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Etnoagronomía

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Artemio Cruz León 
Arturo Franco Gaona
Compiladores
Universidad Autónoma Chapingo
Etnoagronomía. 
UtopÍa y alternativas 
al desarrollo
Etnoagronomía. 
UtopÍa y alternativas 
al desarrollo
Artemio Cruz León y Arturo Franco Gaona
Compiladores
Etnoagronomía. Utopía y alternativas al desarrollo.
© Universidad Autónoma Chapingo
km 38.5 carretera México-Texcoco, Texcoco, 
Estado de México, cp 56230
Tel. 595 952 15 00, ext. 5142
Primera edición, marzo de 2021 
isbn 978-607-12-0592-6
A la maestra Laly, compañera de vida.
A Sairi, Victor Hugo y Artemio Efraim. 
Además a Janet, Lupita y Abigail; y desde 
luego, a Natalia Sofía.
contenido
Presentación. Artemio Cruz León. 11
Desarrollo, etnoagronomía y construcción de alternativas civilizatorias.
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
15
La agricultura tradicional. aspectos básicos, dilemas que enfrenta y perspectivas.
Alba González Jácome
41
La investigación científica y el desarrollo de tecnología relevante en América Latina.
Efraím Hernández Xolocotzi
75
La milpa tradicional en la porción central del estado de Yucatán hacia finales del siglo XX.
Jorge Duch Gary
101
Acciones y estrategias para la revalorización del saber local en la Sierra Gorda guanajuatense.
J. Fabián García Moya 
153
Persistencia de la agricultura familiar campesina en México: una larga historia, sin final.
Joel Cervantes-Herrera; Artemio Cruz-León; César Adrián Ramírez-Miranda 
y Miguel Ángel Sámano-Rentería
185
Complementariedad entre agrohomeopatía y etnoagronomía en la producción de maíz: la 
experiencia de Tepalcingo, Morelos. Artemio Cruz León y Felipe de Jesús Ruiz Espinoza
207
Propuesta del estudio de los elementos de la tecnología agrícola tradicional como 
contribución a la Etnoagronomía.
Arturo Franco Gaona, Artemio Cruz León y Benito Ramírez Valverde
231
Los instrumentos agrícolas de Michoacán y la necesidad de adaptación de 
innovaciones agromecánicas.
José Juan Arredondo Arredondo
251
Tecnología agrícola tradicional del cultivo de pitaya en la zona norte de 
Huajuapan de León, Oaxaca.
Eliseo Patricio Rosales Bustamante y Artemio Cruz León
269
Propuesta para mejorar el manejo de milpa y la seguridad alimentaria 
de productores de secano. 
Miguel Ángel Damián Huato y Artemio Cruz León.
293
Conocimiento tradicional y ciencia moderna, diálogo para enfrentar a la roya del café 
(Hemileia vastatrix Berk. & Br.), en Huatusco, Veracruz.
Anabel Martínez-López, Artemio Cruz-León, Dora María de Jesús Sangerman-Jarquín, 
Salvador Díaz Cárdenas y Joel Cervantes-Herrera.
311
La gestión de proyectos culturales como herramienta para el desarrollo de 
comunidades rurales en municipios de la comarca minera hidalguense.
Beatriz Daniela Armendáriz Mendieta y Artemio Cruz León.
333
El Saber Vivir en Bien Común. Tonacayotl, Tineme Kualtsin Chicahualistle Pakilistle.
Pío Giovanni Chávez Segura y Artemio Cruz León.
355
La comunalidad y el desarrollo rural: el caso del ejido Emiliano Zapata, municipio de Amecameca, 
Estado de México. Rafael Eugenio Parrilla Arroyo, Artemio Cruz León, 
Dora María de Jesús Sangerman Jarquín y Jorge Duch Gary
369
Listado de autores 390
11 |
En 2019 se abren nuevas perspectivas productivas, 
que permitirán aprovechar las tierras en desuso, pro-
teger la producción campesina y lograr una mayor 
calidad de vida de los campesinos indígenas, criollos, 
mestizos y afrodescendientes que habitan en el país. 
Estos habitantes han tenido que soportar los pocos 
recursos asignados a las comunidades rurales, car-
gas de trabajo excesivas, precios controlados de sus 
productos, que generan ingresos deprimidos; el vivir 
en un desplazamiento social y económico y –por si 
fuera poco– para sostener a sus familias, han tenido 
que migrar para buscar un gasto doméstico extra-
parcelario, fuera de sus comunidades de residencia; 
muchas veces hacia el extranjero. 
En resumen, los campesinos viven en condicio-
nes adversas y son una población desfavorecida, que 
no han recibido apoyos reales ni han sido sujetos a 
políticas públicas que les favorezca, situación que 
ya es histórica.1 Esto ha redundado en el abandono 
de sus tierras y la pérdida de biodiversidad, pobla-
ción, conocimientos, saberes y capacidades tecno-
productivas y culturales que los han sostenido por 
miles de años. Los impactos de esta situación en la 
organización social y laboral de las familias apenas 
comienzan a ser descritos y comprendidos.
El nuevo gobierno mantiene, a través de la Secre-
taría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el 
Presupuesto de Egresos (PEF) 2019, el Programa 
Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sus- 
 
1 Nota de AGJ. La idea de sustituir la agricultura tradicional por 
agricultura moderna, mecanizada, es antigua, ha permeado la 
mente de los que se encargan de dirigir al país, independiente-
mente de su filiación política. Podríamos decir que se avecindó 
en México por lo menos desde el siglo XIX, continúandose hasta 
nuestros días. De aquí surge la pregunta, de cómo es que la agri-
cultura tradicional ha sobrevido a pesar de no recibir apoyos 
externos a las comunidades, o de ser estos apoyos insuficientes.
PresentACión
artemio cruz León
| 12
tentable (PEC); los programas de varios ramos y la 
mayoría de los objetivos de la antigua Subsecretaría 
de Desarrollo Rural, que quedó reducida a una coor-
dinación general.2 En conjunto, estos cuatro compo-
nentes definen las políticas sectoriales y una política 
rural integral. 
La Subsecretaría de Desarrollo Rural es la instan-
cia encargada de la planificación del desarrollo rural 
en el país, pero no tiene la capacidad para enfrentar 
tal responsabilidad ni tampoco para planear el des-
empeño del sector agropecuario. Desde hace 12 años, 
los secretarios del ramo han recurrido al Departa-
mento de Agricultura de USA, o la Universidad de 
Missouri, para conocer los efectos del sector agro-
pecuario en los mercados internos.3 La dependen-
cia abandonó el análisis formal del sector, que tenía 
una larga tradición en la gestión pública de las zonas 
rurales. Su ausencia genera que la política del ramo 
carezca de un conocimiento básico para organizar 
la planificación.
De aquí se deriva la importancia de este libro, 
cuyo objetivo principal es mostrar que los saberes 
locales combinados con la Etnoagronomía pueden 
aportar los elementos epistémicos y tecnológicos 
 
2 La información económica ha sido resumida del artículo “La 
nueva transformación del campo mexicano” apareció publi-
cado en Nexos, Economía y Sociedad, del 05/02/2019 de George 
A. Dyer y Antonio Yúnez Naude, economistas del Colegio de 
México (COLMEX), que se dedican al estudio de la agricul-
tura en México. .
3 Dyer y Yúnez 05/02/2019.
que coadyuven a la construcción del modelo de 
desarrollo agrícola para la Cuarta Transformación 
en México, propuesta por el nuevo gobierno mexi-
cano. En esta construcción se propone tomar en con-
sideración varios componentes que permitan tener 
éxito, tomando en consideración a los grupos de 
agricultores de pequeña y mediana escala (campesi-
nos) mexicanos. Para ello, es necesario incluir en las 
propuestas los siguientes componentes: 1) los sabe-
res locales (conocimiento folk); 2) el conocimiento 
agrícola tradicional (combinación que incluye el 
estudio y comparación entre los saberes locales con 
el conocimiento científico) y 3) los alcances tecno-
lógicos logrados en México y en distintas partes 
del mundo, difundidos a través de investigaciones, 
publicaciones, análisis cartográfico, experiencias de 
investigación, estudios en laboratorios, análisis de 
varios tipos y otros. 
Desde esta perspectiva, los saberes locales cons-
tituyen una parte indisoluble del desarrollo, que al 
incluir lo autogestivo combinado con los elementos 
citados puede construir nuevos tipos de desarro-
llo acordes con la realidad nacional, regional local 
y las necesidades de los campesinos. El estudio de 
los saberes locales(conocimiento folk) requiere de 
esfuerzos combinados entre la población local de 
lugares previamente seleccionados, y los investiga-
dores, que pasan temporadas de investigación que 
pueden llegar a sumar varios meses al año. 
presentación
13 |
En este libro, se exponen los resultados de 16 
estudios e investigaciones realizadas con el modelo 
de Etnoagronomía, organizados bajo la tutoría aca-
démica de Artemio Cruz-León, con el legado aca-
démico de Efraím Hernández-Xolocotzi y la parti-
cipación de colegas y los entonces estudiantes del 
posgrado en Desarrollo Rural de la Dirección de 
Centros Regionales Universitarios de la Universidad 
Autónoma Chapingo.4 La publicación tiene como 
objetivo mostrar al lector los resultados de la aplica-
ción del enfoque etnoagronómico, en el que el con-
cepto de Etnoagronomía se define como:
 “[...]  la etnociencia que se encarga de los 
estudios de los saberes que los campesinos 
indígenas y mestizos ponen en práctica durante 
el proceso de aprovechamiento de los recursos 
naturales, por medio de las actividades agrícolas, 
pecuarias, forestales y de la fauna para obtener 
los satisfactores antropocéntricos necesarios 
para la subsistencia, reproducción social y 
desarrollo (Cruz-León et al., 2015).
Se incluyen ocho capítulos dedicados a discusio-
nes teóricas y ocho estudios de caso. El libro, compi-
lado y organizado por Artemio Cruz-León, incluye 
como autores –por orden alfabético– a: José Juan 
4 La revisión académica del libro fue realizada por Alba Gon-
zález Jácome (AGJ), quien agregó al texto varias notas. En ellas 
se indica que son de ella y no de los autores de los textos.
Arredondo-Arredondo, Beatriz Daniela Armen-
dariz-Mendieta, Joel Cervantes-Herrera, Ranulfo 
Cruz-Aguilar, Artemio Cruz-León, Pio Giovanni 
Chávez Segura, Miguel Ángel Damián-Huato, Sal-
vador Díaz-Cárdenas, Jorge Duch-Gary, Arturo 
Franco-Gaona, J. Fabián García-Moya, Alba Gon-
zález-Jácome, Efraím Hernández-Xolocotzi, Ana-
bel Martínez-López, Rafael Eugenio Parrilla Arroyo, 
César Adrián Ramírez.Miranda, Benito Ramírez-
Valverde, Eliseo Patricio Rosales Bustamante, Felipe 
de Jesús Ruiz Espinoza, Miguel Ángel Sámano Ren-
tería y Dora María de Jesús Sangerman-Jarquín.
Esperamos que su lectura abra nuevas discusio-
nes y aportaciones al modelo de Etnoagronomía, y 
su comprensión sea de utilidad para el desarrollo 
autogestivo, en el que los involucrados forman parte 
fundamental en la conformación, discusiones, apli-
caciones y resultados del modelo. El desarrollo de 
las comunidades campesinas en México, tiene que 
partir de la participación de los campesinos involu-
crados directamente (saberes), de su combinación 
con el conocimiento científico y el conocimiento y 
utilización de tecnologías apropiadas. 
La Cuarta Transformación aplicada al tema agrí-
cola, requiere de estudios que le proporcionen las 
bases sobre las cuales llevarse a cabo. Este requeri-
miento es cubierto por varios tipos de conocimiento 
que, en este caso, es propuesto por la Etnoagronomía. 
Desarrollo, Etnoagronomía 
y Construcción de 
Alternativas Civilizatorias
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y 
ranulfo Cruz Aguilar
Se han cumplido 70 años del invento del desarro-
llo para los países del Tercer Mundo y 30 de que se 
anunció su muerte; sin embargo, en la medida que 
la palabra desarrollo se sigue utilizando cotidiana-
mente en los discursos políticos, en las acciones de 
los programas de gobierno y hasta en las activida-
des de investigación y docencia de las universidades, 
donde se continúa impartiendo licenciaturas y pos-
grados sobre desarrollo, se encuentra vigente y pare-
ce que aun le queda vida para rato. Antes de avan-
zar, recordemos la primer ocasión en que se utiizó 
el término «desarrollo» –y por tanto se incluyó a los 
países del sur dentro del subdesarrollo–. Fue Harry 
Truman quien lo utilizó durante la toma de protesta 
de su segundo periodo como presidente de Estados 
Unidos de Norteamérica, el 20 de enero de 1949:
[...] debemos embarcarnos en un nuevo 
programa que haga disponibles nuestros 
avances científicos y nuestro progreso 
industrial para la mejora y crecimiento de las 
áreas subdesarrolladas. Más de la mitad de 
la población del mundo vive en condiciones 
que se acercan a la miseria. Su alimentación 
es inadecuada. Son víctimas de la enfermedad. 
Su vida económica es primitiva y estancada. Su 
pobreza es un lastre y una amenaza tanto para 
ellos como para las áreas más prósperas” […]
Nuestro propósito tendría que ser el de ayudar 
a los pueblos libres del mundo para que, a 
través de sus propios esfuerzos, produzcan más 
alimentos, más vestido, más materiales para sus 
casas y más potencia mecánica para aligerar sus 
cargas. […] El viejo imperialismo —explotación 
para beneficio extranjero— no tiene espacio en 
nuestros planes. Lo que estamos vislumbrando 
es un programa de desarrollo basado en el juego 
limpio democrático (Truman, 1967).
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 18
Desde el momento de su anuncio, el desarrollo se 
tornó prioridad en las actividades de los gobiernos 
y la política, que lo convirtieron en la meta princi-
pal. Acosta (2015:302) lo plantea en los siguientes 
términos:
Así, después de la Segunda Guerra Mundial, 
cuando arrancaba la guerra fría, en medio del 
surgimiento de la amenaza y del terror nuclear, 
con el discurso sobre “el desarrollo” se estableció 
¡y se consolidó! una estructura de dominación 
dicotómica: desarrollado–subdesarrollado, 
pobre–rico, avanzado–atrasado, civilizado–
salvaje, centro–periferia [...]. Incluso desde 
posiciones críticas se asumió como indiscutible 
esa dualidad. Agrega: a partir de dicha 
visualización, el mundo se ordenó para alcanzar 
“el desarrollo”. Afloraron planes, programas, 
proyectos, metodologías y manuales de 
desarrollo, bancos especializados para financiar 
el desarrollo, ayuda al desarrollo, capacitación 
y formación para el desarrollo, comunicación 
para el desarrollo y un muy largo etcétera. 
Y así pasaron 40 años, hasta que la falta de resul-
tados en países subdesarrollados y el notable incre-
mento de las diferencias entre los países desarrolla-
dos, hicieron visible la imposibilidad para que los 
primeros pudieran igualar a los segundos. Por ello, 
se iniciaron los cuestionamientos a la falta de desa-
rrollo, aunado a la sobreexplotación de los recursos 
naturales, característica propia del capitalismo y sus 
formas de consumo, que si fueran adoptadas por 
toda la población mundian, harían que los recursos 
naturales del planeta resultasen insuficientes.
El cuestionamiento y desmantelamiento del desa-
rrollo tiene varios antecedentes, pero los de mayor 
impacto fueron planteados por Sachs y colaborado-
res (1992) de manera magistral en la obra Dicciona-
rio del desarrollo; que inicia declarando su defunción 
y, poco a poco, va deshojando los significados opues-
tos y contradictorios de sus conceptos. Con base en 
ello se fundamenta la explicación de los fracasos o 
más bien se sacan a la luz los verdaderos significados 
y los engaños del desarrollo, al mencionar:
Los últimos cuarenta años pueden ser denomi-
nados como la Era del Desarrollo. Esta época está 
llegando a su fin. Ha llegado el momento de escri-
bir su obituario. Como un majestuoso faro que guía 
a los marineros hacia la costa, el ‘desarrollo’ fue la 
idea que orientó a las naciones emergentes en su jor-
nada a lo largo de la historia de la posguerra. Inde-
pendientemente de que fueran democracias o dic-
taduras, los países del Sur proclamaron el desarro-
llo como su aspiración primaria, después de haber 
sido liberados de su subordinación colonial. Cuatro 
décadas más tarde, gobiernos y ciudadanos tienen 
aún fijos sus ojos en esta luz centelleando ahora tan 
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
19 |
lejos como siempre: todo esfuerzo y todo sacrificio 
se justifica para alcanzar la meta, pero la luz conti-
núa alejándoseen la oscuridad. 
A Sachs le han seguido muchos autores que se han 
sumado a la crítica del desarrollo, considerándolo 
como un mito (Quijano, 2000; Munk, 2010; Gudy-
nas y Acosta, 2011; Escobar, 2014); sin embargo el 
impacto crítico no ha podido erradicar las políticas y 
acciones contra el Tercer Mundo que, en nombre del 
desarrollo, continúan a pesar de los cuestionamien-
tos y la instauración de gobiernos plurinacionales, 
democráticos y populares, en Argentina, Ecuador, 
Bolivia y recientemente en México, del cual espe-
ramos que realmente pueda crear alternativas con 
futuro y definitivas. En el mismo libro se plantea la 
idea de llamar a los 40 años, después de 1949, como 
la “Era del Desarrollo”:
Proponemos llamar era del desarrollo al periodo 
histórico particular que comenzó el 20 de enero 
de 1949, cuando Harry S. Truman declaró, en 
su discurso de investidura, por primera vez al 
Hemisferio Sur como «áreas subdesarrolladas». 
El rótulo pegó y subsecuentemente aportó la 
base cognitiva tanto para el intervencionismo 
arrogante del Norte como para la autocompasión 
patética del Sur. Sin embargo, lo que nace en 
cierto momento puede morir en otro: la era del 
desarrollo está declinando porque sus cuatro 
premisas fundamentales han sido hechas 
obsoletas por la historia (Sachs, 1992). 
Con ello se esboza la necesidad de crear un 
periodo diferente, al que se le ha llamado postde-
sarrollo, postmodernismo o postcapitalismo, de 
acuerdo con Sachs (1992),Gudynas y Acosta (2011), 
Gudynas (2014) y Acosta (2014). Munk (2010:36) 
menciona que “el tema del desarrollo como teoría 
y práctica para superar la pobreza y la inequidad 
no ha desaparecido como una preocupación global”. 
Sin embargo, lo atinado de las críticas al desarrollo 
y la infinidad de pruebas de su inoperancia no han 
permitido inhabilitar a sus promotores que siguen 
usándolo como pretexto para cualquier actividad:
Por ahora desarrollo ha llegado a ser un con-
cepto amebiano, sin forma, pero inerradicable. Sus 
contornos son tan borrosos que no denotan nada, 
mientras se difunde por todos lados porque con-
nota la mejor de las intenciones. El término es cele-
brado igualmente por el FMI y el Vaticano, por los 
revolucionarios que portan sus fusiles, así como los 
expertos de campo que llevan sus maletines Samso-
nite. Aunque el desarrollo no tiene contenido, posee 
una función: permite que cualquier intervención sea 
santificada en nombre de un objetivo superior. En 
consecuencia, aun los enemigos se sienten unidos 
bajo la misma bandera. El término crea una base 
común, un terreno sobre el cual libran sus batallas 
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 20
la derecha y la izquierda, las élites y los movimien-
tos de base (Sachs 1992).
El mayor aporte surgido de los cuestionamien-
tos al desarrollo lo representa la búsqueda de sus 
alternativas, pues significan el planteamiento de nue-
vas formas de organizar a la sociedad fuera; ade-
más, implican situarse fuera del capitalismo, ya con 
muchos siglos de dominancia. Por ello, la tarea es de 
tal envergadura que se anticipa gigantesca, a largo 
plazo y por no decir imposible, pero a la vez resulta 
en una utopía, un sueño a realizar. Los ejemplos exis-
tentes de alternativas socialistas y comunistas del 
siglo XX montados a luz de los planteamientos mar-
xistas fracasaron. Por ello la construcción de alter-
nativas al desarrollo: 
[…] necesariamente implica superar el 
capitalismo y sus lógicas de devastación social 
y ambiental. Esto nos abre la puerta hacia el 
posdesarrollo y por cierto al poscapitalismo. 
Aceptémoslo, para la mayoría de los habitantes 
del planeta el capitalismo no representa una 
promesa o sueño a realizar, es una pesadilla 
realizada (Acosta, 2014).
Por consiguiente, la construcción de alternati-
vas al desarrollo nos ubica en el periodo poscapita-
lista y posdesarrollista,1 tarea que implica la creación 
1 En este documento los términos poscapitalista, postcapita-
lista, posdesarrollo y postdesarrollo o sus derivaciones se utili-
de fundamentos teóricos que sustenten los plantea-
mientos base del postdesarrollo y expliquen la situa- 
ción actual. Se ha convenido denominar época del 
desarrollo al periodo aproximado de 40 años a par-
tir de 1949, donde la obra de Sachs (1992), señala el 
límite y como tal el inicio de la búsqueda de opciones. 
Acosta (2014) lo plantea en los siguientes términos:
 
[…] cuando los problemas comenzaron a minar 
nuestra fe en “el desarrollo” y la gran teoría 
del desarrollo hizo agua por cuatro costados, 
buscamos alternativas de desarrollo. Le pusimos 
apellidos al desarrollo (Quijano, 2000) para 
diferenciarlo de lo que nos incomodaba, pero 
seguimos en la senda del desarrollo: desarrollo 
económico, desarrollo social, desarrollo local, 
desarrollo global, desarrollo rural, desarrollo 
sostenible o sustentable, ecodesarrollo, 
etnodesarrollo, desarrollo a escala humana, 
desarrollo local, desarrollo endógeno, desarrollo 
con equidad de género, codesarrollo, desarrollo 
étnico, desarrollo bajo de carbono [...] desarrollo 
al fin y al cabo.
Una pregunta obligada es ¿cuáles son las cau-
sas del fracaso del desarrollo?, fracaso que se mani-
fiesta como la ausencia de desarrollo en todos aque-
llos lugares del Tercer Mundo en los cuales se han 
zan indistintamente, debido a que en todos los casos se respetó 
la cita del autor.
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
21 |
realizado programas en su nombre. Al hurgar entre 
los aspectos más relevantes está la crisis ambiental 
provocada por el uso indiscriminado de los recur-
sos en aquellos casos donde se ha logrado implantar 
el desarrollo desde la visión occidental. Ecológica-
mente, es imposible que los recursos naturales sos-
tengan el consumismo del capitalismo, basado en 
una concepción errónea de la relación de los recur-
sos naturales y sostenida por la productividad de la 
ciencia y tecnología. Sachs (1992) menciona que:
[…] si todos los países hubieran seguido 
exitosamente el ejemplo industrial, se habrían 
necesitado cinco o seis planetas para servir 
como minas y muladares. Por tanto, es obvio 
que las «sociedades avanzadas» no son un 
modelo; más bien es posible verlas, al fin y al 
cabo, como una aberración en el curso de la 
historia.
Es de sobra conocido que los recursos naturales 
son finitos. Su conservación requiere una concep-
ción ética y filosófica que permitan su uso racional 
y sostenible, sin embargo, la historia humana carece 
de este sentido, siendo ésta una de las principales 
causas de extinción de miles de especies animales y 
vegetales a lo largo de la historia del Homo sapiens, 
especie que lleva el mismo riesgo, si continúa con el 
mismo esquema, tal y como lo describe Noah Harari 
(2018) en su libro: “Sapiens, de animales a dioses”. 
Esta visión distingue a la sociedad practicante de 
esta filosofía de la ciencia occidental.
Un segundo aspecto de las pérdidas de los prin-
cipios del desarrollo se refiere al contexto de la lucha 
entre el occidente y el mundo comunista. Estados 
Unidos lanzó la propuesta de desarrollo como estra-
tegia para llamar adeptos en contra del bloque sovié-
tico, pero ahora que ha desaparecido, esta situación 
cambió y con ello el nivel político de las propuestas. 
Sachs (1992) menciona:
Por más de cuarenta años, el desarrollo 
ha sido un arma en la competencia entre 
sistemas políticos. Ahora que la confrontación 
Este-Oeste se ha suspendido, el proyecto de 
desarrollo global de Truman está condenado 
a perder vapor ideológico y a quedarse sin 
combustible político. 
Aunado a lo anterior, la propuesta de desarrollo 
se trata de que los países promocionados alcancen el 
nivel de los países del primer mundo: algo inalcanza-
ble. En 1960 la diferencia entre un país “desarrollado” 
y un “subdesarrollado, tercer mundista o periférico” 
era apenas de 20 veces, cuatro lustros después, esa 
diferencia se ha incrementado 46 veces; esto signi-fica que las promesas del desarrollo son inalcanza-
bles, a pesar de los apoyos, programas y políticas 
implementadas en su favor. ¿Será qué el desarrollo 
para el tercer mundo es una falacia y la verdad es 
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 22
que los únicos beneficiados son los países ricos? La 
realidad es que nunca los dejarán mejorar su cali-
dad de vida y sin embargo, si continuarán utilizán-
dolos como centros de extracción de recursos. Por 
tanto, la propuesta de desarrollo es la idea de occi-
dentalizar a las culturas del mundo, lo que significa 
pérdida de la diversidad cultural con todas sus con-
secuencias. Si bien es una fortuna para la humani-
dad el fracaso del desarrollo, los efectos culturales 
resultan preocupantes ya que se observa una simpli-
ficación en la arquitectura, el vestido, los alimentos y 
los objetos de la vida diaria. El mercado, la ciencia y 
el Estado han sido las grandes potencias universali-
zantes, quienes, apoyados en publicistas, expertos y 
educadores, han logrado ocupar el espacio mental, 
en el que la gente sueña y actúa con el imaginario 
occidental (Sachs, 1992).
ALternAtivAs A LA FALtA de desArroLLo
Desde la década de 1970 iniciaron los reclamos popu-
lares enlos terrenos económico, social y ambiental 
ante a falta de desarrollo, sin embargo, no logra-
ron hacer mella en las ideas centrales del desarrollo 
lineal, cuyos promotores siguen prevaleciendo. En 
los años ochenta y noventa se desquebrajó la con-
fianza en el desarrollo como proceso planificado 
para salir del atraso y se acentuaron los problemas 
civilizatorios y las crisis permanentes. Ante ello, los 
neoliberales llamaron a las fuerzas del mercado para 
lograr el ansiado desarrollo; sin embargo, se fracasó 
y surgieron los cuestionamientos por el incremento 
de la pobreza en el mundo, los problemas ecológicos 
y las crisis recurrentes (Acosta, 2015). 
Este escenario es el que ha permitido acelerar la 
construcción de alternativas al desarrollo; siendo 
los pueblos originarios indígenas y campesinos, los 
campesindios (Bartra, 2011 y 2014), los que desde el 
sur vienen empujando y ensayando con gobiernos 
populares en la toma del poder. Ellos han dejado en 
la mesa las propuestas del Buen Vivir, la comuna-
lidad, el chicalahiust y otras, que podemos encon-
trar en Concheiro y Núñez (2014); por lo que se 
puede decir que cada pueblo originario tiene su pro-
pia visión del desarrollo y, por lo tanto, su equiva-
lente al vocablo de la zona andina buen vivir o vivir 
bien, sobre el cual se ha escrito bastante, por lo que 
resulta obligada su revisión. Además, ya están en 
marcha gobiernos populares ensayando esta concep-
ción, cuyas prácticas habrá que analizar e interpretar 
con base en sus resultados dado que son iniciativas 
propias de los pueblos originarios que se basan en la 
diversidad cultural y se contraponen a la imposición 
del desarrollo occidental único que se ha intentado 
imponer para todo el mundo. 
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
23 |
Buen vivir o vivir Bien
Es bien conocido que el mundo está pasando por 
una crisis civilizatoria, cuya presencia se magnifica 
en el mundo indígena-rural, debido a la presencia 
de problemas económico-productivos, de consumo, 
ambientales y culturales; resultado de un mundo 
capitalista, hegemónico, globalizado.
Ante ese proceso invasivo, el buen vivir o sus 
equivalentes en cualquier otra lengua indígena, es 
una propuesta novedosa, sustentada en una lógica y 
racionalidad diferente a la de occidente, emergente 
de otras matrices civilizatorias, que desde la con-
quista han sido trastocadas. Algunos pueblos, como 
el tojolabal (pueblo del sureste mexicano), retoman 
el lekilaltik (lek: bien, bueno; tik: nosotros, es decir, el 
“bien de nosotros”, donde el “nosotros” incluye una 
totalidad diversa, porque condensa el tipo de vida en 
el que ellos se conciben (Concheiro y Núñez, 2014). 
El tonacayotl, vocablo de las comunidades nahuas 
de Guerrero, nombra de manera poética y profunda 
al maíz, cuyo significado cosmogónico forma parte 
de uno de los pilares de la vida de los pueblos, al ser 
base del sustento y la identidad común que fortifica 
la cultura del auto sustento (Chávez y Cruz, 2019). 
A pesar de ser propuestas radicales que se presen-
tan en el intento de construir alternativas a la forma 
de pensar y actuar occidental, forman parte de los 
conocimientos tradicionales, utilizables en la prác-
tica y en la ciencia occidental, cuando son requeri-
dos, que a pesar de no ser mesurables, los efectos 
de sus resultados son pertinentes, como ocurre con 
la Agrohomeopatía, la Etnoagronomía, el uso de 
minerales, la producción orgánica e inocua y otros 
saberes que provienen de antiguas culturas como las 
de China, la India y las africanas, que con su visión 
holística trascienden a las ciencias occidentales.
Por muchas razones, su concepción resulta atí-
pica desde la perspectiva académica y occidental, 
ya que significa la superación del capitalismo, ten-
diente hacia el postcapitalismo. En términos de 
Acosta (2015:311): 
El Buen Vivir, en definitiva, plantea una 
cosmovisión diferente a la occidental al surgir 
de raíces comunitarias no capitalistas […] de 
todas formas, el esfuerzo fundamental radica 
en superar el sistema capitalista en tanto 
civilización de la desigualdad, según lo entendía 
el economista austriaco Joseph Schumpeter 
(1883-1950) que impulsa a plantear el desarrollo 
como una asignatura universal (Acosta 2003:7). 
El sistema capitalista es un sistema en esencia 
depredador y explotador. Un sistema que “vive de 
sofocar a la vida y al mundo de la vida” (Echeverría, 
2010). El Buen Vivir, en suma, propone superar el 
capitalismo; se trata, entonces, de un cambio civili-
zatorio” (Acosta, 2015). El “Vivir Bien” va mucho 
más allá de la satisfacción de las necesidades bási-
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 24
cas o el acceso a bienes y servicios básicos, no se 
puede alcanzar a través del “desarrollo” occidental, 
“porque forma parte de una memoria colectiva pre-
sente” (Concheiro y Núñez, 2014:185). Delgado et 
al. (2013) agregan que: “… el desarrollo como prác-
tica destruye los valores y la cultura indígenas, des-
integra la vida comunitaria; erosiona los medios de 
vida, las habilidades y los conocimientos”. 
La tarea que sigue es la construcción de las alter-
nativas al sistema capitalista, en todos los sentidos; 
una tarea cuyas dimensiones son gigantescas y de 
tan largo plazo que cuesta trabajo imaginarla. Esa 
tarea es una utopía, que guiará a los pueblos afecta-
dos por el capitalismo, a la humanidad amenazada 
en su existencia por los intereses del capital y por la 
amenaza de extinción de los recursos base de la vida 
del hombre y las especies asociadas, por sobreexplo-
tación y contaminación de la naturaleza, que actual-
mente se encuentra indefensa. 
Esa utopía, alternativa al desarrollo e idea en 
construcción, tiene como base los conocimientos, 
saberes y creencias de los pueblos originarios del 
mundo como lo muestran Delgado y Rist (2016). 
Esa idea cada vez es más clara, promovida por auto-
res nativos que han hecho ese planteamiento desde 
hace muchos años y ahora se pone en marcha en 
países como Bolivia y Ecuador (Gudynas y Acosta, 
2011). Esta es la gran tarea utópica para las futuras 
generaciones que habiten el planeta.
eL desArroLLo en LA CienCiA y LA AGriCuLturA
El ofrecimiento de ayuda para el desarrollo del Tercer 
Mundo, planteado por Truman en 1949 a través de la 
industria, la ciencia y la tecnología, se fundamenta-
ba en el hecho de que por primera vez en la historia, 
la humanidad poseía conocimientos y habilidades 
para aliviar el sufrimiento. Como Estados Unidos 
predominaba en el desarrollo de técnicas industria-
les y científicas, su intervención era inminente. Ello 
ocurrió con la agricultura, porque el programa de 
apoyo que se implantó en México teníaanteceden-
tes. En 1941 se firmó un convenio de colaboración 
entre el gobierno mexicano y la Fundación Rocke-
feller, iniciando un ambicioso programa de mejo-
ramiento de la agricultura por medio de la ciencia, 
cuyos resultados aplicados en otras regiones fueron 
conocidos como “Revolución Verde”.
La modernización de la agricultura mexicana 
se basó en el uso de semillas mejoradas, utilización 
intensiva de fertilizantes químicos, uso de pesticidas, 
sistemas de riego y tractorización de las actividades 
agrícolas, lo que en su conjunto permitió el incre-
mento significativo en los rendimientos unitarios y 
totales, así como la posterior exportación del modelo 
hacia la India, Paquistán y otros países. Estos logros 
fueron usados de manera propagandista hasta lograr 
que le otorgaran el premio Nobel a uno de los téc-
nicos que participo en el programa (Picado, 2008).
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
25 |
Los avances tecnológicos en la agricultura se 
volvieron una constante hasta convertirse en una 
demanda de las empresas transnacionales que trans-
forman y comercializan insumos y servicios a los 
agricultores; aspectos que convirtieron a la agri-
cultura en una carrera para incrementar constan-
temente los rendimientos por medio de innovacio-
nes tecnológicas que se tradujeron en inversiones 
financieras constantes.
Con ello, la agricultura se convirtió en una acti-
vidad productiva dependiente del capital, donde lo 
central implica maximizar las ganancias, sin consi-
derar los efectos que se cause a los recursos naturales, 
a los aspectos sociales y se favorezca la competencia 
desleal que se genera con los sistemas de producción 
tradicionales debido a que no pueden rivalizar pues 
carecen de capital y tecnología, la cual suele no ser 
aplicativa en los espacios donde se han desarrollado, 
por lo que sus productores terminan excluidos, más 
pobres y abandonados.
El pecado original de la agricultura tecnificada 
es el pasar por alto el límite de recuperación de los 
recursos naturales, los efectos en el ambiente por el 
uso excesivo de insumos y la sobreexplotación de 
los recursos naturales más allá de su recuperación 
natural, lo que ocasiona erosión del suelo, pérdida 
biocultural y problemas de salud en el humano, por 
los agroquímicos, cuyos principales efectos se mues-
tran en la presencia de enfermedades de la moder-
nidad en las comunidades, como cáncer y aquellas 
metabólicas. 
Sin embargo y a pesar de sus efectos, se conti-
núa apoyando esta forma “moderna” de hacer agri-
cultura. A su alrededor se han creado instituciones 
de investigación, educación y extensión públicas y 
privadas. Las instituciones de gobierno se estructu-
raron en función de sus necesidades, creando como 
apoyo instituciones, empresas de gobierno, bancos, 
aseguradoras, presas receptoras de agua, laborato-
rios de suelos y veterinarios,además de centros de 
reproducción de organismos y productores de semi-
llas. Se promovieron políticas públicas, planes y pro-
gramas para apoyar y promover la nueva tecnología, 
mediante asistencia técnica, asignación de recursos, 
solicitudes y más. (Feder, 1977; Picado, 2008; Mazo-
yer y Roudart 2016).
en torno A LA modernizACión teCnoLóGiCA
Una de las constantes de la promoción de la tecno-
logía moderna es su poca adopción por parte de la 
gran mayoría de los productores campesinos. En 
escala mundial y con datos de fao se sabe que úni-
camente 6% de las unidades de producción poseen 
equipamiento tecnológico completo y aplican los 
avances de la agricultura moderna. Cerca de los dos 
tercios restantes son productores medios con recur-
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 26
sos limitados para acceder a la tecnología moderna, 
por lo que emplean tracción animal y algunos otros 
elementos de la tecnología moderna. El tercio res-
tante son productores de subsistencia, sin acceso 
a maquinaria ni a la fuerza de los animales por lo 
cual practican una agricultura manual (Mazoyer y 
Raudart, 2016). 
La situación de México es muy parecida. Datos 
del último censo agropecuario realizado en 2007, 
muestran que 11.8% del total de unidades de pro-
ducción utilizan semilla mejorada, 18% emplea her-
bicida y 37% aplica fertilizante químico. En cuanto 
al tipo de tracción utilizada, 33% usa tractor, 37% 
emplea su fuerza humana y los restantes emplean 
la tracción animal y motores de combustión interna 
(inegi, 2009). 
Tales datos reflejan la presencia de una muy baja 
adopción tecnológica, a pesar de la existencia de tec-
nología moderna y un alto porcentaje de unidades 
de producción que no tienen las condiciones para 
utilizar la tecnología moderna asociada a la produc-
ción comercial y al desarrollo impuesto, desde esa 
tecnología, por el Estado. Por lo mismo, no es raro 
encontrar que 88% de los productores tradiciona-
les no usan semilla mejorada; 82% no usa herbi-
cida, 63% no utiliza fertilizante químico y 67% no 
usa tracción mecánica. 
Estos números muestran la existencia de una 
agricultura que no usa tecnología moderna: unida-
des de producción campesina que utilizan la tecno-
logía tradicional y que tampoco tienen posibilidades, 
ni interés, en producir mercancías para la obtención 
de ganancias. Sin embargo, sus objetivos se identifi-
can con la seguridad alimentaria y con la agricultura 
de autoconsumo, pues mediante el cultivo de 50% 
de la superficie del país, intentan cubrir la demanda 
alimentaria de la mitad de los habitantes de México.
La escasa adopción tecnológica moderna en la 
agricultura nacional se refleja como falta de desa-
rrollo, en términos de la modernización promo-
vida por los gobiernos nacionales por mandato de 
los organismos internacionales que, en nombre del 
desarrollo, obligan a nuestro país a adquirir deuda 
externa dirigida a promover la modernización de 
zonas rurales, que cada vez están más pobres, a pesar 
de los recursos canalizados.
unA visión PArALeLA A LA CienCiA modernA: 
LAs CienCiAs endóGenAs
En la actualidad se critica la visión desarrollista por 
considerar los parámetros economicos como la úni-
ca forma de medir el crecimiento de los pueblos. De 
similar manera juzga a su acompañante, el conoci-
miento científico, producto de la ciencia moderna 
eurocéntrica o convencional, por la visión dominan-
te, hegemónica, epistemología mesurada y parcela-
da, que tiene su proceso de generación de conoci-
mientos, así como por considerarse que es la única 
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
27 |
ciencia capaz de dar respuestas positivas a los retos 
del desarrollo,al cual, los defensores del modo de 
vida occidental, lo consideran como la única opción 
para la vida, la felicidad y el vivir mejor en el planeta.
Esta consideración ha promovido “la emergencia 
de voces de diferentes partes del mundo, buscando 
entablar un diálogo de saberes entre conocimientos 
científicos establecidos y emergentes y las múltiples 
formas de saberes no-académicos activos:
 […] propios de un frente epistemológico 
ontológico heterodoxo denominado como 
la transdisciplinariedad que apunta a la 
co-producción de saberes entre las comunidades 
científicas, indígenas, campesinas, urbanas y sus 
movimientos sociales, políticos o culturales 
interesados en buscar alternativas más allá 
de la reproducción de las actuales formas de 
organización societal y de la ciencia occidental 
moderna” (Delgado y Rist, 2016:36). 
Bajo esta perspectiva surgen las ciencias endóge-
nas, que hacen referencia a los conocimientos y las 
ciencias de los pueblos o comunidades indígenas. 
las que tienen su origen en sociedades particulares, 
específicas, pero que han modificado y mejorado 
su calidad de vida por los diálogos interculturales e 
intercientíficos. La distinción que poseen reside en 
el bajo grado de modificación, debido a la mínima 
interacción que tienen con otros sistemas externos 
relacionados (Haverkort et al., 2013:18).
Ante ello,recuperamos el concepto de ciencia, 
ciencias endógenas y desarrollo endógeno susten-
table, propuestos por Haverkort et al., (2013:19, 22), 
para posteriormente considerar al paradigma “del 
buen vivir” como una alternativa al desarrollo de 
origen eurocéntrico:
Ciencia: es un cuerpo de conocimientos 
y valores formulado dentro de un sistema 
específico de visión del mundo, basado en 
un marco teórico. Incluye los procesos de 
producción, almacenamiento y recuperación 
de los conocimientos, formulando supuestos, 
principios generales, teorías y metodologías, 
e implica la participación de una comunidad 
de conocimiento específico, que ha llegado a 
un consenso sobre la validez del proceso. El 
conocimiento adquirido y la ciencia resultante es 
siempre limitada y está sujeta a modificaciones 
a la luz de nueva información y conocimientos.
 
A lo endógeno lo definen como “lo que ha sur-
gido desde dentro”; por tanto, a las ciencias endó-
genas se conciben como: 
 
[…] las que se generan del conocimiento y la 
sabiduría de las culturas y naciones indígenas 
originarias y que han dado origen a grandes 
civilizaciones como la china, india, maya, 
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 28
aymara, quechua, azteca, africana. En el texto se 
asume que las ciencias endógenas son aquellas 
que no forman parte de las ciencias occidentales 
modernas de origen eurocéntrico, siendo 
llamadas también ciencias indígenas. 
Por esta condición, forman parte del enfoque 
del desarrollo endógeno sustentable, porque este 
parte de la experiencia y el diálogo de saberes, que 
han sido el elemento fundamental en los procesos 
de aprendizaje que se derivan del pleno reconoci-
miento de los valores, conocimientos, tecnologías 
creencias y estrategias que son una parte integral de 
la vida cotidiana de los pueblos indígenas. Los diá-
logos de saberes han tenido un profundo impacto y 
contribuido a la articulación del concepto endógeno 
del “Vivir Bien” (en Bolivia) o el “Buen vivir” (en el 
Ecuador) como paradigmas alternativos al desarro-
llo capitalista imperante en el mundo (Delgado, et 
al. 2013).Ante esta conceptualización, es importante 
considerar que los saberes y conocimientos tradi-
cionales indígenas y campesinos se consideran en 
el mismo nivel de la ciencia occidental, pues cons-
tituyen otra forma de generar conocimiento y son la 
base para la proliferación y avance de las diferentes 
áreas del conocimiento dentro de las Etnociencias, 
que a su vez se deben reconceptualizar con las cien-
cias occidentales para hacer uso sinérgico de ambas 
formas de generación de conocimiento mediante 
la transdisciplinariedad, entendida ésta como todo 
lo que se halla entre disciplinas o como lo que atra-
viesa y traspasa las disciplinas. El principal desafíso 
es hallar formas para estimular el diálogo y lograr 
la cooperación entre grupos heterogéneos de acto-
res sociales con distintas formas de conocimiento 
(Delgado y Rist, 2016). 
etnoCienCiAs
El reconocimiento del saber popular por diversos 
autores dio paso a la construcción de las Etnociencias, 
campo de estudio relativamente joven, que apare-
ció en 1950 en la obra de George Murdock Outline 
of Cultural Materials, y que se sitúan en la frontera 
entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias socia-
les. Beaucage (2000) definió provisionalmente a las 
etnociencias como:
[…] el estudio de los contenidos y de la 
organización de los saberes la naturaleza 
en sociedades tradicionales, de cazadores-
recolectores, horticultores, pastores o bien 
de campesinos y grupos populares en las 
sociedades modernas.
Previo a su construcción, ya existían anteceden-
tes de otras ciencias naturales asociadas con el prefijo 
etno, entre ellas la etnobiogía, etnobotánica, etno-
zoología; algunas actualmente tienen gran fuerza 
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
29 |
en la academia, como la etnoecología, mientras que 
otras apenas se están posicionando, como la etno-
tecnología y la etnoagronomía. 
Argueta (1997) define a las etnociencias como 
un conjunto de disciplinas y subdisciplinas gesta-
das dentro de los marcos teóricos y metodológicos, 
tanto de la historia natural, como de la etnología, la 
antropología, la lingüística, la biología, la geografía 
y otras disciplinas, que se han desarrollado desde el 
siglo XVII a la fecha, y cuyos objetos de estudio lo 
constituyen ideas, procesos y formas de relación en 
tiempo y espacio. 
Cruz (2016) considera a las etnociencias como 
una de las opciones de análisis que permite el reco-
nocimiento de los saberes tradicionales, propios de 
las comunidades campesinas de nuestro país, que 
son la base para el aprovechamiento de los recur-
sos naturales y la realización de las actividades pro-
ductivas primarias, y que se caracterizan por poseer 
prácticas de conservación asociadas a las tradicio-
nes organizativas y culturales, lo que ha permitido 
su supervivencia y su preservación. 
Son asuntos no menores porque la visión moder-
nizadora está a punto de llevar al colapso a la civili-
zación basada en la visión occidental, que a su vez 
considera a las etnociencias como la expresión regio-
nal del conocimiento de la agricultura practicada por 
los diferentes grupos humanos que habitan dichas 
regiones y considera a la agricultura como el resul-
tado de años de actividad que incluyen la experien-
cia y saberes de los pueblos originarios y mestizos 
que por siglos la han practicado.
El interés por estudiar las etnociencias se rela-
ciona con la generación de nuevos cuestionamien-
tos hechos a la ciencia moderna, muchos de ellos 
acordes con los graves problemas ambientales y cli-
máticos producidos desde el siglo pasado, así como 
por las dudas acerca de que la ciencia occidental 
o moderna, es la única forma de hacer ciencia, lo 
que consideramos que no es verdad, ya que ha sido 
impuesta como una forma de colonización y, lo 
único que ha originado, es el encubrimiento de otras 
formas de producción de conocimientos, propios de 
los países catalogados como subdesarrollados.
Uno de los principales conocimientos con que 
cuentan los pueblos originarios y mestizos, y que 
continuamente se renueva dentro de este sistema 
de saberes, es el agrícola. El conocimiento agrícola 
tradicional se desarrolla en zonas marginadas bajo 
condiciones de temporal o de difícil acceso para la 
introducción de la agricultura comercial, por su 
topografía y condiciones ambientales, y sin embargo 
logra producir alimentos bajo críticas condiciones 
ambientales y económicas. Esta forma de hacer agri-
cultura también requiere el apoyo de otros tipos de 
conocimientos, incluido el conocimiento científico, 
para poder incrementar su producción, pero no de 
manera unilateral, sino combinados y dialogados. 
La pregunta es ¿cómo aplicar las etnociencias en la 
agricultura por medio de la etnoagronomía?.
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 30
etnoAGronomíA
La producción del conocimiento es un evento 
socioespiritual comunitario, no un proceso indivi-
dual de acumulación de información. Es validado 
por la persona que aprende en la familia, con los 
vecinos, en el mercado, durante los rituales y fies-
tas, y que lo aplica y transfiere, por medio del inter-
cambio de experiencias entre los ancianos, adultos 
y niños. Bajo esta tónica, nadie se considera posee-
dor del conocimiento sobre los recursos naturales, 
o la producción filosófica, ya que el conocimiento 
es fruto de la dinámica social (Delgado et al., 2013).
A partir de los planteamientos sobre tecnología 
agrícola tradicional elaborados por Efraím Hernán-
dez-Xolocotzi, en la década de 1970 (Hernández X. 
et al., 1976-1977), Cruz et al. (2015), plantean con-
tinuar los estudios de la tecnología agrícola tradicio-
nal como parte metodológica y de apoyo a la etnoa-
gronomía, a partir de las discusiones recientes sobre 
epistemología y los avances en el dialogo de saberes, 
intercientífico ytransdiciplinario. Se propone que la 
etnoagronomía se entienda, según los planteamien-
tos de Cruz et al. (2015) como:
 […] la etnociencia, que se encarga del estudio 
de los saberes que los campesinos indígenas 
y mestizos ponen en práctica durante los 
proceso de aprovechamiento de los recursos 
naturales, por medio de las actividades agrícolas, 
pecuarias, forestales y de la fauna para obtener 
los satisfactores antropocéntricos necesarios 
para su subsistencia, reproducción social y 
desarrollo […]. 
De la discusión en este documento, se establece 
que la denominación, de acuerdo a Delgado y Rits 
(2016), es la de ciencia endógena, en sustitución de 
etnociencia, ya que ello permite una visión fuera de 
la dominación de la ciencia occidental y se funda-
menta en los planteamientos nuevos de la epistemo-
logía del Sur: diálogo de saberes, diálogo intercien-
tífico y transdiciplina.
La etnoagronomía plantea la posibilidad de 
mejorar los sistemas tradicionales a partir del reco-
nocimiento de ellos mismos, como inicio, base y 
fundamento de los nuevos sistemas, complementado 
con otros conocimientos, entre ellos la ciencias, que 
deberán de mejorar, enriquecer y respetar la pers-
pectiva tradicional. 
La etnoagronomía dentro de la estrategia de 
mejoramiento se liga con el desarrollo en la parte 
material de inicio, por ello, debe de partir de lo exis-
tente, para lograr el mejoramiento productivo, es 
decir el desarrollo agrícola, lo que a su vez debe de 
llevar a un desarrollo de los campesinos –el mejo-
ramiento de sus condiciones de vida–, pues de otra 
manera no tendría ningún sentido.
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
31 |
LA teCnoLoGíA trAdiCionAL indíGenA CAmPesinA 
y eL desArroLLo ProPio
La generación de innovaciones para la agricul-
tura moderna que produjeron la Revolución Verde y 
ahora los Organismos Genéticamente Modificados, 
han hecho que se desvíe la mirada de la tecnología 
agrícola tradicional (TAT), ocultando los beneficios 
que ha otorgado por más de diez mil años a la huma-
nidad y a la propia agricultura moderna.
Uno de los pioneros que propuso el estudio de 
la tecnología agrícola tradicional y los contrastes de 
ésta con respecto a la moderna o de mercado, fue 
Efraím Hernández X., quien, en el contexto de la 
posguerra, se dio cuenta de la amplia forma y can-
tidad de sistemas agrícolas que hay en México, cuya 
presencia depende en gran medida de las condicio-
nes ecológicas y de la capacidad tecnológica de los 
agricultores.
Hernández Xolocotzi consideró que los con-
trastes no solo se presentan a nivel tecnológico y 
biofísico, sino también en lo socioeconómico, pues 
la falta de apoyo e interés, por parte de las institu-
ciones gubernamentales trae consigo graves conse-
cuencias como migración interna y externa, desem-
pleo, desplazamiento de cultivos básicos, desvío de 
alimentos hacia la industria pecuaria, abandono 
del campo, trabajo extraparcelario y la consiguiente 
modificación, urbanización e industrialización de 
los espacios rurales. El resultado final se manifestó 
en la ruptura de las relaciones culturales, pérdida 
de conocimientos técnicos y fuertes cambios en las 
aspiraciones de la población involucrada. (Hernán-
dez X., Bello y Levy, 1995). Producto de las inves-
tigaciones en campo y de contacto con los agricul-
tores y actividades agropecuarias en diversas partes 
de México, son los postulados presentes en la obra 
Estudio de la tecnología agrícola tradicional. 
 En este enfoque los agricultores juegan un papel 
central con sus conocimientos y cosmovisión; la cual 
en con palabras del maestro Hernández X., “es con-
veniente aproximar a la cosmovisión occidental 
científica en el esfuerzo de buscar nuevas opciones 
de solución a problemas agrícolas actuales” (Díaz 
y Cruz, 1998). Las necesidades de investigación y 
de reconocimientos de nuestros propios recursos, 
fueron originadas por el poco auspicio local que 
tenía la agricultura occidental sobre la tradicional. 
Ello obligó a realizar exploraciones etnobotáni-
cas, construir e impartir cursos de etnobotánica y 
de su aprovechamiento agrícola, los cuales fueron 
impartidos por Hernández X. Con ello se aporta-
ron los elementos teóricos iniciales para interpretar 
la tecnología agrícola tradicional; pero sobre todo 
para promover el surgimiento del interés por el con-
cepto de agroecosistemas, como ayuda metodoló-
gica para estudiar el aprovechamiento de los recur-
sos en forma cuantitativa y ordenada. (Hernández 
X., 1985; Díaz y Cruz, 1998). 
En términos generales y con base en su forma de 
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 32
generación y transmisión de conocimientos, Her-
nández X. (1985) distingue dos tipos de agricul-
tura: la tradicional (campesina, subsistencia, tra-
dicional) y la moderna (mecanizada, comercial, 
empresarial, científica). De las cuales considera que 
“…existe un conjunto de diferencias ecológicas, téc-
nicas, socioeconómicas y culturales ligadas a los dos 
tipos de agricultura”, entre tales diferencias están el 
espacio, los instrumentos, el ambiente específico, las 
relaciones sociopolíticas y económicas y la transmi-
sión de conocimientos, con sus respectivos aspectos 
ecológicos, técnicos y socioeconómico-culturales, 
como eje que denotan a cada tipo.
En el aspecto ecológico, destaca el papel de los 
factores ambientales prevalecientes sobre los cli-
máticos y edáficos. En el tecnológico, se considera 
el grado en que el hombre modifica las condicio-
nes ambientales e incrementa la capacidad produc-
tiva de la fuerza de trabajo. El socioeconómico se 
refiere al nivel de autoconsumo de los productos, a 
la comercialización, tenencia y disponibilidad de la 
tierra, la cantidad y tipo de mano de obra y la polí-
tica gubernamental (Hernández X., 1985). 
 Estos tres elementos son factores de trascenden-
tal importancia para entender el proceso de selec-
ción y domesticación, y permiten estudiar la relación 
hombre-planta a través del tiempo y en diferentes 
ambientes. A ellos se suman tres dimensiones: cul-
tural, ambiental y temporal como ejes fundamenta-
les de estudio. 
Sin embargo, la implementación de programas 
basados en la introducción de innovaciones tecnoló-
gicas que, en fechas más avanzadas, abarcó la meca-
nización y el uso de productos industriales, como la 
Revolución Verde, originaron que la tecnología agrí-
cola tradicional fuera dejándose a un lado, a pesar de 
su importancia, por considerársele, entre otras cosas, 
obsoleta, primitiva y atrasada. Pero, sobre todo, se 
le ignoró debido a la promoción realizada por las 
instituciones educativas y de investigación, públi-
cas y privadas, que definieron a la ciencia occidental 
como único paradigma del campo mexicano en sus 
aulas y centros de investigación, argumentando que 
la tecnología agrícola tradicional y su conocimiento 
no cumplía con los criterios de evaluación propios 
del método científico. 
Esto implica que nunca se consideró que exis-
ten otras formas de generación de conocimiento o 
visiones paralelas a la ciencia moderna. Las fuertes 
diferencias existentes entre el conocimiento occi-
dental y el acervo cultural tradicional, condujo al 
desarrollo de una metodología de estudio de la TAT 
(Hernández X. y Ramos, 1977; tomado de Hernán-
dez X., 1985); cuyo fin era conciliar y complemen-
tar estos dos tipos de conocimientos, y cuyo punto 
medular para el estudio de los recursos era el con-
cepto de agroecosistemas, ya que permite el cotejo 
de los procesos de selección con los de producción 
agrícola y la evaluación cuantitativa de las prácticas 
tradicionales a través del análisis.
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
33 |
Un marco teórico de eficiencia en el uso de flu-
jos de energía y materiales permite, al final de cuen-
tas, aportar elementos teóricos y prácticos de juicio 
y análisis para los proyectos de asistencia técnica 
agrícola. Estodio oigen al método agrónómico de 
la tecnología agrícola tradicional que parte de reco-
nocer los conocimientos y propone la incorpora-
ción de los elementos de la ciencia, previa prueba de 
campo según el métdo experiemental, lo que lleva 
al desarrollo agrícola. 
Es otra forma de generar conocimiento a partir 
del uso de una metodología cualitativa, que parte 
de la recuperación del conocimiento empírico de la 
Tecnología Agrícola Tradicional con base en el aná-
lisis de los ejes ecológico, tecnológico y socioeconó-
mico, que de implementarse permitiría emancipar 
una forma de conocimiento tecnológico, cuyas bases 
se encuentran en los orígenes de la agricultura y su 
importancia radica en que desde entonces, ha sos-
tenido a una población en constante crecimiento. 
ConoCimiento emAnCiPAdor y utóPiCo
La necesidad de desvincularse del pensamiento 
hegemónico occidental, reproducido por los esta-
dounidenses, ha estimulado a varios autores a cons-
truir o mostrar otras formas contrahegemónicas de 
pensar e interpretar –de un modo extraordinario y 
original– los asuntos más urgentes de nuestro tiem-
po; uno de ellos ha sido Boaventura de Sousa San-
tos, cuya obra, ha mostrado una forma de combate 
contra la uniformidad y a favor de una ecología de 
saberes emancipatorios y libertarios donde todas las 
voces puedan expresarse en un mismo pie de igual-
dad, a través del interconocimiento, la mediación y 
la celebración de alianzas colectivas (Gentili, 2018:13).
La visión epistemológica de De Sousa (2018) 
indica que no existe un solo conocimiento hege-
mónico, sino que también existen otras voces, que 
claman la presencia de formas diferentes de generar 
conocimientos, basados en la práctica, la experiencia 
y la lucha social. Todos ellos son ancestrales, que por 
su eficiencia y eficacia persisten; por lo tanto, deben 
reconocerse y ser escuchados.
A modo de una geografía del conocimiento, De 
Sousa propone, como metáfora epistémica, despla-
zarse y “aprender a viajar hacia el Sur”, a escuchar y 
reconocer el conocimiento que le ha permitido sub-
sistir por miles de años a los pueblos colonizados. 
Para ello, es necesario “dejar hablar al Sur”, con el fin 
de que se muestre, como un sur epistémico. Por ello, 
nos convoca a cruzar la línea abisal o abismal: una 
frontera que divide profundamente la realidad social 
–entre el norte y el sur epistémico– porque todo lo 
que queda al otro lado de la línea, en el norte, perma-
nece invisible o es considerado irrelevante. Pide cru-
zarla, pero sin renunciar en bloque al conocimiento 
producido desde los centros de poder; siendo nece-
sario hacer una fuerte opción por recuperar, reivin-
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 34
dicar y legitimar otros modos del saber que permi-
tan gestar otras ciencias sociales: “… la finalidad del 
desplazamiento —sostiene— es permitir una visión 
telescópica del centro y una visión microscópica de 
todo lo rechazado por el centro” (Gentili 2018:14).
Hablar del Sur es una forma de expresión y pro-
ducción de conocimientos alternativa, presente en 
Epistemologías del Sur. Es un modo de lucha con-
tra el capitalismo, el colonialismo, el racismo, el 
sexismo, la homofobia y el patriarcado. Partir de 
las Epistemologías del Sur, implica concebir un pen-
samiento alternativo del que resultan nuevas pro-
puestas conceptuales para separar las articulaciones 
entre la dominación capitalista, colonial y patriar-
cal mediante el pensamiento abisal, la sociología de 
las ausencias y de las emergencias, las ecologías de 
saberes, la traducción intercultural y la artesanía de 
las prácticas (Meneses et al. 2018). 
Ello implica un “conocimiento prudente para 
una vida decente” con un “pensamiento alterna-
tivo de alternativas”, necesariamente posabismal, 
que debe ser llevado a las universidades, en forma 
de un proyecto distinto de la universidad moderna 
de matriz eurocéntrica (Santos, 2018; Meneses et 
al., 2018). Meneses et al. (2018), mencionan que 
De Sousa propone “un conocimiento prudente para 
una vida decente” estructurado en torno a cuatro 
principios: 
1. Todo el conocimiento científico-natural es 
científico-social. 
2. Todo conocimiento es local y total. 
3. Todo conocimiento es autoconocimiento. 
4. Todo conocimiento científico pretende cons-
tituirse en sentido común. 
Lo cual se hace con una creciente transdiscipli-
nariedad, porque “aproximar la sugerencia de resub-
jetivación del conocimiento científico abre las puer-
tas a la traducción de este saber en un saber práctico, 
que enseña a vivir, promoviendo la rehabilitación 
del sentido común y de sus virtualidades”; y agrega: 
“Para pensar alternativas al tiempo de desencanto y 
a la actual autonomía aislacionista y derrotista, urge 
recurrir a un modo de pensamiento suprimido o 
marginado por las concepciones hegemónicas de 
la modernidad, a saber, la utopía”. 
Para De Sousa, la utopía es imaginar futuros posi-
bles, “la exploración, a través de la imaginación, de 
nuevas posibilidades humanas y nuevas formas de 
voluntad, y la oposición de la imaginación a la nece-
sidad de lo existente, solo porque existe, en nombre 
de él, algo radicalmente mejor por lo que vale la pena 
luchar y a lo que la humanidad tiene derecho”. Por 
consiguiente, la utopía requiere, además de imagi-
nación, un profundo conocimiento de la realidad y 
un profundo rechazo al conformismo, así como al 
cierre del horizonte de expectativas y de posibilida-
des (Meneses, 2018). 
En este contexto intelectual existe una crisis muy 
profunda de la teoría crítica eurocéntrica, que se 
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
35 |
manifiesta de varias maneras. Santos (2011) dice 
que “las Epistemologías del Sur reflexionan creati-
vamente sobre esta realidad para ofrecer un diagnós-
tico crítico del presente, que tiene como su elemento 
constitutivo la posibilidad de reconstruir, formular y 
legitimar alternativas para una sociedad más justa y 
libre”. Ello lo hace con base en cuatro planteamien-
tos: 1) preguntas fuertes y respuestas débiles; 2) con-
tradicción entre medidas urgentes y cambio civili-
zatorio; 3) pérdida de los sustantivos y 4) relación 
fantasmal entre la teoría y la práctica. En palabras 
de Santos (2011): 
[…] las Epistemología del Sur son el reclamo de 
nuevos procesos de producción, de valorización 
de conocimientos válidos, científicos y no 
científicos, y de nuevas relaciones entre 
diferentes tipos de conocimiento, a partir de 
las prácticas de las clases y grupos sociales que 
han sufrido, de manera sistemática, destrucción, 
opresión y discriminación causadas por 
el capitalismo, el colonialismo y todas las 
naturalizaciones de la desigualdad en las que 
se han desdoblado; […]. En este sentido, son 
un conjunto de epistemologías, no una sola, que 
parte de esta premisa, y de un Sur que no es 
geográfico, sino metafórico: el Sur antiimperial.
Con estos argumentos epistemológicos queda 
demostrada la presencia y cientificidad de la tecno-
logía agrícola tradicional, como una utopía a seguir, 
como parte del conocimiento local existente dentro 
de las comunidades, el cual lentamente está avan-
zando y dialogando con los saberes occidentales den-
tro de la parcela, para mejorar los rendimientos y 
recuperar el crecimiento que un día tuvo, tendiente 
hacia las alternativas al desarrollo, opuestas al desa-
rrollo impuesto, al ser construidas desde la visión y 
perspectiva de los pueblos explotados.
ALternAtivA CiviLizAtoriA
Las alternativas al desarrollo son las que los pro-
ductores marginados construyen. Habrá que partir 
de la tecnología agrícola tradicional, para comple-
tar su funcionamiento, así como incorporar otros 
conocimientos, acordes con las ideas y visiones de 
los productores. Por ello, concluimos que se intenta 
un desarrollo propio acorde con los productores con 
lo que tendremos una visión que se liga con el otro 
desarrollo, un desarrollo propio, al que se puede lla-
maretnodesarrollo (Bonfil, 1990) lo cual conduce 
directamente a la perspectiva del Buen Vivir, que en 
México se denomina de acuerdo a cada una de las 
lenguas indígenas, con lo que entonces hablamos de 
las alternativas al desarrollo.
El enfoque transdisciplinario permite explicar, 
describir y evaluar el conocimiento endógeno en 
términos de sus propios métodos y recursos expe-
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 36
rimentales e incorporar entre los actores del proceso 
de investigación-desarrollo, no solo a académicos 
o comunidades científicas de diferentes disciplinas, 
sino también a los investigadores locales. En este 
nivel desaparecen los límites entre las diversas disci-
plinas y se constituyen en un sistema total que sobre-
pasa el plano de las relaciones e interacciones entre 
las disciplinas, dando origen a una macrodisciplina, 
pero fundamentalmente se da apertura a otras for-
mas de conocimientos y a otras culturas, generando 
así procesos de formación colectiva, donde “todos 
aprenden y todos enseñan”, dentro de un contexto 
académico (Delgado et al., 2013).
Con la etnoagronomía se tiene la posibilidad de 
profundizar en el conocimiento tecnológico y pro-
ductivo de los campesinos, dentro de un diálogo 
intercultural, interdisciplinario e intercientífico que 
apunta a lograr una visión de desarrollo que permita 
caminar hacia el progreso deseado. Sobre la vali-
dación del conocimiento indígena, comunitario y 
campesino Haverkort et al. (2013:37), señalan que: 
El conocimiento de los pueblos indígenas no es 
una colección de información y experiencias. 
Es el resultado de una forma específica de 
cultura y de experiencias de procesamiento de 
información. Se basa en una visión particular del 
mundo, en un sistema de valores y mecanismos 
a través de los cuales la comunidad evalúa la 
validez del conocimiento. 
Por consiguiente, existen formas de crear y vali-
dar conocimientos y saberes de los indígenas y cam-
pesinos cuya presencia y manifestación tienen ante-
cedentes ancestrales y han logrado preservar la cul-
tura agrícola prehispánica, sobreviviendo a los 300 
años de colonia y a los últimos 100 años de promo-
ción de la ciencia y de la Revolución Verde.
En la manifestación del conocimiento ancestral 
se presenta la diversidad de más de 300 especies 
mesoamericanas domesticadas cuyas tecnologías 
de producción han permitido obtener rendimientos 
sobresalientes, sobre todo en condiciones de esca-
sez de recursos y condiciones limitantes, mediante 
las prácticas agrícolas, calendarios de producción 
y otras manifestaciones propias del manejo agrí-
cola, que tienen que ver con la cultura y creencias 
de los pueblos nativos. En este sentido se propone a 
la etnoagronomía como la especialización del cono-
cimiento agronómico tecnológico generado por los 
métodos tradicionales propios de las culturas nativas 
y campesinas actuales, cuya experiencia se aplica en 
la producción de satisfactores para la familia cam-
pesina. 
Estos conocimientos han sido minimizados por 
el colonialismo y el capitalismo por oponerse a sus 
intereses. Pero a su vez la etnoagronomía plantea 
la necesidad de partir de esos conocimientos para 
mejorarlos con la incorporación de otras conoci-
mientos y tecnología, donde la ciencia occidental 
es solo una forma más de conocimiento. 
Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias
37 |
Esto es una tarea propia de los campos agronómi-
cos en los que el mejoramiento de los procesos pro-
ductivos es una tarea que permite aumentar la pro-
ducción mejorando con ello las condiciones de vida 
de los productores. Ello permite un tipo de desarro-
llo construido desde los saberes ancestrales y con 
recursos propios, en el que se incorporan las tecno-
logías necesarias de otros saberes, desde las perspec-
tivas de los productores. Estamos ante una visión del 
desarrollo distinta a la dominante, una alternativa 
civilizatoria, opuesta a la civilización capitalista: de 
esa magnitud se plantea la tarea a desarrollar.
Santos (2018) considera que estos conocimientos 
y experiencias forman parte de la sociología de las 
ausencias, debido a que son alternativas de conoci-
mientos que nunca llegaron a ocurrir, o son todos 
esos silencios o aspiraciones que el paradigma domi-
nante ha prohibido por considerarlos como magia, 
superstición, o simples creencias. Por lo tanto, para 
traer al debate todos esos saberes ignorados u olvi-
dados es necesario que se establezca un diálogo entre 
las diversas formas de validación de los conocimien-
tos. 
No se trata de igualar todas las formas del saber 
al conocimiento científico, sino de ser flexibles en las 
formas de validez de éstos y aceptar que son funcio-
nales y por consiguiente validados por las sociedades 
indígenas, mestizas y afrodescendientes campesinas, 
y que a pesar de ser negadas continuarán existiendo.
Finalmente, queremos cerrar este ensayo con 
un fragmento de una entrevista realizada por los 
investigadores de AGRUCO-CAPTURED, a Pruden-
cio Mejía, líder comunitario de Ch’orojo, del Depar-
tamento de Cochabamba, Bolivia, quien al compar-
tir su visión sobre la enseñanza y aprendizaje en su 
comunidad señala que:
 
El conocimiento indígena campesino originario 
y el conocimiento externo tienen que ser 
validados por la comunidad, si sirven a las 
necesidades de la comunidad. El nivel científico, 
de los expertos no es lo más importante, lo que 
cuenta es la utilidad de los conocimientos para 
la comunidad, su complementariedad con el 
conocimiento existente, los valores y la moral 
que representa (Delgado et al. 2013).
Por consiguiente, para abordar otras formas de 
conocimiento, es necesario un cambio de paradigma, 
en el que el conocimiento tradicional y sus tecnolo-
gías sean utilizados para beneficiar a las sociedades 
campesinas indígenas, mestizas y afrodescendientes 
del país. Ante todo, como afirma Escobar (1995):
El mundo de la ciencia oficial y el estado-nación 
no solo está destruyendo los suelos y sedimentos 
de los lagos, está congelando la imaginación 
… Por tanto, hacemos un llamado al fin del 
desarrollo, e invitamos a las gentes del mundo 
a comenzar la tarea de reconstruir, rearmonizar, 
Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar
| 38
regenerar, después del final de la tormenta [los 
actuales setenta años del desarrollo].
Para abrir espacios a otras formas de genera-
ción de conocimientos, donde todos quepan y sean 
susceptibles de dialogar entre sí, con el fin de evitar 
continuar causándole más daño al planeta, en cuyas 
implicaciones estamos presentes.
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La agricultura tradicional. 
aspectos básicos, dilemas que 
enfrenta y perspectivas
 
Alba González Jácome
42 |
43 |
introduCCión
 La pobreza y el hambre en el planeta se han incre-
mentado en las últimas décadas, con cambios que se 
articulan a esta situación: gran incremento poblacio-
nal, aumento en el consumo de alimentos industria-
lizados, expansión urbana e industrial sobre las áreas 
rurales, cambios en la tenencia de la tierra, migra-
ción y emigración, reducción de la fuerza de traba-
jo familiar en la actividad agrícola y desaparición o 
cambio de los sistemas agrícolas tradicionales a siste-
mas convencionales. Esto se conjuga en una pérdida 
de los saberes campesinos que ya no se reproducen 
de una a otra generación.
Además de los procesos de modernización, 
industrialización y globalización que han modi-
ficado los asentamientos poblacionales y la vida 
rural en México, los procesos demográficos como 
la migración y la emigración, han modificado la 
estructura y organización de las familias dedicadas 
a la agricultura de pequeña escala. A todo esto, hay 
que agregar la pérdida de los saberes (folk), del cono-
cimiento ecológico tradicional (TEK) y del conoci-
miento agroecológico tradicional (CAT), conceptos 
incluidos y diluidos en el uso actual y generalizado 
del término saberes, que posee significados distin-
tos a los dos anteriores. 
Se agregan a estas situaciones y procesos, los 
impactos derivados de la producción en gran escala 
y la concentración de alimentos en varias empresas 
agroalimentarias y comercializadoras. La distribu-
ción y consumo de alimentos industrializados, su 
alto costo

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