Logo Studenta

EL BOSQUE OSCURO

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

EL BOSQUEOSCURO
Copyright © 2024 DON ROMÁN
Reservados todos los derechos
Los personajes y eventos retratados en este libro son ficticios.
Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es
coincidencia y no es intención del autor.
Ninguna parte de este libro puede reproducirse, almacenarse
en un sistema de recuperación o transmitirse de ninguna
forma o por ningúnmedio, electrónico, mecánico, fotocopia,
grabación o de otro tipo, sin el permiso expreso por escrito
del editor.
Copyright © 2024 Don Roman
Todos los derechos reservados.
DON ROMAN
Nací en Merlo, provincia de Buenos Aires, en el seno de un barrio
humilde. Allí, miles de hombres y mujeres se levantan cada día
para enfrentar la vida, luchando incansablemente por un futuro
mejor para ellos y sus familias.
Desde mi infancia, la literatura, la fantasía y la ficción han ejercido
un poderoso atractivo sobre mí. Comencé a plasmar mis
pensamientos en canciones y poemas, sueños que tal vez algún día
verán la luz fuera de mi mundo interior. Sin embargo, por ahora,
deseo sumergirlos en las páginas de esta asombrosa novela que he
titulado “El Bosque Oscuro”.
No me detendré en una presentación larga ni en una introducción
tediosa, todos conocemos lo aburrido que puede ser. Así que, sin
más preámbulos, adentrémonos directamente en la trama de la
novela.
Aquí comienza la primera parte de “El Bosque Oscuro”:
Don Roman
EL BOSQUEOSCURO
parte 1
Dedicatorias
Dedicado a la primera persona que creyó en
mí y me dijo que podía lograr todo lo queme propusiera:
Jorge Cotumacci (1948 - ∞)
Dedicado ami hija, el gran amor demi vida:
Daiana
Dedicado amis padres:
Julia y Marcelo
PARTE 1
1
Los años 90, una década que se caracterizó por la falta de
tecnología avanzada y la ausencia de teléfonos móviles
inteligentes y redes sociales omnipresentes. Para Sarah
Torres, una joven de veintiséis años, esta era una época en la
que las conexiones se forjaban cara a cara y las experiencias
se vivían de manera más inmediata y auténtica. Sarah creció
en un pequeño pueblo del conurbano ubicado en las afueras
de la zona oeste del Gran Buenos Aires, llamado El Zorzal.
El Zorzal, rodeado de campos ondulantes y vastos paisajes
verdes, era un lugar donde el tiempo parecía transcurrir más
despacio. Las calles empedradas estaban salpicadas de casas
pintorescas y pequeños negocios locales, que dotaban al
pueblo de un encanto nostálgico. Las familias se conocían
entre sí, y los lazos comunitarios se tejían con cada
encuentro en la panadería o en la plaza central.
En aquel pequeño rincón del conurbano, había
experimentado una infancia llena de juegos al aire libre y
exploración. Los días se pasaban trepando árboles y
construyendo cabañas improvisadas en los campos
cercanos. La libertad y la imaginación fluían sin
restricciones, alimentando su espíritu aventurero desde una
edad temprana.
La música también desempeñaba un papel importante en la
vida de Sarah. Los fines de semana, el sonido de las guitarras
y los tambores llenaba el aire mientras las bandas locales se
presentaban en el centro comunitario. junto con sus amigos,
disfrutaba de esos conciertos improvisados, donde los
acordes resonaban en sus corazones y las letras hablaban de
rebeldía y sueños.
A medida que se acercaba a la adolescencia, su amor por la
música se profundizaba aún más. Su habitación se convirtió
en un santuario musical, decorada con pósteres de sus
ídolos y una colección de cassettes de bandas alternativas
que había descubierto gracias a amigos y revistas
especializadas. Pasaba horas perdiéndose en las melodías
que fluían de su walkman, dejando que la música la
transportara a mundos desconocidos y emociones intensas.
Sin embargo, no todo era idílico en El Zorzal. Aunque el
pueblo estaba enclavado en la belleza natural de la región,
también estaba rodeado de misterios y leyendas. Los
ancianos del lugar hablaban de sucesos extraños que
ocurrían en las profundidades del Bosque Oscuro, un área
frondosa y enigmática que se extendía en las afueras del
pueblo.
Se decía que el Bosque Oscuro era el hogar de criaturas
sobrenaturales y espíritus inquietos. Historias de personas
que habían desaparecido sin dejar rastro y encuentros con
seres misteriosos habían sido transmitidas de generación en
generación. El Bosque Oscuro se erguía como una barrera
entre el pueblo y el mundo desconocido, desafiando a
aquellos lo suficientemente valientes para adentrarse en sus
profundidades.
Ella había oído las historias desde que era una niña, y
aunque algunas personas las consideraban simples cuentos
de viejas, ella siempre se había sentido atraída por lo
desconocido. La idea de explorar el Bosque Oscuro, de
desafiar los límites y enfrentar los temores, se había
convertido en una obsesión para ella. Con su cabello largo y
ondulado que cae libremente sobre sus hombros, y su ropa
de estilo grunge, se destaca como una alma libre y
apasionada por la naturaleza. A pesar de su trabajo como
bióloga en un pequeño laboratorio de investigación, donde
pasa sus días analizando muestras y realizando
experimentos, siente que su verdadera vocación está en
explorar y descubrir la magia de la naturaleza en su estado
más puro.
Desde que era niña, había sentido una conexión profunda
con el mundo natural. Durante sus excursiones por los
campos de El Zorzal, se maravillaba ante la diversidad de
plantas y animales que encontraba en su camino. Observar
el ciclo de vida, los delicados equilibrios ecológicos y la
belleza intrínseca de cada ser vivo llenaba su corazón de
asombro y admiración.
Trabajar en el laboratorio le brindaba una comprensión
científica y rigurosa de la naturaleza, pero anhelaba
experimentarla de manera más directa y emocional. Sentía
que los fríos análisis de laboratorio no podían capturar la
esencia y la magia que se desprendía de los ecosistemas
naturales. Soñaba con caminar entre los árboles altos,
escuchar el susurro del viento entre las hojas y sentir la
tierra bajo sus pies.
Aunque su trabajo como bióloga le proporcionaba
estabilidad económica y reconocimiento profesional, Sarah
anhelaba algo más profundo y significativo. Quería vivir
aventuras reales, lejos de los confines del laboratorio, donde
pudiera explorar territorios desconocidos y descubrir
especies nuevas. La rutina diaria y los confines de su
pequeño pueblo se habían vuelto sofocantes para su espíritu
inquieto.
En su tiempo libre, se embarcaba en expediciones solitarias
a los alrededores de El Zorzal. Con su mochila al hombro y
su cámara enmano, se adentraba en los bosques, marismas y
montañas cercanas, dejándose guiar por su instinto y su
amor por la naturaleza. Cada viaje era una oportunidad para
sumergirse en la vida silvestre, observar a las aves
migratorias, seguir el rastro de los animales y estudiar las
diferentes comunidades vegetales.
La combinación de su formación científica y su pasión
innata la convertía en una bióloga única. Su habilidad para
identificar especies, analizar comportamientos y
comprender los ecosistemas era su mayor fortaleza. Sin
embargo, sentía que aún le faltaba algo, un conocimiento
más íntimo y visceral que solo se podía obtener en el mundo
real, lejos de los libros de texto y los informes científicos.
Estaba decidida a encontrar ese sentido de conexión y
plenitud en el Bosque Oscuro. Estaba convencida de que allí
descubriría un tesoro de conocimientos y experiencias que
transformaría su vida y abriría nuevos horizontes. Era
consciente de los riesgos que implicaba adentrarse en el
bosque, pero su pasión y su sed de aventura superaban
cualquier temor.
En un mundo sin acceso inmediato a internet, la búsqueda
de conocimiento para Sarah implicaba un esfuerzo tangible
y una dedicación constante. Recopilaba información sobre
el Bosque Oscuro a través de libros antiguos, revistas
especializadas y conversaciones con las personas mayores
del pueblo.
Su habitación estaba repleta de estanterías abarrotadas de
volúmenes polvorientos que contenían historias, mitos y
descripciones detalladas delBosque Oscuro. Pasaba horas
sumergida en los relatos escritos a mano, dejando que su
imaginación se deslizara por las páginas mientras devoraba
cada palabra y cada ilustración.
Los mapas de papel desplegados sobre su escritorio eran
tesoros valiosos. Cada línea y marca representaba un
sendero, una corriente o una zona de interés dentro del
Bosque Oscuro. Trazaba rutas y anotaba puntos de
referencia clave, convirtiendo los mapas en guías vitales
para su travesía. Sabía que confiar en su intuición y en la
información recopilada sería esencial para navegar por la
espesura del bosque.
En sus conversaciones con los ancianos del pueblo,
escuchaba atentamente mientras compartían sus
experiencias y leyendas sobre el Bosque Oscuro. Cada
historia, transmitida de generación en generación, aportaba
un fragmento adicional a su comprensión del lugar.
Escuchaba con atención, capturando cada detalle y misterio,
sabiendo que sus relatos podrían contener la clave para
desentrañar los secretos más profundos del bosque.
Se había convertido en una experta en la búsqueda de
información sin depender de la tecnología moderna.
Valoraba la dedicación y el esfuerzo requeridos para
obtener conocimiento en aquellos años. Cada libro
encontrado, cada conversación sostenida y cada mapa
estudiado eran una prueba tangible de su pasión y
perseverancia.
Esta forma de investigación, lenta pero gratificante, había
moldeado su carácter y su mentalidad. Le enseñó a apreciar
el valor de la paciencia, la tenacidad y la capacidad de
sumergirse por completo en el mundo que la rodeaba. Sarah
estaba preparada para aplicar estas cualidades en su
inminente viaje al Bosque Oscuro, donde la tecnología
moderna no sería de ayuda, pero su compromiso y amor por
la naturaleza serían sus guías en cada paso del camino.
Durante las tardes, se reunía con sus amigos en el café del
pueblo, un lugar con una atmósfera bohemia donde el
aroma del café recién molido se mezclaba con el humo del
tabaco. Las mesas de madera gastada estaban ocupadas por
jóvenes con chaquetas de mezclilla y camisetas de bandas de
rock, sumergidos en debates acalorados sobre las leyendas y
los misterios del Bosque Oscuro.
Un día, mientras el ruido de la música grunge llenaba el
lugar, compartió emocionada sus planes de aventurarse en
el Bosque Oscuro. Sus amigos la miraron con asombro y
preocupación, y Daniel, uno de sus amigos más cercanos,
alzó una ceja y dijo con una sonrisa irónica: —¿Estás segura
de que no te perderás en ese oscuro y misterioso bosque?
¿No te asusta lo que podrías encontrar allí?
El comentario de Daniel resonó en los oídos de Sarah, y de
repente, su mente volvió al doloroso recuerdo del día en que
su padre perdió la vida trágicamente en un parque
recreativo. El sonido del camión acelerando a toda velocidad
mientras su padre se interponía entre ella y el peligro se
quedó grabado en su memoria. Un nudo se formó en su
garganta y las lágrimas inundaron sus ojos.
Con voz temblorosa pero firme, miró a Daniel y respondió:
—No, no tengo miedo. He experimentado la pérdida más
profunda y he enfrentado la oscuridad de cerca. Pero
también sé que necesito buscar respuestas y encontrar una
manera de sanar.
Un silencio respetuoso llenó el café mientras los amigos
procesaban el peso de su historia. María, con voz suave pero
llena de apoyo, se acercó a ella y la abrazó con ternura.
—Sarah, no puedo ni imaginar el dolor que has soportado.
Pero siempre estaremos aquí para apoyarte en tu búsqueda
de verdad y de sanación. No tienes que hacerlo sola.
Carlos, con los ojos llenos de compasión, asintió y agregó:
—Tienes razón, Sarah. Enfrentar tus miedos y buscar
respuestas es un paso valiente. Cuenta con nosotros para
acompañarte en este viaje.
Con el apoyo de sus amigos, Sarah sintió un poco de alivio en
medio de su dolor. Sabía que no importaba cuán oscuro o
doloroso pudiera ser el camino que la llevara al Bosque
Oscuro, no estaría sola. Tenía a personas valientes y
compasivas a su lado que la animarían y la ayudarían a
enfrentar los desafíos que estaban por venir.
María, una amiga con una voz dulce y melódica, agregó:
—Recuerda que las leyendas del Bosque Oscuro siempre nos
han intrigado. ¿Recuerdas el cuento de la anciana que decía
haber visto luces misteriosas y escuchado susurros enmedio
de la noche? Tal vez haya algo de verdad en esas historias.
Carlos, levantó su taza de café y dijo: —Sarah, todos te
admiramos por tu valentía y pasión por la naturaleza.
Aunque estamos preocupados por tu seguridad, también
entendemos que esta es una oportunidad única para ti.
Siempre te has destacado por ser audaz y decidida. ¡Así que
ve y persigue tus sueños! ¡Estaremos aquí esperando tus
increíbles historias cuando regreses!
Las risas y los ánimos resonaron en el café mientras Sarah se
sentía abrazada por el apoyo y la camaradería de sus amigos.
Sabía que no estaría sola en su viaje al Bosque Oscuro,
aunque físicamente lo estuviera. Sus amigos estarían
siempre con ella en espíritu, alentándola desde el pequeño
pueblo del conurbano mientras ella exploraba el misterioso
y encantador bosque.
La música grunge seguía sonando de fondo, y entre los
acordes distorsionados, Sarah se llenó de valor y
determinación. Sabía que no sería un camino fácil, pero
estaba dispuesta a enfrentar los desafíos y descubrir los
secretos ocultos del Bosque Oscuro.
Con una última mirada a sus amigos, se levantó de la mesa,
ajustó su chaqueta de mezclilla y se dirigió hacia la puerta
del café. El mundo exterior la esperaba, y ella estaba lista
para adentrarse en él y desafiar los límites de lo conocido.
La aventura en el Bosque Oscuro estaba por comenzar, y ella
estaba dispuesta a escribir su propia historia, una que
quedaría grabada en las páginas de su vida y en las
memorias de sus amigos.
La noche antes de su partida, Sarah se encuentra en su
habitación, que está decorada con pósteres de sus bandas
favoritas y recortes de revistas que retratan la esencia de los
años 90. Las luces tenues del lava lamp iluminan la
habitación mientras ella organiza su equipo de acampar y
empaca sus maletas. El sonido característico del walkman
reproduce una mezcla de canciones de bandas icónicas de
los años 90. Se sumerge en recuerdos de conciertos a los que
asistió y aventuras pasadas. Reflexiona sobre la emoción y el
temor que siente en su interior, sabiendo que esta aventura
le permitirá descubrir un mundo nuevo y enfrentar sus
propios miedos.
Su habitación se convierte en un santuario lleno de
nostalgia y energía. Los pósteres de Nirvana, Oasis y Pearl
Jam cubren las paredes, transportándose a aquellos
momentos en los que la música se convertía en su refugio.
Entre recuerdos y emociones encontradas, se sienta en su
cama y desempaca cuidadosamente su equipo de acampar.
El walkman emite las notas melancólicas de "Black" de Pearl
Jam, envolviendo el espacio con su atmósfera única. Cierra
los ojos y se deja llevar por la música, recordando los
conciertos en los que saltó y cantó a pleno pulmón. Los
acordes y las letras le recuerdan que, a pesar de la
incertidumbre y los desafíos por delante, tiene la fuerza para
enfrentarlos.
Mientras organiza sus maletas, se detiene en un viejo diario
que descansa sobre la mesita de noche. Con manos
temblorosas, lo abre y se sumerge en las páginas llenas de
recuerdos y anhelos juveniles. Allí, en las palabras
garabateadas con tinta descolorida, encuentra la inspiración
para seguir adelante.
Recuerda las aventuras pasadas, explorando bosques y
senderos con sus amigos. Cada experiencia le enseñó la
importancia de la amistad y el coraje para enfrentar lo
desconocido. Ahora, estaba a punto de embarcarse en su
propia búsqueda personal en el Bosque Oscuro, un lugar
que siempre había estado envuelto enmisterio y leyendas.
La habitación se ilumina con el resplandor suave del lava
lamp, creando un ambiente tranquilo y sereno. Se siente
llena de emoción y temor, sabiendo que esta aventura no
solo será un encuentro con lo desconocido, sino también
consigo misma. Es consciente de que el Bosque Oscurono
solo albergará secretos antiguos, sino también sus propios
miedos y traumas.
Con una sonrisa decidida, termina de empacar y se coloca su
mochila al hombro. La música de los años 90 sigue sonando
en su walkman, acompañándola en este momento de
introspección y preparación. Está lista para enfrentar lo que
le depare el Bosque Oscuro, confiando en su valentía y en el
poder transformador de la naturaleza.
La noche antes de su partida, Sarah se acuesta en la cama,
cerrando los ojos y dejando que la música y los recuerdos la
envuelvan. El Bosque Oscuro la espera, y ella está lista para
adentrarse en él, descubrir sus secretos y encontrar
respuestas que puedan traerle paz y sanación. Con una
última canción en sus oídos y la determinación en su
corazón, se sumerge en un sueño lleno de anticipación y
aventura.
2
"Entre sueños y sombras, se despierta la curiosidad: el
comienzo de unmisterio por desvelar."
La noche parecía calma, envuelta en un manto de silencio
opresivo. Sin embargo, Sarah pronto descubriría que la
aparente tranquilidad era solo el preludio de una
experiencia inusual y aterradora. Mientras se sumergía en el
reino de los sueños, su mente se convirtió en el escenario de
un paisaje desolado y siniestro: un bosque oscuro y denso,
cuyos árboles retorcidos parecían susurrar secretos
macabros.
La sensación de intranquilidad se adhirió a cada fibra de su
ser mientras se aventuraba por el lugar desconocido. Cada
paso era una lucha contra la niebla espesa y la sensación de
ser observada por ojos invisibles. Los sonidos distorsionados
y los murmullos ininteligibles se filtraban a través de la
vegetación retorcida, intensificando la sensación de que algo
oscuro y amenazante acechaba en las sombras.
De repente, una voz misteriosa y susurrante perforó el
silencio. Aunque las palabras eran incomprensibles, Sarah
percibió la importancia del mensaje que se le transmitía. Era
una advertencia, un intento desesperado de protegerla de
algún peligro inminente que estaba más allá de su
comprensión. El temor se apoderó de ella mientras trataba
de descifrar el significado detrás de las palabras
entrecortadas.
En medio de la oscuridad que la envolvía, un espectro
fantasmal emergió de las sombras, emanando una luz tenue
y portando una expresión de profunda tristeza en su rostro
etéreo. Pudo sentir el dolor y la desesperación que lo
consumían. Parecía buscar algo o a alguien perdido en la
vastedad del bosquemaldito, y su angustia era palpable.
La tragedia estalló en el sueño, desgarrando la frágil
realidad onírica. Sarah fue testigo impotente mientras el
fuego se propagaba sin control, devorando el bosque con
voracidad insaciable. El espectro, lleno de desesperación y
con un destello de despedida en sus ojos espectral,
desapareció en medio del caos, dejándola con una sensación
abrumadora de desasosiego y pérdida.
Al despertar, se encontró atrapada entre la confusión de lo
que había experimentado en su sueño y la realidad que la
rodeaba. Aunque sabía que era solo un sueño, la intensidad
y la vividez de las emociones y las imágenes la habían dejado
aturdida. Un frío escalofrío persistía en su piel, como si las
sombras del sueño se aferraran a su ser, recordándole que
había algo más que una simple pesadilla en esa experiencia
inquietante. La habitación misma parecía cargada de una
energía oscura y densa, como si las sombras del sueño aún la
persiguieran en el mundo real, dejándola en un estado de
temor y paranoia.
Con temor y curiosidadmezclados, se obligó a recordar cada
detalle del sueño, como si buscara pistas en los recovecos de
su mente. Las imágenes grotescas y distorsionadas, las voces
susurrantes y las miradas penetrantes del espectro parecían
haberse grabado a fuego en su memoria. Era como si el
mundo onírico hubiera abierto una puerta a un reino
desconocido y siniestro, y ella había sido arrastrada a través
de ella sin control.
Su mente se llenó de preguntas inquietantes. ¿Qué
significaba ese sueño tan vívido y aterrador? ¿Era solo una
manifestación de sus temores más profundos o había algo
más siniestro en juego? La sensación de urgencia que la voz
y el espectro le transmitieron persistía en sumente, como un
eco ominoso que amenazaba con desvelar secretos oscuros.
La idea de postergar su viaje se aferraba cada vez más a la
mente de Sarah, como una semilla que germina en su
interior. Aunque en un principio había descartado la
posibilidad de que el sueño tuviera algún significado real,
ahora se encontraba inmersa en un mar de dudas. ¿Debía
confiar en su intuición y posponer sus planes, al menos
temporalmente? El impacto profundo que el sueño había
dejado en su psique parecía indicar que había algo más en
juego, algo que trascendía la mera fantasía onírica y
requería su atención en el mundo real.
Una sensación de urgencia comenzó a palpitar en el pecho
de Sarah. Si había algo que debía descubrir o evitar, no
podía permitirse ignorarlo. Sentía la responsabilidad de
desentrañar el misterio que se había entrelazado con su
vida, incluso si eso significaba retrasar sus planes y
adentrarse en lo desconocido.
Decidida a buscar apoyo y perspectivas externas, se dirigió a
su amiga Laura, una persona con una mente abierta y un
genuino interés por lo oculto y lo paranormal. Sabía que
Laura poseía la capacidad de ofrecer una visión objetiva y
valiosa sobre su inquietante experiencia. Había presenciado
la receptividad de su amiga ante lo inexplicable en el
pasado, y confiaba en que estaría dispuesta a escuchar y
ayudar en esta situación única.
Sin embargo, mientras se preparaba para compartir su
relato con Laura, una sensación de inquietud y temor se
apoderó de ella. La incertidumbre la invadía, preguntándose
cómo reaccionaría su amiga ante estas revelaciones.
¿Creería o pensaría que estaba perdiendo la cordura? A
pesar de las dudas, Sarah sabía que no podía enfrentar sola
el enigma que se había presentado en su vida. Estaba
dispuesta a enfrentar cualquier reacción, por más desafiante
que fuera, con tal de desentrañar la verdad que yacía detrás
de aquel terrorífico sueño que había invadido su existencia.
La búsqueda de respuestas y la resolución del misterio se
habían convertido en su propósito ineludible, y estaba lista
para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su
camino.
Se reunió con Laura en un pequeño café acogedor en el
centro del pueblo. Al entrar, Laura estaba sentada en una
esquina, absorta en un libro de aspecto antiguo y con un aire
de misterio que siempre la rodeaba. Su estilo bohemio y su
mirada penetrante daban la impresión de que había visto
más de lo que revelaba. Con cada palabra y gesto, Laura
emanaba un aura enigmática que dejaba a las personas
intrigadas y, a veces, incluso un poco asustadas.
Su largo cabello oscuro caía en ondas desordenadas sobre
sus hombros, enmarcando su rostro pálido y enigmático. Sus
ojos, de un profundo color avellana, parecían ocultar
secretos ancestrales y destilaban una sabiduría más allá de
su edad. Cada vez que los mirabas, podías vislumbrar un
destello de una experiencia pasada y una comprensión del
mundo que trascendía lo cotidiano.
Vestida con prendas coloridas y una mezcla de accesorios
extravagantes, Laura creaba un estilo único que reflejaba su
personalidad vibrante. Su atuendo era un collage de colores,
texturas y estampados, combinados de una manera
arriesgada pero armoniosa. Collares étnicos, pulseras
brillantes y anillos intrincados adornaban sus manos y
muñecas, atrayendo la atención hacia su creatividad y amor
por los detalles.
Su presencia atraía a aquellos que buscaban una chispa de
aventura y misterio en sus vidas. Conversar con ella era
como desentrañar los capítulos de un libro antiguo y lleno
de secretos. Laura tenía la habilidad de hacer que incluso las
conversaciones más mundanas se convirtieran en relatos
cautivadores, tejiendo palabras con maestría y envolviendo
a su interlocutor en sumundo de imaginación.
A medida que se acercaba a Laura, podía sentir una energía
magnética que parecía envolverla.
Sarah se sentó frentea ella y comenzó a contarle sobre su
sueño extraño y perturbador. Laura la escuchaba
atentamente, asintiendo de vez en cuando mientras sus ojos
parecían penetrar en la profundidad de la historia.
Terminó de hablar, Laura soltó un suspiro profundo y tomó
un sorbo de su té humeante. Luego, con una voz serena pero
llena de significado, reveló a Sarah algo que nunca antes
había mencionado.
—Sarah, hay algo que debes saber. En lo más profundo del
bosque, oculto a los ojos de aquellos que no lo buscan, existe
un árbol muy especial. Es conocido como el árbol de la
muerte —dijo Laura en un tono enigmático.
Sarah se estremeció ante esas palabras. El nombre del árbol
encajaba perfectamente con la sensación de tragedia que
había experimentado en su sueño. Miró a Laura con ojos
abiertos de asombro y le pidió que le contara más.
Laura explicó que el árbol de la muerte era una leyenda
antigua que se transmitía de generación en generación en el
pueblo. Según la historia, el árbol poseía un poder
misterioso y oscuro, capaz de revelar visiones y
premoniciones a aquellos que se aventuraban lo
suficientemente cerca.
—Muchos lo consideran solo un cuento de viejas, una
superstición sin fundamentos reales. Pero otros creen en su
poder y han buscado respuestas y revelaciones en su
presencia —explicó Laura.
Quedó perpleja ante las palabras de Laura, sintiendo cómo
cada revelación sobre el árbol de la muerte aumentaba su
fascinación y, al mismo tiempo, su inquietud. ¿Habría
alguna conexión entre su sueño perturbador y la existencia
de este árbol legendario? ¿Debería aventurarse en el bosque
para descubrir la verdad detrás de sus visiones y enfrentarse
a las consecuencias que pudieran aguardarle?
El relato de Laura sobre el árbol de la muerte continuó,
sumergiendo a Sarah en unmar demisterio y temor. No solo
se decía que este árbol poseía un poder misterioso y
revelador, sino que también tenía la capacidad aterradora
de arder y consumir todo lo que lo rodeaba. Los antiguos
habitantes del pueblo, conscientes de su peligro, habían
tomado medidas drásticas para sellarlo y ocultarlo en las
profundidades más sombrías del bosque.
Su amiga desveló más detalles sobre las leyendas que
rodeaban al árbol. Según las historias, aquellos
considerados dignos, cuyos corazones y espíritus eran puros,
podrían obtener poderes extraordinarios o incluso alcanzar
la vida eterna al consumir los frutos del árbol de la muerte.
Sin embargo, aquellos que no estuvieran preparados o no
fueran merecedores de tal poder podrían pagar un precio
terrible, incluso la muerte misma.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Sarah al
imaginar la existencia de un árbol tan enigmático y
poderoso. La dualidad entre el atractivo del poder y el
peligro latente lo convertía en un enigma aún más
fascinante y aterrador. Su mente se inundó de preguntas y
curiosidad, pero también de un miedo profundo y una
cautela instintiva.
Laura, consciente de los riesgos involucrados, advirtió a
Sarah sobre las peligrosas consecuencias que podría
enfrentar al buscar el árbol de la muerte. Era una tarea
arriesgada que podría poner en juego sus vidas y hasta su
propia cordura. Sin embargo, a pesar de las advertencias,
Sarah sentía una atracción inexplicable hacia esa búsqueda.
Era como si el sueño inquietante, la voz susurrante y el
espectro que había presenciado la noche anterior la
estuvieran guiando hacia algo más grande, algo que
trascendía su comprensión y que no podía ignorar.
Con una mezcla de fascinación, determinación y temor,
Sarah sabía que su destino estaba entrelazado con el
misterio del árbol de la muerte. El camino hacia la verdad
era peligroso y desconocido, pero no podía resistirse a la
llamada que resonaba en su interior. Estaba dispuesta a
enfrentar los riesgos y desafíos que aguardaban en las
profundidades del bosque, sin importar las consecuencias.
La búsqueda de respuestas y la resolución del terrorífico
enigma se habían convertido en su propósito ineludible,
aunque fuera a costa de su propia seguridad y cordura.
El corazón de Sarah latía rápidamente mientras
reflexionaba sobre las palabras de Laura. El deseo de
descubrir la verdad y, posiblemente, obtener respuestas a
través del árbol de la muerte se mezclaba con el miedo a los
posibles peligros y consecuencias.
—¿Qué debo hacer, Laura? —preguntó, con una mezcla de
determinación y vacilación en su voz.
Laura la miró fijamente, sus ojos parecían escudriñar su
alma. Luego, con una voz suave pero firme, le respondió: —La
elección es tuya, Sarah. Solo tú puedes decidir si estás
dispuesta a enfrentar los secretos y peligros que aguardan
en el bosque. Pero recuerda, el poder y la verdad a menudo
van acompañados de un precio.
Sarah se sumergió en sus pensamientos, sintiendo la
responsabilidad de su elección recaer sobre sus hombros.
Con su mente llena de dudas y decisiones difíciles por
tomar, se despidió de Laura, recordando que debía pasar por
el laboratorio para terminar unos trabajos pendientes. Al
salir, al abrir la puerta, del lado de afuera, se encontró con
un gato que portaba en su boca una rata muerta,
evidenciando manchas de sangre. Se quedó quieta frente al
gato, observando cómo dejaba los restos del roedor a sus
pies. Las viseras casi eran visibles, revelando la brutalidad
del encuentro.
Quedó paralizada por un momento, sorprendida y
perturbada por la macabra entrega del gato. Observó con
horror cómo la rata muerta, manchada de sangre, yacía a sus
pies, con sus viseras casi expuestas. Su corazón comenzó a
palpitar con fuerza, sintiendo una mezcla de repulsión y
fascinación ante aquella escena grotesca.
El gato, con sus ojos penetrantes y brillantes, parecía
desafiarla con su mirada. Era como si estuviera tratando de
transmitirle un mensaje oculto a través de ese grotesco
regalo. Sarah se preguntaba qué podía significar aquello.
¿Era solo una casualidad macabra o había algo más detrás
de ese perturbador encuentro?
Mientras intentaba procesar lo sucedido, el gato soltó un
maullido grave y se alejó lentamente, desapareciendo entre
las sombras. La joven se quedó allí, en silencio,
contemplando la escena y tratando de encontrar algún
significado en aquel encuentro inquietante.
Un escalofrío recorrió su espalda, y una sensación de intriga
y misterio se apoderó de ella. ¿Acaso el gato era un
mensajero de algo más grande? ¿Era una advertencia o una
señal de que algo oscuro estaba acechando en su camino? ¿o
simplemente el maravilloso ciclo y comportamiento de la
naturaleza?
Recordó haber leído en algún lugar sobre el
comportamiento de los gatos como cazadores natos, capaces
de capturar y matar pequeños animales. Aunque no era raro
que los felinos cazan presas para su sustento, la imagen de
aquel gato con la rata muerta resultaba impactante. La
sangre en su pelaje y las vísceras expuestas generaban una
sensación de repulsión y fascinación al mismo tiempo.
Reflexionó sobre el simbolismo detrás del encuentro. La
muerte representada por la rata, un ser considerado plagas
en muchas ocasiones, y el gato, un depredador natural,
actuando según su instinto y naturaleza. La escena parecía
recordarle que la vida misma estaba llena de ciclos, donde la
muerte y la supervivencia coexistían.
Quizás todo era una casualidad, quizás el gato sólo quería
hacerle un regalo al dueño del bar por haberlo alimentado.
¿de otra forma que haría un gato en la puerta de un bar?
El gato, aparentemente satisfecho con su regalo, se
marcharia dejando a Sarah con un sinfín de pensamientos.
La imagen de las vísceras expuestas y la crudeza del acto del
gato quedaron grabadas en su mente, recordando la
fragilidad de la existencia y la crudeza de la naturaleza.
Ella decidió guardar aquel incidente en su mente,
consciente de que debía prestar atención a los signos que la
rodeaban. Aquella experiencia, sumada a sus sueños y la
historia del árbol de la muerte, le recordaba que estaba
adentrándose en un territorio desconocido y peligroso.
Con unamezcla de curiosidad y cautela, continuó su camino
hacia el laboratorio, con la imagen de larata muerta y el
gato grabada en su mente. Sabía que estaba cada vez más
cerca de descubrir la verdad detrás del enigmático bosque y
el árbol de la muerte, pero también entendía que el precio a
pagar podría ser más alto de lo que imaginaba.
Ya en el laboratorio, intentando concentrarse en las tareas
pendientes. Mientras revisaba los equipos y anotaba algunas
notas, sus ojos se posaron en un cuaderno antiguo que yacía
en una esquina.
Curiosa, tomó el cuaderno y comenzó a hojear sus páginas
desgastadas. Eran recuerdos de su infancia, escritos con la
letra de su padre. Cada página era un portal hacia el pasado,
recordándole los momentos felices que había compartido
con él. Las lágrimas afloraron en sus ojos mientras revivía
esos preciosos recuerdos.
Se sumergió en una mezcla de emociones al rememorar
aquellos momentos de su infancia que había compartido
con su padre. A medida que avanzaba en las páginas del
cuaderno, también se encontró con reflexiones y
pensamientos íntimos de su padre, revelando su amor
incondicional hacia ella y su arrepentimiento por haber
estado ausente en gran parte de su vida.
La realidad de que su padre no había sido testigo de la
mayoría de sus logros y experiencias la golpeó con fuerza.
Aunque siempre había sentido un profundo amor hacia él,
ahora también experimentaba un sentimiento de pérdida y
una pregunta persistente sobre el motivo de su ausencia.
¿Por qué su padre había estado ausente durante tantos
momentos importantes de su crecimiento?
Entre las páginas del cuaderno, encontró una carta dirigida
a ella. Su pulso se aceleró mientras leía las palabras escritas
por su padre con sinceridad y arrepentimiento. Explicaba
que había estado inmerso en una búsqueda personal,
persiguiendo conocimientos y secretos ocultos, sin darse
cuenta de lo mucho que había dejado atrás.
A pesar de la tristeza y la decepción, también pudo
comprender la pasión y la sed de conocimiento que
impulsaban a su padre. Ella misma compartía esa curiosidad
innata y un deseo profundo de descubrir la verdad que
ahora la llevaba hacia el árbol de la muerte. En cierto
sentido, su búsqueda se convirtió en una forma de conexión
con su padre, una oportunidad para comprender su viaje y
tal vez encontrar respuestas sobre su propia existencia.
Las lágrimas que habían comenzado como una mezcla de
felicidad y nostalgia ahora también llevaban consigo una
sensación de aceptación y perdón. Aunque su padre no
había estado presente en su infancia de la manera que ella
había deseado, Sarah sabía que su amor y su deseo de estar
con ella nunca habíanmenguado.
De manera repentina, un suceso inquietante se
desencadenó. Una voz siniestra y penetrante resonó en la
mente de Sarah, susurrándole con una urgencia
desesperada que no debía adentrarse en aquel bosque
lúgubre y desconocido. Era una voz impregnada de un
miedo profundo y advertencias ominosas, que la
envolvieron en un escalofrío de terror incontrolable.
Sin embargo, otra voz, más suave pero igualmente
persuasiva, susurraba en su oído, seduciéndola con
promesas tentadoras de un destino transformador. Esta voz
parecía conocer los secretos más oscuros de su ser y le
aseguraba que el bosque guardaba respuestas
trascendentales, capaces de alterar su vida para siempre. Era
una voz que despertaba en ella una mezcla de fascinación y
pavor.
Se encontraba en una encrucijada aterradora, atrapada
entre estas dos voces que luchaban por dominar su
voluntad. Dudas y temores se apoderaron de ella,
desgarrando sumente y su corazón en una batalla interna.
La confusión y la incertidumbre la sumieron en una
parálisis angustiante. La dualidad de las voces la sumergía
en la oscuridad más profunda de su propia psique,
haciéndola cuestionar su cordura y preguntarse si estaba al
borde de perderse en la locura o si estas voces eran meras
manifestaciones de su propio miedo y desesperación,
advertencias implacables de un destino incierto y aterrador.
Mientras se debatía en la confusión y el miedo, una
oscuridad inquietante empezó a apoderarse del espacio que
la rodeaba. Las sombras se alargaron y se retorcieron, como
si cobraran vida propia. Un viento gélido sopló, susurrando
en su oído con una voz temblorosa y malévola. Aquella voz
desconocida susurraba palabras ininteligibles, palabras que
resonaban en lo más profundo de su ser y desataban un
terror indescriptible.
El aire se volvió pesado y opresivo, y sintió cómo su pecho se
comprimía con cada respiración. La sensación de estar
atrapada en una pesadilla se intensificaba, y el espacio sin
forma en el que se encontraba parecía estrecharse a su
alrededor. Ya no había escapatoria. La ausencia de paredes,
techo y suelo era una manifestación macabra de un abismo
sin fin, una prisión sin esperanza.
El eco de la voz de sumadre, distorsionado y lleno de agonía,
seguía resonando en su mente, mezclándose con los
susurros amenazantes de la oscuridad. Sarah luchaba por
aferrarse a su cordura, mientras el horror se enroscaba en su
interior como una serpiente venenosa.
En ese abismo de pesadilla, se encontraba atrapada entre
dos mundos: el recuerdo de la voz cálida de su madre y la
tormenta de terrores que la rodeaban. No sabía si debía
aferrarse a la esperanza o rendirse ante la desesperación
que la consumía. El pavor se manifestaba en cada latido de
su corazón, mientras el abismo devoraba sus pensamientos y
sus emociones, sumiéndola en la más profunda y aterradora
oscuridad.
Sarah se aferraba a la vaga esperanza de que todo hubiera
sido una pesadilla, pero su alivio fue efímero. La habitación,
antes sumida en la oscuridad, se iluminó de repente,
revelando un espectáculo aterrador. La luz parpadeante y
tenue destacaba la figura del gato de ojos verdes, que la
observaba fijamente desde la sombra.
Los ojos del felino brillaban con una intensidad malévola,
como si fueran portales hacia un abismo oscuro y sin fondo.
La presencia del gato era inquietante, y Sarah podía sentir
cómo su mirada penetraba hasta lo más profundo de su ser,
leyendo sus pensamientos más oscuros.
El sudor frío cubría su cuerpo mientras una sensación de
terror indescriptible se apoderaba de ella. El gato parecía
ser más que una simple mascota; emanaba una aura maligna
que se entrelazaba con el miedo que atormentaba sumente.
Las sombras en la habitación cobraron vida, ondulando y
retorciéndose como serpientes acechantes. Los muebles
crujían y chirriaban, como si estuvieran poseídos por una
fuerza invisible. El aire se volvió pesado y opresivo,
dificultando su respiración.
El gato de ojos verdes permanecía inmóvil, su presencia se
volvía cada vez más ominosa. Sarah se sentía atrapada en un
torbellino de terrores, sin saber si era prisionera de su
propia mente o si algo más siniestro estaba en juego.
En medio de aquel caos, Sarah comprendió que no podía
escapar de la influencia maligna que se cernía sobre ella. La
luz, aunque fugaz, había revelado una verdad inquietante:
había algo más en juego que una simple ilusión de la mente.
Estaba atrapada en un juego macabro, un juego cuyo
objetivo era desconocido, pero cuyas consecuencias serían
horripilantes.
Con el corazón palpitando en su pecho. todo terminó de
repente. volvió a la normalidad, pero su corazón seguía
latiendo a gran velocidad. el gato ya no estaba y las sombras
se habían disipado.
se levantó del piso aun transpirada y partió hacia la casa de
sumadre.
El camino hacia la casa de su madre estaba salpicado de
recuerdos de su infancia. Cada paso le recordabamomentos
compartidos, risas y conversaciones llenas de amor. Pero en
ese momento, esas memorias se mezclaban con la angustia y
la incertidumbre.
Al llegar a la casa, encontró la puerta entreabierta, lo cual la
inquietó aún más. Entró con cautela, llamando a su madre
en voz baja, pero no obtuvo respuesta. El silencio reinaba en
la casa, y una sensación de vacío y abandono se apoderó de
ella.
Recorrió cada habitación, buscando algún indicio de su
madre. En el dormitorio, encontró fotos familiares, cartas y
objetos que evocaban tiempos pasados. El corazón de Sarah
se apretóal recordar la voz de su madre y la desesperación
en sus palabras.
Después de una exhaustiva búsqueda, se encontró en el
estudio de su madre. Era un lugar sagrado lleno de libros,
arte y objetos misteriosos. Allí, en un rincón, vio un viejo
diario que parecía pertenecer a sumadre.
El sonido del ladrido de Kimberly, esa hermosa y peluda
cachorra de 13 años, resonó en la casa, indicando la llegada
de su madre. Sarah se precipitó hacia la puerta y, al ver a su
madre, la abrazó con fuerza, expresando todo el amor y la
preocupación que sentía en ese momento. Sin embargo,
antes de llegar a su madre, tuvo que atravesar la vieja
escalera de madera que rechinaba por el maltrato y el paso
del tiempo.
—¡Mamá! Te extrañé tanto. Te amo—dijo Sarah.
—Oh, querida —respondió su madre sorprendida pero
feliz—. Yo también te amo. ¿Estás bien? ¿Qué te trae aquí de
repente?
Ambas ingresaron a la casa, donde la madre invitó a Sarah a
sentarse a la mesa. El aroma de la comida recién preparada
llenaba el ambiente, creando un ambiente acogedor y
reconfortante. A medida que compartían la comida, la
conversación fluía de forma natural, como si el tiempo no
hubiera pasado entre ellas.
Sarah decidió no compartir ninguna información sobre el
bosque ni el sueño con su madre, Amelia. Dado el pasado
trágico de la familia y la postura de Amelia sobre evitar
riesgos, optó por mantenerla al margen de esta situación.
Sabía que su madre siempre había sido cautelosa y
protectora, especialmente después de la muerte de su padre,
Gerardo. No quería preocuparla ni desencadenar un temor
innecesario en ella. Por lo tanto, decidió omitir cualquier
mención del bosque y los eventos extraños que había
experimentado.
En cambio, disfrutaron de un tiempo juntas, compartiendo
una comida tranquila y conversando sobre temas cotidianos.
Sarah apreciaba estos momentos de conexión y afecto con su
madre, sabiendo que su amor y preocupación por ella
siempre serían una prioridad.
Sintiendo la necesidad de hacer algo diferente y tomar el
control de la situación, se apresuró a levantar los platos y los
cubiertos, impidiendo que sumadre se levantara de la mesa.
—Mamá, déjame encargarme de esto. Hoy quiero hacerlo yo
—dijo Sarah.
Amelia, sorprendida pero complacida por el gesto de su hija,
asintió y se recostó en su silla, observando con una sonrisa
mientras Sarah comenzaba a lavar los platos.
Mientras tanto, Kimberly, la fiel compañera canina de la
familia, observaba con una mezcla de curiosidad y
aprehensión a través de la ventana. Sus sentidos caninos se
agudizaron al detectar una presencia siniestra en el exterior.
Sus ojos se fijaron en el oscuro bosque que se extendía más
allá del final de la calle, donde un río delineaba los límites
de lo desconocido. Un escalofrío recorrió su pelaje,
erizándolo en una advertencia silenciosa, mientras emitía
un gruñido apenas audible como una premonición de
peligro inminente.
Sarah, notando la reacción de Kimberly, se acercó a la
ventana para ver lo que llamaba su atención.
—¿Qué sucede, Kim? ¿Ves algo?—preguntó Sarah.
Kimberly continuó mirando fijamente hacia el bosque, sus
ojos brillantes reflejando cierta inquietud. Sarah sintió un
escalofrío recorrer su espalda, como si algo invisible la
observara desde las sombras del bosque.
La curiosidad de Sarah comenzó a despertar de nuevo,
tentándola a investigar lo que podría estar perturbando a
Kimberly. Sin embargo, su preocupación por Amelia y su
deseo de protegerla seguían presentes en su mente. decidió
mantenerse alerta, pero por ahora, no tomaría ninguna
acción impulsiva. Continuaría cuidando de su madre y, al
mismo tiempo, trataría de descubrir más sobre el misterioso
bosque y sus secretos por otros medios.
De repente, Kimberly salió corriendo hacia donde se
encontraba la madre. La siguió rápidamente y, al llegar,
encontró a su madre tendida en el suelo, inconsciente y con
un golpe en la cabeza.
El corazón se le aceleró y el pánico se apoderó de ella. Se
arrodilló junto a su madre, tratando de despertarla
suavemente.
Sarah: ¡Mamá! ¡Despierta! ¿Estás bien?
Pero Amelia no respondió. Sarah tomó el teléfono y llamó al
servicio de emergencias, solicitando ayuda
desesperadamente. Mientras esperaba, una mezcla de
preocupación y miedo invadió su mente. ¿Qué había
sucedido? ¿Fue un accidente o algo más siniestro?
La incertidumbre y la necesidad de respuestas se entrelazan
en su interior. Sabía que, en medio de esta situación, había
llegado el momento de tomar decisiones cruciales que
podrían cambiar su vida para siempre. El misterio del
bosque y sus secretos oscuros se volvían aún más
intrigantes, pero también peligrosos.
No, no había tiempo de pensar en eso. "Mamá está
muriendo". Repetía, muy nerviosa y con lágrimas en los ojos.
"Mamá va amorir, mamá va amorir".
3
“Pido perdón, aunque no sea por arrepentimiento o remordimiento genuino.
Mis palabras emergen desde lo más profundo de mi ser, un lugar oscuro
y plagado de sed de veneno que consume cada latido. Cada gota que
recorre mis venas se convierte en un nuevo trofeo que ansío reclamar.
Aquella noche infernal, mientras el mundo dormía ajeno a mi existencia
sombría, mis acciones se transformaron en una encarnación de la
malevolencia. No pude conciliar el sueño, no por culpa de mi atroz acto,
sino por la terrible euforia y ansiedad que me invadían al saber que mi
plan había triunfado sin fisuras. No consideré las consecuencias terribles
que seguirán atormentando mi alma y mente, solo encontré satisfacción
en mi sed insaciable.
Desde entonces, la sombra ha tomado el control de mi vida. Las tinieblas
se agitan a mi alrededor, danzando en una macabra sinfonía que me
envuelve en su abrazo tétrico. Voces susurran secretos ocultos,
alientos que me incitan a continuar por el camino de la perdición. Cada
paso que doy está marcado por la maldad y la destrucción.
No soy una mala persona y sé que tampoco lo eran aquellos a quienes
he hecho daño. Pero, ¿qué tiene de malo que uno desee saciar sus ansias
y lo haga? Es una pregunta que me atormenta y a la que no encuentro
respuesta.
Mi crimen no es un remordimiento que me consume, sino una llama
siniestra que arde sin cesar en mi interior. Las imágenes de mi víctima
me asaltan en mis sueños, una pesadilla que se repite sin tregua. El olor
a sangre impregna mi existencia, un recordatorio constante de mi sed
insaciable.
Lucía, te imploro que no te acerques a mí, que no te adentres en la
oscuridad que me rodea. Mi maldición no debe mancillar tu vida. Abraza la
luz y escapa de las sombras que me envuelven. Mi camino está
empedrado de veneno y malevolencia, y no mereces ser arrastrada a esta
espiral de caos.
No puedo pedirte perdón genuino, pues la ausencia de remordimiento
corroe mi ser. Sin embargo, te ruego, te suplico, que encuentres la
fortaleza para alejarte de mi influencia maligna. Construye tu futuro
sobre los pilares del amor y la bondad, dejando atrás los horrores que me
persiguen.
Con un corazón envenenado y consumido por la sed de veneno, me
despido de ti, Lucía. Anhelo que encuentres la paz y la redención lejos de
mi presencia tenebrosa. No puedo amarte, pues el amor ha sido eclipsado
por la oscuridad que me consume.
Que la vida te brinde la oportunidad de encontrar la luz en medio de las
sombras que me rodean.
Con angustia y pesar, Sergio.”
Esteban finalizó la lectura de la carta. Sí, era una carta de
suicidio. El misterioso profesor de ciencias sociales de la
Secundaria Número 17 había decidido quitarse la vida.
La tormenta no daba tregua; las sirenas de los bomberos y la
policía destellaban en las calles mientras el viento ululaba
con ferocidad. Esteban se encontraba perplejo, sosteniendo
la carta entre manos temblorosas. Las palabras escritas por
el profesor eran desgarradoras, impregnadas de dolor y
desesperación.
El profesor, reconocido por su inteligencia y carisma,
ocultaba detrás de su enigmática apariencia un tormento
interno profundo. Nadie habría imaginado que tras su
sonrisa se escondía una oscuridad tan abrumadora.
Martin, con tristeza reflejada en sumirada,tomó su libreta y
comenzó a anotar detalles de la escena. Él conocía al
profesor, ya que fue su maestro de ciencias sociales en la
secundaria. Siempre lo recordaría como uno de los
profesores más geniales que había tenido.
La atmósfera en las calles de la pequeña Ciudad Libertad era
intensa. La tormenta no cesaba, y las sirenas de los
bomberos y la policía resonaban en el aire, iluminando las
calles con sus luces intermitentes. Algunas cortinas de las
ventanas vecinas estaban corridas, indicando el interés de
los curiosos por lo que estaba ocurriendo. Los vecinos
estaban atentos, algunos más chismosos que otros,
esperando ansiosos cualquier información que pudieran
obtener del lugar. Se agrupaban detrás de la cinta amarilla
de la escena del crimen, como zombies a la espera de algo
macabro, o como los ancianos que esperan la apertura de las
puertas del bingo para comenzar a jugar. Sin embargo, en
este caso, era evidente que estaban esperando a que sacaran
el cuerpo sin vida por la puerta.
La tragedia del profesor había dejado una profunda huella
en aquel tranquilo vecindario, y la incertidumbre llenaba el
ambiente mientras todos trataban de comprender los
motivos que llevaron a alguien tan querido y apreciado a
tomar una decisión tan desesperada.
La casa yacía sumergida en un silencio lúgubre, envuelta en
una oscuridad opresiva. Las sombras danzaban en las
paredes, mientras la tenue luz de las linternas de los policías
y bomberos intentaba penetrar la densidad del ambiente.
Los agentes forenses y de criminalística se movían con
cautela, sus ojos cansados reflejando la gravedad de la
escena que se desplegaba ante ellos.
El chirriar de las puertas al ser forzadas resonaba como un
eco ominoso, mientras los uniformados exploraban cada
rincón de la morada. Los pasos resonaban con un eco
siniestro, como si el propio suelo estuviera impregnado de
los susurros oscuros que habían acompañado los hechos. La
visión de sangre y desorden alimentaba la intriga y el terror
que se adentraban en el corazón de aquellos valientes
investigadores.
El ambiente estaba cargado de misterio y tragedia. Cada
rincón de la casa parecía susurrar secretos ocultos, mientras
los investigadores se adentraban en la mente atormentada
del profesor. Cada objeto fuera de lugar, cada mancha de
sangre, cada detalle macabro contaba una historia
silenciosa y perturbadora. Los murmullos de los agentes se
mezclaban con sus suspiros pesados, conscientes de que
estaban lidiando con algo más que una simple escena de
crimen.
A medida que avanzaban en su investigación, la tensión se
palpaba en el aire. El misterio se hacía más profundo, y las
respuestas parecían estar escurriéndose entre sus dedos.
¿Qué había llevado al profesor a ese oscuro final? ¿Qué
secretos guardaba en su mente perturbada? Las preguntas
se acumulaban, alimentando la sed de respuestas de
aquellos valientes investigadores, dispuestos a desentrañar
los enigmas que se ocultaban tras aquella tragedia.
El salón principal se convertía en un escenario caótico, con
muebles desplazados y objetos despedidos por el aire. El
crujido del sofá bajo la presión de los investigadores parecía
susurrar secretos macabros. El televisor apagado reflejaba el
rostro apático de un horror insondable, como si hubiera sido
testigo de los eventos más perturbadores.
El dormitorio principal, sumido en una penumbra espectral,
guardaba las huellas de un pasado perturbador. La cama
deshecha parecía haber sido el lecho de pesadillas, con las
sábanas retorcidas y manchadas. La luz de una lámpara
temblorosa oscilaba en la mesita de noche, arrojando
sombras inquietantes sobre las paredes. Las gavetas abiertas
y revueltas eran testigos mudos de la búsqueda desesperada
de respuestas enmedio de la locura, como si alguien hubiera
buscado desesperadamente algo que nunca encontró.
El baño, un templo profano del sufrimiento, mostraba
señales de un violento forcejeo. El espejo rajado reflejaba
imágenes distorsionadas, como si el mismísimo horror se
hubiera reflejado en cada fragmento. La sangre en el
lavamanos era un eco visceral de la tragedia que allí se había
consumado, un recordatorio de la violencia que había
invadido aquel espacio íntimo.
La cocina, en un estado de desorden caótico, se convertía en
un altar de perdición. Los cuchillos, testigos de sombras y
terrores indescriptibles, parecían clamar por el toque de los
forenses, ansiosos por revelar los secretos que guardaban.
Los gabinetes abiertos revelaban un festín de violencia, con
alimentos derramados y utensilios dispersos, como si el caos
hubiera irrumpido en ese santuario culinario. El vaso roto
en el suelo susurraba maldiciones sin nombre, como si el
propio entorno se lamentara por lo ocurrido.
Cada habitación de la casa era un eco sombrío de la tragedia
que había sacudido la vida del enigmático profesor. A
medida que los investigadores exploraban cada rincón, se
adentraban en un laberinto de misterios y oscuros secretos.
El ambiente era opresivo, como si el peso de la oscuridad se
hubiera impregnado en cada pared y en cada objeto. Pero
aquellos valientes no se detendrían hasta descubrir la
verdad detrás del suicidio y desentrañar los enigmas que
rodeaban la vida del profesor.
El aullido del viento se mezclaba con los murmullos
atormentados de los investigadores, mientras el escalofrío
de lo desconocido se abría paso en sus mentes. Cada paso
hacia la verdad se volvía más angustiante, sumergiéndolos
en un abismo de pesadillas. Los misterios y secretos que
rodeaban al enigmático profesor parecían estirarse como
sombras retorcidas, susurros enloquecedores que los
llamaban hacia la oscuridad.
En medio de la oficina, en un rincón oscuro y olvidado, se
alzaba un tacho de metal retorcido. Su superficie negra y
chamuscada revelaba la cruel acción del fuego que había
consumido implacablemente un montón de papeles hasta
reducirlos a cenizas. El aroma acre del humo impregnaba el
aire, añadiendo un matiz infernal al ambiente ya cargado de
misterio. Los investigadores se acercaron con cautela,
conscientes de que en aquellos restos calcinados podía
yacer la clave para descifrar el enigma que los rodeaba.
Entre los rescoldos calcinados, apenas se lograba distinguir
un pequeño fragmento de papel que había logrado escapar
del voraz incendio. Era un trozo de lo que parecía ser un
boleto de viaje, con una escritura apenas legible enmedio de
las marcas de quemaduras. En él, se podía discernir
claramente la palabra "Destino: El Zorzal". La revelación de
este nombre agitó la curiosidad de los investigadores,
quienes ahora tenían una nueva dirección hacia donde
enfocar su pesquisa.
Sin embargo, la parte del boleto que debería indicar el
origen había sido consumida por el fuego, dejando solo
interrogantes en el aire. Pero los investigadores, guiados por
su intuición y conocimiento previo, concluyeron que aquel
punto de partida probablemente se trataba de Ciudad
Libertad. La conexión entre el profesor, la tragedia y El
Zorzal comenzaba a tomar forma en sus mentes,
desencadenando un frenesí de preguntas y teorías.
El fragmento de boleto, con su trágico destino escrito, se
convirtió en una pista intrigante y macabra. ¿Qué oscuros
secretos yacían en El Zorzal? ¿Qué conexión tenía con la
tragedia que envolvía la escena? Las mentes de los
investigadores se enredaron en un laberinto de
incertidumbre, alimentando su sed insaciable de respuestas
y desafiando los límites de su propia cordura. Enfrentarían
los horrores ocultos en El Zorzal, sin saber si encontrarían la
salvación o serían arrastrados aún más hacia la oscuridad
que consumió al profesor.
Mientras Esteban Rey y Martín Poe, los dos detectives
encargados del caso reunían información y analizaban la
escena del crimen con los demás agentes, llegaba el jefe de la
comisaría 1 de Ciudad Libertad, el inspector Walter
Thompson, era conocido por su férrea determinación y su
habilidad para resolver los casos más complicados. Con su
imponente presencia y su mirada penetrante, inspiraba
respeto y temor en igual medida. Al adentrarseen la escena
del crimen, los investigadores se pusieron en posición de
atención, listos para recibir las instrucciones del jefe.
El inspector Thompson examinó detenidamente la
habitación, su rostro serio revelando una mezcla de
preocupación y determinación. Observó los muebles
desplazados, el caos reinante y los objetos dispersos por el
suelo, tomando nota mental de cada detalle. Su experiencia
le permitía visualizar la secuencia de eventos que habían
ocurrido allí, aunque la verdad aún se escondía entre las
sombras.
Una vez completó su análisis preliminar, el inspector se
dirigió hacia Esteban Rey y Martín Poe, los detectives
encargados del caso. Su voz era firme y autoritaria mientras
les hablaba.
—Rey, Poe, necesitamos respuestas. Este caso ha sacudido a
la comunidad y a nuestra comisaría. El profesor era
respetado y querido, y su trágico final ha dejado a todos
desconcertados. Necesito que se enfoquen en encontrar la
verdad, sin importar lo oscuro o perturbador que pueda ser.
Revisen cada rincón, cada pista, y sigan cualquier indicio
que pueda conducirnos al motivo detrás de este acto
desesperado.
Los detectives asintieron en silencio, asumiendo la
responsabilidad de la misión que les había sido
encomendada. Estaban conscientes de la importancia de
este caso y de las expectativas depositadas en ellos. Sabían
que debían adentrarse en los recovecos más profundos de la
mente del profesor y desentrañar los secretos que le habían
llevado a tomar una decisión tan trágica. El inspector
Thompson les dio un último vistazo, su mirada
transmitiendo confianza y exigencia a partes iguales.
—No descansen hasta que hayamos encontrado la verdad. El
destino de Ciudad Libertad está en sus manos.
—Jefe, un vecino fue quien llamó a la policía después de que
unos niños del vecindario encontraran un olor desagradable
y sospechoso en la casa. —Dijo el detective Rey
—¿Un vecino, dices? Bien, es importante que hayan actuado
con responsabilidad y hayan contactado a las autoridades.
Necesitamos recopilar toda la información posible. ¿Qué
sabemos de la hija del profesor, Lucia?
El inspector completó su análisis preliminar y se dirigió
hacia los detectives Rey y Poe, que estaban encargados del
caso. Les habló con voz firme y autoritaria.
—Necesitamos respuestas —les dijo—. Este caso ha sacudido
a la comunidad y a nuestra comisaría. El profesor era
respetado y querido, y su trágico final ha dejado a todos
desconcertados. Necesito que se enfoquen en encontrar la
verdad, sin importar lo oscuro o perturbador que pueda ser.
Revisen cada rincón, cada pista, y sigan cualquier indicio
que pueda conducirnos al motivo detrás de este acto
desesperado.
Los detectives asintieron en silencio, asumiendo la
responsabilidad de la misión que les había sido
encomendada. Estaban conscientes de la importancia de
este caso y de las expectativas depositadas en ellos. Sabían
que debían adentrarse en los recovecos más profundos de la
mente del profesor y desentrañar los secretos que le habían
llevado a tomar una decisión tan trágica. El inspector
Thompson les dio un último vistazo, su mirada
transmitiendo confianza y exigencia a partes iguales.
—No descansen hasta que hayamos encontrado la verdad
—les ordenó—. El destino de Ciudad Libertad está en sus
manos.
—Jefe, un vecino fue quien llamó a la policía después de que
unos niños del vecindario encontraran un olor desagradable
y sospechoso en la casa—informó el detective Rey.
—¿Un vecino, dices? Bien, es importante que hayan actuado
con responsabilidad y hayan contactado a las autoridades.
Necesitamos recopilar toda la información posible. ¿Qué
sabemos de la hija del profesor, Lucia? —preguntó el
inspector.
—Hasta el momento, no hemos obtenido información
concreta sobre Lucia, jefe —respondió el detective Poe—.
Estamos investigando sus antecedentes, hablando con los
vecinos y recabando datos en la escuela donde enseñaba el
profesor. Parece ser una pieza clave en este rompecabezas.
—Muy bien, manténganme informado sobre cualquier
novedad en relación a ella —dijo el inspector—. Y sobre el
vecino que llamó a la policía, ¿han hablado con él?
—Sí, jefe. Hemos conversado con el vecino —afirmó el
detective Rey—. Fue él quien se mostró intrigado por la
presencia de los niños en la casa del profesor y les preguntó
qué estaban haciendo. Al enterarse de lo que habían
encontrado y del olor inusual, decidió llamar a la policía de
inmediato.
—Excelente trabajo, detectives —los felicitó el inspector—.
Sigan recopilando evidencias y entrevistando a testigos. Este
caso se complica cada vez más, pero confío en su pericia para
resolverlo. Estaré pendiente de los avances y espero tener
noticias pronto sobre el paradero de Lucia y la verdad detrás
de este misterio.
—Jefe, parece que hay discrepancias entre los vecinos con
respecto al regreso del profesor después de su viaje
—comentó el detective Poe—. Uno de ellos declaró que
después del viaje se le vio poco por el vecindario, lo que
podría indicar que regresó pero no mantuvo una presencia
activa en la comunidad. Sin embargo, otro vecino afirmó que
no estaba al tanto de su regreso de vacaciones.
—Es ciertamente un dato intrigante —admitió el
inspector—. Podríamos estar frente a dos versiones distintas
de los hechos, lo que nos lleva a plantear la posibilidad de
que el profesor mantuviera una vida más reservada o
incluso oculta tras su regreso.
—Esto agrega un elemento de sospecha adicional al caso
—añadió el detective Rey—. Parece que el profesor pudo
haber estado llevando una vida discreta o evitando el
contacto con sus vecinos intencionalmente. Es fundamental
que exploremos más a fondo esta información y busquemos
pistas que nos aclaren el motivo detrás de su
comportamiento después de regresar.
El detective Poe asintió con determinación y se dirigió al
inspector.
—Estamos en ello, jefe —le aseguró—. Continuaremos
interrogando a los vecinos, revisando registros y
averiguando si alguien tuvo algún contacto o interacción
significativa con el profesor durante ese período. Tal vez
haya alguien que pueda arrojar luz sobre su extraño
comportamiento.
El inspector los miró con aprobación y les dio unas últimas
instrucciones.
—Muy bien, sigan con su trabajo —les dijo—. Recuerden,
cada detalle cuenta en este caso. Manténganme informado
sobre cualquier desarrollo importante. Confío en que
podrán resolver este enigma y descubrir la verdad detrás de
la vida oculta del profesor y las circunstancias de su trágico
final.
De repente, una de las oficiales se acercó y les comunicó una
noticia inesperada. Habían logrado localizar a Lucía, la hija
del profesor. Resulta que la joven estaba de viaje, pero en
cuanto le informaron sobre lo ocurrido, emprendió el
regreso de inmediato.
—Detectives, acabo de recibir una llamada —les informó la
oficial—. Hemos logrado dar con el paradero de Lucía, la hija
del profesor. Resulta que se encontraba de viaje, pero al ser
informada sobre lo sucedido, ha decidido regresar de
inmediato.
El detective Rey se mostró aliviado y expresó su interés por
hablar con Lucía lo antes posible.
—Eso es un alivio —dijo—. Necesitamos hablar con Lucía lo
antes posible. Su testimonio puede ser clave para entender
lo que ocurrió y desentrañar los misterios que rodean este
caso.
El detective Poe estuvo de acuerdo y añadió su opinión sobre
el papel de Lucía en la investigación.
—Estoy de acuerdo —dijo—. Lucía podría tener información
importante sobre la situación personal y emocional de su
padre. Quizás ella pueda arrojar luz sobre cualquier
problema o conflicto que él estuviera enfrentando.
El inspector Thompson les agradeció a la oficial por su
trabajo y le dio unas indicaciones para asegurar el bienestar
de Lucía.
—Buen trabajo, oficial —le dijo—. Asegúrate de que Lucía
sea escoltada de manera segura a la comisaría tan pronto
como llegue. Prepararemos un equipo para recibir su
declaración y brindarle apoyo en este difícil momento.
La oficial asintió y se retiró para cumplir con su tarea.
—Entendido, jefe —dijo—. Nos aseguraremos de que Lucía
sea atendidaadecuadamente y se sienta respaldada durante
este proceso. También continuaremos investigando
cualquier pista adicional que pueda surgir mientras
esperamos su llegada.
El detective Rey se mostró optimista y confiado en que
estaban cada vez más cerca de desentrañar la verdad detrás
de este caso.
—Estamos cada vez más cerca de desentrañar la verdad
detrás de este caso —dijo—. Sigamos adelante con
determinación y mantengámonos alerta ante cualquier
detalle o indicio relevante que pueda surgir.
El detective Poe coincidió con su compañero y se preparó
para enfrentar cualquier giro que este caso pudiera tomar.
—Exacto —dijo—. Cada pieza del rompecabezas nos acerca
un paso más a la resolución. No bajemos la guardia y
estemos preparados para enfrentar cualquier giro que este
caso pueda tomar.
Ya se habían llevado el cadáver y los investigadores
continuaron trabajando en la escena del crimen durante
varias horas más. El ambiente espeluznante y la oscuridad
de la noche parecían envolverlos mientras se disponían a
abandonar el lugar.
Esteban manejaba su Ford Taunus coupé modelo 1980, un
vehículo que le había sido heredado por su difunto padre. La
lluvia intensa y el agotamiento dificultaban su visibilidad en
la calle. Luchaba por mantener los ojos abiertos, resistiendo
el sueño que amenazaba con dominarlo.
Mientras tanto, Martin continuaba anotando
meticulosamente en su libreta hecha de papeles reciclados.
Para él, no había desperdicio, y prefería reutilizar las hojas
que otros consideraban inservibles. Su filosofía era clara:
¿por qué desechar hojas con un lado en blanco cuando aún
se podía escribir en ellas? Siempre defendía su punto de
vista con vehemencia, negándose a permitir que se
desperdiciara papel.
Las conjeturas y suposiciones que surgían de sus
investigaciones se plasmaban en esa libreta, que más tarde
Esteban copiaría en la suya. Era una forma de mantener un
registro preciso de sus pensamientos y teorías, algo que les
sería útil en futuras investigaciones.
Aunque la tormenta había amainado, la lluvia persistía y el
viento soplaba sin cesar. La fina llovizna, constante y
penetrante, se sentía como miles de agujas al caer sobre sus
rostros. Esteban disfrutaba de ese clima, de la sensación de
estar envuelto en la atmósfera fría y húmeda. Si dependiera
de él, viviría persiguiendo ese clima por todo el mundo,
buscando esos lugares donde la lluvia y el viento cortante
reinaran.
Por el contrario, Martin detestaba ese clima. Lo odiaba tanto
que había llegado al extremo de no bañarse durante una
semana como una forma de protesta. Él anhelaba el verano,
el calor radiante, los días soleados sin una gota de lluvia,
donde las temperaturas alcanzaban los 30 grados. A su
parecer, el verano evitaba los resfriados y disfrutaba de ver a
las chicas luciendomás piel bajo el sol.
Ambos tenían discusiones sobre este temamuy seguido.
Los dos compañeros ya se conocían desde hace años, incluso
mucho antes de unirse a la fuerza policial y embarcarse en
sus carreras como detectives. Podrían remontarse a unos 20
o 25 años atrás, cuando todavía eran unos niños. Sus padres
eran mejores amigos, y casi todos los sábados se reunían
para compartir almuerzos o cenas, con los dos niños siempre
presentes, sumergidos en interminables aventuras
imaginarias que duraban horas.
Para Esteban, esa amistad era como un regalo del destino o,
mejor dicho, una herencia que su padre le había legado. Así
como su padre era amigo cercano del padre de Martin, de
alguna manera misteriosa y fortuita, ellos dos terminaron
trabajando juntos para luchar contra el crimen. Era
fascinante cómo el vínculo que habían forjado desde la
infancia se había convertido en una colaboración
profesional tan fructífera. Sin embargo, a la edad de
aproximadamente 10 o 12 años, los padres de Martin
tomaron la decisión de mudarse a otra provincia, lo que
puso fin a sus reuniones regulares y dejó una profunda
marca en la vida de ambos niños.
Pasaron muchos años en los que ambos perdieron el rastro
el uno del otro. Sus caminos se separaron y tomaron
diferentes direcciones. Pero el destino siempre tiene un
modo misterioso de volver a unir a las personas en el
momento adecuado. Un día, un nuevo detective llegó a
Ciudad Libertad para unirse al cuerpo de policía local. Para
sorpresa de Esteban, ese detective resultó ser Martin, su
antiguo compañero de juegos y aventuras de la infancia. La
emoción de reencontrarse fue inmensa, pero también hubo
una sensación de incredulidad por encontrarse en ese lugar,
trabajando juntos como detectives. Sus sueños de niños no
habían sido precisamente convertirse en luchadores contra
el crimen, pero allí estaban, destinados a enfrentarse a los
desafíos y misterios que la ciudad les presentaba. La triste
pérdida de la compañera anterior de Esteban, que cayó en
un enfrentamiento, dejó un hueco en su equipo, pero ahora,
con la llegada de Martin, esa brecha estaba destinada a ser
llenada por la fuerza de su amistad y la experiencia
compartida. Juntos, se preparaban para desentrañar los
secretos oscuros de Ciudad Libertad y enfrentar los peligros
que se avecinaban.
Esteban aparcó el Taunus en el estacionamiento de una
estación de servicio y se volvió hacia Martin. Su cara de
cansancio y sus ojos enrojecidos delataban las horas de
trabajo intenso que habían pasado.
—Paremos un momento, necesito un café —dijo con voz
ronca.
Martin asintió con comprensión y salió del automóvil junto
a él. Ambos se dirigieron a la cafetería de la estación de
servicio, buscando un poco de alivio y descanso.
El aroma del café recién hecho les envolvió mientras se
acercaban al mostrador. Esteban pidió dos tazas de café
negro bien cargado, esperando que esa dosis de energía le
ayudara a mantenerse despierto.
En una de las mesas cercanas, se sentaron con sus tazas
humeantes. El silencio se hizo presente por un momento,
permitiéndoles disfrutar de ese momento de tranquilidad
antes de continuar con su ardua labor.
Martin rompió el silencio con unas palabras de ánimo y
apoyo.
—Esteban, sé que hemos pasado por muchas horas de
trabajo intenso, pero recuerda que estamos juntos en esto.
Siempre hemos sido un gran equipo y sé que superaremos
cualquier desafío que se nos presente —dijo con sinceridad.
Esteban le miró con gratitud y sintió el apoyo y la confianza
de su compañero. Tomó un sorbo de su café, sintiendo cómo
la energía empezaba a fluir por su cuerpo.
—Gracias, Martin. Saber que estás aquí conmigo me da
fuerzas para seguir adelante. Hay mucho por descubrir en
esta ciudad y estoy seguro de que encontraremos las
respuestas que buscamos—dijo con determinación.
Mientras Esteban daba el último sorbo a su café, Martin
planteó una pregunta intrigante.
—Esteban, ¿qué opinas sobre el caso del profesor? ¿Crees
que hay algo más detrás de su suicidio? —preguntó con
curiosidad.
Esteban, ligeramente revitalizado por la bebida caliente, se
esforzó por mantenerse despierto y responder con claridad.
—Sí. Es más, pienso. Los familiares cercanos a menudo
tienen información valiosa sobre los sucesos que rodean una
tragedia como esta. Lucia, como hija de Sergio, podría tener
algún conocimiento o haber notado algo inusual en los días
previos al supuesto suicidio —dijo Esteban, pensando en la
importancia de la colaboración de los seres queridos en las
investigaciones. —Debemos abordar el tema con
sensibilidad, Martin —añadió recordando la importancia de
tratar con empatía a los involucrados en el caso—. La
pérdida de un padre es algo devastador, y es posible que
Lucia esté pasando por un momento difícil. Necesitamos ser
comprensivos y respetuosos en nuestra aproximación.
Martin asintió con acuerdo y se mostró dispuesto a seguir el
consejo de su compañero.
—Tienes razón, Esteban —dijo con seriedad—. Lucia debe
estar sufriendo mucho por lo ocurrido y no queremos
causarle más dolor o angustia. Debemos ser cuidadosos y
delicados al hablar con ella y ofrecerle nuestro apoyo y
comprensión
—¿Y qué hay de ella? ¿Crees que ella sabe algo que nosotros
no sabemos?—insistió Martin.
Esteban fruncióel ceño y reflexionó sobre la hija del
profesor.
—Lucía es un misterio para mí. Pero debemos hablar con
ella para estar seguros. Tal vez ella tenga alguna
información relevante o alguna pista que nos ayude a
entender lo que pasó—dijo con cautela.
Martin asintió, reconociendo la importancia de establecer
una conexión empática con Lucia para obtener su
colaboración.
—Tienes razón, Esteban —dijo—. Debemos acercarnos a ella
con tacto y comprensión. Tal vez podamos concertar una
reunión con Lucia para escuchar su perspectiva y explorar
cualquier pista que pueda ofrecernos.
Esteban le sonrió con agradecimiento y se levantó de la
mesa.
—Vamos, Martin —dijo con energía—. Terminemos nuestro
café y sigamos con nuestra investigación. ¿Sabes qué? Mejor
vamos a dormir. Mañana seguiremos con este trabajo. De
todos modos debemos esperar a que Lucia vuelva de su viaje
para interrogarla.
Conscientes de su agotamiento y de la importancia de
abordar el caso con mente fresca, decidieron hacer caso a su
cansancio y darle prioridad a su descanso. Ambos sabían
que una mente descansada y alerta sería más efectiva en su
labor como detectives.
—Estoy de acuerdo, Esteban —respondió Martin—.
Necesitamos estar en plena forma para enfrentar lo que nos
espera. Mañana será un nuevo día y tendremos la
oportunidad de retomar nuestras investigaciones con
renovada energía.
Con eso acordado, Esteban y Martin se dirigieron a sus
respectivos hogares, listos para descansar y recargar sus
energías. Ambos sabían que aún tenían un largo camino por
recorrer en la resolución del caso y que la espera por la
vuelta de Lucia sería una prueba de paciencia.
La noche envolvió la ciudad con su manto oscuro, mientras
los detectives se sumergían en un sueño reparador,
preparándose para los desafíos y descubrimientos que les
aguardaban en su búsqueda de la verdad.
4
La mañana gris y lluviosa confería al lugar una atmósfera
lúgubre y melancólica. El cementerio, rodeado de altos
árboles desnudos y lápidas cubiertas de musgo, parecía
sumido en un perpetuo silencio, solo interrumpido por el
suave susurro del viento y el repiqueteo de las gotas de
lluvia sobre los paraguas.
La sala mortuoria, con sus paredes de tonos pálidos y su
iluminación tenue, se hallaba impregnada de unamezcla de
tristeza y solemnidad. Grandes arreglos florales adornaban
el lugar, esparciendo un sutil aroma a lirios y rosas, mientras
velas encendidas conferían una tenue luz dorada que
contrastaba con la penumbra reinante.
Los asistentes, vestidos con atuendos oscuros y semblantes
serios, formaban pequeños grupos dispersos, compartiendo
sus condolencias y palabras de apoyo. Entre ellos se
encontraban familiares, amigos cercanos y algunos
conocidos de Sergio, quienes se unían en el dolor de su
partida.
Los ojos rojizos y las lágrimas que surcaban los rostros de los
presentes reflejaban el profundo pesar que embargaba sus
corazones. Susurros de conversaciones apagadas y sollozos
contenidos se entrelazaban, creando una sinfonía de tristeza
y conmoción en el ambiente.
Lucia, la hija de Sergio, se encontraba en el centro de
atención, rodeada por seres queridos que intentaban
brindarle consuelo. Su rostro pálido y demacrado
evidenciaba el profundo impacto emocional que la partida
de su padre había dejado en ella. Vestida de negro, se
abrazaba a sí misma, buscando algo de calma enmedio de la
tormenta de emociones que la embargaba.
Perdida en sus pensamientos, se reprochaba en silencio. Una
mezcla de culpa y tristeza se entrelazaba en su interior,
mientras los ojos de sus seres queridos la observaban con
compasión. En su mente, se preguntaba una y otra vez si
podría haber hecho algo para evitar la trágica pérdida de su
padre.
"Quizás si yo hubiera estado allí...", susurró Lucia para sí
misma, su voz apenas audible entre el murmullo del funeral.
"No puedo evitar pensar que no fui una hija lo
suficientemente buena, que no estuve allí cuando más me
necesitaba". Las lágrimas amenazaban con emerger, pero
ella luchaba por mantener la compostura.
Cada mirada compasiva que recibía de sus seres queridos
parecía intensificar su sensación de culpa. Se sentía
expuesta, como si todos pudieran leer sus pensamientos y
juzgarla por sus supuestas faltas. En medio de la multitud,
anhelaba encontrar un respiro, un momento de paz en el
que pudiera reconciliarse consigo misma.
Un recuerdo en particular se aferraba a su mente en ese
momento. Recordó la vez en que su padre la acompañó a
comprar un libro que tanto anhelaba. Fue un momento de
conexión y felicidad entre padre e hija. Sin embargo, ahora
se cuestionaba si aquellos momentos alegres eran
suficientes para compensar las ocasiones en las que estuvo
ausente o no brindó el apoyo que su padre necesitaba. Lucia
luchaba con sus propios pensamientos mientras trataba de
encontrar algún consuelo en medio del dolor. Sabía que su
padre la amaba incondicionalmente, pero el sentimiento de
no haber sido suficiente persistía en su corazón roto.
Buscaba desesperadamente la aceptación de los demás,
temiendo ser juzgada por sus propias dudas y autocríticas.
Esteban y Martin se aproximaron al lugar con cautela,
ingresando a la sala mortuoria donde se llevaba a cabo el
funeral. Sus pasos resonaban en el suelo de mármol,
creando un eco tenue que se mezclaba con el susurro de las
conversaciones apagadas.
El semblante serio y determinado de Esteban contrastaba
con la expresión de profundo cansancio en los ojos de
Martin, quien luchaba por mantenerse despierto después de
una noche de poco descanso. A medida que se acercaban a
Lucia, pudieron ver el tormento y la confusión reflejados en
su rostro.
Pero Esteban también notó el cansancio evidente en el
rostro de Martin y decidió abordar el tema.
—Martín, parece que no has tenido una noche tranquila
—comentó Esteban, observando las ojeras que se
acentuaban bajo los ojos de su compañero.
Martin asintió con un suspiro.
—Es cierto. Tuve una pesadilla bastante intensa
—respondió, frotándose los ojos con cansancio—. Fue como
si estuviera atrapado en un oscuro laberinto, persiguiendo
sombras y tratando de encontrar respuestas. No pude
descansar adecuadamente.
Esteban frunció el ceño, preocupado por el estadomental de
su compañero. Sabía que las pesadillas podían afectar la
claridad de pensamiento y la concentración necesaria para
la investigación. Decidió ofrecerle su apoyo.
—Martin, entiendo lo difícil que puede ser lidiar con
pesadillas. Pero recuerda que estamos juntos en esto. No
estás solo —dijo Esteban con voz tranquilizadora—. Vamos a
encontrar las respuestas que buscamos, pero también
necesitamos cuidar de nuestra salud mental y física en el
proceso. Si necesitas hablar sobre tus sueños o cualquier
otra cosa, estoy aquí para escucharte.
Martin asintió, agradecido por el gesto de su compañero.
—Gracias, Esteban. Significa mucho para mí saber que
puedo contar contigo. A veces, los demonios de la noche
pueden parecer abrumadores, pero sé que juntos podremos
superarlos.
Esteban colocó una mano reconfortante sobre el hombro de
Martin.
—Exactamente, Martin. Juntos somosmás fuertes —hizo una
pausa y comenzó a reírse exageradamente—: jajajaja…
VamosMartin, basta de tonterías.
Martin miró a Esteban con sorpresa, confundido por su
súbita risa. Frunció el ceño y le preguntó:
—¿A qué te refieres con tonterías? Estoy hablando en serio.
—Martín también comenzó a reírse.
Esteban se dio cuenta de su reacción inapropiada y se
disculpó rápidamente.
—Lo siento, Martin. No quise menospreciar tus sentimientos.
Fue una respuesta inapropiada por mi parte. Estoy aquí para
apoyarte de verdad —volvió a reír—. Vamos, vamos
compañero. Tenemos trabajo.
Martin, aunque inicialmente confundido, no pudo evitar
contagiarse de la risa de Esteban. Ambos compartieron un
momento de alivio enmedio de la tensión que los rodeaba.
—Tienes razón —respondió Martin, secándose una lágrima
de risa que había escapado de sus ojos—. Tenemos mucho
trabajo por delante y no podemos permitir que nuestras
pesadillas nos distraigan. Sigamos adelante y enfoquémonos
en

Continuar navegando