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PLAN DE MANEJO 
TECNOLÓGICO DEL 
CULTIVO DE LA 
PITAHAYA
Elaborado por:
ANA CRUZ MORILLO CORONADO (CIDE). | ELSA HELENA MANJARRÉS HERNÁNDEZ (CIDE).
MARÍA CAMILA PEDREROS BENAVIDES (CIDE). | DIEGO ISRAEL SANABRIA HIGUERA (CIDE).
LUZ MARINA LIZARAZO FORERO (Biología Ambiental). | IRINA TATIANA MORALES CASTAÑO (Sistemática Biológica).
ROSA NELLY PÉREZ (CREPIB). | IVÁN DAVID RUÍZ ROSAS (CREPIB).
JOSÉ OLIVERIO VELÁSQUEZ ARIAS (PITAFCOL).
ESTABLECIMIENTO DEL CULTIVO 
DE PITAHAYA
1. SELECCIÓN Y PREPARACIÓN DEL TERRENO
Seleccionar muy bien el terreno 
en el cual se va a establecer el 
cultivo de pitahaya amarilla, con 
presencia de buena vegetación 
y arbustos, y que tenga como un 
mínimo de 7 años de reposo [1]. 
Además, se recomienda realizar el 
análisis físico-químico de suelo con el fin de obtener infor-
mación para realizar el plan de necesidades nutricionales 
y de encalamiento para el buen desarrollo del cultivo [2]. 
Para el análisis de suelos es necesario tomar una buena 
muestra en forma de zig-zag en el terreno que se dispondrá 
para la siembra como se presenta en la Figura 1a y Figura 
1b. Por último, las muestras de suelo deben ser enviadas a 
un laboratorio para su respectivo análisis y recomendación. 
Es importante mencionar también que dentro del plan de 
nutrición del cultivo hay que considerar las fases fenológicas 
del mismo para su correcta aplicación.
ba
Figura 1. Selección y preparación del terreno para el establecimiento del cultivo a. Trazado de la toma de 
muestra de suelo en el terreno seleccionado para la siembra. b. Toma de la muestra de suelo. Fuente: CIDE.
2. SELECCIÓN DEL MATERIAL VEGETAL PARA SIEMBRA
La pitahaya puede reproducirse 
por semilla, lo cual puede resultar 
conveniente porque se obtiene 
material vegetal con diferente 
información genética, presen-
tando características variables 
que pueden ser aprovechables. Sin 
embargo, para que la planta llegue a la 
fase productiva pueden transcurrir varios años; o por partes 
vegetativas como esqueje, injerto o micropropagación.
En Colombia, el sistema más utilizado es el vegetativo 
para el cual es importante seleccionar un cultivo sano, con 
plantas vigorosas, de alta productividad, libre de problemas 
fitosanitarios. Para la propagación vegetativa por esquejes 
se cortan tallos de unos 25 a 30 cm de longitud proce-
dentes de las plantas madre seleccionadas. Las pencas 
deben ser de al menos dos años de edad. Al momento de 
cortar el material vegetal se recomienda desinfectarlo con 
una solución fungicida (mancozeb+carboxin) para evitar 
contaminación por hongos patógenos cuando se siembre, 
y posteriormente se debe poner en un lugar sombreado y 
aireado entre dos a cuatro días (Fase denominada Curado), 
esto con el fin de lograr la cicatrización de las heridas 
causadas por el corte y que no entren en contacto directo 
con el suelo, pues se produciría una pudrición (Figura 2). 
Se debe incluir la desinfección de herramientas de trabajo, 
humedeciéndolas con cloro al 5% una cantidad de 50 ml 
disuelto en 1 Lt de agua o yodo agrícola en una cantidad 
0.5 cc o 1 cc por litro. Para la desinfección de tallos se 
1
puede realizar una mezcla de 10 mL de malathion más 5 g 
de benomil, disueltos en 10 Lt de agua o 60 mL de Lorsban 
más 30 gr de Dithane, disueltos en 10 Lt de agua [3].
Se debe asegurar una buena cicatrización y desinfección, 
esta debe hacerse el mismo día de corte, en donde también 
se pueden utilizar amonios cuaternarios, hipoclorito de 
sodio y/o productos fungicidas-bactericidas a base de 
kasugamicina o sulfato de cobre pentahidratado [3]. Es de 
gran importancia que, en cada una de las preparaciones, 
mezclas y aplicaciones, se utilicen los elementos de 
protección personal (EPPs).
a
d e
b c
Figura 2. a) Desinfección de calzado previo a ingresar al cultivo; b) y c) Recolección de semi-
llas; d) Demarcación del material vegetal; e) Desinfección de semillas. Fuente: CIDE.
2.1 ENRAIZAMIENTO
En el cultivo de la pitahaya amarilla 
es frecuente el uso de enraizadores 
tanto naturales como sintéticos para 
el establecimiento del cultivo y aprove-
chamiento de este. Se reportan aplicaciones 
de enraizadores como ANA y AIB en pitahaya (Hylocereus 
undatus) obteniendo excelentes resultados en el porcentaje 
de enraizamiento [4]. También se suele usar el extracto de 
sábila, el cual ha mostrado gran eficacia en la sustitución 
de reguladores sintéticos con efecto enraizante “in vitro” de 
plantas medicinales y frutales [5]. Por lo tanto, son una gran 
alternativa que permiten acelerar los procesos de siembra y 
establecimiento de buenos sistemas productivos.
2.2 SIEMBRA
A posteriori se procede a la siembra del material vegetal, 
en la cual existen tres formas de realizarla:
a. Siembra directa insertando las pencas directamente al 
suelo al lado de su soporte.
b. Insertar los tallos directamente en tierra del vivero para 
su enraizamiento y posterior trasplante.
c. Insertar los tallos en tierra embolsada de 20 x 30 cm 
para su enraizamiento y trasplante.
Los sustratos utilizados deben tener buena capacidad de 
drenaje, rico en materia orgánica, además se recomienda 
el uso de micorrizas. En esta etapa transcurren entre 20 
a 30 días, en los cuales se debe asegurar la humedad del 
sustrato, el control fitosanitario y de arvenses.P
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La pitahaya se cultiva mejor en suelos francos y bien 
drenados con pH de 5.5 a 6.5 y alto contenido de materia 
orgánica. Se desarrolla bien a una altitud de 0 a 1850 msnm, 
con precipitaciones anuales de 650 a 1500 mm, el rango de 
temperatura óptima oscila entre 18 a 27°C. El municipio de 
Miraflores presenta una temperatura promedio de 20 °C y 
el municipio de Zetaquira de 18°C. La provincia de Lengupá 
presenta una altura entre 300 msnm hasta los 1.400 msnm 
con temperaturas promedio anuales de 17°C [6], por lo cual 
el departamento de Boyacá, cuenta con las condiciones 
edafoclimáticas requeridas para el buen desarrollo del 
cultivo de pitahaya amarilla.
En el trabajo de investigación desarrollado en las parcelas 
experimentales establecidas en el municipio de Miraflores 
y Zetaquira con los materiales genéticos seleccionados de 
pitahaya amarilla a campo abierto y bajo semicubierta, la 
preparación de la siembra se inició con la selección de los 
lotes y la adecuación del terreno, realizando inicialmente 
una limpieza con guadaña, una labor de subsolado para 
mantener el suelo aireado y con buena capacidad de drenaje. 
Teniendo en cuenta el análisis de suelos se aplicó cal 15 
días antes de la siembra y posteriormente se abrieron 
los huecos y se levantaron montículos de piedra con una 
altura aproximada de 120 cm, sobre los cuales se apoyó 
cada planta. Entre las distancias de siembra comúnmente 
utilizadas en cultivos de pitahaya se encuentran de 3X3 m 
para un total de 1.100 plantas o de 3 x 1.5 m para 2.200 
plantas por ha. La densidad de siembra de las plantas utili-
zada fue de 25 plantas por material. Se utilizó el sistema 
de espaldera simple que es el sistema más utilizado en los 
cultivos comerciales del país, el cual resulta más económico 
como se observa en la Figura 3, los postes pueden ser en 
cemento o piedra, dependiendo de los recursos que tiene 
cada agricultor en su finca [7].
Figura 3. Montaje de la estructura utilizada para la siembra de los materiales seleccionados. Fuente: CIDE.
Una práctica que es común e indispensable para mantener la producción y la densidad de siembra es hacer una resiembra, 
la cual consiste en recolectar más pencas o pencas adicionales a las que se tienen programadas para la siembra, con 
el fin de poder reemplazar aquellas plantas que no presentan un buen anclaje o brotación, así como también aquellas 
que presenten algún síntoma de daño por plagas o enfermedades. Material en mal estado fitosanitario debe sacarse del 
cultivo y realizar la respectiva desinfección del sitio antes de la resiembra [8].3. PLAN DE MANTENIMIENTO DEL CULTIVO
Entre las labores agronómicas de manejo y mantenimiento 
del cultivo se encuentran las podas, ya que la pitahaya 
amarilla es una planta que crece muy rápido, formando 
una masa densa de tallos. La poda la realiza el agricultor y 
consiste en dejar crecer las pencas y a los 50 o 60 cm se 
despuntan con la mano, con cuchillo, machete o tijera. En 
cada una de las podas se debe tener en cuenta la desinfec-
ción de los implementos y el uso de los EPPs [7]. Por este 
motivo, la poda es una labor indispensable para mantener 
los cultivos en buenas condiciones. Entre los tipos de podas 
más comunes y necesarias para un buen desarrollo del 
cultivo, podemos mencionar las siguientes:
3.1 PODA DE FORMACIÓN: 
Tiene como fin propiciar un ambiente favorable para que la 
rama primaria se adapte al sistema de soporte, incrementar 
el área efectiva de exposición a la luz solar, estimular el 
crecimiento de ramas secundarias y para facilitar las labores 
del cultivo [9]. Se recomienda realizar entre los tres y seis 
3
primeros meses, dependiendo de la estructura de soporte 
que se haya seleccionado.
Por otra parte, la poda de formación consiste en selec-
cionar tallos que crezcan en diferentes direcciones, para 
evitar aglomeraciones que favorezcan pudriciones por 
diferentes patógenos; además, con este tipo de podas se 
facilitan otras labores culturales, tales como: aplicaciones 
fitosanitarias, control de malezas, cosecha, etc. Se deben 
podar todos los brotes que la planta emite entre el nivel del 
suelo y un metro de altura, con el fin de formar una canasta 
en la parte superior del tutor [10]. Esta poda generalmente 
se realiza al inicio del cultivo y consiste en la eliminación 
de todos los brotes de la penca principal hasta una altura 
aproximada de 60 cm del suelo. Se debe despuntar la 
planta, para permitir así el desarrollo de yemas laterales 
desde el extremo (Figura 4).
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 Figura N°4. Diferentes tipos de podas que se pueden 
realizar para el buen mantenimiento del cultivo de pitahaya 
amarilla. a. Despunte, eliminación de las puntas del tallo 
para promover producción de brotes reproductivos. b. 
Eliminación de tallos bajeros, para dar forma y producti-
vidad a la planta. Fuente: CIDE.
3.2 PODA SANITARIA: 
Estas deben realizarse con el fin de eliminar las partes 
de la planta que se encuentran afectadas por algún tipo 
de patógeno o insecto [9], las cuales deben eliminarse 
enterrándolas, aplicándoles cal en forma abundante 
para luego taparlas con una capa de tierra mínimo de 
30 cm de esta manera se reduce la posibilidad de rein-
fección evitando así que el inóculo quede en el campo y 
se propague por los operarios, el viento o por insectos. 
Las herramientas utilizadas en esta actividad deben ser 
desinfectadas después de cada corte. Esta poda debe 
realizarse siempre que se observan pencas afectadas por 
plagas o enfermedades; usualmente se realizan podas 
sanitarias cada dos meses durante el período lluvioso. 
Algunos agricultores también optan por la eliminación de 
algunos frutos enfermos, aprovechando la actividad de 
poda [2]. Se recomienda en este tipo de podas aprovechar 
el momento de formación de frutos para retirar las flores 
marchitas, esto con el fin de evitar la contaminación con 
patógenos que puedan llegar a enfermar la planta, se debe 
realizar con el mayor cuidado, ya que en muchos de los 
casos el tubo polínico se encuentra en funcionamiento, 
si este se parte o hiere se puede llegar a perder el fruto.
3.3 PODA DE PRODUCCIÓN 
O ENTRESACA: 
Consiste en eliminar los tallos y brotes improductivos 
que se encuentran en la parte interna de la planta [2,9]. Es 
comúnmente conocida como poda de entresaca. Con este 
tipo de poda se logra concentrar la producción en pocas 
ramas ya que se regula el número de tallos improductivos 
[9]. Las podas de producción se deben realizar después 
del primer año de haber establecido el cultivo, ya que, de 
acuerdo, con la teoría, la estabilización en la producción en 
pitahaya amarilla se da a partir de este año, donde la planta 
ha alcanzado el mayor vigor. El objetivo de esta poda es 
encontrar brotes reproductivos fértiles y bien ubicados que 
permitan una mejor calidad con rendimientos regulares. 
Las podas de producción se hacen en las pencas terciarias 
que tengan una longitud superior a los 70 cm de longitud, 
esta poda que es la primera y consiste en despuntar la 
penca eliminando entre 5 a 10 cm del extremo o ápice 
de crecimiento [9]. Para cualquier tipo de poda que se 
vaya a realizar es importante recordar los procesos de 
desinfección continuos de la herramienta, así como el 
uso de los EPPs correspondientes (Figura 5).
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Figura 5. Desinfección con hipoclorito de las tijeras de poda para el corte de tallos y frutos. Fuente: CIDE.
4. PLAN DE FERTILIZACIÓN
Uno de los componentes más importantes para el desarrollo de las plantas de pitahaya es la 
nutrición, tener un manejo adecuado de la nutrición influye directamente sobre el desarrollo 
fisiológico y sobre la incidencia de plagas y enfermedades [9].
Para una buena nutrición del cultivo, es importante aplicar un efectivo plan de fertilización, cuyo 
punto de partida son el análisis de suelo y los requerimientos nutricionales del cultivo para garantizar 
el buen desarrollo del mismo [2]. Por lo general, la pitahaya es una planta exigente en potasio y 
nitrógeno y en menor medida en fósforo y responde muy bien a aportes de materia orgánica (Tabla 1). 
La pitahaya responde bien a las aplicaciones de fertilizantes, sobre todo de nitrógeno, manteniéndola sana, vigorosa y 
productiva por mucho tiempo (Hasta 25 años).
Tabla 1. Plan de Fertilización para la pitahaya amarilla.
Grado Fertilizante Dosis/sitio/planta Método de aplicación
Presiembra
Cal dolomita. 400 gr Voleo en el sitio de siembra e incorporar.
Siembra
Abono orgánico descompuesto, broza de 
monte.
500 gr a 1 Kg. Corona profunda una vez sembrado, nunca al 
fondo debajo de la raíz.
17N-6P-18K. 50 gr. En corona encima del abono orgánico y tapar.
Desarrollo vegetativo
15N-15P-15K-Menores. 60 gr – 20 gr. En corona a 10 cm del tallo y tapar con tierra. 
Aplicar 1 vez.
17N-6P-18K-2MgO/14N-26CaO-0.38 70 gr – 30 gr. En corona a 10 cm del tallo y tapar con tierra. 
Aplicar cada 35 días hasta el emparrado.
Emisión de botón floral y floración
17N-6P-18K-2Mg-Menores 80 gr – 50 gr. En corona a 15 cm y tapar con tierra. Aplicar 
cada 30 días durante la floración.
B-Auxinas/Fosfito de potasio. 1 cc/litro – 2.5 cc/litro. En aspersión foliar cada 15 días, dos veces.
Producción
19N-4P-19K/12N-26 CaO-11 MgO. 100 gr – 50 gr. En corona a 15 cm del tallo cada 35 días.
Fuente: I.A Miguel Ángel Chocontá Moreno.
5
En Israel se reportó una plantación de pitahaya que, en su 
rendimiento máximo, consumió alrededor de 110 kg de 
nitrógeno, 280 kg de potasio, y 25 kg de fósforo por hectárea 
cada año [11]. [12] mencionan que en Brasil un cultivo de 
H. undatus y H. polyrhizus, con una densidad de siembra de 
1.111 plantas/ ha; aplicaron en un año, N: 111, P: 33 y K: 184 
(g/planta), en la siembra, 60 días después de la floración y 
120 días después de la floración, obteniendo un rendimiento 
de 7.5–8.7 ton/ ha [12].
Para el correcto suministro de nutrientes, en terrenos con 
topografía irregular, se recomienda efectuar aplicaciones 
de fertilizantes en semicírculos a 30 cm de la planta y en la 
parte superior del suelo para evitar que el agua lo arrastre 
hacia las partes más bajas evitando su rápida volatilización. 
El fertilizante debe aplicarse cuando hay suficiente humedad 
en el suelo, mas no en días lluviosos [10]. La aplicación de 
fertilizantes granulados debe realizarse en corona cernida 
a 15 cm de distancia del tallo y hasta 60 cm de diámetro 
en plantas adultas, tapar el fertilizante con tierra, abono 
orgánico y/o con residuos vegetales secos. También se 
recomienda el usode fertilizantes foliares ya que favorecen 
la floración y el fructificación.
4.1 FERTILIZACIÓN FOLIAR:
La pitahaya suele responder bien a la fertilización foliar [13], la cual consiste en aplicar fertilizante 
diluido en agua a la parte aérea de la planta en la época seca, con el objetivo de mantener en buenas 
condiciones el cultivo; se recomienda a partir del segundo año. Para un mejor aprovechamiento, 
las aplicaciones deben efectuarse en horas tempranas, antes que salga el sol o al atardecer. 
Generalmente se realizan entre tres y cuatro aplicaciones anualmente. Existen investigaciones 
que muestran que este tipo de aplicación antes de las primeras lluvias y la floración disminuye la 
caída de las flores [10].
En la Tabla 2 se presentan los requerimientos nutricionales anuales del cultivo de la pitahaya amarilla.
Tabla 2. Requerimientos nutricionales anuales del cultivo de la pitahaya.
Edad del cultivo Nitrógeno(Kg/ha)
Fósforo
(Kg/ha)
Potasio
(Kg/ha)
Año 1 95 33 100
Año 2 140 50 150
Año 3 187 66 198
Año 4 al 20 187 69 198
Fuente: Adaptado de Rabelo et al. (2020) [12].
Según [12], recomiendan que para el primer año, al esta-
blecer las plantas de pitahaya, aplicar 50 gr de fósforo, de 
tal manera que estimule el desarrollo de las raíces. Para tal 
propósito, se sugiere emplear el superfosfato (0-46-0). Dos 
meses después, se recomienda aplicar 50 gr de nitrógeno 
por planta, para favorecer el crecimiento vegetativo. En este 
caso, el fertilizante indicado es urea (46-0-0).
En el segundo año, generalmente las plantas inician la 
producción. Se sugiere aplicar triple 15 (15-15-15) por planta, 
con el objetivo de mantener los niveles nutricionales de la 
planta. También se pueden hacer dos aplicaciones foliares 
de macronutrientes, a intervalos máximos de 15 días.
Las pitahayas requieren mayor cantidad de nutrientes 
cuando comienza la formación de flores y frutos. Como se 
ha determinado que las plantas tienen una mejor respuesta 
al nitrógeno (N) y al potasio (K) que al fósforo (P). El K 
es el elemento requerido en mayor cantidad durante la 
producción, se recomienda aplicar la fórmula 18-09-19-03 
(S). Para preparar dicha fórmula se pueden mezclar triple 
15, urea, y sulfato de potasio. Cuando el período productivo 
casi ha finalizado, es conveniente aplicar urea (46-0-0), a fin 
de favorecer el crecimiento vegetativo [14].
Para los años posteriores, se sugiere incrementar las dosis 
en 25 gr, hasta alcanzar 200 gr por planta, es decir, el tercer 
año se aplican 100, en el cuarto 125, en el quinto 150, en el P
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sexto 175 y en el séptimo 200 gramos; esta última cantidad 
se repite en los siguientes años, pues con el manejo la 
producción se estabiliza entre el sexto y séptimo año [14].
Para la fertilización foliar las dosis para su aplicación, según 
[10], son las siguientes:
• Bayfolán: 2 litros disueltos en 200 litros de agua.
• Kinfol: 2 litros disueltos en 200 litros de agua.
• Newffol: 1 litro disuelto en 200 litros de agua.
• Urea 46%: 2.27Kg disueltos en 200 litros de agua.
4.2 FERTILIZACIÓN ORGÁNICA
Se recomienda alternar la fertilización 
de productos de síntesis química con 
materia orgánica compostada cada 
dos meses. Esto es recomendable 
teniendo en cuenta que el origen de 
la pitahaya amarilla es de hábitats 
selváticos en donde ella dispone de 
abundante materia orgánica en el suelo 
[9]. La materia orgánica genera una mayor retención de 
humedad, el mantenimiento de microorganismos benéficos 
y una excelente relación carbono/nitrógeno [15]. La pitahaya 
responde favorablemente a la aplicación de enmiendas o 
abonos orgánicos como estiércoles de ganado vacuno, 
porcino, caprino y gallinaza (Figura 6). Se puede aplicar 
medio kg por planta de algún estiércol al momento de 
establecer la pitahaya, se sugiere aumentar un cuarto de 
kilogramo cada año, hasta estabilizarse en el séptimo año a 
dos kilogramos [16]. El uso de bochashi ha generado buenos 
resultados en cuanto al número de frutos y peso de los 
mismos, se recomienda el uso de 115 Kg/ha. Se deber tener 
en cuenta los tiempos de compostaje y de transformación 
de estos abonos para que sean realmente aprovechables 
y no generen algún daño al cultivo o al suelo. El uso de 
bioles también es una gran alternativa orgánica ya que 
pueden aportar macronutrientes, micronutrientes, materia 
orgánica, y otros beneficios derivados de su composición 
microbiológica [17].
Figura 6. Sistema de fertirriego utilizado en el sistema 
productivo de la pitahaya amarilla. Fuente: CIDE.
5. DESHIERBA
Las malezas pueden ser muy 
perjudiciales para el cultivo de la 
pitahaya, principalmente en las 
primeras etapas del cultivo, inme-
diatamente después de la siembra 
o el trasplante, ya que la planta está 
muy pequeña y en período de adap-
tación y no tolera una alta competencia 
[18]. Esta actividad se puede realizar principalmente con 
guadaña y machete, la frecuencia depende del desarrollo 
de las malezas. Son escasas las aplicaciones de herbicidas 
(una o dos por año). En términos generales, el manejo de 
las malezas se debe realizar con las prácticas de plateo de 
las plantas, el control mecánico con machete o guadaña y/o 
con el uso de herbicidas registrados [2].
El control de malezas en el cultivo, se debe hacer teniendo 
en cuenta ciertas especificidades del cultivo, del clima y 
del terreno. Las calles se pueden mantener protegidas con 
cobertura verde manejando, siempre la altura de éstas con 
guadaña o machete y eliminando selectivamente las que 
puedan representar riesgos por ser hospederos de plagas 
y/o enfermedades. Cuando se tengan malezas muy agre-
sivas y se dificulte el control, se pueden utilizar herbicidas 
siempre y cuando el terreno no sea muy pendiente y no 
quede expuesto el suelo al agua o al viento. En caso de 
7
un verano muy severo lo mejor es dejar la cobertura como 
protección [9].
La zona que rodea la planta a unos sesenta centímetros 
del tallo, conocida como zona de plateo se debe hacer la 
limpieza manualmente, debido a que el uso de herramientas 
puede dañar el sistema de raíces, el cual es muy superficial 
y es en esa zona en donde hay una mayor concentración de 
pelos absorbentes [9].
En este proceso se recomienda hacer uso de estos residuos, 
pueden ser aprovechables como mulch vegetal, lo cual 
permitirá que el medio conserve mayor humedad y por lo 
tanto no se volatilicen los nutrientes, siendo mayormente 
aprovechados por la planta; sirve como protección de las 
raíces, ya que en la pitahaya éstas son superficiales. También 
se puede usar para la generación de abonos orgánicos como 
es el caso bocashi (Figura 7).
Figura 7. Malezas presentes en el cultivo de pita-
haya amarilla, pueden ser hospederos alternantes 
de plagas y enfermedades. Fuente: CIDE.
6. RIEGO
La pitahaya es una planta resistente a la sequía, que no 
requiere abundante agua, sin embargo, su escasez puede 
llevar a una disminución de los brotes vegetativos, la pérdida 
de la turgencia en los tallos, la aparición de brotes deformes, 
muerte de algunas partes de la planta, afectación de la 
floración, entre otros. El riego favorece la recuperación de las 
plantas y el reinicio del desarrollo. Sin embargo, en épocas 
secas es necesario implementar riego, en este caso se 
puede establecer riego por goteo, ya que la disponibilidad de 
agua permite que la planta garantice la generación de flores 
y el desarrollo de frutos [19] se debe realizar monitoreo de la 
frecuencia de riego, en las épocas de lluvia no es necesario 
hacerlos y en época seca se pueden hacer dos riegos por 
semana durante 20 a 30 minutos (Figura 8).
Figura 8. Sistema de riego por goteo en el 
cultivo de pitahaya. Fuente: CIDE.
7. PRINCIPALES PROBLEMAS FITOSANITARIOS
El cultivo de la pitahaya amarilla se 
ha convertido en las dos últimas 
décadas en una especie dentro 
del renglón de exportaciones a 
países europeos y asiáticos [20]. 
Colombiacultiva el 76.4% con 
un rendimiento cercano a 10 t/ha 
[21]. Si bien, Colombia puede encontrar 
mercados emergentes con interesantes oportunidades 
para la exportación de frutas en volúmenes adecuados a 
su capacidad productiva, es necesario la tecnificación del 
cultivo, junto a la racionalización de los costos asociados 
a fertilización, control de plagas y enfermedades [22]. 
Debido a la transición rápida del cultivo silvestre al cultivo 
comercial, sin previa investigación, ni paquete tecnológico 
específico para el manejo fitosanitario, se ha generado una 
baja rentabilidad del cultivo [9].
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En la actualidad, uno de los principales problemas es la 
presencia de microorganismos patógenos, como bacterias 
y hongos, que en muchas ocasiones causan la pérdida total 
del fruto [23]. Adicionalmente las consecuencias dramáticas 
provocadas por el cambio climático intervienen de una u 
otra manera en la proliferación de plagas y de enferme-
dades nuevas o en la alta incidencia de estos problemas 
[24]. Actualmente se reconocen 17 géneros y 25 especies 
de fitopatógenos que infectan a la pitahaya, originando 
enfermedades fúngicas en flores, penca y fruto. Además, 
existen dos enfermedades bacterianas, que afectan al fruto, 
una nematodo y otra viral. El chancro (Neoscytalidium dimi-
diatum), la enfermedad viral (virus de cactus X), la antrac-
nosis (especies de Colletotrichum), son las enfermedades 
más comúnmente encontradas [22].
En Colombia, se han identificado una serie de enfermeda-
des consideradas como limitantes, como en el caso de la 
antracnosis con una incidencia del 16.6%, pudrición basal 
con 29.3%, daño por fumagina 34.2%, marchitez con 36.6%, 
pudriciones en penca con 47.5% y roña del fruto con 48.0% 
[25]. La enfermedad más limitante en la producción de pi-
tahaya amarilla es la pudrición basal del fruto ocasionado 
por Fusarium spp., reportando pérdidas de hasta el 80% [7]. 
Sin embargo, existen reportes de complejos bacteria-hongo 
que afectan significativamente la calidad y producción de 
frutos (Figura 9).
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Figura 9. Lesiones fúngicas y bacterianas observadas durante el trabajo realizado en el municipio de Miraflores y Zetaquira. 
A. Pudrición blanda causada por Pectobacterium (también se aisló Enterobacter). B. Manchas circulares de color café-rojizo 
generadas por la presencia de Colletotrichum spp. C. Lesiones de color amarillo-marrón y pudrición blanda del tejido por 
posible presencia de Fusarium spp. D. E. Pedúnculo y fruto con reblandecimiento de tejido por presencia de Fusarium 
spp. Fuente: Luz Marina Lizarazo.
9
7.1 PRINCIPALES ENFERMEDADES PRESENTES EN EL 
MUNICIPIO DE MIRAFLORES, BOYACÁ
7.1.1 PUDRICIÓN 
BASAL DEL FRUTO
Las enfermedades en las plantas 
producen pérdidas significativas en 
la producción agrícola. Fusarium es 
considerado como uno de los princi-
pales patógenos que causan enferme-
dades en las plantas. La pudrición basal 
inicia con una lesión amarilla en el tallo, en 
el sitio de unión del fruto con la penca, generando en el 
fruto una apariencia de madurez prematura (Figura 10). 
La infección avanza hacia el centro del fruto, produciendo 
pudrición parcial, y afectando hasta el 50% de la superficie 
[26,27]. Finalmente se observa pudrición blanda o seca de 
color café en la base del fruto [9,26]. La enfermedad se hace 
más evidente cuando se acerca la cosecha [28]. Autores 
han atribuido la pudrición basal de la pitahaya amarilla a 
diferentes especies, generalmente del género Fusarium 
[29]. Las especies de este género son responsables de 
varias alteraciones en las plantas incluyendo la marchitez 
y la pudrición del tallo [30]. Fusarium tiene estructuras de 
resistencia las cuales pueden permanecer latentes en el 
suelo por más de diez años. El crecimiento del hongo se ve 
favorecido por temperaturas cálidas, las cuales le permiten 
colonizar el suelo e invadir la planta a través de la xilema 
[31]. El cultivo de la pitahaya amarilla es afectado por espe-
cies de Fusarium incluyendo F. oxyosporum sp. melonis, F. 
monoliforme, y F. fujikuroi, las cuales producen la pudrición 
basal en el fruto [29].
a b c
Figura 10. Frutos de pitahaya mostrando síntomas característicos 
producidos por Fusarium spp. Fuente: Luz Marina Lizarazo.
7.1.2 PUDRICIÓN NEGRA
Un limitante de la pitahaya amarilla es que tiene una corta vida poscosecha debido principalmente a su maduración 
acelerada provocada por la alta tasa de respiración y la pérdida de peso. La deshidratación de la fruta es perceptible ocho 
días después de la cosecha [32], los signos incluyen pardeamiento y necrosis de la piel [33]. Además, se ha reportado que 
el fruto de pitahaya es seriamente vulnerable a varias enfermedades complejas causadas por hongos (Figura 11), como 
A. alternata que causan graves pérdidas poscosecha [34], conocida también como la pudrición negra. Este hongo infecta 
lesiones de la fruta madura que se presentan en poscosecha, generando lesiones deprimidas acuosas con manchas 
polvorientas que van de color oliva a negras y que coexisten con una pudrición blanda [35].
Figura 11. Pudrición blanda de 
tejido externos del fruto generado 
por Fusarium spp. y Alternaria spp. 
Fuente: Luz Marina Lizarazo.
10
7.1.3 ANTRACNOSIS
Otra de las enfermedades poscosecha que sufre la pitahaya amarilla es la antracnosis producida por Colletotrichum spp [23], 
el cual afecta a diversas especies vegetales [36,37]. El 50% de las pérdidas en verduras y frutas frescas en poscosecha son 
ocasionadas por la antracnosis [38]. Una vez que la fruta se infecta, esta disminuye significativamente su valor comercial 
y calidad, afectando el margen de ganancias y la generación de ingresos de los exportadores y productores [39]. Esta 
enfermedad se caracteriza por una lesión necrótica y deprimida (Figura 12). En países como Brasil, China, Estados Unidos, 
Tailandia y Malasia [22] se han reportado cinco especies de Colletotrichum a saber, C. aenigma [40], C. gloesporioides 
[41], C. siamense [40], C. truncatum [40] y C. karstii [42]. [23] mediante aislamientos patogénicos de pencas enfermas de 
S. monocanthus, en Luzon, Filipinas, identificaron el agente causal de la enfermedad como C. tropicale, sin embargo, este 
aislamiento no infectó a S. megalanthus [23].
Figura 12. Manchas circulares de color café-rojizo presentes en el tallo y fruto. Fuente: Luz Marina Lizarazo.
7.1.4 ENFERMEDADES BACTERIALES
7.1.4.1 PUDRICIÓN SUAVE DE LA PENCA Y DEL TALLO
El agente causal es la bacteria Erwinia carotovora, la cual 
puede vivir en condiciones de escasez de oxígeno, afecta 
principalmente a los tallos, brotes vegetativos y rara vez 
afecta a los frutos (Figura 13); inicia con manchas amari-
llas que con el paso de los días cubre todo el tallo hasta 
ocasionar una pudrición acuosa y con olor fétido [43].
La pudrición de la penca tiene una incidencia del 48%, la 
manera más común como se disemina es por insectos y 
herramientas contaminadas, ingresando por las heridas de 
labores como podas o deshierbe, por ejemplo; la humedad 
relativa superior al 90% y las altas temperaturas favorecen 
al desarrollo de esta enfermedad [22].
Figura 13. Pudrición amarillenta y acuosa en el tallo de pitahaya producido por 
E. carotovora y Pectobacterium. Fuente: Luz Marina Lizarazo.
11
La pudrición blanda y la pudrición del tallo causadas, respec-
tivamente, por Entorobacter cloacae y Paenibacillus polymixa 
son las dos enfermedades bacterianas más comunes en 
las pitahayas [41,43]. Ambas enfermedades comienzan 
con una apariencia acuosa en los tejidos infectados (Figura 
14). Los tallos infectados con pudrición bacteriana blanda 
muestran síntomas de pudrición blanda de color amarillento 
a café y el patógeno y Erwinia cloacae, puede infectar a las 
tres especies de Hylocereus [41]. La pudrición blanda se 
desarrolla dentro de las 24 horas posteriores a la inocu-
lación de la bacteria en los tallos y dentrode 48 horas en 
los frutos. Los tallos infectados con P. polymixa se vuelven 
gradualmente amarillos y cafés y todos los tallos carnosos 
se descomponen [43]. Figura 14. Lesiones color amarillento y café en las 
pencas de pitahaya amarilla. Fuente: Luz Marina Lizarazo.
Dentro de los sistemas productivos evaluados a campo abierto y bajo semicubierta se observó también una sintomatología 
con una alta incidencia y severidad asociada a un complejo de hongos y bacterias los cuales pueden generar pérdidas 
significativas en la calidad y productividad del fruto (Figura 15).
Figura 15. Sintomatología asociada al complejo hongo-bacteria atacando la 
penca de la pitahaya amarilla. Fuente: Luz Marina Lizarazo.
7.2 MANEJO Y CONTROL DE ENFERMEDADES
7.2.1 MANEJO 
CULTURAL Y FÍSICO
Actualmente, los fungicidas sintéticos, 
como el imazalil, son de uso común 
para el control de enfermedades que 
afectan a la pitahaya amarilla [44]. Sin 
embargo, el impacto ambiental y la 
proliferación de cepas resistentes han 
despertado la conciencia pública sobre 
los efectos nocivos de los fungicidas en la salud humana 
[45,46].
En los últimos años ha aumentado el interés por encon-
trar métodos alternativos de control que sean eficientes 
contra los patógenos y sobre todo el uso de estrategias 
que conlleven a un Manejo Integrado de Enfermedades 
(MIE) (Figura 16); entre los que se están estudiando se 
encuentran inmersiones en agua caliente, a 50°C durante 
2 min [44], así como productos químicos seguros como 
conservantes de alimentos [47]. Las sales orgánicas e 
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inorgánicas también se han utilizado ampliamente en 
la industria alimentaria como agentes antimicrobianos 
activos. Se ha informado que el control de la tempera-
tura, el tratamiento con agua caliente y la irradiación 
gamma reducen la incidencia y la severidad de las 
enfermedades en la fruta del dragón. Almacenar la fruta 
a 6°C durante 21-26 días puede reducir las pudriciones 
de almacenamiento causadas por hongos patógenos, por 
ejemplo, Alternaria alternata, B. cactivora, N. dimidiatum y 
C. gloeosporioides [48]. El tratamiento con agua caliente 
durante 2 min a 50°C, antes del almacenamiento a 12°C 
durante 21 días, redujo el diámetro de la lesión en un 
63% sin efecto significativo en las cualidades sensoriales 
del fruto [44]. Irradiación de frutas a 800 Gy o menos 
también fue eficaz para inhibir o reducir la descomposi-
ción de la fruta, aunque se observaron cambios menores 
en la calidad de la fruta [49].
Figura 16. Componentes tácticos del Manejo Integrado de Enfermedades. Fuente: Martha Salgado.
Se recomienda el uso de cultivos asociados o sistemas 
agroforestales, estos ayudan a disminuir la condensación 
de agua que se acumula en las pencas y frutos especial-
mente en horas de la noche, condición que interrumpe 
la germinación de esporas de los hongos y genera un 
buen drenaje [50]. Mantener una buena distancia de 
siembra para así evitar la humedad, desinfección de 
herramientas para podas y cicatrización de las heridas 
del corte. Una parte fundamental es la selección de los 
materiales de siembra deben estar sanos, productivos 
y longevos. No olvidar el eliminar las plantas contami-
nadas y desinfectar el lugar con cal o algún fungicida 
para el agente patógeno, apartar los residuos secos que 
quedan luego de la apertura de la flor, para evitar que 
sean hospederos de hongos y/o insectos potencialmente 
dañinos que pueden provocar lesiones en los frutos. Los 
residuos de cosecha, poda y floración deben ir a una 
fosa, en esta se debe depositar cal para su desinfección 
y posterior degradación. Una metodología que se puede 
adoptar es la solarización del lugar con la afectación. 
No olvidar manejar un buen sistema de fertilización, 
ya que esto evitará que el ataque de las enfermedades 
sea significativo, pues plantas bien nutridas son más 
vigorosas y presentan una mejor respuesta al ataque 
de patógenos [27].
13
7.2.2 MANEJO QUÍMICO
Se deben realizar aplicaciones preven-
tivas de productos fungicidas preventivos 
desde el estado de botón floral. Para este 
tipo de manejo se recomiendan productos 
como Ditiocarbamatos, Bencimidazoles, 
Imidazoles, aplicados de acuerdo al 
estado fenológico en el que se encuentre 
el cultivo, ya sea floración, fructificación o 
llenado del fruto. Tener en cuenta el pronóstico 
meteorológico, aplicar cuando no haya precipitación para evitar 
el lavado del producto, en temperaturas bajas en las horas 
de la mañana o al atardecer y en las dosis indicadas por el 
ingeniero agrónomo [7]. Se evaluaron diferentes concentra-
ciones de cloruro de calcio por su efecto sobre el desarrollo 
de la pudrición parda (M. frutícola) en pitahaya [51]. La mayor 
reducción de la severidad de la pudrición parda se logró con 
4.0 g CaCl2/L de agua (tratamiento de 30 min). Las mismas 
concentraciones químicas también se usaron para controlar 
la antracnosis (C. gloeosporioides). El tratamiento no afectó 
la incidencia de antracnosis, pero el tamaño de la lesión de 
antracnosis se redujo a medida que se aumentaba el nivel de 
CaCl2 sin afectar la concentración de sólidos solubles de la 
fruta y la acidez titulable [52].
Las sales carbónicas como el bicarbonato de sodio son fácil-
mente accesibles, se pueden usar sin riesgo grave de dañar 
a la fruta, son económicas y menos engorrosas en contraste 
con otras alternativas no químicas como los tratamientos 
térmicos y el control biológico [53]. [54] probaron tratamientos 
con bicarbonato de sodio para incorporarlo a un programa 
integrado de manejo de enfermedades y para reducir el uso 
de fungicidas sintéticos después de cosecha en frutos de S. 
megalanthus [54]. El control de la pudrición negra de los frutos 
tratados con bicarbonato de sodio 298 mM (2.5%) fue superior 
al resultado obtenido en otros tratamientos, al examinar los 
frutos después de 21 días a 12°C más cinco días de vida útil 
a 20°C. El tratamiento con 298 mM redujo la pérdida de peso, 
retuvo el color y la firmeza, redujo los cambios en los sólidos 
solubles totales, el contenido de acidez titulable y el pH de 
la pitahaya amarilla durante el almacenamiento. Después 
del almacenamiento, la apariencia general de la fruta tratada 
con 298 mM de bicarbonato fue significativamente mejor 
que la de las frutas tratadas con imazalil o no tratadas. El 
tratamiento con 298 mM de bicarbonato es potencialmente 
útil para controlar la pudrición negra poscosecha en pitahaya 
amarilla sin dañar su calidad sensorial.
El carbonato de sodio y el sorbato de potasio, en concen-
traciones variables (0, 1, 2, 3 y 4%), también se han probado 
contra varios patógenos fúngicos que causan la pudrición de 
la fruta (C. gloeosporioides, C. capsici y Fusarium sp.) [55]. El 
sorbato de potasio inhibió por completo la germinación de 
esporas de todos los hongos patógenos en los medios de 
cultivo. Se observó una inhibición completa de la germinación 
de esporas de C. gloesporioides por carbonato de sodio en 
medios enmendados con 2% del producto químico y al 3% para 
C. capsici y Fusarium sp. [55]. La gravedad de la enfermedad 
también se redujo en las frutas del dragón tratadas con sorbato 
de potasio (a 55 °C en agua fría).
También se ha demostrado el uso del quitosan en el tratamiento 
de la antracnosis poscosecha. [32] evaluaron el quitosan 
administrado en gotas de 600 nm de manera convencional. 
Tanto la técnica de dispersión de quitosan convencional como 
la submicrónica (1.0 %) redujeron el desarrollo de antracnosis 
y mantuvieron la calidad de los frutos dentro del período de 
almacenamiento de 28 días (10 ± 2 °C y 80 ± 5 % de humedad 
relativa) [32]. De manera similar, [56] utilizaron quitosan de 
bajo peso molecular preparado localmente en forma de 
nanoemulsiones para controlar la antracnosis. El quitosan 
de bajo peso molecular a una concentración del 1 % con un 
tamaño de gota de 600 nm inhibió el crecimiento deconidios 
y redujo el peso seco del micelio de C. gloeosporioides [57,58] 
en comparación con el quitosan preparado localmente y el 
control (Tratamientos sin nanoemulsiones) [56].
Las mezclas de azoxistrobina (200 g/L) y difenoconazol 
(124 g/L) se han utilizado para controlar enfermedades de 
la pitahaya, en particular la antracnosis y el chancro del tallo 
[58]. Varios pesticidas tienen un efecto fungistático contra 
el patógeno N. dimidiatum del chancro del tallo. El hexaco-
nazol, el tebuconazol, el flusiazol y la piraclostrobina han 
tenido un efecto negativo en el crecimiento del micelio de N. 
dimidiatum [59]. También se probó la azoxistrobina, pero su 
bioactividad fue relativamente baja en comparación con los 
otros cuatro productos químicos. En el campo, 250 g/L de 
piraclostrobina EC controlaron el chancro del tallo y del fruto 
hasta en un 80% y 85%, respectivamente. La azoxistrobina 
SC (250 g/L) y el tebuconazol (430 g/L) también han tenido 
un efecto comparable al de la piraclostrobina EC [59]. Se ha 
reportado que el tratamiento previo con fungicida imazalil 
a 0.4 h/L antes del almacenamiento reduce la severidad de 
la enfermedad en un 70.5 % [44]. Técnicamente se indica el 
uso de triazoles y cúpricos en cuanto al manejo de Alternaria 
sp y Colletotricum sp. Si existe la presencia de bacteriosis 
se recomienda Hymexazol 300 cc/ ha. Todos los productos 
químicos deben aplicarse de acuerdo a las dosis recomen-
dadas, considerando el ingrediente activo, usando las EPPs 
y con la asistencia técnica dada por un ingeniero agrónomo 
(Figura 17).
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Figura 17. Proceso de desinfección del material de siembra de pitahaya amarilla. Fuente: CIDE.
7.2.3 USO DE 
BIOPESTICIDAS
El tratamiento del aceite esencial de 
Cymbopogon nardus en pitahayas 
almacenadas en cámara frigorífica (10 
°C, HR 85-90 % durante 21 días) retrasó 
la incidencia de antracnosis sin afectar 
la calidad de la fruta en concentraciones 
inferiores al 2 % de aceite [60]. Al 2% y más, se observaron 
efectos de fitotoxicidad y, por lo tanto, no se recomienda 
para el tratamiento poscosecha. Los aceites esenciales 
de Cinnamomum zeylanicum, Cymbopogon flexuosus, 
Eucalyptus globulus, Eugenia caryophyllus y Rosmarinus 
officinalis también se han probado contra las enfermedades 
poscosecha causadas por A. alternata. C. zeylanicum y 
E. caryophyllus inhibieron fuertemente el crecimiento del 
micelio a 250 y 500 μg/mL, respectivamente. En frutos, E. 
caryophyllus redujo el crecimiento micelial de A. alternata 
en un 31% en comparación con los frutos no tratados [61]. 
Se encontró que E. caryophyllus y C. zeylanicum contenían 
altas cantidades (90,50 % y 80,70 %, respectivamente) de 
eugenol [61], una sustancia química con actividad anti-
microbiana conocida. También se ha encontrado que los 
extractos de hojas de árbol de lluvia (Samanea saman) 
inhiben el crecimiento de F. solani en medios de cultivo y 
al 2.5 % el desarrollo de F. solani y pudrición del tallo de la 
pitahaya [62]. De manera similar, los extractos de hojas de 
CK de zingiberaceae (Ellettariopsis slahmong) silvestres y 
sus compuestos volátiles pueden inhibir el crecimiento del 
patógeno de la antracnosis (C. gloeosporioides) in vitro.
Se ha reportado el uso de silicio para reducir la incidencia y 
severidad de diversas enfermedades fúngicas en pitahaya 
[22]. Las plantas tratadas con silicio (5.0 ml/L) tuvieron 
una menor incidencia y severidad de la enfermedad en 
comparación con los tratamientos control y los tratamientos 
con menos silicio (1.5 y 2.5 ml/L) [63]. Sin embargo, se 
necesita más investigación para determinar 
el impacto de la absorción del silicio por 
las plantas en el desarrollo de la fruta.
7.2.4 CONTROL BIOLÓGICO
Una de las alternativas de control 
biológico al uso de agroquímicos 
contra bacterias y hongos, es el uso de 
microorganismos antagonistas, tales como 
las bacterias ácido lácticas (BAL). El uso de 
las BAL ha llamado la atención de investigadores dado su 
potencial como agentes de biocontrol contra bacterias y 
hongos patógenos, causantes de enfermedades en animales 
y plantas. Las BAL han sido ampliamente estudiadas en 
plantas y se consideran como agentes de biocontrol [64].
Los compuestos antifúngicos producidos por BAL incluyen 
ácidos orgánicos, ácidos grasos de cadena corta, peróxido 
de hidrógeno, reuterina, diacetilo y bacteriocinas como 
sustancias inhibidoras [65]. El potencial de biocontrol de las 
15
BAL se demuestra en la prevención de infecciones fúngicas 
tanto en manzanas como en uvas [66]. [24] evaluaron in vitro 
BAL aisladas de pitahaya amarilla en el control de especies 
de Fusarium, encontrando que Lactobacillus plantarum, 
aislada a partir de cultivos de pitahaya amarilla, presentan 
alta actividad fungistática contra las especies de Fusarium 
(F. oxysporum and F. fujikuroi), los cuales son patógenos 
de las plantas y causan la pudrición basal en la pitahaya 
amarilla. Sin embargo, se requieren estudios en campo para 
demostrar estos resultados.
El aserrín de champiñón aplicado en el suelo redujo la 
incidencia de la pudrición basal del tallo a un 3-12%, en 
comparación con la del control, que es de un 44-59% [67]. 
[68] evaluaron 943 aislados microbianos contra B. cactivora 
e identificaron dos bacterias (Bacillus subtilis GA1-23 y 
B. amyloliquefaciens GA4-4) con fuerte actividad antimi-
crobiana. El Bacilo spp. inhibió el crecimiento micelial y la 
germinación de las esporas de B. cactivora. El efecto fue 
comparable al tratamiento de control químico difenoconazol. 
Se han recomendado mezclas de azoxistrobina (200 g/L) 
y difenoconazol (124 g/L) para controlar enfermedades 
de la pitahaya, en particular la antracnosis y el chancro 
del tallo [58]. [69] también identificaron dos Bacillus sp. de 
la superficie del fruto de la pitahaya que son capaces de 
inhibir el crecimiento y la germinación conidial del patógeno 
de la antracnosis. Además de bacterias, también se ha 
identificado un hongo que tiene actividad antimicrobiana 
contra C. gloesporioides. Los extractos crudos de Penicillium 
oxalicum inhibieron el crecimiento de C. gloesporioides en 
la prueba de difusión [70].
Una investigación realizada en frutos de pitahaya, planteó la 
alternativa de reemplazar los fungicidas por recubrimientos 
comestibles de extractos crudo de rizoma de cúrcuma y 
jengibre para controlar la antracnosis. Se utilizaron pitahayas 
de la variedad Hylocereus costaricensis, los resultados 
mostraron que estos extractos poseían una actividad 
fúngica significativa contra la antracnosis ya que inhibe 
la germinación conidial y el crecimiento micelial además 
producen hinchazón, distorsión y contracción de las hifas 
fúngicas [71]. Los extractos crudos de jengibre a 10.0 g/L 
mostraron el mejor resultado in vitro al suprimir el creci-
miento la germinación conidial (87.50%) y micelial (88.48%) 
que resultó equiparable al fungicida comercial (Mancozeb) 
a 2.0 g/L (80.45%). En conclusión, el extracto de cúrcuma se 
puede usar como biofungicida para contralar la antracnosis 
en frutos de pitahaya a concentraciones de 10.0 g/L [71].
Se recomienda almacenar los frutos de pitahaya a tempe-
raturas menores de 14°C, para prolongar su vida útil, ya 
que este fruto cuando es almacenado a temperaturas 
superiores a 20°C presenta una pérdida de azúcar, acidez 
y ablandamiento rápido [72]. El principal método para evitar 
el deterioro de la pitahaya a fin de lograr conservar su valor 
nutricional es el almacenamiento en frío, sin embargo, este 
método causa alteraciones fisiológicas que se conocen 
como daño por frío (DF), esto conlleva a un impacto nega-
tivo en la calidad del fruto [73]. Los signos comunes de DF 
abarcan cambios como áreas acuosas, hundimientos en la 
cáscara, cambios de color externo e interno, maduración 
heterogénea, desarrollo de condiciones que favorecen la 
incidencia acelerada de hongos y sabores extraños.Este 
desorden se estudia en especial en productos con valor 
económico como mango, cítricos y aguacate [74].
En una investigación para determinar las variables correla-
cionadas con el DF realizada con madurez comercial de la 
variedad Hylocereus undatus, cosechados en Santa Clara 
Huiziltepec, Puebla (México), se les aplicó un tratamiento 
que consistió en almacenar las pitahayas 30 días a 2 o 7 ± 
1 °C HR de 90±6 %, y después se mantuvieron hasta 7 días a 
22 ± 4 °C y HR 60±8 %. La evaluación visual de DF se realizó 
usando una escala hedónica de cinco puntos después del 
almacenamiento refrigerado y la transferencia de los frutos 
a 22 ± 4 °C. Los resultados indican que las variables que 
resultaron consistente y positivamente correlacionadas 
con DF fueron, acidez titulable, actividad de superóxido 
dismutasa, translucidez y contenido de etanol. Por eso, 
en temperatura más baja y período de almacenamiento 
más largo, se observó un cambio proporcionalmente mayor 
en estas variables [73]. Por otra parte, para el manejo de 
Colletotrichum sp. se deben integrar controladores bioló-
gicos como hongos antagonistas del género Trichoderma 
sp. [50].
Dentro de los procesos de cosecha y poscosecha del fruto 
se deben evitar los factores de riesgo para que este no pierda 
calidad y no genere impactos negativos en la productividad 
y rentabilidad del cultivo (Figura 18).
Figura 18. Procesos de acopio de los frutos de 
pitahaya amarilla cosechados. Fuente: CREPIB.PL
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8. PRINCIPALES PLAGAS PRESENTES EN EL 
MUNICIPIO DE MIRAFLORES, BOYACÁ
Debido a que la pitahaya es una 
importante fruta de exportación 
en Colombia, es necesario generar 
alternativas de control de plagas, 
que disminuyan las trazas de 
pesticidas en las frutas. Para lo 
cual, la identificación de las plagas 
más importantes es indispensable 
en la generación de estrategias de 
control [75]. En el presente estudio, 
se identificaron las principales plagas de insectos de la 
pitahaya que son: La mosca del botón floral Dasiops sp. 
(Díptera: Lonchaeidae) y el chinche patifoliado Leptoglossus 
zonatus (Hemíptera: Coreica), además de algunos visitantes 
ocasionales de las familias Phlaeothripidae y Thripidae 
(Thysanoptera), Chrysomelidae, Lycidae, Lampiridae 
(Coleóptera), Aphididae Coreidae, Pentatomidae y 
Cicadellidae (Hemíptera).
De acuerdo con [76] y [77], la mosca del botón floral (Dasiops 
sp. Figura 19) es un insecto de importancia fitosanitaria 
debido a que causa daños en el botón floral de la pitahaya. 
Es una mosca de color azul metálico, y los daños causados 
se deben principalmente a que la hembra pone los huevos 
en los botones florales y posteriormente las larvas destruyen 
los botones florales lo que genera una podredumbre de 
adentro hacia afuera [76], y los botones florales se vuelven 
de color amarillo (Figura 20).
Figura 19. Adulto mosca del botón floral 
Dasiops sp. (Díptera: Lonchaeidae). 
Fuente: Ximena Galindo.
Figura 20. Afectación de la mosca del botón floral, 
lesiones o manchas oscuras y negras sobre la 
flor de la pitahaya amarilla. Fuente: CIDE.
Por su parte el chinche patifoliado (Leptoglossus zonatus 
Figura 21) es una plaga que afecta a la pitahaya durante 
los meses secos, y las ninfas y adultos provocan daños 
cuando se alimentan de los frutos, al succionar la savia 
de las pencas, provocando clorosis [77]. De igual manera 
afectan los botones florales, cuyos síntomas se manifiestan 
con cierto color rojizo o una coloración café en las anteras 
y pistilos [2] (Figura 22). De igual manera pueden provocar 
daños indirectos, ya que las lesiones o grietas en los frutos 
que originan, se convierten en puertas de entrada de hongos 
y bacterias, haciendo inviable el comercio, pudiendo llegar 
incluso a la muerte de la parte afectada [77].
Figura 21. Adulto chinche 
patifoliado Leptoglossus 
zonatus (Hemíptera: 
Coreidae). Fuente: 
Ximena Galindo.
17
Figura 22. Coloración rojiza en la flor de la pitahaya 
daño causado por insectos. Fuente: CIDE.
La Abeja Angelita Trigona tetragonisca angustula (Figura 
23), este género es considerado una plaga ocasional, los 
cuales pueden atacar los botones florales y el fruto [78,77].
Figura 23. Abeja Angelita Trigona angustula considerada 
una plaga ocasional en pitahaya. Fuente: Ximena Galindo.
Diabotrica sp. (Chrysomelidae Figura 24 A), también es una plaga ocasional, los adultos se alimentan de flores, frutos y 
tallos y las larvas de raíces [79].
a
b
Figura 24. Insectos Chrysomelidae y Coccinellidae asociados al cultivo de la pita-
haya amarilla. A. Diabrotica sp. B. Epilachna sp. Fuente: Ximena Galindo.
Epilachna sp. es el único de la familia Coccinellidae (Figura 24B) con hábitos fitófagos de importancia económica [79].
Para el manejo de las plagas algunos autores como [9], han recomendado la implementación de métodos de muestreo 
y estrategias de control cultural, químico, y biológico [9].
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8.1 MANEJO Y CONTROL DE INSECTOS
8.1.1 MONITOREO DE 
POBLACIONES DE INSECTOS:
Según [9], [75] y [80], recomiendan 
desarrollar programas de monitoreo de 
las especies plaga importantes como 
Dasiops sp. y L. zonatus. En el caso de 
Dasiops sp., se recomienda el uso de 
trampas tóxicas cebadas con proteínas 
hidrolizadas a base de soya o maíz, de 
nivel IV que presenten baja residualidad [75,9].
Para el caso de L. zonatus, [78] y [80], recomiendan la 
vigilancia de las plantas revisando el daño directo en los 
botones florales y por los signos de enfermedades en los 
tallos como la clorosis u otras, que aprovechan el ataque 
de este chinche. Además, se debe realizar un seguimiento, 
observando si hay presencia de huevos de la plaga en las 
pencas. De igual manera, hay que eliminar las malezas, 
podar la planta para favorecer una adecuada aireación, 
eliminar el material vegetal afectado, aplicar productos 
preventivos, entre otros.
Finalmente, para el orden Thysanoptera puede ser monito-
reado por medio de tarjetas adhesivas de colores, además 
de inspecciones regulares a las plantas [75,79].
En la Figura 25 se pueden observar algunas de las estrate-
gias de monitoreo usadas para controlar las poblaciones 
de insectos dentro de los sistemas productivos.
Figura 25. Estrategias de monitoreo de poblaciones de insectos en cultivos agrícolas. Fuente: Irina Morales.
8.1.2 CONTROL CULTURAL
El control cultural es una herramienta de planificación 
y gestión de la estructura del cultivo, la cual permite la 
regulación de las características microclimáticas, que 
puedan afectar o favorecer la presencia de plagas [80]. Esta 
promueve el manejo preventivo del cultivo por medio de las 
podas de las plántulas para evitar la infestación por plagas 
de caracoles y ácaros, que al igual que los insectos pueden 
generar daños importantes en los frutos y tallos [79,80]. 
Además, es importante realizar un control de malezas, ya 
que dichas plantas pueden servir como refugio, zona de 
alimentación y de reproducción de plagas como los chinches 
patifoliados (L. zonatus), este tipo de manejo ayuda a regular 
las poblaciones de insectos dañinos sin afectar la presencia 
de insectos benéficos dentro del sistema [80].
Otro aspecto importante en el control cultural corresponde 
a la capacitación y generación de conocimiento del ciclo 
de vida de los insectos plaga, lo cual es indispensable para 
determinar las medidas preventivas y de manejo [9]. En el 
caso de la mosca Dasiops sp., es crucial la identificación 
de botones florales afectados, los cuales cambian su colo-
ración de verde a rojizo, es importante cortar la estructura y 
retirarla para evitar que las larvas completen su ciclo de vida, 
posteriormente los botones florales deben ser enterrados 
19
con una capa de cal y otra de tierra según lo sugerido por 
[9,75,80].
Para tener un mayor control de estas plagas que generancierta limitación al momento de la cosecha y la producción 
del fruto es necesario eliminar malezas, podar la planta a 
tiempo para garantizar la aireación, eliminar material vegetal 
afectado y usar productos preventivos. Una buena opción es 
usar trampas McPhail con atrayentes de proteínas hidroli-
zadas a base de maíz y soya, en caso de la mosca de la fruta 
ya que se ha observado la generación de resistencia que 
ésta ha adquirido frente a los agroquímicos. Para hormiga 
se puede iniciar la siembra de un sistema agroforestal 
con vetiver el cual tiene un efecto repelente. Establecer 
en medio del cultivo hileras de Fleminga macrophyla, que 
sirve de alimento para las hormigas. De la mano se debe 
realizar podas y fertilizaciones adecuadas para evitar daños 
significativos en el cultivo [50].
Otra práctica que el agricultor puede incluir a su control de 
plagas es la colecta de botones florales con síntomas de 
daño esto se convierte en un punto clave para este control. 
Se deben enterrar los botones florales afectados en una fosa, 
cubrirlos con una delgada capa de cal, y posteriormente con 
30 cm de tierra. Por lo tanto, si se opta por realizar esta prác-
tica a tiempo puede ayudar a disminuir significativamente 
una infestación, evitando que las larvas completen el ciclo 
de vida (Figura 26).
Figura 26. Eliminación de material enfermo y desinfección de las herramientas para evitar 
la transmisión de problemas fitosanitarios de una planta a otra. Fuente: CIDE
8.1.3 CONTROL QUÍMICO
El control químico dentro de los 
cultivos ha sido la forma más utilizada, 
sin embargo, las consecuencias del 
uso sostenido de estas sustancias 
han generado daños graves, como la 
contaminación del suelo y de cauces 
hídricos, eliminación de insectos bené-
ficos y resistencia de plagas [9]. El surgimiento 
de poblaciones resistentes a los insecticidas es uno de 
los principales problemas fitosanitarios, entre los cuales 
se ha documentado la resistencia de trips en los cultivos 
de pitahaya [79], es por esto, que la aplicación de estos 
productos debe realizarse con asesoría técnica [75]. Se 
indica el uso de fenilpirazoles, piretroides, avermectinas y 
espinosinas [50].
En algunos cultivos se identificó el uso de insecticidas en 
los botones florales y las flores, lo cual según [9], no tiene 
mayor efecto sobre los huevos y las larvas de la mosca 
Dasiops sp. ya que éstas se encuentran protegidas dentro 
del ovario de la flor, donde estas sustancias no alcanzan 
a penetrar, además de la rápida aparición de resistencias. 
Sin embargo, estas prácticas de forma sostenida pueden 
dejar trazas de insecticidas en la fruta, afectando la calidad 
de la exportación.
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8.1.4 CONTROL BIOLÓGICO
El uso de enemigos naturales para el manejo de plagas en 
cultivos es una alternativa novedosa que ha permitido mini-
mizar las trazas de productos químicos [81]. En la pitahaya 
se han usado insectos controladores biológicos como las 
avispas (Hymenoptera), las cuales depositan sus huevos 
dentro de los huevos, larvas, pupas, ninfas y/o adultos de 
sus hospederos, dentro de los cuales desarrollan parte 
de su ciclo de vida, se ha registrado que atacan plagas de 
las familias Noctuidae, Aphididae, Coreidae (L. zonatus), 
Milichidae [79]. Los insectos depredadores también son 
una muestra importante del uso de enemigos naturales 
para el control biológico, como es el caso de las mari-
quitas (Coleóptera: Coccinelidae), las chinches asesinas 
(Hemíptera: Reduviidae), las moscas asesinas (Díptera: 
Asilidae), los tábanos (Díptera: Tabanidae), capaces de 
controlar plagas como L. zonatus (Coreidae), Aphididae, 
Milichidae, Thripidae y Phlaeothripidae [79]. Algunos estu-
dios también sugieren el uso de hongos entomopatógenos 
(Beauveria sp.) y para el manejo de trips el uso de depreda-
dores del género Orious sp. [50].
9. PROCESOS DE COSECHA Y POSCOSECHA
La maduración de los frutos ocurre primero en la parte basal 
y va ascendiendo a la media y alta. La recolección de los 
frutos debe hacerse cuando están maduros, iniciando el 
corte desde el pedúnculo con cuidado de no dañar al fruto ni 
al tallo [9]. Los frutos deben presentarse en perfecto estado, 
sin manchas, cicatrices y asintomáticos. Primero se retiran 
las espinas con un cepillo, escoba o guantes gruesos, el 
cepillado debe hacerse de la base del fruto hacia el extremo 
[82] posteriormente el corte se realiza con tijeras podadoras 
y se depositan los frutos en canastillas plásticas de 20 a 
25 kg de capacidad (Figura 27). Al momento de acomodar 
la fruta para evitar el daño ocasionado entre mamilas, se 
sugiere el utilizar papel periódico o cartón previamente 
desinfectado con alcohol o hipoclorito disuelto en agua. 
En un año se pueden realizar tres o cuatro cosechas, se 
habla de dos principales, las demás se conocen como 
“traviesa” o “mitaca” y se caracterizan por presentar menor 
productividad.
Figura 27. Canastillas plásticas sobre estiba evitando 
el contacto con el suelo, se debe intentar conservar 
y cosechar en bajas temperaturas, que permita 
que el aire fluya entre las canastillas. (Ilustración 
tomada y modificada de PROCOMER, 2020).
En Colombia, históricamente la pitahaya amarilla ha presen-
tado una marcada estacionalidad en la producción, con dos 
épocas de cosecha, una mayor en el primer semestre del 
año (marzo-mayo) y una menor en el segundo semestre 
(septiembre-noviembre).
El cultivo alcanza a tener, con adecuado manejo, una vida útil 
de hasta 10 años. La producción inicia entre el segundo y 
tercer año de siembra con un promedio de 4.5 Kg por planta 
y se estabiliza entre el quinto y el sexto año, alcanzando un 
rendimiento de 10 t/ha [80].
Se recomienda realizar la cosecha en horas de la mañana 
y en días secos, con el fin de evitar el deterioro por hongos, 
de forma rápida para evitar la deshidratación de los frutos; 
además, se debe asegurar la manipulación adecuada de la 
fruta para evitar maltratarla.
Las actividades de cosecha en el cultivo de pitahaya amarilla 
empiezan entre uno y dos años después del trasplante, 
dependiendo del tamaño de la semilla vegetativa utilizada, 
de la altitud o piso térmico en el cual se localiza el cultivo 
y de la forma de propagación [9].
La clasificación de los frutos se realiza por categorías de 
acuerdo a su peso [83]:
• Categoría I: ≥ 150 g
• Categoría II: 80 -149 g
• Categoría III: Descarte
21
9.1 DESCRIPCIÓN DEL PROCESO DE POSCOSECHA
En la Figura 28 se muestra el recorrido desde la finca 
hasta los lugares de consumo intermedio y consumo final. 
El acopio en las fincas, las cuales están certificadas en 
Buenas Prácticas Agrícolas BPA, se hace la recolección 
de la fruta. Este proceso es manual y se hace siguiendo 
las pautas determinadas en los Manuales ICONTEC y la 
guía de Asohofrucol, entidad con la que Pitafcol ha tenido 
relaciones de asesoría. Se dispone la fruta en canastillas 
plásticas de 60 x 40 cm en dos y en ocasiones tres capas de 
fruta. El fondo y las paredes de la canastilla está recubierta 
con láminas de papel (periódico usado) generalmente y una 
vez llena la canastilla se cubre con más papel de periódico.
El Transporte al centro de acopio se realiza en camionetas 
con platón generalmente o camperos. Este tipo de vehículo 
es el más usado en la región dada las malas condiciones de 
las vías interveredales, especialmente en época de invierno. 
Las canastillas deben disponerse de la mejor manera para 
que la fruta no sufra roces y tenga peladuras o daños por 
presión. Una vez en el centro de acopio, localizado en la 
cabecera municipal de Miraflores se realizar la Recepción 
en el centro de acopio, el productor descarga la fruta y es 
examinada por personal de Pitafcol. Por lo general, especí-
ficamente la pitahaya, el agricultor ya la trae clasificada en:
Primera: Fruta por encima de 250gr.
Segunda: Entre 200 y 249 gr.
Tercera: 150 a 199 gr.
Cuarta: Entre 100 y 149.Pica: Lo que sobra y se deshecha por su apariencia poco 
atractiva.
Así que solo se hace una inspección ocular y se confía 
plenamente en la calidad declarada por el productor. Sin 
embargo, el pago se le hace una vez se haya recibido de 
la empresa exportadora el certificado de calidad. Se hace 
la recepción de la fruta solamente los lunes y los jueves.
Figura 28. Guía del flujo de procesamiento poscosecha del fruto de 
pitahaya. (Diagrama modificado de PROCOMER, 2020).
Recomendaciones en poscosecha, mantener las tempera-
turas de conservación entre 10 y 12 °C, esto permite que 
no proliferen enfermedades y la fruta disminuya su tasa 
respiratoria, por lo cual su grado de madurez de cosecha 
se mantiene por más tiempo, llegando en perfecto estado 
al consumidor final [84]. En el primer punto de acopio se 
recomienda hacer la respectiva selección y saneamiento del 
fruto, evitando que vayan plagas y enfermedades o algún 
signo de daño, que evite su comercialización (Tabla 3).
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Tabla 3. Temperaturas de conservación de diferentes frutales. Fuente: García et al. (2015).
PRODUCTO T°C
Naranja valenciana 4-9
Nectarina -0.5
Níspero 15-20
Níspero del Japón 0
Orégano 0-5
Papaya 7-10
Patata 10-12
Patata, larga conservación 4-8
Pepino 10-12
Pepino dulce 5-10
Pera -1.5 a 0
Perejil 0
Pimiento; chile dulce 7-10
Piña 7.5
Pitahaya 10-12
Plátano macho 10-15
Banano 13-15 
PRODUCTO T°C
Pomelo 7-9
Puerro 0
Rábano 0
Rábano picante -1 a 0
Rambután, mamón chino 12
Remolacha 0
Salvia 0
Perejil 0
Pimiento; chile dulce 7-10
Piña 7.5
Pitahaya 10-12
Plátano 10-15
Banano 13-15
Pomelo 7-9
Puerro 0
Rábano 0
Rábano picante -1 a 0 
PRODUCTO T°C
Rambután, mamón chino 12
Remolacha 0
Salvia 0
Sandía 12-15
Tamarillo 3-4
Tamarindo 2-7
Tomate maduro firme 8-10
Tomate verde-maduro 10-13
Tomillo 0
Toronja 12-15
Uva -0.5 
a 0
Yuca, mandioca 0.5
Zanahoria en manojos 0
Zanahoria sin hojas 0
Zarzamora -0.5 
a 0 
En casos especiales, donde el pedido establece un tamaño y color específicos, el personal hace dicha clasificación 
manualmente, fruta por fruta, siguiendo la carta de colores, tamaño y peso (de acuerdo con la solicitud expresa), tomando 
como guía la Tabla de Color de la Norma Técnica Colombiana NTC 3554 para Pitahaya y fruta fresca (Figura 29).
Figura 29. Tabla de Colores NTC 3554 para pitahaya.
COLOR 0: Fruto bien desarrollado de color verde, con aristas notoriamente marcadas en las mamilas.
COLOR 1: Fruto de color verde, con un ligero viso amarillo en la zona basal. Permanece la forma de las aristas.
COLOR 2: Fruto de color verde con visos amarillos en toda la superficie.
23
COLOR 3: Fruto de color verde-amarillo. Inicia el llenado de las mamilas y la separación entre ellas.
COLOR 4: Fruto de color amarillo, con la punta de las mamilas de color verde y aumenta la separación entre las mismas.
COLOR 5: Fruto de color amarillo, con la punta de las mamilas ligeramente verdosas.
COLOR 6: Fruto totalmente amarillo.
9.2 DAÑOS FISIOLÓGICOS DURANTE 
COSECHA, EMPACADO Y 
ALMACENAMIENTO
El daño más ocasionado a los frutos durante el proceso de 
cosecha y poscosecha está relacionado con el daño por 
frío, cuando el fruto se almacena a temperaturas menores 
a la recomendada. Por lo tanto, se genera oscurecimiento, 
quema, ablandamiento o hundimientos en la cáscara. En 
algunos casos llega a afectar el sabor del fruto. Se observa 
daño mecánico debido al mal manejo y empaquetado de 
los frutos, mal corte de la planta durante la cosecha o algún 
otro daño por rose entre las frutas o presión que recibe el 
fruto durante su procesamiento.
La pitahaya presenta deshidratación ya que tiene una 
cáscara demasiado delgada. Se debe evitar exponer a altas 
temperaturas o a la luz solar para evitar la pérdida de agua 
y el arrugamiento de la cáscara, por lo cual se recomienda 
el manejo de la temperatura de conservación mencionada 
anteriormente. Cuando el fruto se deja madurar en la planta, 
puede acumular agua en exceso y romper la cáscara. Puede 
sufrir de marchitamiento en donde el fruto pierde peso y 
se deshidrata por transpiración. Evitar almacenar por 
largos períodos de tiempo o no brindarle las condiciones 
adecuadas de almacenamiento y conservación [15].
El transporte a Bogotá se hace en camiones contratados los 
días miércoles y viernes. Luego de la recepción la empresa 
envía el reporte de calidad, explicando las razones por las 
cuales un determinado porcentaje de la fruta se devuelve. 
Pitafcol informa al productor de la devolución y hace le 
ajuste en el pago correspondiente. El peso de la fruta para 
exportación es de 180 hasta 480 gr. Esta tiene dos clasifi-
caciones, (principalmente de acuerdo con el criterio de las 
exportadoras). El material devuelto no regresa a Miraflores, 
se vende a Abastos o se vende en puntos específicos (super-
mercados pequeños en Bogotá) para abastecer el mercado 
nacional (Figura 30).
10. COMERCIALIZACIÓN
La comercialización de la fruta se hace en fresco y de 
acuerdo a las condiciones que Pitafcol exige que son, a 
su vez, las que las comercializadoras le exigen a Pitafcol.
De acuerdo con las estadísticas de la Asociación desde el 2 
de enero de 2019 hasta el 1 de agosto de 2021, es decir 2.5 
años de operaciones, la comercialización se hace en mayor 
parte a las empresas exportadoras: Caribbean, Heaven´s, 
Isashii, Macondo, Nativa, Ocati, Tropigold y OCATI Pr, todas 
ellas ubicadas en Bogotá. Pitafcol comercializa su fruta con 
particulares también (Figura 31).
En cuanto a los envíos que se hacen a las comercializa-
doras, la Figura 31 muestra el volumen en Kg en el tramo 
de tiempo analizado. Se aclara que el año 2021 son solo 
los seis primeros meses y por tanto la cifra es menor. Se 
evidencia que la empresa que mayormente ha capturado 
el mercado es Ocati con el 43% del total del producto en el 
periodo analizado.
Del total que la empresa recibe, evidenciado en la Figura 31, 
estas empresas solo exportaron el 48.8% en el año 2019; 
el 46.2% en 2020 (año de mayor restricción de movilidad a 
causa de la pandemia del COVID 19) y, en lo analizado en 
2020 exportó el 35.6% aclarando que esta cifra puede ser 
más elevada, dado que solo se analizan seis meses. De 
otra parte, una franja de la fruta comercializada se hace por 
medio de personas particulares quienes hacen parte de la 
cadena de intermediación en ciudades capitales, Bogotá, 
principalmente (Figura 32).
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Figura 30. Proceso Poscosecha pitahaya amarilla en el municipio de Miraflores. Fuente: CREPIB.
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Figura 31. Cantidad de fruta enviada a empresas comercializadoras 2019 -2021. Fuente: CREPIB.
Figura 32. Participación de empresas y personas naturales en la comercialización. Fuente: CREPIB.
Esto evidencia la importancia del aliado comercial que son las empresas exportadoras, que también manejan parte del 
mercado nacional con la fruta que no alcanza los estándares de maduración y tamaño exigido en el mercado europeo.
En términos generales, durante el periodo de tiempo analizado, se comercializaron 109.569 Kg de fruta con precios que 
varían entre los $9.000 pesos por kilo y $13.000, según la calidad de la fruta. El precio más alto es la fruta de exportación 
Tipo 1. La asociación cobra hasta $1.000 por Kilo de pitahaya para financiar otros procesos misionales de la organización 
(Tabla 4).
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Tabla 4. Historial de precios por Kg 
de Pitahaya 2015-2020.
AÑO Vr. Venta
2015 $11.000
2016 $10.700
2017 $11.500
2018 $10.750
2019 $9.000
2020 $13.000
10.1 COMERCIALIZACIÓN A 
NIVEL INTERNACIONAL.
De acuerdo con lo ya identificado en el documento técnico 
de la vigilancia comercial, la pitahaya tiene una gran acep-
tación en el mercado internacional, tal y como se evidencia 
en la siguiente Figura, en la que Europa se convierteen el 
principal receptor de la fruta (Figura 33).
Figura 33. Análisis de la información- Software TABLEAU Mapas. Fuente: CREPIB.
Esta situación se ratifica con el registro de exportaciones de la fruta emitida por el DANE en la que se evidencian picos 
importantes de crecimiento que muestran el creciente interés del mercado internacional (Figura 34).
Figura 34. Exportaciones de Pitahaya en fresco-Colombia- 2018-2021.
27
El ranking de los principales países destino de exportación de la pitahaya en fresco para el 
período de 2018 a junio de 2021 como se observa en la Figura 34 son:
Brasil con 404.736 kilos exportados.
 Hong Kong con 281.858 kilos. exportados.
 Países Bajos con 198.111 kilos exportados.
 España con 142.018 kilos exportados.
Emiratos Árabes 117.961 kilos exportados.
10.2 COMERCIALIZACIÓN A NIVEL NACIONAL:
En el año de 2020, según datos de DANE (2021), Colombia exportó 391.968,34 kilos de pitahaya 
fresca con un nivel de decrecimiento con respecto al año anterior, debido especialmente a las 
restricciones del Covid-19, el principal país de destino fue Países Bajos con 83.544,3 kilos, 
seguido de Brasil con 71.953,4 kilos [85].
La empresa líder en volumen en exportación en el 2020 fue ISASHII SAS con 43.385 kilos 
exportados principalmente a Hong Kong, seguida de TIERRANDINA SAS con 34.805,5 kilos 
exportados principalmente a Países Bajos (Tabla 5).
Tabla 5. Ranking Exportación 2020 Pitahaya Colombiana en fresco.
Empresa Países de destino Total, exportación empresa año (Kg)
PAISES 
BAJOS BRASIL
HONG 
KONG CANADA ESPAÑA
ISASHII SAS 3901.5 9880 21496 750 43385
TIERRANDINA SAS 3358.5 1125 34805.5
COMERCIALIZADORA PAZ&FLORA SAS 25718.5 197,5 50 75 30670.5
HEAVEN’S FRUITS SAS 2549.5 13630,5 30633.5
SOCIEDAD DE COMERCIALIZACIÓN 
INTERNACIONAL INVERSIONES MARTÍNEZ 
PÉREZ LTDA.
27933 30008
Total, exportación año ( todas las 
empresas) Kg
83544.3 71953.4 42028.14 31947.6 30991.89 391968.34
Dada la importancia del mercado asiático, se presenta una tabla de requerimientos para la 
exportación de la pitahaya en fresco con el fin de conocer y medir las capacidades locales 
en términos de preparación para este mercado (Figura 35).
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Figura 35. Requerimientos internacionales exportación pitahaya en fresco. Fuente: CREPIB.
En términos generales se ha observado que existen oportunidades para la asociación Pitafcol en países como Brasil, 
Emiratos Árabes, España, Países Bajos, pero es importante tener en cuenta los requerimientos de cada país en especial 
en la trazabilidad de la fruta, debilidad detectada en la asociación Pitafcol.
Es importante desarrollar canales de monitoreo que le permita a la asociación acceder a información oportuna para el 
aprovechamiento de oportunidades comerciales.
29
11. CAPACIDADES ORGANIZACIONALES DE PITAFCOL
Las capacidades organizacionales se entienden como un 
conjunto de opciones de decisión para obtener resultados 
significativos y que claramente son importantes para la 
supervivencia y la prosperidad de la organización [86]. En 
este caso, al tratarse de una organización de trabajadores 
de campo, las capacidades organizacionales dan cuenta del 
nivel de gestión empresarial y, particularmente, para Pitafcol, 
en términos generales muestra un buen desempeño en casi 
todas las áreas de actividad. Para determinar con claridad 
dichas capacidades se aplicaron dos instrumentos el ICO 
(Índice de Competencia Organizaciones) y el IDEO (Índice 
de Desarrollo Organizacional).
Figura 36. Resultados obtenidos en la evaluación del índice ICO.
Como se observa en la Figura 36, en tres de las cinco 
dimensiones hay cercanías a la situación ideal: Situación 
administrativa, financiera y capacidades de desarrollo 
humano. En éstas, el resultado supera la referencia, es 
decir, que existe una evidencia de las capacidades de la 
organización, en términos de sus resultados, en lo admi-
nistrativo, lo económico y lo humano. Sin embargo, en las 
dimensiones de Manejo democrático-participativo y en 
la dimensión de Servicios a los socios y la comunidad, la 
distancia es bastante, lo cual refleja que, por ejemplo, en 
el componente de manejo democrático, no existe mayor 
participación de los integrantes de la organización, lo cual 
supone una centralización de la toma decisiones en la 
base gerencial. Este resultado se puede interpretar desde 
varias perspectivas: primera: Que existe una sólida situación 
en la parte gerencial, y es obvio dados los resultados de 
crecimiento financiero de la organización, y que, por ello 
mismo, existe la prospección de los demás integrantes de 
que no es necesaria su participación porque “todo va bien”. 
Segunda: que las decisiones estratégicas son tomadas 
muy centralizadamente lo cual no molesta a nadie, dados 
los buenos resultados de las mismas, entendiendo así con 
eso que existe una gran confianza y credibilidad que hay en 
este tipo de decisiones. Tercera: que existe poco interés por 
parte de los miembros en hacer parte activa en la toma de 
decisiones, a pesar de que existe una estructura claramente 
establecida desde los estatutos para ello.
En cuanto a la dimensión de servicios a los socios y a la 
comunidad, es quizá donde hay mayor distancia, lo cual no 
significa que no los tengan. En efecto, existen servicios muy 
valiosos para los integrantes de Pitafcol, especialmente el 
servicio del Fondo Rotatorio y el de Asistencia Técnica a 
los productores. Sin embargo, servicios de capacitación 
relacionados con temas de comercialización, costos y 
aspectos administrativos de la actividad, a pesar de que 
están establecidos en los estatutos, es poco lo que se ha 
desarrollado al respecto.
En cuanto al IDEO (Figura 37), busca detectar el nivel en el 
cual una organización campesina ha implementado activi-
dades relacionadas con las áreas funcionales: Producción, 
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comercialización, financiera, administrativa y organizacional. Aquí se evidencia que el área funcional más desarrollada, 
quizá por los resultados financieros de la misma, es la financiera.
Figura 37. Índice de desarrollo Organizacional IDEO.
En términos generales, y considerando la trayectoria de la organización, los directivos han logrado una consolidación 
paulatina y con un crecimiento constante.
11.1 VIGILANCIA COMERCIAL
De acuerdo a un ejercicio de priorización con integrantes de la Asociación, se determinaron los aspectos fundamentales 
para realizar la vigilancia en cada eslabón de la cadena productiva, así: 
Eslabón Necesidades informacionales identificadas en el desarrollo de los talleres
Factores críticos identificados 
en el desarrollo de talleres
Aprovisionamiento Proceso de trazabilidad de la fruta en fresco. Proveedores de tecnología para la trazabilidad de 
la pitahaya en fresco.
Mejorar la residualidad en el manejo químico. Tendencias en el manejo de residuales químicos 
en fruta en fresco, específicamente la pitahaya.
Conocer las características de la pitahaya 
cultivada.
Informes técnicos de caracterización fisicoquí-
mica de la pitahaya.
31
Eslabón Necesidades informacionales identificadas en el desarrollo de los talleres
Factores críticos identificados 
en el desarrollo de talleres
Transformación Oportunidades de transformación (agroindustria-
lización) de la pitahaya.
Mapeo de productos y técnicas de agroindustrial-
ización de la pitahaya.
Desarrollo de actividades de I+D+I aprovechando 
la maquinaria con la que se cuenta.
Análisis de capacidades para desarrollar 
actividades de I+D+I.
Comercialización Mercado para el producto en fresco que no 
cumple con el parámetro de exportación.
Clientes potenciales para el producto en fresco 
que no cumple con el parámetro de exportación.
Conocer el gusto del consumidor, anticipándose 
a su necesidad.
Tendencias del consumidor en productos 
frutícolas.
Oportunidades de transformación

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