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1 TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y DESARROLLO HUMANO: AGENCIA, CAPACIDADES Y SUPERACIÓN DE LA POBREZA. HÉCTOR ADRIÁN MARTÍNEZ DÍAZ PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA CARRERA DE TEOLOGÍA BOGOTÁ 2014 2 TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y DESARROLLO HUMANO: AGENCIA, CAPACIDADES Y SUPERACIÓN DE LA POBREZA. HÉCTOR ADRIÁN MARTÍNEZ DÍAZ TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TITULO DE TEÓLOGO DIRECTOR EDGAR ANTONIO LÓPEZ LÓPEZ PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA CARRERA DE TEOLOGÍA BOGOTÁ 2014 3 Nota de aceptación _______________________________ _______________________________ _______________________________ ____________________________ PRESIDENTE DEL JURADO ___________________________ JURADO ______________________________ JURADO BOGOTÁ 22 DE NOVIEMBRE DE 2013 4 Dedicado a las personas que desde su indigencia y soledad, entregan su vida por la libertad de los seres que aman… 5 AGRADECIMIENTOS Expreso mis agradecimientos a Dios por la vida que me ha regalado, a la Comunidad de Padres Carmelitas por todos estos años de formación en el amor, a Mauricio Uribe O.C.D. por ser el rostro del Padre en mi vida, a mis hermanos de comunidad, al profesor Edgar López por su guía y dedicación en la dirección del trabajo, a Piedad Correa por sus comentarios y ayuda, a mi madre por su amor y compañía, a aquellos profesores que marcaron mi vida en los estudios de teología, a aquellas personas que con su compañía han sido apoyo durante este tiempo. 6 CONTENIDO Página INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 8 1. TRES ENFOQUES DE LA ECONOMÍA EN LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN …........................................................................................................ 13 1.1. Ignacio Ellacuría ...................................................................................................... 16 1.2. Gustavo Gutiérrez .................................................................................................... 23 1.3. Leonardo Boff ......................................................................................................... 31 2. LIBERTAD, AGENCIA Y DEMOCRACIA ........................................................... 38 2.1. Libertad núcleo del desarrollo ................................................................................. 39 2.2. La agencia en Amartya Sen ..................................................................................... 48 2.3. Participación democrática ....................................................................................... 54 3. POBREZA, LIBERACIÓN Y REINO DE DIOS .................................................... 62 3.1. La pobreza: el pecado de Kader Mia ....................................................................... 62 3.2. Libertad y liberación ............................................................................................... 71 3.3. Democracia y Reino de Dios ................................................................................... 77 CONSIDERACIONES FINALES ................................................................................. 84 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 89 7 Juan le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros” Pero Jesús dijo: “No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.” Mt 9, 38 - 40 8 INTRODUCCIÓN La teología latinoamericana es una corriente renovadora en la Iglesia, que recuerda que los pobres son lugar de encuentro con Dios en el mundo y que la justicia y la liberación son una opción fundamental del cristianismo. La forma de hacer teología desde la praxis cotidiana de la persona, a la luz de la Palabra revelada, ha sido de gran ayuda para la Iglesia, que ve la necesidad de volver al ser humano como lugar teológico y de encuentro con Jesucristo. Esta forma de hacer teología trajo consigo el uso novedoso de las mediaciones socio-analíticas, distintas a las de uso tradicional. Este hecho causó inquietud en sectores de la Iglesia magisterial, que acusaron al método de convertir a la teología en sociologista, comunista y alejada del evangelio. Conceptos tan importantes como el de la libertad y la justicia, son retomados por los teólogos de la liberación, pues piensan que el cristiano, creado libre, redimido y justificado por Cristo, debe colaborar situadamente con la construcción del Reino de Dios desde la justicia evangélica y la libertad cristiana. Las actitudes y acciones de Jesús, en armonía de su relación con su Padre, promovían la vida, la justicia y la libertad. Ese empeño lo llevó a morir por la causa del Reino. Por esta razón se entiende que, toda acción que restrinja la vida, oprima, esclavice y quite la dignidad a la persona es contraria al acto creador de Dios y su deseo salvífico en el ser humano. Toda injusticia, desolación, sufrimiento, dolor, son rechazados por Dios, y por lo tanto, compete al que sigue a Jesucristo, colaborar con el acto liberador, mediante la reflexión, la denuncia, la solidaridad. Con la ayuda de las mediaciones socio-analíticas, se ha identificado que el aspecto del desarrollo económico sí es importante en la economía de la salvación. Desde allí, la teología afirma que, los bienes, las ideologías y las leyes no deben convertirse en ídolos que distancien a Dios y a la persona. Precisamente esta es una de las enseñanzas del Jesús histórico, que el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado1. Hoy la idolatría 1 Mc 2, 28 9 persiste, bajo nuevas formas, pero también permanecen seres humanos que hacen de la justicia y la verdad el eje de vida. Las herramientas socio-analíticas sirven al método teológico, para hacer una lectura de la realidad y de la historia desde una perspectiva diferente, pero, lo que fundamentalmente corresponde a la teología es leer la realidad desde al autodonación de Dios, manteniendo la mirada en la esperanza escatológica en el marco de la historia. En esto se genera una tensión que ha de ser tenida en cuenta para no sacar conclusiones solamente humanas o solamente sacras, pues cada extremo tiene sus dificultades. Sin embargo, de ninguna manera se puede olvidar que la historia humana está incluida en la economía de la salvación. Es justamente en esa historia donde se encarna el Hijo de Dios. Por ello, a pesar de la tensión generada, es preciso considerar las propuestas nuevas que las ciencias sociales: economía, sociología y filosofía entre otras, han planteado en los últimos años, y que han dado luces a la reflexión de los teólogos. La teología no puede ignorar estos planteamientos, bien sea para utilizarlos como mediación, porque en ellos se encuentran nuevas lecturas sobre el sentido del Reino, o porque, tras algunas ideas nuevas se crean estructuras de pecado. Este trabajo toma una de estas teorías, la del economista y filósofo bengalí Amartya Sen, quien en respuesta a la visión utilitarista de los modelos económicos vigentes, daherramientas para una lucha efectiva contra la pobreza. Este economista, desde una concepción aristotélica, piensa que se genera más libertad a través del desarrollo económico y humano; y que, al darle libertad de oportunidades a las personas, ellas pueden optar por una vida que realmente desean. En contraposición a los modelos utilitaristas que centran la mirada en los bienes, en la libertad de escoger entre bienes y en la utilidad agregada, con lo cual han deshumanizado. En este trabajo se muestran puntos en común entre las teorías de este economista y tres teólogos de la liberación, sobre: pobreza, libertad, liberación y democracia, con el propósito de señalar que esta mediación socio-analítica tiene aportes para hacer a la teología de la liberación. A la vez, como toda teología es una antropología, ella también puede contribuir a las propuestas de Amartya Sen y a otras ciencias. Se trata 10 de un encuentro de verdades para ayudar a construir un mundo más justo, con dignidad y libertad para las personas. Este escrito, de carácter reflexivo, toma como punto de partida la teología sistemática. No pretende ser copia del método latinoamericano, sino analizar cómo estas dos disciplinas, la teología y la economía, se pueden enriquecer mutuamente. La vía propuesta es el diálogo entre ambas, sin emprender formulaciones matemáticas económicas o cuestiones dogmáticas de teología. En este sentido, en la teología se enfatiza en el momento reflexivo más que en el momento práxico y en la economía en la reflexión más que en las demostraciones matemáticas. El texto está dividido en tres capítulos y unas consideraciones finales. En el primero se exponen las ideas de tres teólogos de la liberación. En el segundo algunos conceptos importantes del pensamiento de Amartya Sen. En el tercero la interacción entre los teólogos y el economista. El primer capítulo expone las ideas de Ignacio Ellacuría, Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff, tres teólogos exponentes de la teología latinoamericana, ubicados en tres contextos distintos, pero empeñados en el seguimiento de Jesucristo y en una lucha profética en contra de la pobreza y la injusticia. De los tres se exponen ideas que tienen que ver con el aspecto económico. Los tres coinciden también en la presencia de estructuras de opresión y de pecado detrás de los modelos económicos que se impusieron en América Latina, ante los cuales es imprescindible anteponer el profetismo utópico. Con Ellacuría, se profundiza en el aspecto histórico-liberador y se destaca la importancia del actuar conjunto de Dios y del hombre en la historia. Con Gutiérrez, se explora el tema de la vida, de la pobreza involuntaria y cómo la liberación precisa de un proceso de desarrollo económico más humano. Finalmente, con Boff se aborda la economía de la salvación y la historia, en clave liberadora de Jesucristo. Se destaca la importancia de las instituciones y las comunidades de base para la praxis específica, a la vez que se mencionan algunas críticas a la Iglesia institución, en especial en el tema de la falta de participación 11 democrática al interior de la misma. En el caso de Leonardo Boff, es conveniente aclarar que en los últimos veinte años su reflexión ha cambiado de rumbo, se mantiene en el tema de la liberación, pero enfocada al área ecológica y espiritual, por lo tanto, los textos utilizados corresponden a sus propuestas iniciales. En el segundo capítulo se esbozan las ideas de Amartya Sen en tres apartados. En el primero se trata el tema de la libertad como desarrollo, con sus críticas al modelo utilitarista-bienestarista y a la teoría de la justicia de Rawls. Modelos importantes porque en la actualidad influyen en gran medida en la teoría económica, la filosofía política, en el tema de la libertad y de la justicia. El segundo se concentra en la teoría del agente, de las capacidades y los funcionamientos, temas relacionados con el bienestar de las personas, pues tienen incidencia en lo que ellas quieren ser y hacer. La libertad de agencia, generada en un incremento de las capacidades de los agentes, se expresa en lo público y una forma concreta de participación es la democracia, es analizada en el tercer apartado. Sen afirma que no hay oposición entre democracia y libertades reales, y toma partido por una democracia más participativa y operativa que ideal. En el tercer capítulo, la primera parte abre el diálogo entre los teólogos de la liberación y Sen en torno a la pobreza, partiendo de la muerte del joven Kader Mia, que presenció Sen en su infancia. Desde ella se muestran las posiciones de estos autores frente a la lucha por la vida. El economista bengalí reconoce que la pobreza puede ser causa de muerte. Los teólogos agregan que el Dios cristiano es el Dios de la vida. La segunda parte expone el sentido de liberación y libertad, con énfasis en la libertad positiva que, se afirma, es la libertad evangélica. Aunque en el tema de la libertad hay varios enfoques como lo señalará Gutiérrez, la centralidad es la libertad desde el aspecto económico, que ayuda a una libertad humana integral, sin ser el único factor que la permite. La tercera parte pone en relación el Reino de Dios y la democracia, teniendo en cuenta que, las estructuras que promuevan la humanización no son rechazadas desde la perspectiva evangélica. Sen considera varios aspectos importantes en el campo democrático en los cuales es clave la participación de los agentes desde la fe. 12 Finalmente se concluye que, la preocupación por los pobres no corresponde únicamente a la teología, por el contrario, todas las ciencias deben aportar soluciones reales. La situación de pobreza, como problema histórico, crea la necesidad de garantizar las condiciones básicas para que las personas tengan igualdad de oportunidades y puedan desempeñarse de manera realmente libre en la sociedad. La teoría del agente, de Amartya Sen, provee información útil a la teología para que ella efectivamente se encarne en los problemas reales de las personas y no sea solamente una mera especulación acerca de la fe. 13 1. TRES ENFOQUES DE LA ECONOMÍA EN LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN En el inicio de su ministerio en Galilea, Jesús proclama las palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.”2 Esta sentencia de Jesús al inicio de su predicación será también el imperativo de las sucesivas generaciones de aquellos que quieran seguir el camino que él propone. Sus palabras, aún hoy, siguen su línea profética. La cautividad, la ceguera y la opresión prevalecen en nuestros tiempos y es particularmente visible en los países de América Latina. La situación descrita por Isaías3, puesta siglos después en boca de Jesús, se ha enraizado a través de las estructuras de pecado. Aún hay esclavos que requieren libertad. En los tiempos actuales, el panorama en la realidad del mundo contemporáneo parece abrumador; no obstante, la esperanza que proclama Jesús permanece vigente, porque él aún libera y proclama el año de gracia del Señor. La fe no está muerta, da esperanza a la humanidad, logra liberar y salvar4. Reconocido, pues, que los problemas que oprimen a la humanidad persisten bajo formas y medios distintos, es importante enfrentarlos de un modo diferente, actualizado, con la ayuda de la fe, para generar nuevas formas de liberación. La fe en Jesucristo es la guía. Las formas de seguimiento adquieren matices novedosos, iluminadas por el Espíritu Santo que señala diversas maneras de hacer frente a los problemas de la humanidad. En el caso latinoamericano, las manifestacionesde la pobreza obedecen a procesos históricos de opresión que, como resultado, se encarnan en estructuras concretas de pecado. Como 2 Lc 4, 18-19 3 Is 61, 1 - 2 4 La V conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, en su análisis de la realidad, señala varias áreas de trabajo para el cristiano de hoy quien es interpelado por la situación de dolor de la humanidad: situación socio-cultural (43ss), económica (60ss), socio-política (74ss) y pueblos indígenas y afroamericanos, entre otros temas. En cuanto al objeto de estudio, el presente trabajo se sitúa, desde la fe, en el contexto socio- cultural, económico y socio-político. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe: Documento Conclusivo, Aparecida (Bogotá, D.C.: Centro de publicaciones del CELAM, 2007). 14 contestación a esta situación nace a finales de los años sesenta una teología latinoamericana, que pretende generar teoría y praxis desde la fe, para solucionar las situaciones socio-políticas del continente5. Para responder a la situación que viven los pobres y oprimidos de las naciones latinoamericanas, para ser palabra histórica al estilo de Jesús, los teólogos de la liberación utilizan una serie de mediaciones procedentes de otras ciencias, que les ayudan a leer los signos de los tiempos de un modo realista, a la vez que les permite proponer soluciones a la luz de la Sagrada Escritura. Clodovis Boff6 señala que la teología de la liberación es una teología integral, desde la fe positiva, a partir de la óptica del pobre y su liberación; asimismo apunta que, “en la raíz última de la teología de la liberación está, temática u operativamente, la fe objetiva (o positiva), esto es, la palabra de Dios o la Revelación. Esto es lo que la convierte en «teología»,”7 que también tiene en cuenta lo histórico, en cuyo contexto se articula la liberación ético-política y el aspecto soteriológico.8 Ella demanda, metodológicamente, un momento pre-teológico: la liberación a través del compromiso concreto de la fe9. El método propuesto por Clodovis Boff utiliza tres mediaciones principales. La primera, la mediación socio-analítica, considera al mundo desde la perspectiva del oprimido, estudia la cuestión de la pobreza y propone una transformación del sistema 5 Larrea sitúa el surgimiento de la Teología de la Liberación en las décadas de los 50 y 60, con la aparición de diversos gobiernos populares y dictaduras militares como respuesta de la derecha política. Durante estos gobiernos, aumentó la pobreza en el campo y el crecimiento de los cinturones de miseria en las ciudades. Paralelamente, surgen movimientos sociales que luchan por la dignidad humana y un desarrollo equitativo. En esta época, en el seno del Concilio Vaticano II, hay un pronunciamiento eclesial ante la situación en temas de desarrollo y pobreza. En este ambiente convulsionado, surgen gran cantidad de clérigos, religiosos, teólogos y obispos, que luchan por una sociedad más justa. José Larrea, “The challenges of Liberation Theology to Neoliberal Economic Policies.” Social justice 58 (1994): 38 http://www.jstor.org/ discover/10.2307/29766841?uid=3737808&uid=2134&uid=2&uid=70&uid=&sid=21102380515947 (consultado el 9 de junio de 2013). 6 Clodovis Boff, “Epistemología y método de la teología de la liberación”, Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino (San Salvador: UCA Editores, 1993), 79. 7 Ibid., 81. 8 Ibid., 85. 9 Ibid., 99. 15 económico y social.10 Esta mediación abarca el análisis económico, ético y político; en este sentido, la teología de la liberación propone la construcción de una nueva civilización, basada en la satisfacción de las necesidades básicas como un derecho fundamental; necesidades mínimas de nutrición, salud, educación, vivienda y empleo.11 La segunda mediación contempla la revelación de Dios, su plan divino en relación con el pobre y oprimido de América Latina; lee la Escritura desde esta óptica y de este modo ilumina la perspectiva que ha mostrado la mediación socio-analítica y la praxis misma. Es la mediación hermenéutica, que propone una dialéctica entre pobre y Palabra, en la que ésta tiene la primacía del valor.12 La hermenéutica liberadora privilegia la aplicación sobre la explicación, trata de descubrir la energía liberadora que subyace en el interior de los textos sagrados, acentúa el contexto social al interior de los pasajes bíblicos, e introduce una lectura popular de la Biblia;13 por último, se mantiene en íntimo contacto con la doctrina social de la Iglesia. La tercera mediación es la práctica, la praxis, que se da en la plaza pública y también en el templo; lleva a “obrar: acción por la justicia, obra de amor, conversión, renovación de la Iglesia, transformación de la sociedad.”14 Comprende varios niveles discursivos: el ámbito profesional, la acción pastoral y la teología popular. Sin embargo, es preciso resaltar que estos niveles discursivos se quedan cortos al momento de elaborar propuestas, de aquí la necesidad de acudir a las otras dos mediaciones para lograr, de esta forma, generar mecanismos teóricos y de praxis acordes a la realidad. Se necesita de las tres mediaciones para leer los acontecimientos. Con esta sucinta descripción como marco, se recogen ahora las perspectivas de tres teólogos pioneros en la teología de la liberación, ubicados en el contexto latinoamericano 10 Ibid., 103. 11 Valpy Fitzgerald, “The economics of liberation theology”, The Cambridge companion to liberation theology, edited by Christopher Rowland, (Cambridge: Cambridge University Press, 1999), 221. 12 Boff, Epistemología, 107. 13 Ibid., 108. 14 Ibid., 112. 16 desde situaciones y naciones distintas: El Salvador, Perú y Brasil. Desde el pensamiento de cada uno se mostrarán los rasgos distintivos de su teología en relación con la economía, con el fin de establecer un diálogo con el pensamiento de Amartya Sen. 1.1. Ignacio Ellacuría Ellacuría observa, en El Salvador y en toda América Latina, un ser humano que se encuentra en la miseria y en la pobreza, debido al clima de opresión social y política, producido por estructuras injustas, que afectaron la mayoría de planos de la vida: la persona, la cultura, lo político, lo social, lo religioso y lo económico. El entorno de la liberación se origina en la opresión que se generó en la década de los cincuenta en varias naciones que no frenaron la injusticia histórica. En este contexto surge la pregunta teológica acerca del quehacer histórico de la fe cristiana ante las circunstancias de inhumanidad; la respuesta son los movimientos tendientes a generar en la población el ideal de la liberación. Como las responsables de la opresión son personas y naciones, es preciso introducir los respectivos dinamismos políticos y económicos15 que abran senderos de cambios estructurales. Una situación semejante a la de América Latina la relacionan los teólogos de la liberación con los hechos señalados en el libro del Éxodo16. En el Éxodo se relata la acción de Dios en la historia; la respuesta de fe de una persona y del pueblo, que a la vez tiene repercusiones en lo político, lo social y lo económico, entre otros aspectos17; por estas razones, es un texto fundamental en el camino liberador. El Antiguo Testamento cuenta que Yahveh libera real e históricamente a Israel, trayendo el bienestar de la nación y de cada uno de sus habitantes. En este sentido, el libro del Éxodo muestra cómo la acción liberadora de Yahveh, al cambiar la historia de Israel, modifica 15 Larrea, The challenges,38. 16 Ex 1, 8ss relata la opresión por parte del Faraón y de los egipcios sobre el pueblo judío: esclavitud, control obligatorio de la natalidad, trabajos forzados. “Los egipcios esclavizaron brutalmente a los israelitas, y les amargaron la vida con dura servidumbre, con los trabajos, del barro, de los ladrillos, del campo y con toda clase de servidumbre. Los esclavizaron brutalmente.” Ex 1, 13-14. 17 En el texto del Éxodo se puede apreciar cómo los poderes religiosos, políticos y económicos de Egipto oprimen al pueblo de Israel. Se presentan situaciones de marginalidad, de exclusión, de periferia y de dolor en el pueblo. 17 también la del opresor, Egipto, y por supuesto, la de la humanidad. Desde esta argumentación, Ellacuría manifiesta que la historia no sólo es afectada por Dios, sino que también las personas, las naciones y los imperios son responsables de la opresión- esclavitud de ellas, afectando, sin duda, el contexto histórico personal y general. Por otra parte, en la actualidad, las instituciones también cumplen papeles opresores o liberadores en la sociedad y en las personas; por lo tanto, es preciso tenerlas en cuenta como actores de liberación u opresión. Ellacuría enfatiza el carácter histórico de la salvación donde la acción de Dios se revela. Cómo conclusión resalta que: Una fe al margen de la historia, una fe al margen de los acontecimientos históricos tanto en la vida de Jesús como en la vida de la humanidad, no es, en consecuencia, una fe cristiana… Pero tampoco es cristiana una postura que se apoye exclusivamente en la vivencia creyente del Resucitado y olvide las raíces históricas de la resurrección.18 Es pues, en medio de la historicidad captada por la razón humana bajo “los avances de las ciencias positivas, en el campo de la técnica y de las ciencias liberales”19, que es posible leer los acontecimientos históricos en los cuales se revela Dios en la persona de los pobres e indefensos. No se trata de forzar las ciencias para que sirvan a la fe o tratar de insertar la fe en las ciencias, se trata de un diálogo con ellas, para dar razón de la fe y para que una praxis liberadora tenga sentido. En el libro del Éxodo se da muestra un proceso de liberación que se puede leer a la luz de las ciencias políticas y sociales como proceso de salvación- liberación. Al mismo tiempo, es importante subrayar el actuar del patriarca Moisés. Su 18 Ignacio Ellacuría. “El Pueblo crucificado”, Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, (San Salvador: UCA Editores, 1993): 195. 19 En el numeral 15 de la Gaudium et spes se señala que el ser humano tiene participación en la luz divina por virtud de su inteligencia. Gracias a ella, el hombre ha logrado avances en las ciencias, ha logrado descubrimientos importantes en el mundo material y resalta la capacidad para alcanzar la realidad inteligible. En este sentido, sus descubrimientos y logros se extienden a las ciencias sociales y humanas, las cuales son utilizadas como mediación por el método latinoamericano. Concilio Ecuménico Vaticano II. Constituciones, decretos, declaraciones, legislación posconciliar. “Constitución pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo” (Madrid: Biblioteca de autores cristianos, 1967), 279. 18 participación activa en el proceso liberador de Israel enseña una praxis liberadora. Ellacuría resalta que esta acción no es sólo de Yahveh: Desde esta perspectiva la pregunta de si es Yahveh o es Moisés quien saca al pueblo de Egipto no admite la respuesta simplista de que es Moisés (interpretación racionalista o naturalista) ni la respuesta asimismo simplista de que es Yahveh (interpretación supranaturalista). Ni Yahveh saca al pueblo sin Moisés ni Moisés sin Yahveh. Este «sin» es absolutamente positivo y esencial.20 Ellacuría ubica toda la experiencia humana en la realidad de la historia del hombre21. La realidad no es solamente lo pasado, es también lo que se puede construir. Es a partir de la historicidad como se construyen la realidad y la verdad, es en ella donde se revela la auto- donación de Dios en lugares privilegiados, como el de los pobres. Es en la historia humana, personal y colectiva, donde se hace visible la historia de salvación de Dios, como bien lo señala Ellacuría: Así se irá completando la auto-donación de Dios a la humanidad, la cual se da no sólo en el ámbito reducido de una historia de la salvación entendida restrictivamente, sino en el ámbito total de la historia. En ésta, sin embargo, tiene prioridad axiológica la historia de la salvación en cuanto en ella se hace presente de forma eminente la auto-donación de Dios sobre todo en la figura de Jesús y en la acumulación de la palabra revelada, sin olvidar, no obstante, como más tarde insistiremos, que en lugares aparentemente muy profanos, como el de los pobres y empobrecidos de este mundo, se da una especial presencia e intervención salvífica del propio Jesús, como mediador fundamental de la historia de Dios.22 Es preciso llamar la atención acerca de la auto-donación de Dios en la persona de Jesucristo, a la vez que se debe resaltar la preponderancia de la palabra revelada en el proceso histórico de la salvación. En este sentido conviene decir que el Jesús histórico, es el que habla en el discurso de las bienaventuranzas acerca del Reino de Dios, de los mansos, de los que lloran, de los que tienen hambre y sed de justicia, de los que trabajan por la paz, 20 Ignacio Ellacuría, “Historicidad de la salvación cristiana”, en Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino (San Salvador: UCA Editores, 1993): 339. 21 El problema de la historicidad es fundamental en Ellacuría. Para él, la historia es el lugar de la praxis, allí se construyen la realidad y la verdad, sin ningún tipo de determinismos. La historia es construida por un conjunto de personas que a la vez forman instituciones, por ello la relevancia de las instituciones. 22 Ellacuría, Historicidad, 354. 19 de los perseguidos por causa de la justicia, de los injuriados23. La propuesta de Ellacuría está íntimamente unida a la invitación que el Jesús histórico hace en las bienaventuranzas. Por lo tanto, la realidad histórica de los pobres es lugar teologal de encuentro con Dios y lugar soteriológico para los seres humanos. La actividad humana genera realidades que afectan a los hombres y mujeres de manera categorial y trascendental24, es claro que todo esfuerzo del hombre tiene efectos históricos concretos. El pensamiento científico también produce realidad histórica y verdad. Ellacuría privilegiará las formas comunitarias de construir históricamente la realidad y la verdad, al señalar que: “la realidad histórica es, además, la realidad abierta e innovadora por antonomasia. Si hay una apertura viva a la trascendencia es la de la historia... Se dirá que esta apertura es propia de la persona. Y así es. Pero ninguna persona puede, desde sí misma, dar cuenta de toda la apertura de la realidad.”25 Sin embargo, cada ser humano no queda aniquilado en la historia, ya que la propuesta histórica no es una sumatoria de lo que hace cada persona26; en este sentido, premisas como búsqueda de la felicidad, del desarrollo de la persona y los valores como la solidaridad, no quedan alejados de su propuesta; hacen parte de la invitación cristiana, como lo expresa en el siguiente apartado: El ideal cristiano de encontrar la felicidad está más en el dar que en el recibir - cuánto menos en el arrebatar- (Hech 20, 35), más en la solidaridad y en la comunidad que en el enfrentamiento y en el individualismo, más en el desarrollo de lapersona que en la acumulación de cosas, más en el punto de vista de los pobres que en el de los ricos y poderosos, queda contradicho e impedido por lo que es en la práctica, más allá del enunciado ideal que a nada compromete, el dinamismo real de los modelos actuales.27 23 Mt 5, 1-11 24 Rahner, se refiere a la experiencia trascendental como la acción fundamental del sujeto cognoscente, subjetiva, ilimitada y no temática, que se da en el acto espiritual de conocer, es constitutiva y condición de apertura y de posibilidad. Esa experiencia trascendental, su acogida, está mediada consigo misma a través de toda realidad categorial, en la que y por la que, el sujeto llega a sí mismo. Karl Rahner, Curso fundamental sobre la fe: Introducción al concepto de cristianismo. (Barcelona: Editorial Herder, 1979), 38 y 187. 25 Ignacio Ellacuría, “El objeto de la filosofía” en Filosofar en Situación de Indigencia, compilado por Juan Carlos Scannone y Gerardo Remolina, (Madrid: Universidad Pontificia Comillas, 1999), 40. 26 Ibid., 32. 27 Ignacio Ellacuría, “Utopía y profetismo”, en Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, (San Salvador: UCA Editores, 1993), 407. 20 Con estas afirmaciones, el autor insiste en el llamado del cristiano a entregarse a los demás, toda vez que su existencia vital es ser imagen y semejanza de Dios, que se auto-dona a los seres humanos en Jesucristo. Se puede afirmar que, lo trascendental de Dios se hace historia en lo comunitario, social, político y económico, de manera que todos estos ámbitos humanos contribuyen a la realización histórica y escatológica del Reino de Dios. Es en este ambiente de Reino e historia donde “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva.”28 De la afirmación evangélica se deduce, que la propuesta del Reino que hace Jesús no es solamente en el plano metafísico, es real y realizable, se construye en la realidad histórica del ser humano y es una propuesta de verdad. Se trata entonces de construir a la persona que está abierta a la trascendencia y que está llamada a construirse a sí misma, no únicamente desde su propia individualidad, sino también desde acciones comunitarias, políticas y sociales. La acogida del proyecto del Reino necesita seres humanos libres, que puedan optar por el seguimiento de Jesucristo. A su vez, la libertad precisa una serie de condiciones para que sea realmente vivida. Los sistemas de desarrollo-liberación actuales no han logrado la utopía de liberar a todos los hombres; por el contrario, han llevado al subdesarrollo- opresión a la mayoría de ellos, han conducido a la deshumanización y descristianización del hombre29 en América Latina. Ellacuría y la teología de la liberación, proponen un profetismo que conduzca a un principio de universalización en la opción preferencial por los pobres30; porque el sistema actual ha creado una uniformización, regida por las leyes del mercado económico, que a la vez han determinado al ser humano31. Se necesita entonces una salida utópica y profética, que propenda por un ideal de plena libertad en un proceso de liberación. “La libertad real se obtiene fundamentalmente por un proceso de liberación. Esto es así en lo personal, en lo comunitario, en lo social y también 28 Lc 7, 22 29 Ellacuría, Utopía, 412. 30 Ibid., 410. 31 Ibid., 410. 21 en lo político.”32 Este autor afirma que, el ideal de liberación ya se vislumbra en los documentos de las Liberties inglesas de la Charta Magna; en ella se reflejan logros concretos de libertad: menos impuestos, juicios justos, protección contra el autoritarismo de los reyes, entre otros. Allí se propone un proceso de liberación de la injusticia, de la dominación, de los abusos institucionalizados y pseudo-justificados. En este mismo sentido, tardíamente, el liberalismo se toma como modelo de libertad y camino para preservar, más que para conseguir, esa libertad33. A pesar de que las cartas constitucionales de varios países del mundo tienen como ideal utópico la libertad, la realidad indica que se produce una liberación para una pequeña proporción de la población. Concretamente, el ideal liberal ha sido tomado como modelo liberador, pero no ha tenido la fuerza histórica para generar libertad en la mayoría de la población en América Latina34. Por esta razón el autor indaga acerca de las razones por las cuales no se ha llegado a la tan anhelada liberación de las mayorías oprimidas. Algunas personas han salido de la opresión, pero desafortunadamente se han vuelto obstáculo para la liberación de la mayoría de la población. A raíz de esto su crítica al liberalismo: El liberalismo, tal como es contradicho por el profetismo histórico de América Latina, es la cobertura jurídica y formal de quienes ya han sido liberados de ciertas opresiones y dominaciones y procuran, a su vez, que no lo consigan otros, respecto de ellos, mediante sucesivos y más complejos procesos de liberación.35 Considera entonces que es importante el proceso de liberación para alcanzar la libertad. Que no se trata únicamente de lo personal, sino también de lo comunitario y que es preciso 32 Ibid., 416. 33 Ibid., 416. 34 Los informes del Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PUND) desde el año 90 tratan el tema de la pobreza, la desigualdad y su relación con la libertad. Las cifras del informe de 2005 revelan la gran desigualdad en que se encuentra el mundo. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PUND). Informe sobre el desarrollo humano 2005: La cooperación internacional ante una encrucijada ayuda al desarrollo, comercio y seguridad en un mundo desigual, (Madrid: Ediciones Mundi-prensa, 2005), 66, http://hdr.undp.org/en/media/HDR05_sp_frontmatter.pdf (Consultado el 13 de Julio de 2013). La importancia de estos informes es que corroboran con cifras las intuiciones de los teólogos de la liberación. Por lo tanto, hay desigualdades regionales, urbano-rurales, de género, que generan menor libertad. En este aspecto es interesante observar cómo los teólogos de la liberación han tenido la razón en sus apreciaciones. 35 Ellacuría, Utopía, 416. 22 este proceso de liberación desde varias perspectivas. En cuanto a la libertad, lanza una afirmación contundente acerca de la forma de lograrla, la liga al ser y al hacer, al afirmar que: Tanto la libertad personal como la social y política sólo es tal efectivamente cuando se «puede» ser y hacer lo que se quiere – se debe o es permitido- ser y hacer. La libertad sin condiciones reales que la hagan realmente posible puede ser un ideal, pero no es una realidad, ya que sin las debidas y suficientes condiciones reales que la hagan realmente posible no se puede ser ni hacer lo que se quiere.36 La libertad se alcanza a través de un proceso que libere “que empieza por la liberación de las necesidades básicas y construye después condiciones positivas para el ejercicio cada vez más adulto de la libertad y para el disfrute razonable de las libertades.”37 El proceso liberador involucra la liberación de toda forma de opresión, para permitir una libertad compartida, que no sea reducida por las necesidades básicas insatisfechas o cualquier índole de limitaciones.38 El autor afirma que, en términos cristianos, se trata de un proceso de liberación profética del pecado, de la ley y de la muerte, como se alude en la carta a los Romanos39, cuya finalidad es vivir la gloria de los hijos de Dios.40 Promesa no solamente para los cristianos sino para toda la humanidad, que propone construir desde un profetismoutópico e histórico, en una universalización desde la opción preferencial por los pobres. En definitiva, la propuesta de Ellacuría concede un valor significativo a lo histórico en la economía de la salvación, como lugar de vivencia de la fe y del proceso liberador de Dios para la humanidad. Por otra parte, en esta historia el pobre es lugar teologal de encuentro con Jesucristo y como tal se debe privilegiar, especialmente en América Latina, en donde los sistemas económicos imperantes han causado opresión y falta de libertad. Ellacuría ve la necesidad de una liberación a través del profetismo utópico, guiado por una opción 36 Ibid., 416. 37 Ibid., 417. 38 Ibid., 418. 39 Rom 6-8 San Pablo habla de la vida en Cristo y aclara cuál es el significado de no permitir que reine la injusticia, ni el pecado. El cristiano vive “en la esperanza, liberado de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. Rom 8, 21 En última instancia el ser humano está destinado a la gloria de los hijos de Dios. 40 Ellacuría, Utopía, 418. 23 preferencial por los pobres, liberación que provendrá del logro de una liberad personal, social y política. En este sentido, las formas comunitarias y la solidaridad, como valores cristianos, son importantes en el proceso liberador. 1.2. Gustavo Gutiérrez Los teólogos de la liberación enfatizan que los pobres son un lugar preferencial de encuentro con Dios y sustentan su afirmación en la palabra de Dios revelada en los evangelios. Gustavo Gutiérrez desde la experiencia peruana considera que: pobre y pobreza son un eje que une evangelio y teología de la liberación; por lo tanto, es preciso, como primer paso, la comprensión del término pobreza. En el evangelio el término se relaciona con la pobreza espiritual o la pobreza económica, se aplica al pobre de recursos vitales que en definitiva no tiene ningún medio para vivir. El tema de la pobreza, a su vez, es un elemento presente en la realidad peruana y latinoamericana. No obstante los grandes avances tecnológicos de la humanidad el problema continúa, como si la humanización del hombre fuera aún incipiente. Surgen grandes capitales, nuevos modelos de desarrollo, nuevas técnicas, pero se mantiene la corrupción de los sistemas políticos. Por ello, es primordial insistir en combatir la pobreza como manifestación fehaciente de las estructuras de pecado, pues los informes económicos globales señalan que no hay escasez de alimentos ni de recursos para la humanidad actual, sino injusta distribución de ellos. A la pobreza económica41 se le suma una disminución efectiva en la libertad, lo que trae como consecuencia una conciencia débil y oprimida que genera resignación. Los afectados no ven la posibilidad de tener acceso a mejores niveles de vida. En el tema de la fe, la falta de libertad genera grandes dudas en los creyentes, al dificultarles entender cuál es la real 41 En el informe de 1997 del PUND se define la pobreza como opuesta al desarrollo, en cuyo caso, pobreza significa que se niegan las opciones fundamentales del desarrollo: vivir una vida larga, sana y creativa y disfrutar de un nivel decente de vida, libertad, dignidad, respeto por sí mismo y los demás. En el mismo informe se mencionan tres perspectivas de la pobreza: desde el ingreso, desde las necesidades básicas y desde la capacidad. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PUND). Informe sobre el desarrollo humano 1997: Desarrollo humano para erradicar la pobreza, (Madrid: Ediciones Mundi-prensa, 1997), 18. http://hdr.undp.org/en/media/ hdr_1997_es_indice.pdf (Consultado el 12 de Julio de 2013). 24 voluntad de Dios para el ser humano. Con una conciencia oprimida, a la persona le queda la inquietud de si su situación de pobreza económica y de acceso a medios es un deseo de Dios, si es su pretensión que las personas tengan “vidas pequeñas”; es decir, vidas con poca capacidad crítica, democrática, de pensamiento, de reflexión, de educación; vidas desde una religiosidad “analfabeta”; que hacen parte “virtual” de las instituciones, pero que no son capaces de participar en su humanización, regulación o construcción. En este orden de ideas, es menester analizar qué entiende la Biblia por pobreza y cuál es la idea de Gustavo Gutiérrez acerca de la misma. En segundo lugar determinar la incidencia de la pobreza económica y el desarrollo en la mejora de las condiciones humanas. Para Gutiérrez, el eje principal de la vida cristiana debe ser una opción preferencial por los pobres. Desde esta óptica lee la Buena Nueva evangélica, que se convierte en una forma de la inteligencia de la fe y de la espiritualidad cristiana como seguimiento de Jesús.42 En los más abandonados se manifiesta particularmente el amor de Dios a la humanidad. En el marco del amor infinito, bondad y misericordia de Dios, se puede suponer que Él no desea la pobreza involuntaria de la persona. Dios invita constantemente a combatirla, mediante sus anuncios reiterados a través de los profetas, de los evangelios y en general de los textos bíblicos. La situación de pobreza presente en la historia, debe llevar a la humanidad a buscar su origen en el interior del hombre y en las estructuras que ha creado para vivir en sociedad-comunidad; en esa búsqueda se logra “advertir con toda claridad…que la pobreza, la injusticia y la marginación de personas y grupos humanos no son hechos fatales, tienen causas humanas y sociales”43; por consiguiente, hay que buscar posibles causas y soluciones desde las mediaciones socio-analíticas, para dar respuestas claras desde la fe como principio hermenéutico. Por esta razón afirma que la encarnación del hijo de Dios es el fundamento hermenéutico y que Cristo, Verbo de Dios, es el centro de toda teología, de todo lenguaje sobre Dios.44 42 Gustavo Gutiérrez, “Situación y tareas de la teología de la liberación”, en Del lado de los pobres: Teología de la liberación, compilado por Gerhard Ludwig y Gustavo Gutiérrez, (Lima: Instituto Bartolomé de las Casa – RÍMAC y Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2005), 62. 43 Ibid., 63. 44 Gustavo Gutiérrez, La verdad los hará libres. (Lima: Instituto Bartolomé de las Casas – RIMAC, Centro de Estudios y publicaciones, 1990), 13. 25 El pobre no es solamente el que carece de medios económicos para subsistir, pobre es el “insignificante”, la “no persona” a quien no se le reconoce la plenitud de sus derechos.45 Pobres son los que se hallan «ausentes » social y eclesialmente, que no tienen la posibilidad de manifestar sus sufrimientos, sus solidaridades, sus proyectos y esperanzas;46 los que no tienen la posibilidad de ser y hacer, por su incapacidad de expresar sus anhelos y sus deseos más profundos. El autor agrega que las razones de la pobreza en América Latina son diversas y afirma que el aspecto socio-económico no es lo único, que la pobreza tiene más razones y consecuencias: La pobreza significa, en última instancia, muerte. Carencia de alimentos y de techo, imposibilidad de atender debidamente a necesidades de salud y educación, explotación del trabajo, desempleo permanente, falta de respeto a la dignidad humana e injustas limitaciones a la libertad personal en el campo de la expresión, en lo político y en lo religioso, sufrimiento diario.47 A esta situación se le suman distintas condiciones de exclusión en la no aceptación de lo multiculturar, en la discriminación de género, en la imposición de ideas y formas de pensar, en absolutismos en la comprensión del mundo. Estos escenarios, la mayoría de veces, son ignorados porque la visión de la vida se descentra del ser humano, tal como lo proponen muchas delas teorías económicas actuales, enfocadas en la producción de conocimiento tecnológico como principal fuente de acumulación de capital48. Por el tipo de bien que es el conocimiento tecnológico se convierte en un recurso fácilmente monopolizable, costoso y por lo tanto, inaccesible para muchos de los que quieren y necesitan acceder al mismo49. Los altos precios de este conocimiento ocasionan un aumento en la pobreza real, que ya no 45 Gutiérrez, Situación, 65. 46 Gustavo Gutiérrez, “Pobres y opción fundamental”, en Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales de la teología de la liberación I, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, (San Salvador: UCA Editores, 1993), 303. 47 Ibid., 304. 48 Gustavo Gutiérrez, “¿Dónde dormirán los pobres?”, en Del lado de los pobres: Teología de la liberación, compilado por Gerhard Ludwig y Gustavo Gutiérrez, (Lima: Instituto Bartolomé de las Casa – RÍMAC y Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2005), 127. 49 Véase el informe del PNUD del año 2001, en él se tratan asuntos acerca de la propiedad intelectual, los costos para los países pobres del tratamiento del VIH, los costos de los medicamentos, las dificultades de acceso a la investigación, entre otros problemas. 26 se entiende como carencia de recursos físicos, sino como dificultad de acceso a mejores oportunidades para la porción pobre y mayoritaria de la población. Una demostración clara de esta realidad son las diferencias abismales en posibilidad de tener atención en salud, vivienda, alimentación y educación, que se da entre las distintas clases sociales de América Latina. Gutiérrez asevera que “el significado bíblico de la pobreza constituye […] una de las piedras angulares de la teología de la liberación”50, a la vez arguye que puede haber varias acepciones para el término51. Como ya se ha señalado, se basa en textos bíblicos para fundamentar su afirmación y poner los cimientos de una teología que proclama que los pobres son lugar de encuentro con Jesús en la historia. Esto se encuentra por ejemplo en Mateo 25, donde se anuncia que, al venir el Hijo del hombre en su gloria separará a unos de otros, los de la derecha reciben la herencia escatológica del Reino: “porque tuve hambre y me disteis de comer: tuve sed, y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y acudisteis a mí”52. En el mismo texto, ante la pregunta por el cuándo, por el momento histórico, Jesús ratifica, “en verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”53 En la actualidad, en América Latina existen esos pequeños, son los pobres y oprimidos que no tienen suficientes oportunidades y capacidades para vivir dignamente en el mundo circundante. En este sentido, el justo que irá a la gloria eterna será cualquier persona que piense y actúe en favor de los más pobres y necesitados, los hambrientos, los forasteros, los desnudos, los enfermos, los presos. En el texto de Mateo se aprecia el misterio de la contemplación y compromiso cristiano con la fe y con la historia. El texto da entender que el misterio de Dios se revela en la oración y en la solidaridad con los pobres como acto primero y en un posterior razonamiento como acto segundo.54 50 Gutiérrez, Pobres, 308. 51 Gustavo Gutiérrez afirma que hay tres sentidos para el término pobreza: La pobreza real como un mal, la pobreza espiritual como disposición para aceptar la voluntad de Dios y la solidaridad con los pobres. 52 Mat 25, 35 - 36 53 Mat 25, 40 54 Gutiérrez, La verdad, 12. 27 Para Gutiérrez cada texto del evangelio conduce a discursos que van en el mismo sentido de amor por el más pequeño, realidad que se aprecia veterotestamentalmente y neotestamentalmente. Por ejemplo, en Jeremías “Cantad a Yahveh, alabad a Yahveh, porque ha salvado la vida de un pobrecillo”55, el profeta se refiere a los anawin; en el Éxodo se describe la situación de opresión del pueblo de Israel. En Mateo (20, 1-1 6) se resalta el contraste entre los primeros y los últimos56. En la exégesis que Gutiérrez hace del evangelio de Lucas, Lázaro se convierte en el representante emblemático de todos los que no son, en contraste con los más poderosos (Lc 16, 19-31); en el mismo libro resalta la vanidad de los notables y la opresión de los pobres (Lc 20, 46-47); En Mateo menciona el óbolo de la viuda (Mt 21, 1-3)57; al hacer una lectura de las bienaventuranzas, resalta el verbo llorar y lo relaciona con actitudes de marginación permanente; afirma que los importantes son los despreciados y que son ellos los que tienen acceso al Reino. Refiriéndose a Mateo (22, 2-10) y Lucas (14, 14-24) señala que son los no invitados el centro de la enseñanza de Jesús. De igual forma, puntualiza que Jesús ha venido por los enfermos.58 A lo largo de los textos de Gutiérrez hay referencias bíblicas que describen la relación del Reino de Dios con los pobres. Las situaciones de opresión, bajo nuevas formas y modelos económicos de desarrollo, han llevado a una deshumanización de la economía que convierte a todo y a todos, incluso a las personas, en mercancías59. Esto, observado teológicamente, denota una idolatría del mercado, excesiva confianza en este mecanismo, que hay que denunciar y combatir. En el orden de la reflexión teológica desde los pobres, debe imponerse un principio de fe que no excluya las soluciones propuestas por otras ciencias. En el caso concreto de la economía, Gutiérrez afirma que la autonomía propia de la disciplina económica debe al mismo tiempo tener presente su relación con el conjunto de la vida de los seres humanos, lo que le supone 55 Jer 20, 13 56 Gutiérrez, Pobres, 310. 57 Ibid., 311. 58 Ibid., 313. 59 Gutiérrez, Situación, 71. 28 acoger una exigencia ética.60 La economía no puede ignorar los principios éticos y teológicos: Esto no significa que la economía sea un sector absolutamente independiente de la existencia, como tampoco es el núcleo o la totalidad de ella. El movimiento económico debe ser obligadamente colocado y examinado en el contexto de la vida humana en su conjunto y a la luz de la fe. El criterio de la eficacia inmediata no es el definitivo.61 Con estas palabras Gutiérrez confirma que prevalece el ser humano y su dignidad sobre las mediaciones, incluida la económica. De ninguna manera la idea es descartar u obviar el aspecto económico, se trata de ponerlo en su justo sitio, que no puede ser superior al de la persona humana. Para lograr una ubicación correcta de ella, la fe cristiana propone una economía humanizante y unos valores nuevos, diferentes a los valores del mercado que han predominado hasta el momento. Esta visión ética trasciende los sistemas económicos y las fuerzas internas del mercado que han degenerado en la categorización de los seres humanos entre pobres y ricos, como ha sucedido con la mayoría de modelos económicos y políticos. En el orden del desarrollo, una liberación y una organización social deben contribuir a que se cumplan “las más fundamentales de las aspiraciones humanas: libertad, dignidad, posibilidad de realización personal para todos”.62 Hay diversos enfoques con respecto al desarrollo, Gutiérrez propone el que incluye una atención a los valores humanos y a la ética en perspectiva humanista -que considera no es patrimonio exclusivo de una visión cristiana- 63, que reflexiona sobre la humanidad como el ser capaz de asumir su propio destino. Para que las condiciones adecuadas se den es preciso una liberación de todo aquello que traba el acceso a la libertad64; porque, en última instancia, se pretende que el hombre pueda llevar60 Ibid., 72. 61 Gutiérrez, ¿Dónde dormirán, 131. 62 Gutiérrez, Teología de la liberación perspectivas, 43. 63 Ibid., 49. 64 Ibid., 52. 29 una existencia humana auténtica, una vida libre, para lo cual se requiere un proceso histórico de liberación.65 Este proceso se debe dar en lo exterior y en lo interior del hombre, en su dimensión individual e íntima.66 En lo social-comunitario y en su área psicológica y espiritual. Por lo tanto, el desarrollo económico debe estar enfocado en la liberación histórica interior y exterior del ser humano, con sentido humanista e incluyente. Con las estructuras y los sistemas económicos actuales es difícil lograr un proceso de liberación total, pero no por eso el pobre debe ser un receptor pasivo del desarrollo económico sino que debe ser artífice de su propio destino, para poder cambiar las estructuras que lo oprimen. El pueblo latinoamericano, desde su arraigo en la fe, se siente llamado a luchar desde la esperanza por cambiar las estructuras de opresión y de pecado que lo esclavizan. Gutiérrez menciona que varios documentos eclesiales han tratado el tema del desarrollo y la liberación en perspectiva teológica,67 pero se centra en el mensaje bíblico de Cristo, y concretamente en el de la comunidad cristiana como fuente de inspiración teológica. En cuanto a la liberación respecto al pecado y a la ley cita la carta a los Gálatas: “para ser libres nos ha liberado Cristo”68. Con base en la cita de Gálatas define el pecado como una separación de Dios, que en la situación latinoamericana se manifiesta en las estructuras de miseria, injusticia y opresión en las que viven los pobres.69 En el texto de Gálatas, la libertad ofrecida por Jesucristo tiene un fin específico: la caridad, el amor al prójimo, una vida en el Espíritu, fines contrarios a los de la carne que se expresan en las idolatrías70, en los odios y las ambiciones71. Algunas teorías económicas dan predominio al factor capital 65 Ibid., 54. 66 Ibid., 58. 67 Ibid., 62. 68 Gal 5, 1 69 Gutiérrez, Teología, 66. 70 Gutiérrez advierte que “la idolatría, según la Biblia, es entregar su vida y poner su confianza en algo o alguien que no es Dios. Se trata de un riesgo permanente del cristiano. Como lo hemos recordado, hoy, en el contexto neoliberal, el mercado, el lucro, son objeto de un culto idolátrico. Juan Pablo II habla por eso de la 'idolatría del mercado' (CA 40). Es la forma contemporánea del culto a Mamón.” (Gutiérrez, Dónde dormirán, 153). 71 Gal 5, 13 - 25 30 sobre el trabajo; preferencia a los bienes y no a la persona, lo que es contrario a la propuesta de Pablo, y que da origen a los modelos de desarrollo actual, que favorecen el surgimiento de estructuras de pecado y de opresión. El camino propuesto por Gutiérrez tiene como finalidad crear conciencia y praxis en la persona del pobre, para que asuma una actitud existencial autónoma de liberación. El autor se pasea por varios campos en lo teológico, bíblico, político, ético y sociológico; la síntesis que hace lo lleva a afirmar que el pobre debe ser artífice de su propio destino y que debe levantar su voz. Los medios de los cuales dispone para expresarse son los valores evangélicos de unión, solidaridad y fe en Jesucristo. Desde una praxis de la fe y con la acción política es posible que el pobre logre salir de su estrechez económica y se constituya existencialmente como ser que vive en la libertad de los hijos de Dios. En este contexto, el teólogo recuerda que “los pobres, insignificantes y excluidos, no son personas pasivas esperando que se les tienda la mano. No tienen sólo carencia, en ellos bullen muchas posibilidades y riquezas humanas”72, por lo tanto, tienen la potencialidad y fuerza propia de todo ser humano, pero se les ha hecho creer que no tienen voz; que son diferentes a los que han logrado procesos de liberación desde la perspectiva económica. La teología de la liberación reclama no olvidar que la vida del ser humano se mueve a la vez en varios planos, no solamente el teologal, y por lo tanto, en la lucha por la liberación lo político no puede ser olvidado, pues es en la polis en donde confluyen los actores sociales y es allí donde es posible que puedan dar giros sustanciales las situaciones de opresión. Resumiendo, en el pensamiento de Gustavo Gutiérrez la opción preferencial por los pobres se hace siguiendo los textos evangélicos, que proponen el amor a los más pequeños. Diferencia varios tipos de pobreza entre las cuales está la pobreza económica. La falta de recursos genera muerte, discriminación y escasas oportunidades, en un mundo regido por el mercado al cual se ha idolatrizado, superponiendolo al ser humano mismo. Por esta razón, es necesario un proceso liberador desde la fe en Jesucristo, que incluya lo económico, para devolver a la persona del pobre la autonomía que le permita ser libre. 72 Gutiérrez, ¿Dónde dormirán, 139. 31 1.3. Leonardo Boff La teología de Leonardo Boff, concebida desde la realidad brasileña y latinoamericana, tiene como trasfondo antropológico un ser humano creado, cuyo fin último es acoger la comunicación que le quiere hacer Dios a través del amor que se manifiesta en la resurrección de su Hijo Jesucristo; la persona está llamada a resucitar, porque “la resurrección pone de manifiesto el destino divino y eterno del ser humano. No vivimos para morir. Morimos para resucitar.”73 La comunicación divina parte del principio de un Dios creador, que sale todo de sí para darse por completo al hombre, a quien hace centro de su obra creadora; de tal forma que, lo que empezó en Dios vuelve a terminar en Él: “el ser humano existe por causa de Dios y para Dios, el cual encuentra para sí en el ser humano una realización que, de otro modo, no tendría.”74 Para que esta obra de Dios acontezca en la persona, se necesita su participación radical en el proyecto de amor la cual requiere una disposición personal, comunitaria, social y política. Es un proyecto que el hombre desarrolla bajo la presencia divina que acompaña todo su entorno: sus estructuras sociales, económicas, políticas, religiosas y espirituales. Para Boff, la revelación plena de Dios se da en Jesucristo, quien se convierte en el guía de todo proyecto liberador y salvífico en medio de la historia y de la cotidianidad. En la creación, por su carácter histórico, acontece el proyecto de gracia de Dios y su interacción con la humanidad. Es en la historicidad en la que cada ser humano existe, se relaciona, vive con los otros; en la historia el ser humano se introyecta y peca; solo históricamente puede salir de sí hacia el otro con la ayuda de la gracia. Es en lo histórico donde se da lo comunitario, lo político, lo social, lo económico. En la historia el hombre comprende su finitud y su llamado a la unión con Dios. Es en lo histórico donde Dios salva al hombre. En lo histórico Jesús se encarna, sufre y muere. El autor señala que: 73 Leonardo Boff, La Crisis como oportunidad de crecimiento, 85. 74 Ibid., 85. 32 La voluntad salvífica de Dios nos ha situado en la atmósfera de la primacía de su amor divino, superior a toda capacidad de rechazo humano dentro de la historia, peregrina hacia el reino. Dios continúa amando a la humanidad. Su amor encuentra en las mediaciones históricas el camino para visitar a cada hombre concreto. Penetra en el proyecto histórico de la humanidad, de una nación, de un sistema político y económico y llega al corazón de las personas y de la sociedad.75 Respecto a la historia, Boff señala que no hay una profana y otra sagrada, es exclusivamente una, desde el origen hasta la consumación escatológica, y toda ellaes una historia de liberación. Allí se mezclan la opresión del ser humano y la acogida de Dios; la política y la economía, en cuanto hacen parte de ella, también están penetradas de gracia y desgracia, de liberación y opresión.76 Sin descuidar el aspecto teológico y la condición cristo-céntrica, aclara que “la liberación de Cristo y de Dios es más que una liberación socio-política. Pero es también una liberación socio-política,”77 que se debe concretar en acciones ciertas y reales en la historia de los oprimidos. Por otra parte “la liberación escatológica se encarna ya dentro de la historia, aunque de forma limitada, pero real, y se abre para el modo definitivo en el futuro de Dios”78. De esta manera historia humana e historia de salvación se juntan; Dios y hombre caminan unidos en la construcción de un mundo mejor, justo y libre. Para que esta historia se haga realidad, debe construirse bajo el signo del hombre, de sus instituciones y de sus mediaciones, pero sin prescindir de los aspectos teologales y la realidad económica, política y social, ante lo cual afirma Boff: ... Las instancias económica, política y social son algo más: son lugares en los que se hacen historia la gracia y el pecado, la opresión y la liberación. Lo cual quiere decir que lo económico, por ejemplo, es algo más que económico; es teologal y sacramental, porque es vehículo de una realidad de salvación o de perdición. La fe discierne lo teologal (la dimensión objetiva de presencia o de negación de Dios) de todas estas realidades.79 75 Leonardo Boff, Gracia y experiencia humana. (Madrid: Editorial Trotta, 2001), 170. 76 Leonardo Boff, La voz del arco iris. (Madrid: editorial Trotta, 2003), 83. 77 Ibid., 242. 78 Ibid., 283. 79 Leonardo Boff, La fe en la periferia del mundo: El caminar de la iglesia con los oprimidos. (Santander: Editorial Sal Terrae, 1980), 70. 33 Teológicamente se habla de una liberación del pecado y de todo lo que oprime al ser humano, se trata de una liberación integral de todo el hombre y de todos los hombres, de todas sus dimensiones oprimidas bien sea en lo personal o en lo social. La multidimensionalidad humana hace difícil trabajar al mismo tiempo en todos los factores que oprimen a la persona, por ello es preciso ocuparse de áreas estratégicas de liberación. Una de ellas es la opresión por la pobreza real, que se analiza desde la mediación económica; otra es la construcción del hombre nuevo, libre de condicionamientos sociales, que utiliza la mediación política; la liberación del pecado, como recreación del hombre y su realización en Dios, es analizada por la mediación religiosa.80 Es claro también que se necesitan otras mediaciones como la psicológica, la estética, la simbólica, para liberar al hombre íntegro; unas y otras contribuyen a liberar al ser humano, puesto que la unicidad antropológica logra que al potenciar un área se desarrolle o empobrezca otra; así por ejemplo, el aspecto económico lleva a mejorar la autoestima, pero también puede producir alienación. En el tema de la liberación Boff reclama líneas teológico-pastorales, que permitan organizar y dirigir la atención de los pobres81. La primera de ellas es la opción preferencial por los pobres y la lucha contra la pobreza. La segunda línea, corresponde a la liberación integral como proceso popular que trata de anticipar y concretar los bienes del Reino de Dios.82 La tercera, las comunidades eclesiales de base, entendidas como grupos primarios conformados por pobres, marginados, trabajadores, que al interior de la comunidad generan un proceso pedagógico de abajo hacia arriba.83 Hay otras dos áreas teológico-pastorales para el autor: la defensa de los derechos humanos y la opción por los jóvenes. Leonardo Boff es un convencido de la necesidad de cambios estructurales y es enfático al afirmar que es posible reorganizar estructuras opresoras desde el marco de la fe en Jesucristo, a través de una mediación de las ciencias políticas y económicas. El orden 80 Ibid., 73 81 Leonardo Boff, Desde el lugar del pobre, (2 ed. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1989), 31. 82 Ibid., 33. 83 Ibid., 34. 34 político, afirma, se debe entender desde la polis de los antiguos, que abarca todo lo social: el Estado y sus aparatos, las instituciones civiles, sindicatos, organizaciones económicas, religiosas y culturales. En este sentido, la comunidad de fe y sus instituciones tienen incidencia sobre la totalidad de la sociedad.84 “La fe vivida en comunidad (Iglesia) participa de lo político porque posee y transmite su visión del mundo y del hombre y, a partir de ella, entra en una relación de crítica, de rechazo o de colaboración con otras ideologías políticas.”85 La fe, desde su visión del mundo, reconoce que las ciencias pueden ser liberadoras u opresoras de la humanidad, pueden encaminar por sendas de justicia, de humanización, de acogida de la trascendencia, o por caminos de rechazo, injusticia e infelicidad. El sistema económico tiene gran peso en la configuración de una sociedad más justa y humana. Es una mediación necesaria para acceder a bienes tangibles e intangibles, imprescindibles para un desarrollo integral de la persona. En la época moderna ha predominado el sistema de acumulación capitalista que ha traído progreso y desarrollo tecnológico, pero ha sido ineficiente en superar el problema de la pobreza. Políticamente el capitalismo se ha insertado en un sistema democrático, a la vez que se ha inscrito en la escuela liberal. Se supone que una sociedad liberal y democrática defiende los derechos y la dignidad de los seres humanos; “sin embargo, debido a su matriz liberal, esos derechos son pensados y vividos en forma individual, sin articulación adecuada con la responsabilidad social… [Así que los derechos que más se defienden y respetan son] los que interesan directamente a los estratos privilegiados de la sociedad: derecho de pensamiento y de expresión, de religión y de propiedad.”86 Esto crea una ruta determinada para las personas y la sociedad, que afecta lo económico, lo político, lo social y lo antropológico. Los teólogos de la liberación han sido grandes críticos del capitalismo y del neoliberalismo; por supuesto, Leonardo Boff no se sustrajo a esta polémica, su preocupación, en el marco de la utopía cristiana, se encuentra en cómo superar históricamente este sistema: 84 Boof, La fe en la periferia, 87. 85 Ibid., 87. 86 Boff, Desde el lugar, 53. 35 Ya desde ahora declaramos que el problema más fundamental para la comunidad cristiana no se reduce a condenar moralmente el sistema capitalista, con todos sus ideales y prácticas que engendran injusticia social y producen una ignominiosa pobreza. La principal preocupación consiste en la forma concreta de superarlo históricamente. En otras palabras, el problema de fondo es más político que moral; más que rebelarse proféticamente contra una injusticia estructural (lo cual es abstracto), es necesario superar las estructuras injustas (que es algo concreto).87 En el marco de la fe y de sus instituciones, es importante advertir que si el problema es más político que moral como lo señala Boff, en el campo político las comunidades y las iglesias juegan un papel importante en el cambio que propone la teología de la liberación. La acción específica de la Iglesia desde la fe es mantener la esperanza y el espíritu profético, en consecuencia ella “colabora desde su instancia específica que es la simbólica (ideológica), no se trata de la instancia más importante, porque las instancias política y económica son dominantes en nuestras sociedades. Pero, aun siendo secundaria, tiene su importancia, debido a la relevanciaque se atribuye socialmente a la Iglesia.”88 Su función no se limita a sacralizar el sistema de fuerzas de este mundo, capitalismo o socialismo, su función es apuntar a otra dimensión que define el sentido último de la vida humana y de la historia.89 Particularmente Boff dice que la misión de la Iglesia está en la evangelización, en el campo concreto de la profecía y de la pastoral. Por la profecía “la Iglesia se forma un juicio a la luz de la palabra revelada, sobre la realidad socio-histórica en la cual está insertada; anuncia el designio de Dios y denuncia lo que se le opone. [Por la pastoral] anima la vida cristiana, coordina las diversas tareas, crea la síntesis vital entre evangelio y vida.”90 El aporte de la fe cristiana es mostrar sus valores fundamentales de amor, perdón, fraternidad, renuncia al poder opresor y acogida al otro, promover el espíritu comunitario que ha de ser orientado a proteger y fomentar estos valores en el interior de la comunidad, de la Iglesia y de los ambientes sociales en que se inserte91. Cristianamente “lo que 87 Boff, La fe en la periferia, 126. 88 Ibid., 134. 89 Ibid., 159. 90 Boff, Desde el lugar, 41. 91 Es importante observar cómo la Iglesia tiene un alto índice de credibilidad en América Latina. En el informe de Desarrollo humano de 2002 se muestra que más del 60% de la población la considera como una 36 constituye un agrupamiento humano con características comunitarias es su esfuerzo por crear y mantener su contexto comunitario como un ideal, como un espíritu que ha de ser recreado constantemente, venciendo lo rutinario y el ambiente institucionalizante y nivelador.”92 Es decir, comunidad que lleve a vivir en la esperanza que Jesús predicó, al cumplir la sentencia evangélica “proclamad que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios”93, lo que en consecuencia supone predicar a Dios mediante las palabras y las acciones. En la práctica, la comunidad cristiana debe ser lugar de reflexión y celebración de la fe. Un lugar donde se iluminan, a la luz de Dios, las situaciones humanas. En la comunidad cristiana confluyen dos espacios: el de fe y el político, en ella “el cristiano celebra y alimenta su fe, oye la palabra de Dios que le urge al compromiso con sus hermanos; en la comunidad política, obra y actúa junto a los demás, haciendo realidad de un modo concreto la fe y la salvación, escuchando la voz de Dios que le llama a expresarse en la comunidad cristiana.”94 Pero, necesariamente debe haber una organización institucional por la que la persona opte libremente, porque “ninguna comunidad puede subsistir sin un mínimo de institución que le dé unidad, coherencia e identidad. Pero la institución no es un «en sí», sino una función en favor de la comunidad de fe.”95 Esta institucionalidad, que así se conforma, tiene efectos claros en las estructuras sociales. Sin embargo, señala Boff, la Iglesia no es solamente institución, es acontecimiento que surge, nace y se reinventa desde la escucha de la Palabra de Dios que lleva al seguimiento de Cristo movidos por el Espíritu.96 institución confiable. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PUND). Informe sobre el desarrollo humano 2002: Profundizar la democracia en un mundo fragmentado, (Madrid: Ediciones Mundi- prensa, 2002), 69. http://hdr.undp.org/en/media/Indice-ROMANOS.pdf (Consultado el 12 de Julio de 2013). 92 Leonardo Boff, Eclesiogénesis: Las comunidades de base reinventan la Iglesia. (Santander: Editorial Sal Terrae, 1980), 16. 93 Mt 10, 7-8 94 Leonardo Boff, Iglesia carisma y poder: Ensayos de eclesiología militante, 6 ed. (Santander: Editorial Sal Terrae, 1992), 24. 95 Ibid., 93 96 Ibid., 201 37 Aunque el autor favorece el aspecto social y comunitario, no olvida el actuar de la persona en la Iglesia y en la comunidad. Actuación que está inspirada por el Espíritu Santo en los distintos carismas, que son los que dan creatividad y vida al mensaje de Jesús. “Las personas se sienten verdaderamente miembros y no meros feligreses de sus comunidades, y se posibilita el que haya espacio en el que todos, con sus diversas capacidades (carismas) puestas al servicio de todos y del Evangelio, se realicen religiosamente.”97 Aunque desde el punto de vista de Boff estas capacidades son dones del espíritu, corresponde a la comunidad descubrirlos si se entienden como carismas, o a la sociedad potenciarlos si son entendidos como talentos. “Existe una muy íntima relación entre carisma y talentos humanos. El recibir o no recibir talentos no depende del poder del hombre. El talento es gracia. El hombre puede mostrarse responsable o irresponsable frente a los talentos recibidos (Mt 25, 14ss). El talento es bien empleado y consigue humanizar cuando es continuamente vivido en el horizonte de la gratuidad.”98 El uso de las capacidades o los talentos será imprescindible para construir el Reino y para alcanzar la liberación individual y colectiva, de ello dependerá que las personas y las comunidades sean más libres. El pensamiento de Leonardo Boff va en sintonía con el de Ellacuría y Gutierrez. El piensa que es necesaria una liberación socio-política que coincide con la escatológica y la del pecado, puesto que en la política y en la economía, por ser parte de la historia, también ocurren situaciones de gracia y de des-gracia refiriéndose a la incidencia del pecado. También denuncia la ineficacia del capitalismo para superar la pobreza, porque, enfatiza en algunos derechos y libertades específicas que van en contra de los derechos y libertades de los más necesitados. En el proceso liberador deben jugar papel importante las instituciones humanas, incluidas la Iglesia, las comunidades eclesiales de base, dada su injerencia en el ordenamiento de la sociedad. 97 Ibid., 251 98 Ibid., 258 38 2. LIBERTAD, AGENCIA Y DEMOCRACIA Amartya Sen, economista y filósofo bengalí, ha estudiado el tema del desarrollo económico y de la justicia desde la perspectiva de las capacidades, cambiando el enfoque a la persona humana al apartarse de las orientaciones solamente utópicas o solamente técnicas y hablar de la vida del ser humano real. De aquí que se puede afirmar que, retorna la humanidad perdida entre las ideas y la técnica. En este sentido su enfoque es antropológico. Su gran aporte es el cambio de perspectiva a la teoría económica, al pasar del enfoque del bienestar y la utilidad al de las capacidades. En este capítulo se tratan tres núcleos principales: la libertad como desarrollo, apartado en el que se señalan las críticas al utilitarismo, al bienestarismo y sus objeciones al modelo de justicia de Rawls. Sen enfatizará en la importancia de la expansión de las libertades para un adecuado desarrollo económico, político y social de la población. Un segundo núcleo se refiere a los conceptos de agencia, los funcionamientos, la libertad de bienestar y de agencia. El último apartado aborda el tema de la democracia, la importancia de la razón pública y las instituciones, aspectos vitales en el mundo contemporáneo. La actualidad de su propuesta radica en la importancia que da a las personas, quienes deben ser sujetos que se construyan a sí mismos y a la sociedad; en este sentido, el valor que tiene la persona ocupa el centro de sus debates. Desde la perspectiva de las ciencias económicas, Sen coincide con los teólogos de la liberación en cuanto a la trascendencia de los pobres como seres humanos, a quienes se les deben dar herramientas para que sean artífices
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