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12Estrategias y herramientas de promoción de la salud Salomé Basurto Hoyuelos e Itziar Vergara Micheltorena CONTENIDOS DEL CAPÍTULO Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214 Concepto de promoción de la salud; determinantes de la salud y su relación con las herramientas para la promoción de la salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 214 Una visión compleja de la promoción para la salud . . 214 Definición de promoción de la salud . . . . . . . . . . . . . . 214 Papel de la OMS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215 Capacitación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216 Estrategias de promoción de la salud . . . . . . . . . . . . . 216 Políticas de salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216 Políticas de salud, no sólo políticas sanitarias . . . . . . 218 Evaluación del impacto en salud (EIS) . . . . . . . . . . . . . 218 Promoción de la salud basada en ámbitos . . . . . . . . . . . 218 Ámbito comunitario: promoción de la salud basada en la comunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219 Ámbito escolar: las escuelas promotoras de salud . . 219 Educación para la salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219 ¿Qué es la EPS? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219 Claves para una EPS eficaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220 Educación para la salud a grupos . . . . . . . . . . . . . . . . 220 Rol de los profesionales sanitarios en promoción de la salud y EPS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221 Estilos de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222 Cambios sociales y estilos de vida . . . . . . . . . . . . . . . 222 Algunos datos sobre la situación al respecto en nuestro país . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223 Promoción de la salud y utilización de los servicios y recursos sanitarios . . . . . . . . . . . . . . . . 224 Hiperconsumo sanitario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224 Hacia la búsqueda del equilibrio en intervencionismo sanitario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 226 Promoción de la salud y ética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227 © 2011. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad N Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizaci CLAVES PARA EL APRENDIZAJE • La promoción de la salud constituye un proceso político y social global que abarca acciones dirigidas a modificar las condiciones sociales, ambientales y económicas con el fin de mitigar su impacto en la salud pública e individual. • Las estrategias de promoción de la salud que hay que utilizar deben incidir sobre el máximo de sectores y ámbitos que condicionan las situaciones susceptibles de intervención y deben ser planificadas y desarrolladas por profesionales de diferentes disciplinas. • Se definen dos grandes grupos de estrategias; por un lado, las estrategias dirigidas a la generación de políticas que aborden las circunstancias físicas, sociales y culturales, y por otro, las dirigidas a facilitar la capacitación de las personas, las comunidades y las instituciones. • La educación para la salud consiste en acercar a las personas oportunidades de aprendizaje dirigidas a conocer los factores que condicionan su salud y la de su comunidad y capacitarse para elegir las mejores opciones, entendiendo por éstas la adopción de estilos de vida saludables dentro de un marco de libertad. • La educación para la salud conlleva establecer un proceso relacional con las personas, familias o grupos, lo que lleva implícito el desarrollo de competencia en comunicación. • Los estilos de vida influyen sobre el estado de salud y en el desarrollo de enfermedades, y pueden ser modificados incidiendo en sus factores predisponentes a través de la promoción de la salud. • La evaluación es una tarea fundamental que debe llevarse a cabo en el desarrollo y la aplicación de estrategias de promoción de la salud aunque resulte difícil por su naturaleza multidisciplinaria y por la multicausalidad de los resultados medidos. Evaluación de la promoción de la salud . . . . . . . . . . . . . . 228 ¿Cómo evaluar la promoción de la salud? . . . . . . . . . 229 Fases de la evaluación de programas de promoción de la salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 230 acional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ón. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria Introducción La promoción de la salud se ocupa del abordaje de los deter- minantes sociales, ambientales y personales de la salud mediante una serie de herramientas y estrategias entre las que destacan, por su importancia y efectividad, el desarrollo de políticas relacionadas con la salud y la educación para la salud (EPS). La política relacionada con la salud permite incidir directamente en los determinantes de la salud, en su sentido más amplio, y modificarlos para crear las condiciones favora- bles para una vida en salud. Por otra parte, la EPS facilita la capacitación individual, familiar y colectiva que permite a los individuos y a las comunidades conocerse, conocer los facto- res que inciden en su salud y participar así en la mejora de las condiciones en las que viven. Las intervenciones en promoción para la salud van acompañadas necesariamente de considera- ciones éticas como la equidad, la libertad, la responsabilidad y otras, que iluminen la toma de decisiones convenientes. En este capítulo se aborda también la relevancia de la evaluación de la promoción de la salud. La promoción de la salud, para ser desarrollada de forma integral, precisa de una doble perspectiva: por un lado, requiere que los profesionales y los responsables del ámbito sanitario generen políticas e intervenciones que aborden los determinan- tes de la salud en su sentido más amplio; por otro lado, permite a las personas y las comunidades conocer el medio en el que desarrollan su vida y capacitarlas para que puedan tomar parte activa en la transformación y mejora de su ámbito vital (The Evidence of Health Promotion Effectiveness, 2000). Concepto de promoción de la salud; determinantes de la salud y su relación con las herramientas para la promoción de la salud Una visión compleja de la promoción de la salud Desde una perspectiva biomédica tradicional y simplificada, algunos de los principales problemas de salud pública del momento actual, como la elevada prevalencia de las patologías crónicas (cáncer, diabetes, patología cardiovascular, entre otras), se atribuyen a comportamientos individuales denominados «de riesgo», como la dieta poco saludable, la falta de ejercicio físico o el consumo de alcohol o tabaco. Esta interpretación, además de ser simplista, esconde severas implicaciones en la práctica de la salud pública en general y de la promoción de la salud en particular, ya que colocan la responsabilidad de estos y otros problemas de salud en los individuos exclusivamente, ignorando la importancia de los determinantes sociales y ambientales de la salud y, por tanto, la necesidad de los abordajes globales e inter- sectoriales de dichos problemas de saludpública. La promoción de la salud, como cuerpo de conocimiento, lleva años luchando contra esta concepción simplista de la salud y apoyando una visión más compleja de los factores que 214 Descargado de ClinicalKey.es desde Universi Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin aut determinan la salud y el bienestar. En los últimos años se ha prestado especial atención a la importancia de los factores ambientales como determinantes de la salud. Al citar el medio ambiente, se hace referencia no sólo al medio ambiente físico, sino también a los aspectos psicosociales y, de forma muy relevante, a los factores socioeconómicos como determinantes fundamentales de la salud (Marmot, 2008). Reconocer la importancia de los factores socioeconómicos sustituye el enfoque centrado en los comportamientos indivi- duales hacia otro más centrado en la generación de condiciones de vida que apoyen la salud y refuercen los comportamientos positivos relacionados con la misma (Catford, 2004). Esta perspectiva más amplia de la promoción de la salud implica la aceptación de la responsabilidad de las instituciones en el abordaje de los determinantes de la salud (Green y Tones, 2010). De este modo, la promoción de la salud pasa de ser un problema individual a ser un tema de responsabilidad social. Asumir este marco complejo del proceso salud-enfermedad determina que las estrategias de salud pública, en general, y de promoción de la salud, en particular, hayan de ser, asimismo, complejas y multisectoriales. Definición de promoción de la salud Aunque con anterioridad se empleara de forma genérica el término «promoción de la salud», es durante la década de los setenta cuando comienza a aplicarse de forma sistemática a un concepto, una disciplina y, consecuentemente, a una pro- fesión. La promoción de la salud surge como respuesta a la necesidad de abordar los determinantes que van más allá de los comportamientos individuales, ocupándose, por tanto, de abordar los determinantes sociales y ambientales de la salud mediante algunas herramientas que podrían resumirse en la siguiente fórmula: Por una parte, la EPS, en su sentido más amplio, es una potente herramienta de capacitación individual, familiar y colectiva que permite a los individuos y a las comunidades conocer el medio en el que desarrollan sus vidas y participar en la mejora de las condiciones en las que se desenvuelven. Por otra parte, la política sanitaria y no sanitaria es la herramienta que permite a los representantes elegidos por la ciudadanía incidir directamente en los determinantes de la salud, en su sentido más amplio, y modificarlos. Las intervenciones de promoción de la salud pueden ir dirigidas a mejorar la competencia de las personas en mate- ria de salud (estilos de vida), así como a modificar positiva- mente los entornos y la sociedad en la que viven (entornos saludables). Por tanto, la promoción para la salud supone un Promoción de la salud = educación para la salud × política sanitaria (Green y Tones, 2010) dad Nacional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. orización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas de promoción de la salud C a p í t u l o 1 2 © E LS E V IE R . F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el it o. Figura 12.1 • Estrategias para la promoción de la salud. Modificada de Green y tones, 2010. marco de actuación que tiene en cuenta la elaboración de políticas públicas saludables, la creación de ambientes favo- recedores de salud, el desarrollo de habilidades personales, el refuerzo de la acción comunitaria y la reorientación de los servicios hacia la salud (Colomer y Álvarez-Dardet, 2006). Así cumple con el doble objetivo de la EPS en las dimensio- nes comunitaria e individual y tiene una efectividad probada en los distintos contextos socioculturales donde se ha aplicado (Salvador et al., 2008; Sánchez et al., 2008) (fig. 12.1). El papel de los profesionales sanitarios en esta tarea es determinante y muy amplio. Por un lado, los profesionales de salud pública tienen, entre sus tareas directas, la responsabi- lidad de desarrollar intervenciones de promoción de la salud en el ámbito competencial que les corresponda y, además, par- ticipan activamente en el desarrollo de políticas relacionadas con la salud, tanto en su desarrollo como en su evaluación. Por otro lado, los profesionales de los servicios de salud, médicos y enfermeras, también se ocupan de la promoción de la salud en dos áreas principales. Son los principales responsables de la promoción de la salud en el escenario del abordaje individual y son también agentes fundamentales en el desarrollo del abor- daje comunitario de la promoción de la salud y en la capacita- ción de los individuos y las comunidades. «La promoción de la salud constituye un proceso político y social global que abarca (…) acciones dirigidas a modificar las condiciones sociales, ambientales y económicas, con el fin de mitigar su impacto en la salud pública e individual.» Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud, OMS, Ginebra, 1986. Royal Society for Public Health. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Na Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizaci Papel de la OMS La Organización Mundial de la Salud (OMS), en sucesivas conferencias, ha ido definiendo el marco conceptual de la promoción de la salud. La primera conferencia inter- nacional en promoción de la salud se celebró en Otawa en 1986 (Carta de Ottawa, OMS, 1986). En esta conferencia se definió el primer documento de promoción de la salud, que ha servido de referencia hasta nuestros días. La Carta de Ottawa supuso el cambio de paradigma desde el abordaje individual de la promoción de la salud al de los determinan- tes de la salud. Esta declaración definía tres estrategias principales para promocionar la salud: generar liderazgo para el desarrollo de acciones favorables para la salud; facilitar la creación de ambientes que apoyen la salud y proporcionar información para que las personas puedan tomar las decisiones más adecua- das para su salud y mediar entre distintos grupos para avanzar hacia la salud. Además, propuso cinco áreas de acción principales que han constituido el eje del desarrollo de la promoción de la salud, entendida desde su perspectiva más amplia: • Construir políticas públicas saludables. • Crear ambientes que apoyen la salud. • Reforzar la acción comunitaria. • Desarrollar las habilidades personales. • Reorientar los servicios de salud. La segunda conferencia en promoción de la salud, que se celebró en Adelaida en 1988, se centró en las políticas sanita- rias como medio de desarrollar ambientes favorables a la salud que acabarían por hacer de la opción saludable, la más senci- lla. La siguiente conferencia, celebrada en Sundsvall, en 1991, reconoció la importancia del ambiente social y la influencia de las normas y de la cultura en el comportamiento. 215 cional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ón. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria La cuarta conferencia se celebró en Jakarta (Declaración de Yakarta, 1997) y trataba de definir los principios de la promo- ción de la salud en el siglo xxi. Esta declaración entendía la salud como un derecho y también como un instrumento para el desarrollo social y económico y sus principios fueron reco- gidos en la resolución de la OMS sobre promoción de la salud en mayo de 1998. La quinta conferencia global en promoción de la salud, celebrada en 2000 en México, se centró en reducir la brecha de la desigualdad social. Finalmente, en la Conferencia de Bangkok, celebrada en 2005, se definieron cuatro compromisos clave para la promo- ción de la salud: • Ha de ser prioritaria en la agenda de desarrollo global. • Ha de ser una responsabilidad central para todos losgobiernos. • Ha de ser un objetivo para las comunidades y la sociedad civil. • Es un requisito indispensable para las empresas y las corporaciones. La principal aportación de la Conferencia de Bangkok fue la importancia otorgada a los ámbitos locales y comunitarios como escenario ideal para el abordaje de los determinantes de la salud. Gestionar los retos y las oportunidades de la glo- balización en los niveles global, nacional y local requiere el máximo nivel de colaboración y compromiso intersectorial de modo que se pueda garantizar que los beneficios de la globali- zación, en lo que a la salud de la población se refiere, se maxi- micen y los riesgos y perjuicios sean minimizados y mitigados (De Leeuw, 2006). Capacitación El término inglés empowerment no cuenta con una traduc- ción satisfactoria en nuestro idioma; puede traducirse, en lo que a promoción de la salud se refiere, como la oportu- nidad de tomar decisiones de forma capaz y genuinamente libre. Por este motivo, para este capítulo emplearemos el concepto capacitación como mejor aproximación a dicho término. Este concepto se ha convertido en un elemento central en la teoría de la promoción de la salud en los últimos años. La capacitación es el desarrollo de habilidades, estructuras, recursos y compromiso para la mejora de la salud (Hawe, 1997). • Construir políticas públicas saludables. • Crear ambientes que apoyen la salud. • Reforzar la acción comunitaria. • Desarrollar las habilidades personales. • Reorientar los servicios de salud. 216 Descargado de ClinicalKey.es desde Universi Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin aut La capacitación se ha venido en llamar el trabajo invisible de la promoción de la salud (Nutbean, 2004) y es fundamen- tal para individuos, comunidades e instituciones, ya que crea las condiciones necesarias para potenciar la auténtica toma de decisiones y la oportunidad de intervenir sobre los determi- nantes de la salud. En el caso de los individuos y las comunida- des, resulta reveladora la afirmación de que «(…) no responder a las necesidades básicas de autonomía, capacitación y libertad es una potente causa de enfermedad» (Wilkinson, 2003). En el caso de las instituciones y, específicamente, en aque- llas con responsabilidad en la promoción de la salud, la capaci- tación es clave. No basta con que estas instituciones dispongan de personal técnica y teóricamente competente para el abor- daje de los determinantes de la salud, sino que han de ser capaces, además, de afectar al medio en el que desarrollan su trabajo. Para conseguirlo, deben estar capacitadas desde el punto de vista informativo, financiero, así como en lo que a sus relaciones y políticas se refiere (Catford, 2006). Estrategias de promoción de la salud La promoción de la salud es un concepto complejo en el que se ponen en relación factores individuales, ambientales y sociales con el fin de lograr mejorar el estado de salud y bienestar de la población. Las estrategias que permiten hacer efectivo este abordaje habrán de ser, lógicamente, complejas y multidiscipli- narias, tal y como se ha señalado previamente y se desarrolla de forma específica en otras partes de este libro. Se pueden consi- derar dos grandes grupos de estrategias; por un lado, las dirigi- das a la generación de políticas que aborden las circunstancias físicas, sociales y culturales, y por otro lado, las dirigidas a facili- tar la capacitación de las personas, comunidades e instituciones para que puedan realizar estrategias participativas de desarro- llo comunitario (Handsley, 2007), marketing social (Lefebvre, 1992), desarrollo de redes sociales y abogacía, todas ellas dirigi- das a la modificación de los determinantes de la salud. En la figura 12.1 se presenta un esquema que trata de reco- ger las principales estrategias que integran este modelo de pro- moción de la salud. La promoción de la salud es, por tanto, una disciplina con su propia ideología y un cuerpo de teorías y modelos que la convierten en un campo de estudio definido. La promoción de la salud no se basa en campañas y en folletos informativos. Por contra, se fundamenta en la utilización de las políticas sanitarias y no sanitarias como herramientas de mejora de las condiciones en las que las personas desarrollan su vida y en la capacitación de las mismas, sus comunidades y las instituciones relacionadas, para que puedan tomar parte activa del proceso de mejora de su medio vital y en el abordaje de los determinantes de la salud. Políticas de salud Políticas de salud, no sólo políticas sanitarias La principal aportación de la promoción de la salud ha sido centrarse en los determinantes socioambientales de la salud, dad Nacional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. orización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas de promoción de la salud C a p í t u l o 1 2 © E LS E V IE R . F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el it o. Figura 12.2 • El proceso de desarrollo de políticas de salud. más que en los comportamientos individuales. Desde este punto de vista, las políticas de salud pueden entenderse como el instrumento que permite la creación de ambien- tes saludables que permitan a las personas desarrollar vidas sanas. En el siglo xxi se ha producido un nuevo reto para la salud pública y la promoción de la salud con el recono- cimiento de la importancia de los determinantes sociales de la salud (Marmot, 2008). Esta nueva visión ha generado un paradigma complejo en el que la salud poblacional está determinada por una red de factores relacionados entre sí, en la que los determinantes socioeconómicos se consideran como las causas de las causas (Marmot, 2008). Consecuen- temente, la respuesta desde las políticas de salud deberá dis- poner de un grado semejante de complejidad para abordar la realidad en toda su amplitud. La OMS, desde la Declaración de Ottawa y en todas las posteriores relacionadas con la promoción de la salud, ha señalado la importancia de las políticas de salud. Resul- tan especialmente destacables los aspectos recogidos en la conferencia de promoción de la salud celebrada en México (Mexico City Declaration, 2000). En ella se recogía la nece- sidad de «trabajar con los sistemas y estructuras existentes para asegurar políticas saludables, adecuada financiación y facilitación de las infraestructuras necesarias para la promo- ción de la salud». Los principales aspectos señalados por la OMS en relación con la importancia de la política como herramienta de promo- ción de la salud son: • La importancia de la política sanitaria para la promoción de la salud en todos los niveles: local, nacional e internacional. • La relación entre las políticas y el medio ambiente saludable y favorecedor de la salud. • La perspectiva multisectorial de la promoción de la salud. • La necesidad de la participación pública. • La responsabilidad de los gobiernos y su obligación de considerar la salud al desarrollar políticas públicas en todos los ámbitos, locales, nacionales e internacionales. Los términos «políticas sanitarias» y «políticas saludables» se emplean con frecuencia, pero son difíciles de definir. Para los efectos de este capítulo emplearemos el término «políticas de salud» para referirnos a iniciativas relaciona- das con la actividad gubernamental, tanto legislativa como planificadora y programática, en niveles internacionales, estatales, autonómicos y locales. Por tanto, nos estamos refiriendo al papel de los gobiernos y las autoridades en el desarrollo de las condiciones que apoyen la salud, lo que incluye un amplio rango de intervenciones que tienen la capacidad de incidir sobre los determinantes de la salud y no son, por tanto, las políticas directamente relacionadas con la gestión sanitaria o la provisión de servicios de salud. Estarían incluidas en nuestro análisis desde las políticas de urbanismo quedeterminan la movilidad en las ciudades y las posibilidades de caminar hasta el colegio o lugar de trabajo, hasta las políticas agrícolas que favorecen el acceso a alimentos frescos de producción local o que regulan los excedentes de grasa de la industria láctea, por citar algunos ejemplos. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Na Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizaci Las políticas de salud deben abordar los factores económicos y del medio ambiente físico y social, la facilitación de la participación pública y la cooperación con otros sectores. El desarrollo de políticas relacionadas con la salud así como algunos de los factores influyentes, se refleja en la figura 12.2. Los principales pasos que deben darse para el desarrollo de políticas de salud son la identificación de problemas, la formulación de políticas, su implementación y su evaluación. Sin embargo, estas fases no son tan claras ni se producen de forma ordenada y cronológica, ya que la política tiene lugar en un contexto en el que hay que considerar diversos factores que determinan su desarrollo, como el establecimiento de la agenda política y la definición de los problemas y estrategias más pertinentes para darles respuesta. Algunos de los compo- nentes que determinan este proceso se reflejan en los recua- dros oscuros de la figura: los grupos de presión, los procesos de abogacía, los valores y las creencias de los legisladores, entre otros. Uno de los elementos considerados fundamentales para el desarrollo de políticas es el establecimiento de la agenda política. La agenda puede definirse como la lista de problemas o temas a los que los políticos y la población están prestando especial atención en un momento determinado. En el desarrollo 217 cional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ón. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria Figura 12.3 • Etapas de la evaluación del impacto en salud. Modificada de: http://www.who.int/hia/policy/decision/en/index.html de esta fase, la población desempeña un importante papel, a través de los agentes sociales capaces de crear opinión e influir en los políticos, en la definición de una agenda que dé res- puesta a las necesidades priorizadas. Evaluación del impacto en salud (EIS) Esta herramienta, desarrollada y propuesta por la OMS, ofrece importantes posibilidades para el desarrollo de políticas salu- dables (EIS, 2010). Se define la EIS (Consensus Paper, 1999) como una combinación de procedimientos, métodos y herramientas para valorar el potencial efecto en la salud poblacional de una política, un proyecto o un programa. Tal y como se ha venido describiendo en este apartado, las políticas relacionadas con la salud no hacen referencia exclu- sivamente a acciones relacionadas con la gestión sanitaria o la provisión de servicios. Por el contrario, dada la variedad de los determinantes de la salud, las políticas que tienen capacidad de afectarlos son igualmente amplias y variadas. La OMS viene defendiendo, a través de sus conferencias y declaracio- nes, la importancia de la valoración de los efectos que en la salud tienen las políticas de los gobiernos, así como las accio- nes de grupos, empresas e instituciones. Para esta valoración, la EIS resulta una herramienta fundamental porque permite desarrollar políticas conociendo su impacto y proporciona la oportunidad de adaptarlas para prevenir daños evitables. Los principales beneficios de la EIS son: promover políticas equi- tativas, sostenibles y saludables; mejorar la calidad en el pro- ceso de toma de decisiones en el ámbito de la salud; apoyar la participación ciudadana en debates sobre políticas públi- cas y demostrar que las políticas relevantes para la salud son más amplias que los asuntos sanitarios propiamente dichos (EIS, 2010). Se describen tres tipos de EIS (http://www.who.int/hia/ policy/decision/en/index.html): • Prospectiva: predice los efectos de las políticas antes de que éstas sean implementadas. • Retrospectiva: identifica las consecuencias de las políticas ya implementadas. • Concurrente: trata de identificar las consecuencias de las políticas a medida que éstas se van implementando, especialmente cuando se sospecha algún impacto negativo y hay incertidumbre respecto al mismo. Permite la valoración precoz de dicho impacto y evita que aparezcan consecuencias negativas. Las principales etapas de la EIS son (fig. 12.3): • Análisis rápido para identificar si una política, un proyecto o un programa es relevante para la salud. • Apertura para la identificación de los aspectos que deben valorarse durante el análisis. Esta fase genera preguntas, 218 Descargado de ClinicalKey.es desde Universid Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin auto permite desarrollar mapas de conexiones y la definición de los límites de los aspectos que van a ser valorados. • Análisis para identificar y, cuando sea posible, cuantificar el impacto potencial sobre la salud, en el contexto de la evidencia existente y el conocimiento y la experiencia de los agentes participantes en el análisis. Este análisis puede hacerse de forma breve y rápida o en mayor profundidad en función de las circunstancias en las que se desarrolle. • Documentar y comunicar a los agentes participantes los impactos esperados en la salud y el modo en el que las políticas pueden ser modificadas evitando así sus posibles repercusiones negativas. • Monitorizar y evaluar los impactos de la política tras su implantación con el fin de generar evidencia y favorecer su difusión. Promoción de la salud basada en ámbitos Se considera que fue en la Carta de Otawa donde se definie- ron las bases para el desarrollo del concepto de promoción de la salud basada en ámbitos al afirmar que la salud se genera allí donde las personas viven sus vidas cotidianas. Esta afirmación constituye un giro desde la aproximación más individual de los comportamientos de riesgo individuales hacia una concepción más amplia en la que toman toda su relevancia los elementos estructurales y los determinantes ambientales de la salud. No sólo el medio ambiente determina la salud, sino que las deci- siones sobre la salud y los hábitos individuales se toman en estos ámbitos. Su elemento característico es el hecho de que las actividades que se desarrollen en cada ámbito se comple- mentan entre sí y son sinérgicas. Implica la integración de la promoción de la salud en todos los aspectos y procesos desa- rrollados en el ámbito en cuestión. Esta delimitación facilita la identificación de los agentes que deberán ser involucrados en el proceso de promoción de la salud, así como de las mejores estrategias para facilitar dicha incorporación e integración. Por otra parte, la delimitación del ámbito también facilita enormemente la evaluación y medida ad Nacional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. rización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://www.who.int/hia/policy/decision/en/index.html http://www.who.int/hia/policy/decision/en/index.html http://www.who.int/hia/policy/decision/en/index.html Estrategias y herramientas de promoción de la salud C a p í t u l o 1 2 del impacto de las intervenciones y, por tanto, constituye un medio ideal para la generación de evidencia y su posterior difusión. El principal inconveniente del abordaje de la promoción de la salud basada en ámbitos es la exclusión de aquellos grupos de población que no se encuadran ni toman parte en ninguno de los ámbitos sobre los que se actúa. Estos grupos poblacio- nales suelen ser además los más necesitados de capacitación, y este abordaje tiende a sistematizar su exclusión (Green y Tones, 2010). A continuación se desarrollan con mayor profundidad los ámbitos comunitario y escolar. Ámbito comunitario: promoción de la salud basada en la comunidad (fig. 12.4) El papel dela comunidad en la promoción de la salud es un aspecto sustancial de la propia definición de promoción de la salud, y así ha sido señalado en las sucesivas declaraciones de la OMS. Sin embargo, en nuestro medio, el concepto de comunidad no es claro y da lugar a múltiples interpretaciones (v. caps. 5, 7 y 19). Partiremos, por ello, de la aceptación de que una comuni- dad hace referencia a una población ubicada geográficamente en un espacio común y que comparte responsabilidades, nece- sidades, valores y servicios. En definitiva, una comunidad con- tiene o proporciona acceso a todo aquello que permite a las personas vivir su vida. Este esquema destaca algunos de los elementos clave de la promoción de la salud en el ámbito comunitario; de entrada, © E LS E V IE R . F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el it o. Figura 12.4 • Promoción de la salud basada en la comunidad. Modificada de Green y tones, 2010. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad N Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizac es fundamental entender la naturaleza y las características de la comunidad y así capacitarla, y a sus individuos, para que identifiquen sus propias necesidades, definan sus objetivos y busquen el mejor modo para darles respuesta. Ámbito escolar: las escuelas promotoras de salud El empleo del espacio escolar como ámbito propicio para la promoción de la salud ha sido defendido en sucesivas declara- ciones de la OMS. Los elementos fundamentales de las escuelas como ámbi- tos de promoción de la salud son la inclusión de la salud como elemento transversal en el currículo educativo del cen- tro, el reconocimiento y el respeto a la identidad del cole- gio y a sus principios constitutivos y el establecimiento de relaciones entre el centro escolar, los hogares de los alumnos y los servicios y la comunidad de los que el colegio forma parte. La clave para el desarrollo de una escuela saludable es el abordaje de las necesidades de sus alumnos y profesores y la respuesta participada a dichas necesidades (Expert Committee Recommendation on Comprehensive School Health Education and Promotion, 1995). Educación para la salud ¿Qué es la EPS? (v. también caps. 7 y 20) Además de todas las estrategias contempladas desde la promo- ción de la salud en el nivel comunitario para posibilitar mayo- res niveles de salud en la población, existe una herramienta muy potente que es la EPS a nivel individual, familiar y grupal y que se operativiza a través de la actividad educativa. La OMS define la EPS como «una acción ejercida sobre los individuos para llevarles a modificar sus comportamien- tos». De manera general, la educación sanitaria pretende que los individuos adquieran y conserven hábitos de salud sanos, que aprendan a usar más juiciosamente los servicios sanitarios que tienen a su disposición y que estén capacitados para tomar, individual o colectivamente, las decisiones que implican la mejora de su estado de salud y el saneamiento del medio en el que viven. La EPS consiste en ofrecer y acercar a las personas opor- tunidades de aprendizaje dirigidas a conocer qué factores condicionan su salud y la de su comunidad y capacitarse (empowerment) para elegir las mejores opciones, enten- diendo por éstas la adopción de estilos de vida saludables dentro de un marco de libertad evitando que se conviertan en vehículo de adoctrinamiento de las personas (Delgado et al., 2007). 219 acional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ión. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria Figura 12.5 • Proceso de educación para la salud. La EPS es una estrategia valiosa para ayudar a las personas, familias y comunidades a mejorar sus condiciones de salud y vida a través de la capacitación para el autocuidado y la toma de decisiones responsables. Para desarrollar competencia de autocuidado sobre la salud, será necesario incidir en el conocimiento y la identificación de los factores que afectan a esos hábitos de vida. Entre las áreas a abordar se encuentran la capacidad de gestión emocional, la autoestima y asertividad, actuaciones de formación respecto a cuestiones relacionadas con la salud, como, por ejemplo, en qué consiste una dieta saludable, cuál puede ser la actividad física adecuada a las posibilidades de cada persona, incor- poración de medidas de higiene básica, etc. Para el desarro- llo de habilidades puede ser pertinente la utilización de técnicas de entrenamiento interactivas sobre aspectos prácticos, por ejemplo, saber elaborar un menú saludable, saber relajarse y gestionar el estrés, aprender sobre cómo manejarse con las emociones, técnicas de asertividad, aprendizaje de la actividad física elegida conforme a las posibilidades personales, etc. Asimismo, es fundamental el desarrollo de la capacidad crí- tica y autocrítica que son necesarias para tomar la decisión de autocuidarse y posicionarse ante la presión que los medios de comunicación social ejercen, incrementando, en definitiva, sus recursos personales para la vida. Sobre la EPS se ha escrito mucho desde diversas miradas y se encuentran varios modelos que proponen maneras eficaces de desarrollarla. Entre ellos podemos mencionar el modelo basado en las creencias de la salud, el que parte de la comuni- cación persuasiva, el basado en la política económica, el prag- mático y el integrador. Actualmente es el modelo pragmático más aceptado por la mayor parte de los educadores sanitarios y por las administraciones (entre los que se encuentra la OMS), ya que plantea incidir sobre los individuos no sólo a través de la comunicación persuasiva, informativa y motivadora, como los otros, sino mediante leyes aprobadas por los parlamentos democráticos, sobre el medio ambiente físico, sociocultural y socioeconómico, con el objetivo de favorecer los cambios de conducta preconizada (Sánchez et al., 2008). El modelo integrador aúna las ideas de la mayoría de los existentes, recogiendo los factores que se consideran funda- mentales para la modificación de conductas y comportamien- tos de la población. Considera necesario incluir a la familia como unidad de atención, entendiéndola como la gran aliada de los profesionales y partiendo de la consideración de que para promover cambios de hábitos hay que intervenir sobre el núcleo familiar, ya que es en su seno donde se desarrollan ciertos aprendizajes y conductas. Teniendo en cuenta estas aportaciones y sin centrarnos en ningún modelo en concreto, optamos por una perspectiva crítica de la educación, que pretende el desarrollo del cono- cimiento técnico, la comprensión del sujeto sobre las carac- terísticas que como ser humano tiene, es decir, sus valores, creencias, pensamientos, sentimientos y actitudes, e incorpora 220 Descargado de ClinicalKey.es desde Universi Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin aut el interés de la mejora social además de la individual. Puesto que el objetivo principal de la EPS es lograr que el individuo realice elecciones informadas, en relación con prácticas para mantener su salud, nos parece un posicionamiento que puede ser resolutivo para favorecer la mejora de la salud tanto perso- nal como familiar y comunitaria (fig. 12.5). Claves para una EPS eficaz La mayoría de los contenidos que los profesionales sanitarios deben trabajar exigen establecer un proceso relacional y comu- nicacional con el individuo, las familias y/o grupos. De esta capacidad comunicativa va a depender el éxito o el fracaso de la empresa educativa, ya que para conseguir que las personas hagan cambios no basta con dar la información, sino que es fundamental cómo se da. Por esto es tan importante dominar la comunicación terapéutica y tener conocimientos sobre téc- nicas educativas que permitan conseguir el fin de capacitar al individuo. Tener un buen dominio comunicativo o relacionalno implica sólo el conocimiento de técnicas utilizadas de una manera automática, sino también saber traducir una actitud que manifiesta al otro el deseo de ayudarle, escucha activa, empatía y utilización de la palabra adecuada en el momento oportuno, palabra portadora de mensajes específicos, selec- cionados para dar respuesta a las necesidades detectadas en la valoración. Consideramos que detrás de las actitudes de las personas y sus comportamientos existen una serie de pensamientos, sen- timientos, valores y creencias afianzados en su aprendizaje a lo largo de la vida. Por esto, cualquier actuación que nos propon- gamos debe incluir la identificación de los pensamientos y sen- timientos que tiene el individuo ante la situación que le toca vivir y que le impulsan hacia unas actitudes y comportamien- tos determinados, más o menos sanos, así como las dificultades que le generan llevar a cabo los cambios propuestos. Por tanto, es importante empezar los procesos educativos conociendo el punto de vista de las personas acerca de las implicaciones que para ellas tiene el proceso por el que están pasando, lo que denominamos ideas previas, e identificar las barreras existen- tes. Una clave fundamental para tener éxito es acercar nuestra intervención a las necesidades de la persona. dad Nacional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. orización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas de promoción de la salud C a p í t u l o 1 2 © E LS E V IE R . F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el it o. Figura 12.6 • Elementos para la comunicación terapéutica en la educación para la salud. Utilizar preguntas abiertas, la reformulación, la paráfrasis, la confrontación, los silencios, la mirada atenta, permitirá iden- tificar las dificultades, las barreras (p. ej., posible negación) y hacer mejores valoraciones sobre lo que realmente ocurre, seleccionando nuestra intervención según sus necesidades y consensuándolas. La relación terapéutica debe basarse en la horizontalidad y el respeto mutuo ya que el otro es el que verdaderamente sabe sobre sí mismo, aunque en ocasiones tengamos que ayudarle a descubrirlo, aspecto que incide de manera significativa en la realización de cambios de vida. Además, una clave fundamen- tal para que el proceso de cambio tenga éxito radica en fomen- tar la asunción de responsabilidad por parte de la persona en cuestión y el desarrollo de autonomía, huyendo de modelos paternalistas que se perpetúan aún hoy en las organizaciones sanitarias. Dentro de la capacitación está el desarrollo de la responsabilidad, ya que sin ella no se lograrán objetivos. Otro aspecto importante a considerar es la búsqueda de sus puntos fuertes y débiles para potenciar la utilización de los recursos de la persona (p. ej., disciplina) y ayudarle a desarro- llar aquellos de los que carece (p. ej., voluntad). Un elemento imprescindible para el cambio de conducta es la búsqueda de la motivación, que actuará como motor a la hora de poner en marcha cualquier proceso de cambio dirigido a potenciar, recuperar o mejorar la salud y la calidad de vida. Por último, y para que el proceso avance y se consolide, es importante consensuar el plan terapéutico con la persona a partir de la asunción de responsabilidad por su parte. Uno de los aspectos en los que vamos a trabajar es en el desarrollo de habilidades para el autocuidado, y para ello es necesario que las personas experimenten aquello que preten- demos enseñar bajo la supervisión del profesional. Es la única manera de aprender a realizar ciertos cuidados, por ejemplo, relajarse, planificar una dieta adecuada o administrarse la insu- lina. Educar no es informar, y aunque ambas cosas son impor- tantes, con la información no se logra el cambio de actitudes; puede servir de refuerzo, pero el aprendizaje implica todos los pasos previos aquí expuestos (fig. 12.6). EPS a grupos La EPS puede realizarse a grupos y familias y a personas sanas o con problemas de salud ya instaurados. De la revisión de varios autores sobre el concepto de «grupo» podemos concluir que un grupo son dos o más individuos, a los que unen los mismos intereses y preocupaciones, que entran en contacto para lograr un objetivo y se influyen mutuamente a través de la interacción social (Sáez y Calvo, 2004). Hay situaciones en las que está indicado el trabajo indivi- dual y otras en las que puede ser muy útil el trabajo en grupos, por ejemplo, grupos de ayuda mutua, grupos de aprendizaje e intervención con familias, aunque ésta tiene unas característi- cas propias a tener en cuenta. Incluso se pueden formar grupos como complemento a la atención individualizada. Entre las potencialidades del trabajo grupal está el aprove- chamiento del recurso tiempo, el apoyo que el grupo aporta al compartir las mismas inquietudes e intereses, la fuerza que da compartir un mismo problema y el aprender de y con los demás. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad N Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizaci Los grupos pueden estar formados por un número variable de miembros, pero para desarrollar procesos educativos que puedan provocar un cambio de actitudes se requieren gru- pos pequeños, que oscilen entre 10 y 20 personas. Con este número se pueden utilizar metodologías educativas participa- tivas, altamente eficaces. Grupos de mayor tamaño pueden ser idóneos para dar información, pero es más dudosa su efectivi- dad para lograr el cambio de actitudes. Para profundizar en estos contenidos, proponemos ver el siguiente enlace sobre experiencias en actividades comunita- rias en atención primaria de salud y, más concretamente, en actividades de EPS grupal: http://www.pacap.net/es/publica- ciones/pdf/comunidad/5/documentos_avanzar.pdf Rol de los profesionales sanitarios en promoción de la salud y EPS El papel asignado a los profesionales sanitarios y sociales es el de actuar como agentes activos para ejercer como mediado- res entre los intereses que van en contra y a favor de la salud (OMS, 1986). Por tanto, el reto actual de los promotores y educadores para la salud está en crear las condiciones sociales y de salud que permitan conseguir un nivel de vida saludable a todos los ciudadanos y disminuir las desigualdades sociales. Los educadores tienen un papel importante a la hora de impul- sar las estrategias necesarias encaminadas a conseguir que la salud se convierta en un tema prioritario para los políticos y los gestores, asignando los recursos económicos necesarios, y, de trabajar junto con otros grupos sociales que comparten el objetivo de conseguir esos cambios así como en comprome- terse personalmente con la mejora social, actuando según esas claves expuestas anteriormente a la hora de desarrollar el tra- bajo en el día a día asistencial. 221 acional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ón. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://www.pacap.net/es/publicaciones/pdf/comunidad/5/documentos_avanzar.pdf http://www.pacap.net/es/publicaciones/pdf/comunidad/5/documentos_avanzar.pdf Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria Figura 12.7 • Elementos que afectan a los estilos de vida y a la relación con la enfermedad. Los equipos de atención familiar y comunitaria, formados por médicos, enfermeras, trabajadoras sociales y, en algunos casos, por otros profesionales, tienen la capacitación y están situados en un lugar privilegiado del sistema para establecer objetivos comunes y una relación de corresponsabilidad que posibilite el desarrollo armónico y conjunto de las actividades (Martín Zurro, 2003) que permitan conseguir estos fines de manera exitosa. Estilos de vida Cambios sociales y estilos de vida El paso de la sociedad industrial a la del conocimiento se ha caracterizado por múltiples cambios: en lo económico, hacia políticas neoliberales: en lo cultural, con el fenómeno de laglobalización: y en lo tecnológico, con la emergencia de nuevas tecnologías de la información y comunicación. Los comporta- mientos relacionados con la cibersociedad son novedosos pero requieren ser conocidos porque afectan al estilo de vida y, por tanto, a la salud. Las consecuencias negativas del uso de las tecnologías de la comunicación, el teletrabajo, la comunicación medida por ordenador o el establecimiento de relaciones por medio de estas tecnologías pueden favorecer el sedentarismo (Chamarro y Hernández, 2010). La adicción al juego y a las nuevas tecnologías (videojuegos, Internet, teléfono móvil) generan mecanismos de dependencia y de abstinencia parecidos a los que producen las sustancias psicoactivas (Altarriba, 2004). Otro aspecto a tener en cuenta es el intercambio impor- tante de culturas que existe como consecuencia del aumento progresivo de la población inmigrante y que está produciendo situaciones de desigualdad sociosanitaria respecto a una parte importante del conjunto de la sociedad española. Los inmi- grantes llegan en condiciones de precariedad, dejando lejos a las personas queridas y sus costumbres, y tienen que adaptarse a vivir en un medio desconocido que no se lo pone fácil, en el que desarrollarán unos estilos de vida relacionados con su situación social y laboral, cercanos en algunos casos incluso a la exclusión social. También el hecho de que la esperanza de vida sea elevada debido a los avances científicos y tecnológicos repercute en la existencia de tasas elevadas de envejecimiento de la población y, a su vez, ésta en el desarrollo de patologías crónicas al unirse con otros factores de riesgo como pueden ser la alimentación, el sedentarismo, el tabaquismo, la obesidad y otros. Estos cambios están produciendo un impacto notable en table en la vida de los individuos afectando a su estructura familiar, a los contextos laborales y sociales e incidiendo en la adopción de una serie de estilos de vida que suponen retos para la salud de las poblaciones más jóvenes, de los adultos y de las personas mayores. El estilo de vida es una categoría sociológica que refleja las formas típicas, estables y repetidas de la actividad vital de las personas. El modo de vida refleja lo social en lo individual. La OMS (1998) lo define como la «forma de vida que se basa en patrones de comportamiento identificables determinados por la interacción entre las características personales individuales, las interacciones sociales y las condiciones de vida socioeco- nómicas y ambientales». Comprende creencias, valores, acti- tudes y comportamientos en relación con la dieta, el ejercicio, 222 Descargado de ClinicalKey.es desde Universi Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin aut el tabaco, el alcohol, otras drogas, la sexualidad, el medio laboral, la autoestima, el manejo del estrés y las emociones, etc. (fig. 12.7). Estos estilos de vida y los factores socioambientales están condicionando el desarrollo de las enfermedades presentes en nuestra sociedad actual, a las que podemos denominar «enfer- medades del progreso». Se tienen evidencias de que el estilo de vida afecta a la salud de las personas. Se considera que los estilos de vida poco saludables son responsables del 40% de las defunciones en las sociedades desarrolladas (Limón, 2009). Entre estas enfermedades se encuentran el cáncer, las enfer- medades cardiovasculares, las enfermedades crónicas, los proble- mas osteoarticulares, las secuelas producidas por accidentes de circulación, la drogadicción, el estrés y las enfermedades menta- les (depresión, suicidios). A éstas hay que añadir la aparición de nuevas patologías como el sida, distintas modalidades de gripe, así como recidivas de algunas que ya estaban erradicadas, como es el caso de las enfermedades de transmisión sexual y otras. Al estar relacionadas con los estilos de vida, es impor- tante intervenir a diferentes niveles para lograr los cambios que repercutan en promocionar la salud teniendo en cuenta que el estilo de vida no es una decisión individual sino que está influenciada por factores de índole económica, educativa, polí- tica, ambiental, sanitaria, social, etc. (Perea, 2009) (fig. 12.8). Los estilos de vida influyen sobre el estado de salud y en el desarrollo de enfermedades. Se pueden cambiar incidiendo en los factores predisponentes a través de la promoción para la salud y la EPS. dad Nacional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. orización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas de promoción de la salud C a p í t u l o 1 2 © E LS E V IE R . F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el it o. Figura 12.8 • Estilos de vida y salud. Algunos datos sobre la situación al respecto en nuestro país El estilo de vida condiciona una gran parte de la morbimorta- lidad en países como España. En los últimos años, los estilos de vida relacionados con la salud siguen un patrón de género diferencial según el grupo de edad. A medida que ascende- mos en los grupos de edad, son los hombres los que tienen peores hábitos, como fumar y beber alcohol, mientras que en la población más joven se igualan en mayor medida al incor- porar las mujeres estos hábitos de consumo. Algunos factores que pueden influir en este cambio de conductas entre gene- raciones pueden ser la entrada de las mujeres al mercado laboral y el desarrollo de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. En cambio, los hábitos más saludables, como la realización de ejercicio físico en el tiempo libre, son menos frecuentes en mujeres, debido principalmente a la falta de tiempo, que invierten por otro lado en el cuidado de la familia. El consumo de tabaco sigue siendo la principal causa evita- ble de muerte y enfermedad en nuestra sociedad. Se trata de uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad N Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizaci cardíacas y de los vasos sanguíneos, la bronquitis crónica y el enfisema, el cáncer de pulmón y otras enfermedades. Revisando la evolución en el consumo de tabaco encon- tramos que en los últimos años en nuestro país, por ejemplo en el período de 1993 a 2003, disminuyó su prevalencia entre los hombres jóvenes, menores de 45 años, produciéndose un incremento en las mujeres al inicio del período, que comienza a disminuir a partir de 1997, obteniéndose prevalencias de consumo de tabaco similares en hombres y mujeres, sobre todo en los últimos años. En las personas de 45 años o más, el patrón de evolución de la prevalencia se invirtió entre hombres y mujeres, bajando el porcentaje de hombres fumadores y aumentando de manera significativa en mujeres. En el año 2003, en el Estado español un 37,6% de hombres y un 24,7% de mujeres declararon ser fumadores. En relación con la clase social, a partir del año 2003 no se observan desigualdades en hombres pero sí en las mujeres, siendo, curiosamente, las de clases más favorecidas las que presentan una mayor proporción de fumadoras, y disminu- yendo en forma de gradiente en las de clases menos favoreci- das (Rodríguez-Sanz et al., 2006). 223 acional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ón. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria Tabla 12.2 Problemas crónicos en España, en mayores de 16 años, según la Encuesta de Salud 2006 Hipertensión arterial 20,7% Artrosis, artritis 20,7% Hipercolesterolemia 15,9% Depresión y ansiedad 13,8% Alergia 12,2% Diabetes 6,2% Asma 5,5% Bronquitis 4,8% Revisamos a continuación la situación sobre este y otros estilos de vida en nuestro país extraídos de la Encuesta Nacio- nal de Salud del año 2006. Consumo de tabaco y bebidas alcohólicas El 26,4% de la población de 16 y más años fuma a diario, el 3,1% es fumador ocasional, el 20,5% se declaraex fumador y el 50,0% nunca ha fumado. Por sexos, el porcentaje de hom- bres fumadores es del 31,6% y el de mujeres del 21,5%, lo que supone una disminución con respecto al año 2003. Por su parte, el 26,0% afirma que no ha bebido nunca, un 19,8% bebe ocasionalmente y el 48,4% consume bebidas alco- hólicas habitualmente. Sedentarismo y hábitos alimentarios El 60,6% de la población de 16 y más años (63,6% de los hom- bres y 57,6% de las mujeres) realiza actividad física en su tiempo libre. Este porcentaje alcanza el 80,3% en el grupo de población infantil, aunque un 17,6% de los niños y un 21,9% de las niñas son sedentarios. El 11,2% de la población (9,3% de los hombres y 13,0% de las mujeres) sigue una dieta o régimen especial. De ellos, el 49,9% la sigue por problemas de salud. Aunque se observa una disminución del sedentarismo, mayor en las clases más favorecidas, se registra un aumento de la obesidad en los últimos años. El 37,8% de las personas de 18 y más años tiene sobrepeso y un 15,6% presenta obesidad. Entre la población de 2 a 17 años, el 18,7% tiene sobrepeso y el 8,9% es obeso. Tanto en hombres como en mujeres, la obe- sidad es más frecuente a mayor edad (excepto en los mayores de 74 años) (tabla 12.1). Problemas crónicos de salud Los trastornos crónicos más frecuentes diagnosticados por un médico a la población de 16 y más años son la hipertensión arterial (en el 20,7% de las personas), la artrosis, artritis o reumatismo (el 20,7%), la hipercolesterolemia (el 15,9%), la depresión, ansiedad y otros trastornos mentales (13,8%), la alergia crónica (12,2%), la diabetes (6,2%), el asma (5,5%) y la bronquitis crónica (4,8%). Excepto la diabetes y la bronqui- tis crónica, todos los problemas crónicos mencionados son más frecuentes en las mujeres (tabla 12.2). 224 Tabla 12.1 Datos sobre estilos de vida en España Consumo de tabaco Consumo de alcohol Hombres 31,6% 48,4%* Mujeres 21,5% Los datos corresponden a población de 16 y más años. *El 48,4% consume bebidas alcohólicas de forma habitual (considerados hombres y mujer **Considerados hombres y mujeres. De Encuesta de Salud, 2006. Descargado de ClinicalKey.es desde Universid Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin auto En la población infantil, los problemas crónicos más diag- nosticados son la alergia crónica (en el 11,6% de los menores de 16 años), el asma (6,6%) y los trastornos de la conducta (2,0%). Los tres procesos son más frecuentes en los niños que en las niñas. La relación tan directa que existe entre ciertas conductas (factores de riesgo) y el desarrollo de problemas crónicos de salud respalda la utilización de la EPS. Promoción de la salud y utilización de los servicios y recursos sanitarios Hiperconsumo sanitario Numerosos estudios evidencian que una parte importante (30- 40%) de las consultas de atención primaria son realizadas por una pequeña proporción de pacientes (5-10%): son los deno- minados hiperfrecuentadores. La hiperfrecuentación es motivo de preocupación para los sistemas sanitarios de gran número de países de Occidente por la alta carga de trabajo que genera Actividad física Sobrepeso Obesidad 63,6% 37,8% 15,6%** 57,6% es). ad Nacional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. rización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas de promoción de la salud C a p í t u l o 1 2 © E LS E V IE R . F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el it o. Figura 12.9 • Perspectiva compleja de la salud. y el alto coste de material y humano que lleva implícito. Se puede encontrar en numerosas investigaciones una descripción del perfil sociodemográfico y clínico de estos pacientes. Según los resultados extraídos de éstas, son las mujeres, los mayo- res de 50 años, los solteros, los divorciados o viudos, los que tienen un bajo nivel socioeconómico, los jubilados, los desem- pleados, así como los que están en situación de baja laboral, los que presentan una mayor probabilidad de sobreutilizar los servicios de atención primaria. En cuanto al perfil clínico, se ha evidenciado una asociación significativa entre la hiper- frecuentación y la presencia de enfermedades físicas crónicas, apareciendo con mayor frecuencia los trastornos cardiorrespi- ratorios, circulatorios, musculoesqueléticos y el malestar psi- cológico (Vicente y Serrano, 2008). También están presentes otros trastornos como la somatización o la actitud negativa ante la vida. Desde un punto de vista cuantitativo, tampoco existe nin- gún criterio uniforme para definir qué es una persona hiperfre- cuentadora, e incluso hay variabilidad a la hora de considerar cuál es el número de consultas a partir del cual se podría con- siderar esta situación: de 6 a 12 o consultar el doble de la media poblacional. Otros estudios tienen en cuenta el juicio médico como ele- mento para definir esta categoría, considerando a la persona hiperfrecuentadora como la que acude más de un determi- nado número de veces sin una causa suficientemente relevante o es considerada «difícil o problemática». Por todo ello, cree- mos necesario introducir algunas variables a tener en cuenta a la hora de analizar este fenómeno, como sería considerar la relación profesional-paciente con el fin de evitar definiciones reduccionistas sobre un concepto complejo como éste, y con- siderar los factores que subyacen en la hiperfrecuentación. Si, como se afirma, la mayor parte de estas consultas están asociadas a patologías de tipo crónico, puede estar ocurriendo, por una parte, que no se estén abordando de forma efectiva los problemas de estos pacientes y, por otra, que desde el propio sistema sanitario se esté induciendo a crear mayores niveles de dependencia y medicalización. Para poder dar respuesta a la problemática que está detrás del malestar, por el que estos pacientes acuden a consulta repetidamente, se requiere una visión amplia que ahonde en las implicaciones que subyacen en estas situaciones únicas y ambi- guas. Esta mirada compleja tendrá en cuenta la valoración de los aspectos sociales, psicológicos (emocionales), relacionales, afectivos, educacionales y económicos presentes en cada caso, huyendo de una valoración centrada exclusivamente en los sín- tomas desde una perspectiva biomédica. Se ha puesto en tela de juicio la eficacia de este modelo para solventar los problemas de salud de la población (Alameda y Pazos, 2009) (fig. 12.9). Para valorar e identificar los problemas que afectan a las personas es necesario adoptar una mirada compleja que investigue las implicaciones que subyacen en las situaciones únicas y ambiguas. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad N Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizaci El actual modelo médico biologicista tuvo sus orígenes en el siglo xviii, permitiendo avances importantes en el tratamiento de distintas enfermedades y la disminución de epidemias, pero hoy resulta insuficiente (Colomer y Álvarez-Dardet, 2006) al no considerar la perspectiva de la relación dialéctica salud- enfermedad y el enfoque multicausal implícito en la misma, lo que a su vez condiciona el diseño de estrategias para su abor- daje óptimo. La perspectiva compleja explora los aspectos sociales, psicológicos (emocionales), relacionales, afectivos, educacionales y económicos presentes en cada caso, huyendo de una valoración centrada únicamente en los síntomas. Aunque los profesionales que trabajan en el Sistema Na- cional de Salud, en su inmensa mayoría, son personal muy cualificado que desarrolla su tarea con grandes niveles de implicación, responsabilidad y compromiso con el sistema, una gran parte de ellos lo hacen desde una perspectiva biomédica. Sería importante considerar la necesidad de una formación que capacite para abordar los problemas de salud desde una perspectiva integral que traspase una visión objetiva, indivi- dual y biologicista centrada en signos y síntomas,es decir, en enfermedad. Formación capacitadora para establecer procesos relacionales en los que se conceda al otro la importancia de ser sujeto y dueño de su historia, al que escuchar y con el que consensuar las decisiones terapéuticas idóneas. Se hace nece- sario potenciar el desarrollo de competencias para la gestión clínica de procesos, las prácticas efectivas y eficientes y el uso de instrumentos de comunicación. El malestar por el que consultan los pacientes es real aun- que no haya una explicación orgánica como tal. Sería conve- niente considerar la hiperfrecuentación como una señal de que no se está dando respuesta a las demandas, para buscar las alternativas de solución idóneas. Es necesario tener en cuenta las experiencias concretas de los sujetos implicados y establecer 225 acional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ón. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria un proceso relacional que permita, a través del diálogo y la escucha activa, ayudar a la identificación de los factores que pueden estar afectando a la experiencia vivida por la persona, para dar respuestas eficaces, contando con los recursos sociales y sanitarios a nuestro alcance, realizando un abordaje multidis- ciplinario enfocado a la resolución del problema real causante del malestar y de la hiperfrecuentación. De esta manera se podría racionalizar el gasto sanitario en salud, y aumentar los niveles de satisfacción de profesionales y pacientes disminu- yendo los conflictos entre ellos. El tiempo disponible para la asistencia es otra variable importante a tener en cuenta. Tenemos un sistema sanitario sobrecargado como consecuencia de una demanda excesiva que repercute en que el tiempo dedicado a cada paciente sea insuficiente para proporcionar la atención integral que teórica- mente se propugna. Por todo ello, consideramos que, además de la formación de los profesionales, es necesario el apoyo de las organizaciones en la planificación de los recursos sociales y sanitarios destina- dos a la población teniendo en cuenta los objetivos que se pre- tenden conseguir; en definitiva, facilitar los recursos humanos, materiales, de infraestructura y tiempo necesarios para llevar a cabo una atención de calidad que resuelva las dificultades mencionadas. Hacia la búsqueda del equilibrio en intervencionismo sanitario La evolución científica y social de la salud pública ha pasado por diferentes etapas. Una primera, a la que denominamos etapa infecciosa, en la que los gérmenes eran los determinan- tes clave de la salud y en la que adquirieron gran importancia la higiene, las vacunaciones y los antibióticos. En esta etapa, la salud dependía mucho de la actividad médica y de los tra- tamientos farmacológicos, y a través de ellos se consiguieron grandes avances en el abordaje de las enfermedades infec- ciosas. La evolución económica consiguió mayores niveles de bienestar, desarrollándose problemas de salud relacionados fundamentalmente con un estilo de vida competitivo produc- tor de niveles elevados de estrés, con un excesivo consumo de alimentos poco saludables y una vida sedentaria. Llegamos así a la etapa de los factores de riesgo en la que adquirieron mayor importancia los determinantes conductuales y psicológicos, relegando a un segundo lugar los determinantes ambientales y sociales y centrando la responsabilidad, y sobre todo la culpa- bilidad, en el propio individuo, y visualizando la enfermedad como una consecuencia de una vida desordenada y sometida a diversos factores de riesgo (Gervás, 2006). Al considerar los factores de riesgo como los causantes de la enfermedad, tomaron auge la promoción y la prevención en salud y las medidas para ponerlas en marcha, como el cri- bado y el chequeo, atribuyéndoles efectos siempre beneficiosos y sin tener en cuenta los perjuicios y daños que podían oca- sionar. Aunque, como venimos argumentando, está sobrada- mente demostrada la pertinencia y eficacia de la promoción y la prevención para conseguir mayores niveles de salud de la población, conviene reflexionar respecto a sus limitaciones y las consecuencias de un excesivo intervencionismo sanitario. 226 Descargado de ClinicalKey.es desde Univers Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin au Como manifestación externa de los nuevos desequilibrios que comporta la actual sociedad de consumo, hay que prestar atención a la actividad de los sistemas sanitarios como inducto- res de enfermedades. Como dicen, J. M. Aranaz et al. (2006): «(…) para minimizar sus efectos y maximizar su comprensión, habrá que conocer los efectos adversos de la actividad sani- taria, tanto asistencial como preventiva, desde un enfoque multidisciplinario, basado en una nueva relación médico-sani- tario/paciente-ciudadano y en la información y participación responsable de ambos en la toma de decisiones terapéuticas y preventivas». La hiperfrecuentación puede estar relacionada con una perspectiva biomédica centrada en los síntomas que ignora factores emocionales, psicológicos, sociales, existenciales así como con una actuación paternalista creadora de dependencia en lugar de capacitar para la autonomía. La necesidad de resolver el malestar, muy presente en las consultas y que tanta frecuentación genera al ser interpretado desde un modelo biomédico, y la importancia concedida a los factores de riesgo como causantes de la mayor parte de los pro- blemas de salud existentes en la sociedad del siglo xxi está en el origen del hiperconsumo sanitario, de la intervención sobre situaciones de la vida cotidiana sobre las que no parece nece- sario ni pertinente intervenir desde el sistema de salud y a la exposición de un mayor número de pacientes a más interven- ciones. El resultado es una medicalización de procesos propios del ciclo vital y un excesivo control sobre personas teórica- mente sanas. Como ejemplo, baste señalar el auge que durante los años ochenta y noventa tuvo el tratamiento con terapia hor- monal sustitutiva para la menopausia, el control del embarazo y el aumento de partos por cesárea, patologizando y medicali- zando etapas fisiológicas de la vida de la mujer (Rohlfs, 2000). A estas situaciones se suman la elevada prescripción de medicamentos, especialmente de psicotropos, con la pre- tensión de dar solución a problemas personales o sociales, o la búsqueda incesante de factores de riesgo en sanos, con su tratamiento correspondiente sin considerar el riesgo que con- lleva la propia actividad del sistema sanitario y sin informar a los propios pacientes de los problemas que pueden ocasionar ciertas intervenciones. Cuando se hacen más cosas, aumentan la morbilidad y la mortalidad generadas por la actividad del sistema sanitario, especialmente en la población anciana y en los pacientes crónicos de cualquier edad y con cualquier afec- ción (Davis, 2004). La sobreutilización, la infrautilización y la mala utilización de los servicios sanitarios tienen un efecto importante en términos de costes económicos para el sistema, resultados negativos para la salud y problemas de equidad en el acceso a la atención sanitaria (Palomo et al., 2006). Aunque en general la actividad médica supone más beneficios que perjui- cios, encontrar el equilibrio es difícil en esta sociedad en la que el desarrollo tecnológico avanza muy rápidamente generando de forma constante nuevos medios diagnósticos y terapéuticos. idad Nacional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. torización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas de promoción de la salud C a p í t u l o 1 2 © E LS E V IE R . F ot oc op ia r si n au to ri za ci ón e s un d el it o. La utilización de los servicios sanitarios no siempre es beneficiosa. Cuanto mayor es la frecuentación, más posibilidades hay de causar efectos secundarios no deseados en los pacientes, además deelevar considerablemente el gasto sanitario. Otras situaciones sobre las que conviene tomar conciencia para evitar daños y procurar beneficios son las relacionadas con el uso de medicamentos antidepresivos, el uso de antibióticos y las expectativas que el campo de la genética está creando. De todo ello se preocupa la prevención cuaternaria, tema en el que no vamos a profundizar ya que está desarrollado en otro capítulo de esta misma obra. Promoción de la salud y ética Mejorar el nivel de salud debe ser el principal objetivo de un sistema de salud, que además «debe conseguir el máximo nivel posible con las mínimas diferencias entre individuos y grupos». Calidad y equidad, entendiendo por calidad que un sistema responde bien a lo que la gente espera de él, en tanto que equidad significa que responde del mismo modo a todos por igual, sin discriminación (OMS, 2000). La promoción de la salud tiene que incorporar una mirada de tipo moral y ético, individual y colectiva, para poder dis- cernir la bondad o maldad de las acciones teniendo en cuenta un ethos social y cultural generalmente aceptado por todos (Franco, 2006). Resulta obvio que la salud es un valor importante y que pro- moverla es un elemento central dentro de las cuestiones éticas, pero su importancia se relativiza al entrar en relación con otros valores como la libertad o la equidad (Colomer y Álvarez-Dar- det, 2006) con los que está íntimamente relacionada. Explorando las connotaciones del término «libertad» a la hora de hablar de adopción de estilos de vida saludables, es preciso considerar que tener libertad de decisión implica asu- mir la responsabilidad de las decisiones. Elegir conlleva un proceso de reflexión sobre las consecuencias de tales eleccio- nes. Con frecuencia los profesionales sanitarios, empujados por los planes emitidos por las autoridades sanitarias en pro de la consecución de unos objetivos generalizados, y por un paternalismo afianzado aún en la práctica profesional, actúan tomando decisiones e interviniendo sin instar a las personas a ejercer ese derecho a la libertad de decidir y asumir la respon- sabilidad. La consecuencia es el aumento de dependencia de la población de los servicios sanitarios en lugar del tan promul- gado desarrollo de la autonomía para el autocuidado. Disponer de medios para vivir en salud y tomar decisiones libres es un derecho de los ciudadanos, pero podría ser tam- bién un deber si tenemos en cuenta las repercusiones que los estilos de vida de la sociedad actual están teniendo para los países, familias e individuos, tanto desde el punto de vista económico como afectivo; desde la perspectiva económica, en lo relativo al gasto que conlleva la atención a enfermedades Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad N Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorizac prevenibles y a los años de vida perdidos que inciden directa- mente en la pobreza, y ésta, a su vez, en la enfermedad; y en lo afectivo, al sufrimiento generado como consecuencia de la enfermedad evitable. Se crea el dilema de hasta qué punto debe respetarse la libertad de los individuos a decidir sobre sus hábitos de vida o intervenir ante ciertas situaciones que se están produciendo en la sociedad actual para promover conductas saludables, evitar sufrimiento y un gasto que va a ser difícilmente asumible por la sociedad del futuro. Una premisa importante es que la capacidad de autocui- dado es mayor cuando las personas se conocen, se valoran (autoestima) y cuentan con una buena situación socioeconó- mica. Una vez más, aludimos a la necesidad de intervenciones intersectoriales para el logro de comunidades sanas. El hecho de que defendamos que las personas tienen que ejercer el derecho a responsabilizarse de sus decisiones y que de esa manera tendrán más éxito los procesos de cambio no implica que culpemos a las personas cuando no consiguen los objetivos, ya que para lograrlos entran en juego otras variables de tipo socioeconómico y cultural sobre las que es necesario intervenir y que tienen mucha fuerza en el desarrollo de esas conductas. Durante muchos años se ha culpado a la víctima cuando fraca- saba en los intentos de cambio hacia estilos de vida saludables sin tener en cuenta que la responsabilidad que una persona tiene respecto de su enfermedad es cuestionable, pues ésta puede ser resultado tanto de elecciones individuales como de condiciones de injusticia social. Más aún, la libertad de elección es desigual- mente distribuida o los resultados de un estilo de vida no son verdaderamente elegidos (Ferrer, 2003), ya que, como decía- mos, se ha demostrado que existen importantes diferencias en el estado de salud de las personas según distintos atributos socio- económicos, sociodemográficos, geográficos, étnicos o de género. Para actuar éticamente en promoción de la salud, es necesario deliberar sobre el caso concreto a la luz de los principios de autonomía, beneficiencia y no maleficencia, responsabilidad, libertad, equidad, defensa del bien común, solidaridad y justicia social. Otro valor a considerar es la equidad, es decir, si se están utilizando los recursos con las personas que más lo necesi- tan o se están utilizando mayores recursos con los que más medios tienen, perpetuando y aumentando las desigualdades en salud y, por tanto, la brecha entre las condiciones de salud de las personas pertenecientes a diferentes clases sociales (Leichter, 1997), brecha que se puede considerar un factor contribuyente a las desigualdades en salud (Kawachi et al., 1999). Desde una perspectiva mundial, son las clases más favorecidas las que más se benefician de los programas preven- tivos y las que menos riesgos tienen de padecer la enfermedad (World Health Organization, 2006). Las posibilidades reales de modificar estilos de vida ligados a la salud, tales como tener una dieta sana, no fumar, beber 227 acional Autonoma de Mexico julio 27, 2016. ión. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. Estrategias y herramientas en atención familiar y salud comunitaria Figura 12.10 • Promoción de la salud y la ética. alcohol con moderación o realizar actividades físicas, están más cercanas a los estratos socioeconómicos medios y altos (Hart et al., 2001). También lo están el trabajar en ambientes saludables, descansar las horas suficientes, realizar actividades recreativas y otras actividades similares que se pueden consi- derar asimismo factores de riesgo para la salud. Cuanto más justa es una sociedad, más saludable es su población, y es este hecho, junto con el conocimiento de esas diferencias, lo que ha hecho que el logro de la equidad se incluya como uno de los principales objetivos de las agendas de los gobiernos y de los organismos internacionales. La inequidad en la distribución y utilización de los recursos puede aumentar la brecha entre las condiciones de salud y contribuir a acrecentar las desigualdades existentes tanto de clase social, entre culturas, como de género. Para encontrar respuestas a estos y otros dilemas que pue- den surgir en el día a día de la práctica profesional en pro- moción y educación para la salud, es necesario adoptar una perspectiva ética que ilumine la base de conductas profesiona- les aceptables y permita tomar las decisiones más idóneas en cada caso. Una propuesta normativa flexible, no dogmática ni impositiva, es la realizada por Beauchamp y Childress (1999) cuando aconsejan que las decisiones con carácter ético en el universo de la salud se construyan sobre el respeto a cuatro principios fundamentales: la autonomía de las personas, hacer el bien, evitar el daño y promover la justicia social. Estos prin- cipios son muy conocidos en el ámbito de la relación clínica en la consulta, pero no tanto a la hora de orientar las intervencio- nes de promoción de la salud teniendo en cuenta sus dimen- siones básicas, a saber: • Que estén centradas en el bienestar colectivo
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