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EL ESTADO Y LA ECONOMÍA (1930-1955)
Los años ‘30
Durante la primera mitad del siglo XX la Argentina ocupó una posición peculiar en el mapa de la
economía mundial, ya que había consolidado una relación bilateral con Gran Bretaña. Esta se
basaba en el intercambio de productos alimenticios por manufacturas.
En los años previos a la Segunda Guerra Mundial EEUU comenzó a producir nuevos bienes de gran
consumo y maquinaria y a venderlos masivamente en la Argentina, al igual que en Gran Bretaña. De
esta manera se produjo una relación triangular entre estos países: Argentina competía con EEUU por
la venta a Gran Bretaña de productos alimenticios; EEUU también rea acreedor de Gran Bretaña y a
la vez a la Argentina.
La relación triangular no se compensaba recíprocamente. Una de las primeras reacciones fue la
firma del Tratado Oyhanarte – D’Abernon entre Argentina y Gran Bretaña en 1929, bajo la consigna
de la Sociedad Rural Argentina de “comprar a quien nos compra”, el que perseguía reforzar las
relaciones con Gran Bretaña. Por otra parte, como muchas de las exportaciones inglesas ya no
podían competir internacionalmente, era preciso lograr un tratamiento preferencial para las mismas
en el mercado argentino, sobre el cual el gobierno inglés podía presionar. El tratado finalmente no
entró en vigencia por el golpe de 1930 (el Senado aún no lo había expedido), pero resulta un claro
antecedente de la política internacional que se seguiría en los años siguientes.
La política económica hasta la Segunda Guerra Mundial estuvo condicionada por presiones externas
y presiones internas.
Presiones Externas
La inserción de Argentina en la relación triangular.
La Depresión Mundial posterior a la crisis financiera de 1929.
La desvalorización de los artículos exportables primarios en relación con los industriales.
Presiones Internas
Violentas repercusiones de la caída del poder de compra de nuestras exportaciones y de la
capacidad de importar.
Nivel de ocupación e ingresos, balances de pagos y finanzas públicas.
Dadas por el accionar de los grupos políticos hegemónicos en defensa de sus intereses.
Existió una creencia generalizada de que la situación económica de la Argentina sería transitoria, y
que su recuperación estaría dada por la recuperación de la economía internacional. Pinedo (Ministro
de Hacienda) decía que “la vida económica del país gira alrededor de una gran rueda maestra que es
el comercio exterior. Nosotros (los argentinos) no estamos en condiciones de reemplazar esa rueda
maestra, pero estamos en condiciones de crear algunas ruedas menores que permitan cierta
circulación de riqueza, cierta actividad económica, la suma de la cual mantenga el nivel de vida del
pueblo a cierta altura”.
Política Financiera y Monetaria
En 1931 el general Uriburu sancionó el Control de Cambios debido a:
a. La fuga de capitales que se produjo como consecuencia de la depreciación del peso con respecto
a las monedas con respaldo oro.
b. La retención especulativa del cambio extranjero por parte de las grandes casas de exportadores
cerealistas.
c. El interés del gobierno de mantener el pago de la deuda pública en su totalidad.
Sin embargo, la importación de mercadería se mantuvo libre de toda restricción, excepto la que
resultaba del racionamiento de divisas; en consecuencia, este peculiar sistema de control de cambios
y comercio libre llevó a la acumulación de fondos bloqueados o deudas externas que no podían
cancelarse por falta de divisas.
http://todosmisapuntes.com/historia-de-la-civilizacion/segunda-guerra-mundial/
Debido al incremento de estas demandas insatisfechas, Pinedo introdujo dos variaciones en 1933:
La negociación de empréstitos de desbloqueo.
Reforma del sistema de control, desdoblándose el mercado cambiario en libre y oficial.
La diferencia que la Comisión de Control obtenía de vender las letras de exportación a un precio
mayor de lo que las compraba se utilizaba para el pago de la deuda externa y las eventuales
pérdidas de la Junta Reguladora de Granos.
A partir de 1934 comenzó un mejoramiento evidente de la balanza comercial. Las autoridades
aplicaban una sobretasa del 20% sobre todas las ventas de divisas que se destinaron a financiar
importaciones. Con este y otros procedimientos, el Estado procuró la preservación de una ganancia
con las divisas.
En 1935 coexistían 3 o 4 tipos de billetes, lo que impulsó al gobierno a efectuar una gran reforma
monetaria y bancaria: el proyecto del Banco Central, cuyas cuatro funciones básicas eran regular el
crédito, mantener la estabilidad monetaria, ejercer el monopolio de la emisión y ser el banquero del
Estado.
En materia impositiva, se produjo una reorganización e incremento de las cargas desde 1931 con la
finalidad de incrementar los ingresos fiscales. El proceso de centralización fiscal, que reducía los
ingresos provinciales, trató de compensarse con el traspaso de sus deudas a la Nación. El Estado
intervencionista requirió no sólo de mayores recursos, sino también una disponibilidad centralizada
de los mismos.
La Política “Especial” con Gran Bretaña
En 1932 Gran Bretaña consagró el sistema de “preferencia imperial” para la adquisición de productos
de sus Dominios, esto trajo aparejado una imposición de cuotas a las importaciones de carne
argentina.
En la relación de Argentina con Gran Bretaña se había producido un doble proceso:
La decadencia de la rentabilidad de los ferrocarriles a raíz de la competencia del automotor y en
menor volumen de carga transportada.
Las serias dificultades para girar al exterior los dividendos por el sistema de control cambiario
aplicado que afectó a muchísimas compañías británicas.
Ambas circunstancias dieron pie a una vigorosa campaña para lograr medidas de protección y de
“tratamiento benévolo” a sus capitales.
Frente a esta presión y a la de los ganaderos, el presidente Justo envió al vicepresidente Julio Roca
para lograr un acuerdo que consiguiera la mayor cuota de carne enfriada posible. Finalmente el
convenio contempló todos los pedidos del Reino Unido:
* Asignación especial de divisas
* Desbloqueo de sus fondos
* Reducción de los aranceles aduaneros para el carbón
* “Tratamiento benévolo” de sus capitales
* Por ofrecimiento argentino, se estipuló que el producido de las exportaciones argentinas se gastaría
íntegramente en ese país.
Por el lado argentino, fue un fracaso evidente ya que Gran Bretaña no accedió a garantizar una sola
cuota fija de carne enfriada, ni a otorgar un mayor control del comercio a las empresas argentinas.
Las Políticas de Regulación de la Producción
En 1933 los Ministros de Hacienda y de Agricultura, Pinedo y Duhau, dieron a conocer un conjunto
de medidas sobre las finanzas y la producción que se llamó “Plan de Acción Económica Nacional”.
Se trataba de una serie de normas surgidas del nuevo perfil intervencionista del Estado. Los temas
principales eran la conversión de la deuda interna, la modificación del control de cambios vinculada a
los precios de los productos agrarios y la creación de dos Juntas: la Junta Reguladora de Granos y la
Junta Nacional de Carnes.
Basándose en la creencia de que “un desocupado produce otros desocupados”, el Estado decidió
encarar una serie de obras públicas, destacándose la extensión de carreteras, con las cuales se
pretendía también abaratar los fletes. La política vial se transformó en otro campo de enfrentamiento
entre los viejos capitales ferroviarios ingleses y los más nuevos norteamericanos, representados por
los automotores y las fábricas de repuestos de Argentina.
Los Años de la Guerra
Estos años se caracterizaron por una fuerte contracción del comercio exterior y por la desintegración
total del sistema argentino de comercio multilateral. La primera de estas situaciones fue provocada
básicamente por dos causas:
La tremenda disminución de la navegación marítima a cargo de empresas extranjeras, las que
concentraban el transporte de la mayor parte de las exportaciones e importaciones argentinas.
La pérdida de los mercados abastecedores y consumidores.El segundo gran problema (la desaparición del régimen argentino del comercio multilateral) se
produjo debido a las consecuencias de la guerra sobre el extendido sistema de convenios de
compensación.
La relación triangular que había mantenido Argentina con EEUU y Gran Bretaña llegó a una enorme
tensión. Gran Bretaña acumuló grandes deudas con EEUU, cuyo pago quedó diferido hasta el fin de
la guerra; por otro lado, acordó con Argentina la continuidad del aprovisionamiento de alimentos,
pero, en lugar de abonarlos en efectivo, estos importes eran acreditados en Londres. Al hacerse
cargo el Estado argentino del pago a frigoríficos y exportadores por los valores vendidos a Inglaterra,
se fueron acumulando una gran cantidad de libras bloqueadas en el Banco de Inglaterra (que se
utilizaron en la nacionalización de los ferrocarriles en el gobierno de Perón). De este modo, mientras
se reunían fuertes superávit en el “área de la libra”, quedaban sin poder saldarse importantes déficit
con EEUU por carencias de divisas.
Esta situación de relativo aislamiento dio impulso a la sustitución de importaciones por las industrias
locales. El Plan de Reactivación Económica elaborado por Pinedo en 1940 fue la primera
planificación orgánica de más largo aliento, sobre la base del impulso del sector industrial, con el
objeto de sustituir importaciones y ocupar mano de obra.
La política del “grano – combustible” intentó solucionar el problema del déficit enérgico (causado por
el desabastecimiento del carbón británico) y fue cubierto por la acción estatal de incrementar la
producción nacional de petróleo y carbón y por el empelo de comestibles no convencionales como la
leña y cereales.
Durante la guerra se debió afrontar una difícil e imprevisible situación internacional que terminó la
hegemonía británica en Argentina, con la nacionalización de los ferrocarriles como broche final. Se
afianzó la expansión de la industria liviana de capitales nacionales y extranjeros, especialmente
norteamericanos.
Al finalizar el conflicto bélico y vislumbrarse la recomposición de la economía internacional, el
gobierno argentino enfrentó dos alternativas: o protegían las industrias desarrolladas o se permitía
que la competencia externa recuperase el mercado perdido. Sobre esta decisión pesó un cuerpo de
opinión ya formado, pues los intereses de los grupos manufactureros formaban parte de la estructura
de poder. El gobierno peronista sería el encargado de proteger y fomentar las industrias durante la
paz.

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