Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
7 Claves en Finanzas Personales Sandro Muñoz guru UniversidadDeMillonarios www.UniversidadDeMillonarios.org guru Texto escrito a máquina www.UniversidadDeMillonarios.org © Alejandro Muñoz Cabrisas, 2016 1ª edición: noviembre 2016 2ª edición: febrero 2017 Editado por Sandro M. Diseño y ediciones: Sandro M. Reservados todos los derechos www.3coma14.com ISBN-13: 978-1541066038 ISBN-10: 1541066030 Dedicatoria A mi compañera y mis hijos, que son mis mejores maestros. Índice de contenidos Índice de contenidos Prólogo Introducción 1. Objetivos, valoraciones y hábitos Metas y objetivos Sistema de valoración interno Transformación de tus hábitos 2. Control de finanzas Cálculo de tu precio por hora de trabajo Cálculo de Patrimonio Neto Cálculo de Estado mensual de flujo de dinero. Elaboración de presupuesto mensual 3. Ahorro ¿Dónde pongo mis ahorros? ¿Cuánto debo ahorrar? ¿Cuáles son los primeros objetivos del ahorro? Eliminar deudas Fondo de emergencia ¿Cómo creamos el fondo? 4. Elabora tu presupuesto anual 5. El seguro y el crédito El Seguro El crédito Tipos de créditos 6. Invertir Productos Financieros de Inversión Renta Variable Renta Fija Derivados Fondos de Inversión Estructurados Planes de Pensiones Seguros Divisas Diversificación Recomendaciones Donde no invertir 7. Edúcate y fórmate ¿Qué es la educación financiera? Invertir en ti mismo El cambio que estabas buscando Consumo responsable Recomendaciones consumo responsable 8. Epílogo 9. Sobre el autor Prólogo Este libro representa una singularidad, trata del ahorro y está escrito por una persona joven. Sandro Muñoz tiene 36 años cuando escribe esta utilísima obra. Singularidad por que las personas jóvenes en nuestra época no solemos ahorrar, no solemos preocuparnos por el ahorro. Él sí se preocupa. Sandro lleva muchos años dedicados a la contabilidad y a ayudar a la gente a controlar sus finanzas. Esta labor le permite conocer de primera mano la relación de la gente con el dinero. Sabe de la importancia que esto tiene para nuestras vidas y advierte una carencia en nuestra sociedad, no ahorramos lo suficiente. A partir de aquí decide ayudarnos con su trabajo. El libro permitirá de forma clara y sencilla a quienes se interesen por él alcanzar el conocimiento de su situación financiera, control presupuestario y la consecución de sus objetivos económicos. Obtendrán las herramientas necesarias para convertirse en ahorradores y dejar atrás su pasado de desconocimiento de su economía. Contiene 7 claves en las que estructura el proceso que debemos seguir. Debemos tener un objetivo, debemos valorar que estamos haciendo y utilizar los métodos propuestos, conseguirlo está en nuestra mano. Este proceso se corona con la formación, algo que nos hará más capaces, independientes y hará sentirnos seguros de nuestras decisiones. El ahorro es algo bueno para las personas. Nos ayuda en momentos de dificultad, nos fuerza a mejorar las decisiones de gasto y nos permitirá invertir en cuanto hayamos ahorrado lo suficiente. Este paso sencillo no sólo le ayudará a usted, ayudará a la sociedad en su conjunto. Tengamos en cuenta que el ahorro es la gasolina que mueve el motor de la nuestra economía: la productividad. Nuestro sistema económico se basa en conseguir hacer más, mejores y más baratas las cosas que producimos o los servicios que prestamos. Esa es la forma en que nosotros mejoramos el nivel de vida de la sociedad. Sin ahorro previo no hay incremento de la productividad, sin ahorro previo el empresario no puede comprarse esa máquina que le permitirá trabajar más rápido o mejor, sin ahorro previo no podrán dedicarse recursos a la investigación y mejora de procesos. Sin ahorro previo una familia no podrá comprarse el coche que necesita…sin ahorro previo no habrá crédito ya que los bancos no tendrán dinero que prestar. El ahorro es la base imprescindible para conseguir el incremento de la productividad. Para avanzar es necesario antes ahorrar. El ahorro debe ponerse en valor y esto es lo que pretende el autor, el dinero no debe malgastarse. Es importante y bueno tener dinero. Este libro es una gran idea, les va a ayudar. Sigan los consejos de que propone, está pensado para mejorarles la vida. Lluís Seguí Pons Introducción “La forma más rápida de doblar tu dinero es plegar los billetes y metértelos de nuevo en el bolsillo” Will Rogers Las finanzas nos afectan desde que nacemos hasta que morimos. Incluso ya nos afectan antes de nacer y siguen con repercutiendo después de morir. Las finanzas afectan a nuestra calidad de vida y condicionan cómo crecemos y las oportunidades que tenemos a lo largo de nuestra vida. En algunos casos, la economía doméstica marca el camino de nuestra formación, ocio, etc., pero en ningún caso deben convertirse en una limitante permanente. El consumo afecta directamente sobre nuestra economía y nuestras finanzas. Es decir, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Durante todo el día, y en casos, también por la noche, consumimos recursos que de alguna forma debemos pagar. Mucha gente dice que el dinero no le interesa, que no le importa, etc. Decir que a uno no le interesa el tema del dinero es mentirse a uno mismo e intentar evitar la responsabilidad que tiene cada uno respecto a si mismo y a los que con él conviven. Nos levantamos cada mañana para ir a trabajar para que nos paguen con dinero a final de mes. Nos levantamos cada mañana temprano, conducimos, pasamos por atascos, algunos vamos en trasporte público, etc. y sólo para ir a trabajar. Pues realizar todo este esfuerzo diario para ir a trabajar y decir que el dinero no nos interesa es algo muy contradictorio. Si no nos interesase el dinero, renunciaríamos a cualquier ascenso, y de no cobrar a final de mes tampoco sería un inconveniente, de hecho, si no te interesa, deja de ir a trabajar. El dinero no da igual. Es relevante y hay que asignarle el estatus que se merece en todas las fases de nuestra vida. Dicho esto, hay que reconocer que el dinero es tema tabú. No suele ser tema de conversación entre amistades, e incluyo, hay matrimonios en los que no se habla de él. Entre compañeros de trabajo cuesta creer que se comente el salario de cada uno. Incluso en familia no se habla de dinero, y pedirlo prestado entre amistades y familiares, por lo que a nuestra cultura se refiere, cuesta muchísimo. También le tenemos atribuido al dinero cierta magnitud de poder. Tener dinero es tener poder, por tanto, no tenerlo es símbolo de debilidad. Aquí se confunde bastante la capacidad de gasto con la capacidad de acumulación. Pues tenerlo es una cosa y disfrutarlo es otra. No es lo mismo tenerlo, que tener acceso a él. Uno significa ahorro y otro crédito. Tener mucho dinero tiene connotaciones negativas en nuestra cultura. Suele decirse que se es pobre pero feliz y que el dinero es para gastarlo. En eso podemos estar de acuerdo, el dinero es para gastarlo, pero no para malgastarlo. Hay que ser responsable con él. A nadie le importaría tener mucho dinero o tener más, pero pocos son los que trabajan para ese propósito. No al menos, de forma sostenida y con un plan específico a largo plazo. Con este libro aprenderás unas pautas muy sencillas que te ayudaran a conocer tu estado financiero mensual y a conocer cuáles son tus ingresos y tus gastos mensuales. Además, aprenderás porqué y para qué ahorrar, fijar objetivos para sanear y/o mejorar las finanzas personales y otros conceptos. Siempre hay algo que se puede mejorar y seguro que, mucho o poco, algo sacarás de este libro. No coincidiremos en todos los puntos de este libro,pero espero que despierte algo en ti, que te inquiete en algún punto y te lleve al menos a la concienciación. Espero que te haga reflexionar y te lleve a la acción. Ruego no te conformes, no te pares y sigas con el camino que tú decidas seguir. Mi propósito es ofrecerte herramientas, ideas y recursos para controlar y mejorar la economía doméstica. Así pues, espero que tengas la paciencia suficiente para terminar de leerlo. Sé de antemano que hay temas que no apasionaran, pero quizá es el precio a pagar por lograr ese resultado que buscas o necesitas. La Ley de Pareto dice que el 20% del esfuerzo genera el 80% del resultado. Entonces, aplicando sólo el 20% de lo que leas del libro obtendrás el 80% del resultado. La diferencia, es decir, el 20% restante para alcanzar el 100% del resultado será lo que marque la diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario, es decir, esa parte ‘extra’. De ti depende, tú eliges. 1. Objetivos, valoraciones y hábitos “La planificación a largo plazo no se ocupa de las decisiones futuras sino del futuro con las decisiones actuales” Peter Drucker Marcarse objetivos, valorar cómo valoramos y gozar de buenos hábitos es la primera clave que trataremos. La percepción interna que tenemos del mundo que nos rodea no es precisamente la mejor o la que mejores resultados nos puede dar. Veremos la importancia de fijar metas y objetivos, lo que es el sistema de valoración interno y también vamos a hablar un poco de los hábitos y cómo podemos cambiarlos. Actuamos en base a nuestros conocimientos y enseñanzas y, paralelamente, hemos adquirido unos hábitos que, por los motivos que sean, quizá no han generado los resultados que esperábamos. Hemos valorado algunas cosas porque así nos han enseñado. El cambio que buscamos y queremos realizar, en sí mismo, es un proceso. Para ello, debemos, en primera instancia plantearnos una meta y varios objetivos que nos lleven al logro de esa meta. El error más frecuente que cometemos cuando nos fijamos metas y objetivos es no concretar una fecha de cumplimiento concreta. Cuando ponemos una fecha de vencimiento sabemos que tenemos que realizar un esfuerzo diario para lograr ese propósito. Establecer metas sin fecha concreta es lo mismo que establecer metas imposibles de conseguir. ¿Cuantas metas te has propuesto y aun no has cumplido? ¿Tienen fecha límite? A partir de ahora, si no lo haces ya, ponte metas con fecha de consecución. Esto será el aspecto que más te ayudará a lograrlas. Una vez establecida la fecha sabes que debes ser tolerante con la misma. Saldrán dificultades o imprevistos incalculables, pero en función de lo que te suponga superarlos, puedes y debes corregir esa fecha. Te recomiendo que la modificación la realices cuando ya estés casi en esa fecha establecida. Si lo haces con mucha antelación a lo mejor lo pospones demasiado y procrastinarás. Un ejemplo sencillo de ello es cuando una pareja quiere casarse. Si dicen que van a casarse, pero no fijan una fecha límite, no se casan. Pero al establecer una fecha, se enfocan todas las acciones en el cumplimiento de esa fecha establecida. Quizá has llegado a este libro porque tienes un problema financiero o porque ves que te has quedado estancado, o quizá por el simple hecho de querer mejorar. A partir de aquí, te has propuesto el objetivo de solucionarlo o buscar al menos una solución o algo de luz al respecto. Empecemos pues por definir qué son las metas y qué son los objetivos. Metas y objetivos “El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños” Eleanor Roosevelt Una meta es un resultado deseado que una persona o sistema imagina, planea y se compromete a lograr. Y un objetivo, es la finalidad hacia la cual deben dirigirse los recursos y esfuerzos para dar cumplimiento a los propósitos. La finalidad de ambas es lograr un fin, un resultado deseado. La diferencia entre estos dos conceptos es el espacio y el tiempo. Las metas son más amplias, son principios que guían el proceso de toma de decisiones; por su lado, los objetivos son específicos, medibles, son pequeños pasos para alcanzar la meta. Las metas son más a largo plazo, te llevan a un fin a más largo plazo. Son más difíciles de medir y los objetivos son medibles y más concretos. Las metas ponen la mirada en el horizonte, y los objetivos se enfocan en los pasos para llegar a ese horizonte. Un ejemplo de ello sería fijar una meta en mejorar tus finanzas personales, y un objetivo para el logro de esa meta sería reducir los gastos en un 20%, o eliminar la hipoteca de tu casa en 10 años y no en 30. La meta es mejorar tus finanzas. Los objetivos pueden ser: incrementar ingresos en un 10%, reducir los gastos en otro 10%, formalizar un fondo de emergencia de 10.000 euros en 2 años y ahorrar 500 euros al año para los estudios de los hijos. Las metas y objetivos pueden compartir un fin deseado, la meta será más abstracta y los objetivos estarán alineados a la consecución de esa meta. Vemos que el fin de las metas y los objetivos establecidos van alineados. Ya sabemos que debemos fijar fechas para nuestras metas. Para el logro de esas metas, debemos fijar objetivos parciales que nos ayuden a acercarnos a ellas. ¿Es importante fijar metas y objetivos? ¿Lo has hecho alguna vez? ¿Quién decide si es importante o no lo es? Pues la respuesta es que depende de cómo valoramos las cosas en función de lo aprendido. Sistema de valoración interno “No es lo que tú tienes, sino como usas lo que tienes lo que marca la diferencia” Zig Ziglar La gente de éxito tiene un sistema de valoración distinto al nuestro. En una escala de valoración del 1 al 100, lo que nosotros podemos valorar en 100 en nuestro sistema de valoración interno, para personas de éxito puede tener el valor de 0. Quizá tener un buen empleo y bien remunerado para nosotros puede tener un valor de 100. Para una persona rica, puede que su valoración sea de 0. El concepto es que quizá la persona rica prefiera que tú seas su empleado y le aportes beneficios con tu trabajo a cambio de pagarte con un salario. Tu valoración de 100 es para un salario y su valoración de 100 es para los beneficios obtiene con tu trabajo. La diferencia radica en que tú deberás trabajar toda la jornada y él posiblemente no tendrá que hacer nada, o dedicarse a otras tareas. Todo depende que cómo funcione el negocio y su grado de maduración. Tú inviertes tu vida en obtener un salario, y él invierte en lograr un sistema que le aporte beneficios. Tu salario precisa de tu tiempo. Los beneficios de un sistema, como puede ser una empresa, no necesariamente requiere del tiempo del inversor. Lo relevante aquí es la información que tenemos y captamos. De pequeños nos van enseñando valores y valoraciones que debemos tener como si de un sistema de valoración común se tratara. Toda la información llega al cerebro. En el cerebro está la mente y esta funciona como una fábrica. Recibe la información como si fuera una materia prima y lo pone en la maquinaria de esa fábrica. Ahí la procesa, la separa y la guarda en diferentes cajones, donde proceda. Luego, el cerebro toma la información y la saca en forma de ideas, conceptos, etc. Pero primero hay que transformarla. Ante cualquier situación externa, que puede ser un grito, una alarma, un silbido, etc. nuestra mente lo identifica, lo interpreta, lo analiza y lo compara para decirnos exactamente de qué se trata. El problema radica en que lo compara con la información previa que tiene.Por eso, cuanta más información previa tenemos, más información nueva captamos. Es decir, al escuchar la sirena de la ambulancia todos sabemos que debemos facilitar el paso, puesto sabemos que se trata de una urgencia. Si nadie nos enseña que es una ambulancia, qué hace y porqué hace sonar ese ruido, no procesaríamos esa información como comúnmente la tratamos. Previamente hemos recibido una información referente a las ambulancias, las emergencias que cubre, por qué hace sonar las sirenas, etc. Luego cuando tenemos esa información, podemos actuar o nuestra mente nos hace actuar en base a esa información previa. De no ser así, al escuchar una sirena y ver una ambulancia con las luces encendidas y a toda velocidad pensaríamos que se trata de algún loco. La idea es que interpretamos toda la información que nos llega del exterior en base a la información previa que tenemos. Con los niños es más fácil verlo puesto que ellos de pequeños nacen sin información y van captando a medida que les vamos enseñando y ellos aprendiendo. Suele pasar cuando ven a un gato y ellos dicen que es un perro. Ellos no saben en esos momentos que hay perros, gatos, conejos, etc. Y por eso no hacen esa distinción. Les falta información previa (saber que existen perros, gatos, conejos, cabras, etc.) para poder hacer una valoración y comparativa de lo que perciben para identificarlo. Eso es lo que hace el cerebro, analiza toda la información, la interpreta, la analiza y la compara, trata de identificarla, etc. Como dice Jim Rohn, todos tenemos dentro de nuestro cerebro nuestro sistema de etiquetado o sistema de valoración, y procesamos la información no en base a cómo realmente es por sus características físicas, sino que lo hacemos por las características que le atribuimos en base a nuestro sistema de valoración. Por ejemplo, si a un niño le decimos que el comedor de casa es pequeño, él siempre dirá que el comedor de casa es pequeño. Se quedará con esa idea, independientemente que el comedor de casa sea de 10 ó 20 metros cuadrados. Cuando hablamos del comedor de nuestra casa, no decimos que es de 10’24 m2, decimos que es grande o pequeño. El niño no procesará la información de 10’24 m2, sino que se quedará con la idea que el comedor es pequeño. Etc. Lo mismo nos pasa de mayores. A todo lo valoramos. Y lo hacemos en base a la información que tenemos en nuestra cabeza. Es una función normal de nuestro cerebro. Funcionamos así. Por ejemplo, no valoramos la temperatura por los grados. No decimos que estamos con 18 grados centígrados de temperatura. Decimos que hace calor o que hace frío, independientemente de lo que diga el termómetro. Para unos la temperatura estará bien, para otros estará haciendo frío y para otros quizá haga calor. Cada uno procesará la información según su sistema de valoración interno y en base a la información previa que tenga. El mismo hecho será interpretado de diferentes formas. Automáticamente el cerebro valorará todo lo que tú le des. Nuestro sistema de valoración lo aprendimos de alguien. Nuestros padres, hermanos, maestros, profesores, amigos, abuelos, etc. Fuimos poniendo valor a las cosas que nos enseñaron que eran ‘importantes’. Fuimos clasificando qué era importante y qué no. Y así hemos crecido y llegado a donde estamos hoy. Hemos ido procesando todo en base a la información que tenemos y hemos dado valor a cosas porque nuestro sistema de valoración dice que es importante y hemos ido desechando cosas porque hemos decidido que no era importante. Todo en base a nuestro sistema de valoración. Cuidar el peso, unos lo valoran como importante, otros dirán que no es importante. Tener una carrera universitaria, unos dirán que es importante, otros dirán que no es importante. Vemos pues que un mismo hecho puede ser considerado desde diferentes puntos de vista en función del propio sistema de valoración interno. El problema aparece cuando realmente el sistema de valoración está al revés. Cuando decimos que algo es importante cuando realmente no lo es. Y al revés, cuando consideramos algo como no importante cuando realmente sí lo es. Y ¿Por qué lo hacemos así? Pues porque alguien nos lo enseñó así o porque así lo hemos aprendido. Por ejemplo, es más importante ver el futbol que aprender algo útil de un libro. No importa qué gana cierto deportista, pero sí que importa lo que gana el alcalde de tu pueblo. Son valoraciones que aprendemos de las personas que nos rodean. Cada uno tiene por sí mismo un sistema de valoración interno que alguien ha ido moldeando. Cuando dos personas o más coinciden en algo, lo que realmente ocurre es que coinciden los sistemas de valoración respecto a ese asunto, tema o cuestión. Es decir, no son las personas que coinciden, sino los sistemas de valoración de cada uno. Podríamos decir que todos los deportistas de élite tienen algo en común. Seguramente habrán valorado de la misma manera algunas cosas que otros no hemos hecho. Entrenar duro. Entrenar cada día. Aprender. No tirar la toalla, mejorar, cuidarse, no salir, sacrificio, perseverar… seguramente son aspectos que habrán valorado del mismo modo y que tú y yo no hemos hecho igual. Por eso ellos están donde están, y nosotros estamos donde estamos. En ese camino, alguien también les habrá enseñado a valorar. Su sistema de valoración es distinto al nuestro respecto a lo que el deporte y actividad física se trata. Al menos, a nivel profesional. Su entorno les ha moldeado ese sistema de valoración. La lista es interminable. Todo lo valoramos. El problema es como tenemos de acomodado el sistema de valoración. La cuestión es qué calidad tiene nuestro sistema de valoración. Todo esto es lo que representa nuestra filosofía. Es nuestro entendimiento. A todo este sistema de valoración y filosofía hay que añadirle la carga emocional. Las emociones nos hacen ver las cosas en función de cómo nos sintamos en el momento de procesar la información. Por ejemplo, al conocer a una persona nueva, si estamos alegres, tendremos más predisposición a que nos caiga bien. Si estamos alegres, a todos les pondremos cara de alegre y, por el contrario, si estamos enfadados, a todos les pondremos cara de enfadado. Si yo estoy enfadado pensaré que todos están enfadados. Las emociones hacen que todo se distorsione. Distorsiona nuestra percepción de la realidad, distorsiona la información que percibimos. La clave es mantenerse de forma ecuánime, equilibrada y no cargar nada con emociones. Es muy difícil. Las emociones pueden hacernos ver cosas que realmente no son. Lo mejor es tener la mente clara y valorar las cosas de forma clara. Eso determinará nuestras decisiones. Las decisiones son importantes porque nos llevan a la acción. Y una mala decisión puede hacer que realicemos una mala acción. Así funcionamos. Percibimos, valoramos, identificamos y reaccionamos. Lo combinamos con la emoción y le damos un sentido. A veces nos dicen algo con buena intención y lo interpretamos como un ataque. Eso se debe a la carga emocional. Si estamos enfadados, percibimos que todo lo que nos dicen es para fastidiarnos, sin que realmente sea así. Ya me entiendes. Pues bien, si una idea llega a nosotros lo primero que hacemos es valorarla en función a nuestro sistema de valoración interno. Imagina que podemos valorar esa idea de 1 a 100. Quizá nosotros valoremos que esa idea tiene un valor de 1, y quizá esa idea tiene realmente un valor de 100. Lo que para los que tienen éxito vale 100, para los que no tenemos éxito seguramente vale 1. Y lo que para los que tienen éxito vale 1, para la gente que no vale 100. Estamos ante sistemas de valoracióndiametralmente opuestos. Aquí es cuando debemos corregir para progresar. Aquí es donde hay que aprender qué ha valorado la gente que tiene lo que yo quiero conseguir. Como valoran eso. Casi sería conveniente preguntarle cómo valoran todo. Para ver su idea y sistema de valoración. Y copiarlo. Es bueno copiar las cosas buenas. Hay algunos que el título universitario vale 100 y tener un negocio vale 1. Y hay otros que tener un negocio lo valoran en 100 y tener un título universitario 1. Si no estamos obteniendo los resultados que deseamos debemos cambiar algo. Ese algo pueden ser los valores. Corregir tu sistema de valoración. Es importante tener un sistema de valoración correcto. Y para cambiar el sistema de valoración interno, hay que cambiar la información que tiene para que procese de otra forma la nueva información que le llega. Hay muchísima gente que lo da todo por tener un salario y no hace nada por tener un negocio. El salario le aportará cierta cantidad de dinero y el negocio le puede dar tres veces ese salario. Por el salario estudiamos carreras y nos esforzamos para tener un buen currículum, etc. Pero para hacer crecer un negocio, o al menos valorarlo, pocos son los que destinan algo de tiempo en estudiarlo o buscar alternativas a la situación actual. Hay una reflexión acerca del dinero y el tiempo que dice: ‘cuanto más dinero tienes, más tiempo tienes para ganar más dinero’ y lo mismo ocurre al revés, ‘cuanto menos dinero ganas, menos tiempo tienes para ganar más dinero’. Muchos trabajamos pensando en nuestra jubilación. Estamos como locos y obsesionados en cotizar por tener una buena jubilación. Lo único que hacemos para la jubilación es cotizar, buscar un empleo e intentar mantenerlo. Y poco hacemos para hacer inversiones en activos que puedan garantizarnos nuestra jubilación. Delegamos en otros la responsabilidad de nuestra jubilación. Poco hacemos en buscar si hay alguna alternativa. ¿Esperas a que alguien venga a decírtelo? Entonces, nuestro sistema de valoración es nuestra filosofía. Somos muchos que recibimos la misma información: fuimos a la misma escuela, nos enseñaron lo mismo, pero al tener diferentes sistemas de valoración, hacemos cosas diferentes y obtenemos resultados diferentes. La filosofía de cada persona es el factor determinante más grande de cómo funciona su vida. Es como la posición de la vela en un velero. El viento sopla en la misma dirección para todos, pero los veleros van en direcciones diferentes. Con el mismo viento hay veleros que van de norte a sur y otros de sur a norte. ¿Cómo es posible? La respuesta es que, es posible de acuerdo a cómo orientes tú la vela en el velero, y el mismo aire que a unos los lleva en una dirección, a ti, te puede llevar incluso en la dirección totalmente opuesta a ellos. Lo importante es como orientas tú la vela. La orientación de la vida es tu filosofía. El viento de las circunstancias puede soplar en la dirección que quiera, que tú, en función de cómo orientes la vela vas en la dirección que tú quieres. La clave es que tú no tienes porqué ir en la dirección del viento. Cambiando el sistema de valoración, cambias tu sistema de percepción. Bajo la misma información, la procesas y tratas diferente. Te das cuenta que tienes control sobre lo que vas a hacer. Lo que hagas hoy no depende de tus circunstancias, sino de lo que tú hagas, de tu actitud frente a esas circunstancias. Tú tienes el control de la información que entra en tu filosofía. Tú decides si la información del telediario es buena información o no. La clave es aprender lo máximo que puedas. Que aprendas. Que obtengas nueva información y que esa información sea buena, de calidad. Aprende, aunque sea un poco cada día. Obtendrás nueva información que te permitirá procesar la información que percibas de forma diferente. La mente no la puedes cambiar, la mentalidad sí. Actúa. Transformación de tus hábitos “Las personas exitosas son simplemente personas con hábitos exitosos” Brian Tracy Los hábitos comienzan con un patrón psicológico que consta de tres partes. A estas tres partes se las llama 'bucle del hábito'. La primera parte del 'bucle del hábito' es el gatillo o señal. Esta señal o gatillo le indica a tu cerebro que se ponga en modo automático. La segunda parte del bucle comienza cuando ocurre el comportamiento como tal. Y la última parte del bucle es la recompensa, es lo que tu cerebro disfruta. Un bucle de hábitos trabaja a nivel subconsciente. Hay muchas investigaciones que dicen que somos un cúmulo de hábitos y procesos que hacemos de forma inconsciente. Hay también investigaciones que indican que el 90% de lo que hacemos en nuestra vida es repetitivo, y que un 40% de lo que hacemos en un día no sabemos muy bien porqué lo hacemos. Un mal hábito tiene un efecto perjudicial en tu vida, y también quizás, en la de quienes te rodean, pero por alguna razón sigues con él. Normalmente nos sentimos mal con los malos hábitos, pero igualmente cedemos cuando se produce la señal. Los malos hábitos son un efecto secundario de la naturaleza humana. La mejor manera de terminar con los hábitos que no nos gustan es identificándolos, identificar las causas que lo producen e identificar los factores desencadenantes. Luego, se debe reemplazar ese hábito por otro que sea beneficioso y satisfaga la misma necesidad del hábito que queremos cambiar. También en necesario tomar medidas para que esa nueva rutina perdure a largo plazo. Cambiar un hábito es diferente a incorporar uno nuevo. Son caminos diferentes. Los hábitos, en sí mismos, no pueden eliminarse. Da igual que sean buenos o malos, únicamente se pueden reemplazar por otros, mejores o peores. El cerebro no tolera el vacío de quitar un hábito, hay que poner algo en su lugar. De todas las cosas que vamos haciendo durante el día, o cosas que debemos hacer por obligación, las que de alguna forma nos dan placer y nos gustan, las convertimos en hábitos. Por el efecto de repetición vamos incorporando una serie de hábitos en nuestro cerebro. Con el proceso de repetición asimilamos el hábito. Al querer eliminar el hábito no podemos porque a nuestro cerebro no le gusta dejar un vacío. Por eso, lo mejor es reemplazar el hábito. Hay que dar un complemento que compense la aportación del hábito que queremos eliminar. Repetir y repetir hasta que el cambio se reemplace. Hay cuatro elementos que nos ayudan en el proceso de cambio de hábitos. El primer elemento para cambiar un hábito es ‘un por qué’. Quien tiene un porqué tiene un compromiso consigo mismo. Cuando tienes un porqué es más fácil hacerlo. Ese porqué es distinto en cada persona. Un porqué puede ser la salud, un porqué puede ser por amor, un porqué puede ser por respeto, etc. El segundo elemento para poder cambiar un hábito es la visualización. Visualizarte a ti mismo de cómo eres ahora y qué estás haciendo, para posteriormente visualizarte cómo quieres llegar a ser. Visualízate de cómo eres ahora, si estás gordo, sin dinero, sin estudios, fumando, etc., toma conciencia de donde estás ahora mismo; y posteriormente visualízate cómo quieres o qué quieres ser: visualízate más delgado, con más energía, con abundancia de dinero, sin fumar, o con ese negocio que te gustaría abrir, etc. Es un efecto de programación. Si este ejercicio lo haces antes de ir a dormir dejas al subconsciente trabajando. El tercer elemento es no dejar vacío de compensación al cerebro por la eliminación de un hábito, hay que reemplazarlo por otro, no eliminarlo. De no ser así, no se consigue. Recuerda, los hábitosno se eliminan, sólo pueden reemplazarse. Donde antes hacías unas cosas ahora debes hacer otra. Esa es la idea. Cuarto elemento y muy importante, no debes permitir que se den las señales que lo conectan con el hábito anterior que estás reemplazando. Por ejemplo: evitar ir al bar si es donde bebes, no comprar comida basura en el supermercado si quieres eliminar el hábito de comer comida basura, evitar pasar por la panadería donde compras esos dulces, etc. Seguro que entiendes muy bien lo que te quiero transmitir. Así evitas las señales y disparadores que te empujaban a ese hábito. Así evitas al cerebro asociarse con el antiguo placer que obtenía como recompensa del hábito anterior. Al final, lo que consigues al cambiar un hábito es que desencadenas alrededor de tu vida otros hábitos que empiezan a acompañarte. Por ejemplo, quien logra ir al gimnasio y lo asimila como un hábito normal en su vida, a ese hábito le acompaña otro y que es que empieza a alimentarse mejor, empieza a beber más agua, y se siente mejor. Al final, lo que consigues es cambiar tu vida. Los pasos para terminar con cualquier mal hábito son: 1. Conocimiento, 2. Sustitución, y 3. Prevención. El proceso de cambio de hábitos es muy laborioso y puede que a ti en particular te sea muy costoso. En este capítulo has aprendido que los hábitos son reemplazables, y que todos los hábitos que tu tengas que creas conveniente reemplazar, sepas que puedes hacerlo. Si tienes muchos, mejor que te centres en uno e intentes cambiarlo. Al lograr ese cambio te verás satisfecho por haber logrado tu propósito y tendrás más fuerzas para el siguiente. Si intentas hacerlo con varios a la vez, a lo mejor te invade la frustración de ver pocos cambios. Algunos serán más fáciles de reemplazar que otros. A lo mejor habrá alguno del que necesites ayuda externa. Por ello tampoco debes sentirte mal, peor es no hacerlo si el hábito es perjudicial. Si tienes un porqué, eso te llevará como mínimo a la mitad del camino. Espero que hayas reconocido algunos de los malos hábitos, o hábitos no beneficiosos, que puedas reemplazar por otros más productivos o interesantes. Quizá creas que tiene poco que ver con tus finanzas personales, pero si no lo has hecho ya, pronto te darás cuenta que sí. Los pequeños gastos, esos que normalmente dan respuesta a malos hábitos pueden llegar a ser los gastos más grandes. Es lo mismo gastarse cincuenta euros en una comida (que puede considerarse un precio excesivo), que comprarse veinte cajetillas de tabaco. También puedes gastarte esos cincuenta euros en comida, pero si la comida es saludable o no, puede depender de tus hábitos alimentarios. El coste económico por la comida puede ser el mismo, el coste de tu salud no. En este capítulo hemos visto la primera clave de tus finanzas personales: los objetivos y metas, tu sistema de valoración interno y los hábitos. Esta clave es muy potente y tiene que ver mucho en cómo eres tú como persona y en cómo puedes ser quién tú quieras ser. El simple hecho de interesarte en mejorar tus finanzas personales ya te predispone al cambio. Aquí has aprendido que mucho de lo que has estado haciendo hasta el día de hoy está provocado por la influencia que has tenido a lo largo de tu vida, por la información y educación que has recibido, por los hechos culturales y por el haber adquirido unos hábitos en tu forma de ser y en tu filosofía de vida. Aquí ves que tienes la capacidad de decidir qué quieres ser y cómo vas a lograrlo. No esperes a que cambie todo lo demás. Eso no pasará. Cambia tú. Cambia cómo ves tú las cosas. Ya tienes parte de las herramientas. 2. Control de finanzas “Lo peor que puedo hacer es hacer lo mismo que hace todo el mundo. Odio eso” Arnold Schwarzenegger La segunda clave está en saber dónde estamos, controlar qué hacemos y proyectar qué queremos hacer con nuestras finanzas. Aprenderás cuál es el precio que tiene actualmente tu vida, aprenderás a calcular tu patrimonio neto y calcularás cuáles son tus entradas netas de efectivo. Aprenderás a clasificar tus ingresos y gastos y a establecer un límite mensual con las hojas mensuales de presupuesto. Cuando tengas todos los gastos controlados y seas capaz de realizar la hoja mensual de presupuesto, podrás realizar una previsión anual de gastos en base a los ingresos también anuales, pero eso, al ser un paso posterior lo veremos en la clave del capítulo 3 de elaboración de presupuesto anual. Un ejercicio de concienciación de lo que te cuesta ganar dinero te ayudará a darle mayor valor, tanto al dinero que ganas como a tu tiempo. Lo primero que te propongo es que intentes calcular por cuánto intercambias tu tiempo. Es decir, qué valor monetario tiene una hora de tu vida en el mercado laboral. Cálculo de tu precio por hora de trabajo “Recuerda, hoy es el mañana acerca del cual te preocupabas ayer” Dale Carnegie Me gustaría que dedicaras unas horas de tu vida a analizar cuál es tu precio por hora de trabajo. Parece una tontería, pero seguramente no lo sabes. Este ejercicio te lo pido para que seas consciente de lo que cuesta ganar el suelo a final de mes y que valores después, en horas, los caprichos o gastos innecesarios fácilmente evitables. Este ejercicio te ayudará a reconsiderar esos gastos. Un método sencillo de cálculo es dividir el ingreso neto de tu nómina por las horas trabajadas del mes. Fácil. Habría que considerar el importe bruto que es por el que se tributa, pero vamos a dejarlo con el importe realmente disponible ya que es el que efectivamente podemos destinar a consumo, ahorro e inversión. Vamos a hacer un ejemplo muy sencillo. Supongamos que nuestra nómina neta es de 1.400 euros. Si trabajamos de lunes a viernes, nos salen unos 22 días de trabajo al mes. Haciendo la división de los 1.400 euros por los 22 días de trabajo, resulta que cobramos 63’63 euros por día. Si cada día trabajamos 8 horas, el precio por hora es de 63’63 euros al día entre 8 horas, esto nos da la cantidad de 7’95 euros la hora. Ya sé que es una forma muy rudimentaria de calcular nuestro precio por hora de trabajo. Pero la cifra que te resulte, igual te incomoda. Igual piensas que un salario de 1.400 euros está muy bien, pero si lo pasamos a precio por hora, a lo mejor ese salario ya no nos gusta tanto. También se da con mucha frecuencia, que dedicamos muchas más horas que las típicas 8 horas diarias. Si además añadimos que para desplazarnos al trabajo destinamos 1 ó 2 horas diarias, puedes añadirlas a la operación. Incluso puedes restarle el coste que te supone ir a trabajar si efectivamente lo tienes. Este coste puede ser la cantidad mensual que destinas de gasolina si vas en coche, el coste del abono de tren o metro, etc. Otros costes que podrías restar a tu nómina neta son los de dietas, revisiones de coche, etc. De alguna forma son costes directos que tienes sólo por el hecho de ir a trabajar. Lo que se pretende con este ejercicio es que tomes conciencia de lo que cuesta ganar dinero y con qué facilitad lo gastamos. Debes incorporar esta información a tu sistema de valoración. Otro ejercicio que te propongo hacer una vez tengas el precio por hora de tu trabajo, es convertir tus gastos en horas. Por ejemplo, un gasto mensual que tengas en cuotas de 50 euros, convertido a horas a un valor de 7’95 euros la hora, resulta un poco más de 6 horas de trabajo. Casi una jornada para sólo para ese gasto. Espero que puedas calcular el precio de tu hora de trabajo y que la valores. No debes enfadarte por el resultado, el ejercicio no es ese. El ejercicio es tomar conciencia de tu esfuerzo y de la valoración que haces tú mismode ese esfuerzo. Cálculo de Patrimonio Neto “Es duro fracasar, pero es todavía peor no haber intentado nunca triunfar” Theodore Roosevelt Para poner un punto de partida, es interesante conocer de dónde partimos, conocer cuáles son tus recursos y tus obligaciones. Por ello, vamos a calcular el patrimonio neto. Este ejercicio ayuda a situarte, ver dónde estás, para decidir hacia dónde quieres ir. Como si estuvieras perdido en una gran ciudad y te acercaras a un mapa de esos que indican ‘usted se encuentra aquí’. Eso es lo que buscas con este ejercicio. Luego, cuando ya estés situado en ese mapa, podrás decidir a dónde quieres ir y tomarás decisiones, con la información que tengas de si vas andando, en taxi, autobús, etc. A partir de aquí debes empezar a trabajar tú. Es un ejercicio muy sencillo pero complicado. Es muy fácil hacerlo, la verdad no tiene complicación alguna, lo complicado es tener la suficiente voluntad o coraje para hacerlo. Para poder hacer bien este ejercicio, que es muy importante, vamos a calcular el valor neto de nuestro patrimonio. El resultado no es importante, no es importante que tu patrimonio sea grande o pequeño. Lo importante es lo que haces con él y lo que vayas a hacer a partir de ahora. Aunque el nombre de patrimonio neto te dé un poco de respeto, verás que es algo muy fácil de calcular. Mi propuesta es que lo vayas calculando mensualmente puesto que es algo dinámico. Es decir, puede cambiar, y de hecho, vas a trabajar para cambiarlo. El patrimonio neto es la diferencia entre nuestros activos y nuestros pasivos. Para ponerle una fórmula, esta podría ser así: Patrimonio Neto = Activos – Pasivos Estos conceptos son los que se utilizan en las empresas y negocios, tanto para los grandes como para los pequeños. Es algo que funciona, que sirve para medir el estado de una empresa en un momento determinado y nosotros lo vamos a utilizar para nuestra economía. No es algo que haya inventado yo. Está probado su funcionamiento. Dicho esto, vamos a calcular tu primer estado de Patrimonio Neto. Pon, en una hoja, separada en dos columnas tus activos y tus pasivos. Suma el total de cada columna. La diferencia que te dé de restar el total de pasivos al total de tus activos, será tu patrimonio neto en la fecha que lo realices. Es tan sencillo como eso. Te propongo a continuación un ejemplo de plantilla de esa hoja para el cálculo del patrimonio neto. Activos Pasivos Total Activos Total Pasivos Patrimonio Neto = Conceptos a considerar Activos: - Saldos de cuentas de banco (todas en las que haya saldo, de cualquier tipo). - Saldos de cuentas de inversión (fondos de pensión, acciones, opciones, etc.). - Saldos a cobrar o que nos devuelvan (préstamos a terceras personas: amigos, familiares, etc., depósitos realizados y fianzas a nuestro favor. - Participaciones directas en acciones y/o participaciones en empresas. - Bienes inmuebles que no sean la vivienda habitual (casas, apartamentos, terrenos, parkings, etc.). No son activos y no debes incluirlo: - Coche propio, ropa, electrodomésticos, mobiliario, etc. O son bienes de poco valor o te traerán demasiado trabajo valorarlos cada mes. Pasivos: - Deudas a corto plazo: tarjetas de crédito, cuotas de pagos procedentes de financiación de compras, préstamos de amigos y/o familiares, etc. - Deudas a largo plazo: hipotecas, préstamos bancarios. Patrimonio El patrimonio es la diferencia entre el saldo total de activos menos el importe total de los pasivos. Eso, arroja un número. Hay que hacer un par de aclaraciones. La primera es que si tenemos algún artículo de elevado valor sí que debemos recogerlo en la hoja de Activos. Otro aspecto a tener en cuenta es que el importe que refleje el patrimonio neto no es lo que tú vales como persona. Tu riqueza interna es mucho más importante que tu riqueza externa. Tú vales más que cualquier número. Tu patrimonio financiero no es la calificación de éxito en tu vida. Además, mucha gente tiene un patrimonio neto positivo o negativo por lo que ha heredado o por cualquier circunstancia de la vida. Y ya sabes que las circunstancias no las podemos cambiar, pero si nuestra actitud frente a ellas. No le des mayor importancia de la que deba darse al número resultante. Es sólo un punto de partida. Esta información la puedes utilizar incorporándola a tu sistema de valoración. Dale mayor importancia a cómo vas a tratar y trabajar a partir de ahora. Para ello, pasaremos al siguiente ejercicio que también debes realizar cada mes. Así pues, el patrimonio es la cantidad de dinero que te quedarías si vendieras todas tus posesiones y liquidaras todas tus deudas. Observa que comprar cosas a crédito no te da más patrimonio. Además, los bienes que adquieres suelen depreciarse y perder valor con el paso del tiempo, las deudas en cambio no, siguen ahí. Cálculo de Estado mensual de flujo de dinero. “Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco” Benjamin Franklin Este ejercicio también es muy sencillo y complicado a la vez. Se hace igual que el anterior, pero con los ingresos y gastos. Un hábito indispensable para el control de finanzas personales es controlar todos los ingresos y TODOS los gastos. Todos son TODOS. No hay que restarles importancia a los pequeños gastos pues son todo lo contrario. Los pequeños gastos son los más importantes porque, sin hacer ruido, son los que nos quitan dinero, poco a poco, sin que nosotros les reconozcamos su relevancia al cabo del mes. Además, normalmente son los más difíciles de controlar. Como habrás intuido ya, debes registrar todos y cada uno de los gastos que tengas. Realiza, con el mismo esquema que el ejercicio anterior, una relación de ingresos y gastos mensuales para saber si a final de mes, tienes un saldo favorable (ahorro) o si, por el contrario, tienes un saldo negativo que te consume ahorros o te induce al crédito (déficit). A esto le llamaremos Estado mensual de flujos de dinero. En las empresas se le denomina flujos de caja o cash flow. Es conveniente clasificar los gastos e ingresos según su origen o finalidad. Hay que registrar todas las partidas que quieras controlar. Hacerlo con mayor o menor detalle depende de la calidad de la información que quieras tener al finalizar el año. Aquí tienes un ejemplo de la hoja. Se parece mucho a la del patrimonio del ejercicio anterior. Ingresos Gastos Total Ingresos Total Gastos Estado mensual = Conceptos a tener en cuenta Ingresos Ahora vamos a realizar una lista de los ingresos. Periodicidad (mensual, trimestral, semestral, etc.). Debes anotar los ingresos efectivamente adquiridos, si tienes ingresos semestrales, debes anotarlo en la hoja del mes que efectivamente se materializa el ingreso. Ejemplos de fuentes de ingreso: empleo, autoempleo, dividendos, intereses, rentas por alquiler. Suma todos esos ingresos. Gastos Realiza también una lista de los gastos. Anótalos todos. Todo lo que signifique una salida de dinero. Aquí está la clave. Este punto es muy importante, nos permite saber hacia dónde va el dinero. Ejemplos: Donaciones. Supermercado Cosméticos Combustible y/o transportes Electricidad Agua Alquiler o pago de hipoteca Teléfono, internet, TV por cable Ropa Seguros (vida, hogar, etc.). Educación hijos Gastos médicos/farmacia Ocio (gimnasio, cine, teatro, dvds, cd’s, etc). Reparaciones (automóvil, casa) Comisiones bancarias Suscripciones Salidas a comer Etc. Este apartado es sumamente importante. Es dondehay que reflejar todo. Cuando digo todo, es todo. Es difícil de controlar, pero hay que adoptar este hábito. Recuerda, anota todo lo que provoca una salida de dinero de tu bolsillo. Incluso cuando consideremos que esa salida es insignificante. Si el resultado del estado mensual de flujo de dinero es positivo, indica que ese mes tenemos superávit y podemos ahorrar. En caso contrario, si el estado mensual de flujo de dinero es negativo indica que hemos consumido de nuestros ahorros o que necesitamos crédito. Entiendo que los dos ejercicios que te propongo son muy simples y sencillos. Lo difícil es ser constante. De aquí viene eso de que lo difícil es lo sencillo. También es muy fácil no hacerlo. Por eso puede costar. Hay varias técnicas para registrar toda la información. Creo que una buena opción es poner en un sobre todos los tiques y facturas de cada mes, para después registrar los saldos en una hoja de cálculo en el ordenador. El tratamiento de datos en el ordenador te permitirá hacer gráficos que visualmente son muy potentes. En cualquier caso, lo importante es registrarlo y tener el saldo mensual. Recoger toda esta información permite al cabo de un año, hacer un balance de ingresos y gastos que nos permitirá tomar medidas correctoras para mejorar nuestro consumo y nuestra capacidad de ahorro. Esto nos lleva al siguiente punto que no es otro que el de elaborar presupuestos mensuales con la información que tenemos de nuestros ingresos y gastos. Elaboración de presupuesto mensual “Las oportunidades pequeñas son el principio de las grandes empresas” Demóstenes Si has llegado a este punto estamos de enhorabuena porque has realizado la parte más difícil que es la de recoger y anotar todos los gastos e ingresos. Elaborar una hoja de presupuesto mensual, te permitirá empezar a registrar tu capacidad de ahorro y empezarás a realizar un fondo (o más) a destinar a emergencias o algún propósito que tengas a más largo plazo. El presupuesto mensual te debe permitir llegar a fin de mes con premisa de que tu dinero rinde mejor, que está controlado y que no se destina a gastos innecesarios. El presupuesto en sí mismo, es una planificación de las partidas e importes donde vamos a realizar el gasto en función de la persistencia de los ingresos. Es la cantidad de dinero calculado para hacer frente a los gastos generales de la vida cotidiana, de un viaje, etcétera. El presupuesto es un plan que expresa de manera cuantificable cómo vas a administrar los ingresos con la finalidad de garantizar la sostenibilidad. El primer objetivo que debes fijar es que los gastos no sean superiores a los ingresos. Debes planificar el consumo con la premisa que no vas a gastar más de lo que ganas. Si así fuera, estarías incurriendo en déficit y tendrías que cubrir ese déficit consumiendo ahorros o mediante crédito. Esta situación no es deseable y es la que trae problemas. Además, impide progresar y planificar otras metas más deseables. Para realizar el presupuesto mensual, cogemos el cálculo mensual de flujo de efectivo que hemos calculado anteriormente. La información que contiene esa hoja te servirá para realizar presupuesto para los siguientes meses. Vamos a considerar que los ingresos que tienes mensualmente son constantes y sostenidos. Los gastos que has anotado en la hoja de cálculo mensual de flujo de efectivo debe servirte de referencia para hacer el presupuesto de los siguientes meses. Eso quiere decir que, si has gastado cierta cantidad de dinero en hipoteca, esa cantidad debe mantenerse para los meses posteriores. Lo mismo debes hacer con los consumos de energía, reparaciones, supermercado, etc. La idea es asignar a cada gasto una cantidad de dinero e intentar cumplir, mes a mes, con esa cantidad asignada. Para la elaboración de presupuestos, es recomendable asignar una cantidad. Así valorarás si evoluciona favorablemente o no. El siguiente paso es hacer el balance de ese presupuesto que estás preparando. Resta, de los ingresos que has previsto, los gastos que has planeado. Si el resultado es positivo estás en el camino correcto. Eso significa que estás elaborando un presupuesto con excedente de ingreso, lo que te permitirá ahorrar. Si no es así, revisa los importes y partidas planeadas en el presupuesto para ajustarlo. Debes identificar, tanto en la hoja de cálculo mensual de flujo de efectivo como en la hoja de presupuesto mensual cuáles son los gastos necesarios y cuáles son innecesarios. Hay que priorizar claro está, por los gastos necesarios. Los gastos innecesarios deben reducirse, y al ser posible, eliminarse. Quizá se trata de algún hábito que debas cambiar, o algo que debas analizar y volver a valorar. ¿Te acuerdas del capítulo donde te hablaba de los hábitos y del sistema de valoración interno? ¿Tienes gastos de los que debas valorar su necesidad? En verdad, para vivir necesitamos muy poco. Intenta valorar menos lo material. Valora el coste beneficio y reduce el gasto donde puedas, eso, irá en tu beneficio. Te pongo aquí una hoja de presupuesto de ejemplo. Ingresos Gastos Nómina 1.800 € Alquiler piso 400 € Intereses Banco 5 € Hipotecas 600 € Crédito coche 250 € Supermercado 300 € Gasolina 100 € Electricidad 150 € Gas 50 € Telefonía 50 € Seguros 110 € Farmacia 60 € Dietas 100 € Ropa 60 € Ahorro 180 € Fondo 90 € Yoga 50 € Reparaciones 50 € Otros 5 € Total 2.205 € Total 2.205 € Mensualmente no debes gastar más de lo presupuestado para mantener el equilibrio. 3. Ahorro “Ahorrar no es sólo guardar, sino también saber gastar” Anónimo Es importante, y pocos lo hacen, presupuestar el ahorro mensualmente. En este capítulo hablaremos de la tercera clave, que es el ahorro. Podemos definir el ahorro como la parte del ingreso que no destinamos a consumo. Es la diferencia que hay entre los ingresos y los gastos. Ahorro = Ingresos – Gastos Es la cantidad de dinero que ingresamos y que no gastamos, y que, además, podemos guardar para usarlo en el futuro. El ahorro, es el hábito de guardar una parte de nuestro ingreso para conseguir una meta, cumplir un sueño o crear un fondo (o más) que nos permita afrontar alguna emergencia o imprevisto. Hay muchas razones para ahorrar, entre ellas, adquirir una casa, la educación de los hijos, gastos inesperados de salud o enfermedad y/o accidentes, la creación de un fondo para cuando nos jubilemos, etc. Los ahorros ayudan a alcanzar metas financieras, acumular bienes y minimizar riesgos. Además, nos ayudan a controlar los ingresos, a darles valor. El ahorro fortalece el bienestar de la familia, incrementa la estabilidad económica personal, familiar y patrimonial. También permite una distribución más eficiente del consumo a través del tiempo ya que se obtiene mediante la disciplina de hacer un presupuesto. Ahorrar significa cumplir objetivos: eliminar deudas, compra de una casa, un coche, viajes, etc., y otros sueños que queremos y debemos cumplir. Esos objetivos que se logran con el ahorro pueden ser tanto de consumo como de necesidad. Como, por ejemplo, crear un fondo de emergencia. Los objetivos del ahorro son diferentes para cada persona y varían en función de la edad que se tenga. No se ahorra por la misma finalidad a los 20 que a los 30, ni a los 40. Eso está claro. El ahorro, debe ser sistemático y constante y requiere que se haga con disciplina y constancia. Esto nos ayudará a reunir la cantidad necesaria para conseguir nuestras metas y cumplir nuestros objetivos.No importa cómo se empieza ni la cantidad inicial. La constancia y disciplina ya lo harán crecer. Una recomendación que te hago es que de los ingresos mensuales destines el 10% al ahorro, y otra recomendación igual de importante, es que destines una cantidad fija mensualmente a crear un fondo de emergencia. Ahora que ya tienes realizado la hoja mensual de flujos de efectivo y has realizado tu presupuesto mensual en base a esa hoja de flujos, te ruego que modifiques tu presupuesto mensual e incluyas una partida para la creación de un fondo de emergencia. De esta forma, cada mes, debes tener controlado qué importe destinas o estás dispuesto a destinar a cada partida de gasto y debes retirar, antes de realizar cualquier gasto, ese porcentaje que te has establecido al ahorro y otro en la creación de un fondo de emergencia. ¿Dónde pongo mis ahorros? “Un hombre sabio debe tener al dinero en su cabeza, pero no en su corazón” Jonathan Swift Se conoce que hay dos tipos de ahorro según dónde se guarde el dinero. Existe el tipo de ahorro formal y el ahorro informal. Al tipo de ahorro informal se lo conoce como al que guarda el dinero en casa, ya sea en la caja fuerte, debajo del colchón, en una caja de galletas en la cocina, etc. Este tipo de ahorro no es el más deseado puesto que nos arriesgamos a que el dinero se pierda. El tipo de ahorro formal, consiste en guardar nuestro dinero en una institución financiera mediante algún producto financiero destinado a ello. Este tipo de ahorro permite obtener garantías, puesto que legalmente este dinero está protegido, y aunque la institución financiera quiebre, los depósitos están garantizados con un límite muy elevado. ¿Cuánto debo ahorrar? “No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta” Vincent Van Gogh Lo ideal, de entrada, y lo que se suele recomendar, es el 10% de los ingresos mensuales. También depende de nuestra capacidad de ahorro, de nuestra voluntad y de la prisa que tengamos para la consecución de alguna meta que nos hayamos propuesto. Hay que tener en cuenta que el ahorro va delante de cualquier gasto. Primero hay que separar la cantidad que vayamos a destinar a ahorro, y después se destina el resto a gasto y consumo. Se tiene la vaga idea que el ahorro es lo que queda después de haber realizado todos los gastos. Ese método no funciona. Primero el ahorro, después los gastos. Parece una tontería, pero es importante si se desea tener una constancia y disciplina en el ahorro. A lo largo de la vida laboral se recomienda también ahorrar para nuestra jubilación. Cuando nos jubilemos, no tendremos el mismo nivel de ingresos que durante nuestra vida laboral, por lo que tendremos que ajustar drásticamente nuestro nivel de vida en aquel momento o echar mano de nuestros ahorros. Cuando antes se empiece a ahorrar, menor será el esfuerzo que tengamos que hacer en el futuro. Hay diferentes tipos de productos que fomentan este tipo de ahorro. Todo va en función de su fiscalidad y del tipo de riesgo que se quiera asumir. Más adelante hablaremos de los tipos de productos o vehículos de inversión. Esta clave es la del ahorro. La cuenta de ahorro es uno de los principales instrumentos bancarios. En ella los ahorradores depositan sus ahorros con la intención de administrar sus recursos y obtener ganancias para mantener e incrementar el ahorro. El dinero en ella depositado se puede disponer en cualquier momento ya sea en ventanilla, en el cajero automático o a través de pagos mediante tarjeta de débito. El ahorro es recomendable depositarlo en algún producto que preferiblemente te rinda un poco de interés, por poco que sea, y que no conlleve comisiones. Por otra parte, la recomendación es que el acceso a ese ahorro no te sea tan fácil como para liquidarlo con el pago de alguna compra realizado con alguna tarjeta. Es decir, debes limitar el acceso a ese capital. Al menos, que no sea fácil de consumir. La idea es que crezca. ¿Cuáles son los primeros objetivos del ahorro? “No puede haber grandes dificultades cuando abunda la buena voluntad” Maquiavelo Los primeros objetivos a lograr con el ahorro, son la eliminación de deudas. Eliminar deudas hará que te sientas mejor y que te alivies de situaciones financieras incómodas. Además, eliminar deudas debe hacer que tengas más capacidad de ahorro. Una vez hayas eliminado las deudas, al menos las más accesibles y perjudiciales, debes crear un fondo de emergencia. Un fondo de emergencia es un dinero que debes tener disponible equivalente a tres o seis meses de tus gastos fijos. Te propongo ahora dos métodos, uno para la eliminación de deudas y otro para la creación de un fondo de emergencia. Eliminar deudas “Hacer las cosas correctas, es mejor que hacer las cosas solo correctamente” Peter Drucker El primer fin a lo que debes destinar tus ahorros, o lo que vayas ahorrando es en eliminar deudas. Si tienes deudas de tarjetas de crédito, deudas con algún familiar o amigo que te haya prestado dinero, alguna factura pendiente de liquidar en alguna tienda o servicio que hayas adquirido, esa deuda que sabes que está ahí y que nunca afrontas. Ahora es el momento, empieza a ahorrar para ir liquidando esas deudas. A medida que elimines esas deudas, no contraigas otras. No se trata de desnudar un santo para vestir a otro. La idea no es descapitalizarte. Si tienes ahorros, mantenlos, pero lo que vayas generando de ahorro nuevo, destínalo a eliminar deudas. Guarda lo te tengas como fondo de emergencia. Ir eliminando esas deudas debe empoderarte. Hay quien recomienda que una vez decidas definitivamente afrontar ese reto, que llames a la persona o empresa a la que debes, y le digas que lo tienes en cuenta y que definitivamente vas a liquidarlo, siempre y cuando reconozcas esa deuda. Eso te dará más compromiso. Te habrás puesto una nueva meta y un nuevo objetivo. Si eres esa clase de persona que ha ido acumulando deudas con la tarjeta de crédito, debes saber que los créditos que otorgan las tarjetas suelen ser de los más caros del mercado. Si crees que haces un mal uso de la tarjeta de crédito, te recomiendo que te deshagas de ella y solicites una tarjeta de débito o que realices los pagos en efectivo. Al hacer los pagos en efectivo eres más consciente de que te estas desprendiendo de tu dinero. El pago es más consciente. Un inconveniente de hacer los pagos en efectivo, es que, si tenemos dinero a mano, puede que caigamos más fácilmente en la tentación de gastar en cosas innecesarias. De otra forma, si no llevamos efectivo encima es seguro que no gastamos. Tú debes conocer cuál es tu situación y lo que mejor te funciona, tanto para mejorar el control como para evitar los gastos innecesarios y emocionales. Hay un método para eliminar deudas muy sencillo de aplicar y que solo tiene dos requisitos. El primer requisito es que debes tener capacidad de ahorro. Llegados a este punto del libro, supongo que este requisito lo tienes más que cumplido. El segundo requisito es que debes conocer qué deudas tienes. Igual que el punto anterior, si hemos calculado cuál es nuestro Patrimonio Neto, ahí tendremos relacionadas todas nuestras deudas. El método consiste en enumerar las deudas por capital pendiente y conocer cuál es el tipo de interés que lleva asociado cada deuda. Hacemos una lista con las deudas, con los importes y las tasas de interés (en caso que la tengan). Enumera las deudas identificando primero las que tengan importe más pequeño y tasa deinterés más elevado. Una vez cumplimos los dos requisitos y conocemos las características de cada deuda toca aplicar el método. De las deudas que tengamos enumeradas, seleccionamos la deuda más débil, la que tenga menor importe pendiente de devolución y tenga alguna tasa de interés que vaya en nuestra contra. Si tenemos deudas de tarjetas de crédito, hay que priorizarlas puesto que los recargos y comisiones de impago con altamente costosas y tenemos un contrato firmado de ese crédito. Una vez identificada debemos liquidarla con las cantidades que vamos ahorrando cada mes para ir amortizando el capital pendiente de esa deuda, hasta que la liquidemos. Una vez liquidada buscamos la segunda deuda más débil y vamos a por ella. Ahora quizá afrontes una deuda con capital superior. También puede que tengas más capacidad de devolución si estábamos pagando algo por aquella primera deuda. Es decir, puede que se dé el caso que podamos afrontarla con el importe que estábamos ahorrando más el importe que estábamos pagando por la primera deuda que ya hemos pagado. Un ejemplo sería el caso de haber liquidado una deuda de una tarjeta de crédito de la que estuviéramos pagando cuotas de devolución, o algún crédito bancario. Seguimos eliminando deudas con este método hasta que hayamos terminado con la lista. Si te queda alguna deuda, como puede ser alguna hipoteca, y te quede un importe elevado a devolver, puedes plantearte ir haciendo amortizaciones parciales, pero no lo hagas hasta primero disponer de un fondo de emergencia y vayas afrontando las amortizaciones parciales con un plan específico. Si te das cuenta, para la eliminación de deudas, nos hemos propuesto en primera instancia una meta: eliminar nuestras deudas. También hemos establecido objetivos: hemos clasificado las deudas y hemos ido una a una. Hemos convertido cada deuda en un objetivo que ha contribuido al logro de la meta más grande. De habernos propuesto como meta eliminar las deudas sin haber fijado objetivos parciales más pequeños y más fáciles de conseguir, seguramente, no lo habríamos conseguido. Y seguro que habrá alguna deuda que será más difícil de devolver que otra, pero no hay que rendirse. Una vez hayas liquidado todas las deudas que tengas, al menos las más accesibles y perjudiciales, vamos a crear un fondo de emergencia. Te pongo a continuación un ejemplo de cómo realizar la lista e identificar por dónde empezar. Deuda Importe Interés Prioridad Hermano Coche Sofá Tarjetas 1.000 2.000 1.800 2.500 0’00 % 4’50 % 0’00 % 19 % 3 2 4 1 En este ejemplo, damos prioridad a la cancelación de la deuda de tarjetas por el interés que pagamos, después, el crédito del coche, por el interés que tiene debido a que las otras dos no tienen interés asociado. Fondo de emergencia “Un camino de mil millas comienza con un paso” Benjamin Franklin Un fondo de emergencias es, como su nombre indica, una cantidad de dinero disponible para hacer frente a cualquier imprevisto. Desgraciadamente los imprevistos siempre ocurren y como desconocemos cuál será su origen, hacemos un fondo común para cubrirlos. Puede que el coche sufra alguna avería costosa, algún electrodoméstico se rompa, puede que nos quedemos sin trabajo por alguna temporada, etc. La lista de posibles imprevistos es casi infinita. Para que estas situaciones no dañen nuestro curso financiero, ni afecte a nuestro ahorro, vamos a crear un fondo de emergencia. Tienes que conseguir al menos crear un fondo de emergencia. Luego, con el tiempo, puedes hacer más fondos en función de los planes y proyectos que te propongas. La finalidad del primer fondo debe cubrir al menos los gastos fijos mensuales que tengamos por un periodo comprendido entre tres y seis meses. Para que sea más fácil de conseguir, te propongo que el primer objetivo sea cubrir tres meses y posteriormente pases a seis. Si no te sientes seguro con un fondo de seis meses, puedes ampliarlo hasta cubrir el plazo que creas conveniente. ¿Cómo creamos el fondo? “Quien obra puede equivocarse, pero quien no hace nada ya está equivocado” Santa Teresa de Ávila Vamos a destinar cada mes una cantidad fija de dinero a crear este fondo. La cantidad depende de las circunstancias personales: los ingresos que tienes, cuántas personas están a tu cargo y qué otras opciones tienes para encontrar dinero rápidamente en caso de necesidad. La cantidad necesaria la puedes encontrar en los gastos que tienes presupuestados en la hoja de presupuesto mensual. La cantidad que vayas a destinar a este fondo debe incluirse en la hoja de presupuesto mensual al igual que hacemos con ese 10% que destinamos a ahorro. También debes separar esa cantidad antes de los gastos. Como te he dicho antes, se recomienda acumular un fondo equivalente a entre tres y seis meses de gastos corrientes, es decir, lo suficiente para pagar los gastos mensuales que tienes en la hoja de presupuesto mensual durante ese periodo de 3 y 6 meses. Fija esa cantidad como objetivo y ve a por él. Cuando empieces, por pequeña que sea la cantidad inicial del fondo, dale tiempo para que crezca. Estás haciendo cosas que nunca antes habías hecho. Ten paciencia. También puedes ir destinando a este fondo las entradas extra de dineros que tengas cuando se produzcan. Puedes incluir en este fondo los sobrantes de dinero del presupuesto que tengas cada mes, por ejemplo. La cuestión es darle valor al dinero y destinarlo a algún propósito o fin concreto. Destinar dinero mensualmente a este fondo de emergencia puede implicar ajustar más el presupuesto mensual, por ello revisa cuantas veces sean necesarias los gastos mensuales que tienes y prioriza constantemente. Este fondo, al igual que la cantidad mensual destinada a ahorro, lo puedes guardar en una cuenta bancaria. Recuerda que debes intentar, en la medida de lo posible que te dé un poco de rendimiento. En todo caso, evita comisiones, se trata de sumar, no de restar. Si esto implica cambiar de banco, no dudes. No pasa nada por tener relación con más de una entidad financiera siempre que sea en nuestro beneficio. Puedes tener el fondo de emergencia y los ahorros en la misma cuenta, pero debes conocer en todo momento qué importe corresponde a ahorro y qué importe corresponde al fondo de emergencia. En todo caso, se debe depositar en productos sin riesgo donde te garanticen la preservación del capital. No conviene invertir el fondo de emergencias en acciones, fondos de inversión de renta variable o renta fija a largo plazo, debe ser accesible cuando lo necesites. En el caso del fondo de emergencia, la disponibilidad y seguridad son más importantes que la rentabilidad, pero tampoco te interesa tener todo ese dinero inmovilizado en una cuenta o debajo del colchón, sin producir nada. El equivalente a un semestre de gastos puede ser una cantidad considerable y es de sentido común buscarle alguna rentabilidad, por pequeña que sea. Si no consigues rentabilizarlo no te preocupes, por lo menos, evita comisiones. Una vez hayamos eliminado deudas, al menos las más desfavorables, y tengamos al menos un fondo de emergencia, empezaremos a pensar en convertirnos en inversores. Pero antes de llegar a ese punto, creo que es necesario hacer la vista atrás y ver todo el camino que has recorrido y el esfuerzo que has realizado. En este punto, ya debes conocer cuál es tu patrimonio neto mes a mes. Has eliminado muchos gastos innecesarios y habrás empezado a ahorrar. Quizá ya has eliminado alguna deuda y empiezas a darle importancia a la creación de un fondo de emergencia. Si no has empezado,al menos, podrás cuantificar cuál es el importe deseable de tu fondo de emergencia. Tienes un control mes a mes de tus gastos y seguro que ya has cambiado algún hábito que no era del todo deseable. Espero que esto influya en tu entorno y veas que lo que te propones puedes conseguirlo. La perseverancia es la cualidad de los ganadores. Con todo esto cumplido quiero darte la enhorabuena. Llegar hasta aquí tiene mucho mérito porque has renunciado a muchas cosas. Has realizado un esfuerzo brutal. Has conseguido algo en lo que quizá nunca habías pensado. Te has propuesto metas y objetivos y, en la medida de lo posible, estarás en el camino de algunos y habrás logrado otros. Seguro que algo ha cambiado en ti. Espero que sigas con esos cambios. Ahora que ya tienes el control sobre tus finanzas, creo que llega la hora de protegerte. Te invito continuar con la siguiente clave. Pero antes, vamos a citar los productos bancarios de ahorro: Depósitos a plazo: En un depósito, o imposición a plazo fijo, el cliente obtiene cierta rentabilidad a cambio de mantener el dinero durante un determinado tiempo. Cuentas a la vista remuneradas: Suelen ofrecerlas los bancos de Internet. Dan mayor rentabilidad que las cuentas tradicionales sin tener que renunciar a la liquidez. La cuenta ahorro vivienda: Es un producto destinado a aquellos que están ahorrando para comprar su vivienda habitual. 4. Elabora tu presupuesto anual “El problema es que piensas que tienes tiempo” Buda Una vez tengas registrados los gastos e ingresos mensuales de un año completo en las hojas mensuales, podrás hacer el cálculo de estado anual de flujo de dinero. Tendrás clasificados todos tus ingresos y gastos anuales. Esta información es muy valiosa y costosa pues requiere de mucho esfuerzo y dedicación. Si lo consigues estarás de enhorabuena porque a partir de aquí puedes afrontar mejor cada gasto y racionalizarlo. Para la elaboración del presupuesto anual te recomiendo trabajar con el máximo de información posible de las hojas mensuales de control de gastos e ingresos. Es importante trabajar con cuantas más hojas mensuales mejor puesto que seguramente aparecerán gastos que no habías previsto y ahora sí podrás considerarlos para el próximo ejercicio. Así pues, si tienes la totalidad de gastos e ingresos de un año, podrás hacer la suma total por partidas para ver qué saldo arroja en ese periodo de tiempo. En esta ocasión podrás ver qué cantidad has destinado, en ese periodo de tiempo, en supermercado, telefonía, gasolina, electricidad, dietas, ocio, ahorro, ropa, comedor, libros, etc. Ahora se trata de asignar porcentajes de cada partida respecto al total de gastos general. Una vez tengas asignados los porcentajes, podrás ver qué partidas son las que consumen más recursos. A partir de aquí, puedes dividir el total del resumen que tengas para poder obtener el nuevo presupuesto mensual y lo multiplicas por 12 en caso de no tener 12 hojas de control mensual de gastos e ingresos. Así tendrás el presupuesto anual para el próximo año. Cuando tengas esa proyección, puedes realizar las modificaciones que creas oportunas. Es decir, si te sale que el presupuesto anual para la partida de telefonía es de 600 euros y crees que ese importe es demasiado elevado, puedes asignar una menor cantidad con el compromiso de reducir esa partida buscando la mejor solución que se adapte a tus necesidades. Trabajar con presupuestos anuales da mayor amplitud de visión y permite trabajar mejor las partidas puesto que permite planificar mejor el consumo. Si vemos que en gasolina tenemos una cantidad que nos desagrada, igual podemos proponernos alternativas más económicas para nuestros desplazamientos. Quizá no sea posible realizar un cambio para todos los desplazamientos, pero a lo mejor si puedes combinar con otras opciones que te sean más favorables. Igual es hora de sacar la bici. Si destinas cierta cantidad en la compra de ropa, puedes destinar una cantidad cada mes a ese concepto o puedes realizar las compras en periodos que sepas que te será más favorable. Con el resto de partidas, puedes hacer lo mismo. Ahora que ya tienes el presupuesto anual, no debes tener miedo si un mes te gastas 300 euros en libros, mientras no te pases del importe total anual que tienes destinado a ese propósito. Espero que hayas entendido el propósito de esta clave. Es importante para mí que lo domines y que lo realices, puesto que te permitirá planificar el consumo y seguro que logras reducir algún que otro gasto. Ver los importes anuales es más impactante y te hace priorizar mejor, sobretodo en cosas no tan necesarias. Espero que en breve seas un maestro en la elaboración de presupuestos. Eso se consigue a base de repeticiones y adquisición de experiencia. La perseverancia aquí es un factor muy importante y es lo que marca la diferencia, como te he dicho antes, es la cualidad del ganador. Te pongo aquí una hoja de presupuesto de ejemplo. Ingresos Gastos Nómina 21.600 € Alquiler piso 4.800 € Intereses Banco 60 € Hipotecas 7.200 € Crédito coche 3.000 € Alimentación 5.020 € Gasolina 1.000 € Electricidad 900 € Gas 150 € Telefonía 600 € Seguros 1.200 € Farmacia 350 € Dietas 400 € Ropa 500 € Ahorro 2.160 € Fondo 1.080 € Ocio 800 € Reparaciones 400 € Formación 1100 € Viajes 600 € Total 26.460 € Total 26.460 € Mensualmente puedes ir consumiendo de estas partidas que tienes asignadas anualmente, pero en el cómputo anual no debes sobrepasarlo. Además, debes ir controlando que los ingresos se cumplen. En caso de superar el importe total asignado a una partida, se puede restar de otra o retirar fondos del fondo de emergencia. Depende del motivo. Espero que el ejemplo te sirva. 5. El seguro y el crédito “El hombre es rico desde que se ha familiarizado con la escasez” Epicuro Esta clave trata sobre el crédito y el seguro. Del crédito hay que entender bien de dónde sale y porqué es necesario. Aprenderás que son los seguros, aunque seguramente ya lo sepas, pero desde la vertiente de protección de nuestros seres queridos, minimizando, en lo posible, lo que el azar nos depara. Aprenderás los tipos de crédito y seguros existentes, cómo se hace una evaluación de riesgo frente a una solicitud de crédito y el porqué es idóneo asegurar nuestro patrimonio y nuestra familia. Sin más rodeos, empezamos por los seguros. El Seguro “Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio” Confuncio Vamos a ver las principales razones por las que es necesario contratarlos, las figuras que aparecen en los seguros para que los entendamos, la tipología de los seguros y las recomendaciones o características propias de cada uno. A los seguros, los pondremos con los gastos en nuestros presupuestos mensuales y anuales. Debes cambiar tu visión acerca de los seguros en cuanto se considera un gasto inútil. Los seguros son una inversión. Un buen seguro, es una buena inversión. Vale la pena dedicarle tiempo a conocer los detalles, coberturas y límites, porque el día que lo necesites no haya sorpresas. La mayoría de todos nosotros desconocemos la situación económica en la que quedarían nuestros seres queridos si se tuvieran que enfrentar a la tragedia que supone la muerte o invalidez de alguno de los miembros de la familia, sobretodo de los que aportamos ingresos al hogar. Por ese motivo, es importante reflexionar, y aunque la muerte puede ser un tema tabú, el bienestar de la familia debe estar por encima de todo. No hay nada más seguro en esta vida que nuestra muerte. De cómo
Compartir