hijo en «rol parental», o sea haciendo las veces
de uno de los padres, el límite será definido por uno de ellos, por ejemplo, al decirle al
hijo: «Hasta que yo vuelva, Ana se ocupa de todo»”.
Este rol parental delegado debe cumplir con una premisa fundamental que es “la
temporalidad”, con el fin de que el hijo elegido para tal fin no se identifique con ese rol
de autoridad frente a sus hermanos.
La manera como se determinan los límites en un sistema familiar brinda información de
cómo se relacionan sus miembros entre sí. Para favorecer el funcionamiento familiar
adecuado, los límites de los sistemas deberían ser:
• Claros. La claridad da seguridad y sentido de pertenencia a todos sus integrantes. Los
límites claros se constituyen en un parámetro útil para la evaluación de su
funcionamiento, lo que permite hacer los ajustes requeridos en el momento oportuno y
facilita que cada quien se ubique en su lugar y actue en consonancia con él.
• Precisos. Condición que permite el desarrollo de las funciones sin malos entendidos o
interferencias. Si no se cumple con ello el sistema se ve abocado a confusión e
inseguridad, y sus integrantes corren el riesgo de ver amenazados los cimientos de su
autonomía, precisamente porque los mensajes que se reciben al interior del sistema son
difusos.
• En su justa medida, para que permitan el contacto y la relación normal, armónica y
espontánea entre ellos y otros sistemas o subsistemas. La rigidez en los límites lleva a
la automatización y pérdida del sentido de pertenencia.
Los límites contribuyen a la autorregulación del sistema y a la conservación de los
acuerdos, normas y principios dentro del mismo.
“Las familias carentes de reglas y estructuras estables facilitan emocionalmente el
abandono, malos tratos, abusos sexuales y se constituyen en terreno abonado para las
psicopatías y múltiples problemas” (Juan Max Gonzáles Gallegos).
La fenomenología
La fenomenología estudia la relación que existe entre los hechos o fenómenos y el
ámbito en que se hace presente esta realidad es decir, la conciencia. En otras palabras,
es la relación que existe entre un hecho o fenómeno como tal y la manera como nosotros
lo interpretamos a la luz de nuestra conciencia.
La fenomenología es uno de los aspectos más relevantes dentro de los procesos de
ordenamiento de los sistemas humanos. Los hechos y la conciencia no son excluyentes,
no están separados, por lo tanto al hablar de un fenómeno es indispensable hablar de la
conciencia, y a la inversa, para hablar de la conciencia siempre habrá que hacerlo con
respecto a un fenómeno.
Cuando se define la fenomenología como la capacidad de ver los hechos tal cual como
son, hay que tener en cuenta que existe un intermediario entre el fenómeno y la
conciencia, este intermediario es “el punto de vista” del observador.
Por lo general el punto de vista de cualquier persona está impregnado de intención,
juicio e interés, lo que hace la diferencia entre la interpretación que cada quien le da a
los hechos o fenómenos.
Se trata entonces de aproximarse a ellos para observarlos y verlos sin juicio, ni
intención, sin preconceptos ni calificativos. Lo fenomenológico implica estar presente
con mente, percepción y corazón abiertos, respecto a lo que se pueda encontrar y sin
predisposición hacia lo que pueda surgir. Amerita también aceptar de igual forma lo
que aparece, más allá de la mirada humana.
Es soltarse y comprender que estamos inmersos en algo más grande que nos cobija y de
lo que todos hacemos parte. El carácter fenomenológico induce a soltar todo control o
idea previa y dejarse llevar humildemente por la fuerza de eso más grande que inspira
al campo familiar y es emanado del propio sistema.
Así,sin peso ni carga, ligeros, livianos y claros, se puede ver que un choque es un
choque, que alguien de mal genio es alguien que en el momento está de mal genio, pero
que ese alguien no es el mal genio. En todos los hechos existe un orden; lo que está
alterada es la armonía.
Al verlo de esta manera, al permitir que el fenómeno impacte la conciencia sin juicio
podemos acceder a este patrón de orden y verlo claramente, y entonces nos abrimos a
la posibilidad de modificar dicho patrón en uno nuevo de mayor armonía, que en virtud
de la forma en que funcionan los sistemas quedará a disposición de todos sus
integrantes.
Cuando la aproximación a un fenómeno se hace de esta manera, la intuición opera y la
persona ya sabe qué hacer. La intuición utiliza la información que ya tiene, la que está
dentro del Campo Mórfico del sistema, para que el hacer se convierta en un
movimiento natural, no pensado ni elaborado.
No es necesario ni siquiera darse cuenta. A muchas personas les ha pasado que algunos
aspectos de su vida le cambian de un momento a otro sin saber por qué, que de un
momento a otro se sienten mejor y no saben por qué.
De la mayoría de las cosas ni nos damos cuenta. Lo fundamental no es darse cuenta
porque la conciencia de la persona sí se da cuenta en el instante, y porque el darse
cuenta depende de los condicionamientos, las creencias y los prejuicios de cada uno. 
Lo fundamental es que la nueva información ya se instaló.
Ejercicio
 
Cierra tus ojos. Elige una posición lo más cómoda posible,
preferiblemente sin cruzar brazos ni piernas. Respira
profundamente…
Visualiza frente a ti una persona con la que has tenido un
disgusto y por la que sientes algún malestar o incomodidad.
Permite que tu cuerpo sienta la emoción negativa que te
produce lo ocurrido con esta persona, y toma nota en tu libreta
de lo que experimentas.
Tómate el tiempo que consideres necesario.
Revisa lo que escribiste.
Mírala de nuevo a los ojos y percíbela sin la condición negativa
que hayas encontrado. Toma solo una por vez.
Toma nota de cómo es ahora para ti: cómo la percibes y cómo te
sientes cuando no hay juicio ni crítica.
Encuentra la diferencia.
Al terminar el ejercicio le dices: “Ahora te veo como eres”.
Respira profundo impregnándote de la nueva sensación y
vivencia.
La sistémica como la propone Hellinger pide que observemos fenomenológicamente los
hechos y los acontecimientos. Al hacerlo así, observamos patrones que no eran
evidentes.
Para esta corriente filosófica “los fenómenos son simplemente las cosas tal y como se
muestran, tal y como se ofrecen a la conciencia. De ahí que promueva la intuición
como instrumento fundamental de conocimiento. La intuición es la experiencia
cognoscitiva en la cual el objeto conocido se nos hace presente, se nos muestra «en
persona».
La virtud del buen fenomenólogo es su perfección en el mirar, el saber disponer
adecuadamente su espíritu y sus sentidos para captar cada tipo de realidad”.
La Mirada y el Movimiento Sistémico
Al captar cada realidad en su momento de una manera fenomenológica, nos abrimos a la
posibilidad de ver el hecho en sí y de intuir algo más.
Reconocemos que en esa realidad existen aspectos más grandes que la contienen, que
puede tener múltiples causas y generar muchos efectos, que no se trata de algo aislado
sino siempre perteneciente a un contexto más grande y que trasciende el tiempo y el
espacio.
La capacidad de incluir todos estos aspectos al relacionarme con la realidad es a lo
que se llama Mirada Sistémica. Gracias a ella es más fácil ver las interconexiones
entre eventos y personas, y nos ayuda a adoptar una posición de apertura frente a lo
desconocido de cada situación o a lo que “aún no vemos claramente”.
La Mirada Sistémica es indispensable para seguir el Movimiento Sistémico. Hellinger
tomó claramente de Ericsson la importancia que le daba a los pequeños movimientos
del paciente, porque de allí extractaba valiosa información sobre lo que acontecía en el
sistema.
Los Movimientos Sistémicos son una herramienta rápida y fluida de orden y
reconciliación sobre un hecho concreto que permite observar dinámicas internas que no
se perciben a simple vista, pero que son origen de conflictos y desorden en las
relaciones.
Conlleva dos componentes fundamentales: la acción (movimiento) y un profundo
sentimiento de amor.
¿Cómo funciona?
Cuando estás en disposición de “ver sistémicamente” lo que te inquieta, puedes seguir
este procedimiento:
• Visualiza frente a ti a la persona o hecho objeto de tu inquietud.
• Te sueltas, te distensionas y te dispones a hacer una conexión profunda con lo más
íntimo de tu Ser y con lo más íntimo del Ser o del hecho que tienes al frente.
• Lo miras a la manera como nos lo enseña la fenomeno-
logía: sin juicio, ni crítica, ni intención, ni lastima sólo con apertura total.
• Así permaneces mirando hasta que algo en tu interior encaje, o sea que encontraste,
conectaste y viste lo que necesitabas ver para ubicarte y saber qué hacer.
En el lenguaje sistémico y fenomenológico se dice que el “alma siempre sabe”, y esto
es real. Es el ego, la personalidad, el orgullo, la mente con sus interpretaciones los que
no nos permiten ver lo que es tan evidente a la luz de la Mirada Sistémica.
Aunque el fin mismo del Movimiento Sistémico no es terapéutico, el hecho de
evidenciar algo, aclara y da opciones de solución al generar con el “movimiento” un
nuevo modo de relación.
El Movimiento Sistémico no necesariamente tiene que ser un movimiento físico, en la
mayoría de los casos lo es, pero en ocasiones puede ser solo un movimiento al interior
de la persona lo que le permita “ver” lo que está en desorden y es necesario ordenar.
Los Movimientos Sistémicos se pueden presentar de diferentes maneras:
Directamente con la persona como protagonista.
Con representantes de cuerpo presente.
Por medio de figuras o imágenes que representan personas o aspectos del sistema.
En ocasiones, cualquier elemento que se tenga a mano puede cumplir con el
propósito.
Las Constelaciones Familiares
Hacemos énfasis en que los Movimientos Sistémicos son la base de las Constelaciones
ya sean Familiares u Organizacionales. Bert Hellinger con los nuevos avances de las
Constelaciones Familiares adopta por las que él denomina Constelaciones del Espíritu
en las que los Movimientos Sistémicos son el eje fundamental en el que se sustentan.
El propósito de este libro y del Entrenamiento que con base en su contenido realizamos;
es el de proporcionar al lector una herramienta que él mismo pueda aplicar para sí al
tenor de la comprensión de los conceptos teóricos, y que al hacerlo realice un trabajo
interior que le permita ordenar-se y contribuir a ordenar-su sistema familiar y el de las
generaciones futuras.
Una Constelación es la configuración o representación de algo que tiene relación con el
tema motivo de consulta.
Fundamentalmente se trata de “configurar un sistema”, surge en un espacio terapéutico y
en su desarrollo se dan los llamados “movimientos sistémicos”.
Se requiere de un terapeuta debidamente entrenado para realizarla, del desarrollo de la
habilidad de la “mirada sistémica” para tener un panorama completo del sistema, con el
fin de ver la conexión e interrelación con las partes. Requiere del desarrollo de la
percepción e intuición; de la profundización en conocimientos específicos en el tema, y
de la disposición a estar enteramente al servicio del sistema del consultante o persona a
constelar.
En las constelaciones se miran en detalle todos los movimientos de quien consulta, de
su representante y de los demás representantes porque son los que contienen y nos
muestran la información del hecho.
En ocasiones, al desplegar una constelación basta un movimiento sistémico para que el
asunto sea “reconocido” o se vea una posibilidad de solución, pero en otros casos es
necesario mirar con mucha mas profundidad y cuidado la secuencia de movimientos
que se den. 
A partir de la información que el campo que se ha desplegado nos muestra, elfacilitador o Constelador puede orientar los movimientos hacia la restitución del orden,
aunque en algunas ocasiones el constelado con solo observar el desarrollo de la
constelación lo logra ver por sí mismo y en su interior el orden se restituye.
Entonces, al saber de qué manera funcionan los sistemas humanos, cuál es el patrón de
organización que les permite estar cerca del equilibrio y mantenerse en el tiempo,
podremos empezar a reconocer el patrón de organización específico de nuestro sistema
familiar, y en él el origen de muchas situaciones que anteriormente escapaban a nuestra
percepción.
Desde este lugar interior de reconocimiento podemos hacer pequeños ajustes en
nosotros mismos que harán que nueva información entre al proceso de
retroalimentación del sistema familiar, y se creen nuevas estructuras y comportamientos
que le permitan autorregularse y acercarse al equilibrio armónico, es decir, ordenarse.
De acuerdo con Bert Hellinger un sistema ordenado es aquel donde se ha reconocido la
pertenencia de cada uno de sus integrantes dándoles el lugar que les corresponde,
donde se honra a los ancestros y se establecen dinámicas de compensación que
propenden por el fortalecimiento de las relaciones.
Los ajustes que hacemos consisten en encontrar nuevas formas de orden al interior de
nuestros sistemas familiares, mediante las que podamos experimentar mayor armonía en
nuestras vidas.No importa qué integrante de la familia, del sistema o del clan haga el
reconocimiento y los ajustes.
En virtud de la interconexión por la red de redes y las propiedades de los sistemas,
todos sus miembros se verán beneficiados de la nueva configuración y la
experimentarán de acuerdo con la imagen que su cerebro les proporcione; bien sea
traducida en hechos particulares o bien sea en hechos propios del contexto sistémico
familiar.
Capítulos 2
ÓRDENES DEL AMOR
Todos los seres humanos actuamos por amor, ya sea por amor a mamá, a papá, a un
hermano, abuelo, tío, pareja, hijos, o por amor a nosotros mismos, pero no siempre las
manifestaciones de ese amor producen los mejores resultados.
Para que los efectos de las manifestaciones del amor se traduzcan en vitalidad, energía,
salud, armonía y felicidad, se requiere que exista orden, un orden en el amor, un amor
ordenado. Con el propósito de alcanzar para nuestras vidas los efectos de las
manifestaciones del amor ordenado, iremos de la mano de Berth Hellinger en este libro
para seguir sus enseñanzas.
Según Hellinger participamos de un destino familiar colectivo y nos encontramos
sujetos a unos órdenes esenciales que llamó “Órdenes del Amor”, y que para mayor
claridad clasificó de la siguiente manera:
Primer Orden: Pertenencia.
Segundo Orden: Jerarquía.
Tercer Orden: Equilibrio entre el Tomar y el Dar.
Ellos son la piedra angular de su teoría.
Los Órdenes del Amor o el amor ordenado fluyen a través de los vínculos que se tienen
con las personas o entidades con las que nos relacionamos, y con los hechos o
circunstancias que vivimos.
Los vínculos a su vez están regulados por leyes que responden a un orden
preestablecido, ese orden se deriva de una fuerza superior que lo regula más allá de lo
que podemos percibir a simple vista y cuya manera de actuar es más fácil de entender a
través de los efectos que obtenemos en nuestras relaciones tanto con personas
significativas en nuestra vida como con nosotros mismos.
Así, los resultados que obtenemos de la manera como nos relacionamos con nosotros
mismos y con los demás, se convierten en un indicador que señala qué tan en orden se
encuentran en nuestro interior y en nuestro sistema familiar los principios fundamentales
de la pertenencia, la jerarquía y el equilibrio, y de qué manera nuestra conciencia y la
del grupo interactúan con ellos.
Estos órdenes son leyes que están siempre presentes como telón de fondo en todo
comportamiento, red familiar o en cualquier sistema. Todo sistema familiar que alinea
los Órdenes del Amor, permite el fluir de la energia vital. 
Hellinger también observó que cuando en las organizaciones (empresas, negocios,
centros educativos, asociaciones, grupos y otros) se tienen en cuenta estos órdenes,
ellas funcionan mejor y se reducen o desaparecen los conflictos.
ÓRDENES DEL AMOR
Pertenencia
Jerarquía
Equilibrio
Fluyen por los vínculos.
Obedecen a leyes.
Sus efectos se ven por los resultados en las
relaciones
El Amor
El amor impulsa la conducta, pero si hay desorden se oculta y solo puede aflorar al
restablecerse el orden. Cuando no se encuentra alineado se distorsiona,
enmascarándose en conductas infantiles, y desde esta actitud infantil se paga cualquier
precio por obtener amor.
Si bien es cierto que todos actuamos por amor, es importante tener en cuenta que en
nombre del amor se construye y se destruye indiscriminadamente.
Para que el amor construya debe tener orden, estructura y sostén. Primero es el Orden y
después el amor, principio que permite comprobar cómo sólo a través del orden fluyen
el amor y todos los demás órdenes.
Los integrantes del sistema familiar están unidos por un amor innato y profundo que,
aunque no se ve, se siente; que aunque no se exprese con palabras se revela en actitudes
de correspondencia o de mutualidad, y que también asegura la satisfacción de las
necesidades de dicho sistema. Estas necesidades son: vínculo, orden y compensación.
Las conductas infantiles enmascaran y
distorsionan el amor.
En nombre del amor se construye y destruye
indiscriminadamente.
Para que fluya, primero es el orden y luego el
amor.
Cuando el patrón de organización del sistema va en contra de los Órdenes del Amor, es
decir cuando uno de sus participantes tiene una conducta que atenta contra el amor y el
orden, uno o varios de ellos comienzan a experimentar bloqueos o dificultades en forma
de malestar físico, emocional o mental, se sienten desubicados, reniegan de la vida y de
las personas con las que se relacionan, tienen experiencias difíciles o traumáticas, a
veces incluso repetitivas, que no pueden entender y de las que no pueden salir y
resolver.
A estos bloqueos y dificultades Hellinger las llamó Implicaciones Sistémicas.
En otras palabras, estas personas están implicadas con un hecho familiar pendiente de
resolver en el que cualquiera de los Órdenes del Amor ha sido alterado, y hasta que ese
hecho no salga a la luz, se haga evidente y se resuelva, la implicación permanecerá
vigente y se seguirá manifestando como un patrón de información de generación en
generación.
Entonces, si tenemos en cuenta lo que significa para cualquier persona la supervivencia
del clan o la propia dentro de un grupo, muchas de las situaciones que experimentamos
como bloqueos o dificultades las podemos ver y analizar desde un punto de vista
menos personal y más colectivo.
Estas Implicaciones Sistémicas son el resultado de un sistema tratando de auto
regularse para alcanzar la armonía y el equilibrio, y mantenerse vigente en el tiempo y
el espacio. Estas implicaciones no pueden ser comprendidas ni resueltas a menos que
sean miradas en el contexto de algo más grande, o sea el sistema, y en ausencia de
juicio o culpa.
Primer Orden: Pertenencia
Ejercicio
En tu libreta de notas escribe una lista de las ocasiones en tu vida
en las que te has sentido excluido(a): en la familia, en el colegio o
la universidad, en un trabajo o un grupo de amigos.
¿Cómo te sentiste? 
¿Qué hiciste al respecto?
¿Qué razones pudieron tener quienes hicieron esto?
Ahora recuerda algunas ocasiones en las que fuiste tú quien
excluyó y reflexiona sobre:
¿Cómo seleccionas a tus amigos o colaboradores? 
¿Cómo decides a quién invitas a una fiesta o a participar de un
proyecto?
Siente la diferencia en cada una de las situaciones.
Pertenecer significa ser parte de algo, de una empresa, una familia, una junta de acción
comunal, etc.
Este ser parte o pertenecer cobija tanto a los vivos como a los muertos, y aun a quienes
por pérdida o aborto no han llegado a ver la vida, es decir, a los bebés que no
alcanzarona nacer, ya que ellos también pertenecen al sistema familiar, como lo
ampliaremos más adelante.
Desde la pertenencia se agrupa una familia o cualquier sistema más allá de cualquier
consideración moral, socioeconómica o política.
El Orden de Pertenencia dice: cualquier persona de la familia tiene el mismo derecho
a pertenecer que todos los demás.
Pertenecer también significa que ocupamos un lugar en la familia, otorgado por el
imperativo biológico innegable de la concepción. La pertenencia no es opcional sino
que es inherente a la existencia misma.
A la red familiar pertenecen:
• Los hermanos y medios hermanos, incluso los que no llegaron a nacer, nacieron y
murieron o nacieron muertos.
• Los padres, tíos, abuelos y bisabuelos.
• Aquellos que tuvieron un destino difícil, como los que fueron asesinados, estuvieron
en la cárcel, fueron torturados, esclavizados, padecieron hambruna, miseria, etc.
• Aquellos que pertenecieron a la familia o al sistema y que cedieron el lugar para que
otros lo ocuparan, como es el caso de las primeras parejas de padres o abuelos u otras
relaciones significativas como novios o amantes. Estas personas voluntaria o
involuntariamente dejaron su espacio de pareja para que fuera ocupado por quien vino
después.
• Incluye relaciones de alianza más allá de las meramente consanguíneas, como las que
se dan con algunos socios: los del pasado o los actuales. Estos miembros llegan a
pertenecen por el simple hecho de haberse vinculado de esta manera con la red
familiar.
• También incluye a aquellos que desde el dolor han afectado al sistema y así quedan
vinculados a él, por ejemplo un perpetrador, violador o asesino.
• Y los benefactores, ellos han desempeñado un papel importante en nuestra vida
puesto que desde su actuar, han facilitado o permitido nuestro desarrollo personal o
familiar.
No es posible no pertenecer. Lo que es posible es no ser reconocido como
perteneciente a un determinado sistema, donde las consideraciones morales,
socioeconómicas o políticas tienen cabida y desde allí, en ocasiones, el incuestionable
hecho de pertenecer a un grupo se ve amenazado por sentimientos de vergüenza social,
culpa y castigo.
 
Pertenecer es ser parte de algo.
“Cualquier integrante de la
familia tiene el mismo derecho a
pertenecer”
 Si se niega la
pertenencia: 
otro ocupa el lugar.
Se restituye: dando el lugar y
reconociendo la igualdad
 
Los vínculos
En esta red de redes que es el sistema familiar y que ejemplificamos como una
telaraña, los puntos en que se une cada hilo con los demás corresponden a cada persona
que pertenece al sistema, y cada hilo que une a esta persona con las demás es un
vínculo.
Los vínculos son los lazos que nos unen al sistema al que pertenecemos, son las arterias
por las que circulan las relaciones sistémicas operan lo sepamos o no y se manifiestan
por medio de sus efectos.
Existe diversidad de vínculos y todos son permanentes, no se pierden, solo se
fortalecen o se debilitan. La información viaja por estos vínculos sin límites de espacio
o tiempo poniendo de manifiesto un eterno presente.
Por ejemplo: puede existir una relación débil o nula con un hermano lo que no significa
que eso que los vincula como hermanos se destruya o desaparezca.
El ser hijos del mismo papá y la misma mamá, o de uno de los dos progenitores, sigue
siendo una realidad sin importar que como hermanos decidan no relacionarse.
Estamos vinculados con personas con las que no nos relacionamos y podemos
relacionarnos con personas sin que exista una vinculación. Es el caso de la abuela que
no conocí: estoy vinculada con ella por ser la madre de mi padre o madre, aunque
nunca nos relacionamos porque cuando yo nací ya había muerto.
Otro ejemplo es el de las parejas que se separan, quienes siguen vinculados por
siempre y así no se vuelvan a ver, ese vínculo no se acaba.
Pueden existir relaciones muy intensas sin vinculación, como sucede con los
compañeros de estudio, de trabajo, o los amigos. Se puede estar vinculado y
relacionado a la vez, por ejemplo entre padres e hijos, parejas o hermanos.
La intensidad de la energía con que nos relacionamos es directamente proporcional al
sentido de la relación que vincula. Sabemos que la relación de un hijo con su madre es
muy grande y que la relación de esa madre con su hermano también lo es, sin embargo
la relación que los vincula, o la naturaleza del vínculo en los dos casos, es diferente.
Lo anterior evidencia que las relaciones vinculares son modificables en razón de la
calidad de la naturaleza del vínculo, pues es precisamente esa calidad la que determina
la energía que los une y que el vínculo se puede debilitar o fortalecer.
Por ejemplo: una madre que cría sola a su hijo e internamente propicia que se
desarrolle un vínculo fuerte de su hijo con su padre: cuando le habla bien de él, de sus
cualidades, cuando le cuenta del amor con que lo procrearon; aunque el hijo no lo
conozca puede desarrollar un fuerte vínculo con su padre.
El caso contrario se da cuando la madre, a pesar de tener a su esposo consigo, se queja
de él delante del hijo, se refiere en malos términos, resalta sus defectos, etc. El vínculo
de este hijo hacia su padre estará debilitado a pesar de tenerlo presente, y aún
atendiendo sus necesidades.
Cuando miremos con quién estamos vinculados tengamos en cuenta:
• Todos los vínculos generan emociones diferentes.
• No todas las relaciones que establezcas son vinculantes es decir, que no estás
vinculado con todas las personas con la que te relacionas.
• Los vínculos se fortalecen con el permiso de quien lo requiere o lo necesita. Dar el
permiso es permitirse, abrirse disponerse a ello solamente se fortalece el vínculo si la
persona lo desea.
• La naturaleza de los vínculos anteriores determina la naturaleza de las relaciones
posteriores. La experiencia anterior queda grabada en la memoria celular e influye en la
experiencia posterior.
• Cuando el vínculo se establece es para siempre, aunque sea en una relación breve,
como en el caso de una violación.
Repasemos quiénes están vinculados a la red familiar:
• Papá, mamá, hijos, hermanos, medios hermanos.
• Aquellos que murieron, nacieron muertos o no nacieron.
• Los abuelos, bisabuelos y aun más atrás.
• Parejas anteriores de los padres o abuelos.
• Toda relación anterior importante sea consanguínea o no, por ejemplo un socio o
benefactor.
Vinculación
Existen tres grandes fuerzas vinculantes: la sexualidad, el intercambio y la violencia.
La sexualidad establece el primer vínculo, es el que ocurre entre las parejas o
cónyuges. Luego vienen los vínculos que se dan al tener hijos y por el que nos hacemos
padres. Luego los de los pares o entre iguales, donde están los hermanos.
Cuando el vínculo se presenta ya no se puede negar, y para que se mantenga el orden
hay que darle su lugar en la historia personal y familiar.
La sexualidad
trae o expone la vida. En una relación sexual siempre está presente la posibilidad de
dar vida, y todo lo que expone a la vida o muerte es muy vinculante. La sexualidad tiene
mucho peso, es una fuerza poderosa de unión que crea un vínculo indisoluble e
irrepetible.
Ningún otro quehacer humano tiene consecuencias más graves ni riesgos más
abundantes, es de una dimensión tan grande que representa a la vez nuestro hacer más
humilde, pues en ninguna otra circunstancia nos descubrimos tanto, ni exponemos
nuestros puntos más vulnerables, confiando y revelando lo más íntimo.
Energéticamente es la relación más fuerte que existe, está por encima del amor, y por
encima de los hijos. Cualquier persona que haya tenido relaciones sexuales con otra
crea un vínculo que permanece por siempre sin importar la duración de la relación,
porque lo que se encuentra implicado es el potencial de vida.
En el momento de la fecundación, cuando el óvulo y el espermatozoide se unen para
formar una única célula a partir de la cual se desarrolla nuestro cuerpo durante la
gestación, se establecenlos primeros vínculos, los más importantes y los que nos
acompañan por toda la vida: los vínculos con nuestro padre y nuestra madre biológicos.
Al estar ellos vinculados de la misma forma con sus respectivos padres: nuestros
abuelos, automáticamente nuestro vínculo se extiende hasta ellos, y así mismo hacia
nuestros bisabuelos, tatarabuelos y todos los ancestros.
En el ADN los científicos han encontrado la información que está allí desde los
primeros hombres y que a través de los vínculos ha viajado hasta nosotros y nuestra
descendencia. También estamos vinculados por sexo con aquellos que comparten un
origen común, es decir nuestros hermanos y tíos.
El vínculo establecido en la pareja se consolida cuando se concibe un hijo. La
procreación, nacimiento y crianza generan lazos mucho más fuertes que cuando no se
tienen hijos. Cuanto más relaciones sexuales tiene una persona, su capacidad de crear
un vínculo fuerte se debilita, pues la energía del vínculo con cada relación se hace más
débil.
Esto no quiere decir que no ame más, incluso su amor puede ser más grande que el que
hubo en cualquier relación anterior, pero le es más fácil romper con la relación si es el
caso.
Casarse es respetar el vínculo y los orígenes de cada uno de los que conforman una
pareja. Cuando una persona se casa o legaliza su unión por cualquier religión o rito,
desde el punto de vista sistémico lo que hace es honrar el vínculo que se creó entre los
dos y honrar aquello que le permitió al otro estar ahí para vincularse con ella, o sea que
honra a sus ancestros.
Por eso el matrimonio tiene tanta fuerza desde lo vincular. Cuando me caso digo:
“honro mi genealogía, honro la tuya, doy un paso hacia ti para crear un nuevo sistema
juntos”. Este nuevo sistema va a primar sobre los anteriores. También interiormente
digo: “Reconozco a esta persona como mi pareja, me comprometo con esta relación,
cierro un ciclo en mi vida e inicio otro”.
Cuando una persona se va a vivir con otra sin el ritual del matrimonio; si bien es cierto
que ha dado un nuevo paso, también es cierto que seguira siendo “hijo o hija de papá y
mamá” y deja el ciclo abierto, como cuando se es adolescente, quizá esperando a ver
si aparece algo mejor.
¿Quiénes están vinculados por sexo?
• Los hijos de la familia y sus padres.
• Los hermanos de los padres, los abuelos, los bisabuelos y aún más atrás.
• Parejas anteriores de padres y abuelos (porque hicieron espacio a la pareja actual o
posterior, aun sufriendo por ello).
No están vinculados por sexo (pero pertenecen al sistema):
• Los hijos de los hermanos de los padres, o sea los primos hermanos.
• Los que entraron a la familia por casamientos, o sea las parejas de los tíos.
El intercambio es un tomar y un dar, y a través de él se crean obligaciones y vínculos
mutuos que se hacen evidentes cuando el sistema recibe un beneficio que no puede
compensar o pagar o cuando ese beneficio significa pérdida o sufrimiento para quien lo
otorga: benefactores, esclavos, empleadas del servicio doméstico, nanas, institutrices.
El intercambio puede ser amoroso, de convivencia, de amistad, de pareja, laboral, de
filiación, comercial u otros. En todos es diferente la energía, la naturaleza del vínculo y
la manera de relacionarse.
La violencia es la intención de hacer daño, vincula porque expone a la muerte, y todo
lo que expone a la vida o a la muerte es muy vinculante. Ella no tiene la capacidad de
mirar el dolor del otro, ni le importa lo que le pasa o siente.
La Violencia marca, es difícil de olvidar y queda vigente, sin embargo hay que verla en
su contexto porque la violencia tiene un sentido y cumple una función que se debe
reconocer para encontrar cómo conciliar la situación.
Sistémicamente se dice que el asesino deja de pertenecer a su familia y empieza a
vincularse a la familia del perpetrado. Cuando alguien con quien estamos vinculados
pierde la vida por un acto violento de otro, quien muere, o sea la víctima, queda
vinculada con el perpetrador.
Al estar nosotros vinculados con la víctima también lo estamos con su perpetrador, y si
nuestro vínculo es con el perpetrador, por su acción quedamos vinculados con su
víctima.
En una constelación se ve que cuando el asesino se tiende al lado de la víctima entra en
compensación. En palabras de Hellinger, “en esta dinámica de lo más hondo surge algo,
una fuerza increíble que al final reconcilia lo que era opuesto y estaba en enemistad.
Perpetradores y víctimas se disponen al mismo nivel, ninguno de los dos más alto ni
más bajo. Cuando un asesino mira a los ojos a su víctima, y viceversa, de repente se
encuentran los dos en un dolor compartido y en la muerte también encuentran la paz”.
El que se cree víctima se estanca, no puede avanzar y ve victimarios por doquier. Lo
peor que le puede pasar a alguien es creerse víctima con derechos, porque fácilmente
se convierte en perpetrador. Los salvadores, los que le quieren solucionar todo a todos
son perpetradores disfrazados porque minimizan las capacidades y habilidades de sus
víctimas, las inutilizan y destruyen su autoestima.
Cuando hay una víctima en ella misma hay un victimario, porque la victimización es
manipuladora y la manipulación también es una forma de violencia.
Ejercicio
 
En tu libreta de notas escribe una lista de las personas con las
que estás vinculado:
Primero tus padres, luego tus hermanos incluyendo a tus medios
hermanos, y si ellos son mayores que tu escribe a las parejas
con las que fueron engendrados.
Si tus medios hermanos son menores que tu, con esas parejas de
tus padres no estás vinculado aunque sí pertenecen al sistema.
Relaciona a tus abuelos y tíos abuelos, y si sabes de parejas
anteriores de tus abuelos, también. Incluye a tus tíos, los
hermanos de tus padres.
Las parejas de tus tíos no entran por no estar vinculadas
contigo y sus hijos, tus primos, tampoco, aunque unos y otros
también pertenecen al sistema.
Continúa con tus parejas, recuerda que debes incluir todas tus
parejas sexuales aunque no hayas tenido hijos con ellas, y por
supuesto relaciona tus hijos aunque no hayan nacido.
Por último relaciona los benefactores o personas que han
servido a tu familia, y no olvides los socios.
Si deseas puedes elaborar un árbol genealógico, hay programas
que se ofrecen en línea para que puedas organizar la
información de manera sistemática, incluyen fechas, edades,
datos históricos, etc.
Como regla general se ubica sobre el papel la generación más
joven en el extremo inferior, los hermanos mayores hacia la
izquierda y los menores hacia la derecha.
En las parejas (padres, abuelos, tu), los hombres a la izquierda
de la hoja y las mujeres a la derecha para cuando la hoja esté
en posición vertical mirando de frente; hombres quedan
ubicados a la derecha y las mujeres a la izquierda.
Durante este ejercicio puedes experimentar alguna dificultad
para recordar nombres o personas, o incluso podrás omitir
algunos de ellos. No te preocupes por eso, más adelante
volveremos sobre esta información varias veces.
También encontrarás que forman parte de tu sistema familiar
muchas más personas de las que pensabas, y que es difícil
hacerlas caber en una sola hoja de papel, puedes hacer varios
cuadros o listas para facilitar su visualización.
Observa en conjunto el cuadro ya concluido y percibe cómo te
sientes con ello.
Inclusión
Incluir significa contener y es el camino más adecuado para la integración del sistema,
puesto que hace presente todo. La inclusión permite la integración y la integración
permite la libertad.
Cuando no se ha incorporado internamente la presencia de los ancestros, por ejemplo,
el crecimiento personal es falso porque el que no ha tomado a sus ancestros se excluye
a sí mismo al excluir sus raíces y sus orígenes. Para ser yo mismo necesito ser parte de
algo.
Cuando tomo por completo mis orígenes y mis raíces puedo decir: “Puedo ser yo,
porque los tengo a ustedes” y eso libera y da fuerza. 
 
Incluir es contener, incluir integra
 
 
Exclusión
El excluido es aquel cuyo

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