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Enfermedades arteriales Peter H. Lin, Panagiotis Kougias, Carlos Bechara, Catherine Cagiannos, Tam T. Huynh y Changyi J. Chen Estudio general del paciente con enfermedades vasculares Anamnesis en cirugía vascular Exploración física en enfermedades vasculares Valoración diagnóstica sin penetración corporal del paciente con enfermedades vasculares Índice tobillo/brazo Presiones segmentarias de las extremidades Registros del volumen del pulso Valoración radiológica del paciente con enfermedad vascular Ecografía Angiografía por tomografía computadorizada Angiografía por resonancia magnética Angiografía diagnóstica Valoración cardiaca preoperatoria Principios básicos de tratamiento endovascular Agujas y accesos Guías de alambre Vainas hemostáticas Catéteres Angioplastia con globo Endoprótesis Injertos con endoprótesis Enfermedades de las arterias carótidas Epidemiología y etiología de la enfermedad oclusiva de las arterias carótidas Manifestaciones clínicas de isquemia cerebral Valoración diagnóstica Tratamiento de la enfermedad oclusiva de arterias carótidas Estenosis sintomática de las arterias carótidas Estenosis carotídea asintomática Endarterectomía carotídea o angioplastia con endoprótesis Técnicas quirúrgicas de endarterectomía carotídea Complicaciones de la endarterectomía carotídea Técnicas de angioplastia carotídea y endoprótesis Complicaciones de las endoprótesis carotídeas Enfermedad no ateroesclerótica de la arteria carótida Bucle carotídeo Displasia fibromuscular Disección de la arteria carótida Aneurismas de la arteria carótida Tumor del cuerpo carotídeo Traumatismo carotídeo Aneurismas de la aorta abdominal Evolución del aneurisma aórtico Manifestaciones clínicas Aspectos anatómicos de importancia Valoración diagnóstica Reparación quirúrgica del aneurisma de la aorta abdominal Ventajas y riesgos de la reparación abierta del aneurisma de la aorta abdominal Reparación endovascular del aneurisma de la aorta abdominal Selección de pacientes para la reparación endovascular del aneurisma de la aorta abdominal Ventajas y riesgos de la reparación endovascular Consideraciones técnicas de la reparación endovascular del aneurisma aórtico Vigilancia después de la reparación endovascular del aneurisma aórtico Resultados de estudios clínicos que comparan la reparación endovascular o abierta Resultados con dispositivos específicos Análisis de costos Clasificación y tratamiento de las fugas endovasculares Endotensión después de la reparación endovascular de un aneurisma aórtico Intervenciones secundarias después de la reparación endovascular de aneurisma aórtico Enfermedad de arterias mesentéricas Anatomía y fisiopatología Tipos de enfermedad oclusiva de la arteria mesentérica Manifestaciones clínicas Valoración diagnóstica Reparación quirúrgica Isquemia mesentérica embólica aguda Isquemia mesentérica trombótica aguda Isquemia mesentérica crónica Síndrome de compresión de la arteria celiaca Tratamiento endovascular Isquemia mesentérica crónica Isquemia mesentérica aguda Isquemia mesentérica no oclusiva 23Brunicardi(0701-0776).indd 70123Brunicardi(0701-0776).indd 701 15/7/10 12:41:1715/7/10 12:41:17 Técnicas de intervención endovascular Complicaciones del tratamiento endovascular Resultados clínicos de las intervenciones por isquemia mesentérica Enfermedad de las arterias renales Causas Manifestaciones clínicas Valoración diagnóstica Indicaciones para el tratamiento Reconstrucción quirúrgica Tipos de reconstrucción quirúrgica Resultados clínicos de la reparación quirúrgica Tratamiento endovascular Técnicas de angioplastia y endoprótesis de la arteria renal Resultados clínicos de las intervenciones endovasculares Angioplastia transluminal percutánea con globo Endoprótesis de la arteria renal Enfermedad oclusiva aortoiliaca Valoración diagnóstica Diagnóstico diferencial Circulación arterial colateral Clasificación de la enfermedad Consideraciones generales para el tratamiento Reconstrucción quirúrgica de la enfermedad oclusiva aortoiliaca 745 Derivación aortobifemoral Consideraciones técnicas para la derivación aortobifemoral Endarterectomía aórtica Derivación axilofemoral Derivación iliofemoral Derivación femorofemoral Derivación obturatriz Derivación toracofemoral Complicaciones de la reconstrucción quirúrgica aortoiliaca Tratamiento endovascular para la enfermedad aórtica Estenosis aórtica focal Lesiones oclusivas de la bifurcación aórtica Tratamiento endovascular de la enfermedad de arterias iliacas Angioplastia transluminal percutánea Consideraciones técnicas para las intervenciones iliacas Colocación primaria de endoprótesis en comparación con endoprótesis selectivas en arterias iliacas Colocación de injerto con endoprótesis para intervenciones aortoiliacas Complicaciones de las intervenciones endovasculares aortoiliacas Resultados clínicos al comparar el tratamiento quirúrgico y endovascular para la enfermedad aortoiliaca Enfermedad oclusiva de las arterias de extremidades inferiores Epidemiología Valoración diagnóstica Diagnóstico diferencial Clasificación de la enfermedad oclusiva de las extremidades inferiores Causas de la isquemia aguda de las extremidades Embolia arterial Trombosis arterial Manifestaciones clínicas de isquemia aguda de las extremidades Consideraciones terapéuticas para la isquemia aguda de las extremidades Tratamiento endovascular Tratamiento quirúrgico Embolectomía Trombectomía con injerto de derivación Complicaciones relacionadas con el tratamiento de la isquemia aguda de las extremidades Manifestaciones clínicas de la isquemia crónica de las extremidades Consideraciones terapéuticas para la isquemia crónica de las extremidades Tratamiento endovascular Consideraciones técnicas Angioplastia transluminal percutánea con globo Angioplastia de la subíntima Colocación de endoprótesis Injerto con endoprótesis Aterectomía Aterectomía con láser Complicaciones de las intervenciones endovasculares Complicaciones relacionadas con angioplastia Complicaciones relacionadas con la endoprótesis endoluminal y endoprótesis con injerto Complicaciones relacionadas con la aterectomía Tratamiento quirúrgico para la isquemia crónica de las extremidades por enfermedad femoropoplítea Endarterectomía Derivación con injerto Amputación Complicaciones de la reconstrucción quirúrgica Estenosis de los injertos venosos Hinchazón de las extremidades Infección de la herida Elección del conducto para la derivación con injerto infrainguinal Vena autógena Injertos criopreservados Vena umbilical humana Conductos protésicos y modificaciones auxiliares Resultados clínicos de las intervenciones quirúrgicas y endovasculares para enfermedad oclusiva femoropoplítea Trastornos no ateroescleróticos de los vasos sanguíneos Arteritis de células gigantes (arteritis temporal) Arteritis de Takayasu Síndrome de Ehlers-Danlos Síndrome de Marfan Seudoxantoma elástico Enfermedad de Kawasaki Arteritis inflamatoria y vasculitis Enfermedad de Behçet Poliarteritis nudosa Arteritis inducida por radiación Síndrome de Raynaud Displasia fibromuscular Enfermedad no ateroesclerótica que afecta las arterias poplíteas Enfermedad quística de la adventicia de la arteria poplítea Síndrome de compresión de la arteria poplítea Enfermedad de Buerger (tromboangitis obliterante) 23Brunicardi(0701-0776).indd 70223Brunicardi(0701-0776).indd 702 15/7/10 12:41:1815/7/10 12:41:18 703 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales • Antecedente de apoplejía o de isquemia cerebral transitoria • Antecedente de arteriopatía coronaria, lo que incluye infarto miocárdico o an- gina previos • Antecedente de arteriopatía periférica • Antecedente de diabetes • Antecedente de hipertensión • Consumo de tabaco • Antecedentes de hiperlipidemia ESTUDIO GENERAL DEL PACIENTE CON ENFERMEDADES VASCULARES El aparato vascular abarca a todo aparatoy sistema corporal y por tanto los síntomas de enfermedad vascular son tan variados como los que se encuentran en cualquier especialidad médica. La falta de irrigación san- guínea adecuada a un órgano dado por lo común se manifiesta con dolor, por ejemplo, el dolor en las pantorrillas con claudicación de las extremi- dades inferiores, el dolor abdominal posprandial por isquemia mesenté- rica y el dolor en los brazos por oclusión de la arteria subclavia. Por el contrario, la apoplejía y la isquemia cerebral transitoria (TIA, transient ischemic attack) son síntomas de presentación de embolia de la arteria cerebral media como consecuencia de estenosis de la arteria carótida in- terna (ICA, internal carotid artery). El síndrome doloroso de la enferme- dad arterial por lo común se divide en tipos agudo y crónico, con grados de intensidad variable entre los dos extremos. El dolor de inicio súbito puede indicar oclusión completa de un vaso crítico, dando origen a un dolor más intenso con isquemia crítica del órgano afectado, produciendo gangrena de la extremidad inferior o infarto intestinal. El dolor crónico es consecuencia de una oclusión ateroesclerótica más lenta y más progresi- va, que puede compensarse en forma parcial o total con el desarrollo de circulación colateral. El patrón de dolor crónico agudizado es aquel en el cual un paciente con mayor probabilidad tendrá estenosis arterial subya- cente con oclusión súbita; por ejemplo, el paciente con antecedente de claudicación de la pierna que súbitamente inicia con isquemia grave que pone en riesgo la extremidad. El médico debe tratar de entender y relacio- nar las manifestaciones clínicas para comprender el proceso patológico subyacente. Anamnesis en cirugía vascular La anamnesis apropiada debe dirigirse a los síntomas de presentación re- lacionados con los síntomas vasculares (cuadro 23-1). De particular im- portancia en los antecedentes patológicos previos son las intervenciones vasculares previas (endovasculares o cirugía abierta); todo paciente con enfermedad vascular debe ser interrogado con respecto a antecedentes cardiacos y síntomas cardiacos actuales. Casi 30% de los pacientes con enfermedad vascular son diabéticos. Debe incluirse en la anamnesis el an- tecedente de tabaquismo anterior o actual. El paciente con enfermedad carotídea se encuentra asintomático en la mayor parte de los casos y por lo común es enviado por la presencia de un soplo cervical o datos de estenosis en la ecografía dúplex. Los síntomas de la TIA en el territorio de la arteria carótida incluyen ceguera monoocular transitoria (amaurosis), debilidad o parestesias contralaterales y disfagia. Los síntomas que persisten más de 24 h constituyen una apoplejía. Por el contrario, los pacientes con isquemia mesentérica crónica tal vez presen- ten dolor abdominal posprandial y pérdida de peso. El paciente tiene te- mor de comer a causa del dolor, evita el consumo de alimentos y pierde peso. Es muy poco probable que un paciente con dolor abdominal que no ha perdido peso tenga una isquemia mesentérica crónica. El paciente con dolor en las extremidades inferiores durante la ambu- lación tiene claudicación intermitente que ocurre en ciertos grupos muscu lares; por ejemplo, el dolor en la pantorrilla con el ejercicio por lo común refleja enfermedad de la arteria femoral superficial (SFA, superfi- cial femoral artery), en tanto que el dolor en la región de las nalgas refleja enfermedad iliaca. En la mayor parte de los casos, el dolor se manifiesta en un grupo muscular por debajo del nivel de la arteria afectada, ocurre sólo con el ejercicio y se alivia con el reposo para recurrir en la misma ubica- ción, por lo que se conoce como enfermedad de los aparadores. El dolor en reposo (manifestación de enfermedad oclusiva grave) es constante y apa- rece en el pie (no en grupos musculares), por lo común en la unión meta- tarsofalángica y se alivia con la posición en declive. A menudo el paciente duerme con los pies colgando a un lado de la cama para incrementar la presión hidrostática. 1. La intervención carotídea como estrategia de prevención debe realizarse en pacientes con estenosis sintomática de la arteria carótida interna de 50% o más y en aquellos con estenosis de 80% o más con estenosis asintomática. La intervención carotídea para estenosis asintomática entre 60 y 79% es tema de controversia y depende de la tasa de apoplejías del cirujano. La elección de la intervención (endarterectomía carotídea o endoprótesis carotídea) es tema de controversia; a la fecha la endarterectomía carotídea parece relacionarse con menores tasas de apoplejía, en tanto que la endoprótesis carotídea es más apropiada bajo ciertas condiciones anatómicas o fisiológicas. 2. Los aneurismas de la aorta abdominal deben repararse cuando el riesgo de rotura (que depende principalmente del tamaño del aneurisma) excede el riesgo de muerte por complicaciones perioperatorias o por enfermedades concomitantes. La reparación endovascular se asocia con menor morbilidad y mortalidad perioperatorias en comparación con la reconstrucción abierta y es el método preferido para pacientes con alto riesgo que satisfacen criterios anatómicos específicos. 3. La isquemia mesentérica sintomática debe tratarse para mejorar la calidad de vida y evitar el infarto intestinal. El tratamiento quirúrgico (derivación) es superior a las intervenciones endovasculares, aunque en estudios clínicos recientes han mejorado los resultados de la colocación de endoprótesis con tecnología de cambio de alambre guía y endoprótesis. 4. La enfermedad oclusiva aortoiliaca puede tratarse con procedimientos endovasculares o con reconstrucción abierta, lo que depende de la estratificación del riesgo del paciente, características de la oclusión y sintomatología. 5. La claudicación es un marcador de ateroesclerosis extensa y se trata principalmente con modificación de los factores de riesgo y farmacoterapia. Sólo 5% de los individuos con claudicación necesitan intervención por dolor incapacitante en las extremidades. La tasa de mortalidad a cinco años en pacientes con claudicación se acerca a 30%. Los pacientes con dolor en reposo o pérdida hística requieren de valoración expedita y reconstrucción vascular para aminorar la gravedad del dolor de la extremidad y evitar la pérdida de la misma. 6. Para la enfermedad oclusiva infrainguinal, la revascularización abierta es más duradera que el tratamiento endovascular. Sin embargo, esta última se asocia con menor morbilidad, y puede constituir el procedimiento preferido en pacientes con alto riesgo y proporcionar flujo sanguíneo adecuado para el tratamiento de áreas limitadas de pérdida de tejido. PUNTOS CLAVE CUADRO 23-1 Elementos de importancia en la anamnesis por enfermedad vascular 23Brunicardi(0701-0776).indd 70323Brunicardi(0701-0776).indd 703 15/7/10 12:41:1815/7/10 12:41:18 704 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales Escala tradicional Escala básica 4+ Normal 2+ Normal 3+ Ligeramente reducido 1+ Disminuido 2+ Reducción notable 0 Ausente 1+ Apenas palpable — — 0 Ausente — — Exploración física en enfermedades vasculares La exploración vascular específica debe incluir la palpación de la aorta ab- dominal, exploración de las arterias carótidas y exploración del pulso en las extremidades inferiores (femoral, poplíteo, tibial posterior y de la arteria dorsal del pie). Se realiza palpación del abdomen en busca de aneurisma de aorta abdominal (AAA) detectado como una tumoración pulsátil por arri- ba de la cicatriz umbilical. También deben buscarse soplos. Por lo común la aorta se divide al nivel de la cicatriz umbilical, y por tanto con mayor fre- cuencia un aneurisma se palpa en el epigastrio. En individuos delgados en condiciones normales se palpa el pulso aórtico, en tanto que en individuos obesos podrían pasarse por alto incluso aneurismas aórticos grandes. La sospecha de aumento de tamaño de la aortadebe conducir a la realización de ecografía para una definición más precisa del diámetro de la aorta. Debe realizarse auscultación de las arterias carótidas en busca de so- plos, aunque existe una mayor correlación con arteriopatía coronaria (CAD, coronary artery disease) que con estenosis carotídea subyacente. Un soplo en el ángulo de la mandíbula es un dato significativo que constituye una indicación para ecografía dúplex de vigilancia. El diagnóstico diferen- cial se realiza con los soplos transmitidos por estenosis o esclerosis de la válvula aórtica. La carótida se palpa por debajo del músculo esternoclei- domastoideo en el cuello. Sin embargo, la palpación debe ser suave y rara vez proporciona información de utilidad clínica. La exploración de las extremidades superiores es necesaria cuando se coloca un injerto arteriovenoso en pacientes con síntomas de dolor en el brazo con el esfuerzo. El síndrome de estrecho torácico superior puede oca- sionar oclusión o formación de aneurisma de la arteria subclavia. La embo- lización distal es una manifestación del síndrome de estrecho torácico su- perior; en consecuencia, debe realizarse exploración de los dedos en busca de datos de isquemia y ulceración. La arteria axilar penetra a la extremidad por debajo de la porción media de la clavícula, donde puede palparse en pacientes delgados. Por lo general se palpa con facilidad en la axila y en la cara interna del brazo. La arteria humeral se ubica con mayor facilidad en la fosa antecubital inmediatamente por dentro del tendón del bíceps. La arteria radial se palpa al nivel de la muñeca, por delante del radio. Para la exploración vascular de las extremidades inferiores, el pulso fe- moral por lo común es palpable a la mitad de la distancia entre la cresta iliaca anterosuperior y el tubérculo púbico. La arteria poplítea se palpa en la fosa poplítea con la rodilla en flexión a 45° y con los pies apoyados en la mesa de exploración para relajar los músculos de la pantorrilla. Para la pal- pación de la arteria poplítea es necesaria la técnica bimanual. Ambos pul- gares se colocan en la tuberosidad tibial en sentido anterior y los dedos se colocan en la fosa poplítea entre las dos porciones del músculo gemelo. La arteria poplítea se palpa al comprimirla contra el borde posterior de la tibia justo por debajo de la rodilla. El pulso tibial posterior se detecta mediante la palpación 2 cm por detrás del maléolo interno. La arteria dorsal del pie se detecta 1 cm por fuera del tendón del extensor largo del pulgar, el cual cau- sa dorsiflexión del primer dedo del pie y es claramente visible en el dorso del pie. Los pulsos pueden calificarse utilizando una escala tradicional de cuatro puntos o un sistema de escala básico con dos puntos (cuadro 23-2). También debe realizarse una exploración cuidadosa del pie en busca de pa- lidez con la elevación y rubor con la posición en declive, porque tales datos indican isquemia crónica. Deben buscarse cambios ungueales y pérdida del vello. La ulceración y otras manifestaciones específicas de estados patológi- cos se describen en las secciones relevantes más adelante en este capítulo. Después de la cirugía de reconstrucción vascular, el injerto puede estar disponible para exploración, dependiendo de su tipo y trayecto. El injerto in situ en las extremidades inferiores transcurre en la grasa subcutánea y puede palparse a lo largo de la mayor parte de su longitud. Deben valorarse con gran cuidado los cambios en la calidad del pulso, agrandamiento de un aneurisma o soplo de aparición reciente. Los injertos axilofemorales, femo- rofemorales y los injertos arteriovenosos pueden palparse con facilidad. Valoración diagnóstica sin penetración corporal del paciente con enfermedades vasculares Índice tobillo/brazo Hay un interés creciente en el uso del índice tobillo-brazo (ABI) para va- lorar a pacientes con riesgo para eventos cardiovasculares. Un ABI <0.9 se correlaciona con incremento en el riesgo de infarto miocárdico e indica enfermedad vascular periférica significativa, aunque quizá asintomática. El ABI se calcula en las siguientes formas. Se mide la presión arterial (BP, blood pressure) en ambas extremidades superiores utilizando la BP sistóli- ca más alta como el denominador para ABI. La presión en el tobillo se mide al colocar el manguito por arriba del tobillo y medir el restableci- miento del flujo sanguíneo en la arteria tibial posterior y arteria dorsal del pie utilizando una sonda Doppler en cada arteria. La razón de presión sistólica en cada vaso se divide por la presión sistólica más alta en el brazo para expresar el ABI en las arterias dorsal del pie y tibial posterior (fig. 23-1). La cifra normal es de más de 1. Los pacientes con claudicación por lo común tienen un ABI de 0.5 a 0.7 y aquellos con dolor en reposo tienen cifras de 0.3 a 0.5. Los individuos con gangrena tienen ABI <0.3. Estos intervalos varían dependiendo del grado de compresibilidad del vaso. La prueba es menos fiable en pacientes con calcificación grave de los vasos sanguíneos. Por la incapacidad para comprimir el vaso sanguíneo, algunos pacientes como los diabéticos y aquellos con nefropatía en etapa terminal pueden tener un ABI de 1.40 o mayor y en tales casos son necesarias prue- bas diagnósticas adicionales para valorar la arteriopatía periférica (PAD, peripheral arterial disease). Las pruebas alternativas incluyen las presiones del primer dedo del pie/humeral, registros de volumen del pulso, medi- ción de oxígeno transcutáneo o imágenes vasculares (ecografía dúplex). Presiones segmentarias de las extremidades Al colocar manguitos para medición de la presión arterial en forma seria- da a lo largo de las extremidades inferiores y más tarde medir la presión con sonda Doppler conforme se restablece el flujo a la arteria distal al manguito, es posible cuantificar las presiones segmentarias en sentido dis- tal en la extremidad inferior. Estos datos pueden utilizarse para inferir el nivel de oclusión. La presión sistólica a cada nivel se expresa como una razón, con la presión sistólica más elevada en la extremidad superior como el denominador. Las presiones segmentarias normales por lo común muestran presiones elevadas en el muslo de 20 mmHg o más en compara- ción con las presiones en la arteria humeral. Las presiones bajas en el mus- lo deben ser equivalentes a las presiones humerales. Las presiones subsi- guientes pueden disminuir en no más de 10 mmHg a cada nivel. Un gradiente de presión de 20 mmHg o más entre dos niveles subsiguientes indica enfermedad oclusiva en dicho nivel. El índice utilizado más a me- nudo es la razón de presión del tobillo con la presión humeral, conocida como ABI. La ABI es en condiciones normales >1.0 y cifras <0.9 indican algún grado de obstrucción arterial y han mostrado correlación con incre- mento en el riesgo de arteriopatía coronaria.1 Los factores que limitan la confianza de las presiones segmentarias en las extremidades incluyen: a) pasar por alto estenosis moderadas aisladas (por lo común en vasos ilia- cos) que producen poco o ningún gradiente de presión en reposo; b) pre- siones falsamente elevadas en pacientes con diabetes y nefropatía en etapa terminal, y c) incapacidad para diferenciar entre estenosis de oclusión.2 Los pacientes con diabetes y nefropatía en etapa terminal tienen calcifica- ción de los vasos, lo que dificulta su compresión y da origen a lecturas in- apropiadas o falsamente elevadas. Las arterias que no pueden comprimir- se dan origen a presiones sistólicas en el tobillo de 250 mmHg o más con ABI >1.40. En tales situaciones, puede realizarse la medición de la presión absoluta en el primer dedo del pie y en el tobillo para valorar la isquemia crítica de la extremidad inferior. Las presiones en el tobillo <50 mmHg o presiones en el primer dedo del pie <30 mmHg indican isquemia crítica de la extremidad inferior. La presión en el primer dedo del pie es, en condi- ciones normales,30 mmHg menor que la presión en el tobillo y es anor- mal un índice de la presión del primer dedo del pie/humeral <0.70. Son poco comunes los resultados positivos falsos con el índice de presión en el primer dedo del pie/arteria humeral. La principal limitación de esta técni- ca es que es imposible medir las presiones en el primer y segundo dedos del pie cuando hay ulceración preexistente. CUADRO 23-2 Escalas para la calificación de los pulsos periféricos 23Brunicardi(0701-0776).indd 70423Brunicardi(0701-0776).indd 704 15/7/10 12:41:1815/7/10 12:41:18 705 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales Registros del volumen del pulso En individuos con vasos no susceptibles de compresión puede utilizarse la pletismografía segmentaria para valorar la enfermedad arterial oclusiva subyacente. Se colocan manguitos a diferentes niveles sobre la pierna para detectar cambios en el volumen de la extremidad inferior y producir regis- tros de volumen del pulso (PVR, pulse volume recording) cuando se conec- ten a un pletismógrafo (fig. 23-2). Para obtener registros precisos de PVR, el manguito se infla a 60 a 65 mmHg para detectar cambios en el volumen sin causar oclusión arterial. Los trazos de volumen del pulso sugieren en- fermedad proximal si la porción superior del trazo del pulso no aparece con rapidez, el punto más elevado de la onda tiene aspecto redondeado y hay desaparición de la escotadura dicrótica. Las presiones segmentarias aisladas de la extremidad inferior y las me- diciones de PVR tienen precisión de 85% cuando se compara con colan- giografía para detectar y localizar lesiones ateroescleróticas significativas, y cuando se utilizan en combinación su precisión se acerca a 95%.3 Por esta razón, se sugiere que se utilicen las dos modalidades diagnósticas en conjunto cuando se valoran enfermedades de arterias periféricas. Valoración radiológica del paciente con enfermedad vascular Ecografía La exploración ecográfica es un estudio que consume tiempo, requiere experiencia técnica y podrían no observarse todos los segmentos arteria- les. Los análisis de las ondas Doppler pueden sugerir enfermedad ateroes- clerótica oclusiva si los trazos en las arterias estudiadas son bifásicos, mo- nofásicos o asimétricos. La ecografía en modo B proporciona imágenes en blanco y negro en tiempo real. No valora el flujo sanguíneo y por tanto no puede diferenciar entre un trombo reciente y el flujo sanguíneo, los cuales pueden tener la misma ecogenicidad. La calcificación en placas ateroes- cleróticas causa sombras acústicas. Las sondas para ecografía en modo B no pueden estabilizarse. El uso de sondas de ecografía de modo B en el transoperatorio requiere cubiertas estériles y gel para mantener una inter- faz acústica. Se requiere experiencia para obtener e interpretar imágenes con precisión. La ecografía dúplex proporciona el mismo desempeño en las imágenes en modo B, permite el análisis Doppler espectral y el flujo en color. El inconveniente con el desempeño de la ecografía dúplex es la necesidad de una técnica meticulosa por un técnico certificado en ecogra- fía vascular, de forma que se mantenga un ángulo apropiado de 60° du- rante el estudio con la sonda de ecografía. La alteración de este ángulo puede modificar de manera notable el aspecto y la interpretación subsi- guiente en las mediciones de la velocidad. La imagen directa de vasos in- traabdominales con ecografía dúplex es menos fiable por la dificultad para visualizar los vasos a través del intestino subyacente. Las desventajas actuales limitan la aplicabilidad de la ecografía dúplex en la valoración de enfermedad aortoiliaca infrapoplítea. En un estudio reciente, la ecografía dúplex tuvo menor sensibilidad en el cálculo de la estenosis de vasos in- frapoplíteos en comparación con las técnicas convencionales de sustrac- ción digital o angiografía por tomografía computadorizada.4 Pocos ciru- janos confían únicamente en la ecografía dúplex para la planificación ABI derecho = razón de Presión sistólica más elevada en el tobillo derecho (arteria tibial posterior o dorsal del pie) Presión sistólica más elevada en el brazo (brazo derecho o izquierdo) ABI izquierdo = razón de Presión sistólica más elevada en el tobillo izquierdo (arteria tibial posterior o dorsal del pie) Presión sistólica más elevada en el brazo (brazo derecho o izquierdo)Figura 23-1. Cálculo del índice tobillo/brazo. 23Brunicardi(0701-0776).indd 70523Brunicardi(0701-0776).indd 705 15/7/10 12:41:1915/7/10 12:41:19 706 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales A Femoral 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Femoral superior 1.50 1.00 0.50 0.00 0.50 Poplíteo 1.50 1.00 0.50 0.00 0.50 Tibial posterior 1.50 1.00 0.50 0.00 0.50 Dorsal del pie 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 0.75 Femoral 0.50 0.25 0.00 0.25 Poplíteo 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Tibial posterior 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Dorsal del pie 0.75 0.50 0.25 0.00 0.25 Femoral superior 0.75 0.50 0.25 0.25 0.00 149 Humeral 0.66 Muslo, superior Muslo, inferior Pantorrilla Tobillo, tibial posterior Tobillo, dorsal del pie Primer dedo del pie 0.77 0.74 1.01 1.05 1.01 1.05 0.70 0.73 0.66 0.62 0.59 Índices 144 Derecho Izquierdo Trazos Doppler 1 s/div 157 150 157109 105 99 PT 98 DT 92 PT 151 DT 111 11488 B Figura 23-2. A. El registro de volumen del pulso se lleva a cabo al conectar manguitos para medición de presión arterial y un pletismógrafo a varios niveles sobre las extremidades inferiores. B. Reportes típicos de un estudio con enfermedad vascular periférica con mediciones segmentarias de la presión arterial más estudio Doppler de las extremidades inferiores. 23Brunicardi(0701-0776).indd 70623Brunicardi(0701-0776).indd 706 15/7/10 12:41:1915/7/10 12:41:19 707 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales preoperatoria en revascularizaciones de las extremidades inferiores. Sin embargo, en manos de ecografistas expertos, las arterias de las extremida- des inferiores pueden valorarse con precisión al cuantificar la importan- cia de los criterios de velocidad a través de la estenosis arterial. La ecogra- fía dúplex es incapaz de valorar los injertos de politetrafluoroetileno (PTFE) y poliéster (dacrón) porque contienen aire, lo que evita la penetra- ción de las ondas ecográficas. Angiografía por tomografía computadorizada La angiografía por tomografía computadorizada (CTA, computed tomo- graphy angiography) es un método sin penetración corporal, dependiente de la administración de medio de contraste para obtener imágenes del aparato arterial. Depende de la administración intravenosa de medios de contraste con yodo. El paciente se hace avanzar a través de una carcasa que rota, la cual produce imágenes transversales seriadas. Los vasos llenos de material de contraste pueden extraerse de los cortes y producir imáge- nes tridimensionales (fig. 23-3). Las imágenes obtenidas por técnica de sustracción pueden rotarse y observarse en diferentes direcciones después del proceso de obtención de imágenes. Esta tecnología ha avanzado como consecuencia de las técnicas de endoinjerto aórtico. La CTA proporciona imágenes para su procesamiento después de la adquisición de las mismas que puede utilizarse para mostrar el aneurisma en un formato que muestre la presencia de trombo, calcio, grosor de la luz del vaso y la pared vascular externa, lo que permite “ajustar” el endoinjerto de manera apropiada en el aneurisma (fig. 23-4). Cada vez se utiliza más la CTA para obtener imáge- nes de la bifurcación carotídea y conforme se incrementa el poder de pro- cesamiento de las computadoras, la velocidad de adquisición de las imáge- nes y la resolución de las mismas continuará incrementándose. La principal limitación de la CTA con múltiples detectores es el uso de material de contraste y la presencia de artefactos ocasionados por las calcificaciones y endoprótesis. La CTA puede sobreestimar el grado de estenosisen el inte- rior de una endoprótesis, en tanto que las calcificaciones intensas pueden limitar la precisión diagnóstica del método al causar un efecto de “arte- facto de redundancia”.5 Estos artefactos pueden superarse con la modifi- cación en las técnicas para la adquisición de la imagen. No existen estu- dios clínicos con asignación al azar para documentar la superioridad de la CTA con múltiples detectores sobre la angiografía tradicional, pero hay evidencia creciente que apoya que la CTA con múltiples detectores tiene sensibilidad, especificidad y precisión que rivalizan con la angiografía, que es un método con penetración corporal.5 Angiografía por resonancia magnética La angiografía por resonancia magnética (MRA, magnetic resonance an- giography) tiene la ventaja de que no se necesita administrar medios de contraste con yodo para la opacificación de los vasos sanguíneos (fig. 23-5). Se utiliza gadolinio como medio de contraste para los estudios de MRA, que por lo general no es nefrotóxico y puede utilizarse en pacientes con concentraciones elevadas de creatinina. El estudio está contraindica- do en personas con marcapasos, desfibriladores, estimuladores de la mé- dula espinal, derivaciones intracerebrales, implantes cocleares y grapas craneales. Los pacientes con claustrofobia podrían necesitar sedación para completar el estudio. La presencia de endoprótesis metálicas puede causar artefactos y disminución de la intensidad de la señal; sin embargo pueden emplearse métodos de alternancia en la adquisición de imágenes y en su procesamiento. Las endoprótesis de nitinol producen mínimos efectos de artefacto.6 La MRA, en comparación con otras modalidades, es relativa- mente lenta y costosa. Sin embargo, por su naturaleza sin penetración cor- poral y baja nefrotoxicidad, cada vez se utiliza más a menudo para obtener imágenes de los vasos sanguíneos en diversas distribuciones anatómicas. Angiografía diagnóstica La angiografía diagnóstica se considera el método ideal en las imágenes vasculares. En muchos centros hospitalarios su uso está disminuyendo con rapidez por el desarrollo de modalidades de imágenes sin penetración corporal, como el mapeo arterial con ecografía dúplex, CTA y MRA. Sin embargo, aún se utiliza ampliamente la angiografía con medio de contras- te. Los aspectos esenciales de la angiografía son el acceso vascular y la co- locación del catéter en el lecho vascular que se estudiará. Los sistemas de imagen y los medios de contraste se utilizan para opacificar el vaso estu- diado. En el pasado esta función se relegaba en gran medida al servicio de radiología intervencionista, pero cada vez más, un número creciente de cirujanos realiza este procedimiento y a continuación de la obtención de imágenes diagnósticas realiza intervenciones quirúrgicas o endovascu- lares de inmediato. Hay varias consideraciones cuando se utiliza la angio- grafía para la obtención de imágenes. Casi 70% de las placas de ateroesclerosis aparecen en ubicación excén- trica en el vaso sanguíneo; por tanto las imágenes pueden ser confusas cuando se intenta valorar estenosis porque la angiografía tiene sus limita- A B Figura 23-3. Angiograma por tomografía computadorizada con múltiples detectores con reconstrucción tridimensional de la circulación arterial iliofemoral en dos pacientes con claudicación de la extremidad inferior. A. Un varón de 50 años de edad con oclusión de la arteria femoral superficial derecha (flecha grande) con reconstrucción de la arteria femoral superficial al nivel de la porción media del muslo. Se observan calcificaciones arteriales (flechas cortas) en ambas arterias femorales superficiales en su región distal. B. Un varón de 53 años de edad con oclusión de la arteria iliaca derecha común (flecha doble). Figura 23-4. Angiograma tridimensional por tomografía computadorizada de un aneurisma de la aorta abdominal que muestra varios componentes del aneurisma, lo que incluye trombo, calcificación aórtica, circulación sanguínea y pared del aneurisma. 23Brunicardi(0701-0776).indd 70723Brunicardi(0701-0776).indd 707 15/7/10 12:41:1915/7/10 12:41:19 708 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales ciones al proporcionar una imagen en un solo plano de la luz vascular. Con el incremento en el uso de endoprótesis vasculares desplegables, tam- bién se ha observado que la valoración de la posición y colocación de las endoprótesis en relación con las ramas circundantes puede ser imprecisa. Además, la angiografía expone al paciente los riesgos de la radiación ioni- zante y al medio de contraste intravascular. Sin embargo, la angiografía con medio de contraste es el método con penetración corporal más utili- zado para la valoración del árbol vascular con fines diagnósticos y para intervenciones terapéuticas. La angiografía por lo común proporciona in- formación final necesaria para decidir si se realiza o no una intervención quirúrgica o un procedimiento endovascular. La angiografía por sustracción digital (DSA, digital subtraction angio- graphy) ofrece algunas ventajas sobre la angiografía convencional, como una visualización excelente pese al empleo de bajos volúmenes de medio de contraste. En particular con las lesiones que producen oclusión en múl- tiples niveles que limitan la cantidad de medio de contraste que alcanza los vasos distales, el uso complementario de técnicas de angiografía por sus- tracción digital puede mejorar la visualización y definición de la anatomía. La DSA intraarterial utiliza dispositivos de imagen portátiles, con rotación axil, que permiten la obtención de proyecciones en diferentes ángulos. También permite la obtención de video en tiempo real (fig. 23-6). Pueden obtenerse imágenes de la totalidad de la extremidad con DSA, utilizando inyecciones repetidas de pequeñas cantidades de medio de contraste para obtener imágenes angiográficas secuenciales, lo que se denomina técnica de pulsos. Valoración cardiaca preoperatoria El aspecto más importante y de mayor controversia de la valoración pre- operatoria en pacientes con enfermedad ateroesclerótica que necesitan intervención quirúrgica es la detección y tratamiento subsiguiente de la arteriopatía coronaria (CAD) asociada.7 Varios estudios han documenta- do la existencia de CAD en 40 a 50% o más pacientes que requieren pro- cedimientos de reconstrucción vascular, 10 a 20% de los cuales podrían estar relativamente sintomáticos sobre todo por su incapacidad para reali- zar ejercicio.8 El infarto miocárdico causa la mayor parte de muertes pos- operatorias, tempranas y tardías. La mayor parte de los métodos de detec- ción disponibles carecen de sensibilidad y especificidad para predecir las complicaciones cardiacas posoperatorias. Hay reportes contradictorios con respecto a la utilidad de la gammagrafía preoperatoria con dipirida- mol-talio o la ecocardiografía con dobutamina para estratificar a pacientes Figura 23-5. Angiografía por resonancia magnética nuclear del arco aórtico y arterias carótidas. Este estudio proporciona un análisis tridimensional de las estructuras vasculares, como las ramas del arco aórtico, así como de las arterias vertebrales y carótidas. Figura 23-6. La angiografía por sustracción digital proporciona excelente visualización de la circulación intravascular con la administración de medio de contraste intraarterial. Como se ilustra en este estudio de angiografía por sustracción digital, se demuestra la presencia de lesiones en varios niveles incluyendo estenosis focal de la arteria iliaca izquierda (flecha grande), oclusión de la arteria femoral superficial derecha (flechas curvadas), estenosis de la arteria femoral superficial izquierda (flecha pequeña) y múltiples estenosis de la arteria tibial (cabezas de flecha). 23Brunicardi(0701-0776).indd 70823Brunicardi(0701-0776).indd 708 15/7/10 12:41:2015/7/10 12:41:20 709 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales con enfermedades vasculares, en términosde morbilidad y mortalidad perioperatoria de causa cardiaca. En casi 50% de los pacientes los estudios de imagen con talio demostraron ser innecesarios porque el riesgo cardia- co puede establecerse con base en información clínica.7 Incluso con la an- giografía coronaria es difícil establecer una relación entre los datos anató- micos con la importancia funcional, y por tanto, con el riesgo quirúrgico. No hay datos que confirmen que las intervenciones coronarias percutá- neas o la revascularización quirúrgica antes de procedimientos quirúrgi- cos vasculares modifiquen la mortalidad o la incidencia de infartos mio- cárdicos. De hecho, la angiografía coronaria se asocia con sus propios riesgos inherentes y los pacientes sometidos a injerto de derivación arte- rial coronaria o angioplastia coronaria transluminal percutánea (PTA, per- cutaneous transluminal angioplasty) antes de reconstrucciones aortoiliacas se someten a los riesgos y complicaciones de ambos procedimientos. El estudio clínico Coronary Artery Revascularization Prophylaxis de- mostró que la revascularización coronaria en pacientes con enfermedad vascular periférica y CAD significativa que se consideraban en alto riesgo para implicaciones perioperatorias no tuvieron reducción o la mortalidad general fue en el infarto miocárdico perioperatorio.9 Además, los pacien- tes que se sometieron a revascularización coronaria profiláctica tuvieron retraso significativo antes de ser sometidos a procedimientos vasculares con incremento en la morbilidad de las extremidades en comparación con los pacientes que no lo hicieron. Los estudios apoyan la mejoría en el pro- nóstico cardiovascular y general con la optimización médica de los pa- cientes. Por tanto, en individuos con enfermedades vasculares se reco- mienda el uso de bloqueadores β perioperatorios, así como el empleo de fármacos antiplaquetarios, estatinas e inhibidores de la enzima converti- dora de angiotensina (ACE, angiotensin-converting enzyme).10,11 PRINCIPIOS BÁSICOS DEL TRATAMIENTO ENDOVASCULAR Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en los países desarrollados desde el inicio del siglo xxi. La revasculariza- ción quirúrgica desarrolló una participación predominante en el trata- miento de pacientes con enfermedades vasculares, y los modelos moder- nos de tratamiento evolucionaron de manera significativa con mayor énfasis en las intervenciones percutáneas con catéter en comparación con los dos decenios previos. La participación creciente de esta intervención vascular con mínima penetración corporal ha sido alimentada por diver- sos factores, lo que incluye avances rápidos en técnicas de imagen y menor morbilidad y mortalidad en intervenciones endovasculares, así como una convalecencia más rápida después del tratamiento percutáneo cuando se compara con las operaciones tradicionales. Existen pocas dudas de que con el desarrollo continuo de dispositivos y el refinamiento de las técnicas guiadas por imagen, las intervenciones endovasculares proporcionarán mejores resultados clínicos y tendrán una mayor participación en el trata- miento de las enfermedades vasculares. La técnica de acceso percutáneo con fines diagnósticos y terapéuticos para la enfermedad vascular ha dado origen a cambios notables en la prác- tica de varias subespecialidades, lo que incluye a la radiología intervencio- nista, cardiología con penetración corporal y cirugía vascular. El desarro- llo de los instrumentos endoscópicos y con catéter permitieron que los cirujanos vasculares realizaran intervenciones quirúrgicas a través de la vía intraluminal o extraluminal. Las técnicas endovasculares pueden tra- tar la totalidad de la patología vascular, lo que incluye estenosis y oclusio- nes de diversos orígenes, enfermedades aneurismáticas y lesiones traumá- ticas. Muchos de estos procedimientos se han desarrollado sólo en fechas recientes, y como tales, no han sido investigados de manera que permitan una comparación precisa con métodos más tradicionales como la inter- vención quirúrgica abierta. Con frecuencia se carece de vigilancia a largo plazo para estos procedimientos. Sin embargo, por el potencial de tratar pacientes con disminución en la mortalidad y morbilidad, las técnicas en- dovasculares se están adoptando como un aspecto fundamental de la ciru- gía vascular. Agujas y accesos Para lograr el acceso vascular percutáneo se utilizan agujas. El tamaño de la aguja depende del diámetro del alambre guía utilizado. Más a menudo se utilizan agujas de calibre 18, las cuales dan cabida a guía de alambre de 0.035 pulg. Una aguja calibre 21 acepta una guía de alambre de 0.018 pulg. El acceso con aguja más utilizado es la técnica de Seldinger, que puede utilizarse con técnicas de punción de una o dos paredes vasculares. La arteria femoral es el sitio de acceso más común. La arteria femoral común (CFA, common femoral artery) se punciona sobre el tercio interno de la cabeza femoral, que puede ubicarse con el empleo de fluoroscopia. La técnica de punción de una sola pared requiere una aguja biselada cortante y sin estilete central. Se realiza la punción de la pared vascular anterior con el bisel de la aguja apuntando hacia arriba; la hemorragia pulsátil a través de la aguja indica su posición intraluminal. Este método es el más útil para las punciones para injertos, pacientes con perfiles anormales de coagula- ción o si se espera el uso de tratamiento trombolítico. Una vez que la agu- ja se coloca en posición intraluminal, se verifica el sangrado de retorno y se hace avanzar la guía de alambre con suavidad y bajo guía fluoroscópica para evitar disección de la subíntima o rotura de la placa. Las técnicas con doble punción de la pared se realizan con una aguja de punta roma que tiene una cánula interna extraíble. Se realiza la punción con la aguja intro- ductora a través de ambas paredes de la arteria y se retira hasta que se ob- tiene sangre, lo que confirma la posición intraluminal antes de hacer avan- zar la guía de alambre. Puede haber hemorragia problemática a través de la punción de la pared arterial posterior; por tanto, se prefiere la técnica con la punción de una sola pared vascular. El acceso femoral retrógrado es la técnica más común para el acceso arterial (fig. 23-7). Las ventajas de esta técnica incluyen el tamaño y posi- ción fija de la CFA, así como relativa facilidad para la compresión contra la cabeza femoral al concluir el procedimiento. Debe tenerse cuidado de evitar la punción de la arteria iliaca externa (EIA, external iliac artery) por arriba del ligamento inguinal porque esto puede ocasionar hemorragia re- troperitoneal secundaria a compresión ineficaz del sitio de punción. De la misma forma, una punción demasiado baja o al nivel de la bifurcación de la CFA puede ocasionar trombosis o formación de seudoaneurisma de la SFA pero es de gran utilidad cuando no puede atravesarse la bifurcación aórtica o cuando los dispositivos no tienen la longitud suficiente para al- canzar una lesión desde un acceso femoral contralateral. En ocasiones, cuando las arterias iliacas bilaterales o la aorta son inaccesibles por la ex- tensión de las lesiones ateroescleróticas, cicatrización o presencia de injer- tos de derivación, debe utilizarse la arteria humeral para obtener el acceso para intervenciones diagnósticas y terapéuticas. Se punciona la arteria hu- meral izquierda porque con esto se evita el origen de la arteria carótida y por tanto disminuye el riesgo de embolia cerebral relacionada con el cate- terismo. El acceso a la arteria se lleva a cabo con una aguja delgada, justo proximal al pliegue antecubital. El uso del acceso humeral se asocia con mayor riesgo de trombosis y lesión nerviosa que el acceso femoral. A B Figura 23-7. A. Acceso anterógrado a la arteria femoral. La aguja se introduce justo por debajo del ligamento inguinal en la arteria femoral común, por donde se introduce una guía de alambre en la arteria femoralsuperficial ipsolateral. B. Acceso a través de la arteria humeral. La aguja se introduce en forma retrógrada en la arteria humeral, justo por arriba de la fosa antecubital, y la guía de alambre se introduce a continuación en la arteria humeral. 23Brunicardi(0701-0776).indd 70923Brunicardi(0701-0776).indd 709 15/7/10 12:41:2015/7/10 12:41:20 710 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales Guías de alambre Las guías de alambre se utilizan para introducir, colocar e intercambiar catéteres. Por lo común son flexibles con un extremo distal rígido. En tér- minos generales, sólo se coloca en el vaso sanguíneo el extremo flexible de la guía de alambre. Todas las guías están compuestas por un centro rígido y un resorte externo, lo que permite que se coloque un catéter sobre las mismas. Hay cinco características esenciales de las guías de alambre: tama- ño, longitud, rigidez, cubierta y configuración de la punta; se encuentran disponibles con diferentes diámetros transversales máximos que varían de 0.011 a 0.038 pulg. Para la mayor parte de procedimientos aortoiliacos por lo común se utiliza una guía de alambre de 0.03 pulg mientras que los diámetros más pequeños, de 0.018 pulg, se reservan para angiografías se- lectivas de vasos de pequeño calibre, como las lesiones carotídeas y aque- llas ubicadas por debajo de la rodilla. Además del diámetro, las guías de alambre están disponibles en longitudes variables que van de 180 a 260 cm de longitud. Mientras más larga es la guía más difícil es su manipulación y se incrementa el riesgo de contaminación. Mientras se lleva a cabo el pro- cedimiento, es importante mantener la guía de alambre a través de la le- sión hasta que se haya completado la arteriografía en forma satisfactoria. La rigidez de la guía de alambre es también una característica impor- tante. Las guías rígidas permiten el paso de grandes dispositivos para en- doprótesis aórtica sin torsión del dispositivo. También son útiles cuando se intenta realizar un intercambio de catéter sobre una arteria tortuosa. Un ejemplo de guía de alambre rígida es el alambre Amplatz. Las guías de alambre cubiertas con material hidrofílico son herramientas invaluables para asistir en cateterismos difíciles. La cubierta se prepara para recubrir la guía de alambre en solución salina. La naturaleza resbalosa de esta guía de alambre, junto con su capacidad de torsión facilita de manera significa- tiva el paso de la guía en casos de cateterismo difícil. Las guías de alambre también se presentan con diversas configuraciones de la punta. Las guías de alambre con punta angulada pueden conducirse para hacer avanzar el catéter a través de una estenosis de diámetro reducido o para elegir una rama específica de un vaso. El alambre de Rosen tiene una curva suave que la hace ideal para la colocación de endoprótesis en la arteria renal. La cur- vatura suave de esta guía de alambre evita la perforación de vasos renales de pequeño calibre. Vainas hemostáticas Las vainas hemostáticas son dispositivos a través de los cuales se realizan procedimientos endovasculares. La vaina protege al vaso sanguíneo de la lesión mientras se introducen las guías de alambre y los catéteres (fig. 23-8). Una válvula unidireccional evita la hemorragia a través de la vaina y una vía de acceso lateral permite la administración de medio de contras- te o de heparina durante el procedimiento. El tamaño de las vainas se esta- blece con base en su diámetro interno. Las vainas utilizadas más a menudo para acceso percutáneo son de diámetros 5 a 9 F en su diámetro interno, pero con exposición quirúrgica abierta de la CFA pueden utilizarse vainas con diámetro de hasta 26 F. Las vainas también tienen longitudes varia- bles; las vainas más largas se encuentran disponibles de forma tal que pue- den llevarse a cabo intervenciones distantes al sitio de acceso arterial. Catéteres Existe una amplia variedad de catéteres que difieren principalmente en la configuración de la punta. Las diversas formas permiten el acceso a vasos de diferentes dimensiones y angulaciones. Los catéteres se utilizan para realizar angiografías, proteger el paso de globos y endoprótesis y pueden utilizarse para dirigir la guía de alambre a través de estenosis estrechas o vasos de trayecto tortuoso. Angioplastia con globo La angioplastia con globo difiere principalmente en su longitud y diáme- tro, así como en la longitud de la base del catéter. Conforme ha avanzado la tecnología de los globos se han fabricado con perfiles más bajos (es de- cir, el tamaño que asume el globo una vez desinflado). Los globos se utili- zan para realizar angioplastia en segmentos con estenosis vascular, para desplegar endoprótesis y para permitir la expansión adicional después de la introducción de endoprótesis autoexpandibles (fig. 23-9). Además de su longitud y diámetro, los operadores deben familiarizarse con otras carac- terísticas de los globos. Los globos con baja o nula distensibilidad tienden a inflarse a un diámetro preestablecido y ofrecen mayor fuerza de dilata- ción en el sitio de la estenosis. Los globos de baja distensibilidad se utilizan sobre todo para intervenciones periféricas. Los globos de bajo perfil tie- nen menos probabilidades de quedar retenidos al hacerlos avanzar a través Globo Catéter A B C Figura 23-9. A. Arteria con estrechamiento de la luz por la presencia de placa. B. Un catéter de angioplastia con globo se coloca en el segmento enfermo de la arteria y se infla para aumentar el conducto intravascular. C. Hay compresión de la placa con incremento de la luz del vaso sanguíneo como consecuencia de la angioplastia con globo. Figura 23-8. Todos los procedimientos percutáneos endovasculares se realizan a través de una vaina introductora (flecha grande), lo que proporciona una vía de acceso de la piel al compartimiento vascular. La vaina también protege al vaso sanguíneo de la lesión mientras se introducen las guías de alambre o los catéteres (flechas pequeñas). 23Brunicardi(0701-0776).indd 71023Brunicardi(0701-0776).indd 710 15/7/10 12:41:2115/7/10 12:41:21 711 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales de la endoprótesis y son más fáciles de extraer a través de las vainas. Bajo guía fluoroscópica, el globo se infla hasta que la parte más angosta de la lesión ateroesclerótica desaparezca y el globo se encuentre en su punto máximo de inflado. La duración del inflado del globo y la presión utilizada para la angioplastia dependen de la indicación para la intervención y de la ubicación y características de la lesión a tratar. Con frecuencia se requie- ren varios procedimientos de inflado para lograr el perfil pleno del globo. En ocasiones es necesario un globo de bajo perfil para “predilatar” una estenosis estrecha de forma que los catéteres con globo selectos puedan cruzar la lesión. Después del inflado, la mayor parte de los globos no recu- peran su diámetro previo a la inflación y adquieren un perfil más volumi- noso. Debe tomarse en consideración la capacidad para aplicar tracción y fuerza, y la capacidad para cruzar estenosis cuando se elija un globo en particular. Por último, la “longitud del hombro del globo” es una caracte- rística importante a considerar cuando se seleccionó un globo por la posi- bilidad de causar lesión durante una PTA en un segmento arterial adya- cente. Siempre existe el riesgo de causar disección o rotura durante la PTA, y por tanto debe realizarse una angiografía mientras el alambre se encuen- tra aún colocado. Dejar el alambre en el sitio proporciona el acceso para la repetición del procedimiento o para la colocación de una endoprótesis o injerto con endoprótesis si está indicado. Endoprótesis Las endoprótesis vasculares se utilizan con frecuencia después de una angioplastia inadecuada con disección o con “rebote elástico” de una este- nosis arterial. Sirven para sostener vasos susceptibles de compresión y ayudan a evitar la recurrencia de la estenosis porateroesclerosis. Las indi- caciones apropiadas para la colocación primaria de endoprótesis en una lesión sin una angioplastia inicial han evolucionado en formas que depen- den de la extensión y sitio de la lesión. Las endoprótesis se fabrican con diversos metales, como acero inoxidable, tantalio, aleaciones con cobalto y nitinol. Las endoprótesis vasculares se clasifican en dos categorías bási- cas: endoprótesis expandibles con globo y endoprótesis autoexpandibles. Estas últimas (fig. 23-10) se despliegan al retirar la vaina que la contie- ne. Por lo común están elaboradas con Elgiloy (una aleación de cobalto, cromo y níquel) o de nitinol (una aleación que tiende a recuperar su for- ma original y que está compuesta por níquel y titanio) y esta última recu- perará la forma que tenía cuando fue tratada con calor, lo que depende de la composición de la aleación. Las endoprótesis autoexpandibles alcanza- rán su diámetro final dependiendo de la geometría de la endoprótesis, la fuerza del aro y el tamaño del vaso sanguíneo. Estas endoprótesis se colo- can sobre una vaina central que se coloca dentro de una vaina externa; dependen de la acción de un dispositivo similar a un resorte mecánico para lograr su expansión. Con el desplazamiento de esas endoprótesis, hay cierto grado de acortamiento que debe tomarse en consideración cuando se elige el área de desplazamiento. De esta forma, las endoprótesis autoex- pandibles son más difíciles de colocar con precisión absoluta. Hay varias ventajas relacionadas con las endoprótesis autoexpandibles. Por lo general están disponibles en presentaciones con mayores longitudes que las endo- prótesis expandibles con globo y por tanto se utilizan para el tratamiento de lesiones largas y tortuosas. Su capacidad para ampliarse de manera continua después de su aplicación permiten darles cabida en vasos adya- centes de diferentes tamaños. Esto hace a dichas endoprótesis ideales para la colocación en la arteria carótida interna. Tales endoprótesis siempre tienen un tamaño superior en 1 o 2 mm con respecto al diámetro más amplio del vaso normal adyacente a la lesión para evitar su migración in- mediata. Las endoprótesis expandibles con globo están compuestas por acero inoxidable montado sobre un globo de angioplastia y se despliegan me- diante la inflación del globo o están disponibles montadas sobre un catéter con globo (fig. 23-11). La capacidad de la endoprótesis expandible con globo para acortar su longitud durante el desplazamiento depende de la geometría de la endoprótesis y del diámetro final al cual se infla el globo. Estas endoprótesis son más rígidas y se asocian con un tiempo más corto para lograr la endotelización completa. A menudo son de flexibilidad limi- tada y tienen un alto grado de resistencia al aplastamiento cuando se com- paran con las prótesis autoexpandibles. Esto las hace ideales para lesiones de segmentos cortos, en especial aquellos que afectan orificios, como la porción proximal de la iliaca común o las estenosis de la arteria renal. Las áreas de mayor interés en el desarrollo de endoprótesis consisten en la creación de endoprótesis impregnadas de fármacos (DES, drug-elut- Figura 23-10. Las endoprótesis autoexpandibles se elaboran con acero inoxidable templado o con nitinol (una aleación de níquel y titanio) que se colocan cerradas en el interior de un catéter. Después de la extracción del catéter que limita su tamaño, la endoprótesis autoexpandible alcanza su diámetro final, lo que depende de la geometría de la misma, la fuerza del aro y tamaño del vaso sanguíneo. Figura 23-11. En el caso de las endoprótesis expandibles con globo, la endoprótesis se coloca sobre un catéter con globo. El globo aplica fuerza a la endoprótesis más allá de su límite elástico. La endoprótesis se despliega al inflar por completo el globo. Este tipo de endoprótesis tiene el grado más elevado de resistencia al aplastamiento cuando se compara con las endoprótesis autoexpandibles. Esto las hace ideales para lesiones en orificios vasculares calcificados en segmentos cortos. 23Brunicardi(0701-0776).indd 71123Brunicardi(0701-0776).indd 711 15/7/10 12:41:2115/7/10 12:41:21 712 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales ing stent), que por lo común están compuestos de nitinol y tienen varios fármacos antiinflamatorios impregnados en ellas. Con el paso del tiempo las endoprótesis liberan el fármaco a la pared arterial circundante y evi- tan la recidiva de la estenosis. Varios estudios clínicos con asignación al azar y grupo testigo han demostrado sus beneficios en la arteriopatía co- ronaria.12 Los estudios clínicos han demostrado eficacia similar y tempra- na de los DES en el tratamiento de la arteriopatía periférica. Injertos con endoprótesis Las combinaciones de endoprótesis metálicas cubiertas con material teji- do dieron origen a los primeros injertos con endoprótesis. Las endopróte- sis cubiertas se diseñaron con poliéster o PTFE y se han empleado de ma- nera predominante para el tratamiento de lesiones vasculares de origen traumático, lo que incluye la rotura arterial y fístulas arteriovenosas (fig. 23-12). Sin embargo, estos dispositivos fueron de utilidad creciente en el tratamiento de la enfermedad oclusiva arterial iliacofemoral, así como para aneurismas poplíteos. La reparación de aneurismas endovasculares utilizando el concepto de injertos con endoprótesis se inició en 1991 por Parodi.13 Desde ese mo- mento, se ha colocado un gran número de endoinjertos bajo los auspicios de estudios clínicos y más tarde con dispositivos aprobados por la Food and Drug Administration (FDA). Dichos dispositivos requieren que el pa- ciente tenga un aneurisma infrarrenal con al menos 15 mm de cuello aór- tico proximal por debajo de las arterias renales y una angulación que no exceda 60°. Para aquellos pacientes con aneurisma asociado de la arteria iliaca común (CIA, common iliac artery), el tratamiento endovascular pue- de lograrse con la embolización inicial con espirales de la arteria hipogás- trica ipsolateral con extensión del dispositivo endovascular en la arteria iliaca externa. Se están llevando a cabo estudios clínicos con dispositivos que ampliarán las indicaciones a aneurismas que afecten segmentos visce- rales de la aorta abdominal. La FDA ha aprobado varios endoinjertos to- rácicos para el tratamiento de los aneurismas de la aorta torácica descen- dente. Los estudios iniciales han demostrado eficacia a corto plazo de los dispositivos para la aorta torácica en el tratamiento de lesiones traumáti- cas y disecciones aórticas.14-16 En Europa y Asia se cuenta con una mayor experiencia con tales dispositivos y en Estados Unidos se están llevando a cabo estudios con varios dispositivos. ENFERMEDADES DE LAS ARTERIAS CARÓTIDAS La placa oclusiva ateroesclerótica es con mucho la patología observada más a menudo en la bifurcación de la arteria carótida. Casi 30 a 60% de todos los cuadros de apoplejía isquémica se relacionan con enfermedad oclusiva ateroesclerótica de la bifurcación carotídea. En la siguiente sec- ción se analizan las manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento, lo que incluye tratamiento médico, endarterectomía quirúrgica y colocación de endoprótesis para la enfermedad oclusiva ateroesclerótica de las caróti- das. En la segunda parte de la sección se realizará una revisión breve de otras enfermedades no ateroescleróticas menos comunes que afectan las arterias carótidas extracraneales, lo que incluye el bucle carotídeo, la dis- plasia fibromuscular (FMD, fibromuscular dysplasia), disección arterial, aneurismas, arteritis por radiación, arteritis de Takayasu y tumor del cuer- po carotídeo. Epidemiología y etiología de la enfermedad oclusiva de las arterias carótidas Casi 700 000 estadounidenses sufren cuadros nuevos o recurrentes de apoplejía cada año.17 Casi 85% de todas las apoplejías son de tipo isquémi- co y 15% de tipo hemorrágico. Las apoplejías hemorrágicas son causadaspor traumatismo cefálico o por rotura espontánea de un vaso sanguíneo intracerebral. Las apoplejías sistémicas son ocasionadas por hipoperfu- sión por oclusión arterial o, con menos frecuencia, por disminución del flujo sanguíneo como consecuencia de la estenosis arterial proximal y de la circulación colateral. Las causas comunes de apoplejía isquémica son la embolia cardiógena (35%), arteriopatía carotídea (30%), infartos laguna- res (10%), diversos tipos (10%) e idiopáticas (15%).17 El término accidente cerebrovascular (CVA, cerebrovascular accident) a menudo se utiliza en forma intercambiable para referirse a cuadros de apoplejía isquémica. Una isquemia cerebral transitoria (TIA, transient ischemic attack) se define como un estado de hipoperfusión transitoria, cerebral o retiniana focales que se resuelven en forma espontánea en menos de 24 h después de su inicio. Sin embargo, la mayor parte de cuadros de TIA se resuelven en unos minutos, y con déficit neurológicos más prolongados probablemente constituyan un cuadro de apoplejía. En fechas recientes se acuñó el térmi- no crisis encefálica para referirse a una apoplejía aguda o TIA, denotando el trastorno como una urgencia médica que requería atención inmediata, similar a un infarto agudo. Las apoplejías por enfermedad oclusiva de la bifurcación carotídea por lo común son causadas por ateroémbolos (fig. 23-13). La bifurcación caro- tídea es un área de bajo flujo y de baja fuerza de cizallamiento. Conforme la sangre circula a través de la bifurcación carotídea se separa en una re- gión de flujo bajo y baja resistencia en la arteria carótida interna y una región de alta resistencia en la arteria carótida externa. En forma caracte- rística, la placa ateroesclerótica se forma en la pared externa en el lado opuesto al punto donde se divide el flujo (fig. 23-14). La formación de la placa ateroesclerótica es compleja, e inicia con la lesión de la íntima, con depósito de plaquetas, proliferación de células de músculo liso y fibropla- sia, lo que da origen al estrechamiento subsiguiente de la luz arterial. Con el incremento en el grado de estenosis de la ICA, el flujo se torna más turbulento y se incrementa el riesgo de ateroembolización. La gravedad de la estenosis por lo común se divide en tres categorías con base en la reduc- ción del diámetro de la luz: leve (menor de 50%), moderada (50 a 69%) y grave (70 a 99%). La estenosis carotídea grave es un factor pronóstico fuer- te de apoplejía.18 A su vez, el antecedente de síntomas neurológicos (TIA o apoplejía) es un determinante de importancia para la apoplejía ipsolateral recurrente. Los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedad en la bifurcación de la arteria carotídea son similares a los que causan enferme- dad oclusiva ateroesclerótica en otros lechos vasculares. La edad avanzada, el género masculino, hipertensión, tabaquismo, diabetes mellitus, homo- Figura 23-12. Una endoprótesis con injerto es una combinación de endoprótesis metálica cubierta con material tejido y por lo común se utiliza para la exclusión de aneurismas. 23Brunicardi(0701-0776).indd 71223Brunicardi(0701-0776).indd 712 15/7/10 12:41:2215/7/10 12:41:22 713 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales cistinemia e hiperlipidemia son factores predisponentes bien conocidos para el desarrollo de enfermedad oclusiva ateroesclerótica. Manifestaciones clínicas de isquemia cerebral La TIA es la pérdida focal de funciones neurológicas, con duración de menos de 24 h. Los cuadros de TIA progresiva se refieren al síndrome que consiste en TIA repetidos en periodos cortos, los cuales que se caracteri- zan por recuperación neurológica completa entre las crisis. Como mínimo el término debe reservarse para aquellos individuos con manifestaciones diarias o múltiples crisis que ceden en forma espontánea en menos de 24 h. Los cuadros de TIA hemodinámicos constituyen eventos cerebrales focales que se agravan con el esfuerzo o con la sobrecarga hemodinámica y por lo común ocurren después de periodos cortos de actividad física, en el periodo posprandial o después de tomar un baño caliente. Se ha pro- puesto que éstos son ocasionados por enfermedad extracraneal grave y por mala circulación colateral intracraneal. El término déficit neurológico isquémico reversible se refiere a los síntomas neurológicos focales isquémi- cos que duran más de 24 h pero que se resuelven en menos de tres sema- nas. Cuando un déficit neurológico dura más de tres semanas se considera apoplejía establecida. El término apoplejía en evolución se refiere al dete- rioro neurológico progresivo, ya sea lineal en un periodo de 24 h o en forma intermitente con periodos transitorios de estabilización, con mejo- ría clínica parcial o con ambos. El individuo que sufre CVA por lo común presenta tres diferentes ca- tegorías de síntomas, lo que incluye síntomas oculares, déficit sensorial/ motor, disfunción cortical alta o combinaciones de los mismos. Los sínto- mas oculares comunes relacionados con enfermedad oclusiva de la arteria carótida extracraneal incluyen amaurosis fugaz y presencia de placas de Hollenhorst. La amaurosis fugaz, denominada con frecuencia como ce- guera monoocular transitoria consiste en la pérdida transitoria de la visión en un ojo que el paciente por lo común describe “como una cortina que baja súbitamente” o una desaparición súbita de la visión. La ceguera par- cial por lo común dura unos cuantos minutos y más tarde cede en forma espontánea. La mayor parte de estos fenómenos (en más de 90% de los casos) son ocasionados por oclusión embólica de una arteria principal de la división superior o inferior. La ceguera monoocular que progresa por 20 min o más sugiere causa migrañosa. En ocasiones el paciente no recor- dará síntomas visuales mientras que el médico observa placas amarillentas en los vasos de la retina, lo que se conoce como placa de Hollenhorst. Éstas con frecuencia se derivan de la embolización por colesterol en la bifurca- A B Corte transversal Región con fuerzas de cizallamiento bajas Región con fuerzas de cizallamiento elevadas Figura 23-14. A. La bifurcación carotídea es una zona de velocidad de bajo flujo y bajas fuerzas de cizallamiento. Conforme la sangre circula a través de la bifurcación carotídea hay separación del flujo hacia una región de baja resistencia en la arteria carótida interna y de alta resistencia en la arteria carótida externa. B. La placa ateroesclerótica carotídea por lo común se forma en la pared externa opuesta al punto donde se divide el flujo, en parte por el efecto de la región con fuerza de cizallamiento baja, lo que crea un flujo en sentido inverso en forma transitoria durante el ciclo cardiaco. Arteria carótida interna Émbolo Úlcera Placa Arteria carótida común Arteria carótida externa Arteria tiroidea superior Figura 23-13. La apoplejía por enfermedad oclusiva de la bifurcación carotídea por lo común es causada por un ateroémbolo que se origina en la arteria carótida interna, la cual proporciona la mayor parte del flujo sanguíneo al hemisferio cerebral. Conforme progresa el grado de estenosis en la arteria carótida, el flujo se torna más turbulento y se incrementa el riesgo de ateroembolización. 23Brunicardi(0701-0776).indd 71323Brunicardi(0701-0776).indd 713 15/7/10 12:41:2215/7/10 12:41:22 714 C A PÍTU LO 23 Enferm edades arteriales Grado de estenosis (%) ICA PSV (cm/s) Razón de PSV ICA/ CCA ICA EDV (cm/s) Estimación de la placa (%)a Normal <125 <2.0 <40 Ninguna <50 <125 <2.0 <40 <50 50-69 125-230 2.0-4.0 40-100 ≥50 ≥70 a menos que casi oclusión >230 >4.0 >100 ≥50 Casi oclusión Alta, baja o no detectada Variable Variable Visible Oclusión total No detectada No aplicable No detectada Visible, sin luz a Estimación de la placa (reducción del diámetro) con ecografía en escala de grises y Dop- pler a color. ICA, arteria carótida interna; CCA, arteria carótida común;PSV, velocidad sistólica máxima; EDV, velocidad telediastólica. ción carotídea y son indicación para investigación adicional. Además, va- rios síntomas oculares pueden ser causados por microembolización a par- tir de enfermedades carótidas extracraneales, lo que incluye pérdida de la visión monoocular por isquemia del nervio óptico o de las arterias de la retina, síndrome de isquemia ocular y déficit en los campos visuales como consecuencia de infarto cortical e isquemia de la cintilla óptica. Por lo común los síntomas motores, sensoriales o ambos relacionados con CVA se manifiestan con déficit neurológico ipsolateral o contralateral. Los eventos isquémicos tienden a tener un inicio súbito, y se hace aparente la gravedad de la lesión desde el inicio y por lo común no se asocia con con- vulsiones o parestesias. Por el contrario, se manifiestan con pérdida o dis- minución de la función neurológica. Además, los déficit motores o senso- riales pueden ser unilaterales o bilaterales, con afección variable de las extremidades superiores e inferiores, lo que depende del sitio de la lesión cerebral. La combinación de déficit motor y sensorial en el mismo territorio corporal sugiere evento tromboembólico cortical, a diferencia de las lesio- nes lagunares secundarias a enfermedad de vasos sanguíneos pequeños de las arteriolas penetrantes. Sin embargo, una pequeña proporción de estas últimas puede manifestarse con apoplejía sensorimotora secundaria a oclusión de vasos de pequeño calibre en la rama posterior de la cápsula interna. La apoplejía motora y sensorial puras y aquellos cuadros de apo- plejía donde la debilidad afecta sólo una extremidad o no afecta la cara son más típicos y por lo común se observan como infartos lagunares a diferen- cia del infarto cortical. Varias funciones corticales altas, lo que incluye lenguaje y el habla pueden verse afectadas por fenómenos tromboembóli- cos originados en la arteria carótida de los cuales el ejemplo más típico para el hemisferio dominante es la displasia o afasia, y para el hemisferio no dominante es el síndrome de inatención visuoespacial. Valoración diagnóstica La ecografía dúplex es el método de detección más utilizado para valorar las placas ateroescleróticas y la estenosis de la arteria carótida extracra- neal. También se utiliza con frecuencia para vigilar a los pacientes en for- ma seriada en cuanto a la progresión de la enfermedad o bien después de intervenciones (endarterectomía carotídea o angioplastias). La ecografía dúplex de la arteria carótida combina imágenes en modo B en escala de grises y análisis de onda con Doppler. La identificación de la placa carotí- dea en las imágenes en escala de grises proporcionan información útil con respecto a su composición. Sin embargo, no existen a la fecha recomenda- ciones universales de forma que deben basarse sólo en el aspecto ecográfi- co de la placa. Por otra parte, se han desarrollado y refinado criterios al valorar el grado de estenosis carotídea con base en la velocidad obtenida en los estudios con Doppler. La arteria carótida externa tiene un patrón de flujo de alta resistencia con una elevación súbita durante la sístole y un flujo pequeño durante la diástole. Por el contrario, una ICA normal tiene un patrón de baja resis- tencia al flujo con una onda sistólica amplia y grandes cantidades de flujo durante la diástole. El patrón de flujo en la arteria carótida común (CCA, common carotid artery) es similar al de la ICA, porque 80% del flujo se dirige a la ICA, con trazos con presión sistólica amplia y flujo moderado durante la diástole. En términos generales las mediciones de la velocidad se registran en la arteria carótida común, en el bulbo de la carótida externa y en las porciones proximal, media y distal de la ICA. En forma caracterís- tica la velocidad sistólica máxima se incrementa en el sitio de estenosis vascular. La velocidad telediastólica se aumenta con un mayor grado de estenosis. Además, la estenosis de la ICA puede conducir a modificaciones significativas en el color, con mosaicos de color que indican turbulencia posestenótica. La reducción de los trazos de velocidad en el estudio Dop- pler por lo común se observan en áreas distales a estenosis carotídea grave, donde hay reducción del flujo sanguíneo. Es bien sabido que la oclusión de la ICA ipsolateral puede conducir a velocidad “falsamente elevada” en la región contralateral por el incremento compensador en el flujo sanguíneo. En presencia de estenosis grave u oclusión de la ICA, la CCA ipsolateral muestra trazos de resistencia de alto flujo, similar a las que se observan en la arteria carótida externa. Si hay estenosis significativa en la porción proximal de la CCA los trazos de onda estarán disminuidos con bajas ve- locidades. Los sistemas de gradación con Doppler de la estenosis carotídea se es- tablecieron al inicio como una medida de comparación con los datos an- giográficos de la enfermedad. Los estudios han mostrado variabilidad en la medición de las propiedades dúplex en diferentes laboratorios, así como la heterogeneidad de la población de pacientes, en el diseño del estudio y en las técnicas. Una de las clasificaciones más utilizadas se estableció en la University of Washington School of Medicine en Seattle. La reducción en el diámetro de 50 a 79% se define como una velocidad sistólica máxima >125 cm/s con un espectro amplio. Para estenosis entre 80 y 99% la velocidad sistólica máxima es >125 cm/s con la velocidad diastólica máxima >140 cm/s. La razón entre las velocidades sistólicas máximas entre las arterias carótida interna/arteria carótida común (ICA/CCA) también ha sido par- te de varias clasificaciones diagnósticas ecográficas. Una razón >4 es un factor pronóstico importante de estenosis angiográfica de 70 a 99% de la luz. Un panel de expertos de varias especialidades desarrolló un grupo de criterios para clasificar la estenosis carotídea con examen dúplex (cuadro 23-3).19 Cada vez se utiliza más la MRA para valorar la enfermedad oclusiva por ateroesclerosis carotídea y de la circulación intracraneal; es un estudio sin penetración corporal que no requiere la administración de medios de contraste yodados. La MRA utiliza contraste de fases con datos bidimen- sionales o tridimensionales para una mayor precisión. La MRA tridimen- sional con medio de contraste permite la obtención de datos en los planos coronal y sagital con mejor calidad de imágenes por la corta duración del estudio. Además, las nuevas técnicas de MRA permiten una mejor repro- ducción de las imágenes en varios planos para permitir una mejor clasifi- cación de la estenosis. Hay numerosos estudios que comparan la sensibili- dad y especificidad de las imágenes por MRA para enfermedad carotídea en comparación con ecografía dúplex y angiografía selectiva con medio de contraste.20 Las imágenes por resonancia magnética nuclear (MRI, magne- tic resonance imaging) del encéfalo son esenciales en la valoración de pa- cientes con apoplejía aguda. La MRI con difusión de imágenes puede dife- renciar las áreas de isquemia aguda, áreas que aún se encuentran en riesgo de isquemia (zona de penumbra) y cambios cerebrales por isquemia cró- nica. Sin embargo, la tomografía computadorizada (CT, computed tomo- graphy) es aún el método más rápido para valorar a los pacientes con apo- plejía aguda con el fin de descartar hemorragia intracerebral. En fechas recientes la CT con múltiples detectores ha ganado mayor aceptación en la valoración de la enfermedad carotídea.21 Esta modalidad de imagen puede proporcionar información con respecto al volumen, lo que permite la ro- tación del objeto con valoración precisa de estructuras anatómicas desde todos los ángulos (fig. 23-15). Las ventajas de la CTA sobre la MRA inclu- yen adquisición de las imágenes con mayor rapidez y con mejor resolución espacial. Sin embargo, al momento de escribir esta obra, la calificación de la estenosis carotídea con CTA requiere validación
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