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LA TECNICA DEL FUTBOL PARA EL E - Jaume, Sarasa Planes (1)

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La técnica del fútbol para el entrenador del siglo
XXI
La técnica del fútbol para
el entrenador del siglo XXI
Jaume Sarasa Planes
Corrección del texto: Martín Medrano y Aurora Zafra
Diseño de la cubierta: David Carretero
Ilustraciones del autor (gráficos de las actividades) y de Editor Service (pp. 51 y 54)
Fotografía de la contracubierta: Fèlix Pascual
Edición: Lluís Cugota
© 2016, Jaume Sarasa Planes
Editorial Paidotribo
Les Guixeres
C/ de la Energía, 19-21
08915 Badalona (España)
Tel.: 93 323 33 11 – Fax: 93 453 50 33
http://www.paidotribo.com
E-mail: paidotribo@paidotribo.com
Primera edición
ISBN: 978-84-9910-597-0
ISBN EPUB: 978-84-9910-660-1
BIC: WSJA
Diseño de maqueta y preimpresión: Editor Service, S.L. Diagonal, 299 – 08013 Barcelona
http://www.paidotribo.com
mailto:paidotribo@paidotribo.com
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Índice
Prefacio
Prólogo
Preámbulo
Primera parte: Conceptualización
Introducción
La destreza motriz (DM)
Tipos de destrezas motrices globales
Destrezas motrices globales aplicadas al fútbol
Otros conceptos
La acción técnica
La técnica
Enumeración y definición de las DMGE y las acciones técnicas
del fútbol
Criterios para definir las DMGE del fútbol
Criterios para definir las acciones técnicas
Definición de las acciones técnicas
Clasificación de las DMGE del fútbol/acciones técnicas
Desarrollo de las acciones técnicas
Parámetros para el estudio de las acciones técnicas
Las características
Las manifestaciones
Las consideraciones
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Características, manifestaciones y consideraciones de las acciones técnicas
EL PASE
Características del pase
Elección de la parte y la superficie corporal
Pierna de apoyo
Zonas de la pelota
Manifestaciones del pase
Consideraciones del pase
LA RECEPCIÓN
Características de la recepción
Manifestaciones de la recepción
Consideraciones de la recepción
LA CONDUCCIÓN
Características de la conducción
Manifestaciones de la conducción
Consideraciones de la conducción
EL REMATE
Características del remate
Manifestaciones del remate
Consideraciones del remate
EL ROBO
Características del robo
Manifestaciones del robo
Consideraciones del robo
EL RECHACE
Características del rechace
Manifestaciones del rechace
Consideraciones del rechace
EL DESVÍO
Características del desvío
Manifestaciones del desvío
Consideraciones del desvío
Por qué no se consideran acciones técnicas algunas acciones
aceptadas como tales
Acciones puramente coordinativas, de aplicación nula o casi nula en el
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fútbol, pero que tienen importancia por su transferencia en el aprendizaje
Acciones de incorrecta utilización lingüística
Control
Centro o pase al espacio
Acciones que no se consideran acciones técnicas
Pared
Interceptación
Anticipación
Cobertura del balón
Entrada
Finta
Segunda parte: Planificación y programación
La planificación de un proceso de formación basado en el alto
rendimiento
Propuesta de un modelo de planificación
Receptores del proceso de formación
Emisores responsables de la formación
Duración del programa
Estructura de la enseñanza
Distribución del trabajo de campo
Distribución vertical
Ejemplo de distribución vertical
Distribución horizontal
La competición
Estructura de la planificación
El proceso de formación
La fase 1 del programa avanzado de formación
La fase 2 del programa de formación
Características del proceso con un programa de máximo rendimiento
La programación
La finalidad de un programa avanzado de técnica
Los principios de un programa avanzado de técnica
Tipos de principios
Los objetivos de un programa avanzado de técnica
Tipos de objetivos y características
Ejemplo de redactado de los objetivos
Objetivos generales de la etapa C
Objetivos generales de área
Objetivos específicos de área
Objetivos operativos
Los contenidos de un programa avanzado de técnica
Qué son los contenidos
Tipos de contenidos
Cuáles son los contenidos
Las actividades de un programa avanzado de técnica
Grupos de actividades para la mejora de las DMGE del fútbol y las acciones
técnicas
La contextualización de las actividades para la mejora de la técnica
La opcionalidad de las situaciones de juego
Las situaciones de juego de resolución técnica (o técnico-táctica)
Manifestaciones de la situación de juego en fase ofensiva en igualdad numérica
Manifestaciones de la situación de juego en fase ofensiva en inferioridad
numérica
Situaciones de juego en fase defensiva
Situaciones de juego ofensivas y defensivas de resolución técnico-táctica
El posicionamiento del entrenador
La ficha-modelo de las actividades y su contenido
Variables para tener en cuenta en el diseño de las actividades
Variables formales
Variables estructurales
Limitaciones de las funciones de los jugadores comodines
Consideraciones de los participantes en las actividades
Actividades del grupo 1
Actividades del grupo 2
Progresión metodológica en conservaciones según los participantes
Actividades del grupo 3
Índice de actividades
Índice alfabético
Prefacio
A lo largo de los más de veinte años trabajando en el estudio e investigación
del fútbol, he podido constatar que no existen límites para saber suficiente.
Siempre hay un motivo, una razón, una inquietud para saber más. Si de algo
me ha servido tanto tiempo de dedicación, ha sido para estar absolutamente
seguro de que el tópico de que en el fútbol está todo inventado es totalmente
falso. No solo no todo está inventado sino que lo que queda por descubrir y
mejorar no tiene límites. Esta es una de las razones que me llevó a centrarme
en el estudio de una de las áreas del conocimiento del fútbol, de las muchas
que influyen y, por lo tanto, de las muchas que deben trabajarse.
En el Centro de Investigación y Desarrollo de Alto Rendimiento en Fútbol
(CIDARF), creado en Cubelles (Barcelona) en el año 1999, tuve la posibilidad de
iniciar un trabajo, que se prolongó durante diez años, sobre la investigación
de todos aquellos apartados que inciden en la mejora del área técnica
aplicada al fútbol. Con posterioridad, tuve la oportunidad de seguir
investigando como coordinador del área técnica en la Escuela Catalana de
Entrenadores de la Federación Catalana de Fútbol, donde elaboré los apuntes
de dicha área. Hoy quisiera compartir con los lectores algunas de las
experiencias y conclusiones de dicho proceso de investigación.
Este libro presenta una propuesta moderna y atrevida de entender la técnica
en el siglo XXI y del trabajo para mejorarla. Para ello, el libro se ha dividido en
dos grandes apartados. El primero de ellos pretende dar respuesta al qué de la
técnica del fútbol. Se trata de una propuesta de aquello que debe trabajarse
en la técnica futbolística aportando las justificaciones necesarias que permitan
concederle un carácter más científico. A partir del conocimiento del qué, la
segunda parte del libro pretende dar respuestas y soluciones al cómo y al
cuándo. Con este fin, se presenta una propuesta de planificación y
programación de los contenidos del área técnica dirigidos a un modelo
basado en la formación de jóvenes futbolistas mediante un programa
avanzado. Este modelo deriva en la facultad de abordar ciertas necesidades,
como la selección de jugadores, el trabajo por áreas y el requerimiento de
especialistas.
Siguiendo la idea de presentar un trabajo caracterizado por la rigidez de sus
estudios, y de forma totalmente paralela, he querido aportar en el libro dos
grandes inquietudes que era absolutamente necesario reflejar.
Con frecuencia se escuchan comentarios o entrevistas, o se leen artículos
sobre fútbol en los que la terminología empleada, aun siendo muy típica del
argot futbolístico, crea dificultades de comprensión. Escuchar esos
comentarios o leer dichos artículos nos permite afirmar con certeza que
cuando se habla de fútbol existe cierta libertad de expresión que nos lleva a
una irremediable carencia de coherencia terminológica. Es cierto que un
mismo concepto puede tener diferentes significados según el ámbito en que
se utilice. Lo que ya no está tan claro es que en un mismo ámbito se utilice el
mismo término para referirsea conceptos distintos o distintos términos para
referirse al mismo concepto. Sirva como ejemplo la cantidad de expresiones
distintas utilizadas de manera indiscriminada para nombrar la acción de un
jugador cuando golpea el balón en dirección a la portería: disparar, tirar,
lanzar, terminar, chutar, rematar… En fin, es relativamente sencillo demostrar
que en el ámbito futbolístico cada uno habla como quiere, haciendo gala en
ocasiones de una extrema falta de rigor científico terminológico.
El objetivo de escribir un libro con una propuesta atrevida y moderna,
dirigida a la mejora del trabajo de la técnica futbolística, va unido, tal como se
refleja a lo largo de toda la obra, a la inquietud de hacerlo sensibilizándome
mucho con esta realidad de carencia de una base lingüística coherente. Este
interés por lo correctamente expresado irá unido a la idea de crear un hilo
conductor que facilite la comprensión y que permita avanzar de forma
coherente y lógica sin apartarse de la línea trazada y que será la que
proporcionará una personalidad propia a la propuesta.
Jaume Sarasa
Prólogo
¿Es posible conjugar la pasión y la objetividad? ¿Emoción y técnica son,
pueden y deben ser complementarios? Si alguien tenía dudas y lee este libro
se le aclararán todos los posibles recelos. Indudablemente, la respuesta es sí.
Conozco al autor desde hace muchos años. Cuando nos conocimos, ni él ni
yo mismo teníamos conciencia de la vida. Puedo decir que la adquirimos y
aprendimos juntos. Compartimos los años de infancia y de adolescencia, e
incluso estudiamos juntos hasta la mayoría de edad.
Con estos antecedentes, pues, puedo conocerlo un poco más que nadie, no
solo el texto que ahora se nos presenta, sino cuál es la intencionalidad que
hay tras él. Detrás del libro, del texto, de la letra, hay una persona, con sus
sentimientos, conocimientos, pasiones y, si se me permite la expresión, sus
vivencias positivas y negativas.
De la lectura de este libro, que obviamente recomiendo, se desprenden una
retahíla de cuestiones que considero del todo imprescindibles.
La primera de ellas es el conocimiento del deporte, ya que sin su lectura,
una persona neófita no puede llegar a comprender realmente muchos de los
conceptos, del porqué de unas acciones y la ausencia de otras y de sus
consecuencias. Solo conociendo de verdad este deporte, como es el caso del
autor, se puede redactar un libro técnico como el que tenemos entre las
manos en estos momentos, con una relación detallada de conceptos,
definiciones, prácticas, etc.
La segunda cuestión, para mí también es fundamental. Se trata de conocer a
la gente. ¿A la gente que hace deporte? Sí. Pero también, y sobre todo, a los
practicantes de fútbol. A todos ellos. A los profesionales, a los amateurs, a los
jóvenes, a los padres. Este libro refleja a la perfección este conocimiento y este
espíritu.
Una tercera reflexión es el conocimiento de la experiencia. La teoría sin
práctica no sirve de nada. Conocer únicamente la teoría haría bueno aquel
dicho tan recurrente que dice que «esto se ha hecho desde un despacho de
una gran ciudad, sin conocer la realidad…». Este libro aporta un valor añadido
a la teoría, y nace del profundo conocimiento de la práctica y de sus distintas
etapas. Es también, sin duda, un elemento para tener en cuenta cuando se
hable de este libro.
Cuarto comentario. El valor añadido de la pedagogía. Creo con sinceridad
que este libro no es solo un libro para leer. Es un libro para leer pero también,
y sobre todo, para aplicar, para ser ejecutado en el tiempo y en la forma en
que describe capítulo a capítulo. Si faltara el sentido pedagógico, sería un
libro con poco valor añadido. Este es precisamente uno de los elementos
claves de estas letras que, totalmente ordenadas, nos descubren cómo poder
saber más, y hacerlo mejor, de la práctica –en cualquiera de sus modalidades,
de ocio, semiprofesional o profesional– de este deporte de masas.
Alguien puede cuestionar que el fútbol es un deporte de élite y que solo los
grandes profesionales pueden aprovechar los conocimientos, experiencia y
carácter pedagógico de este libro. ¡Yo creo que no! Cualquier persona, grande
o pequeña, joven o adulta, profesional o amateur…, ¡cualquiera puede
aprovecharse de este magnífico ejemplar!
Quisiera concluir con dos consideraciones finales que describen –creo que
de manera acertada y plena– tanto el contenido del libro como a su autor.
La primera de ellas es la palabra futuro. Dice mucho este libro sobre este
concepto. No estamos hablando de una o varias fórmulas clásicas de
aprendizaje y prácticas de este gran deporte. Estamos hablando de una nueva
manera de entender, de enseñar y aprender, y de practicar el deporte por
excelencia. Y esto es el futuro. Un deporte con un futuro diferente y con
métodos distintos a los que tradicionalmente estamos acostumbrados.
Y por último, la vocación. ¡Una persona sin vocación no puede tener ni
transmitir pasión! En todas las páginas de esta publicación podemos
comprobar la vocación de una persona que ha dedicado toda su vida a este
deporte, aunque es joven todavía, y con muchas cosas por delante por hacer.
Si os fijáis en todos los conceptos o ideas que he relatado en este
prólogo/presentación: pasión, objetividad, conocimiento –del deporte y de la
gente–, experiencia, pedagogía, futuro, vocación…, son todos ellos los
definidores de la vida y de la trayectoria del autor que hace que este libro lo
tenga todo, todo aquello relacionado con el fútbol –el deporte rey– para
afrontar con garantías el siglo XXI, el futuro.
Es evidente que sin todas y cada una de las cualidades humanas y los
conocimientos de la materia que posee Jaume Sarasa, este libro no sería lo
mismo.
Y es por eso que este gran libro debe ser un manual de consulta sobre el
fútbol del siglo XXI y de referencia obligada para todos aquellos educadores
que deseen adaptarse a las exigencias del fútbol contemporáneo.
Josep Maria Pelegrí Aixut
Consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Natural de la
Generalitat de Catalunya (2010-2015)
Preámbulo
La perseverancia, el orden, la adecuación, la coherencia, la objetividad, la
perfección y la búsqueda del sentido a todo lo que no lo tiene son las
características que definen al autor y que le han llevado a elaborar el preciado
libro La técnica del fútbol para el entrenador del siglo XXI. Solo alguien como
Jaume Sarasa Planes podría encontrar ese hilo conductor que llevará al lector
a comprender, de manera sencilla, desde las raíces de la técnica, pasando por
la enumeración y definición de cada una de las acciones técnicas, hasta la
aplicación práctica de las acciones técnicas en el entrenamiento; diferenciando
en cada etapa de aprendizaje qué y cómo llevarlo a cabo para lograr los
objetivos de cada una de ellas.
Todavía no hay una palabra inventada que sea superior al amor o la pasión,
y que por lo tanto no puedo plasmar en este escrito; pero, querido lector,
supongo que puede intuir a lo que me refiero. Esta palabra tan superior a
todo lo hermoso es lo que ha empujado al autor del libro a llevar más de
media vida dedicado a elaborar, afinar, simplificar, borrar, corregir, apuntar en
una servilleta lo que se le acababa de ocurrir, discutir, perderse, empezar a
verlo cada vez más claro, sentir que todo lo que iba razonando iba teniendo
forma e incluso que no podía ser revocado, ya que todo seguía ese amado y
deseado hilo conductor.
Para la que escribe, me enorgullece haber compartido algo tan maravilloso
como es el fútbol con la persona que me ha hecho sentir viva en este mundo
futbolístico, que ha confiado en todo lo que he sugerido, y con quien he
discutido e incluso enfadado –sobre el contenido del libro– alguna vez
(siempre con mucho amor y cariño) durante la elaboración de esta obra.
La experiencia de veinte años entrenando sin cesar le ha dado a este libro
ese sentido práctico que los lectores, entre los que me incluyo, necesitamos
para poder transformar estos conceptos, que al fin y al cabo son abstractos,en
tangibles para desarrollarlos en los entrenamientos; pero no solo eso nos da
lo que tenemos entre manos, quizá eso sería fácil, sino que no únicamente se
trata de cómo plasmarlo en los entrenos sino de cómo mejorar y perfeccionar
cada una de las acciones técnicas.
Por último, quiero agradecerte haberme dejado acompañarte durante la
última parte del trayecto de este libro, en la que he aprendido todo lo que sé
sobre fútbol, y no solo sobre el contenido del libro, sino sobre todo aquello
que sabes y que aún no has dejado constancia sobre un papel, aunque confío
que en un futuro próximo lo harás.
Luri Sorroche Alejos
Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFE) y entrenadora de fútbol
de nivel III
Primera parte
Conceptualización
Una de las primeras cosas que sorprende al leer o escuchar comentarios sobre
la técnica del fútbol es la variedad de conceptos utilizados para referirse a un
tipo u otro de acción técnica, y cómo a menudo ese lenguaje variopinto
confunde al oyente o lector.
La primera cuestión que me planteo al iniciar el libro es precisamente que
su lectura sea clara, que facilite la comprensión, y que en ningún caso pueda
generar ambigüedad o confusión conceptual. Para que esto sea así, no existe
una mejor manera de hacerlo que iniciando el proceso desde un punto de
partida que permita ir creando un hilo conductor que posibilite llegar a
conclusiones objetivas. No se trata de intentar convencer a nadie de que esta
propuesta conceptual sea la mejor o la única posible, pero sí que la que se
presenta aquí mantiene de inicio a final una justificación argumentada de
forma adecuada y que le otorga una innegable objetividad y credibilidad.
Con esta base conceptual bien definida, se expone un estudio exhaustivo de
las características de cada una de las acciones técnicas, para diferenciarlas a la
perfección entre ellas de los diferentes tipos de golpeo que subyacen en cada
acción, fundamentalmente para no dejarnos ninguna a la hora de planificar el
trabajo a lo largo de la temporada, denominadas manifestaciones de cada
acción, y, por último, de las consideraciones imprescindibles, que de buen
seguro deberán contribuir a la mejora del nivel de ejecución de cada una de
ellas.
•
1
Introducción
El ser humano tiene potencialmente la capacidad de moverse. Este
movimiento se manifiesta de manera específica en las diferentes
especialidades deportivas. Poder definir cuáles son estos movimientos propios
de cada especialidad precisa de la definición de un hilo conductor que
permita, con criterio y objetividad, llegar a enumerarlos con fiabilidad.
En esta propuesta, se hace imprescindible la elección previa de criterios que
den coherencia y permitan el diseño de ese hilo conductor para enumerar y
definir tales movimientos.
El primer criterio ha sido la manipulación de objetos. A partir de esta
manipulación, se puede hablar de movimientos en los que se entra en
contacto o no con uno o varios objetos.
Han sido muchos los autores y tendencias del mundo de la educación física
y el deporte que han definido los conceptos de habilidad y destreza. De las
diferentes tendencias existentes en la bibliografía, para diseñar el hilo
conductor de esta propuesta se ha apostado por la tendencia de aquellos
autores que entienden los conceptos de habilidad y destreza como conceptos
en sí mismos, totalmente diferentes, no dependientes, rechazando las
tendencias que apuestan por definir la habilidad como un factor que hace
referencia a la capacidad o calidad de los distintos movimientos. Por lo tanto,
relacionando los conceptos de habilidad y destreza con el criterio de la
manipulación o no de objetos, se puede afirmar:
Se debe hablar de habilidades motrices cuando se haga referencia a los
movimientos sin manipulación de objetos.
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-
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Se debe hablar de destrezas motrices cuando se haga referencia a los
movimientos en los que se manipula un objeto.
De esta manera se ve que en el fútbol se desarrollan habilidades y destrezas
motrices.
No obstante, por sí solo, la utilización de este criterio dice poco. Es
necesario crear nuevos criterios que permitan ir concretando, especificando y
diferenciando los movimientos que se pueden hacer en el fútbol.
Un segundo criterio para definir los diferentes tipos de movimiento consiste
en la presencia o no de oposición, entendiendo por ella la participación de
como mínimo un jugador cuyo fin sea dificultar el objetivo del primero. Este
criterio permite distinguir entre los conceptos de habilidades/destrezas de los
de acciones técnicas y acciones tácticas. De este modo, cuando se hable de
habilidades con oposición debe hacerse referencia a acciones tácticas, y
cuando se hable de destrezas con oposición debe hacerse referencia a
acciones técnicas.
Habilidades motrices que pueden presentarse:
Situaciones sin oposición.
Situaciones con oposición.
A estos últimos movimientos con oposición se les conoce como acciones
tácticas.
Destrezas motrices que pueden presentarse:
Situaciones sin oposición.
Situaciones con oposición.
A estos últimos movimientos con oposición se les conoce como acciones
técnicas (figura 1.1).
Figura 1.1. Las destrezas motrices en el fútbol.
2
La destreza motriz (DM)
Tal como se ha visto, la destreza motriz responde a cualquier movimiento en
el que exista manipulación de un objeto, y se caracteriza por ser realizado sin
oposición. El hecho de que no haya oposición hace que no exista la necesidad
de decidir nada, más allá de lo propiamente necesario para ejecutarlo de
manera correcta. La diferencia entre cada una de las destrezas reside en la
finalidad que persiga el contacto, convirtiéndose dicha finalidad en el
argumento principal para definirlo y diferenciarlo.
A partir de la existencia de otros criterios, se puede seguir adentrando y
concretando más sobre la DM. Así, si se considera como nuevo criterio el
número de segmentos corporales que participan en el movimiento, podemos
establecer una nueva clasificación en movimientos globales y segmentarios.
Atendiendo a este criterio, los movimientos globales hacen referencia a
aquellos en que participan prácticamente la totalidad de los segmentos
corporales; por el contrario, los movimientos segmentarios son aquellos en
que tan solo participa una parte o superficie corporal.
De esta afirmación se concluye que las destrezas motrices globales son
aquellos movimientos en que interviene exclusivamente el factor de ejecución
(factores coordinativos), en los que hay manipulación de un instrumento con
una finalidad concreta y en los que está implicada la participación de todo el
cuerpo. Por ejemplo: lanzar, golpear… (habitualmente en bipedestación o en
desplazamiento).
Por otra parte, las destrezas motrices segmentarias son aquellos
movimientos en que interviene exclusivamente el factor de ejecución (factores
coordinativos), en los que hay manipulación de un instrumento y se manifiesta
una finalidad concreta y en los que participa exclusivamente un segmento
corporal. Por ejemplo: lanzar, golpear… (habitualmente sentado, de manera
que se consigue aislar el movimiento del segmento implicado).
Por último, se ha utilizado el criterio de la especialidad deportiva,
permitiendo de este modo concretar mucho sobre cuáles son los movimientos
o acciones propias de cada especialidad deportiva.
Las DMG específicas (DMGE) son aquellos movimientos en que interviene
exclusivamente el factor de ejecución (factores coordinativos), en los que hay
manipulación de un instrumento con una finalidad concreta, está implicada la
participación de todo el cuerpo y son propios de una disciplina deportiva o de
cualquier otro ámbito. Cuando se trate de la especialidad deportiva del fútbol
se la reconoce como DMGE del fútbol. Por ejemplo: pase, recepción,
conducción, robo, etc.
En el momento que cualquiera de estas destrezas se manifieste con una
oposición (participación de los mecanismos de percepción y decisión),
pasaremos a hablar de acciones técnicas. Ello implica la necesidad de
considerarlas destrezas motrices y las acciones técnicas como movimientos
que se ejecutan en situaciones motrices distintas.
Tal como se ha mencionado al inicio de la introducción, en muchas
ocasiones se ha utilizado el concepto de habilidad para hacer referencia a la
«calidad del movimiento», alejándose del significado que se le ha dado en
esta propuesta, en la que se ha otorgado al término habilidad un significado
que abarca un conjunto de movimientos con características concretas,
conocidos como habilidades motrices. Por este motivo, si ya no puede
atribuirse a la calidad de un movimiento el término de habilidad, es necesario
encontrar otra denominación. La propuesta es utilizar como sustantivo para
referirse a la calidad los términos de grado o nivel.
El nivel conseguido en la ejecución del movimiento es la calidad de
movimiento que manifiesta cada individuo. Cuanto más se aproxima el
resultado a la tarea deseada, más nivel de destreza se alcanza. Este concepto
es individual y está relacionado con la eficacia: a un mayor nivel de destreza
motriz, mayor eficacia. En definitiva, cuando un jugador realiza una acción con
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eficacia, no puede hablarse de un jugador habilidoso sino del nivel alcanzado
en la ejecución de dicha destreza.
La destreza motriz (DM) se presenta en situaciones en las que solo existe
una relación del jugador con el balón y, en todo caso, con un jugador
colaborador. No existe adversario que condicione al jugador con balón, ni su
ejecución. Solo se manifiestan los aspectos coordinativos. Son situaciones que
prácticamente no se dan en la competición, pero sí en los entrenamientos.
Además, se les asigna el calificativo de aisladas, (tal como se explica más
adelante), porque no existe ninguna relación con situaciones de juego de
respuestas simples o complejas.
Se entiende por jugador colaborador el participante en la actividad, con o sin
balón, que representa un soporte necesario para desarrollar con facilidad la
ejecución, cuyo fin es ayudar al compañero para que pueda realizar la tarea.
No hay ninguna intencionalidad de interrumpir el objetivo del jugador
principal. En definitiva, no influye en la eficacia de la acción por realizar.
Tipos de destrezas motrices globales
Las destrezas motrices globales surgen a partir de premisas y fines distintos de
cada una ellas. De este análisis se destacan estas acciones:
Lanzamiento. Acción que consiste en enviar un objeto que necesariamente
debía estar agarrado, mediante un determinado impulso y con una
orientación que le permita llegar a un destino prefijado.
Golpeo. Acción de entrar en contacto con un objeto con cualquier parte del
cuerpo o implemento, acelerando o desacelerando el objeto, a la vez que
permita darle una orientación.
Transporte. Acción que consiste en agarrar un objeto o una persona y
llevarlo de un lugar a otro del espacio.
Parada. Acción que consiste en atrapar un objeto que se encontraba en
movimiento, reduciendo su velocidad a cero.
Recogida. Acción que consiste en tomar un objeto que necesariamente
debía estar parado.
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Dejada. Acción que consiste en soltar un objeto que se tenía agarrado sin
darle ningún tipo de impulso y que está únicamente ligada a la acción de la
gravedad.
Empuje. Acción de aplicar una fuerza necesariamente por la parte posterior
de una masa y acelerarla sin soltarla.
Arrastre. Acción de aplicar una fuerza necesariamente por la parte anterior
de una masa aprehendida y acelerarla sin soltarla.
Estas definiciones adquieren una gran importancia dado que de ellas se
desprenden las distintas acciones técnicas propias del fútbol. Solo este hecho
condicionará de forma absoluta la propuesta en la terminología de las
acciones técnicas.
Destrezas motrices globales aplicadas al fútbol
Del conjunto de las destrezas que se desarrollan en las distintas especialidades
deportivas, se puede concretar que en el fútbol se presentan las siguientes:
Lanzamiento. (1) Acción del portero cuando coge el balón con las manos y
lo envía a un espacio o a un jugador. (2) Acción para iniciar el juego cuando
el balón sale por la línea de banda.
Golpeo. Todos los contactos que puede hacer el jugador con el balón.
Transporte. Acción del portero cuando se desplaza con el balón en las
manos dentro del área de penal.
Parada. Acción del portero cuando reduce la velocidad del balón a cero y lo
coge con las manos. El portero y los jugadores cuando reducen con el pie la
velocidad del balón a cero, y lo mantienen en el suelo.
Recogida. Acción del portero cuando coge el balón del suelo con las
manos, una vez que el balón se encuentra parado.
Si se prescinde del jugador portero, en el fútbol el resto de los jugadores
manifiestan prácticamente la DMG del golpeo, lo cual indica que no es
correcto hablar de lanzamientos para referirse a los distintos contactos que
tiene el jugador con el balón. Como puede verse, es algo muy sencillo de
demostrar; sin embargo, la continua e inadecuada utilización de estos
•
términos hace prever que será difícil reemplazarlos. Ello no exime de la
obligación moral de intentarlo.
Otros conceptos
Golpeo e impacto. En esta propuesta, el término golpeo se emplea para
referirse al contacto que provoca de forma voluntaria un jugador al balón,
mientras que se habla de impacto para referirse al contacto que recibe un
objeto por parte de un jugador, en la mayoría de las ocasiones de manera
fortuita y nunca como emisor, sino como receptor. De este modo pueden
considerarse los impactos en el fútbol como acciones involuntarias.
3
La acción técnica
La acción técnica es cualquier destreza motriz global (DMG) que puede
manifestar el jugador de fútbol con el balón en las distintas situaciones con
oposición. Las acciones técnicas serán, pues, las mismas DMG específicas,
variando solo la situación de juego en que se presenten, pasando de ser una
situación sin oposición, es decir, analítica, en la que exclusivamente se
desarrolla el factor de ejecución, a una situación con oposición, es decir,
global, en la que influyen, además del factor de ejecución, los factores de
percepción y decisión.
La manipulación del balón por parte del jugador de fútbol siempre es
individual, y solo puede objetivarse con la existencia de un contacto entre el
jugador, con cualquier parte del cuerpo permitida por el reglamento, y las
distintas superficies del balón. De aquí se desprende que algunas acciones
técnicas, como la carga o la entrada, reconocidas en muchas bibliografías
sobre fútbol como acciones técnicas, ahora, con esta nueva propuesta, no
puedan considerarse como tales y deban clasificarse en otro orden de familias
que no sea la técnica. Este hecho se justifica porque en su ejecución no existe
contacto con el balón y, por lo tanto, no pueden considerarse como acciones
técnicas. Utilizando la entrada como ejemplo, esta es un desplazamiento sin
balón con la finalidad de aproximarse al jugador con balón. Solo en el
momento que exista contacto con el balón podremos decir de qué acción
técnica se trata.
Por otro lado, existe una característica esencial que determina y condiciona
el hecho de poder analizar cualquier acción. Esta característica obedece a la
voluntariedad e intencionalidad necesarias que deben acompañar a toda
ejecución técnica. Con ello se pretende justificar que toda acción que carezca
de dicha intencionalidad será de difícil estudio más allá de considerarla como
un error en su ejecución. Cuando un jugador golpea el balón desde el pasillo
exterior de la zona de finalización con la clara intención de enviarlo a la cabeza
de un compañero situado en zona de remate, y el balón se introduce en la
portería sin que lo toque ningún otro jugador, nunca podrá tratarse de un
remate, dado que nunca tuvo esa intencionalidad y, en todo caso, se podrá
hablar de un error de ejecución en el pase, que circunstancialmente ha
terminado en gol. Como se ve en este claro ejemplo, en la ejecución del
jugador con balón no existe intencionalidad, lo cual hace imposible analizar
dicha acción más allá deun error en la ejecución del pase.
Después de haber propuesto los términos de grado o nivel como los más
acertados para referirse a la calidad con que se ejecuta cualquier destreza,
ahora se puede decir también que el nivel técnico es el grado o calidad de
solución manifestado por el jugador con balón en una situación con
oposición.
Por último, esta propuesta terminológica no sería completa si no se hiciera
referencia al concepto de área técnica, entendiéndose por esta la materia que
se encarga del estudio para la mejora de la eficacia y eficiencia de las
destrezas específicas y acciones técnicas y de aquello que las condiciona de
una u otra manera.
El fin último perseguido en la ejecución de cualquiera de las acciones
técnicas es sin duda su eficacia, entendida como la consecución en su
totalidad de lo esperado o perseguido.
Los factores que influyen en la eficacia técnica son el resultado de la suma
de la precisión, la potencia y la velocidad de ejecución; entendiendo por
precisión la orientación necesaria que se transmite al objeto (trayectoria,
sentido y dirección adecuada); por potencia, la relación de los factores de
espacio y tiempo, y por ello siempre deberá ser la adecuada, y por velocidad
de ejecución, la suma de la capacidad perceptiva (saber lo que sucede en tu
espacio próximo y remoto), la capacidad cognitiva (conocimientos de las
pautas del juego en equipo y de las consideraciones de las distintas acciones
técnicas) y la capacidad de ejecución (mínimo de acciones con el mínimo de
contactos).
La presencia de compañeros y adversarios en la ejecución de las acciones
técnicas condiciona en mayor o menor grado la eficacia de la acción técnica
del jugador con balón, dependiendo de algo más que de los factores
coordinativos, adquiriendo gran relevancia en la eficacia de la acción los
factores de percepción y decisión. Según la proximidad de la tarea a la
situación de juego real, variará el porcentaje de implicación de los tres
factores. Son situaciones que en su mayoría se dan en la competición (máximo
exponente de la situación de juego real), por eso las denomino acciones
técnicas contextualizadas. De estas se destacan las situaciones de juego de
respuesta simple y aquellas de respuesta compleja. El criterio para
diferenciarlas es el número de posibles respuestas óptimas. En las primeras, la
respuesta solo puede ser una, no cabe otra posibilidad, mientras que en las
situaciones de juego de respuesta compleja, esa complejidad radica en el
hecho de la cantidad de posibles y distintas respuestas de los jugadores.
Precisamente, la situación real del 11:11 es la situación de máxima
contextualización y, por lo tanto, con un número elevado de respuestas del
jugador con balón y del resto de los jugadores sin balón. Esta realidad, unida a
la necesidad que existe en el fútbol actual de tener que manifestarse con
rapidez, debido a la presión y reducción de espacios a los que someten los
equipos en fase defensiva, obliga a crear «algo» que permita aumentar la
velocidad en el juego, permitiendo un juego más fluido y veloz que dificulte la
reducción de los espacios y la presión del adversario.
Consciente de esta necesidad, el Centro de Investigación y Desarrollo de
Alto Rendimiento en Fútbol (CIDARF) inició una larga investigación en esta
línea, y propuso posibles soluciones que Álex Sans y César Frattarola,
miembros de dicho centro, recogieron en su libro Los fundamentos del fútbol.
En esa obra se proponen posibles respuestas óptimas que facilitan conseguir
velocidad de juego al reducirse el tiempo empleado para pensar lo que hay
que hacer en cada situación. La aplicación correcta de estos fundamentos
presumiblemente pretendía aumentar el tiempo de las unidades de
competición en su fase ofensiva y mejorar el juego de ataque. Los
fundamentos recogidos en el libro reducen el número de posibles decisiones
improductivas y facilitan otras que garantizan, con mayor o menor seguridad,
la eficacia en la resolución de la situación de juego que se presenta.
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4
La técnica
La técnica ha sido y continúa siendo el estudio de distintas disciplinas del
conocimiento, y recibe diferentes definiciones según su campo de trabajo. En
esta propuesta, el término de técnica adquiere una visión que va más allá de
una simple definición. Por ese motivo se dan a conocer una serie de variables
que ayudarán a entender el concepto y, en todo caso, a definirlo con mayor
objetividad.
La técnica adquiere el valor de «medio». La técnica es como una caja de
herramientas al servicio del jugador para que este pueda escoger la más
adecuada y usarla de manera correcta en cada una de las situaciones
aisladas o contextualizadas que se le presenten. Dichas herramientas
representan cada una de las destrezas o acciones técnicas.
La eficacia final en la utilización de las acciones técnicas no depende
exclusivamente del nivel de ejecución, sino que está condicionada por
factores perceptivos y decisorios importantes y por otros factores físicos,
psicológicos, ambientales…
La forma y la manera de ejecutar una destreza o acción técnica concreta
puede responder a unos modelos descriptivos básicos y generales, pero lo
más importante es que deben estar sometidas a unas consideraciones (de
las que se hablará más adelante) que determinarán su grado o nivel de
ejecución.
El conjunto de destrezas que contempla la técnica son aquellas en las que el
jugador y el balón están relacionados con un contacto voluntario e
intencionado.
A partir de todas estas variables, cualquier definición que no vaya en su contra
puede ser válida. Una posible propuesta para definir el concepto de técnica
aplicada al fútbol, y que recoge la gran mayoría de las variables, podría ser:
La técnica es uno de los medios con que cuenta el jugador de fútbol (en
este caso, el jugador relacionado con el balón), y le facilita escoger y
utilizar la herramienta más adecuada en cada situación, teniendo en cuenta
todos los factores que pueden alterar la eficacia y eficiencia del fin
deseado.
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5
Enumeración y definición de las DMGE y
las acciones técnicas del fútbol
Criterios para definir las DMGE del fútbol
Las definiciones de las destrezas motrices globales específicas (DMGE) hacen
clara alusión principalmente al desarrollo del factor de ejecución, aunque ya se
comentó que esta ejecución, aun presentándose en una actividad aislada en la
que solo está el jugador implicado, el balón y, en todo caso, un colaborador,
está condicionada por una percepción previa y decisión mínima propia de la
ejecución.
Familia de DMG a la que pertenece
Golpeos.
Relación jugador/balón (principios individuales)
Entrar en contacto y mantener la posesión del balón.
Entrar en contacto y no mantener la posesión del balón.
Mantener la posesión del balón.
Desprenderse del balón.
Finalidad principal perseguida
Enviar el balón a un compañero o fuera de una zona de peligro.
Dejar el balón en disposición de ser jugado con rapidez.
Enviar el balón a portería con intención de hacer gol.
Trasladar el balón de un punto a otro del espacio.
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Desposeer del balón a un colaborador y dar continuidad ofensiva.
Evitar que el balón llegue a su destino.
Tabla 5.1. La relación jugador/balón, su finalidad y las DMG implicadas.
Criterios para definir las acciones técnicas
DMG a la que pertenece
Golpeos.
Fase del juego
Ofensiva/defensiva.
Principio individual (relación jugador/balón)
Entrar en contacto y mantener la posesión del balón.
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Entrar en contacto y no mantener la posesión del balón.
Mantener la posesión del balón.
Desprenderse del balón.
Principio colectivo
Mantener la posesión del balón.
Finalizar la jugada de ataque.
Recuperar la posesión del balón.
Interrumpir momentáneamente el ataque del equipo contrario.
Finalidad principal perseguida
Enviar el balón a un compañero o fuera de una zona de peligro.
Dejarlo en disposición de ser jugado con rapidez.
Enviarlo a portería.
Trasladarlo de un punto a otro del espacio.Desposeer y dar continuidad ofensiva.
Evitar que el balón llegue a su destino.
Definición de las acciones técnicas
Recepción. Golpeo en fase ofensiva o defensiva cuando el jugador entra en
posesión del balón para mantenerlo, con la finalidad de dejarlo en
disposición de jugarlo con rapidez.
Pase. Golpeo en fase ofensiva cuando el jugador se desprende del balón
para mantenerlo el equipo, con la finalidad de enviarlo a un compañero.
Remate. Golpeo en fase ofensiva cuando el jugador se desprende del balón
para finalizar el ataque, con el objetivo de enviarlo a portería.
Tabla 5.2. Principios y finalidades de las acciones técnicas.
• Conducción. Golpeos consecutivos en fase ofensiva cuando el jugador está
en posesión del balón para mantenerlo, con la finalidad de trasladarse
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jugador y balón de un punto a otro del espacio.
Robo. Golpeo en fase defensiva cuando el jugador entra en posesión del
balón para recuperarlo el equipo, con la finalidad de desposeer al adversario
y dar continuidad ofensiva.
Rechace. Golpeo en fase defensiva cuando el jugador entra en posesión del
balón para desprenderse de él, interrumpiendo momentáneamente el
ataque del equipo contrario, con la finalidad de enviar el balón fuera de un
espacio y situación de peligro.
Desvío. Golpeo en fase defensiva cuando el jugador entra en contacto con
el balón para interrumpir momentáneamente el ataque del equipo contrario
con la finalidad de que el balón no llegue a su destino, modificando la
trayectoria del balón.
Clasificación de las DMGE del fútbol/acciones técnicas
Para clasificar cualquier muestra, sea la que sea, se puede atender a infinidad
de criterios distintos. Sucede lo mismo en el caso de la clasificación de las
destrezas motrices globales específicas (DMGE) del fútbol. Los criterios son:
Según la fase del juego: Ofensiva o defensiva.
Según los principios individuales (relación jugador/balón): Cuando se entra
en contacto con el balón, cuando se mantiene, cuando se desprende de él.
Según los principios colectivos: Mantener, finalizar y recuperar/interrumpir.
Ejemplo: Los golpeos que puede realizar un jugador de fútbol desde el punto
de vista de la relación jugador/balón/colaborador (principios individuales):
Cuando el jugador entra en contacto con el balón:
Le llega o va a buscarlo.
Lo conserva: Recepción.
No lo conserva: Desvío, manifestaciones del pase, remate o rechace
cuando se hacen de primera acción y las acciones en situación de juego
a balón parado.
Desposeer al jugador con balón: Robo.
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Cuando se desprende del balón: Pase, remate y rechace.
Cuando lo mantiene: Conducción.
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6
Desarrollo de las acciones técnicas
Parámetros para el estudio de las acciones técnicas
Para estudiar las diferentes acciones técnicas se utilizarán tres parámetros que
es necesario conocer y definir:
Las características.
Las manifestaciones.
Las consideraciones.
Las características
Son conceptos de carácter cultural que ayudan a describir el contexto que
envuelve la destreza o acción técnica, y que no tienen ninguna influencia en la
eficacia de su ejecución. No formarán parte de la programación. Ejemplo: La
acción del pase es la que se repite más en un partido de fútbol. Puede
considerarse un hecho cultural que tiene importancia pero que en ningún caso
hará que el jugador mejore su nivel.
Las manifestaciones
Son las distintas formas y maneras en que puede ejecutarse una destreza o
acción técnica. Las distintas manifestaciones de cada acción adquieren gran
importancia en la programación dado que serán los contenidos
procedimentales que deberán trabajarse durante las sesiones. En realidad, no
es el pase o la recepción lo que se programa en la sesión, sino cada una de
sus respectivas manifestaciones. Ejemplo: El pase tenso, corto y raso con el
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interior del pie.
Las consideraciones
Son los aspectos que deben tenerse en cuenta en el momento de ejecutar las
distintas manifestaciones de las destrezas o acciones técnicas, y tienen una
gran influencia en su eficacia. Ejemplo: El pase protegido.
La diferencia entre una manifestación y una consideración se encuentra en
que la consideración no tiene ningún sentido si no se aplica a una
manifestación determinada. Para entenderlo mejor, un ejemplo que clarifica lo
expuesto podría ser la «protección del balón». Es mucha la bibliografía que la
considera una acción técnica. Sin embargo, la protección del balón adquiere la
función de consideración porque acompaña y ayuda a cualquier acción técnica
a garantizar su eficacia. No es una acción en sí misma. Puede decirse que por
sí sola no tiene ningún sentido.
La importancia de las consideraciones es tal que estas constituyen los
contenidos conceptuales en la programación. Nos facilitan la difícil tarea de
ver y confirmar cuál ha sido el error en la ejecución de la acción, al mismo
tiempo que ayudan a aportar las soluciones y correcciones óptimas para
mejorarla.
Las consideraciones pueden clasificarse en comunes, si se trata de
consideraciones que se repiten en el conjunto de las acciones técnicas
ofensivas, y específicas, si se trata de consideraciones propias de cada acción.
También se habla de consideraciones dirigidas a la mejora del factor de
precisión de las acciones técnicas y de aquellas que van dirigidas a la mejora
de la velocidad en la ejecución.
Las consideraciones comunes a todas las acciones técnicas son las
siguientes:
Controlar el balón.
Proteger el balón.
Fintar el balón.
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Anticiparse al contrario.
Tener toda la información posible de la situación de juego.
El significado de las consideraciones comunes a todas las destrezas específicas
es el siguiente.
Controlar es sinónimo de dominio; es decir, controlar la destreza o acción
técnica implica no perder nunca el dominio del balón. Este es un concepto
que debe aplicarse de manera específica a cada una de las destrezas. Y si bien
debe aplicarse a todas ellas, el significado que adquiere en cada una es
distinto. Esta aclaración del concepto control es muy importante, porque
obliga a encontrar un término que sirva para identificar el golpeo del balón
cuya finalidad consista en dejarlo en disposición de ser jugado con rapidez. En
esta propuesta, se utilizará el sustantivo recepción para denominar dicha
acción y en ningún caso control, como tradicionalmente se le ha llamado,
dado que este término se usa para designar una consideración.
Proteger implica ejecutar la destreza o acción técnica con la pierna más
alejada del contrario, interponiendo el cuerpo entre el balón y el adversario y
manteniendo el balón lo más alejado posible del rival. Este concepto aumenta
en importancia a medida que el contrario está más próximo. Aun así, en un
proceso formativo, se insistirá a los jugadores para que lo apliquen igualmente
con el fin de que se habitúen.
De aquí se desprende la renuncia al trabajo específico de cada pierna, dado
que al referirnos al concepto de protección se hace implícita la necesidad de
tener que utilizar cualquiera de las dos piernas en cualquiera de las situaciones
que se presente en función de la ubicación del contrario. Con este nuevo
punto de vista, el trabajo específico de lateralidad queda difuminado.
Fintar hace referencia a dar información errónea al contrario. Es el hecho de
engañar. Existe también la opción de no dar información o, en todo caso, de
darla en el último instante, escondiéndola hasta el final.
Anticiparse indica avanzarse a los hechos, evitando así el objetivo del
contrario. Se trata de una capacidad para interpretar qué sucederá. En defensa
es necesario aplicar todas las acciones técnicas, tanto las propias del marcaje
al jugador con balón como aquellas que se hacen cuando el balón va dirigido
al jugador que se marca, con el concepto de anticipación. En ataque implica
realizar la acción antes de que llegue el contrario a su espacio próximo.
Tener toda la información posible de la situación de juego señala la
capacidad de percibir tanto a los compañeros, adversarios y balón como los
distintosespacios. Eso implica levantar la cabeza antes o durante la ejecución
de la acción. Este concepto es de los más complejos, y precisamente por ello,
cuanto antes se inculque, antes se mejorará la capacidad perceptiva.
Características, manifestaciones y consideraciones de las
acciones técnicas
EL PASE
Características del pase
Tradicionalmente se ha reconocido que para que se pueda ejecutar la acción
técnica del pase es necesaria la participación de dos jugadores, a los que se
denomina emisor y receptor. Este planteamiento ha sido el utilizado a lo largo
del tiempo para afirmar que esta destreza es la única que facilita la
comunicación motriz entre jugadores de un mismo equipo, al tiempo que esto
la convierte en el argumento para clasificarla como una acción colectiva. Sin
embargo, por la misma razón, para que exista una recepción o un remate de
primera acción también es necesario que el balón llegue de un compañero,
con lo cual también se convierten en acciones colectivas. Según el hilo
conductor que se propone, es imposible aceptar el pase desde los principios
individuales como una acción colectiva, ya que el criterio utilizado ha sido el
del contacto con el balón, y este es realizado por un solo jugador, lo cual
convierte todas las acciones técnicas en individuales. No obstante, sí podría
hablarse de acción colectiva si se clasifica desde el punto de vista de los
principios colectivos, en los que, por ejemplo, el pase y la recepción se
convierten en acciones colectivas necesarias para el mantenimiento colectivo
del balón. Así, pues, desde la perspectiva individual y de la relación
jugador/pelota, la acción técnica del pase siempre será individual, si bien
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desde la perspectiva de los principios colectivos, atendiendo a que participa
del principio de conservación colectiva del balón, podemos contemplarla
como una acción colectiva.
Otra característica importante del pase es que se trata de la acción técnica
con mayor número de repeticiones en un partido. Por sí solo, este hecho quizá
no tendría mayor trascendencia si no fuera porque es un concepto importante
a la hora de su presencia en los procesos de aprendizaje.
Para poder determinar el conjunto de factores que influyen en la acción del
pase se utiliza como criterio la orientación del emisor y del posible receptor.
La orientación del receptor respecto al emisor ofrece la información necesaria
sobre la distancia (corta, larga o media) y la dirección que debe tener el balón
(vertical o perpendicular; horizontal o paralela, u oblicua o diagonal) respecto
a la línea de fondo. Estos parámetros condicionan al jugador emisor, la
elección de la altura (rasa, media o alta), la trayectoria (curva o rectilínea) y la
potencia (fuerte o floja) más adecuada para cada situación. A partir de aquí, el
jugador debe decidir:
La parte y la superficie del cuerpo que entra en contacto con el balón,
La colocación del pie de apoyo,
El contacto del pie con las distintas zonas del balón.
Estas resoluciones constituyen los aspectos decisorios propios de la ejecución
de los que se ha hablado con anterioridad. Las limitaciones de todas y cada
una de estas manifestaciones se justifican de la siguiente manera:
Se consideran distancias cortas entre 0 y 15 metros; medias, entre 15 y 30
metros, y largas, las superiores a los 30 metros.
Se consideran las distintas direcciones, que surgen de la relación entre la
ubicación del receptor con la línea de fondo y, por lo tanto, puede hablarse
de perpendiculares, horizontales y diagonales.
Se consideran pases altos cuando el balón va por encima de los hombros; a
media altura, si va de las rodillas a los hombros, y rasos, si va de las rodillas
al suelo.
Se consideran trayectorias curvas las que describen líneas parabólicas y las
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que llevan efecto, y trayectorias rectilíneas las que son ejecutadas sin efecto
alguno.
Por último, se considerará un balón fuerte si se desplaza rápido y tenso, y
flojo, si lo hace de forma lenta o fluctuante.
Elección de la parte y la superficie corporal
El jugador emisor debe escoger la parte y la superficie del cuerpo más
adecuada para cada situación sociomotriz (distancia y situación en el espacio
del receptor respecto al emisor). La parte del cuerpo más utilizada es el pie.
Cada superficie del pie tiene características propias que son distintas del resto.
Cada situación requiere la utilización de una u otra superficie. Otras partes del
cuerpo son la cabeza, el tronco y las piernas.
Interior del pie. Se trata de una superficie plana y grande que va desde la
parte triangular del nacimiento del dedo gordo hasta el tobillo interior. Es la
superficie que permite garantizar mayor precisión. Su eficacia se manifiesta en
acciones con espacios libres de jugadores. Sus factores son:
Distancia. Se utiliza para resolver situaciones de distancias cortas.
Dirección. Puede utilizarse para cualquier dirección.
Altura. Su utilización se justifica con balones rasos.
Trayectoria. El golpeo con esta superficie es solo para balones que deben
describir una línea recta.
Potencia. La adecuada, siempre con tendencia a que llegue lo más rápido
posible a su destino.
Empeine interior del pie. Se trata de una superficie curva que va desde la
base del dedo gordo hasta el tobillo anterior. Proporciona una buena
precisión. Presenta mayor eficacia cuando se trata de golpear el balón para
superar a algún jugador. Sus factores son:
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Figura 6.1. Las partes del pie izquierdo (calzado).
Distancia. Se utiliza para resolver situaciones de distancias medias.
Dirección. Puede utilizarse para cualquier dirección.
Altura. Su utilización se justifica con balones de alturas medias y altas.
Trayectoria. El golpeo con esta superficie es solo para balones que deben
describir una línea curva (efecto).
Potencia. La adecuada, siempre con tendencia a que llegue lo más rápido
posible a su destino. Puede ser superior a la utilizada con el interior del pie
e inferior a la ejercida con el empeine frontal.
Empeine frontal del pie. Se trata de una superficie ancha y plana que va
desde la parte anterior del pie, concretamente en el nacimiento de los dedos,
hasta el tobillo. Permite transmitir al balón gran potencia y, como
consecuencia, una posible disminución del nivel de precisión. Encontramos su
mayor eficacia en acciones que precisen sortear jugadores. Sus factores son:
Distancia. Se utiliza para resolver situaciones de distancias largas.
Dirección. Puede utilizarse para cualquier dirección.
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Altura. Su utilización se justifica con balones de alturas medias y altas.
Trayectoria. El golpeo con esta superficie es solo para balones que deben
describir una línea recta.
Potencia. La adecuada, con tendencia a ser grande.
Empeine exterior del pie. Se trata de una superficie curva que va desde la
base del dedo pequeño hasta el tobillo posterior. Es muy eficaz utilizarlo en
pelotas en movimiento y en conducciones. Sus factores son:
Distancia. Se utiliza para resolver situaciones de distancias medias.
Dirección. Puede utilizarse para cualquier dirección.
Altura. Su utilización se justifica con balones de alturas medias y altas.
Trayectoria. El golpeo con esta superficie es solo para balones que deben
describir una línea curva (efecto).
Potencia. La adecuada, siempre con tendencia a que llegue lo más rápido
posible a su destino.
El talón. Es la parte posterior del pie. Es un recurso utilizado solo en
momentos muy concretos, en especial para aportar un factor sorpresa. Sus
características no son ni su precisión ni su potencia, sino, tal como se ha
señalado, su factor sorpresa.
La puntera. Es la parte anterior del pie. Es un recurso muy poco utilizado. Solo
se ejecuta en situaciones concretas y como última opción. Se relaciona el
contacto con la puntera en acciones de remate y en golpeos de trayectorias
rectas.
Pierna de apoyo
En el momento del golpe, la pierna de apoyo puede colocarse detrás, a la
misma altura o delante del balón. Esta decisión tiene una gran importancia.Fundamentalmente, la colocación del pie de apoyo respecto a la altura del
balón influye sobre el factor de la altura que pueda alcanzar. De forma general
se puede decir:
Si se apoya antes de la línea de la pelota, el balón tiende a elevarse. El
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motivo principal radica en el hecho de tener el cuerpo inclinado hacia atrás
en el momento de contacto con el balón, lo que provoca que este se eleve.
Si se apoya a la misma altura de la línea del balón, este tiende a adquirir una
media altura.
Si el pie de apoyo se coloca por delante de la línea de la pelota, la tendencia
es que esta no gane altura. En este caso, la inclinación del cuerpo es hacia
delante, cargando el peso delante del balón, con la consecuencia de
provocar que este no se eleve.
Zonas de la pelota
Según cuál sea la zona del balón en la que impacte la superficie del pie, se
obtendrán como resultado múltiples manifestaciones del pase. En general, la
zona 1 sirve fundamentalmente para detener el balón; la 2 es útil para golpeos
parabólicos; la zona 3 se utiliza para conseguir golpeos con efecto, y, por
último, la 4, correspondiente a la zona central del balón, proporciona golpeos
principalmente de trayectoria rectilínea.
Figura 6.2. Zonas de golpeo de la pelota.
Del mismo modo que el término progresión se relaciona con la acción técnica
de la conducción, el concepto de profundidad se relaciona con la acción
técnica del pase. Es obvio que eso no significa que el pase solo pueda
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realizarse perpendicular o vertical a la línea de fondo del campo. Las dos
acciones nos ayudan a reducir la distancia respecto a la portería contraria, si
bien el pase lo consigue con más eficiencia, dado que evita al jugador un
mayor cansancio, e imprime mayor velocidad al juego, porque con una
potencia adecuada, el balón se desplaza con mayor velocidad que si es
conducido sobre la superficie.
Manifestaciones del pase
Las diferentes posibilidades de manifestar la acción técnica del pase pueden
clasificarse en función de múltiples criterios. Se destacan los siguientes:
Según la distancia, se programan pases cortos, medios y largos. Previo a la
ejecución del pase, el jugador debe decidir la superficie de contacto que
utilizará según la distancia del receptor:
Distancias cortas: interior del pie.
Distancias medias: empeine interior o exterior.
Distancias largas: empeine total.
Según la dirección, se programan pases perpendiculares, horizontales y
oblicuos respecto a la línea de fondo. El jugador debe decidir el tipo de
pase atendiendo al criterio de direccionalidad:
Pase vertical o diagonal para dar profundidad ofensiva o defensiva.
Pase horizontal para los cambios de orientación.
Según la altura, se programan pases altos, medios y bajos.
Según la trayectoria, se programan balones rectilíneos, en curva y
parabólicos.
Según la potencia, se programan pases fuertes o fluctuantes.
Según la finalidad perseguida en el golpeo del pase, este puede
programarse al espacio o al pie. De acuerdo con la situación de juego, el
jugador debe decidir si el balón va al pie o al espacio. Siguiendo este
criterio, se adoptan los conceptos de potencia y precisión de la siguiente
manera:
Mayor importancia de la potencia cuando dirija el balón a los pies de un
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compañero.
Mayor importancia de la precisión cuando lo dirija al espacio.
Según la parte del cuerpo de golpeo, conjuntamente con las respectivas
superficies de contacto, se programan pases con la cabeza, el tronco, la
pierna y el pie.
Según la zona del balón golpeada, se programan contactos en las zonas 2, 3
y 4 del balón.
Según la acción previa, se programa el pase cuando se ejecuta según dos
opciones:
Después de cualquier otra acción: Recepción más pase, conducción más
pase, regate más pase o robo más pase.
Sin acción técnica previa: Pase directo.
Otra decisión previa a la ejecución del pase es jugar de primera acción o
después de otra. Esta queda condicionada a la calidad del jugador, siendo
conveniente, en líneas generales, que el jugador decida resolver la situación
de juego con un pase a una sola acción. Dicha decisión adquiere mayor
relevancia a medida que el equipo tiene mayor calidad, pero siempre evitando
que dicha decisión vaya en detrimento de la eficacia. De manera particular, en
el caso de pases dirigidos a realizar cambios de sentido en el juego, es
conveniente decidir una ejecución después de una recepción que permita una
orientación correcta del cuerpo y el balón.
Consideraciones del pase
Según se ha comentado con anterioridad sobre el concepto de
consideraciones y su clasificación, la adaptación de dichas consideraciones a la
acción técnica del pase es la siguiente:
Controlar el balón en el pase implica enviarlo dentro del espacio próximo del
receptor. Es obvio que si va dirigido muy lejos de ese espacio próximo, es
presumible que el contrario vea aumentadas las opciones de recuperar el
balón.
Proteger el balón en el pase implica golpearlo con el pie más alejado del
contrario. La utilización del pie derecho o izquierdo al hacer el pase depende
de la colocación del contrario respecto al jugador con el balón.
Fintar el pase implica engañar o en algún caso omitir información.
Mayoritariamente se engaña al contrario utilizando el sentido de la vista.
Mientras se mira y se muestra la intención de hacer un pase a un compañero,
en realidad y en el momento oportuno, se resuelve el problema con un pase a
otro compañero, aportando de este modo un factor sorpresa.
Anticiparse en la ejecución del pase significa realizarlo antes de que el
contrario se aproxime a una distancia que le permita interceptar la trayectoria
del balón con la consecuente pérdida de este. En edades tempranas, es
habitual ver que los jugadores esperan demasiado para ejecutar el pase, aun
teniendo espacio, y que solo se deciden a hacerlo cuando el contrario está
próximo. Esta es una consideración importante que debe corregirse.
También es importante tener en cuenta la correcta orientación del cuerpo
en el momento del golpeo, sobre todo al inicio del aprendizaje. Para ello se
debe considerar que la punta del pie de apoyo se dirija hacia el posible
receptor. Solo con tener presente este detalle se consigue que el jugador
oriente perfectamente el cuerpo. También ayuda a lograr un pase eficaz el
hecho de que la pierna de contacto con el balón describa una trayectoria de
atrás hacia delante, evitando en todo momento que, producto de la inercia, se
cruce por delante del cuerpo. No es menos cierto que a medida que el
jugador adquiere un nivel técnico superior, este detalle se vuelve secundario e
incluso innecesario, tal como lo demuestra la necesidad de realizar un pase
con finta en el que la dirección de la punta del pie de apoyo no se encuentra
en la misma dirección del balón y, en consecuencia, del posible receptor.
Circunstancias atmosféricas, como un día de lluvia, condicionan en general
la utilización y la ejecución de las acciones, y en particular la del pase, y
obligan a que la manifestación que más deba utilizarse sea la del pase aéreo.
Por otra parte, ante la adversidad del viento, en general se utilizará la
manifestación del pase raso.
Es preferible errar por exceso que por defecto. Es preferible una pérdida del
balón en un pase tenso que una pérdida producida por un pase flojo, que
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siempre queda corto. Como consideración específica del pase, se debe incidir
en que todos sean tensos, y por lo tanto, que desplacen el balón con rapidez
para que llegue lo antes posible al receptor.
Ante una situación de juego de un compañero desmarcado en profundidad,
se debe dar prioridad al pase antes que a cualquier otra acción.
La mayoría de las situaciones de juego que se dan en las distintas zonas de
finalización cuando el poseedor se encuentra en los pasillos exteriores, como
consecuencia de la falta de espacios, requieren conocer con anterioridad
adónde dirigir el balón y hacerlo a la máxima velocidad. Es de suponer que si
se detiene el balón o se pierde tiempoen el análisis de la situación, el
contrario eliminará cualquier situación de ventaja. Para facilitar este análisis, se
propone la elaboración de unas respuestas preestablecidas que faciliten esa
decisión y el conocimiento de unas consideraciones que hagan posible la
ejecución con velocidad:
Ejecución antes de que se acerque el adversario o inmediatamente después
de conseguir un mínimo ángulo.
Que el pase sea tenso, que permita viajar con rapidez al balón.
Que el pase adquiera una trayectoria que lo aleje del portero.
Partiendo de las siguientes premisas:
Si el compañero inicia un desplazamiento consiguiendo un desmarque, se
puede hacer un pase en su dirección.
Si el compañero inicia un desplazamiento sin conseguir un desmarque
arrastrando a su marcador, se hará un pase al desplazamiento de otro
compañero que ocupe dicho espacio.
La propuesta para las siguientes situaciones podría ser:
Si el poseedor está en el pasillo exterior a la altura de la línea del fondo, se
entenderá que el espacio de la zona del área de meta estará más poblada,
lo que presumiblemente indique que la solución podría ser dirigir el balón
al espacio de la zona central fuera del área de meta, cercana al punto de
penalti.
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Si el poseedor está en el pasillo exterior a la altura del punto de penalti, se
entenderá que el espacio de la zona del primer palo estará más poblada, lo
que presumiblemente nos indique que la solución más acertada consista en
dirigir el balón al espacio de la zona del segundo palo.
Si el poseedor está en el pasillo exterior a la altura de la línea del área de
penalti, se entenderá que el espacio de la zona central y del primer palo
estará más poblada, lo que presumiblemente indique que la respuesta
óptima consista en dirigir el balón hacia el espacio a la espalda de los
defensas, entre estos y el portero.
LA RECEPCIÓN
Características de la recepción
Desde el punto de vista de los principios individuales (relación jugador/balón),
el golpeo que se hace al balón con la finalidad de dejarlo preparado para
jugarlo con rapidez debe considerarse siempre el mismo tipo de contacto, con
independencia de dónde proceda. Es decir, sea la procedencia del balón un
compañero, contrario, árbitro, palo o larguero de la portería, o banderín de
córner, ese primer contacto con el balón, en que el jugador entra en posesión
para ejecutar lo antes posible una segunda acción, siempre será un golpeo en
forma de recepción.
Existen unos factores que condicionan la manifestación de la recepción y
que al mismo tiempo la hacen más o menos fácil de ejecutar:
Altura, potencia y trayectoria de llegada del balón.
La distancia del contrario en el momento de entrar en contacto con el
balón.
Finalidad perseguida.
Dependiendo de cómo se presenten estos factores, el jugador debe utilizar la
parte del cuerpo (pie, pierna, tronco o cabeza) y la superficie de contacto
(planta del pie, interior, exterior, empeines…) más adecuadas para cada
situación:
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Para balones altos, se utilizan las distintas superficies de la cabeza.
Para balones a media altura, se utiliza el pecho.
Para balones rasos, se utilizan las distintas superficies del pie.
En jugadores jóvenes o noveles, la recepción de balones altos suele realizarse
con el pie e incluso llevando la pierna por encima de la cabeza. Esto es
totalmente razonable si se entiende el miedo que tienen a hacerse daño
cuando golpean con la cabeza. Por ello es muy importante el aprendizaje,
adecuando todos los recursos didácticos necesarios para conseguir que no sea
traumático, para evitar que cojan miedo y no quieran hacerlo.
Se considera que la recepción se ejecuta con eficacia cuando se realiza con
un solo contacto. Dicha premisa responde a la necesidad de dar velocidad al
juego. No obstante, se acepta realizar dos contactos con el balón cuando este
llega por encima de la cintura. Dicho contacto puede suponer una aceleración
o una desaceleración del balón.
Otra de las características de la recepción es que se trata de una acción
asociada a otras. Realizar la recepción antes de la ejecución de la siguiente
acción, por ejemplo del pase, es sinónimo de juego seguro y preciso, aunque
más lento. Obviamente, la decisión de utilizarla o prescindir de ella dependerá
de la calidad de cada jugador. No obstante, «jugar a un golpeo» no siempre
es sinónimo de conseguir velocidad en el juego. A menudo, por jugar a una
acción se pierde precisión y, por lo tanto, se produce la inevitable pérdida del
balón. Con una correcta recepción se facilita una ejecución rápida de la
siguiente acción, además de conseguir un nivel más alto de precisión.
Existen situaciones especiales en las que la utilización de la recepción
adquiere más importancia. Es cuando se juega en terrenos de juego en malas
condiciones o con mucho viento.
Manifestaciones de la recepción
Toda recepción lleva implícita que sea orientada. De no ser así, debería
hablarse de parada, tratándose de otra destreza motriz global (DMG) distinta
al golpeo. Como no es el caso, cada vez que se recibe el balón, de forma
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implícita, este es orientado. Otra cosa es que dicha orientación sea la
adecuada para ser eficaz.
Se puede amortiguar o semiparar el balón, pero en ambos casos el balón no
se detiene y sí se orienta.
Puede programarse la recepción a partir de las manifestaciones que surgen
del criterio de las zonas o partes de contacto: recepción con la cabeza, el
pecho, el muslo y el pie (interior, exterior, empeines o planta).
Otra opción para programar la recepción puede ser precisamente según la
posibilidad de no utilizarla, «jugar a un golpeo o una destreza», consiguiendo
una gran velocidad en el juego y creando en apariencia una dificultad mayor
para la acción defensiva del contrario, o utilizarla uniéndola a una acción
posterior; es decir, recepción más pase, conducción o remate.
Otro criterio para programar la recepción es la utilización de las variables
que se han apuntado en el apartado de las características:
Altura, potencia y trayectoria de llegada del balón.
Distancia del contrario en el momento de entrar en contacto con el balón.
Finalidad perseguida.
Consideraciones de la recepción
Controlar el balón durante la recepción implica que después del contacto con
el balón, este no se aleje del espacio próximo del jugador... Se presupone que
si no se controla el balón en la recepción, se pierde su eficacia, y se ocasiona
su pérdida. Obviamente esta consideración adquiere mayor o menor
importancia con relación a la distancia a que se encuentre el contrario en el
momento del golpe. Cuanto mayor sea esa distancia, mayor será el espacio de
control. Así pues, para que la recepción sea eficaz, debe hablarse de un
correcto control del balón durante la ejecución de la recepción.
Proteger el balón durante la recepción implica mantener el balón lo más
alejado posible del contrario más próximo. Eso se consigue orientando el
balón hacia el espacio libre con el pie más alejado y colocando el cuerpo entre
el balón y el contrario.
Fintar la recepción implica unos movimientos cortos y explosivos antes de
entrar en contacto con el balón, para engañar, dando información errónea, al
adversario directo. Es evidente que adquirirá mayor importancia si el
adversario se halla cerca de la pelota.
Anticiparse en la recepción implica adelantarse a la acción del contrario
próximo. El jugador nunca debe esperar a que le llegue el balón, sobre todo si
el adversario está cerca.
Existe un grupo de consideraciones específicas de la recepción cuya
ejecución permite aumentar la velocidad del juego. Se comentan a
continuación:
Levantar la cabeza antes de recibir el balón implica tener toda la
información posible de la situación del juego (compañeros, adversarios y
espacios). Este hecho permite tomar una cadena de decisiones relacionadas
con otras consideraciones que proporcionan una mayor velocidad al juego.
Realizar la recepción con un solo contacto permite que la ejecución sea
mucho más rápida que si se utiliza un mayor número de contactos.El hecho
de utilizar más de un contacto con el balón puede considerarse un error de
ejecución, o también puede contemplarse como el inicio de la acción de
conducción.
Dejar el balón bien orientado es sinónimo de poder realizar con rapidez la
siguiente acción, lo cual permite un juego veloz. Dicha orientación siempre
debe hacerse hacia el lado contrario de donde se encuentra la oposición, en
busca siempre del espacio libre. Este hecho va asociado con la consideración
de la protección del balón.
Por último, contribuirá a la velocidad del juego no parar el balón. Tal como
se ha apuntado con anterioridad, parar el balón pertenece a otro grupo
distinto de destreza motriz global (DMG). En definitiva, debería obviarse su
utilización precisamente por la contribución al juego lento.
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LA CONDUCCIÓN
Características de la conducción
El abuso de la utilización de la conducción puede llevar a un juego lento y
muy individualista. No obstante, debe convertirse en una respuesta totalmente
obligatoria si se presenta la situación óptima, que es aquella en la que existe
espacio alrededor del jugador con el balón, o bien cuando hay espacio detrás
del jugador contrario que le está marcando. En ciertas circunstancias
concretas, el jugador con balón puede conducirlo hacia donde se encuentra el
contrario con la finalidad de fijarlo y posibilitar que un compañero quede libre
de marca y tenga la oportunidad de recibir el balón (situación de juego de 2:1
ofensiva).
Esta acción está ligada al concepto de progresar, del mismo modo que el
pase lo estaba al concepto de profundizar. Se entiende por progresar con el
balón el hecho de ir avanzando y reduciendo la distancia respecto a la portería
contraria. No obstante, no debe olvidarse que los jugadores también
conducen hacia su propia portería, de igual forma que se hacen pases en
dirección a la portería propia. En algunas ocasiones, la finalidad perseguida no
es precisamente progresar hacia la portería, sino más bien ralentizar y
mantener el balón en beneficio de los intereses del equipo si estos son, por
ejemplo, aguantar un resultado o bien esperar la ayuda de un compañero en
una situación de juego de 1:2 ofensiva.
Si se ha recibido raso, se empieza a considerar que se realiza una
conducción a partir del segundo contacto con el balón, y del tercero cuando
se ha recibido por encima de la cintura.
Manifestaciones de la conducción
Algunos de los criterios que pueden utilizarse para programar el trabajo de las
conducciones pueden ser:
Según la velocidad de su ejecución
Lenta.
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Rápida.
Según la oposición
Sin oposición.
Con oposición:
Conducción con un alto nivel de destreza a o de nivel técnico.
Conducción con cambio de ritmo.
Conducción con finta previa.
Simple: Finta y salida con el exterior en sentido contrario del engaño
(«bicicleta»).
Compleja: Doble finta y salida hacia el lado contrario del último engaño.
Conducción con velocidad máxima.
Según la acción posterior
Conducción sola.
Conducción y pase.
Conducción y remate.
Según el objetivo
Progresar al espacio.
Deshabilitar.
Fijar al adversario.
Ralentizar.
Una vez más, según el criterio utilizado, se puede hablar de distintos tipos de
conducción. Según la mayor o menor existencia de espacios para que el
poseedor pueda conducir, la conducción puede ser rápida o lenta. La
conducción será rápida si se ha conseguido tener un espacio libre; o bien, si
este no existe, se manifiesta una conducción lenta. Este criterio está
relacionado con el hecho de que halla o no oposición. Cuando existe
oposición, se puede desequilibrar con una conducción con velocidad, cambio
de ritmo, finta o un altísimo nivel de destreza.
Otro criterio para clasificarla puede ser a partir del número de acciones
posteriores a la conducción. Así, la conducción puede terminarse sin ninguna
otra acción, con un pase, con un remate o con un rechace. El poseedor del
balón debe saber que después de conseguir deshabilitar al contrario debe
ejecutar lo antes posible la acción técnica posterior (pase o remate) para evitar
perder la ventaja obtenida. Si duda o detiene el balón, dará tiempo al
adversario para rectificar la posición, con lo que la conducción resulta
absolutamente inútil. Por último, la conducción puede perseguir objetivos
distintos. El jugador puede conducir para ocupar un espacio existente, para
deshabilitar al adversario, para fijar al contrario o para ralentizar el juego.
Todas ellas son muy válidas según la situación de juego. El poseedor debe
saber que cuando deshabilita a un defensor, la estructura colectiva del equipo
defensor «se resiente», ya que debe modificar su disposición defensiva para
compensar esa situación. Por este motivo, a pesar del factor riesgo, no se
dejará de potenciarla si se da la situación óptima.
Como se puede leer en distintas ocasiones en esta propuesta, cuando se
menciona la conducción ante situaciones del jugador con balón contra una
oposición más o menos directa, se habla siempre de deshabilitar al contrario.
El jugador con balón no solo puede conseguir desbordar al adversario, sino
que con dicha conducción lo que puede conseguir es crear la mínima
situación que permita pasar en profundidad o rematar. Es decir, la situación de
1:1 va más allá de resolverla desbordando. Se habla del concepto de
deshabilitar con un criterio más amplio, con una mayor propuesta de
soluciones. Este nuevo planteamiento representa prescindir del concepto de
regate como tal y abordar la conducción con oposición, en la que las posibles
respuestas para deshabilitar al adversario sean desbordar con conducciones
con velocidad, cambio de ritmo, finta o alto nivel de ejecución técnica; o sin
desbordar, consiguiendo simplemente una situación que permita rematar o
pasar. Por lo tanto, en esta propuesta se presenta el regate no como una
acción técnica en sí misma, sino como una manifestación de la conducción, no
solo para desbordar sino para deshabilitar.
Consideraciones de la conducción
Controlar el balón durante la conducción representa mantener contactos con el
balón, siempre en función de la distancia del contrario, lo suficientemente
potentes o suaves como para permitir que no se aleje en exceso del espacio
próximo. Si el adversario está cerca, los contactos serán suaves, y permiten
seguir progresando sin que el balón se aleje de la pierna de contacto. Si, por
el contrario, el adversario está alejado, significa que existe espacio y la
posibilidad de ejecutar una conducción con velocidad y, por lo tanto, los
golpeos pueden ser de mayor potencia, alejándose más de la pierna de
contacto. En este caso se propone utilizar la superficie del empeine exterior
como la más adecuada para garantizar una conducción rápida y sin perder el
control.
La conducción debe aplicarse bajo el concepto de protección del balón, lo
cual implica escoger la pierna de contacto en función de la posición del
contrario. Esta circunstancia aumenta en importancia a medida que el
adversario esté más próximo. No obstante, en edades tempranas, a pesar de
esa particularidad, debe insistirse en que los jugadores conduzcan aplicando
el concepto de protección del balón.
Fintar la conducción sigue ligado al concepto general del que ya se ha
hablado. Se trata de intentar engañar al contrario con la utilización de
movimientos rápidos y fingidos de segmentos corporales o con fintas.
Anticiparse en la conducción hace referencia a no dar opción al contrario a
eliminar el espacio que se ha presentado para poder ejecutar una conducción
con velocidad. Se trata de anticiparse a hacer la conducción si se da la
situación óptima, antes de que el espacio se neutralice. La ejecución de esta
acción en la situación óptima obliga a que se realice a máxima velocidad. En
estos casos se recomienda la utilización de la superficie del empeine exterior
del pie.
El número sucesivo de contactos con el balón se hará con relación a la
distancia respecto al adversario, al espacio libre que exista y en función del
lugar del campo donde se realice.
Con

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