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Laclau, “Modos de producción, sistemas económicos y población excedente”. Laclau realiza un análisis de la conformación de la división de las clases, cuando la Nación Argentina se estaba creando. Considera que se tiene un concepto erróneo de la clase oligárquica argentina. (1860-1930). En el período de oro de la oligarquía terrateniente argentina, cuando obtuvo mayores beneficios e impuso su módulo al conjunto del país, el modo de producción capitalista en el sector rural imperaba en forma indisputable. Es verdad que a lo largo del S.XIX la coacción extraeconómica constituyó la forma fundamental de obtener mano de obra. Esta coacción extraeconómica no estaba destinada a maximizar el excedente económico extraído a una mano de obra fijada a la tierra, sino a superar la escasez de fuerza laboral. Al contrario de lo que plantean otros analistas, Laclau considera que las relaciones de producción ya eran capitalistas. El vínculo trabajador-mercancía de compra/venta ya existía. Solo que no era fácil de notar. La relación no era esclavista. El gaucho era libre; solo que el trabajo era perseguido por legislaciones que impedían que el trabajador quisiera o no trabajar. Si no tenía capital para demostrar que era libre, era perseguido. (y el capital se ganaba trabajando). Con la generalización de la producción agrícola en el litoral pampeano, las relaciones salariales se generalizaron, borrando los resabios precapitalistas que pudieran subsistir. Si a esto se añade la conquista del desierto, a comienzos del S.XX imperaba en el campo argentino un modo de producción netamente capitalista. Las inversiones de capital fijo fueron importantes y se incrementaron aceleradamente a lo largo del período. La difusión del alambrado, de tanque australiano y de los molinos de viento, son caracteres salientes de la época. En Argentina había mucha tierra muy productiva, de la que se obtenía mucho y muy buen producto. Poca gente a la que alimentar, entonces se exportaba producto primario a precios internacionales, en relación a los costos productivos, se exportaba a precio muy alto. La renta era extraordinara = cuasi-renta. La plusvalía generada en el exterior (mercado inglés) era dirigida a nuestro país. La demanda extranjera (Inglaterra) de productos argentinos, era la que determinaba la acumulación de capital en nuestro país. Laclau plantea 2 hipótesis: 1. El monopolio de la tierra y la elevadísima renta diferencial procedente de la extrema fertilidad de la llanura pampeana se unieron para consolidar la estructura a la vez capitalista y dependiente de la economía argentina. 2. Al transformarse la renta diferencial en el motor de todo el proceso, y la magnitud de esta depende de la posibilidad de colocación de las materias primas en el mercado mundial, y como esta posibilidad es función de la acumulación de los países industrializados, toda la expansión económica del país depende de una variable que escapa a su control = del crecimiento económico de Inglaterra. Los espacios de producción estaban destinados a la gente local. El extranjero se ocupaba de los servicios vinculados a las necesidades de comercio. La renta diferencial es plusvalía producida por el trabajador extranjero e ingresada al país en razón de la amplitud de la demanda de materias primas en el mercado mundial. De ahí que la Argentina, al absorberla, lograra tener un elevado ingreso per cápita que no guardaba relación con su esfuerzo productivo. Detrás de la riqueza de la oligarquía argentina estaba el fenómeno de la renta diferencial, que configuraba los típicos rasgos de un capitalismo dependiente. La expansión del consumo oligárquico, unida a las tareas de comercialización de la riqueza y a la construcción de la red ferroviaria, crearon fuentes de trabajo en el sector urbano que dieron origen a una estratificación de clases medias. De tal 1 manera, la oligarquía argentina conseguía asociar a toda una estratificación social consideradamente diversificada al ciclo expansivo de la renta diferencial. Es el mecanismo multiplicador del ingreso interno. Es preciso advertir que el crecimiento de las clases medias y del proletariado artesanal y de servicios dio origen a un mercado interno para el que, a cierta altura, resultó más económico montar una industria nativa que importar artículos manufacturados europeos. La acumulación de capital industrial depende del mercado interno creado por la expansión rentística, lo que contribuye a resaltar aún más los rasgos típicos del capitalismo dependiente. La oligarquía argentina se relaciona con el capital imperialista, que se invirtió en las finanzas, el comercio, los papeles públicos y los gastos de infraestructura, mientras que los sectores productivos básicos quedaron en manos de una clase de terratenientes nativos. La oligarquía fue cediendo el poder político en forma paulatina, en la medida en que éste no hacía peligrar las bases de una organización económica consolidada de la que ella era la principal beneficiaria. En cuanto al nivel de empleo, resulta claro que el carácter expansivo de este proceso impedía que la desocupación alcanzara proporciones excesivas. A lo largo de todo el período se mantuvo la tendencia a una amplia utilización productiva de la mano de obra. Aunque el empleo estaba determinado por la demanda de los productos primarios generada desde el extranjero (Inglaterra). Sin embargo, el crecimiento que en este lapso experimentan la agricultura, la industria y el comercio, determinan una grane escasez de brazos y a consiguiente suba de salarios. Esto conduce, en 1905-1910, a un gran incremento del ritmo inmigratorio. Hasta 1910, este crecimiento fue absorbido satisfactoriamente por el gran incremento que hacia la época adquiere la edificación en todo el país y en particular en la ciudad de Bs. As. Durante la década del 10 es cuando se produce la primera crisis grave. Con el devenir de la primera Guerra Mundial, los extranjeros residentes en nuestro país vuelven a su país de origen. La acumulación del capital en el extranjero está destinada a la industria bélica, por lo que dejan de comprarnos productos primarios. Declina la producción agrícola y se detiene la expansión de las construcciones urbanas y el incremento de las actividades industriales a ellas vinculadas. En la década del 20 los niveles de ocupación volverán a ser normales. La tendencia del período fue al pleno empleo de los recursos laborales generados por el flujo inmigratorio. La hipótesis acerca de la evolución del mercado de trabajo es la siguiente: la expansión rentística determinó una tendencia estructural permanente a la ocupación plena de la fuerza de trabajo resultante del flujo inmigratorio, pero la desprotección propia del capitalismo dependiente argentino frente a las oscilaciones del ciclo económico, determinó una desocupación coyuntural particularmente intensa. (1920-1930) Argentina era rentística, era potencia. Manteca al techo. Situación que termina al mismo tiempo que nace el nazismo. -1960- Crisis mundial por un cambio de paradigma. 2
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