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Szir, Sandra. “Entre el arte y la cultura masiva. Las ilustraciones de la ficción literaria en Caras y Caretas (1898-1908)”. Introducción. La articulación de texto e imagen como programa gráfico constituía un rasgo particular de la presentación material de Caras y Caretas. Ilustraciones y fotografías intervenían los espacios de las páginas interactuando con lo verbal, proponiendo a menudo variados efectos en el proceso de construcción de sentido. Este trabajo se propone analizar: ▪ Las ilustraciones de la literatura en Caras y Caretas. ▪ Las condiciones técnicas que posibilitaron la convivencia entre imagen y palabra. ▪ El campo gráfico y el campo artístico en términos de sus relaciones con la producción masiva de imágenes en el sistema de la prensa ilustrada de fines del siglo XIX y principios del XX. Caras y Caretas funda en el ámbito local incluir ilustraciones en forma masiva y constante, concebidas por ilustradores de la revista para cada uno de los relatos y dispuestas en el espacio de la misma página. Publicaba textos literarios de autores nacionales acompañados por una ilustración contigua al texto, firmada y producida por ilustradores nacionales. Se debe tener en cuenta que la práctica de editar literatura con ilustraciones no era frecuente. La literatura ilustrada en Argentina era conocida por libros provenientes de Europa y Estados Unidos. En la producción editorial europea, la imagen multiplicó su presencia en una diversidad de géneros. De modo que, cuando Caras y Caretas introdujo la ilustración junto a los textos de ficción en una relación de estrecho diálogo con la tipografía, se apropiaba de un modelo conocido pero no practicado de forma sostenida en el contexto de la producción gráfica local. Las condiciones tecnológicas de posibilidad. En el contexto técnico-industrial de la cultura tipográfica de fines del siglo XIX, Caras y Caretas se constituyó en nuestro país como uno de los primeros medios que utilizaron los procesos de reproducción tecnológica que prometían una disponibilidad masiva de imágenes. La composición tipográfica mecánica, los nuevos sistemas de impresión más eficaces veloces y las innovaciones en el plano de la reproducción de imágenes fueron los motores principales de esta mutación tecnológica. La imagen se integró a la cultura de lo impreso a través del nacimiento del grabado en madera con la utilización de las planchas de maderas de boj, el grabado sobre acero, la litografía, la fotografía y el fotograbado. Están aquellas que permiten la inclusión de la imagen en el texto sin dificultad técnica, el grabado en madera cuyos tacos en relieve pueden ser colocados en la prensa junto a la forma de los caracteres tipográficos en una puesta en página integrada. Y, por otro lado, se encuentran las técnicas que, como el grabado de acero o la litografía, obligan a la imagen a imprimirse en una página separada de la de la composición tipográfica y en una prensa especial. La gran expansión de la edición ilustrada en nuestro país produjo entre fines del siglo XIX y principios del XX, y podría decirse que uno de los mayores impulsores fue Caras y Caretas, bajo las condiciones de fotograbado y la fotomecánica. La fotomecánica ofrece la posibilidad de texto e imagen, íntimamente ligados, reforzándose el uno al otro. El fotograbado no sólo podía reproducir en forma industrial una fotografía de un modo satisfactorio en lo visual sino que tenía la capacidad de multiplicar, en forma económica y en compatibilidad con el texto, cualquier tipo de imagen, es así como se genera un proceso de masificación de las imágenes. Efectos de la relación texto-imagen. La irrupción de la imagen determina que ya lo escrito no es depositario exclusivo del sentido. Se trata de una forma de expresión mixta que asocia texto e imagen sobre un soporte común, y su principales funciones en su relación con el texto son el rol de referencia, la función de contrapunto y la de producir una visualización imaginaria. Algunos rasgos evidentes caracterizan a las ilustraciones que acompañan los textos literarios de Caras y Caretas. Son imágenes figurativas en las que predomina el carácter naturalista y despliegan una variedad acotada de géneros ilustrativos, desde el tono caricaturesco hasta una representación más realista. Caras y Caretas se identificaba con el género de magazine, un tipo de publicación periódica de carácter moderno de la cultura de masas; esta fórmula editorial tenía como rasgo central la miscelánea, los contenidos se había diversificado. Se trata de ilustraciones basadas en fórmulas sencillas, para que su interpretación y su relación con el tema del relato puedan comprenderse de una mirada. Existen tres modalidades de relación entre textos e imágenes: ilustrar, contradecir, innovar. En el caso de Caras y Caretas, la articulación de ilustraciones de los textos de ficción con la palabra escrita podría caracterizarse como de sujeción: la imagen sucede a la escritura. El ilustrador selecciona una escena del relato y desarrolla la ilustración con los personajes en el centro de la imagen en un espacio que es perfectamente identificable. Las escenas son más descriptivas que narrativas. La visualización que acompaña el relato puede focalizar la atención sobre determinados detalles, inclinando la lectura hacia una dirección determinada, o en los casos en los que el texto no abunda en descripciones, la imagen pueden añadir información. Por otro lado, imagen y texto pueden producir un sutil efecto contradictorio, dramatizando la narración o, en un sentido inverso, eludiendo las escenas más violentas y suavizando el contenido. Importante: En su determinación de constituirse como un objeto de cultura masiva, precisa articular sus representaciones con las heterogeneidades sociales apelando a identidades subjetivas y nacionales. Esta apelación a la integración no está fundada exclusivamente en lo urbano y porteño, sino que recurre también a lo rural. Muchas veces no se trata sólo de lo rural, sino de la cultura popular incursionando en la cultura letrada. Lo rural, a fines del siglo XIX, está investido de sentidos culturales “como una manera de aglutinar el tiempo fracturado por la modernización. Así también existen los relatos que se alejan del registro realista del costumbrismo y que desarrollan una ficción fantástica, científica o policial. Aquí las imágenes crean espacios indeterminados evitando los detalles reconocibles, locales y costumbristas. Las ilustraciones y sus modos de producción. La abundante presencia de imágenes en la prensa de circulación masiva modificó los modos de producción. En las modificaciones en los procesos de producción que desarrollaron los periódicos ilustrados masivos el encuentro entre escritor y dibujante muestra la existencia de varias modalidades en la operación de elección de un ilustrador. El marco de la redacción de un periódico como espacio de sociabilidad estimulaba relaciones intelectuales y de amistad entre escritores e ilustrados. Algunos escritores expresaban sus preferencias demandando la participación de algún ilustrador en particular. El escritor podía señalar al ilustrador cuál pasaje de la narración representar y qué elementos del texto poner en foco, muchas veces la proximidad de la imagen podía intervenir en los modos de producción textuales. Las ilustraciones de una publicación periódica ilustrada desarrollan una manera de visualidad relacionada con los distintos modos de vigencia, y con las tradiciones en términos de temas, estilos y pautas de producción. La necesidad de ilustradores habilita el desarrollo de la profesión del ilustrador. Quienes siguieron el camino de la producción de imágenes para la prensa masiva se encontraron dentro de un marco comercial que les ofrecía apoyo para su desarrollo, ya que la construcción de un público y de un mercado y las actividades de difusión se encontraban en manos de quienes desempeñaban el papel de editores de las publicaciones en las cuales los ilustradores colaboraban. Las trayectorias individualesde los ilustradores revelan que muchos de ellos eran inmigrantes y habían tenido práctica artística en sus lugares de origen. Pero también la redacción de Caras y Caretas se constituyó como espacio de formación. La firma del ilustrador se encuentra siempre presente como señal de autenticidad, de originalidad, en términos de exhibir el esfuerzo de producción. Caras y Caretas reproducía imágenes propias semana a semana. Pero la firma puede estar también indicando un carácter individual. Dentro de la propia revista los ilustradores no eran trabajadores anónimos. En algún momento de las carreras individuales se produce un punto de inflexión en el que se define la pertenencia al campo de la ilustración para los medios masivos, sin que esto implique necesariamente una relación de exclusividad con la cultura gráfica. Se nota un esfuerzo por parte del semanario por jerarquizar la labor de los ilustradores al nivel “artístico” de las expresiones canónicas tradicionales como la pintura o escultura. Si bien puede estar al margen de la institución artística, se ubica en el corazón del nuevo campo de la edición de imágenes y se introduce en la comunicación de masas y él es quien alcanza el éxito y el voto del gran público. El proceso de profesionalización del ilustrador se produce en el marco de la expansión de la prensa, que asume la división del trabajo de un sistema de producción capitalista. El modo de producción industrial del fotograbado es el método de reproducción de una imagen que determina la imposición entre el lector y el ilustrador de la figura del grabador, ya que esto produce un resultado diferente del de la imagen que el ilustrador entrega para ser reproducida. El mundo gráfico elogia la reproducción y la calidad visual de Caras y Caretas y los adelantos tecnológicos que permiten que las grandes obras de arte lleguen de manera eficaz a todos los hogares. La relación entre original y copia constituye un tema de grandes debates que tienen como objeto los fenómenos culturales relacionados con la producción de la prensa masiva, la fotografía, el cine. La ilustración existe para la reproducción, y no al revés. El original debe cambiar y desaparecer, y recorrer ese camino en la transformación de un medio a otro.
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