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BORDETELLA HISTORIA Hasta el advenimiento del siglo XX se creía fuertemente que el causante de la tos ferina era un hongo. En 1870 Letzerich describió la existencia de hongos en los niños que tosían en quintas con reprise, unos esporos pequeños, redondeados o elípticos, de color pardo rojizo, que germinaban parcialmente para formar filamentos. En su auxilio vino Tschamer, quien los cultivó y los inoculó en conejos, describiendo un micelio filamentoso, como una zooglea, que denominó Ustilago maidis var Capnodium citri. Aunque en 1883 serían rebatidos por Burger, quien publicó el hallazgo en la expectoración de los coqueluchosos de un bacilo pequeño y elipsoidal, que pudiera, con harta imaginación, corresponder a la Bordetella que hoy conocemos, la creencia en la etiología fúngica de la coqueluche persistiría hasta el aislamiento triunfal del patógeno por Bordet y Gengou en 1906. Bordet y Gengou tuvieron precursores, aparte del mencionado Burger. En 1887 Afanassjew describió en forma bastante acertada al bacilo, pero no pudo cultivarlo, tarea en la que también fracasaron Czaplewski y Hensel. Diez años después, Koplik cultivó en agar ascitis colonias perladas de Bacillus pertussis: sus detractores dicen que eran cultivos impuros, mezclados con Bacillus influenzae. Por la misma época, Spengler cultivó una bacteria parecida. En 1901 Jochmann y Krause aislaron en agar sangre, del esputo de un pequeño paciente, un bacilillo que llamaron Bacillus pertussis Eppendorf, honrando el sector de Hamburgo donde estaba situado su hospital. El nombre persistió, pero otra vez dijeron sus rivales que el cultivo era más influenzae que pertussis. La coqueluche es la única de las pestes de la infancia que sobrevive inmutable al avance de la ciencia médica, era conocida desde mucho antes que naciera la preocupación por su agente causal. La primera descripción exacta de la tos ferina -la tos de las fieras... - corresponde a Leo Schenk y Roger Baillon en el siglo XVI. Willis, Sydenham y Ettmüller la complementaron en el siglo XVII. En el siglo XVIII se describen grandes epidemias en toda Europa, motivando numerosos estudios. AGENTE CAUSAL Y TAXONOMÍA Bordetella es un cocobacilo gramnegativo muy pequeño (0,2 a 0,5 × 1 mm de diámetro), aerobio estricto. En la actualidad se reconocen ocho especies, y cuatro de ellas son responsables de enfermedad en el ser humano: Bordetella pertussis, el agente responsable de la tos ferina; Bordetella parapertussis, causante de una forma más leve de tos ferina; Bordetella bronchiseptica, responsable de una enfermedad respiratoria en perros, cerdos, animales de laboratorio y, de forma ocasional, de enfermedad respiratoria en el ser humano; y Bordetella holmesii, una causa poco frecuente de sepsis. Reino Bacteria Subreino Negibacteria Phylum Proteobacteria Clase Betaproteobacteria Orden Burkholderiales Familia Alcaligenaceae Género Bordetella Especie pertussis parapertussis bronchiseptica holmesii CARACTERÍSTICAS GENERALES Cocobacilos gramnegativos muy pequeños (0,2 a 0,5 × 1 mm de diámetro). En cultivos envejecidos pueden adquirir forma filamentosa. Se disponen aislados o en parejas No fermentadores pero pueden oxidar aminoácidos como fuente de energía Aerobios estrictos Inmóviles, encapsulados y de crecimiento lento. Su desarrollo in vitro requiere un prolongado período de incubación en medios complementados con carbón, almidón, sangre o albúmina Muchos factores de virulencia responsables de la adherencia a las células eucariotas y la producción de destrucción tisular localirada Vías de entrada: Respiratoria. Mucosas. La tos ferina se caracteriza por tres estadios: catarral, paroxístico y de convalecencia La enfermedad es más grave en individuos no vacunados Actividades laborales con riesgo: Actividades sanitarias y laboratorios. Educación. Actividades de orden público, seguridad y servicios sociales. FISIOLOGÍA Y ESTRUCTURA Las especies de Bordetella se diferencian por sus características de crecimiento, reactividad bioquímica y propiedades antigénicas. A pesar de sus diferencias fenotípicas, los estudios genéticos han puesto de manifesto que las cuatro especies patógenas para el ser humano son idénticas o están estrechamente relacionadas y se diferencian solamente a nivel de la expresión de los genes de virulencia. Los microorganismos de Bordetella presentan unas necesidades nutricionales sencillas, aunque algunas especies son muy sensibles a sustancias y metabolitos tóxicos presentes en los medios de laboratorio empleados habitualmente. El medio de cultivo de estas especies (en especial, B. pertussis) ha de ser complementado con carbón, almidón, sangre o albúmina, las cuales absorben las moléculas tóxicas. Los microorganismos son inmóviles y oxidan aminoácidos, pero no fermentan carbohidratos. PATOGENIA La infección por B. pertussis y el desarrollo de la tos ferina necesitan la exposición al microorganismo, la adherencia bacteriana a las células epiteliales ciliadas del aparato respiratorio, el crecimiento de las bacterias y la producción de un daño tisular localizado y de una toxicidad sistémica. La adherencia de los microorganismos a las células del epitelio ciliar está mediada por adhesinas proteicas: HEMAGLUTININA FILAMENTOSA Y PERTACTINA: Necesaria para el anclaje a las glucoproteínas sulfatadas en las membranas de las células ciliadas de la tráquea; muy inmunógena. Contienen una secuencia Arg-Gly-Asp (motivo RGD) que facilita la unión a las integrinas glucoproteicas sulfatadas de las membranas de las células respiratorias ciliadas. Estas adhesinas se unen también al CR3, un receptor de glucoproteína de la superficie que permite la captación fagocítica de las bacterias sin iniciar un estallido oxidativo, el cual reviste importancia para la supervivencia y replicación intracelulares de las bacterias. Asimismo, protege a B. pertussis frente a la acción de los anticuerpos humorales. Se han descrito unas proteínas semejantes en B. parapertussis y B. bronchiseptica. TOXINA PERTUSSIS: La toxina pertussis es una toxina A-B clásica que consiste en una subunidad tóxica (S1) y cinco subunidades de unión (S2 a S5; están presentes dos subunidades S4 en cada molécula de toxina). La subunidad S2 se une a la lactosilceramida, un glucolípido que está presente en las células ciliadas respiratorias. La subunidad S3 se une a los receptores en las células fagocíticas, lo que da lugar a un aumento de CR3 en la superficie celular mediada por la pertactina y la hemaglutinina filamentosa, para la posterior fagocitosis bacteriana. FIMBRIAS: Adhesina en B. pertussis, que parece intervenir en la unión a células de mamífero en los cultivos. Se desconoce la función de las fimbrias en el proceso de unión a las células ciliadas in vivo; no obstante, las fimbrias y las restantes adhesinas de B. pertussis estimulan la inmunidad humoral in vivo y se han incorporado a las vacunas acelulares. B. pertussis produce varias toxinas que intervienen en las manifestaciones localizadas y sistémicas de la enfermedad: TOXINA PERTUSSIS: La porción S1 de la toxina pertussis tiene actividad de ribosilasa de difosfato de adenosina (ADP) para las proteínas G de la superficie, actúan como reguladoras de unión a nucleótidos de guanina). Estas proteínas regulan la actividad adenil ciclasa. La toxina pertussis inactiva G1α, la proteína inhibidora que controla la actividad de la adenil ciclasa. La expresión incontrolada de la enzima conlleva un incremento de las concentraciones de monofosfato de adenosina cíclico (AMPc), y un ulterior aumento de las secreciones respiratorias y la producción de mucosidad característica de la fase paroxística de la tos ferina. ADENIL CICLASA/HEMOLISINA: Es una toxina con dos funciones que se activa en la célula diana de mamífero por la calmodulina intracelular y cataliza la conversión del trifosfato de adenosinaendógeno (ATP) a AMPc en las células eucariotas (al igual que hace la toxina pertussis). La toxina adenil ciclasa inhibe también la quimiotaxis, la fagocitosis y la destrucción mediada por los leucocitos. Esta toxina puede ser importante para la protección inicial de las bacterias durante las etapas iniciales de la enfermedad. TOXINA DERMONECRÓTICA: Es una toxina termolábil que a dosis bajas causa vasoconstricción de los vasos periféricos en los ratones; esto se acompaña de una isquemia local, la migración de los leucocitos hasta los espacios extravasculares y la aparición de hemorragia. A dosis elevadas, esta toxina provoca reacciones mortales en los ratones. Es probable que la toxina sea responsable de la destrucción tisular localizada en las infecciones del ser humano, aunque son necesarios otros estudios para confrmar este dato. CITOTOXINA TRAQUEAL: Es un monómero de peptidoglucano de la pared celular de bajo peso molecular que tiene una afInidad específca por las células epiteliales ciliadas. A bajas concentraciones causa ciliostasis (inhibición de los movimientos de los cilios), y a las concentraciones más elevadas que se producen en fases más tardías de la infección produce la extrusión de las células ciliadas. La citotoxina traqueal impide la regeneración de las células dañadas. Este proceso altera los mecanismos normales del aclaramiento y limpieza del árbol respiratorio y da lugar a la tos característica que se asocia a la tos ferina. La toxina también estimula la liberación de interleucina 1 (IL-1), la cual produce fiebre. LIPOPOLISACÁRIDOS: B. pertussis produce dos lipopolisacáridos distintos, uno de los cuales posee lípido A y el otro presenta lípido X. Ambas moléculas de lipopolisacárido pueden activar la vía alternativa del complemento y estimular la liberación de citocinas. Su papel en el proceso de la enfermedad es desconocido. Cuando se introduce en las vías respiratorias, B. pertussis tiene un tropismo notable por el epitelio bronquial ciliado y se adhiere a los cilios mismos. Esta adherencia está mediada por FHA, fimbrias, pertactina y las subunidades de enlace de la PT. Una vez fijada, la bacteria inmoviliza los cilios y comienza una secuencia en la que las células ciliadas se destruyen y sobresalen en forma progresiva del borde epitelial. Este daño local es producido principalmente por la acción de la citotoxina traqueal. En última instancia se produce un epitelio desprovisto de la cubierta ciliar que es necesaria para eliminar la materia extraña de las vías aéreas inferiores. La tos persistente es el correlato clínico de este déficit. Aunque en los bronquios se produce una considerable inflamación y exudado locales, B. pertussis no invade en forma directa las células de las vías respiratorias o se propaga a los tejidos profundos. Además de los efectos locales sobre el epitelio bronquial, otros factores de virulencia de B. pertussis contribuyen de diversos modos a la enfermedad. La acción combinada de PT y AC sobre los neutrófilos, macrófagos y linfocitos crea parálisis e incluso la muerte de estas células efectoras cruciales del sistema inmunitario. Muchas de las manifestaciones sistémicas de la enfermedad, como linfocitosis, sensibilización a la histamina y secreción de insulina se deben a la acción de la PT circulante que se absorbe en el sitio principal de infección. El efecto biológico específico depende de cuánta de la alteración causada por la PT sobre la regulación de la proteína G se manifiesta en el tipo de célula hospedadora al que llega la toxina. La tos ferina es el resultado del envío bien organizado de toxinas y factores adhesivos que lleva B. pertussis a las células hospedadoras en sitios locales y distantes para producir una enfermedad que persiste por varias semanas. (Parte superior) Bordetella pertussis se fija a los cilios de las células en el epitelio respiratorio. La adhesión está mediada por fimbrias, hemaglutinina filamentosa y pertactina. (Parte media) Los sistemas de regulación inician la producción de toxina tosferínica (PT) y adenilato ciclasa (AC), que lesionan a las células y provocan que empiecen a salirse de su sitio. El daño adicional se debe a fragmentos de peptidoglucano de citotoxina traqueal (TCT). (Parte inferior) Las células ciliadas se destruyen, dejando una mucosa desnuda sin cilios protectores. La PT se absorbe dentro del torrente sanguíneo para actuar en el resto del cuerpo. EPIDEMIOLOGÍA B. pertussis se propaga por medio de núcleos goticulares aerotransportados y se ubica en el árbol traqueobronquial. Es sumamente contagiosa e infecta a más de 90% de las personas susceptibles expuestas. El contagio secundario en familias, escuelas y hospitales es rápido. En forma esporádica ocurren epidemias, pero no tiene un fuerte patrón estacional. B. pertussis es un patógeno estrictamente humano. No se le encuentra en animales y sobrevive con dificultades en el ambiente. Los portadores asintomáticos son poco comunes, excepto en situaciones de brotes. La introducción de la inmunización en el decenio de 1940-1949 redujo en forma notable la enfermedad, pero los brotes persisten en ciclos de 3 a 5 años. En las poblaciones en las que disminuyeron las tasas de inmunización como resultado de preocupación sobre reacciones febriles hacia la vacuna original contra la tos ferina ocurrieron grandes brotes. La inmunización también produjo un cambio en la distribución por edad de los casos residuales. Cuando antes era una enfermedad de infantes y niños pequeños, la tos ferina comenzó a presentarse en lactantes y adultos a partir del final de la adolescencia. Se considera que esto se debe a la duración relativamente breve (10 a 12 años) de la inmunidad que confiere la vacuna. Dichos adultos son susceptibles si se exponen, pero en general presentan formas más leves de la enfermedad, que a menudo no se reconocen como tos ferina. Estos adultos desconocedores de que tienen la enfermedad son la principal fuente de brotes en poblaciones muy susceptibles, como los lactantes. En la época anterior a la vacunación, en general los recién nacidos recibían de manera transplacentaria de sus madres la IgG estimulada por la exposición a la constante circulación de la bacteria en los niños. En una población vacunada cuya inmunidad se va desvaneciendo, este anticuerpo ha descendido por debajo de los niveles de protección para cuando se llega a la edad reproductiva. En un cruel giro del destino, los lactantes son quienes tienen la enfermedad más grave. Más de 70% de los casos fatales ocurren en niños menores de un año. La estrategia actual es revertir esta tendencia administrando dosis de refuerzo de la vacuna en una época posterior de la vida (vea Prevención). La incidencia de casos descritos en Estados Unidos es relativamente baja y en 2010 se notifcaron 27.550 casos; sin embargo, esta cifra infraestima claramente la verdadera incidencia de la enfermedad. Se ha calculado que cada año se producen en Estados Unidos más de 3 millones de casos nuevos de tos ferina. ENFERMEDADES CLÍNICAS La infección se inicia cuando los aerosoles infecciosos son inhalados y las bacterias se adhieren y proliferan en las células epiteliales ciliadas. Después de un período de incubación de 7 a 10 días, el paciente típico presenta la primera de las tres fases. 1. La primera fase, la fase catarral, se parece a un catarro común, con rinorrea serosa, estornudos, malestar general, anorexia y febrícula. Debido a que el número máximo de bacterias se observa durante esta fase, en la que la causa de la enfermedad aún no se conoce, es en la fase catarral cuando los afectados suponen un riesgo más elevado para sus contactos. 2. Después de 1 o 2 semanas, comienza la fase paroxística. Durante este período, las células epiteliales ciliadas son expulsadas del árbol respiratorio y se altera la eliminación de mucosidad. Esta fase se caracteriza por los típicos paroxismos de latos ferina (una serie de toses repetidas seguidas de un estridor inspiratorio). Es frecuente la producción de mucosidad en el aparato respiratorio, la cual es parcialmente responsable de la obstrucción de las vías respiratorias. Los paroxismos acaban generalmente con vómitos y un estado de agotamiento. Durante esta fase existe también una marcada linfocitosis. Los pacientes afectados pueden sufrir hasta 40 o 50 paroxismos al día durante el acmé de la enfermedad. La combinación de secreciones mucoides, tos convulsiva y vómito producen un niño abatido y agotado que apenas es capaz de respirar. Es posible que después de tales episodios ocurra apnea, en particular en los lactantes. La linfocitosis notable alcanza su nivel máximo en esta etapa, con conteo absoluto de linfocitos de hasta 40 000/mm3. 3. Después de 2 a 4 semanas, la enfermedad entra en la fase de convalecencia; en este momento, los paroxismos disminuyen en número y gravedad, pero pueden aparecer complicaciones secundarias. Esta presentación clásica de la tos ferina puede no observarse en los pacientes con inmunidad parcial o en los adultos. Estos pacientes pueden tener antecedentes de tos crónica persistente sin estridor o vómitos. Dado que esta presentación no es distintiva, se deberían realizar las pruebas diagnósticas adecuadas para Bordetella y otros patógenos bacterianos respiratorios (p. ej., Mycoplasma pneumoniae, Chlamydophila pneumoniae, Legionella pneumophila) y virales. La complicación más común de la tos ferina es la neumonía causada por una sobreinfección por un organismo adicional como Streptococcus pneumoniae. También es común la atelectasia que quizá sólo se reconozca por medio de examen radiológico. Otras complicaciones, incluyendo convulsiones y hemorragia subconjuntival o cerebral, se relacionan con los efectos de presión venosa de la tos paroxística y por la anoxia provocada por problemas de respiración y crisis de apnea. Bordetella parapertussis: causa una variante más leve de tos ferina Bordetella bronchiseptica: origina fundamentalmente una enfermedad respiratoria en animales, aunque puede producir bronconeumonía en el ser humano Bordetella holmesii: causa poco frecuente de sepsis PRUEBAS DIAGNÓSTICO Recogida y transporte de las muestras: Los microorganismos de B. pertussis son extremadamente sensibles a la desecación y no sobreviven a no ser que se tenga cuidado en la recogida de las muestras y en su transporte hasta el laboratorio. La muestra óptima para el diagnóstico es un aspirado nasofaríngeo. No se deben utilizar frotis bucofaríngeos debido a que no permiten recoger una cantidad suficiente, además no son adecuados debido a que los cilios a los que se adhiere el microorganismo no se encuentran allí . Las muestras para cultivo se deberían inocular en un medio de aislamiento recién preparado (p. ej., agar de Regan-Lowe) a la cabecera del paciente. Si no resulta posible, se debería ntroducir la muestra en un medio de transporte adecuado (p. ej., medio de transporte de Regan-Lowe) y llevarla con rapidez al laboratorio. Las muestras obtenidas al inicio en el curso de la enfermedad (durante la etapa catarral o al principio de la etapa paroxística) tienen la mayor probabilidad de aislamiento exitoso. Microscopia: Se puede realizar una prueba de anticuerpos mediante fluorescencia directa con anticuerpos monoclonales o policlonales para valorar las muestras; sin embargo, dados los problemas de sensibilidad y especificidad de esta prueba, se debería realizar también la prueba de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), el cultivo o ambos. La técnica de anticuerpos fluorescentes directos (DFA) se ha aplicado con éxito a los frotis nasofaríngeos para el rápido diagnóstico de tos ferina. La DFA es de particular utilidad en la tos ferina debido a los muchos días que se requieren para los resultados del cultivo. Pruebas basadas en los ácidos nucleicos: Los métodos de amplificación de ácidos nucleicos y la prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), son las pruebas diagnósticas más sensibles para la tos ferina. Estos métodos han sustituido a los estudios microscópicos y los cultivos en la mayor parte de los laboratorios que realizan pruebas clínicas. En este momento, muchos laboratorios han desarrollado sus propias pruebas moleculares frente a diversos genes. Por este motivo, las características de rendimiento (es decir, sensibilidad y especifcidad) de estas pruebas no están bien Cultivo: En este momento el cultivo suelen realirzarlo laboratorios que no pueden realizar pruebas de ácidos nucleicos o que combinan ambas pruebas. La sensibilidad de los cultivos se ve afectada por factores del paciente (como la fase de la enfermedad, el uso de antibióticos), la calidad de la muestra, las condiciones de transporte y los métodos de cultivo. El medio de Bordet-Gengou ha dejado de utilizarse a favor del medio con carbón de Regan-Lowe complementado con glicerol, peptonas y sangre de caballo. El medio se debe incubar en aire a 35 °C y en una cámara humidificadora durante 7 o 12 días. Debido a que la calidad de los medios afecta en gran medida al éxito del cultivo, los laboratorios que no suelen cultivar muestras de Bordetella deben remitir estas muestras a un laboratorio de referencia para su procesamiento. A pesar del empleo de medios de cultivo óptimos, menos de la mitad de los pacientes infectados obtiene resultados positivos en los cultivos. Identifcación: Los microorganismos de B. pertussis se identifican en base a sus características microscópicas, la morfología de sus colonias en los medios selectivos y por su reactividad con un antisuero específico. Las reacciones fenotípicas (p. ej., pruebas bioquímicas) se pueden usar para diferenciar las especies de Bordetella. Detección de anticuerpos: Es difícil interpretar los resultados de las pruebas serológicas debido a que la microscopia y las técnicas de cultivo constituyen unas referencias relativamente poco sensibles para poder evaluar estas pruebas. Se han desarrollado pruebas de análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas (ELISA) para la detección de anticuerpos inmunoglobulina A (IgA), IgM e IgG frente a hemaglutinina flamentosa y toxina pertussis, pertactina y fimbrias. Los anticuerpos para la toxina de la tos ferina son específicos de B. pertussis; sin embargo, pueden aparecer anticuerpos frente a los otros antígenos en las infecciones producidas por otras especies de Bordetella y otras bacterias. TRATAMIENTO El tratamiento de la tos ferina es principalmente sintomático, con vigilancia de enfermería durante las fases paroxística y de convalecencia de la enfermedad. Los antibióticos pueden mejorar la evolución clínica y reducir la infectividad, en particular durante las fases precoces de la enfermedad; sin embargo, la convalecencia depende de la rapidez y del grado de regeneración de las células epiteliales ciliadas. Los macrólidos (como eritromicina, azitromicina, claritromicina) son eficaces para la tos ferina, sin embargo, este efecto tiene un valor limitado porque la enfermedad generalmente no se reconoce durante el período de máxima contagiosidad. En general, la azitromicina y la claritromicina se toleran mejor y son los macrólidos preferidos. Los pacientes con intolerancia a macrólidos pueden recibir trimetoprima-sulfametoxarol o fuoroquinolonas (ciprofloxacino, levofloxacino, gemifloxacino). PREVENCIÓN Y CONTROL La inmunización activa es el principal método para la prevención de la tos ferina. La vacuna original, que produjo una notable reducción en la enfermedad, se preparaba a partir de suspensiones con las células completas inactivadas y se administraba junto con los toxoides de difteria y tétanos como vacuna DTP. La eficacia indudable de esta vacuna estaba opacada por una elevada tasa de efectos secundarios debidos a la naturaleza burda de la preparación con células íntegras. Estos efectosincluían inflamación local, fiebre y, en raras ocasiones, convulsiones febriles. Aunque nunca se demostró en forma consistente una asociación entre las secuelas neurológicas permanentes y la inmunización contra la tos ferina, hubo quienes afirmaron que la vacuna era peor que la enfermedad. Esto condujo al desarrollo de las vacunas acelulares, con base en el conocimiento sobre la patogénesis de la tos ferina. Estas vacunas contienen factores de virulencia purificados que se obtienen de preparaciones de células enteras inactivadas cuando es apropiado. Otra estrategia para las vacunas consiste en producir los componentes recombinantes, sometidos a modificación genética para producir inmunidad pero que no son tóxicos. Las múltiples vacunas acelulares tienen diferentes combinaciones de factores de virulencia. Todas contienen toxina pertussis inactivada y hemaglutinina filamentosa, algunas incluyen pertactina o fimbrias. En la actualidad ya se ha establecido la eficacia de estas vacunas y todas tienen efectos secundarios mucho menos frecuentes en comparación con los preparados anteriores. En combinación con los toxoides diftérico y tetánico, ahora han reemplazado a la DTP de células enteras como DTaP (la “a” significa acelular). En EE.UU. están aprobadas dos vacunas acelulares (una para niños y otra para adultos) La vacuna pediátrica se administra a los niños a los 2, 4, 6 y 15-18 meses, y la quinta dosis se administra entre los 4 y los 6 años. Las recomendaciones actuales de la vacuna adulta sugieren administrarla a los 11 o 12 años y repetir la dosis en los adultos entre los 19 y 65 años. Para las inmunizaciones de refuerzo, se recomienda el uso de vacunas que combinan el toxoide tetánico con dosis menores de los componentes de difteria y tos ferina (Tdap) cada 10 años a partir de los 11 años de edad. Los estudios realizados para medir la inmunidad humoral y celular frente a los antígenos de la tos ferina han encontrado inmunidad en más del 90% de los receptores adolescentes de la vacuna más de 5 años después de la vacunación. Debido a que la tos ferina es muy contagiosa en una población vulnerable, y a que las infecciones asintomáticas de los miembros de la familia de un paciente sintomático pueden mantener la enfermedad en una comunidad, se ha utilizado la proflaxis con azitromicina en casos seleccionados. Tal como sucede con muchas enfermedades respiratorias, la tosferina se propaga cuando la persona infectada tose o estornuda mientras se encuentra en contacto cercano con los demás, quienes a su vez inhalan las bacterias. Los CDC recomiendan tener buenos hábitos de higiene para prevenir la propagación de las enfermedades respiratorias. Para practicar buenos hábitos de higiene debe: Cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo desechable al toser o estornudar. Botar el pañuelo desechable usado en el cesto de la basura. Cubrirse la tos o los estornudos con la parte superior del brazo o el codo, y no las manos, si no tiene un pañuelo desechable. Lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón por al menos 20 segundos. Usar un desinfectante de manos a base de alcohol si no se dispone de agua y jabón. CASO CLÍNICO CASO 1: Una niña de 5 años fue trasladada a un centro de salud por presentar un cuadro de tos grave e intratable. Durante los 10 días previos había tenido un catarro que había empeorado. La tos comenzó el día anterior y de forma tan espectacular que con frecuencia iba acompañada de vómitos. La niña se encontraba agotada por los accesos de tos. El hemograma mostraba una marcada leucocitosis con predominio de linfocitos. El médico que la examinó sospechó que la niña tenía tos ferina. 1. ¿Qué pruebas de laboratorio se pueden llevar a cabo para confirmar el diagnóstico clínico del médico? ¿Qué muestras se deben recoger y cómo se deben enviar al laboratorio? 2. ¿Qué factores de virulencia produce B. pertussis y cuáles son sus efectos biológicos? 3. ¿Cuál es la evolución natural y el pronóstico de la enfermedad? ¿Cómo se puede prevenir? CASO 2: Un lactante varón nacido en forma prematura permanecía en la unidad de terapia intensiva pediátrica a los 12 días de edad. En la octava noche comenzó a exhibir una tos repetitiva, que progresó a un estado en el que se enrojecía, se asfixiaba y se esforzaba por respirar. A veces, los episodios estaban seguidos de vómito. Para el décimo día sufría apnea y ya requería asistencia respiratoria. La exploración física mostró un pulso de 160 lpm y frecuencia respiratoria de 72/min (ambos excesivamente elevados). La radiografía de tórax mostraba que sus pulmones estaban despejados. No había evidencia de anormalidades en la tráquea. El resultado de la cuenta de leucocitos fue de 15 500/mm3 con 70% de linfocitos. ¿Cuál de los datos del paciente es más particular de la tos ferina? A. Tos B. Apnea C. Vómito D. Leucocitosis E. Linfocitosis ¿Cuál de los siguientes métodos daría la confirmación más rápida de un diagnóstico de tos ferina? A. Cultivo laríngeo B. Cultivo nasofaríngeo C. Prueba de anticuerpos fluorescentes directos del frotis nasofaríngeo D. Prueba de anticuerpos fluorescentes directos del frotis de la laringe E. Serología para B. pertussis ¿Cuál es la fuente más probable de la infección de este niño? A. Hermano B. Padre C. Ambiente en la sala de partos D. Portación de trabajador médico E. Trabajador médico con la enfermedad REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Microbiología médica-Murray, Rosenthal y Pfaller (7ma Edición) Microbiología médica-Kenneth Ryan (5ta Edición) Lederman, W (2004). Breve historia de la Bordetella pertussis, una elusiva damisela. Obtenido de: https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-10182004000300018 Integrated Taxonomic Information System – Report. Bordetella pertussis. Obtenido de: https://www.itis.gov/servlet/SingleRpt/SingleRpt?search_topic=TSN&search_value=960002#null Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Bordetella pertussis. Obtenido de: https://www.insst.es/documents/94886/353183/Bordetella+pertussis+- +A%C3%B1o+2015/1357fa8c-8ded-4df6-aef9-e0f556a8228d Wendelboe AM, Van Rie A, Salmaso S, Englund JA. Duration of immunity against pertussis after natural infection or vaccinationexternal icon. Obtenido de: https://www.cdc.gov/pertussis/about/prevention/index-sp.html
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