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Cuadernos de Lingüística Hispánica
ISSN: 0121-053X
cuadernos.linguistica@uptc.edu.co
Universidad Pedagógica y Tecnológica
de Colombia
Colombia
Ramírez Peña, Luis Alfonso
Enseñanza del lenguaje como interpretación y comprensión
Cuadernos de Lingüística Hispánica, núm. 6, agosto, 2005, pp. 11-21
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Tunja, Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=322240662002
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Enseñanza dellenquaje. .,
como lnterpretaclon y.,
comprenslon.
Luis Alfonso Ramírez Peña
Titular de la Cátedra de Análisis del Discurso
Instituto Caro y Cuervo, y de Interpretación discursiva en la
Universidad Pedagógica Nacional. Presidente de la Asociación
Philohelénica de Colombia. Profesor catedrático de la
Maestria en Lingüistica UPTe.
I mundo se expone y se somete al escrutInIO del hombre desde su
nacimiento. Su aprehensión por el ser humano es la condición para su
supervivencia y para la conquista en su rol de transformador y de gestor
de acciones conducentes a mejorar su existencia. Pero dominar el mundo es
recoger una memoria y unos desarrollos del conocimiento establecidos en la
cultura a través de sus diversas estabilizaciones y formas de expresión, como la
ciencia, el arte, la religión. Los griegos aprend:eron el mundo observándolo
pero la memoria validaba y rebatía los avances de su comprensión. Fue una
memoria constituida primero con fundamentos en el mito y luego con predominio
del logos. Primero el lenguaje oral permitió recordar a los héroes hasta en las
tumbas con las inscripciones, luego en el ágora los discursos le permitían al
ciudadano ejercer sus derechos y velar por la polis.
En la insipiencia en que se encuentra el hombre para ser y constituirse en ese
nuevo mundo con el cual debe sobrevivir y convivir, el lenguaje lo hace humano
por su condición de heredero de un pasado y su actuación en los límites de la
comunicación que lo va ubicando en las necesidades del aquí y del ahora. Y así
para siempre, la dignidad y la indignidad, la justicia y el oprobio, el saber y la
ignorancia, la conquista y el sometimiento se construyen en los ejercicios del
lenguaje en la producción del discurso.
Para la humanidad en su diversidad geográfica e histórica, el lenguaje ha sido
transparente en impertinente en sus orígenes y mediaciones. La humanidad no
advierte el pasado mantenido y hecho vigencia por las voces soterradas que
fluyen con palabras por las acciones de los hombres y por su urgencia de estar
comunicados. Conocimiento y cultura, interacción y sociedad, expresión e
individuo son mantenidos, transformados y hasta violentados por las argucias y
sutilezas disponibles con el lenguaje.
Hemos vivido todas las transformaciones de las tecnologías que han prolongado
y multiplicado las capacidades racionales y sensibles del lenguaje en sistemas,
artefactos y redes, los cuales y contradictoriamente, en búsqueda de mejor
comunicación, cada vez nos hacen más aislados. Ni maestros del lenguaje, ni
sacerdotes del conocimiento, ni nuestro hombre común, advierten que la
producción y recepción del habla se han vuelto tan complejas que muchas veces
Cuadernos de lin9üística Hispánica 11
no se sabe lo que se lee, ni se advierte lo dicho. Ingenuamente, se considera el
lenguaje verbal como instrumento para trasladar información local entre dos
interlocutores. Sin embargo, si vive diciendo siempre lo mismo pues la novedad
del lenguaje asusta y amenaza al sistema social ideológico y la memoria cul-
tural. Los controles de los medios de comunicación, los poderes en el desarrollo
del conocimiento y las necesidades del sometimiento cotidiano hacen del habla
apenas un murmullo por la pronunciación de algunos significantes de procedencia
ajena.
El lenguaje verbal se domina cuando sus usuarios ejercen su control y lo
encaminan en cada uno de los requerimientos sociales, individuales y cognitivos
o culturales a la construcción de sentido en las diversas situaciones de la vida
humana. Un poder sobre el lenguaje es posible así, con procesos de educación
institucional o con la práctica orientada por el mismo aprendiz. Es un ideal a
lograr si se incluye la participación y comprensión de las apropiadas condiciones
de funcionamiento del lenguaje, no se logra abstrayendo y enseñando alguno de
sus aspectos sin consideración del complejo social del cual depende el sentido
de cada una de las palabras.
y después de tanta confusión algunos maestros del lenguaje nos salen con el
cuento de que el problema es que no sabemos hablar ni redactar. No saben lo
que dicen tampoco. Es más bien una carencia de condiciones para la comunicación
en la cual el hablante se convierte en agente activo de su propia producción y de
su lectura, domina lo que lee y lo que dice, sabe por qué lo hace, entiende y
descifra los poderes en la producción del lenguaje y hasta puede reconocer los
usos conciliadores y pacificadores. A estos maestros no los conmueve la voladura
de ideas y ensueños de recuperación de los mundos en la fina elaboración de los
enunciados, cuando la literatura libera y participa en los dominios del mundo
enfrentando los poderes establecidos.
Los hombres de la cotidianidad tropiezan con las palabras sólo cuando creen
que están dominando la lectura y la escritura. Ni siquiera se han dado cuenta
que siempre han escuchado, (si lo han hecho), y hablado y logrado hasta lo
imposible con la responsabilidad de las inocentes palabras. Sólo se entra en
alerta y prevención cuando se enfrenta la escritura y se advierten exigencias
distintas a la combinación de palabras de acuerdo con las reglas de la gramática.
Sin embargo, se sigue viendo la lectura y la escritura como un recorrido limitado
a los significantes sin contar con· que ellos son apenas los provocadores de
diversidad de sentidos para lo cual se exige tanto esfuerzo de organización de
ideas cuando se redacta y se lee.
11 Luis Alfonso Ramfrez Peña
Es frecuente encontrar en las costumbres de la enseñanza del lenguaje y de la
comunicación, enfoques basados en la consideración de la lengua como producto
y sistema terminado y establecido. Qué lejos se está de lograr liberación
autonomía y creación en la producción del discurso cuando se limita la enseñanza
al sistema. Ni se enseña a mejorar la comunicación, ni a ser más efectivos como
dicen en los mercados posmodernos, y menos a tener la palabra con la inspiración
propia. El profesor común se impone la obligación de enseñar la lengua, en
otros casos de comunicarse bien, o usar correctamente el lenguaje. En ellos se
asume la existencia de estructuras o reglas perfectamente conocidas por el
profesor quien adquiere así la potestad de instructor. Aún con el concepto de
desarrollo de competencias se está reconociendo la preexistencia de unos saberes
sobre el hacer con el lenguaje, los cuales deben ser enseñados y aprendidos.
Para estos, existen rutinas o procedimientos conocidos que deben ser
transmitidos. No importa que se hable de aprender por la práctica, y que no se
trata de aprender teorías. Sin embargo, sigue siendo el mismo problema: se
desconoce el hecho de que el lenguaje es principio y funciona como medio, que
el lenguaje es en si mismo relativo a una capacidad de construir una organización
significante con un mundo. Es mundo creado con la constitución del lenguaje,
pero es relativo también a las condicionesinterpretativas de quien produce el
discurso o lo recibe. Escribir o hablar es interpretar el mundo, a menos que sea
repetir como se suele hacer de memoria hasta con la cadena significante de
manera literal.
Entonces, nuestra propuesta consiste en enseñar lenguaje buscando personas
con capacidad para modificar las relaciones unificadoras y reducidas entre mundos
y lenguajes, con criterios propios como alternativa a su condición de repetidores,
incluso, con actitudes hasta para cambiar sus propios mundos y reconocer lo
repetido como tal. En este caso no se enseña a someterse al código sino a someter
los códigos, si existen, a las propias necesidades de expresión y comunicación.
En una propuesta de enseñanza de lenguaje para lograr actores del discurso es
necesario deponer los límites establecidos por la condición de sistema y
considerarlo en su condición participante de los procesos de comunicación.
Comprender y producir lenguaje son actividades partes de intentos de encuentros
de saberes para el cumplimiento de acciones. Se comunica para constituir y
lograr solidaridad, se comunica para enamorar, se comunica para enseñar, y el
juez condena comunicando. Entonces una conferencia, oral o escrita, se lee no
solo atendiendo los contenidos explícitos, sino, también, los presupuestos
asumidos, las intenciones y las condiciones y estados del saber tematizados.
Literatura, cotidianidad y ciencia funcionan y actúan como actos de
comunicación. Son discursos logrados por individuos articuladores en
Cuadernos de Ungüística Hispánica 111
significantes acomodados a las necesidades generales y específicas. El discurso
de la literatura originado por gusto e imperativo estético, los discursos de sentido
común para actuar y lograr las necesidades del mundo de la cotidianidad, y los
entramados discursivos de producciones científicas para explicar, exponer y
demostrar los avances del conocimiento; las comunidades usuarias de cada uno
de ellos presentan sus particularidades, aunque comparten el mundo de la
cotidianidad para vivir, y la convierten en el objeto de la creación o de la
investigación.
En general el hombre vive en tres ámbitos que le permiten vivir comprendiendo
de acuerdo con las exigencias del medio. El del sentido común cuyos contenidos
se incluyen en nosotros en los encuentros con los otros y con el diario vivir. El
lenguaje le sirve y convive con estos saberes en palabras comunes, en esquemas
y rituales discursivos reiterativos convertidos en la obviedad y lo no significativo.
Es el lenguaje de lo práctico, de lo incuestionado y sus formas discursivas están
en convivencia con las rutinas y las costumbres de los grupos sociales. Es el
saber asumido en las conversaciones y actuaciones que orientan y hasta fijan
criterios de lo bueno y de lo malo, de lo correcto y lo incorrecto. Cuando alguien
evade ese sentido común, su comunicación entra en conflicto y con frecuencia
corre el riesgo de ser marginado y sancionado por el grupo. Son rutinas vari-
ables con el tiempo pero como resultado de algún accidente histórico o por la
mella posible labrada con la complicidad de los estilos de vida y los medios
masivos de comunicación.
Otro es el ámbito del conocimiento técnico científico cuyos desarrollos son
saberes producto de una elaboración más o menos sistemática. Los contenidos
son de naturaleza conceptual y son usados con independencia de las situaciones
en las cuales se producen como discursos. Los procesos educativos superiores
institucionales cumplen una función importante en las apropiaciones y
organizaciones de los sistemas de conceptos como fundamentos del saber
especializado. Son discursos cuyo objeto, en principio, lo constituyen aspectos
de la cultura; es un conocimiento que supuestamente representa mundos. Estos
contenidos son la base de la producción y comprensión de los discursos técnicos
científicos, cuyos interlocutores se ubican en una selección adecuado a las
necesidades de la comunicación. Los usuarios de estos discursos los comparten
porque han constituido un acumulado de saberes correlacionados y, en alguna
forma, sistemáticos; cuyas fuentes han sido otros textos, ajenos a las condiciones
actuales del acto de comunicación.
Un tercer ámbito en la organización y de espacio de vivencia para la producción
discursiva es el saber creador y poético. Son las dimensiones de la subjetividad
• Luis Alfonso Ramírez Peña
en la búsqueda de identidad en sus propios mundos imaginados; son VISIOnes
tan profundas que hasta logran convertirse en la mirada propia de los demás.
Ya no es el ámbito de la transparencia sino el mundo de la ambigüedad. Ya
aquí, nada está terminado ni clausurado; el lenguaje se dispone en todo su
potencial de sentido según necesidades de los usuarios para abrir espacios de
interpretación. La obra literaria misma, crea una tensión dialogante entre el
mismo discurso y el sentido buscado por el autor; entre el significado creado y
el posible de lograr por el interlocutor.
Los espacios de la vida son propicios al dominio de condiciones relativas a las
exigencias de la comunicación, El lenguaje entonces no sólo sirve de mediador
entre referencias e interlocutores, el lenguaje también habla de los mundos y las
acciones constituidas en el propio lenguaje. El mundo objetivo no está
preconstituido a la espera de la denominación y la transmisión por el lenguaje.
El lenguaje lo constituye como mundo, lo mantiene y lo transforma en las acciones
discursivas. Sus usuarios, logran constituirse y actuar en estas condiciones por
el desarrollo de habilidades en el ejercicio de la escucha y la lectura, del habla y
de la escritura.
En las anteriores condiciones es necesario reconocer la diversidad de mundos y
las condiciones de dominio mantenido sobre ellos por cada individuo. Sobre
estos dominios actúa la motivación específica de cada acto de aprehensión del
mundo, según sea para entender o para producir discursos. Sin embargo,
entender por medio de la escucha o por la lectura no es un proceso aislado sino
parte de la apropiación de los mundos sabidos que lo rodean. Entonces, siempre
habrá una gran distancia entre los mundos de quien produce y su lector, o entre
los mundos constituidos en los discursos y el mundo de su lector. De la
consideración de estas reflexiones quedan incompletas las respuestas a las
preguntas de: ¿qué son la lectura y la escritura?, ¿qué es ser un buen ha.blante,
buen escucha, buen lector y buen escrilOr? ¿cómo se hace posible la enseñanza
para el logro de tales ideales?
Para iniciar la discusión y algunas posibilidades de respuestas a los anteriores
interrogantes asumamos que:
l. El discurso es una expresión significante resultado de relaciones de
comunicación que convoca diversidad de voces pero reducidas y disponibles
de acuerdo con las necesidades concretas de interrelación.
2. La textura y las palabras combinadas de un discurso cualquiera dependen
primero de las necesidades prácticas, epistémicas o estéticas y segundo de
las acciones concretas que lo generan. Por ello, los conocimientos y saberes
organizados en creencias, valores, ideologías y modelos de representación
Cuadernos de lingüística Hispánica 11
del mundo están convocados en las diversas formas de disposición de la cadena
significante, propia del discurso. En ese sentido, el discurso es el resultado
transitorio verbal del mundo social. cultural e individual en el cual se pro-
duce la comunicación respectiva.
3. La producción y recepción del discurso son actos interpretativos. Cuando
alguien hace una intervención oral o escrita presenta el resultado de su manera
de entender y de apreciar el mundo seleccionado. En ese acto acuden las
voces o sentidos ya dominados y aquellas impuestas por las condiciones
concretas de comunicación, como el considerar los intereses y el grado de
formación y de conocimiento del interlocutor.
4. El dominio del lenguaje y de las posibilidades de construcción del discurso es
relativo a las exigencias de comunicación y de conocimiento presentadas en
la vida del individuo.Surge entonces el interrogante acerca de la función de
la institución escolar en la enseñanza del lenguaje. No puede ser para enseñar
lo ya sabido como es la lengua en su conformación del léxico y gramática. Es
posible encontrar la justificación en la búsqueda de destrezas para pensar y
desarrollar conocimientos, para sustentar sus afirmaciones, para reconocer
y respetar a los demás y, en fin, para ser auténtico y soñar e imaginarse
mundos posibles.
5. Interpretar y comprender son acciones no reducibles a los procesos de uso
de los significantes verbales. El hombre entiende y actúa tomando como fuente
las acciones que lo rodean, entre otros, el mismo lenguaje verbal. Se entiende
entonces cómo los procesos de producción y recepción de lenguaje se
anteceden y preceden por prácticas hermenéuticas que incluyen hasta la
interpretación propia del mismo interpretante.
El profesor del lenguaje es un ideal de virtudes por su ingenio en provocar
creaciones de la palabra, incitar y facilitar el diálogo, pero también en advertir
y acudir a las situaciones adecuadas para la diversidad de las comunicaciones.
Este maestro es el docente de los docentes en su tarea de saber y enseñar los
secretos del discurso, aún el pedagógico basado en el ideal permanente de
constituir pares del saber para ser. Enseñan no sólo un instrumento necesario
para la existencia y la convivencia de los mismos maestros y el resto de los
demás seres humanos. Una buena enseñanza del lenguaje reconoce y se
manifiesta en todas las situaciones de desempeño humano y social, hasta en las
más difíciles necesidades y urgencias de la vida privada.
Inicialmente, el aprendizaje natural y situacional del lenguaje oral hace imper-
ceptible su función educativa, los padres hablan con sus hijos sin sentirse mae-
stros y hasta ven la educación escolar como una necesidad en el logro de la
escritura. Ahí comienza la reducción de los poderes creativos y ambiguos del
• Luis Alfonso Ramiyez Peña
lenguaje a los supuestos límites de la escritura. Entonces se habla de mejorar
redacción, de escribir con buena gramática y ortografía y hasta se cree que
escribir bien es suficiente con el simple control técnico en la organización del
texto. Otra es la realidad enfrentada cuando la persona, por exigencia propia o
por provocación ajena se decide a escribir. Entonces entiende la redacción no
como un juego simple de sustitución de significantes sino, más bien, como una
aventura de organizar la expresión en función y con el sentido buscado.
Otro punto de vista que quisiera resaltar, en este momento, es la propuesta de
enseñar el lenguaje con orientación desde los procesos de interpretación pero
con una ética fundamentada en la responsabilidad en el uso del lenguaje manifiesto
en diversos discursos, ordinario, literario, o técnico científico. Planteado de
otra manera, enseñar lenguaje no puede consistir en enseñar la lengua o el uso
de códigos, como dicen algunos, sino mediante la argumentación y la narración,
enseñar a reconocer divergencias de planteamientos, de posibilidades de sentido
y de las múltiples condiciones ejercidas sobre las relaciones establecidas entre
los interlocutores. Se trata, así mismo, de interpretar para producir, e interpretar
para asumir contenidos. Además, incluir en el discurso el reconocimiento de la
diversidad de los planteamientos de los demás, y en la condición de receptor,
orientar la lectura y la escritura sin reducirse, ni permitir la limitación ejercida
en la perspectiva de unificar.
Resulta así, que la lectura es un recorrido de significantes que va dejando una
estela de contendido relativos al saber ya poseído por el lector. La satisfacción
lectora depende de los géneros discursivos y de los intereses de los intérpretes.
La condición y la organización textual exige inicialmente del lector una ruta de
acceso comprensivo. Aún así, la lectura rechaza la posibilidad de la identidad
del lector con el contenido: más bien, la lectura enfrenta el mundo de quien lee
con los mundos posibles del texto. En este diálogo queda entonces un vacío, una
incertidumbre que impulsa a las próximas lecturas.
Una lectura literaria explora sus orígenes escriturales en un escritor que detiene
su mirada del mundo en imágenes abiertas por la disposición de los significantes.
Es una lectura exigente de la mayor apertura en la búsqueda de contenidos
referenciales, sugeridos y creados mediante las relaciones significativas entre
obra, mundo cultural, mundo social, y la particular visión del escritor. Una
lectura técnica científica limita las influencias de las condiciones sociales y
emotivas en que se encuentra el lector. La búsqueda se orienta a identificar la
propuesta, a las pruebas y los argumentos que la sustentan y luego a fijar
posiciones frente a lo leído.
Cuadernos de lingüística Hispánica 11
En el discurso cotidiano se encuentra lo más obvio pero también lo más exigente
de responsabilidad y vigilia en la lectura. Si en ese ámbito se habla con enajenación
y como extraño a los sentidos ocultos, la ética del profesor de lenguaje está en
lograr en las personas un estar alerta en lo dicho y en lo hecho. Es el discurso
cuyo espacio requiere mayor intervención de una educación sana del lenguaje.
Sana en el sentido de lograr iniciativa, autonomía, y crítica honesta en la adopción
y generación de los discursos.
Enseñar a leer en la cotidianidad es enseñar a leer la televisión, los periódicos,
las propagandas, las intervenciones de los políticos, del lenguaje interactivo de
las nuevas tecnologías informáticas, de las conversaciones usuales y hasta de lo
observado en el desarrollo de la vida normal. Pero es una enseñanza creadora,
de leer entrelíneas y asumir actitudes que lo distingan de esas oleadas de la
moda cubiertas con imágenes fáciles y hostiles a la crítica y a la reflexión. Son
formaciones educativas tendientes a propiciar mentalidades abiertas y cretativas,
a reconocer pero en estado de alerta del por qué y cómo se reconoce al otro en
sus discursos.
Por lo anterior, la ética de la producción y de la comprensión en cualquiera de
las habilidades del lenguaje es el fin último de cualquier proceso de enseñanza.
Es una ética que ante todo exige la búsqueda de la verdad pero en condiciones
de reconocer la relatividad social y la subjetividad con cual se construye. Es una
ética orientada a lograr individuos en condiciones de constituirse en ser activo y
creativo, autónomo y libertario. Sin embargo, es una ética de construir individuos
con responsabilidad y solidaridad social. No es una ética para someterse, es una
ética para cumplir con las normas pero vigilante de su responsabilidad y de su
participación.
Las sociedades en general se cuestionan y se empeñan en encontrar soluciones
a sus problemas de quebrantamiento de los valores establecidos. Sin embargo,
desconocen la importancia de la formación ética desde la enseñanza del discurso.
Que bien se haría si en vez de dar lecciones inútiles de gramática, de malgastar
el tiempo en acomodar artificios verbales vacíos, se lograra en los estudiantes
comprensión y producción de discursos originales, solidarios y honestos.
Originales por que se responde por lo dicho y porque se rompe con los rituales
del discurso. Solidarios porque crea condiciones para relacionarse con los otros
sin desconocerse ni someterse; honestos porque reconoce su propia limitación
en la producción de la verdad.
Finalmente, permítanme repetirles que expresar, conocer e interactuar son
principios y fines con los cuales crece el invididuo. Sin embargo, el lenguaje los
• Luis Alfonso RamÍYez Peña
constituye y los realiza a través de la producción discursiva. Producción
discursiva que progresa porque se va entendiendo y aclarando cada vez más
sentido y el sentido de los demás. Entiende y construye sentido con los demás y
acepta que un verdadero maestro se da cuando seduce provocando con la palabra,
que no enseña sino ayuda a descubrir los misterios del lenguaje y que induce a
develar los poderes con los poderes de la palabra.Cuadernos de lingüística Hispánica.

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