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UNIVERSIDAD MILITAR NUEVA GRANADA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y MANEJO DE RESIDUOS DE ALIMENTOS EN BOGOTÁ Modalidad: Ensayo Presentado por: Stivens Arcos Hernández Directora: Nury Marcela Primiciero Jamaica Facultad de Relaciones Internacionales, Estrategia Seguridad Programa: Administración de la Seguridad y Salud Ocupacional Diplomado cursado: Sistemas de gestión– HSEQ Bogotá D. C. 2020 2 Seguridad Alimentaria y Manejo de Residuos de Alimentos en Bogotá Stivens Arcos Hernández u0801195@unimilitar.edu.co Resumen Trabajo de revisión textual y análisis que se propone identificar la efectividad de la legislación relacionada con la seguridad alimentaria y el uso de residuos de comida en Bogotá para contrastar con los datos oficiales disponibles a fin de establecer la efectividad de éstas en el Distrito Capital. En principio se describe el marco mundial, conceptualizando la seguridad alimentaria, las dimensiones alimentarias y los factores sociales, económicos y ambientales que la determinan así como las limitaciones de las estrategias mundiales para mitigar el desperdicio de alimentos como ausencia de planes de gestión de residuos e ineficiencia de la cadena de producción alimentaria. Luego se muestra el marco nacional, direccionada a diagnosticar el problema en Colombia y mostrar las estrategias nacionales y locales para garantizar la seguridad alimentaria como los bancos de alimentos y el Plan Nacional de Alimentación y Nutrición (PNAN); y por último el denominado marco distrital, que describe la legislación distrital en torno al tema como la Guía para el Manejo de Residuos Sólidos y el Plan Maestro de Seguridad Alimentaria y abastecimiento de Alimentos para Bogotá. El documento evalúa la aplicación de las leyes y políticas implementadas estableciendo que no hay una ejecución efectiva de la legislación vigente ni voluntad política para hacer esto posible. Palabras clave: Seguridad alimentaria, perdida de alimentos, desperdicio de alimentos, desnutrición, FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), legislación. mailto:u0801195@unimilitar.edu.co 3 Abstract Textual review and analysis work that aims to identify the effectiveness of the legislation related to food safety and the use of food waste in Bogotá to contrast it with the official data available in order to establish the effectiveness of these in the Capital District. In principle, the global framework is described, conceptualizing food security, food dimensions and the social, economic and environmental factors that determine it, as well as the limitations of global strategies to mitigate food waste, such as the absence of waste management plans and inefficiency of the food production chain. Then the national framework is shown, aimed at diagnosing the problem in Colombia and showing national and local strategies to guarantee food security, such as food banks and the National Food and Nutrition Plan (PNAN); and finally the so-called district framework, which describes the district legislation on the subject, such as the Guide for Solid Waste Management and the Master Plan for Food Safety and Food Supply for Bogotá. The document assesses the application of the laws and policies implemented establishing that there is no effective enforcement of current legislation or political will to make this possible. Keywords: Food security, lost of food, food waste, malnutrition, FAO (United Nations Food and Agriculture Organization), legislation 4 Objetivo general Identificar los factores asociados al desarrollo de la seguridad alimentaria y el uso de residuos de comida en Bogotá. Objetivos específicos 1. Caracterizar el fenómeno de seguridad alimentaria en Colombia y su relación con el desperdicio de comida. 2. Describir las situaciones de seguridad alimentaria y de manejo de residuos de comida a nivel mundial, nacional y distrital. 3. Establecer las efectividad de las soluciones implementadas para dar solución al manejo de los residuos y la optimización en cuanto a seguridad alimentaria. 5 Introducción La producción de alimentos se presenta en distintas etapas, a saber, sembrar, cosechar, procesar, distribuir y comercializar. Este proceso es primordial para el desarrollo de la sociedad humana, sin embargo es posible que sea más efectivo y para ello, en un primer momento, es necesario ser consciente de las grandes cantidades de comida que se pierden y desperdician1 anualmente en el mundo, primero, debido a las dinámicas de trabajo, en ocasiones muy precario, en cada una de esas etapas y segundo, por causas externas como el cambio climático, la falta de educación alimentaria y la ausencia de leyes y normas eficaces. Es importante mencionar que labores manuales – como la cosecha, la selección a la hora de vender, la distribución, etc. – de los trabajadores involucrados en el proceso de producción alimentaria generan desperdicios, sin embargo, estas no se pueden comparar a un mismo nivel de impacto con causas más estructurales y externas al trabajador como el cada vez más creciente calentamiento global, o la ausencia de los Estados en diferentes lugares del mundo en torno a programas educativos tanto para campesinos en asuntos de agricultura, como para el resto de ciudadanos en aspectos que conciernen al consumo responsable de recursos o también a lo que hoy en día se conoce como agricultura urbana. Infortunadamente es un hecho que gran número de alimentos, ya sean hortalizas, frutas o tubérculos, terminan desperdiciándose 2 después de pasar por procesos de selección en fincas, plazas de mercado y supermercados. Al mismo tiempo es posible observar cómo en nuestros hogares y en restaurantes, debido a la falta de protocolos bien organizados y a la cultura del desperdicio, al final del día se arrojan a la basura bastantes alimentos, ya sean crudos o cocinados. 1 Es pertinente aclarar que, según consideraciones de la FAO, Perdida de alimentos “es la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria, excluyendo a los minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores” (SOFA, 2019). Mientras que desperdicio de alimentos “se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores” (SOFA, 2019). Sin embargo, en el propósito de este trabajo usare el termino < desperdicio de alimentos > en referencia a cualquiera de los dos fenómenos descritos por la FAO. 2 “Cada año se tiran 1.600 millones de toneladas de alimentos globalmente. Es un tercio del total de la producción” (INFOBAE, 2018) 6 Basta con acercarse a cualquier plaza de mercado, después de la venta del día, para observar la cantidad de comida desperdiciada, la cual al final o será arrojada a la basura o será consumida por roedores. Simultáneamente, a nivel global la desnutrición en las poblaciones más vulnerables no solo no disminuye, sino que tiende a aumentar3. La desigualdad social generalizada en el planeta, la tasa de desempleo – sobre todo en los países en vía de desarrollo –, el complejo acceso a la educación y la cultura para gran parte de la población, los efectos de la guerra en diferentes partes del mundo y la falta de diseño – y sobre todo de ejecución – de programas y políticas de estado han ocasionado que un significativo número de personas no logren adquirir ni siquiera los alimentos más básicos de una canasta familiar. Es importante recordar que, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos,en el artículo 25, se indica que toda persona tiene derecho a una calidad de vida que le asegure, entre otras cosas, la alimentación. Precepto que se cumple de manera parcial en el mundo (Fundación Internacional de Derechos Humanos, s.f.). Desperdicio y desnutrición son dos problemas apremiantes en nuestra sociedad, es contradictorio que mientras que en algunos contextos se arrojan a la basura grandes cantidades de alimento, al mismo tiempo, en otros contextos existan personas sufriendo de desnutrición. Definitivamente, tener la intención de volver más eficaz el proceso de producción, distribución y comercialización de alimentos contribuiría enormemente a mitigar los crecientes índices de subalimentación y de hambruna en el mundo, es decir, a otorgar seguridad alimentaria a gran parte de la población. A este panorama habría que agregarle una tendencia a que estos índices de desnutrición aumenten abruptamente debido a la crisis sanitaria y socioeconómica causada por la pandemia que el mundo sufre actualmente como consecuencia de la enfermedad COVID 19. Casi uno de cada nueve seres humanos sufrió de desnutrición crónica en 2019, una proporción que debería agravarse a raíz de la pandemia de la COVID 19, según un informe de la ONU. Para 2030, más de 890 millones de personas podrían verse afectadas por el 3 Las cifras según (Dinero, 2019) son: en el mundo 821 millones de personas desnutridas, en América Latina y el Caribe 39.3 millones de personas desnutridas y en Colombia durante el año 2018 murieron 280 niños debido a estas condiciones. 7 hambre, es decir, el 9.8% de la población mundial, calcula la entidad especializada (Dinero, 2019). Colombia, aunque es un país privilegiado con su ubicación geográfica en el trópico, con pisos bioclimáticos y variedad de posibilidades para sembrar casi todo tipo de alimentos, no es ajeno a este problema, que por un lado muestra la faceta de la desnutrición y por otro lado la cultura del desperdicio. La organización gubernamental en el proceso de distribución y comercialización es primordial para impedir que gran cantidad de alimentos sean desperdiciados y por lo tanto ayudar a disminuir situaciones de hambre en el país. La puesta en marcha de una política coherente de seguridad alimentaria constituye una de las piedras claves para el desarrollo socioeconómico de un país; centrarse en la seguridad alimentaria tiene la ventaja de subrayar el predominio del sector alimentario y agrícola en la vida de las personas pobres. [...] Ésta debe basarse en el análisis del balance de la oferta (producción y comercialización) y demanda (consumo) de los alimentos básicos en el ámbito mundial, nacional, regional y familiar, siendo el análisis a escala familiar la clave para determinar una política de seguridad alimentaria localizada a los individuos, a los más vulnerables dentro de la familia . Se acepta en general que el crecimiento económico es una condición necesaria para una solución sostenible del problema de la pobreza y la inseguridad alimentaria. (Figueroa, 2003, p. 4) Al centrarse en la ciudad de Bogotá, contexto de interés en este trabajo, hay que mencionar que la alcaldía mayor con programas como Bogotá te Nutre 4 y entidades no gubernamentales como el banco de alimentos5 y sus programas en contra la desnutrición ha intentado minimizar el 4 Programa que tiene por objetivo: “Beneficiar con una alimentación equilibrada, suficiente, adecuada e inocua a mujeres gestantes niños, niñas, y hogares identificados por la Secretaría Distrital de Integración Social en inseguridad alimentaria moderada y severa, con énfasis en el fortalecimiento del tejido social y comunitario” (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2020) 5 Iniciativa que nació en mayo del 2001 como iniciativa de Arturo Calle, Gonzalo Restrepo y el Cardenal Monseñor Pedro Rubiano. Su intención es crear las condiciones necesarias para recibir donaciones de alimentos por parte de empresarios y particulares para atender a poblaciones vulnerables por medio de organizaciones sin ánimo de lucro (Banco de Alimentos Bogotá, s.f) 8 desperdicio de comida y el hambre en diferentes localidades y sus zonas más vulnerables. No obstante, en un acercamiento inicial parecer ser que la alcaldía no ha definido como prioridad un programa general que apunte al manejo de desperdicios de comida en los diferentes ámbitos de la sociedad bogotana, más bien se ha apoyado en organismo no gubernamentales para planear y ejecutar programas que sirvan en este propósito. Respecto a la seguridad alimentaria será necesario observar si solo hay políticas de tipo asistencialista, es decir, enfocados en donar a los sectores más vulnerables, ya sea alimentos o dinero, para mitigar la ausencia de lo más básico en las canastas familiares, o también hay planes de diseño estructural que apunten a solucionar problemas a largo plazo. Aunque el enfoque asistencialista es efectivo a corto o a mediano plazo, es más importante, y pensando a largo plazo, apuntar a solucionar los problemas estructurales que causan este tipo de dificultades en torno a la seguridad alimentaria, a saber, encargarse de generar mejores condiciones de educación y de empleo para toda la ciudadanía, lo que permitiría que en el futuro gran parte de la población pudiese crear, por sus propios medios, condiciones para alejarse del hambre y de la pobreza. 1. Marco Mundial 1.1 Seguridad Alimentaria El concepto de seguridad alimentaria es un concepto flexible, muestra las complejas interrelaciones involucradas en el abastecimiento alimentario de un país, una región o un hogar para lograr satisfacer las necesidades alimenticias y nutricionales de las personas, de manera oportuna, viable y sostenible. La Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura –FAO – la define así: La seguridad alimentaria, a nivel individual, familiar, nacional, regional y mundial [se logra] cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana (FAO, 1996; en PESA, 2011. p.2). Las primeras definiciones de la seguridad alimentaria – las cuales se empezaron a desarrollar a partir de 1973 cuando la FAO incluyo esta noción en el orden jurídico internacional 9 – estaban relacionadas con el suministro de alimentos, es decir, disponibilidad y estabilidad de precios en cada país y el mercado internacional. De esta forma la seguridad alimentaria se constituía como una herramienta política y económica global centrada en el producto y no en el ser humano. Posteriormente, las crisis alimentarias y hambrunas generadas entre las décadas de los sesenta y los setenta6 revelan la importancia de considerar en el concepto de seguridad alimentaria el comportamiento de los grupos humanos frente al acceso físico y económico a los alimentos (FAO, 1996; en PESA, 2011. p.2). En noviembre de 1996 en Roma, durante la Cumbre Mundial de Alimentación (CMA), representantes de diferentes academias científicas se reunieron para analizar la situación alimentaria mundial y complementar el enfoque de disponibilidad y accesibilidad de seguridad alimentaria vigente con el enfoque de Nutrición, que incluyera aspectos de prácticas, ambientes y atenciones de salud; proponiendo el concepto de seguridad nutricional. La FAO en la Cumbre Mundial de Alimentación incorporó nuevos elementos en las declaraciones oficiales de seguridad alimentaria y nutricional dimensionando las etapas alimentarias y nutricionales de este concepto (FAO, 1996; García y Pérez, 2016. p.3). Las dimensiones alimentarias que estableció la FAO buscan que losdiferentes países las contemplen en sus planes y programas de seguridad alimentaria para satisfacer las necesidades de las personas en todo el planeta. Según Aiso.la (2018) estas dimensiones son: 6 “Una grave hambruna sufrida en Bihar en 1966-67, después de la independencia de la India, ha sido ampliamente descrita; el manejo de esta hambruna por parte del gobierno aporta lecciones sobre cómo pueden implementarse medidas apropiadas para reducir sustancialmente el sufrimiento y las muertes. China también ha sido testigo de muchas hambrunas, pero las más recientes no han sido bien documentadas. Algunas autoridades consideran que entre 1958 y 1961, más de 15 millones de personas fallecieron en China a causa de la inanición resultante de sequías e inundaciones, agravadas por el caos económico y político resultante del programa de industrialización denominado «El gran salto adelante». En Europa, durante la segunda guerra mundial se vivió una grave hambruna en Holanda, debido a la ocupación alemana y a la retención de alimentos a la población civil y en Leningrado (ahora San Petersburgo), debido al sitio alemán de aquella ciudad. En África se sufrió la hambruna de El Sahel, conocida a nivel mundial entre 1968 y 1973 [especialmente en el Chad, Malí, Mauritania, Nigeria, Senegal y el Volta Superior (ahora Burkina Faso)] y unos cuantos años después se sufrió una hambruna grave y mucha inanición en Etiopía. Ambas hambrunas han sido relacionadas con el clima, y no existen cifras exactas sobre el número de personas fallecidas. El continente americano, al igual que Australia, han estado relativamente libres de hambrunas en gran escala” (FAO, 2002) 10 Disponibilidad física de alimentos: se refiere a la oferta de alimentos disponible para cubrir la demanda de la población bien sea mediante producción propia o importación. Acceso físico y económico a los alimentos: hace referencia a la capacidad de adquisición de los alimentos disponibles poniendo en evidencia la inequidad en el acceso a los alimentos de diferentes personas o grupos poblacionales. Utilización de alimentos. Se refiere a la forma en que los alimentos son utilizados para suplir las necesidades de alimentación y nutrición de la población dentro del marco de las buenas prácticas de la salud y alimentación; y toma como referencia la ingesta calórica y de nutrientes mínima para el mantenimiento de la buena salud. La estabilidad en el tiempo de las dimensiones anteriores: en esta dimensión se analiza la influencia de variables que afectan la disponibilidad, acceso y utilización de alimentos por fenómenos naturales, situaciones sociales (protestas, paros) y cambios económicos. Estas nuevas dimensiones que le ha incluido la FAO a la conceptualización de la seguridad alimentaria evidencian la necesidad de ir más allá de la dinámica del mercado y no solo ocuparse de regulación de costos o de dinámicas de oferta y demanda, más bien exige tomar en consideración al ser humano como parte de una colectividad que debe tener las condiciones necesarias para ejercer y auto–ejercer una regulación nutricional y alimentaria. Esto quiere decir que no solo existe la necesidad de que la población tenga la cantidad suficiente de alimentos, también es necesario saber cómo alimentarse sanamente, cómo evaluar el estado de salud en términos de nutrición y por qué no, aprender a cultivar, cosechar y recoger sus propios alimentos en huertas urbanas. Sin embargo, aunque existan esta serie de tecnicismos y esfuerzos por dar un acertado enfoque teórico a la noción de seguridad alimentaria, en la práctica es un poco más complejo, distintas relaciones de carácter político y económico que en la mayoría de las ocasiones llevan a un panorama de inequidad social, causan que asegurar el mínimo de alimentos en cada familia para no estar en situación de hambre o desnutrición sea muy complejo. Cujilema (2018) menciona: El índice de personas sin seguridad alimentaria no se puede reducir de la noche a la 11 mañana, los gobiernos y organizaciones de desarrollo deben reforzar actividades que permitan a poblaciones vulnerables tener suficientes alimentos básicos que les proporcionen los nutrientes necesarios para una vida plenamente productiva (p. 19). De esta manera, para que un país pueda obtener seguridad alimentaria se necesitan combinar dos factores. Primero, que exista disponibilidad, estabilidad y accesibilidad a los suministros de alimentos, es decir, que se produzca suficiente, se tenga la estructura para importar y exportar lo necesario y que las familias tengan el poder adquisitivo para acceder a los alimentos. Segundo, que se diseñen y ejecuten distintos programas que apunten por un lado a la educación en términos nutritivos y por otro lado a crear más condiciones de empleo, claro está, con las condiciones más justas posibles según las condiciones de cada nación. 1. 2. Limitaciones en las estrategias para mitigar el desperdicio de alimentos El panorama generalizado de desperdicios de comida en el mundo ha generado que en diferentes naciones se realice el intento de tomar decisiones para mitigar esta problemática. Por ejemplo, entre otras estrategias, cada vez son más los restaurantes que se plantean cómo gestionar el desperdicio de la comida que cada noche les sobra7. La FAO (2017) afirma que los beneficios potenciales de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos son importantes para aliviar la pobreza, reducir el impacto ambiental sobre los ecosistemas e integrar a mujeres y hombres en una participación más eficiente de la cadena de valor alimentaria. Estos son requisitos a la hora de pensar en nuestra prolongación como especie y como sociedad humana, es de vital importancia tener en cuenta que aunque es 7 “Se estima que un restaurante genera 2,5 kg de desechos de media al día y que al final del año, esta cantidad supone una pérdida de 3.000 euros. La previsión y los cálculos de los alimentos que se deben adquirir para aprovisionar la despensa de un restaurante generan la mayor parte de los desperdicios, concretamente un 60%. Durante la preparación de los alimentos se considera que se forman un 30% de residuos no aprovechados y un 10% proviene de restos en los platos” (Hostelarium, 2020). “En España, por ejemplo, los restaurantes, los servicios de catering y las cafeterías acumulan más de 63.000 toneladas de comida sobrante a lo largo del año y que terminan equivocadamente en la basura” (DiegoCoquillat, 2017). 12 primordial solucionar el problema de hambre de miles de seres humanos, al hablar de seguridad alimentaria y de reducción de desperdicio de alimentos está en juego poder disminuir problemas que, viendo hacia el futuro y siendo un poco apocalíptico, ponen en riesgo la sociedad en la que habitamos, como la pobreza, el calentamiento global o la contaminación del agua, entre otros. Según la FAO (2012), los alimentos cocidos tienen un día de vida útil, es decir, los alimentos preparados en casa o en restaurantes deben consumirse como máximo 24 horas después de preparados. Esto quiere decir que durante un día existe la posibilidad de manejar adecuadamente los residuos de comida, solo hablando del nivel de consumo humano, ya que es pertinente observar otras posibilidades como el uso de residuos para preparar composta, labor que al final puede ser reinvertida en la cosecha de alimentos. Sin embargo, aunque la FAO declara abiertamente la necesidad de ejecutar acciones que permitan dar un correcto uso a los alimentos desperdiciados y que debido a ello existen iniciativas, de algunos Estados y sobre todo de colectivos de carácter ambientalista, que apuntan a aprovechar al máximo esas grandes cantidades de comida, parece ser que en términos mundiales existenmás limitaciones que progreso para logara esta labor. Los aspectos demográficos y medio ambientales derivados de la producción agrícola y/o ganadera intensiva y la producción agrícola a gran escala, la ganadería extensiva, la escasez de agua y las presiones del crecimiento poblacional son algunos factores que impiden que exista un correcto uso de residuos, más complejo aún, nublan la idea de una cadena de producción alimenticia que no genere residuos o que disminuya por lo menos a la mitad de lo generado actualmente; Entre más se produzca a gran escala y menos exista la posibilidad de hacer agricultura o ganadería en terrenos más pequeños y más controlados será muy complejo eliminar esta problemática. De igual forma, mientras se siga haciendo agricultura en las condiciones actuales y la población siga en crecimiento, las cadenas de distribución y comercialización seguirán manejando cantidades enormes de alimentos y pasara a un segundo plano la no menor cuantía de alimentos desperdiciados en plazas de mercado y en supermercados. Las soluciones a largo plazo para alcanzar mayores rendimientos que puedan ser obtenidos sosteniblemente son las más importantes. Requerirán de soluciones agroecológicas que aumenten la productividad en suelos marginales, pero también la conversión de sistemas 13 industriales de producción que son dañinos. Miguel Altieri (2002) hace notar que “a través del mundo en vías de desarrollo, los productores de escasos recursos (cerca de 1.4 billones de personas) ubicados en ambientes marginales, susceptibles al riesgo, se mantienen intactos por la tecnología agrícola moderna” (Altieri, 2002; en Windfuhr & Jonsén, 2005, p.7). 2. Marco Nacional 2.1 Diagnóstico del problema en Colombia En Colombia la problemática se puede diagnosticar de la siguiente manera: De acuerdo con los resultados, de los 9,76 millones de toneladas que se pierden o desperdician en el país, el 40,5% (3,95 millones toneladas) lo hacen en la etapa de producción agropecuaria, el 19,8% (1,93 millones de toneladas) se pierde en el proceso de postcosecha y almacenamiento, el 3,5% (342 mil toneladas) en los procesos de procesamiento industrial (Portafolio, 2016). Según el Departamento Nacional de Planeación DNP – con la cantidad de alimentos desperdiciados se podría alimentar aproximadamente a 8 millones de personas, cantidad similar a la población de Bogotá. Además, asegura que el problema no corresponde a un solo actor o a un alimento específico, la solución debe ser un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados en el tema, la reducción de pérdidas y desperdicios se enmarca en el logro de sistemas alimentarios sostenibles (DNP, 2016). También es relevante que siete de cada cien menores en edad escolar presentan desnutrición crónica según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF – (2015), evidenciando paralelamente otra problemática en Colombia. Al hablar de seguridad alimentaria en Colombia es importante decir que desde el año 2005, nuestro país cuenta con la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia ENSIN. La cual, según la investigación realizada por Morris (2010) arroja los siguientes datos: Esta encuesta reportó que el 40.8% de los hogares colombianos viven con inseguridad alimentaria. De este porcentaje, el 26.1% vive con inseguridad leve; 11.2 % con inseguridad moderada y 3.6% con inseguridad severa. Adicionalmente se encontró que el 14 40.6% de los hogares colombianos integrados con personas menores de 18 años se encontraron clasificados en inseguridad alimentaria. En todas las regiones, con excepción de Bogotá se encontró que los hogares constituidos por 7 personas o más están en mayor proporción con inseguridad alimentaria. […] Los hogares rurales de Colombia tienen mayor prevalencia de inseguridad alimentaria que los urbanos. (ENSIN, 2005) Según esta encuesta, la prevalencia de inseguridad alimentaria en los hogares colombianos es de 40,8% […] En el contexto de las subregiones, Cundinamarca muestra un grado de inseguridad de 48,1% menor que en la región Atlántica, la cual evidencia la mayor inseguridad alimentaria en sus hogares. (ENSIN, 2005) (pp. 22 –23) Esto quiere decir, primero, que casi la mitad de la población encuestada en Colombia no tiene la certeza de saber si todos los días van a contar con los elementos básicos de su canasta familiar y segundo, que a pesar de ser el espacio rural aquel en donde se supone se produce gran parte de los alimentos de nuestro país, sufre más inseguridad alimentaria que las ciudades. Explicación de este fenómeno puede ser la fortaleza que ha tenido en las dos últimas décadas el desarrollo de grandes monocultivos como la palma africana que, además de impedir que se trabaje la tierra para producir alimentos, luego de ser recogida deja la tierra infértil por un largo tiempo. Lo anterior combinado con la falta de condiciones que tiene el campesino para educarse y emplearse en una labor distinta a la agricultura puede ser un factor determinante en los resultados arrojados por la encuesta. 2.2 Estrategias para mitigar el problema en Colombia Agricultores, industria alimenticia, distribuidores, restaurantes y consumidores tienen responsabilidad en la cantidad exorbitante de alimentos que se pierden. Por esta razón en el Congreso de la República se desarrolló un proyecto de ley8 cuya intención es que los alimentos que hayan perdido posibilidad de comercialización y estén en buen estado, sean donados a bancos de alimentos. De esta manera se pretende dar apertura a oportunidades para aprovechar los 8 El proyecto de ley tuvo el nombre de “Ley anti-desperdicios contra el hambre en Colombia” tenía como objeto: “Establecer medidas para reducir las pérdidas o desperdicios de alimentos (PDA), contribuyendo al desarrollo sostenible desde la inclusión social, la sostenibilidad ambiental y el desarrollo económico” (Leyes senado, 2016). Se aprobó el 20 de junio del 2019 bajo la figura de ley 301, prohíbe botar alimentos aptos para el consumo humano que no lograron ser comercializados y promueve donar estos alimentos a organizaciones sin ánimo de lucro para atender a poblaciones vulnerables (El Tiempo, 2019) 15 desperdicios. Inclusive el canal capital en su página web publicó la existencia de un restaurante que multa a quienes dejen comida en el plato (Grosso, 2018). Hay varios ejemplos de cómo se desarrollan estrategias para hacer más eficiente el uso de los desperdicios alimenticios en Colombia. Primero, en algunos restaurantes se está implementado una estrategia para combatir el desperdicio de alimentos, consiste en una plataforma llamada Eat’n Save, la cual permite que usuarios compren platos de comida que los restaurantes no pudieron vender al cierre de la jornada a un costo menor que el precio habitual. Las personas podrán acceder a platos de primera calidad, cuidando su bolsillo y ayudando al medio ambiente (Prada, 2018). Segundo, existe una red de trabajo que tiene por objetivo potencializar la donación de alimentos. Ana Catalina Suárez, directora ejecutiva de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia – ABACO –, aseguró que en total trabajan con 2.500 organizaciones sin ánimo de lucro. “Son organizaciones que atienden mujeres gestantes y lactantes; primera infancia; niños en edad escolar y atendemos adultos mayores y población en situación de riesgo” (La República, 2016). En la página web de ABACO se encuentran requisitos de vinculación como armar paquetes y mercados para las organizaciones y apoyar la clasificación y selección de los productos, además, el banco de alimentos de Bogotá recibe donaciones que se distribuyen exclusivamente a organizaciones beneficiarias en la ciudad y municipios cercanos como Soacha. “La organización ABACO también trabaja con campesinosrealizando trueques, es decir, si los agricultores tienen sobreproducción en alguna cosecha o sus cultivos presentan algún tipo de anomalía que no permita su comercio, estos son entregados al banco a cambio de productos de supermercado” (Cujilema, 2018, p. 16). Los criterios empleados para seleccionar los alimentos donados son su fecha de vencimiento cercana – ya que evidencian fallas en su forma o estado de maduración – y el nivel de rotación de los productos. 16 3. Marco distrital 3.1 Inseguridad alimentaria en Bogotá Respecto a la desnutrición, como se mencionó anteriormente se evidencia que los índices son bastante altos, sobre todo en los sectores más pobres de la ciudad de Bogotá9. Gracias al Sistema de Vigilancia Epidemiológica Alimentaria y Nutricional – SISVAN – es posible afirmar que las principales causas de inseguridad alimentaria se encuentran relacionadas con la incapacidad para conseguir suficientes alimentos, ya sea temporal – debido a un accidente particular, solucionable rápidamente – o crónica –condicionado por problemas estructurales en la cadena productiva de los alimentos –. Las circunstancias que producen la desnutrición en los niños se originan por la escasez en los alimentos básicos de la canasta familiar, producida en gran medida por un salario limitado de sus padres o quienes responden por ellos y por falta de planeación estatal en torno al uso de los recursos. También es importante tener en cuenta variables a nivel externo como el desempleo en la localidad, nivel de educación, delincuencia y estadísticas de violencia intrafamiliar entre otros (SISVAN, 2018). El problema de inseguridad alimentaria en la ciudad se ha intentado mitigar con programas como el ya mencionado anteriormente Bogotá te Nutre, el cual está compuesto por cuatro componentes, a saber, el nutricional – direccionado a conocer y prevenir el estado nutricional de la ciudadanía – , el alimentario – orientado a suministrar alimentos por medio de comedores comunitarios, bonos canjeables por alimentos y canastas complementarias –, el social 9 “Desnutrición aguda: hace referencia al bajo peso para la talla. Entre el año 2012 y 2018 este indicador ha presentado una disminución del 6,92 % anual estadísticamente significativa*. Es importante recalcar que la desnutrición aguda, es una enfermedad de origen social que expresa la situación de inseguridad alimentaria y nutricional a nivel poblacional, que no solo está dada por el consumo insuficiente en cantidad y calidad de alimentos, sino por eventos estructurales adicionales que deben modificarse. A nivel local, se observa que en el año 2019 las localidades con mayor proporción de desnutrición aguda fueron: Ciudad Bolívar (1,9 %), San Cristóbal (1,8 %), Tunjuelito (1,6 %), Los Mártires (1,8 %) y Rafael Uribe (1,8 %). Desnutrición crónica: es el resultado de desequilibrios nutricionales sostenidos en el tiempo, reflejando la relación entre la talla del niño y su edad. Se considera que un niño de una edad específica manifiesta una deficiencia de talla cuando su altura es menor a la mínima esperada para su edad. Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN) 2015, en Colombia, la desnutrición crónica disminuyó, pasando de 13,2 % en 2010 a 10,8 % en 2015. En el caso de Bogotá D.C., al igual que el comportamiento nacional, la proporción de desnutrición crónica en niños menores de 5 años ha descendido en promedio 0,82 % anualmente entre el año 2012 y 2019 *. En este último año las localidades de Sumapaz (27,7%), San Cristóbal (21%), Usme (19,6%), Ciudad Bolívar (19,2%), Rafael Uribe Uribe (17,4%) y Santa Fe (17,3%) han presentado las mayores prevalencias” (SALUDATA, 2019). 17 – enfocado en crear oportunidades para superar las condiciones de pobreza – y el de emergencias – que actualmente se encuentra activado debido a la situación generada por el COVID – 19 (Alcaldía de Bogotá, 2020). La política distrital de seguridad alimentaria surge de la necesidad de abastecimiento de alimentos de calidad que satisfagan las necesidades de nutrición de la población habitante y flotante del Distrito Capital alcanzando un máximo de cobertura en cantidad y calidad, buscando la equidad en la accesibilidad de productos provenientes de los anillos conformantes de Bogotá como ciudad región, consolidando las ya existentes cadenas productivas y buscando la erradicación total de la segregación social creada por los niveles de malnutrición y desnutrición reflejados en las condiciones salubres de múltiples sectores de la población capitalina (Beltrán, 2013, p. 1 ). Por esta razón es necesario que el Estado genere mejores formas de educación, comunicación y prácticas junto a la comunidad para que sean más efectivas las actividades desarrolladas en promoción y prevención en torno al fenómeno de la desnutrición. La pertinencia de la primera encuesta nacional de situación nutricional – ENSIN – demostró la necesidad de conocer de forma periódica la situación alimentaria y nutricional del país, consolidar el análisis del perfil epidemiológico alimentario y nutricional nacional y contribuir en la definición de prioridades en alimentación y nutrición a nivel nacional, regional y departamental. Los marcos normativos nacionales, las políticas, las disposiciones institucionales, la capacitación y la investigación se deben coordinar en una estrategia coherente y contribuir conjuntamente a que los países consigan que su población esté libre del hambre, sea más sana y más productiva y tenga mayor capacidad de aprendizaje. Instituciones gubernamentales y no gubernamentales hacen grandes esfuerzos para mejorar la nutrición de la población. La educación en nutrición debe aplicar los últimos descubrimientos de las ciencias de la nutrición y debe ser desarrollada de una forma que verdaderamente tenga éxito en motivar a la población a adoptar estilos de alimentación y de vida saludables. (Burgess & Glasauer, 2006) 18 3.2 Legislación en la ciudad de Bogotá En la ciudad de Bogotá existen diferentes normas que pretenden asegurar la seguridad alimentaria, sin embargo, no hay claridad legal respecto a qué hacer con los residuos de comida o desperdicios. Existen guías para manejar residuos sólidos tales como la expedida en la Secretaria Distrital de Ambiente SDA o las pautas para manejar residuos en medio de la pandemia expedida por el gobierno nacional, específicamente por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible MADS. Se intuye que tanto los comedores comunitarios como los programas de entrega de refrigerios en los colegios deben tener un protocolo establecido para darle manejo a los residuos de comida10, sin embargo, no son de conocimiento público. Esto revela que, como se sugirió al principio del trabajo, el esfuerzo por manejar los residuos de alimentos es un campo que aún se encuentra abierto en la alcaldía. Un programa y una normatividad coherente que genere directrices para atender esta problemática en las etapas de producción, distribución, comercialización y consumo de alimentos. Que, aunque proponga particularidades para cada uno de los sectores en donde deba ser aplicada, también sea una guía general para darle herramientas a la ciudadanía frente a esta problemática. Todo lo anterior recordando que manejar adecuadamente los desperdicios no solo es una cuestión referente al aseo de la ciudad, sino que también es un insumo importante para enfrentar las problemáticas de inseguridad alimentaria y desnutrición vividas en esta ciudad. Respecto a la seguridad alimentaria, por el contrario, al manejo de desperdicios, existen varias leyes que tienen por objetivo otorgar seguridad alimentaria a la ciudad de Bogotá. El decreto distrital dice: “Por medio de cual se adopta el plan maestro de seguridad alimentaria y abastecimientode alimentos para Bogotá Distrito Capital y se dictan otras disposiciones” (Decreto 315, 2006, p.1). Este decreto pretende asegurar la disponibilidad suficiente y estable de los suministros de alimentos con la calidad pertinente y criterio nutricional requerido. También existe el Plan Nacional de Alimentación y Nutrición (PNAN) 1996 – 2005. Su objetivo principal era: “Contribuir al mejoramiento de la situación alimentaria y nutricional de la población colombiana, en especial de la más pobre y vulnerable, integrando acciones 10 Se puede intuir debido a que en la página de la Secretaria de Integración Social (2018) aparece el siguiente titular: “Secretaría Social, líder en tratamiento de residuos sólidos en comedores comunitarios” 19 multisectoriales en las áreas de salud, nutrición, alimentación, agricultura, educación, comunicación y medio ambiente” (CONPES No. 2847, 1996). Por último, la (ley 9°, 1979) por la cual se dictan medidas sanitarias y se establecen las normas concernientes a la protección del Medio Ambiente, entendido este como “las condiciones necesarias para asegurar el bienestar y la salud humana”, también contiene normas para los Establecimientos Industriales y Comerciales que se dediquen a la producción, almacenamiento, transporte y expendio de alimentos. Teniendo en cuenta la existencia de estas tres leyes es posible decir que tanto en Bogotá como en el país ha existido un interés legislativo por mejorar la seguridad alimentaria de la población. Sin embargo, esta afirmación se contradice con los datos anteriormente vistos, permitiendo evidenciar que el problema fundamental no se ha centrado en crear leyes sino en ejecutarlas. Cabe el espacio para decir que como ciudadanos colombianos y amparados bajo la constitución política de Colombia estamos en el derecho de exigir el cumplimiento de estas leyes y también en el deber de proponer nuevas estrategias, desde los lugares que ocupemos socialmente, tanto para ocuparnos adecuadamente de los desperdicios de alimentos como para asegurar cada vez más los mínimos de las canastas familiares de los bogotanos. Conclusiones Al contrastar las leyes existentes en la ciudad de Bogotá en torno a la seguridad alimentaria y el manejo de residuos de comida con los datos que publican fuentes oficiales respecto a esos dos temas, se puede afirmar que respecto a la seguridad alimentaria falta un proceso de ejecución de las leyes, esto porque aunque existe el proceso legislativo que tiene por objetivo que la mayor parte del pueblo pueda cubrir su canasta familiar, los datos evidencian lo contrario; tanto en Bogotá como en Colombia las cifras de familias que sufren de inseguridad alimentaria es demasiado alta teniendo en cuenta las condiciones hídricas y climáticas – las cuales permiten sembrar casi cualquier tipo de alimento – que tenemos en este país. Por otra parte, respecto al manejo de residuos de comida, aunque existen una serie de recomendaciones para esta labor, se reducen a un asunto de reciclaje, de cuidar el medio ambiente, y no se entiende en su capacidad de ser punto de partida para orientarse a disminuir los índices de 20 desnutrición y de hambre, en general hace falta una legislación clara que sirva de guía para que la sociedad haga uso de los residuos de alimentos en su máxima expresión. También es posible afirmar que la FAO ha cumplido un papel crucial en la labor de introducir el problema de la seguridad alimentaria – entendida no solo como la consecución de alimentos a bajo precio, sino como un asunto que incluye la parte nutritiva y social del ser humano – en la discusión mundial. Sin embargo, hay que mencionar que la FAO, aunque tenga proyectos con intenciones muy loables, no podrá conseguir sus objetivos mientras que la dinámica mercantil, el acelerado cambio climático y el crecimiento poblacional no cambie radicalmente. Esto quiere decir que tanto la FAO como otros organismos internacionales y en trabajo conjunto con los Estados, deben trabajar en cambiar esta dinámica mundial, aunque parezca una reivindicación estrictamente ambiental, es condición perenne para garantizar la seguridad alimentaria en el mundo. Respecto a la situación de Colombia se puede concluir que es bastante contradictorio que, siendo un territorio con inmensa riqueza natural, con pisos bioclimáticos, con inagotables fuentes hídricas y con una variedad innumerable de ecosistemas, sea una nación en donde la inseguridad alimentaria es demasiado alta en la ruralidad – no queriendo decir esto que en la urbanidad es baja –. La mayoría de las personas pobres en países en desarrollo como Colombia viven en zonas rurales y dependen de la agricultura para obtener sus alimentos y sus ingresos, esto quiere decir que el aumento de la producción agrícola puede elevar los ingresos de los agricultores proporcionándoles el dinero necesario para comprar insumos agrícolas, servicios y bienes de consumo. Esto, a su vez, aumenta las oportunidades de empleo en las zonas rurales y contribuyen a retardar la migración a los centros urbanos (Figueroa, 2003). Esta visión debe servir para realizar una constante reflexión acerca de las decisiones políticas y económicas que toma el Estado Colombiano y si es necesario exigir en nuestra condición de ciudadanos la creación y ejecución de leyes que tengan por rumbo cambiar la situación actual y crear condiciones sociales más favorables para todo el pueblo colombiano. Aunque ya se mencionó, es necesario recalcar que las soluciones de tipo asistencialista son acertadas, pero solo sirven en periodos de tiempo muy cortos. Por esta razón es necesario diseñar estrategias que puedan apuntar a los cambios estructurales y garantizar que a largo plazo exista la 21 posibilidad de solucionar tanto la inseguridad alimentaria como el no aprovechamiento de los residuos de alimentos. Estas estrategias solo pueden estar asociadas a políticas estatales que estén direccionadas a disminuir la desigualdad social, fortalecer la educación y crear mejores condiciones laborales. Por último, a partir de las reflexiones generadas en el desarrollo del escrito y otorgándole la debida importancia a las opiniones como instrumentos de apreciación y análisis ante un problema, me permito afirmar que el asunto de la seguridad alimentaria y el correcto uso de los residuos en Bogotá, al igual que otros tantos problemas, se sitúan en la dicotomía recursos – voluntad (sobre todo política). Esto quiere decir que, aunque materialmente pareciera que en la ciudad existen todos los recursos necesarios para dar seguridad alimentaria a toda su población y manejar correctamente los residuos, falta más voluntad para tomar decisiones políticas que lleven a acciones que impacten positivamente a toda la ciudad, sin importar el tipo de población que habite en una u otra localidad. Entre otros, un claro ejemplo de lo que es posible hacer, es la red de vínculos que se ha constituido en tiempo de pandemia entre diferentes asociaciones de campesinos de Cundinamarca y las plazas de mercado en Bogotá, todo ello para crear la red de mercados campesinos y tratar de llegar con los mínimos básicos de alimentación a todos los sectores sociales en la Ciudad. Bibliografía Aiso.la (2018). Las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria. Recuperado el 4 de octubre de 2020, de https://www.aiso.la/blog/las-cuatro-dimensiones-de-la-seguridad- alimentaria/#:~:text=El%20acceso%20econ%C3%B3mico%20y%20f%C3%ADsico,ineq uidad%20al%20acceso%20a%20alimentos. Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia. (2018). ¿Qué es un Banco de Alimentos? https://www.bancosdealimentosdecolombia.com/post/2018/07/11/-c2-bfqu-c3-a9-es-un- banco-de-alimentos. Banco de Alimento de Bogotá. (2020). Cómo y cuándo nacimos. https://www.bancodealimentos.org.co/nosotros/.Beltrán, J. 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