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Desarrollo y migración: desafíos y oportunidades en los países del norte de Centroamérica 113 Una de las consecuencias más importante es que con la emigración los países del norte de Centroamérica están exportando uno de sus capitales más valiosos: su gente. Esto se aprecia en la virtual transferencia de su bono demográfico hacia los Estados Unidos, país que se beneficia de esta afluencia cotidiana de trabajadores y población. Frente a esta diversidad y amplitud de causas y consecuencias de la migración, así como de la diversidad de situaciones de riesgo y vulnerabilidad de la población migrante, la constante es la debilidad crónica de los Estados nacionales para diseñar e implementar políticas y programas que contribuyan a atender las problemáticas que afectan y atentan contra los derechos fundamentales de la población migrante. En el caso de México, por ejemplo, es más fácil recurrir a una política de control migratorio basada en una estrategia de aprehensiones y deportaciones masivas (más de 150.000 aprehensiones anuales en la última década) que asumir la situación de vulnerabilidad de las personas migrantes y desarrollar programas y políticas que atiendan esa problemática. Una política tan simple y básica como otorgar visados temporales a la población en tránsito contribuiría a reducir sustancialmente su exposición a riesgos y agresiones tanto por parte del crimen organizado, como de las mismas autoridades mexicanas. Asimismo, en los países de origen de la emigración no se asume la importancia de los factores estructurales y la debilidad de las economías nacionales para generar las condiciones necesarias que incorporen a la población. Más importa mantener las condiciones que impulsan el actual modelo de desarrollo que resolver las situaciones de violencia e inseguridad ciudadana, junto a la persistencia de crisis institucionales y políticas recurrentes. En todo caso, los derechos humanos de las personas migrantes constituyen el aspecto central al que deben enfocarse las medidas que se implementen en todo el proceso migratorio. Esta tarea constituye el principal reto de las políticas públicas, pues deben tener un carácter integral y holístico y tomar en cuenta las causas estructurales y los factores asociados a la migración. El enfoque de los derechos humanos no puede ser usado para justificar la detención o la disuasión sino para proteger de manera efectiva a las personas migrantes. La violación a los derechos humanos es una realidad que afecta a un gran número de personas migrantes provenientes de los países del norte de Centroamérica. A pesar de que en los años recientes en prácticamente todos los países de la región se han legislado normativas que tienen la intención de proteger a las personas migrantes que salen, cruzan, llegan o regresan a los países de esta región, la realidad muestra que los procesos migratorios se producen en espacios de vulnerabilidades y que hay un número creciente de riesgos que deben enfrentar las personas migrantes. Al mismo tiempo, se han implementado leyes que se centran en el control de la migración, que vulneran de manera directa o indirecta los derechos de las personas migrantes y, en muchos casos, generan acciones de discriminación que se expresan en racismo, xenofobia y en otras formas de rechazo a su presencia. Dichas actitudes, por lo general, están basadas en percepciones mediáticas generadas por las acciones de detención, que han sobredimensionado la presencia de extranjeros, a quienes se les asignan problemas
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