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La globalización de la protesta 
COYUNTURA
Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig España: ¿un nuevo ciclo político?
Samuele Mazzolini Italia: una coyuntura particular 
TRIBUNA GLOBAL
Juan Ruocco Cómo la extrema derecha se apoderó de 4chan
TEMA CENTRAL
Didier Billion / Christophe Ventura ¿Por qué protesta tanta gente a la vez?
Nora Lustig Desigualdad y descontento social en América Latina
Olivier Fillieule / Danielle Tartakowsky La manifestación: el origen de una forma de protesta
Carolina Tohá Chile o el vértigo del futuro
Nuria Varela El tsunami feminista 
Maristella Svampa ¿Hacia dónde van los movimientos por la justicia climática?
Joan Martínez Alier Una experiencia de cartografía colaborativa. El Atlas de Justicia Ambiental
Ezequiel Kopel ¿El tercer capítulo de la Primavera Árabe?
Rémi Lefebvre Los «chalecos amarillos» y la representación política
Marc Saint-Upéry Colombia: dilemas políticos después del 21-n. Entrevista a Álvaro Jiménez Millán
Kim Kelly El poder de las huelgas clásicas
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NUEVA SOCIEDAD | 286
NUEVA SOCIEDAD 286
La globalización de la protesta
286
www.nuso.org 
Marzo-Abril 2020
es un proyecto de la 
284 285
MAYO-JUNIO 2020
En nuEstro próximo númEro
287 La nueva coyuntura latinoamericana
<www.nuso.org> 
El portal Nueva Sociedad es una plataforma de reflexión sobre América Latina. 
Articula un debate pluralista y democrático sobre política y políticas latinoamericanas. 
 nuEVA soCiEDAD 
es una revista latinoamericana abierta a las corrientes 
de pensamiento progresista, que aboga por el desarrollo de
la democracia política, económica y social.
Se publica cada dos meses en Buenos Aires, Argentina, 
y circula en toda América Latina.
Directora: Svenja Blanke
Jefe de redacción: Pablo Stefanoni
Coordinadora de producción: Silvina Cucchi
Plataforma digital: Mariano Schuster, Eugenia Corriés 
Administración: Vanesa Knoop, Karin Ohmann 
Nueva Sociedad No 286
Diseño original de portada: Horacio Wainhaus
Diagramación: Fabiana Di Matteo
Ilustraciones: Gustavo Deveze
Corrección: Germán Conde, Vera Giaconi
Traducción al inglés de los sumarios: Kristie Robinson
Impreso en Talleres Gráficos Nuevo Offset, 
Viel 1444, Buenos Aires, Argentina
Los artículos que integran Nueva Sociedad son de exclusiva 
responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente 
el pensamiento de la Revista. Se permite, previa autorización, 
la reproducción de los ensayos y de las ilustraciones, a condición 
de que se mencione la fuente y se haga llegar una copia a la redacción.
Nueva Sociedad – ISSN 0251-3552
Oficinas: Humberto Primo 531, C1103ACK Bue nos Ai res, Ar gen ti na.
Tel/Fax: (54-11) 3708-1330 
Correo electrónico: <info@nuso.org> 
 <distribucion@nuso.org> (distribución y ventas)
NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2019 ENERO-FEBRERO 2020
COYUNTURA
Rossana Castiglioni. ¿El ocaso 
del «modelo chileno»? 
Franklin Ramírez Gallegos. Las masas 
en octubre. Ecuador y las colisiones 
de clase
TRIBUNA GLOBAL
Émilie Frenkiel. El nacionalismo digital 
de China y las protestas en Hong Kong. 
Entrevista a Florian Schneider
TEMA CENTRAL
Alejandro Portes. Inmigración bifurcada 
y fin de la compasión
Alberto Pradilla. Centroamérica huye 
de sí misma
Barbara Hines. Las políticas migratorias 
de Donald Trump
Velia Cecilia Bobes. De las puertas 
abiertas al «ya no son bienvenidos»: El giro 
de la política migratoria mexicana
Yorelis Acosta. Escapar por la frontera 
colombo-venezolana
Haroldo Dilla Alfonso. República 
Dominicana: cuando la xenofobia 
se institucionaliza
Gabriela Díaz Prieto. Mujeres y acceso 
a protección internacional en América 
del Norte
Bernarda Zubrzycki. Ser africano en 
Argentina. Las dinámicas de la migración 
senegalesa
ENSAYO
Martín Bergel. Futuro, pasado y ocaso 
del «Tercer Mundo».
SUMMARIES 
MIGRAR EN AMÉRICA
Movilidad y derechos humanos
COYUNTURA
Steven Levitsky / María Victoria Murillo. 
La tentación militar en América Latina
Roberto Gargarella. Diez puntos 
sobre el cambio constitucional en Chile
TRIBUNA GLOBAL
Marie Lemonnier. ¿Europa sigue 
siendo cristiana? Entrevista a Olivier Roy
TEMA CENTRAL
Ezequiel Adamovsky. «Clase media»: 
mitos, usos y realidades
Cecilia Güemes / Ludolfo Paramio. 
El porvenir de una ilusión: clases 
medias en América Latina
Gabriela Benza / Gabriel Kessler. 
Nuevas clases medias: acercar la lupa
Moisés Kopper. Brasil: ¿cómo se 
«inventó» la nueva clase media?
Tobias Boos. Rebelión, progresismo y 
economía moral. La clase media argentina 
en las últimas dos décadas
Víctor Arrambide Cruz. Conceptos 
e ideas sobre las clases medias peruanas
Mayra Espina. Reforma y emergencia 
de capas medias en Cuba
Amaru Villanueva Rance. Bolivia: 
la clase media imaginada
ENSAYO
José Fernández Vega. Ricardo Piglia: 
una vida en tercera persona
SUMMARIES 
CLASES MEDIAS, MÁS ALLÁ 
DE LOS MITOS
Índice
Marzo-Abril 2020
NUEVA SOCIEDAD 286
COYUNTURA
4587 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig. España: 
¿un nuevo ciclo político? .......................................................................... 4
4588 Samuele Mazzolini. Italia: una coyuntura particular ............................. 14
TRIBUNA GLOBAL
4589 Juan Ruocco. Cómo la extrema derecha se apoderó de 4chan ............... 25
TEMA CENTRAL
4590 Didier Billion / Christophe Ventura. ¿Por qué protesta 
tanta gente a la vez ? ................................................................................ 37
4591 Nora Lustig. Desigualdad y descontento social 
en América Latina .................................................................................. 53
4592 Olivier Fillieule / Danielle Tartakowsky. La manifestación: 
el origen de una forma de protesta .......................................................... 62
4593 Carolina Tohá. Chile o el vértigo del futuro .......................................... 78
4594 Nuria Varela. El tsunami feminista ....................................................... 93
4595 Maristella Svampa. ¿Hacia dónde van los movimientos 
por la justicia climática? ........................................................................ 107
4596 Joan Martínez Alier. Una experiencia de cartografía 
colaborativa. El Atlas de Justicia Ambiental .......................................... 122
4597 Ezequiel Kopel. ¿El tercer capítulo de la Primavera Árabe? ..................129
4598 Rémi Lefebvre. Los «chalecos amarillos» y la representación 
 política ................................................................................................. 141
4599 Marc Saint-Upéry. Colombia: despertar ciudadano y dilemas 
políticos después del «21-n». Entrevista a Álvaro Jiménez Millán .......... 154
4600 Kim Kelly. El poder de las huelgas clásicas ........................................... 169
SUMMARIES
Segunda página
En todas partes la gente parece estar enojada, las elites son cuestionadas 
y se erosionan los sistemas de representación. En los últimos años, asistimos a 
un proceso de globalización de las protestas, que si bien tienen componentes 
locales, siguen a su vez algunas tendencias de más amplio alcance. El cambio 
climático y el feminismo se articulan con demandas democráticas o contra la 
corrupción, en un contexto de inconformismo que atraviesa a diferentes ge-
neraciones y sectores sociales. A reflexionar sobre estas protestas globales se 
dedica el Tema Central de este número de Nueva Sociedad.
Didier Billion y Christophe Ventura se enfocan en las protestas a escala 
global tratando de identificar las causas comunes del malestar, los imagina-
rios alternativos que se ponen en juego y el papel de las desigualdades, el 
autoritarismo, la corrupción o los servicios públicos en estallidos que abar-
can desde el mundo árabe hasta América Latina, con expresiones europeas 
como los «chalecos amarillos» en Francia. En el caso latinoamericano, como 
sostiene Nora Lustig, la ola de protestas en países como Chileo Colombia 
volvió a colocar en un primer plano la concentración del ingreso y, al mismo 
tiempo, deja en evidencia los límites de los indicadores comúnmente utiliza-
dos para medir la desigualdad.
Pero no siempre la gente se expresó desfilando por las calles. Como mues-
tran Olivier Fillieule y Danielle Tartakowsky, las manifestaciones, tal como las 
conocemos hoy, comenzaron en el siglo xix, cuando se diferenciaron de las fiestas 
cívicas y se transformaron en formas de movilización colectiva. Hoy vemos 
manifestaciones por diferentes razones y con distintas demandas. Entre ellas, 
destacan las reivindicaciones feministas y las protestas contra el calentamiento 
global. Nuria Varela muestra cómo el feminismo de la cuarta ola está muy pre-
sente en el ciclo de protestas que comenzó alrededor de 2010: «las calles y las 
plazas comenzaron a llenarse y las mujeres estaban allí, las feministas estaban 
allí». Se trata de un feminismo multicultural, pensado para el «99%», definido 
por la tecnología, con puentes con el ecologismo y, no menos importante, 
intergeneracional. Lo mismo ocurre con la cuestión del clima y de la justicia 
ambiental: Maristella Svampa pone el foco en la irrupción de un activismo cli-
mático de matriz juvenil, que no solo revitalizó el campo de acción, sino que 
abrió nuevas expectativas en un contexto de renovada urgencia climática, 
que puede generar a la vez una cierta parálisis colapsista. En este marco resul-
tan destacables iniciativas como el Atlas de Justicia Ambiental (ejatlas) retratado 
en su artículo por Joan Martínez Alier.
Entre las protestas que más impacto tuvieron en los últimos meses estu-
vieron, sin duda, las de Chile. Carolina Tohá se enfoca en algunas preguntas 
claves: ¿cuáles son las causas de las protestas, inéditas en la historia recien-
te: el neoliberalismo, el sistema político, un modelo desigual de sociedad, 
todo ello a la vez? Al mismo tiempo, echa luz sobre los actuales desafíos del 
progresismo, que gobernó el país durante una gran parte de la transición 
pospinochetista. La gente también salió a las calles en Colombia. En un país 
donde la protesta siempre fue criminalizada, y asociada a la guerrilla, miles 
de personas, sobre todo jóvenes, expresaron nuevas y viejas demandas. 
En una entrevista con Marc Saint-Upéry, Álvaro Jiménez Millán analiza las 
dinámicas del movimiento, sus actores y sus perspectivas, en un contexto 
marcado por los obstáculos al proceso de paz y los cotidianos asesinatos 
de líderes sociales.
Ezequiel Kopel, por su parte, aborda las protestas en el mundo árabe. 
Estas mostraron su potencia desde 2011 pero, al mismo tiempo, dejaron 
en evidencia las dificultades para avanzar en un camino democrático. Las 
razones de este devenir son variadas –tanto internas como geopolíticas–, 
pero pese a la represión brutal, persisten la corrupción, la incompetencia 
y la crisis económica como el combustible de nuevas olas de reclamos en 
la región. En Europa, Rémi Lefebvre analiza el caso de los «chalecos ama-
rillos», ese objeto social no identificado que irrumpió en la política francesa. 
Los gilets jaunes expresaron sentimientos profundos de injusticia que ya no 
están representados, expresados ni politizados por los sindicatos o las orga-
nizaciones de izquierda tradicionales. Pero el rechazo a toda representación, 
que constituyó su fuerza inicial, condujo más tarde a la pérdida de vitalidad 
del movimiento.
Finalmente, las huelgas. Aunque se hayan debilitado como forma de lu-
cha, Kim Kelly muestra que hay sectores, sobre todo el del transporte, en 
el que las huelgas clásicas aún conservan su impacto. En estas áreas, los 
trabajadores tienen todavía hoy la capacidad de incidir sobre el poder en 
defensa de sus propios derechos –afectados por la precarización–, e inclu-
so en muchos países, mediante huelgas de solidaridad, pueden apoyar a 
otros sectores laborales.
Es pronto aún para saber qué mundo dibujará la actual ola de protestas. 
Hoy el inconformismo toma diferentes formas, entre ellas la de la extrema 
derecha. Pero, sin duda, esto movimientos introducen una cuña en un capi-
talismo crecientemente desigual.
3segunda página
Una década de cambios 
profundos
La gran crisis económica de 2008 tuvo 
un profundo impacto en el sistema 
político español, el origen del cual se 
remonta a la muerte de Francisco Fran-
co y a la transición de 1975-1978, y 
cuya «estabilidad» y «prestigio» parecían 
consolidados. Sin embargo, la crisis sacó 
a la luz –de forma progresiva– las ten-
siones y los pasivos sociales, económicos 
e institucionales larvados a lo largo de 
40 años. Precisamente por ello es posible 
afirmar que hoy, en 2020, el sistema po-
lítico español, si bien no ha experimenta-
do un cambio de régimen, sí ha sufrido 
una fuerte transformación1. 
Gemma Ubasart-González / 
Salvador Martí i Puig
España transita varias crisis superpuestas que están poniendo 
en tensión el régimen surgido de la transición posfranquista: crisis 
económica, territorial y sociopolítica. El movimiento de los 
«indignados» y la dinámica política en Cataluña son dos expresiones 
de este nuevo escenario. Y a ello se suma el fin del bipartidismo 
y la emergencia de una extrema derecha por fuera del Partido 
Popular que la «contenía». El nuevo gobierno progresista de 
coalición, inédito en la democracia española, se enfrenta así 
a múltiples desafíos, entre ellos su propia supervivencia.
Gemma Ubasart-González: es profesora de Ciencia Política y vicedecana de la Facultad de Derecho en 
la Universidad de Girona. Correo electrónico: <gemma.ubasart@udg.edu>.
Salvador Martí i Puig: es catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Girona e investigador 
asociado de la Fundación cidob-Barcelona. Entre sus libros está Ciencia política. Un manual. Nueva 
edición actualizada (en coautoría con Josep María Vallès, Ariel, Madrid, 2015). Correo electrónico: 
<salvador.marti@udg.edu>. 
Palabras claves: crisis, gobierno de coalición, transición, Pedro Sánchez, España.
1. Alfons Aragoneses escribió que «la locución (régimen del 78) se utiliza para señalar los grandes 
problemas de nuestra democracia: negación de la plurinacionalidad, connivencia entre poderes econó-
micos y políticos, debilidad de los derechos sociales y gestos autoritarios de algunos agentes políticos 
y jurídicos». A. Aragoneses: «¿Debemos defender el espíritu del 78?» en El Món de Demà, 19/11/2018.
| coyuntura
España: ¿un nuevo 
ciclo político?
5coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político?
En poco más de una década, se ha de-
valuado el prestigio de las instituciones 
y los actores políticos; ha cambiado 
la tipología del sistema de partidos, 
que ha pasado de un bipartidismo 
imperfecto a un multipartidismo po-
larizado; ha desaparecido la «conlle-
vancia» sobre organización territorial 
del Estado y ha sido impugnada por 
parte de múltiples agentes, sobre todo 
(aunque no solo) por el gobierno de 
Cataluña; y, finalmente, se ha trans-
formado –para peor– la manera en 
que los jóvenes definen y proyectan 
sus expectativas socioeconómicas a 
medio plazo.
Es necesario también señalar que la 
crisis inicia en los prolegómenos del go-
bierno socialista de José Luis Rodríguez 
Zapatero, quien impulsa (siguiendo 
los dictados de Bruselas y Berlín) las 
primeras medidas de ajuste, y con ello 
condena a sucesivas derrotas electora-
les al Partido Socialista Obrero Espa-
ñol (psoe). El gobierno que gestiona el 
grueso de la crisis económica es el lide-
rado por Mariano Rajoy, del Partido 
Popular (pp), que consigue una abru-
madora victoria electoral el 21 de di-
ciembre de 2011 y revalida una mayoría 
relativa en 2016, después de una repe-
tición electoral. El segundo gobierno 
de Rajoy, que termina abruptamente el 
2 de junio de 2018 a raíz de la primera 
moción de censura exitosa de la demo-
cracia española, da inicio a un gobierno 
provisional liderado por el nuevo secre-
tario general del psoe, Pedro Sánchez, 
quien después de convocar dos veces 
más a los ciudadanosespañoles a las ur-
nas en 2019 termina liderando, por pri-
mera vez en la historia del régimen, un 
gobierno progresista de coalición (entre 
el psoe y Podemos).
Pero esta década, más allá de las con-
vocatorias electorales y los cambios de 
gobierno, ha sido de una gran com-
plejidad política. En poco más de dos 
lustros España ha sufrido una «triple 
crisis», a saber, una crisis económica, 
otra territorial y otra de carácter socio-
político2. A raíz de ello, en este periodo 
se han sucedido movilizaciones sociales 
de gran calado, conflictos internos en 
los partidos tradicionales, aparición de 
nuevas formaciones, un profundo pro-
ceso de judicialización política (o del 
conflicto político) y, finalmente, un 
descenso social en bloque que ha su-
puesto el empobrecimiento de un sec-
tor de las clases populares a través del 
incremento del desempleo y la precari-
zación laboral, con una especial afecta-
ción a las generaciones más jóvenes3. 
Respecto a las movilizaciones, desta-
can dos grandes episodios. Uno es el de 
los «indignados» del 15-m y las «mareas» 
posteriores, cuando una gran cantidad 
de ciudadanos impugnaron el sistema 
político y a sus representantes acusán-
dolos de corruptos e insensibles ante las 
políticas de ajuste implementadas desde 
5
2. Macià Serra, G. Ubasart-González y S. Martí i Puig: «Cataluña y la triple crisis española» en Nueva 
Sociedad No 273, 1-2/2018, disponible en <www.nuso.org>.
3. Robert Fishman: Democratic Practice: Origins of the Iberian Divide in Political Inclusion, Oxford up, 
Nueva York, 2019.
6 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286
20084; y el otro es el del llamado «pro-
ceso soberanista» catalán que, si bien 
permaneció a lo largo de casi diez años, 
tuvo su punto más caliente en la realiza-
ción de un referéndum el 1o de octubre 
de 2017 (celebrado sin la aprobación del 
gobierno central y bajo el acoso de la 
policía) y los acontecimientos posterio-
res de movilización callejera, la declara-
ción (no efectiva) de independencia y la 
detención (y juicio) y huida al extranje-
ro de los líderes del gobierno catalán5. 
Este último conflicto supuso la puesta 
en marcha de una suerte de activismo 
judicial que produjo la imputación por 
rebelión a los principales líderes insti-
tucionales y sociales del independentis-
mo; una parte de ellos quedó en prisión 
y otra, en el exilio6. 
En cuanto a la crisis de los partidos 
tradicionales, cabe señalar los escánda-
los de corrupción y financiación ilegal a 
los que se vio sometido el pp a lo largo 
de la década y que tuvieron como co-
lofón la sentencia del «caso Gürtel» (en 
mayo de 2018), en la que se hace res-
ponsable al partido de haber tejido una 
densa red de corrupción y contabilidad 
paralela para beneficiarse y favorecer 
a algunos de sus miembros; este fue el 
detonante de la moción de censura vic-
toriosa de Pedro Sánchez. El psoe, por 
otro lado, vivió un agrio episodio de lu-
chas intestinas vinculadas a la elección 
de su secretario general en 2017, cuan-
do los candidatos ungidos por el apara-
to no ganaron los procesos de primarias 
y Sánchez se impuso en dos ocasiones. 
También en este periodo, muta (y casi 
desaparece por temas de corrupción) 
un partido nacionalista catalán de cen-
troderecha, Convergència Democràtica 
de Catalunya (cdc), que gobernó en 
Cataluña desde 1980 y fue un pilar de 
la gobernabilidad española7. 
En esta coyuntura de descrédito y 
conflicto partidario, no es casual que 
aparecieran nuevas formaciones, tanto 
de derechas como de izquierdas, e in-
cluso una que reclamaba el centro. En 
la izquierda –y como resultado de la 
irrupción de la movilización del 15-m, 
aparece el partido Podemos, liderado 
por un grupo de jóvenes de tradición 
«movimentista» bajo la dirección de 
Pablo Iglesias, que pretende aglutinar 
el desencanto de los ciudadanos frente 
al statu quo y las políticas de ajuste8. 
Ciudadanos (cs), que era un partido 
de ámbito catalán nacido en 2005 con 
un programa anticatalanista y una 
ubicación social-liberal, da un salto 
al resto de España, y frente al desafío 
independentista catalán y la debilidad 
(y acusaciones de corrupción) de los dos 
partidos tradicionales, reclama –con el 
apoyo de grandes corporaciones me-
diáticas y económicas– el espacio de 
4. S. Martí i Puig: «Pienso, luego estorbo. España: crisis e indignación» en Nueva Sociedad No 236, 11-12/2011, 
disponible en <www.nuso.org>.
5. G. Ubasart-González y S. Martí i Puig: Política i govern a Catalunya. De la transició a actualitat, 
Libros de la Catarata, Madrid, 2018.
6. G. Ubasart-González: «Activismo judicial» en El Diario, 24/12/2019.
7. Paola Lo Cascio: «El Procés i el final d’un cicle polític» en L’Espill No 51, 2015-2016.
8. P. Iglesias: Disputar la democracia. Política para tiempos de crisis, Akal, Madrid, 2015.
7coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político?
centro liberal y regeneracionista9. Fi-
nalmente, el último de los partidos 
que emerge es Vox, que toma postula-
dos de la derecha radical europea junto 
con elementos reaccionarios y tradicio-
nales propios de la derecha autoritaria 
española, anteriormente aglutinada 
en el pp. Esta formación, que nació en 
2003 y fue anecdótica, reaparece con 
fuerza en las elecciones autonómicas 
andaluzas del 2 de diciembre de 2018, 
después de los «hechos de octubre» en 
Cataluña, y pasa de no tener represen-
tación a obtener 12 escaños y a ser la 
fuerza clave para la creación de un go-
bierno (con el pp y cs) por primera vez 
en la historia de la región. 
En este contexto, en junio de 2018 el 
gobierno del pp termina de forma abrup-
ta el segundo periodo consecutivo de 
Rajoy. El fallo de la sentencia del caso 
Gürtel (iniciado en 2009) une a la oposi-
ción de izquierdas y a los nacionalismos 
periféricos que, en pocos días, presentan 
y ganan una moción de censura. Así se 
da inicio a un bienio en el que parece 
abrirse un nuevo ciclo en la arena polí-
tica española. 
Una moción de censura 
exitosa (2018) y una convocatoria 
electoral (2019)
Contra todo pronóstico, Sánchez llega 
a ser presidente a través de una moción 
de censura, la primera que resulta 
exitosa en la historia española. Hasta 
entonces, este instrumento constitu-
cional había servido para el posiciona-
miento de figuras políticas como de-
nunciantes (Felipe González en 1980 
y Pablo Iglesias en 2017), aunque tam-
bién había provocado el fin político de 
otros, como el de Antonio Hernández 
Mancha en 1987.
El cierre de la etapa Rajoy fue visto 
con buenos ojos por parte de las fuerzas 
progresistas, pero también por aquellas 
que representan la España plurinacio-
nal. Para estos últimos, el cambio de 
escenario podía significar la posibilidad 
de transitar hacia una resolución po-
lítica del contencioso territorial. Por 
ello, las dos figuras claves del éxito 
de esa moción fueron Iglesias, de Po-
demos, y Marta Pascal, coordinadora 
general del Partit Demòcrata Europeu 
Català (pdecat), partido heredero de la 
antigua cdc.
Después de la moción, la legislatu-
ra inició la confección de un gobierno 
presidido por Sánchez y de carácter pa-
ritario, que mezclaba ministros socialis-
tas fieles al presidente y personalidades 
independientes de reconocido prestigio 
y/o alta popularidad. La elección del 
Ejecutivo fue una tarea de orfebrería. 
Cada pieza estaba pensada para am-
pliar la base electoral en futuras eleccio-
nes, con guiños hacia el electorado de 
izquierdas y hacia sectores liberales (en 
especial, a la formación de cs). En este 
sentido, Sánchez diseñó un gobierno 
provisional pensando en unos nuevos 
comicios en los que se percibía ganador. 
9. Juan Rodríguez-Teruel y Astrid Barrio: «Going National: Ciudadanos from Catalonia to Spain, 
South European Society and Politics» en South European Society and Politics vol. 21 No 4, 2016.
8 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286
La consigna respecto a la crisis ca-
talana fue la de distensión y diálogo, 
pues los efectosdel referéndum del 
1o de octubre de 2017 eran muy re-
cientes y todavía reinaba la tensión en 
Cataluña y en el resto de España. En 
este sentido, es posible afirmar que a 
partir de 2017 se coló en la vida política 
española el debate sobre el «sentimiento 
nacional», ya fuera desde el españolis-
mo centralista o desde el catalanismo 
independentista, y que la condicionó10. 
Varios líderes independentistas se en-
contraban ya en la cárcel o en el exilio 
debido al activismo judicial que se puso 
en marcha imputando a políticos y 
activistas por el delito de rebelión (un 
delito de naturaleza política que prevé 
penas de entre 15 y 25 años de cárcel). 
En este contexto, el Ejecutivo de Sán-
chez llevó a cabo dos tipos de actua-
ciones: una de tipo declarativo, dando 
a entender que se tenía que trabajar 
para desjudicializar el contencioso; y 
otra de tipo operativo, propiciando 
espacios de diálogo entre el gobierno 
español y el catalán.
Sin embargo, la aprobación de los 
presupuestos generales del Estado fue 
la pieza que complicó la legislatura. Si 
bien el psoe y Podemos consiguieron 
pactar una serie de medidas de con-
tenido progresista que incluían y/o 
acompañaban las cuentas públicas 
(subida del salario mínimo a 900 eu-
ros, impuesto de patrimonio, aumen-
to del Impuesto sobre la Renta de las 
Personas Físicas –irpf–, regulación de 
los precios de alquiler, derogación 
de los aspectos más lesivos de la refor-
ma laboral, etc.), no fue posible llegar 
a un acuerdo con los independentistas 
catalanes. A pesar de que se acerca-
ron posiciones llegando a escenificar 
el inicio del diálogo entre gobiernos, 
no hubo coincidencia en el formato ni 
en la hoja de ruta de las conversacio-
nes, en particular por la presencia (o 
no) de la figura de un «relator». De-
masiadas presiones dentro del campo 
independentista (la competencia por 
la hegemonía del espacio entre Esquerra 
Republicana de Catalunya –erc– y 
Junts per Catalunya –jxcat– es un fac-
tor a tener en cuenta), pero también 
presiones al psoe por pactar con la 
«anti-España» (palabra popularizada 
en sectores políticos y mediáticos de la 
derecha española).
En este complejo escenario, las tres 
formaciones de derechas españolas (pp, 
cs y Vox) convocaron para el día 10 de 
febrero de 2018 una concentración en 
la plaza Colón de Madrid para denun-
ciar las negociaciones existentes entre 
el gobierno español y los líderes inde-
pendentistas catalanes. Era la primera 
vez que las tres formaciones aparecían 
juntas en una manifestación pública, 
dando un espacio privilegiado (y 
de reconocimiento) a la formación de 
derecha radical Vox, que nunca tuvo 
protagonismo alguno hasta su irrup-
ción en las elecciones autonómicas de 
Andalucía de 2018. Fue en este mo-
mento cuando las tres formaciones –al 
10. Ignacio Sánchez-Cuenca: «El nacionalismo domina la política española» en Contexto, 1/5/2019.
9coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político?
unirse en una campaña anti-Sánchez– 
proyectaron una coalición de derechas 
en la que se incluía y normalizaba 
(por primera vez en la historia) un par-
tido de extrema derecha, a la par que se 
desdibujaba el perfil liberal (e incluso 
social-liberal) de cs. 
La imagen de los tres líderes del pp, 
cs y Vox (Pablo Casado, Albert Ribe-
ra y Abascal) en la plaza madrileña de 
Colón certificó el inicio de la campa-
ña electoral para los comicios que se 
convocaron para el día 28 de abril de 
2019. Unos comicios sobre los que rei-
naba una notable dosis de incertidum-
bre, sobre todo por la irrupción de la 
derecha radical de Vox, que estaba su-
biendo en las encuestas de forma rápi-
da y preocupante. 
En ese momento, según las encues-
tas, aparecían tres escenarios posibles: 
volver a la correlación de fuerzas de la 
moción de censura, es decir, un acuer-
do de izquierdas y plurinacional; es-
tablecer un pacto social-liberal entre 
psoe y cs; o crear un gobierno con las 
tres formaciones de derecha. En cual-
quier caso, la campaña se desarrolló en 
tres lógicas de disputa electoral: una 
por la izquierda, otra por la derecha y 
una tercera por el voto independentis-
ta catalán. La disputa por la izquierda 
la protagonizaron el psoe y Podemos, 
que priorizaron la defensa de una nue-
va legislatura de progreso y sacaron pe-
cho por las medidas sociales aprobadas 
y las que podrían aprobar. La situa-
ción entre las dos fuerzas era diferente 
y más cordial que en 2016: los socia-
listas asumieron que Podemos había 
llegado para quedarse, y en Podemos 
eran conscientes de que ya no podrían 
conseguir el sorpasso que anhelaban en 
2015. La disputa por el voto de la de-
recha supuso una importante tensión 
entre las formaciones del pp, cs y Vox, 
cada una de las cuales buscaba ser la 
«derecha auténtica» después de que 
el pp hubiera perdido el monopolio 
de esa representación. En esta lógica, 
Vox se alimentó tanto de la dispu-
ta familiar de la derecha como tam-
bién del protagonismo que le dieron 
medios y contrincantes políticos. Y, 
finalmente, también cabe destacar la 
disputa dentro del independentismo 
catalán, donde erc había abandonado 
de facto la vía unilateral y jxcat seguía 
abanderando la opción de la ruptura 
unilateral. 
Al final, los resultados ofrecieron 
solo dos posibilidades para el psoe, ya 
que las tres formaciones de la derecha 
no sumaron los escaños suficientes 
como para formar gobierno. Por un 
lado, el socialismo podía optar por la 
«mayoría de la moción de censura» del 
2 de junio de 2018 (y de hecho, era la 
mayoría más holgada); y por el otro, 
también podía pactar con la formación 
de cs dando un giro hacia un Ejecu-
tivo social-liberal. De igual modo, 
también podía existir un gobierno en 
solitario del psoe pactando legislación 
a izquierda (con Podemos) y a derecha 
(con cs). Con todo, no cuajó ninguna 
de las posibilidades debido a que Pode-
mos exigió formar un gobierno de coa-
lición que –en un inicio– incomodaba 
al psoe (para asegurar una legislatura 
progresista y plurinacional), y a que cs 
se mantuvo fiel a su promesa electoral 
10 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286
de no gobernar con Sánchez (y de se-
guir apostando a disputar el espacio al 
pp). Ante ese bloqueo, se volvieron a 
convocar elecciones para el 10 de no-
viembre de 2019.
Nuevas elecciones y creación 
de un gobierno de coalición
La campaña para las elecciones del 10 de 
noviembre de 2019 tuvo un tono mu-
cho más agrio en el ala izquierda que 
en la derecha. La disputa entre el psoe 
y Podemos se centró en quién cargaría 
con las culpas de la repetición electo-
ral. Pero más allá de los reproches, la 
estrategia de Sánchez era conseguir 
el supuesto voto de centro que habría 
quedado huérfano por la apuesta de cs 
de competir con las derechas. Mien-
tras tanto, el discurso de Iglesias se 
centró en defender la fórmula de un 
gobierno de coalición progresista y en 
la necesidad de encauzar por la vía del 
diálogo el conflicto catalán. Por otro 
lado, en la derecha, el pp volvía a re-
cuperar una cierta posición de partido 
moderado y con vocación de gobierno, 
mientras que Vox luchaba por que-
darse con el voto más ideologizado 
utilizando un discurso populista anti-
catalán, antiinmigración, católico y, a 
veces, plebeyo. En este contexto, la for-
mación de cs se quedó sin espacio y en 
la indefinición.
Los resultados de las elecciones del 
10 de noviembre no fueron muy di-
ferentes de los del 28 de abril, pero 
sí hubo algunos cambios, entre los 
que se destaca el incremento de votos 
y escaños de Vox, que pasó a ser la 
tercera fuerza. Sin embargo, aun así, 
la derecha no sumó debido al descala-
bro electoral de cs. Lo que sí mostra-
ron los resultados fue que el psoe de 
Sánchez vio reducidas sus opciones 
de llegar a la Presidencia: solamente 
podía mantenerse en la Moncloa si 
volvía a la correlación de fuerzas de 
la moción de censura. Las otras vías 
se habían esfumado: psoe y cs ya no 
sumaban, un gobierno en solitario 
con geometría variableno era posible 
debido a que Podemos resistió bastan-
te bien, y una gran coalición al estilo 
alemán con el pp solamente podía rea-
lizarse haciendo rodar la cabeza (polí-
tica) de Sánchez. Además, podía darse 
por descartada otra repetición electo-
ral. Aparte del daño institucional que 
supondría una tercera cita con las ur-
nas, el fantasma del incremento electo-
ral de Vox era alarmante tanto para la 
derecha tradicional como (quizá) para 
la izquierda. Ese escenario precipitó 
los acontecimientos. A los dos días de 
la celebración de las elecciones, Sán-
chez e Iglesias sellaban un pacto de go-
bierno, llamado «el pacto del abrazo». 
Con un programa elaborado a partir 
del acuerdo de los presupuestos, se 
constituiría un gobierno de coalición, 
el primero desde la ii República. Pero 
no solo eso es destacable: también lo es 
que se trate del único gobierno de coa-
lición de Europa conformado por una 
fuerza que proviene de la tradición so-
cialdemócrata y otra que pertenece a 
la familia de la izquierda alternativa. 
La repetición electoral arrojó tam-
bién nuevos datos. Los partidos indepen-
11coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político?
dentistas y los nacionalistas periféricos 
presentes en el hemiciclo mantuvieron 
sus resultados (erc, 13; jxcat, 8; Parti-
do Nacionalista Vasco, 6; eh Bildu, 5; 
Coalición Canaria-Nueva Canarias, 2), 
a la vez que aparecieron otras formacio-
nes con representación (Candidatura 
de Unidad Popular, 2; Bloque Nacio-
nalista Galego, 1). Junto a ello, proli-
feraron nuevas apuestas regionalistas y 
localistas (Navarra Suma, 2; Partido 
Regionalista de Cantabria, 1 y Teruel 
Existe, 1). Esto dio lugar a que el Con-
greso de Diputados sea el que tiene 
más formaciones (el más fragmenta-
do) de la historia. Cabe señalar que 
la investidura de Sánchez dependió, 
en gran medida, de la mayor parte de 
estos pequeños grupos que se posicio-
naron frente a la derecha.
La negociación de la investidura con 
los independentistas se demoró debido 
a las susceptibilidades entre formacio-
nes independentistas, pero erc estaba 
decidida a permitir la confección de 
un gobierno de coalición progresista, 
a la par que desplazaba implícitamente 
la vía unilateral. Con todo, para erc 
era necesario que desde el nuevo go-
bierno hubiera un reconocimiento de 
la existencia de un conflicto político 
y la disposición para iniciar una mesa 
de diálogo entre los gobiernos central 
y catalán, así como para explorar vías 
hacia una salida digna de los políticos 
catalanes presos y exiliados.
Finalmente, los días 4 y 5 de enero 
de 2020, Sánchez fue investido presi-
dente, en una sesión tensa y bronca en 
la que Vox arrastró hacia la derecha a 
las formaciones de la oposición. Una 
muestra del tono de la sesión fue la 
calificación del nuevo Ejecutivo como 
«gobierno ilegítimo» por parte de Ca-
sado, líder del pp. 
Una vez presidente, Sánchez diseñó 
con Iglesias un gobierno extenso: un 
presidente, cuatro vicepresidencias y 
18 ministros y ministras más. De to-
dos ellos, cinco están bajo el control 
de Podemos y afines, y el resto bajo la 
dirección del psoe. Frente a este go-
bierno, se prevé una oposición dura y 
despiadada (tanto de los partidos de 
derechas como de las organizaciones 
gremiales y los grupos mediáticos con-
servadores). Para la nueva gestión no 
ha habido los 100 días de gracia.
Grandes retos y poco margen 
de maniobra
Muchos son los retos que se presen-
tan a este gobierno en su andadura. El 
nuevo ciclo político que se abre tiene 
un largo camino por hacer si quiere 
llevar a cabo su programa, y el trayec-
to se parece a un campo minado. De 
todos los retos, el primero es el de la 
cohesión y el desempeño del gobier-
no. La cohesión no es un tema menor, 
pues para un gobierno amplio y con 
diversas obediencias y sensibilidades es 
difícil coordinarse y elaborar mensajes 
inequívocos. Temas como la migra-
ción, los derechos laborales, el medio 
ambiente, la fiscalidad o la cuestión 
catalana pueden llevar a más de un 
conflicto interno. Más complejo aún 
será el desempeño en la acción de go-
bierno, con un programa de expansión 
12 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286
del gasto en un contexto global de 
recesión y un entorno regional (en la 
Unión Europea y en el Mediterráneo) 
de grandes turbulencias. 
El segundo reto es el de encauzar el 
conflicto territorial. Lo más urgente es 
la necesidad de establecer un diálogo 
político entre el gobierno catalán y el 
estatal, para posteriormente poner las 
bases para la negociación y el pacto 
que dé solución al contencioso de fon-
do. El mutismo y la criminalización 
por parte del gobierno central como 
únicas respuestas a una demanda que 
ha alcanzado a la mitad de la pobla-
ción catalana son un pésimo lastre. La 
existencia de siete políticos y dos ac-
tivistas juzgados y presos (con penas 
de entre nueve y 13 años de cárcel) y 
cinco en el exterior, pero también de 
otros procesos en juicio o a la espera 
de iniciarse, garantizan la permanencia 
de reivindicaciones y tensiones políti-
cas en la sociedad catalana. A la vez, el 
excepcionalismo penal adoptado para 
gestionar la crisis está provocando 
tensiones con la judicatura del entor-
no europeo: los tribunales de Alema-
nia, Bélgica o Reino Unido se niegan 
a autorizar la extradición, el Tribunal 
de Derechos Humanos de la ue puso 
en duda la decisión tomada por el Su-
premo español alrededor de presos y 
exiliados que concurrieron a las elec-
ciones europeas, etc. 
Pero el conflicto territorial no se ago-
ta en Cataluña. Para dentro de poco 
(abril de 2020) se han convocado nue-
vas elecciones autonómicas en el País 
Vasco, en las que se prevé una rotunda 
victoria de los nacionalistas, y también 
en Galicia, donde se espera una fácil 
victoria del pp. A todo ello cabe sumar 
que, desde hace unos años, se ha ido 
despertando una sensación de agravio 
por parte de muchas personas que vi-
ven en regiones rurales del interior del 
país en las que se ha experimentado 
un sostenido proceso de despoblación 
y desinversión. Estas zonas se han au-
tocalificado como «la España vaciada» 
y desde hace dos años han empezado a 
movilizarse y, en algunos casos, a pre-
sentar candidaturas electorales –como 
la de Teruel Existe–. 
Finalmente, el último gran reto es 
cómo tratar el ascenso de la corriente 
política de la derecha populista y radi-
cal que ha encauzado y azuzado Vox. 
Después de 40 años de irrelevancia 
social e institucional de la extrema 
derecha, esta formación consiguió 
52 escaños y 15,1% de los sufragios en 
las últimas elecciones de noviembre de 
2019. Postulados racistas y antiinmi-
gración, un imaginario nacionalista 
español nostálgico (propio del fran-
quismo) y un posicionamiento moral 
vinculado al catolicismo integrista, 
junto con medidas antifiscalidad, 
son la amalgama discursiva de Vox11. 
Que este artefacto político se haya 
convertido en la tercera fuerza y que 
haya tenido capacidad de apuntalar 
11. Carles Ferreria: «Vox como representante de la derecha radical en España: un estudio sobre su ideo-
logía» en Revista Española de Ciencia Política No 51, 11/2019.
13coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político?
la agenda política de la derecha no 
son un buen augurio. Al día de hoy 
se sabe que los caladeros del voto 
de Vox son las zonas residencia-
les de clase alta urbana de Madrid, 
las dos Castillas y Andalucía, y los 
barrios marginales y periféricos de 
las grandes urbes, así como algunas 
regiones agrícolas con cultivos nece-
sitados de mano de obra barata (e in-
migrante), como Murcia o Huelva. 
Desactivar esta coalición es otro de 
los retos que tiene el nuevo gobierno. 
Y no parece fácil.
El Cotidiano
re vis ta de la rea li dad me xi ca na
Septiembre-Octubre de 2019 Ciudad de México No 217
FAMILIAS AYER Y HOY
FAMILIAS AYER Y HOY: Horas de trabajo e ingresos laborales de las mujeres en las zonas 
urbanas de México durante la crisis, María Valeria JudithMontoya García. La nueva pater-
nidad y el desarrollo humano de un país en crisis, Rafael Montesinos. Violencia intrafamiliar 
contra la mujer un problema sociocultural, Diana Itzel Márquez Espinosa. Las familias del 
centro islámico del norte de Monterrey: ¿reproductoras de los roles de género o tradicionales 
en la práctica religiosa?, Ruth Jatziri García Linares. Representaciones de madres y padres 
como obstáculo para la intervención en situaciones de vulnerabilidad de los derechos de niños 
y niñas, Alexandra Gajardo Tobar y Carla Flores Figueroa. Infancias en la periferia de San 
Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, Felipe de Jesús Pérez Penagos. Construyendo una 
mirada en torno a las tecnosubjetivaciones juveniles. Tania Minerva Zapatero Romero. VIO-
LENCIA SOCIAL: Los linchamientos en México: entre la impunidad y el Estado de Derecho, 
Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila. CONFLICTOS SOCIALES: La defensa 
adecuada en el proceso penal acusatorio, Héctor Hidalgo. RESEÑA: Entretejiendo fronteras 
entre hombres y mujeres. Historias de violencias vividas, Rosalía Carrillo y Rafael Montesinos, 
V. Froylán Escamilla López.
El Cotidiano es una publicación de la Universidad Autónoma Metropolitana. Av. San Pablo 180, 
Edif. K-011, Col. Reynosa Tamaulipas, C.P. 02200, Ciudad de México. Tel. 53 18 93 36. Aparta-
do Postal 32-031, Ciudad de México, 06031. Correo electrónico: <cotid@correo.azc.uam.mx>.
¿Emilia paranoica?
En su investigación pionera sobre el ca-
pital social en Italia publicada en el libro 
Making Democracy Work: Civic Tradi-
tions in Modern Italy [Hacer que la de-
mocracia funcione: tradiciones cívicas 
en la Italia moderna], el sociólogo esta-
dounidense Robert D. Putnam colocó 
la región norteña de Emilia-Romaña 
por encima de todas las demás regiones 
italianas en cuanto a densidad del tejido 
asociativo, espíritu cívico, participación 
política, capacidad de cooperación y 
normas de reciprocidad1. A partir de un 
estudio, esta región desplegaba índices 
de convivencia y virtuosismo sociales 
muy elevados, lo que dejaba patente –el 
ejercicio era eminentemente compa-
rativo– el hiato entre la Italia septen-
trional y la meridional. Las distintas 
condiciones de estas regiones no eran 
reductibles solamente a indicadores 
económicos, sino que se remontaban a 
Samuele Mazzolini
La reciente victoria progresista en Emilia-Romaña puede dar la 
falsa impresión de que el fantasma de la extrema derecha de Matteo 
Salvini fue conjurado. Es cierto que el líder de la Liga cometió un error 
al dinamitar el gobierno que compartía con el Movimiento 5 Estrellas, 
y fue derrotado en esta antigua región «roja». Pero esto está lejos 
de ser suficiente para frenar el avance de una derecha populista 
autoritaria y racista, y para refundar un progresismo que se volvió 
elitista y ajeno a las sensibilidades y preocupaciones de los de abajo.
Samuele Mazzolini: es doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex. Es colaborador habitual 
del periódico Il Fatto Quotidiano. Preside la organización política Senso Comune de Italia.
Palabras claves: populismo, progresismo, «sardinas», Matteo Salvini, Italia.
1. R. D. Putnam, Robert Leonardi y Raffaella Y. Nanetti: Making Democracy Work: Civic Traditions in 
Modern Italy, Princeton up, Princeton, 1994.
| coyuntura
Italia: una coyuntura 
particular
elementos de carácter cultural-relacio-
nal, con hondas raíces históricas. Esta 
obra, respaldándose en anteriores in-
vestigaciones de Putnam y su grupo2, 
revelaba también la efectividad de la 
administración local, controlada abru-
madoramente desde la posguerra por 
el Partido Comunista Italiano (pci) en 
los niveles municipal y regional. Según 
Putnam, el rendimiento institucional 
era netamente favorecido por el capital 
social, lo que hacía de este la clave ex-
plicativa de los positivos índices socioe-
conómicos. 
Más allá de lo que se piense del en-
foque adoptado por Putnam, lo que 
destaca de forma incuestionable es la 
excepcionalidad del laboratorio emi-
liano-romañol, donde coexistían un 
gobierno local regido por comunistas 
en un país occidental en plena Guerra 
Fría, cuyo éxito administrativo y po-
lítico era difícilmente cuestionable, y 
un desarrollo social que excedía el mero 
desempeño económico. Eso contribuyó 
a que Emilia-Romaña se convirtiese 
en un verdadero buque insignia de la 
izquierda italiana. Ese «buen vivir», si 
se me permite el uso de una expresión 
de procedencia ajena al contexto bajo 
la lupa, pero sumamente pertinente, 
era ostentado como el ejemplo fáctico 
de la fiabilidad de los comunistas y de 
la bondad de sus ideas. Más en general, 
Emilia-Romaña, junto con otras regio-
nes del centro-norte con característi-
cas parecidas –entre las cuales cabe 
mencionar Toscana–, ha constituido 
un bastión «rojo» prácticamente inex-
pugnable. Con el tiempo, y una vez 
reconfigurado el escenario político tras 
el derrumbe de la así llamada «primera 
república» en 1993, carcomida por la 
corrupción, la otrora primacía del pci 
se ha transferido a sus tímidos herede-
ros de centroizquierda, ya sea sirviendo 
como formidable propulsor durante los 
triunfos electorales, o bien como trin-
chera en épocas de vacas flacas. 
No es de extrañar, entonces, que la 
política italiana de los últimos meses 
haya girado alrededor de las elecciones 
regionales de Emilia-Romaña de enero 
de 2020, puesto que las encuestas arro-
jaban datos extremadamente inciertos 
sobre la confirmación de la antigua he-
gemonía política, que estaba en riesgo 
por el avance de la Liga, el partido de 
extrema derecha liderado por Matteo 
Salvini. Si conquistaba Emilia-Roma-
ña, Salvini daría una confirmación 
definitiva del efecto arrollador que está 
teniendo en la política italiana al lograr 
una hazaña a la cual ni siquiera Silvio 
Berlusconi se acercó jamás; el precario 
gobierno sostenido por el Partido De-
mocrático (pd) y el Movimiento 5 Estrellas 
(m5s, por sus siglas en italiano) habría 
tambaleado seriamente y se abriría la 
puerta a lo que en la izquierda es con-
siderado como un verdadero apoca-
lipsis. La zozobra alimentada por este 
espantajo se ha disuelto en la noche 
electoral no bien los primeros exit-poll 
dieron por segura la victoria de Stefano 
Bonaccini, el candidato de la coalición 
15coyuntura | Italia: una coyuntura particular
2. R. D. Putnam, R. Leonardi, R. Y. Nanetti y Franco Pavoncello: «Explaining Institutional Success: The 
Case of Italian Regional Government» en American Political Science Review vol. 77 No 1, 1983.
16 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286
de centroizquierda, luego cifrada en seis 
puntos porcentuales de diferencia por 
el recuento de los votos. El fantasma de 
Salvini parecía conjurado.
Sin embargo, y más allá de los tonos 
triunfalistas del día después, es un ali-
vio que corre el riesgo de resultar efí-
mero. Si nos fijamos con atención en los 
datos electorales anteriores, es decir 
los de las elecciones europeas de mayo 
de 2019 y las generales de marzo de 
2018, podremos apreciar que la derecha 
en su conjunto ya superó a la izquierda 
en votos en Emilia-Romaña. La dere-
cha, además, ya conquistó los gobiernos 
locales de otros bastiones antes consi-
derados inaccesibles, como la ciudad 
de Ferrara y la región de Umbría. Dos 
factores han salvado a la izquierda de 
la histórica derrota en la disputa por el 
aparato regional de Emilia-Romaña, lo 
cual habría tenido un impacto simbóli-
co (y material, puesto que las regiones 
manejan presupuestos considerables) 
evidentemente más alto. Por un lado, a 
Bonaccini, en línea con la tradición, se 
le reconocía el mérito de un óptimo 
manejo administrativo –el único as-
pecto supérstite de la historia bosque-
jada arriba, pues la faceta más explí-
citamente política ha desaparecido–, 
fortaleza que durante la campaña 
electoral el candidato reivindicó sin 
parar. Por otro lado, el regreso de un 
segmento de electores desafectos fue 
posible gracias a la movilización social 
desatadapor un nuevo movimiento, 
autodenominado «las sardinas». Lan-
zado por algunos jóvenes boloñeses 
anteriormente desconocidos, el mo-
vimiento de «las sardinas» ha llenado 
varias plazas de la región (y más allá) 
para protestar en contra de los tonos y 
de las posturas ultraderechistas de la 
política salvinista. Se trata, sin embar-
go, de una reactivación que no tiene 
que ver con la movilización del legado 
político de antaño, en positivo, sino 
de una reacción puramente negativa 
cuya eficacia electoral es difícil pen-
sar que pueda trascender la región. 
Además, la cúpula del movimiento ha 
ido desacreditándose rápidamente por 
la notable incapacidad de articular 
cualquier tipo de contenido político 
y tras la aparición de su líder, Mattia 
Santori, al lado del empresario Lucia-
no Benetton, cuya reputación después 
de la caída del puente Morandi en 
Génova –su empresa es la accionista 
mayoritaria del negligente gestor de la 
autopista afectada– está por los suelos. 
En este sentido, es menester regis-
trar que «las sardinas» no han podido 
invertir el clivaje ciudad/campo que 
cada vez más va imponiéndose como 
central en la política italiana. Ellas sí 
han logrado sacudir a los electores ur-
banos, aprovechando un humus cul-
tural favorable, sobre todo en la estría 
central de Emilia (Bolonia, Modena 
y Reggio-Emilia), donde la (aguada) 
memoria histórica muestra signos de 
resiliencia, y proveyendo así a la cen-
troizquierda de un botín electoral 
suficiente para ganar holgadamente 
frente a la candidata de Salvini, Lucia 
Bergonzoni. Sin embargo, casi nada 
han podido en los pueblos, donde 
la derecha se confirma, a la par del res-
to de la Penisola, como el mayor refe-
rente del profundo descontento social 
17coyuntura | Italia: una coyuntura particular
que la globalización va dejando detrás 
de sí. El resultado electoral fotografía 
nítidamente el sufrimiento de las reza-
gadas áreas internas, de los centenares 
de pequeños borghi, donde ese capital 
social y ese «buen vivir» tan distinti-
vos parecen haberse difuminado en el 
transcurso de las últimas tres décadas. 
Olvidados por los flujos de la moder-
nización, estos lugares han terminado 
por perder ese tejido social y han de-
sarrollado mentalidades muy distintas 
de las que imperaban tiempo atrás y de 
las que sobreviven, si bien en forma 
de risueño progresismo light, en los 
centros urbanos3. Emilia se ha vuelto 
una «Emilia paranoica», como titulaba 
una famosa canción del grupo punk 
filosoviético cccp. No es una casua-
lidad que justamente en los pueblos 
contiguos de Goro y Gorino, en el del-
ta del río Po sobre la ribera adriática, 
un aguerrido grupo de ciudadanos eri-
giera hace casi cuatro años barricadas 
para bloquear la llegada de un bus de mi-
grantes que pedían asilo, lo que desató 
el caos en lugares normalmente carac-
terizados por la ausencia de sobresal-
tos sociopolíticos. No es sorprendente, 
por ende, constatar que en casi los dos 
tercios del territorio emiliano-romañol 
los ciudadanos han optado mayorita-
riamente por la Liga: la amenaza del 
futuro se mantiene intacta.
El declive del m5s
El lector que siga con algo de atención 
los acontecimientos italianos se estará 
preguntando qué papel ha tenido en 
todo esto el m5s, el movimiento lide-
rado originalmente por Beppe Grillo 
que se propuso como expresión de la 
«gente común», apenas mencionado 
en la sección anterior. El drama de es-
cribir sobre la política italiana en esta 
coyuntura histórica estriba justamente 
en dar cuenta de repentinos e inespera-
dos cambios de situación, de contextos 
mutantes que es difícil capturar sin se-
guir el día a día, signo de una fluidez 
política de fondo que ha caracterizado 
toda la «segunda república» desde los 
escándalos de la tangentopoli, que deri-
vó en la investigación conocida como 
Mani Pulite en los primeros años 90 y 
que, lejos de aplacarse, ha ido toman-
do más ritmo en la turbulenta época 
que atravesamos. Una suerte de «nor-
malidad populista», interrumpida aca-
so por raros momentos de estabilidad 
institucional4.
Ciertamente, y a pesar de algunas ex-
cepciones, el m5s nunca logró despegar 
realmente en las contiendas electorales 
locales. Pero su crisis actual trasciende 
esas dificultades y se vincula en ma-
yor medida a una reconfiguración del 
escenario nacional tras su éxito en las 
3. El sociólogo Aldo Bonomi distingue entre flujos y lugares. En pocas palabras, los lugares se refieren a 
ámbitos territoriales comunitarios, donde varios aspectos lingüísticos y culturales diferencian a los acto-
res locales de los de otros lugares. Los flujos, en cambio, definen las interconexiones cada vez más densas 
que van formándose en la sociedad moderna entre territorios diversos y a menudo distantes en un gran 
abanico de ámbitos (economía, cultura, estilos de vida, etc.). Ver A. Bonomi y Alberto Abruzzese: La 
città infinita, Mondadori, Milán, 2004, p. 14.
4. Tommaso Nencioni: «A la conquista del pueblo» en La Trivial No 27, 2020, p. 55. 
18 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286
últimas elecciones generales de marzo 
de 2018 y la posterior celebración del 
extraño matrimonio político con la 
Liga. Ese pacto, el único que parecía 
posible para formar un gobierno dada 
la aritmética parlamentaria, unía a dos 
partidos que no se habían presentado 
juntos a las elecciones y se daba sola-
mente tras una intensa fase de negocia-
ción por la cual el futuro gobierno com-
partido habría llevado adelante parte de 
las promesas electorales de ambos. Lo 
que los mancomunaba era la inclina-
ción populista: un populismo ambi-
guo, de difícil caracterización ideológi-
ca y guiado por una suerte de brújula 
política heurística y zigzagueante, en el 
caso del m5s, y un populismo explíci-
tamente de derecha, exclusivista y con 
tintes racistas del lado de la Liga. 
A pesar de contar con un contingente 
parlamentario mucho más consistente 
que el de la Liga y de haber designado 
a un primer ministro, Giuseppe Con-
te, cercano a su esfera de influencia, 
el m5s ha ido perdiendo terreno desde 
el comienzo de su experiencia guber-
namental. No hay un único elemen-
to capaz de explicar su declive, pues 
varios factores han contribuido a ese 
desenlace y se han reforzado recípro-
camente. En primer lugar, cabe men-
cionar el distinto savoir-faire político 
de sus dos líderes: Salvini y Luigi Di 
Maio. El primero, que fungió como vi-
cepresidente y ministro del Interior del 
gobierno de coalición, ha demostrado 
ser un político con un olfato político 
descomunal, capaz de interpretar y de 
dar voz a los humores del pueblo y, en 
esta tarea, de otorgar un semblante 
de razonabilidad a consignas e incli-
naciones consideradas de otra manera 
tabúes. Según el politólogo estadouni-
dense James C. Scott, el carisma reside 
justamente en la reciprocidad que se 
establece entre el líder y una audiencia 
particular5. Esta relación tiene lugar 
cuando un líder procura que una serie 
de pensamientos y mentalidades que 
hervían debajo de la superficie y a las 
cuales se les negaba legitimidad social 
rompan el cordón sanitario y afloren 
al registro de lo decible. Muchas de 
las invectivas de Salvini, tales como las 
arremetidas antimigrantes, aunque sea 
triste decirlo, pertenecen a esta catego-
ría. Una gestión sagaz y desenvuelta de 
los social media ha provisto de una caja 
de resonancia ulterior a esta dinámica. 
Además, la remodelación salvinista de 
la Liga, de partido proclive al secesio-
nismo del Norte en partido represen-
tante del interés nacional por excelen-
cia, es una verdadera obra maestra de la 
política: de esa forma, manteniendo el 
anclaje en la base social del pequeño y 
mediano empresariado del Norte, logró 
ampliar su influencia a todo el país y a 
todas las capas sociales. Con respecto 
a la cuestión del partido, cabe tener en 
mente otro factor: la Liga cuenta con 
un aparato enraizado, una maquinaria 
burocrática aceitada, dotada de sol-
vencia político-administrativa y equi-
pada para manejarlas discrepancias y, 
5. J. C. Scott: Domination and the Arts of Resistance: Hidden Transcripts, Yale up, New Haven, 1990, 
p. 221.
19coyuntura | Italia: una coyuntura particular
finalmente, con una base territorial de 
una alta coherencia interna. 
Di Maio, por su parte, huérfano de 
su contracara más revoltosa, Alessandro 
Di Battista, y de Grillo –quienes fue-
ron, por motivos distintos, apartándose 
de la primera plana–, resultó demasiado 
débil, balbuceante y complaciente con 
respecto al líder de la Liga. Tampoco 
recibió mucho sostén por parte de sus 
colegas: las demás caras del m5s han de-
mostrado todo su patetismo, incapaces 
tanto de arengar como de destacar por 
alguna pericia técnica o política. Así, Di 
Maio no consiguió hacer lucir sus lo-
gros, como haber propiciado un ingreso 
ciudadano para los sectores económica-
mente más vulnerables, con el debido 
énfasis –a lo que se suma una prensa 
objetivamente más adversa al m5s que 
a la Liga–, ni frenar el protagonismo 
de Salvini. Solo in extremis recurrió a 
subterfugios de dudosa eficacia, como 
aprovechar un escándalo de corrupción 
que involucró a un allegado del líder de 
la extrema derecha. Hay que reconocer 
también que la prolongación del fenó-
meno migratorio y la posibilidad de 
manejarlo desde el propio Ministerio 
del Interior a través de gestos radicales, 
como el cierre de los puertos italianos 
a los barcos de ong que transportasen 
a migrantes náufragos, otorgó a Salvini 
un espacio mediático sin igual, lo que le 
permitía opacar cualquier tema duran-
te meses. Las batallas llevadas adelante 
por el m5s parecieron así poca cosa al 
lado de la «espectacularidad» puesta en 
escena por Salvini. Internamente, Di 
Maio no ha podido frenar la constan-
te hemorragia de parlamentarios que 
se desafilian de su movimiento o son 
expulsados, lo que deja patente la la-
bilidad del m5s, que no dispone de un 
aparato sólido como la Liga.
En relación con esto, se puede esbo-
zar otro argumento. El m5s ha dado –y 
sigue dando– la impresión de no saber 
hacia dónde ir. El pasaje de la oposición 
al poder le ha pasado factura. Sus pos-
turas son confusas, contradictorias, y 
cada vez que le toca encarar algún nue-
vo asunto –lo cual sucede con mucha 
más frecuencia cuando se está en la sala 
de control que en las plazas–, no es fácil 
adivinar qué postura adoptará. Ya no 
se trata de juntar enunciados dispares, 
sino de articular una política guberna-
mental. Sin una brújula, por más tenue 
que sea, de tipo ideológico, es prenda 
de una desorientación de fondo: a cada 
intento por despejarla le sigue una nue-
va ola de descontento en un segmento 
de sus simpatizantes. Para compensar, 
hace ademanes hacia uno y otro lado 
y enajena así más y más su base. Son 
los límites de un populismo ambiguo, 
carente de cualquier anclaje normativo, 
que esquiva la tarea de articular a un 
pueblo alrededor de una idea rectora y 
proveer una Weltanschauung o cosmo-
visión explicativa y orientadora. En la 
fase de construcción, es hipertrófico, 
pues acumula consensos a diestra y 
siniestra, pero no los amalgama y ab-
dica así de cualquier intento político 
pedagógico. Por ende, en el momento 
fatídico de la decisión, el mecanismo se 
atasca y los entusiasmos se desinflan. 
El populismo ambiguo tiene otra de-
bilidad. Su potencia inicial descansa en 
una tajante condena moral del sistema 
20 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286
político. Pero una vez en el poder, el su-
jeto populista se convierte él mismo en 
sistema político; sin embargo, los pro-
blemas siguen acuciando a la población 
y la ineficacia de la retórica es desvelada 
en su integridad. Por el contrario, los 
populismos socioeconómicos, es decir, 
aquellos cuyos enemigos son actores 
sociales, tal como lo es por ejemplo «la 
oligarquía», y que se dotan normal-
mente de algún tipo de análisis socio-
lógico, siempre pueden recurrir, como 
sugiere Pierre Ostiguy, al expediente 
de desplazar la frontera del antagonis-
mo6. Así, el gobierno es deslindado del 
bloque de poder y enfrenta, «junto al 
pueblo», a sus enemigos. Esto da vida 
a una «institucionalidad sucia», por la 
cual el gobierno populista traspasa con-
tinuamente la barrera entre gobernabi-
lidad institucional y protesta social, que 
permite diluir la urgencia temporal que 
conlleva cualquier populismo dejando 
entrever la posibilidad de una lucha 
más larga de lo previsto. Eso no se lo 
puede permitir, en cambio, un populis-
mo moral que, estando en el gobierno, 
ya habría destituido la fuente de cada 
problema y que además carece de un 
tratamiento más hondo para dar senti-
do a la falta de un cambio sustancial.
Los efectos de estas asimetrías no 
han tardado en manifestarse. Las elec-
ciones europeas de mayo de 2019, que 
siempre permiten tomar el pulso de las 
orientaciones del electorado –ya que se 
vota más «libremente»– y contribuyen 
a determinar nuevos equilibrios polí-
ticos, han invertido por completo las 
relaciones de fuerza: la Liga ha pasado 
de 17% a 34% y el m5s, de 32% a 17%. 
La prosecución de la legislatura no po-
día salir indemne de semejante terre-
moto político. Envalentonada por el 
resultado, la Liga tensó cada vez más la 
cuerda con el m5s, hasta llegar a la rup-
tura. Salvini estaba convencido de que 
al hacer caer el acuerdo de gobierno, 
el m5s no podría encontrar socios para 
conformar una nueva mayoría par-
lamentaria capaz de formar gobierno, y 
ello obligaría a convocar a elecciones 
generales, con grandes chances para 
él. Entonces, el líder de la Liga dio 
por terminada la relación con el m5s 
en pleno verano boreal, época insóli-
ta para desatar una crisis de gobierno. 
Pero el desenlace no fue el que espera-
ba. Contrariamente a cualquier expec-
tativa inicial, el m5s selló un acuerdo 
de gobierno con su rival histórico, el 
pd y, lo que es más sorpresivo, lo logró 
manteniendo el mismo presidente de 
gobierno: Giuseppe Conte. El temor 
de volver a la oposición para el m5s, la 
oportunidad de subir al gobierno para 
el debilitado pd y la posibilidad de evi-
tar que la derecha gane una mayoría 
abrumadora y controle el Parlamento 
en 2022, cuando este tendrá que esco-
ger el nuevo presidente de la Repúbli-
ca, han sido alicientes suficientes para 
ambas agrupaciones para llegar a un 
entendimiento. De este modo, el m5s 
6. P. Ostiguy: «Gramáticas plebeyas: exceso, representación y fronteras porosas en el populismo ofi-
cialista» en Claudio Véliz y Ariana Reano (eds.): Gramáticas plebeyas. Populismo, democracia y nuevas 
izquierdas en América Latina, Ediciones ungs, Los Polvorines, 2015.
21coyuntura | Italia: una coyuntura particular
pasó de socio de la extrema derecha a 
socio de la centroizquierda.
Para el m5s este viraje no ha sido gra-
tuito. Gobernar con partidos tan en 
las antípodas en la misma legislatura 
ha acentuado su crisis de identidad. Su 
imagen disruptiva, ya debilitada duran-
te la cohabitación con la Liga, se borró, 
pues el pacto con el pd ha conllevado la 
asimilación de tonos aún más modera-
dos. Para el m5s, este reposicionamiento 
significa dos cosas: por un lado, la pro-
gresiva absorción, si bien desde una po-
sición algo excéntrica, en el cauce de la 
centroizquierda; por el otro, al quedar 
descartadas tanto la opción de volver 
con la Liga como la viabilidad de ir por 
cuenta propia, dadas las cifras electora-
les ya exiguas, la vuelta al bipolarismo 
del sistema político italiano. En este 
sentido, la trayectoria del m5s repre-
senta el fracaso de dotar al sistema de 
un tercer actor político irreductible al 
clivaje izquierda/derecha. Los intentos 
del secretario del pd Nicola Zingaretti 
de ir estrechando una alianza cada vez 
más orgánica con el m5s son un claro 
intento de fagocitar lo que queda del 
m5s y restablecer el antiguo esquema. 
La operación se ve facilitada por Conte, 
un personaje camaleónico y capaz de 
interpretar situaciones muy diferentes, 
pero cuya predilección por la coyuntura 
actual resulta evidente.
Democracia versusmercados
En este proceso de normalización del 
m5s, la Liga permanece como referen-
te del polo populista. Al fin de la luna 
de miel entre la Liga y el m5s contri-
buyó de hecho un sustancial redimen-
sionamiento de las ambiciones de este 
último, especialmente en relación con 
la cuestión europea. He aquí una con-
tradicción bastante evidente. Económi-
camente, la Liga es una fuerza de ins-
piración liberal, mientras que el m5s, a 
pesar de su sustancial incoherencia, ha 
evidenciado siempre una postura más 
intervencionista. Sin embargo, durante 
el cogobierno, el m5s fue suavizando su 
actitud con respecto a las políticas de 
austeridad impuestas por Bruselas y 
dejó a la Liga –interesada en forzar las 
restricciones presupuestarias europeas 
para aprobar su proyecto de flat tax– la 
batuta de esta lucha. 
La oposición a las amargas medicinas 
recetadas por la Unión Europea no es 
un asunto menor. Italia es actualmente 
el país de la ue con la previsión más baja 
de crecimiento del pib en 2020: 0,3%. 
Su aparato productivo se ha visto mer-
mado considerablemente por la falta de 
inversión, la reducción del mercado in-
terno y la imposibilidad de diseñar una 
política industrial consistente, mientras 
el índice de desempleo roza los dos 
dígitos, con un tope de casi un tercio 
entre los jóvenes. Cunden formas labo-
rales crecientemente precarias y miles 
de italianos se marchan del país cada 
año en busca de mejores perspectivas. 
El andamiaje de Maastricht constituye, 
en este sentido, una traba insoslayable 
para adoptar medidas expansivas con el 
fin de hacer frente a un estado de crisis 
que lleva arrastrándose desde hace una 
década: sin una política monetaria, pre-
supuestaria y de cambio autónoma, el 
22 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286
país carece de las herramientas básicas 
para enderezar la situación en la cual 
se encuentra. Este escenario plantea al 
mismo tiempo un déficit democrático, 
puesto que el esbozo de cualquier me-
dida que se aparte del dogma neolibe-
ral dictado por la ue es castigado con 
una veloz subida de la prima de riesgo 
de los bonos italianos y el consecuente 
deterioro del estado de las finanzas esta-
tales. Este índice resiente incluso de las 
declaraciones o insinuaciones de agen-
tes políticos o económicos europeos 
sobre la política italiana, por lo cual se 
hace «aconsejable» seguir la línea y no 
dar siquiera indicios de desvíos. Ante la 
ausencia de un Banco Central propio 
capaz de fijar las tasas de interés sobre 
los bonos y la no disposición del Ban-
co Central Europeo para amparar a los 
países «díscolos», los mercados funcio-
nan como un verdadero agente discipli-
nario y se configura una suerte de admi-
nistración controlada, o de democracia 
domesticada, donde ciertas variables 
claves están más allá del alcance de la 
soberanía popular. Como lo ha dicho 
claramente el alemán Günther Oettin-
ger, comisario europeo de Programa-
ción Financiera y Presupuestos, en los 
días de gestación del primer gobierno de 
Conte: «Espero que los mercados (…) 
envíen una señal para no permitir que 
los populistas de izquierdas y derechas 
tengan responsabilidades de gobierno»7. 
Queda claro que el cuestionamien-
to de esta arquitectura institucional y 
económica, articulada en un sentido 
de protección ante la intemperie de la 
globalización y su establishment inter-
nacional, es altamente rentable y que, 
al haberla diluido, el m5s se despojó 
de un artilugio retórico clave en esta 
coyuntura y dejó a la Liga los réditos 
políticos. En realidad, la Liga compar-
te esta posición, aunque con matices 
distintos, con el partido Hermanos de 
Italia, de genealogía posfascista, guia-
do por la combativa Giorgia Meloni. 
La cotización electoral de este partido 
está en el alza y es ahora el socio más 
estrecho de Salvini. Queda en cambio 
rezagado el partido de Berlusconi, For-
za Italia, es decir, el ala de orientación 
más liberal, que aparece ya como apén-
dice de una coalición cuyo baricentro, 
a diferencia de una década atrás, tiende 
mucho más hacia la derecha que hacia 
el centro. Según las encuestas, los tres 
juntos rozarían el 50%: dependiendo 
del sistema electoral, puesto que el 
actual está por enésima vez bajo dis-
cusión, podrían hacerse con una ma-
yoría en el Parlamento. Pero tampoco 
hay que pensar que la Liga, de llegar 
al gobierno con sus aliados «naturales», 
daría paso en seguida a un «Italexit». 
Detrás de la cortina de humo, hay po-
siciones muy contrapuestas en su inte-
rior, y no hay que olvidar que el empre-
sariado del Norte, principal accionista 
de la Liga, está totalmente integrado en 
las cadenas de valor europeas y rechaza 
por ende medidas que trastoquen la es-
tabilidad económica. Esta modalidad 
bipolar se hizo más patente que nunca 
7. Claudi Pérez: «El comisario Oettinger sugiere que los mercados enseñarán a los italianos ‘a no votar 
a los populistas’» en El País, 30/5/2018. 
23coyuntura | Italia: una coyuntura particular
en febrero de este año, cuando en la de-
signación del «gabinete en la sombra» 
de la Liga Salvini escogió para Asuntos 
Exteriores a un ferviente opositor de la 
salida del euro, Giancarlo Giorgetti, 
quien en seguida salió a dar garantías 
sobre la fiabilidad de su partido. Al día 
siguiente, en neta contradicción, Salvi-
ni dio a entender a los periodistas que 
o bien Europa cambia o habrá que ha-
cer como los británicos, lo que no hizo 
sino alimentar la confusión. 
Como muestra el caso de la Liga, la 
construcción de un bloque social am-
plio, más allá de la orientación ideo-
lógica que se le quiera imprimir, pasa 
por la seducción y la persuasión de 
sectores muy heterogéneos y puede 
incluso implicar la adopción de postu-
ras contradictorias –lo cual no es algo 
exclusivo de la derecha, puesto que el 
pci también siempre mantuvo una am-
bivalencia sustancial con respecto a sus 
objetivos–. Lejos de pensar en térmi-
nos hegemónicos, la izquierda italiana 
de hoy se mantiene fiel a una vocación 
elitista que no le permite ensanchar su 
perímetro electoral y volver a abrir una 
interlocución con sus ex-votantes, que 
ahora votan a la Liga o simplemente 
han dejado de acudir a las urnas. Esta 
actitud presenta dos vertientes relacio-
nadas: por un lado, el pd persigue una 
política deflacionaria y de defensa a ul-
tranza del statu quo; por el otro, su retó-
rica complace al antiguo y menguante 
«bloque fordista» y a las clases medias y 
medias altas que pueblan los centros ur-
banos. La convergencia hacia el centro, 
lo políticamente correcto, la defensa del 
multiculturalismo y el antiestatismo 
colocan al pd en lo que Nancy Fraser 
ha definido agudamente como «neoli-
beralismo progresista»8. Es por eso que 
desempolvar canciones como «Bella 
ciao» o recurrir al antifascismo mili-
tante, denostando en paralelo a todos 
aquellos que votan por la Liga «por falta 
de cultura», no sirve para «defender las 
instituciones de la amenaza populista», 
como recita uno de sus eslóganes favo-
ritos. La solidez de aquellos mitos des-
cansaba de hecho en la construcción de 
instituciones y organizaciones de masas 
capaces de incorporar a sectores pre-
viamente excluidos y de emanciparlos 
concretamente, tal como lo demuestra 
el caso de Emilia-Romaña. Conside-
rado por buena parte del electorado, y 
con mucha razón, como el responsable 
de un manejo de la crisis que ha hecho 
que paguen sobre todo los sectores ba-
jos y medio-bajos de la población, el 
pd no es aún capaz de emprender un 
curso autocrítico ni de desplegar siquie-
ra un programa tímidamente neokey-
nesiano. El entusiasmo que su regreso 
al poder con el gobierno Conte ii ha 
desatado entre la crema y nata de la po-
lítica mainstream europea es prueba de 
ello. No basta con que Zingaretti sea 
percibido superficialmente como una 
opción «algo más socialdemócrata» ni 
con que Matteo Renzi haya dejado el 
partido para fundar un pequeño grupo 
centrista, encaminándose hacia la desa-
parición política. Los virajes políticos 
tienen queestar fundamentados en 
8. N. Fraser: «El final del neoliberalismo ‘progresista’» en Literal Magazine, 11/1/2017. 
24 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286
actos concretos, y de eso, a la fecha, se 
ha visto muy poco. 
La victoria en Emilia-Romaña, la vuel-
ta al bipolarismo y al poder y la apari-
ción de un movimiento social afín han 
parcialmente sosegado a la «izquierda». 
Salvini, considerado prácticamente in-
falible hasta hace pocos meses, cometió 
el error de dinamitar el cogobierno 
con el m5s, acabó en la oposición y per-
dió la apuesta en el bastión «rojo». Pero 
se equivocan quienes creen que esto 
es suficiente para contener el avance 
de una derecha populista autoritaria, 
racista y, más allá de las apariencias, 
antipopular. Esta ha logrado captar un 
descontento social difuso, sobre todo en 
las áreas suburbanas, en los centros más 
pequeños y en las zonas rurales. Volver a 
hablar la lengua de quienes se han que-
dado atrás y salirse de los acicalados 
centros urbanos es la única ruta viable 
para la política progresista. De momen-
to, no se avizora nada semejante.
Septiembre-Diciembre 2019 Ciudad de México No 117
THE ECONOMIC, TOURISM AND CULTURAL PROMOTION OF MEXICO
PROMOCIÓN ECONÓMICA, TURÍSTICA Y CULTURAL DE MÉXICO
Edición bilingüe inglés-español
ARTÍCULOS: Alejandro Alday, Presentación. ENTREVISTA: Alejandro Alday, Entrevista 
con el canciller Marcelo Ebrard Casaubon. DOSSIER: Martha Delgado Peralta y Javier 
Jileta Verduzco, El nuevo impulso económico global. Ignacio Cabrera Fernández, Consejo 
de Diplomacia Turística. ENSAYOS: Víctor Hugo Morales Meléndez y Adda Jacqueline 
Morán Rosas, La promoción como herramienta para posicionar a México en América del Sur. 
Eduardo Ruiz Mazón, Promoción económica como herramienta de la política exterior: al-
cances y límites. Pablo Lozano Lozano, Modelo para armar: una nueva diplomacia económica 
para México. Jorge Ernesto Salcido Zugasti, Casa México: promoción, innovación y di-
plomacia cultural en South by Southwest (sxsw). Manuel Herrera Rábago, Estrategia de 
promoción económica en los consulados: ecosistemas y empoderamiento. Tania Lara Ortiz, 
Diplomacia cultural: una herramienta para promover las industrias creativas de México. Lee 
Wong Medina, Promoción cultural de México en Estados Unidos: demografía y propuestas 
de ejecución. María del Rocío Rodríguez Echeverría, La Ley sb 1070 y la promoción de la 
cultura mexicana en Arizona.
Revista Mexicana de Política Exterior es una publicación cuatrimestral del Instituto Matías 
Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores. República de El Salvador Núm. 47, Col. Centro, 
Del. Cuauhtémoc, Ciudad de México, CP 06080. Tel.: (55) 36 86 50 00 Exts. 8268 y 8247, (55) 
36 86 51 63 y (55) 36 86 51 48. Correo electrónico: <imrinfo@sre.gob.mx>. Página web: 
<www.sre.gob.mx/imr/>.
¿Qué es 4chan?
4chan es un imageboard (tablón de imá-
genes) de internet, un tipo de foro donde 
los usuarios pueden postear una foto 
con un comentario y con eso se crea un 
thread o hilo. Los posts están ordenados 
por canales y por línea de tiempo. Los 
más exitosos (los que generan más co-
mentarios e interacciones) permane-
cen más tiempo en la frontpage (porta-
da) y los que no generan interacciones, 
se borran. Luego de un tiempo, los 
más comentados se archivan. 4chan 
se divide en canales y los hay de todo 
tipo: /b/ está dedicado al random (una 
mezcla de cosas aleatoria y, a la vez, bi-
zarra), aunque hoy en día está cooptado 
por la pornografía. También hay otros 
canales más tranquilos como /tv/, dedi-
cado a series y películas, o /vg/, dedica-
do a videojuegos. Pero el más reconoci-
do e infame es /pol/, el canal dedicado a 
la «incorrección política».
Durante algún tiempo, /pol/ fue la 
casa de anonymous, desde donde se 
coordinaban ataques ddos (distributed 
denial of service, ataque de denegación 
de servicio) y acciones de troleo masivo 
a montones de sitios, como por ejemplo 
Cómo la extrema 
derecha se 
apoderó de 4chan 
Juan Ruocco
| tribuna global
El sitio 4chan no es solo un foro: es un submundo, una fábrica 
de memes, un manual de explicaciones sencillas y conspirativas 
sobre la situación actual del mundo. Difusor de racismo y odio, 
bajo la forma de la «ironía», es un festejo constante de lo 
«políticamente incorrecto», un lugar donde se puede conseguir 
la red pill que permite ver la realidad que las elites ocultan. 
Juan Ruocco: es escritor, guionista y estudiante de Filosofía. Le interesan la tecnología, los videojuegos 
y el futuro. Es autor de Autopista al espacio (Neptuno, Buenos Aires, 2019).
Palabras claves: extrema derecha, memes, odio, 4chan, Donald Trump.
26 Juan Ruocco | nueva sociedad | 286
cuando volvieron nazi el bot tuitero de 
Microsoft1 o cuando lograron la elec-
ción de Adolf Hitler como la persona 
más inteligente de la historia2.
El sitio tuvo su momento de gloria en 
2016, durante la campaña presidencial 
en Estados Unidos. En esa elección, 
y producto casi de un hecho azaroso, 
el sitio eligió apoyar a Donald Trump 
por el simple hecho de trolear. El in-
cidente que marcó el inicio del apoyo 
del foro a la campaña presidencial del 
entonces candidato se relaciona con la 
lógica del sitio. Cada post tiene un nú-
mero identificador, y en particular los 
números redondos o los que tienen la 
misma cifra tienen un valor especial. 
Justo en el post número 77777777, en 
extremo especial por su vinculación 
con la buena suerte, alguien escribió 
«Trump will win» (Trump va a ganar).
El video anónimo «The Year Where 
4chan Won» [El año en que ganó 4chan] 
muestra muchas de las acciones coor-
dinadas durante la campaña desde el 
board para trolear muy fuertemente a 
los medios de comunicación con un 
fin específico: recuperar un meme. Du-
rante años Pepe, la rana triste creada 
por Matt Furrie, era el símbolo y el or-
gullo de 4chan. Pero con el tiempo se 
había vuelto mainstream y había caído 
en manos de los normies, es decir, de 
la gente común, ajena al foro y a sus 
prácticas antisociales. El foro entonces 
decidió recuperarlo y puso a Pepe en 
las situaciones más extremas y «polí-
ticamente incorrectas» posibles, como 
por ejemplo violando a mujeres, que-
mando a negros con una capucha del 
Ku Klux Klan y demás. Si se lograba 
espantar a los normies, Pepe volvería a 
ser exclusivo de 4chan.
El propio Trump lo usó en su cam-
paña, lo que retroalimentó a la fanbase 
de 4chan e hizo estallar las alarmas del 
periodismo más progresista. El New 
York Times le dedicó una doble pági-
na especial en la que alertaba sobre lo 
peligroso que era el foro y sobre cómo 
se había convertido en un símbolo del 
racismo y de los supremacistas blan-
cos3. Accedí a esta publicación en la 
casa de mis suegros, gracias a que el 
diario argentino Clarín por ese en-
tonces publicaba una selección de los 
«mejores» artículos del periódico neo-
yorquino. Recuerdo ese momento y 
mi sensación de incredulidad al pen-
sar: «¿Cómo llegó Pepe a un diario en 
Buenos Aires?». 
 
Odio y frustración
 
Usar 4chan resulta al principio bas-
tante confuso porque la interfaz es 
poco amigable. Pero hay un truco sen-
cillo para que sea más fácil de leer: pri-
mero hay que entrar en el sitio, luego 
elegir el canal y seleccionar el botón 
«catalog». (También se puede escribir 
1. V. la entrada de Wikipedia sobre el tema en <https://es.wikipedia.org/wiki/Tay_(bot)>.
2. «4chan Votes for Hitler as the Smartest Person in History» en The Daily Dot, 25/2/2013.
3. Christopher Mele: «Pepe the Frog Meme Listed as a Hate Symbol» en The New York Times, 27/9/2016, 
disponible en <www.nytimes.com/2016/09/28/us/pepe-the-frog-is-listed-as-a-hate-symbol-by-the-anti-
defamation-league.html>.
27tribuna global | Cómo la extrema derecha se apoderó de 4chan 
directamente en el navegador <4chan.
org/pol/catalog>). De esta manera, todos 
los comentarios quedan organizados por 
thread y es mucho más simple leerlos. 
Además, el sitio es bastante liviano y no

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