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La g lo ba liz ac ió n de la p ro te st a La globalización de la protesta COYUNTURA Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig España: ¿un nuevo ciclo político? Samuele Mazzolini Italia: una coyuntura particular TRIBUNA GLOBAL Juan Ruocco Cómo la extrema derecha se apoderó de 4chan TEMA CENTRAL Didier Billion / Christophe Ventura ¿Por qué protesta tanta gente a la vez? Nora Lustig Desigualdad y descontento social en América Latina Olivier Fillieule / Danielle Tartakowsky La manifestación: el origen de una forma de protesta Carolina Tohá Chile o el vértigo del futuro Nuria Varela El tsunami feminista Maristella Svampa ¿Hacia dónde van los movimientos por la justicia climática? Joan Martínez Alier Una experiencia de cartografía colaborativa. El Atlas de Justicia Ambiental Ezequiel Kopel ¿El tercer capítulo de la Primavera Árabe? Rémi Lefebvre Los «chalecos amarillos» y la representación política Marc Saint-Upéry Colombia: dilemas políticos después del 21-n. Entrevista a Álvaro Jiménez Millán Kim Kelly El poder de las huelgas clásicas N U EV A SO C IE D AD | 28 6 NUEVA SOCIEDAD | 286 NUEVA SOCIEDAD 286 La globalización de la protesta 286 www.nuso.org Marzo-Abril 2020 es un proyecto de la 284 285 MAYO-JUNIO 2020 En nuEstro próximo númEro 287 La nueva coyuntura latinoamericana <www.nuso.org> El portal Nueva Sociedad es una plataforma de reflexión sobre América Latina. Articula un debate pluralista y democrático sobre política y políticas latinoamericanas. nuEVA soCiEDAD es una revista latinoamericana abierta a las corrientes de pensamiento progresista, que aboga por el desarrollo de la democracia política, económica y social. Se publica cada dos meses en Buenos Aires, Argentina, y circula en toda América Latina. Directora: Svenja Blanke Jefe de redacción: Pablo Stefanoni Coordinadora de producción: Silvina Cucchi Plataforma digital: Mariano Schuster, Eugenia Corriés Administración: Vanesa Knoop, Karin Ohmann Nueva Sociedad No 286 Diseño original de portada: Horacio Wainhaus Diagramación: Fabiana Di Matteo Ilustraciones: Gustavo Deveze Corrección: Germán Conde, Vera Giaconi Traducción al inglés de los sumarios: Kristie Robinson Impreso en Talleres Gráficos Nuevo Offset, Viel 1444, Buenos Aires, Argentina Los artículos que integran Nueva Sociedad son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de la Revista. Se permite, previa autorización, la reproducción de los ensayos y de las ilustraciones, a condición de que se mencione la fuente y se haga llegar una copia a la redacción. Nueva Sociedad – ISSN 0251-3552 Oficinas: Humberto Primo 531, C1103ACK Bue nos Ai res, Ar gen ti na. Tel/Fax: (54-11) 3708-1330 Correo electrónico: <info@nuso.org> <distribucion@nuso.org> (distribución y ventas) NOVIEMBRE-DICIEMBRE 2019 ENERO-FEBRERO 2020 COYUNTURA Rossana Castiglioni. ¿El ocaso del «modelo chileno»? Franklin Ramírez Gallegos. Las masas en octubre. Ecuador y las colisiones de clase TRIBUNA GLOBAL Émilie Frenkiel. El nacionalismo digital de China y las protestas en Hong Kong. Entrevista a Florian Schneider TEMA CENTRAL Alejandro Portes. Inmigración bifurcada y fin de la compasión Alberto Pradilla. Centroamérica huye de sí misma Barbara Hines. Las políticas migratorias de Donald Trump Velia Cecilia Bobes. De las puertas abiertas al «ya no son bienvenidos»: El giro de la política migratoria mexicana Yorelis Acosta. Escapar por la frontera colombo-venezolana Haroldo Dilla Alfonso. República Dominicana: cuando la xenofobia se institucionaliza Gabriela Díaz Prieto. Mujeres y acceso a protección internacional en América del Norte Bernarda Zubrzycki. Ser africano en Argentina. Las dinámicas de la migración senegalesa ENSAYO Martín Bergel. Futuro, pasado y ocaso del «Tercer Mundo». SUMMARIES MIGRAR EN AMÉRICA Movilidad y derechos humanos COYUNTURA Steven Levitsky / María Victoria Murillo. La tentación militar en América Latina Roberto Gargarella. Diez puntos sobre el cambio constitucional en Chile TRIBUNA GLOBAL Marie Lemonnier. ¿Europa sigue siendo cristiana? Entrevista a Olivier Roy TEMA CENTRAL Ezequiel Adamovsky. «Clase media»: mitos, usos y realidades Cecilia Güemes / Ludolfo Paramio. El porvenir de una ilusión: clases medias en América Latina Gabriela Benza / Gabriel Kessler. Nuevas clases medias: acercar la lupa Moisés Kopper. Brasil: ¿cómo se «inventó» la nueva clase media? Tobias Boos. Rebelión, progresismo y economía moral. La clase media argentina en las últimas dos décadas Víctor Arrambide Cruz. Conceptos e ideas sobre las clases medias peruanas Mayra Espina. Reforma y emergencia de capas medias en Cuba Amaru Villanueva Rance. Bolivia: la clase media imaginada ENSAYO José Fernández Vega. Ricardo Piglia: una vida en tercera persona SUMMARIES CLASES MEDIAS, MÁS ALLÁ DE LOS MITOS Índice Marzo-Abril 2020 NUEVA SOCIEDAD 286 COYUNTURA 4587 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig. España: ¿un nuevo ciclo político? .......................................................................... 4 4588 Samuele Mazzolini. Italia: una coyuntura particular ............................. 14 TRIBUNA GLOBAL 4589 Juan Ruocco. Cómo la extrema derecha se apoderó de 4chan ............... 25 TEMA CENTRAL 4590 Didier Billion / Christophe Ventura. ¿Por qué protesta tanta gente a la vez ? ................................................................................ 37 4591 Nora Lustig. Desigualdad y descontento social en América Latina .................................................................................. 53 4592 Olivier Fillieule / Danielle Tartakowsky. La manifestación: el origen de una forma de protesta .......................................................... 62 4593 Carolina Tohá. Chile o el vértigo del futuro .......................................... 78 4594 Nuria Varela. El tsunami feminista ....................................................... 93 4595 Maristella Svampa. ¿Hacia dónde van los movimientos por la justicia climática? ........................................................................ 107 4596 Joan Martínez Alier. Una experiencia de cartografía colaborativa. El Atlas de Justicia Ambiental .......................................... 122 4597 Ezequiel Kopel. ¿El tercer capítulo de la Primavera Árabe? ..................129 4598 Rémi Lefebvre. Los «chalecos amarillos» y la representación política ................................................................................................. 141 4599 Marc Saint-Upéry. Colombia: despertar ciudadano y dilemas políticos después del «21-n». Entrevista a Álvaro Jiménez Millán .......... 154 4600 Kim Kelly. El poder de las huelgas clásicas ........................................... 169 SUMMARIES Segunda página En todas partes la gente parece estar enojada, las elites son cuestionadas y se erosionan los sistemas de representación. En los últimos años, asistimos a un proceso de globalización de las protestas, que si bien tienen componentes locales, siguen a su vez algunas tendencias de más amplio alcance. El cambio climático y el feminismo se articulan con demandas democráticas o contra la corrupción, en un contexto de inconformismo que atraviesa a diferentes ge- neraciones y sectores sociales. A reflexionar sobre estas protestas globales se dedica el Tema Central de este número de Nueva Sociedad. Didier Billion y Christophe Ventura se enfocan en las protestas a escala global tratando de identificar las causas comunes del malestar, los imagina- rios alternativos que se ponen en juego y el papel de las desigualdades, el autoritarismo, la corrupción o los servicios públicos en estallidos que abar- can desde el mundo árabe hasta América Latina, con expresiones europeas como los «chalecos amarillos» en Francia. En el caso latinoamericano, como sostiene Nora Lustig, la ola de protestas en países como Chileo Colombia volvió a colocar en un primer plano la concentración del ingreso y, al mismo tiempo, deja en evidencia los límites de los indicadores comúnmente utiliza- dos para medir la desigualdad. Pero no siempre la gente se expresó desfilando por las calles. Como mues- tran Olivier Fillieule y Danielle Tartakowsky, las manifestaciones, tal como las conocemos hoy, comenzaron en el siglo xix, cuando se diferenciaron de las fiestas cívicas y se transformaron en formas de movilización colectiva. Hoy vemos manifestaciones por diferentes razones y con distintas demandas. Entre ellas, destacan las reivindicaciones feministas y las protestas contra el calentamiento global. Nuria Varela muestra cómo el feminismo de la cuarta ola está muy pre- sente en el ciclo de protestas que comenzó alrededor de 2010: «las calles y las plazas comenzaron a llenarse y las mujeres estaban allí, las feministas estaban allí». Se trata de un feminismo multicultural, pensado para el «99%», definido por la tecnología, con puentes con el ecologismo y, no menos importante, intergeneracional. Lo mismo ocurre con la cuestión del clima y de la justicia ambiental: Maristella Svampa pone el foco en la irrupción de un activismo cli- mático de matriz juvenil, que no solo revitalizó el campo de acción, sino que abrió nuevas expectativas en un contexto de renovada urgencia climática, que puede generar a la vez una cierta parálisis colapsista. En este marco resul- tan destacables iniciativas como el Atlas de Justicia Ambiental (ejatlas) retratado en su artículo por Joan Martínez Alier. Entre las protestas que más impacto tuvieron en los últimos meses estu- vieron, sin duda, las de Chile. Carolina Tohá se enfoca en algunas preguntas claves: ¿cuáles son las causas de las protestas, inéditas en la historia recien- te: el neoliberalismo, el sistema político, un modelo desigual de sociedad, todo ello a la vez? Al mismo tiempo, echa luz sobre los actuales desafíos del progresismo, que gobernó el país durante una gran parte de la transición pospinochetista. La gente también salió a las calles en Colombia. En un país donde la protesta siempre fue criminalizada, y asociada a la guerrilla, miles de personas, sobre todo jóvenes, expresaron nuevas y viejas demandas. En una entrevista con Marc Saint-Upéry, Álvaro Jiménez Millán analiza las dinámicas del movimiento, sus actores y sus perspectivas, en un contexto marcado por los obstáculos al proceso de paz y los cotidianos asesinatos de líderes sociales. Ezequiel Kopel, por su parte, aborda las protestas en el mundo árabe. Estas mostraron su potencia desde 2011 pero, al mismo tiempo, dejaron en evidencia las dificultades para avanzar en un camino democrático. Las razones de este devenir son variadas –tanto internas como geopolíticas–, pero pese a la represión brutal, persisten la corrupción, la incompetencia y la crisis económica como el combustible de nuevas olas de reclamos en la región. En Europa, Rémi Lefebvre analiza el caso de los «chalecos ama- rillos», ese objeto social no identificado que irrumpió en la política francesa. Los gilets jaunes expresaron sentimientos profundos de injusticia que ya no están representados, expresados ni politizados por los sindicatos o las orga- nizaciones de izquierda tradicionales. Pero el rechazo a toda representación, que constituyó su fuerza inicial, condujo más tarde a la pérdida de vitalidad del movimiento. Finalmente, las huelgas. Aunque se hayan debilitado como forma de lu- cha, Kim Kelly muestra que hay sectores, sobre todo el del transporte, en el que las huelgas clásicas aún conservan su impacto. En estas áreas, los trabajadores tienen todavía hoy la capacidad de incidir sobre el poder en defensa de sus propios derechos –afectados por la precarización–, e inclu- so en muchos países, mediante huelgas de solidaridad, pueden apoyar a otros sectores laborales. Es pronto aún para saber qué mundo dibujará la actual ola de protestas. Hoy el inconformismo toma diferentes formas, entre ellas la de la extrema derecha. Pero, sin duda, esto movimientos introducen una cuña en un capi- talismo crecientemente desigual. 3segunda página Una década de cambios profundos La gran crisis económica de 2008 tuvo un profundo impacto en el sistema político español, el origen del cual se remonta a la muerte de Francisco Fran- co y a la transición de 1975-1978, y cuya «estabilidad» y «prestigio» parecían consolidados. Sin embargo, la crisis sacó a la luz –de forma progresiva– las ten- siones y los pasivos sociales, económicos e institucionales larvados a lo largo de 40 años. Precisamente por ello es posible afirmar que hoy, en 2020, el sistema po- lítico español, si bien no ha experimenta- do un cambio de régimen, sí ha sufrido una fuerte transformación1. Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig España transita varias crisis superpuestas que están poniendo en tensión el régimen surgido de la transición posfranquista: crisis económica, territorial y sociopolítica. El movimiento de los «indignados» y la dinámica política en Cataluña son dos expresiones de este nuevo escenario. Y a ello se suma el fin del bipartidismo y la emergencia de una extrema derecha por fuera del Partido Popular que la «contenía». El nuevo gobierno progresista de coalición, inédito en la democracia española, se enfrenta así a múltiples desafíos, entre ellos su propia supervivencia. Gemma Ubasart-González: es profesora de Ciencia Política y vicedecana de la Facultad de Derecho en la Universidad de Girona. Correo electrónico: <gemma.ubasart@udg.edu>. Salvador Martí i Puig: es catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Girona e investigador asociado de la Fundación cidob-Barcelona. Entre sus libros está Ciencia política. Un manual. Nueva edición actualizada (en coautoría con Josep María Vallès, Ariel, Madrid, 2015). Correo electrónico: <salvador.marti@udg.edu>. Palabras claves: crisis, gobierno de coalición, transición, Pedro Sánchez, España. 1. Alfons Aragoneses escribió que «la locución (régimen del 78) se utiliza para señalar los grandes problemas de nuestra democracia: negación de la plurinacionalidad, connivencia entre poderes econó- micos y políticos, debilidad de los derechos sociales y gestos autoritarios de algunos agentes políticos y jurídicos». A. Aragoneses: «¿Debemos defender el espíritu del 78?» en El Món de Demà, 19/11/2018. | coyuntura España: ¿un nuevo ciclo político? 5coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político? En poco más de una década, se ha de- valuado el prestigio de las instituciones y los actores políticos; ha cambiado la tipología del sistema de partidos, que ha pasado de un bipartidismo imperfecto a un multipartidismo po- larizado; ha desaparecido la «conlle- vancia» sobre organización territorial del Estado y ha sido impugnada por parte de múltiples agentes, sobre todo (aunque no solo) por el gobierno de Cataluña; y, finalmente, se ha trans- formado –para peor– la manera en que los jóvenes definen y proyectan sus expectativas socioeconómicas a medio plazo. Es necesario también señalar que la crisis inicia en los prolegómenos del go- bierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, quien impulsa (siguiendo los dictados de Bruselas y Berlín) las primeras medidas de ajuste, y con ello condena a sucesivas derrotas electora- les al Partido Socialista Obrero Espa- ñol (psoe). El gobierno que gestiona el grueso de la crisis económica es el lide- rado por Mariano Rajoy, del Partido Popular (pp), que consigue una abru- madora victoria electoral el 21 de di- ciembre de 2011 y revalida una mayoría relativa en 2016, después de una repe- tición electoral. El segundo gobierno de Rajoy, que termina abruptamente el 2 de junio de 2018 a raíz de la primera moción de censura exitosa de la demo- cracia española, da inicio a un gobierno provisional liderado por el nuevo secre- tario general del psoe, Pedro Sánchez, quien después de convocar dos veces más a los ciudadanosespañoles a las ur- nas en 2019 termina liderando, por pri- mera vez en la historia del régimen, un gobierno progresista de coalición (entre el psoe y Podemos). Pero esta década, más allá de las con- vocatorias electorales y los cambios de gobierno, ha sido de una gran com- plejidad política. En poco más de dos lustros España ha sufrido una «triple crisis», a saber, una crisis económica, otra territorial y otra de carácter socio- político2. A raíz de ello, en este periodo se han sucedido movilizaciones sociales de gran calado, conflictos internos en los partidos tradicionales, aparición de nuevas formaciones, un profundo pro- ceso de judicialización política (o del conflicto político) y, finalmente, un descenso social en bloque que ha su- puesto el empobrecimiento de un sec- tor de las clases populares a través del incremento del desempleo y la precari- zación laboral, con una especial afecta- ción a las generaciones más jóvenes3. Respecto a las movilizaciones, desta- can dos grandes episodios. Uno es el de los «indignados» del 15-m y las «mareas» posteriores, cuando una gran cantidad de ciudadanos impugnaron el sistema político y a sus representantes acusán- dolos de corruptos e insensibles ante las políticas de ajuste implementadas desde 5 2. Macià Serra, G. Ubasart-González y S. Martí i Puig: «Cataluña y la triple crisis española» en Nueva Sociedad No 273, 1-2/2018, disponible en <www.nuso.org>. 3. Robert Fishman: Democratic Practice: Origins of the Iberian Divide in Political Inclusion, Oxford up, Nueva York, 2019. 6 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286 20084; y el otro es el del llamado «pro- ceso soberanista» catalán que, si bien permaneció a lo largo de casi diez años, tuvo su punto más caliente en la realiza- ción de un referéndum el 1o de octubre de 2017 (celebrado sin la aprobación del gobierno central y bajo el acoso de la policía) y los acontecimientos posterio- res de movilización callejera, la declara- ción (no efectiva) de independencia y la detención (y juicio) y huida al extranje- ro de los líderes del gobierno catalán5. Este último conflicto supuso la puesta en marcha de una suerte de activismo judicial que produjo la imputación por rebelión a los principales líderes insti- tucionales y sociales del independentis- mo; una parte de ellos quedó en prisión y otra, en el exilio6. En cuanto a la crisis de los partidos tradicionales, cabe señalar los escánda- los de corrupción y financiación ilegal a los que se vio sometido el pp a lo largo de la década y que tuvieron como co- lofón la sentencia del «caso Gürtel» (en mayo de 2018), en la que se hace res- ponsable al partido de haber tejido una densa red de corrupción y contabilidad paralela para beneficiarse y favorecer a algunos de sus miembros; este fue el detonante de la moción de censura vic- toriosa de Pedro Sánchez. El psoe, por otro lado, vivió un agrio episodio de lu- chas intestinas vinculadas a la elección de su secretario general en 2017, cuan- do los candidatos ungidos por el apara- to no ganaron los procesos de primarias y Sánchez se impuso en dos ocasiones. También en este periodo, muta (y casi desaparece por temas de corrupción) un partido nacionalista catalán de cen- troderecha, Convergència Democràtica de Catalunya (cdc), que gobernó en Cataluña desde 1980 y fue un pilar de la gobernabilidad española7. En esta coyuntura de descrédito y conflicto partidario, no es casual que aparecieran nuevas formaciones, tanto de derechas como de izquierdas, e in- cluso una que reclamaba el centro. En la izquierda –y como resultado de la irrupción de la movilización del 15-m, aparece el partido Podemos, liderado por un grupo de jóvenes de tradición «movimentista» bajo la dirección de Pablo Iglesias, que pretende aglutinar el desencanto de los ciudadanos frente al statu quo y las políticas de ajuste8. Ciudadanos (cs), que era un partido de ámbito catalán nacido en 2005 con un programa anticatalanista y una ubicación social-liberal, da un salto al resto de España, y frente al desafío independentista catalán y la debilidad (y acusaciones de corrupción) de los dos partidos tradicionales, reclama –con el apoyo de grandes corporaciones me- diáticas y económicas– el espacio de 4. S. Martí i Puig: «Pienso, luego estorbo. España: crisis e indignación» en Nueva Sociedad No 236, 11-12/2011, disponible en <www.nuso.org>. 5. G. Ubasart-González y S. Martí i Puig: Política i govern a Catalunya. De la transició a actualitat, Libros de la Catarata, Madrid, 2018. 6. G. Ubasart-González: «Activismo judicial» en El Diario, 24/12/2019. 7. Paola Lo Cascio: «El Procés i el final d’un cicle polític» en L’Espill No 51, 2015-2016. 8. P. Iglesias: Disputar la democracia. Política para tiempos de crisis, Akal, Madrid, 2015. 7coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político? centro liberal y regeneracionista9. Fi- nalmente, el último de los partidos que emerge es Vox, que toma postula- dos de la derecha radical europea junto con elementos reaccionarios y tradicio- nales propios de la derecha autoritaria española, anteriormente aglutinada en el pp. Esta formación, que nació en 2003 y fue anecdótica, reaparece con fuerza en las elecciones autonómicas andaluzas del 2 de diciembre de 2018, después de los «hechos de octubre» en Cataluña, y pasa de no tener represen- tación a obtener 12 escaños y a ser la fuerza clave para la creación de un go- bierno (con el pp y cs) por primera vez en la historia de la región. En este contexto, en junio de 2018 el gobierno del pp termina de forma abrup- ta el segundo periodo consecutivo de Rajoy. El fallo de la sentencia del caso Gürtel (iniciado en 2009) une a la oposi- ción de izquierdas y a los nacionalismos periféricos que, en pocos días, presentan y ganan una moción de censura. Así se da inicio a un bienio en el que parece abrirse un nuevo ciclo en la arena polí- tica española. Una moción de censura exitosa (2018) y una convocatoria electoral (2019) Contra todo pronóstico, Sánchez llega a ser presidente a través de una moción de censura, la primera que resulta exitosa en la historia española. Hasta entonces, este instrumento constitu- cional había servido para el posiciona- miento de figuras políticas como de- nunciantes (Felipe González en 1980 y Pablo Iglesias en 2017), aunque tam- bién había provocado el fin político de otros, como el de Antonio Hernández Mancha en 1987. El cierre de la etapa Rajoy fue visto con buenos ojos por parte de las fuerzas progresistas, pero también por aquellas que representan la España plurinacio- nal. Para estos últimos, el cambio de escenario podía significar la posibilidad de transitar hacia una resolución po- lítica del contencioso territorial. Por ello, las dos figuras claves del éxito de esa moción fueron Iglesias, de Po- demos, y Marta Pascal, coordinadora general del Partit Demòcrata Europeu Català (pdecat), partido heredero de la antigua cdc. Después de la moción, la legislatu- ra inició la confección de un gobierno presidido por Sánchez y de carácter pa- ritario, que mezclaba ministros socialis- tas fieles al presidente y personalidades independientes de reconocido prestigio y/o alta popularidad. La elección del Ejecutivo fue una tarea de orfebrería. Cada pieza estaba pensada para am- pliar la base electoral en futuras eleccio- nes, con guiños hacia el electorado de izquierdas y hacia sectores liberales (en especial, a la formación de cs). En este sentido, Sánchez diseñó un gobierno provisional pensando en unos nuevos comicios en los que se percibía ganador. 9. Juan Rodríguez-Teruel y Astrid Barrio: «Going National: Ciudadanos from Catalonia to Spain, South European Society and Politics» en South European Society and Politics vol. 21 No 4, 2016. 8 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286 La consigna respecto a la crisis ca- talana fue la de distensión y diálogo, pues los efectosdel referéndum del 1o de octubre de 2017 eran muy re- cientes y todavía reinaba la tensión en Cataluña y en el resto de España. En este sentido, es posible afirmar que a partir de 2017 se coló en la vida política española el debate sobre el «sentimiento nacional», ya fuera desde el españolis- mo centralista o desde el catalanismo independentista, y que la condicionó10. Varios líderes independentistas se en- contraban ya en la cárcel o en el exilio debido al activismo judicial que se puso en marcha imputando a políticos y activistas por el delito de rebelión (un delito de naturaleza política que prevé penas de entre 15 y 25 años de cárcel). En este contexto, el Ejecutivo de Sán- chez llevó a cabo dos tipos de actua- ciones: una de tipo declarativo, dando a entender que se tenía que trabajar para desjudicializar el contencioso; y otra de tipo operativo, propiciando espacios de diálogo entre el gobierno español y el catalán. Sin embargo, la aprobación de los presupuestos generales del Estado fue la pieza que complicó la legislatura. Si bien el psoe y Podemos consiguieron pactar una serie de medidas de con- tenido progresista que incluían y/o acompañaban las cuentas públicas (subida del salario mínimo a 900 eu- ros, impuesto de patrimonio, aumen- to del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas –irpf–, regulación de los precios de alquiler, derogación de los aspectos más lesivos de la refor- ma laboral, etc.), no fue posible llegar a un acuerdo con los independentistas catalanes. A pesar de que se acerca- ron posiciones llegando a escenificar el inicio del diálogo entre gobiernos, no hubo coincidencia en el formato ni en la hoja de ruta de las conversacio- nes, en particular por la presencia (o no) de la figura de un «relator». De- masiadas presiones dentro del campo independentista (la competencia por la hegemonía del espacio entre Esquerra Republicana de Catalunya –erc– y Junts per Catalunya –jxcat– es un fac- tor a tener en cuenta), pero también presiones al psoe por pactar con la «anti-España» (palabra popularizada en sectores políticos y mediáticos de la derecha española). En este complejo escenario, las tres formaciones de derechas españolas (pp, cs y Vox) convocaron para el día 10 de febrero de 2018 una concentración en la plaza Colón de Madrid para denun- ciar las negociaciones existentes entre el gobierno español y los líderes inde- pendentistas catalanes. Era la primera vez que las tres formaciones aparecían juntas en una manifestación pública, dando un espacio privilegiado (y de reconocimiento) a la formación de derecha radical Vox, que nunca tuvo protagonismo alguno hasta su irrup- ción en las elecciones autonómicas de Andalucía de 2018. Fue en este mo- mento cuando las tres formaciones –al 10. Ignacio Sánchez-Cuenca: «El nacionalismo domina la política española» en Contexto, 1/5/2019. 9coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político? unirse en una campaña anti-Sánchez– proyectaron una coalición de derechas en la que se incluía y normalizaba (por primera vez en la historia) un par- tido de extrema derecha, a la par que se desdibujaba el perfil liberal (e incluso social-liberal) de cs. La imagen de los tres líderes del pp, cs y Vox (Pablo Casado, Albert Ribe- ra y Abascal) en la plaza madrileña de Colón certificó el inicio de la campa- ña electoral para los comicios que se convocaron para el día 28 de abril de 2019. Unos comicios sobre los que rei- naba una notable dosis de incertidum- bre, sobre todo por la irrupción de la derecha radical de Vox, que estaba su- biendo en las encuestas de forma rápi- da y preocupante. En ese momento, según las encues- tas, aparecían tres escenarios posibles: volver a la correlación de fuerzas de la moción de censura, es decir, un acuer- do de izquierdas y plurinacional; es- tablecer un pacto social-liberal entre psoe y cs; o crear un gobierno con las tres formaciones de derecha. En cual- quier caso, la campaña se desarrolló en tres lógicas de disputa electoral: una por la izquierda, otra por la derecha y una tercera por el voto independentis- ta catalán. La disputa por la izquierda la protagonizaron el psoe y Podemos, que priorizaron la defensa de una nue- va legislatura de progreso y sacaron pe- cho por las medidas sociales aprobadas y las que podrían aprobar. La situa- ción entre las dos fuerzas era diferente y más cordial que en 2016: los socia- listas asumieron que Podemos había llegado para quedarse, y en Podemos eran conscientes de que ya no podrían conseguir el sorpasso que anhelaban en 2015. La disputa por el voto de la de- recha supuso una importante tensión entre las formaciones del pp, cs y Vox, cada una de las cuales buscaba ser la «derecha auténtica» después de que el pp hubiera perdido el monopolio de esa representación. En esta lógica, Vox se alimentó tanto de la dispu- ta familiar de la derecha como tam- bién del protagonismo que le dieron medios y contrincantes políticos. Y, finalmente, también cabe destacar la disputa dentro del independentismo catalán, donde erc había abandonado de facto la vía unilateral y jxcat seguía abanderando la opción de la ruptura unilateral. Al final, los resultados ofrecieron solo dos posibilidades para el psoe, ya que las tres formaciones de la derecha no sumaron los escaños suficientes como para formar gobierno. Por un lado, el socialismo podía optar por la «mayoría de la moción de censura» del 2 de junio de 2018 (y de hecho, era la mayoría más holgada); y por el otro, también podía pactar con la formación de cs dando un giro hacia un Ejecu- tivo social-liberal. De igual modo, también podía existir un gobierno en solitario del psoe pactando legislación a izquierda (con Podemos) y a derecha (con cs). Con todo, no cuajó ninguna de las posibilidades debido a que Pode- mos exigió formar un gobierno de coa- lición que –en un inicio– incomodaba al psoe (para asegurar una legislatura progresista y plurinacional), y a que cs se mantuvo fiel a su promesa electoral 10 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286 de no gobernar con Sánchez (y de se- guir apostando a disputar el espacio al pp). Ante ese bloqueo, se volvieron a convocar elecciones para el 10 de no- viembre de 2019. Nuevas elecciones y creación de un gobierno de coalición La campaña para las elecciones del 10 de noviembre de 2019 tuvo un tono mu- cho más agrio en el ala izquierda que en la derecha. La disputa entre el psoe y Podemos se centró en quién cargaría con las culpas de la repetición electo- ral. Pero más allá de los reproches, la estrategia de Sánchez era conseguir el supuesto voto de centro que habría quedado huérfano por la apuesta de cs de competir con las derechas. Mien- tras tanto, el discurso de Iglesias se centró en defender la fórmula de un gobierno de coalición progresista y en la necesidad de encauzar por la vía del diálogo el conflicto catalán. Por otro lado, en la derecha, el pp volvía a re- cuperar una cierta posición de partido moderado y con vocación de gobierno, mientras que Vox luchaba por que- darse con el voto más ideologizado utilizando un discurso populista anti- catalán, antiinmigración, católico y, a veces, plebeyo. En este contexto, la for- mación de cs se quedó sin espacio y en la indefinición. Los resultados de las elecciones del 10 de noviembre no fueron muy di- ferentes de los del 28 de abril, pero sí hubo algunos cambios, entre los que se destaca el incremento de votos y escaños de Vox, que pasó a ser la tercera fuerza. Sin embargo, aun así, la derecha no sumó debido al descala- bro electoral de cs. Lo que sí mostra- ron los resultados fue que el psoe de Sánchez vio reducidas sus opciones de llegar a la Presidencia: solamente podía mantenerse en la Moncloa si volvía a la correlación de fuerzas de la moción de censura. Las otras vías se habían esfumado: psoe y cs ya no sumaban, un gobierno en solitario con geometría variableno era posible debido a que Podemos resistió bastan- te bien, y una gran coalición al estilo alemán con el pp solamente podía rea- lizarse haciendo rodar la cabeza (polí- tica) de Sánchez. Además, podía darse por descartada otra repetición electo- ral. Aparte del daño institucional que supondría una tercera cita con las ur- nas, el fantasma del incremento electo- ral de Vox era alarmante tanto para la derecha tradicional como (quizá) para la izquierda. Ese escenario precipitó los acontecimientos. A los dos días de la celebración de las elecciones, Sán- chez e Iglesias sellaban un pacto de go- bierno, llamado «el pacto del abrazo». Con un programa elaborado a partir del acuerdo de los presupuestos, se constituiría un gobierno de coalición, el primero desde la ii República. Pero no solo eso es destacable: también lo es que se trate del único gobierno de coa- lición de Europa conformado por una fuerza que proviene de la tradición so- cialdemócrata y otra que pertenece a la familia de la izquierda alternativa. La repetición electoral arrojó tam- bién nuevos datos. Los partidos indepen- 11coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político? dentistas y los nacionalistas periféricos presentes en el hemiciclo mantuvieron sus resultados (erc, 13; jxcat, 8; Parti- do Nacionalista Vasco, 6; eh Bildu, 5; Coalición Canaria-Nueva Canarias, 2), a la vez que aparecieron otras formacio- nes con representación (Candidatura de Unidad Popular, 2; Bloque Nacio- nalista Galego, 1). Junto a ello, proli- feraron nuevas apuestas regionalistas y localistas (Navarra Suma, 2; Partido Regionalista de Cantabria, 1 y Teruel Existe, 1). Esto dio lugar a que el Con- greso de Diputados sea el que tiene más formaciones (el más fragmenta- do) de la historia. Cabe señalar que la investidura de Sánchez dependió, en gran medida, de la mayor parte de estos pequeños grupos que se posicio- naron frente a la derecha. La negociación de la investidura con los independentistas se demoró debido a las susceptibilidades entre formacio- nes independentistas, pero erc estaba decidida a permitir la confección de un gobierno de coalición progresista, a la par que desplazaba implícitamente la vía unilateral. Con todo, para erc era necesario que desde el nuevo go- bierno hubiera un reconocimiento de la existencia de un conflicto político y la disposición para iniciar una mesa de diálogo entre los gobiernos central y catalán, así como para explorar vías hacia una salida digna de los políticos catalanes presos y exiliados. Finalmente, los días 4 y 5 de enero de 2020, Sánchez fue investido presi- dente, en una sesión tensa y bronca en la que Vox arrastró hacia la derecha a las formaciones de la oposición. Una muestra del tono de la sesión fue la calificación del nuevo Ejecutivo como «gobierno ilegítimo» por parte de Ca- sado, líder del pp. Una vez presidente, Sánchez diseñó con Iglesias un gobierno extenso: un presidente, cuatro vicepresidencias y 18 ministros y ministras más. De to- dos ellos, cinco están bajo el control de Podemos y afines, y el resto bajo la dirección del psoe. Frente a este go- bierno, se prevé una oposición dura y despiadada (tanto de los partidos de derechas como de las organizaciones gremiales y los grupos mediáticos con- servadores). Para la nueva gestión no ha habido los 100 días de gracia. Grandes retos y poco margen de maniobra Muchos son los retos que se presen- tan a este gobierno en su andadura. El nuevo ciclo político que se abre tiene un largo camino por hacer si quiere llevar a cabo su programa, y el trayec- to se parece a un campo minado. De todos los retos, el primero es el de la cohesión y el desempeño del gobier- no. La cohesión no es un tema menor, pues para un gobierno amplio y con diversas obediencias y sensibilidades es difícil coordinarse y elaborar mensajes inequívocos. Temas como la migra- ción, los derechos laborales, el medio ambiente, la fiscalidad o la cuestión catalana pueden llevar a más de un conflicto interno. Más complejo aún será el desempeño en la acción de go- bierno, con un programa de expansión 12 Gemma Ubasart-González / Salvador Martí i Puig | nueva sociedad | 286 del gasto en un contexto global de recesión y un entorno regional (en la Unión Europea y en el Mediterráneo) de grandes turbulencias. El segundo reto es el de encauzar el conflicto territorial. Lo más urgente es la necesidad de establecer un diálogo político entre el gobierno catalán y el estatal, para posteriormente poner las bases para la negociación y el pacto que dé solución al contencioso de fon- do. El mutismo y la criminalización por parte del gobierno central como únicas respuestas a una demanda que ha alcanzado a la mitad de la pobla- ción catalana son un pésimo lastre. La existencia de siete políticos y dos ac- tivistas juzgados y presos (con penas de entre nueve y 13 años de cárcel) y cinco en el exterior, pero también de otros procesos en juicio o a la espera de iniciarse, garantizan la permanencia de reivindicaciones y tensiones políti- cas en la sociedad catalana. A la vez, el excepcionalismo penal adoptado para gestionar la crisis está provocando tensiones con la judicatura del entor- no europeo: los tribunales de Alema- nia, Bélgica o Reino Unido se niegan a autorizar la extradición, el Tribunal de Derechos Humanos de la ue puso en duda la decisión tomada por el Su- premo español alrededor de presos y exiliados que concurrieron a las elec- ciones europeas, etc. Pero el conflicto territorial no se ago- ta en Cataluña. Para dentro de poco (abril de 2020) se han convocado nue- vas elecciones autonómicas en el País Vasco, en las que se prevé una rotunda victoria de los nacionalistas, y también en Galicia, donde se espera una fácil victoria del pp. A todo ello cabe sumar que, desde hace unos años, se ha ido despertando una sensación de agravio por parte de muchas personas que vi- ven en regiones rurales del interior del país en las que se ha experimentado un sostenido proceso de despoblación y desinversión. Estas zonas se han au- tocalificado como «la España vaciada» y desde hace dos años han empezado a movilizarse y, en algunos casos, a pre- sentar candidaturas electorales –como la de Teruel Existe–. Finalmente, el último gran reto es cómo tratar el ascenso de la corriente política de la derecha populista y radi- cal que ha encauzado y azuzado Vox. Después de 40 años de irrelevancia social e institucional de la extrema derecha, esta formación consiguió 52 escaños y 15,1% de los sufragios en las últimas elecciones de noviembre de 2019. Postulados racistas y antiinmi- gración, un imaginario nacionalista español nostálgico (propio del fran- quismo) y un posicionamiento moral vinculado al catolicismo integrista, junto con medidas antifiscalidad, son la amalgama discursiva de Vox11. Que este artefacto político se haya convertido en la tercera fuerza y que haya tenido capacidad de apuntalar 11. Carles Ferreria: «Vox como representante de la derecha radical en España: un estudio sobre su ideo- logía» en Revista Española de Ciencia Política No 51, 11/2019. 13coyuntura | España: ¿un nuevo ciclo político? la agenda política de la derecha no son un buen augurio. Al día de hoy se sabe que los caladeros del voto de Vox son las zonas residencia- les de clase alta urbana de Madrid, las dos Castillas y Andalucía, y los barrios marginales y periféricos de las grandes urbes, así como algunas regiones agrícolas con cultivos nece- sitados de mano de obra barata (e in- migrante), como Murcia o Huelva. Desactivar esta coalición es otro de los retos que tiene el nuevo gobierno. Y no parece fácil. El Cotidiano re vis ta de la rea li dad me xi ca na Septiembre-Octubre de 2019 Ciudad de México No 217 FAMILIAS AYER Y HOY FAMILIAS AYER Y HOY: Horas de trabajo e ingresos laborales de las mujeres en las zonas urbanas de México durante la crisis, María Valeria JudithMontoya García. La nueva pater- nidad y el desarrollo humano de un país en crisis, Rafael Montesinos. Violencia intrafamiliar contra la mujer un problema sociocultural, Diana Itzel Márquez Espinosa. Las familias del centro islámico del norte de Monterrey: ¿reproductoras de los roles de género o tradicionales en la práctica religiosa?, Ruth Jatziri García Linares. Representaciones de madres y padres como obstáculo para la intervención en situaciones de vulnerabilidad de los derechos de niños y niñas, Alexandra Gajardo Tobar y Carla Flores Figueroa. Infancias en la periferia de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, Felipe de Jesús Pérez Penagos. Construyendo una mirada en torno a las tecnosubjetivaciones juveniles. Tania Minerva Zapatero Romero. VIO- LENCIA SOCIAL: Los linchamientos en México: entre la impunidad y el Estado de Derecho, Raúl Rodríguez Guillén y Norma Ilse Veloz Ávila. CONFLICTOS SOCIALES: La defensa adecuada en el proceso penal acusatorio, Héctor Hidalgo. RESEÑA: Entretejiendo fronteras entre hombres y mujeres. Historias de violencias vividas, Rosalía Carrillo y Rafael Montesinos, V. Froylán Escamilla López. El Cotidiano es una publicación de la Universidad Autónoma Metropolitana. Av. San Pablo 180, Edif. K-011, Col. Reynosa Tamaulipas, C.P. 02200, Ciudad de México. Tel. 53 18 93 36. Aparta- do Postal 32-031, Ciudad de México, 06031. Correo electrónico: <cotid@correo.azc.uam.mx>. ¿Emilia paranoica? En su investigación pionera sobre el ca- pital social en Italia publicada en el libro Making Democracy Work: Civic Tradi- tions in Modern Italy [Hacer que la de- mocracia funcione: tradiciones cívicas en la Italia moderna], el sociólogo esta- dounidense Robert D. Putnam colocó la región norteña de Emilia-Romaña por encima de todas las demás regiones italianas en cuanto a densidad del tejido asociativo, espíritu cívico, participación política, capacidad de cooperación y normas de reciprocidad1. A partir de un estudio, esta región desplegaba índices de convivencia y virtuosismo sociales muy elevados, lo que dejaba patente –el ejercicio era eminentemente compa- rativo– el hiato entre la Italia septen- trional y la meridional. Las distintas condiciones de estas regiones no eran reductibles solamente a indicadores económicos, sino que se remontaban a Samuele Mazzolini La reciente victoria progresista en Emilia-Romaña puede dar la falsa impresión de que el fantasma de la extrema derecha de Matteo Salvini fue conjurado. Es cierto que el líder de la Liga cometió un error al dinamitar el gobierno que compartía con el Movimiento 5 Estrellas, y fue derrotado en esta antigua región «roja». Pero esto está lejos de ser suficiente para frenar el avance de una derecha populista autoritaria y racista, y para refundar un progresismo que se volvió elitista y ajeno a las sensibilidades y preocupaciones de los de abajo. Samuele Mazzolini: es doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex. Es colaborador habitual del periódico Il Fatto Quotidiano. Preside la organización política Senso Comune de Italia. Palabras claves: populismo, progresismo, «sardinas», Matteo Salvini, Italia. 1. R. D. Putnam, Robert Leonardi y Raffaella Y. Nanetti: Making Democracy Work: Civic Traditions in Modern Italy, Princeton up, Princeton, 1994. | coyuntura Italia: una coyuntura particular elementos de carácter cultural-relacio- nal, con hondas raíces históricas. Esta obra, respaldándose en anteriores in- vestigaciones de Putnam y su grupo2, revelaba también la efectividad de la administración local, controlada abru- madoramente desde la posguerra por el Partido Comunista Italiano (pci) en los niveles municipal y regional. Según Putnam, el rendimiento institucional era netamente favorecido por el capital social, lo que hacía de este la clave ex- plicativa de los positivos índices socioe- conómicos. Más allá de lo que se piense del en- foque adoptado por Putnam, lo que destaca de forma incuestionable es la excepcionalidad del laboratorio emi- liano-romañol, donde coexistían un gobierno local regido por comunistas en un país occidental en plena Guerra Fría, cuyo éxito administrativo y po- lítico era difícilmente cuestionable, y un desarrollo social que excedía el mero desempeño económico. Eso contribuyó a que Emilia-Romaña se convirtiese en un verdadero buque insignia de la izquierda italiana. Ese «buen vivir», si se me permite el uso de una expresión de procedencia ajena al contexto bajo la lupa, pero sumamente pertinente, era ostentado como el ejemplo fáctico de la fiabilidad de los comunistas y de la bondad de sus ideas. Más en general, Emilia-Romaña, junto con otras regio- nes del centro-norte con característi- cas parecidas –entre las cuales cabe mencionar Toscana–, ha constituido un bastión «rojo» prácticamente inex- pugnable. Con el tiempo, y una vez reconfigurado el escenario político tras el derrumbe de la así llamada «primera república» en 1993, carcomida por la corrupción, la otrora primacía del pci se ha transferido a sus tímidos herede- ros de centroizquierda, ya sea sirviendo como formidable propulsor durante los triunfos electorales, o bien como trin- chera en épocas de vacas flacas. No es de extrañar, entonces, que la política italiana de los últimos meses haya girado alrededor de las elecciones regionales de Emilia-Romaña de enero de 2020, puesto que las encuestas arro- jaban datos extremadamente inciertos sobre la confirmación de la antigua he- gemonía política, que estaba en riesgo por el avance de la Liga, el partido de extrema derecha liderado por Matteo Salvini. Si conquistaba Emilia-Roma- ña, Salvini daría una confirmación definitiva del efecto arrollador que está teniendo en la política italiana al lograr una hazaña a la cual ni siquiera Silvio Berlusconi se acercó jamás; el precario gobierno sostenido por el Partido De- mocrático (pd) y el Movimiento 5 Estrellas (m5s, por sus siglas en italiano) habría tambaleado seriamente y se abriría la puerta a lo que en la izquierda es con- siderado como un verdadero apoca- lipsis. La zozobra alimentada por este espantajo se ha disuelto en la noche electoral no bien los primeros exit-poll dieron por segura la victoria de Stefano Bonaccini, el candidato de la coalición 15coyuntura | Italia: una coyuntura particular 2. R. D. Putnam, R. Leonardi, R. Y. Nanetti y Franco Pavoncello: «Explaining Institutional Success: The Case of Italian Regional Government» en American Political Science Review vol. 77 No 1, 1983. 16 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286 de centroizquierda, luego cifrada en seis puntos porcentuales de diferencia por el recuento de los votos. El fantasma de Salvini parecía conjurado. Sin embargo, y más allá de los tonos triunfalistas del día después, es un ali- vio que corre el riesgo de resultar efí- mero. Si nos fijamos con atención en los datos electorales anteriores, es decir los de las elecciones europeas de mayo de 2019 y las generales de marzo de 2018, podremos apreciar que la derecha en su conjunto ya superó a la izquierda en votos en Emilia-Romaña. La dere- cha, además, ya conquistó los gobiernos locales de otros bastiones antes consi- derados inaccesibles, como la ciudad de Ferrara y la región de Umbría. Dos factores han salvado a la izquierda de la histórica derrota en la disputa por el aparato regional de Emilia-Romaña, lo cual habría tenido un impacto simbóli- co (y material, puesto que las regiones manejan presupuestos considerables) evidentemente más alto. Por un lado, a Bonaccini, en línea con la tradición, se le reconocía el mérito de un óptimo manejo administrativo –el único as- pecto supérstite de la historia bosque- jada arriba, pues la faceta más explí- citamente política ha desaparecido–, fortaleza que durante la campaña electoral el candidato reivindicó sin parar. Por otro lado, el regreso de un segmento de electores desafectos fue posible gracias a la movilización social desatadapor un nuevo movimiento, autodenominado «las sardinas». Lan- zado por algunos jóvenes boloñeses anteriormente desconocidos, el mo- vimiento de «las sardinas» ha llenado varias plazas de la región (y más allá) para protestar en contra de los tonos y de las posturas ultraderechistas de la política salvinista. Se trata, sin embar- go, de una reactivación que no tiene que ver con la movilización del legado político de antaño, en positivo, sino de una reacción puramente negativa cuya eficacia electoral es difícil pen- sar que pueda trascender la región. Además, la cúpula del movimiento ha ido desacreditándose rápidamente por la notable incapacidad de articular cualquier tipo de contenido político y tras la aparición de su líder, Mattia Santori, al lado del empresario Lucia- no Benetton, cuya reputación después de la caída del puente Morandi en Génova –su empresa es la accionista mayoritaria del negligente gestor de la autopista afectada– está por los suelos. En este sentido, es menester regis- trar que «las sardinas» no han podido invertir el clivaje ciudad/campo que cada vez más va imponiéndose como central en la política italiana. Ellas sí han logrado sacudir a los electores ur- banos, aprovechando un humus cul- tural favorable, sobre todo en la estría central de Emilia (Bolonia, Modena y Reggio-Emilia), donde la (aguada) memoria histórica muestra signos de resiliencia, y proveyendo así a la cen- troizquierda de un botín electoral suficiente para ganar holgadamente frente a la candidata de Salvini, Lucia Bergonzoni. Sin embargo, casi nada han podido en los pueblos, donde la derecha se confirma, a la par del res- to de la Penisola, como el mayor refe- rente del profundo descontento social 17coyuntura | Italia: una coyuntura particular que la globalización va dejando detrás de sí. El resultado electoral fotografía nítidamente el sufrimiento de las reza- gadas áreas internas, de los centenares de pequeños borghi, donde ese capital social y ese «buen vivir» tan distinti- vos parecen haberse difuminado en el transcurso de las últimas tres décadas. Olvidados por los flujos de la moder- nización, estos lugares han terminado por perder ese tejido social y han de- sarrollado mentalidades muy distintas de las que imperaban tiempo atrás y de las que sobreviven, si bien en forma de risueño progresismo light, en los centros urbanos3. Emilia se ha vuelto una «Emilia paranoica», como titulaba una famosa canción del grupo punk filosoviético cccp. No es una casua- lidad que justamente en los pueblos contiguos de Goro y Gorino, en el del- ta del río Po sobre la ribera adriática, un aguerrido grupo de ciudadanos eri- giera hace casi cuatro años barricadas para bloquear la llegada de un bus de mi- grantes que pedían asilo, lo que desató el caos en lugares normalmente carac- terizados por la ausencia de sobresal- tos sociopolíticos. No es sorprendente, por ende, constatar que en casi los dos tercios del territorio emiliano-romañol los ciudadanos han optado mayorita- riamente por la Liga: la amenaza del futuro se mantiene intacta. El declive del m5s El lector que siga con algo de atención los acontecimientos italianos se estará preguntando qué papel ha tenido en todo esto el m5s, el movimiento lide- rado originalmente por Beppe Grillo que se propuso como expresión de la «gente común», apenas mencionado en la sección anterior. El drama de es- cribir sobre la política italiana en esta coyuntura histórica estriba justamente en dar cuenta de repentinos e inespera- dos cambios de situación, de contextos mutantes que es difícil capturar sin se- guir el día a día, signo de una fluidez política de fondo que ha caracterizado toda la «segunda república» desde los escándalos de la tangentopoli, que deri- vó en la investigación conocida como Mani Pulite en los primeros años 90 y que, lejos de aplacarse, ha ido toman- do más ritmo en la turbulenta época que atravesamos. Una suerte de «nor- malidad populista», interrumpida aca- so por raros momentos de estabilidad institucional4. Ciertamente, y a pesar de algunas ex- cepciones, el m5s nunca logró despegar realmente en las contiendas electorales locales. Pero su crisis actual trasciende esas dificultades y se vincula en ma- yor medida a una reconfiguración del escenario nacional tras su éxito en las 3. El sociólogo Aldo Bonomi distingue entre flujos y lugares. En pocas palabras, los lugares se refieren a ámbitos territoriales comunitarios, donde varios aspectos lingüísticos y culturales diferencian a los acto- res locales de los de otros lugares. Los flujos, en cambio, definen las interconexiones cada vez más densas que van formándose en la sociedad moderna entre territorios diversos y a menudo distantes en un gran abanico de ámbitos (economía, cultura, estilos de vida, etc.). Ver A. Bonomi y Alberto Abruzzese: La città infinita, Mondadori, Milán, 2004, p. 14. 4. Tommaso Nencioni: «A la conquista del pueblo» en La Trivial No 27, 2020, p. 55. 18 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286 últimas elecciones generales de marzo de 2018 y la posterior celebración del extraño matrimonio político con la Liga. Ese pacto, el único que parecía posible para formar un gobierno dada la aritmética parlamentaria, unía a dos partidos que no se habían presentado juntos a las elecciones y se daba sola- mente tras una intensa fase de negocia- ción por la cual el futuro gobierno com- partido habría llevado adelante parte de las promesas electorales de ambos. Lo que los mancomunaba era la inclina- ción populista: un populismo ambi- guo, de difícil caracterización ideológi- ca y guiado por una suerte de brújula política heurística y zigzagueante, en el caso del m5s, y un populismo explíci- tamente de derecha, exclusivista y con tintes racistas del lado de la Liga. A pesar de contar con un contingente parlamentario mucho más consistente que el de la Liga y de haber designado a un primer ministro, Giuseppe Con- te, cercano a su esfera de influencia, el m5s ha ido perdiendo terreno desde el comienzo de su experiencia guber- namental. No hay un único elemen- to capaz de explicar su declive, pues varios factores han contribuido a ese desenlace y se han reforzado recípro- camente. En primer lugar, cabe men- cionar el distinto savoir-faire político de sus dos líderes: Salvini y Luigi Di Maio. El primero, que fungió como vi- cepresidente y ministro del Interior del gobierno de coalición, ha demostrado ser un político con un olfato político descomunal, capaz de interpretar y de dar voz a los humores del pueblo y, en esta tarea, de otorgar un semblante de razonabilidad a consignas e incli- naciones consideradas de otra manera tabúes. Según el politólogo estadouni- dense James C. Scott, el carisma reside justamente en la reciprocidad que se establece entre el líder y una audiencia particular5. Esta relación tiene lugar cuando un líder procura que una serie de pensamientos y mentalidades que hervían debajo de la superficie y a las cuales se les negaba legitimidad social rompan el cordón sanitario y afloren al registro de lo decible. Muchas de las invectivas de Salvini, tales como las arremetidas antimigrantes, aunque sea triste decirlo, pertenecen a esta catego- ría. Una gestión sagaz y desenvuelta de los social media ha provisto de una caja de resonancia ulterior a esta dinámica. Además, la remodelación salvinista de la Liga, de partido proclive al secesio- nismo del Norte en partido represen- tante del interés nacional por excelen- cia, es una verdadera obra maestra de la política: de esa forma, manteniendo el anclaje en la base social del pequeño y mediano empresariado del Norte, logró ampliar su influencia a todo el país y a todas las capas sociales. Con respecto a la cuestión del partido, cabe tener en mente otro factor: la Liga cuenta con un aparato enraizado, una maquinaria burocrática aceitada, dotada de sol- vencia político-administrativa y equi- pada para manejarlas discrepancias y, 5. J. C. Scott: Domination and the Arts of Resistance: Hidden Transcripts, Yale up, New Haven, 1990, p. 221. 19coyuntura | Italia: una coyuntura particular finalmente, con una base territorial de una alta coherencia interna. Di Maio, por su parte, huérfano de su contracara más revoltosa, Alessandro Di Battista, y de Grillo –quienes fue- ron, por motivos distintos, apartándose de la primera plana–, resultó demasiado débil, balbuceante y complaciente con respecto al líder de la Liga. Tampoco recibió mucho sostén por parte de sus colegas: las demás caras del m5s han de- mostrado todo su patetismo, incapaces tanto de arengar como de destacar por alguna pericia técnica o política. Así, Di Maio no consiguió hacer lucir sus lo- gros, como haber propiciado un ingreso ciudadano para los sectores económica- mente más vulnerables, con el debido énfasis –a lo que se suma una prensa objetivamente más adversa al m5s que a la Liga–, ni frenar el protagonismo de Salvini. Solo in extremis recurrió a subterfugios de dudosa eficacia, como aprovechar un escándalo de corrupción que involucró a un allegado del líder de la extrema derecha. Hay que reconocer también que la prolongación del fenó- meno migratorio y la posibilidad de manejarlo desde el propio Ministerio del Interior a través de gestos radicales, como el cierre de los puertos italianos a los barcos de ong que transportasen a migrantes náufragos, otorgó a Salvini un espacio mediático sin igual, lo que le permitía opacar cualquier tema duran- te meses. Las batallas llevadas adelante por el m5s parecieron así poca cosa al lado de la «espectacularidad» puesta en escena por Salvini. Internamente, Di Maio no ha podido frenar la constan- te hemorragia de parlamentarios que se desafilian de su movimiento o son expulsados, lo que deja patente la la- bilidad del m5s, que no dispone de un aparato sólido como la Liga. En relación con esto, se puede esbo- zar otro argumento. El m5s ha dado –y sigue dando– la impresión de no saber hacia dónde ir. El pasaje de la oposición al poder le ha pasado factura. Sus pos- turas son confusas, contradictorias, y cada vez que le toca encarar algún nue- vo asunto –lo cual sucede con mucha más frecuencia cuando se está en la sala de control que en las plazas–, no es fácil adivinar qué postura adoptará. Ya no se trata de juntar enunciados dispares, sino de articular una política guberna- mental. Sin una brújula, por más tenue que sea, de tipo ideológico, es prenda de una desorientación de fondo: a cada intento por despejarla le sigue una nue- va ola de descontento en un segmento de sus simpatizantes. Para compensar, hace ademanes hacia uno y otro lado y enajena así más y más su base. Son los límites de un populismo ambiguo, carente de cualquier anclaje normativo, que esquiva la tarea de articular a un pueblo alrededor de una idea rectora y proveer una Weltanschauung o cosmo- visión explicativa y orientadora. En la fase de construcción, es hipertrófico, pues acumula consensos a diestra y siniestra, pero no los amalgama y ab- dica así de cualquier intento político pedagógico. Por ende, en el momento fatídico de la decisión, el mecanismo se atasca y los entusiasmos se desinflan. El populismo ambiguo tiene otra de- bilidad. Su potencia inicial descansa en una tajante condena moral del sistema 20 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286 político. Pero una vez en el poder, el su- jeto populista se convierte él mismo en sistema político; sin embargo, los pro- blemas siguen acuciando a la población y la ineficacia de la retórica es desvelada en su integridad. Por el contrario, los populismos socioeconómicos, es decir, aquellos cuyos enemigos son actores sociales, tal como lo es por ejemplo «la oligarquía», y que se dotan normal- mente de algún tipo de análisis socio- lógico, siempre pueden recurrir, como sugiere Pierre Ostiguy, al expediente de desplazar la frontera del antagonis- mo6. Así, el gobierno es deslindado del bloque de poder y enfrenta, «junto al pueblo», a sus enemigos. Esto da vida a una «institucionalidad sucia», por la cual el gobierno populista traspasa con- tinuamente la barrera entre gobernabi- lidad institucional y protesta social, que permite diluir la urgencia temporal que conlleva cualquier populismo dejando entrever la posibilidad de una lucha más larga de lo previsto. Eso no se lo puede permitir, en cambio, un populis- mo moral que, estando en el gobierno, ya habría destituido la fuente de cada problema y que además carece de un tratamiento más hondo para dar senti- do a la falta de un cambio sustancial. Los efectos de estas asimetrías no han tardado en manifestarse. Las elec- ciones europeas de mayo de 2019, que siempre permiten tomar el pulso de las orientaciones del electorado –ya que se vota más «libremente»– y contribuyen a determinar nuevos equilibrios polí- ticos, han invertido por completo las relaciones de fuerza: la Liga ha pasado de 17% a 34% y el m5s, de 32% a 17%. La prosecución de la legislatura no po- día salir indemne de semejante terre- moto político. Envalentonada por el resultado, la Liga tensó cada vez más la cuerda con el m5s, hasta llegar a la rup- tura. Salvini estaba convencido de que al hacer caer el acuerdo de gobierno, el m5s no podría encontrar socios para conformar una nueva mayoría par- lamentaria capaz de formar gobierno, y ello obligaría a convocar a elecciones generales, con grandes chances para él. Entonces, el líder de la Liga dio por terminada la relación con el m5s en pleno verano boreal, época insóli- ta para desatar una crisis de gobierno. Pero el desenlace no fue el que espera- ba. Contrariamente a cualquier expec- tativa inicial, el m5s selló un acuerdo de gobierno con su rival histórico, el pd y, lo que es más sorpresivo, lo logró manteniendo el mismo presidente de gobierno: Giuseppe Conte. El temor de volver a la oposición para el m5s, la oportunidad de subir al gobierno para el debilitado pd y la posibilidad de evi- tar que la derecha gane una mayoría abrumadora y controle el Parlamento en 2022, cuando este tendrá que esco- ger el nuevo presidente de la Repúbli- ca, han sido alicientes suficientes para ambas agrupaciones para llegar a un entendimiento. De este modo, el m5s 6. P. Ostiguy: «Gramáticas plebeyas: exceso, representación y fronteras porosas en el populismo ofi- cialista» en Claudio Véliz y Ariana Reano (eds.): Gramáticas plebeyas. Populismo, democracia y nuevas izquierdas en América Latina, Ediciones ungs, Los Polvorines, 2015. 21coyuntura | Italia: una coyuntura particular pasó de socio de la extrema derecha a socio de la centroizquierda. Para el m5s este viraje no ha sido gra- tuito. Gobernar con partidos tan en las antípodas en la misma legislatura ha acentuado su crisis de identidad. Su imagen disruptiva, ya debilitada duran- te la cohabitación con la Liga, se borró, pues el pacto con el pd ha conllevado la asimilación de tonos aún más modera- dos. Para el m5s, este reposicionamiento significa dos cosas: por un lado, la pro- gresiva absorción, si bien desde una po- sición algo excéntrica, en el cauce de la centroizquierda; por el otro, al quedar descartadas tanto la opción de volver con la Liga como la viabilidad de ir por cuenta propia, dadas las cifras electora- les ya exiguas, la vuelta al bipolarismo del sistema político italiano. En este sentido, la trayectoria del m5s repre- senta el fracaso de dotar al sistema de un tercer actor político irreductible al clivaje izquierda/derecha. Los intentos del secretario del pd Nicola Zingaretti de ir estrechando una alianza cada vez más orgánica con el m5s son un claro intento de fagocitar lo que queda del m5s y restablecer el antiguo esquema. La operación se ve facilitada por Conte, un personaje camaleónico y capaz de interpretar situaciones muy diferentes, pero cuya predilección por la coyuntura actual resulta evidente. Democracia versusmercados En este proceso de normalización del m5s, la Liga permanece como referen- te del polo populista. Al fin de la luna de miel entre la Liga y el m5s contri- buyó de hecho un sustancial redimen- sionamiento de las ambiciones de este último, especialmente en relación con la cuestión europea. He aquí una con- tradicción bastante evidente. Económi- camente, la Liga es una fuerza de ins- piración liberal, mientras que el m5s, a pesar de su sustancial incoherencia, ha evidenciado siempre una postura más intervencionista. Sin embargo, durante el cogobierno, el m5s fue suavizando su actitud con respecto a las políticas de austeridad impuestas por Bruselas y dejó a la Liga –interesada en forzar las restricciones presupuestarias europeas para aprobar su proyecto de flat tax– la batuta de esta lucha. La oposición a las amargas medicinas recetadas por la Unión Europea no es un asunto menor. Italia es actualmente el país de la ue con la previsión más baja de crecimiento del pib en 2020: 0,3%. Su aparato productivo se ha visto mer- mado considerablemente por la falta de inversión, la reducción del mercado in- terno y la imposibilidad de diseñar una política industrial consistente, mientras el índice de desempleo roza los dos dígitos, con un tope de casi un tercio entre los jóvenes. Cunden formas labo- rales crecientemente precarias y miles de italianos se marchan del país cada año en busca de mejores perspectivas. El andamiaje de Maastricht constituye, en este sentido, una traba insoslayable para adoptar medidas expansivas con el fin de hacer frente a un estado de crisis que lleva arrastrándose desde hace una década: sin una política monetaria, pre- supuestaria y de cambio autónoma, el 22 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286 país carece de las herramientas básicas para enderezar la situación en la cual se encuentra. Este escenario plantea al mismo tiempo un déficit democrático, puesto que el esbozo de cualquier me- dida que se aparte del dogma neolibe- ral dictado por la ue es castigado con una veloz subida de la prima de riesgo de los bonos italianos y el consecuente deterioro del estado de las finanzas esta- tales. Este índice resiente incluso de las declaraciones o insinuaciones de agen- tes políticos o económicos europeos sobre la política italiana, por lo cual se hace «aconsejable» seguir la línea y no dar siquiera indicios de desvíos. Ante la ausencia de un Banco Central propio capaz de fijar las tasas de interés sobre los bonos y la no disposición del Ban- co Central Europeo para amparar a los países «díscolos», los mercados funcio- nan como un verdadero agente discipli- nario y se configura una suerte de admi- nistración controlada, o de democracia domesticada, donde ciertas variables claves están más allá del alcance de la soberanía popular. Como lo ha dicho claramente el alemán Günther Oettin- ger, comisario europeo de Programa- ción Financiera y Presupuestos, en los días de gestación del primer gobierno de Conte: «Espero que los mercados (…) envíen una señal para no permitir que los populistas de izquierdas y derechas tengan responsabilidades de gobierno»7. Queda claro que el cuestionamien- to de esta arquitectura institucional y económica, articulada en un sentido de protección ante la intemperie de la globalización y su establishment inter- nacional, es altamente rentable y que, al haberla diluido, el m5s se despojó de un artilugio retórico clave en esta coyuntura y dejó a la Liga los réditos políticos. En realidad, la Liga compar- te esta posición, aunque con matices distintos, con el partido Hermanos de Italia, de genealogía posfascista, guia- do por la combativa Giorgia Meloni. La cotización electoral de este partido está en el alza y es ahora el socio más estrecho de Salvini. Queda en cambio rezagado el partido de Berlusconi, For- za Italia, es decir, el ala de orientación más liberal, que aparece ya como apén- dice de una coalición cuyo baricentro, a diferencia de una década atrás, tiende mucho más hacia la derecha que hacia el centro. Según las encuestas, los tres juntos rozarían el 50%: dependiendo del sistema electoral, puesto que el actual está por enésima vez bajo dis- cusión, podrían hacerse con una ma- yoría en el Parlamento. Pero tampoco hay que pensar que la Liga, de llegar al gobierno con sus aliados «naturales», daría paso en seguida a un «Italexit». Detrás de la cortina de humo, hay po- siciones muy contrapuestas en su inte- rior, y no hay que olvidar que el empre- sariado del Norte, principal accionista de la Liga, está totalmente integrado en las cadenas de valor europeas y rechaza por ende medidas que trastoquen la es- tabilidad económica. Esta modalidad bipolar se hizo más patente que nunca 7. Claudi Pérez: «El comisario Oettinger sugiere que los mercados enseñarán a los italianos ‘a no votar a los populistas’» en El País, 30/5/2018. 23coyuntura | Italia: una coyuntura particular en febrero de este año, cuando en la de- signación del «gabinete en la sombra» de la Liga Salvini escogió para Asuntos Exteriores a un ferviente opositor de la salida del euro, Giancarlo Giorgetti, quien en seguida salió a dar garantías sobre la fiabilidad de su partido. Al día siguiente, en neta contradicción, Salvi- ni dio a entender a los periodistas que o bien Europa cambia o habrá que ha- cer como los británicos, lo que no hizo sino alimentar la confusión. Como muestra el caso de la Liga, la construcción de un bloque social am- plio, más allá de la orientación ideo- lógica que se le quiera imprimir, pasa por la seducción y la persuasión de sectores muy heterogéneos y puede incluso implicar la adopción de postu- ras contradictorias –lo cual no es algo exclusivo de la derecha, puesto que el pci también siempre mantuvo una am- bivalencia sustancial con respecto a sus objetivos–. Lejos de pensar en térmi- nos hegemónicos, la izquierda italiana de hoy se mantiene fiel a una vocación elitista que no le permite ensanchar su perímetro electoral y volver a abrir una interlocución con sus ex-votantes, que ahora votan a la Liga o simplemente han dejado de acudir a las urnas. Esta actitud presenta dos vertientes relacio- nadas: por un lado, el pd persigue una política deflacionaria y de defensa a ul- tranza del statu quo; por el otro, su retó- rica complace al antiguo y menguante «bloque fordista» y a las clases medias y medias altas que pueblan los centros ur- banos. La convergencia hacia el centro, lo políticamente correcto, la defensa del multiculturalismo y el antiestatismo colocan al pd en lo que Nancy Fraser ha definido agudamente como «neoli- beralismo progresista»8. Es por eso que desempolvar canciones como «Bella ciao» o recurrir al antifascismo mili- tante, denostando en paralelo a todos aquellos que votan por la Liga «por falta de cultura», no sirve para «defender las instituciones de la amenaza populista», como recita uno de sus eslóganes favo- ritos. La solidez de aquellos mitos des- cansaba de hecho en la construcción de instituciones y organizaciones de masas capaces de incorporar a sectores pre- viamente excluidos y de emanciparlos concretamente, tal como lo demuestra el caso de Emilia-Romaña. Conside- rado por buena parte del electorado, y con mucha razón, como el responsable de un manejo de la crisis que ha hecho que paguen sobre todo los sectores ba- jos y medio-bajos de la población, el pd no es aún capaz de emprender un curso autocrítico ni de desplegar siquie- ra un programa tímidamente neokey- nesiano. El entusiasmo que su regreso al poder con el gobierno Conte ii ha desatado entre la crema y nata de la po- lítica mainstream europea es prueba de ello. No basta con que Zingaretti sea percibido superficialmente como una opción «algo más socialdemócrata» ni con que Matteo Renzi haya dejado el partido para fundar un pequeño grupo centrista, encaminándose hacia la desa- parición política. Los virajes políticos tienen queestar fundamentados en 8. N. Fraser: «El final del neoliberalismo ‘progresista’» en Literal Magazine, 11/1/2017. 24 Samuele Mazzolini | nueva sociedad | 286 actos concretos, y de eso, a la fecha, se ha visto muy poco. La victoria en Emilia-Romaña, la vuel- ta al bipolarismo y al poder y la apari- ción de un movimiento social afín han parcialmente sosegado a la «izquierda». Salvini, considerado prácticamente in- falible hasta hace pocos meses, cometió el error de dinamitar el cogobierno con el m5s, acabó en la oposición y per- dió la apuesta en el bastión «rojo». Pero se equivocan quienes creen que esto es suficiente para contener el avance de una derecha populista autoritaria, racista y, más allá de las apariencias, antipopular. Esta ha logrado captar un descontento social difuso, sobre todo en las áreas suburbanas, en los centros más pequeños y en las zonas rurales. Volver a hablar la lengua de quienes se han que- dado atrás y salirse de los acicalados centros urbanos es la única ruta viable para la política progresista. De momen- to, no se avizora nada semejante. Septiembre-Diciembre 2019 Ciudad de México No 117 THE ECONOMIC, TOURISM AND CULTURAL PROMOTION OF MEXICO PROMOCIÓN ECONÓMICA, TURÍSTICA Y CULTURAL DE MÉXICO Edición bilingüe inglés-español ARTÍCULOS: Alejandro Alday, Presentación. ENTREVISTA: Alejandro Alday, Entrevista con el canciller Marcelo Ebrard Casaubon. DOSSIER: Martha Delgado Peralta y Javier Jileta Verduzco, El nuevo impulso económico global. Ignacio Cabrera Fernández, Consejo de Diplomacia Turística. ENSAYOS: Víctor Hugo Morales Meléndez y Adda Jacqueline Morán Rosas, La promoción como herramienta para posicionar a México en América del Sur. Eduardo Ruiz Mazón, Promoción económica como herramienta de la política exterior: al- cances y límites. Pablo Lozano Lozano, Modelo para armar: una nueva diplomacia económica para México. Jorge Ernesto Salcido Zugasti, Casa México: promoción, innovación y di- plomacia cultural en South by Southwest (sxsw). Manuel Herrera Rábago, Estrategia de promoción económica en los consulados: ecosistemas y empoderamiento. Tania Lara Ortiz, Diplomacia cultural: una herramienta para promover las industrias creativas de México. Lee Wong Medina, Promoción cultural de México en Estados Unidos: demografía y propuestas de ejecución. María del Rocío Rodríguez Echeverría, La Ley sb 1070 y la promoción de la cultura mexicana en Arizona. Revista Mexicana de Política Exterior es una publicación cuatrimestral del Instituto Matías Romero, Secretaría de Relaciones Exteriores. República de El Salvador Núm. 47, Col. Centro, Del. Cuauhtémoc, Ciudad de México, CP 06080. Tel.: (55) 36 86 50 00 Exts. 8268 y 8247, (55) 36 86 51 63 y (55) 36 86 51 48. Correo electrónico: <imrinfo@sre.gob.mx>. Página web: <www.sre.gob.mx/imr/>. ¿Qué es 4chan? 4chan es un imageboard (tablón de imá- genes) de internet, un tipo de foro donde los usuarios pueden postear una foto con un comentario y con eso se crea un thread o hilo. Los posts están ordenados por canales y por línea de tiempo. Los más exitosos (los que generan más co- mentarios e interacciones) permane- cen más tiempo en la frontpage (porta- da) y los que no generan interacciones, se borran. Luego de un tiempo, los más comentados se archivan. 4chan se divide en canales y los hay de todo tipo: /b/ está dedicado al random (una mezcla de cosas aleatoria y, a la vez, bi- zarra), aunque hoy en día está cooptado por la pornografía. También hay otros canales más tranquilos como /tv/, dedi- cado a series y películas, o /vg/, dedica- do a videojuegos. Pero el más reconoci- do e infame es /pol/, el canal dedicado a la «incorrección política». Durante algún tiempo, /pol/ fue la casa de anonymous, desde donde se coordinaban ataques ddos (distributed denial of service, ataque de denegación de servicio) y acciones de troleo masivo a montones de sitios, como por ejemplo Cómo la extrema derecha se apoderó de 4chan Juan Ruocco | tribuna global El sitio 4chan no es solo un foro: es un submundo, una fábrica de memes, un manual de explicaciones sencillas y conspirativas sobre la situación actual del mundo. Difusor de racismo y odio, bajo la forma de la «ironía», es un festejo constante de lo «políticamente incorrecto», un lugar donde se puede conseguir la red pill que permite ver la realidad que las elites ocultan. Juan Ruocco: es escritor, guionista y estudiante de Filosofía. Le interesan la tecnología, los videojuegos y el futuro. Es autor de Autopista al espacio (Neptuno, Buenos Aires, 2019). Palabras claves: extrema derecha, memes, odio, 4chan, Donald Trump. 26 Juan Ruocco | nueva sociedad | 286 cuando volvieron nazi el bot tuitero de Microsoft1 o cuando lograron la elec- ción de Adolf Hitler como la persona más inteligente de la historia2. El sitio tuvo su momento de gloria en 2016, durante la campaña presidencial en Estados Unidos. En esa elección, y producto casi de un hecho azaroso, el sitio eligió apoyar a Donald Trump por el simple hecho de trolear. El in- cidente que marcó el inicio del apoyo del foro a la campaña presidencial del entonces candidato se relaciona con la lógica del sitio. Cada post tiene un nú- mero identificador, y en particular los números redondos o los que tienen la misma cifra tienen un valor especial. Justo en el post número 77777777, en extremo especial por su vinculación con la buena suerte, alguien escribió «Trump will win» (Trump va a ganar). El video anónimo «The Year Where 4chan Won» [El año en que ganó 4chan] muestra muchas de las acciones coor- dinadas durante la campaña desde el board para trolear muy fuertemente a los medios de comunicación con un fin específico: recuperar un meme. Du- rante años Pepe, la rana triste creada por Matt Furrie, era el símbolo y el or- gullo de 4chan. Pero con el tiempo se había vuelto mainstream y había caído en manos de los normies, es decir, de la gente común, ajena al foro y a sus prácticas antisociales. El foro entonces decidió recuperarlo y puso a Pepe en las situaciones más extremas y «polí- ticamente incorrectas» posibles, como por ejemplo violando a mujeres, que- mando a negros con una capucha del Ku Klux Klan y demás. Si se lograba espantar a los normies, Pepe volvería a ser exclusivo de 4chan. El propio Trump lo usó en su cam- paña, lo que retroalimentó a la fanbase de 4chan e hizo estallar las alarmas del periodismo más progresista. El New York Times le dedicó una doble pági- na especial en la que alertaba sobre lo peligroso que era el foro y sobre cómo se había convertido en un símbolo del racismo y de los supremacistas blan- cos3. Accedí a esta publicación en la casa de mis suegros, gracias a que el diario argentino Clarín por ese en- tonces publicaba una selección de los «mejores» artículos del periódico neo- yorquino. Recuerdo ese momento y mi sensación de incredulidad al pen- sar: «¿Cómo llegó Pepe a un diario en Buenos Aires?». Odio y frustración Usar 4chan resulta al principio bas- tante confuso porque la interfaz es poco amigable. Pero hay un truco sen- cillo para que sea más fácil de leer: pri- mero hay que entrar en el sitio, luego elegir el canal y seleccionar el botón «catalog». (También se puede escribir 1. V. la entrada de Wikipedia sobre el tema en <https://es.wikipedia.org/wiki/Tay_(bot)>. 2. «4chan Votes for Hitler as the Smartest Person in History» en The Daily Dot, 25/2/2013. 3. Christopher Mele: «Pepe the Frog Meme Listed as a Hate Symbol» en The New York Times, 27/9/2016, disponible en <www.nytimes.com/2016/09/28/us/pepe-the-frog-is-listed-as-a-hate-symbol-by-the-anti- defamation-league.html>. 27tribuna global | Cómo la extrema derecha se apoderó de 4chan directamente en el navegador <4chan. org/pol/catalog>). De esta manera, todos los comentarios quedan organizados por thread y es mucho más simple leerlos. Además, el sitio es bastante liviano y no
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