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lOLEl'ÍN DE L. spcIED.D UE cmuGÍ. DEL URUGUAY HEMATOMAS PROFUNDOS DEL MUSLO (*) Dr. Eduardo C. Palma y Br. Frncisco Gómez Gotuzzo En comunicaciones anteriores hemos descripto los espacios celulosos del muslo y los flemones que en ellos se desarrollan. El muslo es una región en donde se producen con frecuencia lesiones traumáticas, pero ellas son vistas y tratadas por los traumatólogos. Desde hace varios años es muy poco frecuente en nuestro país el ingreso de traumatizados a los servicios de drugía general. Sin considerar las fracturas, el muslo es una región en la que con frecuencia se producen lesiones traumáticas. Hay en ella múltiples y grandes músculos, muy vascularizados y poderosos, en los que los traumati�mos directos o indirectos pueden produ cir rupturas de vasos sanguíneos y de haces musculares, con los hematomas correspondientes. La existencia de grandes espacios celulosos. constituyen especies de celdas preformadas, en qué pueden colectarse fácilmente los derrames sanguíneos. La vida moderna, con su mecanización creciente, el incremento de la in dustria y la práctica de los deportes, favorecen la producción_ de estas lesiones . . ste capítulo de la patología traumática, a pesar de su im portancia creciente, ha sido olvidado por los investigadores. ·No hemos encontrado, en nuestra pesquisa bibliográfica, des cripciones de los hematomas profundos del muslo. Personalmente hemos asistido pocos casos, la mayoría de los cuales no han sido documentados. Presentaremos algunos he chos y sugestiones, con la sola finalidad de iniciar el estudio de est.e capítulo de la patología. ( *) Trabajo presentado en la Sociedad de Cirugía .el día 8 de octubre de 1952. -370- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY He aquí un caso reciente, muy demostrativo: S. G. G., 23 años, sin antecedentes pers@ales de importancia, sufre el 29 - VII -1991, un traumatismo importante . en · su muslo derecho, mientras jugaba al foot-ball ,(rodillazo de otro jugador), siendo derribado y sintiendo dolor intenso en el lugar contusionado. Tuvo impotencia parcial por breves minutos, pero pudo luego levan tarse por sus propios medios y jugar durante 20 minutos; al rabo de- los cuales debió abandonar el juego, por el intenso dolor e impotencia funcional parcial, hallándose tumefacto su muslo. El masajista le efectuó enérgicos movimientos de flexión y ex tensión de la rodilla, y masajes en el miembro, al cabo de los cuales se sintió peor. Desde entonces quedó con gran dolor, tumefacción, en su muslo e impotencia funcional, teniendo la rodilla en extensión. Durante 6 días �e .le mantuvo' a reposo ab eoluto, con horno y sedantes. No mejoró en absoluto pareciendo, al contrario, haber aumentado sus trastornos. A partir del día siguiente al traumatismo (30-VIl-951), su rodilla se puso tume facta y apareció una febrícula persistente. El examen efectuado el 4-VIII-951 mostró: Buen estado gene ral; pulso 90, temperatura axilar 389 2/5. Gran tumefacción difusa d�l muslo derecho, en toda la logia anterior, pero predo minando netamente en. la zona ántero-externa, y más en la unión del 1/3 medio y 1/3 inferior. No había rubor, ni circula ción colateral. La rodilla se encontraba también tumefacta, ha llándose el miembro en extensión, e inmoyilizado por el intenso dolor. A la palpación se percibía dolor local en el muslo, en la zona de la tumefacción. No había infiltración superficial, circulac'ión colateral, ni otras modificaciones de la piel, ni del tejido celular subcutáneo. La presión, aún moderada, producía gran dolor a ese· nivel, no percibiéndose fluctuación superficial,. ni profunda. La rodilla se econtraba tumefacta, con distensión de sus fondos de saco articulares y levantamiento a tensión de lá rótula; para poder percibir el choque rotuliano era necesario deprimir enérgicamente la rótula, a causa de la tensión del de rrame articular. La rodilla no era dolorosa a la presión en parte alguna, no teniendo movilidad anormal, y hallándose inmovili zada en extensión. HOLEl'ÍN DE LA. SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY Todo movimiento activo era imposible, por el intenso dolor. La movilidad pasiva permi�ía una flexión de 159, como máximo, siendo detenida por el intenso dolor a distancia, en la zona tume facta del muslo. No había adenopatía crural y el resto del miem bro no ofrecía particularidades. Con esta sintomatología se hizo diagnóstico de hematoma profundo de la logia anterior del muslo, de localización subcua dricipital. Múltiples hechos apoyaban este diagnóstico: el antecedente traumático; la impotencia funcional del miembro, sin signos de fractura; la importancia de la tumefacción del muslo, sin gran tensión; el dolor espontáneo, mayor aún a la presión; la produc ción del dolor a distancia en el movimiento de flexión pasiva de la rodilla; el estado febril, etc. La carencia de fluctua'Ción pro funda hacía pensar que el derrame era grande y a tensión, qui ,.ás con múltiples coágulos, con comienzo de organización. El de rrame articular de la rodilla se interpretó como hidartrosis reac ciona} secundaria, en base a la carencia de síntomas locales in flamatorios, y a su aparición retardada con respecto al accidente. Esta hidartrosis era un nuevo elemento de juicio a favor de la localización subcuadricipital de la colección sanguínea, pues ella no se produce en los derrames de las otras logias del muslo. En los hematomas subcuadricipitales, la bolsa y el fondo de saco subcuadricipitales quedan rodeados por el derrame sanguíneo, 0riginándose secundariamente la hidartrosis. De acuerdo a nuestro criterio y la experiencia obtenida en otros casos, se decidió cambiar la terapéutica y operar el enfermo a la brevedad posible. · Fué intervenido el mismo día (Dr. E. Palma y Pte. F. Gó mez Gotuzzo), bajo anestesia general. La punción. articular per mitió extraer de la rodilla 25 cms. de líquido citrino oscuro, siru poso, sin sangre. Se efectuó una incisión longitudinal de unos 15 cms. en el muslo derecho, en su parte ántero-externa y en la unión del 1/3 medio y 1/3 inferior, seccionándose la piel, el tejido celular subcutáneo y la aponeurosis superficial, que eran de características normales. Los músculos vasto externo y recto anterior no presentaban particularidades, si bien se en contraban levantados y · distendidos · por la tumoración pro- -3'2- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE· CIRUGÍA DEL URUGUAY funda. Se atravesó el plano del vasto externo, clivándolo algo por encima de su parte media, oblicuamente hacia abajo y adelante, en la dirección de sus fibras musculares, que no fueron cortadas. Se respetó su paquete vásculo-nervioso, que descendía longitudinalmente en la parte media de la incisión, iiberándolo hacia arriba y abajo, y reclinándolo. Se incindió lon gitudinalmente la lámira aponeurótica profunda y se atravesó FIG. l. - Esc¡uemas de localización del hematoma sub-cuadricipital, en el espacio sub-crural, n1ostrando su situación en un corte transversal y en un Corte longitudinal. el plano del crural, clivándolo en la dirección de sus fibras, encon trándose. debajo de él un gran hematoma, de sangre negruzca, coagulada y en vías de organización. El hematoma ocupaba todo tl espacio celuloso subcrural y el subcuadricipital inferior, ro deando el fondo de sacu de la rodilla y extendiénd·ose desde allí hasta las inserciones superiores del crural, . y desde, el tabique intermuscular externo del muslo, afuera, hasta las inserciones del crural en la cara interna del fémur, adentro. Las paredes de la logia estaban constituídas por la cara profunda del crural, en la periferia, y el periostio del fémur, en el centro, engrosados y cubiertos de tejido de granulación vásculo-conjuntivo, adhe- BOLETÍN JJE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY rentes a la masa sanguínea coagulada. Para evacuar el gran hematoma fué necesario romper con los dedos los coágu!os y las adherencias, extrayéndose una voluminosa masa desangre. Se produjo una copiosa hemorragia en capa, que fué difícil de cohi bir, lográndose finalmente su hemostasia mediante el tapona :niento, la electrocoagulación y la colocación de dos láminas de oxycel en la parte alta de la logia. Obtenida la hemostasia, s_c FIG, 2. - A) Aspecto del muslo con la tumefacción por el hematoma profundo, y su vla de abordaje c¡uirú_rgico. �) Abordaje quirúrgico amplio para evacuar el hematoma y hacer, su hemostasis, respetando todos los elementos. quitó el taponamiento, se lavó con suero fisiológico, se. colocaron 400.000 unidades de penicilina y se puso un tubo de avenamiento, que salía por la parte baja de la herida. Se suturó el crural y el vasto externo con catgut cromado N9 1, y la aponeurosis super ficial con hilo de algodón N9 4Q. Se puso sulfatiazol en el tejido celular y se suturó la piel con puntos I sueltos. La evolución del enfermo fué muy favorable. Pasó el primer día muy dolorido, levantándose ·a las 2 horas. Se quitó el tubo de drenaje a las 48 horas, comenzando a caminar al tercer día, teniendo ya pocos dolores. La fiebre fué cayendo hasta cesar -3'4- BOLE'rÍN DE LA SOCIEDAD DE. CIRUGÍA DEL URUGUAY al. 99_ día. Al 69 día se extrajeron por punción 70 e.e. de líquido seroso oscuro (algo hemático), de la logia subcuadricipital; al 79 día, 25 e.e.; al 89 día, 28 ·e.e.; al 99 día, 25 e.e.; no hubo y� , líquido en el espacio subcuadricipal a partir del 109 día. Al 89 día, se extrajeron por punción 21 e.e. de líquido residual de la rodilla, que no se r.eprodujo más. El paéiente se fué de alta del FIG. 3. - Radiografías tardfas del muslo en el caso del hematoma sub-cuadricipi tal evacuado, mostrando en el frente y el perfil del fémur la discreta calcificación en espolón yuxta femoral, en la parte alta de la logia, donde quedaron pequeüos coágulos organiza-dos, sin extirpar. Sanatorio al 99 día, apirético y caminando por sus propios me dios, continuando su asistencia en consultorio. A los 24 días, se hallaba muy mejorado de sus trastornos, sin dolores, sin hidar trosis, sin tumefacción del muslo, con atrofia moderada del cua dríceps y pudiendo flexionar su rodilla hasta los 459 ( estando limitada la flexión profunda por la rigidez del cuadríceps). Fué pasado en asistencia al Dr. E. Migliaro, para su tratamiento fi sioterápico y rehabilitación funcional. -375- ROLETÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY Su recuperación fué total, desapareciendo progresivamente ia atrofia muscular, aumentando la movilidad articular y obte niéndose la curación "ad integrum". Las radiografías mostraron sólo unas discretas calcificacio nes en espolón, yuxta-femoral, en la parte alta de la logia sub cuadricipital, correspondiente a lo que fuera el polo superior del gran hematoma, junto a la inserción ósea del crural, y en donde quedaron algunos coágulos ya organizados, a pesar de la amplia evacuación operatoria. He aquí otra observadón, tratada con criterio terapéutico diferente. A. F., 28 años, sufre un traumatismo violento en su muslo derecho el 3-XI-951, jugando al foot-ball (recibe un puntapié), teniendo gran dolor, impotencia funcional y tumefacción en la logia anterior del muslo, parte ántero-interna, debiendo abando nar de inmediato el juego. Se le trató mediante reposo, horno y luego onda corta, mo vilización y masaje. Mejoró parcialmente, persistiendo la tune , acción del muslo, que se hizo cada vez más dura, continuando con disminución de fuerza y cierta limitación funcional. A los 2 1/2 meses, se inició el tratamiento radioterápico de su tumo ración. Visto por nosotros ( en el consultorio) a -los 4 mes.es del accidente, el 13-III-952, comprobamos la existencia de una volu minosa tumoración fusiforme, de gran dureza, situada en la parte ántero-interna del muslo derecho y ocupando su 1/3 infe nor y parte del 1/3 medio, en la zona correspondiente al espacio celuloso sub-vasto-interno. Existía una neta disminución. de fuerza, en comparación con el otro muslo, y la flexión de la rodilla estaba limitada al ángulo recto. Las radiografías mos traron la existencia de una gran masa calcificada, fusiforme, de ,.mos 17 cms. de largo, por 5 cms. de ancho, por 2 1/2 cms. de espesor, sin estructura ósea, que correspondía a la calcificación del hematoma de la logia sub-vasto-interno ( 1).(1) Agradezco a los estimados colegas que asisten a este paciente,la autorización para incluir en nuestro trabajo esta breve observación :omparativa. -37G- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE CiRUGÍA DEL URUGUAY Consideraciones: Nuestra experiencia no es suficiente para establecer con clusiones definitivas sobre estos procesos. Presentamos esta nota previa, apoyada en observaciones personales y los resultados terapéuticos obtenidos. FIG. 4. - Radiografía de fémur mostrando la enorme masa calcificada del hematoma s1b-cuadricipital no evacuado. Consideramos que los espacios celulosos del muslo constitu yen celdas preformadas, propicias a la colección de sangre en los traumatismos importantes, que han· originado rupturas de vasos sanguíneos o haces musculares. Los hematomas que hemos observado hasta el momento se -377- BOLETÍN DE LA �OCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY encontraban en los esp�cios sub-cuadricipitales, ( en el sub-crural, en el sub-vasto-interno, en el sub:cuadricipital inferior,. o en to dos a la vez). El cuadro clínico puede parecer confuso las primeras veces, pero luego se le reconoce fácilmente por sus, características bas tante típicas . . ,n todos los casos existía un antecedente traumático de derta importancia, que marcaba el comienzo del proceso, y se acompañaba de dolor, tumefacción e impotencia funcional má�, o menos parcial, sin signos de fractm;a. La tumefacción se hacía luego permanente, muy dolorosa y de situación profunda. Había poca o nula repercusión sobre los planos superficiales, excepto un discreto calor local. La tumoración deforma el muslo y se dispone en forma longitudinal, que reproduce groseramente la forma del espacio celuloso sub-cuadricipital correspondiente. Generalmente no se percibe fluctuación profunda, siendo en cambio dolorosa a la presión. Hay una neta disminución ·de Ja fuerza del cuadrí ceps, con impotencia parcial o total para la marcha, según la importancia y la tensión del derrame, y la intensidad del dolor. Es importante señalar la frecuencia con que se produce una hidartrosis reacciona} dt la rodilla, que puede erróneamente ser considerada como de origen traumático y consecutiya a lesiones articulares. Esta hidaitrosis ha hecho que en algunos casos se plantearan diagnósticos equivocados de hemartrosis, artritis reumática, etc., etc. Desde el punto dé vista general los pacientes present,n fie bre o febrícula, producida por la reabsorción de la sangre extra vasada y sus pirógenos. Desde el punto de vista terapéutico, consideramos que deben diferenciarse los hematomas recientes, y los hematomas-antiguos. En los hematomas importantes recientes somos partidarios de su evacuación quirúrgica amplia. La patología de lof; hepatomas tiene características gene rales comunes sea cual fuere el territorio en el cual se produc.. el derrame sanguíneo. La sangre extravasada constituye un cuerpo extraño, que origina grandes trastornos, bien estudiados -3,S- BOLE'l'ÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL UHUGUAY en otras zonas del organismo. Ya se tiene criterio formado sobre la utilidad de la evacuación de los hematomas abdominales, torá cicos, intracraneanos y arti�ulares. En el muslo, igual que en otras regiones, el hematoma pro duce gran congestión y edema en los tejidos vecinos, alte1ando FU funcionamiento. Además genera una intensa reacción en el tejido éonjuntivo, con formación de tejido de granulación que penetra la masa sanguínea y organiza sus coágulos, los que se cundariamente se calcifican. Los músculos vecinos quedan pro fundamente adheridos a este cuerpo extraño organizado • y cal dficado, y sufrenademás un proceso de fibro-esclerosis que dis minuye grandemente su capacidad funcional. La evacuación quirúrgica evita estos trastornos. Alivia rápidamente al paciente, brinda oportunidad para la hemostasia de los vasos que sangran, eyita las secuelas y permite la resti tución "ad integrum" del miembro. Preferimos la evacuación operatoria a la evacuación por punción, mediante un trocar grueso, que difícilmente puede eli minar los coágulos. La intervención, permite evacuar todos los coágulos, aún los voluminosos, los. situados en recesos y lo·s ad herentes o con comienzo de organización; además, permite efec- tuar la hemost�sis de los vasos que sarrgran, evitando la repro- ducción del derrame. La evacuación operatovia debe ,reali�arse mediante una inci sión amplia que· brinde cómodo abordaje al espacio celuloso en que se encuentra el hematoma. A la vez debe efectuarse con técnica cuidadosa, que respete la integridad anatómica de la región disociando los músculos en la dirección de sus fibras, con servando los troncos y filetes nerviosos correspondientes y res petando todo lo posible· su vascularización. El acto operatorio debe ser seguido de la movilización pre coz, para evitar la atrofia muscular. Más tarde se realizará el tratamiento fisioterápico complementario, para prevenir toda fibrosis y contribuir a la curación sin secuelas. En los hematomas antiguos, organizados y calcificados, no somos tan partidarios del tratamiento quirúrgico. Las lesiones están ya constituídas, y la exéresis completa de la masa fibro calcárea, mediante una operación amplia, realizada en una zona -379- BOLEl'ÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY cicatrizal, con grandes adherencias, tiene el riesgo de aumentar las lesiones, anulando o mutilando un mayor número. de seg mentos musculares y sus filetes nerviosos. Creemos que en los hematomas antiguos, pequeños, puede comenzarse efectuando un tratamiento expectante, de acuerdo tl criterio general ambiente, que preconiza la radioterapia y la kinesiterapia focal. Sók en caso de persistencia de trastornos funcionales importantes. se recurrirá a la cirugía. En los hematomas. antiguos, voluminosos, con trastornos funcionales importantes,, hay que rncurrir al tratamiento qui rúrgico. Pero la operación debe respectar al máximo los múscu ios, sin pretender resecar ,en masa la tumoración fibro-calcárea. Se comenzará por extirpar la parte central de la masa, para luego completar la exéresis por fragmentación, yendo del centro a la superficie, e interrumpiendo la resección apenas se llegue al contacto de las fibras musculares. Conclusiones: 1) En esta nota previa, describimos los hematomas pro: fundos del muslo, que se producen en los espacios celulosos que hemos anteriormente . descripto. Hemos visto estos hematomas en los espacios subcuadricipitales (sub-crural, sµb-vasto-interno y sub-cuadricipital inferior-). 2) Estos hematomas producen un cuadro clínico bastante característico con febrícula, intenso dolor local, impotencia fun cional, parcial_ o total, deformación del muslo, tumefacción pro funda, dolorosa a la presión, sin fluctuación, con discreto calor local, sin alteración de los planos superficiales, con la rodilla en extensión, con gran limitación de la flexión, aún en los movi mientos pasivos, que produce dolor a distancia a nivel de la tu moración. 3) Es frecuente la hidartrosis de rodilla, secundaria, reac ciona!, sin lesiones en la articulación. 4) En los hematomas importantes recientes, somos parti darios de su .evacuación quirúrgica precoz, mediante un amplio abordaje que respete la anatomía de la región, seguido del levan tamiento precoz y más tarde del tratamiento fisioterápico com plementario. -380- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY 5) En los hematomas antiguos. organizados y calcificados, pequeños, somos partidarios de comenzar por el tratamiento mé dico, con radioterapia y kinesiterapia local, y recurir en última instancia a la cirugía. Si estos hematomas antiguos son volumi nosos, la exéresis quirúrgica se har' con gran cuidado y por fragmentación, respetando al máximo los músculos y sus nervios. Dr. Chifflet. - La comunicación del Dr. Palma da un fin a un pro blema que a veces es confuso, dentro de la clínica quirúrgica, que es el que se refier a los hematomas, hematomas de miembros en general. Los casos que presenta .el Dr. Palma corresponden a hemitomas de• ws espacios celulosas profundos del muslo, y llega a una conclusión que indudablemente por su -xperiencia y por el sentido común, nos lleva a acompañarlo en las indicaciones operatorias en estos casos. Deseaba hacer algunas consideraciones respecto a una entidad que se observa en algunas circunstancias, dentro de los campos de fútbol y es la contusión con hematomas, no por rotura de los vasos en los espa cios intersticiales, sino por rotura muscular, y a ese respecto quería recordar un hecho muy frecuente dentro del ambiente deportivo, y es el de que la resolución de qu.e un jugador siga o no siga jugando, después de haber recibido un accidente está basado únicamente en el grado de impotencia que presenta. Con .el uso de la inyección de novocaína difun dida en gran escala, hasta la usa el enfermero, el masajista, que hacen al jugador sacándolo a la cancha, la inyección calma el dolor y los rein tegran al fútbol y es la causa de grandes desastres, no sólo desde el punto de vista de los trastornos articulares, .sino de los trastornos muscu lares. Los trastornos articulares que resultan de una articulación inva lida pero no dolorosa, haciendo que. el jugador vuelva, son a veces muy grandes en lo que se refiere al plano muscular; el asunto es de más importancia todavía y está demostrado que la contusión muscular no pro voca rotura del músculo sano; la rotura del músculo resulta de modi ficaciones en el segundo .traumatismo o elongación, que son suficientes para destruirlo y provocar un grueso hematoma cuya topografía_ no res ponde a espacios celufosos sino a la vaina del músculo correspondiente. Digo esto para insistir en que las partes intermediarias de los miembros, es decir, los factores musculares en los deportes son los que deben ser cuidados con todo respeto, tanto mayor de lo que se cuida habi tualmente las articulaciones. Las lesiones pueden ser de los vasos, dando hematomas en los espa cios intersticiales y pueden ser en los musculares, y que .en los músculos tiene. la característica de hacerse en dos tiempos. Como en los casos de los hematomas, en las vainas muscular.es, dentro de las logias musculares, creemos que la conducta operatoria es tal vez más indicada en los casos de hematomas de los espacios intersticiales. -:181- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY Nosotros vamos a traer como colaboración a esta comunicación del Dr. Palma, una observación de contusión de región glútea por rotura muscular en dos tiempos, que tuvimos oportunidad de hacerle·.ma inyec ción de lipiodol y aire, y entonces se ve debajo de la vaina del glúteo medio, de frente y perfil en forma completa. Creemos que ese enfermo fué víctima de un accidente por recibir una contusión después de haber tenido una contusión plena. Decía estas palabras en apoyo de la opinión del Dr. Palma, que estos simples hematomas del muslo pueden tratarse con gran preocupación del cirujano y que el tratamiento debe ser predomi nantemente quirúrgico. Dr. rat. - El Dr. Palma nos ha presentado una comunicación que en el primer momento nos ha sorprendido, orque en vez de tratar o con siderar una lesión primaria y fundamental como es la rotura muscular, se refiere a un síntoma, un síntoma o un signo, y es así_ que ahora nos presenta una comunicación sobre hematomas de los planós profundos del muslo, como la vez pasada rios presentó la com;unicación de abscesos del muslo. Es sumamente interesante la comunicación que hoy nos ha pre sentado el Dr. Palma; la única observación quele haría es que es una lástima que con la preparación y sobre todo la orientación que ti,ene el Dr. Palma del estudio vascular por medio de los métodos de contraste o arteriografía, no haya ahondado un poco más en el problema y haya tra tado de averiguar si estos cas·os no correspondían a una hemorragia pri mitiva de los vasos; de los vasos principales_del miimbro, o de los vasos del muslo, es decir; si no eran roturas o lesiones musculares traumáticas o miositis y aunque consideramos muy difícil llegar a· un diagnóstico preciso de estos casos, p.ero es posible que ahondando el estudio clínico, haciendo una semiología perfecta, sobre todo la .exploración con la arte riografía, quizás hubiera sido posible precisar algunas de estas lesiones y entonces se habría podido también precisar la terapéutica. Eso es lo que concierne al tema ·de esta comunicación, que indudablemente es .difícil y complejo; pe-ro en la que nos presentó la vez pasada y perdone señor Presidente que me ocupe de esto inoportunamente, lo hago porque en es. sesión tuve que retirarme de inmediato de leída la comunicación y no pude hacer- las consideraciones que pensaba hacer en una presentación tan im portante de los abscesos del muslo, que la mayor parte de ellos eran de etiopatogenia osteomielítica y el problema está encarado como simple abs ceso. Creo que lo fundamental en estos casos, más que el absceso, es la lesión primitiva, .es la osteomielitis; lo que hay que tratar y considerar fundamentalmente es la lesión que originó el absceso. Considero que con viene volver sobre la comunicación que ha presentado el Dr. Palma, y .en tonces invitaríamos a nuestros colegas de niños para que hiciéramos una sesión conjunta en el sentido de estudiar la .evolución de la osteomielitis, sobre todo las tratadas por la penicilina, la estreptomicina y todos los otros antibióticos y comprobar los resultados de esta terapéutica; cuál es el porvenir, cuál es la evolución de estos casos, que evidentemente se salvan todos o casi todos, pero que pueden presentar una secuela como la osteo- -382- BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY mielitis crónica que la encontramos a menudo en nuestras clínicas de adul tos, y será el caso de hilar muy fino y estudiar a fondo el problema, para investigar y saber si los antibióticos bastan para tratar estas lesiones iniciales de osteomielitis, 1 o por el contrario, hay que actuar más direc tamente sobre el hueso infectado, realizando operaciones más importan tes. Creo que constituye esto un problema sumamente interesante y que ' ' \ 1 si hubiera tiempo hasta el final de las sesiones de la Sociedad de Cirugía, quizás se pudie;a establecer y realizar esa S)sión, es decir, ponernos de ,tcuerdo con los· cirujanos de niños y tratar de comentar el tratamiento de la ostiomelitis aguda que creo que será muy importante para el por venir de la cirugía de la osteomielitis. Dr. Pal,a. - Agradezco al Prof. Chifflet y al Prof. Prat, que con su· versación se han ocupado de esta modesta comunicación . . concuerdo enteramente con lo que ha manifestado el Dr. Chifflet. Los hematomas que hemos p·resentado no estaban en la vaina, de ningún músculo. Ellos se encontraban en los amplios espacios celulosas profundos, sub-cuadricipitales del muslo ... Dr. Chifflet. - Es así como yo decía. Dr. Palma. - Esos espacios son grand.es, con tejido celulosa y han sido distendidos por la colección sanguínea. Se pueden rec'onocer estos espacios en cualquier acto quirúrgico. Concordamos con el Prof. Chifflet. El Prof. Prat plantea una serie de cosas interesantes .. En primer lugar considera que hemos planteado un síntoma, en vez de la enfer medad. En esto no estamos de acuerdo con el Prof. Prat. En la comu nicación d.ecíamos que estos hematomas pueden ser producidos por rotura muscular o por rotura vascular. En nuestros casos la observación de los músculos demostró que no había rotura muscular, lo cual no quiere decir que en otro caso no pueda producirse. Los casos _que estudiamos eran por rotura vascular preferentemente; fué necesario disociar, incindir los músculos para encontrar los hema tomas colectados en los espacios pre-formados, pre-existentes profundos de muslo, que se ven en todos los seres humanos. El hematoma era lo central, constituía una verdadera entidad clí nica, cuya etio-patogenia pudo ser una rotura muscular o vascular, o ambas cosas · a la vez, pero que tenía entidad suficiente, anatómica y clínica, por las características que hemos señalado, para constituir el elemento dominante. Las runttÚ;as musculares del muslo han sido descriptas, pero no los hematomas puros. El cuadro clínico y la evolución son diferentes y tam bién el tratamiento. La evacuación quirúrgica, completada con la hemostasis de los vasos que sangran, el cierre por primera y la movilización precoz, dan un ex celente resultado. Muy diferente es el resultado cuando se los trata médicamente, de jándolos evoludonar. BOLETÍN DE LA SOCIEDAD DE CIRUGÍA DEL URUGUAY Vamos a mostrarles los dos tipos de enfermos. Este es uno de los pacientes que fué evacua.do a los seis días del tratamiento expectante; el resultado es .excelente y está completamente reintegrado a• 1a norma lidad. "Muestre su lesión". Ustedes ven un cuadrfceps poderoso; ahí está la incisión externa; la rodilla se dobla sin ninguna dificultad; el restable cimiento anatómico y funcional .es total. El otro enfermo que hemos tra!do como comparación tiene una enorme tumefacción y una impotencia funcional muy grande, comparada con la del otro lado; su rodilla no se flexiona más de 8 O grados y pasi vamente hasta los 9 O grados; su actividad física está completamente limitada. En lo que se refiere a la arteriografí:;, creemos que ella tiene gran des indicaciones. En nuestra experiencia, hasta el momento, la arterio grafía nos ha mostrado sólo las lesiones de arterias fundamentales, gran des troncos y arterias de 1 • y 2" orden, pero de ninguna manera las de las arteriolas. Las arterias sub-cuadricipitales son pequeñas, y no sólo pequeñas, sino que el hematoma las colapsa. Llega el momento en que el hematoma tiene tanta tensión, que deja de aumentar de volumen. No creemos que la arteriografía pueda darnos datos .en estos casos, en los cuales no' hay lesiones de las arterias importantes, y hemos encontrado normales los pulsos femorales, poplíteos, pedios, etc. Como sugestión de conducta, tendremos en cuenta la arteriografía cuando se nos presente la oportunidad. En lo que se refier.e al comentario de nuestra anterior comunicación sobre los flemones del muslo, creo que su lectura rápida hizo. que no se comprendiera bien el total de la comunicación. Decíamos que el flemón del muslo puede ser posible por una serie de causas; la más frecuente es la osteomielitis, pero los hay por hematomas . supurados, por septi cemias, por punciones contaminantes, hay flemones del muslo en los abs cesos por trementina, en las ·miositis supuradas, etc. Además en lo que se refiere a la osteomielitis, hacíamos notar que hay dos tipos de fle mones; aquellos consecutivos a osteomielitis netas, en que las lesiones de osteomielitis son fundamentales y el flemón es accesorio; y otros tipos de flemones en que las lesiones óseas son sólo periostitis que pasan a me nudo inadvertidas, aún en manos de p.ersonas experimentadas y hasta de radiólogos, y el flemón ocupa el primer plano. En estos casos, el acto quirúrgico consistió sólo en evacuar el flemón, sin efectuar ninguna tre panación ósea, ni curetaje, permitiendo la curación· definitiva del proceso. El flemón de muslo es a nuestro juicio una entidad que debe sei' conocida. Se han descripto los flemones de la mano, que todo el mundo acepta, y son producidos por panadizos, por heridas, osteítis, sinovitis supu radas, etc. Consideramos que así como hay una patología de los flemones de la mano, existe también la de los flemones del muslo. -34- . IMG_20191227_0001IMG_20191227_0002 IMG_20191227_0003 IMG_20191227_0004 IMG_20191227_0005 IMG_20191227_0006 IMG_20191227_0007 IMG_20191227_0008 IMG_20191227_0009 IMG_20191227_0010 IMG_20191227_0011 IMG_20191227_0012 IMG_20191227_0013 IMG_20191227_0014 IMG_20191227_0015
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