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Sandro M -7 Claves En Finanzas Personales

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7	Claves	en
Finanzas	Personales
	
	
	
	
	
	
	
	
Sandro	Muñoz
guru
UniversidadDeMillonarios
www.UniversidadDeMillonarios.org
guru
Texto escrito a máquina
www.UniversidadDeMillonarios.org
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
©	Alejandro	Muñoz	Cabrisas,	2016
1ª	edición:	noviembre	2016
2ª	edición:	febrero	2017
Editado	por	Sandro	M.
Diseño	y	ediciones:	Sandro	M.
Reservados	todos	los	derechos
www.3coma14.com
ISBN-13:	978-1541066038
ISBN-10:	1541066030
	
	
	
	
	
	
	
	
	
Dedicatoria
	
A	mi	compañera	y	mis	hijos,	que	son	mis	mejores	maestros.
	
Índice	de	contenidos
	
Índice	de	contenidos
Prólogo
Introducción
1.	Objetivos,	valoraciones	y	hábitos
Metas	y	objetivos
Sistema	de	valoración	interno
Transformación	de	tus	hábitos
2.	Control	de	finanzas
Cálculo	de	tu	precio	por	hora	de	trabajo
Cálculo	de	Patrimonio	Neto
Cálculo	de	Estado	mensual	de	flujo	de	dinero.
Elaboración	de	presupuesto	mensual
3.	Ahorro
¿Dónde	pongo	mis	ahorros?
¿Cuánto	debo	ahorrar?
¿Cuáles	son	los	primeros	objetivos	del	ahorro?
Eliminar	deudas
Fondo	de	emergencia
¿Cómo	creamos	el	fondo?
4.	Elabora	tu	presupuesto	anual
5.						El	seguro	y	el	crédito
El	Seguro
El	crédito
Tipos	de	créditos
6.	Invertir
Productos	Financieros	de	Inversión
Renta	Variable
Renta	Fija
Derivados
Fondos	de	Inversión
Estructurados
Planes	de	Pensiones
Seguros
Divisas
Diversificación
Recomendaciones
Donde	no	invertir
7.	Edúcate	y	fórmate
¿Qué	es	la	educación	financiera?
Invertir	en	ti	mismo
El	cambio	que	estabas	buscando
Consumo	responsable
Recomendaciones	consumo	responsable
8.	Epílogo
9.	Sobre	el	autor
Prólogo
	
Este	libro	representa	una	singularidad,	trata	del	ahorro	y	está	escrito	por
una	 persona	 joven.	 Sandro	Muñoz	 tiene	 36	 años	 cuando	 escribe	 esta	 utilísima
obra.	 Singularidad	 por	 que	 las	 personas	 jóvenes	 en	 nuestra	 época	 no	 solemos
ahorrar,	no	solemos	preocuparnos	por	el	ahorro.	Él	sí	se	preocupa.
Sandro	 lleva	muchos	 años	 dedicados	 a	 la	 contabilidad	 y	 a	 ayudar	 a	 la
gente	a	controlar	sus	finanzas.	Esta	labor	le	permite	conocer	de	primera	mano	la
relación	 de	 la	 gente	 con	 el	 dinero.	 Sabe	 de	 la	 importancia	 que	 esto	 tiene	 para
nuestras	 vidas	 y	 advierte	 una	 carencia	 en	 nuestra	 sociedad,	 no	 ahorramos	 lo
suficiente.	A	partir	de	aquí	decide	ayudarnos	con	su	trabajo.
El	libro	permitirá	de	forma	clara	y	sencilla	a	quienes	se	interesen	por	él
alcanzar	el	conocimiento	de	su	situación	financiera,	control	presupuestario	y	la
consecución	de	sus	objetivos	económicos.	Obtendrán	las	herramientas	necesarias
para	convertirse	en	ahorradores	y	dejar	atrás	su	pasado	de	desconocimiento	de	su
economía.
Contiene	7	claves	en	 las	que	estructura	el	proceso	que	debemos	seguir.
Debemos	tener	un	objetivo,	debemos	valorar	que	estamos	haciendo	y	utilizar	los
métodos	propuestos,	 conseguirlo	está	en	nuestra	mano.	Este	proceso	se	corona
con	 la	 formación,	 algo	 que	 nos	 hará	 más	 capaces,	 independientes	 y	 hará
sentirnos	seguros	de	nuestras	decisiones.
El	ahorro	es	algo	bueno	para	 las	personas.	Nos	ayuda	en	momentos	de
dificultad,	nos	fuerza	a	mejorar	 las	decisiones	de	gasto	y	nos	permitirá	 invertir
en	cuanto	hayamos	ahorrado	lo	suficiente.
Este	paso	sencillo	no	sólo	le	ayudará	a	usted,	ayudará	a	la	sociedad	en	su
conjunto.	Tengamos	en	cuenta	que	el	ahorro	es	la	gasolina	que	mueve	el	motor
de	la	nuestra	economía:	la	productividad.	Nuestro	sistema	económico	se	basa	en
conseguir	 hacer	 más,	 mejores	 y	 más	 baratas	 las	 cosas	 que	 producimos	 o	 los
servicios	que	prestamos.	Esa	es	la	forma	en	que	nosotros	mejoramos	el	nivel	de
vida	de	la	sociedad.	Sin	ahorro	previo	no	hay	incremento	de	la	productividad,	sin
ahorro	previo	 el	 empresario	no	puede	comprarse	 esa	máquina	que	 le	permitirá
trabajar	más	rápido	o	mejor,	sin	ahorro	previo	no	podrán	dedicarse	recursos	a	la
investigación	 y	 mejora	 de	 procesos.	 Sin	 ahorro	 previo	 una	 familia	 no	 podrá
comprarse	el	coche	que	necesita…sin	ahorro	previo	no	habrá	crédito	ya	que	los
bancos	no	tendrán	dinero	que	prestar.	 	El	ahorro	es	la	base	imprescindible	para
conseguir	 el	 incremento	 de	 la	 productividad.	 Para	 avanzar	 es	 necesario	 antes
ahorrar.
El	 ahorro	 debe	 ponerse	 en	 valor	 y	 esto	 es	 lo	 que	 pretende	 el	 autor,	 el
dinero	no	debe	malgastarse.	Es	importante	y	bueno	tener	dinero.
Este	 libro	 es	una	gran	 idea,	 les	va	 a	 ayudar.	Sigan	 los	 consejos	de	que
propone,	está	pensado	para	mejorarles	la	vida.
Lluís	Seguí	Pons
	
Introducción
	
“La	forma	más	rápida	de	doblar	tu	dinero	es	plegar
los	billetes	y	metértelos	de	nuevo	en	el	bolsillo”
Will	Rogers
	
Las	finanzas	nos	afectan	desde	que	nacemos	hasta	que	morimos.	Incluso
ya	nos	afectan	antes	de	nacer	y	siguen	con	repercutiendo	después	de	morir.	Las
finanzas	afectan	a	nuestra	 calidad	de	vida	y	condicionan	cómo	crecemos	y	 las
oportunidades	 que	 tenemos	 a	 lo	 largo	 de	 nuestra	 vida.	 En	 algunos	 casos,	 la
economía	doméstica	marca	el	camino	de	nuestra	 formación,	ocio,	etc.,	pero	en
ningún	caso	deben	convertirse	en	una	limitante	permanente.
El	 consumo	 afecta	 directamente	 sobre	 nuestra	 economía	 y	 nuestras
finanzas.	 Es	 decir,	 desde	 que	 nos	 levantamos	 hasta	 que	 nos	 vamos	 a	 dormir.
Durante	todo	el	día,	y	en	casos,	también	por	la	noche,	consumimos	recursos	que
de	alguna	forma	debemos	pagar.
Mucha	 gente	 dice	 que	 el	 dinero	 no	 le	 interesa,	 que	 no	 le	 importa,	 etc.
Decir	 que	 a	 uno	 no	 le	 interesa	 el	 tema	 del	 dinero	 es	mentirse	 a	 uno	mismo	 e
intentar	evitar	la	responsabilidad	que	tiene	cada	uno	respecto	a	si	mismo	y	a	los
que	 con	 él	 conviven.	Nos	 levantamos	 cada	mañana	para	 ir	 a	 trabajar	 para	que
nos	paguen	con	dinero	a	final	de	mes.	Nos	levantamos	cada	mañana	temprano,
conducimos,	 pasamos	 por	 atascos,	 algunos	 vamos	 en	 trasporte	 público,	 etc.	 y
sólo	para	ir	a	trabajar.	Pues	realizar	todo	este	esfuerzo	diario	para	ir	a	trabajar	y
decir	 que	 el	 dinero	 no	 nos	 interesa	 es	 algo	 muy	 contradictorio.	 Si	 no	 nos
interesase	el	dinero,	renunciaríamos	a	cualquier	ascenso,	y	de	no	cobrar	a	final
de	mes	tampoco	sería	un	inconveniente,	de	hecho,	si	no	te	interesa,	deja	de	ir	a
trabajar.	El	dinero	no	da	igual.	Es	relevante	y	hay	que	asignarle	el	estatus	que	se
merece	en	todas	las	fases	de	nuestra	vida.
Dicho	esto,	hay	que	reconocer	que	el	dinero	es	 tema	tabú.	No	suele	ser
tema	de	conversación	entre	amistades,	e	incluyo,	hay	matrimonios	en	los	que	no
se	 habla	 de	 él.	 Entre	 compañeros	 de	 trabajo	 cuesta	 creer	 que	 se	 comente	 el
salario	de	cada	uno.	Incluso	en	familia	no	se	habla	de	dinero,	y	pedirlo	prestado
entre	 amistades	 y	 familiares,	 por	 lo	 que	 a	 nuestra	 cultura	 se	 refiere,	 cuesta
muchísimo.
También	le	 tenemos	atribuido	al	dinero	cierta	magnitud	de	poder.	Tener
dinero	 es	 tener	 poder,	 por	 tanto,	 no	 tenerlo	 es	 símbolo	 de	 debilidad.	 Aquí	 se
confunde	bastante	la	capacidad	de	gasto	con	la	capacidad	de	acumulación.	Pues
tenerlo	 es	 una	 cosa	 y	 disfrutarlo	 es	 otra.	 No	 es	 lo	 mismo	 tenerlo,	 que	 tener
acceso	a	él.	Uno	significa	ahorro	y	otro	crédito.
Tener	 mucho	 dinero	 tiene	 connotaciones	 negativas	 en	 nuestra	 cultura.
Suele	decirse	que	se	es	pobre	pero	feliz	y	que	el	dinero	es	para	gastarlo.	En	eso
podemos	estar	de	acuerdo,	el	dinero	es	para	gastarlo,	pero	no	para	malgastarlo.
Hay	que	ser	responsable	con	él.	A	nadie	le	importaría	tener	mucho	dinero	o	tener
más,	pero	pocos	son	los	que	trabajan	para	ese	propósito.	No	al	menos,	de	forma
sostenida	y	con	un	plan	específico	a	largo	plazo.
Con	 este	 libro	 aprenderás	 unas	 pautas	muy	 sencillas	 que	 te	 ayudaran	 a
conocer	 tu	estado	financiero	mensual	y	a	conocer	cuáles	son	tus	 ingresos	y	 tus
gastos	mensuales.	Además,	aprenderás	porqué	y	para	qué	ahorrar,	fijar	objetivos
para	sanear	y/o	mejorar	las	finanzas	personales	y	otros	conceptos.	Siempre	hay
algo	 que	 se	 puede	mejorar	 y	 seguro	 que,	mucho	 o	 poco,	 algo	 sacarás	 de	 este
libro.
No	 coincidiremos	 en	 todos	 los	 puntos	 de	 este	 libro,pero	 espero	 que
despierte	 algo	 en	 ti,	 que	 te	 inquiete	 en	 algún	 punto	 y	 te	 lleve	 al	 menos	 a	 la
concienciación.	Espero	que	te	haga	reflexionar	y	te	lleve	a	la	acción.	Ruego	no	te
conformes,	no	te	pares	y	sigas	con	el	camino	que	tú	decidas	seguir.
Mi	propósito	es	ofrecerte	herramientas,	ideas	y	recursos	para	controlar	y
mejorar	 la	 economía	 doméstica.	 Así	 pues,	 espero	 que	 tengas	 la	 paciencia
suficiente	 para	 terminar	 de	 leerlo.	 Sé	 de	 antemano	 que	 hay	 temas	 que	 no
apasionaran,	pero	quizá	es	el	precio	a	pagar	por	lograr	ese	resultado	que	buscas	o
necesitas.
La	 Ley	 de	 Pareto	 dice	 que	 el	 20%	 del	 esfuerzo	 genera	 el	 80%	 del
resultado.	Entonces,	aplicando	sólo	el	20%	de	lo	que	leas	del	libro	obtendrás	el
80%	del	resultado.	La	diferencia,	es	decir,	el	20%	restante	para	alcanzar	el	100%
del	 resultado	 será	 lo	 que	 marque	 la	 diferencia	 entre	 lo	 ordinario	 y	 lo
extraordinario,	es	decir,	esa	parte	‘extra’.	De	ti	depende,	tú	eliges.
1.	Objetivos,	valoraciones	y	hábitos
	
“La	planificación	a	largo	plazo	no	se	ocupa	de	las	decisiones	futuras
sino	del	futuro	con	las	decisiones	actuales”
																								Peter	Drucker
	
Marcarse	objetivos,	valorar	cómo	valoramos	y	gozar	de	buenos	hábitos
es	 la	 primera	 clave	 que	 trataremos.	 La	 percepción	 interna	 que	 tenemos	 del
mundo	que	nos	 rodea	no	es	precisamente	 la	mejor	o	 la	que	mejores	 resultados
nos	puede	dar.
Veremos	la	importancia	de	fijar	metas	y	objetivos,	lo	que	es	el	sistema	de
valoración	 interno	 y	 también	 vamos	 a	 hablar	 un	 poco	 de	 los	 hábitos	 y	 cómo
podemos	cambiarlos.
Actuamos	 en	 base	 a	 nuestros	 conocimientos	 y	 enseñanzas	 y,
paralelamente,	 hemos	 adquirido	 unos	 hábitos	 que,	 por	 los	 motivos	 que	 sean,
quizá	no	han	generado	los	resultados	que	esperábamos.	Hemos	valorado	algunas
cosas	porque	así	nos	han	enseñado.
El	 cambio	 que	 buscamos	 y	 queremos	 realizar,	 en	 sí	 mismo,	 es	 un
proceso.	Para	ello,	debemos,	en	primera	instancia	plantearnos	una	meta	y	varios
objetivos	 que	 nos	 lleven	 al	 logro	 de	 esa	 meta.	 El	 error	 más	 frecuente	 que
cometemos	cuando	nos	fijamos	metas	y	objetivos	es	no	concretar	una	fecha	de
cumplimiento	 concreta.	 Cuando	 ponemos	 una	 fecha	 de	 vencimiento	 sabemos
que	tenemos	que	realizar	un	esfuerzo	diario	para	lograr	ese	propósito.	Establecer
metas	 sin	 fecha	 concreta	 es	 lo	 mismo	 que	 establecer	 metas	 imposibles	 de
conseguir.
¿Cuantas	metas	te	has	propuesto	y	aun	no	has	cumplido?	¿Tienen	fecha
límite?
A	 partir	 de	 ahora,	 si	 no	 lo	 haces	 ya,	 ponte	 metas	 con	 fecha	 de
consecución.	 Esto	 será	 el	 aspecto	 que	 más	 te	 ayudará	 a	 lograrlas.	 Una	 vez
establecida	 la	 fecha	 sabes	 que	 debes	 ser	 tolerante	 con	 la	 misma.	 Saldrán
dificultades	 o	 imprevistos	 incalculables,	 pero	 en	 función	 de	 lo	 que	 te	 suponga
superarlos,	 puedes	 y	 debes	 corregir	 esa	 fecha.	 Te	 recomiendo	 que	 la
modificación	 la	 realices	 cuando	 ya	 estés	 casi	 en	 esa	 fecha	 establecida.	 Si	 lo
haces	con	mucha	antelación	a	lo	mejor	lo	pospones	demasiado	y	procrastinarás.
Un	ejemplo	sencillo	de	ello	es	cuando	una	pareja	quiere	casarse.	Si	dicen
que	van	a	casarse,	pero	no	fijan	una	fecha	límite,	no	se	casan.	Pero	al	establecer
una	 fecha,	 se	 enfocan	 todas	 las	 acciones	 en	 el	 cumplimiento	 de	 esa	 fecha
establecida.
Quizá	 has	 llegado	 a	 este	 libro	 porque	 tienes	 un	 problema	 financiero	 o
porque	ves	que	te	has	quedado	estancado,	o	quizá	por	el	simple	hecho	de	querer
mejorar.	A	partir	de	aquí,	te	has	propuesto	el	objetivo	de	solucionarlo	o	buscar	al
menos	una	solución	o	algo	de	luz	al	respecto.	Empecemos	pues	por	definir	qué
son	las	metas	y	qué	son	los	objetivos.
	
Metas	y	objetivos
	
“El	futuro	pertenece	a	aquellos	que	creen
en	la	belleza	de	sus	sueños”
																								Eleanor	Roosevelt
	
Una	meta	 es	 un	 resultado	 deseado	 que	 una	 persona	 o	 sistema	 imagina,
planea	 y	 se	 compromete	 a	 lograr.	 Y	 un	 objetivo,	 es	 la	 finalidad	 hacia	 la	 cual
deben	dirigirse	los	recursos	y	esfuerzos	para	dar	cumplimiento	a	los	propósitos.
La	 finalidad	 de	 ambas	 es	 lograr	 un	 fin,	 un	 resultado	 deseado.	 La
diferencia	entre	estos	dos	conceptos	es	el	espacio	y	el	tiempo.	Las	metas	son	más
amplias,	son	principios	que	guían	el	proceso	de	toma	de	decisiones;	por	su	lado,
los	 objetivos	 son	 específicos,	 medibles,	 son	 pequeños	 pasos	 para	 alcanzar	 la
meta.
Las	metas	son	más	a	largo	plazo,	te	llevan	a	un	fin	a	más	largo	plazo.	Son
más	difíciles	de	medir	y	los	objetivos	son	medibles	y	más	concretos.
Las	metas	ponen	la	mirada	en	el	horizonte,	y	los	objetivos	se	enfocan	en
los	pasos	para	llegar	a	ese	horizonte.
Un	 ejemplo	 de	 ello	 sería	 fijar	 una	 meta	 en	 mejorar	 tus	 finanzas
personales,	y	un	objetivo	para	el	logro	de	esa	meta	sería	reducir	los	gastos	en	un
20%,	o	eliminar	la	hipoteca	de	tu	casa	en	10	años	y	no	en	30.
La	meta	es	mejorar	 tus	 finanzas.	Los	objetivos	pueden	ser:	 incrementar
ingresos	 en	 un	 10%,	 reducir	 los	 gastos	 en	 otro	 10%,	 formalizar	 un	 fondo	 de
emergencia	 de	 10.000	 euros	 en	 2	 años	 y	 ahorrar	 500	 euros	 al	 año	 para	 los
estudios	de	los	hijos.
Las	metas	y	objetivos	pueden	compartir	un	fin	deseado,	la	meta	será	más
abstracta	y	los	objetivos	estarán	alineados	a	la	consecución	de	esa	meta.
Vemos	que	el	fin	de	las	metas	y	los	objetivos	establecidos	van	alineados.
Ya	sabemos	que	debemos	fijar	fechas	para	nuestras	metas.	Para	el	logro
de	esas	metas,	debemos	fijar	objetivos	parciales	que	nos	ayuden	a	acercarnos	a
ellas.
¿Es	 importante	 fijar	 metas	 y	 objetivos?	 ¿Lo	 has	 hecho	 alguna	 vez?
¿Quién	decide	si	es	importante	o	no	lo	es?	Pues	la	respuesta	es	que	depende	de
cómo	valoramos	las	cosas	en	función	de	lo	aprendido.
	
	
	
Sistema	de	valoración	interno
	
“No	es	lo	que	tú	tienes,	sino	como	usas	lo	que	tienes	
lo	que	marca	la	diferencia”
																								Zig	Ziglar
	
La	gente	de	éxito	 tiene	un	sistema	de	valoración	distinto	al	nuestro.	En
una	escala	de	valoración	del	1	al	100,	lo	que	nosotros	podemos	valorar	en	100	en
nuestro	 sistema	 de	 valoración	 interno,	 para	 personas	 de	 éxito	 puede	 tener	 el
valor	de	0.
Quizá	 tener	 un	 buen	 empleo	 y	 bien	 remunerado	 para	 nosotros	 puede
tener	un	valor	de	100.	Para	una	persona	rica,	puede	que	su	valoración	sea	de	0.
El	concepto	es	que	quizá	 la	persona	rica	prefiera	que	 tú	seas	su	empleado	y	 le
aportes	 beneficios	 con	 tu	 trabajo	 a	 cambio	 de	 pagarte	 con	 un	 salario.	 Tu
valoración	 de	 100	 es	 para	 un	 salario	 y	 su	 valoración	 de	 100	 es	 para	 los
beneficios	obtiene	con	tu	trabajo.	La	diferencia	radica	en	que	tú	deberás	trabajar
toda	la	jornada	y	él	posiblemente	no	tendrá	que	hacer	nada,	o	dedicarse	a	otras
tareas.	Todo	depende	que	cómo	funcione	el	negocio	y	su	grado	de	maduración.
Tú	inviertes	tu	vida	en	obtener	un	salario,	y	él	invierte	en	lograr	un	sistema	que
le	 aporte	 beneficios.	 Tu	 salario	 precisa	 de	 tu	 tiempo.	 Los	 beneficios	 de	 un
sistema,	como	puede	ser	una	empresa,	no	necesariamente	requiere	del	tiempo	del
inversor.
Lo	 relevante	 aquí	 es	 la	 información	 que	 tenemos	 y	 captamos.	 De
pequeños	nos	van	enseñando	valores	y	valoraciones	que	debemos	tener	como	si
de	un	sistema	de	valoración	común	se	tratara.
Toda	la	información	llega	al	cerebro.	En	el	cerebro	está	la	mente	y	esta
funciona	 como	 una	 fábrica.	 Recibe	 la	 información	 como	 si	 fuera	 una	materia
prima	y	 lo	pone	en	la	maquinaria	de	esa	fábrica.	Ahí	 la	procesa,	 la	separa	y	 la
guarda	 en	 diferentes	 cajones,	 donde	 proceda.	 Luego,	 el	 cerebro	 toma	 la
información	y	 la	saca	en	forma	de	 ideas,	conceptos,	etc.	Pero	primero	hay	que
transformarla.
Ante	cualquier	situación	externa,	que	puede	ser	un	grito,	una	alarma,	un
silbido,	 etc.	 nuestra	mente	 lo	 identifica,	 lo	 interpreta,	 lo	 analiza	 y	 lo	 compara
para	decirnos	exactamente	de	qué	se	trata.	El	problema	radica	en	que	lo	compara
con	 la	 información	 previa	 que	 tiene.Por	 eso,	 cuanta	 más	 información	 previa
tenemos,	más	información	nueva	captamos.
Es	 decir,	 al	 escuchar	 la	 sirena	 de	 la	 ambulancia	 todos	 sabemos	 que
debemos	facilitar	el	paso,	puesto	sabemos	que	se	trata	de	una	urgencia.	Si	nadie
nos	enseña	que	es	una	ambulancia,	qué	hace	y	porqué	hace	sonar	ese	ruido,	no
procesaríamos	esa	información	como	comúnmente	la	tratamos.
Previamente	 hemos	 recibido	 una	 información	 referente	 a	 las
ambulancias,	 las	 emergencias	 que	 cubre,	 por	 qué	 hace	 sonar	 las	 sirenas,	 etc.
Luego	 cuando	 tenemos	 esa	 información,	 podemos	 actuar	 o	 nuestra	mente	 nos
hace	actuar	en	base	a	esa	información	previa.
De	no	ser	así,	al	escuchar	una	sirena	y	ver	una	ambulancia	con	las	luces
encendidas	y	a	toda	velocidad	pensaríamos	que	se	trata	de	algún	loco.
La	 idea	 es	 que	 interpretamos	 toda	 la	 información	 que	 nos	 llega	 del
exterior	en	base	a	la	información	previa	que	tenemos.
Con	los	niños	es	más	fácil	verlo	puesto	que	ellos	de	pequeños	nacen	sin
información	 y	 van	 captando	 a	 medida	 que	 les	 vamos	 enseñando	 y	 ellos
aprendiendo.	Suele	pasar	cuando	ven	a	un	gato	y	ellos	dicen	que	es	un	perro.
Ellos	no	saben	en	esos	momentos	que	hay	perros,	gatos,	conejos,	etc.	Y
por	eso	no	hacen	esa	distinción.	Les	falta	información	previa	(saber	que	existen
perros,	 gatos,	 conejos,	 cabras,	 etc.)	 para	 poder	 hacer	 una	 valoración	 y
comparativa	de	lo	que	perciben	para	identificarlo.
Eso	es	lo	que	hace	el	cerebro,	analiza	toda	la	información,	la	interpreta,
la	analiza	y	la	compara,	trata	de	identificarla,	etc.
Como	dice	 Jim	Rohn,	 todos	 tenemos	dentro	de	nuestro	cerebro	nuestro
sistema	de	etiquetado	o	sistema	de	valoración,	y	procesamos	la	información	no
en	base	a	cómo	realmente	es	por	sus	características	físicas,	sino	que	lo	hacemos
por	las	características	que	le	atribuimos	en	base	a	nuestro	sistema	de	valoración.
Por	ejemplo,	si	a	un	niño	le	decimos	que	el	comedor	de	casa	es	pequeño,
él	 siempre	 dirá	 que	 el	 comedor	 de	 casa	 es	 pequeño.	 Se	 quedará	 con	 esa	 idea,
independientemente	que	el	 comedor	de	casa	 sea	de	10	ó	20	metros	cuadrados.
Cuando	hablamos	del	comedor	de	nuestra	casa,	no	decimos	que	es	de	10’24	m2,
decimos	que	es	grande	o	pequeño.	El	niño	no	procesará	la	información	de	10’24
m2,	sino	que	se	quedará	con	la	idea	que	el	comedor	es	pequeño.	Etc.	Lo	mismo
nos	 pasa	 de	 mayores.	 A	 todo	 lo	 valoramos.	 Y	 lo	 hacemos	 en	 base	 a	 la
información	que	 tenemos	en	nuestra	cabeza.	Es	una	función	normal	de	nuestro
cerebro.	Funcionamos	así.
Por	 ejemplo,	 no	 valoramos	 la	 temperatura	 por	 los	 grados.	No	 decimos
que	estamos	con	18	grados	centígrados	de	temperatura.	Decimos	que	hace	calor
o	que	hace	frío,	independientemente	de	lo	que	diga	el	termómetro.	Para	unos	la
temperatura	estará	bien,	para	otros	estará	haciendo	frío	y	para	otros	quizá	haga
calor.
Cada	 uno	 procesará	 la	 información	 según	 su	 sistema	 de	 valoración
interno	 y	 en	 base	 a	 la	 información	 previa	 que	 tenga.	 El	 mismo	 hecho	 será
interpretado	de	diferentes	formas.
Automáticamente	 el	 cerebro	 valorará	 todo	 lo	 que	 tú	 le	 des.	 Nuestro
sistema	 de	 valoración	 lo	 aprendimos	 de	 alguien.	 Nuestros	 padres,	 hermanos,
maestros,	 profesores,	 amigos,	 abuelos,	 etc.	 Fuimos	 poniendo	 valor	 a	 las	 cosas
que	nos	enseñaron	que	eran	‘importantes’.
Fuimos	clasificando	qué	era	importante	y	qué	no.	Y	así	hemos	crecido	y
llegado	 a	 donde	 estamos	 hoy.	 Hemos	 ido	 procesando	 todo	 en	 base	 a	 la
información	que	tenemos	y	hemos	dado	valor	a	cosas	porque	nuestro	sistema	de
valoración	dice	que	es	importante	y	hemos	ido	desechando	cosas	porque	hemos
decidido	que	no	era	importante.	Todo	en	base	a	nuestro	sistema	de	valoración.
Cuidar	el	peso,	unos	 lo	valoran	como	importante,	otros	dirán	que	no	es
importante.	Tener	una	carrera	universitaria,	unos	dirán	que	es	importante,	otros
dirán	 que	 no	 es	 importante.	 Vemos	 pues	 que	 un	 mismo	 hecho	 puede	 ser
considerado	desde	diferentes	 puntos	 de	 vista	 en	 función	del	 propio	 sistema	de
valoración	interno.
El	 problema	 aparece	 cuando	 realmente	 el	 sistema	de	 valoración	 está	 al
revés.	Cuando	decimos	que	algo	es	importante	cuando	realmente	no	lo	es.	Y	al
revés,	cuando	consideramos	algo	como	no	importante	cuando	realmente	sí	lo	es.
Y	¿Por	qué	lo	hacemos	así?	Pues	porque	alguien	nos	lo	enseñó	así	o	porque	así
lo	hemos	aprendido.	Por	ejemplo,	es	más	importante	ver	el	futbol	que	aprender
algo	útil	de	un	libro.	No	importa	qué	gana	cierto	deportista,	pero	sí	que	importa
lo	 que	 gana	 el	 alcalde	 de	 tu	 pueblo.	 Son	 valoraciones	 que	 aprendemos	 de	 las
personas	que	nos	rodean.
Cada	 uno	 tiene	 por	 sí	 mismo	 un	 sistema	 de	 valoración	 interno	 que
alguien	ha	ido	moldeando.	Cuando	dos	personas	o	más	coinciden	en	algo,	lo	que
realmente	 ocurre	 es	 que	 coinciden	 los	 sistemas	 de	 valoración	 respecto	 a	 ese
asunto,	 tema	o	 cuestión.	Es	 decir,	 no	 son	 las	 personas	 que	 coinciden,	 sino	 los
sistemas	de	valoración	de	cada	uno.
Podríamos	decir	que	todos	los	deportistas	de	élite	tienen	algo	en	común.
Seguramente	habrán	valorado	de	 la	misma	manera	 algunas	 cosas	que	otros	no
hemos	hecho.
Entrenar	 duro.	Entrenar	 cada	 día.	Aprender.	No	 tirar	 la	 toalla,	mejorar,
cuidarse,	no	salir,	sacrificio,	perseverar…	seguramente	son	aspectos	que	habrán
valorado	 del	mismo	modo	y	 que	 tú	 y	 yo	 no	 hemos	 hecho	 igual.	 Por	 eso	 ellos
están	donde	 están,	 y	 nosotros	 estamos	donde	 estamos.	En	 ese	 camino,	 alguien
también	 les	 habrá	 enseñado	 a	 valorar.	 Su	 sistema	 de	 valoración	 es	 distinto	 al
nuestro	respecto	a	lo	que	el	deporte	y	actividad	física	se	trata.	Al	menos,	a	nivel
profesional.	Su	entorno	les	ha	moldeado	ese	sistema	de	valoración.
La	 lista	 es	 interminable.	 Todo	 lo	 valoramos.	 El	 problema	 es	 como
tenemos	 de	 acomodado	 el	 sistema	 de	 valoración.	 La	 cuestión	 es	 qué	 calidad
tiene	 nuestro	 sistema	 de	 valoración.	 Todo	 esto	 es	 lo	 que	 representa	 nuestra
filosofía.	Es	nuestro	entendimiento.
A	 todo	 este	 sistema	de	valoración	y	 filosofía	 hay	que	 añadirle	 la	 carga
emocional.	 Las	 emociones	 nos	 hacen	 ver	 las	 cosas	 en	 función	 de	 cómo	 nos
sintamos	en	el	momento	de	procesar	 la	 información.	Por	ejemplo,	al	conocer	a
una	persona	nueva,	si	estamos	alegres,	tendremos	más	predisposición	a	que	nos
caiga	 bien.	 Si	 estamos	 alegres,	 a	 todos	 les	 pondremos	 cara	 de	 alegre	 y,	 por	 el
contrario,	si	estamos	enfadados,	a	todos	les	pondremos	cara	de	enfadado.	Si	yo
estoy	 enfadado	 pensaré	 que	 todos	 están	 enfadados.	 Las	 emociones	 hacen	 que
todo	se	distorsione.	Distorsiona	nuestra	percepción	de	la	realidad,	distorsiona	la
información	que	percibimos.
La	clave	es	mantenerse	de	forma	ecuánime,	equilibrada	y	no	cargar	nada
con	emociones.	Es	muy	difícil.	Las	 emociones	pueden	hacernos	ver	 cosas	que
realmente	no	son.	Lo	mejor	es	tener	la	mente	clara	y	valorar	las	cosas	de	forma
clara.	 Eso	 determinará	 nuestras	 decisiones.	 Las	 decisiones	 son	 importantes
porque	nos	llevan	a	la	acción.	Y	una	mala	decisión	puede	hacer	que	realicemos
una	mala	acción.
Así	funcionamos.	Percibimos,	valoramos,	identificamos	y	reaccionamos.
Lo	combinamos	con	la	emoción	y	le	damos	un	sentido.	A	veces	nos	dicen	algo
con	buena	intención	y	lo	interpretamos	como	un	ataque.	Eso	se	debe	a	la	carga
emocional.	Si	estamos	enfadados,	percibimos	que	todo	lo	que	nos	dicen	es	para
fastidiarnos,	sin	que	realmente	sea	así.	Ya	me	entiendes.
Pues	 bien,	 si	 una	 idea	 llega	 a	 nosotros	 lo	 primero	 que	 hacemos	 es
valorarla	 en	 función	 a	 nuestro	 sistema	 de	 valoración	 interno.	 Imagina	 que
podemos	 valorar	 esa	 idea	 de	 1	 a	 100.	Quizá	 nosotros	 valoremos	 que	 esa	 idea
tiene	un	valor	de	1,	y	quizá	esa	idea	tiene	realmente	un	valor	de	100.	Lo	que	para
los	que	tienen	éxito	vale	100,	para	los	que	no	tenemos	éxito	seguramente	vale	1.
Y	lo	que	para	los	que	tienen	éxito	vale	1,	para	la	gente	que	no	vale	100.	Estamos
ante	sistemas	de	valoracióndiametralmente	opuestos.
Aquí	es	cuando	debemos	corregir	para	progresar.	Aquí	es	donde	hay	que
aprender	qué	ha	valorado	la	gente	que	 tiene	 lo	que	yo	quiero	conseguir.	Como
valoran	eso.	Casi	sería	conveniente	preguntarle	cómo	valoran	todo.	Para	ver	su
idea	y	sistema	de	valoración.	Y	copiarlo.	Es	bueno	copiar	las	cosas	buenas.
Hay	algunos	que	el	título	universitario	vale	100	y	tener	un	negocio	vale
1.	 Y	 hay	 otros	 que	 tener	 un	 negocio	 lo	 valoran	 en	 100	 y	 tener	 un	 título
universitario	1.	Si	no	estamos	obteniendo	los	resultados	que	deseamos	debemos
cambiar	algo.	Ese	algo	pueden	ser	los	valores.	Corregir	tu	sistema	de	valoración.
Es	importante	tener	un	sistema	de	valoración	correcto.	Y	para	cambiar	el	sistema
de	 valoración	 interno,	 hay	 que	 cambiar	 la	 información	 que	 tiene	 para	 que
procese	de	otra	forma	la	nueva	información	que	le	llega.
Hay	muchísima	gente	que	lo	da	todo	por	tener	un	salario	y	no	hace	nada
por	tener	un	negocio.	El	salario	le	aportará	cierta	cantidad	de	dinero	y	el	negocio
le	 puede	 dar	 tres	 veces	 ese	 salario.	 Por	 el	 salario	 estudiamos	 carreras	 y	 nos
esforzamos	 para	 tener	 un	 buen	 currículum,	 etc.	 Pero	 para	 hacer	 crecer	 un
negocio,	 o	 al	menos	 valorarlo,	 pocos	 son	 los	 que	 destinan	 algo	 de	 tiempo	 en
estudiarlo	o	buscar	alternativas	a	la	situación	actual.
Hay	una	 reflexión	 acerca	del	 dinero	y	 el	 tiempo	que	dice:	 ‘cuanto	más
dinero	 tienes,	más	 tiempo	 tienes	 para	 ganar	más	 dinero’	 y	 lo	mismo	ocurre	 al
revés,	‘cuanto	menos	dinero	ganas,	menos	tiempo	tienes	para	ganar	más	dinero’.
Muchos	trabajamos	pensando	en	nuestra	jubilación.	Estamos	como	locos
y	obsesionados	en	cotizar	por	tener	una	buena	jubilación.	Lo	único	que	hacemos
para	 la	 jubilación	 es	 cotizar,	 buscar	 un	 empleo	 e	 intentar	mantenerlo.	 Y	 poco
hacemos	 para	 hacer	 inversiones	 en	 activos	 que	 puedan	 garantizarnos	 nuestra
jubilación.	 Delegamos	 en	 otros	 la	 responsabilidad	 de	 nuestra	 jubilación.	 Poco
hacemos	 en	 buscar	 si	 hay	 alguna	 alternativa.	 ¿Esperas	 a	 que	 alguien	 venga	 a
decírtelo?
Entonces,	 nuestro	 sistema	 de	 valoración	 es	 nuestra	 filosofía.	 Somos
muchos	 que	 recibimos	 la	misma	 información:	 fuimos	 a	 la	misma	 escuela,	 nos
enseñaron	 lo	mismo,	 pero	 al	 tener	 diferentes	 sistemas	 de	 valoración,	 hacemos
cosas	diferentes	y	obtenemos	resultados	diferentes.
La	 filosofía	 de	 cada	 persona	 es	 el	 factor	 determinante	 más	 grande	 de
cómo	funciona	su	vida.	Es	como	la	posición	de	 la	vela	en	un	velero.	El	viento
sopla	 en	 la	 misma	 dirección	 para	 todos,	 pero	 los	 veleros	 van	 en	 direcciones
diferentes.	Con	el	mismo	viento	hay	veleros	que	van	de	norte	a	sur	y	otros	de	sur
a	norte.	¿Cómo	es	posible?	La	respuesta	es	que,	es	posible	de	acuerdo	a	cómo
orientes	 tú	 la	 vela	 en	 el	 velero,	 y	 el	 mismo	 aire	 que	 a	 unos	 los	 lleva	 en	 una
dirección,	a	ti,	te	puede	llevar	incluso	en	la	dirección	totalmente	opuesta	a	ellos.
Lo	importante	es	como	orientas	tú	la	vela.	La	orientación	de	la	vida	es	tu
filosofía.	El	viento	de	las	circunstancias	puede	soplar	en	la	dirección	que	quiera,
que	tú,	en	función	de	cómo	orientes	la	vela	vas	en	la	dirección	que	tú	quieres.	La
clave	es	que	tú	no	tienes	porqué	ir	en	la	dirección	del	viento.
Cambiando	el	sistema	de	valoración,	cambias	 tu	sistema	de	percepción.
Bajo	 la	 misma	 información,	 la	 procesas	 y	 tratas	 diferente.	 Te	 das	 cuenta	 que
tienes	 control	 sobre	 lo	 que	 vas	 a	 hacer.	 Lo	 que	 hagas	 hoy	 no	 depende	 de	 tus
circunstancias,	sino	de	lo	que	tú	hagas,	de	tu	actitud	frente	a	esas	circunstancias.	
Tú	tienes	el	control	de	la	información	que	entra	en	tu	filosofía.	Tú	decides	si	la
información	del	 telediario	 es	buena	 información	o	no.	La	 clave	 es	 aprender	 lo
máximo	que	puedas.	Que	aprendas.	Que	obtengas	nueva	información	y	que	esa
información	 sea	 buena,	 de	 calidad.	 Aprende,	 aunque	 sea	 un	 poco	 cada	 día.
Obtendrás	 nueva	 información	 que	 te	 permitirá	 procesar	 la	 información	 que
percibas	 de	 forma	diferente.	La	mente	no	 la	 puedes	 cambiar,	 la	mentalidad	 sí.
Actúa.
	
	
Transformación	de	tus	hábitos
	
“Las	personas	exitosas	son	simplemente	personas	con	hábitos	exitosos”
Brian	Tracy
	
Los	 hábitos	 comienzan	 con	 un	 patrón	 psicológico	 que	 consta	 de	 tres
partes.	A	 estas	 tres	 partes	 se	 las	 llama	 'bucle	 del	 hábito'.	 La	 primera	 parte	 del
'bucle	del	hábito'	es	el	gatillo	o	señal.	Esta	señal	o	gatillo	le	indica	a	tu	cerebro
que	se	ponga	en	modo	automático.	La	segunda	parte	del	bucle	comienza	cuando
ocurre	el	comportamiento	como	tal.	Y	la	última	parte	del	bucle	es	la	recompensa,
es	lo	que	tu	cerebro	disfruta.	Un	bucle	de	hábitos	trabaja	a	nivel	subconsciente.
Hay	muchas	investigaciones	que	dicen	que	somos	un	cúmulo	de	hábitos
y	 procesos	 que	 hacemos	 de	 forma	 inconsciente.	 Hay	 también	 investigaciones
que	indican	que	el	90%	de	lo	que	hacemos	en	nuestra	vida	es	repetitivo,	y	que	un
40%	de	lo	que	hacemos	en	un	día	no	sabemos	muy	bien	porqué	lo	hacemos.
Un	mal	hábito	tiene	un	efecto	perjudicial	en	tu	vida,	y	también	quizás,	en
la	de	quienes	te	rodean,	pero	por	alguna	razón	sigues	con	él.	Normalmente	nos
sentimos	 mal	 con	 los	 malos	 hábitos,	 pero	 igualmente	 cedemos	 cuando	 se
produce	 la	 señal.	Los	malos	hábitos	 son	un	 efecto	 secundario	de	 la	 naturaleza
humana.
La	 mejor	 manera	 de	 terminar	 con	 los	 hábitos	 que	 no	 nos	 gustan	 es
identificándolos,	identificar	las	causas	que	lo	producen	e	identificar	los	factores
desencadenantes.	 Luego,	 se	 debe	 reemplazar	 ese	 hábito	 por	 otro	 que	 sea
beneficioso	 y	 satisfaga	 la	misma	 necesidad	 del	 hábito	 que	 queremos	 cambiar.
También	en	necesario	tomar	medidas	para	que	esa	nueva	rutina	perdure	a	largo
plazo.
Cambiar	 un	 hábito	 es	 diferente	 a	 incorporar	 uno	 nuevo.	 Son	 caminos
diferentes.	Los	hábitos,	en	sí	mismos,	no	pueden	eliminarse.	Da	igual	que	sean
buenos	o	malos,	únicamente	se	pueden	reemplazar	por	otros,	mejores	o	peores.
El	cerebro	no	tolera	el	vacío	de	quitar	un	hábito,	hay	que	poner	algo	en	su	lugar.
De	 todas	 las	 cosas	 que	 vamos	 haciendo	 durante	 el	 día,	 o	 cosas	 que
debemos	 hacer	 por	 obligación,	 las	 que	 de	 alguna	 forma	 nos	 dan	 placer	 y	 nos
gustan,	las	convertimos	en	hábitos.
Por	el	efecto	de	 repetición	vamos	 incorporando	una	serie	de	hábitos	en
nuestro	 cerebro.	Con	 el	 proceso	 de	 repetición	 asimilamos	 el	 hábito.	Al	 querer
eliminar	 el	 hábito	 no	 podemos	 porque	 a	 nuestro	 cerebro	 no	 le	 gusta	 dejar	 un
vacío.	Por	eso,	 lo	mejor	es	reemplazar	el	hábito.	Hay	que	dar	un	complemento
que	compense	la	aportación	del	hábito	que	queremos	eliminar.	Repetir	y	repetir
hasta	que	el	cambio	se	reemplace.
Hay	 cuatro	 elementos	 que	 nos	 ayudan	 en	 el	 proceso	 de	 cambio	 de
hábitos.	El	primer	elemento	para	cambiar	un	hábito	es	‘un	por	qué’.	Quien	tiene
un	porqué	tiene	un	compromiso	consigo	mismo.	Cuando	tienes	un	porqué	es	más
fácil	 hacerlo.	 Ese	 porqué	 es	 distinto	 en	 cada	 persona.	Un	 porqué	 puede	 ser	 la
salud,	un	porqué	puede	ser	por	amor,	un	porqué	puede	ser	por	respeto,	etc.
El	 segundo	 elemento	 para	 poder	 cambiar	 un	 hábito	 es	 la	 visualización.
Visualizarte	 a	 ti	 mismo	 de	 cómo	 eres	 ahora	 y	 qué	 estás	 haciendo,	 para
posteriormente	visualizarte	cómo	quieres	 llegar	a	ser.	Visualízate	de	cómo	eres
ahora,	si	estás	gordo,	sin	dinero,	sin	estudios,	fumando,	etc.,	toma	conciencia	de
donde	 estás	 ahora	 mismo;	 y	 posteriormente	 visualízate	 cómo	 quieres	 o	 qué
quieres	ser:	visualízate	más	delgado,	con	más	energía,	con	abundancia	de	dinero,
sin	 fumar,	 o	 con	 ese	 negocio	 que	 te	 gustaría	 abrir,	 etc.	 Es	 un	 efecto	 de
programación.	 Si	 este	 ejercicio	 lo	 haces	 antes	 de	 ir	 a	 dormir	 dejas	 al
subconsciente	trabajando.
El	 tercer	elemento	es	no	dejar	vacío	de	compensación	al	cerebro	por	 la
eliminación	de	un	hábito,	hay	que	 reemplazarlo	por	otro,	no	eliminarlo.	De	no
ser	 así,	 no	 se	 consigue.	 Recuerda,	 los	 hábitosno	 se	 eliminan,	 sólo	 pueden
reemplazarse.	Donde	antes	hacías	unas	cosas	ahora	debes	hacer	otra.	Esa	es	 la
idea.
Cuarto	 elemento	 y	 muy	 importante,	 no	 debes	 permitir	 que	 se	 den	 las
señales	 que	 lo	 conectan	 con	 el	 hábito	 anterior	 que	 estás	 reemplazando.	 Por
ejemplo:	 evitar	 ir	 al	 bar	 si	 es	 donde	 bebes,	 no	 comprar	 comida	 basura	 en	 el
supermercado	si	quieres	eliminar	el	hábito	de	comer	comida	basura,	evitar	pasar
por	la	panadería	donde	compras	esos	dulces,	etc.	Seguro	que	entiendes	muy	bien
lo	 que	 te	 quiero	 transmitir.	 Así	 evitas	 las	 señales	 y	 disparadores	 que	 te
empujaban	a	ese	hábito.	Así	evitas	al	cerebro	asociarse	con	el	antiguo	placer	que
obtenía	como	recompensa	del	hábito	anterior.
Al	 final,	 lo	 que	 consigues	 al	 cambiar	 un	 hábito	 es	 que	 desencadenas
alrededor	 de	 tu	 vida	 otros	 hábitos	 que	 empiezan	 a	 acompañarte.	 Por	 ejemplo,
quien	logra	ir	al	gimnasio	y	lo	asimila	como	un	hábito	normal	en	su	vida,	a	ese
hábito	 le	acompaña	otro	y	que	es	que	empieza	a	alimentarse	mejor,	 empieza	a
beber	más	agua,	y	se	siente	mejor.	Al	final,	lo	que	consigues	es	cambiar	tu	vida.
	
Los	pasos	para	terminar	con	cualquier	mal	hábito	son:
	
1.	 Conocimiento,
2.	 Sustitución,	y
3.	 Prevención.
	
El	proceso	de	cambio	de	hábitos	 es	muy	 laborioso	y	puede	que	a	 ti	 en
particular	te	sea	muy	costoso.	En	este	capítulo	has	aprendido	que	los	hábitos	son
reemplazables,	 y	 que	 todos	 los	 hábitos	 que	 tu	 tengas	 que	 creas	 conveniente
reemplazar,	sepas	que	puedes	hacerlo.	Si	tienes	muchos,	mejor	que	te	centres	en
uno	 e	 intentes	 cambiarlo.	 Al	 lograr	 ese	 cambio	 te	 verás	 satisfecho	 por	 haber
logrado	tu	propósito	y	tendrás	más	fuerzas	para	el	siguiente.	Si	intentas	hacerlo
con	varios	 a	 la	 vez,	 a	 lo	mejor	 te	 invade	 la	 frustración	de	 ver	 pocos	 cambios.
Algunos	serán	más	fáciles	de	reemplazar	que	otros.	A	lo	mejor	habrá	alguno	del
que	 necesites	 ayuda	 externa.	 Por	 ello	 tampoco	 debes	 sentirte	mal,	 peor	 es	 no
hacerlo	 si	 el	 hábito	 es	 perjudicial.	 Si	 tienes	 un	 porqué,	 eso	 te	 llevará	 como
mínimo	a	la	mitad	del	camino.
Espero	que	hayas	reconocido	algunos	de	los	malos	hábitos,	o	hábitos	no
beneficiosos,	que	puedas	reemplazar	por	otros	más	productivos	o	interesantes.
Quizá	creas	que	 tiene	poco	que	ver	con	 tus	finanzas	personales,	pero	si
no	lo	has	hecho	ya,	pronto	te	darás	cuenta	que	sí.
Los	 pequeños	 gastos,	 esos	 que	 normalmente	 dan	 respuesta	 a	 malos
hábitos	 pueden	 llegar	 a	 ser	 los	 gastos	 más	 grandes.	 Es	 lo	 mismo	 gastarse
cincuenta	euros	en	una	comida	(que	puede	considerarse	un	precio	excesivo),	que
comprarse	 veinte	 cajetillas	 de	 tabaco.	 También	 puedes	 gastarte	 esos	 cincuenta
euros	 en	 comida,	 pero	 si	 la	 comida	 es	 saludable	 o	 no,	 puede	 depender	 de	 tus
hábitos	alimentarios.	El	coste	económico	por	 la	comida	puede	ser	el	mismo,	el
coste	de	tu	salud	no.
En	este	capítulo	hemos	visto	la	primera	clave	de	tus	finanzas	personales:
los	objetivos	y	metas,	tu	sistema	de	valoración	interno	y	los	hábitos.	Esta	clave
es	muy	potente	y	tiene	que	ver	mucho	en	cómo	eres	tú	como	persona	y	en	cómo
puedes	 ser	 quién	 tú	 quieras	 ser.	 El	 simple	 hecho	 de	 interesarte	 en	mejorar	 tus
finanzas	personales	ya	te	predispone	al	cambio.	Aquí	has	aprendido	que	mucho
de	 lo	 que	 has	 estado	 haciendo	 hasta	 el	 día	 de	 hoy	 está	 provocado	 por	 la
influencia	que	has	tenido	a	lo	largo	de	tu	vida,	por	 la	 información	y	educación
que	has	recibido,	por	los	hechos	culturales	y	por	el	haber	adquirido	unos	hábitos
en	tu	forma	de	ser	y	en	tu	filosofía	de	vida.
Aquí	ves	que	tienes	la	capacidad	de	decidir	qué	quieres	ser	y	cómo	vas	a
lograrlo.	 No	 esperes	 a	 que	 cambie	 todo	 lo	 demás.	 Eso	 no	 pasará.	 Cambia	 tú.
Cambia	cómo	ves	tú	las	cosas.	Ya	tienes	parte	de	las	herramientas.
2.	Control	de	finanzas
	
“Lo	peor	que	puedo	hacer	es	hacer	lo	mismo	
que	hace	todo	el	mundo.	Odio	eso”
Arnold	Schwarzenegger
	
La	segunda	clave	está	en	saber	dónde	estamos,	controlar	qué	hacemos	y
proyectar	 qué	 queremos	 hacer	 con	 nuestras	 finanzas.	 Aprenderás	 cuál	 es	 el
precio	que	tiene	actualmente	tu	vida,	aprenderás	a	calcular	tu	patrimonio	neto	y
calcularás	cuáles	son	tus	entradas	netas	de	efectivo.	Aprenderás	a	clasificar	 tus
ingresos	y	gastos	y	a	 establecer	un	 límite	mensual	 con	 las	hojas	mensuales	de
presupuesto.
Cuando	 tengas	 todos	 los	 gastos	 controlados	 y	 seas	 capaz	 de	 realizar	 la
hoja	mensual	 de	presupuesto,	 podrás	 realizar	 una	previsión	 anual	 de	gastos	 en
base	a	los	ingresos	también	anuales,	pero	eso,	al	ser	un	paso	posterior	lo	veremos
en	la	clave	del	capítulo	3	de	elaboración	de	presupuesto	anual.
Un	 ejercicio	 de	 concienciación	 de	 lo	 que	 te	 cuesta	 ganar	 dinero	 te
ayudará	a	darle	mayor	valor,	tanto	al	dinero	que	ganas	como	a	tu	tiempo.
Lo	 primero	 que	 te	 propongo	 es	 que	 intentes	 calcular	 por	 cuánto
intercambias	tu	tiempo.	Es	decir,	qué	valor	monetario	tiene	una	hora	de	tu	vida
en	el	mercado	laboral.
	
Cálculo	de	tu	precio	por	hora	de	trabajo
	
“Recuerda,	hoy	es	el	mañana	acerca	
del	cual	te	preocupabas	ayer”
Dale	Carnegie
	
Me	 gustaría	 que	 dedicaras	 unas	 horas	 de	 tu	 vida	 a	 analizar	 cuál	 es	 tu
precio	por	hora	de	 trabajo.	Parece	una	 tontería,	 pero	 seguramente	no	 lo	 sabes.
Este	ejercicio	te	lo	pido	para	que	seas	consciente	de	lo	que	cuesta	ganar	el	suelo
a	 final	 de	 mes	 y	 que	 valores	 después,	 en	 horas,	 los	 caprichos	 o	 gastos
innecesarios	 fácilmente	 evitables.	Este	 ejercicio	 te	 ayudará	 a	 reconsiderar	 esos
gastos.
Un	método	sencillo	de	cálculo	es	dividir	el	ingreso	neto	de	tu	nómina	por
las	horas	trabajadas	del	mes.	Fácil.	Habría	que	considerar	el	importe	bruto	que	es
por	el	que	se	tributa,	pero	vamos	a	dejarlo	con	el	importe	realmente	disponible
ya	que	es	el	que	efectivamente	podemos	destinar	a	consumo,	ahorro	e	inversión.
Vamos	 a	 hacer	 un	 ejemplo	 muy	 sencillo.	 Supongamos	 que	 nuestra
nómina	neta	es	de	1.400	euros.	Si	trabajamos	de	lunes	a	viernes,	nos	salen	unos
22	días	de	trabajo	al	mes.
Haciendo	la	división	de	los	1.400	euros	por	los	22	días	de	trabajo,	resulta
que	cobramos	63’63	euros	por	día.	Si	cada	día	trabajamos	8	horas,	el	precio	por
hora	es	de	63’63	euros	al	día	entre	8	horas,	esto	nos	da	la	cantidad	de	7’95	euros
la	hora.
Ya	sé	que	es	una	forma	muy	rudimentaria	de	calcular	nuestro	precio	por
hora	de	trabajo.	Pero	la	cifra	que	te	resulte,	igual	te	incomoda.	Igual	piensas	que
un	salario	de	1.400	euros	está	muy	bien,	pero	si	lo	pasamos	a	precio	por	hora,	a
lo	mejor	ese	salario	ya	no	nos	gusta	tanto.
También	se	da	con	mucha	frecuencia,	que	dedicamos	muchas	más	horas
que	 las	 típicas	 8	 horas	 diarias.	 Si	 además	 añadimos	 que	 para	 desplazarnos	 al
trabajo	destinamos	1	ó	2	horas	diarias,	puedes	añadirlas	a	la	operación.	Incluso
puedes	restarle	el	coste	que	te	supone	ir	a	trabajar	si	efectivamente	lo	tienes.	Este
coste	puede	ser	la	cantidad	mensual	que	destinas	de	gasolina	si	vas	en	coche,	el
coste	del	abono	de	tren	o	metro,	etc.	Otros	costes	que	podrías	restar	a	tu	nómina
neta	 son	 los	 de	 dietas,	 revisiones	 de	 coche,	 etc.	 De	 alguna	 forma	 son	 costes
directos	que	tienes	sólo	por	el	hecho	de	ir	a	trabajar.
Lo	que	se	pretende	con	este	ejercicio	es	que	tomes	conciencia	de	lo	que
cuesta	 ganar	 dinero	 y	 con	 qué	 facilitad	 lo	 gastamos.	 Debes	 incorporar	 esta
información	a	tu	sistema	de	valoración.
Otro	ejercicio	que	te	propongo	hacer	una	vez	tengas	el	precio	por	hora	de
tu	trabajo,	es	convertir	 tus	gastos	en	horas.	Por	ejemplo,	un	gasto	mensual	que
tengas	en	cuotas	de	50	euros,	convertido	a	horas	a	un	valor	de	7’95	euros	la	hora,
resulta	un	poco	más	de	6	horas	de	trabajo.	Casi	una	jornada	para	sólo	para	ese
gasto.
Espero	 que	 puedas	 calcular	 el	 precio	 de	 tu	 hora	 de	 trabajo	 y	 que	 la
valores.	No	debes	enfadarte	por	el	resultado,	el	ejercicio	no	es	ese.	El	ejercicio
es	tomar	conciencia	de	tu	esfuerzo	y	de	la	valoración	que	haces	tú	mismode	ese
esfuerzo.
	
	
Cálculo	de	Patrimonio	Neto
	
“Es	duro	fracasar,	pero	es	todavía	peor	
no	haber	intentado	nunca	triunfar”
												Theodore	Roosevelt
	
Para	 poner	 un	 punto	 de	 partida,	 es	 interesante	 conocer	 de	 dónde
partimos,	conocer	cuáles	son	tus	recursos	y	tus	obligaciones.	Por	ello,	vamos	a
calcular	el	patrimonio	neto.
Este	ejercicio	ayuda	a	situarte,	ver	dónde	estás,	para	decidir	hacia	dónde
quieres	 ir.	Como	 si	 estuvieras	 perdido	 en	 una	 gran	 ciudad	 y	 te	 acercaras	 a	 un
mapa	de	esos	que	 indican	 ‘usted	 se	 encuentra	 aquí’.	Eso	es	 lo	que	buscas	 con
este	 ejercicio.	 Luego,	 cuando	 ya	 estés	 situado	 en	 ese	 mapa,	 podrás	 decidir	 a
dónde	quieres	 ir	y	 tomarás	decisiones,	con	la	 información	que	tengas	de	si	vas
andando,	en	taxi,	autobús,	etc.
A	partir	de	aquí	debes	empezar	a	trabajar	tú.	Es	un	ejercicio	muy	sencillo
pero	complicado.	Es	muy	fácil	hacerlo,	la	verdad	no	tiene	complicación	alguna,
lo	complicado	es	tener	la	suficiente	voluntad	o	coraje	para	hacerlo.
Para	 poder	 hacer	 bien	 este	 ejercicio,	 que	 es	 muy	 importante,	 vamos	 a
calcular	el	valor	neto	de	nuestro	patrimonio.	El	resultado	no	es	importante,	no	es
importante	 que	 tu	 patrimonio	 sea	 grande	 o	 pequeño.	 Lo	 importante	 es	 lo	 que
haces	con	él	y	lo	que	vayas	a	hacer	a	partir	de	ahora.
Aunque	el	nombre	de	patrimonio	neto	te	dé	un	poco	de	respeto,	verás	que
es	 algo	 muy	 fácil	 de	 calcular.	 Mi	 propuesta	 es	 que	 lo	 vayas	 calculando
mensualmente	puesto	que	es	algo	dinámico.	Es	decir,	puede	cambiar,	y	de	hecho,
vas	a	trabajar	para	cambiarlo.
El	 patrimonio	 neto	 es	 la	 diferencia	 entre	 nuestros	 activos	 y	 nuestros
pasivos.	Para	ponerle	una	fórmula,	esta	podría	ser	así:
	
Patrimonio	Neto	=	Activos	–	Pasivos
	
Estos	conceptos	son	los	que	se	utilizan	en	las	empresas	y	negocios,	tanto
para	los	grandes	como	para	los	pequeños.	Es	algo	que	funciona,	que	sirve	para
medir	 el	 estado	 de	 una	 empresa	 en	 un	 momento	 determinado	 y	 nosotros	 lo
vamos	a	utilizar	para	nuestra	economía.	No	es	algo	que	haya	inventado	yo.	Está
probado	su	funcionamiento.
Dicho	esto,	vamos	a	calcular	tu	primer	estado	de	Patrimonio	Neto.
Pon,	 en	 una	 hoja,	 separada	 en	 dos	 columnas	 tus	 activos	 y	 tus	 pasivos.
Suma	 el	 total	 de	 cada	 columna.	 La	 diferencia	 que	 te	 dé	 de	 restar	 el	 total	 de
pasivos	al	total	de	tus	activos,	será	tu	patrimonio	neto	en	la	fecha	que	lo	realices.
Es	tan	sencillo	como	eso.
	
Te	propongo	a	continuación	un	ejemplo	de	plantilla	de	esa	hoja	para	el
cálculo	del	patrimonio	neto.
	
	
Activos
Pasivos	
	
	
	
	
	
	
		
	
Total	Activos
Total	Pasivos	
	
	
Patrimonio	Neto	=		
	
Conceptos	a	considerar
Activos:
-	Saldos	 de	 cuentas	 de	 banco	 (todas	 en	 las	 que	 haya	 saldo,	 de
cualquier	tipo).
-	Saldos	 de	 cuentas	 de	 inversión	 (fondos	 de	 pensión,	 acciones,
opciones,	etc.).
-	 Saldos	 a	 cobrar	 o	 que	 nos	 devuelvan	 (préstamos	 a	 terceras
personas:	amigos,	familiares,	etc.,	depósitos	realizados	y	fianzas	a
nuestro	favor.
-	 Participaciones	 directas	 en	 acciones	 y/o	 participaciones	 en
empresas.
-	 Bienes	 inmuebles	 que	 no	 sean	 la	 vivienda	 habitual	 (casas,
apartamentos,	terrenos,	parkings,	etc.).
	
	
No	son	activos	y	no	debes	incluirlo:
-	Coche	 propio,	 ropa,	 electrodomésticos,	 mobiliario,	 etc.	 O	 son
bienes	 de	 poco	 valor	 o	 te	 traerán	 demasiado	 trabajo	 valorarlos
cada	mes.
	
Pasivos:
-	 Deudas	 a	 corto	 plazo:	 tarjetas	 de	 crédito,	 cuotas	 de	 pagos
procedentes	de	financiación	de	compras,	préstamos	de	amigos	y/o
familiares,	etc.
-	Deudas	a	largo	plazo:	hipotecas,	préstamos	bancarios.
	
Patrimonio
El	patrimonio	 es	 la	 diferencia	 entre	 el	 saldo	 total	 de	 activos	menos	 el	 importe
total	de	los	pasivos.	Eso,	arroja	un	número.
	
Hay	 que	 hacer	 un	 par	 de	 aclaraciones.	 La	 primera	 es	 que	 si	 tenemos
algún	artículo	de	elevado	valor	sí	que	debemos	recogerlo	en	la	hoja	de	Activos.
Otro	aspecto	a	tener	en	cuenta	es	que	el	 importe	que	refleje	el	patrimonio	neto
no	es	lo	que	tú	vales	como	persona.	Tu	riqueza	interna	es	mucho	más	importante
que	tu	riqueza	externa.
Tú	vales	más	 que	 cualquier	 número.	Tu	patrimonio	 financiero	 no	 es	 la
calificación	de	éxito	en	tu	vida.	Además,	mucha	gente	tiene	un	patrimonio	neto
positivo	o	negativo	por	 lo	que	ha	heredado	o	por	cualquier	circunstancia	de	 la
vida.	Y	ya	sabes	que	las	circunstancias	no	las	podemos	cambiar,	pero	si	nuestra
actitud	 frente	 a	 ellas.	 No	 le	 des	 mayor	 importancia	 de	 la	 que	 deba	 darse	 al
número	 resultante.	 Es	 sólo	 un	 punto	 de	 partida.	 Esta	 información	 la	 puedes
utilizar	incorporándola	a	tu	sistema	de	valoración.
Dale	mayor	importancia	a	cómo	vas	a	tratar	y	trabajar	a	partir	de	ahora.
Para	ello,	pasaremos	al	siguiente	ejercicio	que	también	debes	realizar	cada	mes.
Así	 pues,	 el	 patrimonio	 es	 la	 cantidad	 de	 dinero	 que	 te	 quedarías	 si
vendieras	 todas	 tus	 posesiones	 y	 liquidaras	 todas	 tus	 deudas.	 Observa	 que
comprar	 cosas	 a	 crédito	 no	 te	 da	 más	 patrimonio.	 Además,	 los	 bienes	 que
adquieres	suelen	depreciarse	y	perder	valor	con	el	paso	del	tiempo,	las	deudas	en
cambio	no,	siguen	ahí.
Cálculo	de	Estado	mensual	de	flujo	de	dinero.
	
“Cuida	de	los	pequeños	gastos;	
un	pequeño	agujero	hunde	un	barco”
																		Benjamin	Franklin
	
Este	 ejercicio	 también	 es	muy	 sencillo	 y	 complicado	 a	 la	 vez.	 Se	 hace
igual	 que	 el	 anterior,	 pero	 con	 los	 ingresos	 y	 gastos.	 Un	 hábito	 indispensable
para	el	control	de	finanzas	personales	es	controlar	todos	los	ingresos	y	TODOS
los	gastos.	Todos	son	TODOS.	No	hay	que	restarles	importancia	a	los	pequeños
gastos	pues	son	todo	lo	contrario.	Los	pequeños	gastos	son	los	más	importantes
porque,	 sin	 hacer	 ruido,	 son	 los	 que	 nos	 quitan	 dinero,	 poco	 a	 poco,	 sin	 que
nosotros	les	reconozcamos	su	relevancia	al	cabo	del	mes.	Además,	normalmente
son	los	más	difíciles	de	controlar.	Como	habrás	intuido	ya,	debes	registrar	todos
y	cada	uno	de	los	gastos	que	tengas.	
Realiza,	con	el	mismo	esquema	que	el	ejercicio	anterior,	una	relación	de
ingresos	 y	 gastos	 mensuales	 para	 saber	 si	 a	 final	 de	 mes,	 tienes	 un	 saldo
favorable	(ahorro)	o	si,	por	el	contrario,	tienes	un	saldo	negativo	que	te	consume
ahorros	o	te	induce	al	crédito	(déficit).
A	 esto	 le	 llamaremos	 Estado	 mensual	 de	 flujos	 de	 dinero.	 En	 las
empresas	se	le	denomina	flujos	de	caja	o	cash	flow.	Es	conveniente	clasificar	los
gastos	e	ingresos	según	su	origen	o	finalidad.	Hay	que	registrar	todas	las	partidas
que	quieras	controlar.	Hacerlo	con	mayor	o	menor	detalle	depende	de	la	calidad
de	la	información	que	quieras	tener	al	finalizar	el	año.
	
Aquí	tienes	un	ejemplo	de	la	hoja.	Se	parece	mucho	a	la	del	patrimonio
del	ejercicio	anterior.
	
	
	
		
	
Ingresos
Gastos	 	
		
	
		
	
	
	
	
	
	
		 	
		
	
		
	
Total	Ingresos
Total	Gastos	 	
		
	
		
	
	
Estado	mensual	=
		
	
		
Conceptos	a	tener	en	cuenta
Ingresos
Ahora	vamos	a	realizar	una	lista	de	los	ingresos.
Periodicidad	 (mensual,	 trimestral,	 semestral,	 etc.).	 Debes	 anotar	 los	 ingresos
efectivamente	 adquiridos,	 si	 tienes	 ingresos	 semestrales,	 debes	 anotarlo	 en	 la
hoja	del	mes	que	efectivamente	se	materializa	el	ingreso.	Ejemplos	de	fuentes	de
ingreso:	empleo,	autoempleo,	dividendos,	intereses,	rentas	por	alquiler.
	
Suma	todos	esos	ingresos.
	
	
Gastos
Realiza	también	una	lista	de	los	gastos.
Anótalos	todos.	Todo	lo	que	signifique	una	salida	de	dinero.	Aquí	está	la	clave.
Este	punto	es	muy	importante,	nos	permite	saber	hacia	dónde	va	el	dinero.
	
Ejemplos:
Donaciones.
Supermercado
Cosméticos
Combustible	y/o	transportes
Electricidad
Agua
Alquiler	o	pago	de	hipoteca
Teléfono,	internet,	TV	por	cable
Ropa
Seguros	(vida,	hogar,	etc.).
Educación	hijos
Gastos	médicos/farmacia
Ocio	(gimnasio,	cine,	teatro,	dvds,	cd’s,	etc).
Reparaciones	(automóvil,	casa)
Comisiones	bancarias
Suscripciones
Salidas	a	comer
Etc.
	
Este	apartado	es	sumamente	importante.	Es	dondehay	que	reflejar	todo.
Cuando	 digo	 todo,	 es	 todo.	 Es	 difícil	 de	 controlar,	 pero	 hay	 que	 adoptar	 este
hábito.	Recuerda,	anota	todo	lo	que	provoca	una	salida	de	dinero	de	tu	bolsillo.
Incluso	cuando	consideremos	que	esa	salida	es	insignificante.
Si	el	resultado	del	estado	mensual	de	flujo	de	dinero	es	positivo,	 indica
que	ese	mes	tenemos	superávit	y	podemos	ahorrar.	En	caso	contrario,	si	el	estado
mensual	de	flujo	de	dinero	es	negativo	indica	que	hemos	consumido	de	nuestros
ahorros	o	que	necesitamos	crédito.
Entiendo	 que	 los	 dos	 ejercicios	 que	 te	 propongo	 son	 muy	 simples	 y
sencillos.	Lo	difícil	 es	 ser	 constante.	De	 aquí	 viene	 eso	de	 que	 lo	 difícil	 es	 lo
sencillo.	También	es	muy	fácil	no	hacerlo.	Por	eso	puede	costar.
Hay	 varias	 técnicas	 para	 registrar	 toda	 la	 información.	 Creo	 que	 una
buena	opción	es	poner	en	un	sobre	todos	los	tiques	y	facturas	de	cada	mes,	para
después	 registrar	 los	 saldos	 en	 una	 hoja	 de	 cálculo	 en	 el	 ordenador.	 El
tratamiento	de	datos	en	el	ordenador	te	permitirá	hacer	gráficos	que	visualmente
son	muy	potentes.	En	cualquier	caso,	lo	importante	es	registrarlo	y	tener	el	saldo
mensual.
Recoger	 toda	 esta	 información	 permite	 al	 cabo	 de	 un	 año,	 hacer	 un
balance	de	 ingresos	y	gastos	que	nos	permitirá	 tomar	medidas	correctoras	para
mejorar	 nuestro	 consumo	 y	 nuestra	 capacidad	 de	 ahorro.	 Esto	 nos	 lleva	 al
siguiente	punto	que	no	es	otro	que	el	de	elaborar	presupuestos	mensuales	con	la
información	que	tenemos	de	nuestros	ingresos	y	gastos.
	
	
Elaboración	de	presupuesto	mensual
	
“Las	oportunidades	pequeñas	son	el	principio	
de	las	grandes	empresas”
																								Demóstenes
	
Si	has	llegado	a	este	punto	estamos	de	enhorabuena	porque	has	realizado
la	parte	más	difícil	que	es	la	de	recoger	y	anotar	todos	los	gastos	e	ingresos.
Elaborar	 una	 hoja	 de	 presupuesto	 mensual,	 te	 permitirá	 empezar	 a
registrar	 tu	 capacidad	 de	 ahorro	 y	 empezarás	 a	 realizar	 un	 fondo	 (o	 más)	 a
destinar	a	emergencias	o	algún	propósito	que	tengas	a	más	largo	plazo.
El	presupuesto	mensual	te	debe	permitir	llegar	a	fin	de	mes	con	premisa
de	que	 tu	dinero	 rinde	mejor,	que	está	controlado	y	que	no	se	destina	a	gastos
innecesarios.	El	presupuesto	en	sí	mismo,	es	una	planificación	de	las	partidas	e
importes	 donde	 vamos	 a	 realizar	 el	 gasto	 en	 función	 de	 la	 persistencia	 de	 los
ingresos.	 Es	 la	 cantidad	 de	 dinero	 calculado	 para	 hacer	 frente	 a	 los	 gastos
generales	de	 la	vida	cotidiana,	de	un	viaje,	 etcétera.	El	presupuesto	es	un	plan
que	expresa	de	manera	cuantificable	cómo	vas	a	administrar	los	ingresos	con	la
finalidad	de	garantizar	la	sostenibilidad.
El	primer	objetivo	que	debes	fijar	es	que	los	gastos	no	sean	superiores	a
los	ingresos.	Debes	planificar	el	consumo	con	la	premisa	que	no	vas	a	gastar	más
de	lo	que	ganas.	Si	así	fuera,	estarías	incurriendo	en	déficit	y	tendrías	que	cubrir
ese	 déficit	 consumiendo	 ahorros	 o	 mediante	 crédito.	 Esta	 situación	 no	 es
deseable	y	es	la	que	trae	problemas.	Además,	impide	progresar	y	planificar	otras
metas	más	deseables.
Para	 realizar	 el	 presupuesto	 mensual,	 cogemos	 el	 cálculo	 mensual	 de
flujo	 de	 efectivo	 que	 hemos	 calculado	 anteriormente.	 La	 información	 que
contiene	esa	hoja	te	servirá	para	realizar	presupuesto	para	los	siguientes	meses.
Vamos	 a	 considerar	 que	 los	 ingresos	 que	 tienes	 mensualmente	 son
constantes	 y	 sostenidos.	 Los	 gastos	 que	 has	 anotado	 en	 la	 hoja	 de	 cálculo
mensual	 de	 flujo	 de	 efectivo	 debe	 servirte	 de	 referencia	 para	 hacer	 el
presupuesto	de	los	siguientes	meses.	Eso	quiere	decir	que,	si	has	gastado	cierta
cantidad	 de	 dinero	 en	 hipoteca,	 esa	 cantidad	 debe	mantenerse	 para	 los	 meses
posteriores.
Lo	 mismo	 debes	 hacer	 con	 los	 consumos	 de	 energía,	 reparaciones,
supermercado,	 etc.	 La	 idea	 es	 asignar	 a	 cada	 gasto	 una	 cantidad	 de	 dinero	 e
intentar	cumplir,	mes	a	mes,	con	esa	cantidad	asignada.	Para	 la	elaboración	de
presupuestos,	es	recomendable	asignar	una	cantidad.	Así	valorarás	si	evoluciona
favorablemente	o	no.
El	 siguiente	 paso	 es	 hacer	 el	 balance	 de	 ese	 presupuesto	 que	 estás
preparando.	Resta,	de	los	ingresos	que	has	previsto,	los	gastos	que	has	planeado.
Si	 el	 resultado	es	positivo	 estás	 en	 el	 camino	correcto.	Eso	 significa	que	 estás
elaborando	un	presupuesto	con	excedente	de	ingreso,	lo	que	te	permitirá	ahorrar.
Si	 no	 es	 así,	 revisa	 los	 importes	 y	 partidas	 planeadas	 en	 el	 presupuesto	 para
ajustarlo.
Debes	identificar,	tanto	en	la	hoja	de	cálculo	mensual	de	flujo	de	efectivo
como	 en	 la	 hoja	 de	 presupuesto	 mensual	 cuáles	 son	 los	 gastos	 necesarios	 y
cuáles	son	innecesarios.	Hay	que	priorizar	claro	está,	por	los	gastos	necesarios.
Los	gastos	 innecesarios	deben	 reducirse,	 y	 al	 ser	 posible,	 eliminarse.	Quizá	 se
trata	 de	 algún	hábito	 que	 debas	 cambiar,	 o	 algo	 que	 debas	 analizar	 y	 volver	 a
valorar.	¿Te	acuerdas	del	capítulo	donde	te	hablaba	de	los	hábitos	y	del	sistema
de	valoración	interno?	¿Tienes	gastos	de	los	que	debas	valorar	su	necesidad?	En
verdad,	 para	 vivir	 necesitamos	 muy	 poco.	 Intenta	 valorar	 menos	 lo	 material.
Valora	el	coste	beneficio	y	reduce	el	gasto	donde	puedas,	eso,	irá	en	tu	beneficio.
Te	pongo	aquí	una	hoja	de	presupuesto	de	ejemplo.
	
	
	
		
	
Ingresos
Gastos	 	
		
	
		
	
Nómina	1.800	€
Alquiler	piso	400	€
Intereses	Banco	5	€
	
	
	
	
Hipotecas	600	€	
Crédito	coche	250	€
Supermercado	300	€
Gasolina	100	€
Electricidad	150	€
Gas	50	€
Telefonía	50	€
Seguros	110	€
Farmacia	60	€
Dietas	100	€
Ropa	60	€
Ahorro	180	€
Fondo	90	€
	
		
	 Yoga	50	€
Reparaciones	50	€
Otros	5	€
	
		
	
Total	2.205	€
	Total	2.205	€ 	
		
	
	
Mensualmente	 no	 debes	 gastar	 más	 de	 lo	 presupuestado	 para	 mantener	 el
equilibrio.
3.	Ahorro
	
“Ahorrar	no	es	sólo	guardar,	sino	también	saber	gastar”
																		Anónimo
	
Es	 importante,	y	pocos	 lo	hacen,	presupuestar	 el	 ahorro	mensualmente.
En	este	capítulo	hablaremos	de	la	tercera	clave,	que	es	el	ahorro.
Podemos	definir	el	ahorro	como	la	parte	del	ingreso	que	no	destinamos	a
consumo.	Es	la	diferencia	que	hay	entre	los	ingresos	y	los	gastos.
Ahorro	=	Ingresos	–	Gastos
Es	 la	 cantidad	 de	 dinero	 que	 ingresamos	 y	 que	 no	 gastamos,	 y	 que,
además,	 podemos	 guardar	 para	 usarlo	 en	 el	 futuro.	 El	 ahorro,	 es	 el	 hábito	 de
guardar	una	parte	de	nuestro	ingreso	para	conseguir	una	meta,	cumplir	un	sueño
o	 crear	 un	 fondo	 (o	 más)	 que	 nos	 permita	 afrontar	 alguna	 emergencia	 o
imprevisto.
Hay	 muchas	 razones	 para	 ahorrar,	 entre	 ellas,	 adquirir	 una	 casa,	 la
educación	de	los	hijos,	gastos	inesperados	de	salud	o	enfermedad	y/o	accidentes,
la	creación	de	un	fondo	para	cuando	nos	jubilemos,	etc.
Los	 ahorros	 ayudan	 a	 alcanzar	 metas	 financieras,	 acumular	 bienes	 y
minimizar	riesgos.	Además,	nos	ayudan	a	controlar	los	ingresos,	a	darles	valor.
El	 ahorro	 fortalece	 el	 bienestar	 de	 la	 familia,	 incrementa	 la	 estabilidad
económica	 personal,	 familiar	 y	 patrimonial.	 También	 permite	 una	 distribución
más	 eficiente	 del	 consumo	 a	 través	 del	 tiempo	 ya	 que	 se	 obtiene	mediante	 la
disciplina	de	hacer	un	presupuesto.
Ahorrar	 significa	 cumplir	 objetivos:	 eliminar	 deudas,	 compra	 de	 una
casa,	 un	 coche,	 viajes,	 etc.,	 y	 otros	 sueños	 que	 queremos	 y	 debemos	 cumplir.
Esos	objetivos	que	se	logran	con	el	ahorro	pueden	ser	tanto	de	consumo	como	de
necesidad.	Como,	por	ejemplo,	crear	un	fondo	de	emergencia.
Los	 objetivos	 del	 ahorro	 son	 diferentes	 para	 cada	 persona	 y	 varían	 en
función	de	la	edad	que	se	tenga.	No	se	ahorra	por	la	misma	finalidad	a	los	20	que
a	los	30,	ni	a	los	40.	Eso	está	claro.
El	 ahorro,	 debe	 ser	 sistemático	y	 constante	 y	 requiere	 que	 se	 haga	 con
disciplina	 y	 constancia.	 Esto	 nos	 ayudará	 a	 reunir	 la	 cantidad	 necesaria	 para
conseguir	 nuestras	 metas	 y	 cumplir	 nuestros	 objetivos.No	 importa	 cómo	 se
empieza	ni	la	cantidad	inicial.	La	constancia	y	disciplina	ya	lo	harán	crecer.
Una	 recomendación	 que	 te	 hago	 es	 que	 de	 los	 ingresos	 mensuales
destines	 el	 10%	 al	 ahorro,	 y	 otra	 recomendación	 igual	 de	 importante,	 es	 que
destines	una	cantidad	fija	mensualmente	a	crear	un	fondo	de	emergencia.	Ahora
que	ya	tienes	realizado	la	hoja	mensual	de	flujos	de	efectivo	y	has	realizado	tu
presupuesto	mensual	 en	 base	 a	 esa	 hoja	 de	 flujos,	 te	 ruego	 que	modifiques	 tu
presupuesto	 mensual	 e	 incluyas	 una	 partida	 para	 la	 creación	 de	 un	 fondo	 de
emergencia.
De	esta	forma,	cada	mes,	debes	tener	controlado	qué	importe	destinas	o
estás	dispuesto	a	destinar	a	cada	partida	de	gasto	y	debes	retirar,	antes	de	realizar
cualquier	 gasto,	 ese	 porcentaje	 que	 te	 has	 establecido	 al	 ahorro	 y	 otro	 en	 la
creación	de	un	fondo	de	emergencia.
	
	
¿Dónde	pongo	mis	ahorros?
	
“Un	hombre	sabio	debe	tener	al	dinero	en	su	cabeza,	
pero	no	en	su	corazón”
																								Jonathan	Swift
	
Se	conoce	que	hay	dos	tipos	de	ahorro	según	dónde	se	guarde	el	dinero.
Existe	el	tipo	de	ahorro	formal	y	el	ahorro	informal.	Al	tipo	de	ahorro	informal
se	 lo	 conoce	 como	 al	 que	 guarda	 el	 dinero	 en	 casa,	 ya	 sea	 en	 la	 caja	 fuerte,
debajo	del	colchón,	en	una	caja	de	galletas	en	la	cocina,	etc.	Este	tipo	de	ahorro
no	es	el	más	deseado	puesto	que	nos	arriesgamos	a	que	el	dinero	se	pierda.
El	 tipo	 de	 ahorro	 formal,	 consiste	 en	 guardar	 nuestro	 dinero	 en	 una
institución	financiera	mediante	algún	producto	financiero	destinado	a	ello.	Este
tipo	de	ahorro	permite	obtener	garantías,	puesto	que	legalmente	este	dinero	está
protegido,	 y	 aunque	 la	 institución	 financiera	 quiebre,	 los	 depósitos	 están
garantizados	con	un	límite	muy	elevado.
	
	
	
¿Cuánto	debo	ahorrar?
	
“No	olvidemos	que	las	pequeñas	emociones	son	los	capitanes	de	nuestras	vidas
y	las	obedecemos	sin	siquiera	darnos	cuenta”
Vincent	Van	Gogh
	
Lo	 ideal,	 de	 entrada,	 y	 lo	 que	 se	 suele	 recomendar,	 es	 el	 10%	 de	 los
ingresos	 mensuales.	 También	 depende	 de	 nuestra	 capacidad	 de	 ahorro,	 de
nuestra	voluntad	y	de	la	prisa	que	tengamos	para	la	consecución	de	alguna	meta
que	nos	hayamos	propuesto.	Hay	que	tener	en	cuenta	que	el	ahorro	va	delante	de
cualquier	gasto.	Primero	hay	que	separar	 la	cantidad	que	vayamos	a	destinar	a
ahorro,	y	después	se	destina	el	resto	a	gasto	y	consumo.	Se	tiene	la	vaga	idea	que
el	 ahorro	 es	 lo	 que	 queda	 después	 de	 haber	 realizado	 todos	 los	 gastos.	 Ese
método	no	funciona.	Primero	el	ahorro,	después	los	gastos.	Parece	una	tontería,
pero	es	importante	si	se	desea	tener	una	constancia	y	disciplina	en	el	ahorro.
A	lo	largo	de	la	vida	laboral	se	recomienda	también	ahorrar	para	nuestra
jubilación.	Cuando	nos	jubilemos,	no	tendremos	el	mismo	nivel	de	ingresos	que
durante	 nuestra	 vida	 laboral,	 por	 lo	 que	 tendremos	 que	 ajustar	 drásticamente
nuestro	 nivel	 de	 vida	 en	 aquel	 momento	 o	 echar	 mano	 de	 nuestros	 ahorros.
Cuando	 antes	 se	 empiece	 a	 ahorrar,	menor	 será	 el	 esfuerzo	 que	 tengamos	 que
hacer	en	el	futuro.	Hay	diferentes	tipos	de	productos	que	fomentan	este	tipo	de
ahorro.	Todo	va	en	 función	de	 su	 fiscalidad	y	del	 tipo	de	 riesgo	que	 se	quiera
asumir.	 Más	 adelante	 hablaremos	 de	 los	 tipos	 de	 productos	 o	 vehículos	 de
inversión.	Esta	clave	es	la	del	ahorro.
La	cuenta	de	ahorro	es	uno	de	los	principales	instrumentos	bancarios.	En
ella	 los	 ahorradores	 depositan	 sus	 ahorros	 con	 la	 intención	 de	 administrar	 sus
recursos	y	obtener	ganancias	para	mantener	e	incrementar	el	ahorro.	El	dinero	en
ella	depositado	se	puede	disponer	en	cualquier	momento	ya	sea	en	ventanilla,	en
el	cajero	automático	o	a	través	de	pagos	mediante	tarjeta	de	débito.
El	 ahorro	 es	 recomendable	 depositarlo	 en	 algún	 producto	 que
preferiblemente	te	rinda	un	poco	de	interés,	por	poco	que	sea,	y	que	no	conlleve
comisiones.	Por	otra	parte,	la	recomendación	es	que	el	acceso	a	ese	ahorro	no	te
sea	 tan	fácil	como	para	 liquidarlo	con	el	pago	de	alguna	compra	realizado	con
alguna	tarjeta.	Es	decir,	debes	limitar	el	acceso	a	ese	capital.	Al	menos,	que	no
sea	fácil	de	consumir.	La	idea	es	que	crezca.
	
	
¿Cuáles	son	los	primeros	objetivos	del	ahorro?
	
“No	puede	haber	grandes	dificultades	cuando	
abunda	la	buena	voluntad”
																														Maquiavelo
	
Los	 primeros	 objetivos	 a	 lograr	 con	 el	 ahorro,	 son	 la	 eliminación	 de
deudas.	Eliminar	deudas	hará	que	te	sientas	mejor	y	que	te	alivies	de	situaciones
financieras	 incómodas.	 Además,	 eliminar	 deudas	 debe	 hacer	 que	 tengas	 más
capacidad	de	ahorro.
Una	 vez	 hayas	 eliminado	 las	 deudas,	 al	 menos	 las	 más	 accesibles	 y
perjudiciales,	debes	crear	un	fondo	de	emergencia.	Un	fondo	de	emergencia	es
un	dinero	que	debes	tener	disponible	equivalente	a	tres	o	seis	meses	de	tus	gastos
fijos.
Te	 propongo	 ahora	 dos	métodos,	 uno	 para	 la	 eliminación	 de	 deudas	 y
otro	para	la	creación	de	un	fondo	de	emergencia.
	
	
Eliminar	deudas
	
“Hacer	las	cosas	correctas,	es	mejor	que	hacer	las	cosas	solo
correctamente”
Peter	Drucker
	
El	 primer	 fin	 a	 lo	 que	 debes	 destinar	 tus	 ahorros,	 o	 lo	 que	 vayas
ahorrando	es	en	eliminar	deudas.	Si	tienes	deudas	de	tarjetas	de	crédito,	deudas
con	algún	familiar	o	amigo	que	te	haya	prestado	dinero,	alguna	factura	pendiente
de	liquidar	en	alguna	tienda	o	servicio	que	hayas	adquirido,	esa	deuda	que	sabes
que	está	ahí	y	que	nunca	afrontas.	Ahora	es	el	momento,	empieza	a	ahorrar	para
ir	 liquidando	 esas	 deudas.	 A	medida	 que	 elimines	 esas	 deudas,	 no	 contraigas
otras.	 No	 se	 trata	 de	 desnudar	 un	 santo	 para	 vestir	 a	 otro.	 La	 idea	 no	 es
descapitalizarte.	 Si	 tienes	 ahorros,	mantenlos,	 pero	 lo	 que	 vayas	 generando	 de
ahorro	nuevo,	destínalo	a	eliminar	deudas.	Guarda	 lo	 te	 tengas	como	fondo	de
emergencia.	
Ir	eliminando	esas	deudas	debe	empoderarte.	Hay	quien	recomienda	que
una	 vez	 decidas	 definitivamente	 afrontar	 ese	 reto,	 que	 llames	 a	 la	 persona	 o
empresa	a	la	que	debes,	y	le	digas	que	lo	tienes	en	cuenta	y	que	definitivamente
vas	 a	 liquidarlo,	 siempre	 y	 cuando	 reconozcas	 esa	 deuda.	 Eso	 te	 dará	 más
compromiso.	Te	habrás	puesto	una	nueva	meta	y	un	nuevo	objetivo.
Si	eres	esa	clase	de	persona	que	ha	ido	acumulando	deudas	con	la	tarjeta
de	crédito,	debes	saber	que	los	créditos	que	otorgan	las	tarjetas	suelen	ser	de	los
más	caros	del	mercado.	Si	crees	que	haces	un	mal	uso	de	la	tarjeta	de	crédito,	te
recomiendo	 que	 te	 deshagas	 de	 ella	 y	 solicites	 una	 tarjeta	 de	 débito	 o	 que
realices	los	pagos	en	efectivo.	Al	hacer	los	pagos	en	efectivo	eres	más	consciente
de	 que	 te	 estas	 desprendiendo	 de	 tu	 dinero.	 El	 pago	 es	 más	 consciente.	 Un
inconveniente	de	hacer	los	pagos	en	efectivo,	es	que,	si	tenemos	dinero	a	mano,
puede	 que	 caigamos	 más	 fácilmente	 en	 la	 tentación	 de	 gastar	 en	 cosas
innecesarias.	De	 otra	 forma,	 si	 no	 llevamos	 efectivo	 encima	 es	 seguro	 que	 no
gastamos.	Tú	debes	conocer	cuál	es	tu	situación	y	lo	que	mejor	te	funciona,	tanto
para	mejorar	el	control	como	para	evitar	los	gastos	innecesarios	y	emocionales.
Hay	un	método	para	eliminar	deudas	muy	sencillo	de	aplicar	y	que	solo
tiene	dos	requisitos.
El	primer	 requisito	es	que	debes	 tener	capacidad	de	ahorro.	Llegados	a
este	punto	del	libro,	supongo	que	este	requisito	lo	tienes	más	que	cumplido.
El	segundo	requisito	es	que	debes	conocer	qué	deudas	tienes.	Igual	que	el
punto	 anterior,	 si	 hemos	 calculado	 cuál	 es	 nuestro	 Patrimonio	 Neto,	 ahí
tendremos	relacionadas	todas	nuestras	deudas.
El	 método	 consiste	 en	 enumerar	 las	 deudas	 por	 capital	 pendiente	 y
conocer	cuál	es	el	 tipo	de	interés	que	lleva	asociado	cada	deuda.	Hacemos	una
lista	 con	 las	 deudas,	 con	 los	 importes	 y	 las	 tasas	 de	 interés	 (en	 caso	 que	 la
tengan).	Enumera	las	deudas	identificando	primero	las	que	tengan	importe	más
pequeño	y	tasa	deinterés	más	elevado.
Una	vez	cumplimos	los	dos	requisitos	y	conocemos	las	características	de
cada	deuda	toca	aplicar	el	método.
De	 las	 deudas	 que	 tengamos	 enumeradas,	 seleccionamos	 la	 deuda	más
débil,	 la	que	tenga	menor	importe	pendiente	de	devolución	y	tenga	alguna	tasa
de	interés	que	vaya	en	nuestra	contra.	Si	tenemos	deudas	de	tarjetas	de	crédito,
hay	 que	 priorizarlas	 puesto	 que	 los	 recargos	 y	 comisiones	 de	 impago	 con
altamente	costosas	y	tenemos	un	contrato	firmado	de	ese	crédito.
Una	 vez	 identificada	 debemos	 liquidarla	 con	 las	 cantidades	 que	 vamos
ahorrando	cada	mes	para	ir	amortizando	el	capital	pendiente	de	esa	deuda,	hasta
que	la	liquidemos.
Una	vez	liquidada	buscamos	la	segunda	deuda	más	débil	y	vamos	a	por
ella.	Ahora	 quizá	 afrontes	 una	 deuda	 con	 capital	 superior.	También	 puede	 que
tengas	 más	 capacidad	 de	 devolución	 si	 estábamos	 pagando	 algo	 por	 aquella
primera	deuda.	Es	decir,	puede	que	se	dé	el	caso	que	podamos	afrontarla	con	el
importe	que	estábamos	ahorrando	más	el	importe	que	estábamos	pagando	por	la
primera	 deuda	 que	 ya	 hemos	 pagado.	 Un	 ejemplo	 sería	 el	 caso	 de	 haber
liquidado	una	deuda	de	una	 tarjeta	 de	 crédito	 de	 la	 que	 estuviéramos	pagando
cuotas	de	devolución,	o	algún	crédito	bancario.
Seguimos	 eliminando	 deudas	 con	 este	 método	 hasta	 que	 hayamos
terminado	 con	 la	 lista.	 Si	 te	 queda	 alguna	 deuda,	 como	 puede	 ser	 alguna
hipoteca,	 y	 te	 quede	 un	 importe	 elevado	 a	 devolver,	 puedes	 plantearte	 ir
haciendo	amortizaciones	parciales,	pero	no	 lo	hagas	hasta	primero	disponer	de
un	fondo	de	emergencia	y	vayas	afrontando	las	amortizaciones	parciales	con	un
plan	específico.
Si	te	das	cuenta,	para	la	eliminación	de	deudas,	nos	hemos	propuesto	en
primera	 instancia	 una	 meta:	 eliminar	 nuestras	 deudas.	 También	 hemos
establecido	 objetivos:	 hemos	 clasificado	 las	 deudas	 y	 hemos	 ido	 una	 a	 una.
Hemos	convertido	cada	deuda	en	un	objetivo	que	ha	contribuido	al	 logro	de	la
meta	más	grande.
De	habernos	propuesto	como	meta	eliminar	 las	deudas	 sin	haber	 fijado
objetivos	parciales	más	pequeños	y	más	fáciles	de	conseguir,	seguramente,	no	lo
habríamos	conseguido.	Y	seguro	que	habrá	alguna	deuda	que	será	más	difícil	de
devolver	que	otra,	pero	no	hay	que	rendirse.
Una	vez	hayas	liquidado	todas	las	deudas	que	tengas,	al	menos	las	más
accesibles	y	perjudiciales,	vamos	a	crear	un	fondo	de	emergencia.
Te	pongo	a	continuación	un	ejemplo	de	cómo	realizar	la	lista	e	identificar
por	dónde	empezar.
	
Deuda	
	
Importe	
	
Interés	
	
Prioridad	
	
Hermano	
Coche
Sofá
Tarjetas
	
1.000	
2.000
1.800
2.500
	
0’00	%	
4’50	%
0’00	%
19	%
	
3	
2
4
1
	
En	este	ejemplo,	damos	prioridad	a	la	cancelación	de	la	deuda	de	tarjetas
por	el	interés	que	pagamos,	después,	el	crédito	del	coche,	por	el	interés	que	tiene
debido	a	que	las	otras	dos	no	tienen	interés	asociado.
	
	
Fondo	de	emergencia
	
“Un	camino	de	mil	millas	comienza	con	un	paso”
Benjamin	Franklin
	
Un	 fondo	 de	 emergencias	 es,	 como	 su	 nombre	 indica,	 una	 cantidad	 de
dinero	disponible	para	hacer	frente	a	cualquier	imprevisto.	Desgraciadamente	los
imprevistos	siempre	ocurren	y	como	desconocemos	cuál	será	su	origen,	hacemos
un	fondo	común	para	cubrirlos.	Puede	que	el	coche	sufra	alguna	avería	costosa,
algún	 electrodoméstico	 se	 rompa,	 puede	 que	 nos	 quedemos	 sin	 trabajo	 por
alguna	temporada,	etc.	La	lista	de	posibles	imprevistos	es	casi	infinita.
Para	que	estas	situaciones	no	dañen	nuestro	curso	financiero,	ni	afecte	a
nuestro	ahorro,	vamos	a	crear	un	fondo	de	emergencia.	Tienes	que	conseguir	al
menos	crear	un	fondo	de	emergencia.	Luego,	con	el	 tiempo,	puedes	hacer	más
fondos	en	función	de	los	planes	y	proyectos	que	te	propongas.	La	finalidad	del
primer	fondo	debe	cubrir	al	menos	los	gastos	fijos	mensuales	que	tengamos	por
un	periodo	comprendido	entre	tres	y	seis	meses.
Para	que	sea	más	fácil	de	conseguir,	te	propongo	que	el	primer	objetivo
sea	cubrir	 tres	meses	y	posteriormente	pases	a	seis.	Si	no	te	sientes	seguro	con
un	 fondo	 de	 seis	 meses,	 puedes	 ampliarlo	 hasta	 cubrir	 el	 plazo	 que	 creas
conveniente.
	
	
¿Cómo	creamos	el	fondo?
	
“Quien	obra	puede	equivocarse,	
pero	quien	no	hace	nada	ya	está	equivocado”
																								Santa	Teresa	de	Ávila
	
Vamos	a	destinar	cada	mes	una	cantidad	fija	de	dinero	a	crear	este	fondo.
La	 cantidad	 depende	 de	 las	 circunstancias	 personales:	 los	 ingresos	 que	 tienes,
cuántas	 personas	 están	 a	 tu	 cargo	 y	 qué	 otras	 opciones	 tienes	 para	 encontrar
dinero	 rápidamente	 en	 caso	 de	 necesidad.	 La	 cantidad	 necesaria	 la	 puedes
encontrar	 en	 los	 gastos	 que	 tienes	 presupuestados	 en	 la	 hoja	 de	 presupuesto
mensual.
La	cantidad	que	vayas	a	destinar	a	este	fondo	debe	incluirse	en	la	hoja	de
presupuesto	 mensual	 al	 igual	 que	 hacemos	 con	 ese	 10%	 que	 destinamos	 a
ahorro.	También	debes	separar	esa	cantidad	antes	de	los	gastos.
Como	te	he	dicho	antes,	se	recomienda	acumular	un	fondo	equivalente	a
entre	tres	y	seis	meses	de	gastos	corrientes,	es	decir,	lo	suficiente	para	pagar	los
gastos	 mensuales	 que	 tienes	 en	 la	 hoja	 de	 presupuesto	 mensual	 durante	 ese
periodo	de	3	y	6	meses.	Fija	esa	cantidad	como	objetivo	y	ve	a	por	él.
Cuando	empieces,	por	pequeña	que	sea	la	cantidad	inicial	del	fondo,	dale
tiempo	para	que	crezca.	Estás	haciendo	cosas	que	nunca	antes	habías	hecho.	Ten
paciencia.	 También	 puedes	 ir	 destinando	 a	 este	 fondo	 las	 entradas	 extra	 de
dineros	 que	 tengas	 cuando	 se	 produzcan.	 Puedes	 incluir	 en	 este	 fondo	 los
sobrantes	 de	 dinero	 del	 presupuesto	 que	 tengas	 cada	 mes,	 por	 ejemplo.	 La
cuestión	es	darle	valor	al	dinero	y	destinarlo	a	algún	propósito	o	fin	concreto.
Destinar	 dinero	 mensualmente	 a	 este	 fondo	 de	 emergencia	 puede
implicar	ajustar	más	el	presupuesto	mensual,	por	ello	revisa	cuantas	veces	sean
necesarias	los	gastos	mensuales	que	tienes	y	prioriza	constantemente.
Este	 fondo,	 al	 igual	 que	 la	 cantidad	 mensual	 destinada	 a	 ahorro,	 lo
puedes	 guardar	 en	 una	 cuenta	 bancaria.	 Recuerda	 que	 debes	 intentar,	 en	 la
medida	 de	 lo	 posible	 que	 te	 dé	 un	 poco	 de	 rendimiento.	 En	 todo	 caso,	 evita
comisiones,	se	trata	de	sumar,	no	de	restar.	Si	esto	implica	cambiar	de	banco,	no
dudes.	 No	 pasa	 nada	 por	 tener	 relación	 con	 más	 de	 una	 entidad	 financiera
siempre	que	sea	en	nuestro	beneficio.	Puedes	tener	el	fondo	de	emergencia	y	los
ahorros	en	la	misma	cuenta,	pero	debes	conocer	en	todo	momento	qué	importe
corresponde	 a	 ahorro	 y	 qué	 importe	 corresponde	 al	 fondo	 de	 emergencia.	 En
todo	 caso,	 se	 debe	 depositar	 en	 productos	 sin	 riesgo	 donde	 te	 garanticen	 la
preservación	 del	 capital.	 No	 conviene	 invertir	 el	 fondo	 de	 emergencias	 en
acciones,	 fondos	de	 inversión	de	 renta	variable	o	 renta	 fija	a	 largo	plazo,	debe
ser	accesible	cuando	lo	necesites.
En	 el	 caso	 del	 fondo	 de	 emergencia,	 la	 disponibilidad	 y	 seguridad	 son
más	 importantes	 que	 la	 rentabilidad,	 pero	 tampoco	 te	 interesa	 tener	 todo	 ese
dinero	 inmovilizado	en	una	cuenta	o	debajo	del	colchón,	sin	producir	nada.	El
equivalente	a	un	semestre	de	gastos	puede	ser	una	cantidad	considerable	y	es	de
sentido	 común	 buscarle	 alguna	 rentabilidad,	 por	 pequeña	 que	 sea.	 Si	 no
consigues	rentabilizarlo	no	te	preocupes,	por	lo	menos,	evita	comisiones.
Una	vez	hayamos	eliminado	deudas,	al	menos	 las	más	desfavorables,	y
tengamos	 al	 menos	 un	 fondo	 de	 emergencia,	 empezaremos	 a	 pensar	 en
convertirnos	 en	 inversores.	 Pero	 antes	 de	 llegar	 a	 ese	 punto,	 creo	 que	 es
necesario	hacer	la	vista	atrás	y	ver	todo	el	camino	que	has	recorrido	y	el	esfuerzo
que	has	realizado.
En	este	punto,	ya	debes	conocer	cuál	es	 tu	patrimonio	neto	mes	a	mes.
Has	eliminado	muchos	gastos	innecesarios	y	habrás	empezado	a	ahorrar.	Quizá
ya	has	eliminado	alguna	deuda	y	empiezas	a	darle	importancia	a	la	creación	de
un	fondo	de	emergencia.	Si	no	has	empezado,al	menos,	podrás	cuantificar	cuál
es	el	importe	deseable	de	tu	fondo	de	emergencia.
Tienes	un	control	mes	a	mes	de	tus	gastos	y	seguro	que	ya	has	cambiado
algún	hábito	que	no	era	del	todo	deseable.	Espero	que	esto	influya	en	tu	entorno
y	 veas	 que	 lo	 que	 te	 propones	 puedes	 conseguirlo.	 La	 perseverancia	 es	 la
cualidad	de	los	ganadores.
Con	 todo	esto	cumplido	quiero	darte	 la	 enhorabuena.	Llegar	hasta	aquí
tiene	mucho	mérito	 porque	 has	 renunciado	 a	muchas	 cosas.	 Has	 realizado	 un
esfuerzo	brutal.	Has	conseguido	algo	en	lo	que	quizá	nunca	habías	pensado.	Te
has	 propuesto	 metas	 y	 objetivos	 y,	 en	 la	 medida	 de	 lo	 posible,	 estarás	 en	 el
camino	de	algunos	y	habrás	logrado	otros.
Seguro	que	algo	ha	cambiado	en	ti.	Espero	que	sigas	con	esos	cambios.
Ahora	 que	 ya	 tienes	 el	 control	 sobre	 tus	 finanzas,	 creo	 que	 llega	 la	 hora	 de
protegerte.	Te	invito	continuar	con	la	siguiente	clave.
Pero	antes,	vamos	a	citar	los	productos	bancarios	de	ahorro:
Depósitos	a	plazo:	En	un	depósito,	o	imposición	a	plazo	fijo,	el	cliente
obtiene	 cierta	 rentabilidad	 a	 cambio	 de	 mantener	 el	 dinero	 durante	 un
determinado	tiempo.
Cuentas	 a	 la	 vista	 remuneradas:	 Suelen	 ofrecerlas	 los	 bancos	 de
Internet.	 Dan	 mayor	 rentabilidad	 que	 las	 cuentas	 tradicionales	 sin	 tener	 que
renunciar	a	la	liquidez.
La	 cuenta	 ahorro	 vivienda:	 Es	 un	 producto	 destinado	 a	 aquellos	 que
están	ahorrando	para	comprar	su	vivienda	habitual.
	
	
	
4.	Elabora	tu	presupuesto	anual
	
“El	problema	es	que	piensas	que	tienes	tiempo”
Buda
	
Una	 vez	 tengas	 registrados	 los	 gastos	 e	 ingresos	mensuales	 de	 un	 año
completo	en	las	hojas	mensuales,	podrás	hacer	el	cálculo	de	estado	anual	de	flujo
de	dinero.
Tendrás	 clasificados	 todos	 tus	 ingresos	 y	 gastos	 anuales.	 Esta
información	 es	 muy	 valiosa	 y	 costosa	 pues	 requiere	 de	 mucho	 esfuerzo	 y
dedicación.	 Si	 lo	 consigues	 estarás	 de	 enhorabuena	 porque	 a	 partir	 de	 aquí
puedes	afrontar	mejor	cada	gasto	y	racionalizarlo.
Para	 la	elaboración	del	presupuesto	anual	 te	 recomiendo	 trabajar	con	el
máximo	de	 información	posible	 de	 las	 hojas	mensuales	 de	 control	 de	gastos	 e
ingresos.
Es	 importante	 trabajar	 con	 cuantas	 más	 hojas	 mensuales	 mejor	 puesto
que	 seguramente	 aparecerán	 gastos	 que	 no	 habías	 previsto	 y	 ahora	 sí	 podrás
considerarlos	para	el	próximo	ejercicio.
Así	 pues,	 si	 tienes	 la	 totalidad	 de	 gastos	 e	 ingresos	 de	 un	 año,	 podrás
hacer	 la	 suma	 total	 por	 partidas	 para	 ver	 qué	 saldo	 arroja	 en	 ese	 periodo	 de
tiempo.	En	esta	ocasión	podrás	ver	qué	cantidad	has	destinado,	en	ese	periodo	de
tiempo,	 en	 supermercado,	 telefonía,	 gasolina,	 electricidad,	 dietas,	 ocio,	 ahorro,
ropa,	comedor,	libros,	etc.	
Ahora	se	trata	de	asignar	porcentajes	de	cada	partida	respecto	al	total	de
gastos	general.
Una	vez	tengas	asignados	los	porcentajes,	podrás	ver	qué	partidas	son	las
que	consumen	más	recursos.	A	partir	de	aquí,	puedes	dividir	el	total	del	resumen
que	tengas	para	poder	obtener	el	nuevo	presupuesto	mensual	y	lo	multiplicas	por
12	 en	 caso	 de	 no	 tener	 12	 hojas	 de	 control	mensual	 de	 gastos	 e	 ingresos.	Así
tendrás	el	presupuesto	anual	para	el	próximo	año.
Cuando	 tengas	 esa	 proyección,	 puedes	 realizar	 las	 modificaciones	 que
creas	oportunas.	Es	decir,	si	 te	sale	que	el	presupuesto	anual	para	 la	partida	de
telefonía	es	de	600	euros	y	crees	que	ese	importe	es	demasiado	elevado,	puedes
asignar	una	menor	cantidad	con	el	compromiso	de	reducir	esa	partida	buscando
la	mejor	solución	que	se	adapte	a	tus	necesidades.
Trabajar	con	presupuestos	anuales	da	mayor	amplitud	de	visión	y	permite
trabajar	mejor	las	partidas	puesto	que	permite	planificar	mejor	el	consumo.
Si	vemos	que	en	gasolina	tenemos	una	cantidad	que	nos	desagrada,	igual
podemos	 proponernos	 alternativas	 más	 económicas	 para	 nuestros
desplazamientos.	 Quizá	 no	 sea	 posible	 realizar	 un	 cambio	 para	 todos	 los
desplazamientos,	pero	a	lo	mejor	si	puedes	combinar	con	otras	opciones	que	te
sean	más	favorables.	Igual	es	hora	de	sacar	la	bici.
Si	 destinas	 cierta	 cantidad	 en	 la	 compra	 de	 ropa,	 puedes	 destinar	 una
cantidad	cada	mes	a	ese	concepto	o	puedes	realizar	las	compras	en	periodos	que
sepas	que	te	será	más	favorable.	Con	el	resto	de	partidas,	puedes	hacer	lo	mismo.
Ahora	 que	 ya	 tienes	 el	 presupuesto	 anual,	 no	 debes	 tener	miedo	 si	 un	mes	 te
gastas	300	euros	en	libros,	mientras	no	te	pases	del	importe	total	anual	que	tienes
destinado	a	ese	propósito.
Espero	 que	 hayas	 entendido	 el	 propósito	 de	 esta	 clave.	 Es	 importante
para	mí	que	 lo	domines	y	que	 lo	 realices,	puesto	que	 te	permitirá	planificar	 el
consumo	 y	 seguro	 que	 logras	 reducir	 algún	 que	 otro	 gasto.	 Ver	 los	 importes
anuales	es	más	impactante	y	te	hace	priorizar	mejor,	sobretodo	en	cosas	no	tan
necesarias.
Espero	que	en	breve	seas	un	maestro	en	la	elaboración	de	presupuestos.
Eso	 se	 consigue	 a	 base	 de	 repeticiones	 y	 adquisición	 de	 experiencia.	 La
perseverancia	aquí	es	un	factor	muy	importante	y	es	lo	que	marca	la	diferencia,
como	te	he	dicho	antes,	es	la	cualidad	del	ganador.
	
Te	pongo	aquí	una	hoja	de	presupuesto	de	ejemplo.
	
		
	
Ingresos
Gastos	 	
		
	
		
	
Nómina	21.600	€
Alquiler	piso	4.800	€
Intereses	Banco	60	€
	
	
	
	
	
Hipotecas	7.200	€	
Crédito	coche	3.000	€
Alimentación	5.020	€
Gasolina	1.000	€
Electricidad	900	€
Gas	150	€
Telefonía	600	€
Seguros	1.200	€
Farmacia	350	€
Dietas	400	€
Ropa	500	€
Ahorro	2.160	€
Fondo	1.080	€
Ocio	800	€
Reparaciones	400	€
Formación	1100	€
Viajes	600	€
	
		
	
		
	
Total	26.460	€
	Total	26.460	€ 	
		
	
Mensualmente	 puedes	 ir	 consumiendo	 de	 estas	 partidas	 que	 tienes
asignadas	anualmente,	pero	en	el	cómputo	anual	no	debes	sobrepasarlo.	Además,
debes	ir	controlando	que	los	ingresos	se	cumplen.
En	 caso	 de	 superar	 el	 importe	 total	 asignado	 a	 una	 partida,	 se	 puede
restar	 de	 otra	 o	 retirar	 fondos	 del	 fondo	 de	 emergencia.	 Depende	 del	motivo.
Espero	que	el	ejemplo	te	sirva.
	
5.	 El	seguro	y	el	crédito
	
“El	hombre	es	rico	desde	
que	se	ha	familiarizado	con	la	escasez”
Epicuro
	
Esta	clave	trata	sobre	el	crédito	y	el	seguro.	Del	crédito	hay	que	entender
bien	 de	 dónde	 sale	 y	 porqué	 es	 necesario.	 Aprenderás	 que	 son	 los	 seguros,
aunque	 seguramente	 ya	 lo	 sepas,	 pero	 desde	 la	 vertiente	 de	 protección	 de
nuestros	seres	queridos,	minimizando,	en	lo	posible,	lo	que	el	azar	nos	depara.
Aprenderás	 los	 tipos	de	crédito	y	 seguros	existentes,	cómo	se	hace	una
evaluación	 de	 riesgo	 frente	 a	 una	 solicitud	 de	 crédito	 y	 el	 porqué	 es	 idóneo
asegurar	nuestro	patrimonio	y	nuestra	familia.	Sin	más	rodeos,	empezamos	por
los	seguros.
	
	
El	Seguro
	
“Aquél	que	procura	asegurar	el	bienestar	ajeno,
ya	tiene	asegurado	el	propio”
Confuncio
	
Vamos	a	ver	las	principales	razones	por	las	que	es	necesario	contratarlos,
las	figuras	que	aparecen	en	los	seguros	para	que	los	entendamos,	la	tipología	de
los	seguros	y	las	recomendaciones	o	características	propias	de	cada	uno.
A	 los	 seguros,	 los	 pondremos	 con	 los	 gastos	 en	 nuestros	 presupuestos
mensuales	y	anuales.	Debes	cambiar	tu	visión	acerca	de	los	seguros	en	cuanto	se
considera	un	gasto	inútil.	Los	seguros	son	una	inversión.	Un	buen	seguro,	es	una
buena	inversión.	Vale	la	pena	dedicarle	tiempo	a	conocer	los	detalles,	coberturas
y	límites,	porque	el	día	que	lo	necesites	no	haya	sorpresas.
La	mayoría	de	todos	nosotros	desconocemos	la	situación	económica	en	la
que	quedarían	nuestros	seres	queridos	si	se	 tuvieran	que	enfrentar	a	 la	 tragedia
que	 supone	 la	 muerte	 o	 invalidez	 de	 alguno	 de	 los	 miembros	 de	 la	 familia,
sobretodo	de	los	que	aportamos	ingresos	al	hogar.
Por	ese	motivo,	es	importante	reflexionar,	y	aunque	la	muerte	puede	ser
un	tema	tabú,	el	bienestar	de	la	familia	debe	estar	por	encima	de	todo.	No	hay
nada	 más	 seguro	 en	 esta	 vida	 que	 nuestra	 muerte.	 De	 cómo

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