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vida para los pueblos exterminados?... Resta saber, por otra parte, si los incas no recibieron a su vez, como sucedió con los romanos y los griegos, la influencia de los pueblos que conquistaron. Acaso un día la crítica histórica se verá obligada a rehacer por completo -86- la historia de las antiguas naciones indígenas de la América Meridional. Procuremos trazar con breves rasgos un cuadro o mejor dicho un ligero bosquejo del estado de civilización, en que se encontraban las naciones indígenas que poblaban el territorio de nuestra República antes de la Conquista. Esa civilización apenas comenzaba para algunas; en otras presenta caracteres notables que la hacen muy digna de atención. Principiemos por los scyris. Scyri es palabra de una lengua desconocida, y significa señor o rey, como el término Inca en el idioma de los quichuas. Ésta era, por lo mismo, una expresión de dignidad, con que designaban al jefe, al superior de todos, al rey de la nación. En cuanto a la colectividad de la tribu o raza de los scyris, ella se daba a sí misma el nombre de cara, por lo cual las gentes que la componían se conocen en la historia con el apellido de Caras, palabra que, a lo que se pretende, quiere decir hombres o varones por excelencia21. -87- La historia de los Caras en el Ecuador se reduce toda a solo tres hechos: su llegada a las costas de Occidente, la conquista que hicieron del Reino de Quito y sus guerras con los incas. Respecto a su manera de gobierno, a sus creencias y prácticas religiosas, a sus leyes, artes, usos y costumbres, muy poco o casi nada es lo que sabemos. Adoraban al Sol, como a su primera divinidad visible, a la Luna y a las estrellas. Al Sol le edificaron un templo en la cima del Panecillo, cerro de figura perfectamente cónica que se levanta -88- aislado a la parte meridional de Quito22: también a la Luna le edificaron otro templo en la eminencia opuesta hacia el lado del norte; pero se ignora completamente cuáles eran la forma, las dimensiones y los materiales de esos templos, ni se puede conjeturar bajo qué imágenes representarían -89- a los dos astros en los santuarios que les estaban dedicados23. Los sacrificios que en ellos se ofrecían eran de frutos de la tierra, de flores del campo y de animales, aunque no nos faltan fundamentos razonables para conjeturar que los altares de los caras eran ensangrentados con víctimas humanas. De la tribu -90- de los caras establecidos en Caranqui lo asegura Garcilaso terminantemente24. No se sabe si adoraban otras divinidades, ni cuáles eran las prácticas de su culto. Su sistema de gobierno era monárquico absoluto hereditario, aunque templado por la aristocracia, pues los nobles y grandes del reino eran consultados por el Scyri en los asuntos graves y aun tomaban parte en la elección de soberano, porque mientras los grandes y principales de la nación no reconocían al soberano, no tenía éste el derecho de reinar. La corona pasaba por sucesión legítima a los varones; y, a falta de hijo varón, debía heredar el hijo de la hermana del Scyri. Esta -91- ley se observó hasta el tiempo del undécimo Scyri, quien la derogó para constituir heredera del reino a Toa, su hija única. En punto a costumbres, los caras practicaban la poligamia: a los scyris les era lícito tener cuantas mujeres querían, y lo mismo a los curacas o jefes de las tribus: por lo que respecta a los particulares, solían casarse con cuantas mujeres podían mantener. No se hallaba establecido entre los caras el comunismo absorbente de los incas, y los individuos ejercían indudablemente el derecho de propiedad, poseyendo sus bienes y legándolos a sus herederos.