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LA HISTORIA DEL VIENTO EN LAS CIUDADES 
 
 
 
 
 
CARLOS BUSTAMANTE OLEART 
Doctor Arquitecto 
 
 
 
 
Este documento contiene el capítulo dos de la tesis “La ciudad y el viento; 
La morfología urbana y su relación con el uso estancial del espacio público 
abierto en territorios con vientos fuertes y climas fríos. El caso de la ciudad 
de Punta Arenas, Región de Magallanes, Chile.”, dirigida por la profesora 
Ester Higueras García de la Universidad Politécnica de Madrid. La tesis fue 
leída por su autor el 1 de febrero del 2016 en la Universidad Politécnica de 
Madrid con calificación de sobresaliente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Septiembre / Octubre 2020 
 
132
2 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
Directores: José Fariña Tojo - Ester Higueras García 
Editora: María Cristina García González 
Consejo de Redacción: 
Directora: María Emilia Román López 
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Realización y maquetación: 
Maquetación: ciur.urbanismo.arquitectura@upm.es 
© COPYRIGHT 2020 
CARLOS BUSTAMANTE OLEART 
Fecha de recepción: 01/09/2020 
Fecha de aceptación: 31/10/2020 
I.S.S.N. (edición digital): 2174-5099 
DOI: 10.20868/ciur.2020.132.4510 
Depósito Legal: M-41356-2011 
Año XII, Núm. 132, septiembre-octubre 2020, 63 págs. 
Edita: Instituto Juan de Herrera 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 3 
La historia del viento en las ciudades 
The history of the wind in the cities 
DOI: 10.20868/ciur.2020.132.4510 
DESCRIPTORES: 
 
Urbanismo / ciudad / viento / morfología/ confort térmico 
KEY WORDS: 
Urbanism / city / wind / morphology/ thermal comfort 
RESUMEN: 
La relación entre el viento y las ciudades se desarrolla a lo largo de la historia de 
manera accidentada, discontinua y en varias disciplinas. En sus orígenes, el 
conocimiento del viento era más de carácter intuitivo y se basaba en la observación 
de sus manifestaciones visibles, ya sea en la lluvia, los remolinos o los elementos que 
arrastra. Estas observaciones permitieron, en diversa épocas, generar ciertos criterios 
para diseñar ciudades con principios eólicos genéricos. Con el paso del tiempo, los 
avances científicos y las nuevas tecnologías, fue posible ir avanzado en el 
conocimiento del viento. Así, diversas disciplinas como la geografía, la meteorología, 
la arquitectura y el urbanismo avanzaron por caminos separados, cada una buscando 
sus propios objetivos en relación al viento. A medida que nos acercamos al siglo XX 
empiezan a aparecer ramas de estas mismas disciplinas, como la climatología o la 
bioclimatología, sumándose también nuevas áreas del conocimiento como la 
ingeniería aeroespacial, la que se desprende la ingeniería aerodinámica para cuerpos 
romos no fuselados y cuerpos estáticos como los edificios, los puentes, etc. Todas 
estas ramas del conocimiento desarrollan caminos paralelos, pero al final del siglo XX 
y comienzos del XXI se empiezan a mezclar, compartiendo sus propios 
descubrimientos. Hoy, la necesidad de reunir estos conocimientos se torna 
fundamental para lograr un avance interdisciplinario que permita comprender la 
importancia del viento para la planificación urbana en un mundo que necesita cada 
vez más conciencia ambiental. 
4 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
ABSTRACT: 
The relationship between the wind and the cities has developed throughout history in 
an uneven, discontinuous way and in various disciplines. In its origins, the knowledge 
of the wind was more intuitive in nature and was based on the observation of its 
visible manifestations, whether in the rain, the eddies or the elements that it drags. 
These observations allowed, at different times, to generate certain criteria to design 
cities with generic wind principles. With the passage of time, scientific advances and 
new technologies, it was possible to advance in the knowledge of the wind. Thus, 
various disciplines such as geography, meteorology, architecture and urban planning 
advanced in their separate ways, each seeking its own objectives in relation to the 
wind. As we approach the 20th century, branches of these same disciplines begin to 
appear, such as climatology or bioclimatology, also adding new areas of knowledge 
such as aerospace engineering, which is derived from aerodynamic engineering for 
non-fuselated blunt bodies and static bodies. like buildings, bridges, etc. All these 
branches of knowledge develop parallel paths, but at the end of the 20th century and 
the beginning of the 21st they begin to mix, sharing their own discoveries. Today, the 
need to gather this knowledge becomes fundamental to achieve an interdisciplinary 
advance that allows understanding the importance of the wind for urban planning in 
a world that increasingly needs environmental awareness. 
* Carlos Bustamante Oleart es Doctor en Periferias, Sostenibilidad y Vitalidad Urbana por la UPM – ETSAM, Magister
en Diseño Urbano por la UPC- ETSAB y arquitecto de la Universidad Finis Terrae. Actualmente es académico de la de 
la Universidad Finis Terrae, Facultadde Arquitectura y Diseño de la Escuela de Arquitectura , Santiago, Chile, y 
de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Escuela de Arquitectura, Santiago, Chile. 
cbustamante.o@gmail.com 
CONSULTA DE NÚMEROS ANTERIORES/ACCESS TO PREVIOUS WORKS: 
La presente publicación se puede consultar en color en formato pdf en la dirección: 
This document is available in pdf format and full colour in the following web page: 
https://duyot.aq.upm.es/publicaciones 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 5 
 
INDICE 
1  INTRODUCCION ...................................................................................... 7 
1.1 La importancia del viento en las ciudades ............................................... 9 
1.2     La dificultad de estudiar el viento al interior de la ciudad .........................10 
2  EL CONOCIMIENTO DEL VIENTO EN LAS CIUDADES .................................... 12 
2.1  Las primeras civilizaciones..................................................................13 
2.2  Las Leyes de Indias (1573) ................................................................13 
2.3  Higenismo: La edad moderna (1844) ...................................................14 
2.4  Plan Cerdà (1860) .............................................................................16 
2.5  El plan Castro (1860) ........................................................................19 
2.6  Ciudad jardín (1900) .........................................................................23 
2.7  Le Corbusier y el CIAM (1933) ............................................................25 
2.8  Climatología urbana (1930) ................................................................27 
2.9  Los teóricos de las ciudades (1960) .....................................................29 
2.10  Modelos de confort (1963) .................................................................30 
2.11  La micro escala urbana ......................................................................33 
2.12  Estudio de las ciudades frías ...............................................................37 
3  CONOCIMIENTO DEL VIENTO DESDE LOS PERSONAJES E INVESTIGADORES..38 
3.1  Aristóteles (370 a. C.) .......................................................................38 
3.2  Vitruvio (siglo I a. C.) ........................................................................39 
2.3  Leonardo da Vinci (1452-1519) ...........................................................43 
3.4  Leon Battista Alberti (1485)................................................................44 
3.5  Daniel Bernoulli (1738) ......................................................................44 
3.6  Battista Venturi (1797) ......................................................................45 
3.7  Francis Beaufort (1806) ....................................................................45 
3.8  Victor Olgyay (1963) .........................................................................48 
3.9  Baruch Givoni (1969) ........................................................................49 
3.10  Timothy R. Oke (1999) ......................................................................50 
3.11  C. S. B. Grimmond (1999) ................................................................51 
3.12  Allan Konya (1980) ...........................................................................52 
6 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
3.13  Otros investigadores ..........................................................................52 
4  CONCLUCIONES .................................................................................... 54 
5  BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 56 
 
 
 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 7 
 
1. INTRODUCCION 
La relación entre el viento y las ciudades se desarrolla a lo largo de la historia de 
manera accidentada, discontinua y en varias disciplinas. En sus orígenes, el 
conocimiento del viento era más de carácter intuitivo y se basaba en la observación 
de sus manifestaciones visibles, ya sea en la lluvia, los remolinos o los elementos que 
arrastra. Estas observaciones permitieron, en diversa épocas, generar ciertos criterios 
para diseñar ciudades con principios eólicos genéricos. Con el paso del tiempo, los 
avances científicos y las nuevas tecnologías, fue posible ir avanzado en el 
conocimiento del viento. Así, diversas disciplinas como la geografía, la meteorología, 
la arquitectura y el urbanismo avanzaron por caminos separados, cada una buscando 
sus propios objetivos en relación al viento. A medida que nos acercamos al siglo XX 
empiezan a aparecer ramas de estas mismas disciplinas, como la climatología o la 
bioclimatología, sumándose también nuevas áreas del conocimiento como la 
ingeniería aeroespacial, la que se desprende la ingeniería aerodinámica para cuerpos 
romos no fuselados y cuerpos estáticos como los edificios, los puentes, etc. Todas 
estas ramas del conocimiento desarrollan caminos paralelos, pero al final del siglo XX 
y comienzos del XXI se empiezan a mezclar, compartiendo sus propios 
descubrimientos. 
Hoy, la necesidad de reunir estos conocimientos se torna fundamental para 
lograr un avance interdisciplinario que permita comprender la importancia del viento 
para la planificación urbana en un mundo que necesita cada vez más conciencia 
ambiental. Durante la segunda mitad del siglo XX, los científicos que investigaban la 
capa límite —el estrato de aire directamente afectado por la superficie de la tierra— 
descubrieron variaciones significativas en la temperatura, las precipitaciones, la 
humedad y el movimiento del aire dentro de los microclimas en zonas edificadas. 
Debido a estas variaciones, se concentraron en la capa de la atmósfera donde la gente 
vive y respira, zona que además tiene una inmediata significación bioclimática para 
la salud humana y el bienestar. 
Por otro lado, estas alteraciones microclimáticas eran evidentemente 
antropogénicas, estando directamente relacionadas con diseño de los edificios, los 
materiales y el diseño del entorno construido. El efecto climático era claramente 
visible en la escala de la ciudad. De hecho, todas las áreas edificadas aparecen en los 
mapas meteorológicos de alta resolución como islas de calor y las regiones 
metropolitanas como archipiélagos térmicos, generando, por sumatoria, el cambio 
climático antropogénico. Una vez más, la escala y la intensidad del fenómeno fue 
directamente atribuible a factores relacionados con la planificación. 
En 1947, Helmut Landsberg ofreció pruebas contundentes sobre los efectos 
adversos del diseño del entorno urbano. Él comparó desfavorablemente las 
configuraciones desérticas de los nuevos barrios residenciales norteamericanos con 
las realidades de la topografía, el viento y la orientación solar en la planificación de 
Stalingrado, en la ex Unión Soviética, concluyendo lo siguiente: 
Una de las maneras más seguras de mejorar el desempeño del individuo en 
edificios y ciudades enteras sería incorporar conocimientos microclimáticos en su 
diseño (…) Los edificios deben mezclarse armoniosamente con el paisaje visible, pero 
8 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
también deben reconocer la importancia de lo invisible en la configuración de su 
microclima. (Hebbert y MacKillop, 2011, p. 8). 
Landsberg regresó varias veces a este tema a través de una distinguida carrera 
en los más altos niveles de la meteorología en los EE.UU. y lo mismo hicieron diversos 
científicos en este campo. Entre las contribuciones más importantes en el campo de 
la climatología urbana aplicada al diseño cabe destacar la del húngaro-
norteamericanoVictor Olgyay (autor de Design with Climate, de 1963), la del inglés 
Tony Chandler (autor de Urban Climatology and its Relavance to Urban Design, de 
1976) y la de los israelíes Arieh Bitan (autor de Applied Climatology and its 
Contribution to Planning and Building, de 1984) y Baruch Givoni (autor de Climate 
Considerations in Building and Urban Design, de 1998) (Hebbert y MacKillop, 2010). 
La presencia del viento como elemento significativo en el diseño de la forma 
urbana tiene un origen basado en la observación del fenómeno climático y la manera 
en que este incide dentro de las ciudades. Por ello, al estudiar el viento debemos 
insertar los otros factores climáticos que se conjugan: el sol, las temperaturas, la 
humedad y las precipitaciones. Todas ellas son variables climáticas que funcionar 
integralmente entre sí, y que varían según factores como región, relieves, altitud, 
vegetación, etc. El estudio del clima y su relación con la ciudad se ha ido 
profundizando a lo largo de la historia en la medida en que los investigadores, sean 
estos urbanistas, geógrafos, meteorólogos, climatólogos o ingenieros, han sabido 
integrar diversos saberes provenientes de distintas disciplinas. Pese a ello, es posible 
reconocer de manera aislada cómo los conocimientos sobre el viento a lo largo de la 
historia van incidiendo significativamente en la comprensión de distintos fenómenos 
en la ciudad en sus distintas escalas. 
Las primeras disciplinas que se relacionan son el urbanismo y el diseño de las 
ciudades con el estudio del fenómeno meteorológico y climático. Los temas de 
ingeniería, en cambio, solo son incorporados a fines de siglo XX y comienzos del XXI, 
cuando se desarrolla la ciencia de la aerodinámica civil. La climatología es una rama 
relativamente nueva, y más aún la micro-meteorología, que incide directamente en 
la escala humana. Pero los avances históricos de esta disciplina provienen 
originalmente desde la meteorología, disciplina derivada de la geofísica y que busca 
comprender el fenómeno de la macro escala a nivel atmosférico. Por ello, la historia 
de la comprensión del clima y el estudio del fenómeno del viento deviene primero de 
la meteorología y luego se especializa en la climatología. La historia del diseño urbano 
y la historia de la climatología son dos campos que se desarrollan de manera paralela 
y que, pese a compartir muchos antecedentes históricos, fueron solo débilmente 
conectados en la segunda mitad del siglo XX debido a la importancia que adquirió en 
el último siglo el cambio climático (Hebbert y Jankovic 2011). En esta primera parte 
del siglo XXI se sumó a ellas la disciplina de la ingeniería vinculada a la aerodinámica 
civil. 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 9 
 
1.1. La importancia del viento en las ciudades 
 EL signo de hoy es el aire, donde la arquitectura podrán encontrar la 
trascendencia que encontró en la luz.1 
Manuel Casanueva, 1992 
 
Son numerosos los acuerdos, directrices y legislaciones que se han aprobado para 
lograr un desarrollo más sostenible del crecimiento urbano en los diversos 
continentes. En este contexto, el urbanismo bioclimático establece las claves para 
conseguir que las ordenaciones estén integradas a su entorno y se gestionen 
eficazmente los recursos que facilitan una mejor calidad de vida a sus usuarios. 
El sol y el viento constituyen dos de los factores más relevantes en el urbanismo 
bioclimático, siendo las temáticas solares las más estudiadas en todas sus escalas 
dado que el viento, por la complejidad de su comportamiento, se vuelve más difícil 
de medir y estudiar, aumentando los costos de investigación (Higueras García, 2006). 
Por este motivo, la primera motivación de esta investigación es tratar de aportar al 
avance del conocimiento del viento y, específicamente, a lo que respecta a su 
incidencia a nivel del espacio público. 
Es indudable que en la última década, y gracias a las nuevas tecnologías, se ha 
avanzado mucho en el conocimiento científico del comportamiento del viento en la 
microescala de la ciudad. Esto ha impulsado una serie de investigaciones que buscan 
desarrollar indicadores y guías de diseño urbano que permitan corregir y producir 
proyectos más sostenibles. 
Pero los avances científicos sobre el conocimiento del viento se habían 
intensificado ya en la segunda mitad del siglo XX, cuando el tema comenzó a ser 
abordado por una gran diversidad de disciplinas con objetivos muy disímiles. Por 
ejemplo, el interés agropecuario tiene relación con el comportamiento del viento 
frente a los árboles como medida de protección de los cultivos (Buck, 1970). La 
aerodinámica civil, por su parte, estudia el proceso de desprendimiento de la capa 
límite sobre los cuerpos romos para mejorar así los sistemas estructurales de los 
cuerpos edificados (Meseguer, y otros, 2007). Otras disciplinas, como la geografía y 
la climatología, estudian el comportamiento del viento a nivel territorial para localizar, 
por ejemplo, generadores eólicos, o bien estudian la ventilación urbana para mitigar 
los problemas de polución y contaminación atmosférica (Terán, 1963). Los urbanistas 
también estudian el viento dentro de los componentes del microclima urbano para 
mejorar el confort térmico (Higueras García, 2006). A su vez, la situación descrita 
generó una variedad de métodos de estudio, ya sea a través de sistemas de medición 
in situ, túneles de viento o sistemas de fluidos computacionales, o a través de cálculos 
numéricos y estadísticos del comportamiento del viento, entre otros, produciendo 
también una variedad de metodologías de análisis: mapificaciones, gráficas, 
diagramas, esquemas espectrales del comportamiento del viento, etc. 
 
1 Casanueva, M, (1991): Tesis del Arquitecto Orfebre. Proyecto Fondecyt, PUCV, Viña del mar, Chile. 
10 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
Pero todos estos estudios del viento se traducen en tres disciplinas 
fundamentales: la meteorología a través de la rama de la climatología urbana, la 
ingeniería a través de los estudios de aerodinámica y su incidencia en las 
construcciones civiles y la arquitectura tanto a nivel de proyectos como a través de 
la dimensión urbanística. En este sentido, los avances de estas disciplinas se han 
desarrollado de manera separada e inconexa en muchos aspectos dado que cada una 
de ellas busca objetivos diferentes. Pese a ello, es absolutamente posible compartir 
los resultados entre las disciplinas, lo que permite comprender mejor la dimensión 
eólica en la microescala de la ciudad. 
Este segundo aspecto se vuelve también una de las motivaciones de la 
investigación: tratar de reunir y exponer los avances de estas disciplinas, muchos de 
ellos traspasables a la dimensión urbana, optimizando y comprendiendo mejor la 
incidencia del viento en la ciudad, sobre todo para efectos del diseño de los espacios 
públicos. Los estudios de la dinámica del viento apuntan a mejorar los aspectos 
asociados al confort térmico de los espacios públicos exteriores. Asimismo, intentan 
optimizar los sistemas de ventilación urbana a través del estudio de la morfología 
urbana, incorporando aspectos de diseño que contribuyan a no obstruir el flujo del 
viento en la ciudad. 
Dicha metodología no solo construye una caracterización del comportamiento 
del viento a nivel urbano, sino también un campo de medición que permite 
parametrizar los índices apropiados de circulación del aire en los tejidos urbanos. 
Reflejo de ello es el creciente interés por los estudios urbanos de mapas climáticos 
(UCMap) (Chao, Ng, & Katzschner, 2011). Actualmente hay más de 15 países que 
están desarrollando sus propios mapas y pautas climáticas con fin de implementar 
medidas de mitigación para las prácticas de planificación local. Esto se ha logrado 
gracias a estrategias de metodologías integradasque incorporan varios métodos 
comparativos para comprender con mayor precisión el comportamiento del viento. 
Hoy en día no basta con realizar un trabajo de campo de medición y apoyarse 
simplemente en sistemas de simulación, ya que se ha detectado que estos tienen 
varios grados de error (Blocken y Carmeliet, 2004). Es por ello que la integración 
rigurosa de los métodos de análisis de las morfologías urbanas, las estrategias 
acotadas de mediciones de campo y la utilización de programas de simulación digital 
permite, en conjunto, no solo desarrollar diagnósticos más precisos, sino también 
elaborar pautas de diseño urbano que incorporen los patrones aerodinámicos. En este 
último punto radica la motivación final para aportar nuevas metodologías y plantear 
pautas de diseño desde los parámetros eólicos. 
1.2. La dificultad de estudiar el viento al interior de la ciudad 
La necesidad de avanzar en el conocimiento del viento se hace cada vez más 
fundamental. Hoy, toda la producción de conocimiento acerca del viento se centra 
básicamente en estrategias de ventilación urbana, esto es, en métodos para mejorar 
el confort térmico del microclima urbano, permitiendo con ello renovar los aires 
contaminados dentro de las ciudades. 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 11 
 
Por otro lado, también se han desarrollado investigaciones que tratan la 
comodidad peatonal a partir del fenómeno mecánico del viento. En muchos casos se 
trata de estudios en situaciones puntuales, como edificios altos o áreas donde la 
morfología urbana genera diversos fenómenos concretos como el efecto Venturi, 
entre otros (Katarzyna y Jablonski, 2004). 
El viento, en principio, es un factor complejo de estudiar. Ello se debe a diversos 
factores: El viento es muy cambiante y está sujeto a muchas variables. En su 
descenso desde la atmósfera hasta el cañón urbano va sufriendo diversas 
modificaciones, tanto en velocidad como en direccionalidad, intensidad y frecuencia. 
Por otro lado, en general los estudios sobre el microclima urbano desde 
parámetros eólicos no tienden a separarlo de otros factores como el sol, la humedad 
y la temperatura, ya que todas estas variables funcionan de manera conjunta 
incidiendo en la sensación de confort bioclimático, lo que plantea un desafío 
importante a la hora de estudiarlo. Asimismo, estudiar el viento implica costos 
elevados, ya sea en el trabajo de campo y la instalación de estaciones meteorológicas, 
como en el desarrollo de experimentos en túneles de viento. 
Por último, también se han cuestionado muchos de los métodos para medir el 
viento, las interpretaciones de los datos y su representación en simuladores o en 
modelamiento 3D, específicamente en lo que se refiere a la comprensión del 
fenómeno simultáneo de un vórtice al interior de un cañón urbano, aspecto muy 
complejo de desarrollar y generar computacionalmente. (figura1) 
Todos estos factores han generado una escasa bibliografía sobre estudios 
específicos del viento desde la disciplina urbanística, no así en lo que respecta a 
disciplinas como la climatología o la ingeniería y la rama de la aerodinámica civil de 
cuerpos romos, en las cuales, dado que es un tema en desarrollo, las investigaciones 
se presentan más en papers y actas de congresos que a través de libros. Se trata de 
material que, además, está en un alto porcentaje en inglés. 
12 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
 
Figura 1: Fluido sobre una cavidad y la evolución del esqueleto de un vórtice. Estrategias de 
representación 3D de las curvas en espiral de las trayectorias de partículas fluidas en las regiones 
vorticales. Los vórtices se originan en el borde de ataque y se mueven a través de la cavidad sobre el 
borde de salida. El vórtice consiste en partículas en espiral con grandes valores de aceleración. 
Fuente: Kasten, J., Zoufahl, A., Hege, H., y Hotz, Y. (2012). Análisis de vórtice gráficos de combinación. Magdeburg: Visión, Modelado 
y Visualización. 
2 EL CONOCIMIENTO DEL VIENTO EN LAS CIUDADES 
Los criterios de incorporación del viento en el diseño de las ciudades se inician a partir 
de las primeras civilizaciones, cuando se utilizaban parámetros más intuitivos. Con el 
correr de los siglos, las concepciones de ciudad buscan mejorar la calidad de vida de 
las personas desde diversos parámetros. El viento, que no quedaría ajeno a esta 
tendencia, es asociado a principios de ventilación, fenómeno que permite mantener 
libre de contaminación el aire dentro de las ciudades. Ya a fines del siglo XX, los 
estudios sobre el viento y las ciudades entran en una dimisión más profunda con el 
objetivo de comprender los fenómenos microclimáticos que se generan dentro de los 
cañones urbanos y cómo los diferentes cuerpos edificados aisladamente interfieren 
con la comodidad de los peatones. Actualmente, el urbanismo bioclimático, uno de 
cuyos parámetros es el viento, nos plantea de manera definitiva la incorporación de 
criterios para el diseño de ciudades más sustentables. 
 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 13 
 
2.1 Las primeras civilizaciones 
Las consideraciones del viento en el diseño de las ciudades han estado presentes 
desde las primeras civilizaciones. Algunos ejemplos registrados se refieren a la 
orientación de las calles para mejorar la penetración de la brisa del verano mientras 
proporcionan refugio contra los vientos del invierno frío. La presencia del viento era 
utilizada también para desarrollar emplazamientos estratégicos de borde mar que 
facilitaran la navegación eficaz de los barcos a vela. Pero estas primeras decisiones 
intuitivas solo se basaban en la observación general de los efectos del viento (García 
Chávez, 2005). 
Por otro lado, según explican Hebbert y Jankovic (2011), existen antecedentes 
que indican que los antiguos trazados urbanos chinos eran concebidos reconociendo 
el valor del viento, del agua y del entorno físico, lo cual también continuó en el Feng 
Shui como método de diseño. El urbanismo tradicional japonés, por su parte, también 
se basó en la comprensión de las trayectorias de viento, dando lugar al Kaze no mich, 
que significa “camino del viento”. 
2.2 Las Leyes de Indias (1573) 
El rey Felipe II de España mostró interés en los principios de Vitruvio, como se aprecia 
en las ordenanzas sobre el trazado de las ciudades en el Nuevo Mundo que emitió 
desde el palacio de El Escorial en 1573. Allí se planteaba que los sitios de las ciudades 
en América debían permitir la entrada y salida abierta a los vientos del norte y que 
era preciso que muchas construcciones y edificios se dispusieran de tal manera que 
las habitaciones pudiesen disfrutar de los aires del sur y del norte, que se 
consideraban los mejores vientos. 
Así mismo, en el medio de cada pueblo debía ser emplazada una plaza 
rectangular, de la que debían salir cuatro calles principales, una de la mitad de cada 
lado de la plaza y dos de cada esquina. Además se disponía que las cuatro esquinas 
de la plaza mirasen a los cuatro vientos principales, porque saliendo de esta manera 
las calles de la plaza no estarían expuestas a los cuatro vientos principales, lo que se 
consideraba muy inconveniente (Galantay, 1977). (figura 2) 
 
14 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
 
Figura 2: Croquis y esquema representativo de los emplazamientos urbanos europeos en America. 
Croquis (a) ilustra el uso de la cuadrícula considerando el vacío fundacional de la plaza de Armas, la cual 
tuvo varias variantes según las realidades locales. (b) Planta geométrica esquemática del modo de 
generar la trama con el vacío de la plaza fundacional. 
Fuente: Elaboración propia. 
 
Por otro lado, se sugiere que las ciudades no sean ubicadas en lugares muy altos 
porque serían molestadas por los vientos,lo que dificulta el servicio y acarreo. 
Tampoco se recomiendan lugares muy bajos porque suelen ser “enfermos”. Se 
sugiere, en cambio, que se elijan lugares medianamente elevados que gocen de los 
aires libres y, especialmente, los del norte y del mediodía. Finalmente, se especifica 
también que el hospital para los enfermos con males contagiosos se ponga de modo 
que ningún viento dañoso, pasando por él, vaya a herir a la población. Edificarlo en 
un lugar alto se considera lo mejor. 
2.3 Higenismo: La edad moderna (1844) 
En el informe de trabajo titulado “Street Canyons and Canyon Streets: the strangely 
separate histories of urban climatology and urban design”, los investigadores de la 
Universidad de Manchester Michael Hebbert y Vladimir Jankovic sostienen que si bien 
los principios Vitruvianos tendieron a tener menos importancia en el urbanismo 
europeo que las necesidades militares de resguardo y las fortificaciones, nunca se 
olvidaron por completo. De acuerdo a dichos autores, durante toda la Edad Moderna 
la ciencia médica mantuvo su interés “hipocrático” en la salud de las ciudades y su 
relación con los efectos de la topografía, los suelos, la vegetación y los vientos 
dominantes. A principios de 1800, este conocimiento científico de los sitios habría 
resurgido dado que se generó un aumento en la densidad poblacional y se hacía 
evidente que las estructuras urbanas laberínticas generaban una gran mortalidad al 
dar pie a tugurios urbanos sin ventilación (Hebbert y Jankovic, 2011). 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 15 
 
Los conceptos de Vitruvio indicaban que la disposición de las calles debía ser 
controlada en función de los intereses de la salud pública, y en Gran Bretaña sus 
principios fueron invocados por varios testigos ante una Comisión Parlamentaria que 
en 1844 debatió sobre la salud de las ciudades (Hebbert, y Jankovic, 2011.). 
Siguiendo a los mencionados autores, este movimiento sanitario tuvo valiosos 
resultados, como la generación de “espacios de respiración ", el saneamiento de áreas 
contaminadas y la creación de "agujeros de aire” sobre alcantarillados y aguas 
subterráneas. A tal punto llegó la conciencia de la necesidad de ventilar 
adecuadamente los espacios urbanos que “En una visión para mejorar los jardines 
de Piccadilly en Manchester publicada en 1836, (…) Sir William Fairbarn colocó una 
estatua de Higía, la diosa de la salud, en medio de terrazas terminadas en arcos que 
permitían el paso de aire fresco (Ver figura 3) Esta conciencia del efecto de la 
ventilación en los sistemas de la calle continuó durante el siglo XIX. Los primeros 
planificadores de ciudades en Alemania tenían discrepancias sustanciales acerca del 
correcto diseño de las calles —rectas o curvas, anchas o angostas— pero todos ellos 
se declaraban vitruvianos” (Hebbert, y Jankovic, 2011, p. 4). 
 
Figura 3: Vista en perspectiva de Bridgewater, Piccadilly, Manchester. (1836). 
Fuente: Hebbert y MacKillop. Urban Climatology Applied to Urban Planning - a knowledge circulation failure? The 
University of Manchester, 2011. 
 
16 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
2.4 Plan Cerdà (1860) 
Así, el diseño de las ciudades avanza hacia una modernización que reconoce la 
importancia de los aspectos de salubridad. El proyecto del segundo distrito de 
Barcelona es un buen ejemplo. Elaborado por el ingeniero Ildefonso Cerdá y aprobado 
luego de un polémico concurso público convocado en 1859 para la extensión de la 
ciudad, no solo dio pie a un proyecto de reforma y extensión para la urbe, sino 
también a una teoría sobre la construcción de las ciudades, las urbanizaciones y los 
equipamientos. 
Cerdá utiliza dos referencias básicas para sacar a luz su proyecto teórico: las 
condiciones de vivienda del área urbanizada y las condiciones naturales de su entorno 
inmediato. (…) ambos principios están basados en una descripción de las 
condicionantes físicas, herencia clara de la tradición hipocrática recuperada en la 
ilustración por las topografías médicas desarrolladas desde el siglo XVIII pero con 
gran impulso a partir de los años 10 y 50 del siglo XIX, y busca delimitar de forma 
concreta los problemas y las soluciones para el diseño de una nueva ciudad (Costa, 
1999, p. s. n.). 
Cuando Ildefonso Cerdá presentó su proyecto de reforma y ensanche para 
Barcelona, la ciudad estaba básicamente formada por calles estrechas irregulares y 
flanqueadas de casas demasiado elevadas (Costa, 1999). 
Con una anchura media de 4,19 metros, una orientación que desfavorecía la 
circulación de los vientos más saludables, y una altura media de 6,9 metros para los 
edificios, resultaba un cuadro de salud terriblemente desfavorable. El análisis de estas 
condiciones, se constituye para Cerdá en la base de su propuesta de reforma y 
ensanche ideales para Barcelona (Costa, 1999, p. s. n.) (figura 4) 
 [Cerdá] tiene un concepto de ciudad enferma basado en el aire que respira. 
Este es sucio, denso e impregnado de miasmas tanto para ricos como para pobres; 
todos comparten el aire podrido de la ciudad. La ciudad está enferma porque es sucia, 
y la suciedad está en el aire (Costa, 1999, p. s. n.). 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 17 
 
 
Figura 4: Croquis de viaje de la calle Pi, en Barcelona dentro del Barrio Gótico. Se puede apreciar la 
condición estrecha de las calles y su estructura laberíntica, permitiendo poca accesibilidad del viento 
dentro del tejido urbano. En Barcelona, el Garbí, viento del Sur Oeste 225º, es el viento predominante. 
Fuente: Elaboración propia. Croquis de viaje intervenido. 
Si bien es cierto que son varios los factores que finalmente dan forma al 
Eixample, el viento será uno de los relevantes. De hecho, los grandes ejes que 
articulan el Ensanche de Barcelona están definidos por la circulación de los vientos 
más saludables y la extracción de las aguas residuales (Costa, 1999). Esto demuestra 
que hay una relación concreta entre organización espacial y calidad de vida, y que 
esta está determinada básicamente por la presencia o ausencia de vientos: 
Sudoeste, ʽsiempre saludableʼ fresco y poco húmedo durante 47 días entre 
febrero y septiembre, ʽel más ventajoso de todosʼ, Noroeste, seco y sereno durante 
13 días, y los de Sureste y Nordeste húmedos pero menos frecuentes entre todos los 
de su calidad. El trazado protege así la ciudad de los vientos de ponent (ʽen verano 
causa efectos lamentablesʼ), de llevant (ʽgran humedadʼ) y mitjorn (ʽmuy incómodo 
por su humedad penetranteʼ). Por lo tanto aquello que determina las direcciones NE-
SO y NO-SE de la calles de la nueva ciudad, así como aquellas que se abrirían en el 
casco antiguo, son la posibilidad de no sólo tener un trazado regular que favorezca el 
barrido, o limpieza, natural de la ciudad, sino que éste sea realizado por los vientos 
más sanos. Realmente, según los datos que anteriormente Cerdá incluye en la 
18 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
memoria del Antepoyecto, los vientos Sur y Este, aunque más frecuentes (100 y 66 
días al año respectivamente) son húmedos con lo que considera preferible los poco 
húmedos del Sudoeste, secos del Noroeste y los húmedos pero menos frecuentes del 
Sureste y Nordeste (Costa, 1999 pág. s. n.). (Ver figura 5) 
El trazado del Eixample de Barcelona se asemeja a una red de corredores de 
aire, conformadas por la orientación y anchura de las calles; el aire sería el elemento 
fundamental para la salud de la población, y su renovación sistemática impediría la 
acumulación del peligro miasmático que podría generar el estancamiento del aire; el 
casco antiguo de Barcelona sería ventilado por dos aperturas SO-SE, por donde los 
vientos descargarían el aire viciado de la ciudad hacía el mar y hacia las montañas 
(Costa,1999). (Ver figura 6) 
 
Figura 5: Plano del trazado del Eixample de Barcelona, 1859. El casco antiguo más oscuro en 
contraposición a la estructura del nuevo trazado. 
Fuente: Cerdá. Teoría de la Construcción de las Ciudades. Cerdá y Barcelona (vol.1). Ministerio para las 
Administraciones Públicas/Ajuntament de Barcelona, 1991. 
Por otro lado, Cerdá no respeta las indicaciones de las Bases del Concurso de 
Eixample convocado en 1859, que en su punto 16º indica: 
Para la dirección de las calles deberá atenderse á los vientos reinantes, haciendo 
con que las barran las que la higiene señala como saludables, ó sean, los del Norte, 
sin que por eso se perjudique la belleza de aquellas y la comodidad de los habitantes 
(Costa, 1999, p. s. n.) 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 19 
 
 
Figura 6:Croquis del Example desde arriba de una azotea. Se aprecia como las calles se convierten en 
corredores de viento. En Barcelona, el Garbí, viento del Sur Oeste 225º, es el viento predominante. 
Fuente: Elaboración propia. Croquis de viaje intervenido. 
2.5 El plan Castro (1860) 
El 8 de abril de 1857, la reina Isabel II, mediante un Real Decreto, autoriza al Ministro 
de Fomento Claudio Moyano a que formule un Proyecto de Ensanche para Madrid. El 
18 de mayo de ese mismo año se encarga su realización al ingeniero de caminos y 
arquitecto Carlos María de Castro. “Castro procede a su redacción siguiendo las 
instrucciones que contenía el mencionado Decreto, y el 19 de julio de 1860 es 
aprobado el “Anteproyecto de Ensanche de Madrid” mediante otro Real Decreto (Área 
de Gobierno de Urbanismo y Vivienda de Madrid, 2010, p. 2). De acuerdo al 
documento elaborado por el Ayuntamiento de Madrid con motivo de la celebración de 
los 150 años del Anteproyecto de ensanche, el plan implicaba el derribo de la cerca 
que Felipe IV había ordenado construir en 1625, 
Y proponía la expansión en cuadricula por el norte, el este y el sur de la ciudad, 
en terrenos hoy pertenecientes a los distritos de Moncloa-Aravaca, Chamberí, 
Chamartín, Salamanca, Retiro y Arganzuela, delimitados por el río y las vías que hoy 
conocemos como “las rondas” (Área de Gobierno de Urbanismo y Vivienda de Madrid, 
2010, p. 2). 
En la memoria descriptiva se pueden apreciar varias consideraciones de diseño 
respecto al viento. Existe, en primera instancia, un reconocimiento de las condiciones 
climáticas del territorio aledaño a Madrid. Se comprende cómo llega el viento a la 
20 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
ciudad y a partir de ese análisis se generan principios de diseño urbano respecto al 
viento. Los datos estadísticos fueron facilitados en gran parte por el Sr. D. Antonio de 
Aguilar, director del real Observatorio Astronómico de Madrid. Respecto a la 
importancia del viento y las condiciones atmosféricas del entorno de Madrid en 
general, el plan señala lo siguiente: 
Ese fluido, con referencia a la localidad de Madrid, es el primero que necesitamos 
conocer para determinar la influencia que en sus condiciones de salubridad ejerce, 
asociándose con otras causas provenientes de su situación geográfica y topográfica, 
de su altura sobre el nivel del mar y de la distancia a que se haya colocada de las 
montañas vecinas. Reunamos pues estos datos sin cuyo conocimiento mal 
pudiéramos llegar a resolver con acierto el complejo problema que se nos presenta. 
Deduzcamos de ellos los principios que han de guiarnos en el estudio del proyecto de 
ensanche de Madrid que se nos ha confiado y procuremos por medio de su 
conocimiento dar a la nueva población condiciones higiénicas y de salubridad que hoy 
ciertamente no tiene. (Castro, 1860, p. 24). 
 
 
Figura 7: Croquis calle Cava de San Miguel, Madrid. calle lateral a la Plaza Mayor. Los vientos dominantes 
son los de SW, siguiéndole los del NE con escasa diferencia. 
Fuente: Elaboración propia. Croquis de viaje intervenido. 
 
Entre las consideraciones generales sobre el terreno de los alrededores de 
Madrid, el plan describe los vientos, señalando que: 
Cuando a los vientos del S. y S. 0. que son gruesos, húmedos y muy 
convenientes a la respiración, suceden repentinamente los del N. y N. E. que están 
muy cargados de oxígeno y son dañosos al pulmón, las enfermedades agudas se 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 21 
 
aumentan considerablemente llevando el luto a las familias y dando a Madrid la 
apariencia de una población mal sana cuando tantos elementos de salubridad posee. 
Por fortuna, si bien los cambios de temperatura son bruscos, los vientos del N. y N. 
E. reinan solo en pocos días del año, de manera que los fríos más intensos son de 
corta duración y suelen tener lugar por intervalos, alternando con ellos las lluvias y 
algunas veces las nieves, que dulcifican la rigidez de los hielos que aquellos vientos 
traen consigo en el invierno y también en la primavera” (Castro, 1860, p. 26). (figura 
7) 
 
Figura 8: Plan Castro sobre el Proyecto de Ensanche para Madrid. (1860). En rojo podemos ver la 
propuesta del ensanche en contraposición al casco histórico de Madrid. 
Fuente: 150 Aniversario del Ensanche de Madrid. Área de gobierno de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento de Madrid. 
Más adelante, el plan enfatiza la importancia del conocimiento de los vientos, 
aventurando una explicación acerca del modo en que se producen: Los fenómenos 
atmosféricos que más conviene conocer en una localidad en que se trata de asentar 
una nueva población por la gran influencia que pueden ejercer sobre sus condiciones 
de salubridad son los meteoros aéreos en lo que relación tiene con la dirección, 
velocidad y circunstancias de los vientos reinantes o más constantes del país. Sabido 
es que los vientos son producidos por un rompimiento del equilibrio en cualquiera 
22 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
parte de la atmósfera a consecuencia de una diferencia de temperatura entre las 
comarcas vecinas. (Castro, 1860, p. 40). 
Como conclusiones del clima de Madrid, Castro señala: Aunque variable y 
destemplado en todas las estaciones del año, como consecuencia de la inconstancia 
de los vientos (…) es, sin embrago apacible en los otoños, sereno en gran parte de 
los inviernos (…) caluroso sin exceso en los veranos (…); por último las primaveras 
son las estaciones más crudas del año. (Castro, 1860, pp. 53-54). 
Entre los factores que determinan las condiciones climáticas de la capital, el plan 
reconoce que: La falta de arbolado en sus cercanías (…) es la causa principal de la 
inconstancia del clima de Madrid y de la gran sequedad de su atmósfera, razón por la 
que nos complacería ver aumentarse de día en día las alamedas, los parques, los 
jardines y bosques en el interior de la población. (Castro, 1860, p. 54). 
Castro señala que es posible modificar algunas de las circunstancias que 
determinan las condiciones climáticas de Madrid: Lo cual podría conseguirse en la 
dirección de las calles, desenfilándolas de los vientos más nocivos o menos a propósito 
para la salud, proyectando arbolados en estas y en las plazas que mitiguen los ardores 
del sol en el estío y mantengan en la atmósfera una humedad constante conveniente 
a la respiración, no dando grande altura a los edificios aun en las más anchas calles 
para no privarlas de la luz y del aire tan indispensables a la vida. (1860, p. 55). A la 
luz de los estudios y antecedentes recopilados, Castro desarrolla un plan que define, 
entre otros aspectos, las calles (su dirección, sus órdenes y anchos, así como sus 
perfiles longitudinales y transversales) y su pavimento, siempre insistiendo en la 
relevancia del viento. 
El señalamiento de los ejes de las calles en un proyecto de edificación y más aún 
en el de ensanche de una ciudad preexistente, es el más difícil problemaque se 
presenta al ingeniero encargado de tal proyecto y de cuya buena o mala resolución 
depende, por decirlo así, las bondades o desventajas de la población que trata de 
edificarse. Fuerza es tener en cuenta la dirección de los vientos reinantes en la 
localidad para evitar en lo posible la enfilación de aquellos que puedan ser nocivos a 
la salud (Castro, 1860 pág. 136). 
Finalmente, otro aspecto fundamental que Castro relaciona directamente con el 
viento es el sentido de las plazas, jardines y parques. Entre las razones que esgrime 
para considerarlas destaca que: Las que tiene relación con la salubridad y la higiene 
pública son indudablemente de mayor peso para probar la necesidad de las plazas, 
de los jardines y de los parques. Pueden considerarse estos grades espacios vacíos 
de edificación, como extensos depósitos de aire que sirven para alimentación y 
renovación del de las calles que a ellos afluyen por efecto de las corrientes que se 
establecen a lo largo de estas a causa de su menor anchura comparada con la de 
aquellos (Castro, 1860, p. 152). Como hemos visto a través de estas extensas citas, 
Carlos María de Castro asigna un papel muy importante al viento en el proyecto de 
ensanche de Madrid. (figura 9) 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 23 
 
 
Figura 9: Croquis de viaje en Madrid de la calle Serrano. Los vientos dominantes son los de SW, 
siguiéndole los del NE con escasa diferencia. 
Fuente: elaboración propia. Croquis de viaje intervenido. 
2.6 Ciudad jardín (1900) 
Robert Owen en 1817 y Charles Fourier en 1843, entre otros, intentaron materializar 
una ciudad integrada a la naturaleza (denominada “ciudad jardín”). Sin embargo, el 
esquema estaba tan alejado de la realidad que no tuvo éxito esperado (Higueras, 
2006). 
La industrialización y el transporte propiciaron la aparición de aglomeraciones 
vinculadas a las estaciones de ferrocarril, aunque con frecuencia sin control espacial, 
social o higienicosanitario, frente a ella la respuesta de la ciudad jardín planteaba 
estructuras residenciales autónomas, relacionadas con el campo y con el equilibrio 
entre zonas residenciales, industriales y equipamiento urbano. (Higueras, 2006, p. 
40). 
Los postulados teóricos de la ciudad jardín fueron llevados a la práctica por 
Raymond Unwin y Barry Parker en Letchworth (1904), quienes buscaron la íntima 
relación entre lo urbano y lo rural. 
Si bien es cierto que la relación con el viento no fue declarada explícitamente en 
los principios de la ciudad jardín, era evidente que la relación entre las vivienda y la 
altura de la ciudad permitía que esta se ventilara no en un sentido vertical, sino a 
través de los vientos transversales, rasantes a la ciudad, generando una sensación 
de apertura a lo rural. 
El modelo de ciudad jardín en sus múltiples variaciones, dada su baja densidad, 
permitía un balance entre naturaleza y espacio verde en la ciudad. Los trazados de 
las calles generalmente seguían las curvas de nivel y, gracias a las distancias entre 
fachadas, favorecían a un buen asoleamiento y una buena ventilación. Esto era 
24 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
potenciado por una estructura de espacios abiertos, tanto al interior de las manzanas 
(patio) como en su estructura urbana. (figura 10) 
 
Figura 10: Croquis de una calle en la comuna de Providencia, Santiago de Chile. Tipología urbana 
desarrollada bajo el concepto de ciudad jardín. Permitiendo desdibujar los límites de lo público y privado 
a través de los espacios verdes de los patios frontales de las casas y la vegetación presente en los 
espacios públicos. Permitiendo generar un filtro difusor de los vientos. 
Fuente: Elaboración propia. Croquis de viaje intervenido. 
El urbanista británico Ebenezer Howard intentó materializar estos principios de 
ciudad jardín (figura 11). La ciudad que proponía Howard hacía que sus habitantes 
vivieran en una especie de campo-ciudad, con una clara visión sobre las ubicaciones 
de las fábricas, como puede apreciarse en este párrafo de la novela de William Morris 
titulada Noticias de ninguna parte: Las fábricas de jabón, con sus altas chimeneas 
vomitando negro humo, habían desaparecido, los talleres de metalurgia, las 
fundiciones de plomo, las tenerías, todo había desaparecido, y el viento de Oeste no 
traía de Thorneycroft ningún ruido de las máquinas y de los martillos de la fábrica de 
clavos (Morris, s. f.). 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 25 
 
 
Figura 11: Parte del plano de la ciudad Jardín del urbanista británico Ebenezer Howard. Con una 
estructura circular con amplios espacios para la ventilación natural. 
Fuente: Ebenezer Howard- Jardín Ciudades del Mañana (Londres, 1902. Reproducido, editadas con un prefacio de FJ Osborn y un 
ensayo introductorio por Lewis Mumford (Londres:. Faber and Faber, [1946]): 50-57, 138- 147. 
2.7 Le Corbusier y el CIAM (1933) 
Como observan Hebbert y Jankovic, a partir de 1900, el desarrollo de la bacteriología 
y la teoría de los gérmenes abren un nuevo debate público sobre la salud en torno a 
la infección, vinculando los espacios cerrados y pocos ventilados con las condiciones 
insalubres (s. f.). En este sentido, las “calles corredor” de fachada continua 
comenzaron a parecer poco higiénicas en comparación con torres y placas de 
inspiración modernista, que se alineaban libremente en los lotes (Hebbert y Jankovic, 
2011). No en vano, la base principal para el influyente existenzminimum del diseño 
racionalista desarrollado por la Bauhaus era la vivienda individual que se orientaba 
de acuerdo a la luz solar (Hebbert y Jankovic, 2011). 
Los arquitectos del movimiento moderno fueron los primeros que mostraron su 
preocupación por conseguir que las viviendas fueran soleadas, y para eso diseñaron 
edificaciones bajo criterios helio térmicos. La crítica situación higiénica de las 
ciudades, altamente densificadas, provocaba importantes epidemias y enfermedades 
que no conocían fronteras. Frente a esta situación, surgió una reflexión teórica y 
práctica acerca de la necesidad de que las viviendas dispusieran de buenas 
condiciones de soleamiento y ventilación, y de este modo mejorar las condiciones 
higiénicas y sanitarias. (Higueras, 2006, p. 47). 
26 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
 
 
Figura 12: Croquis de la Rue de Monttessuy de la ciudad de París. Se aprecia el contraste entre las calles 
estrechas y discontinuas con carencia de ventilación versus el contexto inmediato de la torre Eiffel y la 
amplitud de su entorno. 
Fuente: Croquis elaboracion propia y Fotografia de Google Earth en 3D. 
Siguiendo a Hebbert y Jankovic, el título mismo de la controvertida Ville 
Radieuse, diseñada por Le Corbusier en 1933, indicaba una ciudad diseñada para 
capturar la luz solar, aprovechando así el potencial higiénico del sol; y la Carta de 
Atenas, redactada con motivo del IV Congreso de Arquitectura Moderna (CIAM) 
celebrado a bordo del Patris II en 1933 en la ruta Marsella-Atenas-Marsella (publicada 
en 1942 por Le Corbusier y José Luis Sert), puede ser vista como un intento de 
reconciliar lo que Le Corbusier llamó “las cuatro funciones de la ciudad” (vivienda, 
trabajo, recreación y tráfico) con “las tres imperiosas necesidades” (suficiente 
espacio, sol y ventilación) (Hebbert, y Jankovic, 2011). (figura 13) 
Las hipótesis climatológicas de Corbusier y el CIAM tuvieron sus opositores. 
Bruno Taut desafió a Le Corbusier en 1937, criticando la producción de esquemas 
idénticos para todas las latitudes, con independencia de la temperatura y la humedad. 
Gaston Bardet mostró cómo las sombras proyectadas por las torres de la Ville 
Radieuse crearían una villa sombría y con un clima cavernoso. (Hebbert y Jankovic, 
2011, p. 5). 
La Carta de Atenas mencionados veces la importancia del viento para el diseño 
de las nuevas ciudades. En la segunda parte del documento, que analiza el estado 
actual de las ciudades, señala lo siguiente: Las construcciones aireadas (viviendas 
acomodadas) ocupan las zonas favorecidas, al abrigo de vientos hostiles, con vistas 
seguras y graciosos desahogos sobre perspectivas paisajistas: lago, mar, montes, 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 27 
 
etc., y con abundante exposición al sol. (Le Corbusier y Sert, 1942, apartado 14).Y 
también en la segunda parte, esta vez en el ítem de exigencias, la carta señala que 
En lo sucesivo, los barrios de viviendas deben ocupar Ios mejores emplazamientos en 
el espacio urbano, aprovechando la topografía, teniendo en cuenta el clima y 
disponiendo de la insolación más favorable y de los espacios verdes oportunos. (…) 
Hay que buscar simultáneamente las mejores vistas, el aire más salubre teniendo en 
cuenta los vientos y las brumas, las vertientes mejor orientadas. (Le Corbusier y Sert, 
1942, apartado 23). En ambos casos, el viento es considerado un elemento de 
oxigenación de la ciudad y de protección. Cabe hacer notar que no hay vínculos con 
estrategias de modelamiento del espacio urbano a partir del viento. 
 
 
Figura 13: Ville Radieuse Le Corbusier 1933. Amplios espacios de asoleamiento y ventilación. 
Fuente: Merin, Gili. "Clásicos de Arquitectura: Ville Radieuse / Le Corbusier" [AD Classics: Ville Radieuse / Le 
Corbusier] 
2.8 Climatología urbana (1930) 
A mediados del siglo XX, la búsqueda de ciudades mejores y más confortables era 
una preocupación teórica, existiendo el interés concreto de encontrar maneras a 
través de las cuales el diseño pudiese repercutir en una mejor calidad ambiental y un 
mayor confort, articulando la habitabilidad con diversos aspectos ecológicos. 
La conciencia de la climatología urbana se registró por primera vez a mediados 
del siglo 18, cuando los exploradores informaron que fueron testigos de las diferencias 
de temperatura del aire entre la ciudad y el campo (…) (Emmanuel, 2005). Más 
adelante en el siglo 19 y a comienzos del siglo 20, los estudios sobre las 
modificaciones climáticas urbanas inadvertidas y refrigeración radiativa, así como el 
desarrollo de instrumentos para la investigación del clima se llevaron a cabo 
(Landsberg, 1981) (Kim, 2014, p. 11). 
28 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
En cuestión de treinta años aparecen la primera síntesis sobre el clima urbano 
de Kratzer, que data de 1937, y el completo estudio de Chandler, de 1965. Junto con 
ello, investigadores como Kopper (en 1936) y Beoford (en 1950) desarrollan los 
primeros estudios de climatología urbana. En 1950, por su parte, se incorpora el 
cálculo computacional en las predicciones atmosféricas. 
J. E. Aronin publica en 1953 su libro Clima y arquitectura, en el que aparece un 
gráfico sobre los índices de rugosidad urbana en tres niveles. Este esquema será el 
que se utilice hasta hoy para referirse a la incidencia de la rugosidad urbana de alta 
densidad, así como a la zona rural y a la extensión de mar como área de baja 
rugosidad. El esquema busca explicar lo que tarda el viento en recuperar los 100 
kilómetros por hora según la altura. (figura 14) 
 
Figura 14: Gráfico de J.E. Aroin sobre los índices de rugosidad urbana. 
Fuente: Elaboracion propia. 
Además, sugiere la disposición de áreas verdes a barlovento para reducir la 
fuerza de los vientos, la ubicación estratégica de los parques y jardines para conseguir 
ventilación, aireamiento y calentamiento en general. En su libro Aronin recomienda, 
además, que las grandes vías se orienten perpendicularmente al viento reinante y los 
caminos menores paralelos a este. 
Por otra parte, los avances en la climatología científica impulsada por las 
necesidades de la aviación estaban descubriendo la complejidad del microclima 
asociado a capas de inversión, convección y movimiento turbulento. Todo esto tuvo 
una gran influencia en el diseño del entorno construido. A mediados del siglo XX, 
escribiendo sobre el clima en relación con la planificación, Eva Taylor observó que la 
microclimatología científica, entonces en su infancia, sería importante para la práctica 
del urbanismo: ʽLos planificadores deben conocer los resultados de estas nuevas 
investigacionesʼ, argumentó ella. (Hebbert, y Jankovic, 2011, p. 5). 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 29 
 
2.9 Los teóricos de las ciudades (1960) 
Para Hyungkoo Kim, los arquitectos y urbanistas de la segunda mitad del siglo XX 
inician una reflexión teórica sobre la habitabilidad de las ciudades influenciados por 
los trabajos seminales de Kevin Lynch (1962, 1981) y Jane Jacobs (1961), 
interesados en la manera en que la ciudad funciona para sus habitantes, así como en 
hacerla más confortable y agradable (Southworth, 2003)” (Kim, 2014, p. 11). 
El diseño de los espacios públicos debía proporcionar comodidad y seguridad al 
usuario. Siguiendo a Kim, para los investigadores estas condiciones estaban 
asociadas con valores adicionales en los que ellos hacían énfasis, como la calidad 
peatonal y la vitalidad (Jacobs y Appleyard, 1987; Lynch, 1981; Southworth, 2003) 
(Kim, 2014, p. 11). 
 
Con respecto al microclima como el sol, el viento y el ruido, destacan su 
importancia en la promoción de la calidad de los espacios urbanos al aire libre, ya que 
afectan a la comodidad y al comportamiento de las personas que caminan, están de 
pie o permanecen sentadas (Lynch, 1962; Marcus y Francis, 1998; Whyte, 1980, 
1988) (Kim, 2014, p. 11). 
 
La habitabilidad que buscaban los teóricos mencionados por Kim, radicaba en 
proporcionar a los peatones niveles adecuados de confort al aire libre, por ello 
estudiaron varias dimensiones de forma urbana, incluyendo tamaños de bloques, 
tamaños de espacios abiertos, así como los anchos de las calles y los lineamientos, la 
masa de las construcciones y su espaciamiento y la altura de los edificios, que debían 
estar consideradas en el diseño urbano (Bosselmann, 1998, 2008; Gehl y Gemzøe, 
2004; Gehl, 1987, 2010). (Kim, 2014, p. 11). 
Por otro lado, también hicieron contribuciones a la climatología urbana los 
teóricos de la ecología, quienes, Iniciados por Ian McHarg (1962), tratan de integrar 
el medio ambiente natural con el diseño urbano y promover el espacio urbano 
ecológicamente sustentable (Van der Ryn y Calthorpe, 1.986; Van der Ryn & Cowan, 
1996). Se acercan al microclima como un elemento crucial que debe ser considerado 
en el diseño del entorno construido y se centran en el efecto de diversas formas 
urbanas en el movimiento del aire, la cantidad de luz solar que recibe la ciudad, la 
vegetación y la isla de calor urbano. También sugieren formas alternativas de diseño 
ecológico que mitiguen situaciones microclimáticas desfavorables y argumentan que 
la orientación de los edificios, las calles y los parques se puede utilizar para canalizar 
las brisas deseadas y bloquear los vientos no deseados, así como para capturar el 
calor o reducir su absorción (Hough, 1984, 2004; Spirn, 1984). (Kim, 2014, p. 11). 
(figura 15) 
30 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
 
Figura 15: Esquema de corte de un Parque y su capacidad de filtrar el viento. 
Fuente: Elaboración propia. 
2.10 Modelos de confort (1963) 
Con el propósito de generar nuevos cambios en el confort térmico de las ciudades que 
fueran más allá de un tema fenomenológico del espacio urbano se comienza a 
configurar un grupo de investigadores que buscan definir un modelo científico de 
confort térmico que incorporara criterios energéticos que permitieran al cuerpo 
humano estar climáticamente equilibrado en la ciudad. 
Uno de los pioneros fue Victor Olgyay, quien desarrolló en 1963 el GráficoBioclimático (ver figura 16) que delinea un rango de confort determinado por la 
humedad relativa, la temperatura, la radiación y la velocidad del viento. Olgyay fue 
seguido por Givoni, quien sugirió en 1976 el Gráfico Bioclimático Edilicio, el que junto 
con definir un rango de confort tiene en cuenta la refrigeración pasiva por ventilación, 
la masa térmica, la refrigeración por evaporación y la energía solar pasiva. Ambos 
generan la base de una serie de investigaciones sobre el confort térmico y a través 
de sus diagramas permiten avances en la evaluación de las condiciones apropiadas 
de las envolventes térmicas que rodean al espacio, tanto privado como público. 
Con respecto al confort térmico al aire libre, el Índice de Viento Helado, que 
refleja la disminución en la percepción de la temperatura del aire debido al viento, se 
ha desarrollado desde la década de los cuarenta (American Society of Civil Engineers 
Task Committee on Outdoor Human Comfort, 2004). Más recientemente, Hoppe y 
Mayer (1987) y Mayer y Hoppe (1987) desarrollaron el Physiological Equivalent 
Temperature (PET), que se define como la temperatura del aire de un entorno 
imaginario (presión de vapor de agua = 12 hPa —o la humedad relativa = 50%), la 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 31 
 
velocidad del aire = 0,1 m / s; y la temperatura del aire iguala a la temperatura 
radiante), en la que la pérdida total de calor de la piel de una persona imaginaria 
(metabolismo de trabajo 80 W de actividad ligera, más el metabolismo de base y 0,9 
clo) es igual a la de aquellos que están afuera. Utilizando un modelo de balance de 
calor para calcular el índice, PET permite a una persona comparar los efectos 
integrales de condiciones térmicas complejas exteriores e interiores (Hoppe, 1999). 
(Kim, 2014, p. 15). 
 
Figura 16: Carta bioclimática de Olgyay. 
Fuente: Victor Olgyay. Arquitectura y clima: manual de diseño bioclimático para arquitectos y urbanistas. Gustavo Gili, 2004. 
Ya a fines del siglo XX, la climatología urbana y el diseño urbano han ido 
comprendiendo cómo la construcción y el ambiente urbano afectan al clima, buscando 
con ello crear un ambiente “confortable” (Tornero, et al., 2006). 
El enfoque habitual del diseño urbano es el bioclimático, con una aproximación 
empírica, mientras que la climatología urbana se ha centrado en la modelización de 
los procesos físicos para determinar el ʽefecto urbanoʼ, casi siempre sin propuestas de 
diseño (Eliasson, 2000; Mills, 2006). El punto de unión entre ambas disciplinas, el 
ʽdiseño urbano bioclimático. (Tornero, y otros, 2006, pp. 161-162). 
Otra línea de investigación que comenzó a desarrollar la ingeniería aerodinámica 
civil, y que lleva más de 30 años de investigación, indaga el patrón de flujo del viento 
alrededor de los edificios. Se trata de un tema complejo de estudiar por la 
multiplicidad de variables que se debe considerar. Un estudio integral centrado en 
las características del flujo del viento alrededor de los edificios a nivel peatonal lo 
32 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
realizaron Blocken y Carmeliet en 2004 (Tsang, y otros, 2009). Como ya hemos 
explicado, desde mediados del siglo XX se ha estudiado significativamente el confort 
humano y su relación con el espacio abierto. 
“Desde los años sesenta, el confort humano al aire libre ha recibido una 
significativa atención. Estudios de viento a nivel peatonal en el entorno de edificios 
idealizados se llevaron a cabo con el objetivo principal de identificar las condiciones 
molestas causadas por los fuertes vientos cerca de los edificios (Wiren 1975, 
Stathopoulos and Storms 1986, Uematsu 1992, Jamieson et al. 1992, Stathopoulos 
and Wu 1995, To and Lam 1995, Blocken et al. 2007, 2008). 
En esos estudios fueron investigados los efectos de las características de 
edificios, tales como las dimensiones, forma, separación entre edificios, orientaciones 
de grupos de edificios y el cañón de la calle, de los que se han desarrollado sistemas 
expertos basados en el conocimiento (Stathopoulos et al. 1992, Visser et al. 2000)” 
(Tsang, y otros, 2009, p. 2). 
Los efectos que se generan por el paso del viento entre las construcciones 
dependen de la dimensión de los edificios, su altura, su separación y sus 
orientaciones, así como de la forma del cañón urbano. La disposición arbitraria de 
edificios genera zonas de intensidad y distintos tipos de vórtices, afectando no solo a 
peatones y a su confort térmico, sino también a configuraciones de árboles e incluso 
al tráfico (Klemm y Jablonski, 2004). 
Los efectos del viento en la gente pueden ser la causa de condiciones incómodas 
o incluso peligrosas. Vientos firmes pueden interferir con las actividades de las 
personas, afectando su equilibrio, exigiendo un aumento de la energía requerida para 
caminar y afectando el rendimiento. (…) Las condiciones del viento cerca de las 
esquinas de los edificios pueden ser peligrosas debido a cambios muy bruscos en la 
velocidad y dirección del viento. Un aumento repentino de la velocidad del viento de 
15 m/s o más puede ser suficiente para desequilibrar a la gente. (figura 17) 
Los edificios altos están particularmente sometidos al efecto del viento. Por lo 
tanto, la información sobre los patrones de flujo del viento alrededor de los edificios 
puede ser muy útil para arquitectos y urbanistas. 
Arquitectos contemporáneos, diseñadores e ingenieros deben prestar más 
atención a la creación de edificios más cómodos (…). Los diseñadores urbanos y los 
planificadores requieren datos detallados del flujo del viento alrededor de los edificios, 
en las calles y en las plazas para garantizar la comodidad de los peatones y la 
ventilación adecuada de las urbanizaciones y de toda la ciudad. Aplicar la simulación 
numérica permite predecir y evaluar las condiciones del viento en el medio ambiente 
urbano (Klemm, y Jablonski, 2004, p.1). (figuras 18 y 19) 
Estas investigaciones dirigidas por ingenieros están aún en desarrollo, existiendo 
muchos vacíos en la literatura científica, lo que impide avanzar en estos temas. Pese 
a ello, ya se consideran varias investigaciones como hechos científicos demostrables. 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 33 
 
 
Figura 17: Imagenes del fenómeno del viento en edificios altos y su impacto a nivel peatonal. 
Fuente: Outdoor Human Comfort and Its Assessment Task Committee on Outdoor Human Comfort – ASCE. 2004 – p. 2. 
 
2.11 La micro escala urbana 
Los avances sobre los estudios del microclima urbano desarrollado en el cañón urbano 
van teniendo un desarrollo paralelo a las investigaciones sobre la isla de calor, dos 
escalas antagónicas. 
En el caso de los efectos microclimáticos de los cañones urbanos se estudia el 
almacenaje de calor (Asaeda et al., 1996), las velocidades del viento (Paul y Sieh, 
1986), la relación entre la cinemática de los flujos y la dispersión (Hoydysh y Dabbert, 
1988), su aplicación a la dispersión de contaminantes (Yamartino y Wiegand, 1986; 
Ng, 2006), la estabilidad atmosférica (Nakamura y Oke, 1989) y, por supuesto, los 
balances de energía” (Tornero et al., 2006, p. 165). Se trata aun de investigaciones 
básicas acerca de la forma en que la ciudad modifica los parámetros meteorológicos. 
Pero también se ha ido pasando a temas más específicos como “los efectos de vórtice 
inducidos por la orientación de las calles respecto al viento (Santamouris et al., 1999)” 
y como estos se aplican a la dispersión de los contaminantes (Tornero et al., 2006, 
p. 165). (figuras 19 y 20) 
En general, las investigaciones sobre el microclima urbano y su relación con el 
confort térmico, en las cuales el viento es un elemento importante en espacios 
abiertos, son mucho más complejas que las de espacios cerrados. Pese a ello son 
numerosas las investigaciones que se han generado desdecomienzo de siglo XXI, en 
las que se constata que “los límites térmicos del confort son mayores en espacios 
abiertos que en cerrados (Höppe, 2002; Spagnolo y Dear, 2003a, etc.). Las 
adaptaciones espontáneas en el grado de vestimenta, actividad, exposición, etc., son 
una de las causas, aunque no la única, de esta disfunción” (Tornero et al., 2006, p. 
166). 
 
34 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
 
Figura 18: Efecto del flujo del viento en cuerpos cúbicos aislados de diversos anchos y alturas. Dos 
elementos cúbicos de distintas alturas (a-b, c-d) y la representación de los flujos de viento a barlovento 
y sotavento. Y un tercer elemento tipo bloque horizontal ( e ). La diferencia radica en los vórtices de los 
flujos al pasar por los bordes de los cuerpos y la aceleración descendiente a sotavento en los cuerpos 
verticales. 
Fuente: Elaboración propia. 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 35 
 
 
 
 
 
 
Figura 19: Ejemplos del comportamiento del viento dentro el cañón urbano. Representaciones de los 
flujos de viento dentro del cañón urbano dependiendo del ángulo de ataque (dirección del viento) y su 
modo de activar la cavidad del cañón urbano. 
Fuente: Elaboración Propia 
36 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
 
Figura 20: Visión en corte según distancia de edificaciones del comportamiento del viento en la micro 
escala urbana. 
Fuente: Elaboración propia. 
Como señalan Tornero, Cueva Pérez y Gómez, habitualmente estas 
investigaciones utilizan dos tipos de evaluaciones in situ, las mediciones de los 
parámetros atmosféricos y la aplicación de cuestionarios simultáneos. La percepción 
y, consecuentemente, el uso de los espacios abiertos está muy influenciado por las 
condiciones microclimáticas (temperatura del aire, humedad, velocidad del viento, 
flujos de radiación), así como por parámetros personales (…). En su estudio de la 
percepción del confort en un espacio abierto de Lisboa, [Oliveira y Andrade] 
encuentran que las personas se sienten confortables a temperaturas mucho más altas 
que las consideradas normales en los modelos de confort. También observan que la 
temperatura del aire es muy difícil de percibir, en parte porque es modificada por el 
efecto del viento. También se presentan dudas en la percepción de la humedad 
relativa y la radiación solar, mientras que el viento es la variable más intensamente 
percibida (Oliveira y Andrade, 2007) (Tornero, et al., 2006, p. 167). 
Tornero, Cueva Pérez y Gómez, citan un estudio de Eliasson et al. sobre la 
relación entre el clima y el comportamiento en el espacio público abierto (desarrollado 
en 2007 en una ciudad nórdica, Gotemburgo, Suecia), cuyos autores “confirman la 
hipótesis de que el tiempo atmosférico y el microclima tienen una significativa 
La Historia del viento en las ciudades – Carlos Bustamante Oleart 37 
 
influencia en dos de los tres componentes de un lugar, el funcional y el psicológico” 
(Tornero et al., 2006, p. 167). 
En el campo del componente funcional encuentran una clara relación entre las 
temperaturas y la afluencia de visitantes a los lugares públicos, así como con cielos 
claros y vientos débiles, al igual que otros autores en estudios en Escandinavia. No 
obstante pueden encontrarse grandes diferencias entre diversas ciudades europeas, 
tal como muestra el proyecto RUROS (Nikolopoulou y Lykoudis, 2006) (Tornero et al., 
2006, p. 167). Siguiendo a Tornero et al., dentro de estos estudios (específicamente 
uno desarrollado por Walton et al. en 2007) se determinó que el factor que mejor 
predice la adaptabilidad son las ráfagas máximas de viento y que el menos importante 
serían los factores de temperatura (Tornero et al., 2006, p. 167). 
2.12 Estudio de las ciudades frías 
La climatología, y en especial el clima urbano, buscan comprender el comportamiento 
climático al interior del cañón urbano. Por otro lado, la bioclimatología estudia la 
medida y el balance energético apropiado para que los seres vivos, en este caso “el 
ciudadano”, sientan confort en el espacio público. Finalmente, el diseño urbano, a 
través de soluciones arquitectónicas o urbanísticas en las cuales el viento es una 
variable fundamental, es el encargado de este balance energético. En este sentido, 
dentro de la amplia gama de ciudades y climas encontramos tres tipos de ciudades 
básicas: las frías, las cálidas y las húmedas. Dado que la mayoría de las ciudades se 
encuentra entre las cálidas-secas y las cálidas-húmedas, las ciudades frías han sido 
las menos estudiadas. 
 Las ciudades frías y mixtas frías son aquellas en las que el mayor grado de 
disconfort procede del frío del largo periodo invernal. Hay pocas ciudades siempre 
frías (por ejemplo, en condiciones de tundra) y en consecuencia apenas se han 
realizado estudios sobre ellas. En todo caso, en este tipo de ciudades, el diseño 
urbano está basado en mucha mayor medida en soluciones de tipo arquitectónico que 
de planificación urbana. La mayor parte de estas ciudades suele tener un periodo 
estival más o menos corto, en el que pueden llegar a alcanzarse, incluso, condiciones 
de fuerte disconfort por calor. Es el caso de Erzurum (Turquía), en donde Toy et al. 
(2007) estudian la frecuencia de situaciones entre la categoría hiperglacial del índice 
THI (-40ºC) y la tórrida (más de 30ºC). Pero en todas ellas, el periodo estival es un 
paréntesis, básicamente confortable, entre unas condiciones frías, muy frías o 
glaciales, y el diseño urbano se centra en corregir este tipo de disconfort sin aumentar 
en demasía el de signo contrario. (Tornero et al., 2006, p. 164). 
38 Cuaderno de Investigación Urbanística nº 132– septiembre-octubre del 2020 
 
Figura 21: Punta Arenas, Chile. La ciudad más austral del mundo. En el dibujo global los vientos 
dominantes del este son producto de la situación geografía de Punta Arenas ya que, al encontrarse en 
el meridiano 53°, está en el límite de los vientos polares y próximos al eje de rotación de la tierra, el 
cual genera, a su vez, el inicio del ciclo de los vientos. En la fotografía de la derecha se aprecia unos 
ciudadanos de Punta Arenas luchando contra el viento que baja por la presencia de unos de los edificios 
altos de la ciudad. 
Fuente: Dibujo elaboración de Hernán Pitto. Fotografía Agencia Uno, 2014. 
 
3 EL CONOCIMIENTO DEL VIENTO DESDE LOS PERSONAJES E 
INVESTIGADORES 
Los distintos ideales de ciudad que se desarrollaron a lo largo de la historia buscaron 
mejorar cada vez más la calidad de vida de sus habitantes. En esta búsqueda el factor 
viento se constituye en una variable significativa de diseño, lo que se extiende hasta 
hoy. En el siglo XXI, las herramientas tecnológicas y científicas han permitido 
desarrollar criterios más específicos de diseño, lejos de la percepción e intuición con 
que inicialmente se planificaron las ciudades. Pero todos estos avances no hubieran 
sido posibles sin los distintos aportes y descubrimientos respecto al viento que 
dejaron a lo largo de la historia distintos personajes e investigadores, desde 
Aristóteles, quien reconocía las bondades de incorporar el viento entre los criterios de 
emplazamiento de una ciudad, hasta los actuales investigadores, que desarrollan 
conocimientos en distintas disciplinas cuyo interés es comprender de mejor manera 
el viento y su comportamiento dentro de las ciudades. 
3.1 Aristóteles (370 a. C.) 
En la antigüedad fue Hipócrates, médico griego (460-370 a. C.), quien, en sus 
“Aforismos”, señaló de manera más precisa la influencia del clima y el medio sobre el 
bienestar y la salud de los hombres. En su obra De los aires, de las aguas y de los 
lugares, declara que estos tres son los factores fundamentales para explicar la salud 
de los habitantes

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