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Resumen - acepciones de ideología

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Entre las diversas acepciones de ideología, selecciona una y explica su pertinencia y
utilidad para el análisis social, analiza el aspecto débil de la noción de ideología
seleccionada. (Eagleton, T. (1997) Ideología. Una introducción. Barcelona, Paidós)
Una de las acepciones de ideología de Eagleton es “La ideología es un medio por el que
los agentes sociales dan sentido a su mundo, de manera consciente;”
La noción de ideología como un medio consciente para dar sentido al mundo es pertinente
y útil porque arroja luz sobre las fuerzas subyacentes que influyen en la percepción, el
comportamiento y la dinámica social. Al entender estas ideologías, los analistas sociales
pueden abordar cuestiones fundamentales relacionadas con el poder, la desigualdad, la
identidad y el cambio social.
El aspecto débil es que la idea de que la ideología es un medio consciente de interpretar el
mundo puede pasar por alto el hecho de que gran parte de la ideología puede ser internalizada
de manera inconsciente. Las personas pueden adoptar ciertas creencias y valores sin una
reflexión consciente sobre su origen o implicaciones. Afirmar que la ideología es consciente
puede pasar por alto la diversidad de interpretaciones dentro de una sociedad. Las mismas
ideas pueden ser interpretadas de manera diferente por diferentes individuos y grupos, lo que
complica la generalización de la ideología como un fenómeno homogéneo y consciente.
Con la categoría de violencia simbólica analiza cómo se justifica la pobreza como un
asunto de responsabilidad personal (Bourdieu, P. Passeron, J. (1996) La reproducción,
elementos para una teoría del sistema de enseñanza. México, Fontamara.
La violencia simbólica se refiere a la imposición de significados, valores y normas que
legitiman la estructura social existente y perpetúan las desigualdades de poder. En el contexto
de la justificación de la pobreza como un asunto de responsabilidad personal, la violencia
simbólica se manifiesta a través de la internalización de ciertos discursos y creencias que
refuerzan las disparidades socioeconómicas.
La violencia simbólica opera al estigmatizar a las personas pobres, asociando su condición
con atributos negativos como la pereza, la falta de ambición o la falta de habilidades. Estos
estigmas se internalizan y contribuyen a la justificación de la pobreza como un problema
individual. La sociedad tiende a culpar a las personas por su situación económica sin
reconocer las estructuras sociales que limitan las oportunidades.
Bourdieu argumenta que la violencia simbólica también se manifiesta en la naturalización
de las desigualdades. Se acepta como algo natural que algunas personas sean ricas y otras
pobres, sin cuestionar las estructuras sociales que perpetúan estas diferencias. La pobreza se
presenta como el resultado inevitable de las elecciones y acciones individuales, ocultando las
barreras sistémicas que contribuyen a la reproducción de la desigualdad.
Fetichismo de la mercancía y la subordinación de las personas a las abstracciones
sociales. Marx, K. (1975) El Capital Tomo I. Capítulo I. México, Fondo de Cultura
Económica
En el contexto del capitalismo, Marx argumenta que las relaciones sociales entre las
personas toman la forma de relaciones entre mercancías. En otras palabras, en la sociedad
capitalista, las personas no interactúan directamente entre sí, sino a través de la mediación de
las mercancías que producen y consumen. Este proceso crea una especie de "fetichismo" en
el que las mercancías parecen tener un valor intrínseco, independientemente de las relaciones
sociales que las sustentan.
La mercancía se convierte en la unidad básica de la sociedad capitalista, y su valor de
cambio, expresado en términos de dinero, se vuelve central. Marx argumenta que esta
aparente autonomía de la mercancía y su valor de cambio ocultan las relaciones sociales
reales entre las personas, que están basadas en la producción y el intercambio de mercancías,
en este proceso, las personas pueden llegar a percibir las mercancías como entidades con
poder propio, separadas de los seres humanos que las producen y consumen. Así, se crea una
forma de "subordinación de las personas a las abstracciones sociales", donde las relaciones
sociales reales quedan opacadas por la aparente autonomía de las mercancías y las
abstracciones económicas.
Marx utiliza este análisis para señalar las contradicciones e injusticias del sistema capitalista,
argumentando que el fetichismo de la mercancía contribuye a la alienación de los individuos
y a la reproducción de las desigualdades sociales inherentes al modo de producción
capitalista

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