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EL BOSQUEOSCURO Copyright © 2024 DON ROMÁN Reservados todos los derechos Los personajes y eventos retratados en este libro son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es coincidencia y no es intención del autor. Ninguna parte de este libro puede reproducirse, almacenarse en un sistema de recuperación o transmitirse de ninguna forma o por ningúnmedio, electrónico, mecánico, fotocopia, grabación o de otro tipo, sin el permiso expreso por escrito del editor. Copyright © 2024 Don Roman Todos los derechos reservados. DON ROMAN Nací en Merlo, provincia de Buenos Aires, en el seno de un barrio humilde. Allí, miles de hombres y mujeres se levantan cada día para enfrentar la vida, luchando incansablemente por un futuro mejor para ellos y sus familias. Desde mi infancia, la literatura, la fantasía y la ficción han ejercido un poderoso atractivo sobre mí. Comencé a plasmar mis pensamientos en canciones y poemas, sueños que tal vez algún día verán la luz fuera de mi mundo interior. Sin embargo, por ahora, deseo sumergirlos en las páginas de esta asombrosa novela que he titulado “El Bosque Oscuro”. No me detendré en una presentación larga ni en una introducción tediosa, todos conocemos lo aburrido que puede ser. Así que, sin más preámbulos, adentrémonos directamente en la trama de la novela. Aquí comienza la primera parte de “El Bosque Oscuro”: Don Roman EL BOSQUEOSCURO parte 1 Dedicatorias Dedicado a la primera persona que creyó en mí y me dijo que podía lograr todo lo queme propusiera: Jorge Cotumacci (1948 - ∞) Dedicado ami hija, el gran amor demi vida: Daiana Dedicado amis padres: Julia y Marcelo PARTE 1 1 Los años 90, una década que se caracterizó por la falta de tecnología avanzada y la ausencia de teléfonos móviles inteligentes y redes sociales omnipresentes. Para Sarah Torres, una joven de veintiséis años, esta era una época en la que las conexiones se forjaban cara a cara y las experiencias se vivían de manera más inmediata y auténtica. Sarah creció en un pequeño pueblo del conurbano ubicado en las afueras de la zona oeste del Gran Buenos Aires, llamado El Zorzal. El Zorzal, rodeado de campos ondulantes y vastos paisajes verdes, era un lugar donde el tiempo parecía transcurrir más despacio. Las calles empedradas estaban salpicadas de casas pintorescas y pequeños negocios locales, que dotaban al pueblo de un encanto nostálgico. Las familias se conocían entre sí, y los lazos comunitarios se tejían con cada encuentro en la panadería o en la plaza central. En aquel pequeño rincón del conurbano, había experimentado una infancia llena de juegos al aire libre y exploración. Los días se pasaban trepando árboles y construyendo cabañas improvisadas en los campos cercanos. La libertad y la imaginación fluían sin restricciones, alimentando su espíritu aventurero desde una edad temprana. La música también desempeñaba un papel importante en la vida de Sarah. Los fines de semana, el sonido de las guitarras y los tambores llenaba el aire mientras las bandas locales se presentaban en el centro comunitario. junto con sus amigos, disfrutaba de esos conciertos improvisados, donde los acordes resonaban en sus corazones y las letras hablaban de rebeldía y sueños. A medida que se acercaba a la adolescencia, su amor por la música se profundizaba aún más. Su habitación se convirtió en un santuario musical, decorada con pósteres de sus ídolos y una colección de cassettes de bandas alternativas que había descubierto gracias a amigos y revistas especializadas. Pasaba horas perdiéndose en las melodías que fluían de su walkman, dejando que la música la transportara a mundos desconocidos y emociones intensas. Sin embargo, no todo era idílico en El Zorzal. Aunque el pueblo estaba enclavado en la belleza natural de la región, también estaba rodeado de misterios y leyendas. Los ancianos del lugar hablaban de sucesos extraños que ocurrían en las profundidades del Bosque Oscuro, un área frondosa y enigmática que se extendía en las afueras del pueblo. Se decía que el Bosque Oscuro era el hogar de criaturas sobrenaturales y espíritus inquietos. Historias de personas que habían desaparecido sin dejar rastro y encuentros con seres misteriosos habían sido transmitidas de generación en generación. El Bosque Oscuro se erguía como una barrera entre el pueblo y el mundo desconocido, desafiando a aquellos lo suficientemente valientes para adentrarse en sus profundidades. Ella había oído las historias desde que era una niña, y aunque algunas personas las consideraban simples cuentos de viejas, ella siempre se había sentido atraída por lo desconocido. La idea de explorar el Bosque Oscuro, de desafiar los límites y enfrentar los temores, se había convertido en una obsesión para ella. Con su cabello largo y ondulado que cae libremente sobre sus hombros, y su ropa de estilo grunge, se destaca como una alma libre y apasionada por la naturaleza. A pesar de su trabajo como bióloga en un pequeño laboratorio de investigación, donde pasa sus días analizando muestras y realizando experimentos, siente que su verdadera vocación está en explorar y descubrir la magia de la naturaleza en su estado más puro. Desde que era niña, había sentido una conexión profunda con el mundo natural. Durante sus excursiones por los campos de El Zorzal, se maravillaba ante la diversidad de plantas y animales que encontraba en su camino. Observar el ciclo de vida, los delicados equilibrios ecológicos y la belleza intrínseca de cada ser vivo llenaba su corazón de asombro y admiración. Trabajar en el laboratorio le brindaba una comprensión científica y rigurosa de la naturaleza, pero anhelaba experimentarla de manera más directa y emocional. Sentía que los fríos análisis de laboratorio no podían capturar la esencia y la magia que se desprendía de los ecosistemas naturales. Soñaba con caminar entre los árboles altos, escuchar el susurro del viento entre las hojas y sentir la tierra bajo sus pies. Aunque su trabajo como bióloga le proporcionaba estabilidad económica y reconocimiento profesional, Sarah anhelaba algo más profundo y significativo. Quería vivir aventuras reales, lejos de los confines del laboratorio, donde pudiera explorar territorios desconocidos y descubrir especies nuevas. La rutina diaria y los confines de su pequeño pueblo se habían vuelto sofocantes para su espíritu inquieto. En su tiempo libre, se embarcaba en expediciones solitarias a los alrededores de El Zorzal. Con su mochila al hombro y su cámara enmano, se adentraba en los bosques, marismas y montañas cercanas, dejándose guiar por su instinto y su amor por la naturaleza. Cada viaje era una oportunidad para sumergirse en la vida silvestre, observar a las aves migratorias, seguir el rastro de los animales y estudiar las diferentes comunidades vegetales. La combinación de su formación científica y su pasión innata la convertía en una bióloga única. Su habilidad para identificar especies, analizar comportamientos y comprender los ecosistemas era su mayor fortaleza. Sin embargo, sentía que aún le faltaba algo, un conocimiento más íntimo y visceral que solo se podía obtener en el mundo real, lejos de los libros de texto y los informes científicos. Estaba decidida a encontrar ese sentido de conexión y plenitud en el Bosque Oscuro. Estaba convencida de que allí descubriría un tesoro de conocimientos y experiencias que transformaría su vida y abriría nuevos horizontes. Era consciente de los riesgos que implicaba adentrarse en el bosque, pero su pasión y su sed de aventura superaban cualquier temor. En un mundo sin acceso inmediato a internet, la búsqueda de conocimiento para Sarah implicaba un esfuerzo tangible y una dedicación constante. Recopilaba información sobre el Bosque Oscuro a través de libros antiguos, revistas especializadas y conversaciones con las personas mayores del pueblo. Su habitación estaba repleta de estanterías abarrotadas de volúmenes polvorientos que contenían historias, mitos y descripciones detalladas delBosque Oscuro. Pasaba horas sumergida en los relatos escritos a mano, dejando que su imaginación se deslizara por las páginas mientras devoraba cada palabra y cada ilustración. Los mapas de papel desplegados sobre su escritorio eran tesoros valiosos. Cada línea y marca representaba un sendero, una corriente o una zona de interés dentro del Bosque Oscuro. Trazaba rutas y anotaba puntos de referencia clave, convirtiendo los mapas en guías vitales para su travesía. Sabía que confiar en su intuición y en la información recopilada sería esencial para navegar por la espesura del bosque. En sus conversaciones con los ancianos del pueblo, escuchaba atentamente mientras compartían sus experiencias y leyendas sobre el Bosque Oscuro. Cada historia, transmitida de generación en generación, aportaba un fragmento adicional a su comprensión del lugar. Escuchaba con atención, capturando cada detalle y misterio, sabiendo que sus relatos podrían contener la clave para desentrañar los secretos más profundos del bosque. Se había convertido en una experta en la búsqueda de información sin depender de la tecnología moderna. Valoraba la dedicación y el esfuerzo requeridos para obtener conocimiento en aquellos años. Cada libro encontrado, cada conversación sostenida y cada mapa estudiado eran una prueba tangible de su pasión y perseverancia. Esta forma de investigación, lenta pero gratificante, había moldeado su carácter y su mentalidad. Le enseñó a apreciar el valor de la paciencia, la tenacidad y la capacidad de sumergirse por completo en el mundo que la rodeaba. Sarah estaba preparada para aplicar estas cualidades en su inminente viaje al Bosque Oscuro, donde la tecnología moderna no sería de ayuda, pero su compromiso y amor por la naturaleza serían sus guías en cada paso del camino. Durante las tardes, se reunía con sus amigos en el café del pueblo, un lugar con una atmósfera bohemia donde el aroma del café recién molido se mezclaba con el humo del tabaco. Las mesas de madera gastada estaban ocupadas por jóvenes con chaquetas de mezclilla y camisetas de bandas de rock, sumergidos en debates acalorados sobre las leyendas y los misterios del Bosque Oscuro. Un día, mientras el ruido de la música grunge llenaba el lugar, compartió emocionada sus planes de aventurarse en el Bosque Oscuro. Sus amigos la miraron con asombro y preocupación, y Daniel, uno de sus amigos más cercanos, alzó una ceja y dijo con una sonrisa irónica: —¿Estás segura de que no te perderás en ese oscuro y misterioso bosque? ¿No te asusta lo que podrías encontrar allí? El comentario de Daniel resonó en los oídos de Sarah, y de repente, su mente volvió al doloroso recuerdo del día en que su padre perdió la vida trágicamente en un parque recreativo. El sonido del camión acelerando a toda velocidad mientras su padre se interponía entre ella y el peligro se quedó grabado en su memoria. Un nudo se formó en su garganta y las lágrimas inundaron sus ojos. Con voz temblorosa pero firme, miró a Daniel y respondió: —No, no tengo miedo. He experimentado la pérdida más profunda y he enfrentado la oscuridad de cerca. Pero también sé que necesito buscar respuestas y encontrar una manera de sanar. Un silencio respetuoso llenó el café mientras los amigos procesaban el peso de su historia. María, con voz suave pero llena de apoyo, se acercó a ella y la abrazó con ternura. —Sarah, no puedo ni imaginar el dolor que has soportado. Pero siempre estaremos aquí para apoyarte en tu búsqueda de verdad y de sanación. No tienes que hacerlo sola. Carlos, con los ojos llenos de compasión, asintió y agregó: —Tienes razón, Sarah. Enfrentar tus miedos y buscar respuestas es un paso valiente. Cuenta con nosotros para acompañarte en este viaje. Con el apoyo de sus amigos, Sarah sintió un poco de alivio en medio de su dolor. Sabía que no importaba cuán oscuro o doloroso pudiera ser el camino que la llevara al Bosque Oscuro, no estaría sola. Tenía a personas valientes y compasivas a su lado que la animarían y la ayudarían a enfrentar los desafíos que estaban por venir. María, una amiga con una voz dulce y melódica, agregó: —Recuerda que las leyendas del Bosque Oscuro siempre nos han intrigado. ¿Recuerdas el cuento de la anciana que decía haber visto luces misteriosas y escuchado susurros enmedio de la noche? Tal vez haya algo de verdad en esas historias. Carlos, levantó su taza de café y dijo: —Sarah, todos te admiramos por tu valentía y pasión por la naturaleza. Aunque estamos preocupados por tu seguridad, también entendemos que esta es una oportunidad única para ti. Siempre te has destacado por ser audaz y decidida. ¡Así que ve y persigue tus sueños! ¡Estaremos aquí esperando tus increíbles historias cuando regreses! Las risas y los ánimos resonaron en el café mientras Sarah se sentía abrazada por el apoyo y la camaradería de sus amigos. Sabía que no estaría sola en su viaje al Bosque Oscuro, aunque físicamente lo estuviera. Sus amigos estarían siempre con ella en espíritu, alentándola desde el pequeño pueblo del conurbano mientras ella exploraba el misterioso y encantador bosque. La música grunge seguía sonando de fondo, y entre los acordes distorsionados, Sarah se llenó de valor y determinación. Sabía que no sería un camino fácil, pero estaba dispuesta a enfrentar los desafíos y descubrir los secretos ocultos del Bosque Oscuro. Con una última mirada a sus amigos, se levantó de la mesa, ajustó su chaqueta de mezclilla y se dirigió hacia la puerta del café. El mundo exterior la esperaba, y ella estaba lista para adentrarse en él y desafiar los límites de lo conocido. La aventura en el Bosque Oscuro estaba por comenzar, y ella estaba dispuesta a escribir su propia historia, una que quedaría grabada en las páginas de su vida y en las memorias de sus amigos. La noche antes de su partida, Sarah se encuentra en su habitación, que está decorada con pósteres de sus bandas favoritas y recortes de revistas que retratan la esencia de los años 90. Las luces tenues del lava lamp iluminan la habitación mientras ella organiza su equipo de acampar y empaca sus maletas. El sonido característico del walkman reproduce una mezcla de canciones de bandas icónicas de los años 90. Se sumerge en recuerdos de conciertos a los que asistió y aventuras pasadas. Reflexiona sobre la emoción y el temor que siente en su interior, sabiendo que esta aventura le permitirá descubrir un mundo nuevo y enfrentar sus propios miedos. Su habitación se convierte en un santuario lleno de nostalgia y energía. Los pósteres de Nirvana, Oasis y Pearl Jam cubren las paredes, transportándose a aquellos momentos en los que la música se convertía en su refugio. Entre recuerdos y emociones encontradas, se sienta en su cama y desempaca cuidadosamente su equipo de acampar. El walkman emite las notas melancólicas de "Black" de Pearl Jam, envolviendo el espacio con su atmósfera única. Cierra los ojos y se deja llevar por la música, recordando los conciertos en los que saltó y cantó a pleno pulmón. Los acordes y las letras le recuerdan que, a pesar de la incertidumbre y los desafíos por delante, tiene la fuerza para enfrentarlos. Mientras organiza sus maletas, se detiene en un viejo diario que descansa sobre la mesita de noche. Con manos temblorosas, lo abre y se sumerge en las páginas llenas de recuerdos y anhelos juveniles. Allí, en las palabras garabateadas con tinta descolorida, encuentra la inspiración para seguir adelante. Recuerda las aventuras pasadas, explorando bosques y senderos con sus amigos. Cada experiencia le enseñó la importancia de la amistad y el coraje para enfrentar lo desconocido. Ahora, estaba a punto de embarcarse en su propia búsqueda personal en el Bosque Oscuro, un lugar que siempre había estado envuelto enmisterio y leyendas. La habitación se ilumina con el resplandor suave del lava lamp, creando un ambiente tranquilo y sereno. Se siente llena de emoción y temor, sabiendo que esta aventura no solo será un encuentro con lo desconocido, sino también consigo misma. Es consciente de que el Bosque Oscurono solo albergará secretos antiguos, sino también sus propios miedos y traumas. Con una sonrisa decidida, termina de empacar y se coloca su mochila al hombro. La música de los años 90 sigue sonando en su walkman, acompañándola en este momento de introspección y preparación. Está lista para enfrentar lo que le depare el Bosque Oscuro, confiando en su valentía y en el poder transformador de la naturaleza. La noche antes de su partida, Sarah se acuesta en la cama, cerrando los ojos y dejando que la música y los recuerdos la envuelvan. El Bosque Oscuro la espera, y ella está lista para adentrarse en él, descubrir sus secretos y encontrar respuestas que puedan traerle paz y sanación. Con una última canción en sus oídos y la determinación en su corazón, se sumerge en un sueño lleno de anticipación y aventura. 2 "Entre sueños y sombras, se despierta la curiosidad: el comienzo de unmisterio por desvelar." La noche parecía calma, envuelta en un manto de silencio opresivo. Sin embargo, Sarah pronto descubriría que la aparente tranquilidad era solo el preludio de una experiencia inusual y aterradora. Mientras se sumergía en el reino de los sueños, su mente se convirtió en el escenario de un paisaje desolado y siniestro: un bosque oscuro y denso, cuyos árboles retorcidos parecían susurrar secretos macabros. La sensación de intranquilidad se adhirió a cada fibra de su ser mientras se aventuraba por el lugar desconocido. Cada paso era una lucha contra la niebla espesa y la sensación de ser observada por ojos invisibles. Los sonidos distorsionados y los murmullos ininteligibles se filtraban a través de la vegetación retorcida, intensificando la sensación de que algo oscuro y amenazante acechaba en las sombras. De repente, una voz misteriosa y susurrante perforó el silencio. Aunque las palabras eran incomprensibles, Sarah percibió la importancia del mensaje que se le transmitía. Era una advertencia, un intento desesperado de protegerla de algún peligro inminente que estaba más allá de su comprensión. El temor se apoderó de ella mientras trataba de descifrar el significado detrás de las palabras entrecortadas. En medio de la oscuridad que la envolvía, un espectro fantasmal emergió de las sombras, emanando una luz tenue y portando una expresión de profunda tristeza en su rostro etéreo. Pudo sentir el dolor y la desesperación que lo consumían. Parecía buscar algo o a alguien perdido en la vastedad del bosquemaldito, y su angustia era palpable. La tragedia estalló en el sueño, desgarrando la frágil realidad onírica. Sarah fue testigo impotente mientras el fuego se propagaba sin control, devorando el bosque con voracidad insaciable. El espectro, lleno de desesperación y con un destello de despedida en sus ojos espectral, desapareció en medio del caos, dejándola con una sensación abrumadora de desasosiego y pérdida. Al despertar, se encontró atrapada entre la confusión de lo que había experimentado en su sueño y la realidad que la rodeaba. Aunque sabía que era solo un sueño, la intensidad y la vividez de las emociones y las imágenes la habían dejado aturdida. Un frío escalofrío persistía en su piel, como si las sombras del sueño se aferraran a su ser, recordándole que había algo más que una simple pesadilla en esa experiencia inquietante. La habitación misma parecía cargada de una energía oscura y densa, como si las sombras del sueño aún la persiguieran en el mundo real, dejándola en un estado de temor y paranoia. Con temor y curiosidadmezclados, se obligó a recordar cada detalle del sueño, como si buscara pistas en los recovecos de su mente. Las imágenes grotescas y distorsionadas, las voces susurrantes y las miradas penetrantes del espectro parecían haberse grabado a fuego en su memoria. Era como si el mundo onírico hubiera abierto una puerta a un reino desconocido y siniestro, y ella había sido arrastrada a través de ella sin control. Su mente se llenó de preguntas inquietantes. ¿Qué significaba ese sueño tan vívido y aterrador? ¿Era solo una manifestación de sus temores más profundos o había algo más siniestro en juego? La sensación de urgencia que la voz y el espectro le transmitieron persistía en sumente, como un eco ominoso que amenazaba con desvelar secretos oscuros. La idea de postergar su viaje se aferraba cada vez más a la mente de Sarah, como una semilla que germina en su interior. Aunque en un principio había descartado la posibilidad de que el sueño tuviera algún significado real, ahora se encontraba inmersa en un mar de dudas. ¿Debía confiar en su intuición y posponer sus planes, al menos temporalmente? El impacto profundo que el sueño había dejado en su psique parecía indicar que había algo más en juego, algo que trascendía la mera fantasía onírica y requería su atención en el mundo real. Una sensación de urgencia comenzó a palpitar en el pecho de Sarah. Si había algo que debía descubrir o evitar, no podía permitirse ignorarlo. Sentía la responsabilidad de desentrañar el misterio que se había entrelazado con su vida, incluso si eso significaba retrasar sus planes y adentrarse en lo desconocido. Decidida a buscar apoyo y perspectivas externas, se dirigió a su amiga Laura, una persona con una mente abierta y un genuino interés por lo oculto y lo paranormal. Sabía que Laura poseía la capacidad de ofrecer una visión objetiva y valiosa sobre su inquietante experiencia. Había presenciado la receptividad de su amiga ante lo inexplicable en el pasado, y confiaba en que estaría dispuesta a escuchar y ayudar en esta situación única. Sin embargo, mientras se preparaba para compartir su relato con Laura, una sensación de inquietud y temor se apoderó de ella. La incertidumbre la invadía, preguntándose cómo reaccionaría su amiga ante estas revelaciones. ¿Creería o pensaría que estaba perdiendo la cordura? A pesar de las dudas, Sarah sabía que no podía enfrentar sola el enigma que se había presentado en su vida. Estaba dispuesta a enfrentar cualquier reacción, por más desafiante que fuera, con tal de desentrañar la verdad que yacía detrás de aquel terrorífico sueño que había invadido su existencia. La búsqueda de respuestas y la resolución del misterio se habían convertido en su propósito ineludible, y estaba lista para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. Se reunió con Laura en un pequeño café acogedor en el centro del pueblo. Al entrar, Laura estaba sentada en una esquina, absorta en un libro de aspecto antiguo y con un aire de misterio que siempre la rodeaba. Su estilo bohemio y su mirada penetrante daban la impresión de que había visto más de lo que revelaba. Con cada palabra y gesto, Laura emanaba un aura enigmática que dejaba a las personas intrigadas y, a veces, incluso un poco asustadas. Su largo cabello oscuro caía en ondas desordenadas sobre sus hombros, enmarcando su rostro pálido y enigmático. Sus ojos, de un profundo color avellana, parecían ocultar secretos ancestrales y destilaban una sabiduría más allá de su edad. Cada vez que los mirabas, podías vislumbrar un destello de una experiencia pasada y una comprensión del mundo que trascendía lo cotidiano. Vestida con prendas coloridas y una mezcla de accesorios extravagantes, Laura creaba un estilo único que reflejaba su personalidad vibrante. Su atuendo era un collage de colores, texturas y estampados, combinados de una manera arriesgada pero armoniosa. Collares étnicos, pulseras brillantes y anillos intrincados adornaban sus manos y muñecas, atrayendo la atención hacia su creatividad y amor por los detalles. Su presencia atraía a aquellos que buscaban una chispa de aventura y misterio en sus vidas. Conversar con ella era como desentrañar los capítulos de un libro antiguo y lleno de secretos. Laura tenía la habilidad de hacer que incluso las conversaciones más mundanas se convirtieran en relatos cautivadores, tejiendo palabras con maestría y envolviendo a su interlocutor en sumundo de imaginación. A medida que se acercaba a Laura, podía sentir una energía magnética que parecía envolverla. Sarah se sentó frentea ella y comenzó a contarle sobre su sueño extraño y perturbador. Laura la escuchaba atentamente, asintiendo de vez en cuando mientras sus ojos parecían penetrar en la profundidad de la historia. Terminó de hablar, Laura soltó un suspiro profundo y tomó un sorbo de su té humeante. Luego, con una voz serena pero llena de significado, reveló a Sarah algo que nunca antes había mencionado. —Sarah, hay algo que debes saber. En lo más profundo del bosque, oculto a los ojos de aquellos que no lo buscan, existe un árbol muy especial. Es conocido como el árbol de la muerte —dijo Laura en un tono enigmático. Sarah se estremeció ante esas palabras. El nombre del árbol encajaba perfectamente con la sensación de tragedia que había experimentado en su sueño. Miró a Laura con ojos abiertos de asombro y le pidió que le contara más. Laura explicó que el árbol de la muerte era una leyenda antigua que se transmitía de generación en generación en el pueblo. Según la historia, el árbol poseía un poder misterioso y oscuro, capaz de revelar visiones y premoniciones a aquellos que se aventuraban lo suficientemente cerca. —Muchos lo consideran solo un cuento de viejas, una superstición sin fundamentos reales. Pero otros creen en su poder y han buscado respuestas y revelaciones en su presencia —explicó Laura. Quedó perpleja ante las palabras de Laura, sintiendo cómo cada revelación sobre el árbol de la muerte aumentaba su fascinación y, al mismo tiempo, su inquietud. ¿Habría alguna conexión entre su sueño perturbador y la existencia de este árbol legendario? ¿Debería aventurarse en el bosque para descubrir la verdad detrás de sus visiones y enfrentarse a las consecuencias que pudieran aguardarle? El relato de Laura sobre el árbol de la muerte continuó, sumergiendo a Sarah en unmar demisterio y temor. No solo se decía que este árbol poseía un poder misterioso y revelador, sino que también tenía la capacidad aterradora de arder y consumir todo lo que lo rodeaba. Los antiguos habitantes del pueblo, conscientes de su peligro, habían tomado medidas drásticas para sellarlo y ocultarlo en las profundidades más sombrías del bosque. Su amiga desveló más detalles sobre las leyendas que rodeaban al árbol. Según las historias, aquellos considerados dignos, cuyos corazones y espíritus eran puros, podrían obtener poderes extraordinarios o incluso alcanzar la vida eterna al consumir los frutos del árbol de la muerte. Sin embargo, aquellos que no estuvieran preparados o no fueran merecedores de tal poder podrían pagar un precio terrible, incluso la muerte misma. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Sarah al imaginar la existencia de un árbol tan enigmático y poderoso. La dualidad entre el atractivo del poder y el peligro latente lo convertía en un enigma aún más fascinante y aterrador. Su mente se inundó de preguntas y curiosidad, pero también de un miedo profundo y una cautela instintiva. Laura, consciente de los riesgos involucrados, advirtió a Sarah sobre las peligrosas consecuencias que podría enfrentar al buscar el árbol de la muerte. Era una tarea arriesgada que podría poner en juego sus vidas y hasta su propia cordura. Sin embargo, a pesar de las advertencias, Sarah sentía una atracción inexplicable hacia esa búsqueda. Era como si el sueño inquietante, la voz susurrante y el espectro que había presenciado la noche anterior la estuvieran guiando hacia algo más grande, algo que trascendía su comprensión y que no podía ignorar. Con una mezcla de fascinación, determinación y temor, Sarah sabía que su destino estaba entrelazado con el misterio del árbol de la muerte. El camino hacia la verdad era peligroso y desconocido, pero no podía resistirse a la llamada que resonaba en su interior. Estaba dispuesta a enfrentar los riesgos y desafíos que aguardaban en las profundidades del bosque, sin importar las consecuencias. La búsqueda de respuestas y la resolución del terrorífico enigma se habían convertido en su propósito ineludible, aunque fuera a costa de su propia seguridad y cordura. El corazón de Sarah latía rápidamente mientras reflexionaba sobre las palabras de Laura. El deseo de descubrir la verdad y, posiblemente, obtener respuestas a través del árbol de la muerte se mezclaba con el miedo a los posibles peligros y consecuencias. —¿Qué debo hacer, Laura? —preguntó, con una mezcla de determinación y vacilación en su voz. Laura la miró fijamente, sus ojos parecían escudriñar su alma. Luego, con una voz suave pero firme, le respondió: —La elección es tuya, Sarah. Solo tú puedes decidir si estás dispuesta a enfrentar los secretos y peligros que aguardan en el bosque. Pero recuerda, el poder y la verdad a menudo van acompañados de un precio. Sarah se sumergió en sus pensamientos, sintiendo la responsabilidad de su elección recaer sobre sus hombros. Con su mente llena de dudas y decisiones difíciles por tomar, se despidió de Laura, recordando que debía pasar por el laboratorio para terminar unos trabajos pendientes. Al salir, al abrir la puerta, del lado de afuera, se encontró con un gato que portaba en su boca una rata muerta, evidenciando manchas de sangre. Se quedó quieta frente al gato, observando cómo dejaba los restos del roedor a sus pies. Las viseras casi eran visibles, revelando la brutalidad del encuentro. Quedó paralizada por un momento, sorprendida y perturbada por la macabra entrega del gato. Observó con horror cómo la rata muerta, manchada de sangre, yacía a sus pies, con sus viseras casi expuestas. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza, sintiendo una mezcla de repulsión y fascinación ante aquella escena grotesca. El gato, con sus ojos penetrantes y brillantes, parecía desafiarla con su mirada. Era como si estuviera tratando de transmitirle un mensaje oculto a través de ese grotesco regalo. Sarah se preguntaba qué podía significar aquello. ¿Era solo una casualidad macabra o había algo más detrás de ese perturbador encuentro? Mientras intentaba procesar lo sucedido, el gato soltó un maullido grave y se alejó lentamente, desapareciendo entre las sombras. La joven se quedó allí, en silencio, contemplando la escena y tratando de encontrar algún significado en aquel encuentro inquietante. Un escalofrío recorrió su espalda, y una sensación de intriga y misterio se apoderó de ella. ¿Acaso el gato era un mensajero de algo más grande? ¿Era una advertencia o una señal de que algo oscuro estaba acechando en su camino? ¿o simplemente el maravilloso ciclo y comportamiento de la naturaleza? Recordó haber leído en algún lugar sobre el comportamiento de los gatos como cazadores natos, capaces de capturar y matar pequeños animales. Aunque no era raro que los felinos cazan presas para su sustento, la imagen de aquel gato con la rata muerta resultaba impactante. La sangre en su pelaje y las vísceras expuestas generaban una sensación de repulsión y fascinación al mismo tiempo. Reflexionó sobre el simbolismo detrás del encuentro. La muerte representada por la rata, un ser considerado plagas en muchas ocasiones, y el gato, un depredador natural, actuando según su instinto y naturaleza. La escena parecía recordarle que la vida misma estaba llena de ciclos, donde la muerte y la supervivencia coexistían. Quizás todo era una casualidad, quizás el gato sólo quería hacerle un regalo al dueño del bar por haberlo alimentado. ¿de otra forma que haría un gato en la puerta de un bar? El gato, aparentemente satisfecho con su regalo, se marcharia dejando a Sarah con un sinfín de pensamientos. La imagen de las vísceras expuestas y la crudeza del acto del gato quedaron grabadas en su mente, recordando la fragilidad de la existencia y la crudeza de la naturaleza. Ella decidió guardar aquel incidente en su mente, consciente de que debía prestar atención a los signos que la rodeaban. Aquella experiencia, sumada a sus sueños y la historia del árbol de la muerte, le recordaba que estaba adentrándose en un territorio desconocido y peligroso. Con unamezcla de curiosidad y cautela, continuó su camino hacia el laboratorio, con la imagen de larata muerta y el gato grabada en su mente. Sabía que estaba cada vez más cerca de descubrir la verdad detrás del enigmático bosque y el árbol de la muerte, pero también entendía que el precio a pagar podría ser más alto de lo que imaginaba. Ya en el laboratorio, intentando concentrarse en las tareas pendientes. Mientras revisaba los equipos y anotaba algunas notas, sus ojos se posaron en un cuaderno antiguo que yacía en una esquina. Curiosa, tomó el cuaderno y comenzó a hojear sus páginas desgastadas. Eran recuerdos de su infancia, escritos con la letra de su padre. Cada página era un portal hacia el pasado, recordándole los momentos felices que había compartido con él. Las lágrimas afloraron en sus ojos mientras revivía esos preciosos recuerdos. Se sumergió en una mezcla de emociones al rememorar aquellos momentos de su infancia que había compartido con su padre. A medida que avanzaba en las páginas del cuaderno, también se encontró con reflexiones y pensamientos íntimos de su padre, revelando su amor incondicional hacia ella y su arrepentimiento por haber estado ausente en gran parte de su vida. La realidad de que su padre no había sido testigo de la mayoría de sus logros y experiencias la golpeó con fuerza. Aunque siempre había sentido un profundo amor hacia él, ahora también experimentaba un sentimiento de pérdida y una pregunta persistente sobre el motivo de su ausencia. ¿Por qué su padre había estado ausente durante tantos momentos importantes de su crecimiento? Entre las páginas del cuaderno, encontró una carta dirigida a ella. Su pulso se aceleró mientras leía las palabras escritas por su padre con sinceridad y arrepentimiento. Explicaba que había estado inmerso en una búsqueda personal, persiguiendo conocimientos y secretos ocultos, sin darse cuenta de lo mucho que había dejado atrás. A pesar de la tristeza y la decepción, también pudo comprender la pasión y la sed de conocimiento que impulsaban a su padre. Ella misma compartía esa curiosidad innata y un deseo profundo de descubrir la verdad que ahora la llevaba hacia el árbol de la muerte. En cierto sentido, su búsqueda se convirtió en una forma de conexión con su padre, una oportunidad para comprender su viaje y tal vez encontrar respuestas sobre su propia existencia. Las lágrimas que habían comenzado como una mezcla de felicidad y nostalgia ahora también llevaban consigo una sensación de aceptación y perdón. Aunque su padre no había estado presente en su infancia de la manera que ella había deseado, Sarah sabía que su amor y su deseo de estar con ella nunca habíanmenguado. De manera repentina, un suceso inquietante se desencadenó. Una voz siniestra y penetrante resonó en la mente de Sarah, susurrándole con una urgencia desesperada que no debía adentrarse en aquel bosque lúgubre y desconocido. Era una voz impregnada de un miedo profundo y advertencias ominosas, que la envolvieron en un escalofrío de terror incontrolable. Sin embargo, otra voz, más suave pero igualmente persuasiva, susurraba en su oído, seduciéndola con promesas tentadoras de un destino transformador. Esta voz parecía conocer los secretos más oscuros de su ser y le aseguraba que el bosque guardaba respuestas trascendentales, capaces de alterar su vida para siempre. Era una voz que despertaba en ella una mezcla de fascinación y pavor. Se encontraba en una encrucijada aterradora, atrapada entre estas dos voces que luchaban por dominar su voluntad. Dudas y temores se apoderaron de ella, desgarrando sumente y su corazón en una batalla interna. La confusión y la incertidumbre la sumieron en una parálisis angustiante. La dualidad de las voces la sumergía en la oscuridad más profunda de su propia psique, haciéndola cuestionar su cordura y preguntarse si estaba al borde de perderse en la locura o si estas voces eran meras manifestaciones de su propio miedo y desesperación, advertencias implacables de un destino incierto y aterrador. Mientras se debatía en la confusión y el miedo, una oscuridad inquietante empezó a apoderarse del espacio que la rodeaba. Las sombras se alargaron y se retorcieron, como si cobraran vida propia. Un viento gélido sopló, susurrando en su oído con una voz temblorosa y malévola. Aquella voz desconocida susurraba palabras ininteligibles, palabras que resonaban en lo más profundo de su ser y desataban un terror indescriptible. El aire se volvió pesado y opresivo, y sintió cómo su pecho se comprimía con cada respiración. La sensación de estar atrapada en una pesadilla se intensificaba, y el espacio sin forma en el que se encontraba parecía estrecharse a su alrededor. Ya no había escapatoria. La ausencia de paredes, techo y suelo era una manifestación macabra de un abismo sin fin, una prisión sin esperanza. El eco de la voz de sumadre, distorsionado y lleno de agonía, seguía resonando en su mente, mezclándose con los susurros amenazantes de la oscuridad. Sarah luchaba por aferrarse a su cordura, mientras el horror se enroscaba en su interior como una serpiente venenosa. En ese abismo de pesadilla, se encontraba atrapada entre dos mundos: el recuerdo de la voz cálida de su madre y la tormenta de terrores que la rodeaban. No sabía si debía aferrarse a la esperanza o rendirse ante la desesperación que la consumía. El pavor se manifestaba en cada latido de su corazón, mientras el abismo devoraba sus pensamientos y sus emociones, sumiéndola en la más profunda y aterradora oscuridad. Sarah se aferraba a la vaga esperanza de que todo hubiera sido una pesadilla, pero su alivio fue efímero. La habitación, antes sumida en la oscuridad, se iluminó de repente, revelando un espectáculo aterrador. La luz parpadeante y tenue destacaba la figura del gato de ojos verdes, que la observaba fijamente desde la sombra. Los ojos del felino brillaban con una intensidad malévola, como si fueran portales hacia un abismo oscuro y sin fondo. La presencia del gato era inquietante, y Sarah podía sentir cómo su mirada penetraba hasta lo más profundo de su ser, leyendo sus pensamientos más oscuros. El sudor frío cubría su cuerpo mientras una sensación de terror indescriptible se apoderaba de ella. El gato parecía ser más que una simple mascota; emanaba una aura maligna que se entrelazaba con el miedo que atormentaba sumente. Las sombras en la habitación cobraron vida, ondulando y retorciéndose como serpientes acechantes. Los muebles crujían y chirriaban, como si estuvieran poseídos por una fuerza invisible. El aire se volvió pesado y opresivo, dificultando su respiración. El gato de ojos verdes permanecía inmóvil, su presencia se volvía cada vez más ominosa. Sarah se sentía atrapada en un torbellino de terrores, sin saber si era prisionera de su propia mente o si algo más siniestro estaba en juego. En medio de aquel caos, Sarah comprendió que no podía escapar de la influencia maligna que se cernía sobre ella. La luz, aunque fugaz, había revelado una verdad inquietante: había algo más en juego que una simple ilusión de la mente. Estaba atrapada en un juego macabro, un juego cuyo objetivo era desconocido, pero cuyas consecuencias serían horripilantes. Con el corazón palpitando en su pecho. todo terminó de repente. volvió a la normalidad, pero su corazón seguía latiendo a gran velocidad. el gato ya no estaba y las sombras se habían disipado. se levantó del piso aun transpirada y partió hacia la casa de sumadre. El camino hacia la casa de su madre estaba salpicado de recuerdos de su infancia. Cada paso le recordabamomentos compartidos, risas y conversaciones llenas de amor. Pero en ese momento, esas memorias se mezclaban con la angustia y la incertidumbre. Al llegar a la casa, encontró la puerta entreabierta, lo cual la inquietó aún más. Entró con cautela, llamando a su madre en voz baja, pero no obtuvo respuesta. El silencio reinaba en la casa, y una sensación de vacío y abandono se apoderó de ella. Recorrió cada habitación, buscando algún indicio de su madre. En el dormitorio, encontró fotos familiares, cartas y objetos que evocaban tiempos pasados. El corazón de Sarah se apretóal recordar la voz de su madre y la desesperación en sus palabras. Después de una exhaustiva búsqueda, se encontró en el estudio de su madre. Era un lugar sagrado lleno de libros, arte y objetos misteriosos. Allí, en un rincón, vio un viejo diario que parecía pertenecer a sumadre. El sonido del ladrido de Kimberly, esa hermosa y peluda cachorra de 13 años, resonó en la casa, indicando la llegada de su madre. Sarah se precipitó hacia la puerta y, al ver a su madre, la abrazó con fuerza, expresando todo el amor y la preocupación que sentía en ese momento. Sin embargo, antes de llegar a su madre, tuvo que atravesar la vieja escalera de madera que rechinaba por el maltrato y el paso del tiempo. —¡Mamá! Te extrañé tanto. Te amo—dijo Sarah. —Oh, querida —respondió su madre sorprendida pero feliz—. Yo también te amo. ¿Estás bien? ¿Qué te trae aquí de repente? Ambas ingresaron a la casa, donde la madre invitó a Sarah a sentarse a la mesa. El aroma de la comida recién preparada llenaba el ambiente, creando un ambiente acogedor y reconfortante. A medida que compartían la comida, la conversación fluía de forma natural, como si el tiempo no hubiera pasado entre ellas. Sarah decidió no compartir ninguna información sobre el bosque ni el sueño con su madre, Amelia. Dado el pasado trágico de la familia y la postura de Amelia sobre evitar riesgos, optó por mantenerla al margen de esta situación. Sabía que su madre siempre había sido cautelosa y protectora, especialmente después de la muerte de su padre, Gerardo. No quería preocuparla ni desencadenar un temor innecesario en ella. Por lo tanto, decidió omitir cualquier mención del bosque y los eventos extraños que había experimentado. En cambio, disfrutaron de un tiempo juntas, compartiendo una comida tranquila y conversando sobre temas cotidianos. Sarah apreciaba estos momentos de conexión y afecto con su madre, sabiendo que su amor y preocupación por ella siempre serían una prioridad. Sintiendo la necesidad de hacer algo diferente y tomar el control de la situación, se apresuró a levantar los platos y los cubiertos, impidiendo que sumadre se levantara de la mesa. —Mamá, déjame encargarme de esto. Hoy quiero hacerlo yo —dijo Sarah. Amelia, sorprendida pero complacida por el gesto de su hija, asintió y se recostó en su silla, observando con una sonrisa mientras Sarah comenzaba a lavar los platos. Mientras tanto, Kimberly, la fiel compañera canina de la familia, observaba con una mezcla de curiosidad y aprehensión a través de la ventana. Sus sentidos caninos se agudizaron al detectar una presencia siniestra en el exterior. Sus ojos se fijaron en el oscuro bosque que se extendía más allá del final de la calle, donde un río delineaba los límites de lo desconocido. Un escalofrío recorrió su pelaje, erizándolo en una advertencia silenciosa, mientras emitía un gruñido apenas audible como una premonición de peligro inminente. Sarah, notando la reacción de Kimberly, se acercó a la ventana para ver lo que llamaba su atención. —¿Qué sucede, Kim? ¿Ves algo?—preguntó Sarah. Kimberly continuó mirando fijamente hacia el bosque, sus ojos brillantes reflejando cierta inquietud. Sarah sintió un escalofrío recorrer su espalda, como si algo invisible la observara desde las sombras del bosque. La curiosidad de Sarah comenzó a despertar de nuevo, tentándola a investigar lo que podría estar perturbando a Kimberly. Sin embargo, su preocupación por Amelia y su deseo de protegerla seguían presentes en su mente. decidió mantenerse alerta, pero por ahora, no tomaría ninguna acción impulsiva. Continuaría cuidando de su madre y, al mismo tiempo, trataría de descubrir más sobre el misterioso bosque y sus secretos por otros medios. De repente, Kimberly salió corriendo hacia donde se encontraba la madre. La siguió rápidamente y, al llegar, encontró a su madre tendida en el suelo, inconsciente y con un golpe en la cabeza. El corazón se le aceleró y el pánico se apoderó de ella. Se arrodilló junto a su madre, tratando de despertarla suavemente. Sarah: ¡Mamá! ¡Despierta! ¿Estás bien? Pero Amelia no respondió. Sarah tomó el teléfono y llamó al servicio de emergencias, solicitando ayuda desesperadamente. Mientras esperaba, una mezcla de preocupación y miedo invadió su mente. ¿Qué había sucedido? ¿Fue un accidente o algo más siniestro? La incertidumbre y la necesidad de respuestas se entrelazan en su interior. Sabía que, en medio de esta situación, había llegado el momento de tomar decisiones cruciales que podrían cambiar su vida para siempre. El misterio del bosque y sus secretos oscuros se volvían aún más intrigantes, pero también peligrosos. No, no había tiempo de pensar en eso. "Mamá está muriendo". Repetía, muy nerviosa y con lágrimas en los ojos. "Mamá va amorir, mamá va amorir". 3 “Pido perdón, aunque no sea por arrepentimiento o remordimiento genuino. Mis palabras emergen desde lo más profundo de mi ser, un lugar oscuro y plagado de sed de veneno que consume cada latido. Cada gota que recorre mis venas se convierte en un nuevo trofeo que ansío reclamar. Aquella noche infernal, mientras el mundo dormía ajeno a mi existencia sombría, mis acciones se transformaron en una encarnación de la malevolencia. No pude conciliar el sueño, no por culpa de mi atroz acto, sino por la terrible euforia y ansiedad que me invadían al saber que mi plan había triunfado sin fisuras. No consideré las consecuencias terribles que seguirán atormentando mi alma y mente, solo encontré satisfacción en mi sed insaciable. Desde entonces, la sombra ha tomado el control de mi vida. Las tinieblas se agitan a mi alrededor, danzando en una macabra sinfonía que me envuelve en su abrazo tétrico. Voces susurran secretos ocultos, alientos que me incitan a continuar por el camino de la perdición. Cada paso que doy está marcado por la maldad y la destrucción. No soy una mala persona y sé que tampoco lo eran aquellos a quienes he hecho daño. Pero, ¿qué tiene de malo que uno desee saciar sus ansias y lo haga? Es una pregunta que me atormenta y a la que no encuentro respuesta. Mi crimen no es un remordimiento que me consume, sino una llama siniestra que arde sin cesar en mi interior. Las imágenes de mi víctima me asaltan en mis sueños, una pesadilla que se repite sin tregua. El olor a sangre impregna mi existencia, un recordatorio constante de mi sed insaciable. Lucía, te imploro que no te acerques a mí, que no te adentres en la oscuridad que me rodea. Mi maldición no debe mancillar tu vida. Abraza la luz y escapa de las sombras que me envuelven. Mi camino está empedrado de veneno y malevolencia, y no mereces ser arrastrada a esta espiral de caos. No puedo pedirte perdón genuino, pues la ausencia de remordimiento corroe mi ser. Sin embargo, te ruego, te suplico, que encuentres la fortaleza para alejarte de mi influencia maligna. Construye tu futuro sobre los pilares del amor y la bondad, dejando atrás los horrores que me persiguen. Con un corazón envenenado y consumido por la sed de veneno, me despido de ti, Lucía. Anhelo que encuentres la paz y la redención lejos de mi presencia tenebrosa. No puedo amarte, pues el amor ha sido eclipsado por la oscuridad que me consume. Que la vida te brinde la oportunidad de encontrar la luz en medio de las sombras que me rodean. Con angustia y pesar, Sergio.” Esteban finalizó la lectura de la carta. Sí, era una carta de suicidio. El misterioso profesor de ciencias sociales de la Secundaria Número 17 había decidido quitarse la vida. La tormenta no daba tregua; las sirenas de los bomberos y la policía destellaban en las calles mientras el viento ululaba con ferocidad. Esteban se encontraba perplejo, sosteniendo la carta entre manos temblorosas. Las palabras escritas por el profesor eran desgarradoras, impregnadas de dolor y desesperación. El profesor, reconocido por su inteligencia y carisma, ocultaba detrás de su enigmática apariencia un tormento interno profundo. Nadie habría imaginado que tras su sonrisa se escondía una oscuridad tan abrumadora. Martin, con tristeza reflejada en sumirada,tomó su libreta y comenzó a anotar detalles de la escena. Él conocía al profesor, ya que fue su maestro de ciencias sociales en la secundaria. Siempre lo recordaría como uno de los profesores más geniales que había tenido. La atmósfera en las calles de la pequeña Ciudad Libertad era intensa. La tormenta no cesaba, y las sirenas de los bomberos y la policía resonaban en el aire, iluminando las calles con sus luces intermitentes. Algunas cortinas de las ventanas vecinas estaban corridas, indicando el interés de los curiosos por lo que estaba ocurriendo. Los vecinos estaban atentos, algunos más chismosos que otros, esperando ansiosos cualquier información que pudieran obtener del lugar. Se agrupaban detrás de la cinta amarilla de la escena del crimen, como zombies a la espera de algo macabro, o como los ancianos que esperan la apertura de las puertas del bingo para comenzar a jugar. Sin embargo, en este caso, era evidente que estaban esperando a que sacaran el cuerpo sin vida por la puerta. La tragedia del profesor había dejado una profunda huella en aquel tranquilo vecindario, y la incertidumbre llenaba el ambiente mientras todos trataban de comprender los motivos que llevaron a alguien tan querido y apreciado a tomar una decisión tan desesperada. La casa yacía sumergida en un silencio lúgubre, envuelta en una oscuridad opresiva. Las sombras danzaban en las paredes, mientras la tenue luz de las linternas de los policías y bomberos intentaba penetrar la densidad del ambiente. Los agentes forenses y de criminalística se movían con cautela, sus ojos cansados reflejando la gravedad de la escena que se desplegaba ante ellos. El chirriar de las puertas al ser forzadas resonaba como un eco ominoso, mientras los uniformados exploraban cada rincón de la morada. Los pasos resonaban con un eco siniestro, como si el propio suelo estuviera impregnado de los susurros oscuros que habían acompañado los hechos. La visión de sangre y desorden alimentaba la intriga y el terror que se adentraban en el corazón de aquellos valientes investigadores. El ambiente estaba cargado de misterio y tragedia. Cada rincón de la casa parecía susurrar secretos ocultos, mientras los investigadores se adentraban en la mente atormentada del profesor. Cada objeto fuera de lugar, cada mancha de sangre, cada detalle macabro contaba una historia silenciosa y perturbadora. Los murmullos de los agentes se mezclaban con sus suspiros pesados, conscientes de que estaban lidiando con algo más que una simple escena de crimen. A medida que avanzaban en su investigación, la tensión se palpaba en el aire. El misterio se hacía más profundo, y las respuestas parecían estar escurriéndose entre sus dedos. ¿Qué había llevado al profesor a ese oscuro final? ¿Qué secretos guardaba en su mente perturbada? Las preguntas se acumulaban, alimentando la sed de respuestas de aquellos valientes investigadores, dispuestos a desentrañar los enigmas que se ocultaban tras aquella tragedia. El salón principal se convertía en un escenario caótico, con muebles desplazados y objetos despedidos por el aire. El crujido del sofá bajo la presión de los investigadores parecía susurrar secretos macabros. El televisor apagado reflejaba el rostro apático de un horror insondable, como si hubiera sido testigo de los eventos más perturbadores. El dormitorio principal, sumido en una penumbra espectral, guardaba las huellas de un pasado perturbador. La cama deshecha parecía haber sido el lecho de pesadillas, con las sábanas retorcidas y manchadas. La luz de una lámpara temblorosa oscilaba en la mesita de noche, arrojando sombras inquietantes sobre las paredes. Las gavetas abiertas y revueltas eran testigos mudos de la búsqueda desesperada de respuestas enmedio de la locura, como si alguien hubiera buscado desesperadamente algo que nunca encontró. El baño, un templo profano del sufrimiento, mostraba señales de un violento forcejeo. El espejo rajado reflejaba imágenes distorsionadas, como si el mismísimo horror se hubiera reflejado en cada fragmento. La sangre en el lavamanos era un eco visceral de la tragedia que allí se había consumado, un recordatorio de la violencia que había invadido aquel espacio íntimo. La cocina, en un estado de desorden caótico, se convertía en un altar de perdición. Los cuchillos, testigos de sombras y terrores indescriptibles, parecían clamar por el toque de los forenses, ansiosos por revelar los secretos que guardaban. Los gabinetes abiertos revelaban un festín de violencia, con alimentos derramados y utensilios dispersos, como si el caos hubiera irrumpido en ese santuario culinario. El vaso roto en el suelo susurraba maldiciones sin nombre, como si el propio entorno se lamentara por lo ocurrido. Cada habitación de la casa era un eco sombrío de la tragedia que había sacudido la vida del enigmático profesor. A medida que los investigadores exploraban cada rincón, se adentraban en un laberinto de misterios y oscuros secretos. El ambiente era opresivo, como si el peso de la oscuridad se hubiera impregnado en cada pared y en cada objeto. Pero aquellos valientes no se detendrían hasta descubrir la verdad detrás del suicidio y desentrañar los enigmas que rodeaban la vida del profesor. El aullido del viento se mezclaba con los murmullos atormentados de los investigadores, mientras el escalofrío de lo desconocido se abría paso en sus mentes. Cada paso hacia la verdad se volvía más angustiante, sumergiéndolos en un abismo de pesadillas. Los misterios y secretos que rodeaban al enigmático profesor parecían estirarse como sombras retorcidas, susurros enloquecedores que los llamaban hacia la oscuridad. En medio de la oficina, en un rincón oscuro y olvidado, se alzaba un tacho de metal retorcido. Su superficie negra y chamuscada revelaba la cruel acción del fuego que había consumido implacablemente un montón de papeles hasta reducirlos a cenizas. El aroma acre del humo impregnaba el aire, añadiendo un matiz infernal al ambiente ya cargado de misterio. Los investigadores se acercaron con cautela, conscientes de que en aquellos restos calcinados podía yacer la clave para descifrar el enigma que los rodeaba. Entre los rescoldos calcinados, apenas se lograba distinguir un pequeño fragmento de papel que había logrado escapar del voraz incendio. Era un trozo de lo que parecía ser un boleto de viaje, con una escritura apenas legible enmedio de las marcas de quemaduras. En él, se podía discernir claramente la palabra "Destino: El Zorzal". La revelación de este nombre agitó la curiosidad de los investigadores, quienes ahora tenían una nueva dirección hacia donde enfocar su pesquisa. Sin embargo, la parte del boleto que debería indicar el origen había sido consumida por el fuego, dejando solo interrogantes en el aire. Pero los investigadores, guiados por su intuición y conocimiento previo, concluyeron que aquel punto de partida probablemente se trataba de Ciudad Libertad. La conexión entre el profesor, la tragedia y El Zorzal comenzaba a tomar forma en sus mentes, desencadenando un frenesí de preguntas y teorías. El fragmento de boleto, con su trágico destino escrito, se convirtió en una pista intrigante y macabra. ¿Qué oscuros secretos yacían en El Zorzal? ¿Qué conexión tenía con la tragedia que envolvía la escena? Las mentes de los investigadores se enredaron en un laberinto de incertidumbre, alimentando su sed insaciable de respuestas y desafiando los límites de su propia cordura. Enfrentarían los horrores ocultos en El Zorzal, sin saber si encontrarían la salvación o serían arrastrados aún más hacia la oscuridad que consumió al profesor. Mientras Esteban Rey y Martín Poe, los dos detectives encargados del caso reunían información y analizaban la escena del crimen con los demás agentes, llegaba el jefe de la comisaría 1 de Ciudad Libertad, el inspector Walter Thompson, era conocido por su férrea determinación y su habilidad para resolver los casos más complicados. Con su imponente presencia y su mirada penetrante, inspiraba respeto y temor en igual medida. Al adentrarseen la escena del crimen, los investigadores se pusieron en posición de atención, listos para recibir las instrucciones del jefe. El inspector Thompson examinó detenidamente la habitación, su rostro serio revelando una mezcla de preocupación y determinación. Observó los muebles desplazados, el caos reinante y los objetos dispersos por el suelo, tomando nota mental de cada detalle. Su experiencia le permitía visualizar la secuencia de eventos que habían ocurrido allí, aunque la verdad aún se escondía entre las sombras. Una vez completó su análisis preliminar, el inspector se dirigió hacia Esteban Rey y Martín Poe, los detectives encargados del caso. Su voz era firme y autoritaria mientras les hablaba. —Rey, Poe, necesitamos respuestas. Este caso ha sacudido a la comunidad y a nuestra comisaría. El profesor era respetado y querido, y su trágico final ha dejado a todos desconcertados. Necesito que se enfoquen en encontrar la verdad, sin importar lo oscuro o perturbador que pueda ser. Revisen cada rincón, cada pista, y sigan cualquier indicio que pueda conducirnos al motivo detrás de este acto desesperado. Los detectives asintieron en silencio, asumiendo la responsabilidad de la misión que les había sido encomendada. Estaban conscientes de la importancia de este caso y de las expectativas depositadas en ellos. Sabían que debían adentrarse en los recovecos más profundos de la mente del profesor y desentrañar los secretos que le habían llevado a tomar una decisión tan trágica. El inspector Thompson les dio un último vistazo, su mirada transmitiendo confianza y exigencia a partes iguales. —No descansen hasta que hayamos encontrado la verdad. El destino de Ciudad Libertad está en sus manos. —Jefe, un vecino fue quien llamó a la policía después de que unos niños del vecindario encontraran un olor desagradable y sospechoso en la casa. —Dijo el detective Rey —¿Un vecino, dices? Bien, es importante que hayan actuado con responsabilidad y hayan contactado a las autoridades. Necesitamos recopilar toda la información posible. ¿Qué sabemos de la hija del profesor, Lucia? El inspector completó su análisis preliminar y se dirigió hacia los detectives Rey y Poe, que estaban encargados del caso. Les habló con voz firme y autoritaria. —Necesitamos respuestas —les dijo—. Este caso ha sacudido a la comunidad y a nuestra comisaría. El profesor era respetado y querido, y su trágico final ha dejado a todos desconcertados. Necesito que se enfoquen en encontrar la verdad, sin importar lo oscuro o perturbador que pueda ser. Revisen cada rincón, cada pista, y sigan cualquier indicio que pueda conducirnos al motivo detrás de este acto desesperado. Los detectives asintieron en silencio, asumiendo la responsabilidad de la misión que les había sido encomendada. Estaban conscientes de la importancia de este caso y de las expectativas depositadas en ellos. Sabían que debían adentrarse en los recovecos más profundos de la mente del profesor y desentrañar los secretos que le habían llevado a tomar una decisión tan trágica. El inspector Thompson les dio un último vistazo, su mirada transmitiendo confianza y exigencia a partes iguales. —No descansen hasta que hayamos encontrado la verdad —les ordenó—. El destino de Ciudad Libertad está en sus manos. —Jefe, un vecino fue quien llamó a la policía después de que unos niños del vecindario encontraran un olor desagradable y sospechoso en la casa—informó el detective Rey. —¿Un vecino, dices? Bien, es importante que hayan actuado con responsabilidad y hayan contactado a las autoridades. Necesitamos recopilar toda la información posible. ¿Qué sabemos de la hija del profesor, Lucia? —preguntó el inspector. —Hasta el momento, no hemos obtenido información concreta sobre Lucia, jefe —respondió el detective Poe—. Estamos investigando sus antecedentes, hablando con los vecinos y recabando datos en la escuela donde enseñaba el profesor. Parece ser una pieza clave en este rompecabezas. —Muy bien, manténganme informado sobre cualquier novedad en relación a ella —dijo el inspector—. Y sobre el vecino que llamó a la policía, ¿han hablado con él? —Sí, jefe. Hemos conversado con el vecino —afirmó el detective Rey—. Fue él quien se mostró intrigado por la presencia de los niños en la casa del profesor y les preguntó qué estaban haciendo. Al enterarse de lo que habían encontrado y del olor inusual, decidió llamar a la policía de inmediato. —Excelente trabajo, detectives —los felicitó el inspector—. Sigan recopilando evidencias y entrevistando a testigos. Este caso se complica cada vez más, pero confío en su pericia para resolverlo. Estaré pendiente de los avances y espero tener noticias pronto sobre el paradero de Lucia y la verdad detrás de este misterio. —Jefe, parece que hay discrepancias entre los vecinos con respecto al regreso del profesor después de su viaje —comentó el detective Poe—. Uno de ellos declaró que después del viaje se le vio poco por el vecindario, lo que podría indicar que regresó pero no mantuvo una presencia activa en la comunidad. Sin embargo, otro vecino afirmó que no estaba al tanto de su regreso de vacaciones. —Es ciertamente un dato intrigante —admitió el inspector—. Podríamos estar frente a dos versiones distintas de los hechos, lo que nos lleva a plantear la posibilidad de que el profesor mantuviera una vida más reservada o incluso oculta tras su regreso. —Esto agrega un elemento de sospecha adicional al caso —añadió el detective Rey—. Parece que el profesor pudo haber estado llevando una vida discreta o evitando el contacto con sus vecinos intencionalmente. Es fundamental que exploremos más a fondo esta información y busquemos pistas que nos aclaren el motivo detrás de su comportamiento después de regresar. El detective Poe asintió con determinación y se dirigió al inspector. —Estamos en ello, jefe —le aseguró—. Continuaremos interrogando a los vecinos, revisando registros y averiguando si alguien tuvo algún contacto o interacción significativa con el profesor durante ese período. Tal vez haya alguien que pueda arrojar luz sobre su extraño comportamiento. El inspector los miró con aprobación y les dio unas últimas instrucciones. —Muy bien, sigan con su trabajo —les dijo—. Recuerden, cada detalle cuenta en este caso. Manténganme informado sobre cualquier desarrollo importante. Confío en que podrán resolver este enigma y descubrir la verdad detrás de la vida oculta del profesor y las circunstancias de su trágico final. De repente, una de las oficiales se acercó y les comunicó una noticia inesperada. Habían logrado localizar a Lucía, la hija del profesor. Resulta que la joven estaba de viaje, pero en cuanto le informaron sobre lo ocurrido, emprendió el regreso de inmediato. —Detectives, acabo de recibir una llamada —les informó la oficial—. Hemos logrado dar con el paradero de Lucía, la hija del profesor. Resulta que se encontraba de viaje, pero al ser informada sobre lo sucedido, ha decidido regresar de inmediato. El detective Rey se mostró aliviado y expresó su interés por hablar con Lucía lo antes posible. —Eso es un alivio —dijo—. Necesitamos hablar con Lucía lo antes posible. Su testimonio puede ser clave para entender lo que ocurrió y desentrañar los misterios que rodean este caso. El detective Poe estuvo de acuerdo y añadió su opinión sobre el papel de Lucía en la investigación. —Estoy de acuerdo —dijo—. Lucía podría tener información importante sobre la situación personal y emocional de su padre. Quizás ella pueda arrojar luz sobre cualquier problema o conflicto que él estuviera enfrentando. El inspector Thompson les agradeció a la oficial por su trabajo y le dio unas indicaciones para asegurar el bienestar de Lucía. —Buen trabajo, oficial —le dijo—. Asegúrate de que Lucía sea escoltada de manera segura a la comisaría tan pronto como llegue. Prepararemos un equipo para recibir su declaración y brindarle apoyo en este difícil momento. La oficial asintió y se retiró para cumplir con su tarea. —Entendido, jefe —dijo—. Nos aseguraremos de que Lucía sea atendidaadecuadamente y se sienta respaldada durante este proceso. También continuaremos investigando cualquier pista adicional que pueda surgir mientras esperamos su llegada. El detective Rey se mostró optimista y confiado en que estaban cada vez más cerca de desentrañar la verdad detrás de este caso. —Estamos cada vez más cerca de desentrañar la verdad detrás de este caso —dijo—. Sigamos adelante con determinación y mantengámonos alerta ante cualquier detalle o indicio relevante que pueda surgir. El detective Poe coincidió con su compañero y se preparó para enfrentar cualquier giro que este caso pudiera tomar. —Exacto —dijo—. Cada pieza del rompecabezas nos acerca un paso más a la resolución. No bajemos la guardia y estemos preparados para enfrentar cualquier giro que este caso pueda tomar. Ya se habían llevado el cadáver y los investigadores continuaron trabajando en la escena del crimen durante varias horas más. El ambiente espeluznante y la oscuridad de la noche parecían envolverlos mientras se disponían a abandonar el lugar. Esteban manejaba su Ford Taunus coupé modelo 1980, un vehículo que le había sido heredado por su difunto padre. La lluvia intensa y el agotamiento dificultaban su visibilidad en la calle. Luchaba por mantener los ojos abiertos, resistiendo el sueño que amenazaba con dominarlo. Mientras tanto, Martin continuaba anotando meticulosamente en su libreta hecha de papeles reciclados. Para él, no había desperdicio, y prefería reutilizar las hojas que otros consideraban inservibles. Su filosofía era clara: ¿por qué desechar hojas con un lado en blanco cuando aún se podía escribir en ellas? Siempre defendía su punto de vista con vehemencia, negándose a permitir que se desperdiciara papel. Las conjeturas y suposiciones que surgían de sus investigaciones se plasmaban en esa libreta, que más tarde Esteban copiaría en la suya. Era una forma de mantener un registro preciso de sus pensamientos y teorías, algo que les sería útil en futuras investigaciones. Aunque la tormenta había amainado, la lluvia persistía y el viento soplaba sin cesar. La fina llovizna, constante y penetrante, se sentía como miles de agujas al caer sobre sus rostros. Esteban disfrutaba de ese clima, de la sensación de estar envuelto en la atmósfera fría y húmeda. Si dependiera de él, viviría persiguiendo ese clima por todo el mundo, buscando esos lugares donde la lluvia y el viento cortante reinaran. Por el contrario, Martin detestaba ese clima. Lo odiaba tanto que había llegado al extremo de no bañarse durante una semana como una forma de protesta. Él anhelaba el verano, el calor radiante, los días soleados sin una gota de lluvia, donde las temperaturas alcanzaban los 30 grados. A su parecer, el verano evitaba los resfriados y disfrutaba de ver a las chicas luciendomás piel bajo el sol. Ambos tenían discusiones sobre este temamuy seguido. Los dos compañeros ya se conocían desde hace años, incluso mucho antes de unirse a la fuerza policial y embarcarse en sus carreras como detectives. Podrían remontarse a unos 20 o 25 años atrás, cuando todavía eran unos niños. Sus padres eran mejores amigos, y casi todos los sábados se reunían para compartir almuerzos o cenas, con los dos niños siempre presentes, sumergidos en interminables aventuras imaginarias que duraban horas. Para Esteban, esa amistad era como un regalo del destino o, mejor dicho, una herencia que su padre le había legado. Así como su padre era amigo cercano del padre de Martin, de alguna manera misteriosa y fortuita, ellos dos terminaron trabajando juntos para luchar contra el crimen. Era fascinante cómo el vínculo que habían forjado desde la infancia se había convertido en una colaboración profesional tan fructífera. Sin embargo, a la edad de aproximadamente 10 o 12 años, los padres de Martin tomaron la decisión de mudarse a otra provincia, lo que puso fin a sus reuniones regulares y dejó una profunda marca en la vida de ambos niños. Pasaron muchos años en los que ambos perdieron el rastro el uno del otro. Sus caminos se separaron y tomaron diferentes direcciones. Pero el destino siempre tiene un modo misterioso de volver a unir a las personas en el momento adecuado. Un día, un nuevo detective llegó a Ciudad Libertad para unirse al cuerpo de policía local. Para sorpresa de Esteban, ese detective resultó ser Martin, su antiguo compañero de juegos y aventuras de la infancia. La emoción de reencontrarse fue inmensa, pero también hubo una sensación de incredulidad por encontrarse en ese lugar, trabajando juntos como detectives. Sus sueños de niños no habían sido precisamente convertirse en luchadores contra el crimen, pero allí estaban, destinados a enfrentarse a los desafíos y misterios que la ciudad les presentaba. La triste pérdida de la compañera anterior de Esteban, que cayó en un enfrentamiento, dejó un hueco en su equipo, pero ahora, con la llegada de Martin, esa brecha estaba destinada a ser llenada por la fuerza de su amistad y la experiencia compartida. Juntos, se preparaban para desentrañar los secretos oscuros de Ciudad Libertad y enfrentar los peligros que se avecinaban. Esteban aparcó el Taunus en el estacionamiento de una estación de servicio y se volvió hacia Martin. Su cara de cansancio y sus ojos enrojecidos delataban las horas de trabajo intenso que habían pasado. —Paremos un momento, necesito un café —dijo con voz ronca. Martin asintió con comprensión y salió del automóvil junto a él. Ambos se dirigieron a la cafetería de la estación de servicio, buscando un poco de alivio y descanso. El aroma del café recién hecho les envolvió mientras se acercaban al mostrador. Esteban pidió dos tazas de café negro bien cargado, esperando que esa dosis de energía le ayudara a mantenerse despierto. En una de las mesas cercanas, se sentaron con sus tazas humeantes. El silencio se hizo presente por un momento, permitiéndoles disfrutar de ese momento de tranquilidad antes de continuar con su ardua labor. Martin rompió el silencio con unas palabras de ánimo y apoyo. —Esteban, sé que hemos pasado por muchas horas de trabajo intenso, pero recuerda que estamos juntos en esto. Siempre hemos sido un gran equipo y sé que superaremos cualquier desafío que se nos presente —dijo con sinceridad. Esteban le miró con gratitud y sintió el apoyo y la confianza de su compañero. Tomó un sorbo de su café, sintiendo cómo la energía empezaba a fluir por su cuerpo. —Gracias, Martin. Saber que estás aquí conmigo me da fuerzas para seguir adelante. Hay mucho por descubrir en esta ciudad y estoy seguro de que encontraremos las respuestas que buscamos—dijo con determinación. Mientras Esteban daba el último sorbo a su café, Martin planteó una pregunta intrigante. —Esteban, ¿qué opinas sobre el caso del profesor? ¿Crees que hay algo más detrás de su suicidio? —preguntó con curiosidad. Esteban, ligeramente revitalizado por la bebida caliente, se esforzó por mantenerse despierto y responder con claridad. —Sí. Es más, pienso. Los familiares cercanos a menudo tienen información valiosa sobre los sucesos que rodean una tragedia como esta. Lucia, como hija de Sergio, podría tener algún conocimiento o haber notado algo inusual en los días previos al supuesto suicidio —dijo Esteban, pensando en la importancia de la colaboración de los seres queridos en las investigaciones. —Debemos abordar el tema con sensibilidad, Martin —añadió recordando la importancia de tratar con empatía a los involucrados en el caso—. La pérdida de un padre es algo devastador, y es posible que Lucia esté pasando por un momento difícil. Necesitamos ser comprensivos y respetuosos en nuestra aproximación. Martin asintió con acuerdo y se mostró dispuesto a seguir el consejo de su compañero. —Tienes razón, Esteban —dijo con seriedad—. Lucia debe estar sufriendo mucho por lo ocurrido y no queremos causarle más dolor o angustia. Debemos ser cuidadosos y delicados al hablar con ella y ofrecerle nuestro apoyo y comprensión —¿Y qué hay de ella? ¿Crees que ella sabe algo que nosotros no sabemos?—insistió Martin. Esteban fruncióel ceño y reflexionó sobre la hija del profesor. —Lucía es un misterio para mí. Pero debemos hablar con ella para estar seguros. Tal vez ella tenga alguna información relevante o alguna pista que nos ayude a entender lo que pasó—dijo con cautela. Martin asintió, reconociendo la importancia de establecer una conexión empática con Lucia para obtener su colaboración. —Tienes razón, Esteban —dijo—. Debemos acercarnos a ella con tacto y comprensión. Tal vez podamos concertar una reunión con Lucia para escuchar su perspectiva y explorar cualquier pista que pueda ofrecernos. Esteban le sonrió con agradecimiento y se levantó de la mesa. —Vamos, Martin —dijo con energía—. Terminemos nuestro café y sigamos con nuestra investigación. ¿Sabes qué? Mejor vamos a dormir. Mañana seguiremos con este trabajo. De todos modos debemos esperar a que Lucia vuelva de su viaje para interrogarla. Conscientes de su agotamiento y de la importancia de abordar el caso con mente fresca, decidieron hacer caso a su cansancio y darle prioridad a su descanso. Ambos sabían que una mente descansada y alerta sería más efectiva en su labor como detectives. —Estoy de acuerdo, Esteban —respondió Martin—. Necesitamos estar en plena forma para enfrentar lo que nos espera. Mañana será un nuevo día y tendremos la oportunidad de retomar nuestras investigaciones con renovada energía. Con eso acordado, Esteban y Martin se dirigieron a sus respectivos hogares, listos para descansar y recargar sus energías. Ambos sabían que aún tenían un largo camino por recorrer en la resolución del caso y que la espera por la vuelta de Lucia sería una prueba de paciencia. La noche envolvió la ciudad con su manto oscuro, mientras los detectives se sumergían en un sueño reparador, preparándose para los desafíos y descubrimientos que les aguardaban en su búsqueda de la verdad. 4 La mañana gris y lluviosa confería al lugar una atmósfera lúgubre y melancólica. El cementerio, rodeado de altos árboles desnudos y lápidas cubiertas de musgo, parecía sumido en un perpetuo silencio, solo interrumpido por el suave susurro del viento y el repiqueteo de las gotas de lluvia sobre los paraguas. La sala mortuoria, con sus paredes de tonos pálidos y su iluminación tenue, se hallaba impregnada de unamezcla de tristeza y solemnidad. Grandes arreglos florales adornaban el lugar, esparciendo un sutil aroma a lirios y rosas, mientras velas encendidas conferían una tenue luz dorada que contrastaba con la penumbra reinante. Los asistentes, vestidos con atuendos oscuros y semblantes serios, formaban pequeños grupos dispersos, compartiendo sus condolencias y palabras de apoyo. Entre ellos se encontraban familiares, amigos cercanos y algunos conocidos de Sergio, quienes se unían en el dolor de su partida. Los ojos rojizos y las lágrimas que surcaban los rostros de los presentes reflejaban el profundo pesar que embargaba sus corazones. Susurros de conversaciones apagadas y sollozos contenidos se entrelazaban, creando una sinfonía de tristeza y conmoción en el ambiente. Lucia, la hija de Sergio, se encontraba en el centro de atención, rodeada por seres queridos que intentaban brindarle consuelo. Su rostro pálido y demacrado evidenciaba el profundo impacto emocional que la partida de su padre había dejado en ella. Vestida de negro, se abrazaba a sí misma, buscando algo de calma enmedio de la tormenta de emociones que la embargaba. Perdida en sus pensamientos, se reprochaba en silencio. Una mezcla de culpa y tristeza se entrelazaba en su interior, mientras los ojos de sus seres queridos la observaban con compasión. En su mente, se preguntaba una y otra vez si podría haber hecho algo para evitar la trágica pérdida de su padre. "Quizás si yo hubiera estado allí...", susurró Lucia para sí misma, su voz apenas audible entre el murmullo del funeral. "No puedo evitar pensar que no fui una hija lo suficientemente buena, que no estuve allí cuando más me necesitaba". Las lágrimas amenazaban con emerger, pero ella luchaba por mantener la compostura. Cada mirada compasiva que recibía de sus seres queridos parecía intensificar su sensación de culpa. Se sentía expuesta, como si todos pudieran leer sus pensamientos y juzgarla por sus supuestas faltas. En medio de la multitud, anhelaba encontrar un respiro, un momento de paz en el que pudiera reconciliarse consigo misma. Un recuerdo en particular se aferraba a su mente en ese momento. Recordó la vez en que su padre la acompañó a comprar un libro que tanto anhelaba. Fue un momento de conexión y felicidad entre padre e hija. Sin embargo, ahora se cuestionaba si aquellos momentos alegres eran suficientes para compensar las ocasiones en las que estuvo ausente o no brindó el apoyo que su padre necesitaba. Lucia luchaba con sus propios pensamientos mientras trataba de encontrar algún consuelo en medio del dolor. Sabía que su padre la amaba incondicionalmente, pero el sentimiento de no haber sido suficiente persistía en su corazón roto. Buscaba desesperadamente la aceptación de los demás, temiendo ser juzgada por sus propias dudas y autocríticas. Esteban y Martin se aproximaron al lugar con cautela, ingresando a la sala mortuoria donde se llevaba a cabo el funeral. Sus pasos resonaban en el suelo de mármol, creando un eco tenue que se mezclaba con el susurro de las conversaciones apagadas. El semblante serio y determinado de Esteban contrastaba con la expresión de profundo cansancio en los ojos de Martin, quien luchaba por mantenerse despierto después de una noche de poco descanso. A medida que se acercaban a Lucia, pudieron ver el tormento y la confusión reflejados en su rostro. Pero Esteban también notó el cansancio evidente en el rostro de Martin y decidió abordar el tema. —Martín, parece que no has tenido una noche tranquila —comentó Esteban, observando las ojeras que se acentuaban bajo los ojos de su compañero. Martin asintió con un suspiro. —Es cierto. Tuve una pesadilla bastante intensa —respondió, frotándose los ojos con cansancio—. Fue como si estuviera atrapado en un oscuro laberinto, persiguiendo sombras y tratando de encontrar respuestas. No pude descansar adecuadamente. Esteban frunció el ceño, preocupado por el estadomental de su compañero. Sabía que las pesadillas podían afectar la claridad de pensamiento y la concentración necesaria para la investigación. Decidió ofrecerle su apoyo. —Martin, entiendo lo difícil que puede ser lidiar con pesadillas. Pero recuerda que estamos juntos en esto. No estás solo —dijo Esteban con voz tranquilizadora—. Vamos a encontrar las respuestas que buscamos, pero también necesitamos cuidar de nuestra salud mental y física en el proceso. Si necesitas hablar sobre tus sueños o cualquier otra cosa, estoy aquí para escucharte. Martin asintió, agradecido por el gesto de su compañero. —Gracias, Esteban. Significa mucho para mí saber que puedo contar contigo. A veces, los demonios de la noche pueden parecer abrumadores, pero sé que juntos podremos superarlos. Esteban colocó una mano reconfortante sobre el hombro de Martin. —Exactamente, Martin. Juntos somosmás fuertes —hizo una pausa y comenzó a reírse exageradamente—: jajajaja… VamosMartin, basta de tonterías. Martin miró a Esteban con sorpresa, confundido por su súbita risa. Frunció el ceño y le preguntó: —¿A qué te refieres con tonterías? Estoy hablando en serio. —Martín también comenzó a reírse. Esteban se dio cuenta de su reacción inapropiada y se disculpó rápidamente. —Lo siento, Martin. No quise menospreciar tus sentimientos. Fue una respuesta inapropiada por mi parte. Estoy aquí para apoyarte de verdad —volvió a reír—. Vamos, vamos compañero. Tenemos trabajo. Martin, aunque inicialmente confundido, no pudo evitar contagiarse de la risa de Esteban. Ambos compartieron un momento de alivio enmedio de la tensión que los rodeaba. —Tienes razón —respondió Martin, secándose una lágrima de risa que había escapado de sus ojos—. Tenemos mucho trabajo por delante y no podemos permitir que nuestras pesadillas nos distraigan. Sigamos adelante y enfoquémonos en
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