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CITOQUINAS: DE FIELES ALIADAS A TEMIBLES ENEMIGAS
75ANALES - VOL. 24 (1) - DIC. 2011 - REAL ACADEMIA DE CIENCIAS VETERINARIAS DE ANDALUCÍA ORIENTAL
“Si conoces al enemigo y a ti mismo,
no necesitas temer el resultado 
de cientos de batallas”
El arte de la guerra. Sun Tzu, 400 AC
En primer lugar quisiera expresar mi agradecimiento más sincero y profundo a 
los miembros de esta Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental 
por el honor que me dispensan. Hoy se hace realidad el sueño de pertenecer a esta 
docta y querida Institución, cuyo principal objetivo es el de difundir y compartir el 
conocimiento, pero además, me llena de orgullo el hecho de que mi ingreso se realice 
en mi querida y añorada Granada, la ciudad que me vio crecer como niño y de la que 
marché siguiendo mi vocación como Veterinario. Una vocación alentada desde peque-
ño por mi padre que ejerció nuestra noble profesión en esta ciudad de la Alhambra 
y del Generalife, que lo acogió, le vio crecer personal y profesionalmente y le brindó 
la oportunidad de desarrollar no solo nuestra profesión, sino también involucrarse 
en la investigación y en la actividad colegial, ya que como él decía «somos de donde 
dicta nuestro corazón». 
Mi labor de investigación se ha centrado, principalmente, en el estudio de la 
patogenia de las enfermedades víricas. Unos estudios que inicié bajo la dirección de 
mi maestro, Miguel Ángel Sierra Plana, y que me encaminaron a estudiar al macró-
fago como una célula fundamental en el establecimiento de la respuesta infl amatoria 
CITOQUINAS: DE FIELES ALIADAS A TEMIBLES ENEMIGAS
LIBRADO CARRASCO OTERO*
* Catedrático de Anatomía y Anatomía Patológica Comparadas. Decano de la Facultad de Veterinaria 
“Campus de Excelencia Internacional CeiA3”, Universidad de Córdoba.
Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Veterinarias
de Andalucía Oriental como Académico Correspondiente
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e inmune de las enfermedades, y de cómo algunos virus provocaban la aparición de 
lesiones vasculares o la muerte de las células vecinas a las infectadas mediante la 
activación de los macrófagos. Una cuestión que me planteaba la siguiente pregunta 
¿por qué una célula defensiva es la responsable de las lesiones más características 
de algunas enfermedades?, la respuesta a este enigma estaba en que la activación de 
esa célula desencadenaba la producción de una serie de mediadores, que regulan al 
organismo dentro de un delicado equilibrio que permite luchar y vencer la infección 
por diferentes patógenos pero que al mismo tiempo su sobreexpresión puede, inclu-
so, conducir a la muerte del individuo. Estos mediadores son conocidos hoy bajo la 
denominación genérica de citoquinas
INTRODUCCIÓN 
Las citoquinas o citocinas (del griego “kyto” célula e “ina” sustancia) son mo-
léculas de bajo peso molecular (de 10 a 40 kD) y constituidas por unos 120 a 180 
aminoácidos, que poseen la capacidad de modular la función de células y tejidos, y 
que están producidas, principalmente, por los leucocitos, aunque algunas de ellas 
también pueden ser secretadas por otros tipos celulares. 
En condiciones fi siológicas, las citoquinas no se producen en cantidades sig-
nifi cativas, siendo necesaria la activación de las células para que se produzcan en 
cantidades sufi cientes para ejercer sus efectos biológicos. La mayoría de ellas son se-
cretadas al espacio extracelular en forma glicosilada, lo que incrementa su estabilidad 
y solubilidad. No obstante, algunas citoquinas se pueden acumular en el interior de 
la célula o adherirse a la membrana celular. 
Las citoquinas poseen una vida media muy corta y actúan a muy bajas concen-
traciones, del orden de picogramos, mediante la unión a receptores de alta afi nidad 
que están presentes en la superfi cie de las células. En función del tipo de células sobre 
las que actúan, se habla de efecto autocrino, cuando actúan sobre las propias células 
productoras, efecto paracrino, cuando actúan sobre diferentes tipos celulares, o in-
cluso pueden tener un efecto endocrino, cuando ejercen su efecto en otros órganos y 
tejidos, transportadas por circulación sanguínea.
NOMENCLATURA
Los términos con los que se conocen estas moléculas han sido modifi cados desde 
su descubrimiento por Lindenman en 1957, al detectar la producción del conocido 
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actualmente como Interferón gamma en ensayos con cepas de la infl uenza. Inicial-
mente, como las citoquinas se identifi caron como la respuesta de los linfocitos frente 
a determinados antígenos se las denominaron linfoquinas. Cuando posteriormente 
se comprobó que también eran secretadas por otros tipos celulares se optó por de-
nominarlas citoquinas. Dentro del nombre genérico de citoquinas se empleó la no-
menclatura de interleuquina (IL) para aquellas moléculas que servían como señales 
de comunicación entre distintos tipos de leucocitos, numerándose a medida que se 
descubrían, así nos encontramos desde la IL-1 hasta la IL-43. Sin embargo, y como 
hemos señalado anteriormente algunas de las citoquinas se identifi caron mediante 
ensayos «in vitro», por lo que adoptaron el nombre de la función biológica que de-
sarrollaban, como es el caso del Interferón (IFN), Factor de Necrosis Tumoral (TNF), 
Factores Estimuladores de la Formación de Colonias (CSF) o Factor Transformador 
del Crecimiento (TGF) 
Funciones de las citoquinas
Las citoquinas, además de tener un papel fundamental en la respuesta infl ama-
toria e inmune, van a estar implicadas en numerosos procesos biológicos como en la 
hematopoyesis, la embriogénesis y la angiogénesis, así como en diferentes procesos 
celulares como la mitosis, la diferenciación, la migración o incluso la muerte celular.
Las dos principales características funcionales de las citoquinas son el pleiotro-
pismo, ya que una misma citoquina es capaz de ejercer efectos biológicos diferentes al 
actuar sobre distintos tipos celulares, y la redundancia, ya que varias citoquinas pue-
den contribuir al desarrollo del mismo efecto en una célula. Además, las citoquinas 
pueden actuar en lo que se conoce como cascadas de amplifi cación, estimulando la 
producción de otras citoquinas de forma consecutiva que amplían sus efectos bio-
lógicos, o bien desencadenando un efecto antagonista , regulando de esta forma la 
respuesta originada o su intensidad. Nos encontramos, por tanto, con un complejo 
sistema, donde el efecto de una molécula está estrechamente regulado, positiva o 
negativamente, por otras moléculas del mismo sistema y que, además, cuando falta 
una citoquina sus funciones pueden ser reemplazadas total o parcialmente por otras. 
 La expresión y actividad de las citoquinas se puede medir mediante la utiliza-
ción de: bioensayos, sobre líneas celulares, inmunoensayos, como el ensayo inmu-
noenzimático (ELISA), que permite cuantifi car su concentración en diferentes fl uidos 
biológicos, y el ELISPOT, que deriva de la técnica anterior, y que permite determinar 
el número de células productoras, así como mediante citometría de fl ujo, con la que 
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es posible no sólo cuantifi car, sino también caracterizar las células productoras, las 
técnicas de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR), que nos permite medir los 
niveles de RNA mensajero que codifi can la producción de una determinada citoquina 
y las técnicas inmunohistoquímicas, como el Avidin Biotin Peroxidasa (ABC) que nos 
permiten detectarlas en los tejidos y órganos.
Clasifi cación
Las citoquinas pueden clasifi carse según su estructura, sus receptores o su fun-
cionalidad, pero no hay una clasifi cación rígida de las mismas ya que debido a sus 
características funcionales, no todas las citoquinas que tienen la misma estructura 
tienen la misma función, y el pueden utilizar diferentes receptores. Actualmente, la 
clasifi cación más utilizada es la funcional, aunque debemos de tenerpresente que, 
debido a que una misma citoquina es capaz de ejercer efectos biológicos diferentes 
al actuar sobre distintos tipos celulares, se encuadran, según su actividad sea más 
relevante, en una de la tres principales funciones en las que estas moléculas participan: 
la respuesta infl amatoria, la respuesta inmune y la hematopoyesis. 
Citoquinas que intervienen en la Respuesta Infl amatoria
En la respuesta infl amatoria las citoquinas pueden actuar de dos formas totalmen-
te opuestas, ya que mientras que algunas van a favorecer el desarrollo de la misma, 
las citoquinas pro-infl amatorias, otras van a tener un marcado efecto supresor de la 
infl amación, las denominadas citoquinas inmunosupresoras (Tabla 1).
Tabla 1: Principales citoquinas que participan en la respuesta infl amatoria
Citoquinas de actividad pro-infl amatoria IL-1
IL-6
TNF-α
TNF-β
IFN-γ
Citoquinas de actividad inmunosupresora IL-4
IL-10
IL-13
TGF
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1. Citoquinas pro-infl amatorias 
Las citoquinas de actividad pro-infl amatoria (Tabla 1) son moléculas producidas, 
principalmente, por monocitos y macrófagos, activados tras el contacto con un agente 
patógeno, aunque también pueden ser sintetizadas por otras poblaciones celulares 
como las células endoteliales o las células dendríticas entre otras.
• La interleuquina 1 (IL-1), de la que existen dos formas, alfa y beta, que, 
aunque solamente tienen un 25 % de homología, comparten el mismo 
receptor y ejercen efectos biológicos similares. Es el principal pirógeno 
endógeno, induciendo la fi ebre, gracias a la producción de prostaglan-
dinas, y actúa sobre el SNC, provocando el sueño y la anorexia que se 
asocian a los procesos infecciosos. Además, esta citoquina induce la 
liberación de histamina, responsable de la vasodilatación y aumento de 
la permeabilidad vascular en el lugar de la infl amación, y es un factor 
quimiotáctico de los leucocitos.
• El Factor de Necrosis Tumoral (TNF) del que también se han descrito dos 
moléculas, alfa y beta, que tienen una elevada homología y que están 
estrechamente relacionadas. El TNF-alfa es producido por los monocitos, 
macrófagos, linfocitos T y B, células natural killer, fi broblastos y mastoci-
tos. Está implicado, junto con la IL-1, en el desarrollo de la fi ebre, caquexia 
y sueño que se instauran en los procesos infecciosos, siendo un potente 
activador de los monocitos y de los polimorfonucleares neutrófi los. 
Además, induce la expresión de moléculas de adhesión y estimula la 
producción de otras citoquinas, como la IL-8, por las células del endotelio 
vascular, lo que contribuye a la extravasación de linfocitos, neutrófi los 
y monocitos, y la producción de proteínas de fase aguda mediante la 
estimulación de la IL-6. Por otra parte, el TNF-beta, es producido, exclu-
sivamente, por los linfocitos T activados, aunque se une a los mismos 
receptores que el TNF-alfa e induce funciones similares. Además, el 
Factor de Necrosis Tumoral tiene la capacidad de inducir la necrosis de 
algunos tipos de células tumorales, así como iniciar los fenómenos de 
apoptosis, o muerte celular programada, en algunas células, al unirse a 
los receptores de superfi cie que inician la cascada de la vía extrínseca, 
que es la forma en la que un estímulo extracelular puede inducir a que 
una célula muera sin originar una respuesta infl amatoria.
• La interleuquina 6 (IL-6) es la responsable de la producción de proteínas 
de fase aguda por el hígado, proteínas que tienen una función protectora 
y reguladora del proceso infl amatorio a través de su actividad antipro-
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teasa,. Además, esta citoquina induce en la médula osea la producción 
de células precursoras de neutrófi los, monocitos y megacariocitos y 
promueve la diferenciación de linfocitos B hacia células plasmáticas, 
induciendo la producción de inmunoglobulinas. Pero esta citoquina 
también es capaz de ejercer una función inmunosupresora ya que va a 
inducir la síntesis de los antagonistas de los receptores de la IL-1 beta, 
por lo que esta citoquina no va a encontrar receptores a los que unirse 
y por lo tanto desarrollar su función pro-infl amatoria
• Para terminar con este grupo de citoquinas, citaremos al interferón 
(IFN), inicialmente descrito como una proteína producida por las cé-
lulas infectadas por algunos virus. Estas moléculas se clasifi can en dos 
tipos: el Tipo I que incluye el IFN-alfa y el IFN-beta, con propiedades 
antivirales y antiproliferativas, y el tipo II, que incluye el IFN-gamma, 
que tiene un efecto inmunomodulador. Mientras que el IFN-alfa es 
secretado por fi broblastos y algunas células epiteliales, el IFN-gamma 
es producido fundamentalmente por monocitos y macrófagos, siendo 
considerado el principal activador de los macrófagos y un desencade-
nante de la respuesta inmune celular, al estimular la diferenciación de 
los linfocitos T a Th1. Sin embargo los interferones tipo I (alfa y beta) 
también se pueden considerar citoquinas inmunosupresoras debido a 
su efecto regulador de la producción de citoquinas y a su capacidad 
antiproliferativa. Efecto antiproliferativo que le confi ere al mismo 
tiempo una actividad antitumoral
2. Citoquinas inmunosupresoras 
El grupo de las citoquinas inmunosupresoras (Tabla 1) incluye a un grupo de 
moléculas que inhiben el crecimiento celular, suprimen o bloquean la secreción de 
otras citoquinas. Entre ellas se encuentran algunas citoquinas producidas por los lin-
focitos Th 2, como la IL-4, IL-10 e IL-13, que activan a los linfocitos B al mismo tiempo 
que inhiben la respuesta infl amatoria. Y el Factor Transformador del Crecimiento 
(TGF-beta) que inhibe el crecimiento y la función de muchos tipos celulares, así como 
la síntesis de determinadas citoquinas y la actividad citotóxica natural y específi ca. 
• La interleuquina 4 (IL-4) es una citoquina que, como se ha mencionado 
anteriormente, presenta la característica de ejercer efectos biológicos 
diferentes al actuar sobre distintos tipos celulares. Así, tiene un efecto 
antiinfl amatorio al inhibir la producción de diferentes mediadores 
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infl amatorios de los macrófagos y bloquea la acción de la citoquina 
IL-1, una de las principales citoquinas pro-infl amatoria. Pero al mismo 
tiempo promueve el establecimiento de una respuesta inmune de tipo 
humoral a promover la diferenciación de linfocitos T hacia células de 
tipo Th2, estimulando de esta forma el crecimiento y diferenciación de 
los linfocitos B. 
• La interleuquina 10 (IL-10) es considerada como la citoquina inmu-
nosupresora por excelencia ya que inhibe la síntesis de muchas otras 
citoquinas como el TNF-alfa, la IL-2 o la IL-12. Además, regula las fun-
ciones mediadas por los linfocitos B, induciendo la síntesis de IgG, y por 
linfocitos T, infl uyendo en el desarrollo de los timocitos y de las células 
T. Esta citoquina también tiene un papel fundamental en la angiogénesis.
• La interleuquina 13 (IL-13) comparte muchas de sus funciones con la 
IL-4. Es una citoquina inmunosupresora ya que inhibe, junto con la 
IL-4 y la IL-10, la producción de diferentes citoquinas infl amatorias 
por los monocitos/macrófagos. Adicionalmente, esta citoquina puede 
inducir la proliferación de monocitos y de linfocitos B, y promueve la 
producción de IgE
• El Factor Transformador del Crecimiento (TGF) del que existen dos tipos, 
alfa y beta, que no poseen ninguna similitud estructural ni funcional. El 
TGF-beta, es producido por los linfocitos T, plaquetas y otros muchos 
tipos celulares, y tiene efectos inmunomoduladores. Además, induce 
la proliferación de fi broblastos, osteoblastos y células musculares lisas 
e incrementa la síntesis de proteínas de la matriz extracelular, lo que 
favorece la curación de las heridas. El TGF-beta también tiene efectos 
inmunosupresores ya que inhibe tanto el crecimiento de diferentes tipos 
celulares comola síntesis del IFN-gamma, TNF-alfa, TNF–beta, IL-1, IL-2 
e IL-3, inhibiendo también la citotoxicidad tanto natural como específi ca. 
Citoquinas que intervienen en la Respuesta Inmune
En la respuesta inmune las citoquinas pueden actuar en el desarrollo de la 
respuesta inmune inmediata y no especifi ca, conocida como respuesta innata y que 
está presente en todas las plantas y animales, y en el desarrollo de la respuesta in-
mune específi ca, capaz de reconocer al antígeno y por lo tanto de crear una memoria 
inmunológica que perdura aún cuando el agente patógeno es eliminado, conocida 
como respuesta inmune adaptativa, y que tan solo está presente en los vertebrados 
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1. Citoquinas involucradas en la respuesta inmune innata 
En el grupo de las citoquinas que están involucradas en la respuesta inmune 
innata (Tabla 2) están incluidas las citoquinas producidas, principalmente, por los 
monocitos y los macrófagos activados de forma inmediata tras el contacto con un 
agente patógeno, y que por lo tanto están involucradas en el desarrollo de la respuesta 
infl amatoria. Esta es la razón por la que entre las principales citoquinas que se produ-
cen en esta respuesta inmune innata nos encontramos tanto con la IL-1, el TNF-alfa, 
la IL-6 y el IFN-gamma, que como hemos visto anteriormente también participan en 
la respuesta infl amatoria, como con la IL-10 que tiene una clara acción inmunosupre-
sora. Además, en la respuesta inmune innata van a participar otras citoquinas como:
• La interleuquina 12 (IL-12) que inicialmente se describió como el factor 
estimulador de las células natural killer. Esta citoquina que es producida 
por monocitos/macrófagos, células dendríticas y linfocitos B, incrementa 
la actividad citotóxica de las células natural killer, induce las células LAK 
(linfocitos asesinos activados por linfoquinas), estimula la producción 
de IFN-gamma y activa a los linfocitos T citotóxicos. 
• La interleuquina 18 (IL-18) posee la misma capacidad de inducción de la 
producción de IFN-gamma en linfocitos T y células natural killer que la 
IL-12, aunque es producida por las células de Kupffer y de la glándula 
adrenal.
Tabla 2: Principales citoquinas que participan en la respuesta inmune
Respuesta inmune innata IL-1
IL-6
IL-10
IL-12
IL-18
TNF-α
IFN-γ
Respuesta inmune adaptativa IL-2
IL-4
IL-12
IL-15
IL-16
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2. Citoquinas producidas en la respuesta inmune adaptativa
La activación de los linfocitos T y B en reposo para ejercer sus funciones en la 
respuesta inmune celular y humoral requiere de la participación de determinadas 
citoquinas (Tabla 2). Así, la presencia de IL-12 promueve la diferenciación hacia lin-
focitos Th1, que en colaboración con los macrófagos, están implicados en la respuesta 
inmune celular. Mientras que la IL-4 condiciona el desarrollo de linfocitos Th2 que 
promueven la respuesta inmune humoral. Además, los linfocitos T CD8+ se diferen-
cian hacia linfocitos T citotóxicos como respuesta a la estimulación antigénica y a la 
presencia de citoquinas secretadas por otras células, y ejercen su función efectora 
mediante la secreción de IL-2, IL-16, IFN-gamma y TNF.
• La interleuquina 2 (IL-2) es secretada por linfocitos T CD4+ y CD8+ 
activados y se describió como factor de crecimiento de células T, ya que 
es el principal agente que controla su proliferación. Es un factor estimu-
lador del crecimiento de linfocitos T , B y natural killer, y promueve la 
actividad citotóxica mediada por linfocitos T, natural killer, y células LAK 
(células asesinas activadas por citoquinas). Tras unirse a su receptor en 
los linfocitos T, activa la secreción de IFN-alfa, IL-3 e IL-4. Ejerce otros 
muchos efectos sobre el sistema inmune, teniendo un papel esencial en 
el desarrollo de las respuestas infl amatorias crónicas, tanto humorales 
como celulares
• La interleuquina 15 (IL-15) comparte la mayoría de sus actividades 
biológicas con la IL-2, aunque no es producida por los linfocitos Th1, 
ya que es secretada por una amplia variedad de células, entre las que 
se encuentran los monocitos, células epiteliales, miocitos y hepatocitos. 
• La interleuquina 16 (IL-16) es producida por los linfocitos T CD8+ en 
respuesta a la estimulación con serotonina o histamina. Originariamente 
se identifi có como factor quimiotáctico de linfocitos, recibiendo el nombre 
de linfotactina.
Citoquinas que estimulan la hematopoyesis
 Un amplio grupo de citoquinas está conformado por aquellas producidas por 
las células del estroma de la médula ósea o por linfocitos maduros activados y que 
van a inducir el crecimiento y/o diferenciación de las células sanguíneas, por lo que 
algunas reciben el nombre genérico de factores estimuladores de la formación de 
colonias (CSF)
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• La interleuquina 3 (IL-3) induce la proliferación y diferenciación de pro-
genitores hematopoyéticos tempranos de todas las series sanguíneas, es-
pecialmente en situaciones de stress que requieren una respuesta rápida.
• La interleuquina 5 (IL-5) es esencial en la proliferación y diferenciación de 
las células precursoras de los eosinófi los, así como en el mantenimiento 
de la actividad de los mismos, siendo la responsable de la eosinofi lia que 
se produce en las infecciones parasitarias. Sobre los linfocitos B actúa 
incrementando su proliferación y estimulando la producción de IgA.
• La interleuquina 9 (IL-9) tiene un amplio espectro de actividades, entre las 
que se encuentra la proliferación de los precursores de la serie eritroide, 
participando también en la respuesta inmune al estimular la proliferación 
de linfocitos T y la producción de inmunoglobulinas por los linfocitos B.
• La interleuquina 11 (IL-11) estimula la formación de megacariocitos 
y comparte con la IL-6, la producción de proteínas de fase aguda por 
el hígado. Además, participa en la respuesta inmune humoral al esti-
mular la secreción de inmunoglobulinas por células B en respuestas 
T-independientes.
• El factor estimulador de la formación de colonias de granulocitos (G-
CSF) es producido por fi broblastos, células endoteliales y monocitos en 
respuesta a estímulos específi cos y provoca la proliferación de los pre-
cursores de los granulocitos. La proliferación de los polimorfonucleares 
neutrófi los que se observa asociada a la infección por diferentes bacterias 
es debido a que algunos lipopolisacáridos de las paredes bacterianas son 
un inductor de esta citoquina. Además, esta citoquina actúa como esti-
mulador de la fagocitosis y de la citotoxicidad mediada por anticuerpos.
• El factor estimulador de la formación de colonias de macrófagos (M-
CSF) está implicado tanto en el desarrollo de las células progenitoras de 
los macrófagos como en el desarrollo de la placenta, siendo producido 
también por las células del epitelio uterino en respuesta a los estrógenos.
Los efectos adversos de las citoquinas.
Como hemos visto anteriormente las citoquinas van a tener un importante 
papel en la regulación de diferentes funciones del organismo. Sin embargo, algunas 
de ellas debido a su capacidad de ejercer efectos biológicos diferentes al actuar sobre 
distintos tipos celulares van a tener un efecto adverso sobre el organismo (Tabla 3). 
Como ejemplos tenemos:
CITOQUINAS: DE FIELES ALIADAS A TEMIBLES ENEMIGAS
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• La IL-6, que aunque juega un papel muy importante en la respuesta in-
fl amatoria y en el establecimiento de la respuesta inmune innata, también 
puede inducir resorción ósea, atrofi a muscular, anemia y desencadenar 
una coagulopatía de consumo. 
• La IL-4, que juega un papel clave en los fenómenos de inmunosupresión, 
pero que al mismo tiempo se ha relacionado con el desarrollo de los pro-
cesos alérgicos, ya que induce la producción de IgE por los linfocitos B.
Tabla 3: Efectos adversos de las principales citoquinas
IL-1 Fiebre, acidosis metabólica, leucopenia,trombocitopenia, hemorragias, edema 
pulmonar
IL-4 Desarrollo de procesos alérgicos
IL-6 Resorción ósea, atrofi a muscular, anemia, coagulopatía de consumo
TNF-α Fiebre, acidosis metabólica, leucopenia, trombocitopenia, hemorragias, edema 
pulmonar
IFN-γ Efecto sinérgico con endotoxinas bacterianas
Pero además, los efectos adversos de las citoquinas pueden ser el resultado 
de la respuesta del organismo frente a un patógeno. Así, las citoquinas juegan un 
papel muy importante en la patogenia del shock que se instaura tras la liberación 
de exotoxinas o endotoxinas bacterianas en el transcurso de infecciones locales o 
sistémicas, ya que estas toxinas bacterianas inducen la producción y liberación, entre 
otros mediadores infl amatorios, del TNF-alfa y de la IL-1beta, que de forma sinérgica 
estimulan la respuesta infl amatoria aguda. Posteriormente, otras citoquinas, como la 
IL-4, IL-8 o la IL-10, van a controlar la intensidad de esta respuesta infl amatoria. El 
desenlace de este equilibrio entre estos dos grupos de citoquinas es lo que determina 
las manifestaciones clínicas y el desenlace del proceso séptico. Así, si en el proceso 
séptico predominan los niveles de citoquinas pro-infl amatorias (TNF-alfa, IL-1 beta) 
se producirá el shock séptico y la muerte del individuo. Ya que el estado de shock, 
que se instaura en el proceso séptico, es una consecuencia de la alta concentración 
sérica de las citoquinas pro-infl amatorias, ya que tanto el TNF-alfa como la IL-1 beta, 
inducen la aparición de la fi ebre, de la acidosis metabólica, de la leucopenia y trom-
bocitopenia, así como de las hemorragias y del edema pulmonar. Alteraciones que se 
han inducido en modelos animales tras la administración de TNF-alfa recombinante. 
Pero no solo estas citoquinas tiene efectos adversos en los procesos sépticos, ya que 
otras citoquinas como el IFN-gamma va a incrementar los efectos adversos de las ci-
toquinas pro-infl amatorias, al activar a los macrófagos y al estimular la producción de 
CITOQUINAS: DE FIELES ALIADAS A TEMIBLES ENEMIGAS
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anticuerpos contra los polisacáridos de la pared bacteriana, ejerciendo de esta forma 
un efecto sinérgico con las endotoxinas bacterianas. Por este motivo, se ha ensayado 
como estrategia terapéutica el bloqueo del IFN-gamma cuando el shock séptico ya 
está instaurado. 
Este efecto adverso producido por el desequilibrio de las citoquinas pro- y anti-
infl amatorias, en el que predominan una respuesta exagerada del sistema inmune, 
es lo que recientemente se ha dado en llamar como “tormenta de citoquinas”, un 
fenómeno que ha cobrado un gran protagonismo en los recientes brotes infl uenza 
causados por los virus H1N1 y H5N1, ya que ha sido esta respuesta infl amatoria 
exagerada la responsable de los cuadros clínicos y de la mortalidad observada en el 
transcurso de las infecciones. 
Otros virus, como el del síndrome respiratorio y reproductivo porcino, van a 
utilizar la sobreexpresión de citoquinas inmunosupresoras, como la IL-10, como estra-
tegia para evadir la respuesta inmune o, como en el caso del virus de la Peste Porcina 
Africana, van a inducir los fenómenos de apoptosis en los linfocitos, células en las que 
no se replica, mediante la expresión de TNF alfa, originado de esta forma un estado 
de inmunosupresión e impidiendo el desarrollo de una correcta respuesta inmune.
Pero no solo se va a producir un efecto adverso como consecuencia del des-
equilibrio de los niveles de determinadas citoquinas ya que, además, existen algu-
nas citoquinas que se expresan de forma constitutiva en diferentes órganos como el 
pulmón, hígado, riñón, bazo o la piel, como la denominada factor inhibitorio de la 
migración del macrófago, y que tiene como función la de contrarrestar las acciones 
antiinfl amatorias e inmunosupresoras de los glucocorticoides, pero que al mismo 
tiempo es liberada rápidamente tras la interacción con los lipopolisacáridos (LPS) de 
las membranas bacterianas, potenciando su efecto como estimulador de la liberación 
de citoquinas pro-infl amatorias.
Recientemente, se han descritos los denominados «superantígenos», que son 
proteínas microbianas, como las presentes en algunas exotoxinas estafi locócicas, 
que son capaces de estimular, sin especifi cidad antigénica, a numerosos linfocitos 
T CD4+, originando una enfermedad clínica caracterizada por la liberación de gran 
cantidad de citoquinas, especialmente TNF e IL-2, por los linfocitos T, provocando 
la instauración de un shock tóxico. 
Por último, me gustaría destacar el papel que juegan las citoquinas en las reac-
ciones de hipersensibilidad, ya que ellas van a actuar modulando la respuesta infl a-
matoria que se desencadena. Una respuesta infl amatoria que va a ser la responsable 
de la aparición de las lesiones en los tejidos.
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Las citoquinas como herramienta terapéutica
La medicina actual se encuentra frente a un incremento de la resistencia de los 
patógenos frente a los antibióticos, una pérdida de sensibilidad que es debida al uso 
indiscriminado que se ha hecho en muchos casos de los antibióticos. Adicionalmente, 
en medicina veterinaria nos encontramos con el handicap que supone los periodos 
de supresión tras la administración de los antibióticos o la prohibición de determi-
nados antibióticos, antiparasitarios y promotores del crecimiento en los animales de 
producción. Por este motivo, la investigación biomédica ha comenzado a explorar 
diferentes alternativas, como la utilización de aceites esenciales, con las que estimular 
y reforzar la respuesta inmune innata y adaptativa. La infl uencia y los efectos que 
tiene algunas citoquinas sobre el sistema inmune ha sido el motivo de que hoy en día 
se estén diseñando terapias que incluyen su utilización, son las llamadas “terapias 
basadas en la respuesta inmunológica”. Sin embargo, estas terapias se están encon-
trado con diferentes problemas, algunos de ellos derivados del delicado equilibrio en 
el que se encuentran las citoquinas en el organismo, pues como hemos mencionado 
anteriormente, estas se encuentran en muy pequeñas concentraciones y su combina-
ción produce diferentes respuestas inmunológicas, así mientras que las dosis bajas de 
IL-2 estimulan a las células natural killer, las dosis altas e intermitentes de esta misma 
citoquina estimula la producción de las células CD4+. Por lo que los investigadores 
se enfrentan al reto de descubrir sus funciones biológicas y de cómo administrarlas 
para alcanzar la respuesta deseada (Tabla 4). Entre las citoquinas utilizadas y comer-
cializadas como agentes terapéuticos hoy en día tenemos:
• El eritropoetin-alfa, que es parte de los tratamientos de las anemias de 
tipo leve o moderada 
• El factor estimulante de las colonias de granulocitos, que es utilizado 
para prevenir los efectos adversos de los tratamientos frente al VIH o 
los citomegalovirus, ya que estos virus suelen causar una neutropenia 
y, por tanto favorecer las infecciones bacterianas secundarias. 
• El interferón alfa, es un antiviral de amplio espectro y se ha probado con 
éxito en el tratamiento de la hepatitis vírica y del Sarcoma de Kaposi, que 
está provocado por el virus del herpes 8 y cuya aparición está relacionada 
con el SIDA. Aunque en los ensayos “in vitro” el interferón alfa actúa 
contra el VIH, los resultados “in vivo” han sido contradictorios. Actual-
mente se está estudiando su aplicación en la prevención de la diabetes y 
en el tratamiento de determinados tumores como los melanomas.
• La interleuquina 12, su utilización se basa en su efecto estimulador de 
las células CD4+, demostrándose además que si estás células son trata-
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das con esta citoquina responden mejor frente a la infección por el VIH. 
Además, su efecto estimulador de los linfocitos T ha hecho que se use 
como potenciador de determinadas vacunas. 
Tabla 4: Tratamientos en los que se están utilizando citoquinasIL-12 Potenciación de vacunas
IL-15 Control de la infección por el VIH
IFN- α Tratamientos antivirales
G-CSF Tratamiento frente a la neutropenia
Eritropoetin- α Tratamiento de anemias leves y moderadas
Actualmente, se está investigando que efectos podría tener en el tratamiento 
frente a la infección por el Virus de la Inmunodefi ciencia Humana la utilización de 
diferentes citoquinas como: 
• La interleuquina 7. El interés en esta citoquina radica en el hecho de que 
cuando el número de células CD4+ cae por debajo de los límites nor-
males, como en los casos de la infección por el VIH o por el trasplante 
de médula, se produce un aumento de los niveles de esta citoquina que 
estimula el timo y la producción de nuevas células CD4+. Sin embargo, 
esta citoquina también tiene un efecto adverso, ya que se ha demostrado 
que es capaz de activar al VIH, una activación que haría necesaria su 
administración junto con otros fármacos contra este virus.
• La interleuquina 15 ya que es un promotor de las células CD8+, que 
juegan un importante papel en la eliminación de las células infectadas 
e inhibe la apoptosis de las células activadas inmunológicamente. En 
este sentido la utilización de esta citoquina se ha asociado con un mejor 
control de la infección por el VIH. 
• El interferón-gamma se ha ensayado en el tratamiento de las infecciones 
simultaneas de tuberculosis y VIH. Sin embargo los resultados obtenidos 
indican que esta citoquina tendría un efecto dependiente de la dosis, ya 
que mientras que en dosis baja si parece que ayuda a controlar la infec-
ción por VIH, las dosis altas parecen estimular la replicación del virus. 
• La interleuquina 10 ya que, aunque tiene como principal efecto al dis-
minución de la respuesta inmune, se ha observado “in vitro” que es 
capaz de provocar una disminución de la replicación del VIH, por lo 
que se está ensayando una terapia con esta citoquina con el objetivo de 
disminuir los niveles de VIH en las personas infectadas por este virus.
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Otro campo de investigación terapeútica de las citoquinas es el de los trasplantes 
de órganos ya que el rechazo es modulado por la expresión de las citoquinas pro-
infl amatorias e inmunomoduladoras, por lo que el bloqueo de de estas citoquinas 
o de sus receptores podría ser una herramienta extremadamente útil, ya que al no 
producirse la reacción infl amatoria e inmune, no se produciría el rechazo del tejido.
CONCLUSIÓN
Está claro que si somos capaces de descifrar el lenguaje de las citoquinas, po-
dremos comprender como funciona el complejo sistema inmunológico, y por tanto 
seríamos capaces de controlar sus respuestas, protegiendo y mejorando de esta 
forma la salud del hombre y de los animales. El conocimiento de la composición y 
de los mecanismos de activación de los receptores de las citoquinas son de una gran 
importancia, ya que nos permitiría comprender dos de sus principales características 
funcionales, la redundancia y el pleiotropismo, y nos permitiría controlar el desenca-
denamiento de sus cascadas de amplifi cación y de antagonismo.
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