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PATOLOGÍA OCULAR EN REPTILES.
A. Bayón*, N.J. Brotóns:", A. Albert",
J. Talavera"
RESUMEN.
En este este artículo se presentan las particularidades
anatómicas y fisiológicas, los principales métodos de
exploración oftalmológica, así como las patologías
oculares de presentación más frecuente en los reptiles
mantenidos en cautividad. Asimismo, se abordarán
las condiciones de manejo a que son sometidas estas
especies y que son responsables, en muchos casos,
de afecciones oculares específicas.
Palabras clave:. Oftalmología; Reptiles.
INTRODUCCIÓN.
Las patologías oculares representan una parte
importante en la clínica de pequeños animales,
perros y gatos, constituyendo una especialidad
desde hace varios años. Actualmente, y cada vez
con más frecuencia, los veterinarios deben exami-
nar los ojos enfermos de otras especies considera-
das como "exóticas", entre las que se encuentran
los reptiles (Tabla 1). Sin embargo, ante estos ani-
males es preciso considerar y plantearse las
siguientes cuesüonesv'" 42):
- Qué sabemos sobre el hábitat y comportamien-
to de una especie de reptil en su medio natura!.
Algunas especies, aun en cautividad, siguen sien-
do salvajes y sus reacciones no deben compararse
a las de perros y gatos.
- Qué particularidades oculares anatómicas y
fisiológicas tienen estas especies, así como cuáles
son sus necesidades de temperatura, humedad,
alimentación, iluminación, entre otras.
- Qué afecciones sistémicas propias de estas
especies tienen repercusión ocular y que, al igual
que ocurre en mamíferos, es preciso conocer.
- Cuándo podemos aplicar las pautas de trata-
miento ocular, habituales de los mamíferos, en los
reptiles.
':'Opto. Patología Animal.
Facultad de Veterinaria. Universidad de Murcia.
30100 Espinardo (Murcia).
':":'Clínica Veterinaria Médano.
San Ramón 7 7 .
03560 Campello (Alicante).
ABSTRACT.
This paper describes the specific ocular anatomy,
physiology and the most common ocular disorders
seen in captive reptiles. Ophthalmic diagnostic
procedures are also described in detail. The effects of
incorrect nutrition and management are discussed as
cause of ocular disease in reptiles.
Key words: Ophthalmology; Reptiles.
Por todo ello, en este artículo pretendemos
exponer las particularidades anatómicas y fisioló-
gicas, los métodos de exploración empleados y las
patologías oculares más frecuentes que se presen-
tan en las principales especies de reptiles, mante-
nidas en cautividad.
Anatomía y fisiología.
Párpados y anexos.
Las conformaciones anatómicas de los párpa-
dos y anejos varían dependiendo del grupo e
incluso de la especie de reptil de que se trate.
- Párpados: En los lagartos los párpados infe-
riores están bien desarrollados, poseen mucha
movilidad y su contacto sobre la córnea es mayor
que en otros reptiles. En algunas especies de sau-
rios, algunas de las escamas del párpado inferior
son transparentes (o están ausentes), de tal forma
que permiten una visión parcial aun con los pár-
pados cerredosê'. En cocodrilos está más desarro-
llado el párpado superior conteniendo un tarso
óseo. También presentan un tercer párpado o
membrana nictitante que se desliza a través de la
córnea húmeda(32). En los camaleones los párpa-
dos aparecen fusionados excepto en la zona cen-
227
Patologia ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, n" 3, 1999.
Tabla 1. Grupos de reptiles más frecuentes mantenidos en cautividad.
Clase Reptilia
Orden Squamata Orden Chelonia Orden Crocodylia
Suborden Suborden Suborden Suborden Suborden
Sauria Ophidia Cryptodira Pleurodira Eusichia
Iguanidae: Boidae: Testudinidae: Pelomedusidae: Crocodylidae:
- Iguana - Boa - Tortugas de tierra - Tortugas - Cocodrilos
- Basiliscos - Pitón afroamericanas - Caimanes
- Anolis - Anaconda
Agamidae: Colubridae: Emydidae: Chelidae:
- Lagarto cola espinosa - Falsa coral - Galápagos - Tortugas
- Dragón chino - Serpiente del maizal austroamericanas
- Agamas
Chamaeleonidae: Chelydridae:
- Camaleones - Tortugas mordedoras I
Gekkonidae: Trionychidae:
- Gecos - Tortugas caparazón blando
Scincidae:
- Escincos
Varanidae:
- Varanos
tral(27)y se mueven al mismo tiempo que el globo
ocular en cualquier dirección.
En algunos gecónidos y escincos (Ablephaurus
sp.) y en todas las serpientes, los dos párpados se
fusionan y forman una membrana lenticular o
anteojo que se encuentra en aposición estrecha
con la córnea (Fig. 1). Entre esta membrana y la
córnea se encuentra el espacio subespecular o
corneoespecular, que comunica con el techo de la
cavidad bucal a través 'del conducto lagrimal (en
las especies que lo presentan), el cual desemboca
al lado de la base del órgano vomeronasal u órga-
no de .Iacobsonê'. Este pequeño saco con paredes
fuertemente pigmentadas y sostenido por cartíla-
go se abre en la boca por un conducto a ambos
lados frente al paladar, mediante el cual lagartos y
serpientes huelen las partículas introducidas por
las puntas de la lengua(32).La membrana lenticular
es impermeable y se continúa con la piel periocu-
lar vecina(22,27,41);asimismo, contiene vasos finos
(capilares) que deben diferenciarse de la neovascu-
larización corneal(25). Estos vasos juegan un
importante papel en los procesos de cicatrización
de heridas en el anteojo'?'.
El desprendimiento de las capas externas de la
epidermis corporal o ecdisis también afecta al
anteojo, A medida que se aproxima el desprendi-
miento, la epidermis se vuelve opaca, de color
blanco o azulado debido al engrosamiento epite-
lial y a la rotura de algunas capas de la piel.
Durante la ecdisis se acumula un fluido lubrican-
te(26)o líquido linfático(42)entre la capa nueva y
antigua del anteojo.
- Glándulas: Al igual que los mamíferos, los
reptiles presentan dos glándulas orbitarias: glán-
dula de Harder y glándula lagrimal; la primera se
localiza ventromedial, y la segunda, dorsotempo-
ral. En los quelonios se encuentran muy desarro-
lladas (especialmente en las tortugas marinas). La
glándula lagrimal está poco desarrollada en las
serpientes y ausente en gecos, camaleones y la
tuatara. En los quelonios, al no tener conducto
nasolagrimal, la lágrima desaparece por evapora-
ción/absorción a través de la conjuntiva o derra-
mada desde el saco conjuntival; se ha descrito en
algunas especies que, tras la aplicación tópica de
fluoresceína, en el saco conjuntival de los quelo-
nios, ésta puede ser observada en la parte caudal
de la cavidad bucal en todas las especies examina-
das, pudiendo ser una vía del drenaje laqrimal'I!',
Sin embargo, en tortugas de tierra (Testudo grae-
ca, Testudo hermanni y Testudo horsfieldi), uti-
lizando el test de la fluoresceína, no hemos puesto
de manifiesto la existencia de comunicaciones
entre el saco conjuntival y cavidades nasal u oral.
Desde un punto de vista funcional, las glándulas
lagrimales en los quelonios actúan como glándu-
las de eliminación de sales(20,21,30).
Esclerótica .
. La esclerótica en los lagartos es fina, mantenién-
dose mediante un cartílago hialino que se extien-
de desde el polo posterior al ecuador. Craneal-
mente al citado cartílago existe un anillo de 6 a 17
osículos (según las especíesl'?' que da forma al
segmento anterior y permite la inserción del mús-
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Patología ocular en reptíles. A. Bayón et al. Clíníca Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, n" 3, 1999.
Fig. 1. Ojo izquierdo de un geco tokay (Gekko gecko). Los párpados se
encuentran fusionados y forman la membrana lenticular o anteojo, transparen-
te. La pupila en esta especie es vertical con aspecto dentado.
Fig. 3. Ojo izquierdo normal de una iguana verde (Iguana iguana). Se obser-
va que la pupila es redonda con una escotadura ventral. El iris presenta vasos
sanguíneos que se visualizan fácilmente.
culo ciliar en el borde de la córnea. Los cocodri-
lianas carecen de osículos esclerales, aunque el
cartílago escleral está muy desarrollado y se
extiende anteriormente hasta alcanzar casi la ora
serrata. Esta estructura está también presente en
los quelonios. Los ofidioscarecen de cartílago hia-
lino, y su esclerótica es completamente fibrosa(30).
Córnea.
La córnea es fina y está compuesta por el epite-
lio anterior, la estroma, la membrana de Desce-
met y el epitelio posterior (endotelio)(S, 9). La
membrana de Descemet es fina en quelonios y
lagartos diurnos, y lo es mucho más en serpientes
y gecos nocturnos, pudiendo faltar en estos últi-
mos(9,37). En relación a la capa de Bowman, está
ausente en los reptilesv': 9), excepto en lagartos
diurnos, en los cuales es gruesa y de naturaleza
cclular'ê?'. Por otra parte, algunos gecos carecen
de endoteliov".
Fig. 2. Ojo izquierdo normal de un galápago de Florida (Trachemys scripta
elegans). Se observa que la pupila es redonda, y el iris de color verde presen-
ta una banda oscura horizontal.
Fig. 4. Ojo izquierdo de una tortuga de caja americana (Terrapene carolina).
Se observa el iris de color rojo, característico de los machos.
Cristalino.
Las lentes de los reptiles son, en general, flexibles
y blandas'ê'. En los lagartos existe un cojinete de
células epiteliales en el ecuador, el cual termina en el
cuerpo ciliar. Este cojinete está pobremente desarro-
llado en quelonios y ausente en serpientes(30).
Como en los mamíferos, la mayoría de los repti-
les pueden pasar del enfoque de un objeto lejano
al de un objeto cercano mediante la contracción
de músculos ciliares que provocan la deformación
de las lentes flexibles. Sin embargo, en los ofidios
la focalización se debe a la contracción del iris que
incrementa la presión en la cámara posterior del
ojo (cámara vítrea). Este aumento de presión
empuja las lentes (flexibles y blandas) hacia la
parte anterior de los ojos cambiando la posición y
permitiendo la acomodación'?' 26,30,32).
Úvea y segmento posterior.
- Iris: Presenta diferentes aspectos en relación a
&
229
Patologia ocular en reptiles. A. Bayón et af. Cllntca Veterinaria de Pequeños Animales (Avepal Vol. 19, n" 3, 1999.
Fig. 5. Colocación de una iguana verde (Iguana iguana) para una exploración
biomicroscópica.
Fig, 6. Observación del ojo derecho normal de una iguana verde (Iguana
iguana), al cual se le ha realizado una hendidura.
Fig. 7. Tonometria por aplanamiento (Tono PenQPXL) en una iguana verde
nguana iguana) sedada.
la pupila, coloración y patrones vasculares (Fig. 1,
2, 3 y 4), En general, los reptiles diurnos (y todos
los quelonios) tienden a tener pupilas redondas, y
los nocturnos, pupilas elípticas debido a que éstas
se ensanchan más y permiten una mayor entrada
de luz. En las iguanas la pupila es redonda con
dos escotaduras, dorsal y ventral, que le dan un
ligero aspecto elíptico (Fig. 3), En los gecos la
pupila aparece como una línea vertical dentada
(Fig. 1), lo cual permite un mejor detalle de las
presas que deben capturar para alimentarse'?'.
En general, la vascularización se observa en
forma de dos arterias que penetran hacia el iris
inferior y temporalmente, formando un plexo de
capilares que se dispone circunferencialmente
cercano al músculo esfínter. El drenaje venoso
forma un plexo superficial, fácilmente visible(26).
A diferencia de los mamíferos, los músculos
ciliares de los reptiles están constituidos por mús-
culo estriado (no por musculatura lisa), lo que per-
mite una respuesta muy rápida a la luz (excepto
en quelonios) mediante un control voluntario. Los
procesos ciliares sólo se encuentran en quelonios,
cocodrilianos y ofidios. El ángulo iridocorneal es
similar al de los mamíferos pero menos desarrolla-
do(8,11, 19, 26,41).
- Retina: Generalmente es avascular (anangióti-
ca), aunque existen algunas estructuras vasculares
en el polo posterior. En los lagartos la retina es ali-
mentada por los vasos coroidales y el cono papi-
lar. Este último es una proyección vascular (similar
al pecten de las aves y que deriva de los vasos hia-
loideos) que avanza desde la cabeza del nervio
óptico hacia el vítreo, y llega incluso a alcanzar la
cápsula posterior del cristalino. Las serpientes
presentan una red de vasos desde la coroides o
membrana vascular de la retina, la cual discurre
por el vítreo posterior antes de abandonar el ojo
en el nervio óptico. En cocodrilos existen peque-
ños vasos curvados que se pueden observar en la
cabeza del nervio óptíco'l- 26,30).
El número de conos y bastones es muy variable:
las serpientes nocturnas no requieren una visión
en color, ya que no existe suficiente luz, por lo que
solamente poseen bastones (sensibles a la luz pero
que producen una imagen sin color), mientras que
las serpientes diurnas poseen conos que reaccio-
nan ante el color y también bastones. En quelo-
nios predominan los conos, y en cocodrilos, los
bastones. En estos últimos el tapetum retinal está
formado por la acumulación de cristales de guani-
na en las células epiteliales pigmentadas de la reti-
na(7,26, 30, 38, 41).
EXAMEN OFTALMOLÓGICO.
Las pautas de examen oftalmológico en reptiles,
aunque con algunas particularidades, no difieren
en lo esencial de las realizadas en mamíferos o
aves'?'. En primer lugar debe recogerse una histo-
ria clínica completa donde se reflejen la reseña y
230
Patología ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) VoL 19, n" 3, 1999.
antecedentes clínicos del animal, así como el hábi-
tat (tipo de terrario, control de la temperatura,
tipo de luz, etc.) y la alimentación. Mientras se
está realizando la anamnesis se recomienda que el
animal esté lo menos sujeto posible, con el fin de
poder valorar su agudeza y estado de alerta visual
así como su comportamiento en general. Poste-
riormente, el examen ocular se englobará dentro
del examen físico general del animal.
- Inspección: Es preciso un conocimiento pro-
fundo de la anatomía y del comportamiento de
estas especies, aunque lo ideal es efectuar el exa-
men oftalmológico sin el uso de agentes sedantes
o anestésicos, ya que pueden interferir en la
secreción lagrimal o reflejos. Sin embargo, para la
exploración de especies venenosas o muy agresi-
vas, es recomendable la sedación e, incluso, la
ancstesia'ê!'. En general, la sedación en reptiles se
efectúa mediante ketamina (Imalgene 1000®,
Rhòne Mérieux) a dosis de 22-24 mg/kg IV, 1M
o Sc. Para la anestesia puede utilizarse el mismo
producto a una dosis de 55-88 mg/kg IV, 1M
o se previa inoculación de O,O1-0,04 mg/kg 1Mde
atropina, 15 minutos antes de inocular la ketami-
na. La administración de atropina es útil en repti-
les de pequeño tamaño ya que disminuye las
secreciones y, por tanto, el peligro de muertes
por problemas respiratorios. De esta forma, la
anestesia se prolongará durante un período apro-
ximado de 20 minutos'ê'.
La exploración de las estructuras del segmento
anterior y estructuras perioculares (párpados,
espéculo, espacio subespecular, córnea, cámara
anterior, iris y cristalino) se efectúa mediante un
foco de luz, oftalmoscopio directo (con una lente
de +250 o +400) y biomicroscopio. Este último
es necesario debido al reducido tamaño de los
ojos de los reptiles, ya que permite una buena
amplificación (Figs. 5 y 6), pues, de lo contrario,
la mayor parte de las lesiones en especies peque-
ñas pasarían desapercibidas'é': 27).Para ello, es útil
la ayuda de un experto en el manejo de estos ani-
males que permita al clínico manejar con facilidad
el aparataje necesario en la exploración.
En serpientes, es importante examinar el techo
de la cavidad bucal en la parte adyacente al órga-
no vomeronasal en afecciones del espacio córneo-
especular.
- Reflejos: Se exploran generalmente el reflejo
de amenaza y el reflejo directo y consensual. En
estas especies la ausencia del reflejo de amenaza
no implica necesariamente ceguera, al igual que
ocurre en mamíferos muy jóvenes. La exploración
de los reflejos directo y consensual se efectúa en
una habitación oscura con un potente foco de luz.
El primero es muy rápido; sin embargo, el segun-
do puede no producirse o aparecer con una pupi-
la más dilatada que la del ojo estimulado. Este
hecho no debe confundirse con un déficit neuro-
lógico, ya que existe un controlvoluntario de la
musculatura del iris(21,30,33).
Dada la dificultad para mantener los párpados
abiertos, fundamentalmente en especies con un
potente cierre palpebral, puede ser necesario rea-
lizar un bloqueo de la inervación del músculo orbi-
cular para poder explorar las estructuras oculares.
Este procedimiento se efectúa mediante la inyec-
ción de lidocaina se al 2% en la parte dorsal y
lateral del ojd29), ya que el curso de las ramas pal-
pebrales o auriculopalpebrales del nervio facial es
similar a las especies doméstícas'êê'.
- Test de Schirmer: En reptiles con párpados
se puede utilizar este test para valorar la cantidad
de secreción lagrimal, adecuando la tira al tamaño
ocular(21).
- Tinciones: El uso de fluoresceína en colirio
permite poner de manifiesto lesiones en la córnea
o posibles obstrucciones en el aparato lagrimal.
La tinción con rosa Bengala se efectúa cuando
existen evidencias de queratitis'ê!'.
- Citologías y cultivos: Pueden ser necesarias
cuando se sospecha un problema infeccioso o la
presencia de ácaros en las estructuras periocula-
res(l1,21).
- Tonometría: Existen escasos datos en la lite-
ratura sobre la presión intraocular en reptiles. La
tonometría por indentación es difícil de realizar
debido al pequeño tamaño ocular, potente cierre
palpebral de algunas especies y también por la
postura que deben adoptar los animales y que
soportan mal. El método más idóneo es la tono-
metría por aplanamiento (Tono Pen® XL) (Fig. 7),
debido al reducido tamaño del extremo que se
aplica sobre el ojo (sonda de acero). En el cocodri-
lo (Alligator mississippiensis), con longitudes
comprendidas entre 46 y 117 cm, los valores de
presión intraocular oscilaron entre 8 y 30 mm Hg
(los valores más bajos correspondieron a los ani-
males de mayor longitud)(39).En la iguana verde
nosotros hemos obtenido, también, un rango de
valores de presión intraocular muy amplio, que
osciló entre 9 y 32 mm Hg.
. Oftalmoscopía directa e indirecta: El exa-
men del segmento posterior es complicado a
causa de la rápida y fuerte contracción del iris.
Debido a las particularidades de la musculatura del
iris, la midriasis puede conseguirse mediante anes-
tesia general, inyecciones intraoculares de 0,05-
&
231
Patologia ocular en reptiles. A. Bayón et ol. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, n'' 3, 1999.
0,1 ml de d-tubocurarina (d-tubocurarine chlori-
de®, Sigma Chemical Ca) (20 mg/ml), o aplica-
ción tópica de esta última en colirio. Las inyeccio-
nes intraoculares se realizan en el limbo esclero-
corneal y cranealmente al iris mediante agujas de
27G-30G. Generalmente, la midriasis suele durar
de 30 minutos a varias horas, tiempo suficiente
para realizar la exploración mediante un oftalmos-
copio directo, indirecto o también mediante un
retinóqrafo'U: 27).En serpientes, las inyecciones
intraoculares de d-tubocurarina no son efecti-
vas(30).La oftalmoscopía directa es el método más
frecuente de exploración, aunque no es el mejor
en los reptiles, utilizándose inicialmente para un
examen rápido. Cuando se sospeche de alguna
lesión, se utilizaría la oftalmoscopía indirecta, ya
que permite explorar un área muy amplia del fun-
dus (con una imagen invertida). Además, permite
al clínico mantener alejada su cara de la cabeza del
reptil. La lente utilizadadepende del tamaño de los
animales, 200-300 en reptiles grandes o 900 en
pequeñas especies(21).
- Retinografía: Permite visualizar el fondo del
ojo solamente en grandes especies debido a que,
en ojos muy pequeños, la distancia focal no es la
adecuada.
- Electrorretinografía y medida de los
potenciales visuales: La primera se utiliza para
objetivar el funcionamiento de la retina, y la
segunda, para explorar el funcionamiento de los
centros corticales de la visión(33).Se han descrito
algunos estudios en iguanas, geco tokay y tortu-
gas en condiciones fisiológicas, y también en
cocodrilos intoxicados por mercurío'l?'.
- Ultrasonografía: Esta técnica no invasiva de
diagnóstico se utiliza fundamentalmente en oftal-
mología cuando la opacificación de estructuras
anteriores (córnea, cámara anterior, cristalino) difi-
cultan la visualización de estructuras profundas
(cámara vítrea y retina). Asimismo, ofrece infor-
mación en biometría ocular y patologías de la órbi-
ta. No obstante, en la literatura existen escasos
datos de la aplicación de esta técnica en la explo-
ración ocular en reptiles; solamente se ha publica-
do el diagnóstico de una variz orbital en una igua-
na con un exoftalmo't'". La técnica de examen es
igual a la realizada en pequeños animales: se insti-
la una gota de anestésico local y, posteriormente,
una abundante capa de gel en la zona ocular, apli-
cándose el transductor (7,5-10 MHz) directamente
sobre el ojo. En la iguana verde, mediante la eco-
grafía bidimensional, se observan las siguientes
estructuras desde el exterior hacia el interior (Fig.
8A): córnea, cámara anterior, cápsula anterior del
Fig. 8. Ecografía ocular corte sagital modo BD (A) YDoppler flujo color (B) en
una iguana verde (Iguana iguana) normal, donde se observan las diferentes
estructuras del ojo. CA = cámara anterior; C = cristalino; CP = cono papilar.
Mediante el Doppler flujo color (B) se pone de manifiesto la vascularización del
cono papilar (color rojo) que avanza desde el nervio óptico y atraviesa el vitreo.
A la derecha del globo ocular se puede observar el flujo de una arteria ciliar.
Fig. 9. Ojo izquierdo de una iguana verde (Iguana iguana) con una blefaritis
bacteriana (Pseudomonas spp.).
cristalino, lente, cápsula posterior del cristalino y
cámara vítrea. En el interior de esta última se
observa una estructura hiperecógena, llamada
cono papilar, que parte de la papila óptica y llega
muy cerca del cristalino. Se trata de una estructura
muy vascularizada, cuya función es la nutrición de
la retina. Mediante el Ooppler flujo color se puede
observar la vascularización, tanto del cono papilar
como de la órbita (Fig. 8B).
- Radiología: Se utiliza en oftalmología de
forma preliminar a otras técnicas de imagen
(ultrasonografía, tomografía axial computerizada
y resonancia magnética) en la valoración de la
órbita y cráneo(33,35).
- Tomografía axial computadorizada: Pro-
porciona imágenes en detalle de las estructuras
contenidas en la órbita (globo ocular, músculos
extraoculares, nervio óptico), así como los hue-
sos. Ofrece datos importantes en el diagnóstico
de neoplasias orbitales, procesos inflamatorios y
traumátícos'êê' .
232
Patología ocular en reptíles. A. Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19. n" 3.1999.
Fig. 10. Ácaro (Ophionyssus natricis) obtenido de las escamas perioculares
de una culebra viperina (Natrix maura).
Fig. 12. Ojo izquierdo de una iguana verde (Iguana iguana) con blefaritis
traumática; se observa además una hemorragia esdera!.
- Resonancia magnética: En pequeños ani-
males se está utilizando fundamentalmente en
neuroftalmología, debido a la buena resolución
que proporciona para la valoración de los tejidos
blandos(33).
PATOLOGÍA OCULAR.
Párpados y anexos.
a) Párpados.
- Afecciones víricas: Se han descrito infec-
ciones palpebrales por herpesvirus y poxvi-
rus(27,29).
La infección por herpesvirus ha sido descrita en
tortugas verdes marinas con edades comprendi-
das entre 56 días y un añd16). La enfermedad es
de naturaleza respiratoria. Macroscópicamente,
los ojos están cubiertos por un exudado conjunti-
val caseosa. Existe también necrosis periglotal,
traqueitis con exudado caseosa intraluminal y
neumonía. Clínicamente se presenta en forma de
lesiones proliferativas y ulcerativas de la piel, afec-
Fig. 11. Ojo izquierdo de una iguana verde (Iguana iguana) con blefaritis de
origen traumático.
Fig. 13. Ojo derecho de un galápago de Florida (Trachemys scripta elegans)
que presenta hipertrofia de la glándula de Harder.
tanda frecuentemente a los tejidos perioculares.
Los exámenes histológicos de los tejidos afecta-
dos muestran inclusiones intranucleares basófilas.
Es frecuente que el proceso se compliquecon
bacterias Gram-negativas, en cuyo caso es preciso
instaurar un tratamiento sistémico con agentes
antimicrobianos'l'v. Así mismo, se ha descrito una
virosis por organismos similares a herpesvirus en
Geochelone chilensis(15). Los síntomas clínicos
predominantes consistieron en aumento de secre-
ciones nasales y conjuntivales, junto con anore-
xia, letargia, regurgitación y estomatitis necrótica.
Se observaron cuerpos de inclusión intranucleares
en las células epiteliales de la mucosa oral, típicas
de herpesvirus.
Los procesos ocasionados por poxvirus se han
documentado en caímanesí'?' en forma de lesio-
nes papulosas focales en la piel, y, particularmen-
te en la de párpados, falanges, mandíbula y maxi-
lar. El examen histológico pone de manifiesto la
presencia de inclusiones intracitoplasmáticas eosi-
nófilas. Generalmente esta virosis regresa sin tra-
tamiento(17,30).
233
Patologia ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clinica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, n" 3,1999.
- Afecciones bacterianas: Varias especies de
bacterias han sido aisladas, E. coli, Aeromonas
sp. (6), Psedomonas sp(30l,Proteus sp. y Provide-
cia rettgeri(13) y por tanto, consideradas responsa-
bles de infecciones oculares en reptiles. La arena
empleada como sustrato puede actuar como
causa predisponentef", Clínicamente, se manifies-
tan en forma de lesiones piogranulomatosas y
abscesos a nivel palpebral (Fig. 9)(30).Estas lesio-
nes pueden afectar además a la conjuntiva, zonas
subconjuntival, retrobulbar, periorbital e intraocu-
lar, así como a los espacios interespeculares en
aquellas especies que carecen de párpados móvi-
les. Las bacterias pueden penetrar a través de
heridas, cuerpos extraños, vehiculadas vía hema-
tógena desde lugares distantes (muy frecuente en
Psedomonas spp.), transmitidas por picaduras de
ectoparásitos infectados (transmisión de Aeromo-
nas sp. por Ophionyssus natricis) (Fig. 10) o
desde la cavidad oral a través del conducto nasola-
crimal hasta el espacio subespecular'?'. Los signos
clínicos dependen fundamentalmente de las
estructuras anatómicas implicadas, del tamaño y
de la duración o cronicidad del proceso. El blefa-
rospasmo y la decoloración de la piel son signos
habítuales'l!'. El tratamiento para un absceso que
envuelve cualquier tejido periorbital u ocular aso-
ciado requiere la completa eliminación de los teji-
dos necróticos y detritus celulares, seguido de un
lavado a base de soluciones antisépticas (solución
diluida de clorhexidina) y la aplicación de poma-
das oftálmicas a base de antibióticos de amplio
espectro(ll, 27,30).Si los abscesos son grandes o
múltiples, está indicada la terapia antibiótica
parenteral(30).
- Parásitos (ácaros y garrapatas): Con fre-
cuencia se pueden encontrar parásitos (Ophion-
yssus natricis) (Fig. 10) en el pliegue de piel del-
gada, muy vascularizada, que aparece entre el
anteojo y las escamas perioculares, y también en
los cantos externos de los párpados. Las lesiones
inflamatorias que originan pueden provocar irrita-
ción corneal y queratitis consecuente con ulcera-
ción o sin ella(27,29,30).El tratamiento contra la
acariosis se realiza mediante la utilización de cin-
tas impregnadas en diclorvos (Hexipra solucíón'",
Hipra), que se introducen en el tèrrario durante
tres días, repitiendo este tratamiento a los 14
días. En el caso de las garrapatas, el tratamiento
suele ser manual, previa administración de alco-
hol sobre las mismas para facilitar su desprendi-
mientd30) (cuidando de no introducirlo a nivel ocu-
lar). También puede emplearse la ivermectina
(Ivomec'", Meria!) a dosis de 200 ].lg/kg, PO o SC,
siendo necesarias a veces 3 o 4 dosis administra-
das en períodos de 14 días.
- Micosis: Las infecciones micóticas de la piel
(Penicillium sp.) pueden afectar a los párpados y
a los anteojos (causa de retención), formando pla-
cas blancas, amarillas o pardas, e incluso áreas
decoloradas de las escamas que pueden extender-
se hacia tejidos orbitarios y producir destrucción
ocular. Para el tratamiento se emplean pomadas
tópicas a base de miconazol a12% (Fungisdin gel®,
ISDIN) o tolnaftato al 1% (Cuatroderrn'", Schering-
Plouqh), en el caso de que existiera infección sisté-
mica con afección dermatológica, se administrará
ketoconazol PO (Panfunqol-Vet", Esteve Vet~rina-
ria) a dosis de 30 mg/kg cada 2-3 días(4,27)duran-
te 4-6 semanas. La profilaxis puede realizarse
mediante baños de 1 a 2 horas en una solución de
clorhexidina (Deratin", Normon) (0,26 ml/L) dia-
riamente cuando se aproxima la muda(30).
- Traumatismos: Además de los problemas
infecciosos, pueden observarse blefaritis de etiolo-
gía traumática producida por una mala disposi-
ción de los terrarios o, en general, por un mal
manejo de estos animales (Figs. 11 y 12).
b) Membrana nictitante.
- Procesos inflamatorios: Son debidos a
infecciones, irritación mecánica causada por cuer-
pos extraños, irritación química o hipertrofia de la
glándula de Harder'U'. Aparecen con frecuencia
en quelonios y cocodrilianos (Figs. 13 y 21), aso-
ciándose, en ocasiones, con una hipovitaminosis
A subclínica. En estos casos el tratamiento debe-
ría incluir vitamina A por vía oral o parenteral
junta cori gentamicina tópica'"!'. En cuanto a la
utilización de antiinflamatorios, algunos autores
recomiendan soluciones oftálmicas a base de cor-
ticosteroides, como la dexametasona (Maxídex",
Alcon-Cusíj'l?', y otroS(41),la utilización de antiin-
flamatorios no esteroideos, como la oxifenbutazo-
na o el pranoprofeno (Oftalar'", Laboratorios
Cusí), más adecuados cuando se sospeche la exis-
tencia de erosiones corneales por el agranda-
miento de la membrana nictitante.
- Opacificación: Se ha descrito en varios cai-
manes adultos. Se trata probablemente de depósi-
tos de calcio u otras sales, de etiología desconoci-
da. Debido a que solamente se ha observado en
caimanes en cautividad, se cree que una mala
higiene puede ser un factor predísponente'ê?'.
e) Conductos lagrimales.
- Dacriocistitis (inflamación de los con-
ductos lagrimales): Aparece ocasionalmente
ili
234
Patología ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clíníca Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, nO3, 1999.
en reptiles en cautividad y se relaciona con proce-
sos de avitaminosis A y helmintiasis. Este proceso
está caracterizado por un balanceo de la cabeza
frotado del ojo afectado con los miembros ante-
riores y lagrimeo excesivo. En las dacriocistitis
severas o crónicas la secreción lagrimal puede
estar impedida debido a la inflamación de los con-
ductos. Otras veces se caracteriza por la presencia
de burbujas producidas desde el saco conjuntival
debido al paso de aire desde la cavidad orofarín-
gea. El tratamiento consistirá en la administración
de antibióticos y antiinflamatorios tópicos,
pudiendo llevarse a cabo la canulación de los con-
ductos lagrimales en animales que por su tamaño
lo permitan. Además, es recomendable la aplica-
ción de un tramiento antibiótico sístèmíco'U'.
Anteojo o membrana lenticular y espacio
corneoespecular o sublenticular.
- Disecdisis: Se trata de una de las patologías
corneales o epicorneales más frecuentes en algu-
nos reptiles (serpientes y salamanquesas) cauti-
VOS(ll,30,41).Consiste en la falta de muda del ante-
ojo durante una o varias ecdisis (Figs. 14 y 15),
pudiendo aparecer también defectos de muda en
otras partes del cuerpo y de la cabeza. La etiolo-
gía está relacionada generalmente con humedad
ambiental inadecuada, temperatura zonal baja,
mala nutrición, hipoproteinemia producida por
anorexia, deshidratación, enfermedades sistémi-
cas o infestación por ectoparásitos (Ophionyssus
natricis); estos últimos provocan hemorragias,
cicatrices y acumulación de restos en el margen
del anteojo que dificultan el desprendimiento;
también puede producirse cuando, dentro del
terrario, no existen sustratos suficientemente
ásperos para que el reptil se pueda frotar la barbi-
lla y cara para iniciar la muda(22,26,27,41).
Frecuentemente es difícilde visualizar en sus pri-
meros estadios, debido aque puede no diferir del
anteojo normal. Cuando se produce la retención
de capas sucesivas, por diferentes mudas, el ante-
ojo se vuelve más grueso y opaco, y entonces es
fácil su diagnóstico. La consecuencia final es la
afectación de la visión, lo que provoca la falta de
ingesta por disminución de la habilidad para cap-
turar sus presas(22).
Las pautas de tratamiento deben basarse, en pri-
mer lugar, en la revisión de las condiciones
ambientales del terrario, es decir, colocar un reci-
piente con agua limpia, temperatura adecuada y
sustratos ásperos. Posteriormente, se bañará al
animal durante, al menos, 1hora, en agua tem-
plada (25-27 OC). A continuación, se debe envol-
ver al paciente en una toalla caliente y húmeda
para favorecer el desprendimiento de las zonas de
piel muerta mediante los movimientos naturales
de su cuerpo al reptar intentando salir de la envol-
tura. En el terrario deben emplearse sustratos a
base de papel u algodón humedecidosê!'. El trata-
miento medicamentoso incluirá la administración
de una solución de conservación de lentes duras
de contacto (utilizada habitualmente en medicina
humana), lágrimas artificiales o vaselina en
ungüento. Se administrará mediante un bastonci-
llo con cabeza de algodón, realizando a la vez un
masaje en la unión del anteojo con la piel de la
cara, desde la periferia hacia el centro del ojo;
esta maniobra se repetirá 3 veces/día. Asimismo,
la administración de una gota de N-acetilcisteína
(NAC®, Thérapeutique Vétérinaire Moderne), 3
veces/día, ayudará al desprendimiento de las
capas superficiales. Generalmente la ecdisis se
producirá en un plazo de 7 días. Si no se produce
el desprendimiento, será necesario el tratamiento
quirúrgico mediante fórceps, de forma cuidadosa
y mediante amplificación adecuada, para no
dañar las capas más profundas. La utilización de
cinta adhesiva para su extracción debe evitarse
(maniobra ampliamente utilizada por importado-
res y minoristas del sector), ya que habitualmente
se elimina la totalidad del anteojo'l?', lo que pre-
dispone a la aparición de queratitis severa y pérdi-
da inevitable del ojo en muchos casos(ll, 19,27,30).
En estos casos es recomendable la administración
de lágrimas artificiales, el empleo de lentes de
contacto blandas o la realización de la trasposi-
ción de mucosa oral sobre el ojd22).
Si la causa de la disecdisis fuera la presencia de
ectoparásitos se recomienda la administración de
ivermectina (0,2 mg/kg SC) o también la coloca-
ción de diclorvos en una caja con orificios dentro
del terrario(27).
En relación a la profilaxis, para posteriores
mudas debe tenerse en cuenta, a medida que se
acerca esta época, el incremento de la humedad,
el control de la temperatura zonal óptima, la ali-
mentación equilibrada que cubra todos los reque-
rimientos nutricionales del paciente y la provisión
del sustrato rugoso.
- Distensión del espacio sub lenticular o
enfermedad bullosa: Se ha descrito frecuente-
mente en serpientes y gecos. Es debido a la obs-
trucción del conducto naso lagrimal que ocasiona
una distensión del espacio sublenticular por acú-
mulo de un líquido claro. Las causas del bloqueo
pueden ser infecciones, presiones externas (gra-
nulomas que afecten al cerebro), cicatrices o fibro-
.t.
235
Patología ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, n" 3, 1999.
sis causadas por quemaduras del techo de la boca
y anomalías congénitas (ausencia u oclusión del
conducto naso lagrimal) . Este proceso no debe
confundirse con los procesos normales de ecdisis
donde el fluido presente entre las capas viejas y
nuevas de piel producen una opacidad del anteo-
jo. Tampoco debe ser considerado como un glau-
coma, pues existe enoftalmo'F', aunque haya pro-
trusión hacia fuera del anteojo. Para la
confirmación del diagnóstico se inyecta una gota
de fluoresceína (0,05 mI) en el espacio sublenticu-
lar, a través del canto lateral del anteojo, median-
te una aguja de 30G observando la no aparición
del colorante en el techo bucal. Posteriormente,
es conveniente efectuar el drenaje pues el incre-
mento crónico de presión puede dañar seriamen-
te el ojo. El drenaje se practica bajo anestesia
general mediante una conjuntivoralostomía. Para
ello se efectúa una incisión en forma de cuña de
unos 300 a través de la cual se introduce una
aguja curva de 18G que penetra desde el fórnix
inferior del espacio sublenticular hasta el techo de
la boca, y emerge en el caso de las serpientes
entre los dientes palatinos y maxilares. Posterior-
mente, se coloca un tubo Silastíc" (0,635 mm de
diámetro externo) o un hilo de nylon (2/0) a tra-
vés de la aguja(35)que se mantendrá durante un
mes; después de la cirugía se aplicará gentamicina
tópica (en pomada) durante 7 días, y parenteral
(2,5 mg/kg 1M)cada 72 horas, 4 veces(31).
- Infecciones del espacio corneoespecular
o abscesos: Se producen de forma secundaria a
estomatitis necróticas (por ascensión a través del
conducto nasolagrimal), lesiones perforantes del
espéculo (mordeduras de roedores) o disemina-
ción vía hematógena en animales con bacterie-
mia. Se han aislado fundamentalmente Pseudo-
monas y Proteus, así como diversos protozoos
flagelados(27) y hongos (Aspergillus y Fusa-
rium)(5).Los animales presentan distensión, opa-
cidad y vascularización del anteojo. En el caso de
las infecciones por bacterias Gram-negativas el
material purulento es muy espeso, ocultando
incluso el ojo; si se trata de protozoos, aparece un
líquido seroso, brumoso y con depósitos floculen-
tos que se sitúa en la parte posterior del anteojo y
anterior de la córnea, acompañándose de celulitis
difusa(30).
Tanto el diagnóstico como el tratamiento se
basarán en la citología y cultivo posterior del aspi-
rado obtenido del espacio corneoespecular. Des-
pués de realizar el drenaje del contenido mediante
una incisión en forma de cuña realizada en la
parte ventral del anteojo, se efectuará un lavado
mediante una solución salina estéril junto con
povidona yodada (relación 3: 1). Si el proceso es
bacteriano, debe realizarse un antibiograma, aun-
que, mientras se esperan resultados, puede
comenzarse empleando una pomada de gentami-
cina junta con la administración parenteral de sul-
fato de amikacina (Amikacina Norrnon'", Nor-
mon) (2,5 mg/kg IM/72 horas); en el caso de
protozoos se aplicará metronidazol (Flagyl®,
Rhone-Poulenc Rorer) vía oral a una dosis de SO-
100 mg/kg durante 14 días(22,27).
Conjuntiva y córnea.
- Conjuntivitis: La inflamación de la conjuntiva
acompaña a procesos sistémicos virales (Herpes-
virus, Mycoplasma) o bacterianos (Aeromonas,
Pasteurella, Pseudomonas). Se presenta en
forma de una secreción serosa o mucopurulenta
junto con una hiperemia conjuntival, asociada a
una blefaritis(26).El tratamiento incluye la limpieza
de las secreciones con solución salina fisiológica y
posterior aplicación de antibióticos tópicos como
gentamicina y/o tobramicina, 4-6 veces./dia'l?'.
- Hipovitaminosis A: Se presenta, general-
mente, en quelonios acuáticos y semiacuáticos, y
en particular, animales jóvenes en crecimiento, ali-
mentados con dietas ricas en proteína animal y
deficientes en f3-caroteno (Gammarus, jamón de
York, carne magra). Uno de los signos más tem-
pranos de este proceso es el edema, leve o mode-
rado, de los párpados (blefaroconjuntivitis), y de
los tejidos epiteliales en general (Fig. 16). Si no se
corrige la dieta y el proceso continúa, los párpados
aumentan de tamaño progresivamente hasta que
el animal es incapaz de abrir los ojos, y generan un
aspecto ocular clásico de color rosado o blanquecí-
nd42). Una complicación de este proceso es que
los animales dejan de comer porque la mayor
parte de los quelonios necesitan la vista para apre-
hender su comida. A medida que el proceso se
hace crónico, se produce una metaplasia escamo-
sa de los epitelios de las glándulas orbitarias y de
sus conductos. Previamente, las secreciones lubri-
cantes mucinosas cesan, la arquitectura histológica
glandular se altera progresivamente y los acinis dela glándula se llenan con desechos celulares desca-
mados. Debido a la pérdida de integridad celular,
estos tejidos están más predispuestos a sufrir infec-
ciones secundarías'U', que se agravan cuando las
condiciones de temperatura ambiental e higiene
del agua no son las adecuadas. La metaplasia esca-
mosa puede desarrollarse también en otros epite-
lios (renal, pancreático, gastrointestinal y respira-
torio), lo que complica el pronóstico.
236
Patologia ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clinica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, n'' 3,1999.
Fig. 14. Ojo izquierdo de una pitón (Python regius) con retención del anteo-
jo.
Fig. 16. Ojo izquierdo de un galápago de Florida (Trachemys scripta ele-
gans) con hipovitaminosis A. Se observan los párpados cerrados debido al
edema palpebral.
Fig. 18. Ojo izquierdo de una tortuga mordedora (Chelydra serpentina). Se
observa un punteado grisáceo-blanquecino, compatible con depósitos de
colesterol en la córnea (flecha).
El diagnóstico diferencial se hará con problemas
oculares posthibernación en los cuales puede apa-
recer un exudado ocular seroso o mucopurulento
y blcfaroedema'U': también con infecciones de
vías respiratorias superiores producidas por
Mycoplasma Sp.(27).
El tratamiento se inicia con la administración
Fig. 15. Ojo izquierdo de un geco tokay (Gekko gecko) donde se observa la
retención del anteojo teñido con rosa Bengala.
Fig. 17. Ojo izquierdo de una tortuga mora (Testudo graeca) donde se obser-
va una placa redondeada en la zona superior de la córnea compatible con una
queratitis.
Fig. 19. Ojo derecho de una tortuga mora (Testudo graeca) de 25 años de
edad. Se observa un halo blanquecino en el limbo esclerocorneal compatible
con un arcus lipoides (depósitos de colesterol) caracteristico de animales de
edad avanzada (flecha).
de 1.000-2.000 UI/kg 1Mde vitamina A que se
repetirá semanalmente hasta que el problema
desaparezca'é'". Se ha sugerido que la suplemen-
tación de esta vitamina vía oral es más segura,
ya que vía parenteral puede causar hipervitami-
nosis A cuando se sobredosifica. Sin embargo,
en estos animales enfermos la vitamina A se
ili
237
Patología ocular en reptiles. A. Bayón et a/. Clínica Veterinaria de Pequeños Anímales (Avepa) Vol. 19, n" 3, 1999.
Fig. 20. Ojo derecho de una iguana verde (Iguana iguana) donde se observa
un marcado hipema.
absorbe mal vía oral, porque los epitelios gas-
trointestinales están tan deteriorados como los
conjuntivales'U: 42). Posteriormente debe admi-
nistrarse comida al animal, mediante sonda si
fuera necesario, y optimizar las condiciones de
temperatura. Es razonable el uso de antibióticos
tópicos a base de gentamicina o también la utili-
zación de la ciprofloxacina en solución oftálmi-
ca. El uso de pomadas ayuda a lubricar los teji-
dos perioculares y la córnea, ya que la
lubrificación se ha perdido durante los cambios
disqueratóticos de las glándulas orbitales y de las
células conjuntivales en copa. La utilización de
lágrimas artificiales también ayuda a solucionar
el problema. A veces es necesario drenar y eli-
minar el material purulento de los espacios orbi-
tarios con povidona yodada al 20% y legrado del
material impactado. Para luchar contra la infec-
ción puede ser necesaria la administración de
antibióticos sistémicos como la enrofloxacina
(Baytríl", Bayer) (5mg/kg/24h), e incluso la
administración de antibióticos específicos tras la
realización del cultivo correspondiente(ll, 31,42).
En general, la mejoría es muy notable a partir de
los 7 días de instaurar el tratamiento. Cuando
puedan alimentarse por sí mismos, se les admi-
nistrarán pequeños peces enteros, hígado,
pellets comercializados para truchas, algas de
estanques, algas marinas y, en general, alimen-
tos equilibrados y ricos en vitamina A(ll, 42).
- Cuerpos extraños en la conjuntiva: Los
cuerpos extraños se han encontrado en el fórnix
conjuntival de quelonios, especialmente en aque-
llos que hibernan en heno o paja. En los que son
mantenidos en arena o grava se produce una que-
mosis fundamentalmente en la conjuntiva del pár-
pado inferior, que además es refractaria al empleo
de antiinflamatorios, incluso después de haber eli-
minado el cuerpo extraño. El tratamiento requiere
Fig. 21. Ojo derecho de un galápago leproso (Mauremys leprosa;ldonde se
observa un absceso en la glándula lagrimal y uveítís.
la eliminación quirúrgica de la conjuntiva hiper-
plásica bulbar. Los cuerpos extraños que no son
extraídos pueden llegar a penetrar en la córnea y
provocar incluso una panoftalmítísv?'.
- Queratitis: La inflamación de la córnea se
observa fundamentalmente en quelonios, produci-
da por varios géneros de bacterias (Moraxella,
Pseudomonas, Aeromonas). Clínicamente se
observa a modo de placas blanquecinas sobre la
córnea (Fig. 17) como resultado de las lesiones
que envuelven al agente infeccioso. Aunque los
antibióticos tópicos (gentamicina, tobramicina)
pueden controlar la infección, la placa debe ser
extraída de la superficie de la córnea (bajo aneste-
sia); si previamente no se ha administrado ningún
colirio antibiótico, es recomendable efectuar el
cultivo y antibiograma de dicha placa. Este tipo de
queratitis en quelonios es muy contagiosa y, por
tanto, son animales que deben permanecer sepa-
rados de los demás(19,20).
En las serpientes se ha descrito una queratitis de
etiología fúngica que, si no son tratadas, evolucio-
nan hacia una panoftalmitis, que requiere en
muchos casos la enucleación del ojo afectado'ê'. El
diagnóstico se realiza mediante raspado de la
lesión y observación de las hifas, aunque no debe
olvidarse que, en la córnea de los reptiles, existen
hongos de forma saprofita que no producen nin-
gún tipo de lesión'l?'. Si se han aplicado corticos-
teroides tópicos durante largo tiempo, éstos redu-
cen los mucopolisacáridos y causan cambios
degenerativos en la membrana basal del epitelio,
lo que permite proliferar a los hongos(5). Para el
tratamiento se emplea miconazol tópico al 1-2%
(Funqisdin'", ISOIN).
- Úlceras corneales: Son debidas en muchos
casos a traumatismos, fundamentalmente durante
la captura y el transportev?'. Las lesiones se
ponen de manifiesto mediante la utilización de
ili
238
Patologia ocular en reptiles. A.·Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Anímales (Avepa) Vol. 19, na 3, 1999.
fluoresceina'l!'. Generalmente, las úlceras respon-
den positivamente a la aplicación de antibióticos
de amplio espectro (gentamicina, neomicina, poli-
mixina) vía tópica, al menos tres veces al día; en
úlceras profundas la terapia debe ser más frecuen-
te. Puede emplearse el cianocrilatoê-' y, en oca-
siones, puede recurrirse al tratamiento quirúrgico
(tarsorrahaj'l?'. No están indicados los parasimpa-
ticolíticos debido a que el iris posee musculatura
voluntaria'l ': 27). Después de observarse la repara-
ción (test de fluoresceína negativo), es convenien-
te el empleo de corticosteroides tópicos'!".
- Depósitos de lípidos (colesterol) en el
estroma corneal: Aparecen frecuentemente en
quelonios terrestres, lagartos monitor, serpientes
marinas e iguanas marinas'!". Se observan clíni-
camente como un punteado de color grisáceo
blanquecino que no impide la visión (Fig. 18).
Otras veces pueden aparecer en forma de arco a
nivel del limbo (arcus lipoides o arco senil); en
este caso consisten en un círculo de color azulado
o blanco-plata en el intersticio de la córnea cerca
del limbo esclerocorneal uni o bilateralmente'?'
(Fig. 19). La etiología no está clara, aunque se
cree que la edad, la alimentación y el metabolismo
anormal del colesterol son los factores principales
en el mecanismo de aparición. Se desconoce si
este proceso está asociado a hiperlipidemia'?'.
Generalmente no se requiere ningún tratamiento.
- Queratopatía en banda: Consiste en la apari-
ción de una banda oblicua sobre la córnea, relacio-
nada con hipercalcemia, hiperparatiroidismo,
hipervitaminosis D, deposición de fosfato cálcico y
carbonato cálcico, y cristales de cistina o partículas
de colesterol. Ha sidodescrita en una serpiente de
forma unilateral causada posiblemente por un trau-
matlsmo'l!'. Excepcionalmente, en medicina huma-
na también se ha relacionado con neoplasias.
- Queratopatía posthibernal: También lla-
mada queratopatía coagulativa superficial, consis-
te en la aparición de placas opacas constituidas
por coágulos de proteínas que se adhieren fuerte-
mente a la superficie corneal subyacente; el trata-
miento consiste en la utilización de agentes tópi-
cos proteolíticos (N-acetilcisteína).
- Queratopatía relacionada con la altera-
ción de la ósmosis tisular: Aparece en espe-
cies de hábitat marino cuando se someten a un
ambiente de agua fresca hipotónica, debido a que
la bomba de sodio no mantiene la sequedad relati-
va de la córnea, lo que produce alteraciones ede-
matosas bilaterales. El tratamiento consistiría en
la aplicación de baños salinos. Generalmente, la
córnea vuelve a ser totalmente transparente'l!'.
- Queratopatía distrófica: Observada en dra-
gones de agua chinos (Physignathus cocínci-
nus)(9) como opacidades corneales bilaterales
similares a las que se describen en mamíferos. Los
animales afectados no presentaron ninguna alte-
ración de sus parámetros bioquímicos séricos.
Una verdadera distrofia ·corneal es de carácter
hereditario, pero esta relación no ha podido ser
demostrada en reptiles.
Úvea.
- Uveítis: La etiología incluye agentes víricos,
bacterianos (Aeromonas, Pseudomonas, Kleb-
siella)(2, 3D), fúngicos (después de producirse una
herida penetrante o también por diseminación vía
hematógena desde lugares distantes en el cuerpo),
parasitarios (protozoos o helmintos) y tumores
que afectan a estructuras internas del ojd11). Otras
veces aparecen de forma secundaria a ulceracio-
nes corneales y traumatismos oculares'è". Los
animales afectados manifiestan una amplia gama
de signos clínicos, entre los que se incluyen: blefa-
rospasmo, fotofobia, apariencia nublada de la cór-
nea e iris, miosis, varios grados de enrojecimiento
vascular en la periferia de los iris afectados, deste-
llos en la cámara anterior (observados mediante la
exploración con lámpara de hendidura), hipopión
e hipema'l ': 27, 41) (Figs. 20 y 21). El hipopión
(acumulación de leucocitos inflamatorios y detritus
fibrinosos en la cámara anterior del ojo), además
de ser un signo en las uveítis anteriores, puede
acompañar o ser una secuela de infección sistémi-
ca (abscesos multifocales y piogranulomatosos en
hígado, riñones, cerebro, pulmón'ê'" y/o glándu-
las endocrinas) y de procesos neoplásicos en
órganos reticuloendoteliales (infiltración de un
gran número de leucocitos en órganos no linfoi-
des)(ll). El hipema también aparece en otros pro-
cesos, por lo que el diagnóstico diferencial debe
efectuarse con parasitosis por helmintos, coagulo-
patías, hemangioendoteliomas o neoplasias vas-
culares (invaden el tejido vascular intraocular y
causar hemorragial'I!', y también en el caso de
quelonios sometidos a temperaturas cercanas a la
congelación durante la híbemacíóní'?'.
El tratamiento incluye la utilización de antibiotera-
pia tanta tópica como parenteral (esta última en los
casos en que se debe a la diseminación de una infec-
ción sistémica), corticosteroides tópicos y flunixín
meglumine (finadyne", Schering-Plough) a dosis de
0,5-1 mg/kg 1M cada 24-72 h durante 2 semanasé-
11,26). La midriasis debe ser conseguida con la utili-
zación de relajantes musculares tópicos o intraca-
me rulares (como se ha descrito previamente).
239
Patología ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, na 3,1999.
El pronóstico de las uveítis es reservado-grave ya
que pueden evolucionar a una panoftalmitis; ésta
se caracteriza por una inflamación muy severa y
degeneración de todas las estructuras del ojo, sien-
do particularmente frecuente en el caso de infec-
ciones resultantes de heridas perforantes (morde-
dura de roedores), y también en abscesos
eosinofílicos producidos por la invasión de los teji-
dos por nematodos o sus larvas. A veces también
pueden ser secundarias a lesiones tuberculosas, las
cuales, al principio, son pequeñas colecciones epi-
telioides y, posteriormente, aumentan en cantidad
volviéndose caseosas. Esta inflamación generada
en los tejidos del ojo puede llegar a ser tan severa
que da lugar a una oclusión de los vasos sanguíne-
os con posterior aparición de infartos necróticos o
necrosis generalizada. El ojo en la panoftalmitis
necrótica se caracteriza por estar sumamente
agrandado de tamaño, de color rosado y totalmen-
te lleno con material caseosa y necrótico. El trata-
miento de elección en la panoftalmitis es la enucle-
ación, debido a que los ojos son estéticamente
inaceptables y están más propensos a la abrasión
por objetos cercanos al reptil, lo que constituye un
foco infeccioso. También se empleará una terapia
antibiótica sistémica a base de sulfato de estrepto-
micina (5 mg/kg IM/12-24 h) u oxitetraciclina (6-
10 mg/kg IM/24 h), de 2-3 semanas, y complejo
vitamínico B (25 mg tiamina/kg PO/24h/3-7
días)(4,n. 18).Si no se efectúa la enucleación y el
proceso infeccioso queda confinado a las estructu-
ras internas del ojo, el globo comienza a reducirse
y su interior se sustituye con un tejido fibroso cica-
tricial (ptisis bulbi)(l1).
- Proptosis o prolapso del globo ocular:
Suele ser consecuencia de traumatismos. En estos
casos, el globo ocular debe mantenerse húmedo
aplicando compresas templadas. Si la lesión es
reciente y no existe excesivo daño tisular, puede
intentarse su reposición, pero si el globo ocular
no es viable, debe procederse a la enucleación del
mismo'I'': 11). En ocasiones se han observada exof-
talmas temporales en boidos que se resuelven
espontáneamente después de 2 o 3 meses, sin
que de momento se conozca su etioloqia'?'.
Cristalino y segmento posterior.
- Cataratas: Se observan con relativa frecuen-
cia en los reptiles(27,41).Las opacidades de la lente
son variables y aparecen desde pequeños focos
nucleares o corticales hasta opacidades totales.
Han sido observadas a diferentes edades, incluso
al nacimiento (etiología congénita). Las formas
adquiridas se han observado como ca secuencia de
uveítis, traumatismos, problemas nutricionales y
ambientales (bajas temperaturas durante la hiber-
nación en quelonios, temperaturas de congela-
ción en galápagos)(30, 42)y exceso de radiación
con luz ultravioleta'<' (suministrada para optimi-
zar la producción de vitamina 03en la piel y evitar
la enfermedad ósea metabólica). Las cataratas
que aparecen después de la hibernación se pre-
sentan como opacidades corticales estrelladas que
regresan espontáneamente'P'; las tortugas están
más predispuestas debido a que la lente es extre-
madamente blanda, con una consistencia casi flui-
da y, por lo tanto, muy sensible a las bajas tempe-
raturas'ê?'. Además, algunos de estos animales
presentan opacidades vítreas que se aclaran des-
pués de varios meses de cesar el frío íntenso'"!'.
Las cataratas juveniles suelen aparecer más fre-
cuentemente en varánidos y pueden tener un
componente congénito hereditario, pero también
pueden estar relacionadas con la dieta de estos
laqartos'l ': 30).Las cataratas seniles que se obser-
van frecuentemente en animales adultos no indu-
cen pérdida de visión hasta que son bastante den-
sas(ll). Los reptiles ciegos tienden a traumatizarse
sus maxilares superioresrostrales (ellos mismos)
por golpes repetídos'F', las tortugas ciegas pre-
sentan anorexia y anomalías del comportamien-
tO(20).En el lagarto monitor, sin embargo, la
ceguera no repercute de la misma forma, ya que
compensan bien la falta de visión con su sentido
agudo del gusto y del olfato'U'.
La extracción extra o intracapsular de la lente es
técnicamente posible, pero difícil debido al peque-
ño tamaño del ojo en la mayor parte de las espe-
cies(l1,20).La técnica quirúrgica y los resultados no
están contrastados. En tortugas (Gopherus agas-
sizi) se ha descrito la técnica empleando una
aguja 23-25G para aspirar el material de la lente,
al mismo tiempo queotra aguja introducida en el
limbo sirve para mantener un volumen de fluido
estable en la cámara anterior'?'.
- Esclerosis lenticular: Se caracteriza por
grados variables de compactación del núcleo del
cristalino, apareciendo de un color gris-plata en la
zona de la lesión. Generalmente no interfiere con
la transmisión de la luz y, por tanto, no disminuye
la visión. Generalmente no se efectúa tratamien-
tolIl).
- Hipovitaminosis 81: Afecta a los nervios
troclear y oculomotor y origina degeneración de
los mismos con posterior retracción del globo en
la órbita e imposibilidad de mover los ojos por
afectación de la musculatura extraocular. Se des-
cribe fundamentalmente en tortugas y reptiles
240
Patologia ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepa) Vol. 19, n" 3,1999.
herbívoros. La etiología del proceso es debida al
consumo de dietas comerciales que han sufrido un
procesado y almacenado incorrecto (producción
de tiaminasa) o de algunas plantas ricas en esta
enzima. La tiaminasa destruye la vitamina B¡
natural de los alimentos y también disminuye la
concentración de esta vitamina esencial en los
tejidos animales afectados'!".
El tratamiento consistirá en la administración de
tiamina a una dosis de 50-100 mg/animal/3
veces/semana IM(23),dependiendo de las necesi-
dades y tamaño del reptil, hasta que se observe
mejoría; también puede administrarse vía oral a
una dosis de 25 mg/kg. Cuando empiezan a abrir
los ojos y, por tanto, comienzan a comer, se utili-
zará una dieta rica en vitamina B¡ (hojas de vege-
tales verdes).
- Lesiones del segmento posterior: Las
lesiones que se detectan con mayor frecuencia son
la degeneración y el desprendimiento de retina(27).
También se han observado en cocodrilos lesiones
en la coriorretina en forma de áreas depigmenta-
das o con agrupación de pigmento en el fundus
tapeta!. Se ha encontrado una cierta correlación
entre la concentración de mercurio tisular (proble-
mas medioambientales) y los cambios electrorreti-
noqráficos en algunos reptiles (cocodrilos, serpien-
tes y gecos)(14, 30,34)en los cuales se ha encontrado
el mercurio concentrado en la retina, células gliales
del nervio óptico y tectum óptico. La intoxicación
con mercurio produce anomalías en la retina y
cabeza del nervio óptico(30, 34). Otros autores han
descrito corioretinitis con hemorragias del cono
papilar en gecos que padecían septicemia bacteria-
na'?'.
En algunas tortugas de tierra (Testudo spp.)
puede aparecer posthibernación (temperaturas
extremas) una ceguera provocada por retinopatías
y daño nervioso central, además de las ya mencio-
nadas cataratas y daño vítred23). La suplementa-
ción de la dieta con vitamina A ha solucionado la
patología, en algunos casos, después de un trata-
miento de 18 meses. Cuando el frío ha afectado al
sistema nervioso central, la ceguera suele ir asocia-
da a ictericia, tortícolis, parálisis facial parcial y
debilidad o parálisis de algún miembro. El pronós-
tico en estos casos es grave, no respondiendo, la
mayor parte de las veces, al tratamiento.
Órbita.
Las patologías más frecuentes son la metaplasia
escamosa de los epitelios de las glándulas orbita-
rias y sus conductos (secundarias a hípovítamino-
sis A) y los abscesos orbitarios (camaleones y ser-
pientes), que incluyen los tejidos perioculares y
retrobulbares. Estos abscesos están considerados
como infecciones que pueden surgir por trauma-
tismos, diseminación hematógena de bacterias de
otros lugares e infestaciones parasitarias. El trata-
miento debe ir encaminado a drenar y eliminar el
pus de los espacios orbitarios, legrado del material
impactado y lavados con povidona yodada dilui-
da. Asimismo, debe realizarse un tratamiento
etiológicd27) (antibioterapia sistémica, previo anti-
biograma y/o terapia antiparasitaria).
Anomalías oculares congénitas.
- Microftalmia y anoftalmia: La incidencia
de microftalmia y aparente anoftalmia es más ele-
vada en reptiles que en mamíferos. Se cree que
las causas de estos procesos están relacionadas
con factores genéticos y/o anomalías ambienta-
les, especialmente las relacionadas con la tempe-
ratura durante la gestación o la incubación'U: 41).
Se considera anoftalmia verdadera cuando existe
ausencia de tejido orbital; sin embargo, en la
mayoría de los casos se encuentran remanentes
de tejido ocular (retina pigmentada), por lo que
éstos deberían ser diagnosticados como microftal-
mias(ll). En serpientes con anoftalmia se observó
una mayor incidencia de animales con problemas
neoplásicos, particularmente melanomas malig-
nos. La microftalmia suele ir acompañada con
otras anomalías craneofaciales o esquelètícas'ê?'.
- Ciclopía: Esta anomalía puede encontrarse
asociada con arrinencefalia, caracterizada esta
última por un acortamiento de la mandíbula supe-
rior y la ausencia de una nariz externa normal.
También se ha descrito en pitones de la India
(Phython molurus) asociada a enfisema subcutá-
neo, yen tortugas marinas (Chelonia mydas) aso-
ciada a microcefalia'?'. En la etiología de este pro-
ceso, además de la temperatura de incubación y
defectos genéticos, también puede influir la con-
centración de sales de magnesio, litio y cadmio
del medio ambiente, así como la exposición a
radiaciones ionízantes'U'.
- Dermatización del anteojo y córnea: Se
trata de un proceso bilateral, descrito en serpien-
tes, de tipo congénito y que consiste, además de
en la dermatización, en la formación de una pseu-
dopupíla'!" .
Aunque ciegos o con una capacidad visual com-
prometida, los reptiles con anomalías oculares
congénitas suelen desenvolverse bien y aprenden
a comer de la mano de los cuidadores o propieta-
ríos'?'.
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Patologia ocular en reptiles. A. Bayón et al. Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Avepo) Vol. 19, n" 3, 1999.
CONCLUSIÓN.
De todo lo expuesto anteriormente se deduce
que los principales grupos de reptiles mantenidos
en cautividad presentan particularidades anatómi-
cas y fisiológicas oculares, así como de manejo,
diferentes a las de los animales de compañía
(perros y gatos). Estos aspectos, unido a que los
agentes etiológicos responsables de la mayor
parte de las patologías en oftalmología de los rep-
tiles son específicos (incluso de especie), hacen
que la interpretación de los hallazgos resultantes
de la exploración ocular deba hacerse basándose
en los conocimientos particulares de cada animal.
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Varios de los aspectos anatómicos y físiopatoló-
gicas de estas especies están en discusión, y son
necesarios futuros estudios en profundidad con el
fin de llegar a conclusiones definitivas.
AGRADECIMIENTOS ..
Nuestro agradecimiento a la Dra. Mº Josefa
Fernández del Palacio (Servicio Cardiorrespira-
torio, Hospital Clínica Veterinario. Universidad
de Murcia) por su asesoramiento en el examen
ultrasonográfico Doppler.
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