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PROLOGO La actividad forestal, contrariamente a lo que se suele pregonar desde distintos ámbitos, se ha desarrollado en nuestro país y en Latinoamé- rica siguiendo una lógica que prioriza el beneficio de corto plazo sobre cualquier consideración ambiental o inclusive de sostenibilidad en la obtención de ingresos económicos. Los bosques nativos han sido sometidos a la práctica denominada curiosamente “floreo” que con- sistió en extraer los ejemplares presuntamente mejores, de fuste más recto y de mayor volumen, de las especies que presentaban mejores expectativas comerciales. Las extracciones se realizaron sin tener en cuenta condiciones de regeneración y de crecimiento de las especies en cuestión. De esta manera probablemente se perdió una porción importante de la variación genética de muchas de estas especies, a la vez que disminuyó el capital sujeto a aprovechamiento. Esta forma de explotación determinó posiblemente la imposibilidad de generar po- los de desarrollo en torno a los bosques nativos, con la consecuencia señalada en este libro de que amplias poblaciones económicamen- te marginales se asientan en las cercanías de estas formaciones. La segunda consecuencia de esta forma de encarar la relación con los bosques nativos es que los imperativos económicos de corto plazo rápidamente pudieron demostrar la necesidad de reemplazar bosques “empobrecidos” o “degradados” por actividades de mayor rentabi- lidad como la agricultura o la ganadería. Al empobrecimiento no le sucedió pues el enriquecimiento reparador, sino la destrucción. Estos procesos han afectado de manera singular muchas especies nativas y los ecosistemas que las contienen, y entre ellas se destacan los cedros (Cedrela spp.) de nuestro continente. Como se menciona en la sección introductoria, los ecosistemas mas accesibles han sido sometidos a una extracción despiadada o directamente convertidos a sistemas agropecuarios. A su vez la escasa o nula generación de conocimientos acerca de aspectos fisiológicos, genéticos y ecológicos ha conspirado contra el desarrollo de tecnologías que pudieran salir al cruce de las men- cionadas prácticas, ofreciendo alternativas de manejo sustentable que pudieran reemplazar la lógica prevaleciente en el tratamiento de las especies de Cedrela spp. Contrasta con esta realidad el potencial de desarrollo que presentan las especies de cedro, debido al valor de su madera y a sus tasas de crecimiento, que permitirían realizar forestaciones que no requieren de enormes superficies para garantizar ingresos económicos más que aceptables. Por ello mismo, serían aptas para pequeños y medianos productores que habitan en la cercanía de los ecosistemas de bosque nativo de las Yungas y de la Selva Misionera. Es por ello que muchos celebramos la aparición de este volumen dedicado a uno de los géneros productores de madera de mejor calidad del país. En el mismo se describen los últimos avances en la generación de conocimientos básicos acerca de la distribución, fenología, relaciones con disturbios de diferente tipo, producción de madera de diferentes características, productividad y existencias así como ejemplos aplicados de enriquecimiento y esfuerzos por generar cultivos basados en especies de Cedrela spp. Seguramente es mucho lo que queda por hacer, pero ningún partido se gana sin jugarlo y todos requieren del puntapié inicial que quizás sea uno de los destinos de este libro. En mi opinión la investiga- ción forestal y ecológica debe ciertamente cambiar en nuestro país orientándose, tal como se muestra en los capítulos que siguen, a la generación de conocimientos y tecnologías que permitan un manejo sustentable de los recursos con más potencial para generar desarrollo económico, tales como las especies de cedros. El presente volumen representa en este sentido un ejemplo a seguir. Es de esperar que a los investigadores que presentan trabajos en este libro se les sumen otros, como parece estar sucediendo en otras regiones de la Argen- tina, para profundizar sobre los conocimientos aquí presentados, así como para generar los mismos o similares para otras especies de similar valor de las diversas regiones forestales de nuestro país. Tomás Schlichter Coordinador Programa Nacional Forestal, INTA pforestc@bariloche.inta.gov.ar Ecología y producción de cedro (género Cedrela) en las Yungas australes Ediciones del Subtrópico Tucumán - Argentina Diciembre de 2006 Institución patrocinante: Gasoducto Nor Andino Argentino SA Agradecimientos: Marcelo Arturi Natacha Chacoff Ricardo Grau Juán Manuel Morales Darién Prado Pablo Yapura Colaboración en edición: Karina Buzza Fotografía de portada, diagramación y diseño editorial: Ignacio Paz Posse (www.cerrosyvalles.com) Esta publicación ha sido realizada en conjunto por el Laboratorio de Investigaciones Ecológicas de las Yungas (LIEY-UNT) y la Fundación ProYungas Prohibida la reproducción total o parcial por medios electrónicos o mecánicos, incluyendo fotocopia, grabación magnetófonica y cualquier sistema de alma- cenamiento de información, sin consentimiento expreso de los editores. ISBN: ISBN 978-987-23533-0-8 Impreso en Argentina - Artes gráficas Crivelli Fundación ProYungas, C. C. 34 (4107) Yerba Buena, Tucumán, Argentina © 2006 PROLOGO Tomás Schlichter IntROduCCIOn Capítulo 1 Importancia del género Cedrela en la conservación y desarrollo sustentable de las Yungas australes. Alejandro Brown y Silvia Pacheco SeCCIOn 1 Ecología, distribución geográfica y características de la madera Capítulo 2 Botánica y distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina. Alfredo Grau, M. Alicia Zapater y Roberto A. Neumann Capítulo 3 Fenología de dos especies de cedro en un gradiente altitudinal del Parque Nacional Calilegua, Jujuy. Silvia Pacheco y Alicia Yapur Capítulo 4 Biología reproductiva e importancia de la polinización en Cedrela lilloi. Valeria Aschero Capítulo 5 Características y usos de las maderas de Cedrela de las Yungas de Argentina. Stella Maris Rivera Capítulo 6 Variabilidad interanual de los caracteres anatómicos en el leño de Cedrela lilloi en el noroeste de Argentina. Ricardo Villalba, Silvia Delgado, Mónica De Membiela y Daniela Mendoza 9-18 19-30 31-40 41-50 51-58 59-82 Seccion 2 Estructura, crecimiento y dinámica poblacional de bosques nativos Capítulo 7 Diversidad, estructura y distribución de bosques con cedro en el noroeste de Argentina y sur de Bolivia. Lucio Malizia, Cecilia Blundo y Silvia Pacheco Capítulo 8 Modelos de crecimiento de Cedrela lilloi en el sector norte de las Yungas argentinas. N. Ignacio Gasparri y Juan F. Goya Capítulo 9 Incidencia de la herbívora en Cedrela balansae. Romina P. Scandalo, Gustavo A. Zuleta , M. Andrea Gainza y A. Silvia Haedo Capítulo 10 Influencia de la ganadería trashumante y la apertura de claros en la supervivencia y el crecimiento de Cedrela lilloi en Tariquía, Bolivia. Marcela Zamora Petri Seccion 3 Producción y comercialización Capítulo 11 Aprovechamiento forestal de cedro en las Yungas de Argentina. José M. Minetti Capítulo 12 Producción de plantines de cedro en vivero. David Monteverde Capítulo 13 Experiencias preliminares de propagación de Cedrela in vitro. Roxana J. Enrico y M. Eugenia Enrico 83-104 105-116 117-130 131-142 143-154 155-160 161-170 Capítulo 14 Crecimiento de Cedrela balansae en la plantación experimental de Valle Morado. Mariana Horlent y David Monteverde Capítulo 15 Resultados comparativos de plantaciones experimen- tales de Cedrela balansae en INTA - Yuto, Jujuy. Elvio del Castillo, M. Alicia Zapater y M. Norma Gil Capítulo 16 Enriquecimiento con cedro rosado y cedro misionero en Tucumán, Argentina. Jorge González Morenghi Capítulo 17 Mercados para la madera de cedro. Ariel Zorrilla Seccion 4 Mapas y fotografías 171-178 179-192 193-198 199-208 209-224 Importancia del género Cedrela en la conservación y desarrollosustentable de las Yungas australes � Importancia del género Cedrela en la conservación y desarrollo sustentable de las Yungas australes Brown A.1,2 y S. Pacheco1,2 1 Fundación ProYungas, CC 34 (4107), Yerba Buena, Tucumán, Argentina. 2 Laboratorio de Investigaciones Ecológicas de las Yungas (LIEY, UNT). abrown@proyungas.com.ar Ecología y producción de cedro (género Cedrela) en las Yungas australes. Pacheco, S. y A. Brown (Eds.). LIEY-ProYungas. Argentina. pp. 9-18. 2006. CONTEXTO ECOLOGICO Y SOCIOECONOMICO DE LAS YUNGAS AUSTRALES Las Yungas representan el ecosistema de selvas húmedas subtropicales de mayor extensión geográfica en la Argentina (casi 5.5 millones de hectáreas de bosques). Conjuntamente con la Selva Paranaense representan menos del 3% del territorio nacional, pero albergan más del 50% de la biodiversidad del país. Esta importan- te biodiversidad debiera traducirse en una variedad de opciones para el desarrollo re- gional basadas en el uso sustentable de sus recursos naturales. Sin embargo, la reali- dad es diferente y estos sistemas se enfren- tan a importantes procesos de degradación y transformación. De la Selva Paranaense en la Provincia de Misiones (hábitat de Cedrela fissilis), ha sido transformado casi el 60% de su su- perficie y este remanente es casi todo lo que queda de una ecoregión que ocupaba importantes áreas de Brasil, Paraguay y Argentina (Placci y Di Bitetti 2006). Adi- cionalmente, estos bosques se encuentran intervenidos en porcentajes elevados que- dando pocos espacios sin explotar fuera de las áreas protegidas e incluso dentro de las mismas. EL 89 % de la Selva Paranaense remanente se encuentra en niveles media- nos a elevados de degradación y fragmen- tación y persisten menos de 40.000 ha de bosques prístinos (MacDonagh y Rivero 2006). Las Yungas australes son la expresión más meridional de un sistema que acompaña a los Andes desde Venezuela hasta el no- roeste de Argentina. En nuestro país ocupa más de 5 millones de hectáreas, de las cua- les un millón ya se encuentra transforma- do en tierras agrícolas (Brown et al. 2002). Este proceso avanza a una tasa de aproxi- madamente 10.000 ha anuales en las áreas pedemontanas (Gasparri y Grau 2006) poniendo en riesgo una parte importante de la superficie remanente de Selva Pede- montana (el piso inferior de las Yungas) por degradación y transformación (Brown y Malizia 2004). Brown A. y S. Pacheco 10 En el noroeste de Argentina, las Yungas australes se extienden desde la frontera con Bolivia (22° S) hasta la Provincia de Catamarca (29° S) por más de 700 km de longitud Norte - Sur. Altitudinalmente, las Yungas ocupan desde el pedemonte (400m s.n.m.) hasta los 2.500-3.000ms.n.m. en las áreas cumbrales de la Sierras Subandi- nas y Precordillera oriental (Brown et al. 2001). En este importante gradiente alti- tudinal las características estructurales del bosque, las especies dominantes y la im- portancia forestal, varían marcadamente (Tabla 1). Los dos pisos altitudinales de mayor im- portancia forestal se caracterizan por la abundancia de distintas especies de ce- dro. En la Selva Pedemontana (SPM) es común el cedro orán (Cedrela balansae) y otras 9 especies de interés forestal y en el Bosque Montano (BM) se encuentran los rodales dominados por el cedro coya Altitud m s.n.m. Area basal (m2/ha) Densidad (ind./ha) Riqueza (especies/ha) Especies dominantes (en orden decreciente de abundancia) Selva pedemontana (8) 600 25,7 ± 1,3 473,5 ± 27,5 39,0 ± 2,9 Anadenanthera colubrina, Phyllostilon rhamnoides, Trichilia hieronymi, Parapiptadenia excelsa, Calycophylum multiflorum Selva montana (8) 1.100 27,5 ± 2,1 458,3 ± 30,0 39,6 ± 2,4 Miconia molybdea, Croton densiflorus, Siphoneuge- nia occidentalis, Blepha- rocalix salicifolius, Inga marginata Ecotono selva-bosque (7) 1.600 33,1 ± 1,9 573,7 ± 34,3 28,2 ± 2,4 Allophylus edulis, Podocarpus parlatorei, Blepharocalix salicifolius, Parapiptadenia excelsa, Myrcianthes pseudomato Bosque montano (7) 2.100 36,0 ± 1,0 508,3 ± 70,5 14,2 ± 2,0 Podocarpus parlatorei, Prunus tucumanensis, Viburnum seemeni, Ilex argentina, Crinodendron tucumanum TABlA 1. Características estructurales de las áreas boscosas del Alto Bermejo (promedio y error estándar; entre paréntesis número de parcelas de 1 ha) (Malizia 2004). Importancia del género Cedrela en la conservación y desarrollo sustentable de las Yungas australes 11 (Cedrela lilloi), además de nogal criollo (Juglans australis) y pino del cerro (Podo- carpus parlatorei). En el espacio interme- dio ocupado por la Selva Montana (SM) son escasas las especies de interés forestal. los dos primeros pisos son utilizados en general por empresas de distinta magnitud económica. La Selva Pedemontana ha sido la más presionada por su cercanía a ciuda- des y rutas y ostenta los mayores niveles de degradación. Es explotada por peque- ñas empresas de capitales limitados y en circuitos económicos que generalmente bordean la ilegalidad. El Bosque Monta- no, que requiere mayores inversiones en infraestructura y logística, es aprovecha- do por empresas de importantes capitales que concentran su actividad en la explo- tación del cedro, cuyo capital maderero se acumuló por espacio de varios siglos. Es decir la SPM sustenta una economía pau- perizada de varias décadas de explotación, aunque en cierta medida con opciones de sustentabilidad, debido a la diversidad de especies maderables y las altas tasas de crecimiento. El BM, en cambio, es gene- rador de riquezas, pero a costa del capital acumulado en centurias y que no presenta opciones claras de sustentabilidad. Esto se debe a la distribución agregada de las edades de los rodales y las dificultades de las poblaciones de C. lilloi de recuperarse de la explotación forestal, por el bajo re- clutamiento en condiciones de bosque con cobertura cerrada. Si a estas características propias de las condiciones climáticas y de la fisiología de las dos especies de cedros, le sumamos su rol ecosistémico, es posible establecer diferencias importantes en cuanto a la funcionalidad que estos bosques debieran cumplir en la sustentabilidad del ecosiste- ma Yungas al largo plazo y en la economía y sustentabilidad social de las poblaciones en la región. La Selva Pedemontana debie- ra considerarse como el “sistema forestal bajo manejo” por excelencia, por su im- portante diversidad forestal, sus altas tasas relativas de crecimiento, la cercanía a las rutas y centros poblados, su mayor esta- cionalidad climática que permite el acceso a las áreas boscosas durante prácticamente 10 meses al año, y por presentar menores costos de caminería. El Bosque Monta- no debiera considerarse como “bosque protector” dado el importante impacto ambiental que genera su explotación mo- tivado por las abruptas pendientes, por lo costoso del desarrollo y mantenimiento de infraestructura, los pocos meses que se puede ingresar al bosque (menos de 6 meses al año), y por la ubicación topográ- fica de estos bosques en las cabeceras de cuenca y en el nivel de máxima frecuencia e intensidad de neblinas (“bosques nubla- dos”). la Alta Cuenca del Río Bermejo (ACRB) en las Provincias de Salta y Jujuy, es el área de Yungas australes con mayor activi- dad forestal del noroeste de Argentina y el bloque forestal continuo de mayor superfi- cie (más de 1,5 millones de ha). Apelando a la nomenclatura expuesta en el párrafo anterior, todo el sector de BM correspon- diente a la Reserva de la Biósfera de las Yungas (RBYungas), debiera ser consi- derado como “bosque protector” sujeto a explotaciones forestales selectivas, con Brown A. y S. Pacheco 12 métodos de bajo impacto y restringidas en cuanto a su localización geográfica. En el pedemonte de esta área se desarrollan cer- ca de 100.000 ha de caña de azúcar bajo riego (Ingenios ledesma y S. Martín del Tabacal) y una importante superficiede cultivos de hortalizas, maíz, cítricos y ba- nanales que dependen del agua generada en las Yungas (Fig. 1). Por otra parte, el área de SPM ubicada mayoritariamente en el Departamento San Martín de la Provincia de Salta, debiera ser considerada como “sistema forestal bajo manejo” Esta área está bordeada a lo largo de su límite este por la ruta 34, asiento de una importante población de más de 150.000 personas que viven ma- yormente en condiciones económicas de marginalidad y que se reparten en seis municipios: Aguaray (8.000 hab.), Em- barcación (18.000 hab.), General Mosconi (13.000 hab.), General Ballivián, Profesor Salvador Mazza (16.000 hab.) y Tartagal (56.000 hab.). En el Departamento San Martín en el 2001 había 10.854 hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), lo que significa el 35,3% del total departamental. El 70,3% de estos vivían bajo la línea de Pobreza (lP) y el 42,5% de estas personas estaban ubicadas bajo la línea de Indigencia (lI). IMPORTANCIA ECOLOGICA DE LOS CEDROS EN LA REGION Desde los comienzos de la exploración y colonización de América latina, los ce- dros han estado entre las especies foresta- les más importantes de la región noroeste de Argentina. Su madera blanda y fácil de trabajar, pero a la vez resistente para su densidad, sumada a su perfume agradable y tolerancia al ataque de insectos una vez cortada, han sido los atributos que le han ganado un lugar entre las mejores made- ras del mundo (Grau et al. este volumen). En el noroeste de Argentina habitan tres especies del género Cedrela (C. lilloi, C. balansae y C. saltensis), la primera del BM, la segunda típica de la SPM y la ter- cera habitante de las áreas altitudinalmen- te intermedias de Selva Montana (SM) (Grau et al. este volumen). En estos dos ambientes las condiciones climáticas son claramente contrastantes. La SPM se ca- racteriza por mayor temperatura media anual, de verano y de invierno y mayor precipitación media anual. En cambio en el BM, los valores de temperaturas anua- les y estacionales son más bajos al igual que la precipitación media anual, pero son más comunes las neblinas. En la zona de ecotono los valores de temperatura y precipitación son intermedios entre los otros dos ambientes (Pacheco y Yapur este volumen). Las especies de Cedrela de las Yungas tienen un comportamiento fenológico similar a la comunidad vege- tal del piso altitudinal al que pertenecen. C. balansae de la Selva Pedemontana, es una especie caducifolia con pérdida del follaje maduro y senescente durante tres meses en la estación seca del invierno y C. lilloi en el Bosque Montano es una es- pecie semicaducifolia con pérdida del fo- llaje maduro y senescente durante casi dos meses en la estación del invierno. Si bien ambas especies florecen abundantemen- te todos los años, C. lilloi presenta ciclos Importancia del género Cedrela en la conservación y desarrollo sustentable de las Yungas australes 13 FIGuRA 1. Pisos altitudinales de Yungas y áreas transformadas en la Alta Cuenca del Río Bermejo. Brown A. y S. Pacheco 14 muy largos de ausencia de producción de frutos, a diferencia de C. balansae que fructifica abundantemente todos los años (Pacheco y Yapur este volumen). Esto tiene implicancias sobre las opciones de regeneración vinculado con la generación de disturbios producto de la actividad fo- restal. Adicionalmente, se muestra que al menos C. lilloi es dependiente de una bue- na polinización para alcanzar niveles de producción de frutos abundantes (la fruc- tificación aumenta cinco veces bajo poli- nización cruzada). En tal sentido, prácti- cas de manejo silvícola que aseguren la conservación de polinizadores efectivos de esta especie, son un requisito para ase- gurar la permanencia de las poblaciones de C. lilloi a largo plazo (Aschero este volumen). Las condiciones ambientales en que cre- cen las especies de cedro y posiblemente también particularidades genéticamente establecidas, les confieren características maderables diferenciables y por ende va- lores de mercado diferente. En C. lilloi por ejemplo, es común observar en el cepilla- do la aparición de pelusa, lo que podría atribuirse a la “madera de reacción” y que le ha valido el nombre vulgar de “cedro peludo”. Con respecto a C. balansae, si bien no presenta este defecto, su madera es considerada de calidad ligeramente in- ferior a C. lilloi y a C. fissilis (cedro mi- sionero). Esta última es la madera consi- derada de referencia en cuanto a calidad para el género en nuestro país (Rivera este volumen). Las características anatómicas de la made- ra generan adicionalmente oportunidades para estudios más complejos, como el de- sarrollo de reconstrucciones dendroclimá- ticas en áreas donde los bosques podrían ser la única fuente de información paleocli- mática con amplia extensión temporal y resolución anual. Los factores ambientales actúan como fuerzas modeladoras del nú- mero y tamaño de los elementos constitu- tivos del xilema y en consecuencia, existe un gran potencial para derivar información climática a partir de otros caracteres ana- tómicos de la madera más allá del ancho de los anillos. la cronología final estudia- da representa las variaciones en el creci- miento radial de los árboles muestreados durante los últimos 200 años donde el au- mento en el tamaño del vaso medio es muy pronunciado durante los estados juveniles del árbol, disminuye en intensidad en los próximos 100 años y es muy reducido o nulo durante los últimos 50 años. Esto no está directamente relacionado con una disminución en crecimiento con la edad del árbol, sino que obedece a un principio geométrico de distribuir una cantidad dada de madera en círculos concéntricos cada vez de mayor diámetro (Villalba et al. este volumen). Potencial y limitaciones de la actividad forestal La información disponible sobre diversi- dad de árboles y estructura de las Yungas australes (o Subtropicales) es relativamen- te escasa. En ese sentido, el trabajo de Ma- lizia et al. (este volumen) representa un aporte significativo a partir de la evalua- ción de 30 ha ubicadas en distintos pisos altitudinales en la ACRB. El estudio con- Importancia del género Cedrela en la conservación y desarrollo sustentable de las Yungas australes 15 firma la presunción que los dos pisos de mayor concentración de especies de interés forestal son la SPM (30,4% de los árboles son de interés forestal) y el BM (32%), en tanto que la SM no registró árboles domi- nantes de interés forestal. Como reflejo de la disminución de la presión forestal con la altitud. se observó un incremento del área basal con la altitud y se registró una disminución en el número de tocones por ha. Adicionalmente, se generó un mapa de distribución de cedros a nivel regional que muestra que las dos especies de cedro estudiadas, se segregan espacialmente a lo largo del gradiente altitudinal (Malizia et al. este volumen). La degradación de los bosques tropicales y subtropicales es un proceso de pérdida gradual de cobertura que muchas veces es acompañado por una pérdida del valor co- mercial. En tal sentido, una de las premisas de la ordenación forestal es lograr la pro- ducción sostenida a perpetuidad, partiendo de la base que la extracción no supere el crecimiento del bosque. Por lo tanto, para determinar la capacidad de producción de un bosque y realizar la planificación de la explotación, son indispensables los in- ventarios forestales y el desarrollo de los modelos de crecimiento (Gasparri y Goya este volumen). En los bosques nativos del noroeste de Argentina, se realizan cortas selectivas respetando un diámetro mínimo de corta, legislado por cada provincia y para cada especie. Las intervenciones no son acompañadas por tratamientos silví- colas que garanticen la recuperación del bosque. En general, el aprovechamien- to tradicional representa una reducción drástica de las existencias comercialesy si bien los bosques recuperan en parte la cobertura arbórea, la capacidad productiva queda comprometida. La distribución del crecimiento con la edad no es uniforme y los individuos al alcanzar los 30 a 40 cm de DAP presentan los mayores incremen- tos en diámetro con valores cercanos a 1cm/año. Árboles de este tamaño, cuando tienen condiciones de iluminación ópti- mas, pueden alcanzar hasta 2 cm/año. Esto permite prever que los turnos de corta para cedro podrían ser reducidos significativa- mente con medidas silvícolas que mejoren las condiciones de iluminación de los in- dividuos de interés comercial (Gasparri y Goya este volumen). En las etapas de es- tablecimiento, variables adicionales como la dinámica de claros, que favorecen el crecimiento de las plántulas establecidas, y la presión de pastoreo, son relevantes en asegurar el éxito de la renovación (Zamo- ra este volumen). Sin embargo, estos es- tudios no son concluyentes y se requiere mayor esfuerzo de muestreo y mayor ex- tensión geográfica del estudio, para ase- gurar una relación causal entre clareos y disminución de la presión de ganado con un mejor reclutamiento de ejemplares de cedro. Observaciones realizadas muestran que en áreas bajo intensa actividad fores- tal, el reclutamiento es deficiente a pesar de que los claros son abundantes. De la misma manera, en áreas de fuerte presión ganadera, con disturbios intensos como incendios, se observa una importante re- generación. También la herbivoría surgió como un factor relevante en la dinámica de reclutamiento del cedro. Se registró que Brown A. y S. Pacheco 16 un mayor crecimiento de los renovales se encuentra asociado al menor consumo por insectos en tanto que la supervivencia au- mentó con el grado de protección a insec- tos y otros herbívoros (Scandalo et al. este volumen). La intensa tala selectiva que sufrieron los cedros en las Yungas argentinas llevó a sus especies a una situación poblacional crítica, al menos desde la óptica producti- va. La intensidad de las explotaciones, los escasos conocimientos técnicos silvícolas, el ineficiente control de los organismos oficiales competentes y la escasa transpa- rencia del mercado forestal en la región, son condicionantes del actual estado de las especies de cedro en los bosques nativos del noroeste de Argentina. una medida importante para contribuir a salvaguardar el futuro de los cedros de las Yungas, es la reforestación a través de enriquecimientos o macizos con fines comerciales, aliviando la presión sobre las formaciones nativas (Minetti este volumen). Es fundamental que esta materia prima se genere en luga- res accesibles que reduzcan los valores de flete y el impacto de abrir y mantener ca- minos en áreas de fuertes pendientes y llu- vias torrenciales. La producción de plan- tines de Cedrela en cantidad y calidad, es fácilmente accesible y exitosa a través de la producción en viveros (Monteverde este volumen). En ese sentido una serie de experiencias se han desarrollando duran- te la última década, combinando distintas especies, densidades y tareas de manteni- miento (Horlent y Monteverde este volu- men, del Castillo et al. este volumen). Es- tas experiencias generan la opción de que las plantaciones forestales con especies nativas (como cedro) sean una alternativa productiva (a cielo descubierto o en fajas de enriquecimiento), frente a plantacio- nes con especies exóticas de rápido cre- cimiento (del Castillo et al. este volumen, Morenghi este volumen), e incluso frente a cultivos agrícolas como la soja. En ese sentido, técnicas de reproducción in vitro de cedro permitirán desarrollar plantacio- nes mas homogéneas genéticamente per- mitiendo seleccionar aquellos genotipos con más potencial para el desarrollo de plantaciones comerciales (Enrico y Enri- co este volumen). Adicionalmente, estas plantaciones podrán cumplir la función de restaurar antiguas áreas de bosque en sitios ambientalmente estratégicos como már- genes de ríos o corredores para la fauna, que permitan reconectar áreas actualmente disyuntas. El desarrollo de Plantaciones MDl (Mecanismo de Desarrollo limpio) que generan recursos adicionales a partir de la comercialización de bonos de carbo- no, podría ser una herramienta financiera importante para generar un cambio de pa- radigma productivo que permita utilizar la importante disponibilidad de mano de obra regional, retomando el rol protagóni- co que tuvieron los bosques y la madera en el desarrollo económico de la región. Los cedros por su alto valor de mercado, su productividad y la relativa facilidad para manejarlos en plantaciones o en el interior de bosques nativos, podrán ser un elemento clave en este proceso asociado a la certificación forestal que permitirá a los productores forestales de la región ser más competitivos tanto en el mercado interna- Importancia del género Cedrela en la conservación y desarrollo sustentable de las Yungas australes 17 cional como posiblemente en el nacional en un futuro no muy lejano (Zorrilla este volumen). En cuanto a la preservación al largo pla- zo de las poblaciones silvestres de cedro, la situación es claramente contrastante entre las distintas especies. Por un lado, C. lilloi mantiene aún poblaciones prísti- nas en muchas quebradas protegidas por las dificultades de acceso. Además, pre- senta poblaciones importantes en el inte- rior de reservas nacionales (PN El Rey, PN Calilegua, PN Baritú y RN El Nogalar) y algunas provinciales (por ejemplo la Flo- rida y San Javier en Tucumán) que pre- servan poblaciones de distintos sectores geográficos (Norte, Centro y Sur) de las Yungas. Estas reservas preservan también importantes bosques viejos en distintos ni- veles altitudinales con lo que la diversidad genética de la especie estaría asegurada. La situación de C. balansae es diferente ya que su distribución geográfica es marginal a la ubicación de las reservas y en ningu- na de ellas, hasta donde se conoce en la actualidad, se preservan bosques viejos de la especie. Se encuentran poblaciones de cedro orán en los alrededores del PP Pin- tascayo (Salta), en el PN Calilegua (Jujuy) y aledaños a este último, hay una cantidad importante en propiedad privada (Ingenio ledesma). la superficie total de distribu- ción de esta especie en la Alta Cuenca del Río Bermejo es de 8.500 km², de los cuales sólo 600 km² se encuentra dentro de áreas protegidas. En ese sentido, será relevante generar convenios de largo plazo para la preservación de estos ejemplares. En re- lación al cedro rosado (C. saltensis) dada su reciente identidad taxonómica, aún se desconoce su estatus regional, aunque po- blaciones importantes podrían encontrar- se en el interior del PN Baritú y del PN Calilegua dada su distribución altitudinal propuesta. Esperamos que los distintos artículos que conforman este libro generen la inquietud y el interés para desarrollar en forma sus- tentable esta opción productiva en la re- gión y para generar en la sociedad y en las instituciones gubernamentales, la preocu- pación sobre el futuro de las poblaciones silvestres de las distintas especies de cedro y los sistemas naturales que los albergan. BIBLIOGRAFIA (sólo citadas las que no representan capítulos de este volúmen) Brown, A.D.; H.R. Grau; l. Malizia y A. Grau. 2001. los Bosques Nublados de la Ar- gentina. En: Bosques Nublados de latinoamerica. M. Kappelle y A.D. Brown (Eds.). Editorial INBio, Costa Rica. pp: 623-659. Brown, A.D.; A.Grau; T. lomáscolo y N.I. Gasparri. 2002. una estrategia de conserva- ción para las selvas subtropicales de montaña (Yungas) de Argentina. Ecotropi- cos 15: 147-159. Brown A. y S. Pacheco 18 Brown, A.D. y l.R. Malizia. 2004. las Selvas Pedemontanas de las Yungas: en el um- bral de la extinción. 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Fundación Vida Silvestre Argentina. pp: 197-225. 19 Ecología y producción de cedro (género Cedrela) en las Yungas australes. Pacheco, S. y A. Brown (Eds.). LIEY-ProYungas. Argentina. pp. 19-30. 2006. Botánica y distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina Grau, A.1; M. A. Zapater 2 y R. A. Neumann 2 1 Laboratorio de Investigaciones Ecológicas de las Yungas (LIEY, UNT). CC 34 (4107), Yerba Buena, Tucumán, Argentina. graua@tucbbs.com.ar 2 Facultad de Ciencias Naturales, UNSA. En el noroeste de Argentina el género Cedrela está representado por tres especies: C. lilloi, C. balansae y C. saltensis. En el pasado, los nombres C. angustifolia y en menor medida C. odorata y C. fissilis han sido usados en lugar de C. balansae. Esta especie es característica de la Selva Pedemontana o de Transición, sobre tierras planas o serranías bajas de las Provincias de Salta y Jujuy, extendiéndose desde el límite con Bolivia hasta aproximadamente 24º30’S, entre 300 y 800 m s.n.m. Cedrela lilloi es una especie característica de la Selva Montana y Bosque Montano en las Provincias de Salta, Jujuy, Tucumán y Catamarca, extendiéndose desde el límite con Bolivia hasta aproximadamente 28º15’S, entre 1.100 y 2.300 m s.n.m. en la Provincia de Salta, y entre 500 y 1.900 m s.n.m. en Tucumán y Catamarca. Cedrela saltensis es una especie descripta recientemen- te, que ocupa una franja montañosa en las Provincias de Salta y Jujuy, a una altura entre 700 y 1.100 m s.n.m., entre las áreas de distribución de C. balansae y C. lilloi, desde el límite con Bolivia al norte hasta los 24º 40’ S, aproximadamente. Se realiza una descripción de las características morfológicas más relevantes del género y se presenta una tabla comparativa que permite diferenciar las distintas especies. The genus Cedrela is represented by three species in northwestern Argentina: C. lilloi, C. balansae and C. saltensis. In the past, C. angustifolia and, to a lesser extent C. odorata and C. fissilis, have been used as names instead of C. balansae. This species is characteristic of the Piedmont or Tran- sitional Forest, on lowlands or low ranges in Salta and Jujuy Provinces, extending from the Bolivian border to approximately 28º 15’S, between 300 y 800 m asl. Cedrela lilloi is a characteristic species in the Montane Cloud Forest in the mountains of Salta, Jujuy, Tucumán and Catamarca, expanding from the Bolivian border to approximately 28º15’S, between 1.100 y 2.300 m asl in northern Salta Province, and between 500 and 1.900 masl in Tucumán and Catamarca Provinces. Cedrela saltensis is a recently described species, present along a montane strip in Salta y Jujuy, from 700 to 1.100 m asl, between C. balansae and C. lilloi distribution areas, from the Bolivian border to 24º 40’ S approxi- mately. A description of the most relevant morphological features of the genus and a comparative table to distinguish the different species is presented. 20 Grau, A; M. A. Zapater y R. A. Neumann IntroduccIon Desde los comienzos de la exploración y colonización de América Latina, los ce- dros han estado entre las especies fores- tales más importantes. Su madera blanda y fácil de trabajar, pero a la vez resistente para su densidad, sumada a su perfume agradable y tolerancia al ataque de insec- tos una vez cortada, han sido los atributos que le han ganado un lugar entre las mejo- res maderas del mundo. El nombre cedro ha sido tomado por el parecido con la ma- dera de alta calidad del verdadero cedro, correspondiente al género de coníferas Cedrus (Pinaceae), conocido en el Me- diterráneo desde tiempos bíblicos. En el lenguaje corriente el nombre cedro suele ir acompañado localmente de algún adjetivo que hace referencia a alguna característica destacable, como color de la madera o lo- calidad de origen (por ejemplo cedro coya, cedro orán, cedro rosa). Cedro es también el término empleado para las distintas es- pecies del género que aparecen en Brasil. Términos en idiomas nativos no se usan en el noroeste de Argentina ni aparecen en la literatura local, pues parecen haber sido mayormente desplazados en América Latina por el término español y portugués. En inglés se emplea “Spanish cedar”, que probablemente hace referencia a la madera de Cedrela originalmente comercializada por los españoles a partir del Caribe. En Centroamérica el cedro fue, y en parte todavía es, una madera de elección para estructuras, canoas y muebles. En los pro- cesos de explotación forestal de esa región la primera madera aprovechada era la cao- ba (Swietenia macrophylla), y en segundo lugar el cedro. Por su parte, en el noroeste de Argentina, el cedro ocupó siempre el primer lugar entre las maderas buscadas en cada sitio de aprovechamiento forestal. El cEdro y sus parIEntEs Cedrela pertenece a las Meliaceae, una fa- milia de árboles y arbustos predominante- mente tropical. Este género se ubica dentro de la subfamilia Swietenioideae conjunta- mente con Swietenia, Khaya y Toona, to- dos con especies productoras de maderas valiosas. Esta ubicación, propuesta en la revisión taxonómica clásica de Penning- ton y Styles (1975) ha sido recientemente confirmada usando secuencias de ADN nuclear y plastidial (Muellner et al. 2003). Khaya es originario de África, y fue re- cientemente introducido en el sur de Salta en el establecimiento La Moraleja en el Departamento de Anta. Toona es originario del sudeste de Asia y Australia. En el pa- sado Toona se consideraba incluido dentro de Cedrela, pero actualmente este géne- ro se restringe a las especies americanas. Toona ciliata var. australis (= T. austra- lis), originario de Australia, se ha difundi- do ampliamente en plantaciones forestales en países tropicales y subtropicales, exis- tiendo ensayos y plantaciones comerciales a cielo abierto y bajo cubierta en el noroes- te de Argentina. Swietenia macrophylla, la caoba o mara boliviana tiene su extremo de distribución sur alrededor de los 17ºS en Bolivia (Mayhew y Newton 1998), y no crece silvestre en Argentina. Existen ejemplares cultivados en Libertador Gene- ral San Martín y ensayos en La Moraleja (Salta) y en el INTA Yuto (Jujuy). 21 Botánica y distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina El gEnEro Cedrela El nombre botánico Cedrela fue emplea- do primeramente por Linneo, como de- formación de Cedrus. Linneo (1759) creó el género en base a una lámina publicada por Browne (1756), en su descripción de la historia natural de Jamaica. La lámina mencionada representa claramente a una especie del género Cedrela y en base a ella Linneo describió a Cedrela odorata, aun- que existen ciertas dudas sobre si el mate- rial representado corresponde plenamente a esta especie (Styles 1981). El género Cedrela está claramente defi- nido y sus especies pueden distinguirse con relativa facilidad de los géneros afi- nes, Swietenia y Toona. Por el contrario, la identificación de las distintas especies dentro de Cedrela es muchas veces di- ficultosa y ha dado lugar a confusiones. Esta dificultad en definir claramente las especies ha contribuido a la proliferación de especies creadas, que se acercan a unas40, de las cuales sólo unas ocho se aceptan actualmente como válidas y cinco están presentes espontáneamente en Argentina (Styles 1981, Zapater et al. 2004). En el noroeste de Argentina tradicional- mente se aceptó la presencia de dos espe- cies. Una de ellas, C. lilloi, es una especie característica de ambientes de montaña, claramente definida y descripta por C. de Candolle en base a material coleccionado por Miguel Lillo a comienzos del siglo XX. La segunda especie presente, carac- terística de tierras planas y serranías bajas, fue originalmente identificada como C. balansae (por ejemplo T. Meyer en ma- terial de herbario LIL o Tortorelli 1956). Se trata de una especie descripta para el Paraguay, también por C. de Candolle. Sin embargo, más tarde Smith (1960), en una revisión centrada en el género, aunque sin visitar Argentina, clasificó el material ar- gentino de esta especie como C. angustifo- lia, una especie descripta para México. Ese criterio fue adoptado por Legname (1982), en su trabajo sobre los árboles nativos del noroeste de Argentina. Por otro lado, en una revisión más completa y reciente del género y la subfamilia Swietenioideae para América, aunque también sin visi- tas al terreno en Argentina, Styles (1981) descartó el nombre C. angustifolia y puso en duda su validez taxonómica. Además, consideró que los materiales previamente identificados como C. balansae o C. an- gustifolia pertenecían en cambio a C. odo- rata o C. físsilis. Lamentablemente éste fue el criterio adoptado por Zuloaga y Mo- rrone (1999) en el Catálogo de las Plantas Vasculares de la Argentina. Sin embargo, recientemente Zapater et al. (2004), en un análisis más completo que el de los autores previos, e incluyendo un amplio estudio de campo, reinstalaron a C. balansae como el nombre correcto para identificar esta espe- cie. Por otro lado, descartaron la presencia de poblaciones silvestres de C. odorata y C. fissilis en el noroeste de Argentina, que sí están presentes en el noreste de Argen- tina. Además, estos autores determinaron la existencia de otra especie de Cedrela en la región, nueva para la ciencia, que describieron y denominaron C. saltensis Zapater y del Castillo. Cedrela saltensis es una especie muy afín a C. balansae, de 22 Grau, A; M. A. Zapater y R. A. Neumann la que se diferencia por el mayor tamaño y pubescencia de los folíolos, la reducida longitud de los peciólulos, y por sus frutos oscuros con lenticelas predominantemente alargadas, no anastomosadas. dEscrIpcIon gEnEral dEl gEnEro Cedrela En El noroEstE dE argEntIna En este punto se realiza la descripción del patrón general al cual responden las espe- cies nativas de Cedrela en el noroeste de Argentina y las diferencias más relevantes entre ellas. Para una descripción detallada de cada una de las especies consultar a Za- pater et al. (2004). Se trata de árboles deciduos, que a la ma- durez pueden alcanzar 20 - 30 m de altura y 1,5 m de diámetro a la altura del pecho (DAP), con una copa más o menos esfé- rica o en forma de paraguas, emergentes del nivel general del bosque. Arboles de estas dimensiones todavía son explotados con relativa frecuencia. Es posible encontrar árboles de di- mensiones mayores (ex- cepcionalmente de hasta 3 m), en lugares aislados y de difícil acceso (Foto 1). Seguramente ejem- plares de estas dimen- siones fueron frecuen- tes al inicio del proceso moderno de aprovecha- miento sistemático de los bosques del noroeste de Argentina, a comienzos del siglo XX. Por esta causa, individuos de C. balansae, situados en lugares en general más accesibles sue- len presentar dimensiones menores que los de C. lilloi. El tronco es cilíndrico, aunque a veces, particularmente en C. lilloi, presenta la tendencia a aplanarse marcadamente en un sentido, cuando se encuentra crecien- do en pendientes pronunciadas. La base suele presentar costillas marcadas, hasta 2 m de altura, en los ejemplares longevos. La copa de los ejemplares jóvenes es más bien angosta, pero se transforma en ancha, densa y ampliamente ramificada en ejem- plares maduros (Foto 2). Tanto ramas y ramitas como pecíolos y raquis están densamente lenticelados. Las ramas y hojas presentan pubescencia. Esta es muy abundante en C. saltensis, algo menos en C. balansae y muy poco en FoTo 1. Ejemplar de cedro coya (Cedrela lilloi) en osma, Salta, aproximadamente a 1.800 m s.n.m., con 3 m DAP y unos 25 m de altura. 23 Botánica y distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina C. lilloi, donde suele restringirse a las ner- vaduras y peciólulos. Es poco lo que se conoce sobre las raíces de Cedrela. En el caso de C. balansae se ha observado que tienen la capacidad de regenerar tallos, una vez que el eje prin- cipal ha sido cortado (Fotos 3 y 4). Esta propiedad de rebrotar ha sido observada como respuesta a incendios, por lo cual éste fenómeno podría aumentar la densi- dad de individuos por hectárea. Las hojas son alternas, paripinadas, con (5-) 7 - 10 (-13) pares de folíolos opuestos o subopuestos, predominantemente oval lanceolados en C. balansae y C. lilloi, y generalmente elípticos en C. saltensis (Fig. 1). Sin embargo, la pubescencia y el tamaño de los peciólulos permite separar las especies mejor que la forma de los fo- líolos. Las cicatrices foliares son de forma semicircular y muy marcadas (Foto 5). La floración se produce durante los meses de noviembre y diciembre en C. lilloi y C. saltensis, en tanto que en C. balansae se extiende hasta el mes de enero. Las flores son pequeñas, de 7,0 - 8,5 mm de longitud y se encuentran en inflorescencias consis- tentes en tirsos multifloros, terminales o axilares, con varios cientos de flores. Las flores son pentámeras. Styles (1981) con- sidera que en Cedrela todas las flores son imperfectas (es decir unisexuales), aunque con vestigios bien desarrollados del verti- cilo fértil opuesto. Este factor hace difícil la observación y definición clara de la pre- sencia de flores imperfectas, particular- mente en material de herbario. Aunque en C. balansae y C. saltensis no existen ob- servaciones definitivas al respecto, en C. lilloi se ha determinado claramente la pre- sencia de flores imperfectas y una marcada alternancia en la maduración y apertura de FoTo 2. Ejemplar de cedro coya (Cedrela lilloi) que ha crecido fuera del bosque, en la localidad de Horco Molle, Tucumán. FIGUrA 1. Detalle de folíolos de Cedrela: A - cedro coya (C. lilloi), B - cedro rosado (C. saltensis) y C - cedro orán (C. balansae). 24 Grau, A; M. A. Zapater y R. A. Neumann las flores pistiladas y estaminadas en cada árbol particular (Aschero este volumen). El cáliz, pubescente, está formado por cinco dientes o lóbulos irregulares con 1-2 hendiduras profundas hasta la base. Los pétalos son libres, pubescentes en el envés, blanquecino-amarillentos, imbri- cados y casi en contacto en su mayor parte con la columna de estambres y estilo lo que genera un aspecto de soldadura. Los cinco estambres por su parte, se originan y están en contacto en su mayor parte con el androginóforo. En el caso de C. lilloi, las flores estaminadas poseen anteras de- sarrolladas, amarillas y dehiscentes. En las flores pistiladas en cambio éstas son pequeñas, arrugadas, marrones y carentes de polen. El ovario es pentalobado, penta- locular, con lóbulos pluriovulados, situa- do sobre el androginóforo. El estigma es discoide, papilado, situado sobre un estilo breve. El fruto es una cápsula ovoide a obovoide de dehiscencia septicida, que comienza a desarrollarse a partir del mes de diciem- bre y completa su maduración abriéndose en julio-agosto. El epicarpio de las cáp- sulas puede ser de color castaño claro a pardo oscuro y el pericarpio posee un espesor variable entre 1-3 mm según las especies. Posee exteriormente un diseño de lenticelas variable según las especies: prominentes, redondeadas y dispersas en C. lilloi; alargadasy aproximadas en C. saltensis, e inconspicuas y anastomosadas en C.balansae (Foto 6). Las semillas son de color castaño o par- do según la especie, con un ala bien desa- FoTo 3. Desarrollo de tallos a partir de un sis- tema radical de un ejemplar cortado de cedro orán (Cedrela balansae), en la localidad de Aguas Blancas, Salta. Puede verse el tronco original cortado tirado en el suelo y vigorosos retoños de raíz. FoTo 4. Detalle de un vigoroso retoño de raíz del grupo presente en la Foto 3. 25 Botánica y distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina rrollada más grande que la porción de los cotiledones. La dispersión es por viento, y dado que la época de maduración de los frutos coincide con una mayor frecuencia de vientos del cuadrante N-NE, hay ma- yor densidad de plántulas hacia el sur de los árboles semilleros. Posteriormente, las lluvias del verano pue- den dispersar las semillas por arrastre de agua en el sentido de la pendiente de cada sitio. En la Tabla 1 se presentan las características distintivas de cada una de las especies del género Cedrela. dIstrIbucIon El género Cedrela tiene una distribución predominantemente tropical, encontrándo- se en todos los países de América Latina a excepción de Chile. En su extremo sep- tentrional llega en México hasta los 20º N. En Argentina C. odorata y C. fissilis están presentes en el nordeste (Misiones y Co- rrientes). Por su parte C. lilloi, C. balansae y C. saltensis están presentes en el noroes- te (Fig. 2). Cedrela balansae se encuentra en los sec- tores de Selva Pedemontana de las Pro- vincias de Salta y Jujuy, entre los 300 y 700ms.n.m., al norte del paralelo 24º30’S y hasta el límite con Bolivia, con lluvias anuales de 700 a 1.500 mm. En la actua- lidad esta especie es más abundante en las zonas con serranías bajas. En las áreas de la Selva Pedemontana se ha visto muy reducida en su distribución sobre suelos planos y profundos, debido al aprovecha- miento forestal intenso o a la transforma- ción del bosque en campos agrícolas. Aunque esta especie se ha citado para las Provincias de Tucumán y Catamarca como FoTo 6. Cápsulas de cedro coya (Cedrela lilloi), cedro rosado (Cedrela saltensis) y cedro orán (Cedrela balansae). FoTo 5. Cicatrices foliares en el tallo de un ejemplar joven de cedro orán (Cedrela balansae). Las zonas de crecimiento longi- tudinal más lento durante el reposo invernal quedan marcadas por una mayor densidad de cicatrices foliares y pueden emplearse para es- timar la edad de los ejemplares jóvenes. 26 Grau, A; M. A. Zapater y R. A. Neumann TABLA 1. Cuadro comparativo de las especies nativas del género Cedrela en el noroeste de Ar- gentina. *La denominacion cedro rosado suele usarse en las tres especies. C. lilloi C. saltensis C. balansae Ancho de folíolos y ápice 2,7 - 3,5 cm. ápice largamente agudo, subulado a filiforme. 5,5 - 7 cm. ápice agudo 4,5 - 6,8 cm. ápice agudo Pilosidad de los folíolos glabros, brillantes pubescentes en el haz y tomentosos en el envés glabros en el haz, subglabros a pubescentes en el envés Peciólulos 7 - 10 mm de largo, delgados, glabros hasta 2 mm de largo, gruesos, muy pubes- centes 4 - 5 mm de largo, delgados, pubes- centes Olor del follaje moderado suave, ligeramente desagradable muy fuerte y desagradable Cápsula obovoidea, a veces apiculada, parda oscura, con lenti- celas blanquecinas redondeadas, no anastomosadas, prominentes ovoidea, parda oscura, con lenticelas ocráceas alargadas, no anastomosadas, algo prominentes ovoidea, castaño clara a castaña, lenticelas ocráceas alargadas no pro- minentes, anasto- mosadas, a menudo incospicuas. Color de las semillas castaño oscuro castaño oscuro castaño claro Nombres comunes en la región cedro coya, cedro tucumano, cedro rosado* cedro salteño, cedrillo, cedro rosa- do* cedro orán, cedro rosado* 27 Botánica y distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina FIGUrA 2. Distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina. Cada punto repre- senta un ejemplar de herbario o una localidad donde la especie ha sido observada. 28 Grau, A; M. A. Zapater y R. A. Neumann escasa (Zapater et al. 2004), existen ahora dudas sobre su distribución austral. Los escasos ejemplares analizados ofrecen ca- racteres confusos e intermedios entre C. balansae y C. lilloi, por lo que deberían ser objeto de estudios más profundos. Por otra parte, resulta llamativa la falta de co- lecciones en los departamentos del sur de Salta, que conectan a dicha provincia con Tucumán y el extremo sur de la región. Cedrela lilloi es la especie con distribu- ción más amplia en Argentina, extendién- dose desde el norte de la Provincia de Sal- ta (22º S) hasta la Provincia de Catamarca (aproximadamente 28º 15’ S). En el norte de la Provincia de Salta se encuentra por encima de los 1.100 y hasta los 2.300 m s.n.m. En la Provincia de Tucumán ocupa un gradiente más amplio, entre los 500 y 1.900 m s.n.m. y un rango de precipitacio- nes entre 800 y 2.000 mm anuales. Cedrela saltensis está presente desde el norte de la Provincia de Salta hasta la Pro- vincia de Jujuy 24º 40’ S, entre los 700 y 1.100 m s.n.m. EtnobotanIca y propIEdadEs mEdIcInalEs La familia Meliaceae tiene como carac- terística la presencia de compuestos tri- terpénicos, usualmente células secretoras dispersas en los tejidos. En general, los compuestos almacenados en este tipo de estructuras tienen una acción relevan- te contra la herbivoría. En C. odorata se identificaron compuestos de naturaleza terpénica asociados al rechazo del follaje como alimento en coleópteros curculió- nidos (Veitch et al. 1999). Sin embargo, todas las especies de Cedrela y Swietenia son atacadas por la mariposita del brote (Hypsipyla grandella), cuyas larvas atacan plántulas desde 0,5 a 3 m de altura en toda América Latina. Además de la actividad biológica contra insectos, en Cedrela se ha identificado ac- tividad biológica contra microorganismos. orientados por los usos tradicionales con- tra la malaria, distintos grupos han aislado la gedunina en C. odorata, un limonoide de naturaleza terpénica con acción in vi- tro contra Plasmodium falciparum, agen- te causante del paludismo (McKinnon et al.1997, omar et al. 2003). Por otro lado, en C. lilloi se ha determinado la existencia de una importante actividad moduladora del sistema inmunitario, redu- ciendo las reacciones de hipersensibilidad (Nores et al. 1997). Esta actividad ha sido estudiada en otras especies de Cedrela y no está asociada a los compuestos de natu- raleza terpénica sino a compuestos hidro- solubles (Benencia et al. 1995). Sin embargo, estudios etnobotánicos rea- lizados en las Yungas del noroeste de Ar- gentina no han detectado evidencias del uso de especies del género Cedrela como planta medicinal por parte de las comuni- dades locales (Levy-Hynes 1994, Hilgert 1998). 29 Botánica y distribución del género Cedrela en el noroeste de Argentina bIblIograFIa Aschero, V. 2006. Biología reproductiva e importancia de la polinización en Cedrela lilloi. En Ecología y producción de cedro (género Cedrela) en las Yungas austra- les. Pacheco, S. y A. Brown (Eds.). LIEY- ProYungas. Argentina. pp 41-50. Benencia, F.; M.C. Courreges; M.M. Nores y F.C. Coulombie. 1995. Immunomodula- tory activities of Cedrela tubiflora leaf aqueous extracts. Journal of Ethnophar- macology 49 (3):133-139. Browne, P. 1756. 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Yapur3 1 Fundación ProYungas, CC 34 (4107), Yerba Buena, Tucumán, Argentina. 2 Laboratorio de Investigaciones Ecológicas de las Yungas (LIEY, UNT) 3 Facultad de Ciencias Naturales - UNT. pacheco@proyungas.com.ar Se estudió el patrón en la producción de hojas, flores y frutos de Cedrela balansae y Cedrela lilloi a lo largo de un gradiente altitudinal en el Parque Nacional Calilegua. Se trabajó en tres sitios ubicados a 600-900 (C. balansae), a 1.100 (C. balansae y C. lilloi) y a 1.400-1.600 m s.n.m. (C. lilloi). La expansión foliar, la floración y la senescencia tienen el mismo comportamiento fenológico para las dos especies a lo largo del gradiente altitudinal. Las diferencias se observan en la retención de hojas maduras y senescentes. En la parte baja, C. balansae se comporta como caducifolio ya que queda sin hojas maduras por siete meses, mientras que a 1.100 m s.n.m. conserva las hojas senescentes hasta la expansión. Los árboles de C. lilloi ubicados en el sitio más alto se comportan como semi- caducifolios ya que pasan un mes sin hojas hasta el inicio de la brotación, mientras que en el sitio intermedio no tienen un período sin hojas. C. balansae produjo frutos los dos años de muestreo, mientras que C. lilloi produjo pocas flores en algunos individuos, que se perdieron antes de formar frutos. Se discute la ocurrencia de las fenofases y sus causas. This paper studies the pattern of leaf, flower and fruit production of Cedrela balansae and Cedrela lilloi through an altitudinal gradient in Calilegua National Park. There are three study sites, located at 600-900 (C. balansae), 1.100 (C. balansae and C. lilloi) and 1.400-1.600 (C. lilloi) m above sea level. Foliar expansion, flowering and senescence have the same phenological behaviour for both species through the gradient. There are differences in mature and senescent leaf retention. At lower altitude, the C. balansae behaves as deciduous, and has no mature leaves for seven months, while at 1.100 m a.s.l. it retains senescent leaves until leaf expansion. The C. lilloi trees located in the highest study site behave as deciduous, and have no leaves for a month until sprouting. In the intermediate site C. lilloi trees never loose their leaves at the same time. The C. balansae had fruit during the two years sample period, while the C. lilloi had only a few flowers in some individuals, which were lost before becoming fruit. This paper discusses phenology patterns observed and its causes. Ecología y producción de cedro (género Cedrela) en las Yungas australes. Pacheco, S. y A. Brown (Eds.). LIEY-ProYungas. Argentina. pp. 31-40. 2006. Pacheco, S. y A. Yapur 32 INTRODUCCION La fenología es el estudio de las fases del ciclo de vida de plantas o animales y su ocurrencia temporal a lo largo del año. Los datos básicos de los estudios fenológicos en árboles incluyen registros sobre la épo- ca, duración e intensidad de una o varias fenofases como fructificación, floración y foliación. Muchos de estos estudios están orientados a establecer las relaciones entre la ocurrencia de las fenofases y las carac- terísticas climáticas, o la disponibilidad de polinizadores o dispersores. En el caso de especies forestales, la fenología de flora- ción y fructificación puede ser utilizada para determinar calendarios de colectas de semillas o de disponibilidad de frutos (Mariot et al. 2003). En cuanto a las estrategias fenológicas de las especies arbóreas, puede considerar- se un gradiente de especies caducifolias o deciduas (pierden las hojas por más de tres meses en el año), especies semicadu- cifolias (pierden las hojas por uno o dos meses) y especies perennifolias o siempre- verdes (conservan las hojas durante todo el año). En ambientes estacionales donde hay una estación de estrés por déficit hídri- co o bajas temperaturas, los árboles en ge- neral tienen una estrategia caducifolia con pérdida parcial o total del follaje. En am- bientes no estacionales, los árboles pueden retener el follaje maduro hasta la aparición de las hojas nuevas, de modo de conservar el tejido fotosintético a lo largo de todo el año. Sin embargo, la fenología puede entenderse como una respuesta plástica, y en un ambiente heterogéneo (espacial o temporalmente), algunos individuos de la población pueden comportarse en for- ma distinta, con respuestas fenológicas dependientes de condiciones ambientales particulares. Las Selvas Subtropicales de Montaña del noroeste de Argentina o Yungas, se desa- rrollan a lo largo de un gradiente altitu- dinal desde los 400 a los 3.000 m s.n.m., donde se identifican pisos altitudinales con características ambientales contras- tantes (Brown 1995a). Las especies de la Selva Pedemontana (400-700 m s.n.m.) están sometidas a temperaturas más altas y a un marcado déficit hídrico durante la estación del invierno (época seca), lo que lleva a una alta demanda evapotranspirati- va que algunas especies evitan perdiendo el follaje durante esta estación. De un total de 115 especies de árboles de las Yungas analizadas, el 60% de las especies de Sel- va Pedemontana son de régimen caducifo- lio (Brown y Malizia 2004). En la Selva Montana (700-1.500 m s.n.m.), sólo el 20% de las especies son caducifolias du- rante el invierno (Brown 1995b). En este ambiente la demanda evapotranspirativa durante el invierno es menor debido al aporte de las neblinas (Hunzinger 1995), al mayor almacenaje de agua en el suelo y a lastemperaturas generales más bajas. El estrés del invierno no es debido al dé- ficit hídrico, sino a las bajas temperaturas ya que son frecuentes las heladas y las ne- vadas. En el piso más alto de los Bosques Montanos (1.500-3.000 m s.n.m.) más del 80% de las especies son caducifolias o semicaducifolias. Esto puede deberse a las bajas temperaturas del invierno y pro- bablemente también a un mayor estrés hí- Fenología de cedro en el Parque Nacional Calilegua, Jujuy 33 drico, dado que las lluvias disminuyen por encima de los 1.200 m s.n.m. Las especies con amplios rangos de distribución, que ocurren en más de un piso altitudinal, po- drían tener comportamientos fenológicos distintos de acuerdo a su ubicación en el gradiente. Este trabajo se llevó a cabo con dos de las especies de Cedrela de las Yungas de Argentina: Cedrela balansae (cedro orán) en la Selva Pedemontana y Cedrela lilloi (cedro coya) en la Selva Montana y prin- cipalmente en el Bosque Montano. En el PN Calilegua, el rango de altura entre 900 y 1.100 m s.n.m. que corresponde a Selva Montana, puede considerarse como una zona de ecotono en la que se superponen las dos especies y representa la altura máxima en la que pueden encontrarse in- dividuos de C. balansae y la altura mínima en la que puede distribuirse C. lilloi (Ma- lizia et al. este volumen). Al encontrarse a lo largo del gradiente altitudinal, se espera que las dos especies tengan una respues- ta fenológica acorde a las características de cada ambiente. Además, es esperable que dentro de cada especie, los individuos ubicados en la zona de ecotono, tengan un comportamiento fenológico distinto con respecto a la población presente en cada piso característico. El objetivo de este tra- bajo es presentar el patrón en la produc- ción de hojas, flores y frutos de las dos es- pecies de Cedrela a lo largo del gradiente altitudinal entre 600 y 1.600 m s.n.m. METODOS Area de estudio El trabajo se realizó en el Parque Na- cional Calilegua (PN Calilegua) duran- te los años 2000 y 2001. El Parque tiene una superficie de 77.000 ha y representa principalmente el piso altitudinal de Sel- va Montana. También tiene una franja de Bosques Montanos y un parche de Pastizal de Neblina. La Selva Pedemontana ocupa sectores marginales del Parque en las áreas más bajas de ladera y pedemonte (Brown et al. 2002). Colección de datos climáticos Para obtener las características climáti- cas de los sitios de muestreo, se utilizaron datos climáticos obtenidos de la página WORLDCLIM (http://biogeo.berkeley. edu/worldclim/worldclim.html). Utilizan- do un Sistema de Información Geográfica se ubicaron puntos al azar dentro del PN Calilegua en las alturas de las estaciones de muestreo (600 a 900, 1.100 y 1.400 a 1.600 m s.n.m.). Luego se les asignaron los datos de precipitación media anual, es- tacionalidad en las precipitaciones, tempe- ratura media anual, temperatura media de verano y temperatura media de invierno. Se calculó el promedio de cada variable climática para las tres alturas. Colección de datos de fenología Se trabajó con 70 árboles de las dos espe- cies de Cedrela, distribuidos a lo largo de una transecta altitudinal (600 a 1.600 m s. n.m.), en seis estaciones de muestreo. Las estaciones de C. balansae estuvie- ron a 600, 700-900 y 960-1.100 ms.n.m. Pacheco, S. y A. Yapur 34 y las de C. lilloi a 960- 1.100, 1.400 y 1.600 m s.n.m. Las estaciones de 600 a 900 m s.n.m. se consideraron como típi- cas de la Selva Pedemontana, la estación de 1.400 a 1.600 m s.n.m. como típica de Bosque Montano y la estación de 960- 1.100 m s.n.m. se consideró como Selva Montana y un área de ecotono donde se superponen las dos especies en el PN Ca- lilegua. Mensualmente, se determinó la produc- ción de hojas, flores y frutos (fenofases) mediante índices de abundancia: 0 (0 %), 1 (1-5 %), 2 (6-25 %), 3 (26-50 %), 4 (51-75 %), 5 (76 -100 %). Los porcenta- jes se calcularon observando el total de la copa, por lo que un valor de 5 significa el 100% de la copa con la fenofase observa- da. La categoría de hojas se dividió en ho- jas nuevas (hojas en desarrollo con el ápice aún enrollado, de color verde claro), hojas maduras (hojas totalmente expandidas, de color verde oscuro) y hojas senescentes (hojas amarillentas con pérdida de folíolos individuales). La categoría de flores se se- paró en botones florales y flores abiertas. La cantidad de frutos se determinó con una sola medida por año en el mes de mayo, antes de la apertura de los frutos y disper- sión de las semillas. Debido a que no hubo diferencias entre las observaciones de los dos años, se analizó el comportamiento de cada especie en los tres sitios de muestreo usando el promedio de los dos años de ob- servaciones para cada mes. RESULTADOS Características climáticas del Parque Nacional Calilegua La estación de muestreo de Selva Pe- demontana en el PN Calilegua (600 a 900 m s.n.m.), se caracteriza por mayor temperatura media anual, de verano y de invierno y mayor precipitación media anual. En el sitio de Bosque Montano (1.400 a 1.600 m s.n.m.), los valores de temperaturas anuales y estacionales son más bajos al igual que la precipitación FIgURA 1. Características climáticas de las estaciones de muestreo en el Parque Nacional Ca- lilegua. A- Temperatura media anual, temperatura media de verano y temperatura media de invierno. B- Precipitación media anual. Fenología de cedro en el Parque Nacional Calilegua, Jujuy 35 media anual. En la zona de ecotono (960 a 1.100 m s.n.m.) los valores de tempera- tura y precipitación son intermedios (Fig. 1A y B). Fenología de Cedrela balansae La expansión foliar, la floración y la fructificación tienen el mismo comporta- miento en cuanto a tiempo de ocurrencia, duración e intensidad, en la Selva Pede- montana y en el ecotono. La diferencia entre los dos ambientes se evidencia en las fases de hojas maduras y senescentes. Los árboles de la Selva Pedemontana se comportan claramente como caducifolios ya que quedan sin hojas maduras por sie- te meses (mayo a noviembre). Las hojas senescentes se conservan hasta el mes de junio y la mayoría de los árboles pierden el follaje maduro y senescente entre julio y octubre. Algunos individuos conservan hojas senescentes, pero con un porcentaje inferior al 1% (Fig. 2A). En cambio, los árboles del ecotono no tienen un periodo sin hojas ya que pierden el follaje maduro en agosto y conservan las hojas senescen- tes hasta el momento de la expansión (Fig. 2B). La expansión foliar es sincrónica en los dos sitios (Selva Pedemontana y ecoto- no), comienza a fines de octubre y se ex- tiende hasta mediados de diciembre (Fig. 2A y B). De diciembre a abril hay hojas maduras en la Selva Pedemontana. Los árboles del ecotono tienen hojas maduras de diciembre a agosto y tienen más can- tidad de follaje. La senescencia empieza en mayo en los dos sitios. En la Selva Pe- demontana casi todos los árboles pierden las hojas senescentes en junio, pero en el ecotono los árboles las conservan hasta noviembre cuando comienza la expansión (Fig. 2A y B). La floración es igual para los dos sitios, en diciembre aparecen los botones florales y las flores están abiertas hasta enero. Los árboles de los dos si- tios produjeron frutos en los dos años de muestreo. La producción del año 2001 fue ligeramente mayor, coincidente con una mayor producción de flores. Los árboles FIgURA 2. Fenología de hojas de Cedrela balansae a lo largo del año. Cada punto es un pro- medio de los dos años de muestreo. A- individuos en Selva Pedemontana (600 - 900 m s.n.m.). B-individuos en ecotono (900 - 1.100 m s.n.m.). Pacheco, S. y A. Yapur 36 más chicos que produjeron frutos tenían 20 cm de diámetro a la altura del pecho. No hubo diferencias en la abundancia de frutos producidos por árbol (valor del ín- dice), con relación al diámetro del árbol (rango de 20 a 92 cm de diámetro). Fenología deCedrela lilloi La expansión foliar, la floración y el co- mienzo de la senescencia tienen el mis- mo patrón en el Bosque Montano y en el ecotono. La diferencia entre los dos sitios está dada por la retención de hojas madu- ras y senescentes. Los árboles del Bosque Montano se comportan como semicaduci- folios ya que pasan un corto período sin hojas hasta el inicio de la brotación en septiembre. Pierden las hojas maduras al inicio de la estación seca y conservan las hojas senescentes hasta junio (Fig. 3A). Los árboles del ecotono prácticamente no tienen un período sin hojas porque con- servan hojas maduras hasta agosto y se- nescentes hasta la expansión de las hojas nuevas (Fig. 3B). La expansión foliar ocurre desde media- dos de septiembre a mediados de octubre para los dos sitios. Los árboles del Bosque Montano tienen hojas maduras de noviem- bre a abril y los de ecotono, de diciembre a agosto. La senescencia comienza en mayo en los dos sitios y conservan hojas senescentes hasta agosto en el Bosque Montano y hasta noviembre en el ecotono (Fig. 3A y B). En el año 2000 la floración comenzó en noviembre en los tres sitios y fue abundante, pero en enero de 2001 se perdieron las flores. En el año 2001 sólo hubo flores en árboles de ecotono en el mes de noviembre, pero se perdieron en el mes de diciembre. En ninguno de los dos años hubo producción de frutos. FIgURA 3. Fenología de hojas de Cedrela lilloi a lo largo del año. Cada punto es un promedio de los dos años de muestreo. A- individuos en Bosque Montano (1.400 - 1.600 m s.n.m.). B- indi- viduos en ecotono (900 - 1.100 m s.n.m.). Fenología de cedro en el Parque Nacional Calilegua, Jujuy 37 DISCUSION Las especies de Cedrela de las Yungas tie- nen un comportamiento fenológico similar a la comunidad vegetal del piso altitudinal al que pertenecen. C. balansae en la Selva Pedemontana es una especie caducifolia con pérdida del follaje maduro y senescen- te durante tres meses en la estación seca del invierno y C. lilloi en el Bosque Montano es una especie semicaducifolia con pérdi- da del follaje maduro y senescente durante casi dos meses en la estación del invierno. En el área del PN Calilegua donde se su- perponen las dos especies en el piso de la Selva Montana (1.100 m s.n.m.), Cedrela conserva el follaje maduro y senescente hasta la expansión de las hojas nuevas, por lo que no tienen un período caducifolio. El patrón general de producción de hojas, flores y frutos de Cedrela de las Yungas es similar al descrito para Cedrela mexicana en Costa Rica (Borcher 1983) y la época de floración y fructificación es similar a Cedrela fissilis en Brasil (Mantovani et al. 2003). El inicio de la expansión foliar en las dos especies de Cedrela es sincrónico en todo el gradiente altitudinal y en los dos años de muestreo. Para C. lilloi la expansión ocurre en el mes de octubre y para C. balansae, se inicia a fines de octubre, con un pico de expansión en noviembre. Esto es coinci- dente con el trabajo de Rivera et al. 2002 que definen a C. balansae como una espe- cie de brotación primaveral, en las que la expansión es determinada por el aumento de la longitud del día cerca del equinoccio de primavera. En estas especies todos los árboles, independientemente del microam- biente en el que se encuentran, inician la expansión foliar en forma sincrónica, ge- neralmente luego de dos y tres meses sin agua. El único factor constante entre años que podría controlar un patrón así, es el fotoperíodo (Thomas y Vince-Prue 1997). Dentro de la familia Meliacea, también se ha observado una sincronía en la expan- sión en Cedrela odorata en Manaus, Bra- sil (Lammi 2001 en Rivera et al. 2002). Es probable que la expansión antes del inicio de la época húmeda, permita optimizar la ganancia fotosintética ya que las hojas es- tán expandidas al inicio de la estación de crecimiento. Esto puede ser una ventaja en ambientes estacionales con estación de crecimiento más corta. Las dos especies de Cedrela tienen hojas maduras durante la estación húmeda del verano y la senescencia comienza a fines de esta estación. Se ha propuesto que el comienzo de la senescencia a fines de la estación húmeda probablemente sea con- secuencia de una combinación entre au- mento en edad foliar y disminución del fotoperíodo, más que una respuesta al déficit hídrico (Borchert y Rivera 2001, Borchert et al. 2002). El inicio sincrónico de la senescencia en Cedrela a fines de la estación húmeda a lo largo del gradien- te, podría deberse a esta combinación de factores. Sin embargo, la retención de las hojas maduras y senescentes varía entre las dos especies y entre sitios para la mis- ma especie, lo cual sugiere una relación estrecha de la duración de esta fenofase con la humedad. C. balansae en la Selva Pedemontana es una especie caducifolia que pierde el follaje maduro durante los Pacheco, S. y A. Yapur 38 meses de la estación seca y C. lilloi en el Bosque Montano es una especie semica- ducifolia que sólo está sin hojas un mes. En la zona de ecotono (con menor déficit hídrico y temperaturas más moderadas con relación a los pisos anteriores), las dos es- pecies conservan sus hojas maduras hasta la expansión de las hojas nuevas. Es probable que en la Selva Pedemontana y en el Bosque Montano, el estrés por défi- cit hídrico y por bajas temperaturas respec- tivamente, limiten la retención del follaje. Al contrario de lo que ocurre en la zona de ecotono, donde tanto las precipitaciones como las temperaturas, son menos con- trastantes entre el periodo de crecimiento y el de reposo. En este ambiente, puede ser una ventaja para el crecimiento retener las hojas maduras. Además, la retención de las hojas senescentes hasta el momento de la brotación, permite la translocación de nutrientes hacia las hojas nuevas. Las dos especies de Cedrela producen bo- tones florales en noviembre y las flores es- tán abiertas en diciembre y enero. Los fru- tos maduran durante la estación húmeda y la apertura ocurre a comienzos de la esta- ción seca. La dispersión de las semillas es anemócora. Sin embargo, las dos especies tienen distinto comportamiento en cuanto a la edad de producción, a la cantidad y a la periodicidad de producción de frutos. C. balansae es una especie que produce flo- res y frutos todos los años. La producción puede comenzar en individuos de 20 cm de diámetro a la altura del pecho, que de acuerdo a la velocidad de crecimiento de esta especie, puede significar árboles de alrededor de 20 años. Esto es coincidente con lo observado para Cedrela fissilis en Brasil (Mantovani et al. 2003). No hay una tendencia en la cantidad de producción y tamaño del árbol, aunque los árboles que produjeron más frutos fueron los de 50 a 60 cm de diámetro a la altura del pecho. C. lilloi produjo flores en los dos años de muestreo, pero se perdieron. La falta de producción de frutos registrada en Cali- legua es un patrón regional ya que no se vieron frutos de esta especie en todo el gradiente de las Yungas desde hace por lo menos ocho años (Brown com. pers.). En el año 1997 hubo una producción abun- dante de frutos en Tucumán (obs. per.). No se sabe si esta falta de producción corres- ponde a un ciclo endógeno o a condiciones ambientales o a problemas con la polini- zación de las flores. La falta de semillas puede ser un problema en la colecta, por lo que sería importante conocer el ciclo de producción y desarrollar técnicas de con- servación de semillas. Esta especie utiliza disturbios chicos dentro del bosque para establecerse. En consecuencia, la falta de producción anual de semillas es un fac- tor limitante en la regeneración natural, ya que, su capacidad de colonización está condicionada a la coincidencia de años en los que haya producción de frutos y ocu- rrencia de disturbios adecuados en tamaño e intensidad. AgRADECIMIENTOS Este trabajo fue financiado por el progra-
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