Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Artemio Cruz León Arturo Franco Gaona Compiladores Universidad Autónoma Chapingo Etnoagronomía. UtopÍa y alternativas al desarrollo Etnoagronomía. UtopÍa y alternativas al desarrollo Artemio Cruz León y Arturo Franco Gaona Compiladores Etnoagronomía. Utopía y alternativas al desarrollo. © Universidad Autónoma Chapingo km 38.5 carretera México-Texcoco, Texcoco, Estado de México, cp 56230 Tel. 595 952 15 00, ext. 5142 Primera edición, marzo de 2021 isbn 978-607-12-0592-6 A la maestra Laly, compañera de vida. A Sairi, Victor Hugo y Artemio Efraim. Además a Janet, Lupita y Abigail; y desde luego, a Natalia Sofía. contenido Presentación. Artemio Cruz León. 11 Desarrollo, etnoagronomía y construcción de alternativas civilizatorias. Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar 15 La agricultura tradicional. aspectos básicos, dilemas que enfrenta y perspectivas. Alba González Jácome 41 La investigación científica y el desarrollo de tecnología relevante en América Latina. Efraím Hernández Xolocotzi 75 La milpa tradicional en la porción central del estado de Yucatán hacia finales del siglo XX. Jorge Duch Gary 101 Acciones y estrategias para la revalorización del saber local en la Sierra Gorda guanajuatense. J. Fabián García Moya 153 Persistencia de la agricultura familiar campesina en México: una larga historia, sin final. Joel Cervantes-Herrera; Artemio Cruz-León; César Adrián Ramírez-Miranda y Miguel Ángel Sámano-Rentería 185 Complementariedad entre agrohomeopatía y etnoagronomía en la producción de maíz: la experiencia de Tepalcingo, Morelos. Artemio Cruz León y Felipe de Jesús Ruiz Espinoza 207 Propuesta del estudio de los elementos de la tecnología agrícola tradicional como contribución a la Etnoagronomía. Arturo Franco Gaona, Artemio Cruz León y Benito Ramírez Valverde 231 Los instrumentos agrícolas de Michoacán y la necesidad de adaptación de innovaciones agromecánicas. José Juan Arredondo Arredondo 251 Tecnología agrícola tradicional del cultivo de pitaya en la zona norte de Huajuapan de León, Oaxaca. Eliseo Patricio Rosales Bustamante y Artemio Cruz León 269 Propuesta para mejorar el manejo de milpa y la seguridad alimentaria de productores de secano. Miguel Ángel Damián Huato y Artemio Cruz León. 293 Conocimiento tradicional y ciencia moderna, diálogo para enfrentar a la roya del café (Hemileia vastatrix Berk. & Br.), en Huatusco, Veracruz. Anabel Martínez-López, Artemio Cruz-León, Dora María de Jesús Sangerman-Jarquín, Salvador Díaz Cárdenas y Joel Cervantes-Herrera. 311 La gestión de proyectos culturales como herramienta para el desarrollo de comunidades rurales en municipios de la comarca minera hidalguense. Beatriz Daniela Armendáriz Mendieta y Artemio Cruz León. 333 El Saber Vivir en Bien Común. Tonacayotl, Tineme Kualtsin Chicahualistle Pakilistle. Pío Giovanni Chávez Segura y Artemio Cruz León. 355 La comunalidad y el desarrollo rural: el caso del ejido Emiliano Zapata, municipio de Amecameca, Estado de México. Rafael Eugenio Parrilla Arroyo, Artemio Cruz León, Dora María de Jesús Sangerman Jarquín y Jorge Duch Gary 369 Listado de autores 390 11 | En 2019 se abren nuevas perspectivas productivas, que permitirán aprovechar las tierras en desuso, pro- teger la producción campesina y lograr una mayor calidad de vida de los campesinos indígenas, criollos, mestizos y afrodescendientes que habitan en el país. Estos habitantes han tenido que soportar los pocos recursos asignados a las comunidades rurales, car- gas de trabajo excesivas, precios controlados de sus productos, que generan ingresos deprimidos; el vivir en un desplazamiento social y económico y –por si fuera poco– para sostener a sus familias, han tenido que migrar para buscar un gasto doméstico extra- parcelario, fuera de sus comunidades de residencia; muchas veces hacia el extranjero. En resumen, los campesinos viven en condicio- nes adversas y son una población desfavorecida, que no han recibido apoyos reales ni han sido sujetos a políticas públicas que les favorezca, situación que ya es histórica.1 Esto ha redundado en el abandono de sus tierras y la pérdida de biodiversidad, pobla- ción, conocimientos, saberes y capacidades tecno- productivas y culturales que los han sostenido por miles de años. Los impactos de esta situación en la organización social y laboral de las familias apenas comienzan a ser descritos y comprendidos. El nuevo gobierno mantiene, a través de la Secre- taría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el Presupuesto de Egresos (PEF) 2019, el Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sus- 1 Nota de AGJ. La idea de sustituir la agricultura tradicional por agricultura moderna, mecanizada, es antigua, ha permeado la mente de los que se encargan de dirigir al país, independiente- mente de su filiación política. Podríamos decir que se avecindó en México por lo menos desde el siglo XIX, continúandose hasta nuestros días. De aquí surge la pregunta, de cómo es que la agri- cultura tradicional ha sobrevido a pesar de no recibir apoyos externos a las comunidades, o de ser estos apoyos insuficientes. PresentACión artemio cruz León | 12 tentable (PEC); los programas de varios ramos y la mayoría de los objetivos de la antigua Subsecretaría de Desarrollo Rural, que quedó reducida a una coor- dinación general.2 En conjunto, estos cuatro compo- nentes definen las políticas sectoriales y una política rural integral. La Subsecretaría de Desarrollo Rural es la instan- cia encargada de la planificación del desarrollo rural en el país, pero no tiene la capacidad para enfrentar tal responsabilidad ni tampoco para planear el des- empeño del sector agropecuario. Desde hace 12 años, los secretarios del ramo han recurrido al Departa- mento de Agricultura de USA, o la Universidad de Missouri, para conocer los efectos del sector agro- pecuario en los mercados internos.3 La dependen- cia abandonó el análisis formal del sector, que tenía una larga tradición en la gestión pública de las zonas rurales. Su ausencia genera que la política del ramo carezca de un conocimiento básico para organizar la planificación. De aquí se deriva la importancia de este libro, cuyo objetivo principal es mostrar que los saberes locales combinados con la Etnoagronomía pueden aportar los elementos epistémicos y tecnológicos 2 La información económica ha sido resumida del artículo “La nueva transformación del campo mexicano” apareció publi- cado en Nexos, Economía y Sociedad, del 05/02/2019 de George A. Dyer y Antonio Yúnez Naude, economistas del Colegio de México (COLMEX), que se dedican al estudio de la agricul- tura en México. . 3 Dyer y Yúnez 05/02/2019. que coadyuven a la construcción del modelo de desarrollo agrícola para la Cuarta Transformación en México, propuesta por el nuevo gobierno mexi- cano. En esta construcción se propone tomar en con- sideración varios componentes que permitan tener éxito, tomando en consideración a los grupos de agricultores de pequeña y mediana escala (campesi- nos) mexicanos. Para ello, es necesario incluir en las propuestas los siguientes componentes: 1) los sabe- res locales (conocimiento folk); 2) el conocimiento agrícola tradicional (combinación que incluye el estudio y comparación entre los saberes locales con el conocimiento científico) y 3) los alcances tecno- lógicos logrados en México y en distintas partes del mundo, difundidos a través de investigaciones, publicaciones, análisis cartográfico, experiencias de investigación, estudios en laboratorios, análisis de varios tipos y otros. Desde esta perspectiva, los saberes locales cons- tituyen una parte indisoluble del desarrollo, que al incluir lo autogestivo combinado con los elementos citados puede construir nuevos tipos de desarro- llo acordes con la realidad nacional, regional local y las necesidades de los campesinos. El estudio de los saberes locales(conocimiento folk) requiere de esfuerzos combinados entre la población local de lugares previamente seleccionados, y los investiga- dores, que pasan temporadas de investigación que pueden llegar a sumar varios meses al año. presentación 13 | En este libro, se exponen los resultados de 16 estudios e investigaciones realizadas con el modelo de Etnoagronomía, organizados bajo la tutoría aca- démica de Artemio Cruz-León, con el legado aca- démico de Efraím Hernández-Xolocotzi y la parti- cipación de colegas y los entonces estudiantes del posgrado en Desarrollo Rural de la Dirección de Centros Regionales Universitarios de la Universidad Autónoma Chapingo.4 La publicación tiene como objetivo mostrar al lector los resultados de la aplica- ción del enfoque etnoagronómico, en el que el con- cepto de Etnoagronomía se define como: “[...] la etnociencia que se encarga de los estudios de los saberes que los campesinos indígenas y mestizos ponen en práctica durante el proceso de aprovechamiento de los recursos naturales, por medio de las actividades agrícolas, pecuarias, forestales y de la fauna para obtener los satisfactores antropocéntricos necesarios para la subsistencia, reproducción social y desarrollo (Cruz-León et al., 2015). Se incluyen ocho capítulos dedicados a discusio- nes teóricas y ocho estudios de caso. El libro, compi- lado y organizado por Artemio Cruz-León, incluye como autores –por orden alfabético– a: José Juan 4 La revisión académica del libro fue realizada por Alba Gon- zález Jácome (AGJ), quien agregó al texto varias notas. En ellas se indica que son de ella y no de los autores de los textos. Arredondo-Arredondo, Beatriz Daniela Armen- dariz-Mendieta, Joel Cervantes-Herrera, Ranulfo Cruz-Aguilar, Artemio Cruz-León, Pio Giovanni Chávez Segura, Miguel Ángel Damián-Huato, Sal- vador Díaz-Cárdenas, Jorge Duch-Gary, Arturo Franco-Gaona, J. Fabián García-Moya, Alba Gon- zález-Jácome, Efraím Hernández-Xolocotzi, Ana- bel Martínez-López, Rafael Eugenio Parrilla Arroyo, César Adrián Ramírez.Miranda, Benito Ramírez- Valverde, Eliseo Patricio Rosales Bustamante, Felipe de Jesús Ruiz Espinoza, Miguel Ángel Sámano Ren- tería y Dora María de Jesús Sangerman-Jarquín. Esperamos que su lectura abra nuevas discusio- nes y aportaciones al modelo de Etnoagronomía, y su comprensión sea de utilidad para el desarrollo autogestivo, en el que los involucrados forman parte fundamental en la conformación, discusiones, apli- caciones y resultados del modelo. El desarrollo de las comunidades campesinas en México, tiene que partir de la participación de los campesinos involu- crados directamente (saberes), de su combinación con el conocimiento científico y el conocimiento y utilización de tecnologías apropiadas. La Cuarta Transformación aplicada al tema agrí- cola, requiere de estudios que le proporcionen las bases sobre las cuales llevarse a cabo. Este requeri- miento es cubierto por varios tipos de conocimiento que, en este caso, es propuesto por la Etnoagronomía. Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y ranulfo Cruz Aguilar Se han cumplido 70 años del invento del desarro- llo para los países del Tercer Mundo y 30 de que se anunció su muerte; sin embargo, en la medida que la palabra desarrollo se sigue utilizando cotidiana- mente en los discursos políticos, en las acciones de los programas de gobierno y hasta en las activida- des de investigación y docencia de las universidades, donde se continúa impartiendo licenciaturas y pos- grados sobre desarrollo, se encuentra vigente y pare- ce que aun le queda vida para rato. Antes de avan- zar, recordemos la primer ocasión en que se utiizó el término «desarrollo» –y por tanto se incluyó a los países del sur dentro del subdesarrollo–. Fue Harry Truman quien lo utilizó durante la toma de protesta de su segundo periodo como presidente de Estados Unidos de Norteamérica, el 20 de enero de 1949: [...] debemos embarcarnos en un nuevo programa que haga disponibles nuestros avances científicos y nuestro progreso industrial para la mejora y crecimiento de las áreas subdesarrolladas. Más de la mitad de la población del mundo vive en condiciones que se acercan a la miseria. Su alimentación es inadecuada. Son víctimas de la enfermedad. Su vida económica es primitiva y estancada. Su pobreza es un lastre y una amenaza tanto para ellos como para las áreas más prósperas” […] Nuestro propósito tendría que ser el de ayudar a los pueblos libres del mundo para que, a través de sus propios esfuerzos, produzcan más alimentos, más vestido, más materiales para sus casas y más potencia mecánica para aligerar sus cargas. […] El viejo imperialismo —explotación para beneficio extranjero— no tiene espacio en nuestros planes. Lo que estamos vislumbrando es un programa de desarrollo basado en el juego limpio democrático (Truman, 1967). Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 18 Desde el momento de su anuncio, el desarrollo se tornó prioridad en las actividades de los gobiernos y la política, que lo convirtieron en la meta princi- pal. Acosta (2015:302) lo plantea en los siguientes términos: Así, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando arrancaba la guerra fría, en medio del surgimiento de la amenaza y del terror nuclear, con el discurso sobre “el desarrollo” se estableció ¡y se consolidó! una estructura de dominación dicotómica: desarrollado–subdesarrollado, pobre–rico, avanzado–atrasado, civilizado– salvaje, centro–periferia [...]. Incluso desde posiciones críticas se asumió como indiscutible esa dualidad. Agrega: a partir de dicha visualización, el mundo se ordenó para alcanzar “el desarrollo”. Afloraron planes, programas, proyectos, metodologías y manuales de desarrollo, bancos especializados para financiar el desarrollo, ayuda al desarrollo, capacitación y formación para el desarrollo, comunicación para el desarrollo y un muy largo etcétera. Y así pasaron 40 años, hasta que la falta de resul- tados en países subdesarrollados y el notable incre- mento de las diferencias entre los países desarrolla- dos, hicieron visible la imposibilidad para que los primeros pudieran igualar a los segundos. Por ello, se iniciaron los cuestionamientos a la falta de desa- rrollo, aunado a la sobreexplotación de los recursos naturales, característica propia del capitalismo y sus formas de consumo, que si fueran adoptadas por toda la población mundian, harían que los recursos naturales del planeta resultasen insuficientes. El cuestionamiento y desmantelamiento del desa- rrollo tiene varios antecedentes, pero los de mayor impacto fueron planteados por Sachs y colaborado- res (1992) de manera magistral en la obra Dicciona- rio del desarrollo; que inicia declarando su defunción y, poco a poco, va deshojando los significados opues- tos y contradictorios de sus conceptos. Con base en ello se fundamenta la explicación de los fracasos o más bien se sacan a la luz los verdaderos significados y los engaños del desarrollo, al mencionar: Los últimos cuarenta años pueden ser denomi- nados como la Era del Desarrollo. Esta época está llegando a su fin. Ha llegado el momento de escri- bir su obituario. Como un majestuoso faro que guía a los marineros hacia la costa, el ‘desarrollo’ fue la idea que orientó a las naciones emergentes en su jor- nada a lo largo de la historia de la posguerra. Inde- pendientemente de que fueran democracias o dic- taduras, los países del Sur proclamaron el desarro- llo como su aspiración primaria, después de haber sido liberados de su subordinación colonial. Cuatro décadas más tarde, gobiernos y ciudadanos tienen aún fijos sus ojos en esta luz centelleando ahora tan Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 19 | lejos como siempre: todo esfuerzo y todo sacrificio se justifica para alcanzar la meta, pero la luz conti- núa alejándoseen la oscuridad. A Sachs le han seguido muchos autores que se han sumado a la crítica del desarrollo, considerándolo como un mito (Quijano, 2000; Munk, 2010; Gudy- nas y Acosta, 2011; Escobar, 2014); sin embargo el impacto crítico no ha podido erradicar las políticas y acciones contra el Tercer Mundo que, en nombre del desarrollo, continúan a pesar de los cuestionamien- tos y la instauración de gobiernos plurinacionales, democráticos y populares, en Argentina, Ecuador, Bolivia y recientemente en México, del cual espe- ramos que realmente pueda crear alternativas con futuro y definitivas. En el mismo libro se plantea la idea de llamar a los 40 años, después de 1949, como la “Era del Desarrollo”: Proponemos llamar era del desarrollo al periodo histórico particular que comenzó el 20 de enero de 1949, cuando Harry S. Truman declaró, en su discurso de investidura, por primera vez al Hemisferio Sur como «áreas subdesarrolladas». El rótulo pegó y subsecuentemente aportó la base cognitiva tanto para el intervencionismo arrogante del Norte como para la autocompasión patética del Sur. Sin embargo, lo que nace en cierto momento puede morir en otro: la era del desarrollo está declinando porque sus cuatro premisas fundamentales han sido hechas obsoletas por la historia (Sachs, 1992). Con ello se esboza la necesidad de crear un periodo diferente, al que se le ha llamado postde- sarrollo, postmodernismo o postcapitalismo, de acuerdo con Sachs (1992),Gudynas y Acosta (2011), Gudynas (2014) y Acosta (2014). Munk (2010:36) menciona que “el tema del desarrollo como teoría y práctica para superar la pobreza y la inequidad no ha desaparecido como una preocupación global”. Sin embargo, lo atinado de las críticas al desarrollo y la infinidad de pruebas de su inoperancia no han permitido inhabilitar a sus promotores que siguen usándolo como pretexto para cualquier actividad: Por ahora desarrollo ha llegado a ser un con- cepto amebiano, sin forma, pero inerradicable. Sus contornos son tan borrosos que no denotan nada, mientras se difunde por todos lados porque con- nota la mejor de las intenciones. El término es cele- brado igualmente por el FMI y el Vaticano, por los revolucionarios que portan sus fusiles, así como los expertos de campo que llevan sus maletines Samso- nite. Aunque el desarrollo no tiene contenido, posee una función: permite que cualquier intervención sea santificada en nombre de un objetivo superior. En consecuencia, aun los enemigos se sienten unidos bajo la misma bandera. El término crea una base común, un terreno sobre el cual libran sus batallas Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 20 la derecha y la izquierda, las élites y los movimien- tos de base (Sachs 1992). El mayor aporte surgido de los cuestionamien- tos al desarrollo lo representa la búsqueda de sus alternativas, pues significan el planteamiento de nue- vas formas de organizar a la sociedad fuera; ade- más, implican situarse fuera del capitalismo, ya con muchos siglos de dominancia. Por ello, la tarea es de tal envergadura que se anticipa gigantesca, a largo plazo y por no decir imposible, pero a la vez resulta en una utopía, un sueño a realizar. Los ejemplos exis- tentes de alternativas socialistas y comunistas del siglo XX montados a luz de los planteamientos mar- xistas fracasaron. Por ello la construcción de alter- nativas al desarrollo: […] necesariamente implica superar el capitalismo y sus lógicas de devastación social y ambiental. Esto nos abre la puerta hacia el posdesarrollo y por cierto al poscapitalismo. Aceptémoslo, para la mayoría de los habitantes del planeta el capitalismo no representa una promesa o sueño a realizar, es una pesadilla realizada (Acosta, 2014). Por consiguiente, la construcción de alternati- vas al desarrollo nos ubica en el periodo poscapita- lista y posdesarrollista,1 tarea que implica la creación 1 En este documento los términos poscapitalista, postcapita- lista, posdesarrollo y postdesarrollo o sus derivaciones se utili- de fundamentos teóricos que sustenten los plantea- mientos base del postdesarrollo y expliquen la situa- ción actual. Se ha convenido denominar época del desarrollo al periodo aproximado de 40 años a par- tir de 1949, donde la obra de Sachs (1992), señala el límite y como tal el inicio de la búsqueda de opciones. Acosta (2014) lo plantea en los siguientes términos: […] cuando los problemas comenzaron a minar nuestra fe en “el desarrollo” y la gran teoría del desarrollo hizo agua por cuatro costados, buscamos alternativas de desarrollo. Le pusimos apellidos al desarrollo (Quijano, 2000) para diferenciarlo de lo que nos incomodaba, pero seguimos en la senda del desarrollo: desarrollo económico, desarrollo social, desarrollo local, desarrollo global, desarrollo rural, desarrollo sostenible o sustentable, ecodesarrollo, etnodesarrollo, desarrollo a escala humana, desarrollo local, desarrollo endógeno, desarrollo con equidad de género, codesarrollo, desarrollo étnico, desarrollo bajo de carbono [...] desarrollo al fin y al cabo. Una pregunta obligada es ¿cuáles son las cau- sas del fracaso del desarrollo?, fracaso que se mani- fiesta como la ausencia de desarrollo en todos aque- llos lugares del Tercer Mundo en los cuales se han zan indistintamente, debido a que en todos los casos se respetó la cita del autor. Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 21 | realizado programas en su nombre. Al hurgar entre los aspectos más relevantes está la crisis ambiental provocada por el uso indiscriminado de los recur- sos en aquellos casos donde se ha logrado implantar el desarrollo desde la visión occidental. Ecológica- mente, es imposible que los recursos naturales sos- tengan el consumismo del capitalismo, basado en una concepción errónea de la relación de los recur- sos naturales y sostenida por la productividad de la ciencia y tecnología. Sachs (1992) menciona que: […] si todos los países hubieran seguido exitosamente el ejemplo industrial, se habrían necesitado cinco o seis planetas para servir como minas y muladares. Por tanto, es obvio que las «sociedades avanzadas» no son un modelo; más bien es posible verlas, al fin y al cabo, como una aberración en el curso de la historia. Es de sobra conocido que los recursos naturales son finitos. Su conservación requiere una concep- ción ética y filosófica que permitan su uso racional y sostenible, sin embargo, la historia humana carece de este sentido, siendo ésta una de las principales causas de extinción de miles de especies animales y vegetales a lo largo de la historia del Homo sapiens, especie que lleva el mismo riesgo, si continúa con el mismo esquema, tal y como lo describe Noah Harari (2018) en su libro: “Sapiens, de animales a dioses”. Esta visión distingue a la sociedad practicante de esta filosofía de la ciencia occidental. Un segundo aspecto de las pérdidas de los prin- cipios del desarrollo se refiere al contexto de la lucha entre el occidente y el mundo comunista. Estados Unidos lanzó la propuesta de desarrollo como estra- tegia para llamar adeptos en contra del bloque sovié- tico, pero ahora que ha desaparecido, esta situación cambió y con ello el nivel político de las propuestas. Sachs (1992) menciona: Por más de cuarenta años, el desarrollo ha sido un arma en la competencia entre sistemas políticos. Ahora que la confrontación Este-Oeste se ha suspendido, el proyecto de desarrollo global de Truman está condenado a perder vapor ideológico y a quedarse sin combustible político. Aunado a lo anterior, la propuesta de desarrollo se trata de que los países promocionados alcancen el nivel de los países del primer mundo: algo inalcanza- ble. En 1960 la diferencia entre un país “desarrollado” y un “subdesarrollado, tercer mundista o periférico” era apenas de 20 veces, cuatro lustros después, esa diferencia se ha incrementado 46 veces; esto signi-fica que las promesas del desarrollo son inalcanza- bles, a pesar de los apoyos, programas y políticas implementadas en su favor. ¿Será qué el desarrollo para el tercer mundo es una falacia y la verdad es Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 22 que los únicos beneficiados son los países ricos? La realidad es que nunca los dejarán mejorar su cali- dad de vida y sin embargo, si continuarán utilizán- dolos como centros de extracción de recursos. Por tanto, la propuesta de desarrollo es la idea de occi- dentalizar a las culturas del mundo, lo que significa pérdida de la diversidad cultural con todas sus con- secuencias. Si bien es una fortuna para la humani- dad el fracaso del desarrollo, los efectos culturales resultan preocupantes ya que se observa una simpli- ficación en la arquitectura, el vestido, los alimentos y los objetos de la vida diaria. El mercado, la ciencia y el Estado han sido las grandes potencias universali- zantes, quienes, apoyados en publicistas, expertos y educadores, han logrado ocupar el espacio mental, en el que la gente sueña y actúa con el imaginario occidental (Sachs, 1992). ALternAtivAs A LA FALtA de desArroLLo Desde la década de 1970 iniciaron los reclamos popu- lares enlos terrenos económico, social y ambiental ante a falta de desarrollo, sin embargo, no logra- ron hacer mella en las ideas centrales del desarrollo lineal, cuyos promotores siguen prevaleciendo. En los años ochenta y noventa se desquebrajó la con- fianza en el desarrollo como proceso planificado para salir del atraso y se acentuaron los problemas civilizatorios y las crisis permanentes. Ante ello, los neoliberales llamaron a las fuerzas del mercado para lograr el ansiado desarrollo; sin embargo, se fracasó y surgieron los cuestionamientos por el incremento de la pobreza en el mundo, los problemas ecológicos y las crisis recurrentes (Acosta, 2015). Este escenario es el que ha permitido acelerar la construcción de alternativas al desarrollo; siendo los pueblos originarios indígenas y campesinos, los campesindios (Bartra, 2011 y 2014), los que desde el sur vienen empujando y ensayando con gobiernos populares en la toma del poder. Ellos han dejado en la mesa las propuestas del Buen Vivir, la comuna- lidad, el chicalahiust y otras, que podemos encon- trar en Concheiro y Núñez (2014); por lo que se puede decir que cada pueblo originario tiene su pro- pia visión del desarrollo y, por lo tanto, su equiva- lente al vocablo de la zona andina buen vivir o vivir bien, sobre el cual se ha escrito bastante, por lo que resulta obligada su revisión. Además, ya están en marcha gobiernos populares ensayando esta concep- ción, cuyas prácticas habrá que analizar e interpretar con base en sus resultados dado que son iniciativas propias de los pueblos originarios que se basan en la diversidad cultural y se contraponen a la imposición del desarrollo occidental único que se ha intentado imponer para todo el mundo. Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 23 | Buen vivir o vivir Bien Es bien conocido que el mundo está pasando por una crisis civilizatoria, cuya presencia se magnifica en el mundo indígena-rural, debido a la presencia de problemas económico-productivos, de consumo, ambientales y culturales; resultado de un mundo capitalista, hegemónico, globalizado. Ante ese proceso invasivo, el buen vivir o sus equivalentes en cualquier otra lengua indígena, es una propuesta novedosa, sustentada en una lógica y racionalidad diferente a la de occidente, emergente de otras matrices civilizatorias, que desde la con- quista han sido trastocadas. Algunos pueblos, como el tojolabal (pueblo del sureste mexicano), retoman el lekilaltik (lek: bien, bueno; tik: nosotros, es decir, el “bien de nosotros”, donde el “nosotros” incluye una totalidad diversa, porque condensa el tipo de vida en el que ellos se conciben (Concheiro y Núñez, 2014). El tonacayotl, vocablo de las comunidades nahuas de Guerrero, nombra de manera poética y profunda al maíz, cuyo significado cosmogónico forma parte de uno de los pilares de la vida de los pueblos, al ser base del sustento y la identidad común que fortifica la cultura del auto sustento (Chávez y Cruz, 2019). A pesar de ser propuestas radicales que se presen- tan en el intento de construir alternativas a la forma de pensar y actuar occidental, forman parte de los conocimientos tradicionales, utilizables en la prác- tica y en la ciencia occidental, cuando son requeri- dos, que a pesar de no ser mesurables, los efectos de sus resultados son pertinentes, como ocurre con la Agrohomeopatía, la Etnoagronomía, el uso de minerales, la producción orgánica e inocua y otros saberes que provienen de antiguas culturas como las de China, la India y las africanas, que con su visión holística trascienden a las ciencias occidentales. Por muchas razones, su concepción resulta atí- pica desde la perspectiva académica y occidental, ya que significa la superación del capitalismo, ten- diente hacia el postcapitalismo. En términos de Acosta (2015:311): El Buen Vivir, en definitiva, plantea una cosmovisión diferente a la occidental al surgir de raíces comunitarias no capitalistas […] de todas formas, el esfuerzo fundamental radica en superar el sistema capitalista en tanto civilización de la desigualdad, según lo entendía el economista austriaco Joseph Schumpeter (1883-1950) que impulsa a plantear el desarrollo como una asignatura universal (Acosta 2003:7). El sistema capitalista es un sistema en esencia depredador y explotador. Un sistema que “vive de sofocar a la vida y al mundo de la vida” (Echeverría, 2010). El Buen Vivir, en suma, propone superar el capitalismo; se trata, entonces, de un cambio civili- zatorio” (Acosta, 2015). El “Vivir Bien” va mucho más allá de la satisfacción de las necesidades bási- Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 24 cas o el acceso a bienes y servicios básicos, no se puede alcanzar a través del “desarrollo” occidental, “porque forma parte de una memoria colectiva pre- sente” (Concheiro y Núñez, 2014:185). Delgado et al. (2013) agregan que: “… el desarrollo como prác- tica destruye los valores y la cultura indígenas, des- integra la vida comunitaria; erosiona los medios de vida, las habilidades y los conocimientos”. La tarea que sigue es la construcción de las alter- nativas al sistema capitalista, en todos los sentidos; una tarea cuyas dimensiones son gigantescas y de tan largo plazo que cuesta trabajo imaginarla. Esa tarea es una utopía, que guiará a los pueblos afecta- dos por el capitalismo, a la humanidad amenazada en su existencia por los intereses del capital y por la amenaza de extinción de los recursos base de la vida del hombre y las especies asociadas, por sobreexplo- tación y contaminación de la naturaleza, que actual- mente se encuentra indefensa. Esa utopía, alternativa al desarrollo e idea en construcción, tiene como base los conocimientos, saberes y creencias de los pueblos originarios del mundo como lo muestran Delgado y Rist (2016). Esa idea cada vez es más clara, promovida por auto- res nativos que han hecho ese planteamiento desde hace muchos años y ahora se pone en marcha en países como Bolivia y Ecuador (Gudynas y Acosta, 2011). Esta es la gran tarea utópica para las futuras generaciones que habiten el planeta. eL desArroLLo en LA CienCiA y LA AGriCuLturA El ofrecimiento de ayuda para el desarrollo del Tercer Mundo, planteado por Truman en 1949 a través de la industria, la ciencia y la tecnología, se fundamenta- ba en el hecho de que por primera vez en la historia, la humanidad poseía conocimientos y habilidades para aliviar el sufrimiento. Como Estados Unidos predominaba en el desarrollo de técnicas industria- les y científicas, su intervención era inminente. Ello ocurrió con la agricultura, porque el programa de apoyo que se implantó en México teníaanteceden- tes. En 1941 se firmó un convenio de colaboración entre el gobierno mexicano y la Fundación Rocke- feller, iniciando un ambicioso programa de mejo- ramiento de la agricultura por medio de la ciencia, cuyos resultados aplicados en otras regiones fueron conocidos como “Revolución Verde”. La modernización de la agricultura mexicana se basó en el uso de semillas mejoradas, utilización intensiva de fertilizantes químicos, uso de pesticidas, sistemas de riego y tractorización de las actividades agrícolas, lo que en su conjunto permitió el incre- mento significativo en los rendimientos unitarios y totales, así como la posterior exportación del modelo hacia la India, Paquistán y otros países. Estos logros fueron usados de manera propagandista hasta lograr que le otorgaran el premio Nobel a uno de los téc- nicos que participo en el programa (Picado, 2008). Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 25 | Los avances tecnológicos en la agricultura se volvieron una constante hasta convertirse en una demanda de las empresas transnacionales que trans- forman y comercializan insumos y servicios a los agricultores; aspectos que convirtieron a la agri- cultura en una carrera para incrementar constan- temente los rendimientos por medio de innovacio- nes tecnológicas que se tradujeron en inversiones financieras constantes. Con ello, la agricultura se convirtió en una acti- vidad productiva dependiente del capital, donde lo central implica maximizar las ganancias, sin consi- derar los efectos que se cause a los recursos naturales, a los aspectos sociales y se favorezca la competencia desleal que se genera con los sistemas de producción tradicionales debido a que no pueden rivalizar pues carecen de capital y tecnología, la cual suele no ser aplicativa en los espacios donde se han desarrollado, por lo que sus productores terminan excluidos, más pobres y abandonados. El pecado original de la agricultura tecnificada es el pasar por alto el límite de recuperación de los recursos naturales, los efectos en el ambiente por el uso excesivo de insumos y la sobreexplotación de los recursos naturales más allá de su recuperación natural, lo que ocasiona erosión del suelo, pérdida biocultural y problemas de salud en el humano, por los agroquímicos, cuyos principales efectos se mues- tran en la presencia de enfermedades de la moder- nidad en las comunidades, como cáncer y aquellas metabólicas. Sin embargo y a pesar de sus efectos, se conti- núa apoyando esta forma “moderna” de hacer agri- cultura. A su alrededor se han creado instituciones de investigación, educación y extensión públicas y privadas. Las instituciones de gobierno se estructu- raron en función de sus necesidades, creando como apoyo instituciones, empresas de gobierno, bancos, aseguradoras, presas receptoras de agua, laborato- rios de suelos y veterinarios,además de centros de reproducción de organismos y productores de semi- llas. Se promovieron políticas públicas, planes y pro- gramas para apoyar y promover la nueva tecnología, mediante asistencia técnica, asignación de recursos, solicitudes y más. (Feder, 1977; Picado, 2008; Mazo- yer y Roudart 2016). en torno A LA modernizACión teCnoLóGiCA Una de las constantes de la promoción de la tecno- logía moderna es su poca adopción por parte de la gran mayoría de los productores campesinos. En escala mundial y con datos de fao se sabe que úni- camente 6% de las unidades de producción poseen equipamiento tecnológico completo y aplican los avances de la agricultura moderna. Cerca de los dos tercios restantes son productores medios con recur- Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 26 sos limitados para acceder a la tecnología moderna, por lo que emplean tracción animal y algunos otros elementos de la tecnología moderna. El tercio res- tante son productores de subsistencia, sin acceso a maquinaria ni a la fuerza de los animales por lo cual practican una agricultura manual (Mazoyer y Raudart, 2016). La situación de México es muy parecida. Datos del último censo agropecuario realizado en 2007, muestran que 11.8% del total de unidades de pro- ducción utilizan semilla mejorada, 18% emplea her- bicida y 37% aplica fertilizante químico. En cuanto al tipo de tracción utilizada, 33% usa tractor, 37% emplea su fuerza humana y los restantes emplean la tracción animal y motores de combustión interna (inegi, 2009). Tales datos reflejan la presencia de una muy baja adopción tecnológica, a pesar de la existencia de tec- nología moderna y un alto porcentaje de unidades de producción que no tienen las condiciones para utilizar la tecnología moderna asociada a la produc- ción comercial y al desarrollo impuesto, desde esa tecnología, por el Estado. Por lo mismo, no es raro encontrar que 88% de los productores tradiciona- les no usan semilla mejorada; 82% no usa herbi- cida, 63% no utiliza fertilizante químico y 67% no usa tracción mecánica. Estos números muestran la existencia de una agricultura que no usa tecnología moderna: unida- des de producción campesina que utilizan la tecno- logía tradicional y que tampoco tienen posibilidades, ni interés, en producir mercancías para la obtención de ganancias. Sin embargo, sus objetivos se identifi- can con la seguridad alimentaria y con la agricultura de autoconsumo, pues mediante el cultivo de 50% de la superficie del país, intentan cubrir la demanda alimentaria de la mitad de los habitantes de México. La escasa adopción tecnológica moderna en la agricultura nacional se refleja como falta de desa- rrollo, en términos de la modernización promo- vida por los gobiernos nacionales por mandato de los organismos internacionales que, en nombre del desarrollo, obligan a nuestro país a adquirir deuda externa dirigida a promover la modernización de zonas rurales, que cada vez están más pobres, a pesar de los recursos canalizados. unA visión PArALeLA A LA CienCiA modernA: LAs CienCiAs endóGenAs En la actualidad se critica la visión desarrollista por considerar los parámetros economicos como la úni- ca forma de medir el crecimiento de los pueblos. De similar manera juzga a su acompañante, el conoci- miento científico, producto de la ciencia moderna eurocéntrica o convencional, por la visión dominan- te, hegemónica, epistemología mesurada y parcela- da, que tiene su proceso de generación de conoci- mientos, así como por considerarse que es la única Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 27 | ciencia capaz de dar respuestas positivas a los retos del desarrollo,al cual, los defensores del modo de vida occidental, lo consideran como la única opción para la vida, la felicidad y el vivir mejor en el planeta. Esta consideración ha promovido “la emergencia de voces de diferentes partes del mundo, buscando entablar un diálogo de saberes entre conocimientos científicos establecidos y emergentes y las múltiples formas de saberes no-académicos activos: […] propios de un frente epistemológico ontológico heterodoxo denominado como la transdisciplinariedad que apunta a la co-producción de saberes entre las comunidades científicas, indígenas, campesinas, urbanas y sus movimientos sociales, políticos o culturales interesados en buscar alternativas más allá de la reproducción de las actuales formas de organización societal y de la ciencia occidental moderna” (Delgado y Rist, 2016:36). Bajo esta perspectiva surgen las ciencias endóge- nas, que hacen referencia a los conocimientos y las ciencias de los pueblos o comunidades indígenas. las que tienen su origen en sociedades particulares, específicas, pero que han modificado y mejorado su calidad de vida por los diálogos interculturales e intercientíficos. La distinción que poseen reside en el bajo grado de modificación, debido a la mínima interacción que tienen con otros sistemas externos relacionados (Haverkort et al., 2013:18). Ante ello,recuperamos el concepto de ciencia, ciencias endógenas y desarrollo endógeno susten- table, propuestos por Haverkort et al., (2013:19, 22), para posteriormente considerar al paradigma “del buen vivir” como una alternativa al desarrollo de origen eurocéntrico: Ciencia: es un cuerpo de conocimientos y valores formulado dentro de un sistema específico de visión del mundo, basado en un marco teórico. Incluye los procesos de producción, almacenamiento y recuperación de los conocimientos, formulando supuestos, principios generales, teorías y metodologías, e implica la participación de una comunidad de conocimiento específico, que ha llegado a un consenso sobre la validez del proceso. El conocimiento adquirido y la ciencia resultante es siempre limitada y está sujeta a modificaciones a la luz de nueva información y conocimientos. A lo endógeno lo definen como “lo que ha sur- gido desde dentro”; por tanto, a las ciencias endó- genas se conciben como: […] las que se generan del conocimiento y la sabiduría de las culturas y naciones indígenas originarias y que han dado origen a grandes civilizaciones como la china, india, maya, Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 28 aymara, quechua, azteca, africana. En el texto se asume que las ciencias endógenas son aquellas que no forman parte de las ciencias occidentales modernas de origen eurocéntrico, siendo llamadas también ciencias indígenas. Por esta condición, forman parte del enfoque del desarrollo endógeno sustentable, porque este parte de la experiencia y el diálogo de saberes, que han sido el elemento fundamental en los procesos de aprendizaje que se derivan del pleno reconoci- miento de los valores, conocimientos, tecnologías creencias y estrategias que son una parte integral de la vida cotidiana de los pueblos indígenas. Los diá- logos de saberes han tenido un profundo impacto y contribuido a la articulación del concepto endógeno del “Vivir Bien” (en Bolivia) o el “Buen vivir” (en el Ecuador) como paradigmas alternativos al desarro- llo capitalista imperante en el mundo (Delgado, et al. 2013).Ante esta conceptualización, es importante considerar que los saberes y conocimientos tradi- cionales indígenas y campesinos se consideran en el mismo nivel de la ciencia occidental, pues cons- tituyen otra forma de generar conocimiento y son la base para la proliferación y avance de las diferentes áreas del conocimiento dentro de las Etnociencias, que a su vez se deben reconceptualizar con las cien- cias occidentales para hacer uso sinérgico de ambas formas de generación de conocimiento mediante la transdisciplinariedad, entendida ésta como todo lo que se halla entre disciplinas o como lo que atra- viesa y traspasa las disciplinas. El principal desafíso es hallar formas para estimular el diálogo y lograr la cooperación entre grupos heterogéneos de acto- res sociales con distintas formas de conocimiento (Delgado y Rist, 2016). etnoCienCiAs El reconocimiento del saber popular por diversos autores dio paso a la construcción de las Etnociencias, campo de estudio relativamente joven, que apare- ció en 1950 en la obra de George Murdock Outline of Cultural Materials, y que se sitúan en la frontera entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias socia- les. Beaucage (2000) definió provisionalmente a las etnociencias como: […] el estudio de los contenidos y de la organización de los saberes la naturaleza en sociedades tradicionales, de cazadores- recolectores, horticultores, pastores o bien de campesinos y grupos populares en las sociedades modernas. Previo a su construcción, ya existían anteceden- tes de otras ciencias naturales asociadas con el prefijo etno, entre ellas la etnobiogía, etnobotánica, etno- zoología; algunas actualmente tienen gran fuerza Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 29 | en la academia, como la etnoecología, mientras que otras apenas se están posicionando, como la etno- tecnología y la etnoagronomía. Argueta (1997) define a las etnociencias como un conjunto de disciplinas y subdisciplinas gesta- das dentro de los marcos teóricos y metodológicos, tanto de la historia natural, como de la etnología, la antropología, la lingüística, la biología, la geografía y otras disciplinas, que se han desarrollado desde el siglo XVII a la fecha, y cuyos objetos de estudio lo constituyen ideas, procesos y formas de relación en tiempo y espacio. Cruz (2016) considera a las etnociencias como una de las opciones de análisis que permite el reco- nocimiento de los saberes tradicionales, propios de las comunidades campesinas de nuestro país, que son la base para el aprovechamiento de los recur- sos naturales y la realización de las actividades pro- ductivas primarias, y que se caracterizan por poseer prácticas de conservación asociadas a las tradicio- nes organizativas y culturales, lo que ha permitido su supervivencia y su preservación. Son asuntos no menores porque la visión moder- nizadora está a punto de llevar al colapso a la civili- zación basada en la visión occidental, que a su vez considera a las etnociencias como la expresión regio- nal del conocimiento de la agricultura practicada por los diferentes grupos humanos que habitan dichas regiones y considera a la agricultura como el resul- tado de años de actividad que incluyen la experien- cia y saberes de los pueblos originarios y mestizos que por siglos la han practicado. El interés por estudiar las etnociencias se rela- ciona con la generación de nuevos cuestionamien- tos hechos a la ciencia moderna, muchos de ellos acordes con los graves problemas ambientales y cli- máticos producidos desde el siglo pasado, así como por las dudas acerca de que la ciencia occidental o moderna, es la única forma de hacer ciencia, lo que consideramos que no es verdad, ya que ha sido impuesta como una forma de colonización y, lo único que ha originado, es el encubrimiento de otras formas de producción de conocimientos, propios de los países catalogados como subdesarrollados. Uno de los principales conocimientos con que cuentan los pueblos originarios y mestizos, y que continuamente se renueva dentro de este sistema de saberes, es el agrícola. El conocimiento agrícola tradicional se desarrolla en zonas marginadas bajo condiciones de temporal o de difícil acceso para la introducción de la agricultura comercial, por su topografía y condiciones ambientales, y sin embargo logra producir alimentos bajo críticas condiciones ambientales y económicas. Esta forma de hacer agri- cultura también requiere el apoyo de otros tipos de conocimientos, incluido el conocimiento científico, para poder incrementar su producción, pero no de manera unilateral, sino combinados y dialogados. La pregunta es ¿cómo aplicar las etnociencias en la agricultura por medio de la etnoagronomía?. Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 30 etnoAGronomíA La producción del conocimiento es un evento socioespiritual comunitario, no un proceso indivi- dual de acumulación de información. Es validado por la persona que aprende en la familia, con los vecinos, en el mercado, durante los rituales y fies- tas, y que lo aplica y transfiere, por medio del inter- cambio de experiencias entre los ancianos, adultos y niños. Bajo esta tónica, nadie se considera posee- dor del conocimiento sobre los recursos naturales, o la producción filosófica, ya que el conocimiento es fruto de la dinámica social (Delgado et al., 2013). A partir de los planteamientos sobre tecnología agrícola tradicional elaborados por Efraím Hernán- dez-Xolocotzi, en la década de 1970 (Hernández X. et al., 1976-1977), Cruz et al. (2015), plantean con- tinuar los estudios de la tecnología agrícola tradicio- nal como parte metodológica y de apoyo a la etnoa- gronomía, a partir de las discusiones recientes sobre epistemología y los avances en el dialogo de saberes, intercientífico ytransdiciplinario. Se propone que la etnoagronomía se entienda, según los planteamien- tos de Cruz et al. (2015) como: […] la etnociencia, que se encarga del estudio de los saberes que los campesinos indígenas y mestizos ponen en práctica durante los proceso de aprovechamiento de los recursos naturales, por medio de las actividades agrícolas, pecuarias, forestales y de la fauna para obtener los satisfactores antropocéntricos necesarios para su subsistencia, reproducción social y desarrollo […]. De la discusión en este documento, se establece que la denominación, de acuerdo a Delgado y Rits (2016), es la de ciencia endógena, en sustitución de etnociencia, ya que ello permite una visión fuera de la dominación de la ciencia occidental y se funda- menta en los planteamientos nuevos de la epistemo- logía del Sur: diálogo de saberes, diálogo intercien- tífico y transdiciplina. La etnoagronomía plantea la posibilidad de mejorar los sistemas tradicionales a partir del reco- nocimiento de ellos mismos, como inicio, base y fundamento de los nuevos sistemas, complementado con otros conocimientos, entre ellos la ciencias, que deberán de mejorar, enriquecer y respetar la pers- pectiva tradicional. La etnoagronomía dentro de la estrategia de mejoramiento se liga con el desarrollo en la parte material de inicio, por ello, debe de partir de lo exis- tente, para lograr el mejoramiento productivo, es decir el desarrollo agrícola, lo que a su vez debe de llevar a un desarrollo de los campesinos –el mejo- ramiento de sus condiciones de vida–, pues de otra manera no tendría ningún sentido. Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 31 | LA teCnoLoGíA trAdiCionAL indíGenA CAmPesinA y eL desArroLLo ProPio La generación de innovaciones para la agricul- tura moderna que produjeron la Revolución Verde y ahora los Organismos Genéticamente Modificados, han hecho que se desvíe la mirada de la tecnología agrícola tradicional (TAT), ocultando los beneficios que ha otorgado por más de diez mil años a la huma- nidad y a la propia agricultura moderna. Uno de los pioneros que propuso el estudio de la tecnología agrícola tradicional y los contrastes de ésta con respecto a la moderna o de mercado, fue Efraím Hernández X., quien, en el contexto de la posguerra, se dio cuenta de la amplia forma y can- tidad de sistemas agrícolas que hay en México, cuya presencia depende en gran medida de las condicio- nes ecológicas y de la capacidad tecnológica de los agricultores. Hernández Xolocotzi consideró que los con- trastes no solo se presentan a nivel tecnológico y biofísico, sino también en lo socioeconómico, pues la falta de apoyo e interés, por parte de las institu- ciones gubernamentales trae consigo graves conse- cuencias como migración interna y externa, desem- pleo, desplazamiento de cultivos básicos, desvío de alimentos hacia la industria pecuaria, abandono del campo, trabajo extraparcelario y la consiguiente modificación, urbanización e industrialización de los espacios rurales. El resultado final se manifestó en la ruptura de las relaciones culturales, pérdida de conocimientos técnicos y fuertes cambios en las aspiraciones de la población involucrada. (Hernán- dez X., Bello y Levy, 1995). Producto de las inves- tigaciones en campo y de contacto con los agricul- tores y actividades agropecuarias en diversas partes de México, son los postulados presentes en la obra Estudio de la tecnología agrícola tradicional. En este enfoque los agricultores juegan un papel central con sus conocimientos y cosmovisión; la cual en con palabras del maestro Hernández X., “es con- veniente aproximar a la cosmovisión occidental científica en el esfuerzo de buscar nuevas opciones de solución a problemas agrícolas actuales” (Díaz y Cruz, 1998). Las necesidades de investigación y de reconocimientos de nuestros propios recursos, fueron originadas por el poco auspicio local que tenía la agricultura occidental sobre la tradicional. Ello obligó a realizar exploraciones etnobotáni- cas, construir e impartir cursos de etnobotánica y de su aprovechamiento agrícola, los cuales fueron impartidos por Hernández X. Con ello se aporta- ron los elementos teóricos iniciales para interpretar la tecnología agrícola tradicional; pero sobre todo para promover el surgimiento del interés por el con- cepto de agroecosistemas, como ayuda metodoló- gica para estudiar el aprovechamiento de los recur- sos en forma cuantitativa y ordenada. (Hernández X., 1985; Díaz y Cruz, 1998). En términos generales y con base en su forma de Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 32 generación y transmisión de conocimientos, Her- nández X. (1985) distingue dos tipos de agricul- tura: la tradicional (campesina, subsistencia, tra- dicional) y la moderna (mecanizada, comercial, empresarial, científica). De las cuales considera que “…existe un conjunto de diferencias ecológicas, téc- nicas, socioeconómicas y culturales ligadas a los dos tipos de agricultura”, entre tales diferencias están el espacio, los instrumentos, el ambiente específico, las relaciones sociopolíticas y económicas y la transmi- sión de conocimientos, con sus respectivos aspectos ecológicos, técnicos y socioeconómico-culturales, como eje que denotan a cada tipo. En el aspecto ecológico, destaca el papel de los factores ambientales prevalecientes sobre los cli- máticos y edáficos. En el tecnológico, se considera el grado en que el hombre modifica las condicio- nes ambientales e incrementa la capacidad produc- tiva de la fuerza de trabajo. El socioeconómico se refiere al nivel de autoconsumo de los productos, a la comercialización, tenencia y disponibilidad de la tierra, la cantidad y tipo de mano de obra y la polí- tica gubernamental (Hernández X., 1985). Estos tres elementos son factores de trascenden- tal importancia para entender el proceso de selec- ción y domesticación, y permiten estudiar la relación hombre-planta a través del tiempo y en diferentes ambientes. A ellos se suman tres dimensiones: cul- tural, ambiental y temporal como ejes fundamenta- les de estudio. Sin embargo, la implementación de programas basados en la introducción de innovaciones tecnoló- gicas que, en fechas más avanzadas, abarcó la meca- nización y el uso de productos industriales, como la Revolución Verde, originaron que la tecnología agrí- cola tradicional fuera dejándose a un lado, a pesar de su importancia, por considerársele, entre otras cosas, obsoleta, primitiva y atrasada. Pero, sobre todo, se le ignoró debido a la promoción realizada por las instituciones educativas y de investigación, públi- cas y privadas, que definieron a la ciencia occidental como único paradigma del campo mexicano en sus aulas y centros de investigación, argumentando que la tecnología agrícola tradicional y su conocimiento no cumplía con los criterios de evaluación propios del método científico. Esto implica que nunca se consideró que exis- ten otras formas de generación de conocimiento o visiones paralelas a la ciencia moderna. Las fuertes diferencias existentes entre el conocimiento occi- dental y el acervo cultural tradicional, condujo al desarrollo de una metodología de estudio de la TAT (Hernández X. y Ramos, 1977; tomado de Hernán- dez X., 1985); cuyo fin era conciliar y complemen- tar estos dos tipos de conocimientos, y cuyo punto medular para el estudio de los recursos era el con- cepto de agroecosistemas, ya que permite el cotejo de los procesos de selección con los de producción agrícola y la evaluación cuantitativa de las prácticas tradicionales a través del análisis. Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 33 | Un marco teórico de eficiencia en el uso de flu- jos de energía y materiales permite, al final de cuen- tas, aportar elementos teóricos y prácticos de juicio y análisis para los proyectos de asistencia técnica agrícola. Estodio oigen al método agrónómico de la tecnología agrícola tradicional que parte de reco- nocer los conocimientos y propone la incorpora- ción de los elementos de la ciencia, previa prueba de campo según el métdo experiemental, lo que lleva al desarrollo agrícola. Es otra forma de generar conocimiento a partir del uso de una metodología cualitativa, que parte de la recuperación del conocimiento empírico de la Tecnología Agrícola Tradicional con base en el aná- lisis de los ejes ecológico, tecnológico y socioeconó- mico, que de implementarse permitiría emancipar una forma de conocimiento tecnológico, cuyas bases se encuentran en los orígenes de la agricultura y su importancia radica en que desde entonces, ha sos- tenido a una población en constante crecimiento. ConoCimiento emAnCiPAdor y utóPiCo La necesidad de desvincularse del pensamiento hegemónico occidental, reproducido por los esta- dounidenses, ha estimulado a varios autores a cons- truir o mostrar otras formas contrahegemónicas de pensar e interpretar –de un modo extraordinario y original– los asuntos más urgentes de nuestro tiem- po; uno de ellos ha sido Boaventura de Sousa San- tos, cuya obra, ha mostrado una forma de combate contra la uniformidad y a favor de una ecología de saberes emancipatorios y libertarios donde todas las voces puedan expresarse en un mismo pie de igual- dad, a través del interconocimiento, la mediación y la celebración de alianzas colectivas (Gentili, 2018:13). La visión epistemológica de De Sousa (2018) indica que no existe un solo conocimiento hege- mónico, sino que también existen otras voces, que claman la presencia de formas diferentes de generar conocimientos, basados en la práctica, la experiencia y la lucha social. Todos ellos son ancestrales, que por su eficiencia y eficacia persisten; por lo tanto, deben reconocerse y ser escuchados. A modo de una geografía del conocimiento, De Sousa propone, como metáfora epistémica, despla- zarse y “aprender a viajar hacia el Sur”, a escuchar y reconocer el conocimiento que le ha permitido sub- sistir por miles de años a los pueblos colonizados. Para ello, es necesario “dejar hablar al Sur”, con el fin de que se muestre, como un sur epistémico. Por ello, nos convoca a cruzar la línea abisal o abismal: una frontera que divide profundamente la realidad social –entre el norte y el sur epistémico– porque todo lo que queda al otro lado de la línea, en el norte, perma- nece invisible o es considerado irrelevante. Pide cru- zarla, pero sin renunciar en bloque al conocimiento producido desde los centros de poder; siendo nece- sario hacer una fuerte opción por recuperar, reivin- Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 34 dicar y legitimar otros modos del saber que permi- tan gestar otras ciencias sociales: “… la finalidad del desplazamiento —sostiene— es permitir una visión telescópica del centro y una visión microscópica de todo lo rechazado por el centro” (Gentili 2018:14). Hablar del Sur es una forma de expresión y pro- ducción de conocimientos alternativa, presente en Epistemologías del Sur. Es un modo de lucha con- tra el capitalismo, el colonialismo, el racismo, el sexismo, la homofobia y el patriarcado. Partir de las Epistemologías del Sur, implica concebir un pen- samiento alternativo del que resultan nuevas pro- puestas conceptuales para separar las articulaciones entre la dominación capitalista, colonial y patriar- cal mediante el pensamiento abisal, la sociología de las ausencias y de las emergencias, las ecologías de saberes, la traducción intercultural y la artesanía de las prácticas (Meneses et al. 2018). Ello implica un “conocimiento prudente para una vida decente” con un “pensamiento alterna- tivo de alternativas”, necesariamente posabismal, que debe ser llevado a las universidades, en forma de un proyecto distinto de la universidad moderna de matriz eurocéntrica (Santos, 2018; Meneses et al., 2018). Meneses et al. (2018), mencionan que De Sousa propone “un conocimiento prudente para una vida decente” estructurado en torno a cuatro principios: 1. Todo el conocimiento científico-natural es científico-social. 2. Todo conocimiento es local y total. 3. Todo conocimiento es autoconocimiento. 4. Todo conocimiento científico pretende cons- tituirse en sentido común. Lo cual se hace con una creciente transdiscipli- nariedad, porque “aproximar la sugerencia de resub- jetivación del conocimiento científico abre las puer- tas a la traducción de este saber en un saber práctico, que enseña a vivir, promoviendo la rehabilitación del sentido común y de sus virtualidades”; y agrega: “Para pensar alternativas al tiempo de desencanto y a la actual autonomía aislacionista y derrotista, urge recurrir a un modo de pensamiento suprimido o marginado por las concepciones hegemónicas de la modernidad, a saber, la utopía”. Para De Sousa, la utopía es imaginar futuros posi- bles, “la exploración, a través de la imaginación, de nuevas posibilidades humanas y nuevas formas de voluntad, y la oposición de la imaginación a la nece- sidad de lo existente, solo porque existe, en nombre de él, algo radicalmente mejor por lo que vale la pena luchar y a lo que la humanidad tiene derecho”. Por consiguiente, la utopía requiere, además de imagi- nación, un profundo conocimiento de la realidad y un profundo rechazo al conformismo, así como al cierre del horizonte de expectativas y de posibilida- des (Meneses, 2018). En este contexto intelectual existe una crisis muy profunda de la teoría crítica eurocéntrica, que se Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 35 | manifiesta de varias maneras. Santos (2011) dice que “las Epistemologías del Sur reflexionan creati- vamente sobre esta realidad para ofrecer un diagnós- tico crítico del presente, que tiene como su elemento constitutivo la posibilidad de reconstruir, formular y legitimar alternativas para una sociedad más justa y libre”. Ello lo hace con base en cuatro planteamien- tos: 1) preguntas fuertes y respuestas débiles; 2) con- tradicción entre medidas urgentes y cambio civili- zatorio; 3) pérdida de los sustantivos y 4) relación fantasmal entre la teoría y la práctica. En palabras de Santos (2011): […] las Epistemología del Sur son el reclamo de nuevos procesos de producción, de valorización de conocimientos válidos, científicos y no científicos, y de nuevas relaciones entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de las prácticas de las clases y grupos sociales que han sufrido, de manera sistemática, destrucción, opresión y discriminación causadas por el capitalismo, el colonialismo y todas las naturalizaciones de la desigualdad en las que se han desdoblado; […]. En este sentido, son un conjunto de epistemologías, no una sola, que parte de esta premisa, y de un Sur que no es geográfico, sino metafórico: el Sur antiimperial. Con estos argumentos epistemológicos queda demostrada la presencia y cientificidad de la tecno- logía agrícola tradicional, como una utopía a seguir, como parte del conocimiento local existente dentro de las comunidades, el cual lentamente está avan- zando y dialogando con los saberes occidentales den- tro de la parcela, para mejorar los rendimientos y recuperar el crecimiento que un día tuvo, tendiente hacia las alternativas al desarrollo, opuestas al desa- rrollo impuesto, al ser construidas desde la visión y perspectiva de los pueblos explotados. ALternAtivA CiviLizAtoriA Las alternativas al desarrollo son las que los pro- ductores marginados construyen. Habrá que partir de la tecnología agrícola tradicional, para comple- tar su funcionamiento, así como incorporar otros conocimientos, acordes con las ideas y visiones de los productores. Por ello, concluimos que se intenta un desarrollo propio acorde con los productores con lo que tendremos una visión que se liga con el otro desarrollo, un desarrollo propio, al que se puede lla- maretnodesarrollo (Bonfil, 1990) lo cual conduce directamente a la perspectiva del Buen Vivir, que en México se denomina de acuerdo a cada una de las lenguas indígenas, con lo que entonces hablamos de las alternativas al desarrollo. El enfoque transdisciplinario permite explicar, describir y evaluar el conocimiento endógeno en términos de sus propios métodos y recursos expe- Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 36 rimentales e incorporar entre los actores del proceso de investigación-desarrollo, no solo a académicos o comunidades científicas de diferentes disciplinas, sino también a los investigadores locales. En este nivel desaparecen los límites entre las diversas disci- plinas y se constituyen en un sistema total que sobre- pasa el plano de las relaciones e interacciones entre las disciplinas, dando origen a una macrodisciplina, pero fundamentalmente se da apertura a otras for- mas de conocimientos y a otras culturas, generando así procesos de formación colectiva, donde “todos aprenden y todos enseñan”, dentro de un contexto académico (Delgado et al., 2013). Con la etnoagronomía se tiene la posibilidad de profundizar en el conocimiento tecnológico y pro- ductivo de los campesinos, dentro de un diálogo intercultural, interdisciplinario e intercientífico que apunta a lograr una visión de desarrollo que permita caminar hacia el progreso deseado. Sobre la vali- dación del conocimiento indígena, comunitario y campesino Haverkort et al. (2013:37), señalan que: El conocimiento de los pueblos indígenas no es una colección de información y experiencias. Es el resultado de una forma específica de cultura y de experiencias de procesamiento de información. Se basa en una visión particular del mundo, en un sistema de valores y mecanismos a través de los cuales la comunidad evalúa la validez del conocimiento. Por consiguiente, existen formas de crear y vali- dar conocimientos y saberes de los indígenas y cam- pesinos cuya presencia y manifestación tienen ante- cedentes ancestrales y han logrado preservar la cul- tura agrícola prehispánica, sobreviviendo a los 300 años de colonia y a los últimos 100 años de promo- ción de la ciencia y de la Revolución Verde. En la manifestación del conocimiento ancestral se presenta la diversidad de más de 300 especies mesoamericanas domesticadas cuyas tecnologías de producción han permitido obtener rendimientos sobresalientes, sobre todo en condiciones de esca- sez de recursos y condiciones limitantes, mediante las prácticas agrícolas, calendarios de producción y otras manifestaciones propias del manejo agrí- cola, que tienen que ver con la cultura y creencias de los pueblos nativos. En este sentido se propone a la etnoagronomía como la especialización del cono- cimiento agronómico tecnológico generado por los métodos tradicionales propios de las culturas nativas y campesinas actuales, cuya experiencia se aplica en la producción de satisfactores para la familia cam- pesina. Estos conocimientos han sido minimizados por el colonialismo y el capitalismo por oponerse a sus intereses. Pero a su vez la etnoagronomía plantea la necesidad de partir de esos conocimientos para mejorarlos con la incorporación de otras conoci- mientos y tecnología, donde la ciencia occidental es solo una forma más de conocimiento. Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 37 | Esto es una tarea propia de los campos agronómi- cos en los que el mejoramiento de los procesos pro- ductivos es una tarea que permite aumentar la pro- ducción mejorando con ello las condiciones de vida de los productores. Ello permite un tipo de desarro- llo construido desde los saberes ancestrales y con recursos propios, en el que se incorporan las tecno- logías necesarias de otros saberes, desde las perspec- tivas de los productores. Estamos ante una visión del desarrollo distinta a la dominante, una alternativa civilizatoria, opuesta a la civilización capitalista: de esa magnitud se plantea la tarea a desarrollar. Santos (2018) considera que estos conocimientos y experiencias forman parte de la sociología de las ausencias, debido a que son alternativas de conoci- mientos que nunca llegaron a ocurrir, o son todos esos silencios o aspiraciones que el paradigma domi- nante ha prohibido por considerarlos como magia, superstición, o simples creencias. Por lo tanto, para traer al debate todos esos saberes ignorados u olvi- dados es necesario que se establezca un diálogo entre las diversas formas de validación de los conocimien- tos. No se trata de igualar todas las formas del saber al conocimiento científico, sino de ser flexibles en las formas de validez de éstos y aceptar que son funcio- nales y por consiguiente validados por las sociedades indígenas, mestizas y afrodescendientes campesinas, y que a pesar de ser negadas continuarán existiendo. Finalmente, queremos cerrar este ensayo con un fragmento de una entrevista realizada por los investigadores de AGRUCO-CAPTURED, a Pruden- cio Mejía, líder comunitario de Ch’orojo, del Depar- tamento de Cochabamba, Bolivia, quien al compar- tir su visión sobre la enseñanza y aprendizaje en su comunidad señala que: El conocimiento indígena campesino originario y el conocimiento externo tienen que ser validados por la comunidad, si sirven a las necesidades de la comunidad. El nivel científico, de los expertos no es lo más importante, lo que cuenta es la utilidad de los conocimientos para la comunidad, su complementariedad con el conocimiento existente, los valores y la moral que representa (Delgado et al. 2013). Por consiguiente, para abordar otras formas de conocimiento, es necesario un cambio de paradigma, en el que el conocimiento tradicional y sus tecnolo- gías sean utilizados para beneficiar a las sociedades campesinas indígenas, mestizas y afrodescendientes del país. Ante todo, como afirma Escobar (1995): El mundo de la ciencia oficial y el estado-nación no solo está destruyendo los suelos y sedimentos de los lagos, está congelando la imaginación … Por tanto, hacemos un llamado al fin del desarrollo, e invitamos a las gentes del mundo a comenzar la tarea de reconstruir, rearmonizar, Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 38 regenerar, después del final de la tormenta [los actuales setenta años del desarrollo]. Para abrir espacios a otras formas de genera- ción de conocimientos, donde todos quepan y sean susceptibles de dialogar entre sí, con el fin de evitar continuar causándole más daño al planeta, en cuyas implicaciones estamos presentes. BiBLioGrAFíA Acosta, A. 2003. “En la encrucijada de la glocaliza- ción. Algunas reflexiones desde el ámbito local, nacional y global”. Polis. Revista Latinoa- mericana. 4:1-18. ---2014. “El buen vivir, más allá del desarrollo”. En: Delgado R., G. C. Buena vida, Buen vivir: ima- ginarios alternativos para el bien común de la humanidad. CIICH-UNAM. México; pp. 21-60. ---2015. “El buen vivir como alternativa al desarrollo. Algunas reflexiones económicas y no tan econó- micas”. Política y Sociedad. 52(2):299-330. Argueta V.A. 1997. Epistemología e historia de las etnociencias: la construcción de las etnociencias de la naturaleza y el desarrollo de los saberes bioeco- lógicos de los pueblos indígenas. Tesis de Maes- tría en Biología; Facultad de Ciencias, UNAM, México. ---2916. “El diálogo de saberes, una utopía realista”. En: Delgado, F. y S. Rist (eds.) Ciencias, diálogo de saberes y transdisciplinariedad. Aportes teó- rico-metodológicos para la sustentabilidad alimen- taria y del desarrollo. AGRUCO. La Paz, Bolivia. Bartra V., A. 2011. Campesindios. Aproximaciones a los campesinos de un continente colonizado. Edi- ciones La Tierra. ---2014. “Campesindios: ethos, clase, predadores, paradigma. Aproximaciones a una quimera”. En: Hidalgo F., F.; F. Houtart y P. Lizárraga A. (eds.) Agriculturas campesinas en Latinoamérica:pro- puestas y desafíos. Editorial IAEN; Quito, Ecua- dor, pp. 269-276. Beaucage, P. 2000. “La etnociencia, su desarrollo y sus problemas actuales”. Cronos. 3(1):47-92. Bonfil B., G. 1990. México profundo. Una civilización negada. CONACULTA, Ed. Grijalbo, SA. México. Concheiro Bórquez, L. y Núñez, V. 2014. El “Buen Vivir” en México: ¿Fundamento para una pers- pectiva revolucionaria? En: Delgado Ramos, G.C. Buena vida, Buen vivir: Imaginarios alternativos para el bien común de la humanidad. UNAM- CIICH. México. Pp.185-204. Cruz L., A.; J. Cervantes H.; M.A. Damían H.; B. Ramírez V y P.G. Chávez S.. 2015. “Etnoagrono- mía, tecnología agrícola tradicional y desarrollo”. Revista de Geografía Agrícola. 55:75-89. Cruz L., A. 2016. “Presentación”. En: Revista de Geo- grafía Agrícola. 56:50-51. Delgado, F. y Rist, S. 2016. “Las ciencias desde la Desarrollo, Etnoagronomía y Construcción de Alternativas Civilizatorias 39 | perspectiva del diálogo de saberes, la transdisci- plinariedad y el diálogo intercientífico”. En: Del- gado, F. y S. Rist, (eds.). Ciencias, diálogo de sabe- res y transdisciplinariedad. Aportes teórico-meto- dológicos para la sustentabilidad alimentaria y del desarrollo. AGRUCO. La Paz, Bolivia. Delgado Burgoa, F., Rist, S., Escobar, C., Ricaldi, D. y Guarachi, G. 2013. Diálogos de saberes y agroecología para el desarrollo endógeno susten- table, como interfaz para vivir bien. En: Haver- kort, B.; Delgado B., F.; Shankar, D.; Millar, D. (coords.). Hacia el diálogo intercientífico: constru- yendo desde la pluralidad de visiones de mundo, valores y métodos en diferentes comunidades de conocimiento. AGRUCO. La Paz, Bolivia; pp. 155- 198. Díaz León, M. A. y Cruz León, A. (comps.). 1998. Nueve mil años de agricultura en México. Home- naje a Efraín Hernández Xolocotzi. Grupo de Estudios Ambientales, AC., Universidad Autó- noma Chapingo. México. Echeverría, Bolívar. 2010. Modernidad y Blanquitud. México, Editorial ERA. 248 p. Escobar, Arturo. 1995. “ El desarrollo sostenible: diálogos del discurso”. Ecología Política. 9: 7-25. Escobar, Arturo. 2007. La invención del tercer mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. 1a Ed. Fundación Editorial el perro y la rana. Cara- cas, Venezuela. Feder, Ernest. 1977. “Campesinistas y descampe- sinistas. Tres enfoques divergentes (no incom- patibles) sobre la destrucción del campesinado”. Comercio exterior. 27(12):1439-1446. Gentili, Pablo. 2018. “Inventar otras Ciencias Socia- les”. En: Meneses, M. P., Arriscado N., J., Lema A.C., Aguiló B.A. y Lino G.N. (Comps). Santos, Boaventura De Sousa. Construyendo las Episte- mologías del Sur I y II. Buenos Aires, Argentina. CLACSO; pp. 13-17. Gudynas, A. y Acosta, E. 2011. La renovación de la crítica al desarrollo y el buen vivir como alterna- tiva. Utopía y Praxis Latinoamericana. 16(53):71- 83. Harari, Y.N. 2014. Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad. Ed. Debate. Haverkort, B.; Delgado B.F.; Shankar, D.; Millar, D. (Cords.). 2013. Hacia el diálogo intercientífico: construyendo desde la pluralidad de visiones de mundo, valores y métodos en diferentes comu- nidades de conocimiento. AGRUCO - Plural Edi- tores. La Paz, Bolivia. Haverkort, B., Millar, D., Shankar, D. y Delgado, F. 2013. “Relación entre diferentes comunidades de conocimiento. El rechazo, la sustitución, la com- plementariedad y el diálogo intercientífico”. En: Haverkort B.; Delgado B.F.; Shankar, D.; Millar, D. (Cords.). Hacia el diálogo intercientífico: cons- truyendo desde la pluralidad de visiones de mundo, valores y métodos en diferentes comunidades de conocimiento. AGRUCO - Plural Editores. La Paz, Artemio Cruz León, Arturo Franco Gaona y Ranulfo Cruz Aguilar | 40 Bolivia; pp. 21-42. Hernández Xolocotzi, E. 1995a. La cosecha inadver- tida de la agricultura tradicional en México. En: Hernández X.E.; Bello Baltazar, E. y Levy Tacher, S. (Comps.). La milpa en Yucatán: un sistema de producción tradicional. Colegio de Postgradua- dos, México. Tomo II. ---1995b. “La agricultura tradicional en México”. En: Hernández X., E.; Bello Baltazar, E. y Levy Tacher, S. (Comps.). La milpa en Yucatán: un sistema de producción tradicional, Vol. 2. Cole- gio de Postgraduados, México. Tomo I; pp. 15-34. INEGI. 2009. Censo Agrícola, Ganadero y Fores- tal 2007. Tabulados predefinidos. Aguascalien- tes, México. Recuperado 22/07/2019. En línea: https://www.inegi.org.mx/programas/cagf/2007/ default.html#Tabulados. Mazoyer, M. y Roudart, L. 2016. Historia de las agri- culturas del mundo. Del Neolítico a la crisis con- temporánea. KRK Ediciones. Meneses, M.P. 2018. “Presentación”. En: Meneses, M.P., Arriscado N.J., Lema A.C., Aguiló B.A. y Lino G.N. (Comps). En: S. Boaventura De Sousa. Construyendo las Epistemologías del Sur I y II. Buenos Aires, Argentina. CLACSO; pp 23-30. ---2018. “Prólogo”. En: Meneses, M.P., Arriscado N.J., Lema A.C., Aguiló B.A. y Lino G.N. (Comps). En: S. Boaventura De Sousa. Construyendo las Epistemologías del Sur I y II. Buenos Aires, Argentina. CLACSO; pp. 17-22. Munk, R. 2010. “La teoría crítica del desarrollo: resultados y prospectiva”. Migración y Desarro- llo,14:35-57 Noah Harari, Y. 2018. Sapiens. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Penguin Ran- dom House. Barcelona, España. Picado, W. 2008. Ciencia y geopolítica en los oríge- nes de la Revolución Verde. Revista de Ciencias Ambientales. 36(2):46-56. Quijano, Aníbal. 2000. “El fantasma del desarrollo en América Latina”. En Acosta, A. (Comp.). El desarrollo en la globalización. El reto de América Latina. Caracas: Nueva Sociedad, ILDIS. Sachs, W. 1996. Diccionario del desarrollo. Una guía del conocimiento como poder. PRA- TEC, Perú Santos, Boaventura De Sousa. 2010. Para desco- lonizar Occidente. Más allá del pensamiento abismal. 1ª ed. Buenos Aires, Argentina. CLACSO. ---2011. Introducción: Epistemologías del Sur. ---2018. Construyendo las Epistemologías del del Sur. Para un pensamiento alternativo de alter- nativas. Vol. I. Comps. M.P. Meneses et al. 1ª ed. Buenos Aires, Argentina. CLACSO. Truman, H.S. 1967. “Discurso de Investidura”, 20/01/1949. En: Documents on American Foreign Relations (Documentos sobre las Relaciones Exte- riores Norteamericanas). Princeton University Press. La agricultura tradicional. aspectos básicos, dilemas que enfrenta y perspectivas Alba González Jácome 42 | 43 | introduCCión La pobreza y el hambre en el planeta se han incre- mentado en las últimas décadas, con cambios que se articulan a esta situación: gran incremento poblacio- nal, aumento en el consumo de alimentos industria- lizados, expansión urbana e industrial sobre las áreas rurales, cambios en la tenencia de la tierra, migra- ción y emigración, reducción de la fuerza de traba- jo familiar en la actividad agrícola y desaparición o cambio de los sistemas agrícolas tradicionales a siste- mas convencionales. Esto se conjuga en una pérdida de los saberes campesinos que ya no se reproducen de una a otra generación. Además de los procesos de modernización, industrialización y globalización que han modi- ficado los asentamientos poblacionales y la vida rural en México, los procesos demográficos como la migración y la emigración, han modificado la estructura y organización de las familias dedicadas a la agricultura de pequeña escala. A todo esto, hay que agregar la pérdida de los saberes (folk), del cono- cimiento ecológico tradicional (TEK) y del conoci- miento agroecológico tradicional (CAT), conceptos incluidos y diluidos en el uso actual y generalizado del término saberes, que posee significados distin- tos a los dos anteriores. Se agregan a estas situaciones y procesos, los impactos derivados de la producción en gran escala y la concentración de alimentos en varias empresas agroalimentarias y comercializadoras. La distribu- ción y consumo de alimentos industrializados, su alto costo
Compartir