Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 ENSAYO DE UNA DIALÉCTICA DE LAS FORMAS PICTÓRICAS I. ANTECEDENTES. La “Estética de la Infinivalencia en Ecuador” es un manifiesto que se propone Revolucionar el Espacio Artístico, el análisis y estudio crítico del Pensamiento Estético, que necesariamente acompaña a todo proceso creativo, siempre en relación directa con el debate educacional de reincorporación integral de valores éticos, estéticos y cívicos que, hasta cierto punto, se han apartado del esquema educativo nacional. Revolucionar los espacios para luego construir los nuevos que nos permitan interpretar el sistema educativo como un sistema productor de inéditas formas de expresión, comunicación e integración social y cultural. El arte y la cultura entendidos ya no sólo como escuelas de ciudadanía, sino como creadores de estilos de vida y de convivencia que sean los verdaderos gestores de la conciencia ciudadana. Esta es la razón principal por la que se puede hablar de un nuevo „Canon‟ en los dominios de arte y la cultura, asumiendo presencia física e intelectual en la “Escuela Ancestral de Arte Inti-Amaru”, actualmente dirigida por el maestro Taco Lovato y Taoni, su hija, quien asegura la continuidad, en el tiempo, de tan importante propuesta y producción artística. Pueden considerarse las reflexiones subsiguientes como un tratado de filosofía y espiritualidad natural aplicado al arte o, simbólicamente mejor explicado, la Sabiduría de la Naturaleza en el Arte, con su lógica y matemática propias –tetraléctica y fractal-, es decir, Pacha Sofía, con su equivalente, en la ciencia física, la Teoría „M‟(de la Membrana). El problema que se presenta en la relación que el ser humano establece con la realidad, es un hecho de naturaleza material y concreto. Su origen en todas las culturas, cualquiera sea la etapa de su desarrollo, puede explicarse por la exigencia de solventar las necesidades básicas de sobrevivencia que toda sociedad necesita ineludiblemente resolver y superar. Este enfoque epistemológico, de protoepistemia, ha permanecido prácticamente inalterable desde las primeras agrupaciones humanas, generándose verdaderos paradigmas teóricos que se han transmitido de generación en generación. La reformulación epistemológica de las ciencias sociales que se viene dando, desde mediados de los años sesenta del siglo pasado, en la que se inscribiría la teoría del arte en unidad con los estudios contemporáneos sobre las culturas y “pueblos ancestrales”, como es la Antropología, y acaso también la Sociología y la Lingüística, ha puesto de manifiesto que éstas se constituían y se reducían, como saberes regionales desde un punto de vista fundamentalista y acrítico, a la aplicación de una técnica formal, de naturaleza matemática, para la clasificación y el análisis de un determinado comportamiento social como, en este caso específico, es el poético, el artístico y el cultural. La función simbólica y el proceso de creación de códigos, que identifican a cada cultura como construcciones sociales, caen dentro de lo que se conoce como análisis semiótico (1), cuyos componentes en lo esencial son: el esclarecimiento de un grupo reducido de signos primitivos y un conjunto de leyes que les permite relacionarse entre ellos para obtener nuevos significados de aquellos. 2 Este modo de entender los constructos y productos sociales dentro de una cadena continua de semiotización de los sistemas de códigos, desde los más simples a los más abstractos, ha permitido el surgimiento de una renovada epistemología del arte. Disciplina que estudiaría las diferentes teorías estéticas que históricamente se han venido formulando y, al interior de la cual, se podría ubicar la estética infinivalente como una teoría de la forma artística general que, implementando un método dialéctico, se aplica en la consideración del quehacer artístico de los maestros Taco; conjunto de obras y enunciados artísticos que se estudian y analizan, según la estética propuesta, y posteriormente, como consecuencia, se concreta y determina, en un nivel medio de generalidad respecto de aquella, en una teoría regional del arte, en sí misma, la Pictórica Difusa (aunque, también, deberíamos anticipar que, también, incluye una Post-pictórica, ‘P n ’, y una Pre-pictórica ‘PP n ’, analógicamente entendidas como pre- verdad y pos-verdad en el arte). La Estética y la pictórica, estructuradas en diferentes niveles de teoreticidad, parten y se inician, en su puesta en práctica, considerando como objeto de estudio, en un sentido por demás clásico, “la belleza de la imagen y su forma plástica”, tomando siempre en cuenta, a su vez, dos aspectos constitutivos: a) un elemento objetivo, integrado por los atributos físicos que, como tales, confieren una forma a la materia, y por ende puede ser medida con cierto grado de exactitud, el máthema del espacio y la lógica del discurso, principalmente en las estéticas de la modernidad; b) un elemento subjetivo, en el que se origina el sentimiento de placer o deleite en el sujeto que observa cualquier creación artística. Más exactamente, el reconocimiento del objeto artístico se efectúa por el juego de los órganos sensorios. El cerebro recibe las impresiones que la conciencia utiliza para constituir el objeto estético, después se transformará de acuerdo con las vicisitudes que son propias de nuestra vida interior, siempre matizada por los recuerdos acumulados, como un caudal de imágenes, en la memoria; conformamos el objeto al mismo tiempo que nos conformamos a él. Este personal sentimiento o emoción no se puede medir desde un punto vista lógico- matemático clásico, más adelante veremos que, asumiendo diferentes lógicas, las polivalentes, esto sí es posible; y, cuyo grado de intensidad, depende de la sensibilidad de quién hace de sujeto de la percepción, en otras palabras, de quién oye, de quien lee, de quién huele, del que toca. En suma de aquel que con sus órganos de los sentidos percibe la belleza en una obra de la naturaleza, incluidas, por supuesto, todas aquellas que son el producto de la creatividad humana. Para comprehender lo que es la belleza necesitamos del auxilio de la ciencia y de los principios fundamentales del conocimiento que se estructuran con lógica, se expresan habitualmente con un tipo especial de lenguaje como es el de los números en las concepciones sobre el arte de la antigüedad, y las fórmulas de la lógica algebraica en conjunción con los aportes provenientes de las neurociencias (neuro-estética/aesthesis- neurótica: sensación neurótica), en el caso de nuestro estudio. Para sentir la belleza, en cambio, necesitamos nuestro aparato perceptual a través del cual captamos de modo directo, no mediado por ningún artificio construido previamente, la esencia de las cosas y transformar, en el cerebro, el estímulo puramente físico en deleite espiritual. Es, en todo caso, casi seguro que tampoco se puede hablar de una sensibilidad auténticamente pura y que, en los planos subyacentes de cualquier forma de conocimiento, esté operando un saber originario como topos o lugar a partir de cual se originan los símbolos. No de otra forma se podría explicar que culturas que no han desarrollado la escritura hayan, no obstante, hecho uso de refinados conocimientos matemáticos ligados a sus diferentes cosmovisiones y comportamientos sociales. 3 Es importante señalar que durante el proceso de constitución de la Estética como teoría o ciencia del arte, a mediados del siglo XVIII con los trabajos del filósofo alemán Baumgarten, se empieza tematizando el ámbito de la sensibilidad como forma válida de conocimiento cuyo medio de conocer sería no la razón sino la imaginación, facultad que había sido largamente proscrita, desde Platón hasta Descartes, por lo menos, y también denegada como capaz de producir auténtico conocimiento. Digohasta Descartes, ya que desde Leibniz se planteó la posibilidad de que la diferencia, entre estas dos formas de conocer, sea sólo de grado. Esto significa que las formas de saber y conocer basadas en procesos puramente conceptuales pierden su carácter de ser absolutas, como medios de conocer racional, en favor de reconocer elementos cognitivos válidos en otras facultades del hombre como son la imaginación, la sensibilidad, la creatividad y otras, que funcionarían, de una manera ambivalente, como un compuesto constituido de conceptos e in-conceptos, cuyo valor lógico sería aquel punto medio que predica que algo ni es totalmente conceptualizable, ni tampoco totalmente in-conceptualizable. Se daría la existencia, contradictoria, de conceptos no totalmente conceptualizables en un cien por ciento. Todo esto aparece como si nos situáramos en el origen mismo de la ideación estética: cada forma de pensamiento surge acompañado de una vibración electromagnética representando cualquier tipo de emoción, pensamiento lógico con el aporte adicional o no-adicional de cada uno de los cinco sentidos. El pensamiento, como un acaecer en sí mismo, es también la idea general que da cuenta y estructura la experiencia estética en su conjunto. El conocer la realidad se presenta como una forma de expresión de la experiencia, y es fruto, a su vez, de las percepciones que se hagan del mundo y la existencia, se da y se construye cuando tendemos puntos de contacto entre el mundo y nosotros. Se tendría, entonces, tres grandes modos de aproximación a la realidad: las ciencias de la materia, de la vida, la filosofía y el arte. La episteme contemporánea se apoya en la articulación de estos grandes modos de conocer. El trabajo artístico y la lectura de las manifestaciones del arte - las obras de arte- indican, en el acto de su percepción, similares dinámicas a las de percepción del conocimiento en general, siendo susceptible de afectar de alguna manera todo el sistema y proceso de conocimiento. El dualismo metafísico que ha forjado la tesis en la historia del pensamiento occidental de los dos mundos, el físico sensitivo y el eidético conceptual, está anclado, también para Baumgarten, en un análisis no del todo acertado del hecho mismo del acto de aprehensión de la realidad en cuanto tal. El lenguaje eidético construido y utilizado desde los griegos por medio de una idealización lógica, con gramática y retórica incluidas y, luego, puesto como necesario e indispensable en la estructuración de cualquier lengua de origen indoeuropeo, ha impuesto una separación radical de los momentos en los que consiste el Todo mismo de la realidad en su conjunto. El hombre occidental ha escindido lo que es esencialmente algo U-NO. La estructura profunda de la palabra “uno”, que no voy a esclarecer aquí de modo completo, es rica en diversidad de significados para el surgimiento del máthema. Sólo diré que su núcleo es dialéctico: se afirma en un primer momento, como tesis, la existencia indiferenciada, como pura negatividad, “NO = ~”; en un segundo momento, como antítesis, se niega la primera negación al adjuntársele „U‟, que también equivale a „~‟, símbolo que representa el acto de „negar‟, por tanto, “ ~ = U”; la partícula „U‟, en términos gramaticales, es un prefijo privativo bien conocido, que cambia el significado habitual 4 de las palabras por su contrario, por citar una palabra, en utopía cambia el significado de topos, lugar/espacio, por no-lugar o no-espacial; en un tercer momento, la síntesis, como negación de la negación, “~ ~”, reúne, „U‟ y „NO‟, en “U-NO”, la pura positividad, y su forma final es similar en todas las lenguas de origen indoeuropeo – el ón (griego), unus (latín), one (inglés), un (francés), eins (alemán)-; posiblemente derive de la voz sánscrita OHM, que significa lo que es idéntico a sí mismo. Se puede encontrar un análisis similar al anterior, aunque desarrollado por motivos estrictamente lógicos, en el excelente opúsculo “Acerca del Doble Valor del Principio de Identidad”, del lógico polaco A. Joja Bucarest. En lo que sí queremos extendernos un poco más es en el desarrollo significativo o simbólico de la palabra „uno‟, que ha determinado el surgimiento de variables dando inicio a un vocabulario básico, como una forma de lenguaje primitivo del espíritu humano. Según su estructura, „U-NO‟ está formado por dos instancias anteriores; dicho de otro modo, algo o „U-NO‟ está formado o es igual a la suma de esto y aquello; yo provengo de él y ella; la síntesis es el enlace entre la tesis y la antítesis; el término medio es el puente entre un primer término y un segundo; visto más formalmente: U-(NO) = {U-(NO) y NO [U- (NO)]} A B C D Término Medio o Punto de Equilibrio En palabras emblemáticas como animismo, visión del cosmos dominada por un espíritu único o alma colectiva, anteponiéndole el prefijo „U-NO‟, se genera la palabra UNOanimismo que equivale a UN-animismo, la vocal “O”, desaparece por contracción, de ahí unanimismo, unanimidad, unipersonal, universalidad y muchos etcéteras. Un neologismo interesante se produce con la palabra nihilidad, como significando la „nadidad‟ o la „nada‟ sustantivada, a la cual si le anteponemos el contracto privativo “UN(O)”, se genera la palabra „UN(nihil)idad‟, cambiándola por su contraria, es decir, nace la „UNidad‟, como totalidad existente. En la palabra „análogo‟, entendida como igualdad o idéntica razón, es posible que, asimismo, originariamente se haya producido por presencia de „U-NO‟, recordemos unos de sus significados es lo que es idéntico e igual a sí mismo. Siguiendo en la argumentación, el todo se nos ha transformado en dos mundos. Uno verdadero y el otro falso. El primero el del concepto, lo eterno e intencional, y el segundo el de lo sentido, lo fugaz y físico. El proceso intelectual e histórico en el que consiste la Modernidad implicó, en lo fundamental, una nueva orientación humana en el espacio y en el tiempo. Trasladó lentamente el hábito de orientación en el mundo desde lo vertical divino hacia lo horizontal humano; desde una trascendencia inmaterial hacia una realidad humana, en buena cuenta material, por lo menos, fenoménica. El surgimiento de la geometría analítica según sus creadores colocó, por medio del álgebra y la geometría, lo divino y trascendental al alcance de lo humano con la intervención inevitable, incluiríamos nosotros, de una lógica reduccionista e implacable, que descarta y no incluye, por aceptación dogmática del principio de bivalencia, el término medio o tercero y por tal queda excluido y excluida también, una vez más, la imaginación y la sensibilidad como fuente de conocimiento. 5 La historia de las ideas en relación con la teoría del arte nos ofrece distintos modos de “mirar” el hecho artístico, fenomenología del arte, de evaluarlo, axiología del arte, y, por último, de contar y desarrollar los métodos, metodología y epistemología del arte, más adecuados para iniciar investigaciones que nos permitan entender la forma en que se estructuran los diferentes campos o hábitats estéticos (Espacio de Representación Estético: E.R.E.) (2). Nuestra propuesta de estudios en estética necesariamente tiene que tomar en cuenta dichos intentos teóricos que nos brinda la historia y los ha de desarrollar y potenciar a la luz, por no decir fundante, de los primeros tratados sobre filosofía del arte, mismos que establecieron los conceptos estéticos iniciales tanto para conocimiento de artistas como para teóricos del arte. Una primera fuente es la “Poética” de Aristóteles, el clásico por excelencia, que define el objeto artístico acorde con el racionalismo o logos propio delos griegos. Coherencia lógica en cuanto a la consideración de la acción, el tiempo y el espacio, en lo que tiene que ver con las letras y la tradición oral; armonía matemática, en cuanto a las artes plásticas; la serie numérica de Pitágoras y su aplicación a la escala musical, anticipación genial de lo que sería después la sección áurea o número de oro en las estéticas del Renacimiento. El espacio estético que se configura en la Modernidad al ser el producto de un pensamiento en esencia dicotómico, dos polos opuestos sin ningún tipo de relación entre ellos, escinde irremediablemente al sujeto creador del objeto, al conocimiento de la realidad, a la forma del contenido. El saber almacenado, en este proceso, se vuelve un mero postular de imágenes virtuales sobre lo real. “Esta forma dualista, polarizada y excluyente, es más bien un monismo esquizofrénico, pues cada uno de los polos es pensado como absolutamente independiente del otro”, según lo afirma, Najmanovich, en su Estética de la Complejidad. A esta concepción, un tanto logocéntrica y occidental, habría que añadir críticamente los aportes de la Antropología Cultural con su idea de la estética del símbolo que, en cambio, hace un uso integral y sustentable de categorías propias de cada cultura, basadas en cosmovisiones diferentes de las de Occidente. El desarrollo vertiginoso, además, desde mediados de los años ochenta del siglo pasado, de las neurociencias y de una cibercultura que, progresivamente han ido creando hábitos mentales asentados en formas nuevas de pensamiento, rompen definitivamente con el paradigma clásico de la teoría del conocimiento. Se habla así de un reciente “ciberparadigma” que sería la fuente de una ciberciencia, un ciberarte, una ciberpolítica, y demás. Las nuevas tecnologías informáticas han construido un universo virtual, que ha sobrepasado al mundo del pensamiento clásico, proponiendo inéditos esquemas y formas de percepción y de acercamiento a la cotidianidad edificando, como buenos herederos del pensamiento de Kant, nuevas formas a priori de la sensibilidad; nuevas formas del continuo espacio-tiempo. Las razones lógicas en las cuales se asentaba el paradigma clásico se han resquebrajado definitivamente para dar paso a otras lógicas entre las que se enfatiza el papel que ya está representando, audaz y aceleradamente, la cyber lógica en la que, desde luego, los polos opuestos, el “sí y el no”, se hallan atravesados por una enorme franja de valores intermedios. La estética propuesta como teoría del arte, sería una parte, no servil sino crítica, de este ciberparadigma cuyas leyes y principios fundamentales darían cuenta de la estructura interna de este espacio-tiempo inédito de representación. “Apollinaire invitaba, hacia 1913, a producir un colapso sobre todo en el tríptico platónico Belleza, Bondad, Verdad, sepultando la noción de realidad tridimensional, abriéndose a la modernidad del caos y a la cuarta dimensión, es decir, a la dimensión del infinito, la que, según este poeta, dota a los objetos de plasticidad"(Ver 6 Carlos Fajardo, Agosto de 2006, “Estructuras, figuras y categorías en el arte de Fin de Siglo - Meditaciones estéticas”). El Manifiesto Artístico aquí anunciado, toma como punto de partida la obra plástica del maestro Ricardo Taco Lovato y su hija Taoni, y acorde, también, con la refundición epistemológica, entre saberes ancestrales, de los pueblos andinos, y los conocimientos técnico-científicos, de las culturas de occidente, se adhiere de forma entusiasta a la nuevas lógicas (paraconsistentes, polivalentes e infinivalentes) que se hacen necesarias para la feliz comprensión de este nuevo paradigma del conocimiento y de las producciones artísticas. Se propone también una re-evaluación del gusto, incluso para las vanguardias, sobre todo para ellas, y un juicio estético diferente del de la concepción clásica del arte, subvirtiendo la lógica del orden e impulsando una progresiva desfragmentación de la sensibilidad y la racionalidad, en especial de las que imperan desde el Renacimiento hasta bien entrada la Modernidad. El Cubismo, el Dadaísmo y el Surrealismo, por ejemplo, como corrientes artísticas que se inician desde fines del siglo XIX y se prolongan hasta los años treinta del XX, modificaron profundamente las categorías clásicas del arte: su objetividad, los conceptos de armonía, orden, límite, el parangón de la proporcionalidad, e impulsaron una nueva manera de „mirar‟ el objeto artístico, generando una ruptura radical con los modelos basados en la naturaleza y los regímenes morfológicos tradicionales que los producían y guiaban. Para el caso de la pintura surrealista, desde sus inicios, es evidente que ésta se construye en oposición, no sólo a la plástica en apariencia realista, sino a la realidad misma: el surrealismo es más real que lo real, o, dicho más concisamente, el no ser es más real que el ser; en fin, no sólo que niega la existencia en favor de la inexistencia, sino que el existir de la inexistencia termina siendo más real que la existencia misma. Cómo “reducir” todo este sinnúmero de ambivalencias desde las teorías del arte clásicas muy difícil, pero es lo que se ha intentado hacer y se sigue haciendo, en una batalla perdida desde antemano para el clasicismo. En cambio, el nuevo e inédito canon, aquí propuesto, no niega la validez de tales intentos reduccionistas del clasicismo, acantonado en camisas de fuerza indesatables e indescifrables, sino que busca enfrentarse, cara a cara, con la Pictórica del No, nota y noción característica del quehacer artístico contemporáneo, desarrollando y asumiendo una estética consecuente, que tenga en el límite como guía una ontología contradictorial, en la que se acoja felizmente la contradicción, el mundo de los seres en los que la lógica de la infinitud constituya su racionalidad. Las vanguardias artísticas y literarias, ante a la diversidad de sus manifestaciones, principalmente entre el período de entreguerras, 1920-39, son las herederas de un conflicto que, desde fines del siglo XIX, e incluso mucho antes, enfrenta a fe y razón, lógica e instinto, pensamiento y realidad. El drama moral que se presenta como efecto del enfrentamiento entre concepto y sentimiento, entre ser y teoría, se ha concretado indefectiblemente, o felizmente, en forma de caos. El caos para ser productivo exige ser asumido con una mirada nueva que lo haga inteligible, digerible, y, en lo posible, lo trascienda. De ahí deriva el intento de todos los vanguardismos de redefinir la realidad, por encima de sus manifestaciones confusas y en apariencia falsas, y de transmitir a la sociedad una nueva óptica con que desentrañarla. 7 Es así, con este talante, que se han ido construyendo, para la comprensión de las producciones artísticas contemporáneas, otras categorías provenientes de las nociones de lo “vago” y “borroso” como ideas distintas de entender lo caótico, y para las cuales los lógicos han elaborado la teoría de los conjuntos difusos tales como son, como muestra, las de inestabilidad, lo dinámico, lo imprevisible, la indecibilidad de las formas, la discontinuidad, lo aleatorio, lo fractal ‒concepto matemático diferente de entender la forma-, la simulación, la multiplicidad, en suma, el azar y lo laberíntico, entre otras. La estética contemporánea se encuentra ligada, en una especie de determinismo, a la incertidumbre como principio esencial, y no a la definición absoluta de sus formas. Sus principios teóricos no son identificables con géneros y conceptos tradicionales, sino que se predican desde lo intempestivo; se excluyen, como normas de trabajo, planes preestablecidos y procesos lógicos comunes; nada, en fin, de estructuras preformadas ni en el espíritu ni en la naturaleza. La Estética de la Infini(ambi)valencia, el neologismo es acertado, no busca, despuésde todo, ni de lejos, establecer unos posibles criterios que supongan o permitan decidir cuándo una obra plástica puede ser “más o menos” artística que cualquiera otra. Lo que sí busca enfáticamente es ampliar la escala estética, sin importar de la naturaleza que sea, pero interpretándola como multifactorial y en la que los límites de la experiencia estética que teoriza se difuminen en una franja infinita de valores intermedios, con un grosor no exclusivamente lineal entre límites opuestos. Aquí, en esta franja, en este grosor, es el lugar, punto fijo e in-fijo, donde precisamente puede aparecer... “un orden infinitamente más bello que el racional – pues siendo este último orden, el racional, propio de lo finito, y, a la vez, entendiendo lo finito nada más que lo infinito más finitamente participado y, a fuer de tal, disminuido- es en el horizonte transrracional de lo infinito... Ahí sí coinciden Verdad y Belleza... De donde resulta que – a fuer de unilateral- tampoco era exacto eso de que en tal intelección se trasciende la lógica: en ella aparece más bien el atisbo de una nueva lógica...” (Ver Lorenzo Peña, “La Superación de la lógica aristotélica en el pensamiento cusano”, págs.2 y ss., Instituto de Filosofía del CSIC, 1988.). El juicio estético, como unidad diferencial mínima de la disciplina, al ocupar un lugar intermedio admitido por las sucesivas concepciones tricotómicas ‒trivalencia en las ideas y conceptos que se postulan en contra del principio de exclusión del término medio o tercero excluido-, se ubicará, por lógica y con una lógica, dentro de un espacio que no será teórico ni práctico, sino ambos a la vez; este lugar ambiguo, en consecuencia, se confirma como el lugar teórico privilegiado o el grado cero de la Estética. La Estética de infinitos valores es pues una teoría forjada, mediante la aceptación del término medio o tercero incluido, que acepta la validez, hasta cierto punto, de contradicciones lógicas, es decir, se formaliza como una teoría paraconsistente en oposición a la super-consistencia, pero no trivial. Si hay algo que pueda ser llamada una verdad estética se situará dentro de la gradualidad o grados de verdad. Nuestro estudio se justifica porque contamos, en el conjunto de las investigaciones estéticas contemporáneas y desde hace ya no pocas décadas atrás, con el aporte valioso de las lógicas polivalentes que nos posibilitan la construcción de esa pretendida estética otra de la forma artística en general. En esta investigación haremos uso de una lógica, inspirada en los estudios de Lorenzo Peña (3), si bien interpretada en un estilo y forma muy particular nuestra, la estructura binomial, que no tiene sino ecos muy lejanos con la lógica binaria. Es, en síntesis, un estudio de lógica de la estética; de un cierto tipo de 8 lógica que tiene como objeto de análisis, a su vez, parte del conjunto de las diferentes teorías que sobre la forma artística se han formulado desde inicios de la modernidad hasta nuestros días y, como estudio de caso concreto, producida por la escuela ancestrla de arte Inti Amaru Los métodos lógicos empleados en este trabajo carecen de por sí, sin embargo, de toda razón interna que nos induzcan, de modo a-priori, a esclarecer y especificar los criterios explicativos que enlazan los conceptos estéticos postulados, sin tomar en cuenta necesariamente los hechos y los tipos de materia estudiados. En otras palabras, la interpretación que se hace de la obra artística y la comprobación de las conclusiones deducidas del análisis y de la lógica aquí utilizada, no se limitan en favor de un formalismo simple que puede terminar siendo insubstancial y hasta vacío. La historia, la teoría y la puesta en práctica de la ideas estéticas en general, y de las ideas estéticas de nuestro Ecuador, tienen su referencia en la rica tradición cultural de nuestros pueblos y son parte del conjunto de investigaciones que, desde hace aproximadamente cincuenta años atrás, se conoce como la teoría y crítica del Pensamiento Ecuatoriano; tal vez sea el momento adecuado de hablar ya de una “Crítica de la Razón Estética”, aquí en Ecuador y en Latinoamérica. Estas serán el antecedente teórico que ilumine el presente estudio y análisis de la „forma píctórica‟ en su máxima generalidad. Los distintos modos de proceder en el conocimiento que construyen y acumulan los pueblos conforman la matriz epistémica que es, a su vez, el trasfondo existencial y vivencial del cosmos como fuente originaria de sentido y su esencia consistente en “… el modo propio y peculiar, que tiene un grupo humano de asignar significados a las cosas y a los eventos, es decir, su capacidad y forma de simbolizar la realidad. [...] La matriz epistémica, por consiguiente, es un sistema de condiciones del pensar. [...] En conclusión, la verdad del discurso no está en el método sino en la episteme que lo define. (Ver Martínez Miguélez: 1997, 228, las cursivas proceden del original). Es hora de emplear, con ciertas restricciones, por parte de los teóricos del arte, algunos de los procedimientos provenientes de la ciencia. Para ello no es necesario saber, en profundidad absolutamente filosófica, qué es el arte. Intento que a todas luces es imposible de alcanzar, puesto que el arte como otro tipo de cuestiones, por ejemplo, el bien, la vida o el fin último de la existencia se muestran hasta difíciles de definir peor aún de alcanzar una solución indiscutible y en consenso en cuanto a reconocerles un significado único y concluyente. Basta, pienso yo, en el estudio aquí planteado, con saber que arte y ciencia no son tan disímiles como antes se pensaba en cuanto a formas alternativas de conocer la realidad, ambas son formas de producir algo. El arte produce objetos de cierta naturaleza y la ciencia produce teorías. El tipo de explicación cognitiva que funciona en las teorías del arte no puede reducirse a reconstruir los motivos más intrínsecos de una “intencionalidad” predestinada para el genio, sino a establecer las causas más inmediatas y mediatas por las que se genera un cambio en la morfología y en la lógica de las estructuras simbólicas, que luego nos sirvan como antecedente y tamiz para una mejor y competente comprensión de los hechos y fenómenos estéticos. Sólo entendiendo la necesidad de un cambio radical en la matriz cognitiva, por medio de la asunción crítica de otros modelos lógicos, se hace posible una conjunción, no forzada, sino netamente creativa, entre los dos modos de conocer y recrear el mundo. Con claridad de pensamiento e intensidad de sentimiento, 9 funcionando al Unísono, en un cosmos inconmensurable y acompañado de un nuevo logos apofántico-infinito, encontraremos, tal vez, realizado el ideal de belleza de mayor valor estético la Sinfonía de las Esferas. Procedemos, de inmediato, a explicar algunos términos necesarios para una cabal comprensión de lo que entendemos, explícitamente, por lógica infinivalente, y que aparecerán con frecuencia a lo largo de este libro. En lo que sigue, nos basamos, en lo esencial, en las ideas propuestas en el libro de Lorenzo Peña, La Coincidencia de los Opuestos en Dios, págs. 24 y ss. • Por antinomia se entiende una fórmula del tipo „p-y-no-p‟, siendo „p‟ la representación esquemática de una oración cualquiera. Un sistema de lógica es contradictorial, como es el caso de la infinivalente, si afirma como verdadera una antinomia. • Una inconsistencia simple se presenta, en un par de oraciones o proposiciones, de tal manera que la una es una negación simple de la otra, por ejemplo, la „p-y- no-p‟, anotada arriba. Si un sistema contiene una inconsistencia simple y contiene además la regla de adjunción (regla que, de un par de premisas o esquemas oracionales, representados por „q‟, „r‟, etc., que vehiculan la información contenida en las premisas, permiteextraer como conclusión la coyunción, mediante la conjunción copulativa „y‟, de ambas, en el caso concreto „q y r‟), entonces, tal sistema es contradictorial. Sin un sistema es contradictorial y, además, contiene la regla de simplificación ‒de „p-y-q‟, cualesquiera que sean „p‟ y „q‟, se puede concluir tanto „p‟ como „q‟-, entonces ese sistema contiene una inconsistencia simple. Por otro lado, si un sistema contiene una inconsistencia simple, entonces significa que acepta y opera con la intervención de un tipo especial de contradicción, adjetivada como débil, „p-y-no-p‟, (en donde el functor monádico „no‟ es la negación simple, tal y como es utilizada en la lengua ordinaria), y no como supercontradicción, „p-y-Fp‟, en donde la „F‟ denota la negación fuerte: „es entera o absolutamente falso que …‟. • Una supercontradicción es un par de fórmulas tales que la una es supernegación de la otra, o bien la coyunción de esas dos fórmulas, „p-y-Fp‟. Un sistema que contenga una supercontradicción es trivial o endeble en el cual se puede deducir cualquier cosa, dicho en otras palabras, cualquier fórmula bien formada en él es afirmada como verdadera. En cambio, un sistema no endeble es coherente o sólido. • Hay sistemas no endebles que son contradictoriales, o que pueden ser extendidos, mediante el añadido de nuevos axiomas, hasta convertirlos en contradictoriales, sin por ello dejar de ser coherentes o sólidos; tales sistemas lógicos así extensibles son los sistemas paraconsistentes. • Si un sistema de lógica rechaza cualquier inconsistencia simple, es decir, a no afirmar ninguna antinomia, incurre en el Rechazo de la Contradicción y, por tanto, se confirma como superconsistente, no contradictorial y tampoco paraconsistente. • En definitiva, la lógica infinivalente es un sistema que no rechaza la contradicción (acepta la existencia de contradicciones verdaderas); se define, pues, como contradictorial y paraconsistente. • En este estudio, por razones propiamente estético-artísticas, vamos a hacer uso de varias lógicas, entre la bivalente y una de diez valores de verdad. 10 Para finalizar estos antecedentes, se incluye el gráfico siguiente que hace perceptible la naturaleza discursiva y simbólica de cualquier proceso: U: La Realidad Humana en su Conjunto (Interpretación discursiva en árbol, permite la predicación): CRE = aumento ↔ CREAción = aumento de la acción a: Materia-Física a + : Vida-Biología a + b: Mente-Psicología a + b + c : Alma-Teología a + b + c + d + : Espíritu-Misticismo a + b + c + d + e + : Arte-Estética Interpretación gráfica-dimensional, permite la visualización: CreAción como aumento de la acción (CREAR) A+B+C+D+E+F 11 ESTÉTICA En este punto se hace explícito el hecho de añadir una dimensión más, la estética, a la constitución psico-ontológica (onto-psicología) del ser humano. No hay duda, sólo es posible arribar a estos niveles, con coherencia, a través de una lógica reticular o del rizoma, otras formas acertadas de llamar a las lógicas no clásicas. En cualquier caso, la Onto-Psicología, establecería como ley fundamental la siguiente: si se saca un objeto de su dimensión y lo proyectamos en dimensiones inferiores a la suya asume formas que se contradicen entre sí. Esto está en concordancia con el hecho de que objetos que son totalmente diferentes, como por ejemplo, el cono, el cilindro y la esfera, existentes en la tercera dimensión, pueden parecer iguales, como figuras planas, de forma elíptica, en una dimensión inferior. Para el caso de una figura geométrica abierta, como es el cilindro, al ser proyectado en un plano de dos dimensiones puede aparecer dividido ya sea en forma de elipse, en el plano horizontal, o, también, como paralelogramo, en el vertical, pero en ambos casos aparecen como figuras cerradas en contradicción con la característica principal del cilindro, la de ser abierta. V v vf f v f (Gráficos tomados de Isabel Rodríguez, ligeramente modificados) Este enfoque dimensional de constitución en niveles de un ente determinado, la persona humana tomada por caso ejemplar, puede tener limitaciones como el del propio fluir de la conciencia y nivel de evolución de quien está utilizando dicho enfoque y, además, por añadidura, en la realidad siempre es posible el que quede una dimensión de opacidad, misterio e incertidumbre que no siempre es posible desentrañar ni comprender plenamente. También hay que tomar en cuenta el problema epistemológico de cómo conocer la realidad y el mundo, tanto de quien conoce como el de entender cuáles deben ser los métodos y procedimientos a la hora de estudiar una realidad cuyas propiedades y dimensiones son complejas y, hasta cierto punto, incognoscibles o que aún desconocemos. Sucede que a través de la razón, como pensamiento estético, pretendemos conocer aspectos integrantes de la persona que no son racionales y así 12 estaremos usando un instrumento de medida, peor si es uno proveniente de la lógica clásica, de categoría inferior a lo que pretendemos medir, el objeto y la materia artística, como constitutivo de la experiencia estética. Cuando se está inmerso en un proceso creativo y se deja que la experiencia estética, o intuición de lo bello, entre en juego, a menudo nos pueden sorprender descubrimientos fortuitos y casualidades significativas. La actividad creativa nos lleva a lo „uno‟ de las leyes teóricas, donde las intuiciones y la realidad se fusionan. Pensamiento y realidad externa se unen en una sola forma significativa borrándose la frontera y la distinción entre descubrimiento como logos y como creación. En este contexto, el neurólogo estadounidense Roger Wolcott Sperry que recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, en 1981, demostró en sus investigaciones que los dos hemisferios del cerebro controlan diferentes funciones mentales y perceptivas. HEMISFERIO IZQUIERDO: aplica una lógica conceptual, procedente de la razón. • Verbal: utiliza palabras • Analítica: soluciona las cosas paso a paso • Abstracta: con un fragmento representa el todo • Temporal: lleva cuenta del tiempo • Racional: concluye por la razón y los datos • Digital: usa números • Lógica(matemática): extrae conclusiones lógicas • Lineal: piensa en función de ideas encadenadas • Justifica. HEMISFERIO DERECHO: aplica otra-lógica o una ilógica-lógica de la Imagen, procedente de la imaginación. • No verbal: no utiliza palabras • Sintética: une cosas para formar un todo • Real: se relaciona con las cosas tal como son en el presente • Analógica: ve semejanzas entre las cosas• Atemporal: no tiene sentido del tiempo • Irracional: no necesita la razón • Espacial: ve la manera en que las partes se unen para formar un todo • Intuitiva: da saltos de comprensión, corazonadas • Holística: ve la totalidad de las cosas de un solo golpe • Matemática (ver Anexo II, págs. 187 y ss., sobre Neuro-IN-lógica). Estas dos diferentes modalidades de expresión de un solo órgano fundarían y refundirían el espacio/tiempo óntico de la materia artística, en sus condiciones mínimas de existencia, para que en un postrer momento, o simultáneamente, se pueda dar la instauración de la obra de arte como „cosa‟ u „objeto‟, que siempre se estaría mostrando en un sobre e infra-producir y decir. 13 II. INTRODUCCIÓN. Las manifiestos de las vanguardias artísticas del siglo XX han puesto en evidencia los lugares de tensión que muestran, en sus producciones artísticas, la profunda paradoja que afecta a niveles lógicos, sobre todo; paradoja que, a su vez, marcará un punto, en esencia conflictivo, en sus orígenes, y de la que luego serán todas ellas su producto. La deformación sintáctica del “Arte”, su desmaterialización, su desubicación espacial y la transformación de sus coordenada temporales han puesto en evidencia el punto inicial de la controversia sobre las diferentes teoría que se han postulado para su cabal comprensión. Las obras de arte parecen configurar así un tipo especial de “objeto”; esta condición objetiva de la obra artística es la que permite precisamente iniciar nuestra indagación en busca de la “lógica Otra”, infinivalente, que parece residir en el origen del campo de experiencia específico que constituye y edifica. Es decir, el tipo de lógica, aquí empleado, determina a su manera la “experiencia estética” como constituida por un núcleo, de naturaleza dialéctica, entre lo que sería la forma de la verdad lógica en el arte y la apariencia del mundo. El problema plagado de dificultades y mal entendidos de lo que se entienda por verdad en el arte nos lleva, de todas maneras, a considerarlo dentro de un proceso sintético en el que el principio de identidad, „a = a‟, juega un papel importante al implicar relaciones, operaciones y términos, cuyos correlatos determinan siempre la información y conformación de los “objetos” que de inmediato se fragmentan y se dislocan en meta- objetos, en donde „a‟ deja de ser igual a „a‟. No obstante, será en los procesos perceptivos donde tengan lugar de modo privilegiado los efectos de la estructura de la verdad que se utilice y sus principios lógicos fundamentales. La forma en que se configura la percepción se determinará, entonces, en una progresiva identificación- desidentificación que desde las sensaciones culminará en los objetos de la experiencia. En esta suerte de ampliación del problema de la verdad a la percepción (sensibilidad, imaginación, intuición) se puede establecer y producir el vínculo entre lo estético y lo lógico como dos momentos que se conjugan desde el objeto artístico. Las neurociencias configuran un modo inédito de acercamiento entre sensibilidad y procesos de pensamiento a esta problemática, por medio de una cartografía complementaria, entre las cualidades propias del hemisferio derecho e izquierdo del cerebro, y asentada en una arqueología de la imagen como el ámbito y depósito originario de toda forma de significación y sentido. En los últimos años se han dado a luz, como fruto de las investigaciones del profesor Marcos Guerrero y de las neurociencias, ideas interesantes sobre el pensamiento matemático andino y la configuración última de funcionamiento del cerebro humano. Tuvimos la oportunidad de trabajar con Guerrero, en un taller con estudiantes de ciencias humanas de la PUCE, alrededor del tipo de lógica que operaría supuestamente al interior de dicho pensamiento. Se suscitaron algunas interesantes polémicas, sobre todo con profesores, la mayoría especialistas y defensores a ultranza de la lógica clásica o aristotélica, de la citada universidad. Recuerdo, en especial, una en la que un dogmático del clasicismo lógico no sólo que negaba que los antiguos habitantes de tierras andinas hayan hecho uso de un tipo especial de lógica en sus pensamientos y reflexiones matemáticas, sino que incluso negaba enfáticamente que hubiesen sido capaces de desarrollar y hacer cálculos matemáticos tanto para la edificación de templos 14 monumentales como para la elaboración de calendarios astronómicos y únicamente les reconocía una habilidad natural instintiva semejante a la que tienen las abejas cuando construyen sus panales; no habiendo, dichas culturas, desarrollado la escritura, no había, tampoco, posibilidad alguna de activar las fórmulas o ecuaciones matemáticas que implican el dar cuenta, repetir o recrear los fenómenos de la realidad; si no se presentan cualidades de regularidad, a través de fórmulas, formulismo o formalismo, como el único principio epistemológico por excelencia que acepta la modernidad, cualquier otro procedimiento que tematice los fenómenos no sólo es considerado ilegítimo sino que, incluso, los fenómenos mismos son visualizados como „aberraciones‟ muy excepcionales de la naturaleza, indignas de ser consideradas como objeto de estudio. Ante semejantes argumentos a uno no le queda sino entender, con ideas de tal índole, el porqué de la extrema prepotencia, e incluso la intolerancia, que ha caracterizado históricamente a la mayoría de los pueblos de occidente. Tales pensamientos son, a todas luces, falsos y para rebatirlos vamos a servirnos de un razonamiento analógico, proveniente de los codificadores y analistas de la lengua y la lingüística kichwa, desarrollado diríamos desde los cronistas de Indias. La mayoría de las comunidades andinas en verdad carecían de escritura (pueblos ágrafos), por tanto no hubo manera de que también pongan por escrito la fonética y la gramática de sus respectivas lenguas. Frente a esta realidad se puede concluir falsamente, y de manera bastante tosca, que tales culturas, por carecer de gramática escrita, entonces, propiamente no hablaban con corrección, en un sentido, por lo menos y por lo más, lógico-gramatical. Algo semejante, pienso que dan a entender, los lógicos tradicionales, cuando afirman que, si determinados pueblos no sistematizaron y tampoco pusieron por escrito axiomáticamente su lógica, entonces, también de forma mucho más tosca, concluyen que no podían o carecían de la capacidad de razonar en forma sostenida, y no sólo correctamente, sino que, por lo mismo, simple y llanamente, no llegaron nunca a razonar en términos matemáticos y lógicos. Tamaño absurdo. Y más bien cabría preguntarse: ¿cómo es que razonaban y hacían cálculos precisos, sin haber puesto por escrito una matemática? ¿cómo es que razonaban y producían obras artística, sin haber puesto por escrito una estética o filosofía dela arte? ¿cómo es que razonaban, sin poner por escrito una astronomía, y sin embargo confeccionaron calendarios y construyeron observatorios astronómicos? Los cronistas se presentaron, ante este tipo de cuestiones, nada dogmáticos y mucho más abiertos a la investigación positiva, puesto que, al no encontrar una escritura kichwa, se pusieron a redactar y confeccionar una fonología, un alfabeto, una gramática y, por último, también una escritura de las lenguas indígenas; claro que, como es de suponer, españolizadas, no quedaba otra, pero nunca se atrevieron a negar facultades que caracterizan a todo el género humano. Se editaron, desde entonces, gramáticas indígenas, con signos y grafías del alfabeto español y se hicieron, desde ya, evidentes y profundas diferencias de pensamiento, de lógica y modos de razonar. No otra cosa se hace, actualmente, cuando se habla de una matemática andina, se proponen y elaboran modos de razonar matemáticos,etnomatemáticas, desde la matemática como ciencia escrita, encontrándose también en aquellas profundas diferencias. Diferencias que se manifiestan, sobre todo, en los tipos de lógica de que hacen uso y que no pueden ser otras sino las llamadas lógicas polivalentes. Para el caso de la lengua kichwa incluso, según recientes investigaciones, y partiendo de entender la matemática como una forma de lingüística general y 15 razonada, se ha descubierto que tiene incorporada o refleja, en sus estructuras lingüísticas fundamentales, toda una matemática, como un metalenguaje que coexiste simultáneamente con dicha lengua. Guerrero postula, inspirado por el lingüista y matemático boliviano Guzmán de Rojas, una lógica trivalente como fundamento para la matemática andina y, por extensión habrá que suponer, para la lengua kichwa. La estructura de este razonar lógico trivalente es mucho más complejo, como lo veremos más adelante. Lo que me interesa destacar por el momento es que, tanto Guerrero como Guzmán de Rojas, señalan también la dimensión estética, aparte de otras posibles, como las mágico-maravillosas, que acompañan a este modo particular de pensamiento matemático de los pueblos andinos. El aporte fundamental del Pensamiento Matemático Andino es el tipo de lógica, de naturaleza infinivalente (la noción de infinito, al contrario de lo que piensa Marcos Guerrero, surge en y por el pensamiento y no tiene por qué empobrecer cualquier tipo de pensamiento matemático, la posterior identificación, con un ente trascendente, no tiene nada que ver con la problemática que estamos tratando) o, para ser más precisos, el modo en que se estructura originariamente El Espacio Matemático de Representación Andino a partir del cual se producen las ideas matemáticas esenciales, como son un cuerpo numérico, un sistema de coordenadas y una clase, de valor y de medida absoluta, que posibilitan ejecutar cualquier proceso del cálculo (proceso que, a su vez, se caracteriza por la representación contable de los objetos inmateriales y simbólicos, enfatizando también sobre los límites de tal representación). Pensamiento lógico y matemático, sintético e integral, utilizado de forma eficaz y creativa por los ancestros, principalmente por los Inkas, para diseñar sus calendarios astronómicos y construcciones monumentales (edificios, puentes, sistemas hidráulicos, caminos y demás). Una “Lógica Matemática” construida por algoritmos de procesamiento de datos eminentemente simbólicos como, por ejemplo, los espejos de agua, objetos y aparatos de pensamiento en los que, nunca antes esto de la estructura subyacente, entidad actualizada por los lingüistas y creativamente utilizada por Chomsky (4), ha sido tan adecuadamente empleada para nombrar una determinada realidad; espacios naturales de representación matemática, que, en verdad subyacen, por debajo de aquello que está por encima de la tierra, los cielos, en donde habitan los seres luminosos, que, según el pensamiento mítico-simbólico, han dado origen a toda forma de pensamiento matemático. Parecería cosa de dioses, pero no, no es la divinidad la que interviene en este proceso, sino que es un arte de pensar diferente con una lógica otra, que dé cabida a infinitos valores de verdad y lo suficientemente dúctil para que pueda acoger, en su seno, a lo caótico y complejo, a lo bello y lo sublime, como modos de ser propios del mundo y las culturas. Procedemos enseguida a definir algunos términos que nos parecen importantes conocer: • Ethnomatemática: Es el modo de matematización que ha desarrollado cualquier cultura para resolver sus problemas cotidianos. Sobre todo en la última década la Ethnomatemática se ha presentado, como una nueva corriente del saber matemático, intentando rescatar los valores que el pueblo y su cultura tienen. La ethnomatemática, en concepción de Oscar Pacheco(5), siguiendo a Ubiratan D'Ambrosio(6), es etno+matema+tica, esto es: las artes, técnicas, maneras, estilos 16 (equivalentes al sufijo “ticas”); de explicar, enseñar, comprender, manejar, lidiar (equivalentes al infijo de origen griego “mathema”); en su entorno natural y cultural (equivalentes del prefijo “ethno”). • E.M.R.: Espacio Matemático de Representación, siguiendo al matemático Marcos Guerrero, se define como un cuerpo topológico, de topos, voz griega que significa espacio, Euclides, en sus “Elementos”, entiende el espacio como una idea fundacional de su matemática, que hace de receptáculo para la postulación de los entes geométricos: el punto, la recta y el plano, necesarios para la edificación de su teoría geométrica, construido según una determinada estructura geométrica. Así, él – el espacio matemático- puede ser: puntiforme si está constituido por puntos, reticular si es en la forma de malla, ramiforme o en árbol, de cuerdas, etc….El E.M.R. consta de las siguiente partes: un cuerpo numérico, una clase de valor absoluto, una clase de distancia y un sistema de coordenadas de referencia espacio-tiempo (las palabras en cursiva son nuestras). • E.M.R.Occ.: “Espacio Matemático de Representación Occidental, con iguales características que el E.M.R, pero en el que, en apariencia, operaría la lógica clásica o bivalente (dos únicos valores: la verdad y la falsedad). • E.M.R.An.: “Espacio Matemático de Representación Andino, con iguales características que el E.M.R., pero en el que operaría, según Guerrero, una lógica trivalente, aunque en el presente trabajo, preferimos hablar de una lógica de nueve valores, en principio, para luego ampliarnos a una Infinivalente. • Sistema numérico: Como se ha señalado, según la definición del E.M.R., está formado por un conjunto finito de palabras y reglas de composición, que, en principio, permiten decir miles y miles de números. Adviértase, sin embargo, que en este punto no interesa cómo se escriben los números, sino cómo se piensan y se dicen; cómo se emplean los numerales en el discurso. En lo sucesivo, llamaremos protolexema primitivo de naturaleza dual, o, en forma más general, el modo en que se estructura el E.M.R., como matriz generatriz que hace posible pensar o construir el número (U-NO) y lexemas numéricos a las palabras con las cuales se dicen números. Estas palabras pueden ser protolexemas o deuterolexemas, según sean primitivas o derivadas. • El conteo o la Contabilidad, en esta investigación, se representa y se ejecuta, en un primerísimo momento siempre al interior del E.M.R., en los objetos inmateriales y simbólicos, considerados como entes contables, de acuerdo a los criterios de semiotización que se consideren, en cada cultura, para la representación de objetos materiales. Por su importancia reproducimos las ideas de Richard Mattessich y Wolfgang Balzer, quienes conciben y analizan la transacción contable estructurada por los siguientes elementos: los objetos, materiales o inmateriales, el valor, los números reales, las 17 entradas débito y las salidas crédito, las cuentas y los períodos, por medio de la siguiente fórmula: TC: (O, O´; V; R; Db (+)/ Cr (-); C; P) • Lógica Clásica: Por lógica clásica o binaria (7) entendemos a la lógica bivalente y verifuncional, que acepta sólo dos valores de verdad: lo absolutamente verdadero y lo absolutamente falso, sin aceptar en forma radical ningún valor intermedio entre ambos. Decimos provisionalmente “lógica binaria” por un intento de rescatar el lenguaje que utiliza el antropólogo de la cultura, Levi-Strauss, en su epistemología estructuralista, que se sustenta en una concepción peculiar de la naturaleza humana y del origen de la cultura. La evolución dotó a nuestra especie de la función simbólica, o la capacidad de crear signos y símbolos. Función que se asienta, según Strauss, en unas estructuras fundamentales delespíritu humano y cuyos elementos con los cuales se las construye responden a leyes que obedecen a una lógica binaria. • Lógica Infinivalente: Lorenzo Peña, define la lógica infinivalente como dependiente de la novedosa teoría de conjuntos borrosos o, como él dice, difusos, teoría que admite, en cuanto al grado de pertenencia(Ɛ), de ciertos objetos a clases, que precisamente admiten lo difuso o lo indeterminado, es decir, admiten propiedades, hasta cierto punto, mutuamente incompatibles; y de que, con respecto a dicha teoría, los grados de pertenencia, de ciertos conjuntos, son infinitos, e incluso innumerables. Como los números naturales tienen gran importancia en la construcción de toda la matemática, incluso en la actualidad se intenta conocer más sobre su origen, cuando se plantean las siguientes preguntas: ¿en matemáticas hay algo anterior a estos números? ¿cómo surgen?, ¿cómo se definen?, ¿cómo se presentan?, ¿cómo se usan? Una cosa está clara para todos los matemáticos: Los números naturales se presentan en secuencia lógica al interior de un espacio, el del pensamiento propiamente tal ligado al lenguaje oral, en los pueblos ágrafos, y como lenguaje -matemático- después de la invención de la escritura, cualquiera sea su naturaleza (ideográfica, logográfica, silábica, fonológica, etc.). El proceso de matematización es concebido, en este trabajo, básicamente como anterior a la invención de cualquier tipo de escritura. Se anotan además las siguientes consideraciones de fondo que pautan la naturaleza de nuestra investigación: • Se busca establecer un encuadre teórico-epistemológico sobre los alcances de la matemática andina en el pensamiento, en la lingüística, en el arte, la aequitectura y la filosofía de la matemática, en su conjunto. • La sistematización simultánea de una “lógica infinivalente”, que haga las veces de estructura subyacente, de este nuevo paradigma matemático a la luz, siempre, de la lengua kichwa y de la matemática andina. 18 • Estudios de caso tanto en las aplicaciones que hicieran nuestros ancestros, de esta lógica matemática infinivalente, como en algunos jalones importantes de la matemática en general. Autor: Fernando Ochoa. cubildiotima@gmail.com mailto:cubildiotima@gmail.com
Compartir