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1 VIOLENCIA DE PAREJA: ENTRE LA NORMALIZACIÓN Y LA DENUNCIA. UNA APROXIMACIÓN DESDE LA ONTOLOGÍA EVOLUTIVA. CAMILA ANDREA MELO SUÁREZ UNIVERSIDAD DE LOS ANDES Facultad de Ingeniería Departamento de Ingeniería Industrial Bogotá, Colombia 2015 2 VIOLENCIA DE PAREJA: ENTRE LA NORMALIZACIÓN Y LA DENUNCIA. UNA APROXIMACIÓN DESDE LA ONTOLOGÍA EVOLUTIVA. CAMILA ANDREA MELO SUÁREZ Trabajo de grado para optar por el titulo de Ingeniero Industrial Asesor CAMILO OLAYA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES Facultad de Ingeniería Departamento de Ingeniería Industrial Bogotá, Colombia 2015 3 Tabla de Contenido 1. Introducción .................................................................................................................... 5 2. Objetivos ......................................................................................................................... 8 2.1 Objetivo General ...................................................................................................... 8 2.2 Objetivos Específicos ............................................................................................... 8 3. Conceptualización del problema ..................................................................................... 9 3.1 Violencia de pareja .................................................................................................. 9 3.2 Situación en Colombia ............................................................................................. 9 3.3 Marco legal en Colombia ....................................................................................... 12 4. Proceso Metodológico .................................................................................................. 15 5. Aspectos teóricos .......................................................................................................... 17 5.1 Aproximación teórica a los problemas de denuncia ............................................. 17 5.1.1 Estructura de la sociedad ............................................................................... 17 5.1.2 Procesos de socialización ............................................................................... 18 5.1.3 Sistema de justicia .......................................................................................... 18 5.1.4 Relación de pareja y proceso de victimización ............................................... 20 5.2 Ontología Evolutiva ................................................................................................ 25 5.2.1 Perspectiva Micro ........................................................................................... 27 5.2.2 Perspectiva Meso ........................................................................................... 30 5.2.3 Perspectiva Macro ......................................................................................... 32 5.3 Modelos de Simulación por Agentes .................................................................... 33 6. El problema de la denuncia desde la perspectiva evolutiva ......................................... 35 6.1 Aspectos generales ................................................................................................ 35 6.2 Lógica del proceso y explicación del modelo de simulación ................................ 37 6.2.1 Caracterización del modelo ............................................................................ 37 6.2.2 Lógica del proceso .......................................................................................... 40 6.2.3 Interfaz del modelo ........................................................................................ 42 6.2.4 Calibración del modelo ................................................................................... 44 7. Experimentos ................................................................................................................ 46 7.1 Sensibilidad niveles de normalización de la violencia ........................................... 46 4 7.2 Sensibilidad nivel de eficacia del sistema de justicia ............................................. 47 7.3 Escenarios .............................................................................................................. 48 8. Lineamientos para el diseño de políticas públicas ........................................................ 50 9. Consideraciones finales ................................................................................................. 54 10. Bibliografía ................................................................................................................. 55 11. Anexos ....................................................................................................................... 59 11.1 Inicialización del modelo........................................................................................ 59 11.2 Código del modelo (NetLogo) ................................................................................ 60 5 1. Introducción De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la violencia se define como “toda acción u omisión intencional que, dirigida a una persona, tiende a causarle daño físico, psicológico, sexual o económico” (OMS, 2002 citado en Pereira y Bertino, 2009, p.227), lo anterior implica que ésta tiene repercusiones a nivel individual. Adicionalmente, cuando consideramos que el individuo se desarrolla dentro de un contexto social y que sus acciones tienen repercusiones sobre el mismo entonces será posible afirmar que los actos violentos también tienen consecuencias sobre el entorno en que surgen y por lo mismo sus consecuencias no se limitan a los actores directamente involucrados. Ahora bien, cuando dicho contexto corresponde al entorno familiar, el cual funciona no solo como base de la sociedad sino también como medio de socialización y formación primaría de los individuos, entonces la ocurrencia de actos violentos y sus repercusiones resultan aún más preocupantes. En este sentido algunos autores han identificado no solo consecuencias a nivel individual, como problemas psicológicos o de salud en las víctimas (Blanco, Ruiz, Garcia , & García, 2004); sino también a nivel social, en donde se ha establecido que la ocurrencia de violencia intrafamiliar contribuye a los procesos de normalización de la violencia (Corsi, 1994). Sin embargo, es importante resaltar que la mayoría de consecuencias se asocian con formas particulares de violencia, por lo cual se ha establecido una diferenciación de cuatro tipos de violencia principales (Valle Ferrer, 2011), que difieren según el mecanismo utilizado para su ejercicio: Violencia psicológica: dentro de esta categoría se incluye todo comportamiento o acto que pretende desvalorizar, culpabilizar o despreciar a la víctima. Este tipo de violencia se caracteriza principalmente por tener efectos sobre la confianza y autoestima de la víctima. Dentro de esta categoría encontramos actos como criticar, insultar, ridiculizar, humillar públicamente, gritar, amenazar verbalmente, ignorar al otro, acosar, entre otros. Violencia física: corresponde a las conductas en las cuales se incluyen actos de agresión física, tales como golpear, patear, apuñalar quemar, bofetear, morder, empujar, estrangular, entre otros. Violencia sexual : dentro de esta categoría se contemplan todo tipo de actos sexuales no deseados, tales como obligar a tener relaciones sexuales, insultos y criticas de carácter sexual y manoseo. Violencia económica: este tipo de violencia incluye “ la apropiación o extracción del patrimonio del otro, control de ingresos, apoderarse de bienes muebles o 6 inmuebles y despojo” (Instituto de Prevención del Delito del Estado de México, s.f, pág. 9) Aún cuando la anterior clasificación es utilizada de manera genérica para caracterizar el ejercicio de la violencia independiente del contexto en el que surja; para el caso de la violencia intrafamiliar se han generado distinciones adicionales que permiten la caracterización del fenómeno según la victima involucrada. En este sentido encontramos cuatro tipos de violencia intrafamiliar: violencia de pareja, violencia contra los menores, violencia contra el adulto mayor y violencia entre otros familiares; entre las cuales para el año 2013 la violencia de pareja fue la que presentó mayor incidencia dentro del contexto colombiano ( ver tabla 1.) Tabla 1 del autor. Estadísticas violencia intrafamiliar en Colombia en el 2013.Fuente: Hernández, H. W. (2013). Comportamiento de la violencia intrafamiliar, Colombia, 2013. Bogota: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Adicionalmente para dicho año, el 77,58% de las víctimas fueron mujeres (Hernández, 2013), lo que evidencia la tendencia del fenómeno. Sin embargo, según datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud cerca del 80% de las mujeres víctimas de violencia de pareja no realiza la denuncia (Murad, Gómez, & Calderón, 2013), lo que demuestra la existencia de problemas de subregistro y desconocimiento de la magnitud real del fenómeno. Ahora bien cuando consideramos que un mayor conocimiento del fenómeno no solo permitiría su visibilización, sino a su vez una mejor comprensión del mismo y por ende la formulación de leyes y políticas públicas más apropiadas para su mitigación, entonces es posible afirmar la importancia de reconocer y analizar los problemas de denuncia asociados al fenómeno. Debido a lo anterior, el presente trabajo se enfoca específicamente en el estudio de la violencia de pareja contra las mujeres y los problemas de denuncia asociados a la misma; de manera que el objetivo final del trabajo será generar lineamientos para la formulación de políticas públicas que busquen mitigar el fenómeno. Para esto el trabajo hará una aproximación a la problemática desde la Ontología Evolutiva, en la cual los procesos sociales, en este caso la no denuncia de violencia de pareja, son caracterizados a partir de procesos de variación, selección y retención de reglas de decisión. Es importante Tipo de violencia Número de casos Porcentaje Violencia de pareja 44743 65,58% Violencia contra niños/niñas adolescentes 9708 14,23% Violencia contra el adulto mayor 1364 2,00% Violencia entre otros familiares 12415 18,20% 7 mencionar que la selección de este enfoque se fundamenta en que la perspectiva evolutiva – a diferencia de los enfoques tradicionales que generalizan condiciones particulares, basados en estudios de frecuencias y promedios- no solo reconoce la existencia de diferencias entre los individuos, sino también la relación existente entre éste y el contexto en que se encuentra; lo que permite un mejor acercamiento a la problemática de la denuncia, y el reconocimiento de los múltiples factores que influencian la decisión de las mujeres. 8 2. Objetivos 2.1 Objetivo General Desarrollar un análisis alterno de los problemas de denuncia asociados al fenómeno de violencia de pareja contra la mujer, con el fin de proponer lineamientos para la adecuada formulación de políticas públicas que permitan la atenuación del problema y la visibilización del fenómeno. 2.2 Objetivos Específicos Caracterizar el fenómeno de violencia de pareja contra la mujer en Colombia y las medidas implementadas por el Estado para su disminución, por medio de una consulta bibliográfica de la situación, avances y propuestas realizadas en los últimos años. Caracterizar el proceso de decisión asociado a la denuncia del fenómeno de violencia de pareja contra la mujer, por medio de la Ontología Evolutiva propuesta por Dopfer. De manera que ésta sea entendida como el resultado de la interacción entre reglas de decisión y presiones sociales, que hacen de la misma (la no denuncia) la regla seleccionada por la mayoría de víctimas. Diseñar un modelo de simulación por agentes que permita conceptualizar el proceso adaptativo – a nivel individual- mediante el cual la no denuncia es seleccionada por las mujeres víctimas como regla de decisión ante situaciones de violencia. Proponer lineamientos para la formulación de las políticas públicas, que se enfoquen en los factores más relevantes asociados al fenómeno y la problemática. 9 3. Conceptualización del problema 3.1 Violencia de pareja La violencia de pareja corresponde a todo acto que surge en el contexto de una relación y que tiende a causar daño a alguno de sus miembros. Específicamente, la Asociación Americana de Psiquiatría APA establece que la violencia de pareja corresponde a un “patrón de comportamientos abusivos, incluyendo un gran parámetro de maltrato físico, sexual y psicológico usado por una persona en una relación íntima contra otra para ganar poder injustamente o mantener el mal uso del poder, control y autoridad” (APA,1996; citado en Walker, 1999,p.23). A pesar de que la anterior definición hace énfasis en el ejercicio del poder como móvil del uso de la violencia en la relación de pareja y por ende se enfoca en el contexto interno de la relación, no podemos ignorar que la violencia de pareja corresponde a un fenómeno de carácter social y por lo mismo se ve afectado por variables sociales y culturales que en conjunto contribuyen a generar la problemática y a facilitar su prevalencia. En este sentido encontramos que la existencia de una cultura machista y patriarcal, en la cual se promueven determinados roles de género y prevalece la desigualdad entre hombres y mujeres; son algunos de los factores cuya interacción favorece el ejercicio de la violencia (Murad, Gómez, & Calderón, 2013). Dichos factores sociales y culturales, no solo se encargan de promover determinadas creencias respecto a la violencia y su ejercicio, sino así mismo generan pautas sobre las relaciones de pareja y sus dinámicas (Villamil, 2002). Y es por lo mismo que estos factores también se relacionan con las decisiones de las victimas respecto a su permanencia en relaciones de violencia y la utilización de mecanismos externos que contribuyan al control de la situación (Barnett, 2000). En este sentido, se ha establecido que la mayoría de víctimas mujeres únicamente buscan ayuda después de un largo periodo de victimización (Deza Villanueva, 2012), por lo cual es necesario un análisis no solo de los procesos de decisión de las víctimas y los factores sociales asociados, sino también del contexto social en que el fenómeno tiene lugar. 3.2 Situación en Colombia En el año 2013, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses realizó peritaciones de 68230 casos de violencia intrafamiliar, de los cuales el 66,58% correspondía a violencia de pareja (Hernández, 2013). Adicionalmente, cuando se analiza el comportamiento del fenómeno en un periodo de tiempo, es posible establecer que éste ha venido disminuyendo en los últimos cinco años (ver gráfica 4). 10 Gráfica 1. Casos de Violencia e pareja en Colombia en los años 2004-2013. Fuente: Hernández, H. W. (2013). Comportamiento de la violencia intrafamiliar, Colombia, 2013. Bogota: Instituto Nacional de Medicina Legaly Ciencias Forenses. Sin embargo, tanto el porcentaje de casos de violencia de pareja como el de mujeres víctimas de ésta, han permanecido estables en los últimos años, rondando valores del 65% y el 89%, respectivamente (ver tabla 2). Tabla 2 del autor. Estadísticas violencia intrafamiliar en Colombia: 2008-2013. Fuente: Hernández, H. W. (2013). Comportamiento de la violencia intrafamiliar, Colombia, 2013. Bogota: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. A pesar de que las anteriores estadísticas de violencia intrafamiliar- dadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses- permiten analizar el comportamiento del fenómeno, es importante aclarar que estas cifras únicamente consideran los casos denunciados y por lo mismo, no son una representación exacta de la realidad del fenómeno. 0 10000 20000 30000 40000 50000 60000 70000 80000 90000 100000 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 Casos Violencia Intrafamiliar en Colombia: 2004 - 2013 Año Violencia intrafamiliar Violencia de pareja % Violencia pareja Casos mujeres % Mujeres víctimas violencia pareja 2008 90.019 58.261 65% 52.180 90% 2009 93.843 61.131 65% 54.192 89% 2010 89.436 57.875 65% 51.182 88% 2011 89.807 57.761 64% 51.092 88% 2012 83.898 54.399 65% 47.620 88% 2013 68.230 44.743 66% 39.020 87% 11 Dado lo anterior, resulta importante complementar la información con los resultados de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud. Esta encuesta corresponde a una serie de estudios longitudinales - realizados cada cinco años- , que se enfocan en la recolección de información sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres colombianas (Profamilia, 2010). Adicionalmente la encuesta permite obtener información demográfica y sobre la salud materno-infantil, dentro de la cual se incluye la prevalencia de fenómenos como la violencia de pareja. Según los resultados de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, cerca del 74,6% de las mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia por parte de su pareja en los últimos 10 años (Murad, Gómez, & Calderón, 2013). Adicionalmente, la violencia física y la violencia psicológica son identificadas como los principales tipos de maltrato utilizados dentro de las parejas (ver tabla 3). Tabla 3 del autor. Estadísticas tipología violencia de pareja en Colombia: Fuente: Murad, R., Gómez, C., & Calderón, M. C. (2013). Serie de estudios a profundidad ENDS 1990-2010. Historias de violencia, roles, prácticass y discursos legitimadores. Violencia contra las mujeres en Colmbia 2000-2010. Bogotá: Profamilia. Estas cifras permiten un mayor conocimiento del fenómeno y los mecanismos utilizados para su ejercicio, y por ende constituyen una guía para su intervención. Sin embargo, cuando consideramos que únicamente denuncian el 19% de las mujeres víctimas de violencia de pareja (Murad, Gómez, & Calderón, 2013), es posible entender que una adecuada intervención del fenómeno también requiere considerar los problemas de denuncia asociados al mismo. Respecto a este último punto, la Encuesta Nacional de Demografía y Salud ha identificado los principales factores por los cuales las mujeres no denuncian, entre los cuales destacan: la creencia de que la violencia es parte de la vida normal, la creencia de que el problema se puede solucionar sin ayuda, la consideración de que la baja gravedad del problema no justifica su denuncia, el miedo a ser agredidas por la pareja, entre otras (ver tabla 4). 2000 2005 2010 Económica 29% 28% 29% Física 40% 39% 37% Psicológica 73% 67% 75% Sexual 11% 12% 10% Año Encuesta (ENDS)Tipo de violencia 12 Tabla 4 del autor. Razones de la mujer para no denunciar violencia de pareja. Fuente: Profamilia. (2010). Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2010. Bogota. Los anteriores factores, identificados como razones de las mujeres para no denunciar, ponen en evidencia la carga emocional y la influencia contextual y cultural implicadas en la decisión de denuncia de la víctima; lo que indica que dicha decisión se ve afectada por un conjunto variables y presiones externas al individuo. Por esta razón, la consideración e intervención de dichas presiones podría conllevar a un aumento de la denuncia y por ende la visibilización del fenómeno. Si a lo anterior le sumamos el planteamiento de Pérez (2002), que establece que “el hablar, denunciar, formular el problema, crear lazos de solidaridad y vínculos de pertenencia al género, debería disminuir la ocurrencia del fenómeno” (pág. 42), entonces podremos afirmar que el análisis e intervención de los factores asociados a la toma de decisiones de la víctima, podría contribuir no solo al reconocimiento del fenómeno, sino a su vez a la disminución del mismo. Ahora bien, aun cuando la intervención del fenómeno requiera el conocimiento de su comportamiento, prevalencia y mantenimiento, ésta también debe ir acompañada de la identificación de los mecanismos implementados por el gobierno para su mitigación. Este último punto será abordado en la siguiente sección. 3.3 Marco legal en Colombia A pesar de que el fenómeno de violencia de intrafamiliar tiene lugar en el entorno privado, éste no se limita a dicho contexto, no solo porque algunas de sus repercusiones se evidencian en el contexto social sino también porque sus consecuencias individuales representan una violación de los derechos humanos de las víctimas. Debido a esto, el 2000 2005 2010 Cree que puede solucionar el problema sin ayuda 14% 24% 31% No considera que el problema fuera tan grave como para denunciar 28% 24% 18% Miedo a agresión 14% 16% 17% Le da vergüenza el hecho de denunciar el maltrato 7% 5% 13% No desea dañar al agresor 15% 13% 10% No sabe donde denunciar 4% 7% 10% Cree que no volverá a ocurrir 9% 9% 7% Es parte de la vida normal 9% 9% 7% Temor a una separación 5% 5% 6% No cree en la justicia 3% 3% 4% Cree que se merecía la golpiza 7% 6% 2% Año encuesta Razones para no denunciar 13 fenómeno no ha sido ajeno a la formulación de mecanismos legales y constitucionales, los cuales han surgido como intentos del Gobierno para dar respuesta a la problemática, y cuyos objetivos son por un lado mitigar y sancionar el fenómeno, y por el otro garantizar medidas de protección y atención a las víctimas. Concretamente, las regulaciones legales respecto a la violencia intrafamiliar tienen su inicio con la constitución de 1991, en la cual resultan de gran relevancia los siguientes artículos: Art. 5. Se reconoce la primacía de los derechos inalienables de toda persona y se ampara a la familia como institución base de la sociedad. Art. 13. Libertad e igualdad de todas las personas ante la ley. Principio de no discriminación. Art. 42. Toda forma de violencia en la familia se considera destructiva de su unidad y debe ser sancionada. Art. 43. Reconoce igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Se garantiza la no discriminación de la mujer. Las anteriores consideraciones constituyen una base para la garantía de los derechos de la mujer en el ambiente social y familiar, y por ende la mitigación del fenómeno de la violencia de pareja. Sin embargo, el uso de la violencia se enmarca dentro de un escenario cultural cuyas creencias fortalecen y perpetuán la existencia de mecanismos de discriminación y agresión contra la mujer, y por lo mismo el reconocimiento de estos derechos no es garantía suficiente para su ejercicio. A razón de lo anterior, en el año 1995 se ratificó la ley 248, que aprobó la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, a partir de la cual el estado Colombiano – como estado miembro- está obligado a implementar acciones jurídicas, legalesy administrativas con el fin de reducir y eliminar la violencia contra la mujer, incluyendo la violencia dentro de la familia, la unidad doméstica y cualquier relación interpersonal (Ley 248, 1995). En los años posteriores a la ratificación de ésta ley, se desarrollaron un conjunto de mecanismos legales para la mitigación del fenómeno. Dentro de estos mecanismos es importante resaltar la ley 294 de 1996 que determina normas para el manejo y prevención del fenómeno de violencia intrafamiliar (Ley 294, 1996), la cual se establece como la primera ley de violencia intrafamiliar en Colombia. Específicamente la ley establece: medidas de protección para las víctimas de violencia 14 intrafamiliar, el procedimiento requerido para la petición de dichas medidas, lineamientos para la asistencia a las víctimas de maltrato y las sanciones asociadas a su incumplimiento. En los años posteriores a la ratificación de ésta ley, se desarrollaron otros mecanismos para su ampliación y modificación (ver tabla 5). Tabla 5 del autor. Leyes violencia intrafamiliar en Colombia. A pesar de los diferentes mecanismos establecidos por el gobierno Colombiano estos no han mostrado los resultados esperados, lo que demuestra su carácter limitado para la mitigación del fenómeno. Dicha limitación se asocia principalmente con el hecho de que las medidas implementadas se enfocan en la sanción del maltratador y la asistencia a las víctimas, por lo cual continúan desconociendo los factores sociales y culturales que generan y perpetuán la ocurrencia del fenómeno. De igual manera las bajas tasas de denuncia por parte de las víctimas (ver sección 3.2), evidencian la necesidad de nuevas aproximaciones al fenómeno, que permitan su comprensión y la adecuada formulación de políticas públicas. Es como resultado de todo lo anterior, que el presente trabajo propone una aproximación alternativa al fenómeno de violencia de pareja, enfocado en los problemas de denuncia asociados al mismo y los factores sociales que los generan. Ley Descripción Ley 294 de 1996 Adjudicó el carácter de delito a la violencia intrafamiliar. Definió normas para prevenir, remediar y sancionar la violencia intrafamiliar. Ley 575 de 2000 (Reforma de la Ley 294 de 1996). Trasladó la competencia de dictar medidas de protección a la Comisaria de familia. Ley 599 de 200 Reformó el código penal, al incluir los tipos penales de violencia intrafamiliar. Ley 882 de 2004 Aumentó las penas por violencia física y psicológica. Ley 1257 de 2008 Dicta medidas de sensibilización, prevención, erradicación y sanción de formas de violencia y discriminación contra la mujer. Ley 1361 de 2009 Estableció la protección integral de la familia y elaboración de la política pública de apoyo y fortalecimiento a la familia. Ley 1542 de 2012 Eliminó el carácter queréllale y desistible de los delitos de violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria. 15 4. Proceso Metodológico El objetivo final de este proyecto es generar lineamientos para la adecuada formulación de políticas públicas enfocadas en la mitigación de la violencia de pareja. Sin embargo para el cumplimiento de dicho objetivo es necesario un proceso metodológico que no solo permita conceptualizar la problemática e identificar factores claves para su intervención, sino también superar algunas de las limitaciones de los mecanismos previamente propuestos por el gobierno. En este sentido, y tomando como referente el impacto limitado que han tenido los mecanismos implementados por el gobierno para mitigar la violencia de pareja – en general la violencia intrafamiliar- y su énfasis en las sanciones del maltratador y la atención a las víctimas, el presente trabajo propone una aproximación alternativa a dicho fenómeno. Dicha aproximación se caracteriza por dos aspectos principales: por un lado el énfasis en los problemas de denuncia y la inclusión de aspectos sociales relacionados con éste, y por el otro el abordaje del fenómeno a partir de la Ontología Evolutiva. Dado lo anterior, el proceso metodológico comenzará con la conceptualización de algunos aspectos claves para el abordaje del problema, los cuales se centrarán tanto en el problema de denuncia como en las herramientas metodológicas a utilizar. Para abordar el problema, se realizará una caracterización teórica de la forma en que ha sido entendido el problema de denuncia. Dicha caracterización no solo involucrará los principales enfoques teóricos utilizados para la explicación de la problemática, sino a su vez los resultados de algunos estudios que sustenten dicha información Respecto a las herramientas metodológicas, el proyecto propone la utilización tanto de la Ontología Evolutiva como de modelos de simulación por agentes, por lo cual el proceso metodológico continuará con una explicación general de dichas herramientas. Es importante mencionar que se tomó la Ontología Evolutiva como herramienta metodológica, debido a que ésta no solo reconoce existencia de diferencias entre los individuos y la capacidad de decisión de los mismos, sino también el hecho de que los cambios a nivel poblacional son el resultado de procesos evolutivos que comienzan a nivel individual. Adicionalmente, la Ontología reconoce la complejidad de la problemática, en la medida en que considera no solo que los agentes actúan con base en su conocimiento, sino también que estos interactúan entre sí y con el medio externo en que se encuentran; y es por lo mismo que resulta apropiada para la caracterización de procesos sociales como los problemas de denuncia en violencia de pareja. Una vez realizada la caracterización de dichos aspectos generales, el proceso metodológico continuará con la caracterización del problema desde la Ontología Evolutiva. Lo que implica que los factores claves identificados en el análisis teórico de la 16 problemática, serán vinculados a los procesos de variación, selección y retención de reglas de decisión, propios de la Ontología. Es importante mencionar que a pesar de que la Ontología Evolutiva reconoce la existencia de tres niveles de análisis, el proyecto se centrará únicamente en la caracterización de los procesos de decisión y la problemática a nivel individual. A partir de la conceptualización del problema desde la Ontología Evolutiva, se procederá a diseñar un modelo de simulación por agentes, que no solo permita realizar una abstracción de la realidad del fenómeno, sino a su vez entender la relación entre algunos factores sociales y la decisión de denuncia de las víctimas. Para la construcción del modelo de simulación se tendrán en cuanta un número limitado de factores y criterios de decisión, identificados como relevantes dentro de la conceptualización teórica de la problemática. Dicho modelo de simulación será utilizado para la realización de experimentos y análisis de escenarios, a partir de los cuales se propondrán diferentes líneas de intervención para la creación de políticas públicas enfocadas en la mitigación y visibilización del fenómeno, siendo este el objetivo final del proyecto. Gráfica 2. Proceso metodológico del proyecto • Problemática • Herramientas metodológicas Aproximación teórica • Denuncia como proceso evolutivo Aproximación desde la Ontología Evolutiva • Experimentos • Análisis escenarios Diseño modelo de simulación por agentes • Enfocados en mitigar y visibilizar el problema Lineamientos para políticas publicas 17 5. Aspectos teóricos 5.1 Aproximación teórica a los problemas de denuncia A pesar de que la violencia contra la mujer tiene diferentes consecuencias para la salud y bienestar de la víctima, la mayoría de mujeres únicamente buscan ayuda después de un largo periodo de victimización (Deza Villanueva, 2012). Debido a esto, resulta importante reconocerlos diferentes aspectos que contribuyen a la legitimación de la violencia dentro de la pareja y la permanencia de las mujeres en dichas relaciones. En este sentido, se han realizado diferentes investigaciones enfocadas en la identificación tanto de los aspectos sociales y culturales, como de los aspectos internos de las relaciones de pareja, que en conjunto contribuyen al mantenimiento de la problemática. Concretamente, dichos aspectos tienen tres repercusiones principales: promueven determinados procesos relacionales en la pareja, normalizan las manifestaciones de violencia en las relaciones y entorpecen la utilización de recursos externos – tales como la denuncia- para el control de la problemática. Entre la literatura de violencia de pareja, se reconoce la existencia de cuatro enfoques principales que abarcan los aspectos más relevantes para la legitimación de la violencia de pareja y por ende la no denuncia por parte de las víctimas. Dichos enfoques correspondes a: la estructura de la sociedad, los procesos de socialización, el sistema de justicia y la relación de pareja y proceso de victimización. Estos enfoques serán abordados en mayor detalle en las siguientes secciones. 5.1.1 Estructura de la sociedad Algunos autores señalan que la presencia de una estructura patriarcal en la sociedad, no solo genera las condiciones apropiadas para el ejercicio y mantenimiento de la violencia contra la mujer, sino a su vez dificultan que las mujeres se salgan de una relación de maltrato (Murad, Gómez, & Calderón, 2013). Esta estructura se sustenta gracias a la existencia de creencias y actitudes machistas y sexistas, que en conjunto establecen y reafirman la supremacía del hombre sobre la mujer en todos los aspectos de la vida social; y es precisamente dentro de este entramado de prácticas y creencias que se legitima el ejercicio de violencia contra la mujer. De manera que la violencia contra la mujer no solo se edifica como una práctica legitima y apropiada dentro del orden patriarcal, sino a su vez se convierte en un mecanismo de perpetuación de dicho orden (MDGF. Programa integral contra violencias de género, 2010, pág. 32). Adicionalmente la existencia de dicha estructura genera dificultades para las mujeres al intentar salirse de relaciones de violencia. Según Barnett (2000) dichas dificultades no solo se asociación a la interiorización – en la mujer- de creencias sobre la violencia como una práctica normal, sino también con la dependencia económica de la mujer, siendo esta 18 ultima el resultado de las desigualdades sociales – principalmente en términos de ingresos y oportunidades labores- entre hombres y mujeres. Lo que indica que la estructura patriarcal y la desigualdad asociada a la misma, no solo ayudan a normalizar y perpetuar la violencia contra la mujer, sino a su vez dificultan que las mujeres se salgan de relaciones de violencia y denuncien a su agresor. 5.1.2 Procesos de socialización Según Fermoso (1994, en Larragaña, Yubero, & Bodoque, 2006), la socialización hace referencia al proceso de interacción entre el individuo y su entorno, mediante el cual se trasmiten e interiorizan las diferentes creencias, costumbres y valores propios de un grupo social, y que en su conjunto vendrán a constituir la identidad del individuo. Dentro de dichas creencias resulta de especial importancia – para el tema de estudio- las nociones culturales referentes a los roles de género, siendo estos entendidos como el “conjunto de normas, comportamientos y formas de conducta que debe asumir cada individuo según su sexo” (Millán & Alarcón, 2009, pág. 48). De manera específica, se ha identificado que la interiorización de los roles de género se asocia en el caso de los hombres con la identificación del ideal masculino, la búsqueda de una posición dominante en las relaciones y la aceptación de la violencia como forma de relacionarse y de resolver conflictos; mientras que en el caso de las mujeres se asocia con la incorporación de modelos de sumisión, dependencia y pasividad (Equipo Investigador Universidad de Sevilla, 2011). La razón por cual las creencias de género resultan importantes para el tema de estudio, radica en que éstas no solo promueven y legitiman formas específicas de ser hombre y de ser mujer, sino a su vez perpetúan las relaciones de desigualdad y opresión entre los sexos, las cuales se convierten en la base de la violencia de género (Ramos Padilla, 2006). Cuando dichas creencias han sido interiorizadas y se constituyen en aspectos propios de la identidad del individuo, éstas vendrán a determinar la forma en que el individuo actúa y afronta determinadas situaciones, tales como la violencia de pareja. Lo que indica que la legitimación de dichas características y desigualdades, no solo se asocia con la normalización y aceptación de la violencia de pareja hacia la mujer, sino también con el hecho de que las mujeres no busquen ayuda, ni denuncien la situación de maltrato (Fanslow & Robinson, 2010). 5.1.3 Sistema de justicia A pesar de que los gobiernos de diferentes países y concretamente el gobierno Colombiano, han dispuesto un conjunto de mecanismos legales que intentan proteger a las víctimas de violencia y disminuir la prevalencia misma del fenómeno, estos mecanismos tienen un carácter limitado. Dicho carácter limitado no solo se asocia a que 19 anualmente existe un gran número de casos de violencia de pareja, sino también a que la mayoría de victimas mujeres no recurren a dichos mecanismos. Este último aspecto no solo ha sido vinculado con factores e influencias culturales, sino a su vez con problemas y deficiencias del sistema de justicia. Según Larrauri (2003), uno de estos problemas se asocia a que el sistema no atiende ni reconoce las necesidades de las víctimas. Para las mujeres víctimas de maltrato, la denuncia se convierte en un medio para conseguir cambiar su situación, no en un objetivo en sí mismo; por lo cual la autora señala que la lógica procesal y judicial del sistema – según la cual el objetivo principal es el castigo y condena del maltratador- se convierte en un obstáculo para estas mujeres. Adicionalmente la interposición de la denuncia deja a las mujeres en una situación de vulnerabilidad, en la cual se ve amenazada tanto su seguridad, como su estabilidad económica y emocional (Grauwiler, 2008). A pesar de que dicha situación intenta ser atenuada por las medidas de protección dispuestas por la ley 294 de 1996, no existe una garantía sobre la ejecución de las mismas, debido a que “[s] Si bien todas las leyes contra la VCM incluyen medidas de protección, su ejecución en la práctica está obstaculizada por la carencia de sistemas de vigilancia, efectivos policiales o casas de refugio” 1 (Banco Interamericano de Desarrollo BID, 2014) y por lo mismo permanecer en dicha relación en muchas ocasiones es considerada como la opción más segura (Grauwiler, 2008). La anterior información es confirmada por los resultados del Estudio Sobre Tolerancia Social e Institucional a la Violencia Basada en Género en Colombia, según la cual un alto porcentaje de las mujeres víctimas de violencia que acudieron a mecanismos judiciales para interponer la denuncia, manifestaron que dichas instituciones no les resolvieron su problema (MDGF. Programa integral contra violencias de género, 2010) . Tabla 6. Basada en: MDGF. Programa integral contra violencias de género. (2010). Estudio sobre tolerancia social e institucional a la violencia basada e género en Colombia. Bogotá: Fondo de Naciones Unidas y el Gobierno de España para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo del milenio. 1 VCM se refiere a violencia contra las mujeres Institución % Mujeres que manifestaron que no resolvieron su problema Comisaría de Familia 26% Fiscalía29% Policía 42% Alcaldía 49% Instituto Nacional de Medicina Legal 7% 20 Un segundo problema se asocia a la desconfianza de las mujeres respecto al sistema de justicia, la cual se halla determinada por dos factores principales. El primero, referente a la percepción de éste como un sistema marcado por la ineficiencia y la burocratización, y el segundo asociado a la prevalencia de estereotipos de género dentro de las instituciones judiciales. (Guzmán & Prieto, 2013). En este último sentido, Barnett (2000) afirma: “las practicas del sistema de justicia criminal reflejan precedentes históricos y creencias patriarcales, que fallan al servir y proteger a la mujer maltratada” (pág. 350, traducción personal). De manera que los anteriores factores no solo aumentan la desconfianza de la víctima respecto al sistema de justicia, sino a si mismo se constituyen en un elemento clave para que no denuncien (Ferrer, Bosch, & Riera, 2006). Por último, es importante señalar que también existen problemas de desconocimiento de las víctimas de violencia respecto a sus derechos y los mecanismos legales dispuestos para su ejercicio (Banco Interamericano de Desarrollo BID, 2014), lo cual genera que las mujeres recurran a otros mecanismos de afrontamiento cuando se ven enfrentadas a situaciones de violencia. Esta situación es confirmada por los resultados del estudio realizado por Madero y Gómez (2007) en la ciudad de Bogotá, según la cual muchas mujeres: [D] desconocen sus derechos e ignoran que la violencia conyugal es un delito y que dependiendo de la magnitud puede ser castigado. Igualmente, carecen de información acerca de las instituciones del Estado, a las que deben acudir para denunciar el maltrato intrafamiliar. Así mismo desconocen los procedimientos y trámites que deben realizar cuando deciden denunciar al agresor (pág. 96). Es por todo lo anterior que es posible afirmar que aun cuando el Estado disponga de múltiples de mecanismos para la protección de las mujeres víctimas de violencia, estos resultan inútiles ante la desinformación, desconfianza e ineficiencia misma del sistema judicial. 5.1.4 Relación de pareja y proceso de victimización El uso y mantenimiento de la violencia dentro de las relaciones de pareja, no solo se explica a partir de factores externos propios del contexto social y cultural, sino a su vez se relacionan con características propias de las relaciones y los efectos que la violencia tiene sobre las víctimas. De manera que es posible identificar tres características centrales respecto a los factores internos de las relaciones: por un lado el carácter cíclico de la violencia de pareja, y los efectos que ésta tiene sobre las víctimas; y por el otro la existencia de un vínculo afectivo entre el agresor y la víctima. 21 5.1.4.1 El ciclo de la violencia La teoría del ciclo de la violencia de pareja fue propuesta en el año 1979 por Leonore Walker, y establece que el proceso de maltrato en la pareja se comporta de manera cíclica, siguiendo tres fases específicas: aumento de la tensión, incidente de agresión y contrición amorosa o luna de miel (Walker, 2000). Gráfica 3. Ciclo de la violencia de Walker (1979). La fase de tensión se caracteriza por un aumento gradual de la misma, en el cual se generan actos puntuales – tales como insultos y abuso físico- que dan lugar a roces entre la pareja; situación que genera reacciones particulares en cada uno de sus miembros. En el caso del maltratador comienzan a aparecer sentimientos de hostilidad e insatisfacción, mientras que en el caso de la víctima esta comienza a adaptar su comportamiento a los deseos de su maltratador, con el fin de calmarlo y reducir la tensión existente. Adicionalmente durante esta fase la víctima tienden a minimizar o justificar los comportamientos de su compañero, a través de la autoculpabilización o la asociación con estresores particulares (Deza Villanueva, 2012). Los intentos de la víctima por calmar la situación tienen resultados positivos durante un tiempo, lo que genera un sentimiento irreal de control sobre la situación. Posteriormente dichas acciones resultan inútiles, lo que implica que la tensión en la relación continua aumentando, hasta el punto en que resulta inaguantable, lo que desencadena la fase de agresión. La fase de agresión se caracteriza por “la descarga incontrolable de las tensiones acumuladas durante la fase uno” (Walker, 1979, p.59; citado en Walker, 2000), dichas descargas corresponden al ejercicio de agresiones físicas o psicológicas contra la víctima. Algunos autores han afirmado que esta fase tiene graves efectos sobre la víctima, tales como: tensión psicológica severa, aislamiento, sentimientos de impotencia e indefensión, depresión, ansiedad, conmoción y temor; que en conjunto dificultan la búsqueda de ayuda (Deza Villanueva, 2012). Dichos efectos son especialmente importantes debido a Agresión Luna de Miel Tensión 22 que tienden a generar una disminución permanente de la autoestima de la víctima y a aumentar el miedo de la misma, por lo cual cada vez que se repite el ciclo es menos probable que se busquen mecanismos de ayuda externa. Esta fase es de breve duración y termina cuando el agresor detiene sus conductas violentas. La siguiente fase corresponde a la luna de miel y se caracteriza por los actos de arrepentimiento y deseo de cambio por parte del maltratador; entre los cuales se incluyen no solo comportamientos amorosos, cariñosos, detallistas y amables; sino también las suplicas de perdón y las promesas de no volver a agredir a la pareja. Dichos actos renuevan la confianza de la víctima en su pareja y la relación, y por lo mismo representan un refuerzo para permanecer en la misma. Adicionalmente los comportamientos cariñosos del agresor durante esta fase, ayudan a estrechar la relación de dependencia entre la víctima y el agresor; y por lo mismo dificultan los procesos de denuncia y búsqueda de ayuda de la mujer en las otras fases del ciclo. (Deza Villanueva, 2012). Sin embargo después de un lapso de tiempo empezarán a ocurrir nuevos incidentes que dan lugar a tensiones en la relación, generando nuevamente el comienzo del ciclo. El ciclo de la violencia no solo permite entender el funcionamiento interno de las manifestaciones de violencia, sino que también ayuda a explicar algunas de las razones por las cuales las mujeres no buscan ayuda y permanecen en relaciones violentas. Concretamente cada una de las fases del ciclo tiene efectos particulares sobre la víctima, tanto a nivel cognitivo como psicológico, que hacen que con cada repetición del ciclo se disminuya más la probabilidad de que la mujer denuncie y busque ayuda externa. 5.1.4.2 Proceso de escalada y consecuencias asociadas a la violencia Adicional a la caracterización de la violencia como un proceso de carácter cíclico, también se ha identificado que el fenómeno responde a un comportamiento de escalada según el cual las manifestaciones de violencia aumentan en frecuencia e intensidad a través del tiempo, implicando un proceso que incluye inicialmente agresiones de tipo psicológico, y en etapas posteriores agresiones de tipo físico y sexual (Garzón, 2011). Es importante mencionar que el hecho de que la violencia se asocie a un proceso de escalada, no indica que en todos los casos se cumplan todas las fases del proceso; por lo cual también es importante considerar las razones de las mujeres para no denunciar según el tipo de violencia al que se ven expuestas. La primera fase se asocia comúnmente a la presencia de agresiones de tipo psicológico, a través de las cuales la víctima es desvalorizada, criticada, ignorada y ridiculizada; en etapas posteriores este tipo de violencia es reforzada por agresiones verbales. A pesar de que este tipo de violencia se presenta de manera sutil, ésta tiene consecuenciasdevastadoras en la salud de la mujer especialmente asociadas a la pérdida de autoestima 23 y el debilitamiento de sus defensas psicológicas (Deza Villanueva, 2012). Adicionalmente, este tipo de violencia tiene dos repercusiones importantes respecto al proceso de denuncia: en primer lugar, su carácter sutil hace que las agresiones psicológicas tiendan a ser minimizadas y por tanto no sean denunciadas; y en segundo lugar sus efectos sobre la víctima disminuyen la probabilidad de posteriores intentos de denuncia. Lo anterior se evidencia en los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización por Violencia intrafamiliar y Delitos Sexuales (Ministerio del Interior y Seguridad Publica, 2013), según la cual únicamente el 27.6% de mujeres víctimas de violencia psicológica realizó la denuncia, y del porcentaje restante de mujeres el 34,5% afirmó que la principal razón para no denunciar fue que el maltrato no fue algo serio y por tanto no era necesario denunciar (ver tabla 7) Tabla 7. Basada en Ministerio del Interior y Seguridad Publica. (2013). Informe Final " Encuesta Nacional de Victimización por Violencia Intrafamiliar y Delitos Sexuales. Chile: Adimark GfK. En etapas posteriores, la violencia empieza a incluir agresiones de tipo físico y luego sexual, que atentan directamente contra la salud de la mujer, dejando secuelas como cicatrices e impedimentos físicos. Este tipo de agresiones también tienen efectos sobre el equilibrio emocional de la mujer, en la medida en que generan sentimientos de miedo, temor, ansiedad, angustia, humillación y desconfianza permanente (Gobierno San Luis Potosí, 2006). Dichos sentimientos constituyen un factor inhibidor para la búsqueda de ayuda externa por parte de la víctima y por ende de la denuncia respectiva. En este sentido, los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización por Violencia intrafamiliar y Delitos Sexuales (Ministerio del Interior y Seguridad Publica, 2013), muestran que únicamente el 36% de mujeres víctimas de violencia física realizó la denuncia; del porcentaje restante de mujeres el 24,5% afirmó que la principal razón para no denunciar fue el miedo (ver tabla 8) Motivo no denuncia % Mujeres Porque no fue algo serio y no lo consideré necesario 34,5% Las cosas mejoraron 12,5% No creo que denunciar sirva/ había denunciado y no paso nada 11,9% No sabía que podía denunciar esta situación 9,6% Me daba vergüenza contar mi situación 7,5% Tuve miedo 6,2% Violencia Psicológica - Principal motivo de no denuncia por el ultimo episodio 24 Tabla 8. Basada en Ministerio del Interior y Seguridad Publica. (2013). Informe Final " Encuesta Nacional de Victimización por Violencia Intrafamiliar y Delitos Sexuales. Chile: Adimark GfK. En el caso de la violencia sexual, los resultados de la encuesta revelan que cerca del 87,1% de las víctimas no denuncian, y la razón principal para dicha decisión se fundamenta en la vergüenza que dicha situación les produce (40%) (Ministerio del Interior y Seguridad Publica, 2013). Adicionalmente, es importante resaltar que en todos los tipos de violencia incluidos en la encuesta, una de las razones importantes para no denunciar es la creencia – justificada o no por experiencias previas- de que es inútil denunciar (“no creo que denunciar sirva/había denunciado y no paso nada”); lo cual reafirma la necesidad de mejorar las garantías y respuestas del sistema de justicia. A pesar de que la encuesta mencionada fue realizada en Chile, sus resultados son de gran relevancia para el estudio de la problemática, ya que permiten evidenciar algunas de las razones que las mujeres tienen para no denunciar según el tipo de violencia. Adicionalmente dichos resultados son comparables a los encontrados en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Profamilia, 2010) realizada en Colombia, debido a que identifican razones similares para no denunciar (ver sección 3.2) ; sin embargo en el caso de ésta última no se diferencian las razones según el tipo de violencia al que se está expuesta y por lo mismo la encuesta chilena permite complementar dicha información. 5.1.4.3 Vinculación afectiva Por último es importante resaltar que la violencia de pareja tiene una característica particular asociada al contexto en el que surge, es decir una relación de carácter afectivo y emocional entre la víctima y el maltratador, que se constituye como un factor clave para la decisión y permanencia de las mujeres dentro de dicha relación. Algunos estudios afirman que en muchos casos la permanencia de las mujeres en relaciones de maltrato, se asocia al amor a la pareja, la esperanza de que la violencia cese y el compromiso con la relación (Barnett, 2001). Según el estudio de Fanslow y Robinson en Auckland (Nueva Zelanda), en el cual se encuestaron un total de 956 mujeres que habían vivido experiencias de maltrato en algún Motivo no denuncia % Mujeres Tuve miedo 24,5% Las cosas mejoraron 14,3% Por temor a que no me creyeran, porque no tenía testigos 12,7% No creo que denunciar sirva/ había denunciado y no paso nada 8,7% Me daba vergüenza contar mi situación 8,1% Porque no fue algo serio y no lo consideré necesario 7,5% No sabía que podía denunciar esta situación 6,4% Violencia Física - Principal motivo de no denuncia por el ultimo episodio 25 momento de su vida, el 26.1% de las mujeres que permanecieron en la relación (n=486) lo hicieron debido a que amaban al agresor (Fanslow & Robinson, 2010). De igual manera, según el estudio realizado por Peterson et al. (2004), uno de las principales barreras de las mujeres para no buscar ayuda externa era su deseo de proteger al agresor. Lo que indica que la relación afectiva con el maltratador tiene una influencia importante en la decisión de la víctima sobre su permanencia en la relación y por lo mismo es considerado un factor importante en la decisión sobre la posibilidad de denunciar. 5.2 Ontología Evolutiva La Ontología Evolutiva de Dopfer surge como un intento superar las limitaciones existentes en las teorías económicas basadas en un análisis determinista, las cuales no solo desconocen el carácter de la economía como sistema complejo, abierto y en evolución, sino también los procesos de acción y toma de decisión que llevan a cabo los agentes (Dopfer & Potts, 2004). Tomando como base estos aspectos, la Ontología Evolutiva propone que la economía corresponde a un proceso de auto-organización y coordinación de reglas genéricas, que cambian y se actualizan en el curso de un proceso evolutivo (Dopfer & Potts, 2009); lo que indica que el sistema económico es conceptualizado a partir de un proceso de evolución de reglas, y que los agentes son reconocidos como los actores encargados de crear y portar dichas reglas. Adicionalmente, la Ontología Evolutiva reconoce la existencia de tres axiomas que constituyen la base de la misma: bimodalidad, asociación y proceso (Dopfer & Potts, 2004) (Dopfer K. , 2005). Axioma 1 – Bimodalidad Este axioma reconoce que todos los fenómenos reales corresponden a la actualización física de una idea. Lo que indica por un lado que todas las ideas y reglas pueden tener múltiples actualizaciones, y por el otro que dichas actualizaciones son materializadas por una población. Axioma 2 - Asociación Este axioma afirma la existencia de conexiones y relaciones entre las diferentes ideas y actores. Adicionalmente establece que las propiedades de una regla únicamente pueden ser reconocidas en las asociaciones que ésta establece, y que dichas propiedades corresponden la información; lo que indica que “la creación de una asociación, es la creación de información “(Dopfer & Potts, 2004, pág. 206, traducción personal). Axioma 3 – Proceso Este axioma hace referencia a las actualizaciones como procesos, y por ende reconoce su carácter espacial y temporal. Los anteriores axiomas no solo constituyenla base principal de la teoría evolutiva, sino a su vez permiten entender su carácter generalizable. Esto último indica que aun cuando la 26 Ontología surge como un modelo explicativo de la economía, ésta puede ser utilizada para caracterizar diversos procesos evolutivos de carácter social. Por lo tanto es posible afirmar que la Ontología Evolutiva permite la conceptualización de diversos procesos sociales, como el resultado de la evolución de reglas genéricas. En términos generales las reglas se refieren a aquellas “ideas que permiten organizar acciones y recursos, en operaciones” (Dopfer & Potts, 2007, pág. 6). Por su parte, las reglas genéricas corresponden a aquellas que son comunicadas socialmente y se clasifican en dos tipos. Por un lado las reglas de los sujetos, que incluyen reglas cognitivas y de comportamiento, y se encargan de organizar los comportamientos y pensamientos del sujeto. Y por el otro las reglas de los objetos, que incluyen reglas de tipo social y técnico, y se encargan de organizar las estructuras sociales y materiales. Tabla 9. Basada en: Dopfer, K., & Potts, J. (2007). The general theory of economic evolution. Routledge. De esta manera, la evolución de procesos sociales es entendida como el proceso continuo de cambio, interacción y coordinación de los distintos tipos de reglas genéricas. Sin embargo para que dicho proceso tenga lugar, es necesaria la existencia de un conjunto de operaciones y portadores de reglas, que se encarguen de materializar dicho proceso. En este sentido, Dopfer y Potts (2007) identifican algunos puntos claves relacionados con el proceso evolutivo y los factores involucrados dentro del mismo (reglas, agentes y operaciones). Por un lado, establecen que las reglas pueden tener distintos portadores, y por lo mismo una misma regla podrá ser adoptada de distinta manera y con diferentes propósitos. Adicionalmente, afirman que esta variedad de posibilidades, es precisamente lo que constituye el curso normal de la trayectoria de una regla. Por otro lado, establecen una distinción entre los posibles portadores de una regla, correspondientes a agentes y agencias, donde los primeros se refieren a individuos particulares, mientras que los segundos se refieren organizaciones conformadas por un conjunto de portadores que actúan como un todo coordinado. Pese a las diferencias existentes entre los tipos de portadores, ambos se caracterizan por tener dos propiedades básicas: la primera Reglas Cognitivas Reglas Comportamentales Reglas Sociales Reglas Técnicas Reglas de pensamiento para modelar el mundo . Describen las posibles acciones del agente. Organizan los agentes dentro de las organizaciones sociales. Organizan objetos físicos. Reglas Genéricas Reglas del sujeto Reglas de los objetos 27 corresponde a su capacidad de portar y utilizar reglas; y la segunda referente a la posibilidad de crear, adoptar y retener nuevas reglas (Dopfer & Potts, 2007). Dado lo anterior, es posible afirmar que la Ontología Evolutiva entiende los agentes como los actores encargados de los procesos de modificación y actualización de las reglas, sin embargo ésta no se limita al proceso realizado a nivel individual, sino que busca entender los procesos evolutivos dentro del sistema social en su totalidad. Por lo cual la Ontología propone la consideración de tres perspectivas diferentes- micro, meso y macro- que en su conjunto explican y constituyen la trayectoria de una regla; que corresponde al proceso en que una nueva regla es creada, adoptada y retenida por una población de portadores. De esta manera, la perspectiva micro hace referencia al proceso individual de adopción, selección y retención de reglas por pate de un portador; la perspectiva meso se enfoca en los procesos de actualización de reglas llevados a cabo por una población de portadores, y la perspectiva macro hace referencia a la forma que dicha regla altera la estructura y funcionamiento del sistema, es decir se enfoca en sus consecuencias agregadas. (Dopfer, Foster, & Potts, 2004) 5.2.1 Perspectiva Micro Esta perspectiva se enfoca en la forma en que los agentes portan y usan las reglas. Dentro de ésta, cada agente es entendido como el complejo de dos estructuras: la estructura interna, basada en los procesos y capacidades cognitivas del agente; y la estructura externa, construida a partir del ambiente externo y las interacciones con otros agentes (Dopfer, Foster, & Potts, 2004). La interacción de estas estructuras es lo que genera las posibilidades de creación, aplicación y trasformación de reglas. Específicamente dichas posibilidades corresponden a los problemas con que el individuo se enfrenta en el contexto, y cuya resolución estará determinada en gran medida por la previa creación y adopción selectiva de determinadas reglas. Es importante mencionar que el proceso evolutivo desde una perspectiva micro, tiene como objetivo fundamental la adaptación del individuo a las condiciones del ambiente, y por lo mismo estas constituyen un aspecto fundamental durante todo el proceso. Adicionalmente el proceso evolutivo comprende tres etapas, asociadas a los procesos de variación, selección y retención de reglas de decisión, que realiza el individuo. 5.2.1.1 Variación El proceso evolutivo a nivel individual comienza con la fase de variación. La fase de variación corresponde a la creación o modificación de reglas que realiza el agente, a partir de las cuales no solo transforman su base de conocimiento, sino también su estructura interna (procesos cognitivos). Este proceso depende tanto de la habilidad creativa e imaginativa del individuo para generar novedad (Dopfer K. , 2005), como del 28 conocimiento previo del agente, el cual limitará la variedad de opciones que el individuo genere (Campbell, 1987). Respecto a este último punto, Campbell (1987) vendrá a identificar diez niveles diferentes de conocimiento, a partir de los cuales el individuo no solo puede entender su entorno y actuar dentro de éste, sino también generar nuevas reglas de decisión. A continuación se presentan los diferentes niveles identificados por Campbell: Gráfica 4. Niveles de Conocimiento. Basada en: Campbell, D. (1987). Evolutionary Epistemology. In G. Radnitzky, & W. W. Bartley, Evolutionary Epistemology, Rationality, and Sociology of Knowledge (pp. 47-89). LaSalle: Open Court. 29 A pesar de la importancia del conocimiento dentro del proceso de variación, es importante mencionar que la creación de una nueva regla no solo depende del proceso mismo de generación de la idea, sino a su vez la utilidad que esta represente para la resolución de problemas reales (Dopfer & Potts, 2007); y por lo tanto las variaciones en las reglas de los agentes también están determinadas por las condiciones y exigencias del ambiente. El conjunto de opciones resultantes de la fase de variación, vendrán a constituir el repertorio de reglas del individuo; y será a partir de este último que tendrán lugar las posteriores fases del proceso evolutivo. 5.2.1.2 Selección La siguiente fase del proceso evolutivo en el nivel Micro, corresponde al proceso de selección que realiza el individuo. En términos generales, el proceso de selección involucra la interacción entre los individuos y el ambiente (Darden & Cain, 1989) y corresponde a la elección o eliminación de determinadas características, debido a su adecuación a las necesidades impuestas por el ambiente; lo cual implica que la selección de las características dependerá de la adaptación de las mismas al medio. Para el caso de la Ontología Evolutiva, dichas características están asociadas a las reglas genéricas resultantes del proceso de variación, lo que indica que la interacción entre las variaciones - que constituyen el repertorio de reglas genéricas del individuo-y el ambiente tiene como resultado la adopción diferencial de las diferentes reglas, y por lo mismo el crecimiento desigual de las poblaciones de portadores (Dopfer & Potts, 2007). Según Dopfer y Potts (2007) la adopción de una regla depende de tres condiciones principales. En primer lugar, la adopción de las reglas está determinada por los beneficios (esperados) que las mismas representen cuando interactúan con el ambiente, es decir, “las reglas son adoptadas por el agente cuando éste espera que la nueva regla contribuya positivamente a sus capacidades genéricas y sus resultados operacionales” (Dopfer y Potts, 2007,pág. 40; traducción personal).En segundo lugar, la selección de una regla está sujeta a su interación con un conjunto de reglas preexistentes, las cuales actuan como el ambiente de selección de la misma; lo que indica que la adopcion de la nueva regla dependerá de que ésta logre encajar en la estructura de reglas preexitentes. Finalmente, los autores afirman que la viabilidad operacional de la regla también constituye un elemento clave para su adopcion, debido a que éste establece la posibilidad de su uso efectivo en el entorno. El conjunto de los tres componentes identificados anteriormente, determinará si una nueva regla es seleccionada por el agente o eliminada dentro de sus opciones. Ahora bien, la adopcion concreta de una nueva regla tiene lugar dentro de dos dominios ambientales (Dopfer K. , 2005).Por un lado el dominio interno, que corresponde a la 30 adopción de la regla como una decisión del individuo y en el cual estan involucrados procesos de aprendizaje y acomodación de la regla a estructuras de conocimiento. Y por el otro, el dominio externo, referente a la adopción materializada y externalizada de la regla, en la cual se ven involucrados otros individuos como posibles y reales adoptantes de dicha regla. El proceso adopcion podra ocurrir cada vez que el individuo se enfrente a una situación problemática, ante la cual tendra la posibilidad de elegir una regla genérica dentro del repertorio de reglas que posee o de generar nuevas reglas, con el fin de responder a dicha problemática. 5.2.1.3 Retención La selección reiterada de una misma regla – debido a sus beneficios asociados-, genera la modificación de las estructuras de conocimiento del agente, y por lo mismo su disposición para la aplicación de determinadas reglas. Dicha disposición se genera mediante procesos de aprendizaje y memoria, cuyo resultado es la retención de una nueva regla para su uso continuo (Dopfer & Potts, 2007). Concretamente el proceso de retención se manifiesta mediante la adquisición de hábitos y rutinas, a partir de los cuales se sistematiza el uso de una regla previamente seleccionada. (Dopfer K. , 2005) Las anteriores fases constituyen lo que se conoce como la trayectoria micro, en la cual se describe el proceso de variación, selección y retención de reglas para un único agente. Sin embargo cuando consideramos que los agentes hacen parte de un contexto social más amplio, en el cual es posible identificar poblaciones de agentes portadores de una misma regla, entonces estas micro trayectorias únicamente constituirán una pequeña parte del proceso evolutivo de dichas reglas; y por lo mismo se hace necesario la caracterización del proceso evolutivo dentro de las poblaciones como conjunto. Dicho proceso caracterizado en la perspectiva Meso. 5.2.2 Perspectiva Meso Como se mencionó anteriormente, la Ontología Evolutiva no solo se enfoca en la evolución de reglas a nivel del individuo, sino que busca entender el proceso de evolución de reglas a nivel poblacional y la manera en que éstas vendrán a afectar la estructura del sistema en su conjunto. Es precisamente bajo este referente que surge la perspectiva meso, no solo como el eje central de cambio del proceso evolutivo, sino a su vez como la conexión entre la perspectiva micro y la perspectiva macro (Dopfer, Foster, & Potts, 2004). La perspectiva meso constituye el estudio de la trayectoria de los portadores de una regla, es decir que se enfoca en la manera en que una nueva población de portadores surge y se estabiliza, como resultado de procesos de adopción y actualización de una regla genérica (Dopfer & Potts, 2007). La trayectoria meso puede ser caracterizada como el resultado de un proceso de tres fases: la primera correspondiente a la creación de la regla, la segunda 31 asociada al proceso de adopción de esta por un conjunto de portadores y por último el proceso de retención, asociado a la estabilización de la población de portadores dentro del sistema (Dopfer & Potts, 2007). 5.2.2.1 Creación El proceso creación de una nueva regla surge en primera medida a nivel de un agente y continua con la posterior selección y retención de dicha regla por parte del mismo; éste proceso constituye la base para la posible adopción de una regla por otros agentes y por ende el surgimiento de una población de portadores. Sin embargo para que dicha regla trascienda el nivel individual, es necesario que tenga determinadas características que permitan su adopción por parte de otros individuos y su comunicación de manera genérica (Dopfer & Potts, 2007); y es precisamente con este objetivo que se da el proceso de creación en la perspectiva meso. En la perspectiva meso, el proceso de creación se asocia a un acto de emprendimiento e innovación, en el cual un agente introduce nuevo conocimiento al sistema (Dopfer, Foster, & Potts, 2004). Dicho conocimiento se asocia con dos contribuciones principales: por un lado el descubrimiento de nuevas oportunidades de aplicación de la regla, y por el otro la creación y organización de reglas genéricas necesarias para que la nueva regla sea viable (Dopfer & Potts, 2007). Este proceso de emprendimiento es el que permite que la regla trascienda la frontera del individuo y se instale dentro del dominio público, para su posible adopción. 5.2.2.2 Selección Según Dopfer y Potts (2007), el proceso de selección en la perspectiva meso, corresponde a la adopción de una regla genérica por un conjunto agentes, lo cual permite el surgimiento de una nueva población de portadores. Este proceso no solo implica la adopción de la regla por posibles portadores, sino también la adaptación de la misma a diferentes ambientes (Dopfer, Foster, & Potts, 2004). Específicamente, el proceso consiste en que la regla genérica creada por el agente emprendedor – en la fase de creación- se convierte en objeto de prueba y evaluación por otros agentes con el fin de comprobar su utilidad; lo cual es realizado mediante procesos de adopción y experimentación. Es importante mencionar que la adopción de la regla por parte de cada uno los individuos a su vez implica variaciones sobre la misma regla, que serán seleccionadas y retenidas de manera diferencial dependiendo de la utilidad que éstas representen (Dopfer & Potts, 2007); de manera que el resultado individual de dicho proceso, consistirá en la normalización de comportamientos respecto a dicha regla (Dopfer, Foster, & Potts, 2004). Ahora bien, cuando analizamos la población en su 32 conjunto será posible observar que dichos procesos de experimentación darán lugar al crecimiento de la población de portadores de la regla (Dopfer & Potts, 2007). 5.2.2.3 Retención La fase final de la trayectoria meso consiste en la retención de la regla, atreves de su uso continuo por parte de la población de portadores; de manera que ésta se constituye en una población relativamente estable (Dopfer & Potts, 2007). El proceso de retención y replicación de la regla es reforzado a través de mecanismos de reparación y mantenimiento de la misma; y son precisamente estos aspectos los que permiten su carácter relativamente estable. De lo contrario los constantes procesos de interacción entre los agentes yde creación de conocimiento, impedirían cualquier intento de estabilización de las poblaciones de portadores (Dopfer, Foster, & Potts, 2004). La estabilización de la población de portadores de una regla se logra mediante la institucionalización o normalización de la misma dentro del sistema (Dopfer K. , 2005); es decir mediante la replicación de la regla por parte de la población de portadores y el mantenimiento de las estructuras necesarias para dicho proceso (Dopfer & Potts, 2007). De manera que “las reglas cognitivas y comportamentales serán normalizadas en hábitos y rutinas, y las reglas sociales y técnicas se convertirán en dominantes y estándares” (Dopfer & Potts, 2007, pág. 50, traducción personal). En consecuencia, el proceso de retención en la trayectoria meso corresponde a la retención de una regla genérica como institución, es decir como una población de portadores relativamente estable (Dopfer & Potts, 2007). Y es precisamente esta población de portadores -como conjunto- la que vendrá a involucrarse en procesos de coordinación con otras poblaciones, a nivel del sistema. 5.2.3 Perspectiva Macro A pesar de que las anteriores perspectivas se enfocan en la manera en que individuos o poblaciones adoptan una misma regla, la Ontología Evolutiva reconoce que dichos procesos tienen lugar dentro de un contexto social en el cual existen otras reglas y poblaciones de portadores; y es precisamente bajo éste foco que surge la perspectiva macro, como el estudio de las consecuencias agregadas en el sistema (Dopfer, Foster, & Potts, 2004). Concretamente la perspectiva macro se enfoca en los procesos de cambio y coordinación en la estructura de las unidades meso como una totalidad. El proceso de coordinación en la perspectiva macro tiene lugar en dos niveles: un nivel profundo correspondiente al ajuste entre las diferentes reglas, y un nivel superficial asociado a la coordinación entre las diferentes poblaciones de portadores; de manera que el equilibrio del sistema dependerá de la coordinación en ambos niveles (Dopfer & Potts, 2007). Al igual que en las otras perspectivas, el proceso de coordinación comprende tres procesos: 33 des-coordinación, re-coordinación, y coordinación continua de la nueva trayectoria meso dentro del sistema existente (Dopfer & Potts, 2007). El proceso comienza con la des-coordinación del sistema, es decir con el surgimiento de una nueva trayectoria meso y las alteraciones que ésta genera en el sistema. En el nivel superficial dichas alteraciones se asocian principalmente con cambios en las asociaciones entre las poblaciones de portadores, los cuales se manifiestan en la aparición y extinción de oportunidades y asociaciones entre poblaciones. En el nivel profundo las alteraciones se relacionan con cambios en la lógica existente sobre las asociaciones entre las reglas, es decir alteraciones en “las estructuras de aquello que se sabía que era factible, verdadero o razonable” (Dopper & Potts, 2007, pág.68, traducción personal). De manera paralela se da el proceso de re-coordinación del sistema, a partir del cual se intentan ajustar y auto-organizar las poblaciones meso existentes y la nueva población. El proceso de re-coordinación genera cambios tanto en la forma en que piensan y actúan los agentes, como en la estructura misma del sistema. En el nivel superficial este proceso tendrá como resultado cambios en la frecuencia de las poblaciones, mientras que en el nivel profundo tendrá como resultado una nueva estructura de asociaciones entre las reglas, que incluirá a la nueva regla (Dopfer & Potts, 2007). La etapa final de la trayectoria está marcada por el proceso continuo de coordinación, a través del cual se intenta mantener el orden y equilibrio del sistema. A nivel de la de estructura superficial, esta etapa involucrará la estabilización de las poblaciones de portadores; y a nivel superficial implicará el “proceso continuo de normalización y retención de la (nueva) estructura de asociaciones entre las reglas y la continua estabilización e incorporación de esas asociaciones” (Dopper & Potts, 2007, pág.70, traducción personal). 5.3 Modelos de Simulación por Agentes En términos generales, los modelos de simulación hacen referencia a herramientas de experimentación que constituyen una abstracción de la realidad, lo que indica que no solo permiten entender las dinámicas, las relaciones y el comportamiento de un sistema, sino a su vez la modificación y experimentación con el mismo (Lozares, 2004). En el caso de los modelos de simulación por agentes, estos se caracterizan por dos razones adicionales: por un lado reconocen la existencia de diferencias entre los agentes y su capacidad para actuar y tomar decisiones, y por el otro, reconocen que las estructuras sociales emergen como resultado la interacción entre los individuos y con el medio (García, 2011); y es precisamente debido a éstas características que la simulación basada en agentes constituye una de las principales herramientas para el análisis de fenómenos y procesos sociales. 34 A diferencia de los modelos de simulación tradicionales, cuyo objetivo es la representación del sistema como conjunto, los modelos de simulación por agentes intentan explicar el comportamiento del sistema a partir de las estructuras subyacentes que generan dicho comportamiento; y es por lo mismo que estos se enfocan en la caracterización particular de los agentes que constituyen el sistema (García, 2011).Los agentes son caracterizados no solo por determinados atributos, reglas de comportamiento, recursos y motivaciones; sino también por su capacidad de adaptarse a las condiciones del entorno y las interacciones en que se vean involucrados (Macal & North, 2009). Es por todo lo anterior que la simulación basada en agentes permite capturar y representar la complejidad asociada a problemáticas sociales, y por lo mismo se convierte en una herramienta útil para al análisis de las mismas. En el caso de los problemas de denuncia en violencia de pareja, el uso de la simulación basada en agentes no solo permite generar distinciones particulares respecto a las víctimas y sus decisiones, sino también permite representar la relación e influencia existente entre las características del entorno y las decisiones de denuncia de las víctimas -es decir la forma en que dichas decisiones se modifican y seleccionan como resultado de factores contextuales-; lo que hace que los modelos de simulación por agentes se constituyan en una herramienta apropiada para el análisis de la problemática y el posterior diseño de mecanismos de intervención. 35 6. El problema de la denuncia desde la perspectiva evolutiva 6.1 Aspectos generales A pesar de que la Ontología Evolutiva establece la existencia de tres perspectivas, a partir de las cuales se da el proceso de evolución a nivel social, este trabajo únicamente se enfocará en la consideración de la perspectiva micro, es decir el proceso individual. Lo anterior debido a que por un lado esta funciona como la base central del proceso evolutivo y por ende su conceptualización resulta de gran relevancia, y por el otro debido a que la consideración de las otras perspectivas se sale de los alcances de este proyecto. El proceso evolutivo comienza cuando una mujer se ve enfrentada a actos de violencia por parte de su pareja. Dicha situación constituye en evento estresante en la vida de la mujer y por lo mismo ésta implementará determinadas estrategias de afrontamiento con el fin de reducir o controlar dicha situación (González, 2007). Según Frieze y Bookwala (1996; citado en González 2007) es posible distinguir dos tipos de estrategias de afrontamiento: por un lado estrategias dirigidas a la emoción, con las cuales se busca disminuir la reacción y el impacto emocional que la situación tiene
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