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Desarrollo y migración: desafíos y oportunidades en los países del norte de Centroamérica 
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(FAO, 2001, anexo 18). De acuerdo con la FAO (2001) la mayor destrucción se dio en el sector 
agrícola, principalmente entre pequeños productores rurales de granos básicos (maíz, 
frijoles y arroz), con fuertes reducciones de rendimientos posteriores en Honduras y con 
una desarticulación de mercados resultantes de la destrucción de infraestructura. Las 
respuestas de los gobiernos centroamericanos fueron tardías e incompletas y hay quienes 
argumentan que la emigración fue la estrategia básica de ajuste ante la crisis (Kugler y 
Yuksel, 2008). 
Los países más afectados por el huracán Mitch fueron Honduras y Nicaragua, pero 
los registros de emigración no son confiables. Kugler y Yuksel (2008) citan a la FAO. Su 
documento contiene un anexo (anexo 19) —que no se cita en el texto de la FAO— como 
evidencia de un aumento de la emigración causada por el huracán desde Honduras y 
Nicaragua solamente. De acuerdo con los datos del anexo la emigración registrada en el 
caso de Honduras casi se triplicó entre 1998 y 1999, para pasar de 277.000 migrantes en 1997 
hasta alcanzar 1.070.000 en 1999, mientras que la migración de Nicaragua aumentó en 
aproximadamente un 40% durante el mismo período, para pasar de 330 a 452.000 entre esos 
años (FAO, 2001, anexo 19). Estos datos no parecen creíbles18. 
Nuevamente, la ausencia de datos confiables y de estudios precisos no permite 
obtener conclusiones categóricas. Es posible plantear como hipótesis que la naturaleza 
cataclísmica del evento empujó a muchos hogares a considerar la emigración como la única 
opción viable, quizás aprovechando la existencia de diásporas ya entonces más 
consolidadas19. Sin embargo, evidencia en otros países, especialmente de Asia, no encuentra 
que estos eventos hayan favorecido la emigración internacional, aunque en ciertos casos 
promovieron la migración interna (Fratzke y Salant, 2018a). 
La migración no fue la estrategia seguida por los hogares salvadoreños para 
enfrentar el impacto provocado por el terremoto de 2001 en El Salvador que, de acuerdo con 
la CEPAL (2001) afectó al 18,3% de la población. Una cuidadosa evaluación de Yang (2008b) 
del comportamiento de los hogares antes y después del terremoto encontró que, en las áreas 
más cercanas al terremoto y con mayor daño, los integrantes de los hogares no migraron, en 
esta ocasión debido a que en esas áreas dejaron de funcionar los mecanismos financieros 
formales e informales que debían asegurar recursos para cubrir el costo de la migración. Los 
daños indirectos del terremoto, como el menor acceso a crédito, impidieron la emigración. 
Este hecho estaría ilustrando la importancia de factores de contexto y la dificultad de 
generalizar sobre el comportamiento de los hogares en estos casos (Fratzke y Salant, 2018b). 
 
18 Los de Honduras son especialmente dudosos. La cifra de más de un millón de migrantes en Honduras no es 
compatible con otros datos de migrantes de ese país. 
19 La destrucción de activos y la reducción de ingresos, con la consiguiente disminución de opciones de crédito 
causada por el huracán Mitch, sugiere que la posibilidad de contar con recursos para financiar el viaje se 
redujo, por lo que el acceso a familias en el exterior (la diáspora) surge como única fuente de ingresos para 
cubrir sus costos. En la medida en que comunidades y hogares tienen una historia larga de migraciones, 
reflejada en más información y acceso a diásporas, se reducen los riesgos y el costo de emigrar. Véase Stark, 
Taylor y Yitzhaki (1986).

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