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M ujeres y bio m edicina. Fro nteras actuales y reto s de futuro MMuujjeerreess yy bbiioommeeddiicciinnaa FFrroonntteerraass aaccttuuaalleess yy rreettooss ddee ffuuttuurroo Flora de Pablo Dávila Carmen Vela Olmo (Eds.) Gran Vía, 12 48001 Bilbao España Tel.: +34 94 487 52 52 Fax: +34 94 424 46 21 Paseo de Recoletos, 10 28001 Madrid España Tel.: +34 91 374 54 00 Fax: +34 91 374 85 22 publicaciones@fbbva.es www.fbbva.es M AT ER IA LE S D E R EF LE X IÓ N 9 788496 515611 ISBN 978-84-96515-61-1 A S O C I A C I Ó N D E M U J E R E S INVESTIGADORAS Y TECNÓLOGAS Mujeres en biomedicina nueva 24/1/08 10:12 Página 1 MUJERES Y BIOMEDICINA FRONTERAS ACTUALES Y RETOS DE FUTURO MUJERES Y BIOMEDICINA FRONTERAS ACTUALES Y RETOS DE FUTURO Edición a cargo de: Flora de Pablo Dávila Carmen Vela Olmo La decisión de la Fundación BBVA de publicar el presente libro no implica responsabilidad alguna sobre su contenido ni sobre la inclusión, dentro de esta obra, de documentos o información complementaria facilitada por los autores. No se permite la reproducción total o parcial de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión por cualquier forma o medio, sea electrónico, mecánico, reprográfico, fotoquímico, óptico, de grabación u otro sin permiso previo y por escrito del titular del copyright. DATOS INTERNACIONALES DE CATALOGACIÓN Mujeres y biomedicina: Fronteras actuales y retos de futuro © los autores, 2007 © de esta edición / of this edition: Fundación BBVA, 2007 edita / published by: Fundación BBVA Plaza de San Nicolás, 4. 48005 Bilbao isbn: 978-84-96515-61-1 depósito legal / legal deposit no.: M-56.588-2007 edición y producción: Atlántida Grupo Editor composición y maquetación: Disegraf, Soluciones Gráficas, S. L. impresión y encuadernación: Rógar, S. A. Impreso en España - Printed in Spain Los libros editados por la Fundación BBVA están elaborados con papel 100% reciclado, fabricado a partir de fibras celulósicas recuperadas (papel usado) y no de celulosa virgen, cumpliendo los estándares medioambientales exigidos por la actual legislación. El proceso de producción de este papel se ha realizado conforme a las regulaciones y leyes medioambientales europeas y ha merecido los distintivos Nordic Swan y Ángel Azul. Índice Agradecimientos ................................................................................................... 9 1. Introducción y perspectivas Flora de Pablo Dávila .................................................................................... 11 2. Los científicos y científicas responden. Síntesis de una consulta Otilia Mó Romero ........................................................................................... 19 3. Foro de debate público: resumen Otilia Mó Romero ........................................................................................... 25 4. Sexos diferentes: cerebros diferentes Alberto Ferrús Gamero ................................................................................... 31 5. Mujeres y biomedicina: una mirada al sector industrial biotecnológico Carmen Vela Olmo .......................................................................................... 41 6. Reflexiones tras el foro María Ángeles Durán Heras ....................................................................... 49 Anexo ......................................................................................................................... 55 Nota sobre los autores ....................................................................................... 63 Agradecimientos Agradecemos la colaboración de Antonia Aránega (Universidad de Granada y Senado), María Blasco (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, Instituto de Salud Carlos III, Madrid), María Domínguez (Instituto de Neurociencias, CSIC, Alicante), Emilio Muñoz (Instituto de Filosofía, CSIC, Madrid), Carlos López Otín (Universidad de Oviedo), Juan Rodés (IDIBAPS, Hospital Clínic, Barcelona), Bernat Soria (Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa, Sevilla), Verena Stolke (Universidad Autónoma de Barcelona), Fernando Valdivieso (Centro de Biología Molecular, CSIC, Madrid) y Carme Valls i Llobet (Centre d’Anàlisi i Programes Sanitaris-CAPS, Barcelona). FLORA DE PABLO Y CARMEN VELA 1 Introducción y perspectivas Flora de Pablo Dávila Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Este libro es fruto de la afortunada convergencia en determinados objetivos de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) y la Fundación BBVA. La Fundación BBVA está especializada en la promoción de la investigación científica en las áreas de las cien- cias sociales y la biomedicina (entre otras), con un énfasis prioritario en los grandes desafíos y oportunidades del cambio de siglo. AMIT (www.amit-es.org) defiende que las mujeres y los hombres somos igual- mente capaces de contribuir a la excelencia intelectual, científica y tec- nológica y, sin embargo, no tenemos igual tratamiento y consideración en estos ámbitos. Trabajamos para lograr la igualdad de oportunidades en la actividad investigadora, en la promoción profesional y en la partici- pación en la toma de decisiones, y ello por ser un derecho, no como una concesión. Tratamos de hacer más visible la actividad profesional de las investigadoras y denunciamos la existencia de situaciones de dis- criminación y los mecanismos que llevan a ella, que limitan el progreso científico. Queda mucha tarea por hacer para llegar a la plena incorporación de las mujeres a la investigación en todas las áreas, incluyendo la biomedici- [11] [12] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro na, y que su participación dependa sólo de su capacidad y preparación, sin sesgos por sexo. Estamos también lejos de incluir el impacto de la perspectiva de género en la investigación biomédica habitual. Para avan- zar juntas en estos incuestionables desafíos, pero también siendo incues- tionable la oportunidad en el cambio de siglo, en diciembre de 2001 fun- damos AMIT, que tengo el privilegio de presidir. En la primera Junta Directiva contamos con un grupo de mujeres excepcionales entre las que estaban María Ángeles Durán y Carmen Vela. Ambas, de maneras dife- rentes pero esenciales, han impulsado el inicio del debate que recoge- mos aquí y que fue tema del foro público resumido más adelante. La profesora Durán, suave pero reiteradamente, nos ha preguntado a las investigadoras que profesionalmente nos movemos en el campo de la biomedicina y la biotecnología: Además de haber diferencias en la participación numérica de hombres y mujeres, ¿hay diferencias en lo que investigamos? y ¿cómo lo hacemos? Ella, experta socióloga, nos pre- gunta si creemos que la incorporación de más mujeres llevará a otra ciencia distinta de la que hacemos y tenemos actualmente. Es posible que muchas de sus preguntas no tengan respuesta aún, pero le tenemos que agradecer que nos haya hecho reflexionar. Ciertamente, agradezco mucho a la Fundación BBVA que cuando propusimos iniciar este deba- te con su ayuda la respuesta fuera tan positiva y tan estimulante. Ello nos ha permitido contar con un panel de expertos, investigadoras e investigadores de varios grandes organismos nacionales, que han cola- borado en una o varias de las fases del proyecto. También para todas y todos ellos mi agradecimiento en nombre de las editoras. Hemos oído y leeremos opiniones de varones, porque no podremos hacer ninguna reflexión ni cambio importante sin ellos. Los hombres deben estar implicados en el desafío de hacer de la ciencia un área de igualdad de oportunidades real, porque es responsabilidad de todos avanzar. No podemos permitir que ningún investigador hombre toda- vía, aún hoy, nos diga «yo no veo el problema», «yo nunca he discrimi- nado; denunciadlo judicialmente si podéis», «no puedo creer que los cuidados de salud en nuestro entorno seandiferentes para hombres y mujeres». Hay que lograr que se conozcan los datos disponibles, aun- que sean insuficientes. introducción y perspectivas [13] Del siglo XX, dijo Albert Einstein: «Triste época la nuestra en la que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio»; pero creemos que es por primera vez en este siglo xxi, desafortunadamente sólo en el primer mundo, cuando realmente se puede llegar a la participación equilibra- da de hombres y mujeres en los ámbitos profesional y familiar. Que «todas las cosas son imposibles mientras lo parecen» fue la clara afirma- ción de Concepción Arenal (1820-1893). No sabemos si es posible un abordaje diferente de la biomedicina y un impacto significativo de la mayor incorporación de las mujeres investigadoras, pero sospechamos que sí. Cuando se habla insistentemente de que la medicina personali- zada, a la carta, es una necesidad y será una realidad en próximas déca- das, no podemos obviar que hay una diferencia fisiológica, la variable sexo, entre dos mitades de la población. Hace aproximadamente una década comenzó a ser evidente la preo- cupación, fuera y dentro de nuestras fronteras, por el cuidado diferente de la salud en hombres y mujeres (v. Healy 1995; Valls-Llobet 1995; y Borum y Hsia 1998). Es significativo, sin embargo, que hasta 2004 no se publicara un texto general a nivel internacional sobre medicina con perspectiva específica de género: Principles of Gender-Specific Medicine, edi- tado por la doctora Marianne J. Legato, directora del Partnership for Gender Specific Medicine, de la Universidad de Columbia en Nueva York (v. Legato 2004). A lo largo de sus más de 1.200 páginas se abor- dan, bajo la perspectiva del dimorfismo sexual, desde las enfermedades cardiovasculares a las digestivas, psicopatológicas o los trasplantes de órganos. Pocas personas saben que hay patologías tan comunes como el infarto de miocardio, donde las diferencias de supervivencia entre hombres —mucho mejor— y mujeres son dramáticas (v. cuadro 1.1). Y ello ¡a pesar de que los estrógenos protegen a las mujeres del infarto! Averiguar qué otros elementos, como el retraso en el diagnóstico, la menor intensidad en el tratamiento, etc., están influyendo en este tris- te desequilibrio, necesita ser analizado. No hay duda de que el aborda- je de género tiene que ser central en cualquier investigación y práctica médica equitativa y personalizada. Es un reto. El otro reto claro en nuestro desarrollo como investigadoras es con- seguir acelerar el cierre de la brecha, aún muy marcada, en la partici- [14] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro pación de mujeres y hombres en la ciencia y la tecnología en la Europa de los veinticinco. Recientemente, la Comunidad Europea ha publica- do un nuevo documento Women and Science: Excellence and Innovation. Gender Equality in Science en el que se pregunta si estamos teniendo algún éxito en este tema. Viendo el lento avance, junto a algún retroce- so, entre los años 1999 y 2002 recogidos en la figura 1.1, no se puede hablar de gran éxito. Aunque no disponemos de datos a nivel europeo sobre biomedici- na específicamente, en el caso del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) los tenemos, y en las dos últimas décadas el progre- Autor y año (referencia bibliográfica) Mujeres Hombres Riesgo relativo o ratio de imprevistos Valor-P o intervalo de confianza Riesgo relativo o ratio de imprevistos Valor-P o intervalo de confianza Admisiones o registros consecutivos Goldberg, 1993 (19) 21,7 12,7 1,71 <0,05 1,11 0.86-1.43 Jenkins, 1994 (127) 21,4 12,1 1,77 <0,001 1,70 0,07 He, 1994 (129) 23,5 12,0 1,96 <0,001 1,74 1,17-2,60 Karlson, 1994 (129) 19,0 12,0 1,58 <0,01 — NS Marrugat, 1994 (130) 20,2 11,3 1,78 1,28-2,48 1,11 0,65-1,90 Kober, 1996 (25) — — 1,61 <0,001 1,25 0,04 Kudenchuck, 1996 (8) 6,9 4,7 1,47 NS 1,95 <0,05 Sonke, 1996 (110) 22,5 14,9 1,76 1,43-2,17 1,16 0,88-1,53 Herman, 1997 (131) 23,1 16,1 1,43 <0,001 1,13 0,86-1,50 Maynard, 1997 (26) 13,7 7,8 1,76 <0,001 1,22 1,06-1,39 Coronado, 1997 (12) 10,3 7,4 1,39 0,10 1,11 0,71-2,00 Marrugat, 1998 (27) 18,5 8,3 2,23 1,01-2,14 1,72 1,12-2,65 Vaccarino, 1998 (46) 14,4 10,3 1,46 0,001 0,99* 0,66-1,48 Gordon, 1999 (132) 13,8 8,6 1,60 1,51-1,57 1,03 0,87-1,20 Vaccarino, 1999 (30) 16,7 11,5 1,54 <0,0001 1,18 1,16-1,20 Gottlieb, 2000 (21) 17,6 9,6 1,83 <0,0001 1,39 1,06-1,82 MacIntyre, 2001 (43) 27,2 18,6 1,46 1,28-1,32 1,09 1,06-1,13 Rosengren, 2001 (42) 27,5 22,6 1,30 — 0,98* 0,96-1,00 Heer, 2002 (133) 20,9 12,3 1,7 <0,001 1,21 0,96-1,21 Lundberg, 2002 (134) 21,2 12,7 1,67 <0,01 1,28 0,92-1,79 W ,061,175,10,70,11)531( 2002 ,sdoo 81-1,67 Ensayos de terapia trombolítica White, 1993 (136) 12,1 7,2 1,68 <0,0001 1,11 0,89-1,39 Lincoff, 1993 (137) 9,2 5,4 1,76 1,14-2,73 1,31 0,83-2,06 Becker, 1994 (23) 9,0 4,0 2,25 <0,001 1,54 0,98-2,43 Weaver, 1996 (138) 11,3 5,5 2,05 <0,001 1,15 1,00-1,31 Woodfield, 1997 (139) 13,1 4,8 2,73 <0,0001 2,20 1,20-3,70 Malacrida, 1998 (31) 14,8 9,1 1,73 1,61-1,86 1,14 1,05-1,23 Hochman, 1999 (14)** — — — — 1,27 0,98-1,63 Rieves, 2000 (140) 14,4 6,9 2,3 1,9-2,7 1,5 1,3-1,8 Índice de mortalidad (porcentajes) Sin adaptar Adaptado a la edad y otras variables CUADRO 1.1: Estudios comparativos sobre mortalidad prematura (en hospital entre 4-6 semanas) tras infarto de miocardio de mujeres y hombres de cualquier edad, y publicados en los últimos diez años * Adaptado sólo en edad. ** Los datos de mortalidad se presentarán según el tipo síndrome coronario severo. Fuente: Legato 2004. introducción y perspectivas [15] so de las mujeres de esta área ha sido lento. Esperemos que la Co- misión de Mujeres y Ciencia que se ha creado en este organismo (http://www.csic.es/mujer_ciencia.do) sirva para llegar a la igualdad de oportunidades reales de los hombres y mujeres con excelente prepa- ración dentro del mismo. Algunas iniciativas de los países nórdicos han mostrado la punta del iceberg en cuanto a las dificultades de las mujeres en biomedicina: el libro Women in White, sobre el colectivo de doctoras europeas comenta «how women are treated in the scientific community in Europe show an astonishing on-going suppression of women’s competence leading to a substantial economic loss for Europe.» (‘El modo en que se trata a las mujeres dentro de la comunidad científica europea muestra una asom- brosa y constante eliminación del talento de las mujeres, que desembo- ca en una sustancial pérdida económica para Europa.’) (Evengård 2004). Recientemente se ha abordado la situación de las mujeres médi- cas también en España, concluyendo que tienen más dificultades para promocionarse y son más vulnerables a ciertas situaciones indeseables que sus colegas varones (Arrizabalaga y Valls-Llobet 2005 y anexo). En el presente libro quedan esbozadas muchas preguntas y algunas respuestas surgidas de dos actividades complementarias: 1) El cuestio- nario contestado por el grupo de expertas/os que, aun sin tener valor estadístico, sí recopila un buen ramillete de opiniones autorizadas. 2) El foro público celebrado el día 8 de marzo de 2005, Día de la Mujer Trabajadora, en la sede de la Fundación BBVA en Madrid. Tras el resu- men de ambas actividades, elaborado por Otilia Mó, se incluyen las pre- sentaciones de Alberto Ferrús y Carmen Vela, ponencias que suscitaron especialmente interesantes reacciones y, finalmente, leeremos las inci- sivas Reflexiones de María Ángeles Durán. Confiamos en que esta fructífera iniciativa conjunta de AMIT y la Fundación BBVA tenga continuidad con el abordaje, sin miedo para forzar cambios, de otras iniciativas en el ámbito de la mujer y la ciencia; tendrán, sin ninguna duda, repercusión positiva en el más amplio marco de la ciencia y la sociedad. [16] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro 56 Personal Grado A académico (Catedráticas) 39 44 (1998 ) 37 34 30 16 31 (1998 ) 26 (1995 ) 27 (2001 FP5 ) 21 (1998 ) 16 13 1999 41 44 40 35 32 18 34 28 (2003) 26 (2003FP6 ) 25 14 14 2002 58 Coordinadoras de proyectos EU Investigadoras de la Industria Evaluadoras expertas Programa de Trabajo en el marco investigador Licenciadas en Ingeniería ISCED 5A Mujeres emprendedoras Personal académico Grado B Licenciadas en Ciencia y Tecnología ISCED 5A Investigadoras del sector de Educación Superior Personal académico Grado C Doctoras (ISCED 6 licenciados) Licenciadas en Ciencia, Matemáticas e Informática ISCED 5A Finalizan la Universidad Licenciadas/ISCED 5A FIGURA 1.1: Muestra de la evolución en los cargos desempeñados por mujeres en los últimos años (porcentaje) Fuente: Eurostat, Estadísticas de Ciencia y Tecnología. introducción y perspectivas [17] Bibliografía ARRIZABALAGA, Pilar y Carme VALLS-LLOBET. Mujeres médicas: de la incorporación a la discriminación. Med Clin (Barc) 2005: 125, 103-7. BORUM, M. L. y J. A. HSIA. Women’s health issues. Parts I and II. Med Clin North Am. 1998: 82, 1-408. EVENGÅRD, Birgitta (Ed.). Women in White, the European Outlook. Sweden: Stockholm County Council, 2004: 265 págs. HEALY, B. A new prescription for women’s health. Getting the best medical care in a man’s world. New York: Ed. Viking Penguin, 1995: 546 págs. LEGATO, Marianne J. Principles of Gender-Specific Medicine. Elsevier-Academic Press, 2004: 1.245 págs. VALLS-LLOBET, C. Dones I homes: Salut i diferències. Barcelona: Ed. Cercle de Lectores, 1995: 249 págs. Women and Science: Excellence and Innovation. Gender Equality in Science. Bruselas 11.3.2005, SEC: 2005: 370. 2 Los científicos y científicas responden: síntesis de una consulta Otilia Mó Romero Universidad Autónoma de Madrid Se ha llevado a cabo un estudio basado en las respuestas de un total de 10 investigadores/as a un breve cuestionario, todos ellos de primera línea, en el área de ciencias de la salud y el análisis sociológico de la misma, aunque en algún caso haya contribuciones desde varias áreas, debido a la trayectoria personal de alguno de los participantes. Comentaré brevemente la síntesis de las respuestas, obtenidas en los primeros meses de 2005. Respecto a la primera pregunta: 1. La progresiva incorporación de la mujer en su área de conoci- miento, ¿ha modificado los temas de estudio y el modo de abor- darlos?: ¿cuáles?, ¿por qué? a) En todos los casos se reconoce un incremento notable, incluso en algún caso masivo, de las mujeres a su campo de investigación en los últimos años. [19] [20] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro b) También se reconoce que dicha incorporación es muy notoria en los puestos medios y bajos dentro del sistema y mucho más res- tringida en los puestos de mayor reconocimiento y prestigio. Los puestos de dirección científica, superiores a los de responsable de grupo, parecen estar todavía vedados a las mujeres. c) Se reconoce que el modo de trabajo de las investigadoras tiene características promedio diferenciadas, más metódicas y sistemá- ticas, más prudentes y en general menos competitivas. Esto se refleja en que sus trabajos son de menor riesgo, tanto en los plan- teamientos como en la publicación de los resultados, siempre en revistas de menor impacto promedio. ¿No será éste el resultado de que les resulta más difícil a ellas conseguir que sus trabajos sean publicados en esas revistas de mayor índice de impacto? Como siempre, se admite la existencia de excepciones. Es curio- so que hay una tendencia a clasificar estas excepciones como mujeres que emulan el estereotipo masculino. ¿No será que como mujeres son más ambiciosas que la media? d) Se admite también que en los equipos en donde hay un número de mujeres significativo el ambiente de trabajo es más relajado y cordial. e) En cuanto a los temas de investigación, dependen mucho de las áreas y, así, hay algunas en las que la incorporación de la mujer ha supuesto la apertura de nuevas temáticas y enfoques, y en otras menos. Aquí hay que resaltar la diferencia observada entre las respuestas dadas por científicos/as que están directamente involucrados en la perspectiva de género en sus propias investi- gaciones y los que no lo están. f) Es de resaltar que la labor de concienciación y el trabajo llevado a cabo por distintos grupos y colectivos ha sido tal, que todos los encuestados admiten que hay áreas de trabajo en las que es nece- sario llevar a cabo estudios tanto básicos como sociológicos de la diferente realidad epidemiológica en función del sexo/género. Análisis llevados a cabo por algunos grupos muestran esa necesi- dad. Se sabe que en la manera de enfermar, obviamente, hay fac- tores genéticos; la mujer por su mayor proporción de tejido graso los científicos y científicas responden: s íntesis de una consulta [21] es, por ejemplo, un bioacumulador de algunas sustancias como bisfenoles policlorinados, dioxinas, etc., que provocan la apari- ción de problemas en el sistema neurológico, endocrino y autoinmune, cuyo estudio está lejos de ser completo. Admitir este hecho, que científicamente parece estar bien fundamenta- do, provoca recelos en algunos colectivos feministas como una posible vía a futuras discriminaciones. g) Muchos de los estudios de factores de riesgo en diferentes pato- logías están hechos sin tener en cuenta el factor sexo/género, o este elemento no está analizado; en algunos casos, incluso, la muestra es solamente de hombres, lo cual puede ser correcto si lo que se pretende es ver la incidencia de ese problema en los hombres. El problema aparece al pretender que los resultados tienen validez general. Parece evidente en algunos campos que el modo de enfermar puede ser distinto entre mujeres y hom- bres. En referencia a la pregunta: 2. Los avances científicos de los últimos cincuenta años producidos en su área, ¿cree que han influido para que haya mayor igualdad real entre hombres y mujeres?: ¿cuáles destacaría?, ¿por qué? Para el tipo de análisis que nos ocupa resulta evidente para todos los encuestados que lo que se ha dado es un avance social muy importante. Se reconoce además que este progreso ha sido pro- piciado por el esfuerzo de los grupos de mujeres, quienes han mostrado que gran parte de la discriminación sufrida por éstas, y que había sido justificada como algo natural, era resultado de construcciones sociales. En palabras de Simone de Beauvoir: «las mujeres no nacen sino que se hacen». De las respuestas a esta pregunta podríamos extraer las siguientes conclusiones: a) Se reconocen avances importantes, sobre todo desde el punto de vista social, mucho más que científico. [22] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro 1 El Ministerio de Sanidad y Consumo tiene operativo desde 2004 el Observatorio de Salud de la Mujer con varias iniciativas para abordar el problema. b) Ha habido intentos, incluso importantes, de programas que, reconociendo una situación en la que se había tenido en cuenta fundamentalmente el modo de enfermar de los hombres, han intentado subsanar el sesgo. Las medidas de discriminación o acciones positivas están propiciando en gran parte estos avances; sin embargo, es opinión generalizada que los resultados no son espectaculares y que queda mucho por hacer. c) Se sabe que por cada 60 mujeres con anemia ferropénica, sólo hay un hombre con este problema. Se sabe que los síntomas de infarto de miocardio en la mujer son confundidos fácilmente con indiges- tión y, por tanto, en muchos casos se llega tarde al hospital. Muchos de los problemas de salud de las mujeres siguen confundiéndose con problemas psicosomáticos, sin buscar un diagnóstico más pro- fundo. Pero todo ello no se ha plasmado todavía en medidas con- cretas que permitan afrontar de forma generalizada un mejor diag- nóstico y, consecuentemente, un tratamiento adecuado.1 d) Se reconocen avances en el área de la reproducción, en gran parte motivados por la nueva problemática a que ha dado lugar la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y, como con- secuencia, un retraso en el nacimiento de los hijos. Incluso, yase admite que la disminución o falta de fertilidad es debida tanto a hombres como a mujeres. Se admiten grandes avances en los temas de la reproducción asistida. e) Sin embargo, algunas de las personas encuestadas apuntan que el incremento del número de mujeres trabajando en investiga- ción tiene dos motivos: a) por una parte es fruto del gran avance en educación de la mujer; ya hay un porcentaje mayor de muje- res licenciadas que hombres con currículos brillantes; b) además, se apunta como causa adicional que la investigación no tiene el reconocimiento social ni salarial que le corresponde y, por ello, los hombres buscan salidas mejor pagadas y más reconocidas socialmente. los científicos y científicas responden: s íntesis de una consulta [23] En cuanto a la última pregunta: 3. ¿Existen, en su opinión, algunas líneas de investigación, en su área o en otras áreas que, potencialmente, contribuirían a la igualdad o a todo lo contrario?: ¿cuáles?, ¿por qué? Se resalta la necesidad de estudios en profundidad de las caracte- rísticas de enfermar de las mujeres y aceptar que en los temas de salud hay una confluencia de factores bio-psico-sociales y que, por tanto, todos ellos han de tenerse en cuenta a la hora de realizar un buen diagnóstico para cualquier persona; solamente en ese momento podrá hablarse de igualdad de oportunidades en el terreno biosanita- rio. Hay acuerdo en cuanto a las siguientes áreas de actuación de cara al futuro: a) Se reconoce la necesidad de una educación más igualitaria a todos los niveles. Es una labor lenta pero que será la única mane- ra de conseguir un futuro con mayor igualdad entre sexos. b) Se apunta por alguno de los encuestados la necesidad de una unidad de Mujer y Ciencia asociada al Ministerio de Educación y Ciencia,2 como un observatorio de la realidad y que pueda pro- poner medidas tanto en el ámbito educativo como en el de la investigación científica y social. c) Es necesario mantener y aumentar los trabajos sociológicos, que han conseguido poner de manifiesto los problemas, proporcio- nando fundamentos para los grandes avances en la concienciación social. En este sentido, la necesidad de compartir el trabajo en el ámbito privado más igualitariamente es un reto por conseguir. d) En el ámbito de los profesionales biosanitarios es necesario un cambio importante de mentalidades, intentando que los diag- nósticos sean personalizados y adecuados a cada persona. e) Es necesario seguir profundizando en el estudio de las caracterís- ticas específicas del enfermar de las mujeres, manteniendo el 2 La Unidad de Mujeres y Ciencia (UMYC) del MEC se ha puesto en marcha en 2006. www.mec.es/ciencia/umyc [24] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro rigor y sin caer en generalizaciones que puedan hacernos retro- ceder en las conquistas alcanzadas. f) Está establecido científicamente que la estructura cerebral humana es sexualmente dimórfica. Las consecuencias funciona- les de este hecho están prácticamente inexploradas. Un estudio serio y profundo de estos aspectos podría ayudarnos a entender, y con ello a mejorar, aspectos educacionales y de comportamien- to social que redundarían en esta igualdad de oportunidades, teniendo en cuenta la diversidad. Éste es un ejemplo de un tema que, mal utilizado, podría hacernos retroceder; es por tanto importante que grupos de mujeres especialistas se involucren en dichos estudios. g) El estudio de los procesos de envejecimiento es otro campo importantísimo que requiere atención con perspectiva de géne- ro, dada nuestra pirámide de población. 3 Foro de debate público: resumen Otilia Mó Romero Universidad Autónoma de Madrid El 8 de marzo de 2005 se celebró un foro de debate en el salón de actos que la Fundación BBVA tiene en Madrid para plantear un diá- logo abierto bajo el nombre Fronteras en Investigación Biomédica con Impacto Distinto para Mujeres y Hombres. Ocuparon la mesa presidencial para inaugurar la sesión el profesor Rafael Pardo (di- rector de la Fundación BBVA) y la profesora Flora de Pablo (presi- denta de AMIT). Hubo más de un centenar de asistentes, entre los que se encontraban don Salvador Ordóñez (secretario de Estado de Universidades e Investigación del MEC), doña Montserrat Torné (vicepresidenta del CSIC), así como investigadoras/es de distintas áreas, incluyendo ciencias experimentales, medicina y estudios de la mujer. La presidenta de AMIT, después de agradecer a la Fundación BBVA la oportunidad de este debate, colofón del trabajo que se ha llevado a cabo gracias a su financiación, se felicitó por las últimas medidas de apoyo a la igualdad de oportunidades recientemente aprobadas por el Gobierno. De Pablo dijo que podemos alegrarnos de que en el último Consejo de Ministros se aprobaran 53 medidas [25] [26] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro que esperamos contribuyan a equiparar a españolas y españoles en la vida real. Entre ellas es de destacar la creación de la Unidad de Mujeres y Ciencia del MEC, tras una larga gestación, y ampliamente solicitada por colectivos de mujeres investigadoras y docentes. Esperamos que la puesta en marcha de esta Unidad, apoyada desde la Secretaría de Estado por el profesor Ordóñez, sirva para hacer políticas eficaces que modifiquen la inaceptable situación de las mujeres en la carrera científica. En la España de hoy, podemos estar satisfechos de tener por primera vez en nuestra historia un Gobierno paritario y de acabar de refrendar un proyecto de Constitución Europea que en su artículo II-83 dice: «la igualdad entre mujeres y hombres deberá garantizarse en todos los ámbitos, inclusive materia de empleo, trabajo y retribución. El principio de igualdad no impi- de el mantenimiento o la adopción de medidas que supongan ven- tajas concretas a favor del sexo menos representado». A continuación, introdujo el acto explicando el trabajo que se había llevado a cabo previamente, mediante la encuesta realizada a distintos investigadores del más alto nivel en el campo de la biomedicina, de los que parte estaban presentes. Terminó presentando a la moderadora del acto, profesora Otilia Mó, y a los intervinientes profesor Emilio Muñoz, profesor Alberto Ferrús, profesora Antonia Aránega, doña Carmen Vela y doctor Juan Rodés. Excusó a otros ivestigadores e inves- tigadoras a quienes no les había sido posible asistir en esta fecha. Otilia Mó expuso de forma breve la síntesis que había hecho de los resultados de la consulta (v. capítulo 2), para, a continuación, dar la palabra a los distintos ponentes. Emilio Muñoz resaltó algunos aspectos de sus respuestas escritas que reflejan su pasado como bioquímico, luego gestor y ahora divul- gador y sociólogo de la ciencia. En primer lugar, relacionando su tra- yectoria profesional, empezando en la Facultad de Farmacia, siguiendo por su estancia postdoctoral, siempre ha estado en labora- torios donde era relativamente alto el número de mujeres, al menos en puestos no muy elevados, pudiendo constatar todos los puntos resal- tados en la síntesis. Tuvo la oportunidad de vivir en Estados Unidos la implantación de medidas de acción positiva (Equal Employment foro de debate público: resumen [27] Opportunity Laws) en su nacimiento, y la repercusión tan positiva que las mismas han tenido a medio y largo plazo. Destaca algunos de los aspectos en los que la aportación de la mujer a la ciencia ha sido fundamental, visto ya desde su perspecti- va de sociólogo, como es el Ecofeminismo. Los diagnósticos genéti- cos es otro de los campos en los que cree que la intervención de mujeres especialistas será sin duda en un futuro muy próximo de una gran trascendencia. Asimismo, señaló que las mujeres pue- den y deben aportar mucho al análisis sociológico que de estas téc- nicas es necesario hacer, citando en este sentido los trabajos de Rosario Hilde Sánchez-Morales. Para terminar, hizo notar la diferen- ciación entre los problemas de las mujeres en lo que llamamos pri- mer mundo y esos mismosproblemas en el tercer mundo, destacan- do en este último caso los enormes retos de salud pública. Alberto Ferrús hizo una exposición basada en los conocimientos más recientes en su campo de trabajo, que es la neurogenética (v. ca- pítulo 4). Así, hizo énfasis en la necesidad de un conocimiento más profundo de las diferencias por razón de sexo, en la composición del cerebro y su funcionamiento, así como de los cambios que se producen en las sinapsis y los patrones a veces periódicos de los mis- mos; comentó las diferentes respuestas de machos y hembras ante ambientes enriquecedores u hostiles. Por otra parte, se sabe que el cerebro crece mucho hasta la pubertad y es en este período en donde serán más eficaces las influencias que queramos ejercer. No sabemos qué límite tiene la capacidad de aprendizaje. Es, por tanto, imprescindible un conocimiento profundo de estas diferencias por sexo, y de las implicaciones que tienen para ser eficaz a la hora de modificar pautas en la educación temprana de hombres y mujeres, y para que la igualdad de oportunidades sea real. Antonia Aránega hizo una exposición de la situación de la mujer ante los estudios de células madre o células troncales, al ser éste un tema muy sensible y que puede tener repercusiones distintas para hombres y para mujeres. Recordó la injusticia social que supone una menor participación y el hecho de que no se fomente la cogestión activa de la mujer en todos los ámbitos de la ciencia y, en particular, [28] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro en el tema que nos ocupa. Le preocupa, sobre todo, la repercusión que puede tener la invisibilidad de las mujeres en este campo que va a afectar de forma tan trascendental el futuro de la medicina. Analizó brevemente este campo muy nuevo y resaltó que, dada la situación actual en la que las mujeres tienen una presencia muy importante en las ciencias biomédicas, sería difícilmente explicable que se repitan situaciones anteriores, como la presencia de las muje- res reducida a niveles de baja responsabilidad. Es así necesario que en los grandes proyectos, comisiones de evaluación, etc., sea signifi- cativa la participación de las investigadoras, ya que todo ello redun- dará en una mejor transmisión a la sociedad de la problemática en este tipo de investigaciones. Carmen Vela aportó los datos (v. capítulo 5) que son conocidos a nivel europeo de las cifras de participación de la mujer en la ciencia: el informe ETAN que fue el primer estudio multinacional que se hizo para tener una base cuantitativa irrefutable. A nivel mundial actualmente, el 70% de los pobres son mujeres, el 75% de los anal- fabetos son mujeres, en el África subsahariana el 75% de los infecta- dos de VIH son mujeres. Estas cifras son las que nos llevan a decir que las necesidades de la mujer en materia de educación y salud están por cubrir. Comentó que en áreas concretas, como puede ser la biomedicina, y a nivel europeo, todavía hoy no hay datos globales que estén armonizados. De todas maneras, es claro que la presencia de las mujeres se refleja como una gráfica tijera. El porcentaje de hombres crece a medida que subimos en la escala profesional y el de las mujeres disminuye. En el sector industrial, el porcentaje de muje- res investigadoras a nivel europeo presenta el nivel máximo en Irlanda, con el 27% del total; en España, las mujeres representan el 19%; en Alemania sólo el 9%, pero la alemana supone el 60% de la investigación industrial en Europa. En cuanto a patentes, en un estudio de seis países, en el 87,5% de ellas no hay ninguna mujer. Termina comentando, sin embargo, que en octubre de 2003 se ha hecho el denominado CEO’s position paper entre empresas de gran importancia en Europa, por el que se comprometen a trabajar para mejorar la posición de las mujeres en estas empresas. foro de debate público: resumen [29] Juan Rodés comentó: «mi experiencia personal es particular ya que me formé en Londres bajo la dirección de una mujer médico. El 75% de los/las estudiantes de medicina de mi facultad (de Barcelona, junto al Hospital Clínic y el IDIBABS) son mujeres y puedo decir como pro- fesor que, en general, son mejores estudiantes. Entre los becarios el 80% son mujeres. El personal de apoyo es casi exclusivamente femeni- no. En el Clínic de Barcelona, entre médicos residentes, el 50% son mujeres, y médicos de plantilla el 35%. En el ámbito de jefes de servi- cio ya solamente el 17%, y en servicios no clínicos como son radiodiag- nóstico, laboratorio, etc. Solamente el servicio de dermatología es una excepción, y tiene como jefa de Servicio a una mujer. Nuestro hospital está organizado como institutos que agrupan distintos servicios y, como digo, de 11 servicios hay dos que son dirigidos por mujeres, que coin- ciden con los servicios nombrados, radiodiagnóstico y laboratorio. Vemos pues un claro ejemplo de que es necesario trabajar para cam- biar esta situación, yo creo que a dos niveles: el primero en un nivel educativo; el otro es con medidas políticas y sociales. Un aspecto muy importante que debe resaltarse, para que sea posible avanzar en este tema, es la posibilidad de conciliación de la vida familiar y profesional». Después de las intervenciones hubo un animado coloquio —par- ticiparon, entre otras personas, Eulalia Pérez Sedeño, Concha Llaguno, María Sainz, Eduardo Castañeda y Lola Bescón— que se centró, por un lado en las implicaciones que esas diferencias morfo- lógicas por razón de sexo pueden tener, y el peligro de que sean interpretadas de forma que provoquen desigualdades, ya que es conocido que los factores ambientales tienen una enorme influencia en el desarrollo de habilidades y aptitudes. Se llegó a la conclusión de que es necesario un mejor conocimiento de los aspectos biológi- cos; en los estudios futuros deben estar implicadas las mujeres para evitar interpretaciones sesgadas y que permitan en el corto plazo tomar medidas en los sistemas educativos que favorezcan la igualdad de oportunidades. También se dijo que el hecho de ser diferentes no significaba tener que ser desiguales. En segundo lugar, se expuso que las grandes revoluciones cientí- ficas se producen siempre que los movimientos filosóficos y sociales [30] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro son adecuados para que aquéllas surjan, y es por tanto necesario continuar con los trabajos sociológicos que nos han permitido avan- zar hasta donde estamos, y que favorecerán, sin duda, una ciencia más igualitaria en el campo de la salud para todos. Un tercer punto de debate fue la aparente menor competitividad de las mujeres que, de nuevo, debe ser interpretada como un refle- jo del constructo social en el que la sociedad actual nos ha manteni- do, en cuanto a reparto de roles; es evidente que este hecho está cambiando en las nuevas generaciones. Tras el coloquio, cerró el acto la conferencia de María Ángeles Durán (v. capítulo 6). 4 Sexos diferentes: cerebros diferentes Alberto Ferrús Gamero Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) 4.1. Introducción La discriminación social y profesional de la mujer es un problema de envergadura que requiere atención prioritaria. Será necesario introdu- cir cambios extensos tanto en las leyes como en los hábitos sociales para solucionar este problema que lastra el desarrollo de la Humanidad. El diseño de esos cambios, sin embargo, no puede hacerse al margen de los conocimientos científicos existentes ni, peor aún, en ausencia de los datos objetivos necesarios sobre las diferencias biológicas entre sexos. Los fracasos de ciertos métodos pedagógicos, sin duda bien intenciona- dos en su concepción, pueden atribuirse a la falta de estudios científi- cos que debería haber precedido cualquier decisión. La tesis central que este breve ensayo pretende defender es que, más idóneo que la búsqueda de la igualdad de tratamiento entre ambos sexos, sería mucho más apropiado buscar tratamientos adaptados a cada sexo. En todo caso, parece evidente que alcanzarla equiparación social entre hombres y mujeres pasa por una modificación profunda e intensa del sistema educativo. [31] [32] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro La breve relación de hechos biológicos que se describen aquí, a modo de pinceladas, constituye tan sólo unos cuantos ejemplos de las diferencias sexuales que tienen un claro impacto en todos los niveles de relación social, desde la educación hasta la actividad pro- fesional (Hines 2004). Los términos: sexo, macho y hembra, se emplean aquí en lugar de aquéllos más usuales de: género, masculi- no y femenino, por cuanto estos últimos difuminan la realidad bio- lógica y, con ello, privan de la base sólida sobre la que construir los necesarios cambios sociales. 4.2. Los genes, base de toda diferencia sexual Es preciso recordar que, en humanos, las diferencias de sexo tienen su origen en la dotación de cromosomas. La presencia de un cromosoma Y en machos normales en sustitución de un segundo cromosoma X, característico de hembras normales, representa tan sólo el inicio de una amplia cascada de cambios de expresión de genes. Además de la regulación de la expresión de genes cuyos productos median la diferen- ciación de los llamados caracteres sexuales (por ejemplo, órganos geni- tales, glándulas de secreción endocrinas, vello, etc.), existe un elevado número de genes (actualmente más de 200) que sufren un proceso de impronta. Este proceso consiste en la expresión de sólo la copia recibi- da de uno de los dos progenitores (en lugar de las dos habituales) según el sexo del individuo. Cuando estos genes con impronta tienen funciones tales como determinar la tasa de crecimiento de un área cerebral determinada (por ejemplo, los factores de crecimiento simila- res a la insulina, IGF, para la corteza), las repercusiones en la conduc- ta son evidentes. Mas allá de las diferencias cualitativas, los sexos expre- san además diferencias cuantitativas que, en su conjunto, obligan a hablar de un arco sexual en cuyos extremos se localizan el macho y la hembra respectivamente. Si bien esta gradación puede representar un serio obstáculo para la implantación de ciertas medidas, por ejemplo, las pedagógicas, ignorar su existencia es la peor opción posible. Después de todo, de la misma forma que aceptamos el principio de que sexos diferentes: cerebros diferentes [33] no hay enfermedades, sino enfermos como fundamento para el diseño de la llamada medicina personalizada, habrá que admitir que no hay sexos, sino individuos sexuados para, por ejemplo, diseñar una pedagogía personaliza- da. No se aprecian razones para suponer que un caso sea más difícil de aplicar que el otro. 4.3. El desarrollo cerebral, base de todo aprendizaje El cerebro embrionario humano crece con distinto ritmo según el momento y la región de la que se trate. La corteza llega a obliterar otros núcleos de forma que éstos quedan ocultos bajo la extensa corte- za a la edad de nueve meses de gestación. Tras el nacimiento, sin embargo, el cerebro crece aún espectacularmente hasta más allá de tri- plicar su peso por un período que se extiende hasta la pubertad, aun- que con ritmo paulatinamente más lento (v. gráfico 4.1). El fenómeno sucede en ambos sexos aunque los valores absolutos suelen ser más altos en niños que en niñas. Esta diferencia, sin embargo, es tan sólo reflejo del mayor peso corporal que suelen presentar los niños, ya que el tamaño del cerebro manifiesta una buena correlación con el tama- ño del cuerpo en cualquier animal, independientemente de sus habi- lidades cognitivas. El proceso del crecimiento cerebral durante los primeros años de vida se realiza, fundamentalmente, a base del incremento de las ramifi- caciones y conexiones neuronales, más bien que a base de proliferación celular. Este desarrollo conlleva, además, la apertura y cierre de perío- dos críticos dentro de los cuales es posible y necesaria la exposición a ciertos estímulos externos para la consolidación de ciertas habilidades cognitivas. Por ejemplo, la utilización de símbolos tiene su ventana desde aproximadamente el año y medio a los cinco años de edad. Si durante una de esas ventanas no tiene lugar, por la razón que sea, la estimulación adecuada, esa habilidad cognitiva quedará seriamente dis- minuida o impedida para siempre, siendo su adquisición posterior mucho más difícil y, en todo caso, incompleta. El aprendizaje correcto de un idioma es el ejemplo más ampliamente conocido por todos. [34] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro Na cim ien to 0,5 1 2 3 4-5 6-7 8-9 10 -12 13 -15 16 -18 19 -21 22 -30 31 -40 41 -50 51 -60 61 -65 66 -70 71 -75 76 -80 81 -85 +8 6 Na cim ien to 0,5 1 2 3 4-5 6-7 8-9 10 -12 13 -15 16 -18 19 -21 22 -30 31 -40 41 -50 51 -55 56 -60 61 -65 66 -70 71 -75 76 -80 81 -85 +8 6 14 12 10 8 6 4 2 0 0.50 1 0 1.5 GRÁFICO 4.1: Evolución del peso del cerebro a lo largo de la edad (años) en humanos desde el nacimiento, y proporción respecto al peso corporal Nota: Nótese el rápido crecimiento durante los primeros años de vida que se mantiene, paulatinamente más lento, hasta los 13-18 años. Asimismo, en edades seniles se aprecia un descenso en el peso. Entre los 15 y los 85 años el peso del cerebro en proporción al peso corporal es mayor en las mujeres. Fuente: Dekaban y Sadowsky 1978. Hombres Mujeres Pe so d el c er eb ro ( K g) Pe so d el c er eb ro / P es o co rp or al x 1 00 sexos diferentes: cerebros diferentes [35] Es necesario admitir que nuestros conocimientos sobre la biología del desarrollo cerebral infantil son aún muy escasos, principalmente por la baja prioridad que la investigación tiene para la sociedad actual en la mayoría de los países. Es evidente, que es en ese período de la vida humana donde es posible implantar pautas de comportamiento, edu- car —en una palabra—, que perduren por un largo tiempo y, así, pue- dan repercutir en la actividad profesional del adulto. Para que esta estrategia sea eficaz, sin embargo, hay que conocer muchísimo mejor el desarrollo estructural y funcional del cerebro. Esto, ineludiblemente, requiere un cambio de prioridades de los Gobiernos, porque el conoci- miento no avanza si no hay inversión. 4.4. La sinapsis, base de todo comportamiento La sinapsis es el punto en donde dos células del sistema nervioso se comunican y, normalmente, una transmite a la otra una señal. Las sinap- sis de cualquier sistema nervioso se parecen entre sí, una zona densa a los electrones adosada a la membrana de la célula y en torno a la cual se acu- mulan vesículas cargadas de neurotransmisor, las cuales acabarán fusio- nándose con la membrana celular liberando así su contenido, que se unirá a receptores específicos en la membrana de la célula siguiente. De esa forma tan simple, una neurona transmite una señal a su vecina. El fenómeno se complica extraordinariamente porque el número de sinap- sis en cualquier sistema nervioso es realmente enorme. Es tan elevado que no se ha contado en ningún sistema nervioso. Hay buenas razones para no hacerlo, además de su gran magnitud, el problema principal es que es un número cambiante (Devaud y Ferrús 2004). Sabemos que ese número crece hasta la pubertad (v. gráfico 4.1), decrece con la edad cau- sando los conocidos deterioros cognitivos de la senectud, pero cambia también en períodos mucho más cortos. Por ejemplo, con las estaciones del año e incluso entre el día y la noche. Se ha estimado que una sinap- sis puede construirse o eliminarse en veinticuatro horas. Entre los mamíferos, en concreto en el núcleo arcuato del cerebro, está documentada una notable diferencia en el número de sinapsis [36] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro entre machos y hembras, casi el doble a favor de las hembras (v. gráfi- co 4.2) (Pérez, Naftolín y García Segura 1990). El hecho también sucede en otros núcleos cerebrales en la misma u opuesta dirección. Esa dife- rencia, sin embargo,no es permanente, ya que desaparece, en el caso del núcleo arcuato, al término del período de fertilidad, en la meno- pausia. Lo más relevante es que la diferencia desaparece y se restablece durante el período de fertilidad de la hembra con una periodicidad coincidente con el ciclo estral (veintiocho días en humanos). Como es evidente, el cambio en el número, tipo (excitatorias o inhibitorias) y localización (sobre el cuerpo celular o sobre las ramificaciones neuro- nales) de las sinapsis ocasiona cambios de comportamiento que son conocidos por todos aunque de forma algo folclórica. Si ese conoci- miento fuese más científico quizás las relaciones sociales fuesen más fluidas. 0 20 40 60 80 100 0 20 40 60 80 100 120 140 GRÁFICO 4.2: Evolución del número de sinapsis en el núcleo arcuato de cerebros de rata Fuente: Pérez, Naftolín y García Segura 1990. Por cortesía del doctor Luis Miguel García Segura, Instituto Cajal, CSIC, Madrid. Hembras Machos Hembras androgenizadas Días sexos diferentes: cerebros diferentes [37] 4.5. Cerebros diferentes, sensibilidades diferentes La investigación neurobiológica ha estudiado con cierto detalle el efec- to que tiene el ambiente sobre el desarrollo neural. En concreto el efecto de ambientes ricos o pobres respecto del número y variedad de estímu- los sensoriales. En algunos casos, los estudios separan los individuos según el sexo. Aquí es donde se detectan resultados de gran relevancia (Juraska y Kopcik 1988) que deberían haber tenido ya, por el tiempo transcurrido desde su publicación, un impacto en los sistemas educati- vos. Los datos indican que las hembras son mucho más sensibles que los machos al empobrecimiento sensorial (gráfico 4.3). Asimismo, dado un ambiente rico en estímulos, las hembras suelen reaccionar mejor que los machos a esa diversidad sensorial. Quizás fuese conveniente realizar estudios sociológicos sobre el éxito relativo de hijos/hijas en familias en donde tuvieron o no las mismas oportunidades educativas. Por el momento, ya es bien conocido que las hembras suelen tener un rendimiento académico mejor que los machos en casi todas las áreas de enseñanza; dato que confirmaría lo que muestra el gráfico 4.3 en lo referente al ambiente rico. Si también fuesen extrapolables a humanos los datos relativos al ambiente pobre, tendríamos un caso flagrante de daño físico preferente a hembras cau- sado por ambientes enclaustrados, rígidos como los que aún perduran en muchas familias e instituciones. [38] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro 4.6. La falta de información, base de todo fracaso En la década de los setenta del siglo xx se trató de instaurar en escue- las de Estados Unidos y otros países occidentales métodos educativos no-sexistas consistentes en proveer de juguetes, tradicionalmente utili- zados por un sexo, a alumnado del otro sexo. Por ejemplo, dar para jugar a los niños muñecas y a las niñas coches. Aquella iniciativa, aplau- dida con unanimidad de padres y docentes, fue un fracaso absoluto. Hoy, tras muchos millones de dólares despilfarrados y una extendida sensación de frustración, se sabe la razón del fracaso. Si se suministran juguetes tradicionalmente macho (coche y pelota) a individuos muy jóvenes y se mide el tiempo de contacto con éstos, se observa que los 0.8 0.7 0.6 0.5 0.4 0.3 GRÁFICO 4.3: Influencia del ambiente en el número de proyecciones neuronales (datos separados por sexos) Nota: Los datos reflejan el número de axones cubiertos de mielina que se detectan en el cuerpo calloso de cerebros de ratas mantenidas en ambientes con o sin diversidad de estímulos. Fuente: Juraska y Kopcik 1988. N º ax on es m ie lin iz ad os x 1 06 Ambiente rico Ambiente pobre sexos diferentes: cerebros diferentes [39] machos siempre pasan más tiempo que las hembras con este tipo de objetos (v. gráfico 4.3). La misma operación realizada con objetos hem- bra (muñeca y sartén) resulta ahora en predominancia de las hembras en el tiempo de contacto. Como control, dos objetos neutros (libro de colores y perro de peluche) ofrecen diferencias no significativas entre sexos. Lo más relevante del experimento es que estos datos no corres- ponden a niños, sino a monos. Se trata, incluso, de monos no-primates. Es decir, el fenómeno preferencial está basado en propiedades funcio- nales de un cerebro de determinado sexo sin que haya la más leve indi- cación de que el tipo de juguete condicione un comportamiento ulte- rior sexista. Cierto, los seres humanos hemos evolucionado. He aquí un claro ejemplo de cómo la falta de investigación ocasionó una pérdida muy elevada de dinero, esfuerzo y esperanza. Las razones 0 10 20 30 40 50 60 70 T ie m po e n c on ta ct o (% ) Coche Pelota 0 10 20 30 40 50 60 70 Libro de colores Perro peluche Sartén Muñeca 0 10 20 30 40 50 60 70 GRÁFICO 4.3: Preferencia de objeto de juego Fuente: Alexander y Hines 1994. [40] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro por las que no se realizó primero el estudio científico y después el dise- ño pedagógico son muy fáciles de deducir. De hecho se sigue repitien- do el mismo error, y pagando sus elevados costes, cada vez que un representante público ve la ocasión de conseguir la popularidad nece- saria para resultar reelegido tomando una medida de obvio y amplio atractivo emocional entre sus votantes potenciales. La palabra es fácil, la labor dura. Bibliografía Alexander, G. M. y M. Hines. «Gender labels and play styles: Their relative contribution to children’s selection of playmates». Child Development, 65, 1994: 869-879. Dekaban, A. S. y D. Sadowsky. «Changes in brain weight during the span of human life; relation of brain weights to body heights and body weights». Annals of Neurology, 4, 1978: 345-356. Devaud, J. M. y A. Ferrús. «Molecular genetics of activity-dependent synaptic changes». Journal of Neurogenetics, 17, 2004: 271-293. Hines, M. Brain Gender. Oxford: Oxford University Press, 2004. Juraska, J. M. y J. R. Kopcik. «Sex and environmental influences on the size and ultrastructure of the rat corpus callosum». Brain Research, 450, 1988: 1-8. Pérez, J.; F. Naftolin y L. M. García Segura. «Sexual differentiation of synaptic connectivity and neuronal plasma membrane in the arcuate nucleus of the rat hypothalamus». Brain Research, 527, 1990: 116-22. 5 Mujeres y biomedicina: una mirada al sector industrial biotecnológico Carmen Vela Olmo Inmunología y Genética Aplicada (INGENASA) Cuando, a título individual, nos planteamos temas relacionados con el trinomio mujer-ciencia-biomedicina, nos dejamos llevar, con frecuen- cia, más por sensaciones que por realidades constatadas. Es obvio que no siempre estas sensaciones se ajustan a la realidad. Con motivo del día 8 de marzo de 2005, un informe de la ONU, incluye afirmaciones tales como: — El 70% de los pobres del mundo son mujeres; — el 75% de los analfabetos también son mujeres; — en el África subsahariana, el 75% de los infectados por VIH son mujeres; — las necesidades femeninas en salud están por cubrir. Datos tan contundentes deberían ser suficientes como para valorar y admitir la aún desigual situación de las mujeres en aspectos tan diver- sos como la educación, la salud o el reconocimiento social; no obstan- te, no parece que así sea. Muchos de nuestros colegas, masculinos o [41] [42] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro femeninos no reconocen, o no hemos reconocido, el problema a nivel personal. Tampoco nos parece que esté en el entorno, y si estamos con- vencidos de que fue un problema, nos parece que correspondió a otras generaciones. La realidad es bien distinta. Algunas cifras que soportan esta dura afirmación podemos encon- trarlas en nuestro microcosmos, en el primer mundo: — La ausencia de información precisa y cuantificada de participa- ción femenina en muchos ámbitos; — la famosa tijera académica (esquema 5.1), aplicable a todos los países de nuestro entorno; —el mayor número de las estudiantes en áreas relacionadas con la biomedicina, con lenta pero insistente caída del número de muje- res hasta llegar a porcentajes no superiores al 10-15% en las máxi- mas categorías a nivel académico (Pérez Sedeño, González García, Santesmases y cols. 2004); — la presencia de mujeres en cargos directivos de empresas está reducida a un 5% según el informe World Investment Report (WIR) (2003). Estudiantes Doctores Prof. Asociados Prof. Titular Catedráticos DIRECTIVOS EMPRESAS 0 50 100 Hombres Mujeres ESQUEMA 5.1: Hombres y mujeres en Ciencia Nota: Esquema genérico; para datos específicos véase el informe European Technology Assessment Network (ETAN). mujeres y biomedicina: una mirada al sector industrial… [43] Podríamos analizar, en detalle, cada uno de estos epígrafes, pero nos centraremos en la última afirmación que nos permite entrar de lleno en el tema de esta exposición. ¿Qué ocurre con respecto a la presencia de mujeres en el sector industrial dedicado a Ciencias de la Salud? Sería razonable pensar que el sector industrial debiera estar especialmente interesado en la pers- pectiva de género aplicada a sus negocios, ya que al menos el 50% del mercado al que van o pueden ir dirigidos sus productos somos mujeres. Incluso podríamos pensar que la entrada en el sector de la biomedici- na de otras áreas del conocimiento como la biotecnología, relativamen- te recientes y, por tanto, no pervertidas por algunos estereotipos, podría hacer que en esa subárea hubiera equilibrio de género. Creo que no les sorprenderá saber que no es así. En biomedicina, contamos teóricamente con todos los ingredientes como para que la participación femenina resultara equilibrada. — El número de estudiantes mujeres en áreas de conocimiento que nutren a los futuros profesionales de la biomedicina, ciencias naturales o puramente ciencias médicas superan, con un gran margen, al de los hombres en todos los países de la UE y en casi todas las especialidades. — Cuando se realiza un análisis de los datos relativos de mujeres y hombres licenciados en países de la Unión Europea de los 15, más los nuevos países recientemente adheridos, podemos obser- var que excepto en algunos países como Alemania o Austria, en la mayor parte, el número de mujeres licenciadas universitarias es superior: Portugal casi duplica el número de mujeres respecto al de hombres licenciados. Algo similar ocurre en Islandia, en Polonia o en Estonia (v. gráfico 5.1). [44] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro — En las universidades españolas, según un reciente estudio dirigido por la profesora Pérez Sedeño (2003) (cuadro 5.1), y agrupando todos los estudiantes, no específicamente de ciencias de la vida, los licenciados/as son mayoritariamente mujeres ya desde el año 1982-83 (incluso muy por encima del porcentaje de estudiantes). Desde el curso 1990-1991 las mujeres son ya mayoría (51%) entre los estudiantes y, desde 1982-1983, entre los licenciados (53,7%). Los años transcurridos podrían haber mostrado que la participación equitativa está ya casi lograda, si el tiempo fuera la única solución. Pero no es así. No parece que el tiempo esté dando soluciones razonables. Unión Europea 15 Países de reciente adhesiónÁrea Económica Europea 200 180 160 140 120 100 80 60 40 20 0 UE Bé lgi ca Di na m ar ca Al em an ia Es pa ña Fr an cia Irl an da Ita lia Ho lan da Au str ia Po rtu ga l Fin lan di a Su ec ia Re in o U ni do Bu lga ria No ru eg a Isl an di a Ch ip re Re pú bl ica C he ca Es to ni a Hu ng ría Le to ni a Li tu an ia M alt a Po lo ni a Ru m an ía Es lo va qu ia Es lo ve rn ia GRÁFICO 5.1: Mujeres licenciadas por 100 hombres licenciados CUADRO 5.1: Mujeres licenciadas sobre el total de estudiantes (porcentaje) años estudiantes licenciadas 1940 13 No hay datos 1972-1973 31 31,7 1982-1983 46 53,7 1990-1991 51 57,8 Fuente: E. Pérez Sedeño, M. González García, M.ª J. Santesmases y cols. 2004. Los datos que aquí se recogen indican que es muy escasa la partici- pación de las mujeres en la investigación industrial. Un análisis adicio- nal de la relevancia o al menos de la visibilidad de estas investigaciones, puede surgir considerando las patentes como indicador. Hace algunos años se realizó un somero análisis de patentes por género realizado en seis países de la Unión Europea (Angela Hullman, comunicación personal), y no estuvo exento de dificultades, ya que en las solicitudes de patentes no se aportan datos que reflejen el sexo. En él se concluyó que: mujeres y biomedicina: una mirada al sector industrial… [45] Cuando nos adentramos en las carreras profesionales en el sector industrial, los datos relativos a mujeres investigadoras en el mismo sec- tor son, si cabe, más escasos y menos comparables. Referidos a Europa, los encontramos en el gráfico 5.2, donde se observa que hay un patrón similar en todos los países europeos, con un valor máximo en Irlanda, que muestra un 27% de mujeres. España ocupa un digno puesto, con un 19% de participación femenina en la investigación industrial. Sin embargo, es de resaltar, por lo desalentador, el dato que aporta Alemania con un 9,6% de mujeres investigadoras en el sector industrial. Esto es muy negativo, sobre todo si tenemos en cuenta que Alemania con- tribuye con el 60% a toda la investigación industrial que se hace en Europa. 0 5 10 15 20 25 30 % Ale ma nia Di na ma rca Gr ec ia Es pa ña Fra nc ia Irl an da Ita lia Au str ia Po rtu ga l Fin lan dia UE -10 No ru eg a GRÁFICO 5.2: Mujeres investigadoras en el sector industrial Fuente: European Communities 2003 [46] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro — En el 97,3% de todas las patentes figuran hombres; — en el 87,5% no figura ninguna mujer. Es decir, no sólo el número de investigadoras en la industria es limi- tado, sino que la investigación realizada por mujeres, o bien no tiene relevancia u ocupa posiciones tan bajas que no permiten ser citadas como autoras de patentes, y/o lo que puede ser más grave, aunque la investigación sea de interés, no son reconocidas como autoras. Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se ha podido leer en la prensa escrita: «mientras las mujeres no estén en el poder, y enten- diendo por poder simplemente altas posiciones en las jerarquías de institu- ciones, de empresas, de cualquier tipo de organismo, las cosas no van a cam- biar…». Si esto lo consideramos cierto, y creo hay razones fundadas para que así sea, mucho nos queda por hacer en el área de biotecnología. Como ejemplo tenemos los datos, también escasos y fragmentarios, sobre la presencia de mujeres en puestos de relevancia en empresas bio- tecnológicas, que es tanto como decir en biomedicina, ya que la mayor parte de la actividad biotecnológica se centra en salud humana. En Europa, a pesar de un elevado número de empresas en el sector, los datos disponibles son tan insignificantes que no podemos hacer eva- luaciones. No hay números ciertos, ni hay cifras que puedan permitir el aplicar una estadística con mínimo rigor científico. Entre otras razones, el procedimiento de recopilación de datos, de acuerdo con el Manual de Frascati, no permite desagregación entre hombres y mujeres. En Estados Unidos, con un sector importante con más años y tradi- ción, existen datos sobre las mujeres en Consejos de Administración de empresas de biotecnología. Así, entre 17 empresas del American Stock Exchange Biotechnology Index (BTK), este número alcanza el 16,4% (29 de 141), en relación con empresas activas en biotecnología y que recientemente han completado un Inicial Public Offering (IPO) tan sólo el 6,5% (8 de 124) de los directivos son mujeres, y ninguna es pre- sidenta del Consejo de Administración. Los datos que actualmente podemos contabilizar en España, a través de la Asociación Española de Bioindustrias (ASEBIO) (Jorge Barrero, comunicación personal)indican que las mujeres se aproximan al 10%, mujeres y biomedicina: una mirada al sector industrial… [47] sobre un total de 65 empresas asociadas. Los datos de Biomadrid (Joaquín Guinea, comunicación personal), asociación de reciente crea- ción, que agrupa a las empresas del sector ubicadas en la Comunidad de Madrid son mejores: sobre un total de 22 empresas (muchas de ellas microempresas), cinco tienen a mujeres en la Dirección General, lo que supone un esperanzador 23%. A pesar de todo, ninguno de estos valores nos permite visualizarnos como próximas a compartir el poder con los hombres, por lo reducido de la muestra y su todavía escaso peso industrial. El trinomio mujer- ciencia-industria sigue los mismos patrones que la tijera que definíamos en el sector académico, aún si cabe más extrema. Así, las mujeres supo- nen tan sólo un 1,5% en puntos directivos en áreas como los bancos o la automoción (v. Mujeres en cifras) y un 5%, en el conjunto de las empresas farmacéuticas/ biomedicina. En España, considerando las empresas del prestigioso IBEX-35, donde sólo existe una biotecnológica, Pharmamar (Grupo Zeltia), el porcentaje de mujeres presidentas del Consejo de Administración es del 5,41%, vicepresidentas 2,56% y consejeras 2,0%. Es evidente que tenemos gran capacidad para participar en el sistema, de ocupar posi- ciones intermedias, pero en la aproximación a las posiciones de deci- sión, a la jerarquía empresarial, las mujeres desaparecemos. No quisiera, ni voy a finalizar este capítulo, con un mensaje pesimis- ta, ni es el día, ni es la audiencia y además, no es mi manera de verlo; pero sí es cierto que tenemos por delante un duro y arduo trabajo. Y no quiero terminar con derrotismo, ya que existen iniciativas, y también algunas realidades, que en un futuro próximo, con seguridad, van a dar sus frutos. Una de ellas, de octubre del año 2003, es el denominado CEO’s Position Paper. Se trata de un documento consensuado entre una serie de altos ejecutivos de algunas de las mayores y más importantes empresas, Siemens, EADS, Hewlett Packard, L’Oréal, donde se compro- meten a trabajar por y para las mujeres dentro de sus empresas. Hacer políticas que permitan la conciliación laboral y familiar, a preocuparse y ocuparse de que las mujeres no sean invisibles en sus estructuras. Si este posicionamiento es importante, sobre todo para el sector industrial, no lo es menos el más reciente (18 de abril de 2005) de la [48] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro Comisión Europea, donde a pesar de la reticencia de ciertos países, se han propuesto objetivos concretos cuantificables y con plazos de ejecu- ción para incorporar mujeres a niveles de decisión. El compromiso, for- zado en el caso de Alemania y Austria o por iniciativa voluntaria en el caso, entre otros, de España, nos permiten mirar al futuro con un cier- to optimismo, lo que en absoluto excluye la necesidad del esfuerzo con- tinuado de todos y todas. Bibliografía Pérez Sedeño, E. (dir.), M. GONZÁLEZ GARCÍA, M.ª J. SANTESMASES, A. MARTÍN SANTOS, P. DE VILLOTA, A. GUILL, E. ORTEGA, V. SANZ y A. KICZKOWSKI. La situa- ción de las mujeres en el sistema educativo de ciencia y tecnología en España y en su contexto internacional 2004. http://www.csic.es/wi/mujer_ciencia/archivos_ descargar/ 2003_Mujeres_en_CyT_en_Espa%F1a.pdf Mujeres en cifras. http://www.mtas.es/mujer/mujeres/cifras /index.htm Science policies in the European Union: Promoting excellence through mainstreaming gen- der equality (ETAN Report, 2000). ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/improving/ docs/g_wo_etan_es_200101.pdf Women in Industrial Research: a wake up call for European Industry (WIR report). European Communities, 2003. http://ec.europa.eu/research/science-society/ women/wir/pdf/wir-best-practice_en.pdf 6 Reflexiones tras el foro María Ángeles Durán Heras Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Me ha correspondido el papel de cierre, con la presentación de las conclusiones. Pero las conclusiones pueden establecerse a muchos nive- les diferentes. Resultaría difícil añadir algo o mejorar las conclusiones elaboradas por Otilia Mó (v. capítulo 3) según las respuestas al cuestio- nario sobre el papel de las mujeres en la investigación biomédica que han emitido una decena de eminentes científicos. Otra cosa distinta serían las conclusiones sobre este acto o las conclusiones del proyecto del que forman parte tanto los cuestionarios como esta sesión. Sin duda, el debate de hoy sobre algunas fronteras de la investiga- ción biomédica y su impacto sobre hombres y mujeres ha tenido una alta calidad científica. Las expectativas eran elevadas porque así lo auto- rizaba el perfil de los/las ponentes, y no nos han defraudado. Pero no sólo ha sido responsabilidad de los ponentes; la audiencia ha desempe- ñado también un papel de primer actor en el diálogo que siguió a las exposiciones desde la tribuna. Como socióloga que soy, me permitirán que haga una interpretación sociológica de lo que he visto y oído, y que no me limite al relato literal y sintético de su crónica. Comenzaré por el análisis del contexto de [49] [50] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro tiempo y lugar, porque no es casualidad ni inocuo que el calendario marque el 8 de marzo, el día más señalado del año para todo lo que tenga que ver con la lucha por la igualdad de las mujeres. La fecha ha teñido la tarde de recuerdos y emociones, de competencia con otros actos y lugares que celebran cambios sociales, logros y promesas. ¿Puede la ciencia quedarse al margen del sentir de la gente, de sus emo- ciones y expectativas, de los miedos y sueños? No, sin duda. Tal vez en los laboratorios se produzca, a veces, la neutralidad afectiva. Pero en la vida real, las emociones y los sentimientos son herramientas poderosí- simas que empujan la financiación de proyectos o hacen derrumbarse las probabilidades de que la investigación en un área de conocimiento se desarrolle. Por eso es importante analizar el contexto emocional y valorativo de esta sesión que nos ha reunido. ¿Creen ustedes que en otro tiempo y lugar hubiéramos tenido la oportunidad de hablar libre- mente de estos temas, sin miedo a la censura, al ridículo, al señalamien- to con el dedo? La fecha 8 de marzo es una rememoración y una fiesta, y quiero destacar que el ambiente festivo, la solidaridad que desencade- nan los símbolos, el sentido de pertenencia a un mismo grupo, es un elemento tan poderoso de impulso para un movimiento intelectual como su propia base de financiación y sus infraestructuras materiales. Quien diga lo contrario es que no ha leído historia de la ciencia ni ha vivido desde dentro una institución científica. Los temas que se han planteado no nos dejan indiferentes como personas, porque hablan de nosotros. De nosotros y nosotras. Las cifras, los porcentajes que citaban Emilio Muñoz, Antonia Aránega, Carmen Vela y Juan Rodés, son los espejos de nosotros mismos. 75% de mujeres estudiantes en medicina, 50% de los becarios, 17% de jefas de departamento, 88% de patentes sin participación de mujeres, 75% de mujeres entre los infectados de sida en África, ésos son los espejos de las cifras en que tememos retratarnos y a los que hace falta encarar con valentía y ánimo de lucha. Porque no nos gustan pero creemos que es posible cambiar la realidad que reflejan. Aceptamos también sin restricciones, como Alberto Ferrús nos ha recordado, que en el binomio causal de naturaleza y cultura el polo biológico no puede ningunearse, y el mal uso que de él se ha hecho en ocasiones reflexiones tras el foro [51] para desoír los factores sociales y culturales no permite, a pesar de todo, olvidarlo. He tenido a veces la impresión de que asistía a un torneo. Del lado de los ponentes se hablaba sobre todo de ciencia. Y del otro, el de la audiencia, hablaban sobre todo los movimientos sociales. Pero a la mitad de su intervención, los ponentes cambiaban de banda, y les veía- mos transformarse en ciudadanosque dejaban el lenguaje del laborato- rio para proclamar biografías, valores, aspiraciones, compromisos y expectativas. A la inversa, algo parecido sucedía con la audiencia, una audiencia cualificadísima que en gran parte podría haber asumido, y probablemente lo hacen con frecuencia, el papel de conferenciantes. Sus intervenciones han sido también polivalentes, como las células troncales a las que tanto nos hemos referido, y sus manifestaciones esencialmente ciudadanas han ido acompañadas de alegatos científicos y de experiencias personales en el campo de la investigación médica. No sé qué me emociona y alienta más: si escuchar a científicos tan prestigiosos que dejan por unas horas el territorio confortable de sus investigaciones, los dominios en que nadie cuestiona su autoridad indiscutible, para bajar a la arena del qué hacer ciudadano; o, en el otro campo, contemplar a quienes han aceptado sentarse en el lado silencio- so de los oyentes y exponer solamente sus razones y demandas sociales, tan fundamentadamente, durante el coloquio. En algunos proyectos de investigación, incluso diría que en la mayo- ría, la conferencia final no tiene otra misión que la exposición de con- clusiones, el cierre. No ha sido ese el caso de hoy, porque el debate no ha servido de colofón sino de umbral. No ha sido una lección compar- tida por cinco ilustres profesores, sino la apertura de una nueva fase de reflexión, nacida al calor de la aproximación entre la investigación bio- médica y la demanda social de nuevas soluciones a problemas reales y a aspiraciones de cambio. Sería pretencioso, y erróneo concluir que hoy se han proclamado certezas. Más bien diría que lo innovador de este acto ha sido el progre- so de la duda. Hace algunos años —en España podríamos ponerle una fecha exacta, que coincide con la de la proclamación de la Constitución y la del inicio de los primeros seminarios e institutos de investigación [52] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro interdisciplinar de la mujer—, los temas que se han discutido no figu- raban en agenda y no hubieran logrado el respaldo de un grupo siquie- ra mínimo de investigadores relevantes en el campo de las ciencias experimentales. En cambio, ahora el desasosiego es evidente, el regue- ro creativo de la duda se ha extendido desde las ciencias humanas y sociales a campos tan aparentemente inasequibles a la reflexión sobre su propio contexto de descubrimiento como las fronteras de la biolo- gía, la química o la medicina. Ese proceso germinativo de la duda lo catalizó hace veinticinco años el Instituto de Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma de Madrid, especialmente en el campo de las ciencias humanas y sociales. Y desde hace algo más de tres años, simbo- liza su extensión al campo de las ciencias experimentales AMIT, la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, de la que Flora de Pablo es actualmente presidenta. Hoy nos hemos preguntado qué hacen y qué grado de poder han conquistado las mujeres en las instituciones científicas; es un primer nivel de reflexión, un mapa de urgencia sobre recursos y barreras al avance hacia una situación mejor en la que unas y otros podamos asu- mir compartidamente los privilegios y las responsabilidades en la pro- ducción de nuevos conocimientos. Pero nos hemos preguntado también qué hace la ciencia para mejo- rar las condiciones de vida de las mujeres. Por lo que toca a la biome- dicina, la conclusión es que no enfermamos igual, no recibimos igual trato sanitario, no desempeñamos el mismo papel en la prevención y en el cuidado de enfermos, no nos afectan por igual las formas de nacer y no nacer, de morir o seguir con vida. Las grandes fronteras vitales, las del nacer y el morir, las atravesamos de muy distinta manera. Las del nacer, porque las mujeres somos gestantes y alumbradoras, y ambas tareas han definido históricamente nuestra identidad individual y social. Sin embargo, las mujeres nacidas en España el año 2005 vivirán como promedio cien años y, si se mantienen las tasas de fertilidad actua- les, en todo un siglo de vida sólo dedicarán poco más de doce meses a la gestación de 1,4 hijos. Una centésima parte de su vida. Circunstancia por otro lado poco probable, si se tienen en cuenta las demandas de investigación en clonaciones y en todo tipo de tecnologías reproducti- reflexiones tras el foro [53] vas, que han dejado de ser ciencia-ficción y dependen más para su des- arrollo de cuestiones ideológicas y políticas que de cuestiones técnicas. En cuanto a la segunda frontera, la de la muerte, se encuentra ahora en una situación de efervescencia social similar a la que levantaron en los años setenta del siglo xx las nuevas demandas sociales relacionadas con los nacimientos. Aunque en el momento de morir todos seamos iguales, no lo somos en el antes, ni en el cómo, ni en el después. Las mujeres morimos más tarde, más consumidas por múltiples patologías degenerativas invalidantes pero no letales, más pobres y más solas. Nos matan patologías distintas, y la investigación sobre las enfermedades del último período de la vida tiene enormes repercusiones sociales, no solo por su capacidad de curar o aliviar, sino también por su impacto sobre el alargamiento de los años de vida en situaciones de gran dependen- cia, y su contribución a crear una nueva categoría de sujetos sociales. Son los cuidadores, desprovistos de todos los derechos económicos y sociales a los que el resto de los ciudadanos han accedido tras siglos de luchas políticas y sindicales. Por citar dos cifras dramáticas, el 84% de los cuidadores de grandes dependientes (esos sujetos económicos esca- samente organizados, que asumen trescientos sesenta y cinco días al año, veinticuatro horas al día, el cuidado de sus parientes inmoviliza- dos) son mujeres, y la mayoría han traspasado ya esa edad en que se supone que han ganado el derecho al descanso y al cuidado de sí mis- mas. Las condiciones de vida de los cuidadores son muy duras, prolon- gadas durante largos e inciertos períodos; por ejemplo, un estudio reciente sobre cuidadores de enfermos dependientes por ictus (infarto cerebral) muestra que el 36%, más de un tercio, están recibiendo trata- miento médico por depresión. ¿Se necesitan más datos para atestiguar que el avance de la ciencia, la aplicación del esfuerzo colectivo dedica- do a la investigación, puede alterar nuestras expectativas en una direc- ción o en otra? La Organización Mundial de la Salud ya ha señalado hace años sus prioridades: añadir vida a los últimos años en lugar de prolongar los últimos años de vida. El tipo de ciencia que promovamos nos afectará de modo diferente en las condiciones de existencia cotidiana y bastaría esta razón para incitar- nos a una involucración más activa en el desarrollo de la ciencia futura. [54] mujeres y biomedicina: fronteras actuales y retos de futuro Sé muy bien que debates como el de hoy, como el que este proyecto estimula, apenas son un eslabón en la larga cadena de la ciencia, pero indican una tendencia, una alternativa que empieza a apuntarse. La ciencia del futuro será muy distinta de la ciencia que ha habido hasta ahora, y la mejor aportación de las mujeres no es la repetición miméti- ca de las preguntas anteriores, sino el planteamiento de nuevas dudas en cuestiones tan fundamentales como el por qué y el para quién de su propia actividad. La ciencia del futuro será suya y mía. Será la ciencia de todos noso- tros, y no sólo la de los científicos encarados con el desafío inmediato de sus laboratorios. O al menos eso deseo y espero. Abramos ventanas, facilitemos el diálogo entre los que producen la ciencia y los que la financian, consumen y necesitan. La ciencia y los movimientos sociales son las dos herramientas principales con que contamos para construir el futuro, y en ese proceso todos somos necesarios. Tendría que acabar ya, pero no puedo despedirme sin dar las gracias a la Fundación BBVA. No es fácil apostar por temas en los que pueden surgir resistencias.
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