Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
¿QUÉ ES? La polimiositis es parte de un grupo de enferme- dades musculares conocidas como miopatías infla- matorias idiopáticas, que se caracterizan por infla- mación muscular crónica y debilidad muscular. La polimiositis y la dermatomiositis, las dos principales enfermedades dentro de las miopatías, se diferen- cian por las manifestaciones cutáneas, que solo se dan en el segundo caso. ¿A QUIÉN AFECTA? Comúnmente, afecta a adultos entre 30 y 60 años. Es más frecuente en los afroamericanos que en los caucásicos, y las mujeres se ven afectadas más a me- nudo que los hombres. ¿ES FRECUENTE? La polimiositis es una enfermedad inflamatoria poco frecuente. Se estima que afecta a 7 personas por cada 100.000 habitantes. Más de 3.200 perso- nas podrían padecer polimiositis en España. ¿CÓMO Y POR QUÉ SE PRODUCE? Si bien no se conoce la causa exacta de la polimio- sitis, la enfermedad comparte muchas característi- cas con trastornos autoinmunitarios, en los que el sistema inmunitario ataca por error los tejidos del propio cuerpo. Por este motivo, el riesgo de pade- cer polimiositis en una misma persona es mayor si coincide con lupus, artritis reumatoide, escleroder- mia o el síndrome de Sjögren. A veces la polimiositis se asocia con infecciones vi- rales o cáncer. ¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCE? La polimiositis es una enfermedad sistémica. Esto significa que afecta a todo el cuerpo. La debilidad muscular y la alteración de la sensibilidad pueden ser los primeros síntomas y aparecer gradualmen- te, a lo largo de semanas o meses. La debilidad muscular afecta los músculos más cer- canos al tronco, como los de la cadera, los muslos, los hombros, la parte superior de los brazos y el cuello. La pérdida de fuerza afecta de manera simé- trica a ambos lados del cuerpo. Puede dificultar la capacidad para subir escaleras, movilizarse después de estar sentado, levantar objetos o alcanzar luga- res que estén por encima de la cabeza. La persona afectada también puede experimentar fatiga, fiebre, dolores articulares, pérdida de apetito y peso. Entre las posibles complicaciones asociadas a la po- limiositis se encuentran: 1 • Disfagia (dificultad para tragar): si los músculos del esófago están afectados, es posible que haya problemas al tragar, que, a su vez, puede causar pérdida de peso y desnutrición. • Neumonía por aspiración: la dificultad para tragar también puede hacer que se aspiren alimentos o líquidos, como la sa- liva, y que estos ingresen a los pulmones (aspiración), lo cual puede derivar en una neumonía. • Problemas respiratorios: si los músculos del pecho están afectados por la enferme- dad, es posible que haya problemas respi- ratorios, como falta de aire o, en casos más graves, insuficiencia respiratoria. 2 ¿CÓMO SE DIAGNOSTICA? Se puede realizar el diagnóstico con la exploración física y con los datos de las siguientes pruebas com- plementarias: ¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO? Si bien la polimiositis no tiene cura, el tratamiento puede mejorar la fuerza y función muscular. Cuan- to antes se diagnostique y se trate la enfermedad menos complicaciones surgirán. 1.TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Los medicamentos usados más comúnmente para tratar la polimiositis son los siguientes: • Análisis de sangre: un análisis de san- gre permitirá detectar niveles elevados de enzimas musculares (creatininfosfoquinasa [CPK] y aldolasa), lo que puede indicar un daño muscular. Además, puede detectar autoanticuerpos específicos asociados con los diferentes síntomas de la polimiositis, elevación de reactantes de fase aguda y alteración de las enzimas del hígado (tran- saminasas). • Electromiografía: esta prueba consiste en insertar un electrodo de aguja fina a través de la piel en el músculo. La actividad eléctrica se mide según se relaja o se tensa el músculo, y los cambios en el patrón de la actividad eléctrica pueden confirmar si existe una enfermedad muscular. • Resonancia magnética: mediante prue- bas de imagen se puede evaluar la inflama- ción en un grupo muscular determinado. • Biopsia de tejido muscular: durante esta prueba, se extrae quirúrgicamente una muestra de tejido muscular para su análisis en el laboratorio. Los análisis pue- den revelar anormalidades, como inflama- ción, daños, ciertas proteínas o deficiencias enzimáticas. • ECG, radiografía de tórax, pruebas de función respiratoria: para detectar altera- ciones a nivel del músculo cardiaco o del pulmón. • Manometría esofágica: interesa descar- tar afectación esofágica para comprobar que no hay riesgo de disfagia. • Corticoesteroides: pueden ser muy efectivos para controlar la inflamación que se produce a nivel muscular, se puede ob- servar una respuesta completa y estable a las 4-6 semanas de inicio del tratamiento. No obstante, el uso prolongado de este medicamento puede tener efectos secun- darios. • Fármacos ahorradores de corticoeste- roides: son medicamentos para inhibir el sistema inmunitario y para reemplazar a los corticosteroides. Los medicamentos más frecuentemente usados para tratar la po- limiositis son la azatioprina, el metotrexato y el micofenolato mofetilo. Otros medica- mentos a valorar como alternativas sería la ciclosporina y el tacrólimus. • Rituximab: se puede emplear tratamien- to biológico si las terapias iniciales no logran controlar de forma adecuada los síntomas de la polimiositis. •Inmunoglobulina intravenosa (IgIV): es un producto sanguíneo purificado que contiene anticuerpos saludables de miles de donantes de sangre. Estos anticuerpos saludables pueden bloquear los anticuer- pos dañinos que atacan a los músculos en la polimiositis. 3 2. TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO ¿CÓMO EVOLUCIONA? La respuesta al tratamiento varía según las compli- caciones asociadas. Un grupo reducido de personas se recuperan de esta enfermedad y no necesitan tratamiento continuo, pero estarán en riesgo de una recurrencia de los síntomas. Sin embargo, en la mayoría de los casos son necesarios los medica- mentos inmunodepresores para controlar la enfer- medad de manera casi crónica. Aunque siempre se intentará que sea la menor dosis posible de trata- miento. • Fisioterapia: son beneficiosos ejercicios para mantener y mejorar tanto la fuerza como la flexibilidad, intentando así no per- der autonomía de movimiento. • Terapia del habla: si la polimiositis de- bilita los músculos que intervienen en la acción de tragar, la terapia del habla puede ayudar a aprender cómo compensar esos cambios. • Evaluación de la nutrición: a medida que avance la polimiositis, masticar y tra- gar pueden tornarse más difícil. Una dieta variada ayudará a mantener un peso y una nutrición adecuados. Editado en 2021
Compartir