Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Bazo Adrian E. Park y Carlos D. Godinez, Jr. Dr. Juan Pablo Pantoja Departamento de Cirugía INCMNSZ Revisor técnico Antecedentes Embriología y anatomía Fisiología y fisiopatología Imagenología para la valoración del tamaño y la patología Ecografía Tomografía computadorizada Radiografía simple Resonancia magnética Angiografía Imágenes nucleares Índice esplénico Indicaciones para esplenectomía Trastornos de los eritrocitos Congénitos Adquiridos Trastornos de los leucocitos Leucemia linfocítica crónica Tricoleucemia Enfermedad de Hodgkin Linfoma no Hodgkin Trastornos plaquetarios Púrpura trombocitopénica idiopática Púrpura trombocitopénica trombótica Trastornos de la médula ósea (trastornos mieloproliferativos) Leucemia mieloide crónica Leucemia mieloide aguda Leucemia mielomonocítica crónica Trombocitemia esencial Policitemia verdadera Mielofibrosis (metaplasia mieloide agnógena) Infecciones y abscesos Quistes y tumores Enfermedades por depósito y trastornos infiltrativos Enfermedad de Gaucher Enfermedad de Niemann-Pick Amiloidosis Sarcoidosis Trastornos y lesiones diversos Aneurisma de la arteria esplénica Hipertensión portal Síndrome de Felty Consideraciones preoperatorias Vacunación Embolización de la arteria esplénica Profilaxis contra trombosis venosa profunda Técnicas de esplenectomía Preparación del paciente Esplenectomía abierta Esplenectomía laparoscópica Esplenectomía parcial Lesión esplénica transoperatoria inadvertida Consecuencias de la esplenectomía Complicaciones Consecuencias hematológicas Infección abumadora posterior a esplenectomía Manifestaciones clínicas Microbiología y patogenia Importancia de la vacunación Antibióticos y el paciente asplénico ANTECEDENTES A lo largo de la historia, al bazo se le han adjudicado una gran cantidad de atributos y funciones. En 350 a.C., Aristóteles describió cómo el “carácter caliente” del bazo ayudaba a la digestión. Ya en escritos que datan del siglo primero el bazo se describe como el asiento de la risa y también como el origen de la bilis negra (que provocaba la melancolía). Por esas razones, una acepción de la palabra bazo en inglés (spleen) es “mal temperamento”. 34Brunicardi(1245-1266).indd 124534Brunicardi(1245-1266).indd 1245 15/7/10 18:35:1315/7/10 18:35:13 1246 C A PÍTU LO 34 Bazo En la antigüedad se daba crédito a la idea de que el bazo era sitio de emo- ciones conflictivas. A mediados del siglo xvii, Blackmore catalogó al bazo como el órgano al cual podían atribuirse los “afectos hipocondriaco e his- térico”. Durante siglos, el bazo se consideró un impedimento para ser ve- loz, tanto en el hombre como en cuadrúpedos. Sin embargo, hasta los tiempos modernos la extirpación del bazo tenía como resultado la muerte del paciente. En el siglo xvi comenzaron a surgir informes anecdóticos de operacio- nes del bazo. Hacia finales del siglo xviii, casi sin excepción las esplenec- tomías que se practicaban eran parciales y la mayor parte de los casos que requerían atención quirúrgica correspondía a personas con heridas cor- tantes infligidas en el cuadrante superior izquierdo, causantes de prolapso esplénico parcial o total. Hacia 1877 sólo se habían practicado 50 esple- nectomías, con una tasa total de mortalidad >70%. No obstante, alrededor de 1900 se informaron grandes series de esplenectomías con una morta- lidad quirúrgica que ya había descendido a <40% y un informe1 de 1920 de la experiencia de la Mayo Clinic con esplenectomías señala una tasa de mortalidad de 11%. Desde entonces, el progreso ha sido menos marcado, la serie más grande de esplenectomías laparoscópicas señala una mortali- dad general ≤1%.2,3 EMBRIOLOGÍA Y ANATOMÍA El bazo, una masa encapsulada de tejido vascular y linfoide, es el órgano reticuloendotelial más grande del cuerpo. Tiene su origen en el mesoder- mo primitivo, como una evaginación en el lado izquierdo del mesogastrio dorsal y ya es visible alrededor de la quinta semana del embarazo en un embrión de 8 mm de longitud. Este órgano continúa su diferenciación y migración hacia el cuadrante superior izquierdo, en donde se sitúa con su superficie diafragmática lisa, orientada hacia atrás y arriba.3 La anomalía embriológica más común de este órgano es el bazo acce- sorio. Se reconoce hasta en 20% de la población y en 30% de los pacientes con enfermedades hematológicas pueden identificarse uno o más bazos accesorios. Más de 80% de éstos se encuentra en la región del hilio esplé- nico y el pedículo vascular. Otras localizaciones de bazos accesorios en orden descendente de frecuencia son el ligamento gastrocólico, cola del páncreas, epiplón mayor, curvatura mayor del estómago, ligamento esplenocólico, mesenterio de los intestinos delgado y grueso, ligamen- to ancho izquierdo en mujeres y cordón espermático izquierdo en varones (fig. 34-1).4,5 La superficie abdominal del diafragma separa al bazo de la parte infe- rior del pulmón izquierdo y la pleura y de las costillas novena a undécima. La cara visceral se orienta hacia la cavidad abdominal y tiene impresiones gástrica, cólica, renal y pancreática. El tamaño y peso del bazo varían con la edad, ambos disminuyen en los ancianos y en personas con trastornos subyacentes. El bazo promedio de un adulto tiene 7 a 11 cm de largo y pesa 150 g (límites, 70 a 250 g). En los textos de cirugía, la esplenomegalia se describe de forma variable, como moderada, masiva e hiperesplenomega- lia, lo que revela la falta de consenso. Sin embargo, casi todos estarían de acuerdo en que el término esplenomegalia se aplica a órganos que pesan en promedio ≥500 g y/o que tienen una longitud ≥15 cm. De igual manera, tampoco hay una definición de consenso para la es- plenomegalia masiva, pero las descripciones variables señalan bazos que pesan >1 kg o miden >22 cm de largo (fig. 34-2).6 Se considera que si un bazo es palpable por debajo del borde costal izquierdo, mide al menos el doble de lo normal, con un peso estimado ≥750 g.6 El borde superior del bazo separa la superficie diafragmática de la impresión gástrica en la cara visceral y a menudo contiene una o dos es- cotaduras, que pueden ser notables cuando la esplenomegalia es impor- tante. Un hecho de importancia clínica particular es que el bazo está suspen- dido en su posición por varios ligamentos y pliegues peritoneales hacia el colon (ligamento esplenocólico), el estómago (ligamento gastroesplénico), el diafragma (ligamento esplenodiafragmático) y el riñón, la glándula su- prarrenal y la cola del páncreas (ligamento esplenorrenal) (fig. 34-3). El ligamento gastroesplénico contiene los vasos gástricos cortos; los ligamen- tos restantes son avasculares, con raras excepciones, por ejemplo en indi- viduos con hipertensión portal. La relación del páncreas con el bazo tam- bién tiene implicaciones clínicas de importancia. En series anatómicas en 1. El bazo humano tiene un papel inmunológico clave en la de- fensa contra diversos microorganismos, en especial las bacte- rias encapsuladas. 2. El bazo puede causar morbilidad significativa y/o trastornos hematológicos si su función aumenta (hiperesplenismo) o si experimenta hipertrofia (esplenomegalia). 3. Existe un amplio espectro de enfermedades no traumáticas para las cuales la esplenectomía electiva puede ser curativa o paliativa. En términos generales, pueden clasificarse como trastornos eritrocíticos y hemoglobinopatías; trastornos leuco- cíticos; trastornos plaquetarios; trastornos de la médula ósea, infecciones y abscesos, quistes y tumores, enfermedades por almacenamiento y trastornos infiltrativos, y trastornos diver- sos. 4. La esplenectomía parcial puede ser una alternativa adecuada a la esplenectomía total para ciertos trastornos de hiperesplenis- mo o esplenomegalia, sobre todo en niños en los que es muy importante conservar la función inmunológica. 5. La embolización preoperatoria de la arteria esplénica para la esplenectomía electiva tiene ventajasy desventajas. Tal vez no sea adecuada en casos de crecimiento esplénico. No existen datos concluyentes. 6. La septicemia generalizada posterior a la esplenectomía (OPSI, overwhelming postsplenectomy infection) es una enfer- medad infrecuente, pero que puede ser grave. Los niños y las personas que se someten a esplenectomía por una neoplasia maligna hematológica tienen un riesgo más alto. 7. La vacunación del paciente sometido a esplenectomía se mantienen como la estrategia preventiva más efectiva contra la OPSI. Lo más prudente es la vacunación antes de la esple- nectomía electiva. 8. Las estrategias profilácticas antibióticas contra la OPSI son muy variables. No hay datos sobre su empleo. 9. La esplenectomía laparoscópica produce los mismos resulta- dos hematológicos con menor morbilidad que la operación abierta. La técnica laparoscópica se ha convertido el estándar para la esplenectomía electiva no traumática. 10. La lesión esplénica transoperatoria inadvertida es una situa- ción para la que el cirujano de abdomen debe estar prepara- do. La disponibilidad de un algoritmo predeterminado, con énfasis en las condiciones del paciente, facilita la toma de de- cisiones quirúrgicas. PUNTOS CLAVE 34Brunicardi(1245-1266).indd 124634Brunicardi(1245-1266).indd 1246 15/7/10 18:35:1315/7/10 18:35:13 1247 C A PÍTU LO 34 Bazo cadáveres se demostró que la cola del páncreas está situada 1 cm dentro del hilio esplénico en 75% de las ocasiones y que colinda con el bazo en 30% de los enfermos.2 El bazo recibe la mayor parte de su irrigación de la arteria esplénica, la más larga y tortuosa de las tres ramas principales del tronco celiaco, y pue- de clasificarse por el patrón de sus ramas terminales. La arteria espléni- ca de tipo distribuido es la más común (70%) y se distingue por tronco corto con muchas ramas largas que penetran en tres cuartas partes de la superficie interna del bazo. La arteria menos común es la de tipo magistral (30%) y tiene un tronco principal que se divide cerca del hilio en ramas terminales cortas, que penetran en 25 a 30% de la superficie interna del bazo. Este último también recibe parte de su irrigación de los vasos gástri- cos cortos que derivan de la arteria gastroepiploica izquierda que se en- cuentra dentro del ligamento gastroesplénico. La vena esplénica se une a la mesentérica superior para formar la vena porta y es responsable de la pro- porción mayor de drenaje venoso del bazo. Cuando se secciona, la superficie de corte de un bazo normal recién extirpado es finamente granulosa y con predominio de un color rojo oscu- ro, aunque también contiene nódulos blanquecinos distribuidos en toda su extensión. Esta observación refleja a simple vista la microestructura del bazo. El parénquima se integra con dos elementos principales: la pulpa roja, que constituye alrededor de 75% del volumen total del órgano, y la pulpa blanca (fig. 34-4). En la unión entre las pulpas roja y blanca se en- cuentra la zona marginal estrecha. La pulpa roja se compone de un gran número de senos venosos, que drenan en tributarias de la vena esplénica. Los senos están rodeados y se- parados por el retículo, una red fibrocelular que consiste en fibras de colá- gena y fibroblastos. Dentro de esta red o malla se hallan los macrófagos del bazo. Estas regiones intersinusoidales se presentan en forma de cordones esplénicos. Los senos venosos están recubiertos por células endoteliales es- trechas y largas y aparecen en aposición estrecha entre sí o separadas por grietas intercelulares en una configuración única para el bazo. La pulpa roja sirve como un sistema de filtración dinámica, que permite que los macrófagos eliminen microorganismos, desechos celulares, complejos de antígeno-anticuerpo y eritrocitos envejecidos de la circulación. En torno a los milímetros terminales de las arteriolas esplénicas, la ad- venticia natural del vaso se reemplaza con una vaina linfática perivascular, formada por linfocitos T y agregados intermitentes de linfocitos B o fo- lículos linfoides. Cuando se estimulan de manera antigénica los folículos fungen como centros de proliferación de linfocitos y desarrollan centros germinales que muestran regresión una vez que remite el estímulo o la A B C D E F G Figura 34-1. Sitios en los que se encuentran bazos accesorios en orden de importancia. A, región hiliar, 54%. B, pedículo, 25%. C, cola del páncreas, 6%. D, ligamento esplenocólico, 2%. E, epiplón mayor, 12%. F, mesenterio, 0.5%. G, ovario izquierdo, 0.5%. (Reproducida con autorización de Poulin et al.4) Figura 34-2. Esplenomegalia, mostrada en una reconstrucción tridimensional de imágenes de tomografía computadorizada. (Por cortesía de Ivan George, University of Maryland School of Medicine.) Ligamento gastroesplénico Transcavidad de los epiplones Epiplón mayor Ligamento esplenocólico Ligamento frenocólico izquierdo Ligamento frenocólico Figura 34-3. Ligamentos suspensores del bazo. (Reproducida con autorización de Poulin et al.4) 34Brunicardi(1245-1266).indd 124734Brunicardi(1245-1266).indd 1247 15/7/10 18:35:1315/7/10 18:35:13 1248 C A PÍTU LO 34 Bazo infección. Esta pulpa blanca está conformada por nódulos que en condi- ciones normales miden ≤1 mm, pero pueden alcanzar varios centímetros al coalescer, como ocurre en ciertos trastornos linfoproliferativos. En la unión entre las pulpas blanca y roja se encuentra la zona marginal, en la que están agregados los linfocitos de modo más laxo. La sangre fluye de esta zona a la pulpa roja, en la que por último penetran en la circulación sistémica linfocitos e inmunoglobulinas elaborados a nivel local. FISIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA El bazo está contenido dentro de una cápsula de 1 a 2 mm de grosor. En los seres humanos es abundante en colágena y posee algunas fibras de elasti- na. Muchos mamíferos tienen cápsulas y trabéculas esplénicas con células de músculo liso en abundancia, que se contraen por estimulación autóno- ma para expulsar grandes volúmenes de sangre almacenada hacia la circu- lación general. Estos órganos suelen describirse como bazos de almacena- miento. En contraste, en los seres humanos, la cápsula y las trabéculas esplénicas contienen muy pocas (o nulas) células de músculo liso y su fun- ción se relaciona en buena medida con la protección inmunitaria; así, el órgano humano se considera un bazo de defensa.7 Desde hace tiempo, las funciones del bazo se dividen en cuatro: a) filtración), b) defensa del hos- pedador, c) almacenamiento y d) citopoyesis. En los seres humanos adul- tos, las funciones dominantes más importantes son la filtración y la defen- sa del hospedador. El bazo recibe un flujo sanguíneo total aproximado de 250 a 300 ml/ min. La sangre fluye a través de arterias que decrecen en calibre de mane- ra gradual hasta las arteriolas, atraviesa la pulpa blanca, cruza la zona mar- ginal y penetra en la pulpa roja. A partir de ese punto, el ritmo de flujo a través del bazo puede variar en grado considerable. Estudios en animales en los que se midieron los tiempos de tránsito de sangre marcada con isótopos a través del bazo revelaron tres velocidades de flujo distintas. Desde hace mucho se reconoce que los seres humanos tienen una circula- ción rápida o cerrada (con paso directo de la sangre de las arteriolas a los senos venosos) y también una circulación más lenta o abierta. La mayor parte de la función de filtración del bazo depende de la circulación lenta. En la circulación abierta se filtra sangre por el espacio reticular y los cor- dones esplénicos y llega a los senos a través de grietas o hendiduras en el recubrimiento celular endotelial. Al fluir la sangre hacia dentro y fuera de los senos venosos a través de esas hendiduras, se expone a un contacto ex- tenso con los macrófagos esplénicos. También puede haber un contacto adherente temporal y único entre las células sanguíneas y los componentes del cordón esplénico, ya que el plasma nose retarda de manera similar durante su paso a través de estos espacios. Una prueba adicional de la des- aceleración selectiva del flujo de células sanguíneas comparada con el flujo del plasma consiste en que la concentración de eritrocitos (hematócrito) en el bazo es dos veces mayor que en la circulación general. Es probable que durante este proceso de contacto con los macrófagos esplénicos tenga lugar la eliminación de desechos celulares y glóbulos rojos envejecidos. No se comprende bien el mecanismo por el que el bazo elimina inclu- siones eritrocíticas, como los cuerpos de Heinz (hemoglobina intracelular alterada), sin haber lisis celular al momento que pasan los eritrocitos a través de él. El bazo es el principal sitio de depuración de eritrocitos daña- dos o envejecidos de la sangre, y además participa en la eliminación de leucocitos y plaquetas anormales. Durante los 120 días de su ciclo de vida, el eritrocito permanece un mínimo de dos días secuestrado en el bazo. Cada día se eliminan alrededor de 20 ml de eritrocitos envejecidos. Algu- nas pruebas sugieren que a medida que envejecen algunos antígenos no detectados antes en su superficie pueden unirse a autoanticuerpos en la circulación; a continuación, los macrófagos se unen a los anticuerpos e inician la fagocitosis. También es muy probable que los eritrocitos se da- ñen al transcurrir el tiempo por efecto de los múltiples pasos a través del bazo, a la vez que por el tránsito lento en el medio congestionado y relati- vamente hipóxico y ácido de los cordones esplénicos. El bazo tiene una función importante, aunque no indispensable, en la defensa del huésped y contribuye a la inmunidad humoral y de mediación celular. Como se comentó, en la pulpa blanca se filtran antígenos y se pre- sentan a centros con capacidad inmunitaria en el interior de los folículos linfoides. Esto da lugar a la elaboración de inmunoglobulinas (de manera predominante, IgM). Después de un reto antigénico, esta respuesta aguda de IgM propicia la liberación de anticuerpos opsonizantes provenientes de la pulpa blanca del bazo. En consecuencia, se facilita la depuración del antígeno por los sistemas reticuloendoteliales esplénico y hepático. El bazo también produce las opsoninas, tuftsina y properdina. Los mo- nocitos circulantes que se convierten en macrófagos fijos en la pulpa roja son los que determinan la actividad fagocítica notable del bazo. Al parecer, el bazo también es una fuente principal de la proteína pro- perdina, un elemento importante en el inicio de la vía alternativa de acti- vación del complemento. El sistema reticuloendotelial esplénico está más capacitado que el hepático para eliminar de la circulación bacterias que se sometieron a una escasa o inadecuada opsonización.8 Las bacterias en- capsuladas se ajustan a este perfil y de ahí el riesgo que implican para un paciente asplénico los neumococos y Haemophilus influenzae. Es posible que dentro de la cascada del complemento exista capacidad fisiológica suficiente para soportar la pérdida de la producción de tuftsina y proper- dina sin incrementar la vulnerabilidad del sujeto después de una esple- nectomía.9 En enfermos que padecen trastornos hemolíticos crónicos, puede hi- pertrofiarse de manera permanente el tejido esplénico. En ocasiones se distienden los espacios reticulares de la pulpa roja por macrófagos repletos con los productos de la destrucción de eritrocitos, y puede presentarse esplenomegalia. Es importante distinguir entre la esplenomegalia y el hi- peresplenismo, dos términos similares, pero distintos que es indispensable comprender cuando se discute la patología esplénica. La esplenomegalia se refiere sólo al crecimiento anormal del bazo. No existe un estándar único de aceptación general, pero la mayoría aceptaría que una masa ex vivo >1 kg o una longitud de extremo a extremo >15 cm califican como espleno- megalia. El hiperesplenismo a menudo se encuentra en presencia de esple- nomegalia, pero no son sinónimos. El hiperesplenismo se define como la presencia de una o más citopenias en relación con una médula ósea con función normal. Los trastornos que causan hiperesplenismo pueden clasificarse en: a) padecimientos en los que la mayor destrucción de eritrocitos anormales ocurre en un bazo intrínsecamente normal (p. ej., anemias hemolíticas) o b) trastornos primarios del bazo que propician un incremento del secues- tro y la destrucción de eritrocitos normales (como las enfermedades infil- trativas). Los ciclos de vida de los elementos celulares de la sangre humana va- rían mucho. La vida media normal de un neutrófilo en la circulación es de aproximadamente 6 h. Aún no se establece bien la función del bazo en la depuración normal de neutrófilos. Es obvio que el hiperesplenismo puede causar neutropenia por secuestro de leucocitos normales o eliminación de los anormales. Por otra parte, las plaquetas suelen sobrevivir en la circula- Trabéculas (mostradas en forma capsular y de líneas blancas) Cápsula esplénica Pulpa roja Pulpa blanca Figura 34-4. Arquitectura esplénica. (Cortesía de Ivan George, University of Maryland School of Medicine.) 34Brunicardi(1245-1266).indd 124834Brunicardi(1245-1266).indd 1248 15/7/10 18:35:1615/7/10 18:35:16 1249 C A PÍTU LO 34 Bazo ción 10 días. En circunstancias normales, una tercera parte del fondo co- mún total de plaquetas sufre secuestro en el bazo. Puede presentarse trom- bocitopenia por secuestro excesivo de plaquetas y destrucción esplénica acelerada de ellas. La esplenomegalia puede provocar el secuestro hasta de 80% del fondo común plaquetario. El bazo también contribuye a la altera- ción inmunitaria de plaquetas, que conduce a la trombocitopenia sin es- plenomegalia (p. ej., púrpura trombocitopénica idiopática o ITP [idiopatic thrombocytopenic purpura]). Las funciones inmunitarias del bazo son consistentes con las de otros órganos linfoides. Es un sitio de presentación de antígenos de origen san- guíneo y el inicio de las actividades de los linfocitos T y B que participan en reacciones inmunitarias humorales y celulares. La alteración de la fun- ción inmunitaria esplénica da lugar a la producción de anticuerpos, con destrucción resultante de células hemáticas. Aunque el bazo contribuye al proceso de maduración de los eritrocitos, en los seres humanos adultos existen pocas pruebas de una función hema- topoyética normal. El bazo ejerce una función menor en la hematopoyesis del feto humano durante el cuarto mes, y puede haber una reactivación en la infancia si la médula ósea no cubre las necesidades hematológicas. En adultos con trastornos mieloproliferativos se observa hematopoyesis es- plénica, de la que derivan eritrocitos anormales. Además, en respuesta a algunas anemias, diversos elementos de la pulpa roja asumen función he- matopoyética. IMAGENOLOGÍA PARA LA VALORACIÓN DEL TAMAÑO Y LA PATOLOGÍA A menudo se lleva a cabo imagenología esplénica para valorar su tamaño antes de una esplenectomía electiva. Otras indicaciones para imágenes es- plénicas incluyen estudio del dolor en el cuadrante superior izquierdo, definición de lesiones esplénicas tales como tumores, quistes y abscesos, y guía para los procedimientos percutáneos.10,11 Ecografía La ecografía es la forma de obtener imágenes esplénicas que implica me- nos penetración corporal. Es rápido y fácil de realizar, y no expone al pa- ciente a radiación ionizante. A menudo es la primera modalidad imageno- lógica que se aplica al bazo durante la valoración y reanimación del paciente traumatizado, aunque persisten las dudas sobre su sensibilidad y especificidad.12 En los casos electivos, como cuando se usa con fines diag- nósticos habituales o para la planeación preoperatoria, la sensibilidad de la ecografía para detectar cambios en la textura del bazo puede ser bastante buena en manos experimentadas. Los procedimientos percutáneos dirigi- dos por ecografía en casos de trastornos esplénicos (p. ej., aspiraciónde quiste, biopsia), antes evitados por el riesgo de hemorragia y otras compli- caciones, ahora se realizan cada vez más a menudo, conforme se demues- tra cada vez más la seguridad de estos procedimientos.10,11 Tomografía computadorizada La tomografía computadorizada (CT) muestra un alto grado de resolu- ción y detalle del parénquima esplénico. La CT actual está más automati- zada, por lo que depende menos del operador que la ecografía y esto la hace una modalidad imagenológica preferida para muchos médicos. La CT se ha convertido en una herramienta invaluable en la valoración y tra- tamiento del paciente con traumatismos cerrados, y ahora hay sistemas de calificación estandarizada para traumatismo esplénico basados en imáge- nes por CT que ayudan a tomar las decisiones terapéuticas.13 En casos no traumatológicos, la CT es muy útil para valorar la esplenomegalia; para identificar lesiones sólidas y quísticas, y para guiar procedimientos percu- táneos. El uso de material de contraste yodado mejora la claridad diagnós- tica de las imágenes esplénicas por CT, aunque a costa de riesgos peque- ños, pero reales, de daño renal o reacción alérgica. Radiografía simple Rara vez se usa una radiografía para obtener imágenes esplénicas prima- rias. Las radiografías simples pueden aportar un esbozo indirecto del bazo en el cuadrante superior izquierdo o sugerir esplenomegalia si revelan des- plazamiento de las estructuras llenas con aire adyacentes (p. ej., estómago o ángulo esplénico del colon). Las radiografías simples también pueden mostrar calcificaciones esplénicas, las cuales a menudo se relacionan con esplenomegalia, pero por lo demás son un hallazgo inespecífico. Las calci- ficaciones esplénicas sugieren diversos procesos benignos, neoplásicos o infecciosos que incluyen flebolitos, aneurisma de la arteria esplénica, cam- bios por drepanocitosis, tumores (p. ej., hemangioma, hemangiosarcoma, linfoma), equinococosis o tuberculosis.14 Resonancia magnética Aunque las imágenes por resonancia magnética ofrecen un detalle y versa- tilidad excelentes del abdomen, es más costosa que la CT o la ecografía y no ofrece una ventaja evidente para las imágenes primarias del bazo. Las imágenes por resonancia magnética pueden ser un complemento valioso de las técnicas imagenológicas más usuales cuando se sospecha enferme- dad esplénica, pero todavía no hay un diagnóstico definitivo.14,15 Angiografía La angiografía esplénica se refiere casi siempre a la imagen arterial que im- plica penetración corporal y cuando se combina con embolización arterial esplénica (SAE, splenic arterial embolization) terapéutica, este procedi- miento tiene muchas aplicaciones: localización y tratamiento de hemorra- gia en algunos pacientes traumatizados;16 aplicación de diversos trata- mientos en pacientes con cirrosis o hipertensión portal izquierda, así como en receptores de trasplante,17 y como complemento (o como una alternati- va controvertida) a la esplenectomía para el tratamiento de trastornos he- matológicos como la ITP o hiperesplenismo.18,19 También es frecuente la SAE preoperatoria o transoperatoria para la esplenectomía electiva, aun- que no es una práctica universal. Se han publicado pocos datos sobre SAE preoperatoria en los últimos cinco años. La SAE preoperatoria no se reali- za sólo para facilitar la operación, también para permitir la técnica lapa- roscópica en pacientes cuyo bazo antes se consideraba demasiado grande, o no adecuado por otra causa, para la resección laparoscópica. Ya hay pu- blicaciones sobre el éxito limitado en el uso de SAE parcial como alternati- va a la esplenectomía terapéutica en la ITP crónica.18,19 Sus detractores argumentan que la mayor necesidad de analgésicos y la estancia más pro- longada en el hospital antes de la operación, la posibilidad de pancreatitis y los riesgos bien descritos de la arteriografía de penetración corporal con- trarrestan cualquier beneficio supuesto de la SAE preoperatoria. Imágenes nucleares La radiocentelleografía con coloide de azufre y 99mTc demuestra la locali- zación y tamaño del bazo. Puede ser muy útil para localizar bazos acceso- rios después de la esplenectomía fallida por ITP y hace poco se demostró su utilidad para diagnosticar la esplenosis.20,21 Por desgracia, no se ha de- mostrado un beneficio concluyente en el resultado para las imágenes con tecnecio antes de la esplenectomía.22 Índice esplénico El índice esplénico (SI, splenic index) es un concepto útil, propuesto al principio por Cools et al.,23 que expresa el volumen del bazo en mililitros. El SI se obtiene de la multiplicación de la longitud, anchura y grosor del bazo, obtenidas con una modalidad imagenológica confiable, para luego usar este valor en un volumen elipsoide estándar específico y una fórmula de regresión lineal.24 Los valores normales del SI varían entre 120 y 480 ml, y el peso normal ex vivo del bazo es cercano a 150 gramos.23 INDICACIONES PARA ESPLENECTOMÍA La esplenectomía es terapéutica para muchos trastornos que pueden divi- dirse en las siguientes categorías generales: rotura esplénica (traumatis- mo), trastornos eritrocíticos y hemoglobinopatías; trastornos leucocíticos; trastornos plaquetarios; trastornos de la médula ósea (mieloproliferati- vos); quistes y tumores; infecciones y abscesos; enfermedades por almace- namiento y trastornos infiltrativos, y diversos trastornos y lesiones diver- sas (cuadro 34-1). En general, la indicación más frecuente para la esplenectomía es el traumatismo al bazo, ya sea un traumatismo externo (cerrado o penetran- 34Brunicardi(1245-1266).indd 124934Brunicardi(1245-1266).indd 1249 15/7/10 18:35:1615/7/10 18:35:16 1250 C A PÍTU LO 34 Bazo Enfermedad/trastorno Indicaciones para esplenectomía Respuesta a la esplenectomía Esferocitosis hereditaria Anemia hemolítica, transfusiones recurrentes, úlceras intratables en piernas Mejora o elimina la anemia Eliptocitosis hereditaria Papel limitado de la esplenectomía — Deficiencia de cinasa de piruvato Sólo en casos graves, transfusiones recurrentes Menor requerimiento de transfusiones, sólo paliativo Deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa Ninguna — Anemia hemolítica autoinmunitaria con anticuerpos calientes Falla del tratamiento médico (esteroide) Índice de respuesta 60 a 80%, recurrencias frecuentes Drepanocitosis Antecedente de crisis por secuestro agudo, síntomas de infarto esplénico (considerar colecistectomía concurrente) Paliativo, respuesta variable Talasemia Requerimientos excesivos de transfusión, esplenomegalia o infarto sintomáticos Disminuye requerimientos de transfusión, alivia síntomas Leucemia mieloide aguda (AML) Esplenomegalia sintomática intolerable Alivio de dolor abdominal y saciedad temprana Leucemia mieloide crónica Esplenomegalia sintomática Alivio de dolor abdominal y saciedad temprana Leucemia mielomonocítica crónica Esplenomegalia sintomática Alivio de dolor abdominal y saciedad temprana Trombocitopenia esencial Sólo para enfermedad avanzada (o sea, transformación a metaplasia mieloide o AML) con esplenomegalia sintomática grave Alivio de dolor abdominal y saciedad temprana Policitemia verdadera Sólo para enfermedad avanzada (o sea, transformación a metaplasia mieloide o AML) con esplenomegalia sintomática grave Alivio de dolor abdominal y saciedad temprana Mielofibrosis (metaplasia mieloide agnógena) Esplenomegalia sintomática grave 76% de respuesta clínica a un año; riesgo alto de complicaciones hemorrágicas, trombóticas e infecciosas (26%) Leucemia linfocítica crónica Citopenias y anemia Índice de respuesta de 75% Tricoleucemia Citopenias y esplenomegalia sintomática Índice de respuesta de 40 a 70% Enfermedad de Hodgkin Estadificación quirúrgica de algunos casos — Linfoma no Hodgkin Citopenias, esplenomegalia sintomática Mejoría en los valores de biometría hemática, alivio de síntomas Púrpura trombocitopénica idiopática Falla del tratamiento médico, enfermedad recurrente Índicede 75 a 85% de respuesta a largo plazo Púrpura trombocitopénica trombótica Requerimiento excesivo de plasmaféresis Casi siempre curativa Abscesos esplénicos Tratamiento de elección Curativa Quistes parasitarios sintomáticos Tratamiento de elección Curativa, precaución para no derramar el contenido del quiste Quistes no parasitarios sintomáticos Esplenectomía parcial para quistes pequeños; para quistes grandes, retirar la cubierta Curativa Enfermedad de Gaucher Hiperesplenismo Mejora las citopenias; no corrige la enfermedad subyacente Enfermedad de Niemann-Pick Esplenomegalia sintomática Mejora síntomas; no corrige la enfermedad subyacente Amiloidosis Esplenomegalia sintomática Mejora síntomas; no corrige la enfermedad subyacente Sarcoidosis Hiperesplenismo o esplenomegalia sintomática Mejora síntomas y citopenias; no corrige la enfermedad subyacente Síndrome de Felty Neutropenia Índice de respuesta duradera de 80% Aneurisma de la arteria esplénica La esplenectomía es mejor para lesiones distales cercanas al hilio esplénico Curativa Hipertensión portal Hipertensión portal o hipertensión del lado izquierdo por trombosis de la vena esplénica Paliativa te) o una lesión yatrógena (p. ej., durante procedimientos quirúrgicos por otras razones). La lesión transoperatoria inadvertida al bazo en el paciente no traumatizado se describe en una sección ulterior. El tratamiento de la lesión esplénica en el paciente traumatizado queda fuera del campo de este capítulo. Con respecto a la esplenectomía electiva, la indicación más co- mún para esplenectomía era determinar la estadificación de la enferme- dad de Hodgkin. Datos más recientes sugieren que hoy día la ITP es la indicación más común para esplenectomía en casos electivos.2,25 Trastornos de los eritrocitos Congénitos Esferocitosis hereditaria. La esferocitosis hereditaria (HS, hereditary spherocytosis) se debe a una disfunción o deficiencia hereditaria de una de las proteínas de la membrana de los eritrocitos (espectrina, ancirina, pro- teína de banda 3 o proteína 4.2). El efecto es pérdida de la estabilidad de la bicapa lipídica de la membrana, que permite la liberación patológica de lípidos de membrana. El eritrocito asume una forma más esférica y menos deformable, y los esferocitos quedan secuestrados en el bazo, donde se destruyen. Esto causa anemia hemolítica; de hecho, la HS es la forma más frecuente de anemia hemolítica para la que está indicada la esplenecto- mía.26 La HS se hereda sobre todo en forma autosómica dominante; la prevalencia calculada en poblaciones occidentales es de uno en 5 000. Los enfermos con las formas típicas de HS pueden tener ictericia leve. En el examen físico se reconoce muchas veces esplenomegalia. El examen de laboratorio muestra anemia de grado variable: es posible que los indi- viduos con las formas leves de la enfermedad no tengan anemia; en sujetos con las variedades graves los valores de la hemoglobina son tan bajos como 4 a 6 g/100 ml. De manera característica, el volumen corpuscular medio es bajo a normal o apenas menor. Una concentración de hemoglo- bina corpuscular media elevada, combinada con aumento de la amplitud CUADRO 34-1 Indicaciones para esplenectomía y respuesta esperada en varias enfermedades y trastornos 34Brunicardi(1245-1266).indd 125034Brunicardi(1245-1266).indd 1250 15/7/10 18:35:1715/7/10 18:35:17 1251 C A PÍTU LO 34 Bazo de distribución de los eritrocitos, es un excelente factor pronóstico para detección. Otros indicadores de laboratorio de HS incluyen los que apor- tan datos de destrucción rápida de eritrocitos, e incluyen recuento elevado de reticulocitos, aumento de lactato deshidrogenasa e incremento de la bilirrubina no conjugada. En el frotis de sangre periférica se observan con facilidad esferocitos. A menudo se obtiene una mejoría clínica drástica, incluso a pesar de la hemólisis persistente, después de la esplenectomía en pacientes con enfer- medad grave. Debido a que la HS puede afectar a niños, es importante programar con oportunidad la esplenectomía para reducir el riesgo relati- vamente bajo de septicemia abrumadora después de la esplenectomía. Casi todos los autores recomiendan posponer la operación hasta que el sujeto tenga entre cuatro y seis años, a menos que se aceleren la anemia y la hemólisis.26 Es más probable que en personas con HS se formen cálculos biliares y más de la mitad de los afectados que tienen entre 10 y 30 años de edad padece colelitiasis.27 En niños con esta última se recomienda una colecis- tectomía profiláctica durante la esplenectomía.28 La eliptocitosis hereditaria (HE, hereditary elliptocytosis) amerita una descripción breve para distinguirla de la HS. Tanto la HS como la HE son alteraciones de la membrana eritrocítica causadas por defectos gené- ticos en las proteínas de la membrana. Con el defecto de la HE, el eritro- cito se alarga mientras circula, por lo que se secuestran o destruyen mu- chos menos eritrocitos cuando pasan por el parénquima esplénico. A menos que se afecte >50% de los eritrocitos (una situación que permitiría el desarrollo de un síndrome clínico como HS), la HE puede considerarse innocua. Deficiencias enzimáticas de los eritrocitos. Las deficiencias enzimáti- cas de los eritrocitos que se acompañan de anemia hemolítica pueden cla- sificarse en dos grupos: las que participan en las vías glucolíticas, como la deficiencia de piruvato cinasa (PK) y las deficiencias de las enzimas nece- sarias para conservar una relación alta del glutatión reducido con el oxida- do en los eritrocitos, protegiéndolos del daño oxidativo, como la deficien- cia de glucosa 6-fosfato deshidrogenasa (G6PD). Deficiencia de piruvato cinasa. Es el déficit enzimático más común de los eritrocitos que causa anemia hemolítica crónica congénita.29 Su fisio- patología no está bien definida. La deficiencia de PK afecta a personas en todo el mundo, con una ligera preponderancia en descendientes del norte de Europa o de chinos. Las manifestaciones clínicas de la enfermedad va- rían mucho, desde la anemia grave dependiente de transfusiones hasta la anemia leve bien compensada en adolescentes y adultos. El diagnóstico se establece con una prueba de detección o al encontrar mutaciones específi- cas en el DNA complementario o a nivel genómico. Es común la espleno- megalia y en casos graves la esplenectomía puede resolver la necesidad de transfusiones.5 Al igual que en otros trastornos que ocasionan anemia he- molítica en niños, si es posible debe posponerse la esplenectomía cuando menos hasta los cuatro años de edad para reducir el riesgo de infección posterior a la esplenectomía. Deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. La deficiencia enzi- mática de los eritrocitos más frecuente es la de G6PD. Su prevalencia es mucho mayor que la deficiencia de PK, hay >400 millones de personas afectadas en todo el mundo, aunque la mayoría presente sólo riesgos de salud moderados sin disminución de la longevidad.30 Las manifestaciones clínicas (anemia hemolítica crónica, episodios hemolíticos intermitentes agudos o ausencia de hemólisis) dependen de la variante de deficiencia de G6PD. La base del tratamiento es la omisión de fármacos que desencade- nan la hemólisis en pacientes con esta deficiencia enzimática. Se adminis- tran transfusiones en caso de anemia sintomática. El criterio convencional es que la esplenectomía no está indicada en esta enfermedad,5 y es cierto que casi todos los pacientes con deficiencia de G6PD no requieren o no se benefician con la esplenectomía. Sin embargo, un reporte describió un pe- queño conjunto de casos de seis pacientes con deficiencia sintomática de G6PD que tenían anemia hemolítica grave y necesitaban transfusión; se confirmó que todos tenían una mutación común en el exón 10.30 Todos se sometieron a esplenectomía. Se obtuvo respuesta completa en cuatro pacientes (se eliminó la necesidad de transfusión) y respuesta parcial en uno más (seredujo el requerimiento de transfusión); no se presentaron datos de seguimiento del paciente restante. Este estudio indica que para un grupo bien seleccionado de pacientes con anemia hemolítica atribuible a deficiencia de G6PD, la esplenectomía puede ser provechosa, aunque de- ben reunirse más datos antes de poder hacer tal recomendación. Adquiridos Anemia hemolítica autoinmunitaria con anticuerpos calientes. Las anemias hemolíticas autoinmunitarias (AIHA, autoimmune hemolytic anemias) se caracterizan por la destrucción de eritrocitos, cuya vida se acorta por la presencia de autoanticuerpos dirigidos contra los antígenos eritrocíticos. La AIHA se clasifica como primaria o secundaria, con base en la identificación de alguna causa subyacente, como una enfermedad o toxina. La AIHA también se clasifica como “tibia” y “fría”, según la tempe- ratura en la que los anticuerpos ejercen su efecto. En la enfermedad por aglutinina fría son infrecuentes los síntomas graves y casi nunca está indi- cada la esplenectomía; por lo tanto, esta enfermedad no se describe más en esta sección. Sin embargo, la AIHA por anticuerpos en tibio tiene conse- cuencias clínicas con las que el cirujano debe familiarizarse. Aunque la AIHA con anticuerpos calientes ocurre sobre todo en la madurez, puede afectar a personas de todas las edades. Este trastorno es más frecuente en las mujeres y casi la mitad de los casos es idiopática. La presentación clínica puede ser aguda o gradual. Los hallazgos clínicos in- cluyen ictericia leve y signos y síntomas de anemia. En 30 a 50% de los pacientes se observa esplenomegalia. En ocasiones en esos casos es posible palpar el bazo durante la exploración física. El diagnóstico se basa en de- mostrar hemólisis, indicada por anemia, reticulocitosis y productos de la destrucción de eritrocitos, que incluyen bilirrubina en sangre, orina y he- ces. Una prueba de Coombs directa positiva confirma el diagnóstico de AIHA y diferencia a ésta de sus otras variantes. El tratamiento de la AIHA depende de su gravedad y naturaleza prima- ria o secundaria. La anemia sintomática grave amerita una atención pron- ta y a menudo se requiere transfusión de eritrocitos. Los corticoesteroides son la base del tratamiento de las variantes primarias y secundarias de la AIHA sintomática inestable. El tratamiento debe continuarse hasta que se observa una respuesta indicada por el aumento del hematócrito y dismi- nución del recuento de reticulocitos, que se observa en el transcurso de tres semanas. La respuesta clínica a la esplenectomía por AIHA varía y la evidencia de unas cuantas series de casos es contradictoria. Por ejemplo, una serie de 2004 refirió una respuesta favorable a la esplenectomía en pacientes con AIHA secundaria a leucemia linfocítica crónica,31 mientras que series más recientes no observaron beneficio con la esplenectomía en pacientes con AIHA secundaria a lupus eritematoso sistémico o enfermedad inflamato- ria intestinal.32 Hay reportes de respuestas favorables a la esplenectomía en pacientes con AIHA por anticuerpos calientes. Sin embargo, son más frecuentes las respuestas transitorias y al final, muchos pacientes presentan hemóli- sis de nuevo, a pesar de la esplenectomía.31,32 La decisión sobre la esple- nectomía en el caso de la AIHA debe individualizarse luego de considerar con cuidado la historia clínica y de mantener una discusión franca con el paciente. Hemoglobinopatías. La drepanocitosis es una anemia hemolítica cróni- ca que resulta de la hemoglobina mutante de la anemia drepanocítica (HbS) dentro de los eritrocitos, que se hereda con patrón autosómico co- dominante. Las personas que heredan un gen HbS de un padre (heteroci- goto) son portadores y quienes heredan un gen HbS de ambos padres (ho- mocigoto) tienen anemia de células falciformes (drepanocitosis). La anomalía subyacente en la enfermedad de células falciformes es una mutación de adenina a timina en el sexto codón del gen de globina β, cuyo resultado es la sustitución del ácido glutámico por valina como sexto ami- noácido de la cadena de globina β. Las cadenas β mutantes incluidas en el tetrámero de hemoglobina producen HbS. La HbS desoxigenada es insolu- ble, se polimeriza y toma la forma falciforme. La falta subsecuente de de- formación de los eritrocitos, además de otros procesos, propicia la conges- tión microvascular, que puede conducir a trombosis, isquemia y necrosis tisular. El trastorno se caracteriza por episodios intermitentes de dolor. En un momento temprano del curso de la enfermedad ocurre el se- cuestro en el bazo, con la consiguiente esplenomegalia. En la mayoría de los enfermos se presentan tiempo después infarto del bazo y autoesplenec- tomía.33 Las indicaciones más frecuentes para esplenectomía en sujetos con enfermedad de células falciformes son crisis agudas de secuestro recu- rrentes, hiperesplenismo y absceso esplénico.34 La ocurrencia de una crisis 34Brunicardi(1245-1266).indd 125134Brunicardi(1245-1266).indd 1251 15/7/10 18:35:1715/7/10 18:35:17 1252 C A PÍTU LO 34 Bazo aguda mayor de secuestro, que se caracteriza por crecimiento rápido del bazo y colapso circulatorio, se considera una base suficiente para esple- nectomía. La preparación preoperatoria incluye atención especial a la hi- dratación adecuada y evitar la hipotermia. La esplenectomía no afecta el proceso falciforme y el tratamiento de la anemia drepanocítica aún es en buena medida paliativo. Están indicadas las transfusiones para la anemia en episodios moderadamente graves del síndrome torácico agudo (es decir, un infiltrado nuevo en la radiografía de tórax acompañado de nuevos síntomas, como fiebre, tos, producción de esputo o hipoxia),35 y antes de la esplenectomía. Los pacientes con acci- dente vascular cerebral o una crisis grave tal vez requieran hidratación y exsanguinotransfusión, que puede llevarse a cabo en forma manual o me- diante equipo automatizado de aféresis. La hidroxiurea es un medicamen- to quimioterapéutico oral que aumenta la hemoglobina fetal e interfiere con la polimerización de HbS y, en consecuencia, reduce el proceso de modificación falciforme. Talasemia. Talasemia es un término que se usa para referirse a un grupo de trastornos hereditarios de la síntesis de hemoglobina, frecuentes en personas de ascendencia mediterránea, y se clasifican de acuerdo con la cadena de hemoglobina afectada (es decir, α, β o γ). Como grupo, las tala- semias son las enfermedades genéticas más comunes originadas por el defecto de un gen aislado.36 Casi todas las variantes se heredan con patrón mendeliano recesivo de padres portadores asintomáticos. La incidencia de la anormalidad oscila entre 2.5 y 15% en el llamado cinturón de talasemia, que se extiende a lo largo de las costas del Mediterráneo, la Península Ará- biga, Turquía, Irán, India y en el sureste de Asia.37 No obstante, se encuen- tran talasemias en personas de todos los orígenes étnicos.38 En todas las variantes, el defecto principal es la ausencia o disminución de producción de las cadenas de hemoglobina. Esta anomalía da lugar a dos consecuencias importantes: 1) funcionamiento reducido de los tetrá- meros de hemoglobina, que provoca hipocromía y microcitosis, y 2) des- equilibrio de la biosíntesis de las subunidades individuales α y β, que pro- duce eritrocitos insolubles que no liberan oxígeno y pueden precipitarse con el envejecimiento celular. La producción menor de hemoglobina y el exceso de formación de subunidades de hemoglobina no pareadas contri- buyen a la morbilidad y mortalidad relacionadas con la talasemia. El diagnóstico de talasemia mayor (homocigota) se establece al demos- trar anemia microcítica hipocrómica acompañada de eritrocitos deforma- dos en forma aleatoria y otros que están nucleados (dianocitos) en frotis de sangre periférica.5 Los hallazgos concurrentes incluyen recuentos ele- vados de reticulocitos y leucocitos. Dado que se requieren las cadenas α para formar hemoglobinafetal y del adulto, la talasemia α genera sínto- mas in utero o al nacer. En contraste, la talasemia β se torna sintomática a los cuatro a seis meses, ya que las cadenas β sólo participan en la síntesis de hemoglobina en adultos. El espectro clínico de la talasemia es amplio. Los portadores heteroci- gotos de la enfermedad son casi siempre asintomáticos. Por otra parte, es típico que los homocigotos evidencien antes de los dos años de edad pali- dez, retraso del crecimiento, ictericia y tumefacción abdominal por creci- miento del hígado y el bazo. Otras características de la talasemia mayor incluyen úlceras refractarias en las piernas, crecimiento de la cabeza, in- fecciones frecuentes y necesidad de transfusiones sanguíneas constantes. Por lo regular, los sujetos que no se tratan mueren por anemia grave cuan- do son lactantes mayores o preescolares.5 El tratamiento de la talasemia consiste en transfusiones de eritrocitos para conservar la cifra de hemoglobina >9 mg/100 ml, además de la que- lación parenteral intensiva con deferoxamina. Está indicada una esplenec- tomía en individuos con necesidades excesivas de transfusiones (>200 ml/ kg/año), molestia por esplenomegalia o infarto doloroso del bazo.5,39 Es esencial valorar de forma cuidadosa el riesgo y el beneficio de la esplenec- tomía. Los pacientes con talasemia tienen un riesgo elevado de hiperten- sión pulmonar después de la esplenectomía; todavía se investiga la causa precisa de esta secuela.40 Es probable que este incremento de las complica- ciones infecciosas se deba a la deficiencia inmunitaria concurrente, preci- pitada en buena medida por la sobrecarga de hierro que acompaña a la talasemia y las transfusiones. La incidencia demasiado alta de infección abrumadora después de la esplenectomía en pacientes con talasemia llevó a algunos investigadores a considerar la esplenectomía parcial en los ni- ños; hay reportes de cierto éxito para disminuir la mortalidad.41 No obs- tante, la esplenectomía debe posponerse hasta después de los cuatro años, a menos que sea indispensable. Trastornos de los leucocitos El papel de la esplenectomía en pacientes con trastornos de los leucocitos varía. En cuanto a las enfermedades mielógenas mencionadas antes, la es- plenectomía puede ser un tratamiento efectivo en trastornos leucocíticos para la esplenomegalia e hiperesplenismo, mejora algunos parámetros clí- nicos, pero en general no altera la evolución de la enfermedad subyacente. Antes, la esplenectomía formaba parte de la estadificación quirúrgica de la enfermedad de Hodgkin, aunque esta práctica se ha vuelto menos fre- cuente con el advenimiento de las avanzadas tecnologías de imagen y las estrategias de biopsia menos extensas.42 Deben considerarse con cuidado los beneficios que se buscan con la esplenectomía frente a los significati- vos riesgos perioperatorios y posteriores a la esplenectomía en esta pobla- ción de pacientes, a menudo compleja.43 Leucemia linfocítica crónica La característica principal de la leucemia linfocítica crónica (CLL, chronic lymphocytic leukemia) es una acumulación progresiva de linfocitos de vida prolongada pero sin función. Los síntomas de CLL son inespecíficos e in- cluyen debilidad, fatiga, fiebre sin enfermedad, sudores nocturnos e infec- ciones bacterianas y virales frecuentes. El hallazgo más común es linfade- nopatía. Cuando hay esplenomegalia, puede ser masiva o apenas palpable bajo el reborde costal. Está indicada una esplenectomía para mejorar las citopenias; en un grupo combinado de pacientes que padecían CLL o en- fermedad de Hodgkin no maligna se demostró que tiene una eficacia de 75%.44 Por consiguiente, la esplenectomía puede facilitar la quimioterapia en individuos cuyos recuentos celulares fueron sumamente bajos antes de extirpar el bazo. Asimismo, está indicada una esplenectomía paliativa por esplenomegalia sintomática. Tricoleucemia La tricoleucemia (HCL, hairy cell leukemia) es un trastorno hematológico infrecuente, que representa sólo 2% de todas las leucemias de adultos. La HCL se caracteriza por esplenomegalia, pancitopenia y un gran número de linfocitos anormales en la médula ósea. Estos últimos contienen pro- yecciones citoplásmicas irregulares de tipo piliforme identificables en el frotis de sangre periférica. Muchos pacientes con HCL tienen pocos sínto- mas y no ameritan tratamiento específico. La esplenectomía no corrige el trastorno subyacente, pero normaliza los recuentos celulares en 40 a 70% de los individuos y alivia los síntomas de esplenomegalia.45,46 Enfermedad de Hodgkin La enfermedad de Hodgkin (HD, Hodgkin’s disease) es un trastorno del sistema linfoide que se distingue por presencia de células de Reed-Stern- berg (que en realidad forman la menor parte del tumor de Hodgkin). Más de 90% de los sujetos con HD presenta linfadenopatía arriba del diafrag- ma. Los ganglios linfáticos pueden ser en particular voluminosos en el mediastino, lo que ocasiona dificultad respiratoria, tos o neumonía obs- tructiva. Rara vez hay linfadenopatía abajo del diafragma cuando se pre- senta la enfermedad, pero puede surgir conforme progresa. Muchas veces el bazo es un sitio oculto de diseminación, pero la esplenomegalia masiva es rara. Además, los bazos grandes no necesariamente significan que exis- ta el trastorno. Existen cuatro tipos histológicos principales: con predominio linfocíti- co, esclerosis nodular, celularidad mixta y agotamiento de linfocitos. Estas variedades histológicas, aunadas a la localización de la enfermedad y los síntomas, afectan la sobrevivencia de personas con enfermedad de Hodg- kin. La enfermedad en estadio I se limita a una región anatómica; la enfer- medad en estadio II se define por dos o más regiones, contiguas o no, en el mismo lado del diafragma; la enfermedad en estadio III incluye afectación en ambos lados del diafragma, pero limitada a ganglios linfáticos, bazo y anillo de Waldeyer (el anillo de tejido linfoide que forman las amígdalas linguales, palatinas y nasofaríngeas); y la enfermedad en estadio IV repre- senta invasión de médula ósea, pulmones, hígado, piel, tubo digestivo, o cualquier órgano o tejido además de los ganglios linfáticos o el anillo de Waldeyer.47 La laparotomía de estadificación para la HD es menos frecuente en la era de la cirugía con penetración corporal mínima y técnicas imagenoló- gicas avanzadas. El uso más liberal de la quimioterapia para pacientes con 34Brunicardi(1245-1266).indd 125234Brunicardi(1245-1266).indd 1252 15/7/10 18:35:1715/7/10 18:35:17 1253 C A PÍTU LO 34 Bazo HD ha reducido mucho las indicaciones para la estadificación quirúrgica. Las indicaciones actuales para estadificación quirúrgica incluyen enfer- medad en etapa clínica I o II del tipo esclerosante nodular y ausencia de síntomas adjudicables a la HD.5 El procedimiento quirúrgico para estadi- ficación de la HD incluye una biopsia de hígado, esplenectomía y extirpa- ción de ganglios representativos en retroperitoneo, mesenterio y ligamen- to hepatoduodenal. Suele incluirse una biopsia de médula ósea iliaca. A diferencia del linfoma no Hodgkin, los estudios concluyen que la estadifi- cación quirúrgica modifica la etapa clínica hasta en 42% de los casos (au- menta en 26 a 37% y disminuye en 7 a 15%).5 La información sobre la etapa modifica el tratamiento, ya que los enfermos en etapa temprana sin afectación esplénica pueden ser candidatos para radioterapia sola. En quienes está comprometido el bazo se necesita casi siempre quimioterapia o tratamiento de múltiples modalidades. Linfoma no Hodgkin El linfoma no Hodgkin (NHL, non-Hodgkin’s lymphoma) incluye todas las neoplasias malignas derivadas del sistema linfoide excepto la enfermedad de Hodgkin clásica. En la categoría del NHL puede incluirse la prolifera- ción de cualquiera de los tres tipos predominantes de células linfocíticas: linfocitos citolíticos naturales, células T o células B. Dada la gran diversi- dad de trastornos por NHL,varía la presentación clínica de los trastornos que incluye. Desde el punto de vista clínico, las subentidades del NHL pueden clasificarse en ganglionares o extraganglionares y asimismo en los grupos inactivo, agresivo y muy agresivo. Los pacientes con linfomas inac- tivos tal vez no tengan síntomas o sólo sean leves y busquen atención por un ganglio linfático crecido, en tanto que los linfomas agresivos y muy agresivos provocan síntomas muy notables, como dolor, edema por obs- trucción de vasos, fiebre y sudores nocturnos. Ya no está indicada la esta- dificación quirúrgica del NHL porque es suficiente la combinación del interrogatorio y el examen físico, radiografía de tórax, estudio de CT de abdomen y pelvis, biopsia de ganglios linfáticos afectados (incluidas las biopsias ganglionares y hepáticas dirigidas por laparoscopia) y la biopsia de médula ósea.5 En algunas variantes de NHL existe esplenomegalia y está indicada una esplenectomía por síntomas relacionados con un bazo crecido y también para mejorar las citopenias. Trastornos plaquetarios Púrpura trombocitopénica idiopática La púrpura trombocitopénica idiopática (ITP, idiopatic thrombocytopenic purpura), que también se conoce como púrpura trombocitopénica inmuni- taria, es un trastorno autoinmunitario que se caracteriza por una cifra baja de plaquetas y hemorragias mucocutáneas y petequiales. La reducción de plaquetas se debe a su eliminación prematura, opsonizadas por autoanti- cuerpos IgG antiplaquetarios elaborados en el bazo. Esta eliminación tiene lugar a través de la interacción de autoanticuerpos plaquetarios con recep- tores Fc que se expresan en macrófagos tisulares, de manera predominan- te en el bazo y el hígado. La incidencia estimada de ITP es de 100 personas por millón cada año y alrededor de la mitad corresponde a niños.48 La ITP de inicio en el adulto y la niñez es notablemente diferente en su curso clí- nico y tratamiento. De manera característica, los individuos con ITP muestran petequias o equimosis, aunque algunos sufren hemorragias mayores desde el inicio. Estas últimas pueden aparecer en superficies mucosas en forma de san- grado gingival, epistaxis, menorragia, hematuria e incluso melena. Por lo regular, la gravedad de la hemorragia corresponde a la deficiencia de pla- quetas: los pacientes con cifras >50 000/mm3 presentan hallazgos inciden- tales; los enfermos cuyos recuentos varían entre 30 000 y 50 000/mm3 tienen casi siempre equimosis espontáneas; en quienes las cifras de pla- quetas varían entre 10 000 y 30 000/mm3 pueden observarse petequias o equimosis espontáneas, y los enfermos cuyas cifras son <10 000/mm3 tie- nen el riesgo de hemorragias internas.48 La incidencia de una hemorragia intracraneal mayor se aproxima a 1% y aparece pronto en el curso de la enfermedad. La duración de la hemorragia ayuda a diferenciar las formas de ITP agudas de las crónicas. En niños se identifica a una edad temprana (edad máxima alrededor de cinco años) con inicio súbito de petequias o púrpura por varios días a semanas después de una enfermedad infecciosa. En contraste, los adultos tienen una forma más crónica de la anomalía con inicio insidioso. En la ITP rara vez hay esplenomegalia, sea en adultos o niños, y cuando ocurre debe investigarse una causa diferente de trombo- citopenia; no obstante, hasta en 10% de los niños es palpable la punta del bazo.48 El diagnóstico de ITP se basa en la exclusión de otras causas que expli- quen una cifra baja de plaquetas y hemorragia mucocutánea. Deben iden- tificarse, y tratarse cuando se presentan, enfermedades que originan formas secundarias de púrpura trombocitopénica inmunitaria: lupus eri- tematoso sistémico, síndrome antifosfolípido, trastornos linfoproliferati- vos, e infección por VIH y hepatitis C. Asimismo, es necesario reconocer antecedentes de medicamentos que provocan trombocitopenia, como ciertos antimicrobianos, antiinflamatorios, antihipertensivos y antidepre- sivos. Además de una cifra baja de plaquetas, un hallazgo de laboratorio característico de ITP es la presencia de plaquetas grandes e inmaduras (megatrombocitos) en un frotis de sangre periférica. La primera línea terapéutica usual es prednisona oral en dosis de 1.0 a 1.5 mg/kg/día.48 No existe consenso sobre la duración óptima del trata- miento con esteroides, pero casi todas las respuestas aparecen en el trans- curso de las tres primeras semanas. Las tasas de respuesta varían de 50 a 75%, pero son comunes las recaídas. Está indicada la administración de inmunoglobulina IV, en dosis de 1.0 g/kg/día durante dos a tres días para hemorragias internas cuando las cifras permanecen <5 000/mm3 o existe púrpura extensa.48 Se piensa que la inmunoglobulina IV altera la depura- ción de plaquetas recubiertas con IgG en competencia por su unión a re- ceptores de macrófagos tisulares.49 Es común una respuesta inmediata, pero no así una remisión sostenida.50 Está indicada una esplenectomía cuando fracasa el tratamiento médico, en el uso prolongado de esteroides con efectos indeseables o en la mayor parte de los casos de una primera recaída.5 Es posible definir el uso prolongado de esteroides de varias for- mas, pero una necesidad persistente mayor de 10 a 20 mg/día por tres a seis meses para preservar una cifra de plaquetas >30 000/mm3 señala una indicación para esplenectomía.48 Esta intervención proporciona una res- puesta permanente sin la necesidad subsecuente de esteroides en 75 a 85% de los pacientes (véase Consecuencias de la esplenectomía, más adelante). Las respuestas se reconocen en el transcurso de la primera semana tras la operación. En sujetos con cifras de plaquetas en extremo bajas (<10 000/ mm3) es necesario tener disponibles plaquetas durante la intervención, pero no deben administrarse antes de ella. Una vez que se liga el pedículo esplénico, se administran las plaquetas si la hemorragia continúa. En niños con ITP la enfermedad se autolimita, con remisión durable y total en >70% de los pacientes, sin importar cuál sea el manejo. Debido al buen pronóstico sin tratamiento, hay controversias acerca de la decisión de intervenir y muchas veces se toma tal decisión por el temor de una he- morragia intracraneal. En consecuencia, los niños con ITP clásica, y desde luego quienes no tienen hemorragia, se tratan sobre todo mediante obser- vación, con tratamiento a corto plazo en casos seleccionados. La esplenec- tomía urgente, junto con un manejo médico agresivo, puede tener sitio en el caso infrecuente de una hemorragia grave que pone en peligro la vida, para niños y adultos. Púrpura trombocitopénica trombótica La púrpura trombocitopénica trombótica (TTP, thrombotic thrombocyto- penic purpura) es un padecimiento grave que se reconoce por trombocito- penia, anemia hemolítica microangiopática y complicaciones neurológi- cas. Se advierte una aglomeración anormal de plaquetas en arteriolas y capilares, que reduce la luz de estos vasos y predispone al paciente a episo- dios trombóticos microvasculares. El tamaño reducido de la luz también da lugar a fuerzas de desgarro en los eritrocitos, que causan hemólisis de los que están deformados. Es posible que la hemólisis se deba al secuestro y destrucción de eritrocitos en el bazo. La investigación demuestra que es probable que la anormalidad subyacente se relacione con la persistencia de multímeros extraordinariamente grandes del factor de von Willebrand junto con aglomeración de plaquetas en la sangre.51 La TTP ocurre en 3.7 personas por millón,52 pero las secuelas clínicas de este trastorno raro son notables y la respuesta favorable al tratamiento oportuno exige conocer su manifestación clínica para asegurar un diag- nóstico temprano. Las características clínicas del trastorno incluyen pete- quias, fiebre, síntomas neurológicos, insuficiencia renal y rara vez sínto- mas cardiacos, como insuficiencia o arritmias cardiacas. Los signos de presentación más comunes son hemorragias petequiales en las extremida-des inferiores. Además de la fiebre, los individuos pueden presentar sínto- mas parecidos a influenza, malestar o fatiga. Las alteraciones neurológicas 34Brunicardi(1245-1266).indd 125334Brunicardi(1245-1266).indd 1253 15/7/10 18:35:1715/7/10 18:35:17 1254 C A PÍTU LO 34 Bazo varían de cefaleas generalizadas a cambios del estado mental, convulsiones e incluso coma. Sin embargo, la simple presencia de petequias y trombo- citopenia son suficientes para conducir al diagnóstico de TTP y considerar el tratamiento. El diagnóstico se confirma con un frotis de sangre periférica, que muestra esquistocitos, eritrocitos nucleados y gránulos basófilos. Aunque otros padecimientos como la estenosis aórtica estrecha o las válvulas pro- tésicas pueden mostrar esquistocitos, estos trastornos no se acompañan de trombocitopenia. Es necesario diferenciar la TTP de las causas autoinmu- nitarias de trombocitopenia, como síndrome de Evans (ITP y anemia he- molítica autoinmunitaria) o lupus eritematoso sistémico, con una prueba de Coombs negativa.51 La primera línea de tratamiento de la TTP es el recambio de plasma que consiste en la extracción diaria de un volumen de plasma del paciente y se restituye con plasma fresco congelado hasta que se corrigen la trom- bocitopenia, la anemia y los síntomas concomitantes. A continuación se reduce de manera gradual el tratamiento durante una a dos semanas.51 La esplenectomía tiene un papel fundamental en personas con recaídas o que requieren múltiples recambios de plasma para controlar los síntomas y suele tolerarse bien sin morbilidad significativa.53 Trastornos de la médula ósea (trastornos mieloproliferativos) Los trastornos mieloproliferativos se caracterizan por crecimiento anor- mal de líneas celulares en la médula ósea e incluyen leucemia mieloide crónica, leucemia mieloide aguda, leucemia mielomonocítica crónica, trombocitemia esencial, policitemia verdadera y mielofibrosis, que tam- bién se conoce como metaplasia mieloide agnógena [véase Mielofibrosis (metaplasia mieloide agnógena) más adelante]. El problema subyacente común que conduce a una esplenectomía en estos trastornos es la espleno- megalia sintomática. Los síntomas por esplenomegalia consisten en sacie- dad temprana, vaciamiento gástrico deficiente, pesantez o dolor en el cua- drante superior izquierdo e incluso diarrea. Cuando existe hiperesplenismo en estos trastornos, casi siempre se acompaña de esplenomegalia. La esple- nectomía realizada en caso de trastornos mieloproliferativos casi siempre es para el tratamiento del dolor, saciedad temprana y otros síntomas de esplenomegalia. En ocasiones, la esplenomegalia puede tratarse con medicamentos qui- mioterápicos (busulfán, hidroxiurea, interferón α) para lograr reduccio- nes leves a moderadas del tamaño y cierto alivio de los síntomas; pero, la suspensión del tratamiento puede dar por resultado un nuevo crecimiento rápido del bazo. Desde 1903 se aplica radiación para tratar la esplenome- galia sintomática, pero en la actualidad se emplea sobre todo en los casos en que no existe la opción de una esplenectomía. Leucemia mieloide crónica La leucemia mieloide crónica (CML, chronic myeloid leukemia) es un tras- torno del hemocitoblasto pluripotente primitivo (célula madre) en la mé- dula ósea que provoca un incremento considerable de progenitores eri- troides, megacariocíticos y pluripotentes en frotis de sangre periférica. La característica genética es una transposición entre el gen bcr del cromoso- ma 9 y el gen abl en el cromosoma 22. La CML constituye 7 a 15% de todas las leucemias, con una incidencia de 1.5 en 100 000 en Estados Unidos.54 La CML suele ser asintomática pero puede causar fatiga, anorexia, transpi- ración, dolor en el cuadrante superior izquierdo y saciedad temprana se- cundaria a esplenomegalia. En casi la mitad de los enfermos con CML está crecido el bazo. Está indicada una esplenectomía para aliviar el dolor y la saciedad temprana.55 Leucemia mieloide aguda Del mismo modo que la CML, la leucemia mieloide aguda (AML, acute myeloid leukemia) supone un crecimiento anormal de células madre en la médula ósea. A diferencia de la CML, en la AML el cuadro clínico es más rápido y espectacular. La proliferación y acumulación de hemocitoblastos en la médula ósea y la sangre inhiben el crecimiento y la maduración de eritrocitos, leucocitos y plaquetas normales. Cuando no se trata la AML, causa la muerte en el transcurso de semanas a meses. La incidencia de AML se aproxima a 9 200 casos nuevos cada año en Estados Unidos, que implica 1.2% de toda la mortalidad por cáncer.56 Los sujetos con otros trastornos mieloproliferativos, como policitemia verdadera, trombocitosis primaria o metaplasia mieloide, tienen un riesgo mayor de sufrir transfor- mación a AML. Los signos y síntomas de presentación de la AML incluyen un cuadro semejante a una enfermedad viral con fiebre, malestar y a me- nudo dolor óseo por la expansión del espacio medular. En caso de AML está indicada la esplenectomía sólo en los casos aislados en los que el dolor en el cuadrante superior izquierdo y la saciedad temprana se tornan into- lerables. El beneficio debe compararse con el mayor riesgo de infección después de la esplenectomía en los pacientes con AML inmunocompro- metidos a causa de la neutropenia y quimioterapia. Leucemia mielomonocítica crónica Como en la CML y la AML, la leucemia mielomonocítica crónica (CMML, chronic myelomonocytic leukemia) se caracteriza por una proliferación de elementos hematopoyéticos en médula ósea y sangre. La CMML difiere de la CML porque se acompaña de monocitosis en el frotis periférico (>1 × 103 monocitos/mm3) y la médula ósea. En la mitad de estos individuos hay esplenomegalia y la esplenectomía puede suministrar alivio sintomático. Trombocitemia esencial La trombocitemia esencial (ET, essential thrombocythemia) es el creci- miento anormal de la línea de células megacariocíticas y genera un au- mento de los valores de plaquetas en el torrente sanguíneo. El diagnóstico se establece después de excluir otros trastornos mieloides crónicos, como CML, policitemia verdadera, y mielofibrosis, que también pueden presen- tarse con trombocitosis.57 Las manifestaciones clínicas de la ET incluyen síntomas vasomotores, fenómenos trombohemorrágicos, pérdida fetal re- currente y transformación a mielofibrosis con metaplasia mieloide o AML. La hidroxiurea reduce los episodios trombóticos en la ET pero no modifi- ca la transformación a mielofibrosis o leucemia. En 30 a 50% de los sujetos con ET ocurre esplenomegalia. No se piensa que sea útil una esplenecto- mía en las etapas tempranas de la ET y se reserva mejor para las fases tar- días de la enfermedad cuando se ha desarrollado metaplasia mieloide.57 Incluso en estas circunstancias es necesario elegir a los candidatos de ma- nera selectiva, ya que los informes indican que la esplenectomía se compli- ca por una hemorragia profusa. Policitemia verdadera La policitemia verdadera (PV) es un padecimiento mieloproliferativo pro- gresivo, crónico y clonal, que se distingue por un incremento de la canti- dad de eritrocitos acompañada con frecuencia de leucocitosis, tromboci- tosis y esplenomegalia. De forma característica, en pacientes afectados por PV la supervivencia es prolongada, en comparación con otros enfermos que padecen cánceres hematológicos, pero existe el riesgo de transforma- ción a mielofibrosis o AML. La enfermedad es rara, con una incidencia anual de 5 a 17 casos por millón de sujetos.58 Los hallazgos físicos incluyen cianosis rubicunda, plétora conjuntival, hepatomegalia, esplenomegalia e hipertensión. El tratamiento debe ajustarse al grado de riesgo del paciente y es variable, desde la flebotomía y ácido acetilsalicílico hasta quimioterá- picos. Al igual que en la ET, en las etapas iniciales de la enfermedad no es útil la esplenectomía y se reserva mejor para sujetos en la etapa tardía en quienes se desarrolla metaplasiamieloide y los síntomas relacionados con esplenomegalia son graves.55 Mielofibrosis (metaplasia mieloide agnógena) Por lo regular se utiliza el término mielofibrosis para describir el estado genérico de la fibrosis de la médula ósea (que puede acompañarse de va- rios trastornos benignos y malignos) o una enfermedad hematológica maligna crónica y específica, con esplenomegalia, precursores de eritroci- tos y leucocitos en el torrente sanguíneo, fibrosis medular y hematopo- yesis extramedular, que se conoce por otra parte como metaplasia mieloi- de agnógena (AMM, agnogenic myeloid metaplasia). Ésta también puede denominarse mieloesclerosis, metaplasia mieloide idiopática y osteoesclero- sis. El término mielofibrosis se utiliza en este capítulo como sinónimo de AMM. 34Brunicardi(1245-1266).indd 125434Brunicardi(1245-1266).indd 1254 15/7/10 18:35:1715/7/10 18:35:17 1255 C A PÍTU LO 34 Bazo Se piensa que en la AMM la fibrosis de la médula ósea es la reacción a una proliferación clonal de hemocitoblastos. La insuficiencia medular es frecuente. Se desconoce la incidencia verdadera de AMM debido a la esca- sez de datos epidemiológicos, pero un estudio estimó su incidencia en 1.46 por 100 000 habitantes en Estados Unidos.59 La radiación excesiva puede tener un papel en el desarrollo de AMM, ya que se demostró que las per- sonas en cercanía a la explosión atómica de Japón, y asimismo quienes tienen un antecedente de exposición al medio de contraste dióxido de to- rio (Thorotrast), poseen una incidencia más alta de AMM. El diagnóstico se establece mediante el examen cuidadoso de un frotis de sangre periférica y de la médula ósea. En 96% de los casos se encuen- tran eritrocitos nucleados y elementos mieloides inmaduros en la sangre que sugieren el diagnóstico. Otros hallazgos frecuentes son poiquilocitos en lágrima. A pesar de ello, es necesario tener cuidado para excluir el an- tecedente de una neoplasia primaria (como linfoma o adenocarcinoma de estómago, pulmones, próstata o mama) o tuberculosis, ya que los pacien- tes con estos trastornos pueden desarrollar mielofibrosis secundaria. El tratamiento depende de los síntomas: los enfermos asintomáticos se vigilan muy de cerca; en cambio, en sujetos con síntomas la intervención terapéutica se enfoca en las manifestaciones.60 Los síntomas relacionados con la esplenomegalia se tratan mejor con una esplenectomía. Aunque al- gunos medicamentos quimioterapéuticos (busulfán, hidroxiurea, interfe- rón α) y la radiación en dosis baja pueden reducir el tamaño del bazo, cuando se suspenden suele crecer de nueva cuenta con rapidez. En personas con AMM, un estudio preoperatorio y minucioso debe anteceder a la esplenectomía. Los candidatos deben tener una reserva car- diaca, pulmonar, hepática y renal aceptable para la operación. Es necesario examinar el sistema de coagulación; las pruebas deben incluir cuantifica- ción de factores de coagulación V y VIII, y productos de segmentación de la fibrina, recuentos de plaquetas y tiempo de sangrado. Cuando las cifras de plaquetas son bajas quizá se requieran esteroides suprarrenales, trans- fusión de plaquetas, o ambas cosas durante la operación. La esplenectomía confiere una paliación eficaz y durable en casi todos los pacientes con AMM, aunque son más comunes las complicaciones posoperatorias en estos enfermos en comparación con quienes tienen otras indicaciones he- matológicas.5 Hace poco, la Mayo Clinic publicó su experiencia de 30 años en 314 pacientes con mielofibrosis que se sometieron a esplenectomía; casi la mitad de las operaciones (49%) se realizó para aliviar síntomas mecáni- cos de esplenomegalia; el resto se hizo para tratar anemia, trombocitope- nia o hipertensión portal. La respuesta a la esplenectomía fue de 76% en general a un año, el índice total de complicaciones fue de 28% e incluyó 21 muertes perioperatorias.61 Fueron frecuentes las complicaciones por trombosis, hemorragia e infección; la trombocitopenia preoperatoria fue un factor predictivo independiente del riesgo de mortalidad. Estos datos subrayan la gravedad de esta neoplasia maligna y la necesidad de la selec- ción cuidadosa de los pacientes cuando se considera la esplenectomía en la AMM. Infecciones y abscesos Pocas veces se publican las infecciones primarias del bazo. Sin embargo, los efectos potenciales de ciertas infecciones sistémicas en el bazo ameri- tan atención, sobre todo por el riesgo potencial de rotura esplénica espon- tánea. La mononucleosis infecciosa causada por el virus de Epstein-Barr o por citomegalovirus conlleva un riesgo bajo, pero descrito a menudo, de rotura esplénica espontánea, tanto en niños como en adultos. Sin embar- go, es probable que la incidencia verdadera sea mayor a la publicada. En la bibliografía abundan los reportes recientes de casos de rotura esplénica espontánea causada por diversas infecciones (paludismo, infección por Listeria, micosis, dengue y fiebre Q, por mencionar algunas), así como diversas casusa neoplásicas y no infecciosas (linfoma, angiosarcoma, ami- loidosis, embarazo). El mecanismo fisiopatológico supuesto es la infiltra- ción del parénquima esplénico con células inflamatorias, lo que distorsio- na la arquitectura y el sistema fibroso de soporte del bazo, esto adelgaza la cápsula esplénica.62 En estas circunstancias, puede haber rotura esplénica espontánea o secundaria a un traumatismo externo menor, incluso por la maniobra de Valsalva.63 Son raros los abscesos del bazo, con una incidencia de 0.14 a 0.7%, con base en hallazgos de necropsias.64 Ocurren con mayor frecuencia en regio- nes tropicales, en donde se acompañan de vasos esplénicos trombosados e infarto en sujetos con anemia drepanocítica. Se han descrito cinco meca- nismos distintos de la formación de abscesos esplénicos: a) infección he- matógena, b) infección contigua, c) hemoglobinopatía, d) inmunodepre- sión, incluidas infección por VIH y quimioterapia y e) traumatismo. Muchas veces la presentación es tardía y la mayoría de los pacientes pre- senta síntomas durante 16 a 22 días antes del diagnóstico. Las manifesta- ciones clínicas incluyen fiebre, dolor en el cuadrante superior izquierdo, leucocitosis y esplenomegalia casi en un tercio de los enfermos. El diag- nóstico se confirma mediante ecografía o un estudio de CT, que tiene 95% de sensibilidad y especificidad. Cuando se descubre un absceso esplénico, deben iniciarse antibióticos de amplio espectro y ajustarlos a una terapia más específica tras los resultados del cultivo; el tratamiento continúa du- rante 14 días. La operación de elección es la esplenectomía, pero los dre- najes percutáneo y abierto son opciones para enfermos que no toleran esta intervención.5 El drenaje percutáneo tiene éxito en individuos con enfer- medad unilocular. Quistes y tumores Los quistes esplénicos pueden clasificarse con base en varios criterios; un esquema con relevancia clínica es clasificar los quistes esplénicos como parasitarios y no parasitarios. La infección parasitaria es la causa más frecuente de quistes esplénicos en todo el mundo y la mayoría se debe a especies de Echinococcus. Estos quistes se encuentran más a menudo en áreas donde el patógeno es endé- mico. Cuando hay síntomas, casi siempre se relacionan con la presencia de una tumoración en el cuadrante superior izquierdo o una lesión que inva- de al estómago. La ecografía permite establecer la presencia de una lesión quística y a veces detecta también lesiones asintomáticas. Las pruebas se- rológicas para anticuerpos contra equinococos permiten confirmar o des- cartar el origen parasitario de la lesión quística, información muy impor- tante para planear el tratamiento quirúrgico. La mejor forma de tratar los quistes parasitarios es la esplenectomía. Un principio importante del tra- tamiento quirúrgico es la prevención del derrame del contenido quístico en la cavidad peritoneal para evitar la posibilidad de choque anafiláctico. Los quistes causados
Compartir