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Trabajo de Fin de Máster Interuniversitario en Criminología y 
Ejecución Penal 
 
La diferencia de edad en las relaciones 
sexo-afectivas: ¿un factor relacionado 
con la violencia de género? 
 
Universitat Pompeu Fabra, Universitat Autònoma de Barcelona, Universitat de 
Girona y Universitat Oberta de Catalunya 
Curso 2021-2022 
 
 
Autora: Eva Gómez Conca 
Tutor: Dr. Jorge Rodríguez Menés 
Fecha de depósito: 3 de junio de 2021 
Departamento de derecho 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
Resumen: 
El presente trabajo muestra una investigación sobre como la diferencia de edad en 
relaciones heterosexuales sexo-afectivas puede estar vinculada a situaciones de 
violencia de género. Para realizar esta investigación, se parte de dos grandes teorías 
que podrían explicar la presencia de este fenómeno: la teoría de la inconsistencia de 
estatus y la teoría del intercambio. Aunque ambas teorías pretenden explicar la violencia 
en las parejas a través de diferentes factores, ambas apuntan en direcciones opuestas. 
Para poder demostrar la existencia del fenómeno a estudiar se realiza una regresión 
lineal con los datos de la macroencuesta de violencia contra las mujeres, cuyos 
resultados parecen avalar más la idea que muestra la teoría del intercambio. 
Palabras clave: 
Violencia de género, diferencia de edad, teoría de inconsistencia de estatus, teoría del 
intercambio 
Tipo de proyecto: 
Informe de investigación 
 
Abstract: 
The present work shows an investigation on how the age difference in straight sex-
affective relationships can be related to situations of gender violence. To conduct this 
research, we start from two theories that could explain the presence of this phenomenon: 
the theory of status inconsistency and the theory of exchange. Although both theories 
claim to explain violence in couples through distinct factors, both point in opposite 
directions. To demonstrate the existence of the phenomenon to be studied, a linear 
regression is performed with the data from the macro-survey on violence against women, 
the results of which further support the idea that reinforce the exchange theory. 
Key words: 
Gender violence, age difference, status inconsistency theory, exchange theory 
Project Type: 
Investigation report 
 
 
3 
 
Índice 
1. Introducción ........................................................................................................................4 
2. Metodología ........................................................................................................................6 
3. Estado de la cuestión ........................................................................................................9 
4. Análisis, interpretación y discusión de los datos .........................................................17 
5. Conclusiones ....................................................................................................................22 
5.1. Limitaciones del estudios ...........................................................................................24 
6. Bibliografía ........................................................................................................................26 
7. Anexos ..............................................................................................................................30 
7.1. Tablas sobre recodificaciones y variables................................................................30 
7.2. Tablas sobre la regresión lineal .................................................................................33 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
1. Introducción 
Según teorías feministas, la violencia doméstica se basa en causar daño o coerción 
hacia la mujer (Yick, 2001), donde la violencia de género es una de las formas de 
violencia que se puede emplear contra una mujer. Lo que Yick quiere destacar con esta 
idea, es que lo que tienen en común las diferentes formas de violencia hacia las mujeres 
es el género y las relaciones de poder. Para la autora esta violencia se da debido a la 
dominación masculina fruto del sistema patriarcal, ya sea a nivel macro (dominación 
reforzada por el sistema económico, social y estructuras políticas) o micro (roles 
tradicionales de género) (Yick, 2001). Para la autora, la violencia hacia las mujeres 
(entendidas estas como cónyuges o esposas) se ha mantenido históricamente y ha sido 
justificada o perdonada por la sociedad debido a la opresión y subordinación hacia la 
mujer por parte de diferentes estructuras. Para Alberdi y Matas (2022) el origen de la 
violencia de género es la necesidad que tiene el patriarcado a nivel estructural de 
someter a la mujer para poder seguir funcionando. La violencia se emplea pues, cuando 
la apropiación de su cuerpo y fuerza de trabajo, o la socialización desigual no son 
suficientes para mantener las formas desiguales de poder. Otros autores en cambio 
definen la violencia de forma más genérica, como en el caso de Krug et al., (2002), 
donde los autores entienden que esta se refiere al uso consciente e intencional de fuerza 
física o poder, ya sea en forma de amenaza o violencia simbólica, o a través de acciones 
tangibles y reales como la fuerza física. Por otro lado, Bourdieu (2000) habla sobre la 
dominación masculina y como en un contexto patriarcal esta puede estar vinculada a la 
violencia, siendo este el instrumento más útil para controlar una situación e imponer su 
voluntad. Corsi (1995) menciona que la violencia es más legítima normalmente cuando 
esta es ejercida por varones, siempre y cuando esta se apoye en el modelo social que 
apuesta por la supremacía de los hombres (Alberdi y Matas, 2022). 
Ahora bien, aunque estas visiones nos muestran cómo podemos entender la violencia 
a lo largo de esta investigación ¿es en realidad siempre la falta de poder por parte de la 
mujer lo que implica victimización? Como podremos ver a lo largo de este trabajo, 
existen otras teorías y circunstancias que avalan otras ideas, como el hecho de que el 
empoderamiento femenino también podría ser un factor de riesgo. Es por ello por lo que 
esta investigación profundiza en la teoría de inconsistencia de estatus, donde por 
sorprendente que nos parezca, una situación de superioridad o incluso igualdad de 
recursos por parte de la mujer, puede suponer una crisis en la identidad patriarcal 
masculina que derive en el uso de violencia (en sus múltiples formas) como herramienta 
de control y reestructuración de las relaciones de poder tradicionales. A lo largo de esta 
investigación se verá pues como esta teoría se relaciona con diferentes situaciones de 
5 
 
poder que parecen avalar la teoría de inconsistencia de estatus, donde podríamos 
destacar por ejemplo la educación, el trabajo o incluso la nacionalidad. Como alternativa, 
en esta investigación también se contempla la teoría del intercambio, donde la 
desigualdad de recursos hace que uno pueda ejercer violencia sobre el otro. Por ello la 
problemática de la investigación se centra en comprobar si, en el caso de que la 
diferencia de edad se pueda relacionar a casos de violencia de género, alguna de las 
teorías mencionadas puede explicar (al igual que hacen con otros factores) este 
fenómeno. 
Así pues, la relevancia y el interés de este estudio se encuentra en comprobar si al igual 
que pasa en otras circunstancias, una diferencia de edad (ya sea donde el hombre es 
mayor que la mujer; o menor que ella) en una relación de pareja (o análoga relación) 
puede suponer una inconsistencia de estatus que derive en situaciones de violencia de 
género; o si por el contrario esta diferencia de edad otorga más poder al hombre y ello 
deriva en una situación de violencia (teoría del intercambio). Considero pues que es un 
tema relevante ya que la literatura parece no centrarse demasiado en este aspecto de 
la edad, y si más en otros ámbitos como la daiting violence (en edadesmuy jóvenes). 
Por ello creo que es importante abordar el tema de la edad y la violencia desde otra 
perspectiva, y ver como las relaciones de género y de poder influyen sobre el fenómeno. 
Por último, podríamos encontrarnos también la situación en la que la diferencia de edad 
del varón no se relaciona con la violencia de género, ya que esta no supone ni un factor 
de pérdida de poder (inconsistencia) ni de aumento (intercambio). 
Por ello esta investigación partió de la siguiente pregunta: ¿en qué grado la diferencia 
de edad en las relaciones sexo afectivas puede ser un factor de riesgo vinculado a la 
violencia de género? A raíz de este cuestionamiento, y de la posterior investigación, 
surgieron diferentes objetivos e hipótesis que paso a mencionar a continuación. 
En cuanto a los objetivos, encontramos en primer lugar explorar la teoría de 
inconsistencia de estatus y la teoría del intercambio para poder ver cómo se relacionan 
estas con los diferentes factores que influyen o se vinculan a la violencia de género. En 
segundo lugar, se pretende que tras comprobar la existencia de diferentes factores de 
inconsistencia de estatus (como por ejemplo la independencia económica de la mujer, 
el nivel educativo de la pareja…) abrir el debate donde se plantee si la edad relativa 
podría llegar a ser también uno de estos factores vinculados a la violencia de género 
fruto de una inconsistencia de estatus; o si por el contrario puede ser un factor que 
reafirme su poder y una relación desigual que también se vincule a violencia de género. 
En tercer lugar, el último objetivo consiste en realizar un análisis sobre la victimización 
6 
 
femenina sufrida en España (concretamente, se analizará la macroencuesta de 
violencia contra la mujer realizada en 2019), para poder comprobar así si realmente la 
diferencia de edad se vincula a la violencia, y si esta podría ser fruto de una 
inconsistencia de estatus o de factores relacionados a la teoría del intercambio. 
Finalmente, respecto a las hipótesis, encontramos que en primer lugar se parte de la 
idea de que la diferencia de edad en las relaciones sexo-afectivas en parejas 
heterosexuales está relacionada con casos de violencia de género. La segunda 
hipótesis parte del supuesto de que la diferencia de edad en las relaciones sexo-
afectivas de parejas heterosexuales, donde el hombre es menor que la mujer, está 
asociada a casos de violencia de género debido a un factor de inconsistencia de estatus 
por parte del varón, fruto de la suposición de que ella puede tener más recursos debido 
a su edad o estatus, lo que deriva en el uso de violencia. La tercera hipótesis, parte del 
supuesto de que una diferencia de edad donde el varón es mayor que la mujer en las 
relaciones sexo-afectivas de parejas heterosexuales puede suponer un factor de 
dependencia de las mujeres y de poder en los hombres, que se vincula a casos de 
violencia de género debido a que estos ejercen violencia hacia ellas debido a la 
desigualdad de recursos, como se puede ver en la teoría del intercambio. 
 
2. Metodología 
La investigación presenta una metodología cuantitativa, ya que se emplea la técnica de 
análisis estadístico para la obtención de datos y la medición del fenómeno a estudiar. 
Para poder realizar esta técnica se han utilizado los datos de la macroencuesta de 
violencia contra la mujer del Centros de Investigaciones Sociológicas realizada en el 
año 2019. La muestra que recoge esta encuesta es la población femenina a partir de 16 
años y más que reside en España, alcanzando un total de 9568 mujeres encuestadas. 
Para el estudio, se aplicará un enfoque transversal y nos centraremos en analizar los 
casos de violencia vividos en un momento determinado, que es el año actual de las 
mujeres encuestadas. 
Así pues, podemos hablar en mayor profundidad sobre el diseño de la muestra que he 
seleccionado para poder realizar el análisis a través de la técnica de regresión lineal. He 
seleccionado esta técnica ya que considero que va acorde con los objetivos planteados 
en el trabajo, y nos permitirá saber si existe una relación entre la diferencia de edad y la 
violencia, así como la fuerza y el sentido de esta posible relación. Si hablamos en 
profundidad del análisis, es importante empezar hablando de la variable dependiente 
7 
 
que se emplea en este, que en este caso es la violencia. En la encuesta existen tres 
bloques de preguntas sobre violencia, donde encontramos la psicológica, física y sexual. 
Para poder trabajar con mayor facilidad y poder realizar el análisis la opción más 
pertinente en este caso fue la creación de un índice que englobara ciertas actitudes de 
cada uno de estos bloques, seleccionando un total de dieciséis variables a través de 
dos criterios: en primer lugar, se seleccionan básicamente aquellas variables que 
representan violencia evidente (aunque no siempre la más grave, sino la más común) 
que va dirigida de forma directa o intencionada contra la integridad física, sexual, 
emocional y/o psicológica de la víctima1. En segundo lugar, para seleccionar estas 
dieciséis variables también tuve en cuenta otro criterio, basado en las frecuencias de las 
agresiones, escogiendo así aquellas que se daban en mayor medida, para así poder 
obtener el mayor número de casos posibles. Por ello, algunos comportamientos que 
podían seguir el primer criterio pueden haber sido excluidos debido a que es una 
práctica poco frecuente.2 
Tras la selección de estas dieciséis variables, se las recodificó para poder obtener 
variables dummies, donde las categorías de respuesta se simplificaron a “sí ha sido 
victimizada” (categoría de respuesta 1) o “no ha sido victimizada” (categoría de 
respuesta 0).3 Las variables con las siguientes categorías de respuesta se recodificaron 
de esta forma: en la nueva categoría “no ha sido victimizada” (valor 0) se recoge la 
antigua categoría “nunca”; mientras que la categoría “sí ha sido victimizada” (valor 1) 
engloba las categorías de respuesta “frecuentemente” y “algunas veces”. El resto de las 
categorías (no contesto y no pertinente) pasaron a declararse perdidos. Por otro lado, 
 
1 En el caso de la violencia física, el criterio a seguir es seleccionar aquellas variables que exponen acciones 
que atentan de forma directa contra la integridad física de la víctima, donde seleccione la variable agresión 
(pegar, tirar del pelo…), empujar, agredir con puñetazo u objetos o haber recibido una paliza. En el caso 
a la violencia psicológica el criterio de selección fue en base a dos factores: el control y los insultos. 
Respecto al primero seleccione variables que afectasen directamente a la libertad de la víctima y a las 
acciones que esta podía realizar, como por ejemplo las saber dónde estaba la víctima en cada momento, 
pedir permiso para realizar algunas acciones, impedir ver a los amigos o a la familia o el enfado de la 
pareja si habla con otras personas. Respecto a los insultos, seleccione las variables que mostraban un 
atentado contra la integridad psicológica de la víctima, ya sea a través de insultos, asustarla o intimidarla 
de forma consciente o amenazarla. En el caso de la violencia sexual, el criterio a seguir ha sido el de las 
acciones relatadas por la victima que atentaban de forma directa contra su libertad sexual, ya sea a través 
de la consumación de un acto como el intento de este. Por ello seleccioné variables como la obligación a 
mantener relaciones sexuales, mantener relaciones sexuales sin querer hacerlo, mantener relaciones 
sexuales por miedo a la reacción de su pareja o el intento de esta última de forzarla a tenerlas. 
2 Un ejemplo de esto es en el caso de la violencia física, más concretamente en los casos de asfixia, donde 
aunque esta práctica ataca claramente a la integridad física de la persona, si miramos las estadísticas 
vemos que es una práctica poco usual según las encuestadas, por lo que quedó excluida del modelode 
variables seleccionadas para crear el índice. 
3 Para comprender mejor el proceso de recodificación, así como las dieciséis variables seleccionadas para 
la creación del índice se puede consultar la tabla 1: recodificación de variables, en anexos. 
8 
 
las variables con categoría de respuesta “sí” (1) y “no” (2), se recodificaron para obtener 
los valores de “si” (1) y “no” (0), y el resto de las categorías se declararon perdidos. Así 
pues, se creó el índice (que pasó a ser la variable dependiente) cuyo valor iba de 0 a 
16, siendo el primero nada de victimización y 16 el máximo. Aquí es relevante hablar 
sobre la selección de casos, ya que de las categorías seleccionadas para el índice se 
obtuvieron respuestas de 6475 casos (un 68% de la muestra original aproximadamente), 
de las cuales un 87% dice no haber padecido ninguna victimización (categoría de 
respuesta 0), mientras que el 13% restante se distribuye entre una o varias 
victimizaciones (un total de 790 casos), ya sea a través de violencia sexual, psicológica 
o física. 
Otra variable que debe ser mencionada es la que muestra una interacción entre la 
diferencia de edad de hombres y mujeres en las relaciones sexo-afectivas (la variable 
diferencia de edad). Para generar esta nueva variable se parte de la creación de una 
variable previa que es el resultado de la resta entre la edad de los varones menos la 
edad de las mujeres. El resultado de esta variable es una escala con valores negativos 
y positivos, que se recodifica en categorías de respuesta más operativas, y con ello se 
crea la variable “diferencia de edad” a través de una agrupación visual, donde a través 
de la media (3) y la desviación típica (5) se crean las categorías de respuesta, que en 
concreto son cuatro: hombres menores a sus parejas (entre 3 y 7 años menos); hombres 
con edad similar a la de su pareja (entre 2 años menos y 2 años más); hombres mayores 
a sus parejas (entre 3 y 7 años mayores); y hombres bastante mayores a sus parejas 
(más de 7 años). Es importante mencionar también que para reducir el riesgo de 
multicolinealidad en los resultados, se crea no solo esta variable (diferencia de edad), 
sino que se incluyen en el análisis la edad de la víctima y de la pareja agrupadas (pero 
con rangos de edad algo diferentes para ambos casos), para así evitar una redundancia 
y una posible correlación que altere la significación del modelo. 
Así pues, es importante mencionar el resto de las variables seleccionadas para la 
realización del análisis, que son: la edad tanto de la víctima como de la pareja, el nivel 
educativo de ambos, la situación laboral de ambos y la nacionalidad de la pareja. 4 
 
 
 
 
4 Para conocer de forma más detallada las variables y sus categorías de respuesta se puede consultar la 
tabla 2: variables de análisis, en anexos. 
9 
 
Violencia 
Edad 
Situación laboral 
Nivel educativo 
Nacionalidad 
Diferencia de edad 
Imagen 1. Diagrama causal. 
 
Fuente: elaboración propia 
 
3. Estado de la cuestión 
Bourdieu (2000) habla en su obra La dominación masculina sobre la existencia y la 
reproducción de relaciones de dominación y de los privilegios que estas conllevan a 
través de lo que él denomina la violencia simbólica, que se ejerce sobre los dominados 
y que es reconocida y admitida por estos. Esta violencia es definida por el autor como 
la violencia amortiguada, insensible e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce 
esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del 
conocimiento […] del reconocimiento o, en último término, del sentimiento (Bourdieu, 
2000, pág. 12). Así pues, el autor profundiza en la dominación masculina, y define que 
la violencia simbólica que esta ejerce es a través de una ideología que produce y 
reproduce la superioridad de los hombres, lo que implica una diferenciación desigual y 
jerárquica entre hombres y mujeres en la sociedad. Esta violencia no se ejerce de forma 
consciente, ni a través de coacción o fuerza, sino que es un proceso que se ha percibido, 
asimilado y que ha generado hábitos de comportamiento. Para Bourdieu, esto es el eje 
central del sistema patriarcal, que todas las instituciones sociales se encargan de seguir 
perpetuando. Castells define el patriarcado como una estructura básica de todas las 
sociedades contemporáneas. Se caracteriza por la autoridad de los hombres sobre las 
mujeres y sus hijos, impuesta desde las instituciones. Para que se ejerza esa autoridad, 
el patriarcado debe dominar toda la organización de la sociedad, de la producción y el 
consumo a la política, el derecho y la cultura. Las relaciones interpersonales están 
también marcadas por la dominación y la violencia que se originan en la cultura y en las 
10 
 
instituciones del patriarcado (Castells, 1998, pág. 159). Para mantener el orden social 
desigual presente en nuestras sociedades, se profundiza en la idea biológica de que 
hombre y mujeres no somos iguales, y se emplean sistemas sociales y culturales que 
justifiquen este hecho, lo que hace ver como natural una de las muchas formas de 
organización social que podría haber en nuestras sociedades (Alberdi y Matas, 2022). 
Bourdieu (2000) ejemplifica su teoría de la dominación (y de la desigualdad) hablando 
de fenómenos presentes en nuestras sociedades como la división sexual del trabajo; o 
lo que anteriormente Durkheim (1987) identificó como la división del trabajo social. 
Cabe destacar que la dominación masculina es un factor que afecta tanto a hombres 
como mujeres, ya que esta dominación no es intrínseca a la biología masculina, sino 
que se construye mediante el proceso de socialización, cosa que hace que los hombres 
se vean obligados a construir su masculinidad entorno a valores de poder y dominación 
(Connell, 1995; Bourdieu, 2000; Eagly y Steffen, 1984), mientras que a las mujeres se 
les inculca valores relacionados con la sumisión y un papel más pasivo (Alberdi y Matas, 
2022; Eagly y Steffen, 1984). Así pues, no es de extrañar que en algunos contextos la 
forma de reafirmar la masculinidad sea a través del uso de violencia en sus múltiples 
formas. 
Por otra parte, y para abrir aún más el debate y ver lo compleja que es la temática, hay 
otras visiones que consideran que la violencia no es intrínseca al patriarcado, sino que 
esta surge cuando este sistema de dominación deja de ser tan fuerte o de tener efecto. 
Weber habla en su obra Economía y sociedad, esbozo de sociología comprensiva 
(1944) sobre la legitimidad del liderazgo.5 Weber (1944) definiría entonces el patriarcado 
como un sistema de autoridad, donde la población de una sociedad consiente en cierta 
forma a ser dominada. De hecho en su obra, habla en concreto de un tipo de dominación 
que él nombra como la dominación tradicional, que está relacionada con lo sagrado y 
tradicional, el patriarcado y páter familias (Ortega, 1998) y dice que son estos factores 
los que legitiman el poder.6 Un detalle importante aquí es que el autor habla de la familia, 
y apunta que este tipo de dominación es la que genera la relaciones tradicionales de 
dominio, y que estas se basan en la mayoría de ocasiones en la superioridad del hombre 
 
5 Weber, M (1944). Esta legitimidad, el autor la vincula a tres factores que están estrechamente 
interconectados: la dominación, cosa que Weber define como la posibilidad de que las personas 
obedezcan un sistema de ordenes por los motivos que sean (costumbre, sentimientos, intereses 
materiales o por ideología entre otros); el poder, que es la posibilidad que dentro de una relación y 
contexto social determinado una persona pueda imponer su voluntad sobre la de otros; y por último habla 
de la relación social, que se puede dar entre dos individuos o más. 
6 Para entender este tipo de dominación, podemos hablar del ejemplo que pone el autor sobre las 
monarquías (Weber, 1944, pg. 178), ya que la legitimidad de la autoridadviene dada por las costumbres 
o la tradición. 
11 
 
sobre la mujer. Así pues, cuando se rompe esta dominación “consentida” y normalizada 
que se extiende por la sociedad y que genera una forma de vida, se produce violencia, 
por ejemplo, por situaciones de inconsistencia de estatus (que veremos mejor a 
continuación). Por ello, con estas ideas podemos ver que existen estudios que analizan 
que no es el poder lo que genera violencia sino la pérdida de este (en este caso del 
patriarcado)7, y que ambos tipos de poder mencionados aquí podrían relacionarse a su 
vez con las teorías de consistencia de estatus y del intercambio. 
Así pues, el debate que se nos planeta hasta ahora es que existen varias visiones sobre 
cómo la violencia se vincula al patriarcado; ya que unos consideran que es un elemento 
intrínseco a este (Connell, 1995; Bourdieu, 2000; Eagly y Steffen, 1984 entre otros); 
mientras otros avalan más la idea de que la violencia surge como herramienta cuando 
este está en peligro o se ve cuestionado (Weber, 1944; Ortega 1998). 
Son varios los estudios que analizan como el poder influye en las relaciones de pareja, 
y más concretamente, como este se relaciona con la violencia en las relaciones sexo-
afectivas. Camargo (2019) habla en su estudio sobre la distribución del poder en las 
parejas, y avala la idea de que hay mayor probabilidad de sufrir violencia cuando este 
está distribuido de manera desigual, y ya sea el hombre o la mujer el que tenga más 
(cosa que podría relacionarse a la teoría del intercambio). Es decir, que cuando el poder 
es más igualitario, la violencia en las relaciones disminuye. La autora profundiza un poco 
más en este tema, y dice que en el caso boliviano, cuando el hombre tiene más poder 
de decisión y se le suma un bajo nivel educativo y económico a la mujer, la probabilidad 
de sufrir violencia de género aumenta considerablemente. Pero la autora muestra un 
dato bastante relevante, y es que a pesar de lo visto anteriormente, existen situaciones 
en las que a pesar de que las mujeres tenían cierta independencia y tomaban sus 
propias decisiones, estas sufrían violencia por parte de sus parejas, reforzando así la 
denominada teoría de inconsistencia de estatus. Estos datos vendrían a reforzar 
también la idea mencionada anteriormente sobre Weber (1944) y el patriarcado, donde 
la violencia empieza cuando la autoridad se pierde. Además, Barak (2006) hace una 
gran aportación en su investigación al apuntar que la violencia en las parejas está 
influenciada por diferentes tipos de factores, en los que destaca los estructurales, las 
creencias patriarcales, la estructura de poder social, la pobreza y la desigualdad social. 
Así pues, lo que nos presentan estos primeros autores es la idea de que la violencia en 
 
7 Además, para reforzar este debate de que la violencia puede venir por una “rotura” del patriarcado y no 
por la existencia de este en sí, podríamos mencionar la dominación racional-legal (o burocrática) de 
Weber (1944), que es ejercida por aquellas figuras que ostentan cierto poder en la sociedad, muchas veces 
conferidos por un proceso de dominación tradicional que luego se racionaliza. 
12 
 
pareja puede venir dada por factores de desigualdad, pero también por factores de 
poder (concretamente de aquellos que produzcan una inconsistencia del estatus).8 Yick 
(2001) por otra parte añade información sobre cuando la inconsistencia de estatus se 
torna un factor de riesgo para una victimización en pareja. La autora apunta a la idea de 
que la violencia es más propensa a darse cuando las normas que rigen el núcleo familiar 
cambian o se vuelven ambiguas, lo que provoca en un individuo una inconsistencia de 
estatus. A esto Connell (2012) podría añadir que es debido a una posible crisis de la 
masculinidad, donde el papel del hombre como proveedor de bienestar a la familia se 
ve en peligro y reacciona en este caso de forma violenta para poder mantener el orden 
socialmente establecido. 
Yick (2001), en su estudio sobre teoría feminista y teoría de inconsistencia de estatus 
aplicada a la violencia doméstica en familias chinas inmigrantes, habla de la familia 
como un núcleo donde cada miembro tiene cierta fuerza y poder de decisión, aunque 
esta no deba vincularse directamente con violencia, sino con factores tangibles o 
intrínsecos; como factores económicos, o factores relacionados con el estatus o el 
prestigio. Aquellos que tengan más de estos recursos, tendrán entonces más fuerza o 
poder. Yick habla entonces de que aquellos individuos que ven amenazadas estas 
fuentes de poder, son más propensos a usar violencia. Por ello, la inconsistencia de 
estatus es un factor de riesgo, ya que pone en peligro los valores patriarcales 
tradicionales, donde la violencia se emplea para compensar la falta de poder (Yick, 
2001). Hornung et al. (1981) ejemplifican esta idea en su estudio, donde demostraron 
que las mujeres que tenían una ocupación cuyo estatus era superior al de sus parejas 
eran vulnerables a sufrir diversos tipos de violencia (Hornung et al., 1981; Yick, 2001). 
Lo mismo ocurría cuando un hombre tenía un trabajo por debajo de su cualificación 
académica. Para Yick (2001) esta inconsistencia también podría ocurrir cuando se daba 
la situación de migración, ya que el hombre ve en peligro su papel como proveedor de 
bienes a la familia, así como una no traslación de las cualidades laborales y/o educativas 
a su nueva situación (muchos inmigrantes carecen de trabajo durante este periodo), lo 
que genera malestar y estrés al varón, y desencadena en ocasiones en situaciones de 
violencia. 
Durán (2019) realiza una investigación sobre la relación entre la escolaridad de las 
mujeres, su situación laboral y la probabilidad de sufrir violencia; donde los resultados 
 
8 Por ello es importante distinguir una vez más que el patriarcado y la violencia se comprenden de dos 
formas, y desde dos teorías; desde la pérdida de poder y la violencia (teoría de inconsistencia de estatus) 
y desde un exceso de poder del hombre y violencia (teoría del intercambio), y por ello hay autores que 
esperan que la violencia surja cuando el hombre tiene poco poder, mientras que otros piensan que esta 
surge cuando él tiene un exceso de este. 
13 
 
arrojan algo más de información sobre lo ya mencionado. Respecto a la escolarización 
o el nivel educativo, Durán (2019) muestra que cuando el varón tiene el mismo nivel 
educativo que su pareja o es superior, la probabilidad de que la pareja mujer sufra 
violencia disminuye (odd ratio de 0,98), mientras que si es esta última la que tiene el 
nivel superior la probabilidad aumenta (odd ratio de 1,026). Esto a su vez refuerza la 
idea de Hornung et al., (1981). Por otro lado, la autora habla también sobre el trabajo, 
donde si la mujer lo está haciendo el incremento del riesgo a sufrir violencia aumenta 
significativamente, incluso independientemente del nivel educativo que ambos 
cónyuges tengan (odd ratio de 1,27 cuando él tiene más estudios que ella, y de 1,72 
cuando ella tiene más estudios que él). Por ello, se podría deducir que la ocupación es 
un factor bastante relevante en cuanto a la violencia de género (y a la inconsistencia de 
estatus parece ser) respecta. Un dato relevante que muestra Durán (2019) es que 
ambos factores (educación y trabajo) pueden relacionarse, y donde en función de las 
características que tenga el hombre estos pueden volverse aún más arriesgados, o un 
tanto protectores. Por ejemplo, la autora muestra una relación estadísticamente 
significativa entre que la mujer tenga trabajo y nivel educativo más alto que la pareja; un 
hombre con nivel educativo inferior; y una mayor probabilidad de sufrir violencia. Esto 
es un evidente síntoma de que se produce un modelo de inconsistencia de estatus. Por 
otro lado, un dato curioso es que en la interacción entre tener trabajo y nivel educativo 
igual o inferioral de la pareja, si podría verse reducido el riesgo de violencia, ya que no 
otorga más poder a la mujer que al hombre, pero sí que aumenta el poder de 
negociación de ésta, siendo así una pareja más igualitaria y con menor riesgo de 
violencia (Camargo, 2019; Durán, 2019). Así pues, a la conclusión a la que llega Durán 
(2019) es que a nivel educativo, el riesgo aumenta si él tiene un nivel inferior al de ella, 
ya que supone un desafío del status quo de la dominación masculina (Durán, 2019; 
Bourdieu, 2000), y lo que a su vez indica que se reduce el riesgo de que ella sufra 
violencia solo si él está altamente educado, y si no interpreta amenazas o desafíos a su 
masculinidad debido a los logros educativos de su pareja (Connell, 1995; Durán, 2019). 
En lo que respecta al trabajo, ya hemos visto que siempre puede suponer un riesgo, 
menos cuando se combina con educación siempre y cuando no supere a la de la pareja. 
Así pues, creo que es importante resaltar una idea de Durán, y es que las políticas 
orientadas a mejorar la situación de estatus de las mujeres a través de acceder a 
puestos de trabajo y a una mayor educación, deben tener en cuenta antes las prácticas, 
actitudes y normas de género establecidas en la sociedad, ya que tal y como muestran 
los datos, estas podrían volverse más un factor de riesgo que de protección (Durán, 
2019). Tal y como dice la autora, el empoderamiento de la mujer es necesario, pero 
insuficiente en la lucha contra la violencia de género, ya que estos deben ir 
14 
 
acompañados de una revisión crítica sobre los estereotipos de género, los roles y la 
construcción de la masculinidad (Connell, 2012) entre otros; así como la modificación 
de estos hacia una sociedad más igualitaria. 
Rodríguez-Menés y Safranoff (2020) mencionan en su estudio la importancia que tienen 
las relaciones de género, ya que para los autores estas no dejan de ser relaciones de 
poder, donde por norma general se ven más afectadas las mujeres, lo que refuerza a 
su vez el sistema patriarcal. Por ello, y de forma más concreta, en su investigación estos 
autores exploran dos formas de violencia en las parejas mixtas (uno de los cónyuges 
tiene nacionalidad extranjera): una forma no violenta de relación que a su vez está muy 
entrelazada con la explotación de la mujer en el ámbito del trabajo doméstico; y por otro 
lado el abuso violento. Para explicar estos dos fenómenos se parte de dos teorías: teoría 
del intercambio y teoría de la inconsistencia de estatus. A continuación, profundizo sobre 
ambas y sobre su aplicación en el caso de la investigación de Rodríguez-Menés y 
Safranoff (2020). En primer lugar, respecto a la teoría del intercambio, esta básicamente 
habla sobre la idea de que las mujeres acumulan ciertas características o situaciones 
que las ponen en desventaja y las hacen vulnerables a sufrir violencia debido a la 
dependencia que padecen9 (Rodríguez-Menés y Safranoff, 2020). Agarwal (2011) habla 
en su obra de forma más profunda sobre esta idea, donde recalca el hecho de que la 
distribución desigual de recursos influye en las relaciones de pareja, y la autora 
menciona algunos como los activos económicos individuales, la educación, tener 
trabajo… Respecto a esta autora, es relevante mencionar también la importancia que le 
otorga a la idea del poder de negociación, donde para ella no solo están las capacidades 
de las mujeres, sino que entran en juego las normas sociales, la comunidad, el estado, 
el mercado y el propio hogar. Así pues, en esta primera teoría se contempla la idea de 
que los hombres ejercen poder sobre las mujeres porque tienen poder y capacidad para 
hacerlo, fruto de un proceso desigual donde a ellas se les restringe el poder de tomar 
ciertas decisiones.10 Este poder puede derivar en formas violentas o no violentas 
(Rodríguez-Menés y Safranoff, 2020), pero lo que dice esta teoría es que si las mujeres 
 
9 Por ello esta teoría podría incluso relacionarse con la tipología de apego entre adultos creada por los 
autores Bartholomew y Horowitz (1991), donde dentro de su clasificación los hombres que ocupan la 
categoría de preocupados serían aquellos que se encuentran en una situación de inconsistencia de estatus 
debido al uso de la violencia fruto de una situación de inferioridad. 
10 Autores como Homans (1967) o Gelles (1983) profundizan en la teoría dl intercambio, donde hablan de 
que la violencia es empleada sobre todo cuando los beneficios que produce esta son mayores, es decir, 
cuando se puede conseguir algo (como por ejemplo el sometimiento de alguien). Además, estos autores 
están de acuerdo con la idea de que el patrón de violencia que ven en esta teoría se ejerce a través de 
intercambios desiguales en la pareja fruto de un desequilibrio de poder. Este desequilibrio tiene como 
finalidad someter o subordinar al otro, y por ello la violencia no es un acto aislado sino una forma de 
relación y de control. Los autores mencionan pues que esta forma de violencia puede manifestarse de 
múltiples formas (física, psicológica, económica…), y que está muy presente en la violencia de género. 
15 
 
tienen más recursos, aumenta con ello su poder de negociación y con ello disminuye la 
violencia y la distribución desigual del trabajo doméstico (Agarwal, 2011; Camargo, 
2019; Rodríguez-Menés y Safranoff, 2020). 
Por otro lado, encontraríamos la teoría de la inconsistencia de estatus (o teoría de 
recursos relativos, Atkinson et al., 2005) ya mencionada anteriormente, que para los 
autores Rodríguez-Menés y Safranoff (2020) consiste en la idea de que la violencia es 
fuente del patriarcado y sirve para mantener el estatus de este, siendo así un recurso 
que se emplea cuando este se ve amenazado. Esta teoría se centra sobre todo en 
factores como la desigualdad salarial, la diferencia de prestigio y logros o el diferente 
nivel educativo de los cónyuges (conde en este caso la mujer podría tener unos niveles 
iguales o superiores al de su cónyuge varón) y como estos alteran los roles patriarcales 
establecidos en los hogares y conduce con ello a manifestaciones de poder violentas 
que tienen como intención restaurar el poder sobre las mujeres, es decir, que estas 
“recuperen” el lugar que les corresponde (Atkinson et al., 2005; Rodríguez-Menés y 
Safranoff, 2020). Así pues, lo que vemos con esta teoría es que el empoderamiento de 
la mujer supone un problema sobre la superioridad tradicional de los hombres, y la 
violencia es la herramienta de dominación y subordinación que se emplea cuando el rol 
patriarcal se está perdiendo y las mujeres tienen más recursos o una posición superior 
a la del varón. Así pues, lo que destacan estos estudios vistos hasta ahora es que se 
puede llegar a predecir que cuanto mayor sea la situación de inferioridad del hombre en 
la pareja, mayor probabilidad de que este ejerza violencia contra su pareja. 
Rodríguez-Menés y Safranoff (2020) encontraron hallazgos relevantes en su 
investigación vinculados a la teoría de inconsistencia de estatus vista anteriormente, ya 
que los datos parecen apuntar a que es esta la que más se aproximaba para explicar la 
violencia en parejas mixtas en el caso concreto en el que el hombre es migrante y la 
mujer nativa. Así pues, lo que podemos ver en esta situación es que en los casos de 
parejas mixtas se produce una inconsistencia de estatus cuando el hombre inmigrante 
se siente amenazado por su pareja nativa, lo que aumentaba el riesgo de sufrir abusos 
y/o violencia en pareja como herramienta de restauración de poder. Para poder explicar 
de dónde proviene esta problemática Rodríguez-Menés y Safranoff (2020) destacan que 
los resultados confirman que una distribución de recursos en la pareja donde la mujer 
se ve favorecida, por ejemplo, por un estatus nativo más elevado o por tener un mayor 
nivel educativo, provoca abuso violento por parte de su pareja, lo que respalda 
completamente la teoría de inconsistenciade estatus. 
16 
 
Así pues, lo que muestran los diferentes estudios es que más allá de que las mujeres 
puedan sufrir violencia fruto de la desigualdad de recursos donde ellas son las más 
desaventajadas (teoría del intercambio), existen múltiples situaciones que avalan la idea 
de que cuando la mujer tiene cierto poder o estatus, el riesgo de sufrir violencia en pareja 
aumenta, (produciéndose entonces una inconsistencia de estatus masculino donde la 
violencia es una herramienta). Situaciones como un mayor nivel ocupacional de la mujer 
(Hornung et al. 1981), un trabajo infra cualificado en el caso del varón (Hornung et al. 
1981; Yick, 2001) o un estatus de nacionalidad (Rodríguez-Menes y Safranoff, 2020), 
son algunos de los ejemplos que hemos visto que avalan esta idea. 
Por otro lado, Oppenheimer (1988) habla de la edad como un recurso en las relaciones 
de pareja. En una sociedad donde existe una división de roles de género, se ha 
encontrado que las mujeres jóvenes mantienen relaciones sexo-afectivas con hombres 
mayores ya que estos les otorgan cierto estatus a ellas. Por el contrario, las mujeres de 
edades más avanzadas padecen cierto deterioro en su atractivo debido a la edad, lo 
que las lleva a aceptar relaciones con menor estatus o menos ventajosas debido a que 
no tienen el recurso de la juventud (o de la edad mejor dicho) a su favor para obtener 
una relación con mayores ventajas. 
Ahora bien, lo que nos cuestionamos en esta investigación es si podría ser la edad 
también uno de estos factores que se relacionen con la violencia de género y si la teoría 
de inconsistencia de estatus o del intercambio podrían explicar a que es debido. La 
aplicación de estas teorías a la edad es ciertamente complejo, pero siguiendo la línea 
de Oppenheimer (1988), podríamos decir que se produciría una inconsistencia de 
estatus (y con ello una mayor posibilidad de vivir situaciones de violencia) cuando el 
hombres es más joven (menor) a su pareja, ya que para este autor la juventud de ella 
es un recurso, así como la edad avanzada del (ya que le da más estatus, estabilidad…), 
y por ello la pérdida de este “poder” que le da el tener una edad mayor a su pareja podría 
derivar en una inconsistencia.11 Para el autor, una relación con diferencia de edad en 
este caso podría ser menos violenta ya que ambos emplean la edad como un recurso. 
Por el contrario, encontraríamos que respecto a la teoría del intercambio y su relación 
con la violencia y las parejas con diferencia de edad, podríamos decir que esta teoría 
se aplicaría y explicaría aquellos casos donde se produce violencia cuando él es mayor 
que ella, ya que se interpreta que la edad en este caso podría ser un recurso que él 
 
11 Como el tema de la edad es muy complejo y no existe una verdad absoluta sobre cómo debe 
interpretarse esta, se podría entender también por otro lado, que si ambos son de edad similar pero 
jóvenes (muy importante esto último) también podría darse una inconsistencia de estatus, por el mismo 
motivo mencionado anteriormente, la perdida de recurso que es ser mayor para él. Aun así, en este 
trabajo se pretende seguir una interpretación más acorde a la literatura mostrada. 
17 
 
tiene y le otorga cierto poder que legitima a su vez el uso de violencia simplemente 
porque la desigualdad de la edad es la herramienta necesaria. Como se puede ver, la 
aplicación de estas teorías es muy compleja, ya que depende mucho de cómo se 
interprete la edad como recurso.12 
Así pues, lo que podemos ver es que la interpretación de las teorías en esta 
investigación es compleja, y por ello el análisis de datos que se verá a continuación 
podría ser un elemento clave para aportar algo de luz a estas interpretaciones. Cabe 
mencionar también que podríamos dar con la situación en la que la diferencia de edad 
no es una fuente de violencia ni de problemas en la pareja, algo que espero que los 
datos del siguiente apartado nos digan. 
 
4. Análisis, interpretación y discusión de los datos 
Como se mencionaba en el apartado anterior, esta investigación se centra en encontrar 
una posible relación entre la diferencia de edad en la pareja y la violencia de género, 
donde esta podría venir dada o bien por una inconsistencia de estatus, o bien por lo que 
se denomina teoría del intercambio. Por ello, a lo largo de este apartado veremos un 
análisis que pretende dar respuesta a estas incógnitas. 
En primer lugar, es importante recordar las variables de análisis que se emplean en esta 
investigación, donde la variable dependiente es la violencia, y las independientes son: 
diferencia de edad, edad de la mujer y de la pareja, nivel educativo de ambos, situación 
laboral de ambos y nacionalidad de la pareja. 
Antes de proceder con el análisis, sería importante tener en cuenta como correlacionan 
los diferentes ítems que se han seleccionado para la composición del índice, que se 
puede apreciar en la tabla 1. Es importante tener esto en cuenta ya que pese a que se 
tienen en cuenta diferentes victimizaciones (sexual, psicológica y física), a todas se les 
 
12 Aun así, se puede afinar aún más lo visto anteriormente y profundizar en el hecho de que para las 
mujeres la juventud no es el único factor a tener en cuenta, sino el atractivo sexual que muchas veces va 
ligado a esta, y que por ello (incluso independientemente de su edad) se esperaría que las mujeres 
atraigan el deseo sexual (y también violento en algunos casos) de otros hombres, y por ello se esperaría 
que las mujeres más jóvenes tengan más experiencias de victimización (independientemente de la edad 
de la pareja). Por otro lado, la edad (juventud en este caso) del hombre también podría vincularse a una 
mayor agresividad, ya sea por factores biológicos (exceso de testosterona…) o por factores de madurez o 
psicosociales. De hecho, son muchos los estudios que avalan la idea de la curva de la delincuencia, donde 
se habla de que las personas cometen más delitos y son más violentos en las edades más jóvenes, cosa 
que disminuye con el paso de los años. En este caso la teoría de inconsistencia de estatus se podría aplicar 
de forma clara ya que las edades mayores confieren más poder, y por ello cuando él es joven no tiene 
este poder y por lo tanto ejerce violencia. 
18 
 
ha dado la misma importancia o valor en el índice, aunque se podría decir que no todas 
tienen el mismo peso, ya que si miramos las medias vemos que las formas de violencia 
“menos” graves son las más comunes (vemos sobre todo que hay más formas de 
victimización psicológica que no sexual física). Esto se debe tener en cuenta para ver la 
fiabilidad del indicador, ya que como bien he mencionado este puede ir de 0 (nada 
victimizada) a 16 (muchas experiencias de victimización), por lo que se podría deducir 
que en las categorías de en medio está bastante más presente este tipo de violencia 
(psicológica), con la posibilidad de estar combinada con otras menos frecuentes (sexual 
y/o física) ya que los datos parecen apuntar en esta dirección. 
Tabla 1. Estadísticos descriptivos de las variables que forman la variable dependiente 
violencia. 
 
Fuente: elaboración propia. 
Ahora sí, seguidamente se emplea la técnica de análisis de regresión lineal, donde en 
la tabla 2 se pueden ver los principales resultados. En primer lugar, y antes de comentar 
los resultados de la tabla en sí, es importante mencionar los datos que muestra la prueba 
de ANOVA, donde el nivel de significación es de 0,000 y por lo tanto es estadísticamente 
significativo para el conjunto del modelo. Respecto a la capacidad explicativa de este, 
si observamos los resultados del análisis vemos que es de un 13,7% lo que implica que 
Variables Media Desviación
V1 tratar de impedir ver a sus amigos 0,027 0,162
V2 tratar de impedir ver a la familia 0,015 0,122
V3 saber donde está en todo momento 0,047 0,211
V4 se enfada si habla con otros 0,046 0,210
V5 necesitapedir permiso para realizar ciertas actividades 0,018 0,135
V6 la ha insultado 0,068 0,251
V7 la ha asustado o intimidado a propósito 0,027 0,162
V8 la ha amenazado 0,012 0,111
V9 la ha abofeteado o tirado objetos 0,009 0,094
V10 la ha empujado 0,013 0,113
V11 le ha dado un puñetazo 0,006 0,078
V12 le ha dado una paliza 0,003 0,057
V13 la ha obligado a mantener relaciones sexuales 0,004 0,060
V14 ha mantenido relaciones sexuales por miedo 0,006 0,074
V15 ha mantenido relaciones sexuales sin querer hacerlo 0,012 0,108
V16 ha intentado mantener relaciones sexuales a la fuerza sin éxito 0,006 0,079
19 
 
con las variables introducidas podemos explicar la violencia de género de forma muy 
superficial o reducida. 
Tabla 2. Regresión lineal. 
 
Fuente: elaboración propia. 
Nota. Categorías de referencia: para hombres mayores o de edad similar categoría de referencia hombres 
más jóvenes; hombres que sí trabajan categoría de referencia hombres que no trabajan; mujeres que sí 
trabajan categoría de referencia mujeres que no trabajan; tener estudios secundarios o superiores categoría 
de referencia no tener estudios o sólo primarios (tanto para la victima como para la pareja); tener doble 
nacionalidad o solo otra categoría de referencia nacionalidad española. 
Ahora bien, centrándonos en los resultados de la tabla podemos ver que hay algunas 
variables significativas para explicar el fenómeno a estudiar. En primer lugar, podemos 
que la variable “hombres mayores o de edad similar” es significativa para explicar la 
violencia, con un valor positivo, lo que podría interpretarse que a medida que aumenta 
o se da la violencia, también aumenta la diferencia de edad en las parejas (siendo él 
mayor). Esto podría significar que en algunas ocasiones la diferencia de edad en las 
relaciones sexo afectivas (donde el hombre es mayor que la mujer) si podría 
relacionarse a casos de violencia de género. Estos resultados avalarían entonces la 
Variables independientes B Sig.
Constante 0,561 0,000
Hombres mayores o de edad similar 0,054 0,023
Edad de la pareja (varón) -0,009 0,836
Edad de la víctima -0,016 0,639
Hombres que sí trabajan -0,065 0,243
Mujeres que sí trabajan -0,009 0,793
Tener estudios secundarios o superiores 
(víctima)
-0,043 0,541
Tener estudios secundarios o superiores 
(pareja)
-0,258 0,000
Tener doble nacionalidad o solo otra 0,315 0,000
Violencia
20 
 
teoría del intercambio más que la de la inconsistencia de estatus, ya que lo que parecen 
reflejar los datos es que la edad relativa (donde él es mayor) en el caso del varón es un 
recurso que le confiere más poder. 
Otra variable que es significativa dentro del modelo es la de “tener estudios secundarios 
o superiores (pareja)”, donde el valor es negativo y podríamos por lo tanto decir que a 
medida que se da la violencia el nivel educativo de los hombres disminuye. Esto podría 
estar relacionado con la teoría de autores vistos anteriormente (Hornung et al., 1981; 
Durán, 2019; Camargo 2019), donde podría estar produciéndose una inconsistencia de 
estatus aquí, ya que podría darse el caso de que el hombre tenga pocos estudios (sobre 
todo comparado con la pareja), lo que haga que esto pueda interpretarse como una 
pérdida de poder o autoridad que derive en violencia. 
Finalmente, la otra variable significativa del análisis es tener doble nacionalidad o solo 
otra, donde el valor del indicador B es positivo y se interpreta pues que la violencia 
aumenta cuando la pareja no tiene (únicamente) nacionalidad española. Esto se vincula 
a los resultados ya mostradas por Rodríguez-Menés y Safranoff (2020), donde el hecho 
de tener una pareja con nacionalidad no española aumentaba la probabilidad de sufrir 
abuso en la pareja, una probabilidad que además aumentaba más si la mujer en este 
caso sí es española (por lo tanto se hablaría de parejas mixtas), y todo esto se vincularía 
a una situación de inconsistencia de estatus cuando el varón no tiene el estatus de 
nacionalidad que puede ser percibido por el cómo un peligro para su poder y derivar 
entonces en episodios de violencia. 
Así pues, la interpretación que podemos hacer de los resultados obtenidos, teniendo en 
cuenta la limitación de la muestra, es la siguiente. Los datos obtenidos parecen avalar 
la idea que muestra la teoría del intercambio, ya que lo que parecen mostrar los datos 
es que se produce una situación de violencia en pareja cuando la edad relativa del varón 
es mayor, cosa que se torna un recurso de poder que le permite ejercer esta violencia.13 
Por otro lado, en el caso del nivel educativo del hombre y la nacionalidad, vemos que 
están relacionados con el fenómeno a estudiar (la violencia de género), avalando las 
ideas mostradas por los diversos autores a lo largo de la investigación. Es por ello por 
lo que podríamos decir que los datos avalan la idea de Camargo (2019) donde la 
 
13 Querría mencionar también, ya que es una posibilidad que se ha contemplado en la investigación, que 
aunque la edad absoluta tanto de la víctima como de la pareja no son estadísticamente significativas, 
ambas tienen valores negativos, lo que apuntan a lo mencionado anteriormente sobre que la juventud de 
ambos puede ser un factor de riesgo a sufrir/cometer violencia (ya sea por el atractivo de la víctima como 
por la curva de la edad en el caso del victimario). Ambos coeficientes apuntan a que a mayor violencia, 
menor edad tiene las personas que la ejercen o la padecen (en este caso sabemos por la composición de 
la muestra que la ejercen hombres y la reciben mujeres). 
21 
 
desigualdad que se ve en los resultados (en educación y nacionalidad) apoya la teoría 
de inconsistencia de estatus más que la del intercambio, y donde una distribución 
desigual de una condición de estatus y de poder parece desembocar en violencia en 
algunos casos. 
La complejidad del trabajo, y donde reside la discusión de estos resultados, es en cómo 
acabar de interpretar la diferencia de edad y su relación con la violencia. Si bien es cierto 
que los datos parecen confirmar las dudas que se plantean al inicio de esta 
investigación, no hay que obviar algunos de los sesgos que podría presentar la muestra 
y que deben tenerse en cuenta antes de realizar una afirmación contundente sobre el 
fenómeno. Aunque los datos apuntan a que cuanto mayor es la diferencia de edad en 
pareja más aumenta la violencia, también hay que tener en cuenta que el aumento de 
esta no tendría por qué darse exclusivamente por la edad, sino por factores ligados a 
esta, como podría ser una cultura generacional distinta. Es por ello, que antes de afirmar 
contundentemente que la diferencia de edad influye en la violencia de género (y más 
teniendo en cuenta las limitaciones tanto de muestra como los posibles sesgos de esta) 
sería pertinente realizar más estudios, con mayor profundidad, una muestra más amplia 
y que recoja una perspectiva tanto de los hombres como de las mujeres (en el papel de 
víctima y agresor), para poder analizar y abordar esta temática de investigación de forma 
más certera, y obtener así unos resultados más representativos. Es por ello que me 
gustaría acabar este apartado con la siguiente cuestión ¿se da la violencia de género 
por una desigualdad en la edad o por factores asociación a esta? Y en caso de que sea 
exclusivamente por la edad, ¿es debido a una falta de poder y de recursos del hombre 
al ser más joven que su pareja y sentirse amenazado por esta (ya que por ejemplo 
puede percibir que esta tiene más logros o reconocimiento social, mayor estatus, más 
estabilidad, más recursos…) y por lo tanto a una inconsistencia de estatus; o es violento 
debido a que la edad supone una distribución de recursos desigual donde es un factor 
que le da poder a él y se lo quita a ella, y es por lo tanto un fenómeno más vinculado a 
la teoría del intercambio? 
 
 
 
 
 
22 
 
5. Conclusiones 
Para acabar estetrabajo, me gustaría en primer lugar mencionar algunos de los 
principales hallazgos o apuntes más relevantes de la investigación. Lo que las diferentes 
teorías tratadas en el trabajo pretenden explicar es que la violencia no es un fenómeno 
aislado ni puntual, sino que es complejo y que no puede explicarse a través de una única 
teoría o un único grupo de factores, ya que esta puede darse por múltiples razones e 
interacciones de situaciones (personales, sociales…). La teoría del intercambio 
pretende explicar aquella violencia en pareja que se da debido a la desigualdad de poder 
que existe debido a una distribución injusta de los recursos, donde uno de los cónyuges 
tiene más poder y esto le permite ejercer cierto grado de violencia (ya sea física, sexual 
o psicológica). Por otro lado, la teoría de inconsistencia de estatus nos muestra que 
ciertas situaciones que podrían considerarse empoderadoras para la mujer, donde esta 
tiene más recursos o estatus que el hombre, en lugar de ser un factor protector y 
disminuir el riesgo como se ha venido creyendo, es en algunas ocasiones un factor de 
riesgo, donde la falta de control o poder del varón derivan en el uso de violencia como 
mecanismo para recuperar e igualar el poder de nuevo en la pareja. Además, ambas 
teorías se vinculan con diferentes visiones sobre cómo se puede entender la violencia 
ligada al patriarcado, ya que la primera teoría entiende que la violencia es un factor de 
poder que este sistema jerárquico concede a los hombres; mientras que la teoría de 
inconsistencia de estatus avalaría más la visión de otros autores donde el riesgo de la 
jerarquía de autoridad y poder podría suponer el inicio de la violencia. 
Respecto a esta última teoría, hemos podido ver que son bastantes los estudios que 
aportan datos más que suficientes para ver qué factores como el nivel educativo, el tener 
trabajo o incluso la nacionalidad, son factores vinculados a la inconsistencia de estatus. 
Además, los datos obtenidos en el análisis estadístico parecen confirmar estas ideas. 
Ahora bien, respecto al tema de estudio de esta investigación, que es la diferencia de 
edad en las parejas y cómo se relaciona esta con la violencia de género, hemos podido 
aproximarnos al hecho de que parece que sí existe una relación significativa entre 
ambos fenómenos. 
Por ello, con respecto a la primera hipótesis que decía que la diferencia de edad en las 
relaciones sexo-afectivas en parejas heterosexuales está relacionada con casos de 
violencia de género, diríamos que es veraz y por lo tanto la aceptamos. Aunque 
consideremos que existe un sesgo considerable en la muestra, lo que los datos 
muestran es que en este caso concreto existe una relación lo suficientemente 
23 
 
significativa estadísticamente como para poder decir que se ha dado el caso de que la 
diferencia de edad haya sido un factor de riesgo. 
La segunda y tercera hipótesis decían lo siguiente respectivamente: en primer lugar que 
la diferencia de edad en las relaciones sexo-afectivas de parejas heterosexuales, donde 
el hombre es menor que la mujer, y donde esta diferencia está asociada a casos de 
violencia de género, es debido a un factor de inconsistencia de estatus por parte del 
varón, debido a la suposición de que ella puede tener más recursos o estatus, lo que 
deriva en el uso de violencia; y en segundo lugar se partía de la idea contraria y es que 
la diferencia de edad en las relaciones sexo-afectivas de parejas heterosexuales (donde 
él es mayor que su pareja) puede suponer un factor de dependencia de las mujeres y 
de poder en los hombres, que se vincula a casos de violencia de género debido a que 
estos ejercen violencia hacia ellas debido a la desigualdad de recursos, como se puede 
ver en la teoría del intercambio. Con respecto a estas hipótesis, podemos decir que los 
datos apuntan a que la segunda se refuta, mientras que la tercera se acepta. Los datos 
vistos en el análisis mostraban que la violencia se daba cuando había una diferencia de 
edad donde él era mayor, lo que podría interpretarse como que esta es un recurso que 
le permite realizar un abuso de poder (entre el cual se encontraría el ejercicio de la 
violencia). 
Ahora bien, más allá de la interpretación que se puede hacer de los datos, es importante 
destacar como la edad (o la diferencia de edad, mejor dicho) es un fenómeno complejo 
e interpretable de formas diversas, sobre todo cuando se trata de aplicar las teorías 
vistas en esta investigación. Es cierto que la teoría de la inconsistencia de estatus podría 
ser una buena teoría que también explique esta problemática, ya que múltiples 
investigaciones han demostrado que esta está presente en situaciones de violencia en 
pareja y considero que la edad podría ser una más, aunque todo depende de la visión y 
de los autores que se empleen para entender la edad como un recurso. Si esta se 
entendiese como un recurso cuando ella es joven (ya que por ejemplo es más atractiva 
o fértil, y le permite la posibilidad de tener más parejas), podría interpretarse que para 
un hombre más mayor esta supusiera un peligro para su estatus (por ejemplo por celos), 
aunque cabe mencionar que no es una de las interpretaciones que se han tenido en 
cuenta en este trabajo. También podría darse cuando ambos son jóvenes, ya que ella 
mantiene el recurso de la edad (juventud en este caso) mientras que él hombre no. En 
este caso, la teoría de la inconsistencia de estatus podría servirnos. También podría 
servirnos en el caso mencionado a lo largo del trabajo, pero que no se da en nuestra 
muestra, por lo que aunque en este trabajo no se cumpla, es una visión más para tener 
en cuenta para próximas investigaciones. Así pues, según nuestra interpretación y 
24 
 
guiándonos por lo que dice Oppenheimer (1988) en su investigación, para esta teoría 
(inconsistencia), el riesgo disminuye cuando él es mayor o ambos lo son. Por otro lado, 
y lo que parece que apunta esta investigación como ya he mencionado anteriormente, 
es que la edad (donde él es mayor que ella) es un recurso que da poder al hombre por 
ejemplo debido a posibles factores como un mejor posicionamiento o estar más 
establecido (a nivel económico, social…) lo que provoca que se le dé el suficiente poder 
como para considerar usar la violencia fruto de esto (características propias de la teoría 
del intercambio). 
Así pues, lo que podemos ver es que ambas teorías, una mejor que otra, podrían 
explicar el fenómeno. Por ello, querría acabar mi trabajo con la reflexión de que si con 
una muestra de este tipo se ha establecido la relación con el fenómeno a estudiar, sería 
no solo interesante sino conveniente realizar más estudios para poder determinar si esto 
en realidad es así. Además, sería conveniente la realización de investigaciones de tipo 
cuantitativa (para establecer y medir el fenómeno en caso de existir) y cualitativo, para 
poder profundizar en cuáles son los factores más determinantes para la violencia en los 
casos donde la diferencia de edad es el detonante, y ver así si la teoría de la 
inconsistencia de estatus y/o la teoría del intercambio (o quizá ninguna) están realmente 
vinculadas o no. Finalmente he de añadir que como en esta investigación solo se ha 
podido tener en cuenta la perspectiva de la mujer como víctima, sería conveniente que 
en futuras investigaciones se tenga en cuenta tanto la visión de las mujeres y de los 
hombres (como víctimas y agresores). 
 
5.1. Limitaciones del estudio 
Para acabar esta investigación, me gustaría detallar algo que he ido mencionando a lo 
largo de esta investigación, y es la principal limitación que se ha presentado a la hora 
de realizar la investigación, y que deben mencionarse para entender la forma en la que 
se ha trabajado. Esta se trata del sesgo que hay en este estudio debido a la muestra 
seleccionada, ya que es importante tener en cuenta que para realizarel análisis y debido 
a los datos disponibles que ofrece la macroencuesta de violencia contra las mujeres 
este trabajo solo tiene en cuenta las vivencias y percepciones sobre victimización que 
narran estas últimas, excluyendo así las posibles experiencias de victimización vividas 
por los hombres en sus relaciones sexo-afectivas. Es por esto por lo que no podemos 
analizar este fenómeno desde la perspectiva que tienen los hombres con respecto a 
esta problemática, ni mucho menos ver como la diferencia de edad puede ser un recurso 
o un fenómeno de inconsistencia de estatus o propio de la teoría del intercambio para 
25 
 
las mujeres, ya que solo tenemos la visión de estas como víctimas y no como victimarias, 
al contrario que el caso de los hombres. Por ello, la muestra tampoco nos permite ver el 
perfil de la mujer como posible agresora, lo que reduce el análisis a una visión parcial 
del fenómeno. Este es un apunte importante a tener en cuenta, ya que sería provechoso 
para futuros estudios contar con datos que muestren este fenómeno de forma más 
completa. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
26 
 
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https://doi.org/10.32418/rfs.1968.89.4047
30 
 
7. Anexos 
7.1. Tablas sobre recodificaciones y variables 
Tabla 1. Recodificación de variables en dummies para realización de índice. 
Variable original Variable recodificada 
M1P1_0_1 
1.- Frecuentemente 
2.- Algunas veces 
3.- Nunca 
9.- N.C. 
0.- N.P 
 
V1 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P1_0_2 
1.- Frecuentemente 
2.- Algunas veces 
3.- Nunca 
9.- N.C. 
0.- N.P 
 
V2 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P1_0_3 
1.- Frecuentemente 
2.- Algunas veces 
3.- Nunca 
9.- N.C. 
0.- N.P 
 
V3 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P1_0_5 
1.- Frecuentemente 
2.- Algunas veces 
3.- Nunca 
9.- N.C. 
0.- N.P 
 
V5 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P1_0_7 
1.- Frecuentemente 
2.- Algunas veces 
3.- Nunca 
9.- N.C. 
0.- N.P 
 
V5 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P3_0_1 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V6 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P3_0_3 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V7 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P3_0_4 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
 
V8 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
31 
 
M1P4_0_1 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V9 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P4_0_2 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V10 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P4_0_3 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V11 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P4_0_4 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V12 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P5_0_1 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V13 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P5_0_3 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
 
V14 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P5_0_4 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V15 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
M1P5_0_5 
1.- Sí 
2.- No 
9.- N.C. 
0.- N.P. 
 
V16 
0.- No 
1.- Sí 
9.- Perdidos 
 
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la codificación de variables de la macroencuesta 
de violencia contra las mujeres de 2019 (CIS). 
 
 
 
 
 
32 
 
Tabla 2. Variables de análisis. 
Variable 
 
Categorías de respuesta 
VIOLENCIA 0 
1 
2 
3 
4 
5 
6 
7 
8 
9 
10 
11 
12 
13 
14 
15 
16 
Hombres mayores o de edad similar a sus parejas 0.- Hombres menores a sus parejas (entre 3 y 7 
años menos) 
1.- Hombres de edad similar a sus parejas (entre 2 
años menos y 2 años más) 
2.- Hombres mayores a sus parejas (entre 3 y 7 
años más) 
3..- Hombres bastante mayores a sus parejas (más 
de 7 años) 
 
Trabaja (victima) 
 
0.- No trabaja 
1.- Trabaja 
 
Trabaja (pareja) 0.- No trabaja 
1.- Trabaja 
 
Estudios secundarios o superiores (victima)

Otros materiales