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historia de Moldavia

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MOLDAVIA (REPÚBLICA)
HISTORIA
La historia de Moldavia es compleja por el hecho de que el territorio que ocupa en la actualidad la república no recibió el nombre de Moldavia hasta 1940: el territorio de la actual república ocupa los dos tercios centrales de la región históricamente conocida como Besarabia. Durante siglos, el nombre de Moldavia se refería a una extensa región que se extendía desde el mar Negro hasta Bukovina, una antigua provincia de Rumania, y desde el río Siret hasta el Dniéster.
Establecida en el siglo XV, Moldavia tiene una larga historia de dominación exterior. Cayó bajo la soberanía del Imperio otomano en el siglo XVI y el Imperio austriaco (véase Austria: Despotismo ilustrado) anexionó la parte septentrional del país en el siglo XVIII. Desde 1812 a 1856 los rusos ocuparon la parte oriental, a la que llamaron Besarabia. En 1856 Besarabia fue devuelta a Moldavia, que se unió a Valaquia para formar el Reino de Rumania en 1859. Sin embargo, la integridad territorial del nuevo Estado no duró mucho: en 1878 el Ejército ruso reconquistó Besarabia, que perteneció al Imperio Ruso hasta 1917. En marzo de 1918 Besarabia votó a favor de unirse de nuevo a Rumania y en la Conferencia de Paz de París en 1920 Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y otros países occidentales reconocieron oficialmente la unión, pero no así el nuevo gobierno soviético, que tomó las medidas necesarias para recuperar los territorios perdidos. En 1924 se estableció la República Socialista Soviética Autónoma (RSSA) de Moldavia dentro de la URSS, y se trazó la frontera con Rumania. La localidad ucraniana de Balta fue su capital hasta 1929, fecha en la que la capital se transfirió a Tiraspol. Menos de un tercio de la población de la RSSA de Moldavia era rumana a mediados de la década de 1920.
En 1939 Besarabia fue cedida a la URSS en el Pacto Molótov-Ribbentrop, el acuerdo germano-soviético que establecía las áreas de influencia de Alemania y Rusia en Europa oriental. Aunque Rumania declaró su neutralidad en septiembre de 1939, la URSS la obligó a ceder Besarabia y las tropas soviéticas ocuparon la región en junio de 1940; en un primer momento, las autoridades soviéticas continuaron denominando al nuevo territorio Besarabia, pero el 2 de agosto de 1940, se proclamó la República Socialista Soviética (RSS) de Moldavia y se abolió la antigua RSSA. La región del Trans-Dniéster fue transferida a la nueva República, mientras el resto de la antigua república autónoma de Moldavia pasó a Ucrania. Las tropas rumanas ocuparon de nuevo la RSS desde 1941 a 1944, fecha en la que el Ejército soviético retomó el territorio. Permaneció como parte de la Unión Soviética hasta su desintegración en 1991, cuando se estableció la República de Moldavia. El país se unió a la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en el mismo año y se convirtió en 1992 en miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El problema étnico y territorial ha protagonizado la vida política de Moldavia desde finales de la década de 1980, lo que ha desembocado en una guerra civil que ha provocado la muerte de cientos de personas. Después de que en 1989 fuera promulgada una ley que declaraba el idioma rumano oficial, en el sur y en el este del país aparecieron movimientos separatistas. Los dirigentes locales se negaron a hacer efectiva la ley lingüística en la zona oriental del Dniéster, donde residen gran número de eslavos pero que no constituyen la mayoría de la población. Se formó el grupo Yedinstvo (en ruso ‘unidad’) que exigía mayor autonomía para esta zona.
En septiembre de 1990, después de la celebración de un referéndum de autonomía, la minoría rusófona fundó la República del Trans-Dniéster, que fue precedida por la formación de la República de los Gagauzos en el sureste por la minoría turca. En 1991, fecha en que Moldavia declaró su independencia de la URSS y se eligió democráticamente al presidente de la República, el Trans-Dniéster declaró la independencia de Moldavia. Pronto se produjeron enfrentamientos y en 1992 el recién elegido presidente moldavo Mircea Snegur autorizó una intervención militar en contra de los rebeldes, quienes, con la ayuda de grupos de cosacos rusos y del XIV Cuerpo del Ejército ruso, consolidaron el control sobre el área en disputa. El gobierno moldavo hizo varias peticiones inútiles para conseguir la intervención de la ONU, pero se tuvo que conformar con la creación de una fuerza de pacificación combinada ruso-moldava. En mayo en 1993, Moldavia hizo varias concesiones a la oposición, como permitir la presencia del Ejército ruso hasta que se le concediera a la región un estatuto político especial. Insatisfecho, el gobierno del Trans-Dniéster pidió que el Parlamento rescindiera parte de su declaración de independencia de 1991 y el Estado retornara a una posición política subordinada a la CEI.
En febrero de 1994, Moldavia celebró sus primeras elecciones parlamentarias. El Partido Demócrata Agrario obtuvo un gran número de escaños, seguido de un bloque de partidos socialistas, con quienes finalmente formó coalición. En un referéndum celebrado en marzo de 1994, el 90% de los electores apoyó el mantenimiento de Moldavia como país independiente con las fronteras de 1990, incluida la región del Trans-Dniéster. En abril de 1994 el Parlamento moldavo suspendió la Ley de 1989, que consideraba el rumano como idioma oficial.
En julio se adoptó una nueva Constitución que pretendía la reconciliación interétnica, al conceder una importante autonomía para los gagauzos del sur y los rusófonos del Trans-Dniéster, concediéndoles el derecho a usar su idioma, aparte del moldavo, así como a dotarse de órganos ejecutivos y legislativos propios, y reconociéndose el derecho de estos territorios a la secesión si Moldavia se reunificara algún día con Rumania.
En diciembre de 1996 se celebraron elecciones presidenciales, en las que se alzó con el triunfo Petru Lucinschi, ex-presidente del Parlamento apoyado por los grupos de izquierda (socialistas, agrarios), que obtuvo el 54% de los votos, seguido de Mircea Snegur (que se había desvinculado de los agrarios y había fundado el Partido de la Restauración y la Reconciliación, más afín a los nacionalistas del Frente Popular), con el 46%. Al contrario de lo sucedido durante el mandato de Snegur, en el que hubo un acercamiento a Rumania y claro interés por ingresar en organizaciones políticas y militares occidentales, Lucinschi había prometido que, si ganaba, Moldavia permanecería neutral y no entraría a formar parte de ninguna alianza político-militar (tales como la Organización del Tratado del Atlántico Norte o cualquiera de las formadas por las antiguas repúblicas soviéticas), si bien buscaría fortalecer las relaciones con Rusia, para lo que se hacía indispensable llegar a un acuerdo de paz estable en Trans-Dniéster.
En este sentido, las negociaciones entre el gobierno moldavo y los dirigentes de la región secesionista, que habían sido suspendidas a mediados de 1996, se reanudaron en 1997. En mayo de ese año ambas partes firmaron, con la mediación de Rusia, un memorándum en el que se acordaba establecer las bases que permitieran la resolución pacífica del conflicto. De acuerdo con lo pactado, Moldavia mantenía las fronteras internacionalmente reconocidas, incluida la región del Trans-Dniéster. El documento preveía la existencia de un importante grado de autonomía para esa región y el desarrollo de futuras conversaciones para determinar la condición político-administrativa oficial de la región. La salida definitiva de las tropas rusas quedó supeditada a que ambas partes alcanzaran un acuerdo aceptable y aceptado por el conjunto de los habitantes del país.
Por otro lado, en las elecciones legislativas celebradas en marzo de 1998, el restablecido Partido Comunista de la República de Moldavia quedó en primer lugar tras recibir el respaldo de buena parte de la población. Pese a ello, no consiguió la mayoría absoluta, por lo que, en su lugar, una coalición dirigida por el centrista Bloque para una MoldaviaPróspera y Democrática y la reformista Convención Democrática formó gobierno. En los nuevos comicios legislativos que tuvieron lugar el 25 de febrero de 2001 (convocados después de que en el anterior mes de diciembre el Parlamento no pudiera alcanzar un acuerdo para la designación del presidente de la República), el Partido Comunista obtuvo el 49,9% de los sufragios emitidos. Gracias a este claro triunfo, los comunistas, con una amplia mayoría parlamentaria (70 escaños), lograron que dos de sus miembros, Vladímir Voronin y Vasile Tarlev, se convirtieran, respectivamente, en presidente de la República y en primer ministro. De igual modo, en las elecciones parlamentarias de marzo de 2005, el Partido Comunista revalidó victoria por mayoría absoluta (aunque vio reducidos sus escaños a 56); al mes siguiente, la nueva cámara reeligió presidente a Voronin, quien, a su vez, volvió a nombrar primer ministro a Tarlev. El nuevo triunfo comunista estuvo precedido por un crecimiento económico sostenido y por un notable incremento del nivel de empleo; asimismo, en un cambio de orientación estratégica respecto a la adoptada en 2001, alterándose la primigenia filiación a Rusia en favor de nuevos postulados europeístas (la futura integración del país en la Unión Europea había sido declarado objetivo básico). Otro factor determinante para el alejamiento de Rusia había sido la actitud tomada desde Moscú en la cuestión del Trans-Dniéster, donde aún permanecían estacionadas tropas rusas pese a las demandas efectuadas desde Chisinau para su retirada.

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