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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) 186 migrantes en el exterior. Orozco y Yansura (2015) encuentran que los programas que existen para atender a retornados en Centroamérica han sido modestos, con escasos recursos, poco personal, limitada información, escasa capacidad de tener acceso a los retornados y sin posibilidades reales de atender a retornados que, por sus muy diversas características, presentan desafíos que no pueden resolverse con soluciones simples y homogéneas. En la práctica, el apoyo gubernamental en los países del NCA ha estado concentrado sobre todo en el recibimiento de los retornados, aunque se observan diferencias entre países, con mayor capacidad en El Salvador, comparado con Guatemala y Honduras. Un ejemplo de acciones con un enfoque de desarrollo son los proyectos implementados por el Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local con aportes de salvadoreños en el extranjero, en efectivo y en especie, de gobiernos municipales y del gobierno central. Samuel Hall/IOM (2017, págs. 17-18) ha concluido que los programas de reintegración o retorno deben ser integrales, con varias orientaciones: i) Concebir el retorno como un proceso debidamente planificado que idealmente cubra desde la situación previa a la salida del retornado hasta la situación posterior a la llegada. ii) Contemplar intervenciones que incluyen apoyo para iniciar negocios, educación y ubicación de empleo, recursos y gestión financiera y el acceso a servicios, además de apoyo psicosocial, incluyendo medios para integrar a retornados a redes sociales en un ambiente estable. iii) Asegurar la coordinación y participación de actores externos mediante alianzas público-privadas, el involucramiento de diásporas y la responsabilidad social-empresarial. iv) Garantizar el monitoreo y medición de los avances. Los programas identificados por Orozco y Yansura (2015) en Centroamérica están muy lejos de contener estos ingredientes, pero además enfrentan dos serios peligros: primero, no alcanzar la masa crítica adecuada para un contexto como el de los países del NCA, con deportaciones crecientes que amenazan con ser masivas; segundo, no dar lugar a suficiente inversión y empleo para atender a los retornados, aun cuando se realicen esfuerzos importantes, públicos o privados, para fortalecer sus capacidades. Estudios de ASIES-KAS ponen en evidencia que El Salvador ha avanzado más con la legislación y establecimiento de una institucionalidad pública para atender el tema de las migraciones que Honduras y Guatemala (ASIES y otros, 2016). El establecimiento del Consejo Nacional para la Protección y Desarrollo de la Persona Migrante y su familia (Conmigrantes) fue resultado de una ley aprobada en 2011, para formular e implementar una política integral sobre migración, favorecer la coordinación y apoyar a las familias de migrantes en El Salvador. ASIES y otros (2016) informa que, aparte de etapa de la recepción, en El Salvador también se contempla una etapa de reinserción económica, centrado en proyectos y emprendimientos. El Ministerio de Relaciones Exteriores selecciona a los retornados que podrían ser apoyados con proyectos, que son capacitados en administración de empresas y
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