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Desarrollo y migración: desafíos y oportunidades en los países del norte de Centroamérica 
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corporativos, por lo que no tienen la necesidad de acudir al banco central para obtener 
recursos adicionales74. 
El tercer rasgo macroeconómico de países altamente dependientes de remesas es que 
uno de sus flujos financieros más importantes —las remesas— no dependen de la tasa de 
interés, a diferencia del capital financiero internacional. Al estar orientadas al consumo 
dependen de estrategias familiares dirigidas a atender las necesidades básicas de los 
beneficiarios de las remesas y no de inversiones financieras rentables. Como indica Singer 
(2010), las remesas —a diferencia de los flujos de capital financiero— no crean un dilema 
que obligue a las autoridades a escoger entre una política monetaria autónoma, que al 
alterar la tasa de interés provoca entradas o salidas de capital financiero, y la estabilidad 
cambiaria, que puede variar con ingresos o salidas de capital financiero provocados por los 
cambios de la tasa de interés. 
La presencia importante de remesas no solo condiciona la naturaleza de los 
problemas que se enfrentan sino también las opciones de política para enfrentarlos. Los tres 
rasgos macroeconómicos de economías altamente dependientes de remesas —prevalencia 
de un régimen de tipo de cambio estable, inoperancia de la tasa de interés como principal 
instrumento de política monetaria, y ausencia de relación entre el principal flujo financiero, 
las remesas, y las tasas de interés— tienen implicaciones de política concretas. 
Entre estas implicaciones está la existencia del espacio para devaluar las monedas 
nacionales75, es decir, se puede corregir la apreciación cambiaria. La inoperancia de la tasa 
líder de interés como principal instrumento de política y la ausencia de una relación entre 
flujos de remesas y tasas de interés implica que no es necesario contar con un tipo de 
cambio continuamente flexible. Sería factible un tipo de cambio estable o ajustable cuando 
surjan desequilibrios externos, en línea con lo establecido originalmente en el régimen 
Bretton Woods. 
A la luz de las políticas estratégicas de favorecer el turismo y la agricultura no 
tradicional habría cuatro efectos positivos de esta medida: a) aumentar el valor de las 
remesas distribuidas en cada país centroamericano; b) favorecer su inversión; c) crear un 
incentivo a favor del retorno de migrantes, y d) hacer más atractivo para la inversión a los 
sectores que sustituyen importaciones o que generan exportaciones. 
Primero, la devaluación de la moneda permitiría que los hogares que recibieran las 
remesas pudieran contar con mayores recursos expresados en moneda nacional. Para 
aquellas comunidades con una historia larga de migraciones podría esperarse una 
reducción gradual del costo de emigrar debido a la difusión de información sobre las 
prácticas de emigración más convenientes (Stark y otros, 1986). Dada la historia 
relativamente larga de migraciones procedentes de los países del NCA, ello significaría que 
familias en condiciones de extrema pobreza o cercanas a ella podrían estar entre los 
 
74 La propuesta del FMI de que Honduras adopte una política de metas de inflación (véase FMI, 2018), pareciera 
contraponerse a lo encontrado por economistas del FMI (Barajas y otros, 2016). 
75 En el caso de El Salvador tendría que abandonarse el dólar como moneda nacional, lo que requiere una 
evaluación aparte.

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