Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
754 © 2018. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Sarcoma de tejidos blandos Carlo M. Contreras, Martin J. Heslin Í N D I C E Epidemiología Conceptos esenciales Sarcoma del tronco y las extremidades Sarcomas retroperitoneales y viscerales Resumen EPIDEMIOLOGÍA El sarcoma de tejidos blandos (STB) constituye un grupo variado de más de 60 neoplasias que pueden aparecer en prácticamente cualquier zona anatómica y afectar a los muy jóvenes, así como a los ancianos. Los tipos tisulares de origen de los STB son el músculo esquelético, las células adiposas, los vasos sanguíneos y linfáticos, y el tejido con- juntivo o las células con un origen mesodérmico común (fig. 31-1 y tabla 31-1). También se incluyen los nervios periféricos derivados del neuroectodermo. Su comportamiento clínico es muy variado, desde neoplasias indolentes de escasa malignidad, como los lipomas benignos, a tumores con biología tumoral agresiva, por ejemplo, el angiosarcoma metastásico. Los STB son relativamente infrecuentes, con unos 12.020 casos nuevos y 4.740 fallecimientos estimados para el año 2014 en EE. UU. Aunque esto representa el 1% de la incidencia de cáncer en este país, supone el 2% de las muertes relacionadas con el cáncer. El diagnóstico de pacientes con STB es complejo, porque, aunque resulta infrecuente en la población general, varios trastornos frecuentes no neoplásicos imitan un STB (cuadro 31-1). A pesar de que los distintos subtipos de STB se solapan en gran medida, la clasificación más clásica separa los STB del tronco y las extre- midades de los sarcomas retroperitoneales. Antes de abordar con detalle esos tipos, el capítulo revisará primero conceptos esenciales relevantes en todos los STB. Estos conceptos clave son la etiología de los STB, su estadificación, la consideración de la línea continua de los tumores lipomatosos y el grupo de STB previamente llamado histiocitoma fibroso maligno (HFM). A continuación se exponen con más detalle los STB de tronco y extremidades, y los retroperitoneales. Además, este capítulo también se ocupa detalladamente de otros subtipos de STB relevantes y específicos. Las grandes series publicadas demuestran que los STB de tronco y extremidades son más frecuentes que los intraperitoneales y retroperi- toneales.1 De los STB de las extremidades, la porción proximal resulta afectada con más frecuencia que la distal, y el muslo es la localización más frecuente, con el 44% de los pacientes. La edad en el momento del diagnóstico y el subtipo histológico de STB suelen estar relacionados estrechamente. Rabdomiosarcoma, hemangioma, neurofibroma y sarcoma alveolar tienden a afectar desproporcionadamente a niños y adultos jóvenes. La mayoría de los STB son esporádicos, pero otras causas bien documentadas son mutaciones en la línea germinal, expo- sición a la radiación y exposición ambiental. CONCEPTOS ESENCIALES Mutaciones en la línea germinal Neurofibromatosis de tipo 1 La neurofibromatosis de tipo 1 (NF1) es una enfermedad autosómica dominante causada por mutaciones del gen NF1, situado en el cromo- soma 17q11.2. El NF1 codifica una proteína llamada neurofibromina, que actúa como supresor de tumores de la vía de señales del oncogén ras. Además del desarrollo ubicuo de múltiples neurofibromas cutáneos, estos pacientes tienen un riesgo del 10% de padecer un tumor de las vainas nerviosas periféricas maligno (TVNPM, expuesto con más detalle en próximas páginas). La NF1 también se relaciona con otros tumores, como schwannomas y gliomas. Síndrome de Li-Fraumeni El síndrome de Li-Fraumeni es un trastorno autosómico dominante infrecuente causado por mutaciones del gen TP53, en el cromosoma 17p13.1. Este gen codifica la p53, una proteína que actúa como supresora de tumores. La p53 natural funciona facilitando la elimi- nación del ADN celular dañado y previniendo la propagación clonal de esas secuencias mutadas. Por este motivo, las mutaciones de TP53 contribuyen a un mayor riesgo de distintas neoplasias malignas. En orden decreciente de prevalencia, estas son cáncer de mama, STB (especialmente rabdomiosarcoma, sarcoma polimorfo indiferenciado y sarcoma polimorfo), carcinoma de la corteza suprarrenal, cáncer encefálico, osteosarcoma y neoplasias malignas hematológicas. Los pacientes afectados por el síndrome de Li-Fraumeni muestran una variedad de fenotipos, según los tipos de mutación implicados, y algunos pacientes desarrollan rabdomiosarcomas antes de los 4 años de edad. Poliposis adenomatosa familiar y síndrome de Gardner El síndrome de poliposis adenomatosa familiar (PAF) es un tras- torno autosómico dominante causado por la mutación del gen APC, que está localizado en el cromosoma 5q21-q22. Este gen también codifica una proteína que funciona como supresora de tumores, inhibiendo el desplazamiento de la β-catenina al núcleo. La proteína mutada acortada no logra regular la β-catenina, lo que provoca una proliferación celular sin control. La característica clínica esencial son los innumerables pólipos del colon, pero algunos pacientes también Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 31 Sarcoma de tejidos blandos 755 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. FIGURA 31-1 Taxonomía de los sarcomas de tejidos blandos. Esta filogenia sin raíz muestra unos 60 subtipos de sarcoma, tal como fueron definidos originalmente por la International Agency for Research on Cancer de la Organización Mundial de la Salud, corregidos y actualizados según el conocimiento actual. La clasificación refleja las relaciones entre linaje, pronóstico (maligno, intermedio o localmente agresivo, intermedio o rara vez generador de metástasis), alteraciones impulsoras y otros parámetros. Las longitudes de las ramas están determinadas por la inclusión del vecino más próximo de una matriz de distancia discretizada basada en las variables mencionadas. La ramificación inicial refleja las diferencias en el linaje, de tal modo que los linajes asociados se muestran más próximos (como el músculo esquelético y liso). Las ramificaciones siguientes deno- tan similitudes en el pronóstico, si se asocian con translocaciones y, de ser así, los genes compartidos entre fusiones distintas (en este orden). Aunque es incompleta, porque muchos subtipos carecen de los datos del perfil molecular global necesarios sobre los que basar una filogenia, esta formulación inicial refleja mínimamente las relaciones entre linaje y lesiones moleculares principales en los subtipos. La ilustración excluye 52 tipos benignos de tumores. HFM, sarcoma polimorfo indiferenciado; PNET, tumor neuroectodérmico primitivo. (Tomado de Taylor BS, Barretina J, Maki RG, et al: Advances in sarcoma genomics and new therapeutic targets. Nat Rev Cancer 11:541–557, 2011.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org V Oncología quirúrgica756 TABLA 31-1 Diversidad de las características clínico-patológicas de los sarcomas de tejidos blandos (STB) SUBTIPO DE STB HISTOLOGÍA IMAGEN EN LA RM DISTRIBUCIÓN ANATÓMICA Vascular Angiosarcoma Adipocítico Liposarcoma desdiferenciado RP Liposarcoma mixoide Liposarcoma polimorfo Osteocondral Osteosarcoma extraesquelético Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permitenotros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 31 Sarcoma de tejidos blandos 757 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. TABLA 31-1 Diversidad de las características clínico-patológicas de los sarcomas de tejidos blandos (STB) (cont.) SUBTIPO DE STB HISTOLOGÍA IMAGEN EN LA RM DISTRIBUCIÓN ANATÓMICA Miofibroblástico Mixofibrosarcoma Sarcoma fibromixoide de escasa malignidad RP Músculo liso Leiomiosarcoma RP, pelvis, vascular Diferenciación incierta Sarcoma sinovial Articulaciones, tendones Sarcoma polimorfo indiferenciado (Continúa) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org V Oncología quirúrgica758 desarrollan manifestaciones extracólicas, como quistes epidermoides, osteomas y tumores desmoides. Los tumores desmoides, descritos con más profundidad más adelante, surgen típicamente unos 5 años des- pués de la colectomía profiláctica asociada a la PAF, y son una fuente importante de morbimortalidad. A menudo nacen en sitios quirúrgicos previos, pero pueden manifestarse prácticamente en cualquier lugar. Los tumores intraabdominales se relacionan con la PAF con mucha más frecuencia, mientras que los desmoides de las extremidades son típicamente esporádicos. Radiación Hace tiempo que se sospecha que la radiación contribuye significa- tivamente al riesgo a largo plazo de un paciente de desarrollar STB. Aunque los efectos de la radiación se consideran dependientes de la dosis, los STB asociados a la radiación aparecen típicamente en la periferia del campo de radiación. Los principales subtipos de STB que se cree que están asociados con exposición previa a la radiación son sarcoma polimorfo no clasificado, angiosarcoma, leiomiosarcoma, fibrosarcoma y TVNPM.2 Comparado con las formas esporádicas de estos mismos subtipos de STB, los que surgen tras la exposición a la radiación tienden a presentar una menor supervivencia específica de enfermedad. En el caso de la radioterapia complementaria para el cáncer de mama, una gran cohorte de 122.991 mujeres demostró que la radiación contribuye a un aumento absoluto en el riesgo de STB del 0,13% durante 10 años.3 Los pacientes que desarrollan pos- teriormente STB tras ser tratados de niños por cánceres que precisaron radioterapia lo hacen tras una mediana de 11,8 años, asimismo de forma dependiente de la dosis. El desarrollo de angiosarcoma tras la combinación de linfoedema posmastectomía y radioterapia se conoce como síndrome de Stewart-Treves; también tiene una latencia de unos 10 años desde el tratamiento inicial. Curiosamente, el angiosarcoma del síndrome de Stewart-Treves suele aparecer fuera del campo de radiación previa, pero en la zona del linfoedema. Un riesgo mayor de STB no solo es atribuible a las dosis terapéuticas de radiación, sino que también se ha relacionado con las dosis más bajas administradas a niños en los que se han realizado tomografías computarizadas (TC) habituales. Carcinógenos El angiosarcoma hepático está relacionado con varias sustancias car- cinógenas, como Thorotrast, cloruro de polivinilo (PVC) y arsénico. Thorotrast es un contraste intravenoso con torio usado entre 1930 y 1955. En los pacientes afectados, el angiosarcoma hepático se diagnos- tica de 20 a 30 años después de la exposición. El cloruro de polivi- nilo es un plástico extremadamente abundante, pero las exposiciones prolongadas y sin protección se han relacionado con el desarrollo de angiosarcoma hepático. Estadificación Grado de malignidad del tumor Debido a la inclusión del grado de malignidad del tumor, el sistema de estadificación del American Joint Committee on Cancer (AJCC) para el STB es exclusivo, comparado con la mayoría de los demás cánceres. Internacionalmente, los dos sistemas más aplicados son el de la Fédération Nationale des Centres de Lutte Contre le Cancer (FNCLCC) francesa y el del National Cancer Institute (NCI). El FNCLCC es un índice compuesto por la suma de tres categorías: diferenciación del tumor, tasa de mitosis y cuantía de la necrosis tumoral. El sistema del NCI es similar, pero para ciertos subtipos de STB requiere que el anatomopatólogo señale el grado de celularidad y polimorfismo del tumor, lo que puede limitar su reproductibilidad. Se compararon los dos sistemas, FNCLCC y NCI, y se encontró que el francés era mejor para estimar el riesgo de metástasis a distancia y la supervivencia.4 Aparte del grado de malignidad del tumor, los demás parámetros importantes en la estadificación son tamaño, profundidad, afectación ganglionar y afectación de lugares alejados. Las tablas 31-2 y 31-3 muestran el esquema del sistema de estadificación del AJCC, séptima edición. Este sistema señala que puede usarse el FNCLCC o el NCI para la estadificación de los STB. Se ha cuestionado el rendimiento del sistema de estadificación de los STB del AJCC, séptima edición. Todos los sistemas de estadificación incluyen cierto grado de generalización en una población de tumores. Actualmente, en el sistema de estadificación de los STB del AJCC se consideran múltiples subtipos histológicos de STB. A medida que los sistemas de estadificación del cáncer han evolucionado, ha quedado patente que la agrupación de estos tumores tan heterogéneos reduce la potencia pronóstica, comparado con un esquema que considere los dis- tintos subtipos individualmente. Esta apreciación ha impulsado la crea- ción de un sistema de estadificación del AJCC aparte para los tumores del estroma digestivo (GIST), sarcoma óseo, sarcoma uterino, sarcoma de Kaposi y dermatofibrosarcoma protuberante (DFSP). Es posible que otras modificaciones sigan mejorando las futuras ediciones del AJCC. Los criterios de estadificación de los STB del AJCC, séptima edición, no diferencian entre STB de las extremidades y retroperitoneales. Comparado con los STB de las extremidades, los STB viscerales y retro- peritoneales parecen tener una supervivencia específica de enfermedad reducida. En el caso de los STB viscerales, esta menor supervivencia específica de enfermedad se debe a la probabilidad de metástasis a TABLA 31-1 Diversidad de las características clínico-patológicas de los sarcomas de tejidos blandos (STB) (cont.) SUBTIPO DE STB HISTOLOGÍA IMAGEN EN LA RM DISTRIBUCIÓN ANATÓMICA Sarcoma de células claras Adaptado de van Vliet M, Kliffen M, Krestin G, et al: Soft tissue sarcomas at a glance: Clinical, histological, and MR imaging features of malignant extremity soft tissue tumors. Eur Radiol 19:1499–1511, 2009. RM, resonancia magnética; RP, retroperitoneo. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 31 Sarcoma de tejidos blandos 759 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. distancia, pero, en los STB retroperitoneales, la baja supervivencia específica de enfermedad es secundaria al riesgo de recidiva local.1 Es bien conocida la importancia del tamaño del STB primario para el pronóstico (fig. 31-2), pero se ha cuestionado el umbral actual de 5 cm especificado por el AJCC, séptima edición.1 Sería posible una mayor discriminación pronóstica con el uso de cuatro grupos de tamaño (≤ 5 cm, > 5-10 cm, > 10-15 cm y > 15 cm), mien- tras que muchos autores han demostrado que el tamaño del sarco- ma retroperitoneal no afecta a la supervivencia.La profundidad del tumor también está incluida en la estadificación del AJCC, séptima edición, aunque este criterio no es relevante para los sarcomas vis- cerales ni retroperitoneales. En pacientes con sarcomas del tronco o las extremidades, el estadio T se subdivide en Txa y Txb según si el STB está situado superficial o profundo a la fascia de revestimiento del tronco o la extremidad. Para el STB de extremidades de 5 cm o menos, la estratificación según la profundidad del tumor confiere una diferencia medible en la supervivencia específica de enfermedad; apenas hay diferencias cuando se comparan STB de más de 5 cm superficiales y profundos de las extremidades.1 Las limitaciones de la estadificación del AJCC para los sarcomas retroperitoneales también fueron puestas de relieve en una revisión retrospectiva de una sola institución con 343 pacientes tratados durante 10 años.5 Debido a la naturaleza del sarcoma retroperitoneal, la mayoría de los pacientes se clasifica en estadio I o III del AJCC. Con solo el 4% de los pacientes de esta serie, el estadio II del AJCC apenas se observó, porque todos los sarcomas retroperitoneales son Txb por definición, los sarcomas retroperitoneales de 5 cm o menos en el momento del diagnóstico son absolutamente excepcionales, y los de más de 5 cm probablemente serán de gran malignidad. En términos prácticos, los únicos sarcomas retroperitoneales que cumplen los criterios del estadio II del AJCC son tumores de malignidad escasa o intermedia mayores de 5 cm. Debido a los pocos pacientes en estadio II, las curvas de supervivencia se reducen a una distribución binaria, pacientes en estadio I o pacientes en estadio II/III. Anaya et al. demostraron que un método más des- criptivo y clínicamente relevante consistía en dividir a los pacientes en tres grupos histológicos: liposarcoma bien diferenciado, liposarcoma desdiferenciado o polimorfo, y todos los demás tipos histológicos de sarcoma retroperitoneal. Globalmente, la afectación de los ganglios linfáticos regionales es infrecuente en los STB (2-10%). Los subtipos de STB sometidos a linfoadenectomía por metástasis ganglionares son angiosarcoma, rabdomiosarcoma, HFM (recientemente reclasificado como sarcoma polimorfo indiferenciado), sarcoma epitelioide, sarcoma de células claras y liposarcoma.6 Aunque la afectación de ganglios regionales es un factor pronóstico importante de la supervivencia, los pacientes con múltiples ganglios positivos, un solo ganglio linfático y metástasis a distancia tienen todos una supervivencia similar.1,6 Algunos grupos han propuesto el uso de la disección del ganglio linfático centinela para el sarcoma epitelioide, sarcoma de células claras y rabdomiosarcoma en la población pediátrica, pero la precisión es inaceptable por lo general, y la técnica nunca se ha aplicado eficazmente a los STB en estudios clínicos bien diseñados. Recientemente se han desarrollado nomogramas en respuesta al hecho de que los sistemas de estadificación habituales, como el AJCC, no tienen en cuenta adecuadamente los parámetros relevantes y, por tanto, son incapaces de estimar con precisión el pronóstico de los pacientes con STB. Se han publicado al menos 13 nomogramas dis- tintos solo para el STB. Los nomogramas fueron creados con el fin de abordar varios resultados oncológicos, pero habitualmente predicen la recidiva local o la supervivencia global (fig. 31-3). Por lo general, se ha descrito que los nomogramas pronostican con más precisión el resultado que los sistemas de estadificación clásicos, pero pocos han sido validados en un conjunto de datos distinto del usado para generar TABLA 31-2 Estadificación del AJCC para los sarcomas de tejidos blandos Tumor primario (T) No es posible valorar el tumor primario TX Sin indicios de tumor primario T0 Tumor de 5 cm o menos en su dimensión mayor T1 Tumor superficial T1a Tumor profundo T1b Tumor mayor de 5 cm en su dimensión mayor T2 Tumor superficial T2a Tumor profundo T2b Ganglios linfáticos regionales (N) No es posible valorar los ganglios linfáticos regionales NX Sin metástasis en los ganglios linfáticos regionales N0 Metástasis en los ganglios linfáticos regionales N1 Metástasis a distancia (M) Sin metástasis a distancia M0 Metástasis a distancia M1 TABLA 31-3 Estadio anatómico y grupos pronósticos de los sarcomas de tejidos blandos GRUPO T N M GRADO DE MALIGNIDAD Estadio IA T1a N0 M0 G1 T1b N0 M0 G1 Estadio IB T2a N0 M0 G1 T2b N0 M0 G1 Estadio IIA T1a N0 M0 G2, G3 T1b N0 M0 G2, G3 Estadio IIB T2a N0 M0 G2 T2b N0 M0 G2 Estadio III T2b N0 M0 G3 Cualquier T N1 M0 Cualquier grado Estadio IV Cualquiera T Cualquier N M1 Cualquier grado FIGURA 31-2 Relevancia del tamaño y la profundidad en los STB de gran malignidad primarios. (Tomado de Brennan MF, Antonescu CR, Moraco N, et al: Lessons learned from the study of 10,000 patients with soft tissue sarcoma. Ann Surg 260:416–422, 2014.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org V Oncología quirúrgica760 el propio nomograma. A pesar de todo, pueden aportar información significativa que, si se usa correctamente, influirá en el tratamiento de los pacientes con STB. Aún queda por ver cómo afectará la prolifera- ción de esos nomogramas a las próximas ediciones de los sistemas de estadificación tradicionales. Evaluación clínica Hay docenas de subtipos de STB que afectan al tronco y las extremi- dades. La presentación clínica más frecuente es un paciente con una masa indolora sin evaluación previa. Si el STB es parte del diagnós- tico diferencial, debe realizarse una estadificación oncológica correcta. Esta comienza con una anamnesis y exploración física exhaustivas. Son importantes para determinar la probabilidad de STB respecto a otros diagnósticos que imitan este cáncer con frecuencia, como cicatriz hipertrófica, miositis osificante, hematomas o quistes (v. cuadro 31-1). Las masas pequeñas, superficiales y móviles altamente indicativas de STB que están separadas de estructuras esqueléticas o neurovasculares pueden llevarse a quirófano para ser resecadas con bordes macros- cópicos amplios, según su localización respecto a estructuras vitales. Los tumores próximos a estructuras vitales se derivarían a un cen- tro con experiencia en STB. En estos pacientes no es necesaria una biopsia preoperatoria. Las consecuencias indeseables de una biopsia preoperatoria innecesaria incluyen un informe de anatomía patoló- gica que reseña un diagnóstico incorrecto distinto de STB, porque la muestra era insuficiente, una colocación no ideal de la trayectoria de la biopsia que conduce a una incisión mayor de la necesaria y retraso en el tratamiento. Las lesiones de mayor tamaño o más complicadas por otros motivos requieren una estadificación oncológica adicional. El alcance de la estadificación es muy individualizado y adaptado a cada paciente. Por lo general, las indicaciones de pruebas de imagen y biopsia preoperatoria son las siguientes: • Incapacidad de determinar la extensión de la masa en la exploración física. • Sospecha de afectación neurovascular. • Sospecha de metástasis regionales o a distancia. • Necesidad de cirugía que probablemente provocará déficits funcio- nales significativos. • Sospecha de que la masa es irresecable o resecable con bordes qui- rúrgicos cuestionables en la presentación. Se han llevado a cabo estudios rigurosos que evalúan la utilidad de la resonancia magnética (RM) comparada con la TC. Aunque la RM se considera por lo general la modalidad de imagen más informativa para los STB de tronco y extremidades, la TC con contraste y la ecografía también son importantes. Además de las pruebas de imagen de la zona del STB primario, habitualmentehay que realizar una TC de tórax, porque esta es el área más frecuente de metástasis. Cuando existen, los resultados de la biopsia podrían obligar a plantear otras pruebas de imagen. Por ejemplo, hay que considerar la TC de abdomen y pelvis en pacientes con los tipos histológicos más agresivos, como liposarcoma mixoide o de células redondas, sarcoma epitelioide, angiosarcoma y leiomiosarcoma. Podría plantearse una prueba de imagen del encéfalo FIGURA 31-3 Nomograma postoperatorio para la predicción de la mediana de supervivencia global a los 3 y a los 5 años en pacientes con sarcoma retroperitoneal resecable sin metástasis. BD, bien diferenciado. (Tomado de Anaya, DA, Lahat G, Wang X, et al: Postoperative nomogram for survival of patients with retroperitoneal sarcoma treated with curative intent. Ann Oncol 21:397–402, 2010. Oxford University Press, European Society of Medical Oncology.) CUADRO 31-1 Entidades que pueden imitar un sarcoma de tejidos blandos Cicatriz hipertrófica Linfoadenopatía retroperitoneal: linfoma, tumor de células germinales o metástasis de un primario digestivo Hematoma Miositis osificante Lipoma benigno Quiste Absceso Neoplasias malignas cutáneas, incluido el melanoma Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 31 Sarcoma de tejidos blandos 761 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. para descartar metástasis de sarcoma de tejidos blandos alveolar, sar- coma de células claras y angiosarcoma. El cirujano puede elegir entre varios métodos de biopsia. Por la rareza de los STB y la escasa cantidad de tejido obtenido, la aspiración con aguja fina suele ser insatisfactoria, excepto en el diagnóstico de recidivas locales. Una biopsia en cilindro guiada por imagen es más probable que logre un diagnóstico fiable, pero, si se aplica a grandes lesiones quísticas o lesiones con un componente mixoide considerable, la biopsia en cilindro también puede no ser diagnóstica. Para reducir el riesgo de recidiva local hay que planificar la biopsia de tal forma que toda la trayectoria de la aguja pueda incorporarse fácilmente al volumen de la resección quirúrgica siguiente. Si la biopsia en cilindro realizada sigue siendo no diagnóstica, puede ser necesaria una biopsia por incisión. También en este tipo resulta crítico planificar la incisión de modo que toda la trayectoria de la biopsia quede finalmente incluida en el volumen resecado. Armado con la información radiográfica y anatomopatológica, el equipo multidisciplinar de un centro de STB de gran volumen, con la asistencia de representantes de oncología quirúrgica, oncología médica, radiología diagnóstica, anatomía patológica y oncología radio- terapéutica, argumenta el caso en condiciones ideales. El objetivo de esta exposición es valorar qué modalidades terapéuticas son las más apropiadas para cada paciente y en qué secuencia hay que aplicar cada modalidad (fig. 31-4). Hasta el 74% de los pacientes que se someten a la resección no planificada de un sarcoma de tronco o extremidad tienen enfermedad residual en el momento de la reoperación. La mortalidad a 30 días, las tasas de preservación de las extremidades y la supervivencia global se han ligado a la asistencia prestada en centros de STB de gran volumen.7 Debido al considerable riesgo de recidiva, es importante una vigilancia postoperatoria estrecha en los pacientes con STB. Por lo general, estos pacientes deben someterse a una exploración física cada 3-6 meses durante 2-3 años, después cada 6 meses en los 2 años posteriores, y a continuación anualmente. El control radiográfico del tórax, el abdomen y la pelvis también tiene que realizarse con intervalos regulares. La modalidad (TC o RM) y la frecuencia deben individualizarse según el paciente y las características del tumor. Se prefiere la modalidad de imagen preoperatoria más informativa, pero también hay que prestar atención a evitar una exposición innecesaria a la radiación con ecografía o RM. La frecuencia de las pruebas de imagen para los pacientes con STB no ha sido estudiada rigorosamen- te, pero podría ser apropiada una frecuencia mayor en pacientes con FIGURA 31-4 Algoritmo para el tratamiento del sarcoma de tejidos blandos primario (sin metástasis) de las extremidades o el tronco, que emplea una base biológica (tamaño y grado de malignidad del tumor). BRT, braquiterapia; LS CR/poli, liposarcoma de células redondas/polimorfo; RTIM, radioterapia de intensidad modulada; SS, sarcoma sinovial. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org V Oncología quirúrgica762 bordes quirúrgicos estrechos o en los que tienen un tipo histológico especialmente desfavorable. Tumores lipomatosos Los lipomas son tumores de adipocitos que pueden nacer de cualquier parte del organismo. Por definición, son neoplasias benignas, pero en ocasiones causan síntomas por las estructuras adyacentes a las que desplazan. Los lipomas están encapsulados y carecen de nódulos y tabiques internos gruesos. Por lo general son homogéneos, pero a veces contienen calcificaciones o hemorragias secundarias a traumatismos. Puede haber un gran parecido clínico entre lipomas y liposarcomas malignos. Las características de la RM y la TC que han demostrado estar asociadas con liposarcomas más que con lipomas son tamaño del tumor superior a 10 cm, presencia de tabiques gruesos (más de 2 mm), presencia de áreas no adiposas y lesiones compuestas por menos de un 75% de tejido adiposo.8 Los lipomas se tratan eficazmente con una escisión simple superando la cápsula del tumor, mientras que el tratamiento del liposarcoma supone una resección más compleja pres- tando atención a unos bordes correctos, idealmente en el contexto de un equipo multidisciplinar especializado en STB. Globalmente, el liposarcoma es el subtipo más frecuente de STB y representa el 45% de todos los sarcomas retroperitoneales; tiene tres variedades histológicas: bien diferenciado y desdiferenciado, polimorfo y mixoide/de células redondas, en orden decreciente de frecuencia. Los liposarcomas bien diferenciados y desdiferenciados aparecen más típicamente en el retroperitoneo que en las extremidades, mientras que en los liposarcomas polimorfos y mixoides/de células redondas sucede lo contrario. Comparado con el liposarcoma bien diferenciado, la variedad desdiferenciada tiene peor pronóstico, en gran medida por su riesgo de metástasis a distancia mucho mayor que el del liposarcoma bien diferenciado. La recidiva local es frecuente en ambos tipos. El comportamiento maligno de los liposarcomas bien diferenciados y des- diferenciados es atribuible a la amplificación del cromosoma 12q13-15, que explica la regulación al alza de MDM2 y CDK4. Los liposarco- mas retroperitoneales bien diferenciados y desdiferenciados suelen ser multifocales. Mixoide y de células redondas son términos descriptivos basados en su imagen histológica. Estas variedades de liposarcoma se caracterizan por translocaciones específicas, t(12;16)(q13;p11) y con menos frecuencia t(12,22)(q13;q12). Como resultado de esas translocaciones, se activan múltiples vías promotoras de tumores, por ejemplo, MET, RET y PI3K/AKT. El liposarcoma mixoide es inusual en su relativa sensibilidad a la radio- y quimioterapia, lo que provoca una supervivencia específica de enfermedad a los 10 años del 87%. Considerada una forma mal diferenciada de la variedad mixoide, la de célulasredondas tiene un pronóstico peor que el liposarcoma mixoide, con metástasis en el 21% de los pacientes en una serie de gran tamaño. El liposarcoma polimorfo es otro ejemplo de liposarcoma mal diferenciado con mal pronóstico. Muestra distintas anomalías genéticas, ninguna tan constante como las descritas para las variedades anteriores de liposarcoma. En la práctica habitual, una de las distinciones preoperatorias clave se establece entre liposarcomas retroperitoneales bien diferenciados y desdiferenciados, por las diferencias en la evolución natural y el trata- miento. La RM y la TC son útiles para distinguirlos, pero en ocasiones resulta difícil, porque un mismo tumor puede contener elementos de ambos. Las características en las pruebas de imagen que suscitaron sospechas de histología desdiferenciada en una cohorte de 78 pacien- tes con liposarcoma retroperitoneal eran hipervascularidad tumoral, áreas de necrosis o cambio quístico, invasión de órganos adyacentes y áreas de densidad agua o nodular focal.9 Estos autores propusieron un algoritmo clínico por el que se realizaba una biopsia a los pacientes con densidad agua o nodular focal en esas áreas sospechosas para diferenciar definitivamente entre histología bien diferenciada y desdiferenciada (fig. 31-5). En su serie, en los pacientes que carecían de la densidad agua o nodular focal se demostró sin lugar a dudas que tenían tumores bien diferenciados. En caso de que la morfología microscópica del tumor sea incierta, el liposarcoma bien diferenciado puede distinguirse del lipoma benigno, y el liposarcoma desdiferenciado se separa de otros subtipos de STB mal diferenciados mediante inmunohistoquímica con MDM2 y CDK4. En los liposarcomas de las extremidades, el objetivo es una resección con preservación de la extremidad y bordes quirúrgicos negativos. El liposarcoma bien diferenciado tiene un riesgo extremadamente bajo de metástasis a distancia y una supervivencia global favorable. Esto, combinado con su resistencia a la radioterapia y la mayoría de los quimioterapéuticos, básicamente elimina la necesidad de tratamiento complementario. Sin embargo, los pacientes con liposarcoma des- diferenciado de las extremidades deben ser remitidos para considerar la radioterapia posquirúrgica. El tratamiento de los pacientes con liposarcoma retroperitoneal resulta más complejo. El objetivo principal es una resección com- pleta macroscópica, ya que la resección macroscópica incompleta se asocia con un riesgo mayor de mortalidad.10 Clásicamente, el sarcoma retroperitoneal se ha tratado mediante resección con un borde macros- cópico generoso, con la resección de órganos y estructuras contiguos al tumor o invadidos por este cuando era factible. Hace menos tiempo, algunos han propugnado una «resección compartimental completa», que supone extirpar los órganos adyacentes, aunque no estén afectados directamente por el tumor.11 Aunque genera controversias, el concepto de que «la resección solo es tan buena como el borde más estrecho» es importante. Esto tiene en cuenta las relaciones entre estructuras vitales a un lado del tumor y no resecar órganos contiguos, pero no afectados. Conocer los patrones de recidiva de los liposarcomas retroperitonea- les es importante para planificar el abordaje óptimo. En pacientes con liposarcoma retroperitoneal bien diferenciado, una presentación unifocal (comparado con multifocal) no parece conferir mal pronós- tico, pero los pacientes con enfermedad desdiferenciada multifocal tienen una supervivencia global peor.12 Los pacientes que desarrollan recidivas tras la resección inicial probablemente presentarán enferme- dad multifocal. Esto parece reflejar la biología del tumor, porque una FIGURA 31-5 Variabilidad en la imagen de TC del liposarcoma retroperitoneal. A. Tumor bien diferenciado sim- ple, de grasa predominantemente; la flecha marca la vena mesentérica inferior. Se aprecian tabiques delgados dentro del tumor. B. Tumor bien diferenciado hipercelular con un área de densidad agua o nodular focal (flecha). C. Este tumor contiene áreas bien diferenciadas (estrella), así como elementos desdiferenciados (flecha). Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 31 Sarcoma de tejidos blandos 763 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. resección inicial con bordes positivos no afecta aparentemente a si el paciente desarrolla una recidiva unifocal o multifocal. La estrategia de resección compartimental completa provoca a menudo resecciones multiviscerales frecuentes, y los siguientes órganos se extirpan en más del 50% de los casos: bazo, páncreas, diafragma, glándula suprarrenal y riñón.11 Los defensores de un abordaje más tradicional, en el que solo se resecan los órganos contiguos al tumor, señalan que el 15% de los pacientes que sufren una recidiva tras la resección habitual la tienen más allá de los límites del compartimento del tumor inicial.12 Es improbable que estas recidivas fuera de campo se hubieran evitado con una estrategia agresiva de resección compartimental completa, y los pacientes que podrían beneficiarse eventualmente de una quimioterapia sistémica nefrotóxica se ven afectados por una nefrectomía secundaria a la resección compartimental completa potencialmente innecesaria. Aunque hay que evitar las resecciones incompletas macroscópica- mente, en algunas situaciones no es posible realizar una resección con bordes negativos. En ocasiones esto puede predecirse por las pruebas de imagen preoperatorias, pero en otras la dificultad de la resección solo es aparente durante la operación. Un estudio retrospectivo de una sola institución comparó el resultado de pacientes con liposarcoma retrope- ritoneal sometidos a una resección incompleta con pacientes sometidos a exploración y biopsia sin extirpación del tumor. La resección, incluso la incompleta, logra una mejora estadísticamente significativa en la supervivencia, comparado con la no resección, 26 frente a 4 meses. Además, el 75% de los pacientes sometidos a resección incompleta refirieron alivio de los síntomas iniciales.13 En el caso del liposarcoma retroperitoneal recidivante, la velocidad de crecimiento de la recidiva se asocia con el pronóstico. Los pacientes cuya recidiva crecía menos de 0,9 cm al mes se beneficiaron de una resección completa de la recidiva, mientras que un crecimiento del tumor superior a 0,9 cm al mes se asociaba con mal pronóstico.14 En conjunto, estas observaciones contribuyen a la complejidad de desarrollar un plan de tratamiento individualizado para el liposarcoma retroperitoneal. Reclasificación del histiocitoma fibroso maligno En las últimas décadas, el HFM se consideraba el STB más frecuente en los adultos. Las mejoras e innovaciones en la revisión anatomo- patológica de los STB han cambiado drásticamente la definición de HFM. Varios autores evaluaron retrospectivamente tumores clasificados inicialmente como HFM y encontraron que la mayoría debían ser reclasificados. En un trabajo transcendental, el 63% se reclasificaron, y solo el 13% cumplían realmente los criterios anatomopatológicos de HFM. Estos datos hicieron que el diagnóstico de HFM pasara a ser de exclusión, y este movimiento culminó en la clasificación de 2013 de la Organización Mundial de la Salud de los tumores de tejidos blandos que eliminaba por completo el término. Los tumores que cumplen los criterios anatomopatológicos de HFM se denominan actualmente sarcoma polimorfo no clasificado o indiferenciado. Una revisión minuciosa, histológica y con inmunohistoquímica por parte de un anatomopatólogo con experiencia en STB es esencial en el diagnóstico preciso y tratamientode estos pacientes. Con una revisión anatomopatológica precisa, los pacientes con tumores originalmente clasificados como HFM tienen pronósticos probadamente distintos de acuerdo con la línea actual de distinción de los STB.15 SARCOMA DEL TRONCO Y LAS EXTREMIDADES El STB de las extremidades conlleva la dificultad añadida de equili- brar el grado de función de la extremidad con el control del tumor. Clásicamente, los cirujanos tenían un umbral mucho más bajo para recomendar la amputación de la extremidad en los STB. Los datos de estudios clínicos han motivado el cambio hacia la preservación de la extremidad en estos pacientes. La posibilidad de ofrecer la conservación de la extremidad es el resultado de mejoras en la asistencia multidis- ciplinar a estos pacientes. Uno de los estudios fundamentales realizado en el NCI propuso que la resección de los STB de extremidades podría realizarse con un abordaje conservador de la extremidad en vez de amputación.16 Se aleatorizó a 43 pacientes con STB de gran malignidad de las extremidades a someterse a una operación conservadora de la extremidad seguida de radioterapia complementaria o bien solo amputación; ambos grupos recibieron quimioterapia complementaria posquirúrgica. Esta estrategia provocó una cifra ligeramente mayor, pero no estadísticamente significativa, de recidivas locales en el gru- po con conservación de la extremidad. A pesar de esto, las tasas de supervivencia global y libre de enfermedad fueron equivalentes en ambos grupos. Estos resultados recibieron el respaldo de un estudio concomitante similar que comparó 126 pacientes aleatorizados a someterse a resección del STB con conservación de la extremidad con o sin braquiterapia complementaria en ausencia de quimioterapia.17 En dicho estudio, solo los pacientes con STB de gran malignidad presentaron una reducción estadísticamente significativa de las recidivas locales. En un estudio posterior del NCI, los pacientes mostraron una reducción de las recidivas locales independientemente del grado de malignidad del tumor con la adición de radioterapia por rayo externo. La bibliografía de los STB carece de un estudio aleatorizado destinado a identificar en qué pacientes es posible omitir con seguridad la radio- terapia complementaria posquirúrgica por el gran tamaño muestral necesario para satisfacer el cálculo acompañante de la potencia.18 Los datos retrospectivos indican que la radioterapia complementaria podría obviarse en STB de las extremidades en estadio T1 resecados con bordes quirúrgicos negativos, incluso teniendo en cuenta que el 58% de esos pacientes tenían tumores de gran malignidad.19 Un estudio escandinavo retrospectivo de gran tamaño, con 1.093 pacientes, encontró que, aunque un borde quirúrgico estrecho o afectado sí aumenta el riesgo de recidiva local, la radioterapia posquirúrgica mejoraba el control local independientemente del grado de malignidad, la profundidad del tumor (superficial o profundo) y el estado de los bordes. En caso de estar indicada la radioterapia complementaria posquirúrgica, el cirujano debe plantearse dos maniobras técnicas. La primera es colocar unos cuantos clips metálicos en los límites del lecho de resección si está indicada la radioterapia posquirúrgica; la segunda es que, si es necesario un drenaje quirúrgico, el lugar de salida en la piel debería situarse cerca de la incisión, ya que habitualmente toda la trayectoria del drenaje quirúrgico se incluye en el campo de radiación. Los clips metálicos en el lecho de resección ayudarán a planificar la radiación, y la colocación minuciosa de los drenajes reduce lo que de otra forma sería un aumento innecesario del campo de radiación. Además, y aparte de los beneficios establecidos para el control local de la radiación posquirúrgica, la radioterapia prequirúrgica conlleva ciertas ventajas teóricas. Antes de la resección quirúrgica, la oxige- nación del tejido diana es superior, lo que facilita la generación de radicales libres intratumorales y, en última instancia, la destrucción de las células tumorales. Cuando la radioterapia se aplica antes de la cirugía, el campo de radiación contiene un volumen menor de tejido sano adyacente, comparado con el campo después de la resección quirúrgica.20 Si se administra radiación al tumor in situ, se requiere una dosis preoperatoria menor que en el postoperatorio. En la radioterapia preoperatoria se puede anticipar que los pacientes completen todas las fases del tratamiento más rápido, porque una demora en la cicatrización de la herida retrasa la iniciación de la radioterapia postoperatoria.21 A diferencia de otros tumores, la radioterapia prequirúrgica casi nunca provoca una reducción medible del tumor, pero puede causar necrosis histológica del mismo en un grado variable.22 Una respuesta anatomo- patológica completa tras el tratamiento complementario prequirúrgico es un factor pronóstico importante en distintas neoplasias malignas, como los cánceres de mama, esófago y recto. Desgraciadamente, esta relación no parece sostenerse en los STB. Cuando la mayor parte del tumor resecado es no viable tras la radioterapia o la quimioterapia prequirúrgicas, los pacientes con STB no muestran mejoras en la supervivencia global ni en la recidiva local.23 Los pacientes con bordes quirúrgicos positivos tras someterse a una radioterapia preoperatoria no parecen obtener reducciones significativas en la recidiva local con la administración de un extra de radiación postoperatoria. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org V Oncología quirúrgica764 Solo un estudio clínico ha aleatorizado a pacientes con STB de extremidades a recibir radioterapia pre- o postoperatoria. En este estu- dio, la radioterapia preoperatoria por radiación externa se asociaba con un riesgo mayor de complicaciones de la herida.20 Aunque los autores describieron una diferencia estadísticamente significativa en la supervivencia global a favor del brazo con radioterapia prequirúrgica, la supervivencia era un criterio de valoración secundario, y el estudio carecía de la potencia correcta para evaluar este parámetro. Cabría esperar que otra ventaja teórica de elegir la estrategia prequirúrgica fuera reducir la incidencia y las consecuencias de los bordes quirúrgicos positivos al administrar dosis tumoricidas preoperatoriamente en las áreas de máximo riesgo. En realidad, el estudio aleatorizado existente mostró tasas equivalentes de bordes quirúrgicos negativos en pacientes que recibieron radioterapia preoperatoria o postoperatoria (83 y 85%, respectivamente).20 Resulta problemático usar los datos retrospectivos existentes para abordar esta cuestión, ya que hay sesgos de selección claros respecto a qué pacientes reciben tratamiento complementario prequirúrgico y su riesgo consiguiente de bordes quirúrgicos positivos. Por último, la definición de borde quirúrgico positivo o negativo es distinta según los trabajos, lo que contribuye a la dificultad de inter- pretar los datos comunicados. Las implicaciones a largo plazo de los bordes positivos son independientes de si se administra radioterapia pre- o postoperatoriamente; los bordes positivos se asocian con un riesgo mayor de recidiva local, mientras que la supervivencia global no se modifica por lo general. También se han evaluado los regímenes que combinan quimiotera- pia y radioterapia. Una revisión retrospectiva de 112 pacientes someti- dos a quimiorradiación o radioterapia prequirúrgicas en comparación con cirugía exclusivamente encontró resultados oncológicos similares entre las tres estrategias. Si se estratificaba según el tamaño, la super- vivencia global de pacientes con tumores mayores de 5cm mejoraba en el tratamiento con quimiorradiación o radioterapia prequirúrgicas, comparado con solo cirugía.24 La quimiorradiación preoperatoria seguida de resección quirúrgica y quimioterapia adicional demostró que se asociaba con una mayor supervivencia global. Esto quedó indicado en un estudio retrospectivo de 48 pacientes cuya quimioterapia consis- tía en una combinación de doxorubicina, ifosfamida y dacarbacina. Todos ellos tenían STB de alta malignidad de las extremidades que medía como mínimo 8 cm, y se administró radioterapia postoperatoria adicional si los bordes quirúrgicos resultaban positivos.25 Los pacientes sometidos a este régimen intensivo de quimioterapia pre- y postope- ratoria fueron emparejados con controles históricos. En este estudio, el estado de los bordes de resección era similar en ambos grupos. Los resultados de esta pauta de tratamiento con quimiorradiación pre- y postoperatoria resultaron verificados en el RTOG 9514, un estudio de fase 2 multicéntrico de un solo brazo.26 El uso de quimioterapia posquirúrgica para los STB suscita con- troversias. El EORTC62931 fue un estudio aleatorizado multicéntrico que asignó aleatoriamente a 351 pacientes a recibir quimioterapia posquirúrgica (doxorubicina, ifosfamida y el factor de crecimiento hematopoyético lenograstim) frente a ninguna quimioterapia. Las supervivencias global y libre de recaídas fueron equivalentes en ambos grupos. Un metaanálisis de 1.953 pacientes que habían participado en 18 estudios mostró que los que recibieron doxorubicina postoperatoria tenían mejoras estadísticamente significativas en las recidivas locales, a distancia y globales. Un estudio aleatorizado de fase 2 con 150 pacientes puso de manifiesto que la quimioterapia prequirúrgica (ifosfamida y doxorubicina) no se asociaba con mejoras en la supervivencia libre de enfermedad ni global. Debido a la abundancia de datos contradictorios, las directrices de consenso, como las de la National Comprehensive Cancer Network y la European Society for Medical Oncology, siguen siendo precavidas en sus recomendaciones sobre la quimioterapia posquirúrgica. Otra estrategia terapéutica empleada en pacientes con STB de extremidades localmente avanzados es la quimioterapia regional, es decir, perfusión de la extremidad. Usado con más frecuencia en el tratamiento del melanoma localmente avanzado, esto supone insertar catéteres intravenosos e intraarteriales en la extremidad afectada pro- ximales al tumor. La combinación de vasculatura de la extremidad y los catéteres intravasculares completa un circuito por el que se hace circular quimioterapia hipertérmica. Un torniquete proximal a las puntas de los catéteres separa la circulación de la extremidad de la sistémica para minimizar la toxicidad de la quimioterapia sistémica. Los fármacos perfundidos con más frecuencia son melfalán, factor de necrosis tumoral α e interferón γ. La perfusión de la extremidad ais- lada suele combinarse con otras modalidades, especialmente resección quirúrgica. Las demandas técnicas y el potencial de efectos tóxicos locales limitan la aplicación de este tratamiento. Hasta el momento solo un estudio aleatorizado ha comparado la quimioterapia regional con otros tratamientos habituales del STB. Globalmente, no hay datos publicados suficientes para establecer sin lugar a dudas la misión de la quimioterapia regional en el tratamiento del STB de las extremidades. La cuestión de qué constituye un borde de resección correcto en los STB es compleja, pero lo siguiente está claro: el volumen de tejido resecado tiene implicaciones claras sobre la función postoperatoria de la extremidad, y nunca se ha establecido una definición cuantitativa del borde quirúrgico correcto de forma aleatorizada y prospectiva. Aunque los avances en la medicina de rehabilitación y la construcción de prótesis han mejorado significativamente la capacidad funcional de los pacientes sometidos a resecciones de STB de las extremidades, los datos reseñados demuestran que el objetivo de extirpación eficaz del tumor con el mínimo déficit funcional es posible. A diferencia de lo que sucede en el melanoma, los pacientes con STB de las extremi- dades nunca han sido aleatorizados para comparar las anchuras de los bordes quirúrgicos. Retrospectivamente, la tasa de recidiva local tras la resección de un STB de la extremidad con un borde microscópico de 1 cm o más es superior que cuando el borde mide menos de 1 cm.27 Sin embargo, en otro estudio retrospectivo, el único factor asociado con un riesgo mayor de recidiva local era la presencia de tumor en el borde de resección.28 Como la reoperación se ha asociado con mejoras en la recidiva local, a los pacientes con bordes positivos hay que ofrecerles una reoperación para lograr bordes de 1 cm.29 En localizaciones anatómicas difíciles, el empeño en obtener bordes quirúrgicos limpios debe sopesarse con la evolución natural del STB de las extremidades y el riesgo de un mayor déficit funcional. Incluso en los tratamientos con múltiples modalidades, el riesgo de metástasis a distancia supera siempre el riesgo de recidiva local en los tumores de gran malignidad. La morfología macroscópica de los STB es tal que, durante la resec- ción, el plano de menor resistencia suele estar a lo largo de una seudo- cápsula del tumor. La seudocápsula es un plano característico de tejido engrosado que radiográficamente y en la palpación intraoperatoria da la impresión de representar la interfase entre tumor y tejido normal. Las resecciones realizadas a lo largo del plano de la seudocápsula son, por lo general, enucleaciones con bordes afectados. Clásicamente se recomienda un borde macroscópicamente negativo de 1-2 cm más allá de la seudocápsula, pero esto puede ser difícil o imposible de lograr en ciertas localizaciones anatómicas y quizás sea innecesario en los tumores de escasa malignidad. El tratamiento complementario prequirúrgico podría asociarse con la formación de una seudocápsula tumoral más sólida poblada por menos células tumorales.30,31 En última instancia, como comentamos en la sección del sarcoma retroperitoneal, cual- quier borde de resección es únicamente tan bueno como el borde más estrecho en cualquier región del tumor, de modo que no es necesario ampliar la resección para aumentar la morbilidad en una región si hay un borde más estrecho en otra. Los STB tienden a metastatizar por vía hematógena, principalmente a los pulmones, pero también al hígado y el hueso. El grado de malig- nidad del tumor es el factor predictivo más importante de metástasis, con una tasa del 43% de supervivencia libre de metástasis en pacien- tes con tumores de gran malignidad.32 Otros factores predictivos de metástasis relevantes son tamaño del tumor, afectación ósea o neurovas- cular y profundidad del tumor (superficial o profundo). La prevalencia de metástasis pulmonares en pacientes tratados previamente por un Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 31 Sarcoma de tejidos blandos 765 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. STB de extremidades está en torno al 19%. Las metástasis pulmonares aisladas deben resecarse siempre que sea posible.33 Un intervalo libre de enfermedad prolongado entre el tratamiento del STB inicial y el desarrollo de metástasis pulmonares es, por lo general, un factor pronóstico favorable. En ausencia de tratamientos sistémicos eficaces, también puede plantearse la metastasectomía pulmonar de repetición. En los pacientes que no sean candidatos a la metastasectomía hay que evaluar posibles tratamientos sistémicos o de ablación. Muchos tipos de STB son relativamente quimiorresistentes;excepciones notables son el angiosarcoma y el sarcoma sinovial. Los compuestos típicos para los STB metastásicos son doxorubicina, dacarbacina, ifosfamida, gemcitabina y docetaxel. Hasta la fecha, ningún estudio aleatorizado y controlado con la potencia correcta ha sido capaz de mostrar una mejora estadísticamente significativa en la supervivencia global de pacientes con STB metastásicos. Los fármacos en investigación que parecen inicialmente alentadores en el STB metastásico son inhibidores del surco menor del ADN (trabectedina), inhibidores de la tirosina cinasa (sorafenib, pazopanib), antagonistas de MDM2 y compuestos de ifosfamida modificados (palifosfamida, TH-302). Tumores de vainas nerviosas periféricas malignos Los TVNPM aparecen prácticamente con la misma frecuencia de forma esporádica que formando parte de la NF1. Estos tumores son la forma maligna del schwannoma benigno. Aunque nacen de un nervio periférico o de la vaina nerviosa, a menudo son indoloros en la presentación. La edad de debut más frecuente es de los 20 a los 50 años. Clásicamente han recibido otros nombres, como schwannoma maligno, sarcoma neurógeno y neurofibrosarcoma. Hay que evitar el término schwannoma maligno, porque no todos los TVNPM nacen realmente de las células de Schwann. Por lo general son tumores agresivos; las series recientes de gran tamaño han mostrado una tasa de recidiva local del 20%, aproximadamente, y una supervivencia específica de enfermedad a los 10 años superior al 40%. Los factores pronósticos clave son el tamaño del tumor en la presentación y el grado de malignidad. No hay consenso en la bibliografía sobre si los TVNPM en la NF1 conllevan un pronóstico peor que los espontáneos. El tratamiento de estos tumores es similar al de otros subtipos de STB, y se centran especialmente en la resección con bordes negativos. Aunque no ha sido estudiado prospectivamente en la población con TVNPM, la mayoría de las des- cripciones retrospectivas coinciden en que está indicada la radioterapia posquirúrgica para reducir la tasa de recidiva local en las lesiones de las extremidades y superficiales del tronco. Tumor desmoide Los tumores desmoides, también llamados fibromatosis agresiva, son un grupo infrecuente de tumores fibroblásticos que tienen una evo- lución natural curiosa en cuanto a que las metástasis a distancia son absolutamente excepcionales. Cerca del 75-85% de los casos surgen esporádicamente, y el resto se asocia a PAF. De los casos esporádicos, gestación reciente y traumatismos precedentes son asociaciones cono- cidas. Estos tumores son dos o tres veces más frecuentes en las mujeres que en los hombres, y se diagnostican con más frecuencia en pacientes de 30 a 40 años de edad. Aproximadamente el 20% de los pacien- tes con PAF desarrollan tumores desmoides, y una presentación frecuente es un desmoide en la cicatriz de una colectomía previa.34 Los tumores desmoides suelen estar precedidos por poliposis cólica en pacientes con PAF y son la segunda causa de muerte en estas personas.35 Hay que averiguar los antecedentes familiares detallados en los pacientes que presentan tumores desmoides para descartar una PAF inadvertida, y también se debe plantear la colonoscopia de detección sistemática. Las bases moleculares de los desmoides, independientemente de si son esporádicos o sindrómicos, están relacionadas con la vía de señales WNT. En los casos esporádicos, las mutaciones de CTNNB1 provocan la expresión de una forma estabilizada de β-catenina, que en última ins- tancia se acumula y es transportada al núcleo, donde ejerce sus efectos proliferativos a través de la activación de factores de transcripción. En la PAF, las mutaciones de APC también causan la estabilización de la β-catenina, que activa asimismo la transcripción nuclear y proliferación celular. Las mutaciones de ciertos codones de APC parecen conferir un riesgo más alto de desmoides que las mutaciones de otros.34 Clínicamente, las áreas de origen más frecuentes son las extremi- dades, la intraperitoneal, la pared abdominal y la pared del tórax. Los pacientes afectados pueden presentarse con una masa firme dolorosa o bien asintomática, obstrucción intestinal o isquemia intestinal. Los tumores desmoides suelen ser de crecimiento lento, pero a veces sí crecen agresivamente. En el estudio radiográfico estos tumores son por lo general homogéneos y de aspecto sólido. Pueden tener un límite definido o infiltrante. La TC y la RM son pruebas de imagen útiles. Especialmente en los casos esporádicos, los tumores desmoides son indistinguibles de varios subtipos de STB solo con la prueba de imagen. Está indicada la biopsia con aguja en cilindro en todos los casos en que las recomendaciones terapéuticas cambiarán según la histología del tumor. El tratamiento de estas neoplasias puede ser muy complejo. Cuando los tumores son grandes o infiltran estructuras anatómicas cruciales, quizás no sea posible la resección quirúrgica con bordes amplios negati- vos. Incluso con tumores bien resecados, especialmente en la población con PAF, los desmoides presentan altas probabilidades de recidiva local. Estas observaciones han motivado varias recomendaciones en el sentido de plantear una vigilancia activa en los tumores desmoides en vez de la resección refleja al diagnóstico. Además, la radioterapia podría ser adecuada, especialmente en tumores recidivantes de las extremidades. Si se tiene en cuenta que muchos desmoides son indolentes y apenas muestran crecimiento después de la presentación, y que la resección podría conllevar déficits funcionales importantes, una estrategia de vigilancia activa tal vez sea apropiada en pacientes seleccionados. Angiosarcoma El angiosarcoma es un tumor maligno que surge del revestimiento endotelial de los vasos sanguíneos, y por este motivo puede originarse en prácticamente cualquier lugar. Globalmente representa el 2% de todos los STB, pero cerca del 40% de todos los angiosarcomas se asocian con radiación.2 En orden descendente de frecuencia, las zonas primarias más importantes son el tronco, la cabeza y el cuello (espe- cialmente el cuero cabelludo), y las vísceras. En la cabeza y el cuello, el cuero cabelludo es a menudo el lugar de origen del angiosarcoma. El angiosarcoma se diagnostica típicamente en la séptima y octava décadas. Aunque la mayoría son esporádicos, los factores de riesgo son exposición previa a la radioterapia y linfoedema (v. apartado anterior). El angiosarcoma, a diferencia de los demás STB, sí tiene una frecuencia más alta de ganglios linfáticos regionales afectados. Cerca del 20% de los pacientes se presentan con metástasis, más prevalentes en el pulmón.36 En el examen histológico, estos tumores oscilan entre extre- madamente bien diferenciados, que imitan un hemangioma, hasta muy mal diferenciados. Concordantemente con esta observación, hay una gran variedad de alteraciones citogenéticas. En el examen inmunohis- toquímico, CD31 y FLI-1 son los marcadores más frecuentes. El tratamiento principal de estas lesiones es la resección quirúrgica con bordes negativos. En el examen microscópico, estos tumores suelen infiltrar mucho más allá del área afectada macroscópicamente. En los pacientes con angiosarcomas de cabeza y cuello, esto puede suponer una gran complejidad para la reconstrucción. Los angiosar- comas que aparecen en la mama tras un tratamiento conservador de la mama se tratan con mastectomía. Incluso con la resección quirúrgica, el pronóstico es malo, con una supervivencia específica de enfermedad a los 5 años del 53%.36 En la cohorte con enfermedad resecable, un tamaño del tumor superior a 5 cm y evidencia histológica de un componente epitelioide son indicadores de mal pronóstico.36 Tras la resección, el fracaso a distancia supera al local, aunque ambos son frecuentes. Estos tumores suelen ser localmente avanzados e irreseca- bles en la presentación; afortunadamente, responden a la radio- y la quimioterapia,y podría ser factible una estrategia de tratamiento prequirúrgico. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org V Oncología quirúrgica766 La mediana de supervivencia del angiosarcoma en estadio IV es de 8 a 12 meses. A diferencia de otros STB, el angiosarcoma metas- tásico puede manifestarse con hemoneumotórax. El angiosarcoma de mama metastatiza en ocasiones al hígado. Los fármacos empleados con más frecuencia en casos irresecables o con metástasis son paclitaxel y doxorubicina, seguidos de radioterapia, excepto quizás en pacientes cuyo tumor fue desencadenado por radioterapia previa. Están en curso varios estudios de pacientes con angiosarcoma que exploran la utilidad de distintos fármacos, como inhibidores de la tirosina cinasa y el tra- tamiento combinado de inhibidores de la angiogenia con citotóxicos (clinicaltrials.gov). Dermatofibrosarcoma protuberante El DFSP es un STB infrecuente que afecta aproximadamente a 1 de cada 4,2 millones de personas en EE. UU. Este tumor es igual de fre- cuente en los hombres y las mujeres, y parece ser más prevalente en los afroamericanos que en los blancos. El intervalo típico de presentación es entre la cuarta y la séptima décadas. El tronco y las extremidades superiores e inferiores son lugares igualmente frecuentes del DFSP, seguidos de la cabeza y el cuello. En la exploración física son nódulos indurados y firmes de color rojizo o marrón. En el examen histológi- co, el DFSP es un tumor dérmico o subdérmico sin penetración en la epidermis. Citogenéticamente, la mayoría de los DFSP muestran la translocación t(17;22)(q22;q13), que fusiona el gen COL1A1 y el gen del factor de crecimiento B derivado de plaquetas (PDGFB), y explican la expresión excesiva de PDGFB. En casos difíciles es posible detectar esta fusión génica mediante hibridación con fluorescencia in situ. Debido a su aspecto anodino y a la ausencia de dolor asociado, a menudo es bastante grande en el momento de la presentación, ya que se tomó erróneamente por una cicatriz hipertrófica o queloide. El DFSP recidiva localmente con frecuencia y, en consecuencia, el tratamiento consiste en resección quirúrgica con bordes amplios. Como sucede con la mayoría de los STB, no hay estudios clínicos bien diseñados que definan lo que es un borde adecuado. Las recidivas se tratan eficazmente con resección. La supervivencia a los 5 años es del 99,2%.37 El DFSP rara vez metastatiza, pero, cuando lo hace, a menudo implica su degeneración en fibrosarcoma. Debido a la regulación al alza de PDGFB, los pacientes con tumores irresecables pueden tratarse con imatinib prequirúrgico. SARCOMAS RETROPERITONEALES Y VISCERALES Los sarcomas retroperitoneales suman aproximadamente el 15% de todos los STB. La localización aislada del retroperitoneo probablemente explique el hecho de que el tamaño promedio de los tumores en la presentación sea de 15 cm.38 Los subtipos más frecuentes de sarcoma retroperitoneal son el liposarcoma, el leiomiosarcoma y el HFM (v. su descripción en apartados anteriores).38 Los subtipos de STB intra- peritoneales predominantes son los GIST y el leiomiosarcoma, que se exponen por separado. La edad media en la presentación es de 54 años, y afectan por igual a los hombres y a las mujeres. En la mayoría de las series, la supervivencia global de los pacientes que presentan un sarcoma retroperitoneal es del 33-39%. Incluso con una resección quirúrgica óptima, al menos el 70% de los pacientes recaerán. En una gran serie retrospectiva, cerca del 12% de los pacientes debutaban con enfermedad metastásica, predominantemente pulmonar o hepática. La presentación del sarcoma retroperitoneal es variable, según el tamaño y localización del tumor. Algunos son asintomáticos y se des- cubren accidentalmente. Los tumores sintomáticos se manifiestan con dolor abdominal, pérdida de peso, saciedad precoz, náuseas, vómi- tos, dolor de espalda o flancos, parestesias y debilidad. La TC y la RM se usan extensamente en la evaluación de los sarcomas retroperitoneales por su excelente resolución espacial y adquisición reproducible de imágenes axiales. Las ventajas de la TC son rapidez, disponibilidad casi universal y un conjunto pequeño de imágenes que al médico no radiólogo le resultan más sencillas de interpretar. Las ventajas de la RM son mayor diferenciación de tejidos blandos, pero los inconvenientes incluyen una susceptibilidad mayor a la claustrofobia y artefactos por movimiento, disponibilidad más limitada y más contraindicaciones relacionadas con implantes que la TC. Estas modalidades son com- plementarias y en ocasiones ambas aportan información útil. Hay que evaluar minuciosamente al paciente además de las pruebas de imagen para confirmar que la masa retroperitoneal no es un linfoma, un tumor de células germinales o una metástasis de otro tumor primario no diagnosticado, ya que el tratamiento de estos tumores es bastante diferente del correspondiente al sarcoma retroperitoneal. Varias directrices de consenso recomiendan encarecidamente las biopsias preoperatorias, pero, como comentamos anteriormente para el STB de las extremidades, la biopsia de los sarcomas retroperitoneales no es obligatoria y tiene sus inconvenientes en ciertas situaciones. Por definición, una biopsia quirúrgica rompe el tumor, sembrando el campo operatorio y reduciendo potencialmente la posibilidad de una resección con bordes negativos. La biopsia preoperatoria puede ser especialmente engañosa en pacientes con tumores grandes, ya que es susceptible en gran medida de adolecer de un sesgo de muestreo. Este sesgo se traduce en ocasiones en una información erróneamente tran- quilizadora. La TC preoperatoria a menudo contiene la información necesaria para proceder al tratamiento sin una biopsia preoperatoria, siempre y cuando se consideren descartados los demás componentes básicos del diagnóstico diferencial. Este consiste en linfoma, tumores de células germinales y otras metástasis (v. cuadro 31-1). En el estudio retrospectivo de una gran institución de asistencia terciaria, la TC de estadificación inicial era suficiente para valorar la necesidad de biopsia preoperatoria y asignar un abordaje terapéutico en estos tumores en los que no está indicada la biopsia; esta estrategia se aborda en más detalle en la sección de los tumores lipomatosos.9 Por este motivo, si se realiza una biopsia preoperatoria en una masa heterogénea, hay que obtener la muestra de la región más prometedora con guía de imagen. Siempre que sea posible, el tratamiento debe proceder con una resección macroscópica completa. En la bibliografía del sarcoma retroperitoneal, el concepto de estado de los bordes es diferente del de los STB de las extremidades. Como los STB de las extremidades suelen ser más pequeños que los sarcomas retroperitoneales, por lo general es factible examinar con el microscopio el borde de toda la pieza quirúrgica. Debido a las dimensiones mucho mayores de la mayoría de los sarcomas retroperitoneales, no es práctico ni habitualmente posible evaluar microscópicamente el 100% de la superficie del borde de la pieza quirúrgica. En consecuencia, la mayoría de la bibliografía sobre sarcomas retroperitoneales hace referencia a la resección macros- cópica completa. En una serie de gran tamaño se lograba la resección macroscópica completa en el 80% de las resecciones iniciales de sar- comas, el 57% de las operaciones para primeras recidivas, el 33% de las intervenciones en la segunda recidiva y el 14% en la tercera. En el 75% de los pacientes, lograr una resección macroscópica completa puede significar extirpar órganos adyacentes contiguos o inseparables, como el riñón, el intestino o el páncreas,y estructuras vasculares. La predicción de la invasión histológica con los hallazgos intraope- ratorios macroscópicos puede ser imprecisa. Antes de la época de la TC moderna, a los pacientes sometidos a nefrectomía por indicios intraoperatorios de sospecha de afectación durante la resección de un sarcoma retroperitoneal se les evaluaba después en busca de pruebas histológicas de invasión del sarcoma. En el 73% de los casos, la pieza de nefrectomía no contenía STB. Las mejoras en la calidad de las pruebas de imagen preoperatorias probablemente reduzcan la tasa de resección de órganos adyacentes basada exclusivamente en la sospecha intraoperatoria. Como cabría esperar, los factores predictivos de mal pronóstico son enfermedad residual macroscópica tras la resección, tumor irresecable (metastásico o localmente avanzado) y alto grado de malignidad. Los pacientes con una resección macroscópica completa tienen una mediana de supervivencia de 103 meses, comparado con los 18 meses de los sometidos a resecciones incompletas. Incluso con radioterapia y quimioterapia óptimas, la mediana de supervivencia de los pacientes con tumores irresecables solo llega a 10 meses.39 Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 31 Sarcoma de tejidos blandos 767 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. A diferencia del sarcoma de las extremidades, el tratamiento con múltiples modalidades resulta más controvertido en el sarcoma retroperitoneal. Por la eficacia de la radioterapia posquirúrgica en el STB de las extremidades, se ha aplicado esta estrategia al sarcoma retroperitoneal, pero con menos datos aleatorizados que respalden su eficacia. La dosis de 60 a 70 Gy que se considera letal para el sarcoma y se usa habitualmente en el STB de las extremidades no es factible en el tratamiento complementario posquirúrgico del sarcoma retroperito- neal por la toxicidad intestinal. Dosis menores, incluso de 50-55 Gy, siguen provocando una enteritis importante. Estos problemas de tolerancia motivaron el planteamiento de la radioterapia prequirúrgica en el sarcoma retroperitoneal. Una ventaja de esta estrategia es que el tumor en su lugar desplaza el intestino hacia delante, facilitando así la aplicación de una dosis mayor de radiactividad posteriormente, que es el lugar más probable de un borde histológicamente positivo (fig. 31-6). Esta técnica administra 45 Gy al volumen diana plani- ficado, y los bordes en riesgo proyectados reciben hasta 65 Gy. Dos estudios diferentes han demostrado que la estrategia prequirúrgica es bien tolerada y que los resultados oncológicos a corto y largo plazo son favorables, comparado con los de cohortes históricas tratadas solo con resección.40,41 En pacientes con sarcoma retroperitoneal metastásico hay pocas opciones de quimioterapia eficaces. Las antraciclinas en monoterapia o combinaciones podrían ser el tratamiento de primera línea. Un régimen de segunda línea es gemcitabina y docetaxel. Los nuevos compuestos que están siendo estudiados son trabectedina, inhibidores de la tirosina cinasa, antagonistas de MDM2, agonistas del receptor γ activado por proliferadores del peroxisoma y antagonistas de CDK4. Tumores del estroma digestivo Los GIST son el tipo más frecuente de STB viscerales. Se cree que estos tumores tienen su origen en las células intersticiales de Cajal dentro del plexo mientérico digestivo y nacen de prácticamente cualquier parte del tubo digestivo, desde el esófago hasta el ano. Los lugares más prevalentes de GIST son el estómago, el intestino delgado y el recto. Se considera que las células de Cajal funcionan como células marcapaso en las vísceras, mediando las contracciones. Las células de Cajal y los GIST comparten marcadores para CD117 y un canal de cloro activado por calcio llamado DOG1. CD117 es otro nombre del gen KIT, que codifica un receptor transmembrana tirosina cinasa llamado c-kit. Estos hallazgos moleculares llevaron a mejoras espectaculares en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con GIST. En su imagen morfológica, el GIST es clásicamente una neoplasia de células fusiformes de origen en el músculo liso. Aunque estos tumores se calificaban anteriormente de leiomioma o leiomiosarcoma, los GIST se diferencian por la expresión de CD34, CD117 y DOG1, y la ausencia de tinción para músculo liso. El receptor c-kit es un protooncogén que pertenece a la super- familia del receptor del factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGFR). El ligando natural de c-kit es un factor de células madre, y su unión causa la homodimerización del receptor tirosina cinasa, autofosforilación y activación de múltiples vías, como RAS, RAF, MAPK, AKT y STAT3. Ciertas mutaciones del receptor c-kit provocan la activación constitutiva del receptor, que en última instancia causa la proliferación celular. El otro gen relevante, también presente en el cromosoma 4, llamativamente parecido a c-kit, es el receptor α del factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGFRA). Globalmente, cerca del 70% de los GIST tiene mutaciones del gen KIT, aproxima- damente el 7% presenta mutaciones de PDGFRA, y el 15% muestra genotipos con KIT y PDGFRA normales. Estos GIST se caracterizan por otras mutaciones que afectan a la succinato deshidrogenasa (SDH), BRAF, KRAS y NFI. Las mutaciones de SDH se relacionan con GIST en pacientes afectados por el síndrome de Carney-Stratakis, y las mutaciones de NF-1 provocan la formación de GIST en pacientes con neurofibromatosis de tipo 1. La presentación clínica de estos tumores es variable, desde acciden- tales hasta sintomáticos en lo que respecta al dolor, náuseas, vómitos o, más rara vez, hemorragia digestiva. En el examen endoscópico, el GIST suele aparecer como un tumor submucoso liso que presiona extrínsecamente sobre la luz visceral, y no en forma de masa mucosa ulcerada. El diagnóstico diferencial endoscópico de una masa vis- ceral intramural comprende GIST, tumor neuroendocrino, lipoma intramural y linfoma. Algunos GIST tienen un pedúnculo en la serosa y no contribuyen a la obstrucción intestinal. En la TC, estos tumores están bien encapsulados y por lo general se realzan heterogéneamente con el contraste debido a regiones de necrosis dentro del tumor. Las metástasis no son infrecuentes, pero los lugares afectados son el hígado y la superficie peritoneal. La mayoría de los GIST son esporádicos, pero hay ejemplos notables de afectación sindrómica: NF1, mutaciones en la línea germinal de la succinato deshidrogenasa, síndrome de Carney- Stratakis, enfermedad de von Hippel-Lindau y otros síndromes de GIST familiares menores. Como son tumores submucosos, las biopsias por fórceps endos- cópicas suelen ser no diagnósticas. Los tumores situados entre el liga- mento de Treitz y la válvula ileocecal se localizan con enteroscopia de balón doble o endoscopia por cápsula. Una hemorragia relacionada con el GIST podría indicar que el tumor se ha ulcerado a través de la mucosa. Por lo general, una biopsia con aguja guiada por ecografía endoscópica muestra una neoplasia de células fusiformes; si hay tejido suficiente, se remite para evaluación de CD117. No es obligatoria la biopsia preoperatoria ante la sospecha de GIST, pero la verificación histológica preoperatoria de GIST elimina la necesidad de linfoade- nectomía empírica en el momento de la resección, que sería crucial en caso de tumores neuroendocrinos o adenocarcinomas intestinales. FIGURA 31-6 Licuefacción de un sarcoma retroperitoneal de gran malignidad antes (A) y después (B) de la administración de radioterapia preoperatoria (60 Gy). El tumor fue resecado posteriormente con bordes quirúrgicos negativos
Compartir