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10- INFECCIÓN URINARIA & EMBARAZO RANDY MEJÍAS GONZÁLEZ Página 1 de 4 La infección urinaria es un proceso resultado de la invasión y el desarrollo de bacterias en el tracto urinario que puede traer consigo complicaciones maternas y fetales. infección urinaria alta aquélla que se localiza al nivel del parénquima renal, sistema pielocalicial y uréter. infección urinaria baja las que se presentan en el nivel de la porción inferior del uréter, vejiga y uretra. Bacteriuria asintomática. Presencia de dos urocultivos consecutivos positivos para un germen patógeno, con recuento de colonias de 100 000/mL o más, en ausencia de sintomatología. Es la más prevalente de todas las infecciones del tracto urinario (3-8 %). La cistitis aguda es un proceso sintomático y su prevalencia es de aproximadamente un 1,3 %. Diagnóstico. Mediante un cuidadoso interrogatorio se exploran los antecedentes que orienten hacia el diagnóstico: sintomatología urinaria de la infancia, síndromes febriles sin etiología precisada, constipación, litiasis renal, inmunodepresión, antecedentes de parto pre término, recién nacidos de bajo peso, rotura prematura de las membranas o infecciones urinarias en embarazos anteriores. FISIOPATOLOGÍA Debemos considerar 3 factores: germen, foco y local. Germen. El más frecuente es Escherichia coli. Lo siguen en frecuencia Klebsiella, Aerobacter, Proteus, Pseudomonas, S. saprophyticus, Streptococo hemolítico y los enterococos. Los estafilococos pueden causar también la infección, especialmente en las embarazadas diabéticas, así mismo debemos tener en cuenta a las Pseudomonas en este tipo de pacientes. Local. Debemos diferenciar aquí 2 aspectos: gravídico y urológico. GRAVÍDICO: 1. El aspecto gravídico se analiza como un factor local, porque el embarazo produce disminución de las defensas orgánicas por reducción de gammaglobulina, lo que es favorecido, a su vez, por alteraciones hormonales y fenómenos compresivos 2. El aumento de progesterona produce la disminución del peristaltismo y la dilatación del uréter; ello favorece la estasis urinaria y el reflujo vesicoureteral, y a todo lo anterior se agregan los fenómenos compresivos en la segunda mitad de la gestación. La obstrucción mecánica resultante de la compresión uterina progresiva retrasa el vaciamiento ureteral y, en ocasiones, el meato ureteral se hace insuficiente. La vejiga aumenta su capacidad, se reduce su tono y el vaciamiento es incompleto, lo cual crea las condiciones que predisponen la mujer al reflujo vesicoureteral y la pielonefritis ascendente. UROLÓGICO 3. El aspecto urológico está relacionado con la disminución del flujo sanguíneo renal por isquemia renal, diabetes, nefropatías u otras y obstrucción tubular renal. Foco. Vía hemática, linfática, ascendente o por contigüidad. Por vía hemática, las bacterias pueden llegar al parénquima renal, procedentes de algún foco séptico localizado en cualquier lugar del organismo, por ejemplo, amigdalitis, dermatitis u osteomielitis Bacteriuria asintomática. Presencia de dos urocultivos consecutivos positivos para un germen patógeno, con recuento de colonias de 100 000/mL o más, en ausencia de sintomatología. Es la más prevalente de todas las infecciones del tracto urinario (3-8 %). Incidencia: 3 a 10%. Alrededor de 20 % evoluciona hacia la cistitis aguda y 40% de pacientes no tratadas desarrollan pielonefritis aguda. Por su frecuencia (2-10 %), se preconiza su pesquisa en todas las embarazadas, mediante anamnesis cuidadosa y urocultivo. Factores de riesgo bajo nivel socio-económico, la actividad sexual, tanto vaginal como el coito anal, el lavado genital pre- y poscoital, el no vaciamiento vesical poscoito, el lavado de los genitales de detrás hacia adelante. El empleo de “protectores” sanitarios vulvares que entran en contacto con las márgenes del ano y el uso de papel “sanitario” después de la defecación pueden contribuir a mantener una elevada contaminación bacteriana perineal. También influyen la edad materna, la paridad y la obesidad mórbida, que se han identificado como factores de riesgo de la infección del tracto urinario en gestantes. Diagnóstico. Mediante un cuidadoso interrogatorio se exploran los antecedentes que orienten hacia el diagnóstico: sintomatología urinaria de la infancia, síndromes febriles sin etiología precisada, constipación, litiasis renal, inmunodepresión, antecedentes de parto pre término, recién nacidos de bajo peso, rotura prematura de las membranas o infecciones urinarias en embarazos anteriores. 10- INFECCIÓN URINARIA & EMBARAZO RANDY MEJÍAS GONZÁLEZ Página 2 de 4 Conducta Se recomienda el ingreso de las pacientes portadoras de bacteriuria asintomática que presenten resistencia a los antimicrobianos, dada por una recaída o en quienes no es posible el tratamiento con antimicrobianos orales de acuerdo con el informe del antibiograma y, por lo tanto, se requiere el empleo de la vía parenteral, así como pacientes con condiciones de riesgo como: 1. adolescentes, 2. condiciones socioeconómicas y culturales desfavorables, 3. inmunodepresión, 4. diabetes gestacional o pregestacional, 5. gestantes monorrenas, 6. con colagenopatías, 7. antecedentes obstétricos desfavorables y otras según el juicio clínico. Los medicamentos de elección para la bacteriuria asintomática son: I. Amoxicilina: administrar de 2 a 4 g/24 h, divididos en subdosis cada 6-8 h por 10 días. II. Trimetoprim + sulfametoxazol: dosis de 160-800 mg oral cada 12 h por 10 días. No se empleará en el primero ni el tercer trimestre. III. Cefalexina: dosis de 2 a 4 g/24 h, divididos en subdosis cada 6-8 h por 10 días Cistitis aguda Llamada también infección urinaria baja, se caracteriza por polaquiuria, disuria y dolor pélvico de grado variable, en ausencia de fiebre y/o dolor lumbar. La orina puede estar turbia o hematúrica. El diagnóstico se logra mediante el cultivo de orina ante la presencia de más de 20 000 leucocitos/mL de orina −existen controversias con respecto al número de colonias. Cuadro clínico Se caracteriza por ardor a la micción intenso, polaquiuria y orinas turbias u oscuras. En ocasiones hay fiebre. Conducta Es similar a la de la bacteriuria asintomática Pielonefritis aguda Es la forma más grave de presentación de la infección del tracto urinario. Se trata de una grave enfermedad sistémica aguda que resulta de la invasión y colonización del parénquima renal y el sistema pielocalicial por gérmenes piógenos que se hallaban, generalmente, en la uretra y la vejiga. Al comprometer el parénquima renal, es capaz de formar microabscesos y abscesos, provocar una sepsis materna y desencadenar el trabajo de parto y el parto pretérmino. Diagnóstico positivo Tiene en cuenta los antecedentes, el cuadro clínico y los exámenes complementarios. Como se desprende de la presencia de taquicardia, fiebre elevada y leucocitosis, el cuadro clínico es compatible con una respuesta inflamatoria sistémica de causa infecciosa. Para la realización del urocultivo y antibiograma se recoge, preferiblemente, una muestra intermedia de la primera micción matinal en un frasco estéril, previo aseo vulvoperineal y separación de los labios vulvares Cuadro clínico I. Pueden existir antecedentes de infección urinaria, constipación, diabetes, litiasis renal, trastornos inmunológicos antecedentes obstétricos de CIUR, parto pretérmino, rotura prematura de membranas y otros. II. La gestante presenta un cuadro de aparición súbita con: escalofríos intensos, piloerección, náuseas, vómitos, fiebre, que puede llegar a ser muy elevada (39º C o más) y taquicardia. En el 85 % de los casos hay dolor en una región costolumbar o en ambas. Existe disuria, polaquiuria, tenesmo vesical, orinas turbias y, a veces, fétidas, hematuria, malestar general, postración, cefaleas y, en ocasiones, diarreas. En algunos casos hay hipertensión. Examen físico Se aplicará la maniobra de puño-percusión, que es positiva si las fosas lumbares resultan dolorosas. Así mismo, se determinará si son dolorosos los puntos pielorreno-ureterales. 10- INFECCIÓN URINARIA & EMBARAZO RANDY MEJÍAS GONZÁLEZ Página 3 de 4 Exámenes complementarios Se indicará: I. Cituria: existe leucocituria (≥ 20 000 células/mL), piuria, bacteriuria y cilindruria. En ocasiones hay hematuria y proteinuria. II. Hemograma completo: puede existir anemia. Generalmente hay leucocitosis con desviación a la izquierda. III. Hemocultivo: en presencia de picos febriles, con escalofríos o no, permite determinar si existe bacteriemia, identificar el germen y la sensibilidad de este. IV. Creatinina: útil para evaluar la función renal. Es de indicación obligada si se van a emplear aminoglucósidos en el tratamiento. V. Urocultivo: es el examen complementario que diagnostica la infección urinaria cuando aparecen 100 000 colonias/mL de orina. – Los microorganismos observados con más frecuencia son: Escherichia coli (alrededor del 80 %), Klebsiella pneumoniae, Proteus mirabilis y Enterobacter. En algunos casos –inmunodepresión, diabetes mellitus–, el agente etiológico puede ser Pseudomonas e, incluso, Staphylococcus. VI. Antibiograma: no siempre es necesario, pero aporta la sensibilidad del germen. Estudios imagenológicos El estudio radiográfico no tiene interés en la fase aguda y no se hace durante la gestación. Es útil para determinar urolitiasis y malformaciones del sistema urinario. Puede permitir el diagnóstico de afecciones previas – descartar malformaciones o urolitiasis – y la presencia de abscesos renales o no. Diagnóstico diferencial Se realiza con las afecciones siguientes: Enfermedad pélvica inflamatoria aguda – en las primeras semanas del embarazo cuando aún no se ha realizado el diagnóstico de este. Hiperemesis gravídica. Apendicitis aguda. Colecistitis aguda. Nefritis intersticial. Papilitis necrosante. Aborto séptico. Embarazo ectópico. Crisis de la anemia de hematíes falciformes. Conducta Prevención Se realiza desde el periodo preconcepcional en mujeres en edad reproductiva, orientando hábitos alimentarios e higiénico-dietéticos apropiados. La gestante realizará ejercicio físico –salvo contraindicaciones– e ingerirá una dieta rica en fibra dietética. Resulta importante: Erradicar los focos sépticos. Evitar la constipación. Insistir en la adecuada ingestión de líquidos (3 L/día). Evitar o tratar la anemia, según sea el caso. No contener el deseo de orinar y hacerlo siempre hasta terminar completamente la micción. Tratamiento médico Una vez recibida en el hospital, se indicará: 1º. Ingreso hospitalario en una sala de obstetricia. 2º. Reposo en decúbito lateral. 3º. Hidratación adecuada. 4º. Alimentación adecuada: generalmente dieta blanda, ofreciendo abundantes líquidos. 5º. Favorecer el vaciamiento vesical y una diuresis mayor que 30 mL/h. Se medirá la diuresis espontánea. 6º. Mantener una adecuada higiene general. 7º. Determinar los signos vitales cada 6-8 h. 8º. Eliminar los focos infecciosos en otros sitios – orofaringe, vías digestivas 9º. Seleccionar un fármaco que alcance el parénquima renal, se excrete en concentraciones adecuadas por la orina y sea seguro en el embarazo. 10º. Uso de analgésicos, antieméticos y antiespasmódicos por vía oral o parenteral (dimenhidrinato, dipirona y paracetamol). 11º. Antimicrobianos: lo ideal es administrarlos, si es posible, después de haber tomado muestra para cultivo de orina. Se usará la vía parenteral en dosis que garanticen concentraciones sanguíneas adecuadas teniendo en cuenta el índice de masa corporal y el aumento fisiológico de la volemia en la gestante. La aparición de la entidad en el embarazo se considera una pielonefritis complicada. La enfermedad puede conducir al choque séptico y la muerte y, por lo tanto, ante este diagnóstico la paciente debe ser remitida de inmediato a un centro hospitalario en el que permanecerá ingresada hasta su mejoría. 10- INFECCIÓN URINARIA & EMBARAZO RANDY MEJÍAS GONZÁLEZ Página 4 de 4 El tratamiento antimicrobiano empírico se basa en uno de los esquemas siguientes: Dosis de ataque: Ampicillín 1-2 g i.v. cada 6 h por 48 h + gentamicina 1,5 mg/kg cada 8 h por 48 h o 5 mg/kg/24 h, a pasar en 2 h, en dextrosa al 5 %). Continuar con dosis de mantenimiento del modo siguiente: ampicillín-amoxacilina 500-1 000 mg cada 6-8 h por 14 días. Cefuroxima: 750-1500 mg i.v. o i.m. cada 8 h por 48 h en dosis de ataque, luego continuar con dosis de mantenimiento: 250-500 mg oral 2 veces al día por 10-14 días. Ceftriaxona: 1-2 g/24 h por 48 h como dosis de ataque, continuando con: dosis de mantenimiento a 1 g/día i.m. por 72-96 h. Sulfametoxazol +trimetoprim: se administrará 800/160 mg cada 12 h por 10-14 días. Se espera una respuesta clínica favorable con lisis febril en 48 h. Si esta no ocurre, debe reevaluarse la evolución clínica, el leucograma, los resultados de los cultivos y el cambio de esquema antibiótico. Se debe realizar ecografía renal para buscar un absceso renal. Se preconiza la profilaxis de las recaídas con un antibiótico oral diario, al acostarse – dosis supresiva–, por el resto del embarazo –incluso en la cistitis con dos episodios o más– y las dos primeras semanas del puerperio, mediante: 1º. Trimetoprim + sulfametoxazol: 1 tableta (160/800 mg) hasta las 36 semanas de EG. 2º. Amoxicilina (250 mg) o nitrofurantoína (50 mg) al acostarse. Si hay contracciones o pérdida de gleras sanguinolentas, debe sospecharse trabajo de parto pretérmino. Se realizará control clínico y de la cituria a la semana del egreso. Se instruirá a la paciente a regresar a la consulta, si hay recidiva de síntomas o intolerancia al tratamiento oral. Entre una semana y diez días de la conclusión del tratamiento debe repetirse el urocultivo a fin de comprobar la resolución de la infección. Otras alternativas: Cuando persisten los síntomas, a pesar del tratamiento adecuado, debe pensarse en la existencia de factores predisponentes – coito anal y vaginal, – malformación, – litiasis, – obstrucción o reflujo de las vías urinarias Infección urinaria en el puerperio La mujer que padece bacteriuria en el embarazo, frecuentemente la presenta en el puerperio. En este caso, se cita a consulta de puérperas y se mantiene en estudio por no menos de 3 meses. Se orienta sobre las manifestaciones de infección urogenital y la importancia de la terapéutica antimicrobiana. Las pacientes con infecciones recidivantes se estudiarán integralmente 2 meses después del parto para descartar defectos anatómicos de las vías urinarias y otros factores predisponentes. 1º. Criterios de ingreso. Se ingresará a toda gestante portadora de una pielonefritis aguda. 2º. Criterios de curación. Están dados por la desaparición del cuadro clínico, acompañada de la negativización de los resultados de la cituria y del urocultivo realizado entre una semana y 10 días después de terminar el tratamiento. 3º. Criterios de recaída. Cuando hay reaparición de los elementos del cuadro clínico que motivaron el diagnóstico de alguno de los tipos de infección urinaria o positivización de los resultados de la cituria o de los urocultivos, aun en presencia de un microorganismo diferente. 4º. Criterios de alta a) Hospitalaria Cuando, conforme al criterio médico, existeuna respuesta positiva al tratamiento médico, fundamentada en la evolución del cuadro clínico hacia la total resolución de los signos y síntomas que motivaron el ingreso y en el resultado negativo de la cituria. b) Médica Cuando, además de la mejoría del cuadro clínico, existe un urocultivo evolutivo negativo postratamiento. No obstante, la repercusión materna y perinatal de las infecciones urinarias de cualquier tipo, puede ser de tal magnitud, que aconseje mantener un estrecho seguimiento prenatal clínico y a través de la realización de citurias y tener en cuenta la posibilidad de recaída en el puerperio. Evolución posparto Se recomienda el estudio de las pacientes con antecedentes de infección urinaria a repetición o con recaída de una infección urinaria aguda, transcurridos no más de 3 meses del parto, con el objetivo de determinar la posible existencia de factores predisponentes La evolución de la paciente se realiza clínicamente y mediante cituria y urocultivo mensual hasta 3 meses después de su negativización.
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