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Evaluación del estado de 
nutrición II 
 
 
 
Unidad 1 
 
 
 
Evaluación del estado de 
nutrición en el embarazo y 
pediatría 
 
 
Universidad Abierta y a Distancia de México | DCSBA 2 
Evaluación del estado de nutrición en el embarazo y 
pediatría 
Evaluación del estado de nutrición II 
U1 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Evaluación del 
estado de nutrición 
en el embarazo y 
pediatría 
 
Imagen de mujer embarazada 
 
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Evaluación del estado de nutrición en el embarazo y 
pediatría 
Evaluación del estado de nutrición II 
U1 
 
Índice 
 
Presentación .......................................................................................................... 4 
Competencia específica ......................................................................................... 5 
Logros .................................................................................................................... 5 
1.1 Evaluación del estado nutricional en la embarazada ........................................ 6 
1.1.1 Nutrición en el embarazo .......................................................................... 6 
1.1.2 Indicadores antropométricos básicos ....................................................... 7 
1.1.4 Evaluación del estado de nutrición ........................................................... 8 
1.1.5 Nutrición durante la gestación ................................................................ 13 
1.1.6 Efecto del estado nutricional en el resultado del embarazo .................... 15 
1.2 Evaluación del estado nutricional en el paciente pediátrico ............................ 22 
1.2.1 Anamnesis.............................................................................................. 23 
1.2.1.1 Antecedentes personales .................................................................... 24 
1.2.1.2 Curva de crecimiento y/o perfil de desarrollo ....................................... 25 
1.2.1.3 Ingesta dietética .................................................................................. 25 
1.2.2 Exploración física ................................................................................... 25 
1.2.3 Exploración antropométrica .................................................................... 26 
1.2.4 Exploraciones complementarias ............................................................. 29 
Cierre de la unidad .......................................................................................... 33 
Fuentes de consulta ........................................................................................ 34 
 
 
 
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pediatría 
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U1 
Presentación 
Nuevamente tenemos la oportunidad de llevar a cabo el estudio de la evaluación nutricional, 
una práctica común e indispensable en la práctica clínica del nutriólogo, quien emplea este 
método de manera objetiva y subjetiva a fin de conocer y establecer puntos de comparación 
que permitan el mejor diagnóstico nutricional en favor de la salud de los pacientes. 
 
En esta unidad se proporcionarán los elementos básicos para abordar la asignatura como 
lo es la historia clínico nutricional, exploración física, evaluación antropométrica, evaluación 
bioquímica e indicadores para la evaluación de las condiciones clínicas relacionadas con el 
estado de nutrición. 
 
La Unidad 1 se llama Evaluación del estado de nutrición en el embarazo y pediatría y está 
organizada de la siguiente manera: 
Estructura de la unidad 1. 
Unidad 1. Evaluación del estado de nutrición en el embarazo y 
pediatría
1.1 Evaluación del estado 
nutricional en la embarazada
1.1.1 Nutrición en el Embarazo
1.1.2 Indicadores antropométricos 
básicos
1.1.3 Panorama epidemiológico. 
Prevalencia de sobrepeso y 
obesidad en la mujer y en el 
embarazo
1.1.4 Evaluación del estado de 
nutrición
1.1.5 Nutrición durante la 
gestación
1.1.6 Efecto del estado de 
nutricional en el resultado del 
embarazo
1.2 Evaluación del estado 
nutricional en el paciente 
pediátrico
1.2.1 Anamnesis
1.2.1.1 Antecedentes personales
1.2.1.2 Curva de crecimiento y/o 
perfil de desarrollo
1.2.1.3 Ingesta dietética
1.2.2 Exploración clínica
1.2.3 Exploración antropométrica
1.2.4 Exploraciones 
complementarias
 
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Evaluación del estado de nutrición en el embarazo y 
pediatría 
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Competencia específica 
 
Integra el diagnóstico del estado de nutrición por etapa pediátrica y en el embarazo, 
mediante la evaluación nutricional para la vigilancia en la atención integral del niño y la 
embarazada. 
Logros 
 
 
Identifica la importancia, indicadores y herramientas de la evaluación nutricional en el 
embarazo y etapa pediátrica. 
 
Elabora un instrumento (que incluya elementos para la exploración física, antropométrica 
y bioquímica) para la evaluación nutricional en el embarazo y etapa pediátrica. 
 
Realiza la evaluación y vigilancia nutricional en el embarazo y etapa pediátrica. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Evaluación del estado de nutrición en el embarazo y 
pediatría 
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U1 
1.1 Evaluación del estado nutricional en la embarazada 
 
Previo al desarrollo del estado nutricional en el embarazo, es importante conocer el 
panorama epidemiológico. Prevalencia de sobrepeso y obesidad en la mujer y en el 
embarazo (Instituto Mexicano del Seguro Social/ Área de Nutrición y Salud, 2017). 
 
Los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT, 2012) muestran 
que las mujeres adolescentes de 12 a 19 años que tuvieron relaciones sexuales, la mitad 
(51.9%) alguna vez han estado embarazadas, en tanto que las mujeres de entre 20 y 49 
años de edad, 31.3% estuvieron embarazadas al menos una vez durante los cinco años 
anteriores a la entrevista. 
 
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2016 (ENSANUT MC 2016 citado en Instituto 
Mexicano del Seguro Social. Área de Nutrición y Salud. Nutrimss Embarazo, 2017) indica 
que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adolescentes de entre 12 y 19 años fue de 
36.3% y en mujeres de edad reproductiva (mayores de 20 años) fue de 75.6%. Estas 
prevalencias tanto en adolescentes como en mujeres adultas sugieren la posibilidad que 
inicien el embarazo con sobrepeso u obesidad. 
 
Existen pocos estudios en México que muestran resultados del estado de nutrición en 
mujeres embarazadas, uno de ellos es el realizado en el Instituto Nacional de Perinatología 
en el año 2005, donde se encontró que 35% de las mujeres presentaron sobrepeso y 27.7%, 
obesidad, medido por IMC (peso pregestacional reportado por las mujeres), lo que significa 
que 6 de cada 10 mujeres (62.7%) iniciaron su embarazo con sobrepeso u obesidad. En el 
mismo estudio, al evaluar la ganancia de peso medido por el porcentaje de peso esperado 
para la estatura y la edad gestacional (% P/T y EG), se observó que 77.8% de todas las 
mujeres tuvieron sobrepeso u obesidad. De esta población de mujeres que iniciaron su 
embarazo con sobrepeso, 92.3% tuvo un incremento de peso excesivo y 100% de las 
mujeres con obesidad igualmente tuvo ganancia de peso excesivo. 
 
1.1.1 Nutrición en el embarazo 
 
La alimentación es un proceso necesario y obligado para todos los organismos o sistemas 
vivientes, que tiene el objetivo de alcanzar y mantener el mayor grado de competencia 
biológica o capacidad de enfrentar adaptativamente los cambios energéticos y de todo tipo 
que puedan ocurrir en el entorno. Es el proceso mediante el cual el sujeto se procura, de 
manera activa o pasiva, las categorías químicas alimentarias y nutrimentales que necesita 
para satisfacer los requerimientosde energía y sustancias de su organismo, por lo que 
constituye un fenómeno de una extraordinaria complejidad biológica. 
 
Durante la gestación y lactancia, la conducta y control nutricional es mucho más difícil, por 
el incremento de las necesidades nutricionales que han de cubrir el crecimiento y desarrollo 
del feto y lactante, además de los cambios estructurales y del metabolismo que aparecen 
 
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en la madre. La ganancia de peso insuficiente en el embarazo se asocia a mayor riesgo de 
restricción del crecimiento intrauterino e incremento de la mortalidad perinatal. El aumento 
exagerado se asocia con peso del recién nacido elevado y mayor peligro de complicaciones 
asociadas a la desproporción cefalopélvica, la distocia de hombros y el parto quirúrgico, 
entre otras complicaciones. 
 
1.1.2 Indicadores antropométricos básicos 
 
El índice de masa corporal es el indicador más preciso para evaluar el estado nutricional y 
se calcula: 
 Peso a la captación (kg) 
Índice de masa corporal = ------------------------------------------------- 
 [talla (m)]2 
 
Toda gestante debe ser debidamente pesada y tallada en la primera consulta prenatal. El 
diagnóstico de su estado nutricional depende de la precisión y exactitud de las mediciones, 
dado que cualquier error puede ocasionar una estimación inadecuada de los indicadores 
antropométricos empleados en la evaluación. 
 
La correcta realización de las mediciones considerará, entre otros, estos aspectos: 
 
1. El empleo de balanzas debidamente calibradas y aptas para su uso por los 
departamentos de Metrología, con escalas en kilogramos y décimas. 
2. Para medir la estatura es preferible el empleo de un tallímetro artesanal que se crea 
colocando una cinta métrica milimetrada adosada a una pared vertical sin rodapié, 
levantada a 50 cm del plano horizontal. La verticalidad de esta cinta se comprueba 
mediante el empleo de una plomada o nivel. Es posible también el uso de una 
báscula clínica o estadímetro. 
3. La gestante se tallará y pesará con la menor cantidad de ropa posible, sin zapatos, 
medias, bolsas o carteras, adornos, gorros de pelo o prendas, metálicas o no, que 
introduzcan errores en las mediciones. 
4. Estas se realizarán en posición antropométrica, con la cabeza situada en el plano 
de Frankfort. 
 
Posición antropométrica 
La gestante de pie, sobre una superficie plana, horizontal, el cuerpo erecto, los hombros 
relajados, brazos a ambos lados del cuerpo, palmas dirigidas hacia los muslos, talones 
unidos y puntas de los pies separadas en ángulo de unos 45º. 
 
 
Plano de Frankfort 
 
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Plano horizontal constituido por una línea imaginaria extendida desde el borde inferior de 
la órbita ocular izquierda hasta el margen superior del meato del conducto auditivo 
externo, que garantiza la localización de la máxima altura de la cabeza. 
 
Procedimiento para la pesada y el tallado 
 
 
 
1.1.4 Evaluación del estado de nutrición 
 
En el Instituto Mexicano del Seguro Social “IMSS” con base en la Cartilla Nacional de Salud 
(CNS) y considerando la “Tabla de evaluación del estado de nutrición” se debe ubicar la 
columna de la estatura y el renglón que corresponda al peso corporal previo al embarazo e 
identificando si la mujer inició con un estado de nutrición de bajo peso (<18.5 kg/m2), normal 
(18.5 a 24.9 kg/m2), sobrepeso (25 a 29.9 kg/m2) u obesidad (>30 kg/m2). 
 
1
.
Pesada: con la balanza al fiel, se 
sitúa a la gestante en posición 
antropométrica, en el centro de la 
plataforma de la balanza y se 
realiza la lectura en kilogramos y 
décimas.
2
. Tallado: con el tallímetrodebidamente situado, se coloca a
la gestante en posición
antropométrica, de espaldas a la
pared, con la región occipital
(cabeza situada en el plano de
Frankfort), las escápulas, los
glúteos, los gemelos y los talones
en contacto con la zona donde se
halla la cinta métrica. Con la mano
derecha coloca una escuadra de
madera en ángulo recto con la
pared, sobre el punto más alto de
la cabeza y se realiza la lectura en
centímetros y décimas. Al valor
registrado con la escuadra se le
añaden los 50 cm iniciales. En
caso de hacer uso de báscula
clínica o estadímetro, no será
necesario el aumento de los 50 cm
antes mencionados.
 
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“Lo recomendado es iniciar con un estado de nutrición normal, ya que favorece un 
embarazo saludable, con menos riesgos y el adecuado crecimiento y desarrollo del bebé”. 
 
 
 
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Incremento de peso durante el embarazo 
 
En 2009 el Instituto de Medicina (IOM, citado en Instituto Mexicano del Seguro Social. 
Área de Nutrición y Salud. Nutrimss Embarazo, 2017) de Estados Unidos propuso las 
nuevas normas de incremento de peso durante el embarazo, según categoría del IMC 
antes del embarazo. El cuadro 1 muestra el aumento esperado de peso al final del 
embarazo, así como el incremento adecuado de kg por semana de gestación. 
 
 
Cuadro 1. Incremento de peso total y semanal recomendado durante el embarazo, a partir del 
IMC antes del embarazo 
 
 
Para fines didácticos que faciliten la comprensión de esta información, se realizaron 
adecuaciones al cuadro de “Recomendaciones del incremento de peso durante el 
embarazo”: 
 
Recomendaciones del incremento de peso durante el embarazo 
 
 
 
 
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Ejemplo: Mujer con sobrepeso, IMC 29 kg/m2, previo al embarazo 
 
 
De acuerdo con este ejemplo, el aumento de peso por trimestre y al final del embarazo está 
en los rangos recomendados. 
 
Una vez identificado el estado de nutrición previo al embarazo con el apoyo del cuadro 
“Recomendaciones del incremento de peso durante el embarazo”, se identifican cuántos 
kilos se deben aumentar por mes y al final del embarazo. 
 
 
 
“En los primeros tres meses del embarazo puede aumentar de medio kilo a 2 kilos, o bien 
puede presentar una disminución, debido a las náuseas, vómitos o inapetencia. A partir del 
cuarto mes el incremento de peso es mayor, por lo que es importante vigilarlo de manera 
continua”. 
 
 
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“El aumento de peso prepara al cuerpo para contar con reservas durante el embarazo y la 
lactancia. Este incremento se debe al peso del bebé, la placenta y el líquido amniótico, 
útero, mamas, sangre y reservas de grasa”. 
 
“Las mujeres embarazadas con bajo peso, sobrepeso o con obesidad deben tener una 
mayor vigilancia con el médico y la Nutricionista Dietista, ya que el incremento del peso por 
arriba o debajo de lo esperado puede afectar la salud de la madre y su bebé”. 
 
“Las mujeres con bajo peso antes del embarazo y que no aumentan lo esperado pueden 
presentar anemia, descalcificación, deficiencia de vitamina C y riesgo de que el bebé 
presente bajo peso al nacer afecte su desarrollo y ponga en peligro su vida”. 
 
“Las mujeres que tuvieron sobrepeso u obesidad previo al embarazo y que aumentaron por 
arriba de lo esperado, tienen mayorriesgo de preeclampsia o eclampsia, que es el aumento 
en la presión arterial, incremento en la glucosa o azúcar en sangre, complicaciones durante 
el parto, parto por cesárea e infecciones antes y después del parto.” 
 
“Las mujeres que antes del embarazo tienen un peso normal y un incremento de peso 
adecuado, pueden tener un embarazo sano”. 
 
Después del parto, la mayoría de las mujeres pierden la mitad del peso que aumentaron en 
el embarazo en las seis semanas siguientes. El resto debe disminuirse gradualmente 
durante los siguientes meses. Cuando persiste el exceso o retención de peso por más de 
un año después del nacimiento del bebé, se debe a una alimentación excesiva. El aumento 
de peso asociado a la maternidad puede afectar la salud de la mujer, ya que 40% del peso 
incrementado es de grasa abdominal (obesidad visceral) y se asocia a la disminución del 
colesterol bueno (HDL) y a un incremento del riesgo de síndrome metabólico. A los 12 
meses después del parto, dos de cada diez mujeres que estuvieron embarazadas 
retuvieron en promedio cinco kilogramos. 
 
“Es importante disminuir el exceso de peso después del embarazo, al menos a su peso 
previo a los 12 meses después del parto; debe ser poco a poco, aproximadamente medio 
kilo (500 gramos) por semana. La pérdida rápida de peso por dietas “milagro” o con 
medicamentos puede afectar su salud y la producción de leche.” 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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1.1.5 Nutrición durante la gestación 
 
Antes de la concepción 
Tradicionalmente, se consideraba que los participantes en la creación de un embarazo eran 
«el hombre y la mujer» –o el padre y la madre–. Los avances en la tecnología de 
reproducción asistida (TRA) se traducen en que ahora los «padres» pueden ser los 
donantes del óvulo o el esperma, o una portadora sustituta si fuera ese el caso, lo que 
confiere a la evaluación e intervención en la nutrición previa a la concepción una importancia 
de magnitud sin precedentes. Las mujeres y sus parejas, que pueden ser del mismo sexo, 
que buscan un embarazo a través de la TRA tienen que saber que esta técnica es cara y 
que no está exenta de riesgos. 
 
Si la infertilidad es el resultado de un índice de masa corporal (IMC) excesivo, puede ser 
útil una intervención nutricional precoz. El tamaño corporal de la mujer antes de la 
concepción afecta drásticamente a su capacidad para concebir. Las mujeres que tienen una 
grasa corporal menor del 17% no suelen menstruar y las que tienen menos del 22% a 
menudo no ovulan (Stevens-Simon, 1997 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
En el otro extremo, las mujeres con sobrepeso (>120% del peso ideal [PI]) tienen problemas 
de fertilidad porque se altera la relación entre testosterona y estrógenos. 
 
Las TRA pueden consistir en fertilización in vitro (FIV), transferencia de crioembriones, FIV 
con óvulos de donantes, inyección intracitoplasmática de esperma (IICE) o una madre de 
alquiler. Las causas de la infertilidad residen en el varón (25% al 40%), defecto de la 
ovulación (20% al 30%), defectos de la trompa de Falopio (20% al 30%), causas 
desconocidas (10% al 20%), endometriosis (5% al 10%) y otras causas, 4% (Gharib, 2003 
citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
Los medicamentos usados para la inducción de la ovulaciónprovocan aumento de peso 
antes de la concepción, algunos también dan lugar al síndrome de hiperestimulación 
ovárica (SHO) con aumento del tamaño de los ovarios, sensación de plenitud y aumento de 
peso por acumulación de líquidos. Las molestias asociadas al SHO son anorexia, náuseas 
y problemas nutricionales; la mayor parte de las mujeres se quejan de aumento excesivo 
de la capacidad olfativa con náuseas y vómitos. Los cambios de peso pueden ser 
importantes (Davis y cols., 2002 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
 
Las estadísticas nacionales sobre los ciclos de FIV realizados en 2000 con óvulos no 
procedentes de donantes demuestran que el 30,7% de los lactantes nacidos vivos eran 
gemelos y el 4,3% eran gestaciones múltiples de mayor cuantía (Gharib, 2003 citado en 
Kathleen Mahan L., Ditoterapia,, 2013). Las TRA también comportan algunos problemas de 
ética. Algunos padres deciden no revelar a sus hijos su verdadero origen biológico. 
 
Concepción 
Aunque la mayoría de las mujeres norteamericanas tiene acceso a fuentes alimentarias 
suficientes de calorías, proteínas y micronutrientes, las circunstancias individuales a veces 
impiden que una mujer consiga el bienestar nutricional óptimo. El problema puede residir 
 
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en los recursos limitados, pero es igual de probable que las conductas autoseleccionadas 
provoquen desequilibrios nutricionales a lo largo del tiempo. En caso de que se apliquen 
conductas alimentarias incorrectas durante la infancia o la adolescencia, el crecimiento y el 
desarrollo pueden limitarse temporal o permanentemente. El crecimiento lineal detenido o 
el desarrollo incompleto de la cintura pélvica en las niñas recién nacidas pueden interferir 
más adelante con el desarrollo de sus fetos porque habrá menos espacio. 
 
Hacer dieta crónicamente provoca amenorrea, con la consecuencia evidente de la 
disminución de la fertilidad. Las deficiencias de nutrientes específicos pueden llevar a la 
depleción final de las reservas de nutrientes, afectando negativamente la función de 
muchos procesos fisiológicos y bioquímicos y dando lugar a la pérdida recurrente de los 
embarazos. El exceso alimentario provoca un depósito excesivo de grasa corporal, 
anovulación e infertilidad como consecuencia del aumento de las concentraciones de 
testosterona en relación con los estrógenos. Las mujeres que tienen un síndrome de ovarios 
poliquísticos tienen más problemas para quedarse embarazadas. 
 
Se ha afirmado que las toxinas ambientales, dioxinas, bifenilos polibromados (PBB), ésteres 
ftalato y otros productos industriales afectan a la fertilidad. Muchas de estas moléculas 
tienen estructuras similares a las moléculas de testosterona y estrógenos y se denominan 
«perturbadores endocrinos» ya que se ha demostrado que se incorporan en las vías 
bioquímicas (Bay y cols, 2006; Den Hond y Schoeters, 2006 citado en Kathleen Mahan L., 
Ditoterapia, 2013). 
 
Tanto la elevación de la homocisteína plasmática como la deficiencia de la vitamina B12 se 
asocian a infertilidad y a pérdidas fetales recurrentes (Nelen y cols., 2000; Bennett, 2001 
citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). El consumo materno de cafeína se ha 
relacionado con abortos espontáneos, pero en una revisión de 15 estudios epidemiológicos 
se demostró que los datos no eran tan claros. (Signorello y McLaughlin, 2004 citado en 
Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
 
En un estudio de cohortes efectuado en Dinamarca con 88.482 mujeres gestantes 
reclutadas para una encuesta exhaustiva sobre el consumo de café y los posibles factores 
de confusión en el embarazo se determinó que los niveles altos del consumo de café se 
asociaban a un aumento del riesgo de muerte fetal (Bech y cols., 2005 citado en Kathleen 
Mahan L., Ditoterapia, 2013). Está claro que hay que tener en cuenta el consumo de cafeína 
dentro de la dieta global, el aporte de agua y el estilo de vida. 
 
 
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Embarazo 
 
Es fundamental que el nutricionista esté familiarizado con los hitos del desarrollo que tienen 
lugar durante los 270 días que son la duración media del embarazo a término. El embarazonormal tiene lugar cuando los espermatozoides sanos penetran en un número adecuado 
en el moco cervical receptivo, ascienden a través de una vía uterotubárica permeable y 
fertilizan un óvulo sano en las 24 horas siguientes a la ovulación. En los 6 o 7 días siguientes 
a la ovulación tiene lugar la implantación del blastocisto. En el día 7 u 8 prolifera el 
trofoblasto e invade el endometrio, y empieza a producir gonadotropina coriónica humana 
(HCG). 
 
Los principales hitos del primer trimestre se refieren a la organogénesis y las agresiones 
sutiles que se producen durante este tiempo afectan al desarrollo del corazón, el cerebro, 
el sistema nervioso central y los riñones. Durante las semanas 1 y 2 el cigoto se divide y 
tiene lugar la implantación. Entre las semanas 3 y 4 empieza a formarse el sistema nervioso 
central, los ojos, los brazos y las piernas. Las semanas 4-8 forman el período embrionario. 
Durante las semanas 5 y 6 se desarrollan los ojos y los oídos, seguidos por el desarrollo 
genital, los riñones, el paladar y los dientes. En la semana 9 termina el período embrionario 
y empieza el período fetal. Normalmente, la mujer sabe que está embarazada después de 
la semana 4 de gestación, lo que corresponde a 2 semanas después de la primera falta. La 
duración del embarazo se cuenta desde el primer día del último ciclo menstrual. 
 
El estado nutricional de la madre se ha evaluado principalmente en relación con el peso del 
lactante al nacer, el riesgo de defectos del tubo neural (DTN) y el síndrome alcohólico fetal. 
Existe una correlación importante entre el peso del lactante al nacer y su mortalidad y 
morbilidad. Los recién nacidos que nacen pequeños para la edad gestacional (PEG) tienen 
un riesgo aumentado de problemas de salud a largo plazo, como hipertensión, obesidad, 
intolerancia a la glucosa y enfermedad cardiovascular. Además de la ingesta alimentaria de 
la mujer, hay otros factores como la calidad y la pureza del agua que pueden afectar 
negativamente al embarazo (Mennes y cols., 2005 citado en Kathleen Mahan L., 
Ditoterapia, 2013). La tasa de partos prematuros aumenta durante los períodos prolongados 
de aire de mala calidad (p. ej., niveles altos de contaminación, macropartículas y ozono). 
 
1.1.6 Efecto del estado nutricional en el resultado del embarazo 
 
Perspectiva histórica 
 
A comienzos de los años 1900 se observó que las mujeres que tenían un estado nutricional 
deficiente tenían embarazos con resultados adversos y lactantes con problemas de peso. 
Durante la Segunda Guerra Mundial se estudiaron los efectos de la privación alimentaria 
intensa en poblaciones que previamente estaban bien nutridas. En estudios retrospectivos 
de Alemania, Países Bajos y Rusia se indicó que la incidencia de amenorrea, o la 
 
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pediatría 
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suspensión de la menstruación, aumentaban significativamente, con el consiguiente 
descenso de la fertilidad. En los Países Bajos, el 50% de la población femenina dejó de 
menstruar. Las mujeres menos afectadas por la amenorrea vivían en áreas rurales o tenían 
acceso prioritario a las raciones de alimentos. En las mujeres que concibieron durante la 
etapa de hambruna se encontraron tasas más altas de aborto espontáneo, recién nacidos 
muertos, muertes neonatales y malformaciones congénitas, y los lactantes supervivientes 
tuvieron pesos y longitudes menores al nacer. Las condiciones de vida mejoraron al 
terminar la guerra y el peso medio al nacer aumentó paulatinamente, volviendo a la 
normalidad en 1948. Al estudiar los partos prematuros se observó que las niñas 
evolucionaban mejor que los niños porque su desarrollo pulmonar estaba más acelerado. 
Sin embargo, en estos datos de época de hambruna no se han estudiado el estado de la 
pareja masculina, los niveles de estrés, la depresión y los factores ambientales, que 
posteriormente han demostrado tener impactos significativos. 
 
Dado que la malnutrición es un problema importante para la reproducción, la anorexia 
nerviosa y la bulimia nerviosa, que afectan hasta el 5% de las mujeres en edad fértil, 
provocan amenorrea, infertilidad y aborto (ESHRE Capri Workshop Group, 2006 citado en 
Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). Es necesario vigilar estrechamente a las mujeres 
con antecedentes de trastornos alimentarios. 
 
En los últimos cien años han cambiado muchísimo las actitudes y consejos sobre el 
aumento de peso en el embarazo. A comienzos de los años 1900 las cesáreas no se 
practicaban de manera sistemática, porque la cirugía comportaba un riesgo significativo por 
el propio procedimiento, seguida por las complicaciones propias de la estancia en cama y 
la inmovilidad prolongadas, y por la posibilidad real de infección. La práctica médica 
aceptada era desaconsejar el aumento de peso durante el embarazo, ya que los niños más 
pequeños eran más fáciles de alumbrar vaginalmente. Esta filosofía continuó hasta los años 
1960. 
 
Mortalidad perinatal y peso al nacer 
 
El peso bajo al nacer (PBN; <2500 g) y especialmente el peso muy bajo al nacer (PMBN; 
<1500 g) son factores mayores de mortalidad perinatal (número de muertes de lactantes 
que tienen lugar entre la semana 28 de gestación y la semana 4 del posparto) por causas 
como la enterocolitis necrotizante (ENC), síndrome de dificultad respiratoria (SDR), 
hemorragia intraventricular y parálisis cerebral (Bernstein y cols., 2000 citado en Kathleen 
Mahan L., Ditoterapia, 2013). Otros riesgos son el retraso del desarrollo y trastornos del 
aprendizaje con trastorno hiperactivo con déficit de atención (THDA). 
 
Algunos defectos congénitos y lesiones perinatales son difíciles de prevenir sin un 
despistaje genético, pero la mala nutrición y el escaso aumento de peso de la madre, 
factores implicados en el PBN, son factores modificables. Hay dos indicadores del estado 
nutricional de la madre que se han correlacionado especialmente con el peso del lactante 
 
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al nacer: tamaño de la madre (altura y peso antes del embarazo) y aumento de peso durante 
el embarazo. 
 
Tamaño de la madre 
 
Las mujeres de gran estatura y salud general buena tienden a tener hijos grandes. Se ha 
propuesto que el tamaño de la madre es un factor condicionante del tamaño final de la 
placenta en ausencia de enfermedad. El tamaño de la placenta es un indicador de salud de 
la placenta y determina la cantidad de nutrición y el oxígeno que llega al feto. Las mujeres 
con peso insuficiente tienen placentas de menor peso y mayor riesgo de dar a luz a un 
lactante con PBN. Se desconoce si es un factor teleológico protector, pero es probable que 
si las mujeres con infrapeso tienen niños de mayor tamaño se necesitará el parto quirúrgico. 
El aumento de peso recomendado se basa en el IMC previo al embarazo. 
 
Los movimientos de la población por temas económicos, estatuto de refugiado, guerras o 
desastres naturales hacen que mujeres gestantes de origen muy diverso precisen 
asistencia prenatal. Algunas de sus deficiencias nutricionales son sutiles y crónicas, 
mientras que otras son situacionales y agudas. Cualquier embarazo puede comportar un 
«problema de origen fetal». 
 
Aumento del peso de la madre durante el embarazo 
 
Menos de la mitad del aumento de peso total de un embrazo con feto único en una mujer 
de peso normal se debe al feto, la placenta y el líquido amniótico; el resto se encuentra en 
los tejidos reproductores de la madre, líquido, sangre y «reservas maternas», formadas 
principalmente por la grasa corporal. El aumento gradual de la grasa subcutánea en el 
abdomen, espalda y parte alta del muslo sirve como reserva de caloríaspara el embarazo 
y la lactancia. La distribución normal del aumento de peso se muestra en la figura 5-1. 
 
 
 
 
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pediatría 
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En las mujeres de peso normal que viven en entornos saludables el aumento de peso de 
11 a 16 kg durante la gestación se asocia a un desenlace satisfactorio. Las directrices 
emitidas por el Institute of Medicine (IOM) recomiendan un aumento de peso de 11 a 16 kg 
en mujeres con un peso normal (IMC 18,5 a 24,9), 13 a 18 en mujeres con bajo peso (IMC 
<18,5) y 7 a 11 kg en las mujeres con sobrepeso (IMC 25 a 29,9) (IOM, 1990 citado en 
Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). La obesidad se describe como clase I, cuando el 
IMC es de 30 a 34,9, de clase II cuando el IMC es de 35 a 39,9 y de clase III si es mayor 
de 40. En este momento no existen ganancias de peso recomendadas específicas, pero se 
está debatiendo su implantación. Dado que la crisis de obesidad también afecta a las 
mujeres en su embarazo, el aumento de peso óptimo de un lactante sano de una madre 
obesa se debe valorar teniendo en cuenta el aumento de riesgo potencial para la salud de 
la madre asociado a su propio aumento de peso. 
 
Una mujer cuyo IMC sea de 22 se clasificaría como un peso normal y se le aconsejará que 
aumente entre 11 y 16 kg durante su embarazo. Las curvas de aumento de peso durante 
el embarazo que se usan en la actualidad reflejan el peso antes del embarazo, la talla y la 
edad de la madre (v. figura 5-2). Varios estudios indican que el 50% de las mujeres con 
sobrepeso ganan más peso que el recomendado (Scotland y cols., 2005 citado en Kathleen 
Mahan L., Ditoterapia, 2013). Se debe valorar siempre el aumento de peso con respecto a 
la ingesta calórica. Si el aumento de peso es excesivo y no se apoya en un consumo 
excesivo de calorías, es probable que la mujer esté acumulando líquidos en forma de 
edema o exceso de líquido amniótico (p. ej., polihidramnios). Las mujeres más mayores con 
gestaciones múltiples son más propensas al compromiso cardíaco y pueden tener una 
retención de líquidos global mayor. 
 
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En la tabla 5-1 se representa una forma de apreciar la compleja relación entre el peso 
materno y el aumento de peso con el embarazo. La matriz de peso durante el embarazo es 
un modelo que utiliza categorías de peso a lo largo del embarazo analizando dos de los 
aspectos del mismo: el estado corporal de la madre antes del embarazo, que es una 
variable constante, y el factor variable (el aumento de peso durante los 9 meses del 
embarazo). Analizando esta matriz, una mujer que tuviera sobrepeso antes del embarazo 
y que aumenta de peso con demasiada rapidez se incluiría en la categoría n.° 9 o SP-APE. 
Si frena su tasa de aumento de peso (v. tabla 5-2) podría cambiar a SP-APA al terminar su 
embarazo. 
 
En los diagramas de aumento de peso creados por el Departamento de Salud, Educación 
y Bienestar de EE. UU. se propone un «patrón de aumento de peso prenatal normal». Estas 
cuadrículas de peso son herramientas de evaluación estándar que se usan en 
maternidades y en el programa Woman, Infants and Children (WIC). La situación de peso 
ideal se refiere al «aumento apropiado» en todos los IMC, aunque la realidad clínica 
demuestra que hay situaciones de aumento de peso excesivo e insuficiente. En la tabla 5-
2 se muestran ejemplos de evaluación del aumento de peso usando el modelo de matriz en 
la mitad de la gestación (20 semanas) y en el parto a término (40 semanas). 
 
 
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Obesidad 
La tendencia de las mujeres estadounidenses revela un aumento de la prevalencia de la 
obesidad. Por ejemplo, la prevalencia de sobrepeso definida en un estudio como un IMC 
de 27,8 ha aumentado entre las mujeres de 20 a 29 años desde el 12,6% en 1971-1974 al 
20,2% en 1988-1991 (Flegal, 2005 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
 
 
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El riesgo de diabetes gestacional, hipertensión inducida por el embarazo (HIE) y cesárea 
también aumenta en las mujeres obesas (ACOG, 2005 citado en Kathleen Mahan L., 
Ditoterapia, 2013). Las mujeres con sobrepeso y obesidad también tienen un mayor riesgo 
de pérdida fetal intrauterina (PFIU) o abortos tardíos en el embarazo (>semana 28 de 
gestación) y a término (Stephansson y cols., 2001 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 
2013). El riesgo de parto de un niño muy prematuro (≤ 32 semanas) o con un defecto 
cardíaco, DTN y macrosomía (peso al nacer mayor de 4000 g) también aumenta en las 
mujeres obesas (Watkins y cols., 2003 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
 
Las mujeres gestantes obesas (IMC >30) tienen duplicado el riesgo de dar a luz un lactante 
con defectos del tubo neural (DTN), anomalías que dan lugar a anencefalia o espina 
bífida, en comparación con las mujeres de peso normal. La asociación entre obesidad 
materna y aumento de la incidencia de DTN es desconcertante. La protección frente a los 
DTN que se consigue con la ingestión adecuada de folatos en dosis de 600 μg/día parece 
ser menor en las mujeres gestantes obesas que en las de peso normal (Watkins y cols., 
2003; Scialli and Public Affairs Committee, 2006 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 
2013). Se especula con que el aumento del tamaño corporal puede requerir un suplemento 
adicional. Como la vitamina B12 (metilcobalamina) es un cofactor de la sintasa metionina, 
una enzima que tiene un papel central en el metabolismo de los folatos, también es posible 
que se necesite en mayores cantidades para prevenir los DTN. 
 
Además, se ha propuesto que los nutrientes como hierro, magnesio y niacina también 
participan en los DTN (Groenen y cols., 2004 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 
2013). 
 
En un estudio en el que se analizan las ingestas de 206 madres mediante un cuestionario 
sobre la frecuencia de consumo de determinados alimentos 14 meses después del parto se 
indicaba que la ingestión de tiamina, niacina y vitamina B6 (piridoxina) en torno a la 
concepción podría reducir la incidencia de hendiduras orofaciales (HOF) si se añaden al 
folato, mientras que no se demostró su asociación con riboflavina y vitamina B12 (Krapels 
y cols., 2004 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). La ingesta inadecuada de 
colina puede estar implicada en los DTN porque, al igual que el folato, funciona como un 
donante de metilos (Zeisel y Niculescu, 2006 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 
2013). 
 
En las directrices del IOM de 1990 se indicó un aumento de peso de 6,5 a 11 kg en las 
mujeres de sobrepeso, presumiblemente para dejar un margen para el crecimiento fetal 
adecuado sin que aumente el tejido materno fetal; no obstante, el peso medio de un recién 
nacido a término es de 3,4-3,8 kg. En un estudio reciente se evaluó el riesgo de parto 
pretérmino espontáneo en 2910 mujeres gestantes, entre ellas 597 mujeres obesas, y se 
determinó una incidencia menor en la cohorte de mujeres obesas (Hendler y cols., 2005 
citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). En otro estudio se determinó que la 
obesidad existente antes del embarazo se asoció a un aumento del riesgo de muerte fetal 
al avanzar la gestación y se propuso que la disfunción placentaria puede ser uno de los 
 
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pediatría 
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factores contribuyentes (Nohr y cols., 2005 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
Algunos autores consideran que la obesidad es una inflamación sistémica de bajo grado 
con concentraciones más elevadas de proteína C reactiva (PCR), interleucina-6 y leptina 
(Ghezzi y cols., 2002 citado en Kathleen Mahan L., Ditoterapia, 2013). 
 
Actualmente se aconseja a las mujeres que el embarazo no es el momento para perder 
peso. Un objetivo nutricional activo sería elegir alimentos de alta calidad antioxidante, que 
ayudan a mitigar los radicales libres. El tejido adiposo es un depósito de toxinas 
liposolubles. Por desgracia, hasta la fecha no se han investigado las concentraciones 
séricas de esas toxinas durante la pérdida de peso (Lordo y cols., 1996 citado en Kathleen 
Mahan L., Ditoterapia, 2013). En teoría, es posible que las toxinas liposolubles movilizadas 
puedan tener un efecto perjudicial sobre el desarrollo neurológico fetal. 
 
Como las mujeres obesas tienen una mayor incidencia de complicaciones obstétricas, un 
nutricionista debe vigilar estrechamente el patrón de aumento de peso durante el 
embarazo, aplicando las intervenciones alimentarias apropiadas según necesidades. El 
aumento de peso óptimo en las mujeres obesas sigue siendo motivo de debate. 
 
1.2 Evaluación del estado nutricional en el paciente 
pediátrico 
 
Esta etapa en particular requiere de mucha atención ya que la salud del paciente pediátrico 
es vulnerable en cualquier momento y por distintos factores como los que estudiaremos a 
continuación. El empleo adecuado de una evaluación nutricional es de vital importancia ya 
que de esta depende mantener de manera constante el peso corporal y talla con base en 
una alimentación y nutrición correcta. El seguimiento que se haga por parte del nutriólogo 
tendrá como meta mantener un estado de salud óptimo con base en un crecimiento y 
desarrollo de acuerdo a la edad de la persona. 
 
Para el pediatra resulta imprescindible valorar de forma objetiva el crecimiento y el estado 
de nutrición para poder discriminar entre niños con nutrición adecuada, variantes de la 
normalidad y desviaciones patológicas de la misma. La vigilancia nutricional del niño en los 
exámenes de salud y su exploración ante cualquier enfermedad constituyen la forma más 
eficaz de orientar un trastorno nutricional, permitiendo la instauración precoz de medidas 
terapéuticas y la identificación de aquellos casos que deben remitirse al centro de referencia 
para su evaluación más completa. 
 
✓ Los trastornos nutricionales “por defecto”, esto es, la desnutrición, pueden tener 
un origen primario por alimentación insuficiente o ser consecuencia de diferentes 
enfermedades agudas o crónicas, cuya repercusión clínica variará en función del 
tiempo de evolución. Cuando actúan sobre un periodo corto de tiempo, los efectos 
predominarán sobre el almacenamiento de energía (grasa) y, secundariamente, 
 
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sobre el músculo, manifestándose como adelgazamiento. Sin embargo, si actúan 
durante un tiempo prolongado, implicarán negativamente a la velocidad de 
crecimiento. 
 
✓ Desde el otro extremo, los trastornos “por exceso” o sobrenutrición obedecen a la 
incorporación de energía por encima de las necesidades. Independientemente de 
que ésta proceda de la ingesta excesiva de grasa, carbohidratos o proteínas, el 
exceso se almacena en forma de grasa (obesidad). La tendencia de nuestra 
sociedad a la sobrenutrición y a la obesidad ha propiciado el desarrollo de 
enfermedades crónicas en el adulto responsables de su morbimortalidad (obesidad, 
hipertensión arterial, ateroesclerosis...). Por ello, su detección en los primeros años 
de la vida constituye la medida más eficaz para su control. 
 
En los siguientes epígrafes se exponen de forma práctica la sistemática de la anamnesis, 
exploraciones clínica y antropométrica y la selección de algunas pruebas complementarias. 
 
1.2.1 Anamnesis 
Incluye la recogida detallada de los antecedentes familiares y personales, incluyendo los 
datos recogidos en la tabla I. 
 
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1.2.1.1 Antecedentes personales 
 
Se debe interrogar sobre aspectos referentes a la gestación, parto y enfermedades 
padecidas hasta el momento actual. Se detallará el tipo de lactancia y la cronología de la 
alimentación, así como la aparición de intolerancias. Deben reseñarse los procesos agudos 
y manifestaciones sospechosas de patología crónica (especialmente gastrointestinal) 
especificando su forma de aparición. 
 
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1.2.1.2 Curva de crecimiento y/o perfil de desarrollo 
 
La mejor forma de interpretar el estado de nutrición y crecimiento de un niño se basa en el 
seguimiento periódico de las medidas del niño (peso, talla y perímetro craneal) en los 
exámenes de salud y/o durante las enfermedades. Ello nos permite señalarlas sobre la 
curva percentilada y hacer un seguimiento longitudinal desde el nacimiento, y cuantificar la 
velocidad de crecimiento. Estos datos aportan una información extraordinariamente valiosa 
al permitir detectar el momento a partir del cual el paciente ha ido desviándose (hacia arriba 
o hacia abajo) de sus percentiles habituales. También posibilita reconocer niños sanos 
(constitucionalmente pequeños), que siguen percentiles bajos y que no son más que 
variantes de la normalidad. Además, si queda bien reflejado en la cartilla de salud será de 
gran ayuda si el niño debe ser evaluado en otros centros. 
 
1.2.1.3 Ingesta dietética 
 
La aproximación a la ingesta habitual del niño en relación a sus necesidades orienta el 
origen primario o secundario de un trastorno nutricional. Una encuesta detallada (recuerdo 
de 24 horas, cuestionario de frecuencia, registro de ingesta con pesada de alimentos 
durante varios días) es difícil realizarla en centros donde no se dispone de dietistas. Sin 
embargo, siempre se puede hacer una aproximación con la historia dietética, preguntando 
qué consume habitualmente en las principales comidas del día, cantidad aproximada y tipo 
de alimento, completándolo con la frecuencia diaria o semanal de los principales grupos de 
alimentos. Se incluirán, en caso de consumirlos, productos de nutrición enteral, así como 
suplementos vitamínicos y minerales. 
 
1.2.2 Exploración física 
 
En la tabla II se recogen los principales aspectos que se deben evaluar sistemáticamente. 
El sobrepeso y la obesidad son fáciles de apreciar. Sin embargo, no ocurre lo mismo con 
los niños que están sufriendo un proceso de desnutrición, que vestidos pueden aparentar 
buen aspecto durante bastante tiempo. Al explorarlos desnudos podremos distinguir niños 
constitucionalmente delgados de aquellos que están perdiendo masa corporal, con 
adelgazamiento de extremidades y glúteos y piel laxa, señal de fusión del panículo adiposo 
y masa muscular. Otro aspecto importante es valorar la presencia de distensión abdominal, 
hallazgo muy sugestivo de enfermedad digestiva, como la celiaquía. La exploración 
sistematizada permitirá detectar los signos carenciales específicos y los sospechosos de 
enfermedad. En los niños/as mayores debe explorarse siempre el grado de desarrollo 
puberal. 
 
 
 
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1.2.3 Exploración antropométrica 
 
La obtención contécnica adecuada de al menos el peso, la talla y el perímetro craneal, 
tanto en los exámenes de salud como cuando se consulta por enfermedad es de gran ayuda 
para detectar en fases precoces las desviaciones patológicas. Si el personal está entrenado 
adecuadamente puede ser muy útil la medición del perímetro braquial y del pliegue tricipital. 
 
En antropometría no hay que olvidar que el niño, en cada momento de su vida, tiene un 
peso ideal dependiente de su talla. Por ello, en una situación aguda de malnutrición, 
inicialmente se detendrá la ganancia ponderal, manteniéndose la velocidad de crecimiento 
(relación peso/talla y/o IMC disminuidos). Sin embargo, si evoluciona hacia la cronicidad 
asociará detención del crecimiento. En los lactantes y niños pequeños estas alteraciones 
se producen muy rápidamente por estar en un periodo de máxima velocidad de crecimiento. 
 
La detención del crecimiento siempre indica una enfermedad subyacente. La sistemática 
antropométrica básica incluirá las medidas especificadas en la tabla III. 
 
- Interpretación: una vez recogidas las medidas del paciente es necesario contrastarlas 
con los patrones de referencia, lo que puede hacerse fácilmente mediante percentiles (o 
calculando puntuaciones Z). Los percentiles indican qué tanto por ciento de la población 
infantil de la misma edad y sexo se halla por arriba o debajo de la medición efectuada (P50 
corresponderá a la mediana). Generalmente se usan en gráficos y se representan los 
siguientes: P3 (P5), P10, P25, P50, P75, P90, (P95), P97. Las puntuaciones Z, expresan 
las unidades de desviación estándar que una determinada medida se separa de la mediana. 
 
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Se obtiene un valor absoluto que permite un seguimiento más preciso, y es el único medio 
para hacer comparaciones entre niños de diferente edad y sexo. 
 
 
 
- Patrones de referencia: el comité de expertos de la OMS recomienda contar con tablas 
locales, siempre que cumplan unas condiciones; en caso contrario, hay que emplear un 
patrón internacional. En nuestro país (España) se han difundido las de Hernández y 
colaboradores (1988), que figuran en muchas cartillas de salud. Recientemente se han 
desarrollado varios patrones internacionales. Se ha publicado la versión 2000 del CDC 
(Center for Disease Control), que en este momento son las tablas más completas en cuanto 
a la edad de cobertura (0 a 20 años). También se ha elaborado un patrón multicéntrico para 
 
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niños europeosn pero solo hasta los tres años de edad (Euro-Growth 2000). Más 
recientemente, la OMS (2006) ha desarrollado unos nuevos patrones de crecimiento (peso, 
longitud/estatura, perímetro craneal, perímetro del brazo y pliegues tricipital y subescapular) 
de niños procedentes de Brasil, India Ghana, Noruega, Omán y Estados Unidos. Solo 
alcanzan hasta los seis años. Los datos se han transformado percentiles y en puntuaciones 
Z y se presentan en tablas o en gráficos. 
 
- Clasificación del estado de nutrición: se pueden calcular índices, pero hay que 
interpretarlos cuidadosamente, tomando en consideración parámetros de composición 
corporal. Los más útiles son los siguientes (Tabla IV): 
 
1. Relación peso/talla: valora la relación de estas medidas, independientemente de la 
edad. Es muy práctica y de gran ayuda para detectar precozmente la malnutrición aguda. 
Para ello, se disponen de patrones percentilados. También se puede calcular la puntuación 
Z. 
 
2. Índice de masa corporal: es un índice fácil de calcular, que se ha mostrado muy útil 
para definir la obesidad. Su principal desventaja es que varía con la edad. Por tanto, en 
niños su valoración se realiza mediante curva percentilada o con el cálculo de puntuaciones 
Z. Hay que considerar qué valores elevados solo significan sobrepeso; para discriminar si 
se trata de un exceso de grasa (obesidad) o de masa magra (constitución atlética) habrá 
que realizar la medida del perímetro braquial y del pliegue cutáneo. 
 
 
 
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1.2.4 Exploraciones complementarias 
 
Diversos exámenes complementarios son de utilidad, tanto en la exploración inicial como 
en el seguimiento del estado de nutrición, así como en la respuesta a la terapia nutricional. 
 
1. Determinaciones analíticas 
a) Hematología: la malnutrición suele asociar anemia carencial. Valorar el número de 
hematíes, la hemoglobina, el hematocrito, los índices eritrocitarios, el ancho de distribución 
de los hematíes y el recuento de reticulocitos (ajustados a la edad). 
 
b) Evaluación proteica: las proteínas séricas más utilizadas en la clínica y sus valores de 
referencia en niños son: albúmina sérica: refleja bien el estado de síntesis proteica, pero su 
vida media larga (18-20 días) explica su respuesta lenta con el tratamiento nutricional 
(valores normales: 3,5-5 g/dl) y la prealbúmina: con una vida media corta (2 días) refleja 
bien cambios agudos en el estado nutricional (valores normales: 15-30 mg/dl). 
 
c) Otros parámetros bioquímicos (zinc, metabolismo del hierro, metabolismo calcio/fósforo 
y colesterol), se seleccionarán en función de las condiciones específicas del paciente. El 
estado de los depósitos de hierro se determina con mucha frecuencia en el niño desnutrido 
por ser una carencia frecuente, cuya corrección terapéutica va a favorecer la recuperación 
nutricional. 
 
2. Radiografía de carpo 
Es una exploración esencial en aquellos niños que manifiestan un trastorno de crecimiento, 
porque ayuda a interpretar su etiología. Su finalidad es valorar la maduración esquelética y 
relacionarla con la edad cronológica del niño. El método más utilizado para su lectura es la 
comparación con el atlas de Greulich y Pyle. Resulta particularmente útil en el estudio de 
niños que consultan por tamaño corporal pequeño y que no representan más que variantes 
de la normalidad. Así, por ejemplo, en el retraso constitucional del crecimiento la 
maduración ósea está retrasada y corresponde a la edad-talla (edad a la que la talla del 
niño estaría en el percentil 50). Sin embargo, en la talla baja familiar van acordes la edad 
cronológica y la maduración esquelética. 
 
La malnutrición crónica asociada o no a enfermedades sistémicas van acompañados, casi 
siempre, de un retraso de la maduración ósea. El niño con obesidad exógena tiene una 
aceleración del crecimiento con una talla alta y maduración esquelética acelerada. En la 
tabla V se resumen las situaciones clínicas en las que con más frecuencia hay que plantear 
el diagnóstico diferencial entre variantes de la normalidad y trastornos del crecimiento. 
 
 
 
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3. Exploraciones para el diagnóstico de enfermedades específicas 
 
Si se sospecha que el trastorno nutricional es secundario, se orientará el despistaje de las 
enfermedades según los datos sugeridos por la anamnesis, la exploración, la edad y el 
deterioro de las curvas de peso y talla. Siempre que se asocie diarrea crónica se debe 
investigar la presencia de parásitos en las heces (Giardia lamblia, Cryptosporidium sp.); en 
niños con enfermedades respiratorias de repetición, desmedro y heces malolientes se 
realizará el test del sudor para el despistaje de la fibrosis quística; en aquellos con detención 
de la curva ponderoestatural y distensión abdominal se solicitará la IgA total y losanticuerpos para el despistaje de la enfermedad celíaca (anticuerpos antiendomisio y 
antitransglutaminasa tisular); en escolares y adolescentes con desnutrición, además, habrá 
que pensar en la enfermedad inflamatoria y solicitar reactantes de fase aguda (PCR y VSG). 
 
 
 
 
 
 
 
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En los niños obesos según factores de riesgo puede ser conveniente realizar alguna de las 
siguientes determinaciones: perfil lipídico (colesterol y fracciones, triglicéridos), glucemia 
basal, hormonas tiroideas y función hepática. Obviamente, si se detecta alguno de estos 
procesos deberá remitirse el paciente al centro de referencia para completar el diagnóstico 
e iniciar la terapéutica. 
 
 
 
 
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Actividades 
 
La elaboración de las actividades estará guiada por tu docente en línea quien te 
indicará, a través de la Planeación didáctica del docente en línea, la dinámica que tú y tus 
compañeros (as) llevarán a cabo, así como los envíos que tendrás que realizar. 
 
Para el envío de tus trabajos usarás la siguiente nomenclatura: EEN2_U1_A1_XXYZ, 
donde EEN2 corresponde a las siglas de la asignatura, U1 es la unidad de conocimiento, 
A# es el número y tipo de actividad, el cual debes sustituir considerando la actividad que se 
realices, XX son las primeras letras de tu nombre, Y la primera letra de tu apellido paterno 
y Z la primera letra de tu apellido materno. 
 
Autorreflexiones 
 
Para la parte de autorreflexiones, debes responder las Preguntas de Autorreflexión 
indicadas por tu docente en línea y enviar tu archivo. Cabe recordar que esta actividad tiene 
una ponderación del 10% de tu evaluación. 
 
Para el envío de tu autorreflexión utiliza la siguiente nomenclatura: 
EEN2_U1_ATR _XXYZ, donde EENII corresponde a las siglas de la asignatura, U1 es la 
unidad de conocimiento, XX son las primeras letras de tu nombre, y la primera letra de tu 
apellido paterno y Z la primera letra de tu apellido materno. 
 
 
 
 
 
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Cierre de la unidad 
 
 
Al término de la primera unidad, hemos podido observar que la evaluación del estado de 
nutrición en la embarazada, requiere de seguimiento continuo a fin de lograr mantener el 
peso deseable a fin de evitar la aparición de enfermedades y/o complicaciones. Es 
importante por lo tanto una vigilancia continua en el embarazo para proveer las 
recomendaciones nutrimentales y alimentarias que se enfoquen a la salud óptima de la 
embarazada y del nuevo ser en crecimiento. 
 
Por otra parte la evaluación del estado de nutrición en el paciente pediátrico, tiene por 
objetivo identificar los factores que pudieran comprometer la salud del menor y garantizar 
el mantenimiento del crecimiento y desarrollo bajo condiciones óptimas de nutrición y 
alimentación. 
 
 
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Fuentes de consulta 
 
Básicas 
• Diario Oficial de la Federación (2016). NORMA Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-
2016, Para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y de la 
persona recién nacida. 
http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5432289&fecha=07/04/2016 
• Guía de práctica clínica GPC. (2013) Prevención, control y detección en el recién 
nacido de término sano en el primer nivel de atención en salud. Evidencias y 
recomendaciones. Catálogo maestro de guías de práctica clínica IMSS-699-13. 
• Guía de práctica clínica GPC. (2016) Grupos de alimentos y patrones de 
alimentación saludables para la prevención de enfermedades. Adultos y pediátricos. 
1°, 2° y 3er nivel de atención. Evidencias y recomendaciones. Catálogo maestro de 
guías de práctica clínica IMSS-225-16. 
• Instituto Mexicano del Seguro Social. (2017). Área de Nutrición y Salud. Nutrimss 
Embarazo. CD México. División de Promoción a la Salud, pp 2-19. 
• L. Kathleen, Mahan, Sylvia, Escott-Stump y Janice L. Raymond, Krause. (2013) 
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Universidad Abierta y a Distancia de México | DCSBA 35 
Evaluación del estado de nutrición en el embarazo y 
pediatría 
Evaluación del estado de nutrición II 
U1 
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