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906 L A S E N F E R M E D A D E S I N F E C C I O S A S Y S U T R A N S M I S I Ó N El R 0 se correlaciona directamente con la inmunidad de grupo necesaria para impedir que se propague la infección; cuanto más alto sea el valor de R 0 , mayor inmunidad de grupo se nece- sitará para detener la infección. Por ejemplo, en circunstancias ideales, para detener la propagación del muy infeccioso virus del sarampión (R 0 = 18), debe ser inmune el 94 % de la pobla- ción, mientras que solo es necesario que el 29 % de la población sea inmune para detener la diseminación de la gripe (R 0 = 1,6) (Tabla 28.3). Por desgracia, las condiciones no siempre son ideales, y los modelos matemáticos que predicen el R 0 pueden no tener en cuenta factores tales como el número de individuos recuperados, la densidad de la población (contacto cercano), la duración del contacto, las poblaciones con individuos de alto riesgo y otras variables que pueden afectar a la propagación de la enfermedad. Como resultado, el R 0 solo puede estimar la infectividad teórica, aunque sigue siendo útil para calibrar la infectividad relativa de un patógeno y ayudar a establecer los objetivos de cobertura de la inmunización que impidan que se propague la enfermedad. El número observado de reproducción, R, que se calcula a partir de estudios de propagación real de la enfermedad, es un término más útil porque tiene en cuenta las transmisio- nes observadas desde los individuos infectados a los vulnera- bles. Para la mayoría de los brotes de enfermedad, el R no se puede obtener de manera fiable porque no se dispone de infor- mación precisa sobre la propagación de la enfermedad; no se puede rastrear con precisión la fuente de cada infección porque son demasiados los individuos afectados. Sin embargo, para el brote de SARS de 2003 (véase Explore el mundo microbiano, «SARS, un modelo de éxito epidemiológico»), el R observado fue de 3,6. Las autoridades de salud pública, al reconocer una posible epidemia grave, implantaron controles de la infección, como el aislamiento de los individuos infectados y las barreras como la comida contaminada de un restaurante concreto. Las epidemias de fuente común con origen en el agua o en la comida son principalmente enfermedades intestinales; el patógeno abandona el cuerpo con la materia fecal, contamina los sumi- nistros de alimentos o agua debido a una higiene inadecuada, y entonces entra en el tubo digestivo del destinatario durante su ingestión. Las enfermedades con origen en el agua o los alimen- tos se suelen controlar con medidas de salud pública, que se tra- tan con mayor profundidad en el Capítulo 31. Una epidemia de fuente común clásica es el cólera. En 1855, el médico británico John Snow correlacionó la incidencia del cólera con la conta- minación fecal de los sistemas de distribución de agua en Lon- dres. Snow demostró con claridad que el agente infeccioso, la bacteria Vibrio cholerae, se transmitía a través del consumo del vehículo de fuente común contaminado, el agua (Sección 28.10, y Sección 31.3). La incidencia de la enfermedad en un brote de fuente común se caracteriza por alcanzar rápidamente un pico de inciden- cia debido a que un gran número de individuos enferman en un período de tiempo relativamente breve (Figura 28.6). Supo- niendo que se descubre y sanea la fuente común contami- nada por el patógeno, la incidencia de la enfermedad de fuente común también desciende con rapidez, aunque el descenso es más lento que la subida. Se seguirán notificando casos durante un tiempo aproximadamente igual a la duración de un período de incubación de la enfermedad. En una epidemia de hospedador a hospedador, la inciden- cia de la enfermedad muestra un aumento progresivo relativa- mente lento (Figura 28.6) y un descenso gradual. Se continúan notificando casos durante un tiempo equivalente a varios perío- dos de incubación de la enfermedad. Una epidemia transmitida de hospedador a hospedador se puede iniciar por la introduc- ción en una población vulnerable de un único individuo infec- tado que infecta a una o más personas. El patógeno se replica entonces en los individuos vulnerables, alcanza el estadio de transmisible, se transfiere a otros individuos vulnerables y, de nuevo, se replica y se vuelve transmisible. La gripe y la varicela son ejemplos de enfermedades que se diseminan típicamente como epidemias de hospedador a hospedador. En el Capítulo 29 se explican estas y otras enfermedades propagadas por la trans- misión de hospedador a hospedador. Número básico de reproducción (R 0 ) La infectividad de un patógeno se puede predecir con modelos matemáticos que estiman el número básico de reproducción (R 0 ), definido como el número de transmisiones secundarias de una enfermedad, esperado a partir de cada caso único, en una población completamente vulnerable. La Tabla 28.3 recoge los valores del R 0 para una selección de enfermedades infecciosas. El valor de R 0 predice el riesgo de propagación de una enfer- medad en una población. Un R 0 de 1 significa que cada persona infectada contagiará la enfermedad a una persona vulnerable, lo que mantiene la enfermedad en la población. Un R 0 mayor que 1 indica que cada persona infectada contagiará la enferme- dad a más de una persona vulnerable, lo que propaga el brote y probablemente desencadene una epidemia o incluso una pan- demia. En cambio, un R 0 menor que 1 indica que cada persona infectada pasará la enfermedad a menos de una persona vulne- rable y, bajo estas circunstancias, la enfermedad desaparecerá. Tabla 28.3 Número básico de reproducción (R 0 ) e inmunidad de grupo necesarios para la protección de la comunidad frente a determinadas enfermedades infecciosas Enfermedad aR 0 Inmunidad de grupo Difteria 7 85 % Ébola 1,8 Gripeb 1,6 29 % Sarampión 18 94 % Paperas 7 86 % Tosferina 17 94 % Poliomielitis 7 86 % Rubeola 7 85 % SARS 3,6 Viruela 7 85 % aLos valores del R 0 e inmunidad de grupo corresponden a las estimaciones más altas para cada enfermedad. Los valores de la inmunidad de grupo se muestran solo para las enfermedades para las que existen vacunas. bLos valores mostrados corresponden a gripe H1N1 2009 pandémica. Cada epidemia de gripe tiene unos valores de R 0 y de inmunidad de grupo diferentes. Los valores de la inmunidad de grupo suponen que la vacuna es eficaz al 100 %. La eficacia de la vacuna para la gripe es aproximadamente del 60 % y los valores de la inmunidad de grupo observados son del 40 % o más, según las poblaciones hospedadoras vulnerables. https://booksmedicos.org booksmedicos.org Botón1:
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