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EL DEPORTE ESCOLAR COMO LABOR INTENCIONADA DE INTERVENCIÓN PSICOPE-
DAGÓGICA Y DE APRENDIZAJE. 
 
Francisco Javier Moreno Hernández. 
 
Universidad de Extramadura. 
 
1.- Introducción 
 Un niño jugando al fútbol con unos amigos en la calle, es una estampa aún habitual en 
algunos lugares de nuestro país. Es la imagen de un objetivo y de un medio por el que algunos 
optamos para la educación y la formación de nuestros hijos. En la edad escolar, el deporte 
ocupa un papel importante que merece más de un momento para la discusión y el dialogo. El 
sentido de este texto es resaltar algunos, que no todos, de los aspectos que afectan al deporte 
escolar. El título alude a una labor intencionada pedagógica y de aprendizaje, ésta será la idea 
de fondo sobre la que se escribe, pero el repaso sobre el deporte escolar se realizará de forma 
amplia y global. Este texto se enmarca en un foro de debate y por ello quiere ser promotor de 
discusiones. 
 En primer lugar trataremos de centrar el tema, contextualizando el término de deporte 
escolar. Tras esto, se implicaran a los distintos grupos sociales con competencia en este ámbi-
to describiendo algunos detalles de la estructura que comprende las instituciones y organiza-
ciones. Todo esto pretende dar pie a una reflexión sobre los objetivos educativos y formativos 
del deporte escolar y se plantearán finalmente algunos temas candentes que le afectan sin 
duda aunque sin pormenorizar excesivamente. 
 
2.- La contextualización del deporte escolar. 
2.1.- Una supuesta definición de deporte escolar: 
 En el momento en que nos disponemos a tratar de definir lo que se entiende por depor-
te escolar nos encontramos ante una gran sencillez en la tarea y a la vez una dificultad quizás 
insalvable. Esto es porque cuando hablamos de deporte escolar todo aquel que está en contac-
to habitual con la actividad física y el deporte parece saber a lo que nos referimos y por tanto 
se carece de sentido perder tiempo en esta definición. Pero desde un punto de vista académico 
chocamos con un término de difícil demarcación como es el deporte, que ha dado lugar a nu-
merosas reflexiones y del que encontramos definiciones tan diversas como opiniones o líneas 
de pensamiento. Y por otro lado la edad escolar está tan definida en su periodo temporal como 
indefinida en sus características cognitivas, motoras y sociales. Nos encontramos con un pe-
riodo sometido a profundos cambios en el niño, se modifican sus relaciones sociales, se des-
cubren nuevos valores, cambios morfológicos influyen directamente sobre su comportamiento y 
todo a una velocidad de vértigo para los que desde fuera no sólo observamos este cambio sino 
que pretendemos incidir de alguna forma positiva sobre él. Sin embargo, haremos un esfuerzo 
en una supuesta definición que nos permita centrar el tema de discusión. 
 
DEPORTE ESCOLAR
DEPORTE
EN LA
ESCUELA
DEPORTE
EN EDAD
ESCOLAR
 
Figura 1: El deporte escolar 
 El deporte escolar se puede entender como deporte en la escuela o deporte en la edad 
escolar. En el primer caso nos referiríamos al deporte que se desarrolla en el entorno de un 
centro escolar, sometido a su estructura y con una incidencia directa del profesorado del cen-
tro. Mientras, el deporte en edad escolar es un concepto más amplio que recoge todas aquellas 
actividades deportivas ofrecidas al niño dentro de un periodo temporal más o menos concreto. 
En la actualidad el deporte es un fenómeno social que traspasa las fronteras del centro educa-
tivo, implicando a otros grupos de la población dentro del mismo municipio y a nivel institucio-
nal, tanto de ámbito regional o nacional. 
 Así, en adelante nos referiremos a esta segunda acepción recogiendo el deporte dentro 
y fuera de la escuela y que afecta a los niños dentro de su periodo escolar. 
 
2.2.- Contextualización del deporte escolar: 
 El deporte constituye un contenido en la Educación Física utilizado comúnmente como 
medio de formación. Desde este punto de vista, el deporte constituiría un soporte para alcanzar 
los objetivos educativos (Blázquez, 1995). Pero no es únicamente ésta la visión que se tiene 
del deporte escolar. El deporte puede ser considerado, más allá que como un medio formativo 
en un sistema educativo, como un medio de fomento de la salud. Las características beneficio-
sas de un deporte bien canalizado, dirigido por profesionales conocedores de la actividad, le 
han llevado a ser objetivo de campañas institucionales de salud. El deporte, y en nuestro caso 
el deporte escolar, recoge una función preventiva y de creación de hábitos saludables. Esto 
conlleva incluso una consideración socioeconómica del deporte. 
 Por otro lado encontramos concepciones que consideran el deporte como un fin en sí 
mismo, bien con un sentido recreativo o de rendimiento. En auge en los últimos años, la con-
cepción recreativa de la actividad física incide directamente sobre la práctica deportiva. Se 
considera así que el deporte cumple una función lúdica por sí mismo. Los niños y los adultos 
encuentran en el deporte y en actividades físicas más o menos regladas, un momento de es-
parcimiento y de disfrute por la propia práctica en sí. 
 
DEPORTE
ESCOLAR
COMO
MEDIO
COMO FIN
EN SÍ MISMO
 EDUCATIVO
 DE FOMENTO DE LA SALUD
 RENDIMIENTO
 RECREATIVO
 
Figura 2: Contextualización del deporte escolar 
 El deporte escolar se ha extendido con un claro sentido de competición y de rendimien-
to desde su nacimiento en 1949 con los primeros Juegos Nacionales Escolares. Surgieron és-
tos con un claro sentido de competición organizada enmarcada en los centros escolares (Bu-
rriel y Carranza, 1995). Nos encontramos con actividades que, dentro de este contexto, van 
encaminadas a la consecución de resultados deportivos por sí mismos sin una intencionalidad 
educativa expresa. Sin embargo, la competición ha ido siempre de la mano del deporte o vice-
versa, incluso encontramos posturas en defensa de la competición como un valor formativo y 
social (Prvlovich, 1982), pero este será un aspecto a discutir más adelante. 
 Centrándonos de nuevo en el tema que nos atañe, encontramos diferentes concepcio-
nes del deporte escolar que demarcan diferentes ámbitos sociales. Mientras que el deporte 
como medio educativo ha sido normalmente asumido por el Sistema Educativo y, en su nom-
bre, los profesores de Educación Física, son los clubes deportivos y sus entrenadores los que 
representan la orientación hacia el éxito deportivo. Los ámbitos de fomento de la salud y el 
aspecto recreativo, que como hemos dicho se encuentra en auge, son afrontados desde insti-
tuciones públicas, asociaciones libres o colaboraciones con instituciones privadas con iniciati-
vas sociales. 
 
 
El Deporte Escolar
Como medio educativo
Como fomento de la salud Como fin en sí mismo
Recreativo
Rendimiento deportivo
Profesores de E.F. EntrenadoresMonitores y
animadores socioc.
Instituciones
Educativas
Otras Instituciones
Sociales
Clubes
Deportivos
Asociaciones
libres
Obras sociales de
Instituciones privadas
Intereses comerciales
Intituciones Privadas
 
Figura 3 
 Toda esta compleja estructura no es rígida sino que fluctúan objetivos de uno y otro 
ámbito (deporte educativo con un componente competitivo intencionado y orientado, o deporte 
recreativo que fomenta valores educativos y la salud...). Incluso un profesor puede actuar de 
entrenador dirigiendo un equipo escolar en competiciones, o bien que un club deportivo tenga 
entre sus objetivos valores formativos e incluso un carácter polideportivo y recreativo a ciertas 
edades. 
 
3.- El papel de los distintos organismos en el deporte escolar. 
 A la hora de hablar del deporte escolar es necesario realizar una referencia a las insti-
tuciones deportivas que lo contemplan y que velan por su desarrollo. Parece evidente el papel 
social positivo que ejerce la práctica deportiva (aunque sobre ello reflexionaremos más tarde), 
es por esto por lo que la legislación organiza las diferentes vías de promoción del deporte.Co-
mo hemos explicado, el deporte escolar no sólo es responsabilidad del centro educativo con-
creto sino que se encuentra dentro de un complejo entramado de organizaciones públicas y 
privadas. 
 En 1881 encontramos la primera ley que velaba por la Educación Física en el Estado 
cuando se introdujo la gimnasia en centros educativos. Desde entonces hasta ahora, se han 
ido perfilando las competencias que en materia deportiva tienen las diferentes instituciones, 
que vamos a tratar de perfilar brevemente. 
3.1.- Las Instituciones Públicas 
 El deporte en España depende institucionalmente de Educación y Cultura (tanto en 
ministerios separados o como en la actualidad en un único organismo oficial). Mientras que las 
competiciones deportivas son responsabilidad del Consejo Superior de Deportes, el sistema 
educativo prevé el deporte junto a la Educación Física como contenido contemplado en las 
diferentes leyes que lo han regulado. 
 En un primer momento, el Consejo Superior de Deportes se considera como el referen-
te en la regulación del deporte en España. Las competencias de este organismo con respecto 
al deporte escolar se centran fundamentalmente en la programación, dirección técnica y ejecu-
ción de los juegos y competiciones de carácter nacional o internacional. 
 Son los territorios autonómicos del Estado, una vez transferidas las competencias en 
materia deportiva y a través de su Dirección General de Deportes, los que organizan las com-
peticiones territoriales. Este organismo asume la obligación de promover el deporte escolar 
favoreciendo la creación de asociaciones y gestionando las ayudas necesarias para su mante-
nimiento y el de las actividades que se generen en torno al deporte escolar. Asimismo, desde el 
gobierno autonómico se coordinarán las labores de las distintas administraciones locales. Estas 
administraciones locales son los municipios y las provincias, gestionadas por los ayuntamientos 
y las diputaciones respectivamente. 
 Las diputaciones provinciales promueven y difunden la cultura deportiva en su territorio 
a través de las actividades que se dicten en su plan de actuación. Así, se recogen labores de 
construcción de instalaciones, fomento de actividades deportivas, investigación deportiva, sub-
venciones a deportes y competiciones y otras campañas concretas junto a la colaboración co-
ordinada con los municipios. 
 En los municipios, y a través de sus ayuntamientos, es donde se encuentran las rela-
ciones más próximas con los ciudadanos. Los ayuntamientos crean sus propias estructuras 
que les permitan cumplir con funciones de control y gestión de instalaciones, incluso en oca-
siones la construcción de éstas, la elaboración de juegos deportivo municipales o la promoción 
de deportes alternativos entre otras actividades. Esta proximidad que comentamos hace que 
los ayuntamiento a través de sus patronatos de deportes tengan un contacto muy directo con el 
deporte escolar. 
 
INSTITUCIONES
PÚBLICAS
C.S.D. D.G.D.
ESTATAL AUTONÓMICA
Juegos y competiciones de
carácter nacional o internacional
Competiciones territoriales
Promoción y desarrollo del deporte
Gestión de ayudas
Municipales Provinciales
Ayuntamientos Diputaciones
Coordinación de las distintas
administraciones locales
 
Figura 4: Instituciones públicas con competencias en materia deportiva. 
3.2.- Asociaciones y órganos de carácter privado. 
 Los organismos y las asociaciones privadas ocupan un papel creciente en la promoción 
y la organización del deporte en edad escolar. Burriel y Carranza (1995) diferencian aquellas 
con una vinculación más directa con el centro escolar y las que son ajenas a él. 
 Entre las primeras, comentan los autores la importancia que adquieren las Asociacio-
nes de Padres, que han llegado en ocasiones a ser verdaderos organizadores, gestores y pa-
trocinadores de actividades y competiciones deportivas. La labor constante por parte de estas 
agrupaciones suele ser uno de los puntos firmes de apoyo del deporte escolar. 
 Las asociaciones de alumnos y los clubes deportivos encuadrados en un centro esco-
lar, son otros grupos importantes que podemos observar en el entorno deportivo. Suelen ser 
grupos de jóvenes interesados por la actividad deportiva que, en muchas ocasiones espolea-
dos (en el buen sentido) por sus profesores, adoptan una posición activa asumiendo responsa-
bilidades en la organización y la promoción deportiva. 
 Estos tres grupos, los podemos encontrar en algunas ocasiones conviviendo simultá-
neamente y actuando cada uno desde su parcela y sus posibilidades junto al Consejo Escolar 
del centro educativo. Esta coordinación es la deseable, adoptando los departamentos de Edu-
cación Física una altruista labor de coordinación con la intención de mantener una dirección 
adecuada en la labor a realizar. 
 Fuera del entorno escolar podemos reconocer diversas instituciones o agrupaciones 
libres con labores de promoción deportiva. El conjunto es amplio y heterogéneo (asociaciones 
deportivas, centros deportivos, asociaciones de tiempo libre, grupos de barrio, centros de 
ocio...) pero para intentar facilitar la exposición nos centraremos en dos grupos claramente 
marcados. Los clubes deportivos y las entidades privadas con acciones sociales. 
 Los clubes deportivos privados fomentan actividades deportivas encaminadas normal-
mente a las competiciones y están organizados en diversas categorías. Se crean habitualmen-
te en torno a un deporte concreto y en ocasiones amplían sus horizontes a otras disciplinas. De 
todas formas, suelen estar vinculados a federaciones territoriales que gestionan el deporte, 
unifican su reglamento y organizan la competición. Es destacable que no siempre exista una 
adecuada coordinación entre las competiciones organizadas por las federaciones y otras insti-
tuciones. A pesar de estar tradicionalmente orientados hacia la competición, encontramos clu-
bes que contienen en sus objetivos la promoción del deporte, de todos modos hay que recono-
cerles una labor social indiscutible aunque en ocasiones admitan matizaciones en sus conteni-
dos formativos. 
 En cualquier ciudad, diferentes instituciones privadas de diversas características desti-
nan parte de sus fondos a obras sociales. Unas veces por cuestiones publicitarias y otras por 
compromisos con las instituciones públicas de dedicar parte de sus beneficios a estas obras (o 
por ambas razones), los fondos procedentes de esta vía se encaminan hacia el deporte esco-
lar. Cada día con mayor protagonismo y a la vez con mayor compromiso social, estas institu-
ciones son promotoras de clubes deportivos, de asociaciones, de competiciones, de campañas 
de promoción o de actividades puntuales. 
 Al igual que lo comentado para el centro escolar, de nuevo hacemos referencia a la 
necesidad de una labor coordinada entre los distintos grupos que actúan sobre el deporte esco-
lar. Quizá de forma compartida entre la iniciativa privada y las instituciones públicas se debe 
afrontar el deporte escolar con un carácter intencionado. Se deben esclarecer los objetivos que 
se pretenden y orientar los esfuerzos sumados y multiplicados. Este esfuerzo debe ser irreme-
diablemente productivo evitando esfuerzos duplicados, y focalizando las labores hacia un de-
porte escolar formativo. 
 
4.- El deporte escolar y sus objetivos educativos y de aprendizaje. 
4.1.- Objetivos educativos y metodología del deporte escolar. 
 El deporte, dentro del sistema educativo ha ido variando en importancia y en vincula-
ción con la Educación Física. Encontramos momentos de total desvinculación, donde los con-
tenidos de la gimnasia sueca incidían sobre la higiene postural, la disciplina y una relativa con-
dición física, y por otro lado otros momentos que han considerado el deporte un medio de for-
mación integral como en las teorías anglosajonas de Arnold. 
 En la actualidad, el sistema educativo español contempla a través de la ley orgánica 
que lo regula que se deberá utilizar la Educación Física y el Deporte para favorecerel desarro-
llo personal (M.E.C., 1990). Así, se recogen en los Decretos de Curriculo del Estado y de cada 
Comunidad Autónoma el área de Educación Física y los contenidos a tratar dentro de ella. Es 
en este área donde se encuadra el deporte y por ende el deporte escolar. 
 En este marco, el deporte escolar reúne unos objetivos educativos y formativos que 
justifican la inversión de las instituciones públicas en su fomento y desarrollo. Esto quiere decir 
que dentro de los centros escolares se velará por esta orientación formativa siendo el deporte 
sobre todo un medio pero a la vez un objetivo por los valores educativos que proporciona. 
 Un deporte educativo debe tener en cuenta el entorno en el que se aplica y, en este 
caso, este entorno es la edad escolar. Siguiendo a algunos de los autores que han estudiado y 
definido las características del desarrollo de este periodo encontramos una serie de puntos en 
común que se resumirían en los siguientes (Oña, 1987): 
 Un desarrollo de la estabilidad y la consistencia en la actitud motriz genérica, apare-
ciendo la motricidad analítica y socializada junto al desarrollo de las cualidades físi-
cas. 
 Se observa un control motor más adaptativo y dinámico conjunto a al desarrollo de 
la percepción. 
 Se consigue el dominio de carreras, saltos, lanzamientos y recepciones, lo que 
permite que el niño empiece a relacionarse con actividades deportivas por esta ma-
yor eficacia en la motricidad global. 
 Mientras, se comienza a disociar segmentos y zonas corporales, con lo que la mo-
tricidad analítica adquiere gran importancia para la adquisición de gestos técnicos. 
 Por ultimo, el desarrollo de las cualidades física en esta etapa ofrecen la posibilidad 
de participar en competiciones deportivas adaptadas. 
 En otros trabajos anteriores a éste se han expuesto bases metodológicas que preten-
den hacernos llegar a una postura educativa intencionada del deporte escolar. No se trata de 
reglas ni de recetas pero consideramos interesante recordar algunas de ellas que inciden en un 
deporte escolar formativo (Moreno, 1990): 
 El proceso de introducción del deporte se deberá llevar a cabo tras un estudio de los 
elementos que intervienen en el (alumno, profesor, padres...) 
 Los objetivos y la metodología deberá estar adaptada a las características del de-
porte, lo cual supone afrontar su conocimiento y el dominio de sus elementos fun-
damentales. 
 El niño debería reconocer e identificar todos los elementos del juego como una glo-
balidad en mutua relación. 
 De esta forma, el niño debe relacionar de forma natural su acción motriz, los moti-
vos que la inducen y sus resultados. No es recomendable desvincular ninguno de 
estos tres elementos entre sí. 
 Se deben fomentar las actividades que se desarrollen en situaciones reales o pseu-
doreales que permitan por una parte el control del proceso y por otro el contacto di-
recto e inmediato del alumno con el deporte concreto. 
 La creación de situaciones de superación de dificultad creciente y la participación 
activa del niño incidirá sobre los procesos de toma de decisiones que mejorarán su 
desarrollo motriz y cognitivo. 
 Identificar los roles del juego, comprender los objetivos generales del deporte y el 
por qué de las acciones que se realizan incidirá tanto a nivel de eficacia en la asimi-
lación de los contenidos como en el nivel de motivación por la tarea. 
 Se deberán promover la relaciones afectivas y sociales con actividades que tiendan 
hacia la máxima participación posible. 
 Estos son algunos apuntes sobre las cuestiones pedagógicas que nos planteamos en 
el deporte escolar. Entre los aspectos citados remarcamos la participación activa del alumno 
como eje vertebrador del proceso. En palabras de Bayer (1986), “la finalidad del proceso edu-
cativo en la formación del jugador se sitúa en la obtención de un jugador inteligente, capaz de 
actuar por sí mismo, utilizando sus conocimientos y su experiencia; el educador vigilará el de-
sarrollo de la capacidad de su pensamiento técnico, permitiendo así al joven participar, com-
prometerse y acceder a la evolución de su especialidad, preparándolo mediante una educación 
de su disponibilidad para poder seguir las direcciones futuras de ésta” (p.68). Consideramos 
que son compatibles objetivos deportivos con el carácter educador de la actividad. A la vez que 
formamos deportistas formamos personas y viceversa, Los profesores y entrenadores debemos 
esforzarnos y orientar estos esfuerzos hacia objetivos que tengan en cuenta el alumno como 
centro del proceso, ofreciendo el deporte como un elemento canalizador de su formación y en 
el que pueda desarrollarse y expresar su potencialidad. 
 
4.2.- La transmisión de valores en el deporte escolar. 
 Más allá de sus contenidos propios, el deporte resulta un transmisor de valores y de 
actitudes que deben ser tenidos en cuenta. Refiriéndonos de nuevo a la legislación vigente, la 
LOGSE nos indica que la actividad educativa se debe desarrollar atendiendo a principios de 
igualdad de derechos, el espíritu crítico, hábitos de comportamiento democrático, el respeto del 
medio ambiente y todo ello a través de un metodología activa que asegure la participación del 
alumnado en los procesos de enseñanza y aprendizaje. En su artículo 13 señala que los alum-
nos deben desarrollar la capacidad de “apreciar los valores básicos que rigen la vida y la convi-
vencia y obrar de acuerdo con ellos”. 
 Los valores implícitos en las actividades deportivas, sus normas de convivencia particu-
lares, la aceptación de un reglamento como requisito imprescindible de la actividad nos crea un 
caldo de cultivo interesante para la transmisión de los contenidos actitudinales. Junto a esto 
nos encontramos que en el Real Decreto de enseñanzas mínimas y en los decretos de currícu-
lo de cada comunidad autónoma se recogen los contenidos transversales como imprescindi-
bles en la formación y que deben ser complementarios y tratados desde las diversas áreas. 
Estos contenidos son la educación para la paz, para la salud, educación moral y cívica, educa-
ción ambiental, educación no discriminatoria, educación sexual, educación del consumidor y 
educación vial. 
 Sobre este tema citaremos el trabajo de Fuentes y del Villar (1998) donde señalan al-
gunos aspectos que pueden ser considerados y del que se transfieren conclusiones al deporte 
escolar. Con respecto a la educación para la paz, el profesor o el entrenador contribuyen, o al 
menos debe hacerlo, a la promoción del fair play. En las competiciones se deben de fomentar 
los comportamientos de tolerancia en un clima de respeto y consideración hacia todos. Estos 
autores citados animan a los profesores a que transmitan a sus alumnos el orgullo por un com-
portamiento disciplinado y generoso en la confianza de que se favorecerá una adhesión dura-
dera al comentado fair play. 
 Algunos planteamientos como la elaboración de competiciones mixtas que reduzcan el 
efecto de la discriminación sexista del deporte, el respeto del adversario, la educación para la 
tolerancia y el dominio de sí mismo, el aprender a aceptar la victoria o el fracaso, deben ser 
objeto de reflexión del entrenador o del profesor que acepte afrontar la enseñanza del deporte 
en la edad escolar. Cabría elaborar una discusión mucho más extensa sobre este tema pero lo 
dejaremos para otra ocasión no sin citar el interesante código ético para deportistas elaborado 
por la Comisión para el Fair Play y publicado por Unisport en 1993 (Figura 5). 
• Creo que la verdadera esencia del deporte es luchar por
conseguir el éxito personal y la excelencia mediante un esfuerzo
honesto y permanente.
• M e comprometo a practicar el deporte con integridad y a luchar
para ganar sólo por medios legítimos.
• Prometo aprender, comprender y respetar tanto las reglas
escritas de mi deporte como la reglas admitidas del fair play.
• Creo que la violencia y la intimidación física son perjudiciales
para el deporte y rehúso recurrira estas tácticas para intentar
obtener una ventaja injusta.
• Comprendo que los árbitros y jueces, los compañeros de equipo y
los adversarios son parte integrante del deporte y que merecen mi
respeto.
• Es mi responsabilidad mantener el autocontrol. Aceptaré las
decisiones de los árbotros y jueces son discutir, jugaré
agresivamente pero sin hostilidad, y me comportaré con
amabilidad en el triunfo y en la derrota.
 
Figura 5: Código Ético para Deportistas. Comission pour L'Espirit Sportif de Canadá. 
4.3.- Controversias del deporte escolar. 
 Incluso el código ético que mencionamos en esta Figura 5 da lugar a reflexiones parti-
culares que pueden ver inconvenientes o al menos incongruencias en el planteamiento deporti-
vo. Damos paso de esta forma a algunas cuestiones que surgen y que se podría considerar 
como cuentas pendientes del deporte escolar. Estas cuestiones justifican el esfuerzo en la 
transmisión de valores y en el trabajo hacia un deporte escolar intencionado, educativo. Algu-
nas de las preguntas sin respuesta son las siguientes. 
 
¿La estructura actual del deporte promueve una educación sexista? 
 Quizá las imposiciones federativas que controlan las competiciones deportivas, nos 
llevan a transmitir unos valores discriminatorios sobre el hombre y la mujer. Se podría justificar 
que en categorías absolutas es más o menos apropiado ordenar equipos femeninos y masculi-
nos por las diferencias físicas que se observan en el rendimiento de algunos deportes. Pero 
salvando esa consideración de “algunos deportes” y que las marcas deportivas aparezcan 
normalmente a favor de uno de los dos sexos, no parece tan justificado que en la edad escolar, 
una edad tan poco definida en las características físicas de los niños y las niñas, se fomente la 
participación en categorías diferenciadas o incluso se impida la participación mixta. 
 Y la situación es aún más comprometida cuando nos referimos a “deportes de chicas” y 
“deportes de chicos”. Más allá de las consideraciones clásicas de que “el fútbol es para tíos 
machos” y que hasta 1969 los juegos deportivos escolares sólo contemplaban participación 
masculina, aún actualmente encontraríamos algunas dificultades si nuestro hijo se quisiera 
inscribir en la federación de gimnasia rítmica. 
 Teniendo en cuento los esfuerzos por integrar ambos sexos en las actividades formati-
vas y por la coeducación ¿por qué luego los dividimos en los deportes? 
 
¿La competición deportiva escolar incita la violencia? 
 En ocasiones, el interés por el rendimiento deportivo puede llevar a confundir los objeti-
vos de la práctica deportiva. Ciertamente nos encontramos con una doble consideración con 
respecto a la competición deportiva. Los hay que la plantean como una vía canalizadora de 
actitudes y reformadora de conductas agresivas al contemplar unas normas de convivencia, y 
los hay que ven en ella un germen generador y potenciador de violencia. Junto a esto nos plan-
teamos si el espíritu competitivo es algo que debemos fomentar para que el niño aprenda a 
enfrentarse al futuro, siendo el deporte una especie de “micromundo” anticipado, o bien adop-
tamos una posición más reaccionaria en la que buscamos la transformación de la sociedad 
diluyendo o eliminado las situaciones de competición. 
 De todos modos, en nuestra labor educativa, debemos observar lo que el entorno que 
rodea al niño le exige, los compañeros, el entrenador, la sociedad, la televisión. ¿Qué es el 
espíritu de la victoria? 
 
 
Figura 6: El niño y la violencia en el deporte. (Tomado de obra inédita de Kiko León en 
1998) 
¿Que papel desempeñan los padres en el deporte escolar? 
 Un problema ya clásico en el deporte en la edad escolar es la motivación por parte de 
los padres a que el niño consiga éxitos notables en el deporte. ¿Quién de nosotros no se senti-
ría orgulloso por una hazaña de nuestro hijo en el campo deportivo? El peligro de que podamos 
ver en nuestros hijos la oportunidad de conseguir éxitos que nosotros no tuvimos en nuestro 
momento no es sólo literatura, quizás es algo que todos llevemos dentro en mayor o menor 
medida y que simplemente debamos canalizar de una forma positiva. El ciclo puede comenzar 
inintencionadamente con un padre que practique deporte, el niño lo ve e imita a su padre, esto 
va a más y el niño se inicia en el deporte, el padre lo ve y se siente orgulloso con sus progresos 
y le motiva a seguir confiado en que es formativo para el niño. Podemos pasar de una motiva-
ción intrínseca o basada en modelos a una motivación extrínseca basada en la presión pater-
na. Esto solo es un supuesto comportamiento, pero los profesores o entrenadores alguna vez 
hemos sido espectadores (o protagonistas) de una escena semejante. 
 Debemos canalizar la práctica deportiva hacia los valores formativos, más que al ren-
dimiento, fomentemos el carácter lúdico, la motivación por la tarea. Aunque se nos plantea una 
situación peliaguda cuando el profesor cae en la tentación de erigirse educador de los padres, 
¿hasta qué punto podemos involucrarnos en la relación padre e hijo? 
 
¿El deporte está de moda, hay deportes de moda o el deporte es creador de mo-
da? 
 Evidente son preguntas diferentes, pero pretendemos remarcar el efecto que la moda 
tiene sobre el deporte y viceversa. Los escaparates de las tiendas están llenas de fotografías 
de grandes deportistas anunciando tal o cual marca, se mueven grandes sumas de dinero por-
que en la gran final se use una determinada marca de balón, y otros miles de ejemplos servirí-
an para comprender el problema que se crea. La marca deportiva es incluso en ocasiones unos 
elementos discriminadores, señalando una categoría social o económica. El equipamiento de-
portivo, unas mismas zapatillas, se convierte en el objetivo en lugar del medio, y encontramos 
niños con calzado inadecuado pero carísimo con la excusa de que está de moda. 
 Y esto sin olvidar los deportes de moda, vemos cómo son levantados a la popularidad 
deportes concretos para que luego entren en el más completo olvido. Todo el conjunto deporti-
vo que el niño compro con la excusa de hacer deporte se arrincona para adquirir el material del 
nuevo deporte de moda, y no faltan voces que nos dicen que el deporte mismo está de moda... 
Recuperemos el sentido real del deporte, no rechacemos las campañas promocionales de ple-
no pero tampoco olvidemos dejar claro cuáles son los medios y cuales los objetivos. 
 Podríamos continuar con una serie larga de puntos de discusión que actualmente po-
nen al deporte escolar en serias disquisiciones. La discriminación por el nivel de destreza, el 
culto al cuerpo, la especialización temprana, los ídolos deportivos, etc. ¿Y quienes son los res-
ponsables, los profesores, los padres, la misma sociedad o los niños? Son evidentemente 
cuestiones abiertas que ahora simplemente apuntamos en un foro de debate como en el que 
nos encontramos para que sean desarrollados en la búsqueda de las respuestas que la socie-
dad nos demanda. 
 
5.- A modo de conclusión. 
 
 Este repaso sobre el deporte escolar está lleno de preguntas incontestadas. Aclarada 
en la introducción la finalidad de este texto remitimos al debate las cuestiones que se propo-
nen. En este momento, por tanto, no nos queda sino insistir en una de las ideas claves que se 
pretende transmitir: la labor intencionada en la promoción del deporte escolar. 
 Fuera del entorno del centro educativo, el deporte se instaura en otras capas de la 
sociedad y corremos el riesgo de olvidar o al menos a colocar en planos secundarios la trans-
misión de valores y la intencionalidad educativa. Desde aquí reivindicamos la necesidad de 
plantear un deporte escolar intencionado dado que, en palabras de Blázquez (1995) “no encon-
tramos ninguna prueba científica que incluya que el deporte por sí solo sea beneficioso, y una 
reflexión más profunda nos lleva a afirmar que el deporte puede ser tan indiferente a la salud 
como lo es a la moral. El deporte sólo es educativo cuando el profesor,el entrenador, o el pro-
pio deportista lo utiliza como objetivo y medio de educación, cuando lo integra con método y 
orden en un programa coherente, cuando la actividad práctica y la reflexión de lo que se está 
realizando lo convierten en una acción optimizante”(p.43). 
 
 
6.- Bibliografía. 
Bayer, C. (1986) La enseñanza de los juegos deportivos colectivos. Hipano Europea. Barcelo-
na. 
Blázquez, D. (1995) La iniciación deportiva y el deporte escolar. Inde. Barcelona. 
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Fuentes, J.P. y del Villar, F. (1998) El tenis en el curriculum de Educación Física en Juan P. 
Fuentes (Ed.) Aspectos científicos y didácticos del tenis. Servicio de publicaciones de la Uni-
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