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TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y DESARROLLO HUMANO: 
AGENCIA, CAPACIDADES Y SUPERACIÓN DE LA POBREZA. 
 
 
 
 
 
 
 
 
HÉCTOR ADRIÁN MARTÍNEZ DÍAZ 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
FACULTAD DE TEOLOGÍA 
CARRERA DE TEOLOGÍA 
BOGOTÁ 
2014 
 
 
 
2 
 
 
TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y DESARROLLO HUMANO: 
AGENCIA, CAPACIDADES Y SUPERACIÓN DE LA POBREZA. 
 
 
 
 
 
 
HÉCTOR ADRIÁN MARTÍNEZ DÍAZ 
 
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TITULO DE TEÓLOGO 
 
 
DIRECTOR EDGAR ANTONIO LÓPEZ LÓPEZ 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA 
FACULTAD DE TEOLOGÍA 
CARRERA DE TEOLOGÍA 
BOGOTÁ 
2014 
 
 
 
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Nota de aceptación 
 
_______________________________ 
_______________________________ 
_______________________________ 
 
 
 
 
 
 
____________________________ 
PRESIDENTE DEL JURADO 
 
 
___________________________ 
JURADO 
 
______________________________ 
JURADO 
 
BOGOTÁ 22 DE NOVIEMBRE DE 2013 
 
 
 
 
4 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dedicado a las personas 
que desde su indigencia y soledad, 
entregan su vida por la libertad 
de los seres que aman… 
 
 
 
 
 
5 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
Expreso mis agradecimientos a Dios por la vida que me ha regalado, a la Comunidad de 
Padres Carmelitas por todos estos años de formación en el amor, a Mauricio Uribe O.C.D. 
por ser el rostro del Padre en mi vida, a mis hermanos de comunidad, al profesor Edgar 
López por su guía y dedicación en la dirección del trabajo, a Piedad Correa por sus 
comentarios y ayuda, a mi madre por su amor y compañía, a aquellos profesores que 
marcaron mi vida en los estudios de teología, a aquellas personas que con su compañía han 
sido apoyo durante este tiempo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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CONTENIDO 
 
 
Página 
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 8
 
1. TRES ENFOQUES DE LA ECONOMÍA EN LA TEOLOGÍA DE LA 
LIBERACIÓN …........................................................................................................ 13
1.1. Ignacio Ellacuría ...................................................................................................... 16
1.2. Gustavo Gutiérrez .................................................................................................... 23
1.3. Leonardo Boff ......................................................................................................... 31
 
2. LIBERTAD, AGENCIA Y DEMOCRACIA ........................................................... 38
2.1. Libertad núcleo del desarrollo ................................................................................. 39
2.2. La agencia en Amartya Sen ..................................................................................... 48
2.3. Participación democrática ....................................................................................... 54
 
3. POBREZA, LIBERACIÓN Y REINO DE DIOS .................................................... 62
3.1. La pobreza: el pecado de Kader Mia ....................................................................... 62
3.2. Libertad y liberación ............................................................................................... 71
3.3. Democracia y Reino de Dios ................................................................................... 77
 
CONSIDERACIONES FINALES ................................................................................. 84
 
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 89
 
 
 
 
7 
 
 
 
 
 
 
 
Juan le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en 
tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque 
no venía con nosotros” Pero Jesús dijo: “No se lo impidáis, pues no 
hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea 
capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está 
por nosotros.” 
Mt 9, 38 - 40 
 
 
 
 
8 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La teología latinoamericana es una corriente renovadora en la Iglesia, que recuerda que los 
pobres son lugar de encuentro con Dios en el mundo y que la justicia y la liberación son 
una opción fundamental del cristianismo. La forma de hacer teología desde la praxis 
cotidiana de la persona, a la luz de la Palabra revelada, ha sido de gran ayuda para la 
Iglesia, que ve la necesidad de volver al ser humano como lugar teológico y de encuentro 
con Jesucristo. Esta forma de hacer teología trajo consigo el uso novedoso de las 
mediaciones socio-analíticas, distintas a las de uso tradicional. Este hecho causó inquietud 
en sectores de la Iglesia magisterial, que acusaron al método de convertir a la teología en 
sociologista, comunista y alejada del evangelio. Conceptos tan importantes como el de la 
libertad y la justicia, son retomados por los teólogos de la liberación, pues piensan que el 
cristiano, creado libre, redimido y justificado por Cristo, debe colaborar situadamente con 
la construcción del Reino de Dios desde la justicia evangélica y la libertad cristiana. 
 
Las actitudes y acciones de Jesús, en armonía de su relación con su Padre, promovían la 
vida, la justicia y la libertad. Ese empeño lo llevó a morir por la causa del Reino. Por esta 
razón se entiende que, toda acción que restrinja la vida, oprima, esclavice y quite la 
dignidad a la persona es contraria al acto creador de Dios y su deseo salvífico en el ser 
humano. Toda injusticia, desolación, sufrimiento, dolor, son rechazados por Dios, y por lo 
tanto, compete al que sigue a Jesucristo, colaborar con el acto liberador, mediante la 
reflexión, la denuncia, la solidaridad. 
 
Con la ayuda de las mediaciones socio-analíticas, se ha identificado que el aspecto del 
desarrollo económico sí es importante en la economía de la salvación. Desde allí, la 
teología afirma que, los bienes, las ideologías y las leyes no deben convertirse en ídolos que 
distancien a Dios y a la persona. Precisamente esta es una de las enseñanzas del Jesús 
histórico, que el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado1. Hoy la idolatría 
                                                            
1 Mc 2, 28 
 
 
 
9 
 
persiste, bajo nuevas formas, pero también permanecen seres humanos que hacen de la 
justicia y la verdad el eje de vida. 
 
Las herramientas socio-analíticas sirven al método teológico, para hacer una lectura de la 
realidad y de la historia desde una perspectiva diferente, pero, lo que fundamentalmente 
corresponde a la teología es leer la realidad desde al autodonación de Dios, manteniendo la 
mirada en la esperanza escatológica en el marco de la historia. En esto se genera una 
tensión que ha de ser tenida en cuenta para no sacar conclusiones solamente humanas o 
solamente sacras, pues cada extremo tiene sus dificultades. Sin embargo, de ninguna 
manera se puede olvidar que la historia humana está incluida en la economía de la 
salvación. Es justamente en esa historia donde se encarna el Hijo de Dios. Por ello, a pesar 
de la tensión generada, es preciso considerar las propuestas nuevas que las ciencias 
sociales: economía, sociología y filosofía entre otras, han planteado en los últimos años, y 
que han dado luces a la reflexión de los teólogos. La teología no puede ignorar estos 
planteamientos, bien sea para utilizarlos como mediación, porque en ellos se encuentran 
nuevas lecturas sobre el sentido del Reino, o porque, tras algunas ideas nuevas se crean 
estructuras de pecado. 
 
Este trabajo toma una de estas teorías, la del economista y filósofo bengalí Amartya Sen, 
quien en respuesta a la visión utilitarista de los modelos económicos vigentes, daherramientas para una lucha efectiva contra la pobreza. Este economista, desde una 
concepción aristotélica, piensa que se genera más libertad a través del desarrollo económico 
y humano; y que, al darle libertad de oportunidades a las personas, ellas pueden optar por 
una vida que realmente desean. En contraposición a los modelos utilitaristas que centran la 
mirada en los bienes, en la libertad de escoger entre bienes y en la utilidad agregada, con lo 
cual han deshumanizado. En este trabajo se muestran puntos en común entre las teorías de 
este economista y tres teólogos de la liberación, sobre: pobreza, libertad, liberación y 
democracia, con el propósito de señalar que esta mediación socio-analítica tiene aportes 
para hacer a la teología de la liberación. A la vez, como toda teología es una antropología, 
ella también puede contribuir a las propuestas de Amartya Sen y a otras ciencias. Se trata 
 
 
 
10 
 
de un encuentro de verdades para ayudar a construir un mundo más justo, con dignidad y 
libertad para las personas. 
 
Este escrito, de carácter reflexivo, toma como punto de partida la teología sistemática. No 
pretende ser copia del método latinoamericano, sino analizar cómo estas dos disciplinas, la 
teología y la economía, se pueden enriquecer mutuamente. La vía propuesta es el diálogo 
entre ambas, sin emprender formulaciones matemáticas económicas o cuestiones 
dogmáticas de teología. En este sentido, en la teología se enfatiza en el momento reflexivo 
más que en el momento práxico y en la economía en la reflexión más que en las 
demostraciones matemáticas. 
 
El texto está dividido en tres capítulos y unas consideraciones finales. En el primero se 
exponen las ideas de tres teólogos de la liberación. En el segundo algunos conceptos 
importantes del pensamiento de Amartya Sen. En el tercero la interacción entre los teólogos 
y el economista. 
 
El primer capítulo expone las ideas de Ignacio Ellacuría, Gustavo Gutiérrez y Leonardo 
Boff, tres teólogos exponentes de la teología latinoamericana, ubicados en tres contextos 
distintos, pero empeñados en el seguimiento de Jesucristo y en una lucha profética en 
contra de la pobreza y la injusticia. De los tres se exponen ideas que tienen que ver con el 
aspecto económico. Los tres coinciden también en la presencia de estructuras de opresión y 
de pecado detrás de los modelos económicos que se impusieron en América Latina, ante los 
cuales es imprescindible anteponer el profetismo utópico. 
 
Con Ellacuría, se profundiza en el aspecto histórico-liberador y se destaca la importancia 
del actuar conjunto de Dios y del hombre en la historia. Con Gutiérrez, se explora el tema 
de la vida, de la pobreza involuntaria y cómo la liberación precisa de un proceso de 
desarrollo económico más humano. Finalmente, con Boff se aborda la economía de la 
salvación y la historia, en clave liberadora de Jesucristo. Se destaca la importancia de las 
instituciones y las comunidades de base para la praxis específica, a la vez que se mencionan 
algunas críticas a la Iglesia institución, en especial en el tema de la falta de participación 
 
 
 
11 
 
democrática al interior de la misma. En el caso de Leonardo Boff, es conveniente aclarar 
que en los últimos veinte años su reflexión ha cambiado de rumbo, se mantiene en el tema 
de la liberación, pero enfocada al área ecológica y espiritual, por lo tanto, los textos 
utilizados corresponden a sus propuestas iniciales. 
 
En el segundo capítulo se esbozan las ideas de Amartya Sen en tres apartados. En el 
primero se trata el tema de la libertad como desarrollo, con sus críticas al modelo 
utilitarista-bienestarista y a la teoría de la justicia de Rawls. Modelos importantes porque en 
la actualidad influyen en gran medida en la teoría económica, la filosofía política, en el 
tema de la libertad y de la justicia. El segundo se concentra en la teoría del agente, de las 
capacidades y los funcionamientos, temas relacionados con el bienestar de las personas, 
pues tienen incidencia en lo que ellas quieren ser y hacer. La libertad de agencia, generada 
en un incremento de las capacidades de los agentes, se expresa en lo público y una forma 
concreta de participación es la democracia, es analizada en el tercer apartado. Sen afirma 
que no hay oposición entre democracia y libertades reales, y toma partido por una 
democracia más participativa y operativa que ideal. 
 
En el tercer capítulo, la primera parte abre el diálogo entre los teólogos de la liberación y 
Sen en torno a la pobreza, partiendo de la muerte del joven Kader Mia, que presenció Sen 
en su infancia. Desde ella se muestran las posiciones de estos autores frente a la lucha por 
la vida. El economista bengalí reconoce que la pobreza puede ser causa de muerte. Los 
teólogos agregan que el Dios cristiano es el Dios de la vida. La segunda parte expone el 
sentido de liberación y libertad, con énfasis en la libertad positiva que, se afirma, es la 
libertad evangélica. Aunque en el tema de la libertad hay varios enfoques como lo señalará 
Gutiérrez, la centralidad es la libertad desde el aspecto económico, que ayuda a una libertad 
humana integral, sin ser el único factor que la permite. La tercera parte pone en relación el 
Reino de Dios y la democracia, teniendo en cuenta que, las estructuras que promuevan la 
humanización no son rechazadas desde la perspectiva evangélica. Sen considera varios 
aspectos importantes en el campo democrático en los cuales es clave la participación de los 
agentes desde la fe. 
 
 
 
 
12 
 
Finalmente se concluye que, la preocupación por los pobres no corresponde únicamente a la 
teología, por el contrario, todas las ciencias deben aportar soluciones reales. La situación de 
pobreza, como problema histórico, crea la necesidad de garantizar las condiciones básicas 
para que las personas tengan igualdad de oportunidades y puedan desempeñarse de manera 
realmente libre en la sociedad. La teoría del agente, de Amartya Sen, provee información 
útil a la teología para que ella efectivamente se encarne en los problemas reales de las 
personas y no sea solamente una mera especulación acerca de la fe. 
 
 
 
 
 
13 
 
1. TRES ENFOQUES DE LA ECONOMÍA EN LA TEOLOGÍA DE LA 
LIBERACIÓN 
 
 
En el inicio de su ministerio en Galilea, Jesús proclama las palabras del profeta Isaías: “El 
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena 
Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para 
dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor.”2 Esta sentencia de 
Jesús al inicio de su predicación será también el imperativo de las sucesivas generaciones 
de aquellos que quieran seguir el camino que él propone. Sus palabras, aún hoy, siguen su 
línea profética. La cautividad, la ceguera y la opresión prevalecen en nuestros tiempos y es 
particularmente visible en los países de América Latina. La situación descrita por Isaías3, 
puesta siglos después en boca de Jesús, se ha enraizado a través de las estructuras de 
pecado. Aún hay esclavos que requieren libertad. En los tiempos actuales, el panorama en 
la realidad del mundo contemporáneo parece abrumador; no obstante, la esperanza que 
proclama Jesús permanece vigente, porque él aún libera y proclama el año de gracia del 
Señor. La fe no está muerta, da esperanza a la humanidad, logra liberar y salvar4. 
 
Reconocido, pues, que los problemas que oprimen a la humanidad persisten bajo formas y 
medios distintos, es importante enfrentarlos de un modo diferente, actualizado, con la 
ayuda de la fe, para generar nuevas formas de liberación. La fe en Jesucristo es la guía. Las 
formas de seguimiento adquieren matices novedosos, iluminadas por el Espíritu Santo que 
señala diversas maneras de hacer frente a los problemas de la humanidad. En el caso 
latinoamericano, las manifestacionesde la pobreza obedecen a procesos históricos de 
opresión que, como resultado, se encarnan en estructuras concretas de pecado. Como 
                                                            
2 Lc 4, 18-19 
3 Is 61, 1 - 2 
4 La V conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, en su análisis de la realidad, señala varias 
áreas de trabajo para el cristiano de hoy quien es interpelado por la situación de dolor de la humanidad: 
situación socio-cultural (43ss), económica (60ss), socio-política (74ss) y pueblos indígenas y afroamericanos, 
entre otros temas. En cuanto al objeto de estudio, el presente trabajo se sitúa, desde la fe, en el contexto socio-
cultural, económico y socio-político. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe: 
Documento Conclusivo, Aparecida (Bogotá, D.C.: Centro de publicaciones del CELAM, 2007). 
 
 
 
14 
 
contestación a esta situación nace a finales de los años sesenta una teología 
latinoamericana, que pretende generar teoría y praxis desde la fe, para solucionar las 
situaciones socio-políticas del continente5. Para responder a la situación que viven los 
pobres y oprimidos de las naciones latinoamericanas, para ser palabra histórica al estilo de 
Jesús, los teólogos de la liberación utilizan una serie de mediaciones procedentes de otras 
ciencias, que les ayudan a leer los signos de los tiempos de un modo realista, a la vez que 
les permite proponer soluciones a la luz de la Sagrada Escritura. 
 
Clodovis Boff6 señala que la teología de la liberación es una teología integral, desde la fe 
positiva, a partir de la óptica del pobre y su liberación; asimismo apunta que, “en la raíz 
última de la teología de la liberación está, temática u operativamente, la fe objetiva (o 
positiva), esto es, la palabra de Dios o la Revelación. Esto es lo que la convierte en 
«teología»,”7 que también tiene en cuenta lo histórico, en cuyo contexto se articula la 
liberación ético-política y el aspecto soteriológico.8 Ella demanda, metodológicamente, un 
momento pre-teológico: la liberación a través del compromiso concreto de la fe9. El método 
propuesto por Clodovis Boff utiliza tres mediaciones principales. 
 
La primera, la mediación socio-analítica, considera al mundo desde la perspectiva del 
oprimido, estudia la cuestión de la pobreza y propone una transformación del sistema 
                                                            
5 Larrea sitúa el surgimiento de la Teología de la Liberación en las décadas de los 50 y 60, con la aparición de 
diversos gobiernos populares y dictaduras militares como respuesta de la derecha política. Durante estos 
gobiernos, aumentó la pobreza en el campo y el crecimiento de los cinturones de miseria en las ciudades. 
Paralelamente, surgen movimientos sociales que luchan por la dignidad humana y un desarrollo equitativo. En 
esta época, en el seno del Concilio Vaticano II, hay un pronunciamiento eclesial ante la situación en temas de 
desarrollo y pobreza. En este ambiente convulsionado, surgen gran cantidad de clérigos, religiosos, teólogos y 
obispos, que luchan por una sociedad más justa. José Larrea, “The challenges of Liberation Theology to 
Neoliberal Economic Policies.” Social justice 58 (1994): 38 http://www.jstor.org/ 
discover/10.2307/29766841?uid=3737808&uid=2134&uid=2&uid=70&uid=&sid=21102380515947 
(consultado el 9 de junio de 2013). 
6 Clodovis Boff, “Epistemología y método de la teología de la liberación”, Mysterium Liberationis: 
Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino (San 
Salvador: UCA Editores, 1993), 79. 
7 Ibid., 81. 
8 Ibid., 85. 
9 Ibid., 99. 
 
 
 
15 
 
económico y social.10 Esta mediación abarca el análisis económico, ético y político; en este 
sentido, la teología de la liberación propone la construcción de una nueva civilización, 
basada en la satisfacción de las necesidades básicas como un derecho fundamental; 
necesidades mínimas de nutrición, salud, educación, vivienda y empleo.11 
 
La segunda mediación contempla la revelación de Dios, su plan divino en relación con el 
pobre y oprimido de América Latina; lee la Escritura desde esta óptica y de este modo 
ilumina la perspectiva que ha mostrado la mediación socio-analítica y la praxis misma. Es 
la mediación hermenéutica, que propone una dialéctica entre pobre y Palabra, en la que ésta 
tiene la primacía del valor.12 La hermenéutica liberadora privilegia la aplicación sobre la 
explicación, trata de descubrir la energía liberadora que subyace en el interior de los textos 
sagrados, acentúa el contexto social al interior de los pasajes bíblicos, e introduce una 
lectura popular de la Biblia;13 por último, se mantiene en íntimo contacto con la doctrina 
social de la Iglesia. 
 
La tercera mediación es la práctica, la praxis, que se da en la plaza pública y también en el 
templo; lleva a “obrar: acción por la justicia, obra de amor, conversión, renovación de la 
Iglesia, transformación de la sociedad.”14 Comprende varios niveles discursivos: el ámbito 
profesional, la acción pastoral y la teología popular. Sin embargo, es preciso resaltar que 
estos niveles discursivos se quedan cortos al momento de elaborar propuestas, de aquí la 
necesidad de acudir a las otras dos mediaciones para lograr, de esta forma, generar 
mecanismos teóricos y de praxis acordes a la realidad. Se necesita de las tres mediaciones 
para leer los acontecimientos. 
 
Con esta sucinta descripción como marco, se recogen ahora las perspectivas de tres 
teólogos pioneros en la teología de la liberación, ubicados en el contexto latinoamericano 
                                                            
10 Ibid., 103. 
11 Valpy Fitzgerald, “The economics of liberation theology”, The Cambridge companion to liberation 
theology, edited by Christopher Rowland, (Cambridge: Cambridge University Press, 1999), 221. 
12 Boff, Epistemología, 107. 
13 Ibid., 108. 
14 Ibid., 112. 
 
 
 
16 
 
desde situaciones y naciones distintas: El Salvador, Perú y Brasil. Desde el pensamiento de 
cada uno se mostrarán los rasgos distintivos de su teología en relación con la economía, con 
el fin de establecer un diálogo con el pensamiento de Amartya Sen. 
 
 
1.1. Ignacio Ellacuría 
 
Ellacuría observa, en El Salvador y en toda América Latina, un ser humano que se 
encuentra en la miseria y en la pobreza, debido al clima de opresión social y política, 
producido por estructuras injustas, que afectaron la mayoría de planos de la vida: la 
persona, la cultura, lo político, lo social, lo religioso y lo económico. El entorno de la 
liberación se origina en la opresión que se generó en la década de los cincuenta en varias 
naciones que no frenaron la injusticia histórica. En este contexto surge la pregunta teológica 
acerca del quehacer histórico de la fe cristiana ante las circunstancias de inhumanidad; la 
respuesta son los movimientos tendientes a generar en la población el ideal de la liberación. 
Como las responsables de la opresión son personas y naciones, es preciso introducir los 
respectivos dinamismos políticos y económicos15 que abran senderos de cambios 
estructurales. Una situación semejante a la de América Latina la relacionan los teólogos de 
la liberación con los hechos señalados en el libro del Éxodo16. En el Éxodo se relata la 
acción de Dios en la historia; la respuesta de fe de una persona y del pueblo, que a la vez 
tiene repercusiones en lo político, lo social y lo económico, entre otros aspectos17; por estas 
razones, es un texto fundamental en el camino liberador. 
 
El Antiguo Testamento cuenta que Yahveh libera real e históricamente a Israel, trayendo el 
bienestar de la nación y de cada uno de sus habitantes. En este sentido, el libro del Éxodo 
muestra cómo la acción liberadora de Yahveh, al cambiar la historia de Israel, modifica 
                                                            
15 Larrea, The challenges,38. 
16 Ex 1, 8ss relata la opresión por parte del Faraón y de los egipcios sobre el pueblo judío: esclavitud, control 
obligatorio de la natalidad, trabajos forzados. “Los egipcios esclavizaron brutalmente a los israelitas, y les 
amargaron la vida con dura servidumbre, con los trabajos, del barro, de los ladrillos, del campo y con toda 
clase de servidumbre. Los esclavizaron brutalmente.” Ex 1, 13-14. 
17 En el texto del Éxodo se puede apreciar cómo los poderes religiosos, políticos y económicos de Egipto 
oprimen al pueblo de Israel. Se presentan situaciones de marginalidad, de exclusión, de periferia y de dolor en 
el pueblo. 
 
 
 
17 
 
también la del opresor, Egipto, y por supuesto, la de la humanidad. Desde esta 
argumentación, Ellacuría manifiesta que la historia no sólo es afectada por Dios, sino que 
también las personas, las naciones y los imperios son responsables de la opresión-
esclavitud de ellas, afectando, sin duda, el contexto histórico personal y general. Por otra 
parte, en la actualidad, las instituciones también cumplen papeles opresores o liberadores en 
la sociedad y en las personas; por lo tanto, es preciso tenerlas en cuenta como actores de 
liberación u opresión. 
 
Ellacuría enfatiza el carácter histórico de la salvación donde la acción de Dios se revela. 
Cómo conclusión resalta que: 
 
Una fe al margen de la historia, una fe al margen de los acontecimientos históricos 
tanto en la vida de Jesús como en la vida de la humanidad, no es, en consecuencia, 
una fe cristiana… Pero tampoco es cristiana una postura que se apoye 
exclusivamente en la vivencia creyente del Resucitado y olvide las raíces históricas 
de la resurrección.18 
 
Es pues, en medio de la historicidad captada por la razón humana bajo “los avances de las 
ciencias positivas, en el campo de la técnica y de las ciencias liberales”19, que es posible 
leer los acontecimientos históricos en los cuales se revela Dios en la persona de los pobres e 
indefensos. No se trata de forzar las ciencias para que sirvan a la fe o tratar de insertar la fe 
en las ciencias, se trata de un diálogo con ellas, para dar razón de la fe y para que una praxis 
liberadora tenga sentido. En el libro del Éxodo se da muestra un proceso de liberación que 
se puede leer a la luz de las ciencias políticas y sociales como proceso de salvación-
liberación. Al mismo tiempo, es importante subrayar el actuar del patriarca Moisés. Su 
                                                            
18 Ignacio Ellacuría. “El Pueblo crucificado”, Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales de la 
teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, (San Salvador: UCA Editores, 
1993): 195.  
19 En el numeral 15 de la Gaudium et spes se señala que el ser humano tiene participación en la luz divina por 
virtud de su inteligencia. Gracias a ella, el hombre ha logrado avances en las ciencias, ha logrado 
descubrimientos importantes en el mundo material y resalta la capacidad para alcanzar la realidad inteligible. 
En este sentido, sus descubrimientos y logros se extienden a las ciencias sociales y humanas, las cuales son 
utilizadas como mediación por el método latinoamericano. Concilio Ecuménico Vaticano II. Constituciones, 
decretos, declaraciones, legislación posconciliar. “Constitución pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en 
el mundo” (Madrid: Biblioteca de autores cristianos, 1967), 279. 
 
 
 
18 
 
participación activa en el proceso liberador de Israel enseña una praxis liberadora. Ellacuría 
resalta que esta acción no es sólo de Yahveh: 
 
Desde esta perspectiva la pregunta de si es Yahveh o es Moisés quien saca al pueblo 
de Egipto no admite la respuesta simplista de que es Moisés (interpretación 
racionalista o naturalista) ni la respuesta asimismo simplista de que es Yahveh 
(interpretación supranaturalista). Ni Yahveh saca al pueblo sin Moisés ni Moisés sin 
Yahveh. Este «sin» es absolutamente positivo y esencial.20 
 
Ellacuría ubica toda la experiencia humana en la realidad de la historia del hombre21. La 
realidad no es solamente lo pasado, es también lo que se puede construir. Es a partir de la 
historicidad como se construyen la realidad y la verdad, es en ella donde se revela la auto-
donación de Dios en lugares privilegiados, como el de los pobres. Es en la historia humana, 
personal y colectiva, donde se hace visible la historia de salvación de Dios, como bien lo 
señala Ellacuría: 
 
Así se irá completando la auto-donación de Dios a la humanidad, la cual se da no 
sólo en el ámbito reducido de una historia de la salvación entendida 
restrictivamente, sino en el ámbito total de la historia. En ésta, sin embargo, tiene 
prioridad axiológica la historia de la salvación en cuanto en ella se hace presente de 
forma eminente la auto-donación de Dios sobre todo en la figura de Jesús y en la 
acumulación de la palabra revelada, sin olvidar, no obstante, como más tarde 
insistiremos, que en lugares aparentemente muy profanos, como el de los pobres y 
empobrecidos de este mundo, se da una especial presencia e intervención salvífica 
del propio Jesús, como mediador fundamental de la historia de Dios.22 
 
Es preciso llamar la atención acerca de la auto-donación de Dios en la persona de 
Jesucristo, a la vez que se debe resaltar la preponderancia de la palabra revelada en el 
proceso histórico de la salvación. En este sentido conviene decir que el Jesús histórico, es el 
que habla en el discurso de las bienaventuranzas acerca del Reino de Dios, de los mansos, 
de los que lloran, de los que tienen hambre y sed de justicia, de los que trabajan por la paz, 
                                                            
20 Ignacio Ellacuría, “Historicidad de la salvación cristiana”, en Mysterium Liberationis: Conceptos 
fundamentales de la teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino (San Salvador: 
UCA Editores, 1993): 339. 
21 El problema de la historicidad es fundamental en Ellacuría. Para él, la historia es el lugar de la praxis, allí se 
construyen la realidad y la verdad, sin ningún tipo de determinismos. La historia es construida por un 
conjunto de personas que a la vez forman instituciones, por ello la relevancia de las instituciones. 
22 Ellacuría, Historicidad, 354. 
 
 
 
19 
 
de los perseguidos por causa de la justicia, de los injuriados23. La propuesta de Ellacuría 
está íntimamente unida a la invitación que el Jesús histórico hace en las bienaventuranzas. 
Por lo tanto, la realidad histórica de los pobres es lugar teologal de encuentro con Dios y 
lugar soteriológico para los seres humanos. 
 
La actividad humana genera realidades que afectan a los hombres y mujeres de manera 
categorial y trascendental24, es claro que todo esfuerzo del hombre tiene efectos históricos 
concretos. El pensamiento científico también produce realidad histórica y verdad. Ellacuría 
privilegiará las formas comunitarias de construir históricamente la realidad y la verdad, al 
señalar que: “la realidad histórica es, además, la realidad abierta e innovadora por 
antonomasia. Si hay una apertura viva a la trascendencia es la de la historia... Se dirá que 
esta apertura es propia de la persona. Y así es. Pero ninguna persona puede, desde sí misma, 
dar cuenta de toda la apertura de la realidad.”25 Sin embargo, cada ser humano no queda 
aniquilado en la historia, ya que la propuesta histórica no es una sumatoria de lo que hace 
cada persona26; en este sentido, premisas como búsqueda de la felicidad, del desarrollo de 
la persona y los valores como la solidaridad, no quedan alejados de su propuesta; hacen 
parte de la invitación cristiana, como lo expresa en el siguiente apartado: 
 
El ideal cristiano de encontrar la felicidad está más en el dar que en el recibir -
cuánto menos en el arrebatar- (Hech 20, 35), más en la solidaridad y en la 
comunidad que en el enfrentamiento y en el individualismo, más en el desarrollo de 
lapersona que en la acumulación de cosas, más en el punto de vista de los pobres 
que en el de los ricos y poderosos, queda contradicho e impedido por lo que es en la 
práctica, más allá del enunciado ideal que a nada compromete, el dinamismo real de 
los modelos actuales.27 
                                                            
23 Mt 5, 1-11 
24 Rahner, se refiere a la experiencia trascendental como la acción fundamental del sujeto cognoscente, 
subjetiva, ilimitada y no temática, que se da en el acto espiritual de conocer, es constitutiva y condición de 
apertura y de posibilidad. Esa experiencia trascendental, su acogida, está mediada consigo misma a través de 
toda realidad categorial, en la que y por la que, el sujeto llega a sí mismo. Karl Rahner, Curso fundamental 
sobre la fe: Introducción al concepto de cristianismo. (Barcelona: Editorial Herder, 1979), 38 y 187. 
25 Ignacio Ellacuría, “El objeto de la filosofía” en Filosofar en Situación de Indigencia, compilado por Juan 
Carlos Scannone y Gerardo Remolina, (Madrid: Universidad Pontificia Comillas, 1999), 40. 
26 Ibid., 32. 
27 Ignacio Ellacuría, “Utopía y profetismo”, en Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales de la 
teología de la liberación, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, (San Salvador: UCA Editores, 
1993), 407. 
 
 
 
20 
 
 
Con estas afirmaciones, el autor insiste en el llamado del cristiano a entregarse a los demás, 
toda vez que su existencia vital es ser imagen y semejanza de Dios, que se auto-dona a los 
seres humanos en Jesucristo. Se puede afirmar que, lo trascendental de Dios se hace historia 
en lo comunitario, social, político y económico, de manera que todos estos ámbitos 
humanos contribuyen a la realización histórica y escatológica del Reino de Dios. Es en este 
ambiente de Reino e historia donde “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan 
limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva.”28 
De la afirmación evangélica se deduce, que la propuesta del Reino que hace Jesús no es 
solamente en el plano metafísico, es real y realizable, se construye en la realidad histórica 
del ser humano y es una propuesta de verdad. Se trata entonces de construir a la persona 
que está abierta a la trascendencia y que está llamada a construirse a sí misma, no 
únicamente desde su propia individualidad, sino también desde acciones comunitarias, 
políticas y sociales. 
La acogida del proyecto del Reino necesita seres humanos libres, que puedan optar por el 
seguimiento de Jesucristo. A su vez, la libertad precisa una serie de condiciones para que 
sea realmente vivida. Los sistemas de desarrollo-liberación actuales no han logrado la 
utopía de liberar a todos los hombres; por el contrario, han llevado al subdesarrollo-
opresión a la mayoría de ellos, han conducido a la deshumanización y descristianización del 
hombre29 en América Latina. Ellacuría y la teología de la liberación, proponen un 
profetismo que conduzca a un principio de universalización en la opción preferencial por 
los pobres30; porque el sistema actual ha creado una uniformización, regida por las leyes del 
mercado económico, que a la vez han determinado al ser humano31. 
 
Se necesita entonces una salida utópica y profética, que propenda por un ideal de plena 
libertad en un proceso de liberación. “La libertad real se obtiene fundamentalmente por un 
proceso de liberación. Esto es así en lo personal, en lo comunitario, en lo social y también 
                                                            
28 Lc 7, 22 
29 Ellacuría, Utopía, 412. 
30 Ibid., 410. 
31 Ibid., 410. 
 
 
 
21 
 
en lo político.”32 Este autor afirma que, el ideal de liberación ya se vislumbra en los 
documentos de las Liberties inglesas de la Charta Magna; en ella se reflejan logros 
concretos de libertad: menos impuestos, juicios justos, protección contra el autoritarismo de 
los reyes, entre otros. Allí se propone un proceso de liberación de la injusticia, de la 
dominación, de los abusos institucionalizados y pseudo-justificados. En este mismo 
sentido, tardíamente, el liberalismo se toma como modelo de libertad y camino para 
preservar, más que para conseguir, esa libertad33. 
 
A pesar de que las cartas constitucionales de varios países del mundo tienen como ideal 
utópico la libertad, la realidad indica que se produce una liberación para una pequeña 
proporción de la población. Concretamente, el ideal liberal ha sido tomado como modelo 
liberador, pero no ha tenido la fuerza histórica para generar libertad en la mayoría de la 
población en América Latina34. Por esta razón el autor indaga acerca de las razones por las 
cuales no se ha llegado a la tan anhelada liberación de las mayorías oprimidas. Algunas 
personas han salido de la opresión, pero desafortunadamente se han vuelto obstáculo para la 
liberación de la mayoría de la población. A raíz de esto su crítica al liberalismo: 
 
El liberalismo, tal como es contradicho por el profetismo histórico de América 
Latina, es la cobertura jurídica y formal de quienes ya han sido liberados de ciertas 
opresiones y dominaciones y procuran, a su vez, que no lo consigan otros, respecto 
de ellos, mediante sucesivos y más complejos procesos de liberación.35 
 
Considera entonces que es importante el proceso de liberación para alcanzar la libertad. 
Que no se trata únicamente de lo personal, sino también de lo comunitario y que es preciso 
                                                            
32 Ibid., 416. 
33 Ibid., 416. 
34 Los informes del Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PUND) desde el año 90 tratan el 
tema de la pobreza, la desigualdad y su relación con la libertad. Las cifras del informe de 2005 revelan la gran 
desigualdad en que se encuentra el mundo. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PUND). 
Informe sobre el desarrollo humano 2005: La cooperación internacional ante una encrucijada ayuda al 
desarrollo, comercio y seguridad en un mundo desigual, (Madrid: Ediciones Mundi-prensa, 2005), 66, 
http://hdr.undp.org/en/media/HDR05_sp_frontmatter.pdf (Consultado el 13 de Julio de 2013). La importancia 
de estos informes es que corroboran con cifras las intuiciones de los teólogos de la liberación. Por lo tanto, 
hay desigualdades regionales, urbano-rurales, de género, que generan menor libertad. En este aspecto es 
interesante observar cómo los teólogos de la liberación han tenido la razón en sus apreciaciones. 
35 Ellacuría, Utopía, 416. 
 
 
 
22 
 
este proceso de liberación desde varias perspectivas. En cuanto a la libertad, lanza una 
afirmación contundente acerca de la forma de lograrla, la liga al ser y al hacer, al afirmar 
que: 
 
Tanto la libertad personal como la social y política sólo es tal efectivamente cuando se 
«puede» ser y hacer lo que se quiere – se debe o es permitido- ser y hacer. La libertad 
sin condiciones reales que la hagan realmente posible puede ser un ideal, pero no es una 
realidad, ya que sin las debidas y suficientes condiciones reales que la hagan realmente 
posible no se puede ser ni hacer lo que se quiere.36 
 
La libertad se alcanza a través de un proceso que libere “que empieza por la liberación de 
las necesidades básicas y construye después condiciones positivas para el ejercicio cada vez 
más adulto de la libertad y para el disfrute razonable de las libertades.”37 El proceso 
liberador involucra la liberación de toda forma de opresión, para permitir una libertad 
compartida, que no sea reducida por las necesidades básicas insatisfechas o cualquier 
índole de limitaciones.38 El autor afirma que, en términos cristianos, se trata de un proceso 
de liberación profética del pecado, de la ley y de la muerte, como se alude en la carta a los 
Romanos39, cuya finalidad es vivir la gloria de los hijos de Dios.40 Promesa no solamente 
para los cristianos sino para toda la humanidad, que propone construir desde un profetismoutópico e histórico, en una universalización desde la opción preferencial por los pobres. 
 
En definitiva, la propuesta de Ellacuría concede un valor significativo a lo histórico en la 
economía de la salvación, como lugar de vivencia de la fe y del proceso liberador de Dios 
para la humanidad. Por otra parte, en esta historia el pobre es lugar teologal de encuentro 
con Jesucristo y como tal se debe privilegiar, especialmente en América Latina, en donde 
los sistemas económicos imperantes han causado opresión y falta de libertad. Ellacuría ve 
la necesidad de una liberación a través del profetismo utópico, guiado por una opción 
                                                            
36 Ibid., 416. 
37 Ibid., 417. 
38 Ibid., 418. 
39 Rom 6-8 San Pablo habla de la vida en Cristo y aclara cuál es el significado de no permitir que reine la 
injusticia, ni el pecado. El cristiano vive “en la esperanza, liberado de la esclavitud de la corrupción para 
participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. Rom 8, 21 En última instancia el ser humano está 
destinado a la gloria de los hijos de Dios. 
40 Ellacuría, Utopía, 418. 
 
 
 
23 
 
preferencial por los pobres, liberación que provendrá del logro de una liberad personal, 
social y política. En este sentido, las formas comunitarias y la solidaridad, como valores 
cristianos, son importantes en el proceso liberador. 
 
 
1.2. Gustavo Gutiérrez 
 
Los teólogos de la liberación enfatizan que los pobres son un lugar preferencial de 
encuentro con Dios y sustentan su afirmación en la palabra de Dios revelada en los 
evangelios. Gustavo Gutiérrez desde la experiencia peruana considera que: pobre y pobreza 
son un eje que une evangelio y teología de la liberación; por lo tanto, es preciso, como 
primer paso, la comprensión del término pobreza. En el evangelio el término se relaciona 
con la pobreza espiritual o la pobreza económica, se aplica al pobre de recursos vitales que 
en definitiva no tiene ningún medio para vivir. El tema de la pobreza, a su vez, es un 
elemento presente en la realidad peruana y latinoamericana. No obstante los grandes 
avances tecnológicos de la humanidad el problema continúa, como si la humanización del 
hombre fuera aún incipiente. Surgen grandes capitales, nuevos modelos de desarrollo, 
nuevas técnicas, pero se mantiene la corrupción de los sistemas políticos. Por ello, es 
primordial insistir en combatir la pobreza como manifestación fehaciente de las estructuras 
de pecado, pues los informes económicos globales señalan que no hay escasez de alimentos 
ni de recursos para la humanidad actual, sino injusta distribución de ellos. 
 
A la pobreza económica41 se le suma una disminución efectiva en la libertad, lo que trae 
como consecuencia una conciencia débil y oprimida que genera resignación. Los afectados 
no ven la posibilidad de tener acceso a mejores niveles de vida. En el tema de la fe, la falta 
de libertad genera grandes dudas en los creyentes, al dificultarles entender cuál es la real 
                                                            
41 En el informe de 1997 del PUND se define la pobreza como opuesta al desarrollo, en cuyo caso, pobreza 
significa que se niegan las opciones fundamentales del desarrollo: vivir una vida larga, sana y creativa y 
disfrutar de un nivel decente de vida, libertad, dignidad, respeto por sí mismo y los demás. En el mismo 
informe se mencionan tres perspectivas de la pobreza: desde el ingreso, desde las necesidades básicas y desde 
la capacidad. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PUND). Informe sobre el desarrollo 
humano 1997: Desarrollo humano para erradicar la pobreza, (Madrid: Ediciones Mundi-prensa, 1997), 18. 
http://hdr.undp.org/en/media/ hdr_1997_es_indice.pdf (Consultado el 12 de Julio de 2013). 
 
 
 
 
24 
 
voluntad de Dios para el ser humano. Con una conciencia oprimida, a la persona le queda la 
inquietud de si su situación de pobreza económica y de acceso a medios es un deseo de 
Dios, si es su pretensión que las personas tengan “vidas pequeñas”; es decir, vidas con poca 
capacidad crítica, democrática, de pensamiento, de reflexión, de educación; vidas desde una 
religiosidad “analfabeta”; que hacen parte “virtual” de las instituciones, pero que no son 
capaces de participar en su humanización, regulación o construcción. En este orden de 
ideas, es menester analizar qué entiende la Biblia por pobreza y cuál es la idea de Gustavo 
Gutiérrez acerca de la misma. En segundo lugar determinar la incidencia de la pobreza 
económica y el desarrollo en la mejora de las condiciones humanas. 
 
Para Gutiérrez, el eje principal de la vida cristiana debe ser una opción preferencial por los 
pobres. Desde esta óptica lee la Buena Nueva evangélica, que se convierte en una forma de 
la inteligencia de la fe y de la espiritualidad cristiana como seguimiento de Jesús.42 En los 
más abandonados se manifiesta particularmente el amor de Dios a la humanidad. En el 
marco del amor infinito, bondad y misericordia de Dios, se puede suponer que Él no desea 
la pobreza involuntaria de la persona. Dios invita constantemente a combatirla, mediante 
sus anuncios reiterados a través de los profetas, de los evangelios y en general de los textos 
bíblicos. La situación de pobreza presente en la historia, debe llevar a la humanidad a 
buscar su origen en el interior del hombre y en las estructuras que ha creado para vivir en 
sociedad-comunidad; en esa búsqueda se logra “advertir con toda claridad…que la pobreza, 
la injusticia y la marginación de personas y grupos humanos no son hechos fatales, tienen 
causas humanas y sociales”43; por consiguiente, hay que buscar posibles causas y 
soluciones desde las mediaciones socio-analíticas, para dar respuestas claras desde la fe 
como principio hermenéutico. Por esta razón afirma que la encarnación del hijo de Dios es 
el fundamento hermenéutico y que Cristo, Verbo de Dios, es el centro de toda teología, de 
todo lenguaje sobre Dios.44 
                                                            
42 Gustavo Gutiérrez, “Situación y tareas de la teología de la liberación”, en Del lado de los pobres: Teología 
de la liberación, compilado por Gerhard Ludwig y Gustavo Gutiérrez, (Lima: Instituto Bartolomé de las Casa 
– RÍMAC y Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2005), 62. 
43 Ibid., 63. 
44 Gustavo Gutiérrez, La verdad los hará libres. (Lima: Instituto Bartolomé de las Casas – RIMAC, Centro de 
Estudios y publicaciones, 1990), 13. 
 
 
 
25 
 
 
El pobre no es solamente el que carece de medios económicos para subsistir, pobre es el 
“insignificante”, la “no persona” a quien no se le reconoce la plenitud de sus derechos.45 
Pobres son los que se hallan «ausentes » social y eclesialmente, que no tienen la posibilidad 
de manifestar sus sufrimientos, sus solidaridades, sus proyectos y esperanzas;46 los que no 
tienen la posibilidad de ser y hacer, por su incapacidad de expresar sus anhelos y sus deseos 
más profundos. El autor agrega que las razones de la pobreza en América Latina son 
diversas y afirma que el aspecto socio-económico no es lo único, que la pobreza tiene más 
razones y consecuencias: 
 
La pobreza significa, en última instancia, muerte. Carencia de alimentos y de techo, 
imposibilidad de atender debidamente a necesidades de salud y educación, 
explotación del trabajo, desempleo permanente, falta de respeto a la dignidad 
humana e injustas limitaciones a la libertad personal en el campo de la expresión, en 
lo político y en lo religioso, sufrimiento diario.47 
 
A esta situación se le suman distintas condiciones de exclusión en la no aceptación de lo 
multiculturar, en la discriminación de género, en la imposición de ideas y formas de pensar, 
en absolutismos en la comprensión del mundo. Estos escenarios, la mayoría de veces, son 
ignorados porque la visión de la vida se descentra del ser humano, tal como lo proponen 
muchas delas teorías económicas actuales, enfocadas en la producción de conocimiento 
tecnológico como principal fuente de acumulación de capital48. Por el tipo de bien que es el 
conocimiento tecnológico se convierte en un recurso fácilmente monopolizable, costoso y 
por lo tanto, inaccesible para muchos de los que quieren y necesitan acceder al mismo49. 
Los altos precios de este conocimiento ocasionan un aumento en la pobreza real, que ya no 
                                                            
45 Gutiérrez, Situación, 65. 
46 Gustavo Gutiérrez, “Pobres y opción fundamental”, en Mysterium Liberationis: Conceptos fundamentales 
de la teología de la liberación I, compilado por Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, (San Salvador: UCA 
Editores, 1993), 303. 
47 Ibid., 304. 
48 Gustavo Gutiérrez, “¿Dónde dormirán los pobres?”, en Del lado de los pobres: Teología de la liberación, 
compilado por Gerhard Ludwig y Gustavo Gutiérrez, (Lima: Instituto Bartolomé de las Casa – RÍMAC y 
Centro de Estudios y Publicaciones (CEP), 2005), 127. 
49 Véase el informe del PNUD del año 2001, en él se tratan asuntos acerca de la propiedad intelectual, los 
costos para los países pobres del tratamiento del VIH, los costos de los medicamentos, las dificultades de 
acceso a la investigación, entre otros problemas.  
 
 
 
26 
 
se entiende como carencia de recursos físicos, sino como dificultad de acceso a mejores 
oportunidades para la porción pobre y mayoritaria de la población. Una demostración clara 
de esta realidad son las diferencias abismales en posibilidad de tener atención en salud, 
vivienda, alimentación y educación, que se da entre las distintas clases sociales de América 
Latina. 
 
Gutiérrez asevera que “el significado bíblico de la pobreza constituye […] una de las 
piedras angulares de la teología de la liberación”50, a la vez arguye que puede haber varias 
acepciones para el término51. Como ya se ha señalado, se basa en textos bíblicos para 
fundamentar su afirmación y poner los cimientos de una teología que proclama que los 
pobres son lugar de encuentro con Jesús en la historia. Esto se encuentra por ejemplo en 
Mateo 25, donde se anuncia que, al venir el Hijo del hombre en su gloria separará a unos de 
otros, los de la derecha reciben la herencia escatológica del Reino: “porque tuve hambre y 
me disteis de comer: tuve sed, y me disteis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba 
desnudo, y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y acudisteis a mí”52. En el 
mismo texto, ante la pregunta por el cuándo, por el momento histórico, Jesús ratifica, “en 
verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me 
lo hicisteis.”53 En la actualidad, en América Latina existen esos pequeños, son los pobres y 
oprimidos que no tienen suficientes oportunidades y capacidades para vivir dignamente en 
el mundo circundante. En este sentido, el justo que irá a la gloria eterna será cualquier 
persona que piense y actúe en favor de los más pobres y necesitados, los hambrientos, los 
forasteros, los desnudos, los enfermos, los presos. En el texto de Mateo se aprecia el 
misterio de la contemplación y compromiso cristiano con la fe y con la historia. El texto da 
entender que el misterio de Dios se revela en la oración y en la solidaridad con los pobres 
como acto primero y en un posterior razonamiento como acto segundo.54 
 
                                                            
50 Gutiérrez, Pobres, 308. 
51 Gustavo Gutiérrez afirma que hay tres sentidos para el término pobreza: La pobreza real como un mal, la 
pobreza espiritual como disposición para aceptar la voluntad de Dios y la solidaridad con los pobres. 
52 Mat 25, 35 - 36 
53 Mat 25, 40 
54 Gutiérrez, La verdad, 12. 
 
 
 
27 
 
Para Gutiérrez cada texto del evangelio conduce a discursos que van en el mismo sentido 
de amor por el más pequeño, realidad que se aprecia veterotestamentalmente y 
neotestamentalmente. Por ejemplo, en Jeremías “Cantad a Yahveh, alabad a Yahveh, 
porque ha salvado la vida de un pobrecillo”55, el profeta se refiere a los anawin; en el 
Éxodo se describe la situación de opresión del pueblo de Israel. En Mateo (20, 1-1 6) se 
resalta el contraste entre los primeros y los últimos56. En la exégesis que Gutiérrez hace del 
evangelio de Lucas, Lázaro se convierte en el representante emblemático de todos los que 
no son, en contraste con los más poderosos (Lc 16, 19-31); en el mismo libro resalta la 
vanidad de los notables y la opresión de los pobres (Lc 20, 46-47); En Mateo menciona el 
óbolo de la viuda (Mt 21, 1-3)57; al hacer una lectura de las bienaventuranzas, resalta el 
verbo llorar y lo relaciona con actitudes de marginación permanente; afirma que los 
importantes son los despreciados y que son ellos los que tienen acceso al Reino. 
Refiriéndose a Mateo (22, 2-10) y Lucas (14, 14-24) señala que son los no invitados el 
centro de la enseñanza de Jesús. De igual forma, puntualiza que Jesús ha venido por los 
enfermos.58 A lo largo de los textos de Gutiérrez hay referencias bíblicas que describen la 
relación del Reino de Dios con los pobres. 
 
Las situaciones de opresión, bajo nuevas formas y modelos económicos de desarrollo, han 
llevado a una deshumanización de la economía que convierte a todo y a todos, incluso a las 
personas, en mercancías59. Esto, observado teológicamente, denota una idolatría del 
mercado, excesiva confianza en este mecanismo, que hay que denunciar y combatir. En el 
orden de la reflexión teológica desde los pobres, debe imponerse un principio de fe que no 
excluya las soluciones propuestas por otras ciencias. En el caso concreto de la economía, 
Gutiérrez afirma que la autonomía propia de la disciplina económica debe al mismo tiempo 
tener presente su relación con el conjunto de la vida de los seres humanos, lo que le supone 
                                                            
55 Jer 20, 13 
56 Gutiérrez, Pobres, 310. 
57 Ibid., 311. 
58 Ibid., 313. 
59 Gutiérrez, Situación, 71. 
 
 
 
28 
 
acoger una exigencia ética.60 La economía no puede ignorar los principios éticos y 
teológicos: 
 
Esto no significa que la economía sea un sector absolutamente independiente de la 
existencia, como tampoco es el núcleo o la totalidad de ella. El movimiento 
económico debe ser obligadamente colocado y examinado en el contexto de la vida 
humana en su conjunto y a la luz de la fe. El criterio de la eficacia inmediata no es 
el definitivo.61 
 
Con estas palabras Gutiérrez confirma que prevalece el ser humano y su dignidad sobre las 
mediaciones, incluida la económica. De ninguna manera la idea es descartar u obviar el 
aspecto económico, se trata de ponerlo en su justo sitio, que no puede ser superior al de la 
persona humana. Para lograr una ubicación correcta de ella, la fe cristiana propone una 
economía humanizante y unos valores nuevos, diferentes a los valores del mercado que han 
predominado hasta el momento. Esta visión ética trasciende los sistemas económicos y las 
fuerzas internas del mercado que han degenerado en la categorización de los seres humanos 
entre pobres y ricos, como ha sucedido con la mayoría de modelos económicos y políticos. 
 
En el orden del desarrollo, una liberación y una organización social deben contribuir a que 
se cumplan “las más fundamentales de las aspiraciones humanas: libertad, dignidad, 
posibilidad de realización personal para todos”.62 Hay diversos enfoques con respecto al 
desarrollo, Gutiérrez propone el que incluye una atención a los valores humanos y a la ética 
en perspectiva humanista -que considera no es patrimonio exclusivo de una visión cristiana-
63, que reflexiona sobre la humanidad como el ser capaz de asumir su propio destino. Para 
que las condiciones adecuadas se den es preciso una liberación de todo aquello que traba el 
acceso a la libertad64; porque, en última instancia, se pretende que el hombre pueda llevar60 Ibid., 72. 
61 Gutiérrez, ¿Dónde dormirán, 131. 
62 Gutiérrez, Teología de la liberación perspectivas, 43. 
63 Ibid., 49. 
64 Ibid., 52. 
 
 
 
29 
 
una existencia humana auténtica, una vida libre, para lo cual se requiere un proceso 
histórico de liberación.65 
 
Este proceso se debe dar en lo exterior y en lo interior del hombre, en su dimensión 
individual e íntima.66 En lo social-comunitario y en su área psicológica y espiritual. Por lo 
tanto, el desarrollo económico debe estar enfocado en la liberación histórica interior y 
exterior del ser humano, con sentido humanista e incluyente. Con las estructuras y los 
sistemas económicos actuales es difícil lograr un proceso de liberación total, pero no por 
eso el pobre debe ser un receptor pasivo del desarrollo económico sino que debe ser artífice 
de su propio destino, para poder cambiar las estructuras que lo oprimen. El pueblo 
latinoamericano, desde su arraigo en la fe, se siente llamado a luchar desde la esperanza por 
cambiar las estructuras de opresión y de pecado que lo esclavizan. 
 
Gutiérrez menciona que varios documentos eclesiales han tratado el tema del desarrollo y la 
liberación en perspectiva teológica,67 pero se centra en el mensaje bíblico de Cristo, y 
concretamente en el de la comunidad cristiana como fuente de inspiración teológica. En 
cuanto a la liberación respecto al pecado y a la ley cita la carta a los Gálatas: “para ser 
libres nos ha liberado Cristo”68. Con base en la cita de Gálatas define el pecado como una 
separación de Dios, que en la situación latinoamericana se manifiesta en las estructuras de 
miseria, injusticia y opresión en las que viven los pobres.69 En el texto de Gálatas, la 
libertad ofrecida por Jesucristo tiene un fin específico: la caridad, el amor al prójimo, una 
vida en el Espíritu, fines contrarios a los de la carne que se expresan en las idolatrías70, en 
los odios y las ambiciones71. Algunas teorías económicas dan predominio al factor capital 
                                                            
65 Ibid., 54. 
66 Ibid., 58. 
67 Ibid., 62. 
68 Gal 5, 1 
69 Gutiérrez, Teología, 66. 
70 Gutiérrez advierte que “la idolatría, según la Biblia, es entregar su vida y poner su confianza en algo o 
alguien que no es Dios. Se trata de un riesgo permanente del cristiano. Como lo hemos recordado, hoy, en el 
contexto neoliberal, el mercado, el lucro, son objeto de un culto idolátrico. Juan Pablo II habla por eso de la 
'idolatría del mercado' (CA 40). Es la forma contemporánea del culto a Mamón.” (Gutiérrez, Dónde dormirán, 
153). 
71 Gal 5, 13 - 25 
 
 
 
30 
 
sobre el trabajo; preferencia a los bienes y no a la persona, lo que es contrario a la 
propuesta de Pablo, y que da origen a los modelos de desarrollo actual, que favorecen el 
surgimiento de estructuras de pecado y de opresión. 
 
El camino propuesto por Gutiérrez tiene como finalidad crear conciencia y praxis en la 
persona del pobre, para que asuma una actitud existencial autónoma de liberación. El autor 
se pasea por varios campos en lo teológico, bíblico, político, ético y sociológico; la síntesis 
que hace lo lleva a afirmar que el pobre debe ser artífice de su propio destino y que debe 
levantar su voz. Los medios de los cuales dispone para expresarse son los valores 
evangélicos de unión, solidaridad y fe en Jesucristo. Desde una praxis de la fe y con la 
acción política es posible que el pobre logre salir de su estrechez económica y se 
constituya existencialmente como ser que vive en la libertad de los hijos de Dios. En este 
contexto, el teólogo recuerda que “los pobres, insignificantes y excluidos, no son personas 
pasivas esperando que se les tienda la mano. No tienen sólo carencia, en ellos bullen 
muchas posibilidades y riquezas humanas”72, por lo tanto, tienen la potencialidad y fuerza 
propia de todo ser humano, pero se les ha hecho creer que no tienen voz; que son diferentes 
a los que han logrado procesos de liberación desde la perspectiva económica. La teología 
de la liberación reclama no olvidar que la vida del ser humano se mueve a la vez en varios 
planos, no solamente el teologal, y por lo tanto, en la lucha por la liberación lo político no 
puede ser olvidado, pues es en la polis en donde confluyen los actores sociales y es allí 
donde es posible que puedan dar giros sustanciales las situaciones de opresión. 
 
 Resumiendo, en el pensamiento de Gustavo Gutiérrez la opción preferencial por los pobres 
se hace siguiendo los textos evangélicos, que proponen el amor a los más pequeños. 
Diferencia varios tipos de pobreza entre las cuales está la pobreza económica. La falta de 
recursos genera muerte, discriminación y escasas oportunidades, en un mundo regido por el 
mercado al cual se ha idolatrizado, superponiendolo al ser humano mismo. Por esta razón, 
es necesario un proceso liberador desde la fe en Jesucristo, que incluya lo económico, para 
devolver a la persona del pobre la autonomía que le permita ser libre. 
                                                            
72 Gutiérrez, ¿Dónde dormirán, 139. 
 
 
 
31 
 
 
1.3. Leonardo Boff 
 
La teología de Leonardo Boff, concebida desde la realidad brasileña y latinoamericana, 
tiene como trasfondo antropológico un ser humano creado, cuyo fin último es acoger la 
comunicación que le quiere hacer Dios a través del amor que se manifiesta en la 
resurrección de su Hijo Jesucristo; la persona está llamada a resucitar, porque “la 
resurrección pone de manifiesto el destino divino y eterno del ser humano. No vivimos para 
morir. Morimos para resucitar.”73 La comunicación divina parte del principio de un Dios 
creador, que sale todo de sí para darse por completo al hombre, a quien hace centro de su 
obra creadora; de tal forma que, lo que empezó en Dios vuelve a terminar en Él: “el ser 
humano existe por causa de Dios y para Dios, el cual encuentra para sí en el ser humano 
una realización que, de otro modo, no tendría.”74 Para que esta obra de Dios acontezca en la 
persona, se necesita su participación radical en el proyecto de amor la cual requiere una 
disposición personal, comunitaria, social y política. Es un proyecto que el hombre 
desarrolla bajo la presencia divina que acompaña todo su entorno: sus estructuras sociales, 
económicas, políticas, religiosas y espirituales. 
 
Para Boff, la revelación plena de Dios se da en Jesucristo, quien se convierte en el guía de 
todo proyecto liberador y salvífico en medio de la historia y de la cotidianidad. En la 
creación, por su carácter histórico, acontece el proyecto de gracia de Dios y su interacción 
con la humanidad. Es en la historicidad en la que cada ser humano existe, se relaciona, vive 
con los otros; en la historia el ser humano se introyecta y peca; solo históricamente puede 
salir de sí hacia el otro con la ayuda de la gracia. Es en lo histórico donde se da lo 
comunitario, lo político, lo social, lo económico. En la historia el hombre comprende su 
finitud y su llamado a la unión con Dios. Es en lo histórico donde Dios salva al hombre. En 
lo histórico Jesús se encarna, sufre y muere. El autor señala que: 
 
                                                            
73 Leonardo Boff, La Crisis como oportunidad de crecimiento, 85. 
74 Ibid., 85. 
 
 
 
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La voluntad salvífica de Dios nos ha situado en la atmósfera de la primacía de su 
amor divino, superior a toda capacidad de rechazo humano dentro de la historia, 
peregrina hacia el reino. Dios continúa amando a la humanidad. Su amor encuentra 
en las mediaciones históricas el camino para visitar a cada hombre concreto. Penetra 
en el proyecto histórico de la humanidad, de una nación, de un sistema político y 
económico y llega al corazón de las personas y de la sociedad.75 
 
Respecto a la historia, Boff señala que no hay una profana y otra sagrada, es 
exclusivamente una, desde el origen hasta la consumación escatológica, y toda ellaes una 
historia de liberación. Allí se mezclan la opresión del ser humano y la acogida de Dios; la 
política y la economía, en cuanto hacen parte de ella, también están penetradas de gracia y 
desgracia, de liberación y opresión.76 Sin descuidar el aspecto teológico y la condición 
cristo-céntrica, aclara que “la liberación de Cristo y de Dios es más que una liberación 
socio-política. Pero es también una liberación socio-política,”77 que se debe concretar en 
acciones ciertas y reales en la historia de los oprimidos. Por otra parte “la liberación 
escatológica se encarna ya dentro de la historia, aunque de forma limitada, pero real, y se 
abre para el modo definitivo en el futuro de Dios”78. De esta manera historia humana e 
historia de salvación se juntan; Dios y hombre caminan unidos en la construcción de un 
mundo mejor, justo y libre. Para que esta historia se haga realidad, debe construirse bajo el 
signo del hombre, de sus instituciones y de sus mediaciones, pero sin prescindir de los 
aspectos teologales y la realidad económica, política y social, ante lo cual afirma Boff: 
 
... Las instancias económica, política y social son algo más: son lugares en los que 
se hacen historia la gracia y el pecado, la opresión y la liberación. Lo cual quiere 
decir que lo económico, por ejemplo, es algo más que económico; es teologal y 
sacramental, porque es vehículo de una realidad de salvación o de perdición. La fe 
discierne lo teologal (la dimensión objetiva de presencia o de negación de Dios) de 
todas estas realidades.79 
 
                                                            
75 Leonardo Boff, Gracia y experiencia humana. (Madrid: Editorial Trotta, 2001), 170. 
76 Leonardo Boff, La voz del arco iris. (Madrid: editorial Trotta, 2003), 83. 
77 Ibid., 242. 
78 Ibid., 283. 
79 Leonardo Boff, La fe en la periferia del mundo: El caminar de la iglesia con los oprimidos. (Santander: 
Editorial Sal Terrae, 1980), 70. 
 
 
 
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Teológicamente se habla de una liberación del pecado y de todo lo que oprime al ser 
humano, se trata de una liberación integral de todo el hombre y de todos los hombres, de 
todas sus dimensiones oprimidas bien sea en lo personal o en lo social. La 
multidimensionalidad humana hace difícil trabajar al mismo tiempo en todos los factores 
que oprimen a la persona, por ello es preciso ocuparse de áreas estratégicas de liberación. 
Una de ellas es la opresión por la pobreza real, que se analiza desde la mediación 
económica; otra es la construcción del hombre nuevo, libre de condicionamientos sociales, 
que utiliza la mediación política; la liberación del pecado, como recreación del hombre y su 
realización en Dios, es analizada por la mediación religiosa.80 Es claro también que se 
necesitan otras mediaciones como la psicológica, la estética, la simbólica, para liberar al 
hombre íntegro; unas y otras contribuyen a liberar al ser humano, puesto que la unicidad 
antropológica logra que al potenciar un área se desarrolle o empobrezca otra; así por 
ejemplo, el aspecto económico lleva a mejorar la autoestima, pero también puede producir 
alienación. 
 
En el tema de la liberación Boff reclama líneas teológico-pastorales, que permitan 
organizar y dirigir la atención de los pobres81. La primera de ellas es la opción preferencial 
por los pobres y la lucha contra la pobreza. La segunda línea, corresponde a la liberación 
integral como proceso popular que trata de anticipar y concretar los bienes del Reino de 
Dios.82 La tercera, las comunidades eclesiales de base, entendidas como grupos primarios 
conformados por pobres, marginados, trabajadores, que al interior de la comunidad generan 
un proceso pedagógico de abajo hacia arriba.83 Hay otras dos áreas teológico-pastorales 
para el autor: la defensa de los derechos humanos y la opción por los jóvenes. 
 
Leonardo Boff es un convencido de la necesidad de cambios estructurales y es enfático al 
afirmar que es posible reorganizar estructuras opresoras desde el marco de la fe en 
Jesucristo, a través de una mediación de las ciencias políticas y económicas. El orden 
                                                            
80 Ibid., 73 
81 Leonardo Boff, Desde el lugar del pobre, (2 ed. Bogotá: Ediciones Paulinas, 1989), 31. 
82 Ibid., 33. 
83 Ibid., 34. 
 
 
 
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político, afirma, se debe entender desde la polis de los antiguos, que abarca todo lo social: 
el Estado y sus aparatos, las instituciones civiles, sindicatos, organizaciones económicas, 
religiosas y culturales. En este sentido, la comunidad de fe y sus instituciones tienen 
incidencia sobre la totalidad de la sociedad.84 “La fe vivida en comunidad (Iglesia) participa 
de lo político porque posee y transmite su visión del mundo y del hombre y, a partir de ella, 
entra en una relación de crítica, de rechazo o de colaboración con otras ideologías 
políticas.”85 La fe, desde su visión del mundo, reconoce que las ciencias pueden ser 
liberadoras u opresoras de la humanidad, pueden encaminar por sendas de justicia, de 
humanización, de acogida de la trascendencia, o por caminos de rechazo, injusticia e 
infelicidad. 
 
El sistema económico tiene gran peso en la configuración de una sociedad más justa y 
humana. Es una mediación necesaria para acceder a bienes tangibles e intangibles, 
imprescindibles para un desarrollo integral de la persona. En la época moderna ha 
predominado el sistema de acumulación capitalista que ha traído progreso y desarrollo 
tecnológico, pero ha sido ineficiente en superar el problema de la pobreza. Políticamente el 
capitalismo se ha insertado en un sistema democrático, a la vez que se ha inscrito en la 
escuela liberal. Se supone que una sociedad liberal y democrática defiende los derechos y la 
dignidad de los seres humanos; “sin embargo, debido a su matriz liberal, esos derechos son 
pensados y vividos en forma individual, sin articulación adecuada con la responsabilidad 
social… [Así que los derechos que más se defienden y respetan son] los que interesan 
directamente a los estratos privilegiados de la sociedad: derecho de pensamiento y de 
expresión, de religión y de propiedad.”86 Esto crea una ruta determinada para las personas 
y la sociedad, que afecta lo económico, lo político, lo social y lo antropológico. Los 
teólogos de la liberación han sido grandes críticos del capitalismo y del neoliberalismo; por 
supuesto, Leonardo Boff no se sustrajo a esta polémica, su preocupación, en el marco de la 
utopía cristiana, se encuentra en cómo superar históricamente este sistema: 
 
                                                            
84 Boof, La fe en la periferia, 87. 
85 Ibid., 87. 
86 Boff, Desde el lugar, 53. 
 
 
 
35 
 
Ya desde ahora declaramos que el problema más fundamental para la comunidad 
cristiana no se reduce a condenar moralmente el sistema capitalista, con todos sus 
ideales y prácticas que engendran injusticia social y producen una ignominiosa 
pobreza. La principal preocupación consiste en la forma concreta de superarlo 
históricamente. En otras palabras, el problema de fondo es más político que moral; 
más que rebelarse proféticamente contra una injusticia estructural (lo cual es 
abstracto), es necesario superar las estructuras injustas (que es algo concreto).87 
 
En el marco de la fe y de sus instituciones, es importante advertir que si el problema es más 
político que moral como lo señala Boff, en el campo político las comunidades y las iglesias 
juegan un papel importante en el cambio que propone la teología de la liberación. La acción 
específica de la Iglesia desde la fe es mantener la esperanza y el espíritu profético, en 
consecuencia ella “colabora desde su instancia específica que es la simbólica (ideológica), 
no se trata de la instancia más importante, porque las instancias política y económica son 
dominantes en nuestras sociedades. Pero, aun siendo secundaria, tiene su importancia, 
debido a la relevanciaque se atribuye socialmente a la Iglesia.”88 Su función no se limita a 
sacralizar el sistema de fuerzas de este mundo, capitalismo o socialismo, su función es 
apuntar a otra dimensión que define el sentido último de la vida humana y de la historia.89 
Particularmente Boff dice que la misión de la Iglesia está en la evangelización, en el campo 
concreto de la profecía y de la pastoral. Por la profecía “la Iglesia se forma un juicio a la luz 
de la palabra revelada, sobre la realidad socio-histórica en la cual está insertada; anuncia el 
designio de Dios y denuncia lo que se le opone. [Por la pastoral] anima la vida cristiana, 
coordina las diversas tareas, crea la síntesis vital entre evangelio y vida.”90 
 
El aporte de la fe cristiana es mostrar sus valores fundamentales de amor, perdón, 
fraternidad, renuncia al poder opresor y acogida al otro, promover el espíritu comunitario 
que ha de ser orientado a proteger y fomentar estos valores en el interior de la comunidad, 
de la Iglesia y de los ambientes sociales en que se inserte91. Cristianamente “lo que 
                                                            
87 Boff, La fe en la periferia, 126. 
88 Ibid., 134. 
89 Ibid., 159. 
90 Boff, Desde el lugar, 41. 
91 Es importante observar cómo la Iglesia tiene un alto índice de credibilidad en América Latina. En el 
informe de Desarrollo humano de 2002 se muestra que más del 60% de la población la considera como una 
 
 
 
 
36 
 
constituye un agrupamiento humano con características comunitarias es su esfuerzo por 
crear y mantener su contexto comunitario como un ideal, como un espíritu que ha de ser 
recreado constantemente, venciendo lo rutinario y el ambiente institucionalizante y 
nivelador.”92 Es decir, comunidad que lleve a vivir en la esperanza que Jesús predicó, al 
cumplir la sentencia evangélica “proclamad que el Reino de los Cielos está cerca. Curad 
enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios”93, lo que en 
consecuencia supone predicar a Dios mediante las palabras y las acciones. 
 
En la práctica, la comunidad cristiana debe ser lugar de reflexión y celebración de la fe. Un 
lugar donde se iluminan, a la luz de Dios, las situaciones humanas. En la comunidad 
cristiana confluyen dos espacios: el de fe y el político, en ella “el cristiano celebra y 
alimenta su fe, oye la palabra de Dios que le urge al compromiso con sus hermanos; en la 
comunidad política, obra y actúa junto a los demás, haciendo realidad de un modo concreto 
la fe y la salvación, escuchando la voz de Dios que le llama a expresarse en la comunidad 
cristiana.”94 Pero, necesariamente debe haber una organización institucional por la que la 
persona opte libremente, porque “ninguna comunidad puede subsistir sin un mínimo de 
institución que le dé unidad, coherencia e identidad. Pero la institución no es un «en sí», 
sino una función en favor de la comunidad de fe.”95 Esta institucionalidad, que así se 
conforma, tiene efectos claros en las estructuras sociales. Sin embargo, señala Boff, la 
Iglesia no es solamente institución, es acontecimiento que surge, nace y se reinventa desde 
la escucha de la Palabra de Dios que lleva al seguimiento de Cristo movidos por el 
Espíritu.96 
 
                                                                                                                                                                                     
institución confiable. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PUND). Informe sobre el 
desarrollo humano 2002: Profundizar la democracia en un mundo fragmentado, (Madrid: Ediciones Mundi-
prensa, 2002), 69. http://hdr.undp.org/en/media/Indice-ROMANOS.pdf (Consultado el 12 de Julio de 2013). 
92 Leonardo Boff, Eclesiogénesis: Las comunidades de base reinventan la Iglesia. (Santander: Editorial Sal 
Terrae, 1980), 16. 
93 Mt 10, 7-8 
94 Leonardo Boff, Iglesia carisma y poder: Ensayos de eclesiología militante, 6 ed. (Santander: Editorial Sal 
Terrae, 1992), 24. 
95 Ibid., 93 
96 Ibid., 201 
 
 
 
37 
 
Aunque el autor favorece el aspecto social y comunitario, no olvida el actuar de la persona 
en la Iglesia y en la comunidad. Actuación que está inspirada por el Espíritu Santo en los 
distintos carismas, que son los que dan creatividad y vida al mensaje de Jesús. “Las 
personas se sienten verdaderamente miembros y no meros feligreses de sus comunidades, y 
se posibilita el que haya espacio en el que todos, con sus diversas capacidades (carismas) 
puestas al servicio de todos y del Evangelio, se realicen religiosamente.”97 Aunque desde el 
punto de vista de Boff estas capacidades son dones del espíritu, corresponde a la 
comunidad descubrirlos si se entienden como carismas, o a la sociedad potenciarlos si son 
entendidos como talentos. “Existe una muy íntima relación entre carisma y talentos 
humanos. El recibir o no recibir talentos no depende del poder del hombre. El talento es 
gracia. El hombre puede mostrarse responsable o irresponsable frente a los talentos 
recibidos (Mt 25, 14ss). El talento es bien empleado y consigue humanizar cuando es 
continuamente vivido en el horizonte de la gratuidad.”98 El uso de las capacidades o los 
talentos será imprescindible para construir el Reino y para alcanzar la liberación individual 
y colectiva, de ello dependerá que las personas y las comunidades sean más libres. 
 
El pensamiento de Leonardo Boff va en sintonía con el de Ellacuría y Gutierrez. El piensa 
que es necesaria una liberación socio-política que coincide con la escatológica y la del 
pecado, puesto que en la política y en la economía, por ser parte de la historia, también 
ocurren situaciones de gracia y de des-gracia refiriéndose a la incidencia del pecado. 
También denuncia la ineficacia del capitalismo para superar la pobreza, porque, enfatiza en 
algunos derechos y libertades específicas que van en contra de los derechos y libertades de 
los más necesitados. En el proceso liberador deben jugar papel importante las instituciones 
humanas, incluidas la Iglesia, las comunidades eclesiales de base, dada su injerencia en el 
ordenamiento de la sociedad. 
                                                            
97 Ibid., 251 
98 Ibid., 258 
 
 
 
38 
 
2. LIBERTAD, AGENCIA Y DEMOCRACIA 
 
Amartya Sen, economista y filósofo bengalí, ha estudiado el tema del desarrollo económico 
y de la justicia desde la perspectiva de las capacidades, cambiando el enfoque a la persona 
humana al apartarse de las orientaciones solamente utópicas o solamente técnicas y hablar 
de la vida del ser humano real. De aquí que se puede afirmar que, retorna la humanidad 
perdida entre las ideas y la técnica. En este sentido su enfoque es antropológico. Su gran 
aporte es el cambio de perspectiva a la teoría económica, al pasar del enfoque del bienestar 
y la utilidad al de las capacidades. 
 
En este capítulo se tratan tres núcleos principales: la libertad como desarrollo, apartado en 
el que se señalan las críticas al utilitarismo, al bienestarismo y sus objeciones al modelo de 
justicia de Rawls. Sen enfatizará en la importancia de la expansión de las libertades para un 
adecuado desarrollo económico, político y social de la población. Un segundo núcleo se 
refiere a los conceptos de agencia, los funcionamientos, la libertad de bienestar y de 
agencia. El último apartado aborda el tema de la democracia, la importancia de la razón 
pública y las instituciones, aspectos vitales en el mundo contemporáneo. 
 
La actualidad de su propuesta radica en la importancia que da a las personas, quienes deben 
ser sujetos que se construyan a sí mismos y a la sociedad; en este sentido, el valor que tiene 
la persona ocupa el centro de sus debates. Desde la perspectiva de las ciencias económicas, 
Sen coincide con los teólogos de la liberación en cuanto a la trascendencia de los pobres 
como seres humanos, a quienes se les deben dar herramientas para que sean artífices

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